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ANALISIS DE LA OBRA DOÑA BARBARA DE RÓMULO GALLEGO

Rómulo Gallegos, en la novela Doña Bárbara, coloca de visible todos los


elementos, cambiando así, esta novela en una joya de la literatura
hispanoamericana que sigue actual con el pasar del tiempo y que se ubica en este
rango de novela regionalista por todos los elementos que la conforman.

La actual investigación se realizó con la finalidad de analizar más


intensamente estos elementos y así poder plasmar una crítica y apreciación
acerca de ellos.

Se espera que el contenido del mismo cumpla con los requerimientos del objetivo
en estudio.

Argumento
Doña Bárbara, es la mujer más bella de Venezuela y dueña de la hacienda El
Miedo cuyo antiguo nombre era La Barquereña. Es una terrateniente, ruda e
insensible por una experiencia traumática que tuvo de adolescente, al ser violada
por un grupo de piratas asesinos que también le arrebataron el primer amor de su
vida. Ella ha acumulado grandes tierras y manadas extensas de ganados usando a
los hombres para su provecho personal, así como por medios ilegales, tales como
el soborno a los funcionarios locales, entre otros.
Uno de los pocos terratenientes restantes en el área es Santos Luzardo, que ha
vuelto después de estudiar derecho para imponer control en la hacienda de su
familia. Él sospecha que el capataz de la hacienda llamado Balbino Paiba, había
estado trabajando de forma disimulada para Doña Bárbara a fin de poder robar
sus ganados. Los otros peones no creen que Santossea el que le ponga bocado a
las fechorías de Doña Bárbara, pero él demuestra con su manejo excelso del
caballo, que el equilibrio del poder de la región están a punto de cambiar.
Doña Bárbara tiene una hija adolescente llamada Marisela con Lorenzo
Barquero, el terrateniente con el que ella estuvo involucrada y al cual le quitó
todas sus pertenencias dejándolo en la calle. La madre no quiere saber de ella y es
dejada al completo abandono, aunque Juan Primito, un criado de Doña Bárbara,
se ocupa secretamente de ella.
Después de que Santos descubre a Marisela, se ocupa de ella y de su padre
llevándoselos a su hacienda para brindarle educación a Marisela y alejar a
Barquero del vicio del alcohol. Mientras tanto, Doña Bárbara se siente atraída
por Santos, pero cuando ella se entera de que su propia hija es un rival para su
afecto, busca por todas las vías arruinarlos.
Todo esto representa el conflicto entre la civilización y la barbarie. En ella el
progreso está personificado en Santos Luzardo y el atraso, impuesto por
el determinismo del medio geográfico, en el resto de los personajes,
especialmente en Doña Bárbara. Las líneas finales de la novela escrita por
Gallegos deja exponer con perfecta maestría la naturaleza y la tierra venezolana y
de los seres más íntimos de sus entrañas, los llaneros.
Inicio
Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen
derecha.
Dos bogas lo hacen avanzar mediante una lenta y penosa maniobra de galeotes.
Insensibles al tórrido sol, los
broncíneos cuerpos sudorosos, apenas cubiertos por unos mugrientos pantalones
remangados a los muslos,
alternativamente afincan en el limo del cauce largas palancas, cuyos cabos
superiores sujetan contra los duros cojinetes
de los robustos pectorales, y encorvados por el esfuerzo, le dan impulso a la
embarcación, pasándosela bajo los pies de
proa a popa, con pausados pasos laboriosos, como si marcharan por ella.
Y mientras uno viene en silencio, jadeante
sobre su pértiga, el otro vuelve al punto de partida reanudando la charla
intermitente.
Rómulo Gallegos
(Rómulo Gallegos Freire; Caracas, Venezuela, 1884 - 1969) Novelista y político
venezolano. Rómulo Gallegos hizo estudios universitarios de Agrimensura y de
Derecho en la Universidad Central de su país, pero no llegó a terminarlos.
Empleado de ferrocarriles y profesor en colegios privados, llegó a ser
subdirector de la Escuela Normal y director del Liceo de Caracas (1922-1928).

El dictador Juan Vicente Gómez le nombró en 1931 senador por el estado de


Apure, pero sus convicciones democráticas le hicieron expatriarse y renunciar al
cargo. En 1935, muerto el dictador, Rómulo Gallegos volvió a Venezuela, y en
1936 fue nombrado ministro de Educación en el gobierno de López Contreras,
cargo al que también renunció por los mismos escrúpulos morales.

En 1947 fue elegido presidente de la República, pero fue derrocado al año


siguiente por una junta militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud.
Exiliado de nuevo en Cuba y México, Rómulo Gallegos regresó a su país al ser
liberado éste de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958.

En sus comienzos de narrador, Rómulo Gallegos publicó Los aventureros (1913),


una colección de relatos. Siguió a esta obra El último Solar (1920), una novela que
reeditaría en 1930 con el título de Reinaldo Solar, historia de la decadencia de una
familia aristocrática a través de su último representante, en el que se adivina a
su amigo Enrique Soublette, con quien fundara en 1909 la revista Alborada.
Escribió después La trepadora (1925), con un personaje femenino, Victoria
Guanipa, ambiciosa y sin escrúpulos. Doña Bárbara (1929) es una verdadera
epopeya que tiene como escenario la llanura venezolana. Cantaclaro (1934) es la
novela de un cantante popular que recorre las aldeas y los
campos. Canaima (1935) narra la existencia ruda de unos hacendados en las
orillas del Orinoco. Posteriormente publicó Pobre negro (1937), El
forastero (1942), Sobre la misma tierra (1943), La brizna de paja en el viento (1952), La
posición en la vida (1954) y La doncella y el último patriota (1957), obra ésta con la que
obtendría el premio Nacional de Literatura.
Hay unanimidad en señalar Doña Bárbara (1929) como la más importante de las
obras de Rómulo Gallegos, en la medida en que con ella se inicia una brillante
época para toda la novelística sudamericana: la de las grandes historias
autóctonas (carentes de toda influencia europea) cuyo eje se constituye a partir
de sucesos y personajes fascinantes salidos de un entorno apenas explorado: el
altiplano, la llanura y las enormes selvas de América. En ella escenificó la vieja
oposición entre civilización y barbarie, tributaria de la tradición humanista
liberal del siglo XIX, mediante el recurso a una simbolización de personajes,
ambientes y descripciones que puede, a ratos, parecer esquemática, pero que
es de una gran eficacia narrativa.
Más que una novela costumbrista o criollista, Doña Bárbara es una gran epopeya
autóctona, animada a ratos por una espléndida fuerza lírica. Todo en ella gira y
se mueve sobre un espacio fascinante, la llanura venezolana, de cuyo seno,
duros y valientes, surgen los hombres y las mujeres, agitados por las más
complejas emociones. A la inspiración desbordante de Rómulo Gallegos se une
aquí un arte original y criollísimo, con el cual se describen esos personajes ya
clásicos en la literatura venezolana y de todo el continente: Santos Luzardo,
Pajarote, Ño Pernalete, Mujiquita, El Brujeador, Marisela y, desde luego, doña
Bárbara, símbolo patético y desconcertante que en la novela de Gallegos
constituye la figura más reveladora.

El argumento de Doña Bárbara es simple pero apasionante. Santos Luzardo, un


llanero que ha vivido gran parte de su vida en la ciudad, regresa a la sabana
para recuperar las propiedades de su familia. Allí deberá enfrentarse con un
mundo salvaje y fascinante, infectado de bestias peligrosas, donde el hombre se
ve en la necesidad permanente de dominar la naturaleza para lograr sobrevivir.
No menos complicado será el reto de enfrentarse a una sociedad rural regida
por viejas tradiciones, por el autoritarismo y la arbitrariedad. Santos deberá
luchar también contra aquellos que pretenden apropiarse de sus tierras, como
es el caso de su vecina Doña Bárbara, una mujer sin escrúpulos, terrateniente
aventurera y enigmática, atractiva y maléfica, que extiende su poder por toda la
zona.

El joven e impetuoso Santos Luzardo no puede evitar sucumbir ante los


encantos de esta hembra sensual y poderosa, quien a su vez se enamora de él.
Finalmente, con ayuda de algunos peones fieles, las fuerzas del bien triunfan
sobre el mal, la paz vuelve a reinar en la sabana y Doña Bárbara acaba por
marcharse del lugar. Santos contrae matrimonio con su prima Marisela, una
muchacha salvaje y tierna a la vez.

Doña Bárbara simboliza el alma primitiva y compleja de la hembra


dominadora, y al mismo tiempo el espíritu de la tierra. Por eso no es posible
decir que sea buena o mala; actúa de acuerdo con sus instintos, que la
esclavizan y le infunden su obstinada y elemental energía. Frente a ella, Santos
simboliza el espíritu civilizador que lucha y triunfa de sus poderes, inflamado y
sostenido por el amor a la propia tierra que inútilmente doña Bárbara quiere
mantener sujeta a su codicia tenebrosa.

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