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Moisés

(Siglo XIII a. C.) Profeta y legislador de Israel cuyas acciones


están descritas en el libro del Éxodo. Sin embargo, dicho
libro del Antiguo Testamento está escrito en un registro
literario y simbólico que deja en la penumbra la figura
histórica de Moisés, rodeándola de milagros, prodigios y
leyendas; e incluso existen dudas sobre la existencia real
de Moisés, que podría ser un mito.
De haber existido, Moisés sería un personaje de origen
desconocido, criado en la corte de los faraones (su nombre
es egipcio y la leyenda habla de un niño abandonado y
salvado de las aguas del Nilo). Parece ser que, hacia 1230
o 1250 a. C., Moisés se retiró a meditar al Sinaí, donde
creyó recibir un mensaje divino que le ordenaba liberar a los judíos refugiados en Egipto y
sometidos a duras condiciones de cautiverio. Consiguió unificar a varios clanes hebreos
partidarios de regresar a Palestina e iniciar con ellos un largo viaje hacia la «Tierra
Prometida», huyendo de la persecución del faraón egipcio Ramsés II.
Durante la travesía, Moisés dijo haber recibido varias revelaciones directamente de Dios,
con las que dio forma a la religión judía: una alianza entre el único Dios (Yahvé) y el pueblo
hebreo, que en adelante se mantendría fiel al monoteísmo fundado por Abraham; y un
conjunto de leyes que incluían el culto del «Arca de la Alianza», la instauración del clero y
diez mandamientos de orden moral y religioso.
El relato bíblico habla de la deslealtad del pueblo hacia su Dios, que éste castigó haciéndole
vagar por el desierto durante cuarenta años, refiriéndose probablemente al periodo de vida
nómada al que se vieron abocados los hebreos en el sur de Palestina, mientras iban
penetrando progresivamente en el territorio ocupado entonces por los cananeos y
estableciéndose en pueblos sedentarios. Moisés, ya anciano cuando salieron de Egipto,
moriría sin haber visto la Tierra Prometida, cuya conquista está representada en la Biblia
por Josué.
Moisés no fue sólo el dirigente del éxodo judío hacia Palestina, sino también el autor de los
fundamentos de la ley judaica, si bien el contenido de sus leyes no difiere mucho de las que
predominaban en el Oriente Medio por aquella época (a excepción del componente
monoteísta, que no fue creación de Moisés). La ley está contenida en los cinco libros del
Antiguo Testamento que forman el Pentateuco y que constituyen la Tora de los judíos
(Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).
La tradición religiosa supone a Moisés autor de los cinco libros, si bien parece probado
que no pudo serlo más que en muy pequeña parte y que el grueso de su contenido fue
redactado mucho después. En todo caso, su figura es venerada tanto por la religión judía
como por el cristianismo y el islam.
Abraham.
Abram era el nombre primitivo de Abraham ("padre de
multitudes", Gn. 17:5), el fundador y padre de Israel, así
como de los ismaelitas y de algunas tribus árabes. Ejemplo
extraordinario de fe, fue apodado "el amigo de Dios" (2 Cr.
20:7). Su vida es narrada en el Génesis (desde el cp. 11, y. 26,
hasta cp. 25. y. 10) y se menciona en el libro de Hechos,
capítulo 8:2-8. Fue descendiente de Sem e hijo carnal de
Taré. Tuvo dos hijos, Isaac (con Sara) e Ismael (con la sierva
de Sara), que dieron origen su numerosa descendencia (Gn.
25:11-19). También, Abraham, después de la muerte de
Sara, tomó por esposa a Cetura con quien tuvo seis hijos.
Nació en Ur, ciudad caldea. Donde vivió con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y
donde se casó con Sarai. Llamado por Dios, abandonó a su parentela idólatra (Jos- 24:2) y
se trasladó a Harán, en Mesopotamia, donde murió su padre (Gn. 11:26-32). , A la edad de
75 años se fue a Canaán con su esposa y Lot, pasando por Siquem y Bethel (Gn. 12:1-9).
Obligado por el hambre, fue a Egipto, donde hizo pasar a Sarai por hermana suya. Volvió
enriquecido a Canaán y con espíritu generoso dio a Lot el fértil valle del bajo Jordán. Luego
se estableció en Mamre (Gn. 13:1-18). Entonces Dios renovó su promesa a Abraham (Gn.
13: 15-18). Al volver de rescatar a Lot de manos del rey elamita (Gn. 14:1-6), Melquisedec,
sacerdote rey, le salió al encuentro y le dio su bendición (Gn. 14: 17.24).
A pesar de haberle sido prometido un hijo (Gn. 15;4), cuando tenía 86 años, Abraham tomó
a la esclava Agar y de ella nació Ismael (Gn. 16). Trece años después Dios reconfirmó su
pacto con él: estableció la circuncisión como señal y a Abram le puso por nombre
"Abraham" (Gn. 17). Abraham intercedió por Sodoma (Gn. 19), viajó por el Neguev y se
estableció en Cades y Gerar (Gil. 20). Allí nació lsaac, cuando Abraham tenia 100 años de
edad. Luego Agar e Ismael fueron echados de casa. Por ese mismo tiempo Abraham hizo
pacto con Abímelec, asegurando los derechos de éste en Beer seba (Gn. 21).
Después de veinticinco años, Dios probó la fe de Abraham ordenándole que sacrificara a
Isaac, su hijo y heredero de la promesa (Gn. 22). Doce años después Sara murió y fue
enterrada en Hebrón. Rebeca, nieta de Nacor, el hermano de Abraham, fue escogida como
esposa de Isaac. Regaló "todo lo que tenía" a Isaac, dio a los hijos de sus concubinas, y a los
175 años murió.
Juan Evangelista
(? - Éfeso, hoy Salçuk, actual Turquía, siglo I) Apóstol de
Jesús al que se atribuye la autoría del cuarto Evangelio, de
las cuatro Epístolas que llevan su nombre y del libro
del Apocalipsis. El Evangelio de San Juan relata, de forma
detallada, varios aspectos de la vida de Jesús de Nazaret, y
su redacción suele fecharse entre los años 90 y 100.
Era hijo de Zebedeo, un pescador de Galilea, y de Salomé,
quien frecuentaba el círculo de discípulos de Jesús. Según
la tradición cristiana, Juan Evangelista fue, junto a su
hermano San Santiago Apóstol, uno de los primeros
apóstoles de Cristo. Jesús llamaba a Santiago y a
Juan boanerges («hijos del trueno») por su carácter
impetuoso, que se pone de manifiesto en algunos hechos
relatados en los otros evangelios (San Marcos, 9:38, y San
Lucas, 9:54). Ellos dos, junto con San Pedro, constituían el núcleo más íntimo del maestro.
Fue San Juan Evangelista quien, con la Virgen María, se encontraba al pie de la cruz cuando
murió Cristo.
Tras la resurrección de Jesús, San Juan Evangelista ocupó una posición relevante entre los
discípulos. No está claro, sin embargo, cuál fue su actitud en la fundamental controversia,
la primera del cristianismo, acerca de si los gentiles habían de ser admitidos o no a la fe de
Cristo, controversia en la que, como es sabido, triunfó el punto de vista ecuménico
(universal) de San Pablo.
La historia posterior de San Juan Evangelista es incierta y se encuentra oscurecida por las
leyendas. Se cree que fue responsable de la evangelización de Asia Menor, por lo cual
recibió el castigo de los romanos. El pasaje de San Marcos (10:39) en el que Jesucristo dice
a los hijos de Zebedeo que beberían el cáliz de su pasión dio pie para escribir que Juan había
sido arrojado a una caldera de aceite hirviendo de la que escapó milagrosamente. Otra
tradición aseguraba que no había muerto, sino que fue arrebatado al cielo, como Elías.
Lo que parece cierto es que San Juan escribió su Evangelio y sus Epístolas en Éfeso (Asia
menor) y el Apocalipsis en la isla de Patmos, en el mar Egeo. Tanto en su Evangelio como
en las visiones proféticas del Apocalipsis, San Juan utilizó un lenguaje doctrinal y simbólico
de gran altura teológica. Su símbolo como evangelista fue el águila, y de ahí su sobrenombre
de «el águila de Patmos».
Ya desde fecha muy temprana varias ciudades rivalizaron por acoger los restos de San Juan.
La mayoría de las tradiciones indican que fue enterrado en Éfeso. En el siglo II d. C., el obispo
de Éfeso aseguró haber identificado su tumba. Irineo, obispo de Lyon en el año 180,
respaldó dicha hipótesis, al tiempo que afirmó que su obra había sido escrito en parte en
Éfeso y en parte en Patmos.
Jacob
Significado: "el que toma por el calcañar" o "el que
suplanta".
Nombre del patriarca del Antiguo Testamento, padre del
pueblo hebreo; fue hijo de Isaac y de Rebeca y hermano
gemelo de Esaú. Su nacimiento fue ansiosamente
esperado por su padre que oraba al Señor para que le
diese hijos que perpetuasen su nombre y su heredad
(Gn. 25:21). La historia de su vida se relata en Gn. 25:21;
50:14.
Antes del nacimiento su madre supo, por revelación
divina, que en su seno se originarían dos grandes naciones ya divididas entre sí. Esaú nació
primero pero Jacob le siguió asido de su talón (Gn. 25:22.26). Según la ley, la
primogenitura le correspondía a Esaú, pero Jacob, con notable astucia, se la arrebató (Gn.
25:29-34; He. 12:16). Protegido por su madre, Jacob logró suplantar a su hermano y
obtuvo con engaño la bendición paterna (Gn. 27:1.29), y Esaú indignado, prometió
matarlo (Gn. 27.:41). Rebeca misma se vio obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a
Harán, con el pretexto de elegir esposa allí (Gn. 27.42. 28:5; Os. 12:12) Durante su viaje
Jacob tuvo una visión de una escalera que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que
subían y bajaban. En aquel lugar Dios confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob erigió
un altar, llamó a aquel lugar Be-tel «casa de Dios") e hizo voto ante Dios (Gn. 28: 11-2

Jeremías.
Jeremías nació en el Siglo séptimo A.C. en Anatot, no lejos de
Jerusalén. Tenía veinte años de edad cuando el Señor lo llamó
a ser profeta suyo. Profetizó el castigo de Jerusalén a manos
de un pueblo de corazón empedernido y oídos reacios. Fiel
bajo desesperadas y abrumadoras circunstancias de
persecución, Jeremías vio a su pueblo pasar de la prosperidad
bajo el rey Josías a una condición de perversidad bajo el mando
de cuatro reyes impíos que levantaron ídolos y perseveraron
en extraviar al pueblo. Presenció impotente la invasión
babilónica, y finalmente cumplimiento de su profecía- la caída de Jerusalén. Para su
seguridad, los simpatizantes de Jeremías, mediante ruegos, convencieron al profeta para
que se fuera a Egipto. Predicó durante unos cincuenta años. Se le identifica con el libro del
Antiguo Testamento que lleva su nombre.
Josué
El nombre Josue en hebreo es “Y’hõshû’a”; que traducido es
“Jehová es salvación”, su nombre era al principio Oseas que
significa: salvación, Josué era descendiente de Efraíne hijo de
Num, fue un colaborador muy cercano a Moisés estuvo con él
en el monte Sinaí, fue el primero ayudante de confianza y
ministro de Moisés. Fue encargado del cuidado del primer
tabernáculo dereunión. Josué fue un estratega militar ya que
condujo a los israelitas a la victoria sobre Amalec en Refidim,
Josué formo parte del grupo de espías enviados para
reconocer la tierra de Canaán, Josuéy Caleb se esforzaron en
persuadir al pueblo que había que avanzar y apoderarse del
país, confiados en Dios y fue sucesor de Moisés y condujo al pueblo de Israel a la conquista
de la Tierra Prometida.* Confiado en Dios

Sansón
Héroe del período final de los jueces y quien llevó a cabo
hazañas durante la opresión filistea sobre Judá y Dan, poco
antes de que Saúl llegara a ser rey de Israel. Aunque se le da el
título de juez, es tan diferente en carácter y actividades de los
otros jueces que difícilmente se lo pueda comparar con otros
líderes. Un ángel le anunció el nacimiento de Sansón a su
madre, que era estéril, y al mismo tiempo le dio instrucciones
con respecto a cómo debía criarlo y cuál sería la tarea que
llevaría a cabo su hijo. Tenía que ser nazareo,y por eso se debía
someter a ciertas restricciones (Jue. 13). Poseía una fortaleza
singular, mediante la cual llevaba a cabo hechos heroicos de
extraordinario valor.
San Juan Bautista
(También llamado el Bautista o Juan el Bautista; siglo I d.C.)
Predicador judío, santo en varias ramas del cristianismo y
venerado en el islam y otras confesiones como profeta (y, en el
caso del mandeísmo, como Mesías). La tradición cristiana lo
considera el precursor de Jesús.

El Evangelio de San Lucas inicia su narración precisamente con el


nacimiento de San Juan Bautista y las circunstancias maravillosas
que lo precedieron. Isabel, estéril y muy anciana, vio cumplirse sus
deseos de descendencia al anunciar el ángel Gabriel a Zacarías, su
esposo, que Isabel le daría un hijo, al que habría de llamar Juan.

Cuando, después de la Anunciación, la Virgen María fue a visitar a


su parienta, «el niño saltó de gozo en el seno de Isabel». Isabel,
iluminada por el Espíritu Santo, exclamó: «¿Y de dónde a mí esto:
que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lucas 1:41-44). Todas estas circunstancias realzan el papel
que se atribuye a San Juan Bautista como prefiguración de Jesucristo y anunciador de su venida,
papel reconocido por la doctrina cristiana.

Hacia el año 28, Juan el Bautista comenzó a ser conocido públicamente como profeta; su actividad
se desarrolló en el bajo valle del río Jordán, donde predicaba la «buena nueva» y administraba el
bautismo en las aguas del río. En sus predicaciones, que tuvieron gran acogida por parte del pueblo,
exhortaba a la penitencia, basándose en las exigencias de los antiguos profetas bíblicos.

Juan administró el bautismo a numerosos judíos, a quienes pretendía purificar y preparar para la
inminente llegada del Mesías; la penitencia que predicaba no debía ser meramente formal y
externa, sino que tenía que comportar un auténtico cambio en la forma de vivir y de actuar. Poco
después de la iniciación de su ministerio, Jesús de Nazaret recibió el bautismo de manos de Juan,
pese a que el Bautista no quería hacerlo aduciendo que «soy yo quien debería ser bautizado por ti,
¿y tú vienes a mí?» (Evangelio de San Mateo, 3:14). En los Hechos de los Apóstoles se distingue este
bautismo, «con agua», del realizado por Jesús, «en Espíritu Santo» (Hechos, 1:5).

El tono mesiánico del mensaje del Bautista inquietó a las autoridades de Jerusalén, y Juan fue
encarcelado por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, cuyas inmoralidades había denunciado. San
Marcos narró en su Evangelio (6:14-29) la muerte de San Juan Bautista: Salomé, hija de Herodías (la
esposa de Herodes Antipas) pidió al tetrarca por indicación de su madre la cabeza del profeta, que
le fue servida en una bandeja. El cuerpo de Juan fue probablemente enterrado por sus discípulos.
Daniel.
Daniel, el cuarto de los llamados «profetas mayores», es el
principal personaje bíblico que lleva este nombre, autor del
libro que lleva su nombre, muy estimado entre los judíos de
todos los tiempos (MT. 24:15), descendiente de la familia real
de David (Dn. 1:3), que fue llevado cautivo a Babilonia cuando
era jovencito, en el año tercero del reinado de Joacim de Judá
(600 a.C.).
Fue escogido con tres compañeros suyos —Ananías, Misael y
Asarías— para residir en la corte de Nabucodonosor, en donde
halló favor como José en Egipto, e hizo grandes progresos en las
ciencias de los caldeos, así como en la lengua sagrada; pero
rehusó contaminarse comiendo de las provisiones de la mesa
del rey, que eran a menudo ceremonialmente impuras para un
judío, o estaban manchadas por haber estado en contacto con
el culto idólatra.
Al fin de unos tres años de educación, Daniel y sus compañeros aventajaron a todos los demás y
recibieron buenos empleos en el servicio real. Allí Daniel desplegó en breve sus dones proféticos,
interpretando un sueño de Nabucodonosor, por quien fue hecho gobernador de Babilonia y jefe de
la clase instruida y sacerdotal. Parece haber estado ausente, quizás en alguna embajada extranjera,
cuando sus tres compañeros fueron arrojados en el horno ardiendo.
Algún tiempo después interpretó otro sueño de Nabucodonosor, y posteriormente la célebre visión
de Belsasar, uno de cuyos últimos actos fue promover a Daniel a un empleo mucho más elevado
que el que previamente había tenido durante su reinado (Dn. 5:29; 8:27).
Después de la captura de Babilonia por los medos y persas, Darío el Medo, que «tomó el reino»
después de Belsasar, le hizo «primer presidente» de unos 120 príncipes. La envidia hizo que
formaran el complot para que se le echara a la cueva de los leones, acto que les atrajo su propia
destrucción (Dn. 6).
Daniel continuó en todos sus altos oficios, y gozó del favor de Ciro hasta su muerte. Durante ese
periodo trabajó fervorosamente, con ayunos y oraciones, así como tomando medidas oportunas
para asegurar la vuelta de los judíos a su propia tierra, habiendo llegado para ello el tiempo
prometido (Dn. 9). Vivió lo bastante para ver el decreto expedido a ese respecto y que muchos de
su pueblo volvieran a Jerusalén; pero no se sabe si alguna vez volvió a visitar esa ciudad, por tener
entonces (356 a.C.) más de 80 años de edad. En el tercer año de Ciro tuvo una serie de visiones que
le pusieron de manifiesto cuál tenía que ser el Estado de los judíos hasta la venida del Redentor
prometido; y por las cuales le vemos esperando tranquilamente el término pacifico de una vida bien
empleada.
Daniel siguió siempre la voluntad de Dios. Tanto su juventud como su vejez fueron igualmente
consagradas a Dios. Conservó su honradez en circunstancias difíciles, y en medio de la fascinación
de una corte oriental, fue puro y justo. Confesó el nombre de Dios ante los príncipes idólatras, y
estuvo a punto de ser mártir, de no haber sido por el milagro que lo preservó de la muerte.
Elías
Profeta del siglo IX a.C., natural de Tisbe, en las montañas de Galaad,
pueblo de Neftalí, se identifica este pueblo como Teitaba a 18Km. al
noroeste del mar de Galilea, con Listib en la parte oriental de los
montes de Galaad, y con otros lugares igual.

El más popular y destacado de los profetas hebreos en Israel. Toda su


vida se narra en 1 Re. 17-19; 21: 2 Re. 1-2. y estuvo marcada por los
cambios sociales y religiosos de ese periodo. Elías encabezó la lucha
contra la idolatría del dios (idolo) fenicio Baal quien el rey Acab y su
reina extranjera Jezabel, trataron de convertir la adoración a este idolo
como religión oficial y quien Ajab, rey de Israel, había adorado. En su
lucha contra los baalitas, Elías se enzarzó en una contienda de milagros
con los profetas de Baal, y manifestó que no habría en esos años rocío ni lluvia más que cuando su
boca lo ordenase, en ese tiempo Elias fue alimentado con comida que le llevaban los cuervos. Tras
tres años de sequía.

Elías convocó al pueblo de Israel en el monte Carmelo, donde demostró la supremacía de Dios
sobre Baal (450 profetas). Poco después, ordenó la matanza de los profetas de Baal, tras lo cual
volvieron las lluvias. Despues de esta experiencia "cumbre", Elías sufrio una fuerte depresión
porque la reina Jezabel trama su muerte. Viajó al Monte Horeb en el desierto y alli Dios le habló en
forma de un "silbido apacible y delicado", en este lugar fue alimentado por un ángel.

El profeta reprendió al rey Ajab por el asesinato de Nabot, el propietario de la viña contigua al
palacio de Ajab y que éste quería para hacerse una huerta; descrito en 1 Reyes 21.

Dentro de los milagros que se ven en el misnisterio de Elías tenemos que multiplico el alimento de
una viuda y resucito al hijo de esta.

La profecía del retorno de Elías a la tierra, tras su muerte, como precursor del Mesías se basa en el
relato de su elevación hacia los cielos en un torbellino (2 Re. 2,11), y está respaldada también por
las palabras de Malaquías, el último profeta (Mal. 4,5-6). Cristo declaró que san Juan Bautista era
el cumplimiento espiritual de esta profecía, al afirmar que Juan había venido "con el espíritu y el
poder de Elías" (Mt. 11:14; 17:11-13; Mc. 9:13; Lc. 1:17).

Elias no "murió" de una manera normal sino que fue arrebatado en un torbellino. Elías junto a
Moisés estuvo presente en la transfiguración de Jesús. Lc.9:28-36. Además es mencionado por
Jacobo y Juan en Lc. 9:54. Se pense que Jesús en su crucificción llamabaa Elías. También Pablo lo
recuerda cuando menciona la escena del Monte Carmelo en Ro. 11:2-4 y Santiago destaca a Elías
como un hombre poderoso en oración.

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