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El arte de motivar: 4

estrategias útiles
Compartido por
Gladys Salazar

“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos


territorios, sino en tener nuevos ojos” Marcel Proust.

Hay días que encontramos ánimos descompuestos en los espacios que


frecuentamos. De los comunes, podría ser nuestro espacio laboral. Una
pregunta repetida puede pasar por nuestra cabeza: ¿qué pasa con mi
gente?

En otro momento, logramos darnos cuenta que formamos parte de esa


“energía enrarecida”. Tomar consciencia de todo ello, es un valioso punto a
nuestro favor para ejercitarnos en el arte de motivarnos y motivar a otros,
más aún, si lideramos equipos o proyectos de trabajo.

Según la Hewitt Associates – 2010, un colaborador desmotivado puede


representar 10.000 dólares en ganancias anuales para una organización. De
ser esto así, encontramos otra razón significativa para hacer una revisión. De
lo que allí encontremos, emprendamos acciones gentiles que generen
cambios internos y luego, cambios externos que inspiren a cada miembro de
nuestro equipo de trabajo.

Alternativas sencillas que podemos poner en práctica:

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 1 Conversar frecuentemente

 2 Observar y reforzar “en caliente”

 3 Dar espacio para que cada persona del grupo establezca su propio ritmo

 4 Estimular las labores del equipo con la premisa de Diversión con Propósito
Conversar frecuentemente
Manteniendo conversaciones asertivas con nuestros equipos de trabajo
tenemos la opción de mejorar las formas de interacción. Aprendemos,
ellos y nosotros, que hay muchos modos de expresar las mismas ideas: unos
con calidad y respeto; otros que pueden no favorecer la dinámica diaria.

Observar y reforzar “en caliente”


Activar nuestra atención sobre nosotros mismos y en lo que sucede a
nuestro alrededor. Lo que va funcionando, reforzarlo con palabras en el
momento que sucede y luego escribirlo. De esta manera, nos quedará una
especie de bitácora de acciones del equipo, propicia para honrar los
pequeños pasos en los momentos de celebración de grandes logros.

Dar espacio para que cada persona del


grupo establezca su propio ritmo
Nosotros formamos parte de ese equipo y como líderes es oportuno dar la
pauta. Observemos nuestro “ritmo” y el de nuestra gente para formularnos
una idea más clara de cómo abordar cada proyecto. Luego brindemos
espacio para que cada uno estime su tiempo para completar los compromisos
y finalmente, coteje.

Si se pregunta, ¿cómo puedo acceder a que cada quién realice las


actividades a su ritmo, si hay que responder a fechas límites? Cuando
practicamos las dos alternativas anteriores, vamos “abonando terreno” para
que cada uno tome responsabilidad activa y se auto-discipline. Piénselo
y revíselo en su propia historia laboral. Mientras más empoderado ha estado,
seguramente se ha sentido más motivado. Resultado: mayor cohesión hacia
su trabajo.

Estimular las labores del equipo con la


premisa de Diversión con Propósito
Según la publicación “Fatiga Laboral: Conceptos y Prevención” de la
Universidad Complutense de Madrid, se observa que en momentos de gran
cantidad de trabajo, el umbral de agotamiento físico y mental es distinto
según la motivación que se tenga para realizar una actividad y, por tanto,
las energías que se está dispuesto a aplicar a la misma.
Con esta idea, podemos impulsarnos a perfumar de creatividad la forma cómo
abordar los días ajetreados junto a nuestros colaboradores: parar 5 minutos
e ir todos a tomar un café, proponer una powernap (siesta corta) sobre el
escritorio o quizás una ronda de chistes para activar el contento.

Romper esquemas en el trabajo, también significa ser proveedor de nuevos


estilos y brindar pequeñas licencias a cada cerebro de nuestro equipo,
cuando el cansancio apremia. Es divertirnos con el propósito de estar a tono
para el siguiente escalón de la jornada.

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