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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrada Ponente: LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Expediente Nº 12-0967

Mediante Oficio Nº 1029 del 27 de julio de 2012, el Juzgado Superior


Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción Judicial del Estado
Monagas con Competencia en lo Contencioso Administrativo de la Región Sur
Oriental, remitió a esta Sala copia certificada de la sentencia dictada por el
mencionado Juzgado el 21 de marzo de 2012, que desaplicó por control difuso de
la constitucionalidad los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil,
en el marco de la querella interdictal restitutoria por despojo interpuesta por el
abogado Polibio Gutiérrez Ojeda, inscrito en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo el No. 43.055, actuando en representación del ciudadano JEAN
LUIS CORREA DÍAZ, titular de la cédula de identidad N° 13.807.529, contra
la ciudadana Lilian de Jesús Seijas, titular de la cedula de identidad N°
11.997.360.

El 16 de agosto de 2012, se dio cuenta en Sala y se designó como ponente


a la Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño quien, con tal carácter, suscribe el
presente fallo.

Mediante fallo N° 296 del 16 de abril de 2013, la Sala ordenó al Juzgado


Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción Judicial del Estado
Monagas con Competencia en lo Contencioso Administrativo de la Región Sur
Oriental, informar si la sentencia que dictó el 21 de marzo de 2012, en la que, por
control difuso de la constitucionalidad, desaplicó el contenido de los artículos
699 al 711 del Código de Procedimiento Civil, se encontraba definitivamente
firme.

El 4 de julio de 2013, se recibió el Oficio N° 1223-C, del 25 de junio de


2013, proveniente del Juzgado Superior Estadal Contencioso Administrativo de
la Circunscripción Judicial del Estado Monagas con Competencia en el Estado
Delta Amacuro, mediante el cual remitió la información que esta Sala solicitó al
Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción Judicial
del Estado Monagas con Competencia en lo Contencioso Administrativo de la
Región Sur-Oriental. De la referida información se verificó el carácter
definitivamente firme del fallo sometido a revisión.

El 17 de octubre de 2013, en virtud de la licencia otorgada al Magistrado


Francisco Antonio Carrasquero López, se reconstituyó la Sala Constitucional de
la siguiente manera: Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, en su
condición de Presidenta, Magistrado Juan José Mendoza Jover, como
Vicepresidente, y los Magistrados: Luisa Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio
Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán, Arcadio de Jesús Delgado Rosales
y Luis Fernando Damiani Bustillos, según consta del Acta de Instalación
correspondiente.

Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente


expediente, esta Sala Constitucional pasa a decidir previas las siguientes
consideraciones.

I
DE LA SENTENCIA CONSULTADA

El Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción Judicial

del Estado Monagas, fundamentó su decisión, sobre la base de las siguientes

consideraciones:

“DEL CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD:


En ese orden de apreciaciones, se puede observar que la presente
APELACIÓN, es contra sentencia dictada en fecha 23 de Marzo de 2011,
por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del estado
Bolívar, en la cual declaró la Perención Breve de la Instancia,
Extinguiendo el Proceso de la Querella Interdictal Restitutoria de la
Posesión, intentada por el ciudadano JEAN LUIS CORREA DIAZ, por el
procedimiento interdictal civil. Así las cosas, de lo señalado se evidencia,
que mediante la interposición del presente recurso de apelación, lo que
persigue la parte accionante es que este Juzgado Superior declare Con
Lugar la Apelación y se revoque la sentencia dictada por el A quo, y no,
reponer la causa al estado de admitir y sustanciar la querella Interdictal
Restitutoria de la Posesión Agraria que alega en su escrito libelar, por el
procedimiento Ordinario Agrario tal y como lo establece la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, en su artículo 186 y siguientes; siendo que
la accionante fundamentó su querella basada en los artículos 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien, considera necesario esta Juzgadora actuando en Alzada,
realizar nuevamente la revisión de las actas procesales, con el objeto de
perpetrar algunas consideraciones, en torno a los artículos 699 al 711 del
Código de Procedimiento Civil, a los fines de establecer si el contenido de
tales disposiciones, en tanto pueden contradecir manifiestamente lo
dispuesto en el vigente artículo 253 del Texto Constitucional; y dilucidar,
si efectivamente, existe una contradicción entre ambas normas y, en tal
caso, desaplicar por control difuso de conformidad con lo previsto en el
artículo 334 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
los mencionados artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil.
El Tribunal observa: que en fecha 22-07-2008, se interpone la demanda
por Interdicto Restitutorio, basada en los artículos 783 del Código Civil y
699 del Código de Procedimiento Civil, (folios del 01 al 02 y su vto.); En
fecha 31 de octubre de 2009, el Juzgado Primero de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil, Agrario del Segundo Circuito de la Circunscripción
Judicial del estado Bolívar, Admitió la demanda por el procedimiento
ordinario agrario y el procedimiento civil al mismo tiempo (folios 43 al
47); y en esa misma fecha decretó Medida de Secuestro sobre el bien
inmueble objeto de la querella; en fecha 17 de diciembre de 2010, se
practicó la medida de Secuestro de conformidad con lo estipulado en el
Artículo 699 del Código de Procedimiento Civil; en fecha 18 de
noviembre de 2010, la parte querellada hizo oposición de conformidad
con el Artículo 546 del Código de Procedimiento Civil; en fecha 23-11-
2010, la parte querellada solicitó la Perención Breve de la Instancia de
conformidad con lo dispuesto en el Ordinal 1 del Artículo 267 del Código
de Procedimiento Civil; En fecha 30 de Noviembre de 2011, la parte
querellante promovió pruebas de conformidad con lo establecido en el
Artículo 701 del Código de Procedimiento Civil; en fecha 06-12-2011, la
parte querellada consignó su escrito de pruebas de conformidad con el
artículo 211 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en concordancia
con el Artículo 701 del Código de Procedimiento Civil; En fecha 23 de
Marzo de 2011, el Tribunal de la causa dictó Sentencia que declaró la
Perención Breve de la Instancia de conformidad con el Ordinal 1 del
Artículo 267 del Código de Procedimiento Civil.
En atención a lo anterior, podemos observar que desde el folio (01) de la
Primera Pieza del expediente a los folios (21 al 31) de la Segunda Pieza
del expediente, es decir, del auto de admisión y la sustanciación, hasta la
sentencia que declaró la perención breve de la instancia, se puede
evidenciar que la causa fue sustanciada, a través de una querella
interdictal restitutoria de la posesión, de conformidad con lo establecido
en los artículos 697 en adelante del Código de Procedimiento Civil,
cuando debió sustanciarse por un procedimiento ordinario agrario, por
mandato expreso de los artículos 186, 252 y 197 numeral primero, de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, al respecto este Juzgado Superior
Quinto Agrario, pasa a hacer algunas consideraciones.
Con la aprobación a través de referéndum de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela el 15 de Diciembre de 1999, fue
refundada la República y con ello el Estado Democrático y Social de
Derecho y de Justicia, en donde fueron incorporados como valores
fundamentales de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos
humanos, la ética y el pluralismo político, por lo tanto un nuevo
ordenamiento jurídico.
Así las cosas, en nuestra Constitución se consolidó (el Principio
Constitucional de Legalidad Adjetiva o Principio Constitucional de las
Formas Procesales) previsto en artículo 253 de la Carta Fundamental,
como uno de pilares de rectores del Sistema de Justicia, junto con el
derecho a la Tutela Judicial Efectiva previsto en el artículo 26 ejusdem,
Derecho a la Defensa y Debido Proceso, previsto en el artículo 49
ejusdem, y Principio de la legalidad sustantiva, previsto en el numeral 6
del mismo artículo 49, igualmente concibió al proceso como instrumento
fundamental para la realización de la justicia, previsto en el artículo 257
de la misma Constitución Nacional, el cual es ratificado este último en el
artículo 154 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario; por lo tanto el
Estado garantiza una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y
expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones
inútiles.
Observa esta Superioridad, que con el fin de procurar la estabilidad del
presente juicio, igualmente para mantener el correcto desenvolvimiento
del proceso agrario, con las debidas garantías antes descritas, acatando e
imponiendo la obligación de cumplir con la actividad jurisdiccional, de la
cual esta investido, los principios constitucionales consagrados
constitucionalmente como el de Principio Constitucional de Legalidad
Adjetiva o Principio Constitucional de las Formas Procesales, la defensa,
el debido proceso, la igualdad de las partes y la Tutela Judicial Efectiva,
por lo tanto la interpretación de los textos procesales debe ser amplia y
Sistemática, en consonancia con dichos principios Constitucionales,
tratando que, si bien el proceso sea una garantía para que las partes
puedan ejercer su derecho a la defensa, no por ello se convierta en un
obstáculo que impida lograr las garantías que los artículos
constitucionales ya nombrados otorgan.
El Código de Procedimiento Civil, publicado en Gaceta Oficial Nro.
3.694 Extraordinario, de fecha 22 de enero de 1986, con reforma parcial,
en Gaceta Oficial Nro. 3.970 Extraordinario de fecha 13 de marzo de
1987, trae un procedimiento especial para tramitar las querellas
interdictales posesorias contemplados en el artículo 699 y siguientes y
que en materia civil, en los intentos de adecuar este procedimiento a las
prescripciones de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
estableció que una vez que conste en auto la citación del querellado o el
último, si son litis consortes pasivos, contestará al segundo día de
despacho la querella y luego se abrirá el lapso probatorio que establece
el artículo 701 eiusdem, según fallo de fecha 22 de mayo de 2001,
expediente número AA20-C-2000-000449, por otra parte, también es
pertinente señalar, que la Sala Especial Agraria de la Sala de Casación
Social del Magno Tribunal de la República, en relación a las querellas
interdictales posesorias no acogió dicho criterio de la Sala de Casación
Civil, que recayó en el expediente número 2002-000075, de fecha, 30 de
julio de 2003, en dicho fallo señaló que en el procedimiento interdictal
posesorio no está previsto un acto de contestación de la demanda, sino
que por disposición del artículo 701 del Código de Procedimiento Civil,
una vez que conste en auto la citación del demandado se apertura
automáticamente el lapso de diez (10) días de despacho para la
promoción y evacuación de pruebas por las partes y así continuar los
trámites respectivos.
Esta Juzgadora, observa igualmente, que en el marco constitucional,
ambas sentencias no abordan los aspectos relativos a los principios
constitucionales de seguridad agroalimentaria, soberanía alimentaria,
agricultura sustentable, la protección del ambiente y la biodiversidad,
aunado a ello la Jurisdicción Especial Agraria, busca hacer efectivo el
orden público procesal agrario, en tal virtud, deja sentado esta
Juzgadora, que el artículo 252 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario,
no incluye a las acciones posesorias para ser tramitadas por los
procedimientos especiales previstos en el Código de Procedimiento Civil.
Observa esta Alzada, que se hace necesario revisar algunas
consideraciones acerca de la diferencia entre posesión civil y posesión
agraria y la naturaleza jurídica de las acciones posesorias agrarias, esto
en virtud de considerar para esta Juzgadora que dichas acciones
posesorias agrarias por perturbación o despojo, al ser interpuestas
conforme a los supuestos establecidos en el numeral 1º (sic), del artículo
197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, referida a la competencia
material de los juzgados agrarios, en armonía con lo previsto en el
artículo 252 ejusdem, relativo a las acciones que deben ser ventiladas
conforme a lo previsto en los procedimientos especiales que regula el
Código de Procedimiento Civil, comparte esta Juzgadora el criterio
pacífico que han venido formando los Tribunales de Instancia Agraria, de
que las tantas veces nombradas acciones posesorias agrarias deben ser
tramitadas conforme al Procedimiento Ordinario Agrario, regulado en el
artículo 186 y siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y no
por el procedimiento especial previsto en el Código de Procedimiento
Civil, antes nombrado, por cuanto tal situación reviste un eminente orden
e interés público agrario, en donde se ponen en juego las garantías y
derechos fundamentales establecidas principalmente en los artículos 2,
26, 49, 299, 304, 305, 306 y 307 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, y que son desarrolladas en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, en todo lo relativo a lo agropecuario.
Por el contrario, tanto la doctrina como la legislación venezolana,
señalan la posibilidad de que los actos posesorios a la luz del Derecho
Civil, pueden realizarse a través de otra persona, como es el caso del
arrendatario, entre otras formas de posesión precaria civil, también
conocido como detentador en nombre de otro; situación distinta es en la
posesión agraria que exige la explotación directa de la tierra, es por ello
que en lo agrario, la ausencia de la posesión directa pone a riesgo su
derecho real, ya que no esta desarrollando una actividad productiva en el
campo, motivo por el cual es requisito imprescindible para que exista
posesión agraria, la explotación directa de la tierra, es decir, el empleo
del bien poseído con el objeto de producir alimentos y por ello beneficio a
la población. Como corolario, la posesión agraria exige la relación mas
directa entre el hombre y la cosa, con fines agroalimentarios y objeto de
Tutela por el Estado, distinta es la posesión civil, donde la misma puede
ser ejercida incluso a través de personas interpuestas, de allí surge el
derecho de Permanencia regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario para proteger la posesión agraria.
Así las cosas, y delimitada la posesión civil de la posesión agraria, regida
la última por el Derecho Agrario, que está en continua evolución y
desarrollo, influenciado por distintos fenómenos sociales, políticos,
ambientales y económicos, que ha devenido en una disciplina autónoma,
no solo desde el punto de vista legal (tanto por el derecho sustantivo y
adjetivo), sino, respecto a la jurisdicción y doctrina, que busca la
seguridad agroalimentaria a través de la agricultura sustentable, como el
caso venezolano, dándole preeminencia a los derechos ambientales y a la
biodiversidad para asegurar un mejor porvenir a la presente y futuras
generaciones conforme al artículo 1 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario.
La Jurisdicción Especial Agraria creada por el Decreto con Fuerza de
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, que luego reformado el mismo, viene
a explanar los principios contemplados en los artículos 2, 26, 49, 128,
129, 130, 257, 299, 304, 305, 306 y 307 de la Carta Fundamental, los
cuales se pueden visualizar en el articulado de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, razón por la que se considera que la posesión
agraria es una más de las instituciones generalmente aceptadas que
deben ser reguladas, solo por normas agrarias y no por las del derecho
común, tanto sustantivo como adjetivo.
Se concluye que la Posesión Agraria se caracteriza por todos aquellos
actos realizados directamente por los particulares, destinados al ejercicio
permanente de la actividad agropecuaria, en los términos del artículo 305
constitucional, es decir, la explotación sin intermediarios de la tierra con
fines agroalimentarios. Es así, que no puede haber una posesión agraria
sin que se tenga el bien o la cosa, de manera tal que ésta produzca, de
ello se concluye que la posesión agraria implica la explotación directa en
el predio agrario objeto de posesión no importando que se encuentre
ubicado dentro o fuera de la poligonal urbana. Se colige que la posesión
agraria trasciende a los intereses particulares y llega hasta el interés
social y colectivo, el cual es proteger o evitar la interrupción, ruina o
desmejoramiento de la producción de alimentos y protegiendo el
ambiente, para luego dirimir el conflicto entre particulares, interpuesto
con ocasión a la actividad agraria, de acuerdo a lo previsto en el artículo
186, 199 y siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, relativo
al procedimiento ordinario agrario.
Es por ello, que se observan profundas diferencias entre la posesión civil
y la posesión agraria en el marco de la protección constitucional y legal
(sustantivo y procesal), en virtud de que la posesión agraria tiene su
especificidad. Cabe destacar que la posesión agraria se conforma con el
principio de preeminencia de la actividad social. No se concibe en lo
agrario, el uso del bien o derecho si éste no esta destinado a la
producción de alimentos o rubros útiles para el ser humano, para
satisfacer las necesidades del titular del derecho, su entorno familiar y la
nación. En concreto la posesión agraria está más ligada a la propiedad
agraria que a la propiedad civil, de acuerdo no solo al análisis legal sino
jurisprudencial y doctrinario hecho sobre esta institución.
Así mismo, concluye este Tribunal, que la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario tanto en el aspecto sustantivo como adjetivo puntualiza
claramente el tratamiento dado a la posesión agraria, tanto es así que
esta Alzada considera prudente transcribir las siguientes disposiciones
legales y así concluir:
Artículo 186: Las controversias que se susciten entre particulares con
motivo de las actividades agrarias serán sustanciadas y decididas por los
tribunales de la jurisdicción agraria, conforme al procedimiento
ordinario agrario, el cual se tramitará oralmente, a menos que en otras
leyes se establezcan procedimientos especiales.
Artículo 197: Los juzgados de primera instancia agraria conocerán de las
demandas entre particulares que se promuevan con ocasión de la
actividad agraria… (omisis)…
1.- Acciones declarativas, petitorias, reivindicaciones y posesorias en
materia agraria.
…(omisis)…
7.- Acciones derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o
posesión agraria.
…(omisis)…
15.- En general, todas las acciones y controversias entre particulares
relacionados con la actividad agraria.
Artículo 252: Las acciones petitorias, el juicio declarativo de
prescripción, la acción de deslinde de propiedades contiguas, se
tramitarán conforme a los procedimientos especiales establecidos en el
Código de Procedimiento Civil, adecuándose a los principios rectores del
Derecho Agrario.
De lo antes trascrito, se desprende que hay acciones propias del Derecho
Civil, que abarcan el área agraria como son las acciones petitorias, como
es la partición de bienes afectos a la actividad agraria, entre otras, la
reivindicación de inmueble y el deslinde de propiedades contiguas por
mandato taxativo, deben ser tramitadas por el Procedimiento que para
ello, prevé el Código de Procedimiento Civil, adecuando los trámites a los
principios del Derecho Agrario, vale decir, la oralidad, la inmediación, la
concentración, brevedad y publicidad entre otros, tal como lo establece el
artículo 187 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.
Es pertinente señalar, que este no es un criterio aislado y casuístico, en
virtud que, nuestros Juzgados Especializados Agrarios, en la actualidad
han delineado la impertinencia Constitucional del Procedimiento
Interdictal, previsto en el Código de Procedimiento Civil, procediendo
con honestidad intelectual a citarlos entre otros:
El Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas y de los Estados Miranda, Vargas,
Guárico y Amazonas, en fallos: Expediente Nros. 2007-5063 de fecha: 27-
11-2007 CASO: CARMEN MIREYA MARTINEZ, 112/07-05-2008 CASO:
LUCIANO JOSE DUQUE FASINDA, 125/27-06-2008, CASO: CARLOS
ZERPA, 2.008-5165 de fecha 20/11/2009, CASO: JULIA CATALINA
ALVARADO, 2007-5063 de fecha 23/11/2007, CASO: CARMEN MIREYA
MARTINEZ, 2.008-5103 de fecha 27/05/08, CASO: ELICIANO RAMOS,
JUEZ PONENTE: HARRY GUTIÉRREZ BENAVIDES.
El Juzgado Superior Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, en fallos: Expediente Nros. 2007-5063 de fecha 01/08, CASO:
CARMEN GONZALEZ DE CASTRO, JSA-2008-00034, de fecha 01/08,
CASO: ILLIANNY PASSARELLI CALDERA, JUEZ PONENTE: PABLO
RICARDO MENDOZA.
El Juzgado de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial
del estado Cojedes, en fallos: Expedientes Nros: 0170 de fecha: 12/05/08
CASO: NIEVES MARIA FRANCO DE BARRETO, 0145 de fecha
27/03/08, CASO: MANUEL TOLEDO RODRIGUEZ, 0239 de fecha
31/03/09, CASO: FLORENCIO AGUIRRE, JUEZ PONENTE: KARINA
LISBETH NIEVES.
Todos estos dignos jueces agrarios especializados son contestes, en que el
legislador en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, excluyó que los
juicios posesorios agrarios se tramitarán, a través del procedimiento
especial contemplado a partir del artículo 699 del Código de
Procedimiento Civil, que prevé para este caso de despojo, medida de
restitución previa aceptación del Juez, de la garantía fijada o el
secuestro, y en caso de perturbación, el correspondiente amparo a la
posesión, decretando las medidas tendentes a impedir las perturbaciones.
Para todos estos Jueces Agrarios, en cambio, la Ley de Tierras
Desarrollo Agrario da un abanico de oportunidades al Juez, para que a
solicitud de las partes y particularmente al que ha sido perturbado o
despojado, o de oficio dicte las medidas que a su sano arbitrio sean las
mas procedentes para salvaguardar la posesión agraria, particularmente
los artículos 152, 243 y siguientes, así como el 196 ejusdem, permiten que
se proteja la posesión contra los despojos o perturbaciones dictando las
medidas apropiadas.
Aplicando el procedimiento ordinario agrario existe certeza e igualdad de
oportunidades a las partes, en virtud que los lapsos no son los mismos, la
citación permite que el demandado pueda contestar previamente la
demanda; igualmente se pueden evitar, la medida de restitución previa
aceptación del Juez, de la garantía fijada, o el odioso secuestro, en los
Interdictos Restitutorios; se evitan desalojos empleando las medidas que
la Querella Interdictal de Amparo permite y que son desviadas en la
práctica. Igualmente permite que la contestación se haga en forma oral o
escrita, que se pueda oponer cuestiones previas, reconvención, que
puedan participar Terceros, igualmente pueden promover pruebas; una
vez contestada la demanda es depurada la demanda realizándose la
fijación de los hechos de la litis en la audiencia preliminar, lo mas
importante una vez abierto el lapso probatorio, practicadas las pruebas,
existe un juicio oral y público, donde se le da oportunidad a que el Juez
tenga contacto directo con las partes y demás sujetos del proceso, como
expertos y testigos, la misma puede ser grabada por medios técnicos y el
Juez dicta el dispositivo del fallo; incluso le es dada la oportunidad al
demandado confeso para que pruebe lo contrario, en sí dando pleno
cumplimiento del artículo 2, (Estado Democrático Social de Derecho y
Justicia) 26 (Tutela Judicial Efectiva) y 253 (Principio Constitucional de
Legalidad Adjetiva o Principio Constitucional de las Formas Procesales)
de la Carta Fundamental que esta acorde con el procesalismo moderno.
Por lo antes expuesto, concluye esta Alzada que el Procedimiento
interdictal previsto en el artículo 699 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil no es el más idóneo para tramitar las acciones
posesorias agrarias, estima necesario establecer, que efectivamente,
existe una contradicción entre los artículos 699 al 711 de Código de
Procedimiento Civil y el Artículo 253 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
En este sentido, es de notar que el Juez Agrario, a través de las
disposiciones contenidas en la LEY DE TIERRAS Y DESARROLLO
AGRARIO, referidas al PROCEDIMIENTO ORDINARIO AGRARIO,
cuenta con suficientes poderes jurisdiccionales de orden público y se
halla facultado para realizar de oficio una amplia averiguación de la
verdad del proceso en miras a un interés superior de justicia Social y
Colectiva, sin atender si suple o no la inactividad voluntaria o
involuntaria de las partes. Considerando al mismo tiempo la función
pública de nuestra jurisdicción Agraria, que se deriva de la necesidad
técnica de dar al juez todos los poderes necesarios para poder cooperar
activamente a la satisfacción del interés público, social y colectivo que
está en juego; y basta reconocer el carácter público de la función
jurisdiccional para deber considerar como técnicamente inadecuado a los
fines de la justicia un sistema en el que el juez asiste como espectador
impasible.
Es por ello, que el juez especialmente en el proceso Agrario, debe estar en
todo caso provisto de los poderes indispensables para administrar la
Justicia de un modo activo, rápido y seguro: no vale objetar que cuando
la materia de la contienda pertenece al derecho privado también la
marcha del proceso se puede considerar como un negocio privado, cuya
suerte puede abandonarse al interés individual de los contendientes; por
el contrario también en los procesos sobre controversias entre
particulares entra en juego, tan pronto como se invoca la intervención del
juez, el interés eminentemente público que es la recta y solícita aplicación
de la ley al caso concreto, razón por la cual el A Quo antes de admitir,
tramitar y decidir la controversia, debió de manera oficiosa actuar
ajustado a lo dispuesto en las disposiciones adjetivas aplicables en el
presente caso. Y al no haberlo hecho, vulneró el principio de legalidad de
las formas procesales, al subvertir el orden procesal establecido en la ley;
es decir, violentó los Principios sustantivos y Adjetivos Agrarios
contenidos en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario; en virtud de ser
conocedor de todo el derecho y garante de la tutela efectiva debió ajustar
el procedimiento del Código de Procedimiento Civil por el Procedimiento
Ordinario Agrario previsto en el Artículo 186 y siguientes de la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario; esto, Independientemente que el querellante
haya alegado la posesión agraria, fundamentándola en el artículo 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil; porque en esta ambigüedad
del libelo de la demanda, el juez debió apercibir a la querellante para que
dentro de los Tres (03) días de despacho siguientes procediera a subsanar
los defectos u omisiones que haya podido presentar su libelo de demanda,
tal como lo dispone el artículo 199 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario.
Ahora bien el artículo 334 constitucional atribuye a todos los jueces de la
República la obligación de asegurar la integridad de la Constitución,
siempre dentro del ámbito de su competencia y conforme a lo previsto en
el mismo Texto Fundamental, lo que se traduce en el deber de ejercer,
aún de oficio, el control difuso de la constitucionalidad de las leyes o
normas jurídicas, a fin de garantizar la supremacía constitucional y
resolver por esta vía, los conflictos o colisiones que puedan presentarse
en cualquier causa, entre normas legales o sub legales, y una o varias
disposiciones constitucionales, en cuyo caso deben aplicar
preferentemente estas últimas.
Así las cosas, en Sentencia emanada del Juzgado Primero Agrario de
Primera Instancia del Estado Carabobo, en fecha 28 de Abril de 2008, el
Juez Provisorio JOSE DANIEL USECHE ARRIETA, cito las palabras de
la honorable presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, durante el acto
de apertura de las actividades judiciales 2008 en el Estado Táchira, en
las que recomendó a los jueces aplicar el control difuso constitucional,
manifestando entre otras cosas que: “que aún existen en el ordenamiento
jurídico algunas leyes que se dictaron bajo el régimen de la antigua
Constitución, lo que hace a veces pesado, lento y hasta doloroso el
ejercicio de ese indiscutible avance constitucional. El poder judicial sufre
a diario la contradicción entre lo nuevo y el monstruo legislativo que se
niega a morir, esa es una de las cargas más pesadas que tiene la
evolución jurídica y por supuesto la evolución constitucional en
Venezuela. Amerita entonces un cuidado especial, pocas leyes permiten
afirmar el desarrollo de un real Estado de Derecho, Social y de justicia.
El estado social reclama la renovación de las estructuras sociales,
económicas y culturales; no hay Estado de Derecho y de Justicia si los
jueces no desarrollan la primacía constitucional de los derechos
fundamentales, declarando la guerra a las contradicciones legislativas y
desaplicando con la hoz implacable del control difuso de la
constitucionalidad toda norma contraria al nuevo proyecto constitucional
de cambio que se desarrolla casi a espaldas del ordenamiento jurídico
inconstitucional que aún no ha cambiado por completo".
Fuente:http://www.tsj.gov.ve/informacion/notasdeprensa/notasdeprensa.a
sp?codigo=5774.
Al respecto en sentencia vinculante de fecha 21 de mayo de 2008
emanada de la Sala Constitucional con ponencia de la Magistrada LUISA
ESTELA MORALES LAMUÑO, establece lo siguiente: “… Así pues, se
aprecia que ciertamente del contenido del artículo 100 de la Ley
Orgánica del Ministerio Público, la cual fue publicada en la Gaceta
Oficial de la República de Venezuela Nº 5.262 Extraordinario del 11 de
septiembre de 1998, existe una evidente contradicción con lo dispuesto en
el artículo 146 del Texto Constitucional, a lo cual hay que añadir que la
Ley Orgánica del Ministerio Público, en la cual se fundamentó la decisión
impugnada es una ley preconstitucional.
Ello así, debe esta Sala señalar de manera expresa que cualquier
pronunciamiento respecto de la eventual inconstitucionalidad
sobrevenida de una ley preconstitucional ha de recaer sobre aspectos
sustanciales de los textos legislativos y no sobre las formalidades de su
proceso de formación. (Vid. Sentencia de esa Sala Nº 1971/2001).
En este orden de ideas, cabe destacar sentencia de la Sala Constitucional
Nº 1.225 del 19 de octubre de 2000, en la cual se estableció la eficacia de
una norma preconstitucional que evidentemente contraríe el texto
constitucional, en tal sentido, expuso: ‘De lo que lleva analizado la Sala,
surge en ella la convicción de que la naturaleza de la petición formulada
conforma la denuncia de una desavenencia entre normas de distinto
rango, todo lo cual conllevaría a declarar nula la norma de rango
inferior. Pero, al hilo de lo argumentado por el recurrente, confirma esta
Sala que los preceptos denunciados como inconstitucionales preceden a
la Constitución vigente, y tal como argumenta el accionante, los mismos,
de ser incompatibles con el artículo 63 de la Constitución, estarían
derogados en vista de lo dispuesto en la Disposición Derogatoria Única
de la Constitución, conforma a la cual: “Queda derogada la Constitución
de la República de Venezuela decretada el veintitrés de enero de mil
novecientos sesenta y uno. El resto del ordenamiento jurídico mantendrá
su vigencia en todo lo que no contradiga a esta Constitución’.
Siendo, pues, que lo pedido en esencia comportaría la declaratoria de
invalidez por inconstitucionalidad sobrevenida de una norma inferior en
rango y anterior en tiempo a la Carta Magna vigente, es por lo que surge
la duda respecto al Tribunal competente para dilucidar el asunto
planteado. Interrogante esta, a la cual la Sala Constitucional dio la
respuesta siguiente: ‘….Dentro de la interpretación de las normas
constitucionales que puede realizar esta Sala, conforme al citado artículo
335, se encuentra, como se dijo, el establecer el contenido y alcance de
las normas constitucionales, por lo que las normas que colidan con la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, quedan sin efecto
alguno, y así se declara’. No obstante la afirmación anterior, ello no debe
interpretarse en el sentido de que frente a una norma derogada en los
términos de la cláusula mencionada, no se haga necesaria la emisión de
un acto judicial declarando dicha exclusión. …Omissis…
Sin embargo, y a pesar de las críticas que se han realizado en otras
latitudes respecto a la competencia de los tribunales de instancia de
desaplicar normas de rango legal que se estiman derogadas en virtud de
una inconstitucionalidad sobrevenida, en nuestro ordenamiento jurídico
es en la propia Constitución que se encuentra establecida esta potestad,
visto que “En caso de incompatibilidad entre (la) Constitución y una ley u
otra norma jurídica, aplicarán las disposiciones constitucionales,
correspondiendo a los tribunales en cualquier causa, aun de oficio,
decidir lo conducente” (segundo párrafo del artículo 334 constitucional).
Por lo tanto, en nuestro sistema, frente a una evidente
inconstitucionalidad, ya sea de una norma surgida bajo la Constitución
vigente, ya sea que le precediera en el tiempo, pueden los jueces
desaplicarla respecto al caso concreto, sin tener que emitir
pronunciamiento alguno sobre su derogación, pero sí sobre su
incongruencia material con alguna norma constitucional. He allí la
diferencia que surge entre la mera desaplicación de normas legales que
tocaría realizar a los tribunales de instancia (así como a las demás Salas
del Máximo Tribunal), y la declaración de invalidez sobrevenida erga
omnes y pro futuro que le compete efectuar a la Sala Constitucional.
En tal sentido, se aprecia que ciertamente conforme a la Disposición
Transitoria Única de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, toda norma preconstitucional que colida con el Texto
Constitucional debe ser desaplicada o declarada inconstitucional, sea
mediante el ejercicio del control difuso de la constitucionalidad, o el
control concentrado ante la Sala Constitucional.
En criterio pacifico, se encuentran sentencias de fechas, 6 de Febrero de
2008 con ponencia del Magistrado FRANCISCO CARRASQUERO
LOPEZ; en sentencia de fecha 15 de Octubre de 2008 con ponencia de la
Magistrado CARMEN ZULETA DE MERCHAN; y sentencia de fecha 18
de Abril de 2007 con ponencia del Magistrado PEDRO RAFAEL
RONDON HAAZ; que han Declarado CONFORME A DERECHO, la
desaplicación por control difuso de la constitucionalidad de normas por
violar abiertamente normas constitucionales por parte de los Tribunales
de Instancia.
En este sentido, reitera la Sala Constitucional, que la revisión de las
sentencias definitivamente firmes de control difuso de la
constitucionalidad, redunda en una mayor protección de la Constitución e
impide la aplicación generalizada de normas inconstitucionales o bien la
desaplicación de normas ajustadas al Texto Fundamental, en perjuicio de
la seguridad jurídica y del orden público constitucional, el control difuso
de la constitucionalidad se activa ante la presencia de una norma que
contiene una antinomia, por razones intrínsecas, de contenido, con la Ley
Máxima; en ningún caso, por causas extrañas – ergo, no imputables a la
disposición cuya constitucionalidad se cuestione, es por lo que este
Juzgado Superior Quinto Agrario, en ejercicio del control difuso de la
constitucionalidad, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 334
constitucional y 20 del Código de Procedimiento Civil, y visto que la
norma contenida en los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento
Civil referentes a los Interdictos Posesorios para sustanciar los
Interdictos Posesorios de Materia Agraria, violan el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que establece el
Debido Proceso, desaplica POR INCONSTITUCIONAL EN EL CASO
CONCRETO, los mencionados artículos para sustanciar los Interdictos
Posesorios en Materia Agraria. ASI SE DECIDE.
Ante tal circunstancia, y en atención a los parámetros anteriormente
establecidos, por consiguiente; visto que ha sido determinada la violación
del Debido Proceso al admitir y sustanciar la Querella Interdictal
Restitutoria de la Posesión a favor del ciudadano JEAN LUIS CORREA
DIAZ, contra la ciudadana LILIAN DE JESUS SEIJAS MOTA, conforme
a lo bien explicado en el Capitulo anterior referido a la aplicación del
procedimiento civil, por el Juzgado A quo, se ratifica la ANULACION
DEL AUTO DE ADMISION de la Querella Interdictal Restitutoria de la
Posesión interpuesta por el ciudadano JEAN LUIS CORREA DIAZ,
contra la ciudadana LILIAN DE JESUS SEIJAS MOTA, de fecha 31 de
Octubre de 2008; emitido por el Juzgado Primero de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil, Agrario del Segundo Circuito de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar; así mismo, se ratifica la
ORDEN al Juzgado antes aludido, de REPONER LA CAUSA al estado de
admitir, sustanciar y decidir la querella Interdictal Restitutoria de la
Posesión intentada por el ciudadano JEAN LUIS CORREA DIAZ, por el
procedimiento Ordinario Agrario tal y como lo establece el artículo 186 y
siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. ASI SE DECIDE”.

II
DE LA COMPETENCIA

De acuerdo con el artículo 336 numeral 10 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, corresponde a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia realizar el examen de las sentencias de control de la
constitucionalidad que dicten los tribunales de la República, en los siguientes
términos:

“Artículo 336. Son atribuciones de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia:
…omissis…
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo
constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los Tribunales de la República, en los términos
establecidos por la ley orgánica respectiva”.

Al respecto, esta Sala en fallo N° 1.400 del 8 de agosto de 2001, determinó


lo siguiente:

“(…) el juez constitucional debe hacer saber al Tribunal Supremo de


Justicia sobre la decisión adoptada, a los efectos del ejercicio de la
revisión discrecional atribuida a la Sala Constitucional conforme lo
disponen los artículos 335 y 336.10 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela”.

Por su parte, el numeral 12 del artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal


Supremo de Justicia, ratifica la competencia de esta Sala para conocer de las
sentencias definitivamente firmes en las cuales se haya aplicado el control difuso
de la constitucionalidad, en los siguientes términos:

“Artículo 25. Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia:

12. Revisar las sentencias definitivamente firmes en las que se haya
ejercido el control difuso de la constitucionalidad de las leyes u otra
normas jurídicas, que sean dictadas por las demás Sala del Tribunal
Supremo de Justicia y demás tribunales de la República”.

Conforme a lo anterior, visto que en el presente caso el Juzgado Superior


Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción Judicial del Estado
Monagas, desaplicó el contenido de los artículos 699 al 711 del Código de
Procedimiento Civil, esta Sala Constitucional se declara competente para realizar
el examen sobre el ejercicio del control difuso efectuado. Así se decide.

III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Precisado lo anterior, esta Sala pasa a efectuar la revisión del fallo dictado
el 21 de marzo de 2012, por el Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes
de la Circunscripción Judicial del Estado Monagas con Competencia en lo
Contencioso Administrativo de la Región Sur Oriental, mediante la
cual desaplicó por control difuso los artículos 699 al 711 del Código de
Procedimiento Civil. Al respecto, se observa:
El Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de la Circunscripción
Judicial del Estado Monagas con Competencia en lo Contencioso Administrativo
de la Región Sur Oriental, fundamentó la desaplicación al expresar que las
“(…) acciones posesorias agrarias por perturbación o despojo, al ser
interpuestas conforme a los supuestos establecidos en el numeral 1º (sic), del
artículo 197 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, referida a la
competencia material de los juzgados agrarios, en armonía con lo previsto en el
artículo 252 ejusdem, relativo a las acciones que deben ser ventiladas conforme
a lo previsto en los procedimientos especiales que regula el Código de
Procedimiento Civil, comparte esta Juzgadora el criterio pacífico que han
venido formando los Tribunales de Instancia Agraria, de que las tantas veces
nombradas acciones posesorias agrarias deben ser tramitadas conforme al
Procedimiento Ordinario Agrario, regulado en el artículo 186 y siguientes de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y no por el procedimiento especial previsto
en el Código de Procedimiento Civil, antes nombrado, por cuanto tal situación
reviste un eminente orden e interés público agrario, en donde se ponen en juego
las garantías y derechos fundamentales establecidas principalmente en los
artículos 2, 26, 49, 299, 304, 305, 306 y 307 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, y que son desarrolladas en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, en todo lo relativo a lo agropecuario”.

Al respecto adujo que “[s]e concluye que la Posesión Agraria se


caracteriza por todos aquellos actos realizados directamente por los
particulares, destinados al ejercicio permanente de la actividad agropecuaria,
en los términos del artículo 305 constitucional, es decir, la explotación sin
intermediarios de la tierra con fines agroalimentarios. Es así, que no puede
haber una posesión agraria sin que se tenga el bien o la cosa, de manera tal que
ésta produzca, de ello se concluye que la posesión agraria implica la explotación
directa en el predio agrario objeto de posesión no importando que se encuentre
ubicado dentro o fuera de la poligonal urbana. Se colige que la posesión agraria
trasciende a los intereses particulares y llega hasta el interés social y colectivo,
el cual es proteger o evitar la interrupción, ruina o desmejoramiento de la
producción de alimentos y protegiendo el ambiente, para luego dirimir el
conflicto entre particulares, interpuesto con ocasión a la actividad agraria, de
acuerdo a lo previsto en el artículo 186, 199 y siguientes de la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, relativo al procedimiento ordinario agrario”.
Esta Sala mediante sentencia N° 1.080 del 7 de julio de 2011, estableció
con carácter vinculante la inaplicabilidad de las disposiciones del derecho civil
para resolver situaciones derivadas de las instituciones propias del derecho
agrario, en especial las concernientes a las llamadas acciones posesorias agrarias,
en dicho fallo se expresó:

“(…) esta Sala considera necesario reiterar respecto a la


competencia agraria, que la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela concibió una reforma del marco institucional del
Estado, que traza una redefinición estructural del arquetipo para el
desarrollo de la nación y, particularmente de las competencias del
Estado -los órganos del Poder Público- (Vid. Sentencia de esta Sala
Nº 1.444/08), la legislación vigente y la sociedad, en orden a
armonizarlo con los fines que le han sido constitucionalmente
encomendados.
A los fines de resolver el asunto planteado, se aprecia de manera
preliminar que de un análisis de las disposiciones de la Ley de Tierras
y Desarrollo Agrario en su conjunto permiten establecer que las
acciones posesorias agrarias por perturbación o por despojo,
ejercidas conforme a los supuestos previstos en el numeral 1 del
artículo 197 eiusdem (competencia material de los Juzgados
Agrarios), deben ser tramitadas y decididas conforme al
procedimiento ordinario agrario, establecido en los artículos 186 y
siguientes de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, y no por el
procedimiento interdictal preceptuado en los artículos 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, ello en virtud a
la autonomía y especialidad del derecho agrario, cuyos principios
rectores son de estricto orden público en razón de los intereses
sociales y colectivos tutelados por los procedimientos previstos en la
referida ley especial, la cual ha devenido en el tiempo con más fuerza
como una herramienta para la consecución de la paz social en el
campo a través del establecimiento y perfeccionamiento de
instituciones que le son propias, tal como lo es la posesión agraria.
Incluso, la aplicación preferente de la legislación agraria y por ende
del procedimiento ordinario regulado en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario a casos donde lo debatido sea la posesión
agraria, se deriva no sólo por el análisis legislativo sino también de
los precedentes jurisprudenciales que ha emitido al respecto este
Tribunal Supremo de Justicia, destacando primeramente, el artículo
197 eiusdem, el cual establece expresamente que ‘Las controversias
que se susciten entre particulares con motivo de las actividades
agrarias serán sustanciadas y decididas por los tribunales de la
jurisdicción agraria, conforme al procedimiento ordinario agrario, el
cual se tramitará oralmente, a menos que en otras leyes se
establezcan procedimientos especiales’; así como también, el artículo
208 numerales 1 y 7, al indicar que ‘Los juzgados de primera
instancia agraria conocerán de las demandas entre particulares que
se promuevan con ocasión de la actividad agraria, sobre los
siguientes asuntos: (…) 1. Acciones declarativas, petitorias,
reivindicatorias y posesorias en materia agraria (…). 7. Acciones
derivadas de perturbaciones o daños a la propiedad o posesión
agraria’-, lo cual evidencia también la existencia de un foro atrayente
con respecto a la jurisdicción agraria para ventilar conflictos que se
produzcan con motivo de dicha actividad; todo ello, en resguardo del
derecho a la tutela judicial efectiva y al debido proceso, incluyendo
dentro de este último el derecho a ser juzgado por el juez natural, los
cuales están garantizados por nuestra Carta Magna.
…omissis…
Ello es así, por cuanto la posesión agraria va más allá de los
intereses particulares que rodean la posesión civil, pues sobre la base
del interés social y colectivo, persigue proteger la seguridad
agroalimentaria de la República, por lo que la misma es una
institución eminentemente de derecho agrario, cuyo objetivo
fundamental va dirigido a la explotación directa de la tierra con el
objeto de favorecer la producción de alimentos, para luego dirimir el
conflicto entre los particulares interpuesto con ocasión de la
actividad agraria, tal y como lo establece el procedimiento ordinario
establecido en la mencionada ley especial, cuyo norte es el respeto y
cumplimiento de las garantías constitucionales.
…omissis…
Efectivamente, la jurisdicción especial agraria es la llamada a
amparar los principios constitucionales previstos en los artículos 2,
26, 49, 305 y 307 y que el legislador concentró en el artículo 1 de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, como la consolidación de los
mismos dentro de un estado democrático, social de derecho y de
justicia, en la búsqueda de la profundización de los valores
constitucionales de desarrollo sustentable, inherentes a la seguridad
agroalimentaria y a la justa disponibilidad suficiente de alimentos de
calidad, distribución de la riqueza y planificación estratégica,
democrática y participativa; así como la mejora de la calidad de vida
de la población campesina, y el logro de un desarrollo amónico y
viable en el contexto de la justicia social que toda actividad agraria
persigue.
Esta especialidad en cuanto a la naturaleza e independencia del
derecho agrario sobre el derecho civil, tanto en la materia adjetiva o
sustantiva, es el centro de discusión del presente caso, tal como fue
formulado en la acción de amparo constitucional, posición la cual no
es de novel data, por el contrario la misma tuvo su origen en los
estudios del maestro Giangastone Bolla, a inicios del siglo pasado,
considerado el padre de la escuela clásica del derecho agrario, quien
enfáticamente se pronunció sobre la inaplicabilidad de las
disposiciones del derecho civil para resolver situaciones derivadas de
la aplicación de las instituciones propias del derecho agrario, lo cual
fue posteriormente reforzado de manera diferente por el
maestro Antonio Carroza, conocido como el padre de la escuela
clásica, quien a comienzos de los años 60, impulsó el tema de la
autonomía del derecho agrario, en la existencia de institutos propios,
que lo llevaron a definir el derecho agrario como el complejo
ordenado y sistematizado de los institutos típicos que regulan la
materia de la agricultura, institutos los cuales fueron recogidos
directamente por la Ley de Tierras de Desarrollo Agrario.
En virtud de ello, como nuevo paradigma en la sociedad venezolana,
el ordenamiento supremo ha levantado el derecho a la seguridad
agroalimentaria, establecido en el artículo 305 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, en los siguientes términos:
‘Artículo 305. El Estado promoverá la agricultura sustentable como
base estratégica del desarrollo rural integral, a fin de garantizar la
seguridad alimentaria de la población; entendida como la
disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional
y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público
consumidor. La seguridad alimentaria se alcanzará desarrollando y
privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose
como tal la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria,
pesquera y acuícola. La producción de alimentos es de interés
nacional y fundamental para el desarrollo económico y social de la
Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas de orden
financiero, comercial, transferencia tecnológica, tenencia de la tierra,
infraestructura, capacitación de mano de obra y otras que fueran
necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento.
Además, promoverá las acciones en el marco de la economía nacional
e internacional para compensar las desventajas propias de la
actividad agrícola (…)’.
Al respecto, debe la Sala aclarar que el Constituyente en el artículo
305 eiusdem cometió un error, al confundir un término eminentemente
sociológico como lo es el de Nación cuando debe referirse a
estructuras políticos territoriales como Estado o República.
Esta visión integral y por ende sistémica del derecho agrario, se
encuentra sometida en mayor o menor grado a un régimen estatutario
de derecho público que ha sido objeto de tutela por parte del
legislador, no sólo mediante una serie de medidas relacionadas
directamente con el régimen sustantivo de los derechos -vgr. La
afectación de uso y redistribución de las tierras-, sino mediante la
creación de una jurisdicción especial, regulada por un derecho
adjetivo también especial, que permita a los particulares un acceso
directo a órganos jurisdiccionales especializados; que estén en
capacidad de atender con criterios técnicos, sus necesidades frente a
las actividades u omisiones de la Administración, tomando en
consideración el interés general de asentar las bases del desarrollo
rural integral y sustentable, asegurando la vigencia efectiva de los
derechos de protección ambiental y agroalimentario de la presente y
futuras generaciones.
…omissis…
Por ello, la aplicación del procedimiento ordinario regulado en la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario a las acciones posesorias en
materia agraria, si bien se desprende del contenido expreso de los
artículos 186 y 197 numerales 1 y 7 eiusdem, el mismo encuentra
pleno fundamento en las características propias de la competencia
agraria, tal como se desprende de la jurisprudencia vinculante de esta
Sala antes mencionada.
Asimismo, la necesidad de atender al contenido del ordenamiento
estatutario de derecho público en materia agraria, ha sido puesto de
manifiesto por esta Sala en la sentencia Nº 962/06, según la cual
‘siendo que a los órganos jurisdiccionales en la materia les
corresponde garantizar la seguridad alimentaria, el legislador no se
encuentra limitado en el establecimiento de las facultades inquisitivas
de los mencionados órganos, ni siquiera para posibilitar una
actuación oficiosa que en modo alguno colide con su imparcialidad,
sino que se encuadra en el carácter subjetivo y garantista del
procedimiento contencioso administrativo, donde el juez propende a
la salvaguarda de las situaciones jurídicas que en el ámbito de sus
competencias y por mandato constitucional, se encuentra llamado a
tutelar, aun frente a la inactividad particular de invocar la tutela a la
seguridad agroalimentaria o ante la omisión de los órganos
administrativos, en privilegiar y desarrollar la producción
agropecuaria interna y proteger la biodiversidad. Con ello, resulta
constitucionalmente legítima la actuación oficiosa de los órganos
jurisdiccionales cuando el bien tutelado así lo amerite y exista
disposición legal que lo faculte, como es el caso de la adopción de
medidas que desde el punto de vista material, pudieran calificarse de
funciones administrativas, tomadas en ejercicio de la potestad
jurisdiccional para la salvaguarda de la seguridad agroalimentaria y
de la biodiversidad’.
Las anteriores decisiones son un ejemplo, de la lucha plausible que se
está generando, para establecer y confirmar la especialidad y
autonomía del derecho agrario; y ello es en cumplimiento a nuestra
propia Constitución, quien como ley de leyes, sentó las bases de una
solida jurisdicción agraria, cuya misión va más allá de un simple
control de la legalidad agraria; por lo cual a los operadores de
justicia le es ineludible procurar mantener la vigencia del texto
constitucional, previsto en los artículos 305, 306 y 307, como
garantes de una efectiva aplicación de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario y demás normativas que versen sobre la materia.
En razón de las anteriores consideraciones, es necesario recalcar que
lo ajustado a derecho es aplicar a las acciones posesorias en materia
agraria el procedimiento ordinario regulado en la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, ya que las normas contenidas en nuestro Código
Civil desarrolladas a través del Código de Procedimiento Civil,
resultan absolutamente incompatibles para dirimir conflictos entre
particulares con ocasión de la actividad agrícola, como es el caso de
las acciones posesorias agrarias, y ello se hace más patente desde la
promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (2001), pues
desde ese instante contamos en nuestro país con un derecho agrario
autónomo y especial, donde además de muchos otros aspectos de
relevancia, se estipuló que en casos de controversias la misma sería
dirimida por la nueva jurisdicción especial agraria, o ante la
jurisdicción contencioso administrativa, según corresponda a la
naturaleza de la acción, demanda o recurso; por lo cual se hace
inexplicable que aún existan dudas sobre la aplicación de la
normativa especial agraria, y se siga luchando por defender la
autonomía de esta rama del derecho tan especial y garantista.
Así, resulta ineludible la necesaria abolición de la aplicación del
derecho civil, a instituciones propias del derecho agrario, más aun
con la existencia de un cuerpo legal que lo regula, por lo que la
aplicación del procedimiento ordinario regulado en la Ley de Tierras
y Desarrollo Agrario a las acciones posesorias en materia agraria, si
bien se desprende del contenido expreso de los artículos 197 y 208
numerales 1 y 7 eiusdem, el mismo encuentra pleno fundamento en las
características propias de la competencia agraria, tal como se
desprende de la jurisprudencia vinculante de esta Sala antes
mencionada (principio de ley especial y posterior en la materia)”.

Efectivamente, la Sala con fundamento en los artículos 305, 306 y 307 de


la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ratificó la especialidad
y autonomía del derecho agrario, reconociendo que dichas disposiciones
constitucionales crearon los cimientos para el desarrollo y formación de la actual
jurisdicción agraria, partiendo del principio de seguridad agroalimentaria como el
medio para asentar las bases del desarrollo rural integral y sustentable,
asegurando la vigencia efectiva de los derechos de protección ambiental y
agroalimentario de la presente y futuras generaciones.

De igual forma, cabe resaltar que la actividad agraria fue ampliamente


regulada por el legislador a través de la creación de una jurisdicción especial que
permite a los ciudadanos tener acceso directo a órganos jurisdiccionales
especializados (Tribunales con Competencia Agraria), no solo para resolver las
disputas que se presenten entre los particulares con motivo de la actividad
agraria, sino también aquellas que correspondan al ámbito contencioso
administrativo, es decir las disputas que se susciten entre particulares y entes
estatales agrarios. Por ello, las normas especiales de la jurisdicción agraria deben
ser aplicadas a todas las controversias que se susciten con motivo de dicha
actividad.

Este criterio ha sido ratificado por esta Sala mediante decisiones N° 434
del 6 de mayo de 2013 y N° 1.135 del 8 de agosto de 2013, en las que señaló que:

“(…) Así las cosas, como quiera que la posesión agraria excede el
interés particular que comprende la posesión civil, toda vez que la
misma tiene un interés social y colectivo que persigue proteger el
trabajo directo de quien lo ejerza, lo que indudablemente busca la
seguridad agroalimentaria de la República, se concluye que ésta tiene
un carácter eminentemente de derecho agrario que necesariamente
debe ser regulado por la ley especial que rige la actividad agraria.
Por ello, ratifica la Sala que lo ajustado a derecho es aplicar a las
acciones posesorias en materia agraria el procedimiento ordinario
regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, y no el
procedimiento interdictal preceptuado en los artículos 699 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, pues resulta
incompatible e inadecuado para dirimir los conflictos entre
particulares con ocasión de la actividad agrícola, por ello
es necesario excluir la aplicación del derecho civil a instituciones
propias del derecho agrario, más aun cuando existe una normativa
legal como la prevista en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, que
regula la aplicación de las acciones posesorias en materia agraria y
tomando en cuenta la autonomía y especialidad del derecho agrario,
cuyos principios rectores son de estricto orden público en razón de
los intereses sociales y colectivos tutelados por los procedimientos
previstos en la referida ley especial”.

Ello así, la Sala estima que el Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil
Bienes de la Circunscripción Judicial del Estado Monagas con Competencia en lo
Contencioso Administrativo de la Región Sur Oriental, actuó correctamente, al
señalar como procedimiento aplicable a las acciones posesorias en materia
agraria el ordinario regulado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario -Cfr.
Artículos 197 y 208 numerales 1 y 7-. En tal virtud, se declara conforme a
derecho la desaplicación de los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento
Civil, efectuada por el mencionado Juzgado Superior el 21 de marzo de 2012.
Así se decide.

IV
DECISIÓN

Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala


Constitucional, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley, declara CONFORME A DERECHO la
desaplicación de los artículos 699 al 711 del Código de Procedimiento Civil,
efectuada por el Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de la
Circunscripción Judicial del Estado Monagas con Competencia en lo
Contencioso Administrativo de la Región Sur Oriental, el 21 de marzo de 2012.

Publíquese, regístrese y archívese el expediente. Remítase copia


certificada de esta decisión al Juzgado Superior Quinto Agrario y Civil Bienes de
la Circunscripción Judicial del Estado Monagas.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 24 días del mes de octubre

xde dos mil trece (2013). Años: 203° de la Independencia y 154° de la


Federación.

La Presidenta de la Sala,

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El Vicepresidente,

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Ponente
MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

LUIS FERNANDO DAMIANI BUSTILLOS

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Exp. Nº AA50-T-2012-0967
LEML/k

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