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Hace algún tiempo en un país muy lejano y triste existió una familia muy pobre que tenía tres
hijos. Era una familia fervorosa y creyente de Dios que se preocupaba por alimentar su fe
diariamente.
Un día el hijo mayor, José enfermo de un mal desconocido, era tan rara la enfermedad que
muchos pensaban que se trataba de algún tipo de brujería, Sin embargo la salud de Juan
empeoraba, sentía dolores en todo el cuerpo, tenía mucha fiebre, ya casi no comía y en
ocasiones convulsionaba. La familia de José estaba muy triste, pues el hermano mayor era quien
ayudaba con el sustento económico para la familia.
Pasadas unas semanas llevaron a José a una ciudad cercana, en donde había médicos que podían
evaluarlo. Al ser atenido por los mismos, se dieron con la sorpresa que José tenía una
enfermedad llamada lupus, la cual era incurable y que de no ser tratada a tiempo podría dañar
cualquier órgano blando de su cuerpo causando así una muerte dolorosa y espontánea.
La madre de José estaba totalmente desesperada y triste, pues sabia dentro de ella que la vida
de su hijo iba a apagarse lentamente, Sin embargo estando entre sollozos sintió una voz interior
que la impulsaba a rezar y a depositar su confianza en Dios. Fue en ese instante en que volvió a
recuperar su fe y confianza en la mano poderosa de Dios, quien en ocasiones anteriores ya la
había escuchado y la había ayudado a salir de otros problemas.
A pesar de las constantes oraciones de la madre, nada parecía mejorar, pues José empeoraba
cada día, incluso llego a desconocer a su familia debido al trastorno que causaba el lupus. Pero
era tal la fe y perseverancia en la oración de la madre de José que en unas semanas su hijo
empezó a mostrar señales de mejora, pues ya hablaba, ya comía y hasta incluso bromeaba con
su madre. Los médicos estaban asombrados ante la repentina recuperación de su paciente ya
que nunca antes se había presentado un caso en el que una enfermedad como el lupus pudiera
mostrar mejoras sin recibir tratamiento.
Eran notables los progresos en la salud de José, pues ni los médicos podían creer lo que estaban
viendo, así que mandaron a hacerle nuevos análisis al paciente y grande fue su sorpresa al
descubrir que José estaba completamente sano, que la enfermedad había desaparecido por
completo. No había explicaciones científicas que pudieran explicar el acontecimiento.
Fue en ese momento en el que José conto la experiencia sobrenatural que había tenido estando
en cama, empezó diciendo que había sentido la mano de Dios puesta sobre su cabeza y que a
continuación sintió sensación de calor por todo el cuerpo, detallo también que desde ese
instante se sintió mejor.