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benigna de próstata El adenoma de próstata se conoce médicamente hoy en día con las siglas HBP que corresponden al
término hiperplasia benigna de próstata.
Causas:
De forma cada vez más aceptada científicamente, se considera que los problemas derivados del crecimiento de la
próstata se producen por el aumento de los componentes musculares y glandulares de la misma, así como por alteración
en el músculo que comprime la vejiga para facilitar su vaciado, conocido como músculo detrusor de la vejiga.
En la formación del adenoma de próstata, llamado hoy en día hiperplasia benigna de próstata, hay tres factores
responsables: uno estático, otro dinámico y las mencionadas alteraciones del funcionamiento de la vejiga a través de
fallos en su músculo principal.
Tipos de tratamiento
El adenoma de próstata es una enfermedad benigna, aunque puede perturbar considerablemente la vida cotidiana
de los hombres afectados. La percepción de las molestias es muy subjetiva: varía según los individuos, el modo
de vida (activo o no) y el estado de salud. La cirugía está indicada cuando los pacientes presentan un adenoma
con complicaciones, especialmente la más frecuente: el vaciado incompleto de la vejiga, que se dilata y favorece
infecciones urinarias de repetición.
Medicamentos. Los médicos disponen de varios tipos de medicamentos. Durante mucho tiempo, el único
tratamiento consistía en extractos vegetales con un efecto descongestivo.
Actualmente, existen medicamentos eficaces que actúan disminuyendo el volumen de la próstata o mejorando la
abertura del cuello de la vejiga. De esta forma eliminan la obstrucción en la salida de la orina.
Cirugía. En la cirugía endoscópica, el médico introduce en el canal de la uretra una sonda con un endoscopio, lo
que permite visualizar el adenoma y proceder a su extirpación. La intervención se realiza con anestesia local,
dura alrededor de una hora y requiere una corta hospitalización (3 o 4 días).
La cirugía convencional es preferible a la extirpación endoscópica cuando la próstata es muy voluminosa.
La incontinencia urinaria —pérdida del control de la vejiga— es un problema frecuente y que a menudo causa
vergüenza. La intensidad abarca desde perder orina ocasionalmente cuando toses o estornudas hasta tener una
necesidad de orinar tan repentina y fuerte que no llegas al baño a tiempo.
Si bien ocurre con mayor frecuencia a medida que las personas envejecen, la incontinencia urinaria no es una
consecuencia inevitable del envejecimiento. Si la incontinencia urinaria afecta tus actividades diarias, no dudes
en consultar al médico. En la mayoría de las personas, algunos cambios sencillos en el estilo de vida o un
tratamiento médico pueden aliviar la molestia o detener la incontinencia urinaria
Incontinencia de esfuerzo. La orina se escapa cuando ejerces presión sobre la vejiga al toser, estornudar, reír,
hacer ejercicio o levantar algo pesado.
Incontinencia imperiosa. Tienes una necesidad repentina e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria
de orina. Es posible que tengas que orinar con frecuencia, incluso durante toda la noche. La incontinencia
imperiosa puede deberse a una afección menor, como una infección, o a una enfermedad más grave, como un
trastorno neurológico o diabetes.
Incontinencia por rebosamiento. Tienes goteo de orina frecuente o constante debido a que la vejiga no se vacía
por completo.
Incontinencia funcional. Un deterioro físico o mental te impide llegar al baño a tiempo. Por ejemplo, si tienes
artritis grave, es posible que no puedas desabotonarte el pantalón lo suficientemente rápido.
Incontinencia mixta. Tienes más de un tipo de incontinencia urinaria.
Causas
Sistema urinario femenino
Sistema urinario masculino
La incontinencia urinaria no es una enfermedad, sino un síntoma. Puede ser causada por determinados hábitos
diarios, enfermedades de fondo o problemas físicos. Una evaluación exhaustiva a cargo del médico puede ayudar
a determinar qué produce la incontinencia.
Ciertos alimentos, bebidas y medicamentos pueden actuar como diuréticos (estimulan la vejiga e incrementan el
volumen de orina). Algunos de ellos son:
Alcohol
Cafeína
Gaseosas y agua mineral con gas
Edulcorantes artificiales
Chocolate
Chiles
Alimentos con alto contenido de especias, azúcar o ácido, especialmente los cítricos
Medicamentos para la presión arterial y el corazón, sedantes y miorrelajantes
Grandes dosis de vitamina C
La incontinencia urinaria también puede ser a causa de una enfermedad fácilmente tratable, por ejemplo:
Infección urinaria. Las infecciones pueden irritar la vejiga, provocar una fuerte necesidad de orinar y, en
ocasiones, incontinencia.
Estreñimiento. El recto está ubicado cerca de la vejiga y comparte muchos nervios. Las heces duras y
compactadas en el recto hacen que estos nervios se mantengan activos en exceso y aumenten la frecuencia
urinaria.
Enfermedad de Alzheimer.
Cáncer en la vejiga.
Espasmos vesicales.
Depresión.
Próstata grande en los hombres.
Afecciones neurológicas, como esclerosis múltiple o accidente cerebrovascular.
Daño nervioso o muscular después de un tratamiento de radiación pélvica.
Prolapso pélvico en las mujeres: caída o deslizamiento de la vejiga, uretra o recto hacia el espacio
vaginal. Esto puede ser provocado por el embarazo y parto.
Problemas con las vías urinarias.
Lesiones de la columna.
Debilidad del esfínter, los músculos circulares de la vejiga que se encargan de abrirla y cerrarla. Esto
puede ser causado por cirugía de próstata en los hombres o de la vagina en las mujeres.
Síntomas:
El síntoma principal de la incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina al toser, estornudar, practicar
sexo, o realizar esfuerzo físico.
Los síntomas pueden variar desde una filtración de orina leve hasta la salida abundante e incontrolable de ésta.
Radiografía simple de abdomen: Permite diagnosticar la litiasis vesicular que causa la incontinencia
urinaria de urgencia, sobre todo en pacientes con hipertrofia benigna de próstata.
Urografía intravenosa: Sirve para valorar la morfología y el correcto funcionamiento de las vías
urinarias altas.
Ecografía vesicoprostática: Diagnostica la litiasis y los tumores vesicales, mide la próstata y determina
su obstrucción.
Estudios urodinámicos: Evalúan la actividad funcional del tracto urinario inferior en la fase de llenado y
vaciado vesical.
Tratamiento de la incontinencia urinaria
El tratamiento de la incontinencia urinaria incluye técnicas como la reeducación vesical y el entrenamiento de la
continencia, fármacos o cirugía
Medicamentos. Según el tipo de incontinencia que presente, su proveedor puede recetarle uno o más
medicamentos. Estos fármacos ayudan a prevenir los espasmos musculares, relajan la vejiga y mejoran las
funciones vesicales. Su proveedor puede ayudarle a aprender cómo tomar estos medicamentos y manejar sus
efectos secundarios.
Complicaciones
Las complicaciones de la incontinencia urinaria crónica comprenden:
Trastornos de la piel. Cuando la piel permanece constantemente húmeda puede promover la aparición de
erupciones, infecciones de la piel y llagas.
Infecciones de las vías urinarias. La incontinencia aumenta el riesgo de padecer infecciones urinarias recurrentes.
Impacto en la vida privada. La incontinencia puede afectar las relaciones sociales, laborales y personales.
Prevención
La incontinencia urinaria no siempre puede prevenirse. No obstante, para disminuir el riesgo, puede resultarte
útil: