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Historia de la Filosofía. 2º Bachillerato

La crítica de Descartes al silogismo como método


de conocimiento

En la segunda parte del Discurso del Método, Descartes realiza una crítica del razonamiento
lógico, y en concreto del silogístico, como medio para avanzar en la obtención de nuevos
conocimientos. Incluso, sugiere Descartes, es tal su naturaleza que permite, “como en el arte de
Lulio” hablar de lo que no se sabe. Para comprender el significado de esta crítica debemos explicar
primero qué es un silogismo. Un silogismo es un tipo de argumento lógico que permite obtener un
enunciado, llamado conclusión a partir de la combinación de otros dos, llamados premisas. Un ejemplo
de silogismo es el siguiente: Todos los hombres son mortales ( esta es la premisa mayor). Sócrates es hombre
(premisa menor). Por lo tanto Sócrates es mortal (conclusión). El razonamiento silogístico fue
desarrollado por Aristóteles, y constituye una parte esencial de su Lógica. Durante la Edad Media y el
Renacimiento, las universidades europeas, en general tuteladas por la iglesia, imparten un modelo de
enseñanza que combina ideas y preceptos aristotélicos con las teorías de Santo Tomás de Aquino. Es lo
que se conoce como Escolástica. En el siglo XVII la situación era que la escolática abusaba de la lógica
silogístca, pretendiendo que lo que no era sino un método de razonamiento sirviera como método de
ampliación de conocimiento. Dicho de otra manera, un silogismo sólo asegura que una conclusión se
deriva lógicamente de dos premisas, pero no asegura en absoluto que la conclusión sea verdadera (para
ello hace falta, además, tener la garantía de que las premisas lo son). Por otra parte, en los silogismos la
conclusión ya está contenida en las premisas (Sócrates es mortal no dice nada nuevo respecto a la
información contenida en la combinación de Todos los hombres son mortales y Sócrates es hombre), con lo
que no existe ampliación real de conocimiento.

Descartes recibió formación escolástica en el Colegio jesuíta de La Fléche. Y se dio cuenta de que las
interminables sesiones escolásticas en las que se debatía sobre la naturaleza de la divinidad, los atributos
de Dios, la clasificación de los ángeles o la esencia de la realidad (llamadas quaestiones disputatio), no eran
sino cadenas de razonamientos que no garantizaban lo más mínimo que, al final de las mismas, mi
conocimiento hubiera aumentado. ¿Cuál es, entonces, la propuesta de Descartes? Su idea de la lógica,
una muestra también de la modernidad de su pensamiento, es la de un instrumento que proporciona
coherencia al saber que ya se tiene (“sirven más para explicar a otro las cosas que se saben”), y no la de
un método que, por si sólo, garantice que el saber humano avanza. Por tanto, la lógica sola no es
suficiente; incluso gran parte de sus teoremas resultan excesivos (“hay tantos otros que son nocivos o
superfluos”). Descartes propondrá, como modo de garantizar la verdad de las premisas, el criterio de
evidencia. De modo que la idea racionalista de un método de inspiración matemática que pueda
extender mi conocimiento mas allá de los límites actuales no se basta con el criterio de coherencia.
Exige también el de evidencia como modo de garantizar la verdad de las premisas de las que se
parte(*). Es aquello en lo que el método cartesiano se pretende superior a la lógica, el álgebra o el análisis
matemático. En efecto, la propuesta de un método sencillo, pero riguroso, comienza con la regla de la
evidencia. Esta regla es la responsable de asegurar la verdad de las ideas de las que se parte en una
investigación racional. En el criterio de evidencia cartesiano, la verdad es una propiedad que la
intuición detecta en ciertas ideas, y las características de las ideas verdaderas son la claridad y la
distinción, pero esto ya excede el tema de la presente cuestión.

(*) Los criterios de verdad de evidencia y coherencia, ligados al racionalismo, fueron estudiados en el
temario de 1º de Bachillerato.

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