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Acá me tienen, último día del año, en realidad ya es el primero del año

siguiente, 4 a.m., debería estar festejando como todo el mundo y estoy sentada
frente a mi mejor amiga y compañera, mi computadora, viendo películas de
terror, tendría que tener cuidado, tanta alegría me puede matar.

Poco a poco mi vida se fue derrumbando, la que creí era mi amiga tenía
valores distintos a los míos, mi padre decidió dejarnos atrás y comenzar una
vida nueva con alguna mujer de vida fácil, solo me quedan mi mamá, mi
hermano y mis siempre fieles perros, es mucho más de lo que muchos tienen,
pero yo igual me siento quebrada.

Pero, ¿qué tal si empiezo a contar por el principio? Me llamo Josefina,


mis amigos me dicen Fini, a no, no tengo amigos, así que ustedes díganme
como quieran. Nací en el verano del 92, fui una especie de milagro, mi mamá
no podía tener hijos y mágicamente llegué yo, como recién la habían operado
no podía tener por parto natural, por lo que la internaron para hacerle una
cesárea, pero nadie aviso que en los controles yo aparecía muerta, no se
preocupen tiene un final feliz obviamente, a la noche vinieron a revisarnos y yo
no daba señales de vida, pero mi mamá si me sentía, hicieron mil pruebas
hasta que llegaron a la conclusión que ese era mi momento de salir, en
realidad fui yo quien tomó esa decisión.

Tuve una infancia linda, aunque algo revuelta, mi mamá tenía que
trabajar por lo que me dejaba al cuidado de mi padre, cada vez que ella volvía
yo estaba en alguna situación comprometedora, como esa vez que me
encontró abrazada al cepillo del baño o esa otra donde me tuvo que ir a
buscar a la casa de la hermana porque me encontraron durmiendo sobre una
piedra en el patio de casa, al rayo del sol y la mejor anécdota es sin duda
cuando llegó y nadie sabía dónde estaba, mi mamá salió desesperada a
buscarme por las casas de las personas que solían buscarme, hasta que
finalmente me encontró detrás de la cortina de la vecina que le había dicho
varias veces que yo ahí no estaba, por lo que no le quedó más que llevarme
con ella a donde fuera a trabajar.

Cuando cumplí 4 me anotó en el jardín, no fue la gran cosa, lo más


interesante era cuando alguien cumplía años que en lugar de la habitual
merienda de galletas y té nos daban torta y jugo, o ese magnifico día que una
de mis compañeras

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