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Psicothema, 1998. Vol. 10, nº 1, pp.

183-195
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG

SOFTWARE, INSTRUMENTACIÓN
Y METODOLOGÍA

ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LA
SINTOMATOLOGÍA DEL CICLO MENSTRUAL
MEDIANTE MODELOS ARIMA
Pilar Jara, Jesús Rosel y Francesc Palmero
Universitat Jaume I

A pesar de la variedad de trabajos que estudian la sintomatología del ciclo menstrual, sigue siendo
muy poco lo que se conoce sobre la naturaleza del comportamiento de dicha sintomatología. En este con-
texto, nuestro trabajo intenta proporcionar un mayor conocimiento del tema teniendo en cuenta secuencias
sintomatológicas de distintas mujeres, elaboradas a partir de un calendario de registro diario de síntomas
relacionados con la menstruación. Las características especiales de los datos nos conducen a plantear la
metodología del análisis de series temporales (modelos ARIMA) como herramienta adecuada para nuestros
objetivos. Los resultados indican que en el 43,36% de los casos la sintomatología puede ajustarse median-
te modelos autorregresivos simples, en el 26,3% de los casos puede ajustarse mediante modelos autorre-
gresivos simples y cíclicos, y que el resto pueden ajustarse con un modelo mixto autorregresivo y de me-
dia móvil. Estos resultados permiten concluir, entre otras cosas, que los modelos ARIMA resultan ser he-
rramientas muy útiles para la descripción y /o predicción de algunos aspectos del comportamiento huma-
no, y por otro lado que la sintomatología menstrual es autorregresiva (simple y/o cíclica).

Analysis of the evolution of the menstrual cycle symptomatology through Arima models. Despi-
te the number of studies devoted to investigating the symptomatology of the menstrual cycle, little is
known about how this symptomatology behaves. Within this context, this paper attempts to shed some
light into the menstrual cycle symptomatology by analyzing women’s symptomatologic sequences. Da-
ta were gathered by the daily recording of the menstrual symptoms. Time Series Analysis models (ARI-
MA models) were applied to analyze the data. Results showed that menstrual symptoms could be ad-
justed by means of simple autoregressive models in a 43.36% of the women, and by means of simple
and cyclic autoregressive models in 26.3% of the women. For the rest of the women both mixed auto-
regressive and moving average models were applicable. The results reported here suggest that ARIMA
models should be considered powerful analysis tools to describe and/or predict certain of human beha-
viors; and furthermore, menstrual symptomatology is defined as autoregressive (simple and/or cyclic).

Gran parte de las funciones que realiza- les regulares, así, al observar diversas fun-
mos los seres vivos sigue patrones tempora- ciones biológicas básicas, se comprueba
que el metabolismo, el nivel de temperatura
Correspondencia: Pilar Jara corporal, la reproducción celular, el ciclo
Departamento de Psicología sueño-vigilia, o el ciclo ovárico, entre otros,
Campus de la Carretera de Borriol
Apdo. 224. 12080 Castelló (Spain) son claros exponentes de funciones recu-
E-mail: jara@nuvol.uji.es rrentes. Si fijamos nuestra atención en con-

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ductas habituales básicas, individuales o so- ractuando con la hipófisis y los ovarios. De
ciales, nuevamente pueden encontrarse ac- este modo, el reloj biológico al que aludía-
tos recurrentes determinados por conven- mos actúa de forma natural regulando los
ciones sociales tales como los horarios la- períodos del ciclo menstrual (Dalton, 1984).
borales, o la repetición de festividades. Esta regulación natural se produce en con-
Es evidente que la amplitud de los perío- diciones normales, cuando no existen tras-
dos de oscilación puede ser variable. Como tornos o manipulación farmacológica que
señalan Reinberg y Halberg (1971), se pue- puedan alterar su funcionamiento. Sin em-
de distinguir entre: a) ciclos de frecuencia bargo, se ha de puntualizar que, si bien el ci-
media o circadianos (en los que las osci- clo menstrual se encuentra regulado por me-
laciones se producen, aproximadamente, ca- canismos endógenos, también puede verse
da veinticuatro horas), b) ciclos de alta fre- afectado por estímulos exógenos (Oatley,
cuencia o ultradianos (caracterizados por 1974; McClintock, 1971; Quadagno, Shu-
oscilaciones menores de veinte horas), y c) beita, Deck y Francoeur, 1981; Asso, 1983;
ciclos de baja frecuencia o infradianos (en Winfree, 1983, Palmero, 1988), tales como
los que la oscilación se produce con un in- la estimulación emocional que puede desen-
tervalo mayor de veintiocho horas). cadenar el proceso de ovulación, ocasionan-
El ciclo menstrual humano puede consi- do lo que Ganong (1982) denomina “ovula-
derarse como un ejemplo de ritmo biológico ción espontánea”.
de baja frecuencia, puesto que en el sistema De cualquier modo, puede haber altera-
reproductor femenino se observan cambios ciones en la regularidad del ciclo o en la fi-
cíclicos bastante regulares (Palmero, 1988). siología del comportamiento cotidiano fe-
La duración de los ciclos varía de una mujer menino ya sean producidas por mecanismos
a otra, e incluso, la misma mujer puede ex- endógenos, ya por estimulación exógena, el
perimentar cambios en la duración de su ci- resultado es la existencia de una gran varie-
clo menstrual de un mes a otro. En cual- dad de alteraciones (síndrome premenstrual,
quiera de los casos, parece bastante genera- dismenorrea espasmódica, distrés menstrual,
lizada la idea de que el ciclo menstrual en la endometriosis) que, relacionadas con la
mujer tiene una duración alrededor de los menstruación, tienen repercusión sintomato-
veintiocho días. Así, para las hembras en lógica en la población femenina.
edad fértil de nuestra especie, generalmente Cada una de las alteraciones aludidas se
se observa la alusión a 28±2 días, tal es el caracteriza, entre otras cosas, por la con-
caso de autores como Ganong (1982), quien fluencia de un conjunto de síntomas, así co-
habla de un promedio de duración de ciclo mo por la localización temporal en un mo-
menstrual de 28 días, o Kaiser y Schuma- mento concreto del ciclo menstrual (Palme-
cher (1986), quienes consideran una dura- ro y Jara, 1990). Sin embargo, tal como
ción media de 29.5 días. Por regla general, apuntan Schechter, Bachmann, Vaitukaitis,
al final de este período se produce el san- Phillips y Saperstein (1989), es bien poco lo
grado menstrual, con la expulsión de un que se conoce sobre la naturaleza del com-
óvulo no fecundado y el resto de las paredes portamiento de los síntomas relacionados
endometriales. Este hecho marca el inicio con el ciclo menstrual. Así pues, consideran-
de cada nuevo ciclo que puede considerarse do lo anterior, el objetivo del presente traba-
regulado por un “reloj biológico”, situado jo se centra en determinar si existen sínto-
en el diencéfalo, concretamente en el hipo- mas recurrentes acaecidos a lo largo del ci-
tálamo, que controla la secreción de GnRH clo menstrual, analizando los síntomas des-
(factor liberador de gonadotropinas) inte- de una perspectiva metodológica: el análisis

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de series temporales. Nuestra hipótesis pre- seis meses antes del inicio de la inves-
tende comprobar si existe algún modelo es- tigación.
tadístico temporal que describa el comporta- – No padecían ninguna enfermedad, ni
miento de la ciclicidad sintomatológica ge- ginecológica, ni crónica.
neral que se encuentra relacionada con el ci- – No debían estar sometidas a trata-
clo menstrual. Los modelos estadísticos lon- miento farmacológico el tiempo que
gitudinales proporcionan la confección de durase la investigación.
ecuaciones que describen el comportamien-
to de un ciclo biológico, cual es la sintoma- Instrumentos
tología del ciclo menstrual femenino.
Los instrumentos utilizados para llevar a
Metodología efecto el presente trabajo han sido los siguientes:

Con las respuestas ofrecidas por un gru- Un formulario en el que cada sujeto res-
po de mujeres a un calendario menstrual de pondió a cuestiones relacionadas con las si-
síntomas de registro diario, se conformó una guientes variables: edad, sexo, estado civil,
serie temporal para cada una de ellas, te- enfermedades ginecológicas, intervenciones
niendo en cuenta el número total de sínto- quirúrgicas y consumo de contraceptivos.
mas que experimentaban diariamente, du- Un calendario menstrual de síntomas de re-
rante tres meses consecutivos. Tras la con- gistro diario (CMD) (Palmero, 1987) en el que
fección de las series se utilizó el procedi- se indicaba la presencia/ausencia de los sínto-
miento de análisis ARIMA (Box y Jenkins, mas estudiados, además de señalar la apari-
1970, 1976) para series univariadas, y se ción, transcurso y finalización de la menstrua-
procedió, de este modo, a la obtención del ción. La recogida de los datos realizada por
modelo que mejor ajustase y explicase la medio de este calendario, rellenado diariamen-
sintomatología menstrual en cada sujeto. te por cada mujer participante, durante, al me-
nos, tres ciclos menstruales consecutivos.
Sujetos Los síntomas objeto de estudio en este
calendario se recogen en tres áreas: fisioló-
La muestra estuvo conformada por un gru- gica, psicológica y conductual. En el cuadro
po de treinta mujeres estudiantes de Psicolo- 1, se especifican los síntomas que se ha te-
gía de la Universidad de Málaga, de las cua- nido en cuenta en cada una de las tres áreas.
les once abandonaron el registro diario por di-
ferentes motivos. De tal modo que la muestra
Cuadro 1
definitiva constó de diecinueve mujeres, cuyo Sintomas registrados en el calendario
rango de edad osciló entre 19 y 24 años (me-
dia= 21.36; desviación típica= ±1.38). Fisiológicos Psicológicos Conductuales
La participación en este estudio se reali-
Dolor de cabeza Ansiedad Entorpece la actividad
zó de manera voluntaria. Además de ser Dolor de pechos Insomnio
mujeres solteras y sin hijos, reunían los si- Dolor de piernas Irritabilidad
guientes requisitos: Dolor en zona lumbar Cambios humor
Hinchazón piernas Depresión o tristeza
Orinar más de la norma
– Tenían la menstruación regularmente Orinar menos de la
todos los meses. norma
– No tomaban contraceptivos hormona- Dolor bajo vientre
Náuseas o vómitos
les, ni los habían tomado, al menos

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Procedimiento donde:

La serie temporal de cada sujeto quedaba φ p , Φ p yθ q , Θ q son los valores de los


confeccionada con el número de síntomas coeficientes, en modelos autorregresivos y
obtenido de la suma de las tres áreas -fisio- de medias móviles, respectivamente, para el
lógica, psicológica y conductual-, que cada orden p, P y q, Q del polinomio.
sujeto experimentaba a lo largo del día. El B es un operador lógico, denominado
resultado de esta suma se denominó “sínto- operador de retardos, cuyo significado im-
mas totales diarios”. De este modo, se anotó plica que B “incide” sobre una variable
día a día el número de síntomas padecidos, temporal, yt, modificándola retroactivamen-
además, dado que cada sujeto contaba en su te. Así: B(yt)= yt-1, y BP(yt)= yt-p
serie temporal con anotaciones procedentes
de, al menos, tres ciclos menstruales conse- [∇ ∇ ] es el componente de diferen-
d D
S

cutivos, cada serie temporal contenía un nú- ciación simple y cíclico.


mero mínimo de ochenta y cuatro datos. yt es el valor de la variable observada “y”
en el momento “t”.
Análisis de datos θ 0 es la constante de la serie.
at es un proceso de “ruido blanco”.
Tras efectuar el registro, se procedió a la Los paréntesis con el operador de retar-
construcción del modelo ARIMA que mejor dos (B), con potencia “S” hacen referencia a
ajustase los datos de cada sujeto; para ello modelos con componentes cíclicos, con du-
se realizaron los pasos definidos por Box y ración “S”.
Jenkins (1970, 1976), utilizados también
por otros investigadores de series tempora- Esta fórmula general puede contemplar-
les (Nelson, 1973; Glass, Wilson y Gott- se, de manera expandida, sustituyendo cada
man, 1975; Box y Jenkins, 1976; Kendall, valor de acuerdo con el siguiente procedi-
1976; Ljung y Box, 1978; Chattfield, miento:
1978; McCain y McCleary, 1979; Gottman,
1981; McCleary y Hay, 1982; Makridakis,
Wheelwrigth y McGee, 1983; Gregson,
(
φ p (B p )= 1 − φ 1 B − φ 2 B 2 − ...− φ p B p )
1983; Arnau, 1981, 1984, 1987; Uriel,
1985; Peña, 1986; Vallejo, 1986; Martínez, (
Φ p (B S ) = 1 − Φ 1 B S − Φ 2 B 2 S − ...− Φ p B pS )
1987; Robinson, 1988; Diggle, 1990; Mont-
gomery, Johnson y Gardiner, 1990; Wei,
1990; Eatwell, 1991; Rosel, Elósegui y Ri-
(
θ q (B q ) = 1 − θ 1 B − θ 2 B 2 − ...−θ q B q )
vas, 1992; Janacek y Swift, 1992; Rosel y
Elósegui, 1994). (
Θ q (B S ) = 1 − Θ1 B S − Θ 2 B 2 S − ...− Θ q B qS )
Esta metodología propone que la génesis
de una serie temporal, de carácter general,
en la que se dan tanto componentes simples La obtención del modelo para cada caso
como cíclicos, viene simbolizada por un particular debe seguir estos pasos:
proceso ARIMA (p,d,q) (P,D,Q)s, que res-
ponde al desarrollo de la siguiente fórmula: 1. La identificación del modelo ARIMA
(autorregresivo, diferenciado, o de media
[φ p [
(B )Φ p (B S )]∇d ∇ DS ]y = θ + [θ (B)Θ (B )]a
t 0 q q
S
t
móvil) que, tentativamente, ajuste mejor a
los datos. Para llevar a cabo esta fase se tie-

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ne en cuenta los patrones mostrados en la tros se incrementará en P, Q, o P+Q (g.l.=


correlación de la serie consigo misma, es p+q+P+Q+1).
decir, mediante el estudio de la función de 4. La metadiagnosis es la etapa del aná-
autocorrelación (ACF y PACF). lisis de series temporales que se utiliza, bá-
2. La estimación del modelo anterior- sicamente, cuando el analista se plantea la
mente identificado consiste en observar que confección de pronósticos de la conducta o
éste cumple ciertos requisitos estadísticos, el análisis causal multivariante (McCleary y
tales como que los parámetros estimados Hay, 1982). Para comprobar que el modelo
del modelo ARIMA deben ser estadística- es correcto se ha procedido sobreestimando
mente diferentes de cero, y hallarse dentro y también infraestimando el modelo consi-
de las bandas de invertibilidad y estaciona- derado correcto; tanto al sobreestimar como
ridad. al infraestimar el número de parámetros co-
3. El diagnóstico del modelo tiene lugar rrectos en cada caso, se comprobó que los
cuando los dos pasos anteriores se han cum- nuevos coeficientes no eran significativos.
plido satisfactoriamente, de tal modo que en Otro criterio a considerar en la metadiag-
este punto se centrará el interés en dos as- nosis ha sido la comprobación del estadísti-
pectos: co “R2” (McCleary y Hay, 1982; Arnau,
1988), que representa el porcentaje de la va-
A.– La valoración estadística de los resi- rianza que es explicada por el modelo selec-
duales (at), que deben ser un “ruido blanco”, cionado. Su resultado puede averiguarse
cumpliendo básicamente dos criterios. Por mediante la aplicación de la siguiente fór-
un lado, los at deben ser independientes en- mula:
tre sí, es decir, E (at, at+k)=0, (siendo k=±1, ~
N a 2
±2, ±3,...). Por otro lado, los residuales del R = 1 − ∑t =1 t
2

modelo identificado deben estar distribui- yt 2


dos de la siguiente forma: at≅(NID(0, σ2a), o
sea: media “cero” y varianza constante. Con la utilización de este procedimiento,
B.– El estadístico “LBQ” de Ljung y se intenta establecer la adecuación estadísti-
Box (1978), donde se plantea que, siguien- ca de un modelo ARIMA al conjunto de los
do una distribución chi-cuadrado, los valo- datos del presente estudio; datos que por lo
res del ACF de los residuales no deben di- demás conforman una realización empírica
ferir significativamente de cero, dando así de serie temporal.
lugar a un proceso de ruido blanco. Su cál-
culo se realiza comprobando el valor de Resultados
LBQ (chi-cuadrado) con “k-m” grados de li-
bertad, siendo “k” el número del retardo El cuadro 2 recoge, por una parte los mo-
examinado, y “m” el número de parámetros delos ARIMA obtenidos entre los sujetos
estimados (p+q+1) siendo “p” igual al nú- que conformaban la muestra y, por otro la-
mero de parámetros autorregresivos, “q” el do, el valor medio de la periodicidad mens-
número de parámetros de media móvil, y trual indicada en el calendario menstrual de
“1” un valor añadido cuando el modelo in- registro diario, tanto para cada sujeto como
cluye una constante (θo); si el modelo no para el conjunto de la muestra. Este último
contempla esta constante, entonces basta dato (valor medio de la periodicidad mens-
con p+q. Ha de tenerse en cuenta, además, trual) está en consonancia con la duración
el hecho de que dado el caso de existencia media de la ciclicidad menstrual a que se ha
de modelos cíclicos, el número de paráme- hecho referencia en la introducción del pre-

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sente trabajo, en la que se decía que el pro- gía experimentada a lo largo del ciclo mens-
medio de duración del ciclo menstrual se trual.
encuentra entre los valores de 28± 2 días. Además, se ha de destacar, a nivel gene-
Además, puede observarse que los valores ral, que no se ha detectado ningún tipo de
del componente cíclico encontrados, son tendencia (ni ascendente, ni descendente), a
prácticamente iguales al valor de la periodi- lo largo de las series temporales de los suje-
cidad menstrual real de los sujetos. En este tos que han conformado muestra, por lo que
sentido, se ha considerado el coeficiente de no ha sido necesario diferenciar ninguna se-
correlación de Pearson r=0.81 (p=0.0025), rie; así, puede decirse que la sintomatología
que indica un elevado grado de correlación en el ciclo menstrual es estable; y en conse-
entre ciclicidad menstrual real y la obtenida cuencia no aparece, en la formulación de
estadísticamente. ningún sujeto, el componente ∇ d ∇ Ds (dife-
renciación simple o cíclica).
Cuadro 2 En los cuadros 3, 4, 5 y 6 se presentan
Modelos obtenidos (AR simples y cíclicos, y las puntuaciones obtenidas, de acuerdo con
ARMA cíclicos), se indica para cada sujeto la
media de duración de su ciclo menstrual así cada modelo, para los siguientes paráme-
como la media que corresponde a los grupos tros:
tomados como simples y cíclicos.

(*) El valor de X y de Sx se ha calculado – Valores hallados para los coeficientes,
teniendo en cuenta sólo los sujetos con modelos
(
tanto en modelos autorregresivos φ p ,Φ p , )
( )
cíclicos.
como de medias móviles θ q ,Θ q , además
Modelos Sujeto y periodicidad del correspondiente a la constante θ0, caso
Arima menstrual
de que dé un resultado significativo.
AR

ARIMA (1,0,0) ➔ X (S5)= 30.7;

X= 28.1 – Valor del error típico de estimación pa-
– – ra cada coeficiente, representado por las si-
SIMPLES X (S9)= 26.1; X (S11)= 30.4; Sx= 1.9
– – –
X (S18)= 31; X (S19)= 28; X (S1)= 29

glas S.E.
ARIMA (1,2;0;0) ➔ X (S7)= 28;
– – – Nivel de significación de cada uno de
X (S15)= 27.5 X (S10)= 33
los coeficientes por medio del estadístico
– “t”, representado por “t-ratio”.
AR ARIMA (1,0,0) (1,0,0)27 X= 28.9

CICLICOS X (S14)= 28.3 – Valor del estadístico LBQ para el retar-
ARIMA (1,0,0) (1,0,0)28

X (S17)= 28.3
do número 60 de las autocorrelaciones sim-
ARIMA (1,0,0) (1,0,0)29 ples de cada variable, dado que éste es el úl-
– –
X (S12)= 28.5; X (S6)= 29 timo valor que se ha utilizado para realizar
ARIMA (1,0,0) (1,0,0)31 la función de autocorrelación en cada análi-

X (S47)= 32.4
sis. A excepción del sujeto número 12, en el
– que se ha considerado el retardo nº 58, por
ARMA ARIMA (1,0,1) (1,0,0)30 ➔ X (S3)= 29; Sx= 1.4
CICLICOS ARIMA (1,0,0) (0,0,1)29

(*) ser éste el último lugar obtenido en la fun-
X (S13)= 30.2 ción de autocorrelación de sus residuales,
ARIMA (1,2;0;0)(0,0,1)25

X (S8)= 27.7
debido al número de datos de este sujeto.

ARIMA (1,0,0)(0,0,1)28 ➔ X (S2)= 29
ARIMA (1,0,0)(0,0,1)25

A lo largo de la exposición de los resultados
X (S16)= 27.2 puede observarse que todos los modelos selec-
cionados cumplen los requisitos necesarios pa-
Los resultados muestran la existencia de ra que puedan considerarse buenos explicado-
un modelo estadístico que refleja, en cada res y predictores de la conducta sintomatológi-
caso, el comportamiento de la sintomatolo- ca del ciclo menstrual. Así, se observa que:

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1. Todos los coeficientes de los modelos, Cuadro 3


ya autorregresivos, ya de media móvil, se en- Valores de los coeficientes estimados para
cuentran dentro de las bandas de estacionari- sujetos cuya sintomatología se representaba por
dad e invertibilidad respectivamente; es de- modelos AR simples (subgrupo 1.A); aparecen,
además, los valores de los distintos coeficientes,
cir, se cumple que: -1<φp < +1 y -1<φq <+1. su error típico (S.E.) y significación mediante la
2. Tanto los coeficientes de modelos au- razón «t» de Student-Fisher, así como el LBQ
torregresivos como los de media móvil son para el retardo 60.
estadísticamente significativos (al nivel de Nota: Las «t-ratio» se han obtenido con los
datos originales de los coeficientes y sus
significación del 0.05). respectivos «S.E.», aproximando con tres
3. Los residuales obtenidos en cada mo- decimales, aunque en el cuadro sólo se indican
delo, siguen un proceso de ruido blanco, co- dos.
mo puede observarse por medio de los valo-
S5 S9 S11 S18 S19 S1
res del test de residuales del estadístico
LBQ. φ1 0.38 0.26 0.44 0.60 0.55 0.43
S.E. 0.07 0.06 0.06 0.08 0.08 0.09
Los modelos ARIMA encontrados se «t» 5.05 3.94 6.71 7.12 6.22 4.52
µ 0.12 0.43 0.66 0.61 0.68 0.27
clasificaron en grupos, cuyo contenido se S.E. 0.04 0.08 0.11 0.25 0.18 0.08
determinó siguiendo el criterio de similitud «t» 3.00 5.43 5.98 2.40 3.70 3.22
en los patrones de conducta sintomatológi- θ0 0.08 0.44 0.36 0.24 0.31 0.16
ca. Así, los grupos se han formado de acuer- LBQ 53 57 68 34 53 45

do con los siguientes resultados:


Cuadro 4
1.– El primer grupo se conformó con Valores de los coeficientes estimados para los
sujetos cuya sintomatología menstrual quedaba
nueve sujetos (47.36% de la muestra). El debidamente representada por modelos AR
denominador común de los sujetos que per- simples (subgrupo 1.B); contiene también los
tenecen a este grupo es el hecho de que en valores de los distintos coeficientes, su error
todos los casos las series temporales subya- típico (S.E.) y significación mediante la razón
«t» de Student-Fisher y significación, además
centes a la sintomatología de sus respecti- del LBQ para el retardo 60
vos ciclos menstruales son descritas me-
diante modelos autorregresivos simples. S7 S10 S15
Los valores encontrados, en cada caso,
φ1 0.96 0.23 0.30
quedan recogidos en el cuadro 3.
S.E. 0.10 0.11 0.07
De los resultados encontrados para este
«t» 9.25 2.15 4.14
grupo de sujetos se pueden establecer dos
φ1 –0.24 0.27 0.19
apartados, cuales son:
S.E. 0.10 0.11 0.07
«t» –2.35 2.51 2.66
1.A) Este subgrupo está integrado por
seis sujetos (31.5% de la muestra), cuyo µ 0.37 0.35 0.78

modelo de series temporales puede re- S.E. 0.16 0.13 0.14


presentarse por medio de modelos autorre- «t» 2.33 2.80 5.41
gresivos de orden uno, es decir, ARI- θ0 0.10 0.17 0.40
MA(1,0,0). LBQ 37 65 41
1.B) Este subgrupo se formó con tres su-
jetos (15.7% de la muestra), que mostraron El valor de cada uno de los parámetros
un patrón de conducta sintomatológica des- hallados en los modelos de este grupo que-
crito por un modelo ARIMA(1,2;0;0) da registrado en el cuadro 4.

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ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LA SINTOMATOLOGÍA DEL CICLO MENSTRUAL MEDIANTE MODELOS ARIMA

2.– El segundo grupo se constituyó me- 3.– El tercer grupo se formó con cinco
diante la recopilación de aquellos sujetos sujetos (26.3% de la muestra total), cuya
cuya serie temporal podía explicarse por la sintomatología se explica por la combina-
combinación de modelos autorregresivos ción de modelos autorregresivos AR y de
simples y cíclicos. Así pues, este grupo que- medias móviles MA.
dó formado por cinco sujetos (26.3% de la Los valores hallados para los parámetros
muestra total). de los modelos que pertenecen a este grupo,
Los cinco sujetos mostraban patrones quedan registrados dentro de el cuadro 6.
sintomatológicos que podían establecerse
de acuerdo con el modelo ARIMA Cuadro 6
(1,0,0)(1,0,0)s; donde “s” adoptó los valo- Valores de los coeficientes de los sujetos cuya
sintomatología menstrual quedaba debidamente
res: 27, 28, 29 o 31. representada por la combinación de modelos AR
y MA; así como los valores de los distintos
Cuadro 5 coeficientes, su error típico (S.E.) y significa-
Valores de los coeficientes estimados para ción mediante la razón «t» de Student-Fisher y
los sujetos cuya sintomatología menstrual significación, además del LBQ para el retardo 60
quedaba debidamente representada por modelos
AR simples y cíclicos; así como los valores de S3 S8 S13 S2 S16
los distintos coeficientes, su error típico (S.E.) y
significación mediante la razón «t» de Student- φ1 0.77 0.44 0.41 0.33 0.28
Fisher y significación, además del LBQ para el S.E. 0.07 0.07 0.07 0.09 0.07
retardo 60. «t» 10.9 5.60 5.84 3.88 4.00
* Representa el valor de LBQ para el lag 58 φ2 0.20
dado que es el último aparecido en el cuadro de 0.07
autocorrelaciones de los residuales «t» 2.63
Φ30 0.36
S4 S12 S14 S17 S6 S.E. 0.08
«t» 4.12
φ1 0.69 0.37 0.76 0.25 0.40 θ1 –0.38
S.E. 0.05 0.09 0.05 0.09 0.07 S.E. 0.09
«t» 12.5 4.08 14.2 2.69 5.44 «t» –3.95
φ27 0.55 Θ25 –0.51 –0.27
S.E. 0.06 S.E. 0.07 0.07
«t» 8.84 «t» –7.17 –3.91
φ28 0.30 Θ28 –0.75
S.E. 0.10 S.E. 0.04
«t» 2.77 «t» –20.1
φ29 0.46 0.35 Θ29 –0.29
0.08 0.06 S.E. 0.07
«t» 5.51 5.10 «t» –3.93
φ31 0.46 µ 1.41 0.48 0.38 0.76
S.E. 0.06 S.E. 0.35 0.12 0.13 0.12
«t» 0.68 «t» 3.94 3.93 2.95 6.24
µ 0.75 0.24 0.92 0.71 θ0 0.77 0.36 0.25 0.55
S.E. 0.28 0.08 0.18 0.15 LBQ 36 68 69 82 53
«t» 2.65 2.88 4.95 4.73
θ0 0.13 0.08 0.48 0.28
LBQ 51 27* 57 56 46 Concretamente, se han encontrado cuatro
sujetos cuyo comportamiento sintomatoló-
gico menstrual puede explicarse mediante
El valor de los parámetros de los mode- un modelo que combina el componente sim-
los de este grupo, está recogido en el cuadro ple autorregresivo, con el componente cícli-
5. co de medias móviles ARIMA (1,0,0)

190 Psicothema, 1998


PILAR JARA, JESÚS ROSEL Y FRANCESC PALMERO

(0,0,1)S. Mientras que el quinto integrante trados muestran una combinación del día
de este grupo se ajusta a un modelo simple precedente y el día anterior al que en ese mo-
que combina el componente autorregresivo, mento se considere. Esto quiere decir que,
con un componente de media móvil, junto en estos sujetos, los síntomas padecidos du-
con un componente cíclico autorregresivo rante un día cualquiera, están directamente
ARIMA(1,0,1)(1,0,0)S. relacionados con los que presentaron el día
anterior y, además, con los que experimenta-
Discusión ron el segundo día previo al estimado, por lo
que se puede decir que yt= ƒ (yt-1, yt-2).
A lo largo de la exposición de los resul- Los modelos estadísticos ARIMA que ex-
tados obtenidos, ha quedado de manifiesto plican estas series temporales, quedan refle-
el hecho de que los datos que conforman ca- jados del siguiente modo:
da serie temporal, generada por los síntomas
padecidos por cada uno de los sujetos inte- y t = φ 1 yt −1 + φ 2 yt −2 + at + θ 0
grantes de nuestra muestra, son susceptibles
de explicarse por medio de un procedimien- Si se tienen en cuenta los valores encon-
to estadístico. trados entre los sujetos que conforman este
Por lo que respecta a los resultados en- grupo, y se fija la atención en uno de ellos,
contrados en cada uno de los grupos puede por ejemplo el sujeto 10, se observará que
concluirse: los síntomas padecidos por este sujeto du-
Los modelos que forman el primer grupo rante un día cualquiera se pueden averiguar
explican la conducta del siguiente modo: de acuerdo con la siguiente ecuación:
En el caso de los modelos del subgrupo
1.A puede decirse que los síntomas padeci- y t = 0.23y t−1 + 0.27 y t −2 + at + 017
.
dos por los sujetos, durante un día cualquie-
ra del ciclo, están en relación directa con los En cuanto a los modelos que forman el
que ese mismo sujeto sufrió el día anterior segundo grupo, se puede decir que explican
{yt = ƒ (yt-1)}. La ecuación que describe es- la sintomatología menstrual del siguiente
te modelo es la siguiente: modo:
En este caso, los modelos del tipo ARI-
y t = φ 1 yt −1 + at + θ 0 MA (1,0,0) (1,0,0)s muestran la existencia
de dos componentes, uno simple y otro cí-
Si se tienen en cuenta los resultados en- clico. Este hecho puede entenderse como
contrados para cada uno de los sujetos que que la sintomatología padecida en un día
conforman este grupo puede decirse, a mo- cualquiera está relacionada con la sufrida el
do de ejemplo, que el sujeto número 5 sigue día anterior, y además con la que experi-
una pauta sintomatológica representable por mentaron hace 27, 28, 29 o 31 días, depen-
medio de la siguiente ecuación: diendo del sujeto; por tanto puede decirse,
genéricamente, que yt= ƒ (yt-1, yt-s, yt-s-1).
y t = 0.38y t + 0.12 + a t Las ecuaciones que representan estos
modelos, son las siguientes:
Los sujetos que forman el subgrupo 1.B,
muestran un patrón de conducta sintomato- ARIMA (1,0,0) (1,0,0)27 ➔ yt= ø1yt-1 + Φ27yt-27 – ø1Φ27yt-28 + at + θ0
lógica que puede representarse por medio de ARIMA (1,0,0) (1,0,0)28 ➔ yt= ø1yt-1 + Φ28yt-28 – ø1Φ28yt-29 + at + θ0
un modelo autorregresivo de memoria supe- ARIMA (1,0,0) (1,0,0)29 ➔ yt= ø1yt-1 + Φ29yt-29 – ø1Φ29yt-30 + at + θ0
rior a uno. En cada caso, los modelos encon- ARIMA (1,0,0) (1,0,0)31 ➔ yt= ø1yt-1 + Φ31yt-31 – ø1Φ31yt-32 + at + θ0

Psicothema, 1998 191


ANÁLISIS DE LA EVOLUCIÓN DE LA SINTOMATOLOGÍA DEL CICLO MENSTRUAL MEDIANTE MODELOS ARIMA

Si se tiene en cuenta los valores encon- y t = 0.77 yt −1 + 0.36 yt −30 + at − (− 0.38)at −1


trados entre los sujetos que conforman este
grupo, y se fija la atención en uno de ellos, Tanto los sujetos que forman el grupo 2
por ejemplo el sujeto 4, se observará que los como los del grupo 3, padecen una sintoma-
síntomas padecidos por este sujeto durante tología menstrual que puede explicarse me-
un día cualquiera se pueden averiguar si- diante modelos cíclicos. Este tipo de mode-
guiendo las pautas que marca la ecuación: los podría considerarse como el más ade-
cuado para el ciclo menstrual, dado que po-
y t = 0.69 yt −1 + 0.46 yt −31 − 0.69 ⋅ 0.46 yt − 32 + at + 0.13
ne de manifiesto la recurrencia relacionada
con la menstruación. Así, el porcentaje de
Los sujetos integrantes del tercer grupo sujetos que presentan modelos cíclicos es
siguen un patrón de sintomatología de ciclo del 52.64%, en contraposición a los que pre-
menstrual ajustable a un modelo cíclico de sentan modelos simples 47.36%.
carácter mixto, en el que se combinan los
componentes autorregresivos con los de Conclusiones
media móvil. Por tanto, podría decirse que
su comportamiento depende tanto de los Si tenemos en cuenta el objetivo general
síntomas padecidos en el/los día(s) ante- que planteábamos al comienzo del presente
rior(es), síntomas generados por el sistema trabajo, hemos de considerar que, efectiva-
en estudio (componente autorregresivo), co- mente, existen varios modelos ARIMA des-
mo de aquellos síntomas que, en días pre- criptores del comportamiento de la sintoma-
cedentes, fueron generados por un mecanis- tología más frecuentemente relacionada con
mo distinto al que se está observando (com- el ciclo menstrual. Así pues, se puede
ponente de medias móviles). constatar que en todos los casos existe un
Los modelos ARIMA encontrados en es- modelo que ajusta adecuadamente su serie
te grupo son los siguientes: temporal.
Este hecho indicaría que el comporta-
ARIMA (1,0,0) (1,0,0)30 ➔ yt= ø1yt-1 + Φ30yt-30 – ø1Φ30yt-31 + at – θ1at-1 miento humano, en alguna medida, se en-
cuentra autocorrelacionado. Por tanto, este
Obsérvese que en este caso el valor de la trabajo viene a sumarse a la lista de autores
constante no aparece, dado que no resultó que defienden la consideración de que, te-
ser significativo. niendo en cuenta un número de datos ade-
cuado a la metodología de análisis, el com-
ARIMA (1,0,0) (0,0,1)29 ➔ yt= ø1yt-1 + at – Θ29at-29 + θ0 portamiento humano manifiesta ser autode-
ARIMA (1,2;0;0) (0,0,1)25 ➔ yt= ø1yt-1 + ø2yt-2 + at – Θ25at-25 + θ0 pendiente (Larsen, 1987; Rosel, Elósegui y
ARIMA (1,0,0) (0,0,1)28 ➔ yt= ø1yt-1 + at – Θ289at-28 + θ0 Rivas, 1992; Rosel y Elósegui, 1994; Veli-
ARIMA (1,0,0) (0,0,1)25 ➔ yt= ø1yt-1 + at – Θ25at-25 + θ0 cer, Redding, Richmond, Greeley y Swift,
1992), en contra de lo que Huitema (1985)
Si se consideran los valores encontra- plantea en relación con la no autocorrela-
dos entre los sujetos que conforman este ción del comportamiento humano.
grupo, y se fija la atención en uno de En cuanto a los distintos componentes
ellos, por ejemplo el sujeto 3, se observa- hallados en los modelos, permiten observar
rá que los síntomas padecidos por este su- la existencia de dos posibles tipos de apari-
jeto durante un día cualquiera se pueden ción de síntomas, una vía que vendría defi-
averiguar de acuerdo con la siguiente nida por el componente autorregresivo en el
ecuación: que la sintomatología estaría generada por

192 Psicothema, 1998


PILAR JARA, JESÚS ROSEL Y FRANCESC PALMERO

un sistema, seguramente con sustrato bioló- cíclicos, es pertinente resaltar que los pri-
gico, donde se produce una autodependen- meros pueden acercarnos hacia una descrip-
cia sintomatológica temporal; y la otra vía ción sintomatológica de carácter general, en
en la que intervendría el componente de me- tanto que, los modelos cíclicos detectan con
dia móvil, en la que la sintomatología del ci- mayor agudeza los cambios que se produ-
clo menstrual estaría generada desde un sis- cen en la sintomatología que tiene su ocu-
tema diferente al que se está observando, al rrencia alrededor de la menstruación.
que podríamos catalogar como la parte de El hallazgo de la diversidad de modelos
“ruido”. Esta posible doble generación de explicativos de la conducta sintomatológica
sintomatología similar permitiría llegar a la en el ciclo menstrual de las mujeres que in-
idea de que el análisis de series temporales tegran nuestra muestra, puede llevarnos a
mediante el procedimiento ARIMA es una pensar que las distintas patologías relacio-
herramienta metodológica que puede resul- nadas directamente con el ciclo menstrual,
tar muy adecuada al estudio de la sintoma- se pueden explicar desde un modelo ARI-
tología de determinadas alteraciones, tales MA diferente. No obstante, esto no deja de
como el síndrome premenstrual, en la que ser una hipótesis que necesitaría ser proba-
podría estudiarse, mediante distintos análi- da en posteriores estudios de investigación,
sis de los datos, qué síntomas están real- donde se perfilase la muestra de acuerdo
mente generados por un sistema determina- con diferentes grupos, categorizados en fun-
do y cuáles siguen un proceso de ruido. Es- ción de las distintas patologías menstruales.
ta es una idea en la que convendría profun- En definitiva, resulta interesante desta-
dizar, al punto de que, tal como apuntan car el hecho de que el uso de modelos di-
Mao y Chang (1985), es posible que existan námicos, como los modelos ARIMA, son
diferentes síndromes premenstruales con herramientas de gran utilidad a la hora de
distintas etiologías y procesos, por tanto, plantearse la descripción y/o predicción de
con diferentes necesidades de tratamiento. determinados aspectos del comportamien-
Desde otra perspectiva, considerando los to humano, tanto a nivel individual como
dos grandes bloques de modelos: simples y grupal.

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