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del Proyecto Geotérmico Borinquen, basado en
análisis unidimensional de la técnica magnetotelúrica.
Liberia, Guanacaste, Costa Rica.
.
Geól. Leonardo Solís Salguero
Tesis para optar por el grado académico de licenciado
en Geología
Diciembre 2016
Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.
1
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
FACULTAD DE CIENCIAS
ESCUELA CENTROAMERICA DE GEOLOGIA
Propuesta de modelo conceptual para el reservorio
del Proyecto Geotérmico Borinquen, basado en
análisis unidimensional de la técnica magnetotelúrica.
Liberia, Guanacaste, Costa Rica.
Tesis para optar por el grado académico de licenciado
en Geología
Geól. Leonardo Solís Salguero.
Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.
2016
Tesis sometida y aceptada por el tribunal de trabajo final de graduación como
requisito para optar por el grado académico de licenciado en geología.
Tribunal examinador
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7
M.Sc. Rolando Mora Chinchilla
Sustentante
DEDICATORIA
A mi padre Carlos Solís y mi madre Sara Salguero, guía y luz de mi vida.
Jessica y mi hijo Sebastián, inagotables fuentes de vida e inspiración.
A mis hermanos Carlos y Alex que me apoyaron a superarme contra viento y marea.
Ana, Gustavo, Jennifer, Jessenia, doña Gina y doña Marielos, mi segunda familia y empuje.
Isabel y Femi, madres que me enseñaron el camino.
B.B. King
“Lo belleza de aprender algo, es que
nadie te lo puede arrebatar.”
L.F. Solís
“¿Por qué limitarse cuando hay
tanto por descubrir?.”
iii
AGRADECIMIENTOS
A toda mi familia: mi padre Carlos Solís y mi madre Sara Salguero que siempre me han
impulsado, modelos a seguir, y por quienes doy infinitas gracias a Dios de haberme puesto
en su camino. A mi esposa Jessica Castro, compañera de vida y ejemplo de profesional, y
que junto con mi hijo Sebastián (un bebé muy bebé), me motivan a crecer, a ser mejor cada
día, a nunca desfallecer.
A mis hermanos Carlos y Alexander quienes también han sido apoyo incondicional y de
quienes siento profundo orgullo y motivación. A mis tías Isabel y Femi de quienes aprendí y
sigo aprendiente día a día a luchar por ser mejor cada día.
A don Gustavo Castro y doña Ana Calderón por ser mi segunda familia, y quienes también
me han motivado a seguir creciendo en todos los ámbitos de mi vida, así como Jennifer
Castro, Jessenia Castro, a doña Gina Pacheco y doña Marielos Esquivel quienes también me
han apoyado día tras día.
Sincero agradecimiento al Director del Centro de Servicios Recursos Geotérmicos (ICE), MBa
Eddy Sánchez por su ayuda, constante guía desde que empecé en el mundo de la geotermia.
Al Dr. Olman Arias y al Dr. Allan López por el aporte de su vasta experiencia y guía,
imprescindibles para que esta tesis sea una realidad. A Guido Hartman quien colaboró para
mejorar la calidad y consistencia de este trabajo.
Al compañero Fís. Randall Guevara Betancourt, del cual aprendí mucho durante su paso por
el ICE. A los compañeros, Ing. Johan Valerio, Ing. César Mora, Ing. Arnoldo Vargas y Geól.
Dione Barahona por su constante apoyo.
Al exgerente corporativo Claudio Dittel, por sus palabras sinceras y apoyo para no descansar
en búsqueda de mejorar como profesional día a día.
Agradecimiento al grupo de Geofísica de San José porque sin su esfuerzo en el
levantamiento de campo y pre‐procesamiento, no se hubiera alcanzado el nivel de calidad
de datos en el presente trabajo.
Al Instituto Costarricense de Electricidad, por permitirme labrar parte de mi crecimiento
profesional a partir de años de experiencia en el manejo de datos y análisis de casos en el
ámbito de la geotermia.
Finalmente debo agradecer también a aquellas barreras que se me han puesto en la vida,
porque gracia a ellas, he logrado saltar cada día más alto.
iv
Resumen
En el área del Proyecto Geotérmico Borinquen se realizaron 97 sondeos magnetotelúricos,
los cuáles fueron procesados mediante análisis unidimensional.
Para un adecuado análisis de la información resistiva aportada por estos sondeos, se
elaboró un patrón estructural deducido, el cual permitió definir la presencia de 5 familias
de potenciales fallas con rumbos N66W, N88W, N03W, N49E y N22W. El análisis de los
tensores de direccionalidad magnética sugiere que esta dirección N22W correspondería al
tensor máximo de esfuerzo horizontal (SH o σ1) para el área.
La caracterización unidimensional de los sondeos, permitió definir tres capas de
resistividad. Una capa delgada superficial con resistividades variables mayores a los 10
Ohm‐m, que se asocia a materiales superficiales de composición variable (lahares, suelos,
etc.), correlacionables con la Formación Unidad de Productos Volcánicos recientes. Una
segunda capa a la que se le denominó como Capa Sello, cuyo valores están entre 1 y 10
Ohm‐m, concordando con la base de la Formación Unidad de Productos Volcánicos
recientes, principalmente con la Formación Pital (lavas con intercalaciones de tobas) y parte
de la Formación Liberia (ignimbritas poco consolidadas). Y a mayor profundidad y como
basamento del modelo, una tercer capa resistiva con valores superiores a 10 Ohm‐m y hasta
los 180 Ohm‐m, interpretada como el sector de potencial interés para explotación
geotérmica, asociándose principalmente a eventos piroclásticos biotíticos de la Formación
Liberia, y a mayor profundidad a lavas y tobas del Grupo Bagaces. Esta tercera capa tendría
un espesor mínimo aproximado de 1,5Km.
Otros análisis realizados a los sondeos magnetotelúricos facilitaron delimitar tanto el
contorno de la Capa Sello, como ubicar posibles zonas de fallas, y determinar la presencia
de intrusiones magmáticas de carácter hipoabisal (diques de alimentación y/o en anillo, y
sills).La Capa sello a su vez mostró el posible límite periférico lateral del actual reservorio.
Partiendo del espesor mínimo 1,5 km indicado para la tercera capa (denominada
reservorio), y utilizando la fórmula del volumen de un cilindro, el reservorio presentaría un
volumen mínimo aproximado de 29,4km3.
Por otra parte, los análisis realizados a la Capa Sello mostraron que conforme se desarrolla
hacia el Este del área, la misma se vuelve más somera y de menor espesor; mientras que
fuertes alineamientos determinados en la misma, mantuvieron consistencia con los rumbos
obtenidos del análisis del patrón estructural deducido. Específicamente el piso de la Capa
Sello muestra que conforme se desplaza hacia el W, estos alineamientos siguen patrones
sigmoidales (o patrones tipo gouge), cuya orientación concuerda con zonas deformadas por
transpresión dextral (cuencas tipo push‐up o pop‐up dextrales).
v
Del patrón estructural deducido, las fallas determinadas en el rumbo N22W facilitaron
definir bloques o compartimientos separados dentro del mismo reservorio por la
separación de la Capa Sello en gradas hacia el SW.
El modelo conceptual del reservorio contempla 3 potenciales fuentes de calor: una cámara
magmática colapsada, la cual restringe el calor del reservorio, y culmina con la caída de la
capa sello como se indicó para los perfiles magnetotelúricos. La presencia de intrusiones
tipo diques y sills, mostrados en los alrededores del PGB‐01, y principalmente hacia el Este
del mismo pozo, cuya influencia es evidente en fuertes variaciones en la morfología
principalmente del piso de la Capa Sello. Y como tercer fuente, la influencia de calor
proveniente de la nueva cámara magmática que alimenta el actual volcán Rincón de la Vieja,
misma que impide una caída del piso de la Capa Sello hacia el sector Este del reservorio.
De la evaluación de permeabilidad a las fallas deducidas, se considera en orden de mayor a
menor grado de permeabilidad: FGB 3, FGB 4 y FGB 1; en tanto que las familias FGB 2 y FGB
5 corresponderían más bien a límites de permeabilidad.
Por último y acorde a una topografía descendente en el área del Proyecto hacia los sectores
Oeste, y Sur del área analizada; la ubicación de las fuentes de calor, así como las
características de permeabilidad de las fallas, se deduce un patrón de migración de fluidos
en sentido SE‐NW y S‐N, y en menor grado en dirección E‐W y NE‐SW.
Palabras clave: Borinquen, Caldera, Capa sello, Colapso, Costa Rica, Dextral, Fluidos,
Geofísica, Geotermia, Magnetotelúrica, Migración, Reservorio, Tectónica, Transpresiva.
vi
Tabla de Contenidos
1. Introducción ................................................................................................................... 1
1.1. Justificación .............................................................................................................. 1
1.2. Objetivo General ...................................................................................................... 2
1.3. Objetivos específicos ............................................................................................... 2
1.4. Ubicación ................................................................................................................. 2
1.5. Metodología ............................................................................................................. 3
2. Marco Teórico ................................................................................................................. 5
2.1. Geotermia ................................................................................................................ 5
2.2. Energía Geotérmica ................................................................................................. 5
2.3. Recursos Geotérmicos ............................................................................................. 6
2.4. Explotación de los recursos geotérmicos en Costa Rica .......................................... 7
2.5. Modelos conceptuales en Geotermia. ................................................................... 10
2.6. Condiciones requeridas para la formación de reservorios geotérmicos en ambiente
volcánico continental. ...................................................................................................... 12
2.6.1. Localización del contexto tectónico que facilita el vulcanismo continental. . 13
2.6.2. Magmas: génesis, evolución, mecanismos de migración y emplazamiento. . 18
2.6.3. La cámara magmática y sus características .................................................... 21
2.6.4. Formación y geometría de las cámaras magmáticas ..................................... 22
2.6.5. Mecanismos de disparo de eventos volcánicos ............................................. 27
2.6.6. Calderas de colapso (reservorios geotérmicos en áreas volcánicas
continentales) ............................................................................................................... 33
2.6.7. Procesos para la formación de calderas de colapso ...................................... 34
2.6.8. Geometría de los reservorios formados a partir de calderas: elementos
estructurales ................................................................................................................. 39
2.6.9. Comportamiento termomecánico de los reservorios .................................... 44
2.6.10. Rutas de migración de fluidos en el reservorio .......................................... 48
2.6.11. Origen de fluidos hidrotermales y mineralogía de alteración de reservorios
geotérmicos asociados a ambientes volcánicos ........................................................... 56
2.7. Magnetotelúrica (MT) como técnica geofísica para reconocer reservorios ......... 61
2.7.1. El método de la Magnetotelúrica ................................................................... 61
vii
2.7.2. Base teórica del método Magnetotelúrico (MT) ............................................ 63
2.7.3. Tensor de Impedancia .................................................................................... 65
2.7.4. Profundidad de investigación (Skin depth) .................................................... 67
2.7.5. Configuración de equipo y respuestas ........................................................... 68
2.7.6. Corrección estática (Static Shift) .................................................................... 70
2.7.7. Procesamiento e interpretación de sondeos magnetotelúricos .................... 74
2.7.7.1. Dimensionalidad ...................................................................................... 74
2.7.7.2. Modo Invariante ...................................................................................... 75
2.7.7.3. Direccionalidad (strike geoeléctrico) ...................................................... 77
2.7.7.4. Inversión unidimensional conjunta de sondeos MT y TEM .................... 79
2.7.7.5. Transformada de Bostick......................................................................... 80
2.7.7.6. Algoritmo de Occam ................................................................................ 81
3. Estudios Previos ............................................................................................................ 83
3.1. Tectónica Centroamérica ....................................................................................... 83
3.2. Tectónica de Costa Rica ......................................................................................... 84
3.3. Geología Local ........................................................................................................ 87
3.3.1. Formación Bagaces ..................................................................................... 89
3.3.2. Formación Liberia ....................................................................................... 89
3.3.3. Formación Pital. .......................................................................................... 89
3.3.4. Domos Dacíticos. ......................................................................................... 90
3.3.5. Depósitos indiferenciados del volcán Rincón de la Vieja (UPRV) ............... 90
4. Análisis y discusión ....................................................................................................... 93
4.1. Muestreo y equipo ................................................................................................. 93
4.2. Procesamiento ....................................................................................................... 95
4.2.1. Corrección estática ..................................................................................... 97
4.3. Direccionalidad magnética (strike direction) ......................................................... 99
4.4. Patrón estructural deducido a partir de alineamientos de ríos y quebradas ...... 102
4.5. Diagramas de rosas .............................................................................................. 106
4.6. Análisis unidimensional de sondeos magnetotelúricos....................................... 113
4.7. Perfiles magnetolúricos ...................................................................................... 114
4.8. Límite del reservorio ............................................................................................ 122
viii
4.9. Capa sello ............................................................................................................. 124
4.10. Fuente de calor................................................................................................. 132
4.11. Movimiento de los fluidos ................................................................................ 136
5. Conclusiones y recomendaciones .............................................................................. 142
5.1. Recomendaciones ................................................................................................ 145
6. Referencias ................................................................................................................. 146
ix
Índice de Figuras
Figura 1. Mapa de ubicación en coordenadas CRTM05, para la zona de estudio. El recuadro
corresponde al área analizada en detalle. Los caminos se señalan en rojo, en tanto que los
pozos corresponden a los triángulos invertidos color magenta. En verde al Este, límite del
Parque Nacional Rincón de la Vieja, y en verde claro, Sector de Mundo Nuevo perteneciente
a una ONG. .............................................................................................................................. 3
Figura 2. Esquema de distribución de las diferentes capas que componen la Tierra.
Mecanismos de transferencia de calor por convección y conducción térmica desde el
interior hasta la superficie, permiten la liberación de energía geotérmica hacia la corteza
exterior. Modificada de Jacobsen (2014). .............................................................................. 6
Figura 3. Imagen que muestra los actuales desarrollos geotérmicos del país, y el sitio de
potencial expansión Poco Sol. Tomado de ICE (2015). .......................................................... 9
Figura 4. Perfil de modelo conceptual de un reservorio geotérmico oculto de 200°C con
isotermas, zonas de alteración y estructuras. Modificado de Cumming (2009). ................ 12
Figura 5. Diagrama esquemático de desenganche, donde la dinámica oblicua entre dos
grandes bloques corticales, cuya dirección de esfuerzo principal está indicada en flechas
azules (σ1 (A)), es subdividida en dos cinturones subparalelos de dinámica distinta. La
transpresión dextral a lo largo de la zona deformada (bloque verde) es dividida en un
cinturón plegado por empuje con un límite perpendicular contrario a la dirección de choque
(B), y un límite paralelo de componente dextral (C). Tomada de Maher (s.f.). ................... 13
Figura 6. Sección esquemática de una zona de subducción. El campo de desplazamiento
(flechas) y la deformación volumétrica (áreas de color rojo para expansión volumétrica,
áreas azules para contracción volumétrica) asociada a sismos de mega empuje. Los sistemas
volcánicos están asociados a estos sectores de gran deformación y expansión volumétrica.
Modificado de Walter & Amelung (2007). ........................................................................... 14
Figura 7. Ejemplo del modelo de localización de cuencas pull apart y push up a lo largo de
la falla Sumatra y magmatismo asociado. (A) Modelo esquemático con perfil a lo largo de la
falla Sumatra mostrando la distribución a profundidad de la transición dúctil‐rígida. (B)
Modelo esquemático en planta de la segmentación y proceso de evolución de la falla
Sumatra con oblicuidad incrementándose por subducción. Modificado de Muraoka et al.
(2010). ................................................................................................................................... 15
Figura 8. Esquema de la hipotético de formación de la caldera de Isla Deception. Modificado
de Lopes et al. (2014). .......................................................................................................... 16
Figura 9. La rápida tasa de convergencia (≈9 cm/año) de la placa Cocos y la placa Caribe es
la causante de frecuentes sismos (<M 7.0) tanto de origen de subducción, como locales por
transferencia de esfuerzos corticales. La imagen ilustra como este fenómeno de subducción
también tiene incidencia directa en el alineamiento de los ejes volcánicos de Costa Rica.
Modificado de Blair (2012). .................................................................................................. 17
x
Figura 10. Esquema que muestra los diferentes tipos de emplazamientos magmáticos que
se pueden tener a partir de las profundidades de la zona de subducción y hasta la superficie
continental. Modificado de Burchardt (2009). ..................................................................... 20
Figura 11. Ilustración esquemática de un edificio volcánico, acá un estratovolcán. La cámara
magmática actúa como un reservorio de magma de una zona de acumulación magmática
más profunda (aquí referida como reservorio) y una serie de láminas inclinadas, sills y
diques (incluidos los diques de alimentación). Muchos de los diques son detenidos, algunas
se curvan hasta convertirse en sills. El volcán se yergue en forma de cono porque el magma
es conducido por medio de canales en un área limitada en la superficie. Modificado de
Gudmundsson (2012). .......................................................................................................... 21
Figura 12. Ilustración esquemática de la formación de una cámara magmática generada a
partir de la inyección de sills. (a) Un sill se forma en el contacto entre capas de roca de
mecánica disimilar. (b) Una inyección consecutiva de diques es atrapada y sus magmas son
parcialmente absorbidos por el sill original. (c) El grupo de sills se expande y (d) forma una
cámara magmática con forma de sill que suple magma a un volcán. Modificado de
Gudmundsson (2012). .......................................................................................................... 23
Figura 13. Evolución de una zona de fracturamiento continental basado en la comparación
de modelación con la zona de fracturamiento de Etiopía. Muestra cómo estas zonas de
ruptura por desplazamiento de rumbo o cuencas activas, se convierten en un sitio idóneo
para el ascenso magmático y la formación de ejes volcánicos. Modificada de Corti (2012).
.............................................................................................................................................. 24
Figura 14. Modelo esquemático de varias posibles formas de cámara magmáticas. (a)
Cámaras magmáticas con bordes irregulares (superficies) son térmica y mecánicamente
inestables y tienden a suavizar sus irregularidades. (b) Cámara alargadas elipsoidalmente
pueden existir debajo de edificios volcánicos, particularmente con conos angostos y de
paredes muy empinadas. (c) Cámaras esféricas pueden ser muy comunes, particularmente
en etapas tardías. Muchas cámaras de este tipo generan un enjambre de capas inclinadas.
(d) Cámaras magmáticas aplastadas o en forma de sill son presumiblemente la geometría
más común. Modificado de Gudmundsson (2012). ............................................................. 25
Figura 15. Los sectores o compartimientos de la cámara magmática pueden ser generados
a través de fallamiento, por ejemplo la formación de (aquí anidadas) calderas de colapso. El
flujo magmático entre los compartimientos 1 y 5, y 2 y 4 es poco probable sin partimos de
que el magma debería migrar primer a través del compartimiento 3. Las diferencias de
densidad entre el magma en la parte superior de la cámara y su parte inferior hacen que
dicha migración sea poco probable. De la misma forma, el flujo entre los compartimientos
1 y 2, y 5 y 4 es probablemente mínimo, si es que hay. El magma en cada compartimiento
por lo tanto, por algún tiempo por lo menos, evolucionará fuertemente independiente de
los magmas de los demás compartimientos. Modificado de Gudmundsson (2012). .......... 26
Figura 16. Esquema de erupción generada por mezcla de magmas máficos y silíceos en la
cámara magmática. Modificado de Eichelberger (2010). .................................................... 27
xi
Figura 17. Esquema de erupción disparada por un sismo. Tomada de Walter & Amelung
(2007). ................................................................................................................................... 28
Figura 18. Esquema de erupción disparada por descompresión magmática. Modificado de
ESRF/Hawtin (2014). ............................................................................................................. 28
Figura 19. A: emplazamiento de un domo bajo un glaciar. B: derretimiento del glaciar y
crecimiento del domo con emisión de vapor. C: derretimiento fuerte del glaciar y colapso
del domo con erupción. Modificado de Capra et al. (2015). ............................................... 29
Figura 20. Erupción originada ante un deslizamiento de uno de los flancos del volcán Santa
Elena, EEUU. Modificado de Moore & Albee (1981). ........................................................... 30
Figura 21. Erupción generada por liberación de gases. Modificado de Cashman & Sparks
(2013). ................................................................................................................................... 31
Figura 22. Erupción generada por liberación de gases. Modificado de Wohletz & Heiken
(1992). ................................................................................................................................... 31
Figura 23. Ejemplo de caldera de colapso: Imagen batimétrica de Crater Lake, Oregon.
Modificado de Klimasauskas (2002). .................................................................................... 33
Figura 24. Etapa 1: Tumescencia regional. Tomado de Morton (2010). .............................. 34
Figura 25. Etapa 2: Erupción ignimbrítica. Modificado de Morton (2010). ......................... 35
Figura 26. Etapa 3: Colapso de la caldera. Tomado de Morton (2010). ............................... 35
Figura 27. Etapa 4: Pre‐resurgencia volcánica/sedimentación. Tomado de Morton (2010).
.............................................................................................................................................. 36
Figura 28. Etapa 5: Resurgencia tipo domo. Tomado de Morton (2010). ........................... 37
Figura 29. Etapa 7: Actividad final fumarólica y nacientes termales. Tomado de Morton
(2010). ................................................................................................................................... 37
Figura 30. Escenarios de ruptura por colapso variando geometrías de la cámara magmática,
en este caso sin sufrir deformación regional tectónica. Dependiendo de la geometría la
cámara puede no colapsar como en el caso de 2R/H= 1 (cámara magmática de poca
extensión lateral), colapsar parcialmente como el caso 2R /H = 2.4, puede colapsar
completamente, 2R/H= 5, o incluso en cámaras muy grandes, generar múltiples estructuras
de colapso concéntricas, 2R/H= 15. 2R: tamaño horizontal de la caldera y H: espesor de la
cámara magmática sobre presurizada y d: profundidad de la cámara magmática. Modificado
de Burov & Guillou‐Frottier (1999). ..................................................................................... 38
Figura 31. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 39
Figura 32. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 40
Figura 33. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 41
Figura 34. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 42
Figura 35. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 43
Figura 36. Modificado de Lipman (1997). ............................................................................ 44
Figura 37. Diagrama de modelo termal usado para investigar los efectos de la refracción
calórica en medios caldéricos. En dicho modelo se observa como la zona de reservorio y la
zona de falla tienen coeficientes distintos, y fuera del reservorio, en la roca caja su
conducción térmica tiende a infinito. Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999). ..... 45
xii
Figura 38. (a) Conductividades térmicas de las rocas presentes en calderas (de Clauser &
Huenges, 1995). (b) Rocas ricas en sílice presentes en los bordes de fallas caldéricas son
buenos materiales conductores térmicos, en tanto que tobas (y tobitas) son malos
conductores térmicos. Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999). ............................. 46
Figura 39. Campo térmico dentro y en las periferias de una caldera para dos casos. A la
izquierda, los resultados para una falla sin espesor; a la derecha, resultados para una falla
con ancho fw=0.1 para enfatizar la anomalía térmica. Las isotermas se levantan por el efecto
de asilamiento de las ignimbritas. El flujo de calor f es continuo a través de las
discontinuidades verticales, contrario al gradiente de temperatura horizontal g. Cuando no
hay ancho, el gradiente de la temperatura cerca de la falla muestra una variación pequeña
conforme se incrementa la profundidad, en contraste al caso de la derecha. Para grandes
espesores, las variaciones de G y F respecto a la profundidad muestran que el ancho de la
falla cuenta para la transferencia lateral de calor de las ignimbritas a la roca caja. La
superficie (z=0) las anomalías G0 y F0, sin efectos notables (el calor muestra un pico sobre
la falla conductora). Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999). ................................. 47
Figura 40. Imagen que muestra las características estructurales idóneas para sistemas
geotermales de la región del Great Basin. A. Fallas normales principales. B. Inflexión en una
falla normal principal. C. Terminación de falla o terminación o terminaciones, también
llamada cola de caballo. D. Falla escalonada o con ruptura en escalones abierta por fallas
conectadas menores. E. Intersección de falla. F. Zona de reacomodo, consiste en un
corredor enrejado opuesto al buzamiento de las fallas normales. G. Zona de transferencia
por desplazamiento, donde una falla principal de cizalle termina en un arreglo de fallas
normales. G. Pull‐apart transtensional en una zona de cizalle. Modificado de Faulds & Hinz
(2015). ................................................................................................................................... 48
Figura 41. En tanto no haya grupos de fracturas interconectadas entre dos sitios A y B en un
reservorio fracturado (superior izquierdo) la permeabilidad será baja. Tan pronto existe ese
sistema de fracturas (superior derecha), la permeabilidad del reservorio incrementa
rápidamente (inferior): se alcanza el umbral de percolación. Modificado de Sonja et al.
(2007; modificado de Stauffer & Aharony, 1994). ............................................................... 50
Figura 42. Fracturas en forma de T pueden ser resultado donde la hidrofracturación topa
con una discontinuidad horizontal débil, acá el contacto inferior entre los estratos A y B.
Modificado de Gudmundsson et al. (2002). ......................................................................... 51
Figura 43. Las unidades principales hidrogeológicas de una zona de falla son la zona dañada
y el núcleo. El desplazamiento de la falla es principalmente a lo largo del núcleo, o sus
contactos en la zona dañada. El transporte de fluidos a lo largo del núcleo es mejor
modelada como un flujo en un medio poroso, excepto durante fallamiento sismogénico
cuando debería modelarse como un medio fracturado. Gudmundsson et al. (2001). Por el
contrario, el flujo por la zona daña es mejor modelado como un flujo a través de un medio
fracturado. Gudmundsson et al. (2002). Modificado de Torti et al. (2003). ........................ 52
Figura 44. Procesos responsables de la creación de daños externos a las zona de falla
resultando en zonas dañadas (a partir de). El daño en la figura muestra como modelo I
xiii
fracturas que rodean la falla. Los modelos a la izquierda de cada muestran el estado inicial,
en tanto que las de la derecha muestran el estado evolucionado. (a) Muestra daño a partir
de la coalescencia de microfracturas; (b) muestra daño a partir de la unión de estructuras;
(c) presenta el daño a partir del crecimiento de una fractura que involucra una “zona
procesada”; (e) presenta daño de una fractura co‐sísimica, donde vr es la velocidad de
ruptura y (f) muestra como una combinación de todas estas puede producir un patrón
complejo de zonas dañadas que rodean el núcleo de la falla. Basado en Mitchel & Faulkner
(2009), Wilson et al. (2003), y Blenkinsop (2008). Modificado de Faulkner et al. (2010). .. 53
Figura 45. Diagrama conceptual mostrando la relación entre sismicidad (tanto grandes
como sismos menores), y la activación de segmentos de falla y fallas de desplazamiento
mayor dentro de un marco de enrejado de fallas. Modificado de Rahiman & Pettinga (2009).
.............................................................................................................................................. 54
Figura 46. Imagen que muestra (A) La evolución estructural previo a la formación del volcán
Aluto (Etiopía), (B) El desarrollo de la caldera de colapso, y (C) el estadío post colapso y la
migración de fluidos por contactos estratigráficos y principalmente por estructuras vulcano‐
tectónicas. Modificado de Hutchison et al. (2015). ............................................................. 55
Figura 47. Perfil esquemático ilustrando las características geológicas e hidrológicas de los
depósitos de cuarzo‐(caolinita)‐alunita y adularia‐sericita. Las características mostradas
evolucionan con el tiempo; y no necesariamente se dan al mismo tiempo. Ambientes locales
de depósitos de baja sulfuración incluyen: (A) fallas que limitan cuencas (B) mineral
diseminado en las rocas sedimentarias (C) filones o vetas de desgasificación, ricos en CO2,
bajo contenido de sulfuro, sistemas de baja sulfuración; (E) pórfido asociada a filón tipo
stockwork, etapas ricas en sulfuro (sulfuración intermedia), etapas pobres en sulfuros y (H)
reemplazo diseminado asociado a los depósitos de tipo pórfido y depósitos tipo stockwork,
incluye agua de mar: sulfuros. Ejemplos de entornos de alta sulfuración incluyen: (D y G)
alteración argílica avanzada por calentamiento de vapor (cuarzo‐caolinita‐alunita); (F)
magmático‐hidrotermal, cuarzo en oquedades por alta sulfuración (± aluminosilicatos,
corindón, alunita). El fluido se desplaza paralelo a las isotermas. Zonas de flujo ascendente
se muestran esquemáticamente mediante isotermas con flechas. La desgasificación
volcánica se refiere a la desgasificación magmática impulsada por despresurización durante
el emplazamiento (“primera ebullición”). La desgasificación no volcánica se refiere a la
exsolución de vapor durante la cristalización (“segunda ebullición”). El SO2 se inestabilidad
a H2S y H2S04 durante el ascenso por debajo del medio ambiente (F). Nótese que la
circulación libre ocurre sólo en la corteza arriba de los 400°C. Modificado de Taylor (1996).
.............................................................................................................................................. 58
Figura 48. Modelo conceptual de un sistema geotérmico genérico con surgencia a >300°C
entrando a un reservorio fracturado >250°C aislado mediante una zona de arcillas tipo
esmectita (amarillo). Modificado de Cumming & Mackie (2010). ....................................... 59
Figura 49. Imagen esquemática de un campo geotérmico en una caldera colapsada. Como
se observa, cuando el reservorio está formado, el sellamiento inferior por se da por
materiales de baja permeabilidad de la roca caja, cercanos a la fuente de calor, lateralmente
xiv
por la presencia de diques en anillo con presencia de coignimbritas (mega brechas) o lavas
que pueden llegar a formar domos, y finalmente en la parte superior, por la presencia de la
capa sello (arcillas de esmectita y transición esmectita‐ilita). Todo lo anterior además de la
presión y temperatura, impiden el ingreso natural de agua superficial. Por ende la
sostenibilidad del yacimiento recae en realizar una adecuada política de reinyección.
Modificado de Dwi (2011). ................................................................................................... 60
Figura 50. Estructura resistiva general de las áreas de alta temperatura en Islandia.
Modificado de Flóvenz et al. (2012). .................................................................................... 62
Figura 51. a) Modelo conceptual simple de un sistema geotérmico. Basado en Pellerin et al.
(1996), Ussher et al. (2000) y Anderson et al. (2000). b) Ejemplo de típico sondeo MT
(resistividad aparente y respuesta de la fase) registrada del sistema geotérmico Menengai
(Kenia). Modificado de Armadillo et al. (2015). ................................................................... 62
Figura 52. Partículas cargadas provenientes del Sol interactúan con la magnetósfera de la
Tierra generando perturbaciones y emisión de campos EM hacia el interior de esta última.
Modificado de Agung & Raharjo (2015, modificado de
www.wikipedia.org/wiki/file:magnetosphere_rendition.jpg). ............................................ 64
Figura 53. Espectro de frecuencia y ámbito de investigación de diversas técnicas
electromagnéticas. Modificado de Milligan & Thiel (s.f). .................................................... 64
Figura 54. Detección de la impedancia (resistencia al paso de la corriente alterna). Una onda
EM que incide verticalmente, interactúa con la Tierra a través de la impedancia de la
formación, Z. EL valor de Z puede ser determinado mediante la medición del campo
eléctrico horizontal, E, y del campo magnético, H, en la superficie. La resistividad aparente,
ρa, es la resistividad total de las capas de la formación por debajo de la antena dipolar
eléctrica y de las bobinas del magnetómetro multisensor (amarillo). En el caso mostrado, E
y H están en fase (onda plana, misma fase y magnitud). Tomado de Brady et al. (2009). .. 65
Figura 55. Polarización en modos TE y TM de los campos E y B para una estructura
bidimensional. La resistividad aparente ρa y la fase ɸ de las curvas del sondeo para perfiles
virtuales a lo largo del eje y, cruzando lateralmente el contraste de conductividad, se
muestran. Son las resistividades de los medios bloques, j denota la densidad de corriente,
E y B son los campos eléctrico y magnético respectivamente. Modificado de Hoffmann
(2002). ................................................................................................................................... 67
Figura 56. Skin Depth o Penetración de las ondas EM dependiendo de la resistividad del
medio. Un campo electromagnético descendente (curva azul) que sale de un medio
altamente resistivo, tal como el aire, comienza a decaer cuando ingresa a un medio más
conductivo, tal como la roca. Las ondas de frecuencia más baja se propagan a mayor
distancia que las ondas de frecuencia más alta (centro a la izquierda y centro a la derecha
respectivamente), y las ondas se propagan a mayor distancia en los medios menos
conductivos (derecha). La amplitud posee un decaimiento exponencial (rojo), que es una
función de la conductividad eléctrica del medio, σ, y de la frecuencia, Ohm. La profundidad
de penetración es la distancia en la que la amplitud ha decaído hasta alcanzar 1/e del valor
incidente. La onda en el medio conductivo también experimenta un retardo gradual en la
xv
fase. Dado que el cambio de fase es difícil de visualizar en este ejemplo, una ilustración
(extremo izquierdo) muestra además una onda atenuada sin el cambio de fase. Tomado de
Brady et al. (2009). ............................................................................................................... 67
Figura 57. Penetración de las ondas EM dependiendo de la resistividad del medio.
Modificado de Milligan & Thiel (s.f). .................................................................................... 68
Figura 58. Cinco componentes (Hx, Hy, Hz y Ex y Ey) de las corrientes electromagnéticas son
medidas como series de tiempo. La adquisición puede tomar desde 10 minutos hasta varios
años dependiendo de la naturaleza de la investigación. Modificado de Smirnov et al. (2008).
.............................................................................................................................................. 68
Figura 59. Ejemplo de series de tiempo de un sondeo magnetotelúrico mostrando los 3
canales magnéticos y los 2 canales telúricos. Modificado de Oskooi (2006). ..................... 69
Figura 60. Resistividades aparentes y fases obtenidas del procesamiento de las series de
tiempo. Modificado de Oskooi (2006). ................................................................................. 69
Figura 61. Distorsión del campo eléctrico por cambio topográfico (izquierda), y efecto de
distorsión de la corriente por canalización (derecha), ambos efectos generando
corrimiento. Tomado de Arnason (2015). ............................................................................ 70
Figura 62. Configuración y resultados de estación MT. La resistividad aparente e inversión
de las curvas muestra corrimiento estático y distorsión 2D/3D. Modificado de Cumming &
Mackie (2010). ...................................................................................................................... 71
Figura 63. Descripción esquemática de un donde TEM con lazo central y respuestas de
voltaje en el tiempo conforme de enciende y apaga la corriente en la bobina externa.
Modificado de Arnason (2015). ............................................................................................ 72
Figura 64. Inducción electromagnética generada por un sondeo TEM de lazo excéntrico.
Modificado de Grandis (2010). ............................................................................................. 72
Figura 65. Estación TEM y resultados de resistividades aparentes vs tiempo y resistividades
vs profundidad. El TEM no sufre distorsión estática, pero su resolución para el reservorio no
es buena, por lo cual para geotermia, sólo puede usarse este método para realizar la
corrección del corrimiento estático del MT. Modificado de Cumming & Mackie (2010). ... 73
Figura 66. Comparación de la respuesta de los Modelos TE y TM, representados como
resistividades aparentes. Tomado de Berbesi (2005). ......................................................... 74
Figura 67. Imagen que muestra las posibles variantes dimensionales resistivas de los
medios. En medios 2D puede escogerse el análisis en modo TE o TM (transversal eléctrico o
transversal magnético). Modificado de Milligan & Thiel (s.f). ............................................. 75
Figura 68. Variación de las resistividades aparentes (OHMm) y fases por polarización E (_ _
_), polarización H (_ . _ . _) y el “invariante” (. . . . . ), para los sitios A y B. Modificado de
Ingham (1988)....................................................................................................................... 76
Figura 69. Ejemplo de variación en la distribución del rumbo geoeléctrico (strike direction)
dentro dentro y cerca de los bordes de la Caldera de las Cañadas (Tenerife, España) para la
máxima fase anisotrópica. La ambigüedad de 90° está indicada por las líneas menores. Las
mayores proporcionales a la fase anisotrópica; mínimo = 0.9° y máxima = 16.6°. Modificado
de Coppo et al. (2008). ......................................................................................................... 78
xvi
Figura 70. Modelo de corte de rocas superficiales frágiles sobre un basamento semi‐dúctil
sometido a un régimen transcurrente (movimiento dextral en este caso). A partir de Wise
et al (1985). Tomado de Cianfarra & Salvini (2015). ............................................................ 79
Figura 71. Las curvas Ex (rojo) y Ey (azul) de la estación de MT n083 empatan la curvas
sintéticas en negro calculadas del TEM (en este caso TDEM por ser en dominio del tiempo)
para las estaciones n083 y R15. Si bien la curva TEM (TDEM) n083 puede parecer posible,
la estación R15 muestra que no es posible. Modificado de Cumming & Mackie (2010). ... 80
Figura 72. Modelo de resistividad de la estación MT MNE2. El modelo en bloques (curva
roja), el modelo suavizado de Occam (curva verde) y la línea de suavizado spline (curva azul)
que reproducen los datos medidos con el mismo nivel de confianza son mostrados y
comparados con el registro de temperatura (línea negra punteada) registrado 44 días
después de la finalización del pozo. Modificado de Armadillo et al. (2015). ....................... 82
Figura 73. Ejemplo de perfil MT con estaciones electromagnéticas MT, pozos con inversión
unidimensional (1D) y sus correspondientes resistividades. Modificado de Cumming &
Mackie (2010). ...................................................................................................................... 82
Figura 74. Traza de estructuras tectónicas principales de una parte de centro y
Norteamérica. Las estructuras continentales paralelas a la zona de subducción muestran su
carácter predominante transcurrente dextral. Tomado de Álvarez (2009). ........................ 83
Figura 75. Esquema idealizado de la distribución de orientaciones de los ejes de T (momento
principal) y P (momento menor) de los Tensores de Momento Sísmico (TMS) para la
sismicidad somera (<50 km). Las zonas sombreadas marcan el régimen tectónico
predominante. Tomado de Álvarez (2009). ......................................................................... 84
Figura 76. Marco tectónico del sector sur de América Central mostrando el Cinturón
deformado del Centro de Costa Rica (CCRDB‐Central Costa Rica Deformed Belt) a lo largo
del margen occidental del bloque de Panamá (PAN). La CCRDB une el norte del Cinturón
deformado de Panamá (NPDB‐North Panama Deformed Belt) con la Trinchera
Mesoamericana, y se localiza en sobre terrenos del límite rugoso‐blando de la placa Cocos
(COCOS). Flechas grandes muestran la dinámica relativa de movimiento de la placa Caribe
(CARIB). Las flechas menores muestran las velocidades para sitios localizados con Sistema
de Posición Global (GPS en inglés) (círculos sólidos) relativos a Panamá (cuadrado sólido).
La dorsal de Cocos se delimita por la línea de contorno de 1000m de profundidad. NAZCA,
placa Nazca: SOAM, Placa Suramericana, MAR, Bloque de Maracaibo; NAN, Bloque Norte
de los Andes; EPDB, Cinturón deformado del Este de Panamá; SPDB, Cinturón deformado
de Panamá al Sur. Basado en DeMets et al. (1990), Lonsdale & Klitgord (1978), Mackay &
Moore (1990), Silver et al. (1990), Kellog & Vega (1995), Protti et al., (1995), y Westbrook
et al. (1995). Modificado de Marshall et al. (2000). ............................................................. 85
Figura 77. Mecanismos focales de eventos con magnitud mayor a 6.0 Mw, ocurridos en el
Sur de América Central durante 1976‐2007. (Global CMT, 2008). Las líneas en negro indican
los límites de placas tectónicas. En el caso de Panamá se utilizaron los sismos con Mw > 5.5
para delimitar mejor los límites de placas de la microplaca de Panamá. Tomado de Cliement
et al. (2008) ........................................................................................................................... 85
xvii
Figura 78. Mapa tectónico y áreas de Costa Rica. Las diferentes zonas geográficas en que se
han dividido los estudios neotectónicos de Costa Rica se muestran numeradas (1: zona
noroeste; 2: zona central; 3: zona caribe y 4: zona sur) y están separadas entre sí por líneas
a puntos negra (zona marina) y blanca (zona terrestre). CVG: cordillera volcánica del
Guanacaste. CDCCR: Cinturón Deformado del Centro de Costa Rica. CDNP: Cinturón
Deformado del Norte de Panamá. GD: Golfo Dulce. PO: Península de Osa. PB: Punta Burica.
FCA, FJA y FARS son respectivamente, las fallas Candelaria, Jaris y Atirro‐Río Sucio. Tomado
de Montero (2014). .............................................................................................................. 86
Figura 79. Mapa Geológico Regional. Modificado de Arias (2002). ..................................... 87
Figura 80. Mapa geológico tomado de Barahona et al. (2001). ........................................... 88
Figura 81. Perfil litológico PGB‐01 a PGM‐05.Tomado de Gálvez & Ramírez (2013). En
recuadro inferior se muestra la trayectoria del perfil en la zona de estudio, de color morado.
.............................................................................................................................................. 91
Figura 82. Columna litológica PGB‐03. Tomado de Mora & Hakanson (2005). En recuadro
inferior derecho, localización del PGB‐03 en la zona de estudio. ........................................ 92
Figura 83. El área de desarrollo de la tesis está localizada en línea punteada. Los puntos
verdes muestran la localización de las estaciones magnetotelúricas MT, cada una con su
respectivo sondeo TEM para corrección estática. Triángulos celestes indican la ubicación de
los actuales pozos profundos. La trama verde oscuro al este del mapa corresponde al Parque
Nacional Rincón de la Vieja, en tanto que la verde claro a una ONG. ................................. 93
Figura 84. La imagen superior muestra el sondeo RIN‐060A sin corrección estática, en tanto
que la imagen inferior corrige el efecto para Ex y Ey, y a su vez con la resistividad verdadera
por TEM. Los efectos de corrimiento estático han llegado a variar los valores de resistividad
en algunos sondeos hasta en un 200% respecto al valor real, por lo tanto invalidando su uso.
.............................................................................................................................................. 98
Figura 85. En este mapa de direccionalidad de tensores magnéticos (guiones negros) para
la frecuencia 100 Hz correspondiendo a una de las frecuencias más altas y por ende
someras, se determinaron al menos dos orientaciones predominantes NW‐SE y NE‐SW,
ambas direcciones acomodándose entremezcladas en todo el sector. .............................. 99
Figura 86. En el mapa de direccionalidad de los tensores magnéticos (guiones negros) para
la frecuencia de 0.1 Hz, la direccionalidad del rumbo magnético se vuelve más evidente
corresponde al sentido NW‐SE, exceptuando dos sectores con predominancia de
indicadores en sentido NE‐SW ubicados en las cercanías del PGB‐05 (sector NE del mapa).
............................................................................................................................................ 100
Figura 87. Ejemplo de trazado de posibles estructuras magnéticas en el mapa de frecuencia
de 5Hz. En la imagen se pueden observar las posibles estructuras determinadas para esta
frecuencia. Tomado de Solís et al. (2015). ......................................................................... 101
Figura 88. Mapa de Mecanismos de SH a partir de mecanismos focales. En rojo se observa
la localización del volcán Rincón de la Vieja, en amarillo la localización del PG Borinquen.
Modificado de López et al. (2008) ...................................................................................... 102
xviii
Figura 89. Tectónica local en la región donde se ubica el PG. Las Pailas II (recuadro celeste).
En recuadro rojo se ubica el área del PG Borinquen limitada por el Sistema de fallas Las
Pailas‐Cerro Atravesado. Modificado de Montero et al. (2003).En la esquina inferior derecha
se puede observar el elipsoide de deformación asociado a desplazamiento lateral dextral
(PDZ, zona de falla principal), indicadores de compresión máxima horizontal (σmáx).
Modificado de Xu & Ben‐Zion (2013). ................................................................................ 103
Figura 90. Alineamientos en ríos y quebradas, asociados a posibles estructuras siguiendo la
falla principal de desplazamiento de rumbo (líneas azules) y las fallas normales (líneas
verdes), según la elipse de deformación. ........................................................................... 104
Figura 91. En la imagen se muestran todos los alineamientos asociados a posibles
estructuras siguiendo el rumbo de fallas principales, y sintéticas y antitéticas, según la elipse
de deformación. (T (verde): Normal; P (negra): dextral: X (violeta): sinestral; Y (azul): dextral;
R (gris): dextral; R (rojo): sinestral; R”(anaranjado): sinestral; Inversa (cyan). .................. 104
Figura 92. Los círculos corresponden a los sitios de confluencia de alineamientos. Los
círculos grandes anaranjados comprenden los sitios donde todas las posibles direcciones de
alineamientos convergen, mientras que los anaranjados menores, sitios con alta
confluencia. Los círculos amarillos, sitios de mediana convergencia sobre cuerpos de agua
(ríos y quebradas). Finalmente los círculos grises corresponden a los sitios de mediana
convergencia sobre el terreno. .......................................................................................... 105
Figura 93. Modelado de fracturamiento en muti‐etapas caldéricas asociadas a resurgencia
y posterior vaciado de la cámara magmática. El modelo representa un bloque 3D (izquierda)
y la imagen en planta (derecha). La zona gris oscuro representaría el área de sondeos
excluida del escenario 2. Modificado de Troll & Walter (2001). ........................................ 107
Figura 94. En el escenario 1 se utilizan todos los 97 sondeos del área. En el segundo
escenario se utilizan los sondeos excluyendo aquellos que caen en zonas de baja
convergencia de alineamientos (sectores con trama gris). ................................................ 107
Figura 95. Comparando los dos escenarios, las tendencias por frecuencias entre 5 y 0.1 Hz
presentan múltiples direcciones adicionales más notorias en el escenario 2. Y especialmente
hay una marcada diferencia en la frecuencia de 0.01Hz (señalada con flechas amarillas),
donde predomina la dirección N48E para el escenario 2. ................................................. 108
Figura 96. Diagrama de rosas para las frecuencias de 100 y 10 Hz.................................... 109
Figura 97. Diagrama de rosas para frecuencias de 5, 1, 0.5 y 0.1Hz. ................................. 109
Figura 98. Modelado de fracturamiento en muti‐etapas caldéricas asociadas a vaciado y
posterior resurgencia de la cámara magmática. El modelo representa un bloque 3D
(izquierda) y la imagen en planta (derecha) de la zona intracaldérica. La zona resaltada en
rojo corresponde a los materiales altamente fracturados asociados a los procesos vulcano
tectónicos. Modificado de Troll & Walter (2001). .............................................................. 110
Figura 99. Diagrama de rosas para frecuencias de 0.01Hz y 0.001Hz. ............................... 110
Figura 100. Modelo 3D simplificado del sistema volcánico Santorini basado en datos
geodésicos. La flecha amarilla destaca el ascenso magmático por medio de un cuerpo
xix
tabular o dique que se hipotetiza para el volcán Santorini durante el período 2011‐2012.
Modificado de Browning et al. (2015). ............................................................................... 111
Figura 101. Representación esquemática 3D de un enjambre de diques en Islandia
eliminando la roca caja. La conexión entre la zona fundida y la cámara magmática se dibuja
en el ejemplo y se señala con una flecha amarilla. Este modelo asume una migración
magmática ascendente desde las profundidades hacia el reservorio ígneo por debajo del
centro eruptivo. Dentro de la corteza se espera que el magma fluya principalmente en
forma lateral a partir de la cámara magmática hacia el centro eruptivo. Los rumbos de las
intrusiones se asume están controlados por variaciones en la distribución de esfuerzos a lo
largo del enjambre. Cerca del centro eruptivo donde la alimentación magmática es fuerte,
el campo de esfuerzos se torna casi isotrópico favoreciendo una distribución de diques
radiales (e intrusiones cónicas). Lejos del centro eruptivo, la distribución paralela de diques
es el resultado de un campo de esfuerzos de extensión. Modificado de Paquet et al. (2007).
............................................................................................................................................ 111
Figura 102. Curvas de resistividad aparente vs fase y mapas de ubicación para los sondeos
MT RIN‐010A y RIN‐105A. El modelo unidimensional (1D Model) presenta el modelo Bostick
(trama verde) y suavizado de Occam (línea punteada roja), la capa sello (trama roja) y el
reservorio (trama azul). Se determinó espesor de la capa sello y parcialmente del reservorio
para ambos casos, al igual que para los restantes 95 sondeos. ......................................... 113
Figura 103. Mapa con la ubicación de los perfiles magnetotelúricos. ............................... 114
Figura 104. Superior: perfil magnetotelúrico Bor 1, generado a partir de datos MT
unidimensionales con interpolación triangular. Inferior, interpretación geofísica según el
contexto. ............................................................................................................................. 115
Figura 105. Perfil Magnetotelúrico 2. ................................................................................. 116
Figura 106. Perfil Magnetotelúrico 3. ................................................................................. 116
Figura 107. Perfil Magnetotelúrico 4. ................................................................................. 117
Figura 108. Perfil Magnetotelúrico 5. ................................................................................. 117
Figura 109. Perfil Magnetotelúrico 6. ................................................................................. 118
Figura 110. Perfil Magnetotelúrico 7. ................................................................................. 118
Figura 111. Perfil Magnetotelúrico 8. ................................................................................. 119
Figura 112. Perfil Magnetotelúrico 9. ................................................................................. 119
Figura 113. Perfil E‐W del área investigada mostrando la litoestratigrafía y la mineralogía de
alteración. Modificado de Gálvez & Ramírez (2013). Se determina adecuadamente, una
moderada a buena correlación entre el piso de la capa sello, y la zona transicional entre
esmectita pura y la ilita/esmectita. .................................................................................... 120
Figura 114. Perfil N‐S del área investigada mostrando la litoestratigrafía y la mineralogía de
alteración. Modificado de Gálvez & Ramírez (2013). Tal como el caso anterior, se determina
adecuadamente, una moderada a buena correlación entre el piso de la capa sello, y la zona
transicional entre esmectita pura y la ilita/esmectita. ...................................................... 121
xx
Figura 115. Al unirse los perfiles magnetotelúricos en un modelo visual 3D, se delimitó la
caída de la capa sello. Los bordes generan un patrón circular (semicircular), concordante
con los patrones vistos en otras intracalderas alrededor del mundo. ............................... 123
Figura 116. Mapa del techo de la capa sello en m.s.n.m, en amarillo punteado, posible límite
del reservorio. ..................................................................................................................... 126
Figura 117. Mapa del techo de la capa sello con elevaciones en m.s.n.m. En línea punteada
amarilla: límite intracaldérico del reservorio. En negro: líneas que corresponden a posibles
direcciones de estructuras vulcanotectónicas determinadas por el techo de la capa sello (ej.
La falla normal FGB 3c), acorde al elipsoide de deformación dextral del apartado 4.4. ... 127
Figura 118. Mapa del piso de la capa sello con elevaciones en m.s.n.m y posibles direcciones
de fallas determinadas para el piso de la capa sello con base en el elipsoide de deformación.
............................................................................................................................................ 128
Figura 119. Mapa del piso de la capa sello y las posibles direcciones de fallas tanto del techo
como del piso. Para no saturar la imagen, se escogió una estructura para resaltarla y mostrar
su cinemática. ..................................................................................................................... 129
Figura 120. Mapa del piso de la capa sello con el modelo general de fallas para el reservorio
del Proyecto Geotérmico Borinquen. Partiendo de la presencia de al menos 3 fallas
normales (FGB3a, FGB3b y FGB3c) y su efecto en la capa sello se proponen los bloques de
las zonas: zona A (rojo), zona B (anaranjado) y zona C (amarillo). .................................... 131
Figura 121. Modelo visual 3D integrando el piso de la capa sello y los perfiles
magnetotelúricos, las flechas y la línea punteada señalan el borde intracaldérico. En tanto
que al Este del área se señala la segunda y principal fuente de calor. Tomada de Solís et al.
(2015). ................................................................................................................................. 133
Figura 122. Modelo 3D mostrando el piso de la capa sello arriba y abajo, el mapa
gravimétrico. La flecha blanca indica la correlación entre la parte más somera de la capa
sello (blanco en el piso de la capa sello) y el alto gravimétrico (anaranjado en la base)
correspondiendo a la posible principal fuente de calor. Tomada de Solís et al. (2015). ... 134
Figura 123. Datos de temperaturas estáticas registradas por el Equipo de Termohidráulica
(ETH) (comunicación escrita) concuerdan con el incremento de temperatura hacia el Este y
Sur del campo según se acerca a la máxima fuente de calor. ............................................ 134
Figura 124. La figura muestra el piso de la capa sello (m.s.n.m), se destaca en negro con
bolas, la presencia de una posible intrusión tipo sill. ......................................................... 135
Figura 125.Ilustraciones conceptuales de los diferentes tipos de fallas en rocas, y como esto
afecta el movimiento de agua subterránea. Modificado de Caine et al. (2007). .............. 136
Figura 126. Superior: Modelo para determinar grado de permeabilidad de fallas. (a) elipse
de deformación para una falla de desplazamiento de rumbo, (b) diagrama de falla de
desplazamiento de rumbo y comportamiento conforme diverge en grados de SH. Inferior:
clasificación de permeabilidad según el tipo de fallamiento. Modificado de Davidson (2016).
............................................................................................................................................ 137
xxi
Figura 127. Mapa de piso de capa sello mostrando indicadores de movimiento (fábrica
gouge) concordantes con una dinámica de transpresión dextral. En recuadro esquema de
fábrica tipo gouge generada por cizalle dextral. Modificado de McClay (1987). .............. 138
Figura 128. Mapa del piso de la capa sello y estructuras clasificadas según la plantilla
expuesta por Davidson (2016). En recuadro menor la plantilla modificada de Davidson
(2016) y rotada acorde al σ1 indicado en el apartado 4.4. ................................................ 139
Figura 129. Mapa del piso de la capa sello, las flechas azules muestran las posibles rutas
preferenciales de migración de fluidos (sentido NNW‐SSE y NW‐SE). Las flechas verdes
corresponderían a la presencia de barreras impermeables (sentido NE‐SW). .................. 140
Figura 130. Mapa de la Propuesta del modelo conceptual para el reservorio del Proyecto
Geotérmico Borinquen. Límites del reservorio (línea punteada amarilla), fallas (líneas negras
continuas, se destacan las principales T, P, Y, X y R´´), el patrón sigmoidal (línea negra curva
segmentada), fuente de calor y dirección de migración de fluidos (flechas blancas). En
recuadro, elipsoide de deformación para un movimiento de desplazamiento de rumbo
dextral, modificado de Xu & Ben‐Zion (2013). ................................................................... 144
Índice de Fotografías
Fotografía 1. Instalaciones de aprovechamiento del recurso geotérmico en el Campo
Geotérmico Miravalles. Tomado de Ruiz (2013). ................................................................... 8
Fotografía 2. Imagen de equipo MTU, se pueden observar también las bobinas MT (rojas),
electrodos (tarros negros) y la antena satelital. Modificado de Phoenix Geophysics (2016).
.............................................................................................................................................. 94
Fotografía 3. Imagen de equipo V8, con su antena de recepción satelital (trípode negro con
cabeza blanca). Tomada de Phoenix Geophysics (2016). .................................................... 94
Fotografía 4. Equipo de inyección T‐3 multipropósito. Tomada de Phoenix Geophysics
(2016). ................................................................................................................................... 96
Fotografía 5. Imagen de lazo utilizando cable, en el interior, bobina circular con soportes
estabilizadores tipo “ojo de buey”. Modificado de Phoenix Geophysics (2016). ................ 96
Índice de Tablas
Tabla 1. Alineamientos determinados a partir de las direccionalidades de 8 mapas de
frecuencias de los 97 sondeos realizados en el área. ........................................................ 100
xxii
xxiii
1. Introducción
1.1. Justificación
En 1949 se crea el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) como institución autónoma
del Estado, cuya fundación obedeció a la necesidad de superar los problemas de escasez de
electricidad a nivel del país en esa época, y a su vez con la tarea de aprovechar
principalmente las fuentes de energía a partir de recursos naturales. En gran medida esto
se logró con el aprovechamiento de los recursos hídricos, no obstante, ante la crisis mundial
en los precio del petróleo en 1973, se empezó la búsqueda de otras fuentes alternativas de
energía, dentro de las cuáles destacó la Geotermia. En 1994 el ICE empezó a producir
energía a partir de fuentes geotérmicas a nivel comercial con el inicio de operaciones del
campo Geotérmico Miravalles.
Se requirieron más de 15 años de estudios de pre factibilidad y factibilidad, para garantizar
con un nivel de confianza aceptable, la viabilidad del primer campo geotérmico en el país,
lo anterior asociado a la complejidad de determinar eficazmente la localización del
reservorio y su posterior verificación mediante los resultados de los pozos profundos
perforados. A nivel mundial la tasa de pozos perforados exitosos está entre un 50 y 65%,
por lo tanto, estos períodos prolongados de investigación sin desarrollo ni producción, el
alto costo de las fases exploratorias, y el alto nivel de incertidumbre económico previo a las
primeras perforaciones profundas, motivan a desarrolladores y bancos a apostar por otras
fuentes de generación eléctrica de menor riesgo aunque no sean tan confiables.
Dentro de este panorama, la implementación y mejora de técnicas geocientíficas de análisis
y delimitación de los potenciales reservorios geotérmicos, así como mejores rutas
conceptuales de interpretación toman un carácter preponderante, ayudando a visualizar
adecuadamente el recurso, aminorando los tiempos de respuesta, y volviendo así más
atractiva la posibilidad de explotar este recurso autóctono y estable.
Como parte de las técnicas geocientíficas involucradas en la investigación geotérmica, la
Geofísica se convierte en la principal rama de visualización profunda previa a las
perforaciones, por lo tanto en conjunto con los demás análisis, aporta información
importante para una exitosa localización de los blancos de perforación y el posterior
manejo del campo.
En el ámbito de exploración geofísica geotérmica, se utilizan diversas técnicas de
prospección tales como la gravimetría, la magnetometría y la magnetotelúrica.
Particularmente a nivel mundial una de las de técnicas de mayor aceptación para
exploración de campos geotérmicos corresponde a las investigaciones mediante la técnica
1
magnetotelúrica, la cual se ejecuta mediante sondeos de adquisición de señales
electromagnéticas de fuente natural que permiten caracterizar adecuadamente la
estratigrafía resistiva a grandes profundidades, donde los métodos convencionales de
inyección de corriente, pierden precisión y la capacidad de profundizar.
La magnetotelúrica como técnica geofísica aporta información múltiple de gran valor para
la caracterización espacial de los reservorios geotérmicos, sin embargo el uso de conceptos
magnetotelúricos aislados del conocimiento vulcano‐tectónico y de las características de
formación y caracterización de un reservorio geotérmico conlleva a ambigüedades de
interpretación que inducen a su vez, a desaciertos en la localización de pozos poniendo en
riesgo los desarrollos geotérmicos por su bajo porcentaje de pozos exitosos.
La temática de esta tesis se basa por lo tanto, en la generación de un modelo conceptual
del reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen (PG Borinquen), desarrollado por el ICE,
a partir del análisis e interpretación de 97 sondeos magnetotelúricos. Lo anterior siguiendo
criterios básicos de modelación conceptual, y la implementación de criterios vulcano‐
tectónicos implícitos en la formación de reservorios geotermales en áreas volcánicas
continentales, de forma que se minimice la ambigüedad interpretativa de las respuestas
físicas obtenidas, propias de los métodos geofísicos.
Lo anterior llevando a cabo los requisitos para acceder al grado de licenciatura en Geología.
1.2. Objetivo General
Proponer un modelo conceptual para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen,
basado en análisis unidimensional de los sondeos magnetotelúricos recolectados en el área.
1.3. Objetivos específicos
Establecer un marco tectónico local cualitativo.
Interpretar la información obtenida de los sondeos magnetotelúricos dentro de un
marco tectónico, volcánico y geotermal local.
Generar un modelo conceptual del reservorio.
1.4. Ubicación
El área de estudio (coordenadas CRTM05), se localiza en el área conocida como Borinquen,
parte de la hoja Topográfica Curubandé (3148‐III), escala 1:50000.
2
La zona de estudio abarca un área aproximada de 56 km , y se puede ubicar en las
coordenadas CRTM05 1192870 a 1200400 de latitud, y 342100 a 349500 de longitud. Esta
zona limita al Este con el Parque Nacional Rincón de la Vieja. Ver Figura 1.
Figura 1. Mapa de ubicación en coordenadas CRTM05, para la zona de estudio. El recuadro corresponde al área analizada
en detalle. Los caminos se señalan en rojo, en tanto que los pozos corresponden a los triángulos invertidos color magenta.
En verde al Este, límite del Parque Nacional Rincón de la Vieja, y en verde claro, Sector de Mundo Nuevo perteneciente a
una ONG.
1.5. Metodología
Recopilar información geológica, geofísica y termohidráulica base, para el análisis
del área de interés.
3
Procesar los sondeos magnetotelúricos (MT) disponibles para el área de interés, con
su correspondiente corrección estática (TDEM).
De los sondeos obtenidos, analizar información de la direccionalidad magnética
(strike direction) para determinar la posible zona del reservorio.
Determinar cualitativamente un posible patrón estructural deducido a partir de
alineamientos de ríos y quebradas que permita guiar el análisis magnetotelúrico en
un contexto estructural coherente.
Realizar un análisis estadístico mediante diagramas de rosas de la direccionalidad
magnética que permita identificar la zona donde se aloja el potencial recurso
geotérmico y determinar la dirección del esfuerzo principal tectónico del área.
Realizar el análisis unidimensional de los sondeos magnetotelúricos para obtención
de parámetros de espesor y profundidad de los estratos resistivos.
Generar Perfiles magnetotelúricos a partir de la información obtenida del
procesamiento unidimensional de los sondeos magnetotelúricos.
Ubicar el posible límite del posible reservorio.
Caracterizar la forma y distribución de la Capa sello.
Localizar la o las potenciales fuentes de calor del sistema.
Caracterizar la permeabilidad de las posibles estructuras determinadas en el patrón
estructural deducido.
Determinar el posible movimiento de los fluidos del reservorio.
4
2. Marco Teórico
El presente trabajo propone un posible modelo conceptual para el reservorio del Proyecto
Geotérmico Borinquen, el cual se estará desarrollando a partir del 2016, con el objetivo de
establecer una o dos plantas de producción de 55MW. Para entender cuál es el interés en
el desarrollo de proyectos geotérmicos para producción de energía a partir de reservorios
de alta entalpía, es necesario primero, comprender los conceptos básicos de geotermia,
energía geotérmica y recursos geotérmicos.
2.1. Geotermia
Dependiendo del enfoque, el término geotermia puede abarcar desde la perspectiva
meramente científica, hasta connotaciones industriales:
Según Llopis & Angulo (2008), Geotermia es una palabra de origen griego, derivada de
“geos” que quiere decir tierra, y de “thermos” que significa calor: el calor de la Tierra. Se
emplea indistintamente para designar tanto a la ciencia que estudia los fenómenos
térmicos internos del planeta, como al conjunto de procesos industriales que intentan
explotar ese calor para producir energía eléctrica y/o calor útil al ser humano.
Por su parte IDEA & IGME (2007) consideran la geotermia, como una forma de energía
renovable comercialmente comprobada que puede suministrar electricidad y calor de carga
base que sean relativamente baratos y de baja huella de carbono, lo que reduce la
dependencia de un país en los combustibles fósiles y sus emisiones de CO2.
2.2. Energía Geotérmica
La energía geotérmica es una de las fuentes de energía renovable menos conocidas y se
encuentra almacenada bajo la superficie terrestre en forma de calor y ligada a volcanes,
aguas termales, fumarolas y géiseres. (IDEA & IGME, 2007)
La energía geotérmica es, en su más amplio sentido, la energía calorífica que la Tierra
transmite desde sus capas internas hacia la parte más externa de la corteza terrestre. (IDEA
& IGME, 2007). Ver Figura 2.
5
Figura 2. Esquema de distribución de las diferentes capas que componen la Tierra. Mecanismos de transferencia de calor
por convección y conducción térmica desde el interior hasta la superficie, permiten la liberación de energía geotérmica
hacia la corteza exterior. Modificada de Jacobsen (2014).
Lund (2007) indica que la energía geotérmica proviene de la generación natural del calor
primario producto del decaimiento de isótopos radiactivos del uranio, torio y potasio
presentes en el núcleo de la Tierra.
2.3. Recursos Geotérmicos
Según IDEA & IGME (2007), se denomina recurso geotérmico a la porción de calor
desprendido desde el interior de la Tierra que puede ser aprovechado por el hombre en
condiciones técnicas y económicas. Es decir, tan sólo la fracción de calor del globo, que las
técnicas que en cada momento estén disponibles permitan un aprovechamiento en
condiciones económicas adecuadas.
Cuando se dan las circunstancias adecuadas para que unos materiales permeables llenos de
agua intercepten el flujo de calor desde el interior del globo, y a su vez estos materiales se
encuentren suficientemente “sellados” en su parte inferior y superior por materiales
impermeables, se dan las condiciones favorables para la existencia de un yacimiento
geotérmico. (IDEA & IGME, 2007)
6
De este modo, las condiciones clásicas para la existencia de un yacimiento geotérmico son
la presencia de:
un foco de calor activo,
un material permeable con su base impermeable (el almacén geotérmico o
reservorio) por el que circula un fluido (en general agua de origen meteórica, en fase
líquida o vapor) y,
una cobertura o sello que impida (o al menos limite) el escape del fluido.
Se conoce así como reservorio geotérmico el espacio de la corteza terrestre en el que se
localizan materiales permeables que albergan un recurso geotérmico susceptible de ser
aprovechado por el hombre.
2.4. Explotación de los recursos geotérmicos en Costa Rica
De acuerdo a Vargas et al. (1994), el interés por el desarrollo de la energía geotérmica en
Costa Rica se remonta a 1963, año en que un grupo de expertos de las Naciones Unidad
visitó el país y recomendó al ICE profundizar estudios en la región de Guanacaste, cerca de
los volcanes Miravalles y Rincón de la Vieja. Posteriormente en 1973, la crisis del petróleo
forzó la búsqueda de fuentes alternas de energía, entre las cuales la geotermia destacaba
como la más promisoria; lo cual conllevó a la realización del estudio de pre factibilidad
geotérmica de la región de Guanacaste, cuyo resultado fue la identificación del Campo
Geotérmico Miravalles en 1976. El estudio de factibilidad se concluyó en 1986, con la
evaluación de 110 MW para el campo. Después de la declaratoria de emergencia, la
perforación de producción y la construcción de la casa de máquinas se iniciaron en 1992. La
planta Miravalles I entró en operaciones en 1994, incursionado así Costa Rica, en el selecto
grupo de los países que utilizan la producción geotérmica. Ver Fotografía 1.
7
Fotografía 1. Instalaciones de aprovechamiento del recurso geotérmico en el Campo Geotérmico Miravalles. Tomado de
Ruiz (2013).
Gracias a ese impulso inicial dado en 1994 y el éxito en el desarrollo de esta técnica, los
desarrollos geotérmicos han venido aumentando su aporte a la matriz energética nacional,
con la implementación de la Unidad de Boca de pozo en 1995 (5MW), la unidad Miravalles
2 en 1998 (55MW), la unidad Miravalles V en el 2004 (20 MW), y el más reciente o unidad
1 Las Pailas (35MW), para un total de 206 MW aportados al sistema eléctrico nacional.
Como lo muestra la Figura 3, el Instituto Costarricense de Electricidad ha agendado la
investigación y desarrollo de nuevos proyectos de explotación geotérmica como Las Pailas
II, Borinquen y eventualmente Poco Sol.
8
Figura 3. Imagen que muestra los actuales desarrollos geotérmicos del país, y el sitio de potencial expansión Poco Sol.
Tomado de ICE (2015).
Debido a que al aprovechamiento del recurso geotérmico en Costa Rica complementa la
matriz energética, siendo una energía base, ecoambigable, rentable, y sostenible, su
impulso continuará con el desarrollo del Proyecto Geotérmico Borinquen.
9
2.5. Modelos conceptuales en Geotermia.
Al realizar análisis para prospección, desarrollo y control de seguimiento o monitoreo de
campos geotérmicos se requiere recopilar e integrar la información.
La aproximación a un modelo conceptual para la evaluación de un recurso geotérmico
involucra la dificultad de tener que buscar una anomalía, y la corroboración de dicha
anomalía mediante la integración de datos a través de diferentes disciplinas en el contexto
de un modelo físico. (Cumming, 2009).
La aproximación de un modelo conceptual requiere de un rango mucho mayor que sólo
buscar una anomalía. Sin embargo las bases para crear modelos conceptuales pueden ser
aprendidas por muchos geocientíficos en unos cuantos meses, mediante ejercicios basados
en casos ficticios y reales. Cuando se construyen modelos conceptuales involucra decisiones
reales, y un mentor experto es útil, aunque la aproximación a un modelo conceptual
también provee las bases para una efectiva autoeducación conforme los pozos van siendo
perforados y el recurso se va evaluando. (Cumming, 2009).
De acuerdo a Mortensen & Axelsson (2013), la diversa información y datos disponibles de
sistemas geotérmicos está siendo unificada en forma creciente a través del desarrollo de
modelos conceptuales de los respectivos sistemas. Estos modelos juegan un rol
preponderante en todas las fases de exploración y desarrollo geotérmico, por ejemplo
proveyendo una imagen unificada de la estructura y naturaleza del sistema en cuestión.
Estos son principalmente basados en la información geológica, tanto de mapeo superficial
y análisis de datos de la subsuperficie, datos de sensores remotos, resultados de las
investigaciones geofísicas, información del contenido químico e isotópico de las
manifestaciones superficiales y muestras de los fluidos del reservorio recolectadas de los
pozos, información de las condiciones de temperatura y presión basadas en el análisis de la
información registrada en cada pozo así como otra información de ingeniería de
reservorios. Modelos conceptuales comprensivos de sistemas geotérmicos deberían
incorporar lo siguiente en el tanto la información disponible lo permita:
(1) Proveer un estimado del tamaño del sistema, en forma más específica la extensión
areal, espesor y rango de profundidad así como los límites externos (verticales).
(2) Explicación de la naturaleza de la fuente o fuentes de calor del sistema.
(3) Debe incluir información de la localización y potencia de la zonas de surgencia
principal/recarga, incluyendo el origen de los fluidos.
(4) Localización y potencia de las zonas más frías de recarga.
(5) Definir el patrón general de flujo del sistema, tanto en estado natural como los cambios
inducidos durante el régimen de explotación.
10
(6) Definir las condiciones de temperatura y presión en un sistema (por ejemplo
condiciones termodinámicas a través de los modelos de presión y temperatura de la
formación).
(7) Indicación de la localización de zonas de dos fases, así como zonas de vapor dominante.
(8) Indicar la localización de las estructuras principales permeables (fallas, fracturas,
estratos, etc.).
(9) Indicar la localización de las barreras internas (verticales y/u horizontales) tales como
barreras de flujo.
(10) Mostrar el contorno de la capa sello del sistema (límites horizontales).
(11) Describir las divisiones del sistema en subsistemas, o reservorios separados, si es
que existen.
No todos los modelos conceptuales geotérmicos incorporan todos los puntos
anteriormente mencionados, de hecho sólo unos pocos lo hacen. Que tan avanzado es un
modelo conceptual depende del grado de desarrollo del sistema en cuestión. En las etapas
preliminares el conocimiento es limitado y sólo información de algunos pocos ítems arriba
serán naturalmente disponibles. Conforme el desarrollo continúa se incrementa el
conocimiento en los ítems mencionados, al principio cuando suficiente perforación
profunda se ha llevado a cabo y posteriormente cuando ha habido un aprovechamiento en
una producción sostenida por un período prolongado, asociada a monitoreo. Hasta
entonces se tendrá conocimiento fiable en los ítems descritos anteriormente. (Mortensen
& Axelsson, 2013).
Cumming (2009) menciona que en la etapa de exploración, el modelo conceptual es
usualmente soportado por algunos perfiles de temperatura registrada unidos con
elementos de mapas conceptuales y conjuntos de datos ilustrativos como los de la Figura
4. Aún sin pozos, las isotermas pueden ser modeladas usando datos de geotermometría de
las manifestaciones superficiales, consideraciones del punto de ebullición y
caracterizaciones de la permeabilidad usando resistividad y otros métodos.
11
Figura 4. Perfil de modelo conceptual de un reservorio geotérmico oculto de 200°C con isotermas, zonas de alteración y
estructuras. Modificado de Cumming (2009).
12
A
A C
B
Figura 5. Diagrama esquemático de desenganche, donde la dinámica oblicua entre dos grandes bloques corticales, cuya
dirección de esfuerzo principal está indicada en flechas azules (σ1 (A)), es subdividida en dos cinturones subparalelos de
dinámica distinta. La transpresión dextral a lo largo de la zona deformada (bloque verde) es dividida en un cinturón
plegado por empuje con un límite perpendicular contrario a la dirección de choque (B), y un límite paralelo de componente
dextral (C). Tomada de Maher (s.f.).
La dinámica de estas zonas convergentes facilita el reacomodo de esfuerzos mediante el
desplazamiento relativo de ambas placas generando grandes terremotos, lo que a su vez
resulta en una contracción y levantamiento de la placa continental hacia el sector de la
trinchera, y una expansión volumétrica y ruptura cortical hacia adentro de esta placa.
La Figura 6 muestra como estos sitios de expansión volumétrica y ruptura cortical son
ideales para el ascenso magmático y el emplazamiento de cámaras magmáticas que
alimentarán vulcanismo superficial.
13
Figura 6. Sección esquemática de una zona de subducción. El campo de desplazamiento (flechas) y la deformación
volumétrica (áreas de color rojo para expansión volumétrica, áreas azules para contracción volumétrica) asociada a sismos
de mega empuje. Los sistemas volcánicos están asociados a estos sectores de gran deformación y expansión volumétrica.
Modificado de Walter & Amelung (2007).
Al igual que la figura anterior la Figura 7 refuerza el concepto de que estos sitios de amplia
deformación y dinámica por desplazamiento cortical suelen ser idóneos para el
emplazamiento de edificios volcánicos. Se debe tener claro que posterior al emplazamiento,
la dinámica de ruptura prosigue en el tanto que el proceso de subducción prosiga, por lo
que el estrés y deformación cortical moldearán estas áreas volcánicas, incidiendo así en la
dirección de formación de los ejes volcánicos, e igualmente modelando los patrones de
estructuras que afectan la corteza en un momento dado, permitiendo el ascenso y escape
de material magmático hasta la superficie.
14
Figura 7. Ejemplo del modelo de localización de cuencas pull apart y push up a lo largo de la falla Sumatra y magmatismo
asociado. (A) Modelo esquemático con perfil a lo largo de la falla Sumatra mostrando la distribución a profundidad de la
transición dúctil‐rígida. (B) Modelo esquemático en planta de la segmentación y proceso de evolución de la falla Sumatra
con oblicuidad incrementándose por subducción. Modificado de Muraoka et al. (2010).
15
Lopes et al. (2014) mencionan que los corredores de esfuerzos transcurrentes controlan el
movimiento magmático, deformando volcanes y desestabilizando sus flancos. Lo que puede
contribuir a la formación de calderas volcánicas como lo ilustra la Figura 8.
Figura 8. Esquema de la hipotético de formación de la caldera de Isla Deception. Modificado de Lopes et al. (2014).
Al igual que el ejemplo de la falla Sumatra, la dinámica de subducción y vulcanismo actúa
de forma similar en Costa Rica. En la Figura 9 se ve como este fenómeno alinea los ejes
volcánicos actuales, concentrando los edificios volcánicos, paralelos a la zona de subducción
a lo largo de todo el país.
16
Figura 9. La rápida tasa de convergencia (≈9 cm/año) de la placa Cocos y la placa Caribe es la causante de frecuentes
sismos (<M 7.0) tanto de origen de subducción, como locales por transferencia de esfuerzos corticales. La imagen ilustra
como este fenómeno de subducción también tiene incidencia directa en el alineamiento de los ejes volcánicos de Costa
Rica. Modificado de Blair (2012).
17
18
mecánico asociado al emplazamiento de diques, migración del fluido magmático y
expulsión, y estrés tectónico. (Burchardt, 2009).
3‐Emplazamiento de sills, lacolitos y lopolitos: el emplazamiento de magma tipo sill ocurre
preferentemente dentro de la corteza rígida. Es generalmente aceptado que los sills son
alimentados por medio de diques los cuáles son deflectados en una orientación paralela a
las capas. El modelo básico de emplazamiento incluye que a nivel de boyancia neutral, el
nivel estructural de la corteza, donde la densidad del magma y la roca caja son iguales,
entonces la boyancia se convierte en cero y el magma fluye lateralmente (Bradley, 1965).
El hinchamiento vertical, que define la transición de un sill a un lacolito ocurre cuando se
da el fenómeno de curvar la carga superior, o sea, cuando la presión interna del magma
sobrepasa la presión ejercida por el peso de la columna de roca sobreyacente. Esto implica
que la formación de un lacolito está limitada a los kilómetros más superficiales de la corteza.
A niveles estructurales más profundos, el piso sufre hundimiento por un movimiento de
descenso dúctil el cual resulta en la generación de lopolitos. En ambos casos, el crecimiento
de la intrusión es el producto de suplir sucesivamente de magma en la forma de una nueva
lámina o unidades tipo sill. (Burchardt, 2009).
4‐Fallamiento en anillo, subsidencia del cauldron, y colapso de la caldera: durante de la
deflación de una cámara magmática, un sistema de fallas en anillo se desarrolla e incluye la
forma de una campana. Cuando estas fallas en alcanzan la superficie, se forma el colapso
de la caldera y el magma transportado por diques en anillo pueden ser extruidos.
(Burchardt, 2009).
19
Figura 10. Esquema que muestra los diferentes tipos de emplazamientos magmáticos que se pueden tener a partir de las
profundidades de la zona de subducción y hasta la superficie continental. Modificado de Burchardt (2009).
20
2.6.3. La cámara magmática y sus características
Un reservorio geotérmico en ambiente volcánico continental está determinado por la
formación, geometría y posterior colapso de una cámara magmática.
La cámara magmática se define como un cuerpo parcial o totalmente fundido localizado en
la corteza y con aporte de magma de una fuente profunda, un reservorio (magmático). A su
vez actúa como un canal de ese magma hacia un área limitada en la superficie, donde se
forma un volcán. (Gudmundsson, 2012).
La Figura 11 permite mostrar cómo cada estructura volcánica, tal como un estratovolcán,
una caldera de colapso, o un volcán en escudo (edificio basáltico), es suplido de magma por
medio de una cámara magmática localizada en la corteza. La formación de un edificio
volcánico mayor es consecuencia de la existencia de una cámara magmática‐ no al
contrario. (Gudmundsson, 2012).
Figura 11. Ilustración esquemática de un edificio volcánico, acá un estratovolcán. La cámara magmática actúa como un
reservorio de magma de una zona de acumulación magmática más profunda (aquí referida como reservorio) y una serie
de láminas inclinadas, sills y diques (incluidos los diques de alimentación). Muchos de los diques son detenidos, algunas
se curvan hasta convertirse en sills. El volcán se yergue en forma de cono porque el magma es conducido por medio de
canales en un área limitada en la superficie. Modificado de Gudmundsson (2012).
21
2.6.4. Formación y geometría de las cámaras magmáticas
La mayoría de las cámaras magmáticas presuntamente se desarrollan a partir de sills
(Menand et al., 2011). Según Gudmundsson (2012), la mayoría de los sills, sin embargo, no
llegan a desarrollar una cámara magmática. Por lo tanto, se deben cumplir algunas
condiciones especiales para que un sill evolucione a una cámara magmática. Esto incluye
que el sill debe (1) ser comparativamente grueso, normalmente de al menos unas decenas
de metros (pero depende de la tasa de expansión) y (2) debe recibir magma en forma
constante (a través de diques) quedando líquido por un período considerable y teniendo
chance de crecer dentro de la cámara. (Gudmusson, 1990).
De acuerdo a Gudmundsson (2012), la evolución geométrica de una cámara magmática
después del emplazamiento inicial en forma de sill varía considerablemente y depende de
muchos factores. Sin embargo, quizás la forma más común del tipo de cámara de cámara
magmática, sigue siendo tipo sill.
Esta forma de cámara magmática es soportada por la común ocurrencia de sills en áreas
volcánicas y la formación de calderas de colapso. Generalmente, una cámara magmática
tipo sill es la geometría más favorable para la generación de fallas en anillo a lo largo de las
cuáles tiende a darse la subsidencia tipo pistón. (Geyer et al., 2006; Acocella, 2007; Geyer
& Marti, 2008, 2009; Gudmundsson, 2011a).
La evolución de los sills a cámaras magmáticas grandes como la mostrada por la Figura 12,
es por lo tanto como se describe a continuación. Un dique es deflectado a un sill en un
contacto donde las propiedades mecánicas y cambios en el estrés local favorecen la
formación de un sill. (Gudmundsson, 1990). Si la frecuencia en la inyección de diques es
muy alta, tanto que los diques anteriores no tienen tiempo de solidificar antes del arribo de
nuevos diques, los diques tienden a ser deflectados una y otra vez donde están los diques
anteriores (Gudmusson, 2011b). Sucesivamente los sills se emplazan (normalmente abajo)
en los diques anteriores, por lo tanto formando una cámara magmática.
22
Figura 12. Ilustración esquemática de la formación de una cámara magmática generada a partir de la inyección de sills. (a)
Un sill se forma en el contacto entre capas de roca de mecánica disimilar. (b) Una inyección consecutiva de diques es
atrapada y sus magmas son parcialmente absorbidos por el sill original. (c) El grupo de sills se expande y (d) forma una
cámara magmática con forma de sill que suple magma a un volcán. Modificado de Gudmundsson (2012).
En el caso que un dique se inyecte en un cuenca, un desplazamiento reciente en las fallas
de la cuenca incrementaría el estrés compresivo horizontal dentro del graben y por lo tanto
ayudando a disparar la deflexión del dique hacia un sill. Si la fuente que suple magma es
suficientemente grande, el sill se propaga lateralmente hasta que se encuentra una o ambas
fallas normales. Muchos sills en zonas de fracturas, tales como cuencas sedimentarias, se
conoce, terminan en fallas normales (Fjeldskaar et al., 2008). Por lo tanto, puede ser que
muchas de las intrusiones clasificadas como campanas se acumulan dentro cuencas activas.
(Gudmundsson, 2012). Ver Figura 13.
23
Figura 13. Evolución de una zona de fracturamiento continental basado en la comparación de modelación con la zona de
fracturamiento de Etiopía. Muestra cómo estas zonas de ruptura por desplazamiento de rumbo o cuencas activas, se
convierten en un sitio idóneo para el ascenso magmático y la formación de ejes volcánicos. Modificada de Corti (2012).
24
En la Figura 14 se observa como algunas cámaras magmáticas eventualmente se vuelven
esféricas o incluso se alargan volviéndose elipsoidales. Una cámara elipsoidal es más
fácilmente desarrollada a partir de conductos cilíndricos a poca profundidad, quizás donde
se intersecan fracturas tectónicas mayores. (Gudmundsson, 2012).
Cámaras magmáticas esféricas como se observa en el caso c, son favorecidas en volcanes
sujetos a estados de esfuerzos isotrópicos o cercanos a la isotropía. Aunque esta geometría
también puede ser resultado del enfriamiento de la cámara que originalmente tenía otra
forma. Una cámara originalmente en forma de sill achatada o alargada esferoidalmente
puede cambiar comparativamente a una a una cámara magmática pequeña y esférica. Por
lo tanto, muchas cámaras esféricas pueden ser el remanente de cámaras magmáticas más
grandes y de formas diversas. (Gudmundsson, 2012).
Cámaras magmáticas de larga duración se pueden volver esféricas, particularmente si el
tiempo promedio de estrés regional tiende a la isotropía. Con ayuda parcial de los procesos
de anatexia (fusión) y quizás deformación dúctil de la roca caja. (Gudmundsson, 2012).Ver
Figura 14. Modelo esquemático de varias posibles formas de cámara magmáticas. (a) Cámaras magmáticas con bordes
irregulares (superficies) son térmica y mecánicamente inestables y tienden a suavizar sus irregularidades. (b) Cámara
alargadas elipsoidalmente pueden existir debajo de edificios volcánicos, particularmente con conos angostos y de paredes
muy empinadas. (c) Cámaras esféricas pueden ser muy comunes, particularmente en etapas tardías. Muchas cámaras de
este tipo generan un enjambre de capas inclinadas. (d) Cámaras magmáticas aplastadas o en forma de sill son
presumiblemente la geometría más común. Modificado de Gudmundsson (2012).
25
Muchos reservorios de hidrocarburos están separados en sectores, esto es, están
compuestos por dominios o partes (compartimientos) que son mecánicamente diferentes
de las partes adyacentes o dominios (Economides & Nolte, 2000; Satter et al., 2008). En el
caso de los reservorios de hidrocarburos, los sectores son comúnmente dominios con
diferente presión de poro y fluidos, así que las presiones en sectores adyacentes del
reservorio las presiones pueden ser muy diferentes. La sectorización es usualmente
relacionada a fallas cerradas, o sea, fallas con muy baja permeabilidad que separan
diferentes partes de un reservorio que impide la migración de fluidos de un sector a otro.
(Gudmundsson, 2012).
Las cámaras magmáticas compuestas de un solo tipo de magma normalmente no pueden
ser sectorizadas. No obstante, como lo indica la Figura 15, muchas cámaras magmáticas
contienen magmas de muy diversa composición y ampliamente diferentes térmica y
mecánicamente. Aún más, los magmas en una cámara usualmente están en varios estadíos
de solidificación, y por lo tanto difieren en temperatura y viscosidad. Por ejemplo, en la
parte superior de una cámara magmática basáltica hay parcialmente fundido, o solidificado,
magma ácido que puede ser inyectado por diques basálticos y capas inclinadas.
(Gudmundsson, 2012).
Figura 15. Los sectores o compartimientos de la cámara magmática pueden ser generados a través de fallamiento, por
ejemplo la formación de (aquí anidadas) calderas de colapso. El flujo magmático entre los compartimientos 1 y 5, y 2 y 4
es poco probable sin partimos de que el magma debería migrar primer a través del compartimiento 3. Las diferencias de
densidad entre el magma en la parte superior de la cámara y su parte inferior hacen que dicha migración sea poco
probable. De la misma forma, el flujo entre los compartimientos 1 y 2, y 5 y 4 es probablemente mínimo, si es que hay. El
magma en cada compartimiento por lo tanto, por algún tiempo por lo menos, evolucionará fuertemente independiente
de los magmas de los demás compartimientos. Modificado de Gudmundsson (2012).
26
2.6.5. Mecanismos de disparo de eventos volcánicos
El requisito para toda erupción es que la presión de la cámara magmática sea
suficientemente alta para crear inestabilidad en el sistema volcánico. Este exceso de presión
se conoce como sobrepresión. Anónimo (2011). Existen varios tipos de disparadores que
pueden llevar a una erupción volcánica:
1‐Mezcla de magmas: se observa en la Figura 16 que cuando dos tipos de magmas se
mezclan, el resultado puede ser explosivo. Esto por cuanto se da un rápido calentamiento
y la liberación de volátiles lo cual ocurre por la movilización del nuevo magma.
Figura 16. Esquema de erupción generada por mezcla de magmas máficos y silíceos en la cámara magmática. Modificado
de Eichelberger (2010).
27
2‐Sismos cercanos: sismos moderados hasta los de alta intensidad pueden ocurrir cercanos
o dentro de los volcanes. Las ondas sísmicas baten la cámara magmática y el suelo, pueden
agitar o remover el magma resultando en un incremento de la presión. Las fracturas de los
sismos se pueden extender por debajo o a través de los volcanes resultando en una caída
de la presión la cual libera el magma desde sus raíces ubicadas a profundidad. Ver Figura
17.
Figura 17. Esquema de erupción disparada por un sismo. Tomada de Walter & Amelung (2007).
3‐Descompresión: en la Figura 18 se observa como una caída en la presión sobre la cámara
magmática puede resultar en un movimiento magmático y en una erupción. La masa de
roca sobre la cámara creada por erupciones previas y una corteza deformada actúan como
tapón previniendo el magma de explotar desde su fuente profunda. La descompresión
puede ser causada por erosión y deslizamientos, pero estos usualmente tienen mínimos
efectos en la carga aplicada sobre la cámara magmática.
Figura 18. Esquema de erupción disparada por descompresión magmática. Modificado de ESRF/Hawtin (2014).
28
Figura 19. A: emplazamiento de un domo bajo un glaciar. B: derretimiento del glaciar y crecimiento del domo con emisión
de vapor. C: derretimiento fuerte del glaciar y colapso del domo con erupción. Modificado de Capra et al. (2015).
29
5‐Deslizamientos/colapsos de los flancos: la Figura 20 ejemplifica como el deslizamiento o
colapso de flancos puede generar una erupción por descompresión como se mencionó
anteriormente. Eventos suficientemente grandes para desestabilizar un volcán son
usualmente resultado de sismos cercanos o internos, o la intrusión de magma, así como
lluvias.
Figura 20. Erupción originada ante un deslizamiento de uno de los flancos del volcán Santa Elena, EEUU. Modificado de
Moore & Albee (1981).
30
6‐Escape de volátiles: en tanto el magma se mueve hacia la superficie, los gases (volátiles)
disueltos en el magma son expelidos debido al decrecimiento en la presión. La Figura 21 es
una representación de que en tanto la presión disminuye, una vez que el sello se rompe, el
magma se mueve suficientemente cerca de la superficie, el gas se expande rápidamente y
tiende a generar una explosión.
Figura 21. Erupción generada por liberación de gases. Modificado de Cashman & Sparks (2013).
7‐Contacto con agua subterránea o agua superficial: en la Figura 22, en tanto el magma se
mueve a la superficie, este puede llegar a entrar en contacto con agua subterránea o
superficial causando una rápida ebullición y una erupción de vapor (erupción
freatomagmática). El magma puede o no, ser arrastrado con el vapor de agua y debris.
Figura 22. Erupción generada por liberación de gases. Modificado de Wohletz & Heiken (1992).
31
De menor posibilidad están:
8‐Marea terrestre: así como el mismo efecto de la atracción gravitatoria del sol y la luna
afectan los océanos, se afecta la parte sólida de la tierra. Las mareas terrestres son débiles
y resultan de una mínima deformación del suelo; sin embargo, es capaz de inestabilizar un
volcán en un punto crítico. El efecto es mayor cuanto más máfico es el magma, y en volcanes
activos un incremento en la actividad algunas veces se puede determinar durante una
marea alta terrestre. También volcanes activos en locaciones donde la corteza terrestre está
adelgazada pueden ser más susceptibles de erupción en una marea terrestre.
9‐Terremotos de gran magnitud distantes: actualmente está en debate si sismos de gran
intensidad distantes pueden generar incremento en la actividad volcánica. Se cree que las
ondas sísmicas viajan a través del manto y pueden remover magma resultando en un
movimiento incrementado. Posiblemente la actividad sísmica ha sido registrada hasta
500km de lejanía, sin embargo podría potencialmente extenderse más allá de eso. Este tipo
de disparador puede tomar hasta un año para causar una erupción debido al lento
movimiento del magma.
10‐Desglaciación continental: datos históricos implican que en el tanto los glaciares
continentales se fundían, esto podía tener un efecto significativo en la periodicidad de las
erupciones volcánicas. Con una diminución de la presión en la corteza a partir de láminas
masivas de hielo de hasta kilómetros de espesor, las temperaturas del manto pueden
incrementarse y el magma puede ascender más libremente hacia la superficie debido a este
decrecimiento de la presión de confinamiento.
32
Figura 23. Ejemplo de caldera de colapso: Imagen batimétrica de Crater Lake, Oregon. Modificado de Klimasauskas (2002).
33
2.6.7. Procesos para la formación de calderas de colapso
Las calderas pasan por una serie sistemática de etapas de desarrollo relacionadas a
intrusión, erupción, y cristalización de la intrusión subvolcánica. Smith & Bailey (1968). A
continuación se describen las etapas de colapso de acuerdo a Smith & Bailey (1968).
Etapa 1 (Tumescencia regional): la Figura 24 muestra el levantamiento tipo domo de las
rocas precaldéricas. Esto debido a la intrusión de magma a niveles someros de la corteza
terrestre. Esto da como resultado extensión en la corteza situada sobre la cámara
magmática generando fallas anulares. Se dan erupciones piroclásticas menores o de lavas
a lo largo de fracturas anulares de escape.
Figura 24. Etapa 1: Tumescencia regional. Tomado de Morton (2010).
Etapa 2 (Erupción ignimbrítica): La erupción de materiales piroclásticos hace que descienda
la presión en la cámara magmática y se establezcan las condiciones para el colapso. Tal
como lo ilustra la Figura 25, las erupciones ocurren a lo largo de las fracturas anulares o
fallas en anillo. Esta etapa usualmente ocurre con la etapa 3. En un entorno subaéreo,
erupciones piroclásticas pueden ser relativamente continuas y conducir a la formación de
secuencias relativamente gruesas de cenizas de caída, flujos piroclásticos y depósitos tipo
surge. Los materiales pueden soldarse. Las erupciones son magmáticas. Erupciones
piroclásticas subacuáticas pueden ser episódicas y producir secuencias relativamente
gruesas de estratificación de flujos piroclásticos, flujos masivos y depósitos de caída de
cenizas. El material puede soldarse con erupciones masivas. Las erupciones son
dominantemente magmáticas con actividad hidromagmática secundaria.
34
Figura 25. Etapa 2: Erupción ignimbrítica. Modificado de Morton (2010).
Etapa 3 (Colapso de la caldera): esta se puede observar en la Figura 26, y corresponde al
mayor evento dinámico en el desarrollo de un complejo caldérico. Esta fase es acompañada
por formación brechas heterolíticas gruesas llamadas meso (menos de 1m de diámetro) y
megabrechas (algunos fragmentos de 500m a más de 1km de tamaño). Se generan
productos de pérdida de masa durante el colapso que pueden representar una parte
sustancial del relleno de la caldera. En algunos lugares se da interestratificación de meso y
megabrechas y flujos piroclásticos: erupción y colapso.
Figura 26. Etapa 3: Colapso de la caldera. Tomado de Morton (2010).
35
Etapa 4 (Pre‐resurgencia volcánica/sedimentación): se genera la erupción de flujos lávicos
y domos como se observa en la Figura 27, a lo largo de las estructuras anulares o fisuras
que limitan la caldera. Lo anterior asociado a la formación de muchos flujos
sedimentarios/detríticos de material conforme las paredes son fuertemente erosionadas.
Puede darse la omisión de la etapa 5 y saltar a la 6. Se puede generar un complejo de domos
en la partes hundidas; también darse emplazamiento de oro epitermal.
Figura 27. Etapa 4: Pre‐resurgencia volcánica/sedimentación. Tomado de Morton (2010).
Etapa 5 (Resurgencia tipo domo o levantamiento en domo): Este levantamiento tipo domo
del piso de la caldera se da debido al influjo de nuevo magma en el plutón subvolcánico
(cámara magmática), como se muestra en la Figura 28. Puede no darse. Esto lleva al
reacomodo del piso de la caldera (levantamiento del centro, con descenso de los bordes) y
por lo tanto el desarrollo de nuevas cuencas; esas cuencas unidas por fallamiento se
convierten en trampas de sedimentos y lavas. Puede ocurrir la extensiva intrusión de
complejos de diques y sills dentro de los estratos de la caldera en esa etapa – diques en
anillo.
36
Figura 28. Etapa 5: Resurgencia tipo domo. Tomado de Morton (2010).
Etapa 6 (Fractura volcánica mayor anular): Se da la erupción de flujos lávicos y domos a lo
largo de fracturas anulares o fisuras que bordean la caldera. Asociado a esto se da la
formación de muchos flujos de materiales sedimentarios/debris en el tanto hay intensa
erosión de las paredes. Se puede generar un complejo de domos en las partes hundidas.
Ver Figura 29.
Figura 29. Etapa 7: Actividad final fumarólica y nacientes termales. Tomado de Morton (2010).
El esquema de la Figura 30, pone en manifiesto como las condiciones de colapso obedecen
a relaciones matemáticas de forma, tamaño, profundidad y grosor de las cámaras
magmáticas. En su trabajo “Thermomechanical behavior of large ash flow calderas”, Burov
& Guillou‐Frottier (1999) realizaron una serie de modelaciones numéricas, para simular los
esfuerzos y posibles rupturas estructurales asociadas al colapso de una caldera como las
indicadas anteriormente, de esta forma generando diferentes escenarios al variar las
características geométricas de las cámaras magmáticas.
37
Figura 30. Escenarios de ruptura por colapso variando geometrías de la cámara magmática, en este caso sin sufrir
deformación regional tectónica. Dependiendo de la geometría la cámara puede no colapsar como en el caso de 2R/H= 1
(cámara magmática de poca extensión lateral), colapsar parcialmente como el caso 2R /H = 2.4, puede colapsar
completamente, 2R/H= 5, o incluso en cámaras muy grandes, generar múltiples estructuras de colapso concéntricas,
2R/H= 15. 2R: tamaño horizontal de la caldera y H: espesor de la cámara magmática sobre presurizada y d: profundidad
de la cámara magmática. Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999).
Del modelo anterior se puede derivar que una cámara magmática dependiendo de su
geometría y ubicación, puede presentar múltiples colapsos, permitiendo así los diversos
estadíos conforme evoluciona, acorde a las etapas definidas por Smith & Bailey (1968).
38
Figura 31. Modificado de Lipman (1997).
39
2‐Pared topográfica interna: como lo revela la Figura 32, típicamente es más pronunciada
en sus partes superiores, genera acantilados escarpados comúnmente en calderas
recientes, pero tiende a un perfil cóncavo que se aplana conforme desciende la ladera. Esto
se genera como respuesta no a fallamiento, si no a ensanchamientos por deslizamiento y
caída de rocas de en paredes muy verticales durante y posterior a la formación de la caldera.
En la de base de la pared de la zona ampliada de la caldera, materiales de relleno
intracaldéricos pueden depositarse contra los bordes fallados de la caldera que están sin
modificar por hundimiento gravitacional.
En planta, las paredes topográficas de la mayoría de calderas de ceniza por flujo son
festoneadas por escarpes de deslizamientos individuales y caídas de rocas. En muchas
calderas multicíclicas, grandes y tardías erupciones tienden a causar subsidencia del área
completa de la anterior caldera, y las estructuras menores de subsidencia tienden a caer
dentro de esta última caldera. (Lipman et al., 1996).
Figura 32. Modificado de Lipman (1997).
3‐Collar de colapso: el material removido por desgaste y retroceso de los escarpes definen
este collar de colapso. Corresponde al volumen de roca que yace entre la pared según se
observa en la Figura 33.
40
Figura 33. Modificado de Lipman (1997).
4‐Fallas del borde: corresponden a fallas arqueadas (fallas en anillo) expuestas en algunas
calderas fuertemente erosionadas (principalmente de 5km o más de diámetro). La
presencia de fallas de borde en algunas calderas menos erosionadas pueden ser inferidas
de la distribución de puntos de emisión post colapso, levantamiento resurgente simétrico
de las rocas volcánicas del relleno de la caldera, y evidencia de puntos de emisión de la
erupción que formaron la caldera, a lo largo de segmentos arqueados marginales de la
caldera (Smith & Bailey, 1968; Bacon, 1983; Hildreth & Mahood, 1986). Las fallas en anillo
pueden acomodar levantamiento, así como subsidencia. (Lipman, 1997).
Como se observa en la Figura 34, las fallas en anillo pueden buzar fuertemente hacia
adentro a niveles corticales someros, verticalizándose, y buzando hacia afuera a niveles
justo sobre la cámara magmática dentro de la cual la caldera subsidió. (Lipman, 1997).
41
Figura 34. Modificado de Lipman (1997).
5‐Relleno intracaldérico (futuro reservorio geotermal): Los rellenos intracaldéricos son la
evidencia clave de los procesos caldéricos, porque la mayoría o todas las calderas grandes
colapsan por erupciones asociadas, y se acumulan varios kilómetros de tobas de flujo de
ceniza intercaladas con brecha de deslizamiento de la paredes de la caldera dentro de la
zona hundida. (Lipman, 1997).
Según se observa en la Figura 35, las tobas y brechas que se acumulan concomitantes con
la subsidencia de la caldera, la mayoría de calderas pre‐holocenas están parcialmente a
completamente rellenadas por lavas más jóvenes y tobas eruptadas por puntos de emisión
posteriores al colapso de la caldera, debris sedimentario erosionado de macizos volcánicos
a mayor elevación, y depósitos volcánicos de centros separados. Dichos depósitos post
caldéricos tienden a ocultar las estructuras volcánicas primarias, especialmente en calderas
no resurgentes, impidiendo la interpretación de los procesos de subsidencia e incluso
ocultando la presencia de algunas grandes calderas. (Lipman, 1997).
42
Figura 35. Modificado de Lipman (1997).
6‐Piso de la caldera: el piso estructural es el terreno de la superficie precaldérica, en
contraste con el piso topográfico caldérico expuesto en la superficie dentro de una caldera
joven. La mayoría del fallamiento en los rellenos intracaldéricos están documentados por
aspectos estratigráficos que ocurrieron no en el período de subsidencia, si no durante el
levantamiento resurgente o algún otro levantamiento del piso de la caldera, como indican
desplazamientos de todas las unidades de la caldera. (Lipman, 1997).
Las fallas de crecimiento, conforme son más superficiales tienden a un menor
desplazamiento, y deben estar presentes dentro del relleno penecontemporáneo al
colapso, si es que el piso de la caldera fuese fuertemente dislocado durante el hundimiento.
(Lipman, 1997). Ver Figura 36.
43
Figura 36. Modificado de Lipman (1997).
7‐Cámara magmática sub caldérica: las observadas por erosión tienen en común, haber
sido emplazadas a pocos kilómetros de la superficie volcánica regional, con las zonas de los
techos sobresaliendo en el relleno intracaldérico de la caldera asociada. Lipman (1984). La
acumulación de magma silíceo de baja densidad en una cámara grande y somera, puede
generar levantamiento y estrés tensional en la superficie, pudiendo ser importante en el
disparo de fallamiento anular y permitiendo el colapso de la caldera (Gudmundsson, 1988;
Marti et al., 1994).
2.6.9. Comportamiento termomecánico de los reservorios
Las calderas de colapso (posteriormente reservorios geotermales), poseen propiedades que
les permiten contener suficiente energía calórica para dar paso a procesos de alteración
hidrotermal y posterior sellado del yacimiento. Estos procesos a su vez, son viables gracias
al mecanismo de emplazamiento de las rocas en el medio, propiedades particulares de
conducción térmica de las rocas, de estructuras de origen vulcano‐tectónicas, y de la
relación espacial que estas tengan entre sí tal como lo presenta la Figura 37.
Compilaciones de datos de conductividad térmica desde las primeras medidas realizadas
por Smith (1960) muestran que los flujos de tobas tienen alta pero muy variable porosidad
(entre 3 y 50%). Así mismo las tobas (y tobitas) corresponden a la familia de rocas volcánicas
que poseen la menor conductividad térmica posible. (Burov & Guillou‐Frottier, 1999).
44
Las fallas en anillo y fracturas están localmente rellenadas por rocas con abundante cuarzo
(Clauser & Huengues, 1995), el cuál es probablemente más conductor que el resto de rocas
tal como se expone en la Figura 38 y Figura 39. Esto soportando por estudios (Guillou‐
Frottier et al., 1996) que sugieren altos valores de conductividad térmica para cuarcitas, 4
veces más alto que unidades de flujos de tobas intracaldéricas. (Burov & Guillou‐Frottier,
1999).
Figura 37. Diagrama de modelo termal usado para investigar los efectos de la refracción calórica en medios caldéricos. En
dicho modelo se observa como la zona de reservorio y la zona de falla tienen coeficientes distintos, y fuera del reservorio,
en la roca caja su conducción térmica tiende a infinito. Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999).
Es obvio que un contraste de conductividad térmica tan alto entre las secuencias de rellenos
de la caldera y los bordes de la caldera pueden modificar los patrones de transferencia de
calor en estado de equilibrio. Por lo tanto, si el ancho de las fallas de los bordes
esencialmente se incrementa con la profundidad como sugiere Rytuba (1994), uno podría
esperar que la alta conductividad térmica de las fallas en anillo que rodean los flujos de
tobas de la intracaldera tenga un efecto termal significativo, “canalizando” parte del flujo
de calor lateral. Se debe sin embargo aclarar, que las rocas ricas en cuarzo se vuelven menos
conductoras cuando la temperatura incrementa, donde las unidades de flujos tobáceos se
vuelven menos porosas (y menos aislantes), esto conforme se incrementa la profundidad.
O sea que un contraste de conductividad térmica entre los flujos tobáceos y las fallas de las
calderas debe ser dependiente de la profundidad. (Burov & Guillou‐Frottier, 1999).
45
Figura 38. (a) Conductividades térmicas de las rocas presentes en calderas (de Clauser & Huenges, 1995). (b) Rocas ricas
en sílice presentes en los bordes de fallas caldéricas son buenos materiales conductores térmicos, en tanto que tobas (y
tobitas) son malos conductores térmicos. Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999).
46
Figura 39. Campo térmico dentro y en las periferias de una caldera para dos casos. A la izquierda, los resultados para una
falla sin espesor; a la derecha, resultados para una falla con ancho fw=0.1 para enfatizar la anomalía térmica. Las isotermas
se levantan por el efecto de asilamiento de las ignimbritas. El flujo de calor f es continuo a través de las discontinuidades
verticales, contrario al gradiente de temperatura horizontal g. Cuando no hay ancho, el gradiente de la temperatura cerca
de la falla muestra una variación pequeña conforme se incrementa la profundidad, en contraste al caso de la derecha.
Para grandes espesores, las variaciones de G y F respecto a la profundidad muestran que el ancho de la falla cuenta para
la transferencia lateral de calor de las ignimbritas a la roca caja. La superficie (z=0) las anomalías G0 y F0, sin efectos
notables (el calor muestra un pico sobre la falla conductora). Modificado de Burov & Guillou‐Frottier (1999).
Dos efectos termales deberían tener mayor influencia en la evolución del sistema
postcaldérico: (1) la difusión de calor del cuerpo magmático caliente y (2) y la cobertura
térmica aislante ignimbrítica. (Burov & Guillou‐Frottier, 1999).
De la imagen anterior se deduce que los campos geotérmicos se comportan como buenos
almacenes de calor, toda vez que transfieren en su mayoría, pobremente el calor, por lo
tanto sirviendo de almacenes. A su vez cualquier estructura mayor dentro de un campo
geotérmico activo con alto nivel de silicificación debe poseer una marcada influencia
térmica, mayor que los alrededores.
47
2.6.10. Rutas de migración de fluidos en el reservorio
Estudios geológicos estructurales indican que la permeabilidad de las fallas se vuelve
evidente en la producción de fluido caliente a la superficie por la presencia de nacientes
termales, debido a que se encuentran comúnmente en zonas irregulares tales como
extremos de fallas, intersecciones, escalones o superposiciones, y cambios de rumbo. La
tensión activa en estas irregularidades puede resultar en fracturas abiertas en superficies
de falla recientes, bloques en la falla, repetida ruptura, y concentraciones de tensiones
residuales, que también pueden ser selladas con el tiempo por mineralización. Una revisión
detallada de patrones permeables en ambientes geotérmicos sugiere que la permeabilidad
cerca de irregularidades se desarrolla en zonas de estrés tensional secundario y zonas de
redes de fracturas de cizalla‐extensional o zonas dañadas con base en abundantes nacientes
termales, alteración y locaciones con fumarolas, y una amplia localización de campos
geotérmicos en zonas de cizallamiento y superposición por tracción, tal como lo muestra la
Figura 40. (Melosh, 2015).
Figura 40. Imagen que muestra las características estructurales idóneas para sistemas geotermales de la región del Great
Basin. A. Fallas normales principales. B. Inflexión en una falla normal principal. C. Terminación de falla o terminación o
terminaciones, también llamada cola de caballo. D. Falla escalonada o con ruptura en escalones abierta por fallas
conectadas menores. E. Intersección de falla. F. Zona de reacomodo, consiste en un corredor enrejado opuesto al
buzamiento de las fallas normales. G. Zona de transferencia por desplazamiento, donde una falla principal de cizalle
termina en un arreglo de fallas normales. G. Pull‐apart transtensional en una zona de cizalle. Modificado de Faulds & Hinz
(2015).
48
De acuerdo a Kahiga (2014), los ejes vulcanotectónicos son estructuras que involucran tanto
lavas como fallamiento. Por lo tanto, ambas actividades volcánicas y tectónicas dan lugar al
crecimiento de sistemas de fracturas bien desarrollados que son importantes zonas
acuíferas y que contribuyen a la permeabilidad.
Estos sistemas de fracturas permeables acuíferas se conocen como hidrofracturas y de
acuerdo a Gudmundsson et al. (2002), incluye todas aquellas fracturas que están
impulsadas a estar abiertas por sobrepresión de fluido, indistinto si se trata de gas, aceite,
magma, agua geotérmica o agua subterránea.
Una hidrofractura es parcial o totalmente generada por presión interna del fluido que forma
su trayectoria mediante la unión de discontinuidades en la roca caja al final de su extensión.
Las discontinuidades incluyen contactos, uniones, fallas, y otros tipos de zonas de debilidad.
Cuando una discontinuidad tiene un relleno, por ejemplo minerales secundarios o brechas
de falla, su rigidez y fuerza de tensión puede acercarse a la del relleno. Comúnmente, la
rigidez de la roca caja y la de la discontinuidad son diferentes, y las concentraciones de
estrés en sus contactos favorecen el desplazamiento y la propagación de la fractura en la
discontinuidad. Por lo tanto, una discontinuidad sujeta a un campo de esfuerzos adecuados
tiene comúnmente una fuerte tendencia a desplazarse y, por ende, a mantener una cierta
permeabilidad paralela a esta. (Gudmundsson et al., 2002).
Los fluidos en un reservorio fracturado son ampliamente, y quizás totalmente, controlados
por la permeabilidad de su red de fracturas. Para que un fluido migre de un punto A a otro
punto B en un reservorio, debe haber al menos un grupo interconectado de fracturas que
una estos dos puntos. La Figura 41 muestra que la permeabilidad asociada con una fractura
individual está principalmente controlada con su grado de apertura, eso quiere decir que la
tasa de flujo a través de una fractura es proporcional al cubo de su apertura. (Sonja et al.,
2007).
49
Figura 41. En tanto no haya grupos de fracturas interconectadas entre dos sitios A y B en un reservorio fracturado (superior
izquierdo) la permeabilidad será baja. Tan pronto existe ese sistema de fracturas (superior derecha), la permeabilidad del
reservorio incrementa rápidamente (inferior): se alcanza el umbral de percolación. Modificado de Sonja et al. (2007;
modificado de Stauffer & Aharony, 1994).
En medios heterogéneos, por ejemplo en estratos rocosos, por contacto, muchas fracturas
se restringen, especialmente en contactos entre capas con propiedades mecánicas muy
distintas. Las fracturas que se restringen a un solo tipo de capa son conocidas como
estratoligadas, en tanto que las que no posee tanta restricción son no‐estratoligadas (Odling
et al., 1999). Un reservorio donde la mayoría de fracturas son estratoligadas es poco
probable que desarrolle un sistemas de fracturas interconectadas, a diferencia de uno de
fracturas no‐estratoligadas como lo muestra la Figura 42. Por lo tanto, un reservorio de
fracturas estratoligadas no podrá alcanzar el umbral de percolación necesario para una
permeabilidad significativa. (Sonja et al., 2007).
50
Figura 42. Fracturas en forma de T pueden ser resultado donde la hidrofracturación topa con una discontinuidad horizontal
débil, acá el contacto inferior entre los estratos A y B. Modificado de Gudmundsson et al. (2002).
Está claro entonces que los fluidos en un reservorio geotérmico requieren de un patrón de
estructuras permeables y no sólo permeabilidad estratoligada, o sea requiere de fracturas
tipo falla.
Por otro lado, una fractura rellena de fluido siguiendo una falla no es un plano principal de
esfuerzo si no que más bien una referencia para el esfuerzo normal en aquella parte del
plano de falla donde la migración de fluido se da. El esfuerzo normal será diferente para
una falla normal y una de cizalle, en cuyo caso la sobrepresión y abertura, y por lo tanto el
transporte de fluidos, puede diferir entre estos tipos de fallas. Gudmundsson et al. (2002).
Las características hidrogeológicas de una zona de falla pueden verse con detalle en la
Figura 43.
51
Figura 43. Las unidades principales hidrogeológicas de una zona de falla son la zona dañada y el núcleo. El desplazamiento
de la falla es principalmente a lo largo del núcleo, o sus contactos en la zona dañada. El transporte de fluidos a lo largo del
núcleo es mejor modelada como un flujo en un medio poroso, excepto durante fallamiento sismogénico cuando debería
modelarse como un medio fracturado. Gudmundsson et al. (2001). Por el contrario, el flujo por la zona daña es mejor
modelado como un flujo a través de un medio fracturado. Gudmundsson et al. (2002). Modificado de Torti et al. (2003).
Muchos autores han intentado relacionar los daños de las fracturas relacionados con las
fallas y el ancho de la zona dañada con la mecánica responsable para su formación. La
Figura 44 compila los procesos principales que han sido sugeridos para la producción de
zonas fracturadas dañadas en los alrededores de las fallas (Wilson et al., 2003; Blenkinsop,
2008; Mitchell & Faulkner, 2009).
52
Figura 44. Procesos responsables de la creación de daños externos a las zona de falla resultando en zonas dañadas (a partir
de). El daño en la figura muestra como modelo I fracturas que rodean la falla. Los modelos a la izquierda de cada muestran
el estado inicial, en tanto que las de la derecha muestran el estado evolucionado. (a) Muestra daño a partir de la
coalescencia de microfracturas; (b) muestra daño a partir de la unión de estructuras; (c) presenta el daño a partir del
crecimiento de una fractura que involucra una “zona procesada”; (e) presenta daño de una fractura co‐sísimica, donde vr
es la velocidad de ruptura y (f) muestra como una combinación de todas estas puede producir un patrón complejo de
zonas dañadas que rodean el núcleo de la falla. Basado en Mitchel & Faulkner (2009), Wilson et al. (2003), y Blenkinsop
(2008). Modificado de Faulkner et al. (2010).
53
Solumn et al. (2005) también menciona que estos patrones complejos de zonas dañadas o
fábricas tipo gouge serían idóneas para el paso permanente de fluidos, y Faulkner (2004)
agrega que la permeabilidad paralela a la falla se espera sea condicionada por los
alrededores de la zona fracturada dañada que circunda la fábrica gouge. Para un flujo
perpendicular a la zona de falla, la permeabilidad de la falla gouge así como la continuidad
de la capa gouge serán factores limitantes.
Un ejemplo un enrejado de fracturas con migración de fluidos geotermales como las
descritas se puede observar en la Figura 45., correspondiendo al modelo de la Isla Viti Levu
(parte de la República de Fiji), de la cual Cox (1982) menciona como un sitio de recursos de
baja temperatura por los cuáles migran fluidos a la subterráneos de entre 90 y 115°C; y de
la cual Rahiman & Pettinga (2009) mencionan como fallas activas que generan sismos de
diversa magnitud.
Figura 45. Diagrama conceptual mostrando la relación entre sismicidad (tanto grandes como sismos menores), y la
activación de segmentos de falla y fallas de desplazamiento mayor dentro de un marco de enrejado de fallas. Modificado
de Rahiman & Pettinga (2009).
54
Otro ejemplo se puede apreciar en la Figura 46., el cuál es un modelo conceptual que
recopila la evolución de la mayoría de estructuras del volcán Aluto (Etiopía), que controlan
el vulcanismo superficial y la migración de los fluidos geotermales.
Figura 46. Imagen que muestra (A) La evolución estructural previo a la formación del volcán Aluto (Etiopía), (B) El desarrollo
de la caldera de colapso, y (C) el estadío post colapso y la migración de fluidos por contactos estratigráficos y
principalmente por estructuras vulcano‐tectónicas. Modificado de Hutchison et al. (2015).
De acuerdo a Melosh (2015) la localización de blancos de perforación a través del patrón de
fracturas empieza por la interpretación del sentido reciente de deformación local en
irregularidades de las fallas y edificios volcánicos, basado en los campos de esfuerzos, en
áreas con tipos de rocas apropiadas para identificar la red de distribución de fracturas
abiertas en la vertical, en áreas cuya extensión lateral se basa en la comparación de campos
similares. La geometría de estos patrones son extrapolados a profundidad para identificar
objetivos de perforación.
55
2.6.11. Origen de fluidos hidrotermales y mineralogía de alteración
de reservorios geotérmicos asociados a ambientes volcánicos
Una vez que se tienen las condiciones de almacenamiento con un medio ampliamente
fracturado, y su correspondiente anomalía térmica, el reservorio debe ser llenado por agua,
que posteriormente será calentada y contenida en un espacio sellado aislado del exterior
(fuera de la caldera) y presurizado. Estas aguas se convertirán en aguas hidrotermales.
Maksaev (2001) menciona que los datos provenientes de fuentes termales, aguas de minas,
túneles, sondajes, inclusiones fluidas de minerales y rocas indican que hay cinco fuentes de
aguas hidrotermales:
Aguas meteóricas: incluye aguas superficiales y subterráneas (acuíferos o napas de
aguas subterráneas).
Aguas marinas: agua de los océanos.
Aguas connatas o de formación: aguas que quedan atrapadas en los intersticios o
poros de secuencias de rocas y aguas meteóricas de penetración profunda.
Aguas metamórficas: aguas liberadas por cambios mineralógicos de
minerales hidratados a minerales anhidros.
Aguas magmáticas: aguas primarias derivadas de procesos ígneos que dan origen a
rocas intrusivas y volcánicas.
La química de fluidos geotérmicos cercanos a un pH neutro está determinada por la
interacción de celdas convectivas de agua meteórica con la roca caja, y una componente
inferida de fluido magmático (Giggenbach, 1980, 1981, 1984, 1986, 1988). El contenido
gaseoso de los fluidos ascendentes, el cuál es muy variable (Hedenquist & Henley, 1985),
está ampliamente determinado por el aporte magmático (Giggenbach, 1986).
Fluidos de pH casi neutro están presentes en zonas de ascensos de la mayoría de sistemas
geotérmicos (Browne, 1978; Henley & Ellis, 1983). En las rocas volcánicas estos fluidos
resultan en un arreglo de alteración estable incluyendo minerales tales como el cuarzo,
albita, adularia, ilita y /o esmectita, clorita, zeolitas y otros calcosilicatos, calcita, pirita y
sulfuros metálicos. Esta distribución de algunos minerales (particularmente de las arcillas,
zeolitas y calco‐silicatos) es sensible a la temperatura, y refleja las isotermas en sistemas
activos. (White & Hedenquist, 1990).
56
Algunos depósitos epitermales están asociados con alteración argilítica avanzada que se
produce a mayores temperaturas (Rye et al., 1989). La roca caja puede también evidenciar
lixiviación ácida, dejando únicamente sílice residual. White & Hedenquist (1990). Lixiviación
amplia de las rocas por flujos de ácidos calientes ascendentes pueden ser resultado de una
contribución directa, sin reaccionar de volátiles magmáticos tales como tales como HCl, HF
y SO2. (Bethke, 1984; Hendenquist, 1987). Estos fluidos son distintos de la mayoría de
fluidos geotermales en tanto no pudieron interactuar suficiente con la roca caja para
neutralizarse. (White & Hedenquist, 1990).
En la superficie de sistemas geotermales, las aguas son calentadas por a partir de la
interacción y condensación de vapor y H2S separado de los fluidos subterráneos en
ebullición. El sulfuro se oxida a sulfato cerca de la superficie, generando por lo tanto acidez,
la cual resulta en áreas con alteración argilítica. (Browne, 1984). El típico arreglo
mineralógico producto de aguas superficiales ácidas calentadas por vapor incluye arcillas
caoliníticas, alunita y cristobalita así como también sulfuro nativo y pirita. La mayoría de la
oxidación ocurre en la zona vadosa, por lo que la condensación del vapor y gases por debajo
de este punto resulta en la formación de aguas enriquecidas en CO2 en las márgenes y
sobreyaciendo el reservorio geotérmico. (White & Hedenquist, 1990).
La dilución de fluidos ascendentes (por aguas marginales o agua somera) es el otro proceso
(aparte de ebullición) que ocurre en el ambiente geotermal. (Giggenbach & Stewart, 1982).
Las condiciones anteriormente mencionadas se pueden ver en el modelo que expone la
Figura 47.
57
Figura 47. Perfil esquemático ilustrando las características geológicas e hidrológicas de los depósitos de cuarzo‐(caolinita)‐
alunita y adularia‐sericita. Las características mostradas evolucionan con el tiempo; y no necesariamente se dan al mismo
tiempo. Ambientes locales de depósitos de baja sulfuración incluyen: (A) fallas que limitan cuencas (B) mineral diseminado
en las rocas sedimentarias (C) filones o vetas de desgasificación, ricos en CO2, bajo contenido de sulfuro, sistemas de baja
sulfuración; (E) pórfido asociada a filón tipo stockwork, etapas ricas en sulfuro (sulfuración intermedia), etapas pobres en
sulfuros y (H) reemplazo diseminado asociado a los depósitos de tipo pórfido y depósitos tipo stockwork, incluye agua de
mar: sulfuros. Ejemplos de entornos de alta sulfuración incluyen: (D y G) alteración argílica avanzada por calentamiento
de vapor (cuarzo‐caolinita‐alunita); (F) magmático‐hidrotermal, cuarzo en oquedades por alta sulfuración (±
aluminosilicatos, corindón, alunita). El fluido se desplaza paralelo a las isotermas. Zonas de flujo ascendente se muestran
esquemáticamente mediante isotermas con flechas. La desgasificación volcánica se refiere a la desgasificación magmática
impulsada por despresurización durante el emplazamiento (“primera ebullición”). La desgasificación no volcánica se
refiere a la exsolución de vapor durante la cristalización (“segunda ebullición”). El SO2 se inestabilidad a H2S y H2S04
durante el ascenso por debajo del medio ambiente (F). Nótese que la circulación libre ocurre sólo en la corteza arriba de
los 400°C. Modificado de Taylor (1996).
Las condiciones de Temperatura (T) y presión (P) del medio para rocas metamorfizadas de
alto grado a T sobre los 400°C son estimadas usando equilibrios termodinámicos. En
principio, esta misma aproximación puede ser usada para rocas de bajo grado (diagénesis
temprana hasta condiciones metamórficas), donde se dan evoluciones minerales típicas
como la transición de esmectita→ ilita/esmec ta → ilita → muscovita, que son observadas
conforme incrementa la temperatura, la cual está asociada a cambios continuos de la
composición mineral. Vidal et al. (s.f.).
Las arcillas esmectita y esmectita‐ilita son producto de la alteración de la roca en la zona de
50 a 200°C sobre y alrededor de la mayoría de sistemas volcánicos geotérmicos de alta
temperatura y pH neutro. (Browne, 1978).
La “cobertura” arcillosa de esmectita es un componente activo de la hidrología geotérmica,
usualmente sellando en forma parcial la parte superior y los lados del reservorio, creando
58
acuíferos colgados en la zona vadosa que sobreyacen los reservorios de alta temperatura.
La alteración arcillosa dentro del propio reservorio es más del tipo clorita e ilita. (Gunderson
et al., 2000).
Los arreglos de alteración incluyen esmectita o una capa mezclada de ilita‐esmectita
típicamente encontrada a temperaturas por debajo de los 200°C. Gunderson et al. (2000).
Jennings & Thompson (1986) y Harvey & Browne (1991) demostraron que en ambientes
geotérmicos, la esmectita pura es estable solamente cercana a los 70°C si hay una completa
interacción agua‐roca y un adecuado abastecimiento de iones. No obstante, una incompleta
interacción agua‐roca mostrando una baja permeabilidad lejos de los canales de migración
de los fluidos usualmente da como resultado la presencia de esmectitas en la matriz rocosa
alrededor de los 150°C. (Gunderson et al., 2000).
Una capa arcillosa interestratificada de ilita‐esmectita (I/S) con proporciones variables de
estas arcillas se encuentra conforme aumenta la temperatura. Estas arcillas van
incrementando su proporción de ilita y mayor ordenamiento de sus estructuras cristalinas,
cuanto mayor es la temperatura. Es común tener ambas, arcillas de ilita e I/S bien ordenada
donde la interacción agua‐roca es incompleta, dichas estructuras I/S pueden persistir arriba
de los 200°C. La transición a ilita pura, típicamente se observa alrededor de los 200‐240°C.
(Gunderson et al., 2000).
En la siguiente Figura 48 se puede observar un modelo de la distribución de la capa sello en
relación con las isotermas y la fuente de calor.
Figura 48. Modelo conceptual de un sistema geotérmico genérico con surgencia a >300°C entrando a un reservorio
fracturado >250°C aislado mediante una zona de arcillas tipo esmectita (amarillo). Modificado de Cumming & Mackie
(2010).
59
Si bien en los argumentos mencionados anteriormente involucran conceptos de celdas de
convección y mezcla de fluidos, así como recarga meteórica, se debe tener claro que una
vez sellado el reservorio como los reservorios geotermales en medios volcánicos antiguos
como los de Costa Rica, no puede darse el ingreso de fluidos de menor temperatura a menos
que se abata la presión del reservorio, favoreciendo el colapso de las grietas laterales o
ubicadas en el techo del reservorio, por donde ingresarían nuevos acuíferos al sistema, en
cuyo caso las aguas se desequilibrarían químicamente.
En la imagen Figura 49 se unen los conceptos estructurales, vulcanológicos, y se enlaza
conceptualmente la localización de la capa sello (capa confinante), que permite la
presurización del sistema.
Figura 49. Imagen esquemática de un campo geotérmico en una caldera colapsada. Como se observa, cuando el reservorio
está formado, el sellamiento inferior por se da por materiales de baja permeabilidad de la roca caja, cercanos a la fuente
de calor, lateralmente por la presencia de diques en anillo con presencia de coignimbritas (mega brechas) o lavas que
pueden llegar a formar domos, y finalmente en la parte superior, por la presencia de la capa sello (arcillas de esmectita y
transición esmectita‐ilita). Todo lo anterior además de la presión y temperatura, impiden el ingreso natural de agua
superficial. Por ende la sostenibilidad del yacimiento recae en realizar una adecuada política de reinyección. Modificado
de Dwi (2011).
60
2.7.1. El método de la Magnetotelúrica
El parámetro geofísico más comúnmente correlacionable con la distribución general de
permeabilidad de los campos geotérmicos, es la resistividad. Los sistemas hidrotermales
producen esmectita y una mezcla de arcillas de alteración de esmectita‐ilita en las rocas
sobre un rango amplio de temperatura sobre los 100°C y por debajo de los 200°C. (Essene
& Peacor, 1995). Debido a su alta capacidad de intercambio catiónico, la arcilla esmectita
es la causa principal del patrón de baja resistividad observado sobre y lateralmente en la
mayoría de los reservorios geotérmicos (Ussher et al., 2000), permitiendo así que la
resistividad sirva de guía en la exploración geotérmica. Sin embargo, dichas arcillas también
inhiben la formación de zonas permeables en la parte superior y márgenes de los
reservorios, aun cuando sean intersecadas por fracturas, y por lo tanto el entendimiento de
la geometría de la alteración de arcillas de baja resistividad es importante para la
localización de blancos de perforación (Davatzes & Hickman, 2009).
Se deduce de lo anterior, que si se relaciona la resistividad con la presencia de arcillas del
tipo esmectita o transiciones del tipo ilita‐esmectita, también se puede asociar la
61
resistividad como la respuesta física producto de procesos hidrotermales que en un
momento dado permitieron metasomatismo, y que en sistemas activos pueden
relacionarse a la capa sello de un reservorio. Por lo tanto, la distribución tanto horizontal
como vertical de estas especies de arcillas puede asociarse a la distribución de la
temperatura en el área analizada, permitiendo así la localización de blancos de perforación
con mayores criterios de probabilidad. Esto puede observarse en la Figura 50 y Figura 51,
donde se presentan modelos reales y conceptuales de lo antes expuesto.
Figura 50. Estructura resistiva general de las áreas de alta temperatura en Islandia. Modificado de Flóvenz et al. (2012).
Figura 51. a) Modelo conceptual simple de un sistema geotérmico. Basado en Pellerin et al. (1996), Ussher et al. (2000) y
Anderson et al. (2000). b) Ejemplo de típico sondeo MT (resistividad aparente y respuesta de la fase) registrada del sistema
geotérmico Menengai (Kenia). Modificado de Armadillo et al. (2015).
62
Debido a que la Magnetotelúrica (MT) es típicamente el método más efectivo en relación
al costo a la hora de visualizar la resistividad, si la base de la capa sello sobre un reservorio
geotérmico está por debajo de los 500 a 1000m de profundidad, es el principal método
geofísico escogido para exploración geotérmica. (Cumming & Mackie, 2010).
2.7.2. Base teórica del método Magnetotelúrico (MT)
El método fue introducido por Tikhonov (1950) y Cagniard (1953) y desarrollado
posteriormente por Cantwell (1960) y Vozoff (1972, 1991).
El MT consiste en un método de exploración pasivo electromagnético (EM) que mide las
componentes ortogonales de los campos eléctrico y magnético de la superficie de la Tierra.
Las variaciones generadas en forma natural en el mismo son la fuente de la señal,
proveyendo de un amplio y continuo espectro de ondas del campo EM que inducen
corrientes dentro de la tierra (corrientes de Eddy). Estas corrientes de inducción
contribuyen a la medición de los campos en la superficie y contienen información acerca
de estructuras conductivas subterráneas que van desde algunas decenas hasta cientos de
kilómetros de profundidad. (Rosenkjaer, 2011).
En resumen, según Milligan & Thiel (s.f):
Los cambios en el campo magnético (H) son la fuente de señal.
Se asumen que la fuente de señal magnética es plana horizontal.
Las variaciones en el campo eléctrico (E) son las respuestas a estas señales.
La relación entre campos (E/H) provee las medidas de resistividad de las estructuras
subterráneas.
Es un proceso de difusión de ondas basada en las ecuaciones de inducción
electromagnética de Maxwell.
Las fuentes de variación en el campo magnético de la Tierra dependen de la frecuencia de
los campos EM. Para frecuencias altas, o mayores de 1HZ la más fuente más importante son
las descargas por tormentas en la región ecuatorial de la Tierra. Para la generación de
frecuencias bajas o menores a 1Hz, su fuente principal consiste en la interacción con la
magnetósfera terrestre y los vientos solares. Cuando se encuentran en la magnetopausa,
protones y electrones en el plasma del viento solar, son deflectados en direcciones
63
opuestas, generando un campo eléctrico. Variaciones en la densidad, velocidad e intensidad
del viento solar producen cambios en el campo EM que varían con el tiempo. Rosenkjaer,
(2011). La Figura 52 y la Figura 53 muestran el origen de emisión de esos campos EM y su
distribución por banda.
Figura 52. Partículas cargadas provenientes del Sol interactúan con la magnetósfera de la Tierra generando perturbaciones
y emisión de campos EM hacia el interior de esta última. Modificado de Agung & Raharjo (2015, modificado de
www.wikipedia.org/wiki/file:magnetosphere_rendition.jpg).
Figura 53. Espectro de frecuencia y ámbito de investigación de diversas técnicas electromagnéticas. Modificado de Milligan
& Thiel (s.f).
64
2.7.3. Tensor de Impedancia
Los sondeos MT pueden colectar información ortogonal de los campos eléctricos y
magnéticos como una relación compleja llamada tensor de impedancia magnética.
De acuerdo a Milligan & Thiel (s.f), el tensor de impedancia se obtiene al medir dos
componentes ortogonales del campo eléctrico y dos ortogonales del campo magnético
(usualmente Norte, x y Este, y). Una imagen de la onda EM incidiendo en el medio y su
arreglo vectorial se puede apreciar en la Figura 54.
El tensor de impedancia magnetotelúrico se define como:
Se denotan x, y para los ejes cartesianos, Z es el tensor de impedancia B la inducción
magnética y E corresponde al campo eléctrico.
Figura 54. Detección de la impedancia (resistencia al paso de la corriente alterna). Una onda EM que incide verticalmente,
interactúa con la Tierra a través de la impedancia de la formación, Z. EL valor de Z puede ser determinado mediante la
medición del campo eléctrico horizontal, E, y del campo magnético, H, en la superficie. La resistividad aparente, ρa, es la
resistividad total de las capas de la formación por debajo de la antena dipolar eléctrica y de las bobinas del magnetómetro
multisensor (amarillo). En el caso mostrado, E y H están en fase (onda plana, misma fase y magnitud). Tomado de Brady
et al. (2009).
65
Según Hoffmann (2002), idealmente las medidas de MT siempre deberían estar sujetas a
interpretación tridimensional. Sin embargo, la modelación tridimensional demanda muchos
recursos de hardware y los programas computacionales actuales no permiten investigar
estructuras conductivas de gran complejidad. La gran cantidad de parámetros libres hace
difícil distinguir aspectos importantes de los subordinados…. Muchos sondeos MT muestran
que las anomalías conductivas medidas son dominadas por estructuras bidimensionales, en
cuyo caso se intenta una aproximación de ajuste de los datos con un modelo bidimensional.
Para ello Hoffmann (2002) muestra en la Figura 55, el comportamiento de los campos
magnético y eléctrico para un caso 2D (bidimensional, ver apartado 2.7.7). Un contraste de
conductividad lateral separa dos materiales de diferente resistividad ρ1 y ρ2, con rumbo
paralelo al eje x, donde σ es una función de y. De acuerdo a las ecuaciones de Maxwell para
un caso bidimensional se puede desacoplar en dos modos de polarización con los campos E
y B sobre el terreno orientados paralelos y perpendiculares a la dirección de la anomalía
conductiva. En el modo TE (modo tangencial al modo eléctrico o polarización‐E, Figura 55a)
la corriente eléctrica fluye orientada paralelamente al rumbo. De acuerdo a la ley de Ohm
las densidades de la corriente j (=σE) en donde dos materiales diferentes, ilustrados por
medio de diferentes diámetros en las líneas de corriente en la Figura 55a. Cuanto más
cercana es la medida al sitio de interface conductivo, mayor en la influencia del valor de
conductividad registrado en el otro lado. Debido a esto, las impedancias (ρ y ɸ) medidas a
lo largo de perfiles transversales a la interface irán variando como una curva continua tal
como lo ilustra la Figura 55a.
En el modo TM (tangencial magnético o polarización‐B), el campo magnético B se polariza
tangencial al contraste de conductividad. Las corrientes resultantes de la componente y del
campo E a una frecuencia dada son cercanamente ligadas a la superficie en el lado de alta
conductividad como consecuencia del skin effect (atenuación de la onda EM conforme
profundiza). Esto es ilustrado en la figura Figura 55b con la ayuda de campos de líneas
eléctricas. A partir de que el campo debe ser continuo a través de la interface las líneas son
desviadas en su vecindad. Esta desviación en el campo eléctrico produce un
comportamiento en los valores de impedancias en la vecindad del contraste conductivo
como lo muestra el diagrama de la Figura 55b. Las curvas no varían suavemente a través del
contraste si no que cambian abruptamente sus valores. (Hoffmann, 2002).
66
Figura 55. Polarización en modos TE y TM de los campos E y B para una estructura bidimensional. La resistividad aparente
ρa y la fase ɸ de las curvas del sondeo para perfiles virtuales a lo largo del eje y, cruzando lateralmente el contraste de
conductividad, se muestran. Son las resistividades de los medios bloques, j denota la densidad de corriente, E y B son los
campos eléctrico y magnético respectivamente. Modificado de Hoffmann (2002).
2.7.4. Profundidad de investigación (Skin depth)
Se manejan 3 conceptos:
Las frecuencias bajas penetran más profundo que las frecuencias altas.
Las frecuencias altas permiten reconocer las estructuras cerca de la superficie. Ver
Figura 56.
Las señales penetran más en materiales resistivos. Ver Figura 57.
Figura 56. Skin Depth o Penetración de las ondas EM dependiendo de la resistividad del medio. Un campo
electromagnético descendente (curva azul) que sale de un medio altamente resistivo, tal como el aire, comienza a decaer
cuando ingresa a un medio más conductivo, tal como la roca. Las ondas de frecuencia más baja se propagan a mayor
distancia que las ondas de frecuencia más alta (centro a la izquierda y centro a la derecha respectivamente), y las ondas
se propagan a mayor distancia en los medios menos conductivos (derecha). La amplitud posee un decaimiento
exponencial (rojo), que es una función de la conductividad eléctrica del medio, σ, y de la frecuencia, Ohm. La profundidad
de penetración es la distancia en la que la amplitud ha decaído hasta alcanzar 1/e del valor incidente. La onda en el medio
conductivo también experimenta un retardo gradual en la fase. Dado que el cambio de fase es difícil de visualizar en este
ejemplo, una ilustración (extremo izquierdo) muestra además una onda atenuada sin el cambio de fase. Tomado de Brady
et al. (2009).
67
Figura 57. Penetración de las ondas EM dependiendo de la resistividad del medio. Modificado de Milligan & Thiel (s.f).
2.7.5. Configuración de equipo y respuestas
Como se puede visualizar en la Figura 58, el método magnetotelúrico usa dos sets de líneas
de medición del campo eléctrico, Ex y Ey, y tres bobinas magnetométricas, Hx, Hy y HZ, para
medir los campos eléctricos y magnéticos en la superficie terrestre. El campo magnético
varía lentamente con respecto a la resistencia del suelo mientras el campo eléctrico está
más relacionado con la resistividad en cada estación. (Cumming & Mackie, 2010).
Figura 58. Cinco componentes (Hx, Hy, Hz y Ex y Ey) de las corrientes electromagnéticas son medidas como series de
tiempo. La adquisición puede tomar desde 10 minutos hasta varios años dependiendo de la naturaleza de la investigación.
Modificado de Smirnov et al. (2008).
68
La información recibida es en forma de series de tiempo, y la función del procesamiento
consiste de tomar los datos en bruto dichas series y producir respuestas de impedancias MT
(Z), resistividades y fases, en función de la frecuencia, a partir de la cual las interpretaciones
e inversiones pueden ser llevadas a cabo como lo muestran la Figura 59 y la Figura 60. Esto
se realiza mediante la extracción de las frecuencias a partir de las series de tiempo usando
las transformadas de Fourier.
Figura 59. Ejemplo de series de tiempo de un sondeo magnetotelúrico mostrando los 3 canales magnéticos y los 2 canales
telúricos. Modificado de Oskooi (2006).
Figura 60. Resistividades aparentes y fases obtenidas del procesamiento de las series de tiempo. Modificado de Oskooi
(2006).
69
2.7.6. Corrección estática (Static Shift)
El MT está sujeto a varios tipos de distorsiones que deben ser aceptadas o bien, corregidas.
Una de estas se denomina corrimiento estático, una potencial fuente de distorsión
compartida por todos los métodos resistivos que usan electrodos.
Los efectos de la corrección estática ocurren debido a la presencia de pequeñas
heterogeneidades cerca de la superficie y aparecen como un desplazamiento vertical de la
curva de resistividad aparente por un factor independiente de la frecuencia sin cambio
alguno en la curva de la fase (Sasaki, 2004). Las razones para la distorsión del campo
eléctrico pueden estar controladas por minerales altamente conductores en el medio,
distorsión topográfica y canalización de la corriente tal como lo ilustra la Figura 61. La
distorsión de voltaje ocurre como resultado de una anomalía resistiva cerca de la superficie,
la topográfica se da en valles y colinas afectando la densidad de la corriente, y la
canalización ocurre cuando una corriente es deflectada por una anomalía resistiva.
(Khyzhnyak, 2014).
Figura 61. Distorsión del campo eléctrico por cambio topográfico (izquierda), y efecto de distorsión de la corriente por
canalización (derecha), ambos efectos generando corrimiento. Tomado de Arnason (2015).
El problema de la corrección estática es común en áreas geotérmicas de regiones volcánicas
y debe ser corregido antes de realizar la inversión de datos MT. De acuerdo a Sternberg et
al. (1988), para hacer esto se llevan a cabo mediciones del transiente electromagnético
(TEM por Transient Electromagnetic measurements). El TEM no sufre del problema de
corrimiento estático porque la señal medida es el decaimiento del campo magnético, en
tanto que la señal medida en el MT es en el campo eléctrico. Por lo tanto, la inversión unida
de datos TEM y MT se usan para la corrección del corrimiento estático y la construcción de
un modelo correcto para el área como el que muestra la Figura 62. (Arnason et al., 2010).
70
Figura 62. Configuración y resultados de estación MT. La resistividad aparente e inversión de las curvas muestra
corrimiento estático y distorsión 2D/3D. Modificado de Cumming & Mackie (2010).
En el método TEM de lazo central (central loop), un lazo de cable yace sobre el suelo y la
corriente constantemente es transmitida al lazo. Estas corrientes generan un campo
magnético de fuerza conocida. La corriente es apagada en forma abrupta. El campo
magnético queda sin fuente y responde induciendo una imagen de la forma del lazo en
superficie. Debido a pérdida omnica (calor), la corriente y el campo magnético decaen y
nuevamente induce corrientes a mayor profundidad. El proceso como se ilustra en la Figura
63, Figura 64 y Figura 65, puede ser visualizado como si las corrientes difusas descendentes
y hacia el exterior con el tiempo como “franjas de humo”. Nabighian (1979). La tasa de
decaimiento del campo magnético con el tiempo es medido por medio del voltaje inducido
en la bobina en la superficie. La tasa de decaimiento del campo magnético con el tiempo es
dependiente de la distribución de la corriente la cual a su vez depende de la distribución de
la resistividad. El voltaje inducido en la bobina receptora, como función del tiempo, puede
entonces ser interpretado en términos de la estructura resistiva subterránea.
71
Figura 63. Descripción esquemática de un donde TEM con lazo central y respuestas de voltaje en el tiempo conforme de
enciende y apaga la corriente en la bobina externa. Modificado de Arnason (2015).
Figura 64. Inducción electromagnética generada por un sondeo TEM de lazo excéntrico. Modificado de Grandis (2010).
72
De acuerdo a Lemma (2007), con el método de transiente electromagnético de fuente de
lazo, la resistividad aparente se obtiene de la siguiente ecuación:
Donde t: tiempo transcurrido después de que la corriente en el lazo es apagada (s).
Ar: sección transversal del área de la bobina receptora (m2);
nr: número de devanado en la bobina;
μ0: permeabilidad magnética en el vacío (H/m);
As: sección transversal del lazo (m2);
ns: número de devanado en el lazo;
I0: Corriente en el transmisor (A);
V(r,t): Voltaje medido (V).
Figura 65. Estación TEM y resultados de resistividades aparentes vs tiempo y resistividades vs profundidad. El TEM no
sufre distorsión estática, pero su resolución para el reservorio no es buena, por lo cual para geotermia, sólo puede usarse
este método para realizar la corrección del corrimiento estático del MT. Modificado de Cumming & Mackie (2010).
73
2.7.7. Procesamiento e interpretación de sondeos magnetotelúricos
2.7.7.1. Dimensionalidad
De acuerdo a Rosenkjaer (2011), el tensor de impedancia puede trabajarse de acuerdo al
medio en que se encuentre.
Unidimensional (1D): para un medio terrestre 1D, la conductividad eléctrica σ (o resistividad
ρ= 1/ σ). El tensor de impedancia se considera escalar.
Bidimensional (2D): Para un medio terrestre 2D, la conductividad eléctrica (o resistividad)
cambia con la profundidad y en una dirección horizontal. En este caso para mejorar los
análisis, se puede analizar el tensor independientemente ya sea en modo TE (transversal
eléctrico) o polarización del campo E, cuando el campo eléctrico está paralelo al rumbo
magnético, y TM (transversal magnético) o polarización del campo B cuando el campo
magnético es paralelo al rumbo eléctrico. Ver Figura 66.
Figura 66. Comparación de la respuesta de los Modelos TE y TM, representados como resistividades aparentes. Tomado
de Berbesi (2005).
Tridimensional (3D): en un modelo terrestre 3D, la conductividad eléctrica (o resistividad)
varía en todas las direcciones, σ (x, y, z).
74
Lo anterior se puede observar en la Figura 67.
Figura 67. Imagen que muestra las posibles variantes dimensionales resistivas de los medios. En medios 2D puede
escogerse el análisis en modo TE o TM (transversal eléctrico o transversal magnético). Modificado de Milligan & Thiel (s.f).
2.7.7.2. Modo Invariante
Tradicionalmente la primera etapa de la interpretación de datos magnetotelúricos consiste
en modelar las curvas de resistividad aparente y fase en términos de estructuras
eléctricamente conductoras unidimensionales (1D). Generalmente, ya sea mediante la
polarización E (modo TE) o se escoge la curva mayor resistividad aparente y su fase para ser
modelada. La razón para esta escogencia consiste en que estas curvas están menos
distorsionadas, ya sea por ruido en el caso de la curva mayor, o por estructuras 2D o 3D en
el caso de la curva de polarización E, que lo que muestran las curvas menores o con
polarización en H (modo TM) respectivamente. (Ingham, 1988).
Esta problemática tiende muchas veces a generar cuestionamientos acerca de los
resultados en 1D si hay cercanía a estructuras 2D o 3D. Y no toda la gente lamentablemente,
tiene acceso a modelación 3D. (Ingham, 1988).
Ingham (1988) menciona que se puede se puede tener resultados de aproximaciones
aceptables aún en la vecindad de estructuras fuertemente tridimensionales cuando se
75
utilizan curvas de resistividad aparente y fase las cuales pueden calcularse como
impedancias “invariantes”‐ definidas como aquellas impedancias que son independientes
de la orientación de los ejes de medición, como se muestra en la Figura 68. Sí aclara que la
impedancia invariante podrá ser distorsionada de la que se espera de una estructura 1D
dependiendo del contraste de resistividad entre la anomalía y los alrededores, así como la
escala de la anomalía. Como resultado de esta distorsión en el invariante, las impedancias
tienden a sobreestimar los espesores y resistividades. De acuerdo a Ingham & Hutton
(1982), el invariante se puede calcular como:
Con Zav como el valor promedio (average) de impedancia de la
formación.
Figura 68. Variación de las resistividades aparentes (OHMm) y fases por polarización E (_ _ _), polarización H (_ . _ . _) y el
“invariante” (. . . . . ), para los sitios A y B. Modificado de Ingham (1988).
76
2.7.7.3. Direccionalidad (strike geoeléctrico)
De acuerdo a Almaguer (2013), la dimensionalidad del tensor de impedancia se relaciona
con la complejidad estructural del subsuelo y su análisis se traduce en determinar cómo
varía ésta en función de la frecuencia en cada sitio. Existen varios criterios para definir la
dimensionalidad o complejidad de la impedancia.
El análisis de dimensionalidad de datos MT es un procedimiento que se ha vuelto común en
el procesado de los datos MT para inferir las principales propiedades de las estructuras
geológicas en términos de las propiedades eléctricas del tensor de impedancia o del tensor
de fase. Proporciona información de la variación de la dirección del strike a profundidad,
información que puede ser correlacionada con diferentes procesos y estructuras en el
interior de la Tierra. (Almaguer, 2013)
Según Naidu (2012), esta direccionalidad (strike geoelétrico) corresponde a la dirección en
la cual la conductividad eléctrica de una estructura bidimensional (2D) no varía. El ángulo
formado entre el eje principal de la conductividad eléctrica y el eje x se llama ángulo de
rumbo. Los ejes paralelo y perpendicular al rumbo son las direcciones preferenciales. Con
referencia al último eje, el tensor de impedancia está dado por:
donde Z1 y Z2 son impedancias paralelas y perpendiculares a la dirección de rumbo
respectivamente.
El ángulo de rumbo ϴ0 se obtiene de la medida de impedancias maximizando algunas
funciones de Zxy y Zyx bajo la rotación del eje. La fórmula para su cálculo está dada por:
77
Este procedimiento de análisis, es uno de los primeros en utilizarse en el análisis
electromagnético, y posee gran utilidad ya que corresponde al dato magnético en z
inalterado (pre procesamiento). Como lo señala Almaguer (2013) esta direccionalidad
podría señalar la dirección de estructuras geológicas conductoras magnéticas, por lo tanto
ser de gran utilidad para saber de la presencia de fallas mayores o cuerpos intruídos de gran
magnitud. Un ejemplo de su uso se puede observar en la Figura 69.
Figura 69. Ejemplo de variación en la distribución del rumbo geoeléctrico (strike direction) dentro dentro y cerca de los
bordes de la Caldera de las Cañadas (Tenerife, España) para la máxima fase anisotrópica. La ambigüedad de 90° está
indicada por las líneas menores. Las mayores proporcionales a la fase anisotrópica; mínimo = 0.9° y máxima = 16.6°.
Modificado de Coppo et al. (2008).
Almaguer (2013) indica que lo anterior se debe a que teóricamente a que las zonas de
contacto litológico, las zonas de falla o las zonas mineralizadas constituyen áreas de
concentración anómala de conductividad eléctrica puesto que a lo largo de estas se
concentran flujos anómalos de corriente eléctrica que sigue los contornos de las
estructuras. Esto anterior con concuerda con lo expuesto de zonas de interface conductivo
por Hoffmann (2012).
Dado el criterio anterior de Almaguer (2013), y el modelo de Wise et al. (1985) que puede
apreciarse en la Figura 70, el cual indica que “existe una capa delgada superior de
comportamiento frágil que sobreyace una capa cortical más gruesa de comportamiento
semi‐dúctil. La capa inferior se deforma bajo tensión homogénea difusa. La tensión se
transmite a la capa frágil más somera formando grupos de fracturas abiertas, y alineadas
siguiendo la trayectoria del estrés inducido. De esta forma, los alineamientos se alinearán
perpendiculares al esfuerzo compresional mínimo (σ3)”, se podría deducir que esta
78
herramienta puede brindar un aceptable acercamiento para determinar la presencia de
estructuras asociadas tanto a eventos volcánicos como el mostrado de Coppo et al. (2008)
al igual que tectónicos como el mostrado por Cianfarra & Salvini (2015).
Figura 70. Modelo de corte de rocas superficiales frágiles sobre un basamento semi‐dúctil sometido a un régimen
transcurrente (movimiento dextral en este caso). A partir de Wise et al (1985). Tomado de Cianfarra & Salvini (2015).
2.7.7.4. Inversión unidimensional conjunta de sondeos MT y TEM
La inversión unidimensional es realizada en forma simultánea para los datos TEM y MT
mediante el ajuste de ambos para obtener un único modelo. Esto se logra mediante el uso
de un algoritmo que determina el factor apropiado de corrimiento para ser usado
restringiendo los datos del MT para que calcen con la respuesta del TEM. Ambos, los datos
del MT y TEM recolectados aproximadamente en el mismo sitio se unen en una inversión
conjunta la cual determina el multiplicador del corrimiento estático para corregir el
desplazamiento de la curva inherente a los datos del MT. (Lichoro, 2009). Ver Figura 71.
79
Figura 71. Las curvas Ex (rojo) y Ey (azul) de la estación de MT n083 empatan la curvas sintéticas en negro calculadas del
TEM (en este caso TDEM por ser en dominio del tiempo) para las estaciones n083 y R15. Si bien la curva TEM (TDEM)
n083 puede parecer posible, la estación R15 muestra que no es posible. Modificado de Cumming & Mackie (2010).
Para la interpretación de los sondeos magnetotelúricos se deben aplicar métodos de
inversión que consisten en calcular los valores que representen de mejor manera a las
estructuras geoeléctricas que se está caracterizando.
Según Menke (1989), la teoría de la inversión es una colección de técnicas matemáticas
para reducir los datos de forma que se obtenga información acerca de la física terrestre
basada en las observaciones.
En la magnetotelúrica se utilizan diversos algoritmos para la búsqueda de soluciones
estadísticas que dependen de si se trabaja en unidimensional, bidimensional o
tridimensional. Dentro de los algoritmos más comunes de inversión unidimensional están
el de Bostick y el algoritmo de Occam. El primero da un acercamiento a los valores de las
resistividades conforme se profundiza en el medio, en tanto que el segundo busca la
respuesta de capas más coherente de múltiples posibilidades.
2.7.7.5. Transformada de Bostick
El esquema de inversión heurística genera una distribución casi continua de la resistividad
contra profundidad. Bostick (1977) como:
80
El cuál estima la resistividad en términos de la resistividad aparente, y la fase, donde Z es la
profundidad nominal correspondiente a la profundidad de investigación en un semi espacio
de resistividad aparente ρa y de frecuencia Ohm.
2.7.7.6. Algoritmo de Occam
De acuerdo a Constable et al. (1987), la aplicación del algoritmo de Occam lleva a un modelo
simple que contiene las propiedades esenciales para todos los posibles modelos que
pueden ajustar los datos de campo. El modelo parte de un semi espacio, y produce un medio
estratificado. Las resistividades varían hasta que se logre un adecuado ajuste entre las
curvas de campo y las calculadas.
La tosquedad está definida en términos de la primera y segunda derivada de la resistividad
eléctrica con respecto a la profundidad.
La experiencia en muchos campos geotérmicos indica que inversiones unidimensionales
(1D) usualmente trabajan suficientemente bien como para caracterizar la geometría
resistiva general de la capa sello, no obstante no tan efectivo en variaciones a profundidad.
Cumming & Mackie (2010).
Una ventaja del modelado 1D es que los detalles más finos pueden ser modelados pero para
ellos estos detalles (efectos) deben verse en toda una serie de estaciones para poder decir
con confianza que representan verdaderas variaciones de profundidad en la conductividad
eléctrica y que no están dominados por los efectos secundarios causados por estructuras
2D o 3D (Pedersen y Engels, 2005).
En la Figura 72 y la Figura 73 se pueden observar ejemplos del modelo numérico y gráfico
de inversión conjunta para obtener las curvas resistivas y los modelados de perfiles basados
en análisis unidimensional de la técnica magnetotelúrica.
81
Figura 72. Modelo de resistividad de la estación MT MNE2. El modelo en bloques (curva roja), el modelo suavizado de
Occam (curva verde) y la línea de suavizado spline (curva azul) que reproducen los datos medidos con el mismo nivel de
confianza son mostrados y comparados con el registro de temperatura (línea negra punteada) registrado 44 días después
de la finalización del pozo. Modificado de Armadillo et al. (2015).
Figura 73. Ejemplo de perfil MT con estaciones electromagnéticas MT, pozos con inversión unidimensional (1D) y sus
correspondientes resistividades. Modificado de Cumming & Mackie (2010).
82
3. Estudios Previos
3.1. Tectónica Centroamérica
La partición de una placa de convergencia oblicua a una trinchera de subducción normal y
un arco paralelo juega un papel importante en el transporte de terrenos y la deformación
de antearcos volcánicos. (Jarrard, 1986; McCaffrey, 1992). El segmento Cocos‐Caribe de la
zona central de subducción Americana, localizada entre la difusa conjunción triple Cocos‐
Norte América y la Caribe (Guzmán‐Speziale et al., 1989) y la parte central del cinturón
deformado de Costa Rica (Marshall et al., 2000) corresponde a un ejemplo clásico de
partición. (DeMets, 2001).
Sismos de moderada magnitud en la parte superior de la corteza, a lo largo del arco
volcánico han ocurrido frecuentemente durante los últimos 100 años. (White & Harlow,
1993). La mayoría de estos sismos acomodados paralelos a la trinchera, con movimiento
transcurrente dextral. (White, 1991), consistentes con el transporte hacia el noroeste del
antearco segmentado con respecto a la placa Caribe tal como se observa en la Figura 74 y
Figura 75. (DeMets, 2001).
Figura 74. Traza de estructuras tectónicas principales de una parte de centro y Norteamérica. Las estructuras continentales
paralelas a la zona de subducción muestran su carácter predominante transcurrente dextral. Tomado de Álvarez (2009).
83
Figura 75. Esquema idealizado de la distribución de orientaciones de los ejes de T (momento principal) y P (momento
menor) de los Tensores de Momento Sísmico (TMS) para la sismicidad somera (<50 km). Las zonas sombreadas marcan el
régimen tectónico predominante. Tomado de Álvarez (2009).
3.2. Tectónica de Costa Rica
De acuerdo a Cliement et al. (2008), Costa Rica está ubicada dentro de los límites de las
placas del Caribe, Coco, Nazca y la microplaca de Panamá tal como se aprecia en la Figura
76, donde los movimientos relativos de las placas, varían entre 2 y 9 cm/a, y están
acompañados por volcanismo activo y alta sismicidad superficial e intermedia. Durante los
últimos 500 años se han registrado numerosos sismos destructivos con magnitudes
moderadas y grandes, entre 5,5 y 7,8 Mw como los que se pueden observar en la Figura 77,
los cuales están asociados a fuentes de fallamiento cortical y de subducción.
Un aspecto relevante de la placa del Coco que se subduce bajo la del Caribe en Costa Rica,
es la existencia de dos morfologías superficiales diametralmente diferentes en edad y en
rugosidad. La que se subduce bajo la península de Nicoya es de morfología suave y de una
edad de 22‐24 Ma, mientras que la que se subduce bajo la parte Central y SE del país, es de
morfología abrupta a rugosa, con edades de 15‐19 Ma. (Cliement et al., 2008)
84
Figura 76. Marco tectónico del sector sur de América Central mostrando el Cinturón deformado del Centro de Costa Rica
(CCRDB‐Central Costa Rica Deformed Belt) a lo largo del margen occidental del bloque de Panamá (PAN). La CCRDB une el
norte del Cinturón deformado de Panamá (NPDB‐North Panama Deformed Belt) con la Trinchera Mesoamericana, y se
localiza en sobre terrenos del límite rugoso‐blando de la placa Cocos (COCOS). Flechas grandes muestran la dinámica
relativa de movimiento de la placa Caribe (CARIB). Las flechas menores muestran las velocidades para sitios localizados
con Sistema de Posición Global (GPS en inglés) (círculos sólidos) relativos a Panamá (cuadrado sólido). La dorsal de Cocos
se delimita por la línea de contorno de 1000m de profundidad. NAZCA, placa Nazca: SOAM, Placa Suramericana, MAR,
Bloque de Maracaibo; NAN, Bloque Norte de los Andes; EPDB, Cinturón deformado del Este de Panamá; SPDB, Cinturón
deformado de Panamá al Sur. Basado en DeMets et al. (1990), Lonsdale & Klitgord (1978), Mackay & Moore (1990), Silver
et al. (1990), Kellog & Vega (1995), Protti et al., (1995), y Westbrook et al. (1995). Modificado de Marshall et al. (2000).
Figura 77. Mecanismos focales de eventos con magnitud mayor a 6.0 Mw, ocurridos en el Sur de América Central durante
1976‐2007. (Global CMT, 2008). Las líneas en negro indican los límites de placas tectónicas. En el caso de Panamá se
utilizaron los sismos con Mw > 5.5 para delimitar mejor los límites de placas de la microplaca de Panamá. Tomado de
Cliement et al. (2008)
85
Montero (2001) usa datos neotectónicos, de sismicidad y sismotectónicos para definir el
Cinturón Deformado del Centro de Costa Rica. Como se observa en la Figura 78, caracteriza
las diversas fallas ubicadas en el antearco, arco interno y el tras arco, indicando que
predominan las fallas dextrales de rumbo NW, sinestrales de rumbo entre E‐W y NE y las
fallas inversas, las que definen un borde externo de fallas, que continúa con el Cinturón
Deformado del Norte de Panamá. Relaciona el sistema de falla con el borde oeste de la
microplaca de Panamá, asociándolo con la indentación tectónica causada por la colisión del
levantamiento del Coco con el sur de Costa Rica, desde hace 3,6 Ma.
Figura 78. Mapa tectónico y áreas de Costa Rica. Las diferentes zonas geográficas en que se han dividido los estudios
neotectónicos de Costa Rica se muestran numeradas (1: zona noroeste; 2: zona central; 3: zona caribe y 4: zona sur) y
están separadas entre sí por líneas a puntos negra (zona marina) y blanca (zona terrestre). CVG: cordillera volcánica del
Guanacaste. CDCCR: Cinturón Deformado del Centro de Costa Rica. CDNP: Cinturón Deformado del Norte de Panamá. GD:
Golfo Dulce. PO: Península de Osa. PB: Punta Burica. FCA, FJA y FARS son respectivamente, las fallas Candelaria, Jaris y
Atirro‐Río Sucio. Tomado de Montero (2014).
86
3.3. Geología Local
De acuerdo a Arias (2002), la geología regional para el área de Cañas Dulce y el sector de
Hacienda Guachipelín se divide en nueve unidades estratigráficas, e indica que las
formaciones Alcántaro y Río Colorado fueron originadas antes de la formación de la Tecto‐
caldera Cañas Dulces‐Guachipelín y que se pueden apreciar en la Figura 79. Cuatro unidades
intracaldéricas, de las cuales dos son volcanosedimentarias (formaciones Pital y
Guachipelín) y dos son lávicas (Domos Dacíticos y Lavas La Torre). Las formaciones Liberia,
Flujo de escombros Cacao y Depósitos Indiferenciados del volcán Rincón de la Vieja están
relacionadas con eventos independientes a la formación de la caldera.
Figura 79. Mapa Geológico Regional. Modificado de Arias (2002).
Posteriormente Zamora et al. (2004), en un mapeo geovulcanológico e interpretación,
reconocen 16 unidades e indican que el basamento corresponde a rocas sedimentarias
hidrotermalizadas de edad Paleoceno‐Mioceno. Un sistema volcánico nombrado conocido
como Alcántaro y representado por lavas e ignimbritas emplazadas en el Plioceno. También
87
reconocen depósitos fluvio‐lacustres como parte de la colmatación de depósitos dentro de
la caldera Alcántaro‐Guachipelín como se presenta en la Figura 80. Determinan a su vez
cuatro fases de evolución de la caldera explican la formación de depósitos volcánicos y
lacustres: 1) subsidencia de la caldera y depositación de las ignimbritas de Alcántaro, 2)
migración de la actividad al SE, 3) formación de la caldera Guachipelín, y 4) extrusión de
domos dacíticos a riolíticos peri‐caldéricos e intra‐caldéricos. Posteriormente, durante el
Pleistoceno Medio, se desarrolla el actual macizo volcánico Rincón de la Vieja. Culminando
con una serie de flujos y avalanchas de detritos provenientes del Rincón de la Vieja y del
volcán Cacao, que cubren la parte NW de la zona de estudio. Una capa subpliniana de caída
de unos 3500 años de edad cubre parcialmente la zona.
Figura 80. Mapa geológico tomado de Barahona et al. (2001).
88
Acorde a informes de perforación del Equipo de Geología del Centro de Servicios Recursos
Geotérmicos, de Mora & Hackanson (2005) y de Gálvez & Ramírez (2013), de las
formaciones descritas en Arias (2002) y Zamora et al. (2004), únicamente se mencionarán
en orden secuencia de edad, las que se han identificado en el sitio de la presente
investigación. Adicionalmente se incluye la formación Bagaces que se determinó en las
perforaciones profundas, y los Domos dacíticos cuya existencia en el área se interpreta a
partir de posibles intrusiones magmáticas identificadas por la presente investigación.
3.3.1. Formación Bagaces
De acuerdo a Civelli et al. (2005) esta formación está constituida por dos tipos de flujos:
unos flujos ignimbríticos soldados con fiames, intercalados localmente con depósitos
epiclásticos, de un espesor es de al menos 40 m, de edad Pliocena Inferior. Y unos flujos
pumíticos caracterizados por diferentes contenidos en pómez y cristales de cuarzo,
palgioclasa, anfíboles y rara biotita; que sobreyacen las lavas del Grupo Aguacate. Su
espesor es de al menos 40m, y le asumen una edad Plioceno Inferior.
3.3.2. Formación Liberia
Se trata de una ignimbrita clara (blanca a rosada), medianamente consolidada, fácilmente
erosionable, lo que ha originado cañones verticales en los ríos. Chiesa (1991) la describe
como un flujo de aspecto caótico constituida por matriz (50‐70%), pómez blanca
redondeadas (10‐30%), fragmentos líticos principalmente andesíticos (10‐20%) y cristales
(15‐30%) de cuarzo, plagioclasa, biotita así como esporádicos anfíboles. No indica el
espesor. Gillot et al. (1994) proponen una edad de 1.83 ± 0.03 hasta 1.29±0.03 millones de
años.
3.3.3. Formación Pital.
89
porque tienen las características petrográficas y ubicación estratigráfica correspondiente a
esta formación.
Según Arias (2002), la edad no ha sido determinada, pero si la formación de la caldera fuese
contemporánea con los Domos Dacíticos, entonces podría tener una edad máxima de 4.3
millones de años y ser más viejas que Lavas La Torre (1.5 millones de años).
3.3.4. Domos Dacíticos.
Son domos‐lavas que morfológicamente se caracterizan por tener forma de “cúpula”. Están
constituidos por rocas melanocráticas, bandeadas de composición dacítica/riolítica (60‐70%
SiO2; Kussmaul et al., 1994).
El cerro San Vicente se le considera como parte de esta unidad.
Según una datación realizada por ICE (1976) a una muestra del cerro Góngora, la edad es
de 4.3 ± 1 millones de años; pero para Bellon y Tournon (1978) con base en la datación de
una muestra del cerro San Roque, los domos deben de tener 1.6 ± 0.5 millones de años.
Si bien esta unidad no está descrita en las unidades anteriores de Arias (2002), en el área se
logró determinar la presencia de los mismos, calificándosele como intrusiones magmáticas,
y de las cuáles la principal se hipotetiza serviría para explicar una de las principales fuentes
de calor del reservorio.
3.3.5. Depósitos indiferenciados del volcán Rincón de la Vieja (UPRV)
Dentro de esta unidad se agrupan todos los depósitos de origen volcánicos provenientes
del volcán Rincón de la Vieja, entre de los que se encuentran lavas andesíticas y andesítico
basálticas, lahares, depósitos de tefras, y flujos de cenizas. La edad de las rocas más viejas
se estima deben tener alrededor de 30 000 años. (Kempter, 1997).
La Figura 81 corresponde al perfil litoestratigráfico de los pozos PGB‐01, PGB‐02 y PGB‐05
del PG Borinquen. Dichos pozos resultaron con buenas características productivas desde el
punto de vista de buena permeabilidad (índices de inyectabilidad desde los 3 y hasta más
de 7 L/s/Bar) y buena temperatura (mayor a 250°C, siendo el PGB‐01 el de mayor
temperatura hallada a la fecha en los campos geotérmicos de Costa Rica con un máximo a
fondo de pozo de 277C°).
90
Figura 81. Perfil litológico PGB‐01 a PGM‐05.Tomado de Gálvez & Ramírez (2013). En recuadro inferior se muestra la
trayectoria del perfil en la zona de estudio, de color morado.
91
Mora & Hakanson (2005) elaboraron la columna litoestratigráfica del PGB‐03, la cual se
puede observar en la Figura 82. Este pozo corresponde al único pozo profundo del Proyecto
Geotérmico Borinquen, que a la fecha ha salido con características de baja permeabilidad
(menor a 1 L/s/Bar) y baja temperatura (menor a 210°C a fondo de pozo).
Figura 82. Columna litológica PGB‐03. Tomado de Mora & Hakanson (2005). En recuadro inferior derecho, localización del
PGB‐03 en la zona de estudio.
92
4. Análisis y discusión
4.1. Muestreo y equipo
La zona de estudio donde se realizaron los sondeos MT se muestra en la Figura 83. Abarca
un área aproximada de 56km , y está localizada entre las coordenadas 1192870 a 1200400
de latitud, y 342100 a 349500 de longitud (coordenadas CRMT05). Limita al Este con el
Parque Nacional Rincón de la Vieja, y parcialmente al Sur con una ONG en el sector de
Mundo Nuevo.
Figura 83. El área de desarrollo de la tesis está localizada en línea punteada. Los puntos verdes muestran la localización
de las estaciones magnetotelúricas MT, cada una con su respectivo sondeo TEM para corrección estática. Triángulos
celestes indican la ubicación de los actuales pozos profundos. La trama verde oscuro al este del mapa corresponde al
Parque Nacional Rincón de la Vieja, en tanto que la verde claro a una ONG.
93
Un total de 97 estaciones con múltiples sondeos magnetotelúricos se establecieron en el
área, acorde a las posibilidades acceso a los sectores por topografía y permisos de los
propietarios. En general para el área de Borinquen, cuatro campañas de campo fueron
ejecutadas por personal del Grupo de Geofísica, del Centro de Servicios Exploración
Subterránea del ICE entre los años 1999 y 2014. Lo anterior se llevó a cabo utilizando
equipos de la compañía Phoenix Geophysics, con tres unidades MTU como la que se
muestra en la Fotografía 2 y una multifuncional V5 que posteriormente fue sustituida por
otra también multifuncional V8 de pantalla incorporada, como la que se muestra en la
Fotografía 3, con adquisición de datos sincronizados satelitalmente, permitiendo el uso de
estación remota.
Fotografía 2. Imagen de equipo MTU, se pueden observar también las bobinas MT (rojas), electrodos (tarros negros) y la
antena satelital. Modificado de Phoenix Geophysics (2016).
Fotografía 3. Imagen de equipo V8, con su antena de recepción satelital (trípode negro con cabeza blanca). Tomada de
Phoenix Geophysics (2016).
94
Los equipos fueron desplegados en cada sondeo para captura de datos magnéticos
utilizando 3 bobinas MT que abarcan el rango de 400 Hz hasta 0.00002 Hz, durante 24 horas,
y posteriormente se cambiaron estas por 3 bobinas AMT con rango de muestreo de 10 000
Hz hasta 1HZ, por un período de 2 horas adicionales. Cada sondeo también incluyó
muestreos simultáneos de resistividad mediante electrodos no polarizables instalados en
tasas porosas, rellenada con una mezcla de gel hidratante con PbCl y agua con sal. Estos
electrodos fueron desplegados formando una cruz, enterrados en agujeros no mayores a
40cm de profundidad, ubicados a 50m del equipo. De esta forma, se obtuvo una banda de
muestreo óptima para caracterizar desde las capas más someras hasta profundizar por
debajo del potencial reservorio, proporcionando barrido con un traslape adecuado con las
frecuencias altas y bajas.
Antes del arranque de las mediciones, se revisaron las resistividades entre los electrodos y
la sincronización con los satélites.
Los datos obtenidos de cada sondeo fueron grabados en una memoria flash insertada en
las unidades. Al día siguiente se extrajeron las tarjetas para descargar su información en
una computadora portátil para ser procesados y almacenados adecuadamente.
En algunos casos se tuvo que repetir el sondeo debido a ruido por resonancia de árboles
oscilando por el viento, rayería cercana, o interrupción de señal por cables despegados por
animales, entre otros). Algunos sitios por su condición topográfica abrupta fueron
excluidos.
4.2. Procesamiento
El primer paso fue el procesamiento de los datos MT mediante el uso de las transformadas
de Fourier para pasar del dominio del tiempo al dominio de las frecuencias. Para ello se
utilizó el programa SSMT2000 de la compañía Phoenix Geophysics, el cual toma los datos
crudos de las series de tiempo (TS), los archivos de calibración de las bobinas y los
parámetros del sitio, como datos base. Mediante la implementación de un procesamiento
robusto, se calculan los datos finales (TBL) y se generan dos archivos *.mth y *.mtl que
contienen la información de los coeficientes de Fourier para series de tiempo y matrices de
los espectros de potencias. Posteriormente, mediante el programa MTEditor se realiza una
edición de los datos para ajustar frecuencias y fases, así como eliminar datos espurios de
las resistividades y fases. El programa a su vez permite obtener información de la magnitud
del tensor de inducción, su rumbo para cada frecuencia y coherencia entre su campo
magnético y eléctrico.
95
El producto anterior es exportado como edi‐files, los cuáles fueron utilizados para la
generación de los modelos unidimensionales mediante el programa Winglink de la
compañía Schlumberger.
En el año 2014 se llevó a cabo una campaña exclusivamente de sondeos TEM en los sitios
de cada sondeo MT previamente recabado, para obtener su correspondiente corrección
estática. En la Fotografía 4 se observa el equipo de inducción de voltaje, transmisor T‐3 o
transmisor de corriente multipropósito de la compañía Phoenix Geophysics. La inducción se
llevó a cabo mediante un cable conductor o lazo aéreo, mientras que la información fue
utilizando mediante el una bobina circular, las cuáles se muestran en la Fotografía 5.
Fotografía 4. Equipo de inyección T‐3 multipropósito. Tomada de Phoenix Geophysics (2016).
Fotografía 5. Imagen de lazo utilizando cable, en el interior, bobina circular con soportes estabilizadores tipo “ojo de buey”.
Modificado de Phoenix Geophysics (2016).
96
Los datos crudos de cada sondeo TEM fueron descargados de la unidad emisora (T‐3) y de
la unidad receptora (V8), y ambos datos a su vez convertidos a un solo archivo USFs
(Universal Sounding File System) usando el programa Tem Pro de Phoenix Geophysical.
Los datos procesados de MT y TEM se ingresaron al programa WinGlink de la empresa
Schlumberger donde los modelos unidimensionales de cada sondeo TEM fue utilizado para
realizar la corrección estática. El programa WinGlink fue utilizado posteriormente para la
inversión unidimensional (1D) de los sondeos MT en modo invariante, usando los
algoritmos Bostick y el suavizado de Occam.
4.2.1. Corrección estática
Herrera (2014) indica después de un análisis de divergencia de las respuestas entre sondeos
MT sin corregir y sondeos corregidos con sondeos TEM en el Campo Geotérmico Las Pailas
(CG Las Pailas), que cerca del 83% de los sondeos realizados mostraba una divergencia
superior al 10% respecto a las resistividades reales.
Debido a que la topografía en el área del PG Borinquen es todavía más abrupta que la zona
del CG Las Pailas, desde el principio se estableció la necesidad de realizar dicha corrección,
no obstante por aspectos de logística no se pudo realizarse si no hasta el 2014. Una vez
contando con la información de los sondeos de transiente electromagnético se puedo
realizar el ajuste óptimo de cada sondeo tal y como se ilustra en la Figura 84.
97
Figura 84. La imagen superior muestra el sondeo RIN‐060A sin corrección estática, en tanto que la imagen inferior corrige
el efecto para Ex y Ey, y a su vez con la resistividad verdadera por TEM. Los efectos de corrimiento estático han llegado a
variar los valores de resistividad en algunos sondeos hasta en un 200% respecto al valor real, por lo tanto invalidando su
uso.
98
4.3. Direccionalidad magnética (strike direction)
Como lo indicó Almaguer (2013), una de las técnicas iniciales y de reciente auge para la
investigación magnetotelúrica, consiste en el análisis de la direccionalidad o determinación
del rumbo magnético. A partir de la observación de los tensores de impedancia, valiosa
información acerca de potenciales estructuras geológicas del medio se puede obtener.
Por lo tanto se procedió a extraer la información de direccionalidad de los 97 sondeos
magnetotelúricos, analizando las correspondientes a 8 diferentes frecuencias (100 Hz,
10Hzm 5 Hz, 1Hz, 0.5Hz, 0.1Hz, 0.01Hz y 0.001Hz), mediante mapas como los mostrados en
la Figura 85 y Figura 86. Lo anterior con el fin de determinar las tendencias predominantes
del rumbo geoeléctrico, y así poder establecer alineamientos de interés que
posteriormente sean correlacionables con posible fallamiento u otras estructuras de índole
volcánica.
Figura 85. En este mapa de direccionalidad de tensores magnéticos (guiones negros) para la frecuencia 100 Hz
correspondiendo a una de las frecuencias más altas y por ende someras, se determinaron al menos dos orientaciones
predominantes NW‐SE y NE‐SW, ambas direcciones acomodándose entremezcladas en todo el sector.
99
Figura 86. En el mapa de direccionalidad de los tensores magnéticos (guiones negros) para la frecuencia de 0.1 Hz, la
direccionalidad del rumbo magnético se vuelve más evidente corresponde al sentido NW‐SE, exceptuando dos sectores
con predominancia de indicadores en sentido NE‐SW ubicados en las cercanías del PGB‐05 (sector NE del mapa).
Una vez graficados los mapas con los tensores de direccionalidad magnética en cada una de
las frecuencias se determinó la presencia de al menos 4 alineamientos mayores con
orientaciones aproximadas NW‐SE y NE‐SW, tal como lo indica la Tabla 1 y se puede
observar en el mapa de la frecuencia de 5Hz como se puede observar en la Figura 87.
Alineamiento Rumbo
LT1 S48E
LT2 S38E
LT4 N50E
LT5 N19E
Tabla 1. Alineamientos determinados a partir de las direccionalidades de 8 mapas de frecuencias de los 97 sondeos
realizados en el área.
100
Figura 87. Ejemplo de trazado de posibles estructuras magnéticas en el mapa de frecuencia de 5Hz. En la imagen se pueden
observar las posibles estructuras determinadas para esta frecuencia. Tomado de Solís et al. (2015).
Estas direcciones de los tensores magnéticos presentan continuidad con la orientación de
alineamientos determinados con anterioridad por el Equipo de Geofísica Geotérmica para
el CG Las Pailas aunque rotadas respecto a este último campo, y que son paralelas y
perpendiculares con el rumbo del eje volcánico. (Solís et al., 2015).
Una de las virtudes del análisis en mapas por frecuencia, es que tal como se indicó en el
apartado de profundidad de investigación (apartado 2.7.4), las frecuencias bajas penetran
más profundo que las frecuencias altas, en tanto que las frecuencias altas permiten
reconocer las estructuras cerca de la superficie. Por lo tanto el análisis por medio de mapas
a diferentes frecuencias puede mostrar variaciones en la dirección de estructuras
predominantes en una misma zona a diferentes profundidades. En este caso con gran
utilidad por cuanto podría indicar espesores donde hay predominio tectónico (p.ej
fallamiento), y otros donde el predominio puede ser volcánico (p.ej diques, coladas,
domos).
101
Figura 88. Mapa de Mecanismos de SH a partir de mecanismos focales. En rojo se observa la localización del volcán Rincón
de la Vieja, en amarillo la localización del PG Borinquen. Modificado de López et al. (2008)
102
De al mapa de Montero et al. (2003), en la zona del PG Borinquen se muestra la presencia
en el área de estructuras WNW‐ESE, denominadas Sistema de fallas Las Pailas‐Cerro
Atravesado, a las que indican se asumen como dextrales.
Dada la escala regional de los fenómenos tectónicos asociados a la dinámica de subducción,
se concluye que en efecto el sector del PG Borinquen debería estar afectado por fallas
principales o maestras de desplazamiento de rumbo, de carácter dextral según se aprecia
en la Figura 89.
Figura 89. Tectónica local en la región donde se ubica el PG. Las Pailas II (recuadro celeste). En recuadro rojo se ubica el
área del PG Borinquen limitada por el Sistema de fallas Las Pailas‐Cerro Atravesado. Modificado de Montero et al.
(2003).En la esquina inferior derecha se puede observar el elipsoide de deformación asociado a desplazamiento lateral
dextral (PDZ, zona de falla principal), indicadores de compresión máxima horizontal (σmáx). Modificado de Xu & Ben‐Zion
(2013).
103
En la Figura 90 y Figura 91 se observan los trazos de líneas rectas en cada alineamiento
mostrado tanto por ríos y quebradas del área, y se acomoda el elipsoide de deformación
para un mecanismo de cizalle dextral basado en la posible orientación de σ1 y naturaleza
del Sistema de fallas Las Pailas y Cerro Atravesado con rumbo N22W.
Figura 90. Alineamientos en ríos y quebradas, asociados a posibles estructuras siguiendo la falla principal de
desplazamiento de rumbo (líneas azules) y las fallas normales (líneas verdes), según la elipse de deformación.
Figura 91. En la imagen se muestran todos los alineamientos asociados a posibles estructuras siguiendo el rumbo de fallas
principales, y sintéticas y antitéticas, según la elipse de deformación. (T (verde): Normal; P (negra): dextral: X (violeta):
sinestral; Y (azul): dextral; R (gris): dextral; R (rojo): sinestral; R”(anaranjado): sinestral; Inversa (cyan).
104
Como se interpreta de la imagen anterior, la convergencia de múltiples alineamientos
podría sugerir zondas dañadas o altamente fracturadas en la corteza superior, pudiendo
corresponder a los sistemas de alta permeabilidad que mencionan Faulkner (2004), Kahiga
(2014), Melosh (2015), Solumn et al. (2005), y que ilustran Faulds & Hinz (2015) y Hutchison
et al. (2015). Característica indispensable para el desarrollo de un reservorio geotérmico.
En la Figura 92 se presentan los puntos de convergencia mediante círculos, los cuáles son
caracterizados según su importancia y ubicación.
Figura 92. Los círculos corresponden a los sitios de confluencia de alineamientos. Los círculos grandes anaranjados
comprenden los sitios donde todas las posibles direcciones de alineamientos convergen, mientras que los anaranjados
menores, sitios con alta confluencia. Los círculos amarillos, sitios de mediana convergencia sobre cuerpos de agua (ríos y
quebradas). Finalmente los círculos grises corresponden a los sitios de mediana convergencia sobre el terreno.
Este análisis fue estrictamente cualitativo, sin embargo facilita determinar patrones de
alineamientos que eventualmente podrían ligarse a estructuras de origen tectónico y/o
volcánico. Adicionalmente, la localización de sitios de convergencia, tendería a pronosticar
áreas de mayor fracturamiento, factor indispensable para una óptima permeabilidad en
campos geotérmicos de alta entalpía. En la Tabla 2 se establecen las direcciones de los
grupos de alineamientos y sus posibles relaciones estructurales.
105
Divergencia
Divergencia
Alineamiento Posible cinemática Rumbo Símbolo respecto a la
respecto a σ1
PDZ
Azul Desplazamiento de rumbo dextral N66W Y 44° 0°
Verde Normal N22W T 0° 44°
Gris Desplazamiento de rumbo dextral N42W R 20° 24°
Negro Desplazamiento de rumbo dextral N88W P 70° 26°
Rojo Desplazamiento de rumbo sinestral N16E R´ 38° 82°
Anaranjado Desplazamiento de rumbo dextral N03W R´´ 18° 63°
Morado Desplazamiento de rumbo sinestral N49E X 70° 65°
Celeste Inversa N69E 90° 45°
Tabla 2. Alineamientos determinados con sus posibles relaciones estructurales y correspondiente orientación.
4.5. Diagramas de rosas
Otro importante análisis de los tensores magnéticos corresponde a graficarlos como
diagramas de rosas para un análisis estadístico de las direccionalidades magnéticas por
frecuencia e intensidad. Lo anterior llevado a cabo utilizando el programa WingLink. De esta
forma se pueden obtener patrones del comportamiento magnético en el área de estudio.
Hallinan (1993) propone colapsos anidados para el sector de Guayabo (Caldera Miravalles)
de acuerdo a datos de gravimétricos. Carr et al. (1985), proponen para el sector de Las Pailas
la existencia de una caldera anidada de 5km de diámetro situada dentro de una mayor de
15‐20km en el flanco sur del volcán Rincón de la Vieja por rasgos geomorfológicos.
Ubicándose ambos campos a 26 y 9 kilómetros de distancia respectivamente del Proyecto
Geotérmico Borinquen. Ambos estudios sugieren mediante distintos abordajes (gravimetría
y geomorfología), un patrón en apariencia recurrente de colapso de las calderas del área.
Partiendo de la probabilidad de existencia del patrón indicado anteriormente en el área del
Proyecto Geotérmico Borinquen se analiza de la siguiente forma: al haber un área donde
hay un reservorio que se presume está ligado a una caldera de colapso anidada menor con
posterior resurgencia, el historial de eventos vulcanotectónicos recientes (fracturas
anulares, fracturas radiales, grietas de colapso, y fallamiento tectónico) deben haber
generado un intenso fracturamiento del medio. Mientras que sitios externos al último
colapso, deberían haber sufrido únicamente los esfuerzos asociados a la tectónica de la
zona, por consiguiente con un fracturamiento menor y un patrón de estructuras con
orientaciones más definidas, condicionando las respuestas magnéticas a fallas
mineralizadas o cuerpos emplazados siguiendo patrones estructurales como los expuestos
por Cianfalla & Salvini (2015).
Por lo tanto, se asume que adentro de la caldera del último colapso y posterior resurgencia
(sector intracaldérico) debería haber más puntos de confluencia de posibles zonas dañadas
106
respecto a los alrededores como se observa en el modelo de Troll & Walter (2001) que se
presenta en la Figura 93.
Figura 93. Modelado de fracturamiento en muti‐etapas caldéricas asociadas a resurgencia y posterior vaciado de la cámara
magmática. El modelo representa un bloque 3D (izquierda) y la imagen en planta (derecha). La zona gris oscuro
representaría el área de sondeos excluida del escenario 2. Modificado de Troll & Walter (2001).
Como se observa en la Figura 94, para el análisis mediante diagramas de rosas se utilizó un
filtrado de sondeos contemplando dos escenarios. El escenario 1 donde se incluyen los 97
sondeos en cada una de las 8 frecuencias. Y el escenario 2 donde se excluyen los sondeos
que cayeron en las áreas de menor cantidad de puntos de convergencia.
Figura 94. En el escenario 1 se utilizan todos los 97 sondeos del área. En el segundo escenario se utilizan los sondeos
excluyendo aquellos que caen en zonas de baja convergencia de alineamientos (sectores con trama gris).
107
Al analizarse los gráficos de las direccionalidades magnéticas de ambos escenarios
presentes en la Figura 95, la principal diferencia se puede observar en la frecuencia de
0.01Hz, siendo que la respuesta original indica tres direcciones: N23W, N48E y N64E, y la
filtrada (escenario 2) presenta una única y clara tendencia en la dirección N48E.
Figura 95. Comparando los dos escenarios, las tendencias por frecuencias entre 5 y 0.1 Hz presentan múltiples direcciones
adicionales más notorias en el escenario 2. Y especialmente hay una marcada diferencia en la frecuencia de 0.01Hz
(señalada con flechas amarillas), donde predomina la dirección N48E para el escenario 2.
108
De acuerdo a los diagramas de rosas para las frecuencias altas de 100 y 10Hz, siendo por lo
tanto las profundidades de investigación más superficiales, es de esperar que sean
materiales que sobreyacen la intracaldera, cuyo emplazamiento fue posterior a la
formación de la misma, y por lo tanto estarían afectados principalmente por fenómenos
tectónicos. Esto se evidencia en la Figura 96, donde se determinan las direcciones N28W y
N48W para las frecuencias indicadas respectivamente, cuyo rumbo se aproxima a la
dirección de σ1 actual, asumido desde el apartado anterior al N22W, con notable similitud
para la frecuencia más alta (100Hz).
Figura 96. Diagrama de rosas para las frecuencias de 100 y 10 Hz.
La Figura 97 muestra que a partir de los 5Hz y hasta los 0.1 Hz aumentan a 7 las familias de
direcciones magnéticas, cuyos rumbos son N12W, N25W, N44W, N12E, N38E, N66E y N83E.
Esta variada direccionalidad se asociaría a la respuesta magnética de múltiples fracturas
presentes en los materiales del relleno de la caldera, los cuales habrían sufrido un intenso
fracturamiento debido a estar sometidos a eventos de origen vulcano tectónico, con
patrones vinculados a la generación de fallas inversas, normales, transcurrentes, radiales,
anulares, entre otras propias del colapso y posterior resurgencia de una caldera, como lo
expone el modelo de la Figura 98.
Figura 97. Diagrama de rosas para frecuencias de 5, 1, 0.5 y 0.1Hz.
109
Figura 98. Modelado de fracturamiento en muti‐etapas caldéricas asociadas a vaciado y posterior resurgencia de la cámara
magmática. El modelo representa un bloque 3D (izquierda) y la imagen en planta (derecha) de la zona intracaldérica. La
zona resaltada en rojo corresponde a los materiales altamente fracturados asociados a los procesos vulcano tectónicos.
Modificado de Troll & Walter (2001).
Como se indicó al inicio, uno de las particularidades más evidentes a partir del análisis y
filtrado de las rosas de direccionalidad corresponde a la respuesta de la frecuencia de
0.01Hz, la cual en el escenario 1 (pre filtrado) muestra 3 direcciones: N23W, N48E y N64E,
mientras que para el escenarios 2 (post filtrado) presenta una marcada dirección al N48E,
asociable a una posible falla antitética sinestral (X) de rumbo N49E (Tabla 2).
La frecuencia más baja analizada corresponde a los 0.001Hz, la cual retorna a la tendencia
superficial con una dirección entre N10W y N36W, rango cercano al N22W definido para σ1
actual. El comportamiento de las frecuencias 0.01Hz y 0.001Hz se puede observar en la
Figura 99.
Figura 99. Diagrama de rosas para frecuencias de 0.01Hz y 0.001Hz.
Una posible explicación de este fenómeno presente en la frecuencia de 0.01Hz,
correspondería a que la cámara magmática previo al colapso es alimentada y sobre
presurizada por ascenso de fluido magmático, y dicha alimentación podría llevarse a cabo
mediante el mecanismo que propone Browning et al. (2015) en su modelo de la erupción
de volcán Santorini, a través de un cuerpo magmático o dique, el cual aprovecharía
estructuras tectónicas existentes para la migración y ascenso, según se ilustra en la Figura
100.
110
Figura 100. Modelo 3D simplificado del sistema volcánico Santorini basado en datos geodésicos. La flecha amarilla destaca
el ascenso magmático por medio de un cuerpo tabular o dique que se hipotetiza para el volcán Santorini durante el período
2011‐2012. Modificado de Browning et al. (2015).
Paquet et al. (2007) en la Figura 101, presentan un criterio similar para el modelo de
emplazamiento magmático para el área de Krafla (Islandia) proponiendo un mecanismo de
ascenso magmático para la alimentación de la cámara magmática a partir de un cuerpo de
geometría tabular.
Figura 101. Representación esquemática 3D de un enjambre de diques en Islandia eliminando la roca caja. La conexión
entre la zona fundida y la cámara magmática se dibuja en el ejemplo y se señala con una flecha amarilla. Este modelo
asume una migración magmática ascendente desde las profundidades hacia el reservorio ígneo por debajo del centro
eruptivo. Dentro de la corteza se espera que el magma fluya principalmente en forma lateral a partir de la cámara
magmática hacia el centro eruptivo. Los rumbos de las intrusiones se asume están controlados por variaciones en la
distribución de esfuerzos a lo largo del enjambre. Cerca del centro eruptivo donde la alimentación magmática es fuerte,
el campo de esfuerzos se torna casi isotrópico favoreciendo una distribución de diques radiales (e intrusiones cónicas).
Lejos del centro eruptivo, la distribución paralela de diques es el resultado de un campo de esfuerzos de extensión.
Modificado de Paquet et al. (2007).
111
Asumiendo un posible origen similar de la alimentación por medio de un cuerpo o dique
para el caso de la caldera anidada que constituiría el actual reservorio del Proyecto
Geotérmico Borinquen, se deduce que el mismo presentaría una señal magnética distintiva
y superior al entorno, localizándose dentro del área del colapso, a profundidades por debajo
de la cámara magmática. En este caso con una marcada dirección hacia el N48E. Por debajo
de este nivel y correspondiendo a la frecuencia más baja (0.001Hz) volvería a dominar la
respuesta tectónica.
112
4.6. Análisis unidimensional de sondeos magnetotelúricos
Una vez que se extrajo la información de direccionalidad magnética, los 97 sondeos
realizados fueron procesados unidimensionalmente (1D) con el método invariante como se
indicó en el apartado 2.7.7.2, utilizando el programa WinGlink, tal como se ilustra para el
caso de los sondeos RIN‐010A y Rin105A de la Figura 102. Para ello se estableció una rutina
de estandarización de procesado asignando 10 corridas como máximo de iteraciones, 4
capas resistivas para el modelado Bostick, y 18 subcapas para el modelo Occam de mejor
ajuste (apartados 2.7.7.5 y 2.7.7.6). Estableciéndose como valor base para el medio, una
resistividad de 100 OHMm y una profundad máxima del modelo de 3km.
Figura 102. Curvas de resistividad aparente vs fase y mapas de ubicación para los sondeos MT RIN‐010A y RIN‐105A. El
modelo unidimensional (1D Model) presenta el modelo Bostick (trama verde) y suavizado de Occam (línea punteada roja),
la capa sello (trama roja) y el reservorio (trama azul). Se determinó espesor de la capa sello y parcialmente del reservorio
para ambos casos, al igual que para los restantes 95 sondeos.
113
Como lo muestra la imagen anterior, esto permitió determinar un modelo consistente para
áreas geotermales como el mostrado por Armadillo et al. (2015), con una capa sello
correspondiendo a los valores de resistividad más bajos del medio (valores entre 1 y 10
OHMm) sobreyaciendo valores de 70 OHMm a más, consistentes con un posible reservorio
geotérmico.
4.7. Perfiles magnetolúricos
Como se puede apreciar en la Figura 103, Figura 104 y la Tabla 3, con base en la información
obtenida de los sondeos procesados, se procedió a elaborar 9 perfiles de resistividad
abarcando el área delimitada en el apartado 4.5, extendiéndose afuera de la misma para
poder mostrar los contrastes entre el posible reservorio y sus alrededores. Cada perfil fue
interpolado lateralmente en el programa Surfer 12. Se utilizó el método de triangulación
lineal, aplicando el máximo peso mediante orientación en función de la elevación. Con ello
se logró respetar la ubicación, espesores y valores de resistividad de las capas debajo de
cada sondeo.
Figura 103. Mapa con la ubicación de los perfiles magnetotelúricos.
114
Sondeo Rin‐016A Sondeo Rin‐105A Sondeo Rib‐155A
Elevacion 565 Elevacion 507 Elevacion 490
Coordenadas
Rin‐016A Coordenadas
Rin‐105A Coordenadas
Rib‐155A
343165,814 1194787,58 343684,383 1195165,05 343778,829 1195517
Resistividad Espesor Elevación (msnm) Resistividad Espesor Elevación (msnm) Resistividad Espesor Elevación (msnm)
198 149 416 75 70 437 180 102 388
10 1031 ‐615 9 931 ‐494 17 979 ‐591
76 73 199
Tabla 3. Datos de ubicación, resistividad, espesor y elevación de cada capa resistiva obtenida por sondeo producto de la
modelación unidimensional.
Figura 104. Superior: perfil magnetotelúrico Bor 1, generado a partir de datos MT unidimensionales con interpolación
triangular. Inferior, interpretación geofísica según el contexto.
115
De la Figura 105 a la Figura 112 se muestran los restantes perfiles resistivos generados.
Figura 105. Perfil Magnetotelúrico 2.
Figura 106. Perfil Magnetotelúrico 3.
116
Figura 107. Perfil Magnetotelúrico 4.
Figura 108. Perfil Magnetotelúrico 5.
117
Figura 109. Perfil Magnetotelúrico 6.
Figura 110. Perfil Magnetotelúrico 7.
118
Figura 111. Perfil Magnetotelúrico 8.
Figura 112. Perfil Magnetotelúrico 9.
119
De los 9 perfiles magnetotelúricos anteriores se infiere la siguiente estratigrafía resistiva:
Superficialmente se presenta una capa delgada con resistividades variables mayores a los
10 Ohm‐m, que se asocia a materiales superficiales de composición variable (lahares,
suelos, etc.), correlacionables con la formación Unidad de Productos Volcánicos recientes.
La segunda capa corresponde a valores entre 1 y 10 Ohm‐m, su aparición corresponde a la
base de la formación Unidad de Productos Volcánicos recientes, principalmente con la
Formación Pital (lavas con intercalaciones de tobas) y parte de la formación Liberia
(ignimbritas poco consolidadas). Sus valores de resistividad están dados por la
predominancia de productos de alteración hidrotermal y predominio de arcillas tipo
esmectita, ampliamente distribuidas en lo que se conoce como “Capa Sello” o sello
impermeable superior que limita el reservorio. En la Figura 113 y Figura 114 se puede
apreciar que el piso de la capa sello guarda una moderada a buena correlación con la
representación de esmectita de los perfiles E‐W y N‐S elaborados por Gálvez & Ramírez
(2013).
Figura 113. Perfil E‐W del área investigada mostrando la litoestratigrafía y la mineralogía de alteración. Modificado de
Gálvez & Ramírez (2013). Se determina adecuadamente, una moderada a buena correlación entre el piso de la capa sello,
y la zona transicional entre esmectita pura y la ilita/esmectita.
120
Figura 114. Perfil N‐S del área investigada mostrando la litoestratigrafía y la mineralogía de alteración. Modificado de
Gálvez & Ramírez (2013). Tal como el caso anterior, se determina adecuadamente, una moderada a buena correlación
entre el piso de la capa sello, y la zona transicional entre esmectita pura y la ilita/esmectita.
En algunos casos donde la mineralogía encontrada y la resistividad no concuerdan
plenamente como en el caso del PGB‐01, podría preliminarmente asociarse a la presencia
de depósitos de ebullición que simulan la baja resistividad de la capa sello, por lo tanto
mostrando una profundización de la misma. Aunque no se descartan problemas en la
recolección e interpretación de las muestras de cortados durante la perforación. Sin
embargo se aclara que una conclusión al respecto de estos fenómenos escapa del alcance
del presente trabajo.
La tercera capa resistiva con valores superiores a 10 Ohm‐m y hasta los 180 Ohm‐m, se
interpreta como el sector de potencial interés geotérmico (alto potencial geotérmico),
correspondiendo principalmente a eventos piroclásticos biotíticos de la formación Liberia,
y a mayor profundidad a lavas y tobas del Grupo Bagaces. Esta capa de mayor resistividad
por debajo de la capa sello concordaría coherentemente con lo mencionado por White &
121
Hedenquist (1990) y Gunderson et al. (2000), que indican que al encontrarse dentro del
reservorio, la mineralogía predominante acorde con el incremento de temperatura se
caracteriza por una transición ilita‐esmectita hasta ilita pura, lo que produciría un
incremento en resistividad tal como lo muestra el modelo de Armadillo et al. (2015). Su
espesor mínimo sería de aproximadamente 1500m.
Dentro de esta tercer capa es posible observar zonas verticales anómalas de contrastes bajo
resistivos (valores menores a los 10 Ohm‐m) para el caso de los perfiles Bor 1, Bor 4, Bor 5,
Bor 6, Bor 8. De igual forma se determinó la presencia de contrastes alto resistivos en los
perfiles Bor 2, Bor 3, Bor 7, Bor 8 y Bor 9. Preliminarmente en el caso de las bajas
resistividades, esto podría asociarse a zonas de fallas (en algunos casos de amplio grosor)
como se infiere al sur en las cercanías del PGB‐01. En el caso de las altas resistividades
(valores menores a los 180 Ohm‐m), se asocia a la presencia de materiales más silicificados
y/o densos, también correlacionables a la presencia de posibles intrusiones magmáticas de
carácter hipoabisal (diques de alimentación y/o en anillo), como las estructuras observadas
al Este en las cercanías del PGB‐01.
Finalmente se aclara que si bien los valores de resistividad intracaldéricos y externos a la
misma mostrados en los perfiles pueden ser similares (mayores a 10 Ohm‐m), una abrupta
caída de la capa sello reflejaría condiciones distintas, identificándose por lo tanto como
zonas de bajo potencial geotérmico.
4.8. Límite del reservorio
Como se indicó en el apartado anterior, los 9 perfiles resistivos abarcaron zonas
caracterizadas preliminarmente mediante los análisis de diagramas de rosas de tensores
magnéticos (apartado 4.5) como zonas internas y externas al reservorio. Las zonas internas
correspondiendo a lo indicado por Lipman (1997), como un relleno intracaldérico, y el cuál
está contenido dentro del diámetro estructural de la caldera de colapso.
Posterior al análisis e interpretación de los perfiles magnetotelúricos, se procedió a integrar
los mismos en un modelo visual 3D. Para ello las imágenes de los perfiles fueron escaladas
y georreferenciadas espacialmente en el programa computacional Voxler 5 de la compañía
Golden Software.
Una vez ubicados en un solo modelo tridimensional, se trazó tentativamente el límite
intracaldérico, que correspondería a los bordes del actual reservorio como lo muestra la
Figura 115. De acuerdo a la disposición espacial de los perfiles, es identificable un límite
circular (o semicircular) caracterizado por un engrosamiento y profundización de la capa
sello. Este engrosamiento (aumento entre 300 y 500m de espesor) y profundización se
122
podría asociar a la frontera de la caldera de colapso (sector externo al diámetro estructural
de la caldera de colapso), posterior a la cual la fuente de calor se alejaría como lo muestra
el modelo de dispersión térmica de Burov & Guillou‐Frottier (1999).
Figura 115. Al unirse los perfiles magnetotelúricos en un modelo visual 3D, se delimitó la caída de la capa sello. Los bordes
generan un patrón circular (semicircular), concordante con los patrones vistos en otras intracalderas alrededor del mundo.
Este alejamiento de la fuente de calor por encontrarse externo a la caldera de colapso,
facilitaría el desarrollo de grandes espesores de arcillas de baja temperatura (menores a
200°C) tipo esmectita principalmente como lo indica Brown (1978), cuya respuesta resistiva
123
en consecuencia correspondería a valores de entre 1 y 10 Ohm‐m, congruente con lo
indicado por Armadillo et al. (2015).
De acuerdo a Lipman (1997), este tipo de geometría circular o en anillo, es característico de
los bordes de las calderas de colapso.
Con base en el trazado de los límites de la caldera, se determinó que el reservorio actual
puede tener alrededor de entre 5 y 6km de diámetro para un área aproximada de entre
19,6 y 28km2. Asumiendo un cuerpo cilíndrico con un espesor de reservorio de 1.5km, el
reservorio presentaría un volumen mínimo aproximado de 29,4km3.
4.9. Capa sello
Como lo indica Gunderson et al. (2000), adentro y en los límites del reservorio se forma la
capa sello.
Esta capa confinante o capa sello para la mayoría de sistemas hidrotermales se genera
cuando se dan reacciones prolongadas entre las rocas y los fluidos termales, lo cual produce
una capa de alteración arcillosa sobre un amplio rango de temperatura desde menos de
100°C hasta superiores a los 200°C. (Caldwell et al.,1986; Essene & Peacor, 1995). A bajas
temperaturas (70‐150°C), la capa arcillosa es principalmente caracterizada por esmectita. A
temperaturas mayores, ilita (en rocas ácidas) y/o clorita (más abundante en rocas
basálticas) se intercala con las esmectitas, formando una capa interestratificada con
proporciones que van incrementando en ilita, especialmente arriba de los 180°C. A
temperaturas sobre los 220‐240°C, la alteración es principalmente en la forma de minerales
de clorita y epidota, las cuáles muestran una resistividad mayor que sus contrapartes de
baja temperatura. Por lo tanto un incremento en la resistividad por debajo de una capa
superficial altamente conductiva eléctricamente (capa bajo resistiva o capa sello), refleja un
incremento en la temperatura a profundidad, lo cual constituye una firma común en los
sistemas geotérmicos de alta temperatura. (Muñoz, 2013).
En sistemas geotermales donde los fluidos salinos juegan un papel importante, sus
propiedades eléctricas pueden variar fuertemente dependiendo de si las fallas y fracturas
constituyen patrones preferenciales que pueden facilitar la circulación de fluidos (y calor),
o si estas representan barreras que impiden la circulación de fluidos. (Ritter et al., 2005).
Como se indica en los párrafos anteriores, el análisis de todos los sondeos
electromagnéticos, y la caracterización de una posible capa sello a partir de la ubicación,
distribución, profundidad, espesor y posibles direccionalidades presentes en el área,
124
pueden dar importantes indicios acerca de la distribución calórica del medio, y canales
preferenciales o barreras (asociado al comportamiento de diferentes tipos de fallas).
Por lo tanto, dado que la capa sello se forma en un rango desde los 70°C en el sector más
somero y hasta los 150°C en el sector más profundo; de los todos los sondeos se extrajo la
información correspondiente a las elevaciones del techo y piso de la capa sello en metros
sobre el nivel del mar (m.s.n.m) tal como se puede apreciar en la Tabla 4 y Tabla 5, de forma
que se pudiera correlacionar con la distribución térmica, facilitar la visualización de posibles
fallas, y poder determinar posibles divisiones o sectorizaciones del reservorio.
ID Longitud Latitud Elevación Resistividad Distancia
RIN-020A 345958 1193232 607 0 0
345958 1193232 606 17 0
345958 1193232 582 17 0
345958 1193232 581 683 0
345958 1193232 413 683 0
345958 1193232 412 1 0
345958 1193232 ‐29 1 0
345958 1193232 ‐30 44 0
345958 1193232 ‐1733 44 0
345958 1193232 ‐1734 7 0
345958 1193232 ‐3000 7 0
Rib-145B 346773 1193515 664 0 739
346773 1193515 663 106 739
346773 1193515 540 106 739
346773 1193515 539 6 739
346773 1193515 442 6 739
346773 1193515 441 1 739
346773 1193515 ‐7 1 739
346773 1193515 ‐8 5 739
346773 1193515 ‐3000 5 739
Tabla 4. Superior: ejemplo de resistividades versus profundidades para dos sondeos MT (RIN‐020A y Rib‐145B). En azul y
rojo se destaca la elevación (m.s.n.m) y resistividad del techo y piso de la capa sello.
ID Longitud Latitud Elevación Resistividad ID Longitud Latitud Elevación Resistividad
RIN-020A 345958 1193232 412 1 RIN-020A 345958 1193232 ‐29 1
Rib-145B 346773 1193515 441 1 Rib-145B 346773 1193515 ‐7 1
Rib-139A 347220 1194307 518 1 Rib-139A 347220 1194307 258 1
Rib-141A 347354 1194954 664 1 Rib-141A 347354 1194954 461 1
RIN-037A 347834 1195304 511 1 RIN-037A 347834 1195304 264 1
Rin 308 348117 1195549 883 2 Rin 308 348117 1195549 652 1
RIN-307 348870 1196078 1077 10 RIN-307 348870 1196078 947 10
Rin 309 348967 1196537 1137 7 Rin 309 348967 1196537 630 1
Tabla 5. Superior: Datos de techo (azul) y piso (rojo) de la capa sello para los sondeos MT del perfil Bor8.
125
Los datos de las elevaciones del techo y piso de la capa sello fueron procesados por
separado en el programa Surfer 12 de la compañía Golden Software, donde se interpolaron
por el método de Krigging, para generar mapas de isohipsas.
En la Figura 116 se observa el resultado obtenido de la interpolación de datos
electromagnéticos del techo de la capa sello.
Figura 116. Mapa del techo de la capa sello en m.s.n.m, en amarillo punteado, posible límite del reservorio.
Como lo evidencia la imagen anterior, el techo de la capa sello presenta un levantamiento
significativo hacia el sector Este del área, indicando que las temperaturas entre 70° y 100°C
son más superficiales hacia ese sector. Confrontando la morfología del techo de la capa sello
y el análisis del patrón estructural deducido (apartado 4.4), se establecieron los patrones
de posibles estructuras (fallas). Tal como se expone en la Figura 117, se determinó la
existencia de potenciales fallas denominadas FGB (Falla Geofísica Borinquen), las cuáles se
caracterizan en la Tabla 6, de acuerdo a la cinemática propuesta en concordancia con σ1
(apartado 4.4).
126
Figura 117. Mapa del techo de la capa sello con elevaciones en m.s.n.m. En línea punteada amarilla: límite intracaldérico
del reservorio. En negro: líneas que corresponden a posibles direcciones de estructuras vulcanotectónicas determinadas
por el techo de la capa sello (ej. La falla normal FGB 3c), acorde al elipsoide de deformación dextral del apartado 4.4.
Divergencia
Techo de capa sello, posibles Divergencia
Posible cinemática Rumbo Símbolo respecto a la
fallas respecto a σ1
PDZ
De la misma forma se procedió al análisis de la morfología del piso de la capa sello, el cual
se puede observar en la Figura 118. Para el caso del piso también es notorio el
127
levantamiento que se observa hacia el sector Este. Potenciales fallas afectan el contorno o
patrón mostrado por el piso (ej. FGB5a) o bien limitan su desarrollo lateral (ej. FGB3c). Las
relaciones cinemáticas se exponen en la Tabla 7.
Figura 118. Mapa del piso de la capa sello con elevaciones en m.s.n.m y posibles direcciones de fallas determinadas para
el piso de la capa sello con base en el elipsoide de deformación.
Divergencia
Piso de capa sello, posibles Divergencia
Posible cinemática Rumbo Símbolo respecto a la
fallas respecto a σ1
PDZ
FGB1b, FGB 1d y FGB1e Desplazamiento de rumbo dextral N66W Y 44° 0°
FGB3a, FGB3b y FGB3c Normal N22W T 0° 44°
ND Desplazamiento de rumbo dextral N42W R 20° 24°
FGB2c Desplazamiento de rumbo dextral N88W P 70° 26°
ND Desplazamiento de rumbo sinestral N16E R´ 38° 82°
FGB4a y FGB4b Desplazamiento de rumbo dextral N03W R´´ 18° 63°
FGB5a, FGB5b y FGB5c Desplazamiento de rumbo sinestral N49E X 70° 65°
ND Inversa N69E 90° 45°
Tabla 7. Posibles fallas con sus relaciones estructurales y correspondiente orientación. ND (no determinada).
128
En el apartado 4.10 se analizará la posible fuente o fuentes de calor del sistema, por lo tanto
se enfocará el análisis en la profundidad más cercana a la fuente de calor, correspondiendo
al piso de la capa sello. El modelo de estructuras general propuesto se puede observar en
la Figura 119.
Figura 119. Mapa del piso de la capa sello y las posibles direcciones de fallas tanto del techo como del piso. Para no saturar
la imagen, se escogió una estructura para resaltarla y mostrar su cinemática.
El análisis de la capa sello ha evidenciado tanto para el techo como en el piso, que conforme
se desarrolla hacia el Este del área investigada, la misma se vuelve más somera y de menor
espesor. Por otro lado también es claro, que hay un fuerte condicionamiento de la capa por
fallamiento.
Este condicionamiento tectónico es coherente si se asume como se viene indicando a lo
largo de este trabajo y validado por diversos autores mencionados previamente, que el
emplazamiento de la cámara magmática, estilo y dimensiones de colapso, y posibles
129
resurgencias deben seguir patrones facilitados por la presencia de fracturas previas, cuyo
origen corresponden a la tectónica cortical local.
Este ejercicio con la capa sello, permitió identificar y caracterizar al menos 5 familias de
fallas presentes en el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen, mismas que se
detallan en la Tabla 8.
Divergencia
Divergencia
Modelo general de fallas Posible cinemática Rumbo Símbolo respecto a la
respecto a σ1
PDZ
FGB1a, FGB1b, FGB 1d y FGB1e Desplazamiento de rumbo dextral N66W Y 44° 0°
FGB3a, FGB3b y FGB3c Normal N22W T 0° 44°
ND Desplazamiento de rumbo dextral N42W R 20° 24°
FGB2a, FGB2b y FGB2c Desplazamiento de rumbo dextral N88W P 70° 26°
ND Desplazamiento de rumbo sinestral N16E R´ 38° 82°
FGB4a y FGB4b Desplazamiento de rumbo dextral N03W R´´ 18° 63°
FGB5a, FGB5b y FGB5c Desplazamiento de rumbo sinestral N49E X 70° 65°
ND Inversa N69E 90° 45°
Tabla 8. Modelo general de fallas propuesto para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen. ND (no determinada).
Es importante destacar la presencia de fallamiento normal (T) en sentido N22W, ya que los
desplazamientos verticales abruptos de la capa bajo resistiva hacia SW concordaría con el
modelo de esfuerzos propuesto, por lo que se proponen separaciones dentro del mismo
reservorio, aislando parcialmente bloques del reservorio (zona A, zona B y zona C) mediante
las fallas normales FGB3a, FGB3b y FGB3c tal como lo ilustra la Figura 120, congruente con
lo expresado por Gudmundsson (2012).
Respecto a los espesores y buzamientos de las fallas, son aspectos que no pudieron
determinarse, dado que aun cuando la huella resistiva se aproxima a los 800m de ancho, se
considera, responde a un fenómeno de ascenso de fluidos por las estructuras, los cuales
pueden desplazarse por los acuíferos más superficiales generando una falsa señal. Para
contar con datos cuantitativos acerca de estos dos rubros, se requerirá de técnicas como la
sísmica de refracción y/o reflexión.
130
Figura 120. Mapa del piso de la capa sello con el modelo general de fallas para el reservorio del Proyecto Geotérmico
Borinquen. Partiendo de la presencia de al menos 3 fallas normales (FGB3a, FGB3b y FGB3c) y su efecto en la capa sello
se proponen los bloques de las zonas: zona A (rojo), zona B (anaranjado) y zona C (amarillo).
Finalmente una de las características más notorias del piso de la capa sello corresponde a
la diferencia entre el sector A respecto a los sectores B y C. Como se observa en el bloque
A, a diferencia de los otros dos, la capa sello presenta una morfología más homogénea y
extendida, en sentido NNW‐SSE. Acorde a Solís et al. (2015), esto podría corresponder a la
presencia de una zona predominantemente de vapor y gases, los cuáles son más fáciles de
desplazarse y desarrollar una capa sello más uniforme.
131
4.10. Fuente de calor
Burov & Guillou‐Frottier (1999), indican que los efectos termales que deberían tener mayor
influencia en la evolución del sistema postcaldérico son: (1) la difusión de calor del cuerpo
magmático caliente y (2) y la cobertura térmica aislante ignimbrítica.
Respecto a lo anterior, un súbito aumento del espesor la capa sello como se determinó en
el apartado 4.8 (Límite del reservorio) indicaría a su vez, un límite de disponibilidad térmica
importante. Dado que este patrón muestra un comportamiento circular, concordaría con
un posible límite de una cámara magmática colapsada que sigue aportando temperatura
residual al sistema. Esta cámara correspondería a la primera fuente de calor del área.
Por su parte Gunnarsson & Aradóttir (2014), indican que las fuentes de energía de los
sistemas geotérmicos en áreas volcánicas son intrusiones que se van enfriando y
solidificando en la corteza. Cuando los modeladores de campos geotérmicos construyen el
modelo de producción de un campo, este aspecto normalmente es evitado. Las fuentes de
calor se consideran, están por debajo de la profundidad del modelo y son encontradas
mediante la selección adecuada de condiciones de frontera en la capa del basamento del
modelo. Sin embargo, también señalan que experiencias en la aparición de fuentes de calor
más someras junto con otras observaciones, demuestran que las raíces de los sistemas
geotérmicos en zonas volcánicas activas de Islandia son más superficiales que lo que se
pensaba originalmente. Por lo tanto la forma de estructurarse numéricamente los modelos
debe reconsiderarse, ya que las diferentes fuentes de calor deben ser incluidas en los
modelos.
Un aspecto interesante expuesto por estos autores, es que proponen que las fuentes de
calor para un modelo conceptual geotermal simple pueden ser diques con profundidades
someras (≤2.5 km). Esto es reforzado por Saemundsson (2009) quien para el caso del volcán
Lýsuskard indica que las inyecciones magmáticas en las raíces del volcán central pueden
acomodar todo por medio de los diques. La orientación del mínimo esfuerzo entonces oscila
entre horizontal (sills) y vertical (diques). Constituyéndose estos a su vez, en importantes
fuentes de calor.
Estos conceptos de intrusiones son importantes porque como se indicó en el apartado 4.7
(perfiles magnetotelúricos), en el caso de las altas resistividades, se asocia a la presencia de
materiales más silicificados y/o densos, asociables a posibles intrusiones magmáticas de
carácter hipoabisal (diques de alimentación y/o en anillo). Por lo tanto en el área también
podrían haber de este tipo de intrusiones magmáticas. Que corresponderían a una segunda
y principal fuente de calor del área.
132
La Figura 121 ilustra que el sector más levantado del piso de la capa sello se encuentra al
Este del área, pudiendo asociarse a una intrusión magmática (o varias) tipo hipoabisal,
ligada al último evento caldérico de resurgencia en una etapa 5, según Smith & Bailey
(1968).
Figura 121. Modelo visual 3D integrando el piso de la capa sello y los perfiles magnetotelúricos, las flechas y la línea
punteada señalan el borde intracaldérico. En tanto que al Este del área se señala la segunda y principal fuente de calor.
Tomada de Solís et al. (2015).
La Figura 122 ilustra lo mencionado por Solís et al. (2015), quienes indican: “Se hipotetiza la
localización de la fuente de calor hacia el sector Este del campo, debido a la geometría y
espesor del piso y techo de la capa sello, así como la presencia del máximo gravimétrico y
un máximo magnetométrico ubicado hacia el Este de la zona de estudio”.
133
Información de los pozos del sector reportados por el Equipo de Termohidráulica
(comunicación escrita) que se presenta en la Figura 123, refuerzan esta hipótesis dado que
es notorio un incremento de temperatura registrada conforme los pozos se ubican hacia el
Este y Sur del área (ej. El pozo PGB‐05 presenta como máxima temperatura registrada
255°C, mientras que el PGB‐01 presenta 277°C).
Figura 122. Modelo 3D mostrando el piso de la capa sello arriba y abajo, el mapa gravimétrico. La flecha blanca indica la
correlación entre la parte más somera de la capa sello (blanco en el piso de la capa sello) y el alto gravimétrico (anaranjado
en la base) correspondiendo a la posible principal fuente de calor. Tomada de Solís et al. (2015).
Figura 123. Datos de temperaturas estáticas registradas por el Equipo de Termohidráulica (ETH) (comunicación escrita)
concuerdan con el incremento de temperatura hacia el Este y Sur del campo según se acerca a la máxima fuente de calor.
134
Galland et al. (2014) mencionan que las capas de intrusiones de formas diversas, tales como
diques y conos (sills), coexisten como parte de los sistemas de conductos de los complejos
volcánicos, lo más probable alimentados por fuentes comunes.
En experimentos realizados por Galland et al. (2014) determinaron que los diques a poca
profundidad pueden separarse en dos ramas, produciendo una forma aproximada a un
bote en forma de herradura, una elongación de morfología cónica, cuya raíz corresponde al
dique, y su eje mayor se alinea al dique. Tal y como lo muestra la Figura 124, en el área una
forma singular se encontró rodeando el pozo de mayor temperatura del campo con forma
de herradura, por lo que podría asociarse preliminarmente a la presencia de un sill,
coincidiendo también con la segunda y principal fuente de calor.
Figura 124. La figura muestra el piso de la capa sello (m.s.n.m), se destaca en negro con bolas, la presencia de una posible
intrusión tipo sill.
Por último, se hipotetiza como tercer fuente de calor, el aporte parcial de la actual cámara
magmática del Volcán Rincón de la Vieja, ubicada al Este del área investigada.
135
4.11. Movimiento de los fluidos
En geotermia, las zonas de falla son consideradas como un objetivo ya que las altas tasas
de producción que se requieren para proyectos geotérmicos se relacionan a nivel mundial,
a zonas de fallas activas. Las características de las zonas de falla pueden observarse en la
Figura 125.
Figura 125.Ilustraciones conceptuales de los diferentes tipos de fallas en rocas, y como esto afecta el movimiento de agua
subterránea. Modificado de Caine et al. (2007).
Evidencia natural de flujos ascendentes a lo largo de fallas son por ejemplo: nacientes
(calientes) y fumarolas. Sin embargo, la predicción de productividad a partir de zonas de
fallas antes de perforar es difícil a partir que la permeabilidad de las fallas es difícil de
predecir, debido a la alta complejidad de las mismas. Houwers et al. (2015).
Houwers et al. (2015) mencionan que las zonas de fallas pueden ser ambas: zonas sello y
zonas permeables. Esta afirmación de la doble característica de la permeabilidad de una
misma falla concuerda con el modelo presentado por Torti et al. (2003) en el apartado
2.6.10 (Rutas de migración de fluidos en el reservorio), donde la permeabilidad de las fallas
tiende a ser alta en las zonas dañadas, en tanto que hacia el centro donde aparece el núcleo
se tienden a ser impermeables.
En una revisión de los patrones permeables en ambientes geotérmicos, Melosh (2015)
sugiere que la permeabilidad cerca de irregularidades se desarrolla en zonas de estrés
tensional secundario y zonas de redes de fracturas de cizalla‐extensional o zonas dañadas.
136
En el caso de fallamiento transcurrente, pueden producirse patrones o fábricas tipo gouge,
y eventualmente presentar patrones sigmoidales tales como los mostrados por Rahiman &
Pettinga (2009).
Davidson (2016) indica que actualmente existe un método estocástico desarrollado por la
compañía Predrill Stresses International Pty Ltd., desarrollado por el departamento de
Simulación Estocástica, que puede predecir a nivel de la etapa de prospección, la ocurrencia
de una falla de reservorio sellada antes que un pozo sea perforado y en cualquier etapa
durante la perforación/evaluación durante los procesos de producción. La plantilla de
caracterización de permeabilidad se muestra en la Figura 126.
Figura 126. Superior: Modelo para determinar grado de permeabilidad de fallas. (a) elipse de deformación para una falla
de desplazamiento de rumbo, (b) diagrama de falla de desplazamiento de rumbo y comportamiento conforme diverge en
grados de SH. Inferior: clasificación de permeabilidad según el tipo de fallamiento. Modificado de Davidson (2016).
Mediante el análisis de la morfología del piso de la capa sello y su deformación como se
observa en la Figura 127, se ha determinado que las zonas anómalamente levantadas siguen
un patrón sigmoidal o patrón gouge, concordante con un sistema transpresivo dextral
(cuencas tipo push‐up o pop‐up). Este carácter dextral concuerda con la dirección de
desplazamiento de rumbo de las fallas mostradas por Montero (2014). Adicionalmente este
patrón corresponde positivamente con uno de los escenarios expuestos por Faulds & Hinz
(2015) para el desarrollo de sistemas geotermales.
137
Figura 127. Mapa de piso de capa sello mostrando indicadores de movimiento (fábrica gouge) concordantes con una
dinámica de transpresión dextral. En recuadro esquema de fábrica tipo gouge generada por cizalle dextral. Modificado de
McClay (1987).
Igual criterio comparten Faulkner (2004), Kahiga (2014) y Solumn et al. (2005), quienes
sugieren que estos patrones de fallas deberían ser medios permeables preferenciales. Por
lo tanto, las direcciones de las deformación mostradas por el piso de la capa sello
corresponderían a las expresiones de las rutas de migración de fluidos dentro y hacia el
exterior del actual reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen.
En la Figura 128 y Tabla 9 se desglosa el análisis de las estructuras propuestas utilizando los
criterios de la plantilla expuesta por Davidson (2016), de forma que se determinen las
posibles características de permeabilidad que presentaría cada familia de fallas.
138
Figura 128. Mapa del piso de la capa sello y estructuras clasificadas según la plantilla expuesta por Davidson (2016). En
recuadro menor la plantilla modificada de Davidson (2016) y rotada acorde al σ1 indicado en el apartado 4.4.
Divergencia Dominio de estrés
Modelo general de fallas Posible cinemática Rumbo Símbolo Posible Permeabilidad
respecto a σ1 tectónico
Desplazamiento de
FGB1a, FGB1b, FGB 1d y FGB1e 44° Sellamiento moderado
Desplazamiento de rumbo dextral N66W Y rumbo
FGB3a, FGB3b y FGB3c Normal N22W T 0° Extensión Sin sellamiento
ND Desplazamiento de rumbo dextral N42W R 20°
FGB2a, FGB2b y FGB2c Desplazamiento de rumbo dextral N88W P 70° Compresión Sellamiento fuerte
ND Desplazamiento de rumbo sinestral N16E R´ 38°
Desplazamiento de
FGB4a y FGB4b 18° Sellamiento débil
Desplazamiento de rumbo dextral N03W R´´ rumbo extensional
FGB5a, FGB5b y FGB5c Desplazamiento de rumbo sinestral N49E X 70° Compresión Sellamiento fuerte
ND Inversa N69E 90°
Tabla 9. Modelo general de fallas propuesto para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen, y características de
permeabilidad según la plantilla expuesta por Davidson (2016). ND (no determinada).
Como se deriva del ejercicio anterior, las fallas que presentarían una permeabilidad
importante en orden de mayor a menor grado corresponden a las familias de fallas FGB 3,
139
FGB 4 y FGB 1. En tanto que las familias FGB 2 y FGB 5 corresponderían más bien a límites
de permeabilidad.
Se determina por lo tanto con base en los análisis anteriores, que en el patrón estructural
deducido la dirección N22W determinada como posibles fallas normales (apartado 4.4)
comprende a la familia de fallas de mayor permeabilidad. Aunque no debe perderse de vista
que como lo expuso Torti et al. (2003), aunque estas fallas presenten alta permeabilidad, a
profundidad esta se encontrará en las zonas dañadas, ya que su centro contendrá la zona
del núcleo, el cual de acuerdo a su desarrollo probablemente será impermeable.
Conforme divergen de la dirección N22W hacia la dirección perpendicular (p.ej FGB 5) las
estructuras tienden a comportarse más como una barrera para los fluidos.
Tomando en consideración la topografía descendente en el área del Proyecto hacia los
sectores Oeste, y Sur del área analizada; así como la posible fuente de calor ubicada al Este
del PGB‐01, se considera un patrón de migración natural de fluidos como el que se presenta
en la Figura 129, con clara predominancia de flujos migrando en sentido SE‐NW y S‐N, y en
menor grado en dirección E‐W y NE‐SW.
Figura 129. Mapa del piso de la capa sello, las flechas azules muestran las posibles rutas preferenciales de migración de
fluidos (sentido NNW‐SSE y NW‐SE). Las flechas verdes corresponderían a la presencia de barreras impermeables (sentido
NE‐SW).
140
Según se observa las fallas normales T (dirección N22W), y las de desplazamiento de rumbo
dextral tipo Y y R´´(N66W y N03W respectivamente) corresponden a las rutas más probables
de acarreo de fluidos, en tanto que las fallas P y X a direcciones que limitan el paso de los
fluidos. Las fallas normales T, se consideran la máxima permeabilidad de todas las familias
de fallas, por lo tanto buenos objetivos de perforación en el caso de pozos productores, en
tanto que perforar estas estructuras para pozos de reinyección, suponen un riesgo por la
velocidad de migración de los fluidos, pudiendo generar un enfriamiento en las áreas de
producción, lo que evidentemente no es deseable para la sostenibilidad de un campo
geotérmico a mediano y largo plazo.
141
5. Conclusiones y recomendaciones
El patrón estructural deducido, para el modelo conceptual del reservorio del Proyecto
Geotérmico Borinquen a partir de alineamientos de ríos y quebradas, permitió definir la
presencia de 5 familias de potenciales fallas con rumbos N66W, N88W, N03W, N49E y
N22W. El análisis de los tensores de direccionalidad magnética de los sondeos
magnetotelúricos adicionalmente sugiere que esta dirección N22W correspondería al
tensor máximo de esfuerzo horizontal (SH o σ1) para el área.
Si bien un rumbo N22W contrasta fuertemente con el patrón general asociado al fenómeno
de subducción (usualmente considerado al NE para Costa Rica); este fenómeno pareciera
estar relacionado con la desviación de esfuerzos observados en las cercanías de zonas de
alta densidad cortical, tales como las zonas limítrofes del antearco volcánico (en este sector
representado por la presencia del macizo del volcán Rincón de la Vieja). Acorde a lo anterior
y colocando el elipsoide de deformación para un sistema dextral posicionado con un σ1 al
N22W como se indicó anteriormente, las fallas de rumbo N66W, N88W y N03W se
considerarían fallas de desplazamiento de rumbo de carácter dextral, las de rumbo N49E de
desplazamiento de rumbo sinestrales, mientras que las N22W serían fallas de tipo
tensionales o normales.
Por su parte, la caracterización unidimensional de los sondeos magnetotelúricos del área,
facilitó definir 3 estratos resistivos, partiendo de una capa delgada superficial con
resistividades variables mayores a los 10 Ohm‐m, que se asocia a materiales superficiales
de composición variable (lahares, suelos, etc.), correlacionables con la Formación Unidad
de Productos Volcánicos recientes. Una segunda capa a la que se le denominó como Capa
Sello, cuyo valores están entre 1 y 10 Ohm‐m, concordando con la base de la Formación
Unidad de Productos Volcánicos recientes, principalmente con la Formación Pital (lavas con
intercalaciones de tobas) y parte de la Formación Liberia (ignimbritas poco consolidadas). Y
a mayor profundidad y como basamento del modelo, una tercer capa resistiva con valores
superiores a 10 Ohm‐m y hasta los 180 Ohm‐m, interpretada como el sector de potencial
interés para explotación geotérmica, asociándose principalmente a eventos piroclásticos
biotíticos de la Formación Liberia, y a mayor profundidad a lavas y tobas del Grupo Bagaces.
Esta tercera capa tendría un espesor mínimo aproximado de 1,5Km.
La selección de algunos sondeos MT por medio de perfiles permitió delimitar tanto el
contorno de la Capa Sello, como zonas verticales anómalas de contrastes bajo resistivos
(valores menores a los 10 Ohm‐m) que se asocian a fallas, y zonas anómalas alto resistivas
(valores mayores a los 180 Ohm‐m), tentativamente asociadas a materiales más silicificados
y probablemente más densos, indicando la posible presencia de intrusiones magmáticas de
carácter hipoabisal (diques de alimentación y/o en anillo).
142
El contorno de la Capa Sello determinada en los perfiles MT, mostró un patrón anular (o
semicircular) evidenciado por un súbito descenso del piso, cuyo comportamiento se
consideraría como el límite periférico lateral del actual reservorio. Esto anterior se relaciona
con el fuerte contraste térmico y el equilibrio de arcillas de baja temperatura (esmectitas)
las cuáles a lo interno del reservorio estarían ubicadas a mucha menor profundidad que
aquellos sectores externos al reservorio, donde la ausencia de calor permite el desarrollo
de grandes espesores. Si el reservorio se considera ligado a fenómenos de formación de
una antigua caldera de colapso de patrón anular como descrito anteriormente, se estimaría
un diámetro de 5 a 6km, para un área aproximada de entre 19,6 y 28km2. Partiendo del
espesor mínimo 1,5 km indicado para la tercera capa (denominada reservorio), y utilizando
la fórmula del volumen de un cilindro, el reservorio presentaría un volumen mínimo
aproximado de 29,4km3.
Por otro lado, la selección de los valores superior e inferior de la menor resistividad de cada
sondeo (1‐10 Ohm‐m), definió las superficies del techo y del piso de la capa sello de todo el
sector investigado. El análisis de esta capa ha evidenciado en ambos casos, que conforme
se desarrolla hacia el Este del área, la misma se vuelve más somera y de menor espesor.
También es evidente, que hay zonas fuertemente alineadas dentro de esta capa.
Estas zonas fuertemente alineadas determinadas en la Capa sello, mantuvieron consistencia
con los rumbos obtenidos del análisis del patrón estructural deducido. Específicamente el
piso de la Capa Sello muestra que conforme se desplaza hacia el W, sus alineamientos
siguen patrones sigmoidales (o patrones tipo gouge), cuya orientación concuerda con zonas
deformadas por transpresión dextral (cuencas tipo push‐up o pop‐up dextrales).
Se ha observado que de las fallas determinadas mediante el patrón estructural deducido,
las fallas de rumbo N22W dividen fuertemente el piso de la capa sello por medio de
descensos en dirección SW, lo que podría asumirse como evidencia de posibles bloques o
compartimientos separados dentro del mismo reservorio, a los cuáles se les ha denominado
como bloque A, bloque B y bloque C.
El modelo conceptual del reservorio presentaría 3 potenciales fuentes de calor: una cámara
magmática colapsada, la cual restringe el calor del reservorio, y culmina con la caída de la
capa sello como se indicó para los perfiles magnetotelúricos. La presencia de intrusiones
tipo diques y sills, mostrados en los alrededores del PGB‐01, y principalmente hacia el Este
del mismo pozo, cuya influencia es evidente en fuertes variaciones en la morfología
principalmente del piso de la Capa Sello. Y como tercer fuente, la influencia de calor
proveniente de la nueva cámara magmática que alimenta el actual volcán Rincón de la Vieja,
misma que impide una caída del piso de la Capa Sello hacia el sector Este del reservorio.
Esto anterior se refleja principalmente en el bloque A, cuyo piso de la Capa Sello está más
homogéneo, más somero y de menor espesor, sugiriendo su cercanía con sectores más
calientes, y la principal fuente de calor al Este del PGB‐01.
143
Acorde a la evaluación de las permeabilidades de las 5 familias de potenciales fallas, estas
presentarían una permeabilidad importante en orden de mayor a menor grado: FGB 3, FGB
4 y FGB 1; en tanto que las familias FGB 2 y FGB 5 corresponderían más bien a límites de
permeabilidad.
Finalmente, tomando en consideración la topografía descendente en el área del Proyecto
hacia los sectores W, y S del área analizada; las posibles fuentes de calor ubicadas al Este
del área y principalmente al Este del PGB‐01, así como las características de permeabilidad
de las fallas indicadas anteriormente, se considera un patrón de migración natural de fluidos
con clara predominancia en sentido SE‐NW y S‐N, y en menor grado en dirección E‐W y NE‐
SW.
Los conceptos expuestos anteriormente se resumen en el mapa de la Propuesta del modelo
conceptual para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen de la Figura 130.
Figura 130. Mapa de la Propuesta del modelo conceptual para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen. Límites
del reservorio (línea punteada amarilla), fallas (líneas negras continuas, se destacan las principales T, P, Y, X y R´´), el patrón
sigmoidal (línea negra curva segmentada), fuente de calor y dirección de migración de fluidos (flechas blancas). En
recuadro, elipsoide de deformación para un movimiento de desplazamiento de rumbo dextral, modificado de Xu & Ben‐
Zion (2013).
144
5.1. Recomendaciones
Al finalizar este análisis es evidente que para modelar conceptualmente un campo
geotérmico en ambiente volcánico se requiere una adecuada guía, que involucra conocer el
contexto vulcano‐estructural, así como la formación y evolución de un reservorio
geotermal, ya que este será el punto de partida para entender la forma, límites del
reservorio y patrones de migración de fluidos entre otros.
La magnetotelúrica si bien muestran amplias bondades, corresponde a uno de varios
métodos geofísicos que deben llevarse a cabo en los campos geotérmicos en las fases de
exploración y factibilidad. Basarse en un único método sesga la investigación y carece de
información vital para poder interpretar una señal dada en forma congruente. En
consecuencia, métodos geofísicos tales como la magnetotelúrica, la gravimetría, la
magnetometría y la sísmica pasiva deben verse como métodos complementarios y nunca
como suplementarios a la magnetotelúrica, o entre sí.
Como se expuso, esta técnica geofísica preliminarmente no permite determinar
buzamientos de las fallas, aspecto de vital importancia para un adecuado modelaje vulcano‐
estructural, por lo tanto se recomienda investigar la posibilidad de realizar adquisición de
mediciones de sísmica de refracción y reflexión que ayuden a identificar tanto los anchos
de fallas, así como sus direcciones y ángulos de buzamiento.
Está claro que al ser información de escritorio y modelación de datos geofísicos, una
adecuada y minuciosa campaña de levantamiento de rasgos estructurales de campo es de
suma importancia.
Finalmente para el lector: esta propuesta de modelo conceptual fue elaborada a partir de
datos indirectos proporcionados por los sondeos magnetotelúricos, así como observaciones
morfológicas de escritorio, e información proveniente de diversos autores que han
investigado el área. Sin embargo, no debe considerarse como la única explicación plausible
para el modelo conceptual para el reservorio del Proyecto Geotérmico Borinquen. Lo
anterior debido que como se comprenderá, las variables de los modelos geotermales son
múltiples, así como los enfoques y los análisis geocientíficos que se deben realizar en forma
integral, y ello excede los alcances de este trabajo. Se trata entonces de generar un
documento básico que promueva al lector a realizar una lectura crítica, a motivar una sana
discusión y que ayude a mejorar cada día más el conocimiento que se tiene de los
reservorios geotermales, impulsando así la exploración y desarrollo de nuevos campos
geotérmicos en Costa Rica.
145
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