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VICENTE LARCEL URTI

La Iglesia j la
transición española
^

VICENTE CÁRCEL ORTÍ

LA IGLESIA
Y LA TRANSICIÓN
ESPAÑOLA
ÍNDICE
TESTIMONIOS 9
PRESENTACIÓN 11
INTRODUCCIÓN GENERAL 17

PRIMERA PARTE
ANTECEDENTES REMOTOS (1939-1962)

I. TODO EMPEZÓ CON EL CARDENAL GOMA,


AL TERMINAR LA GUERRA 27
1. Personalidad eclesial de Goma 27
2. Primeros conflictos de Goma con el nuevo Régimen 32
3. La cuestión del uso litúrgico de las lenguas catalana y vasca 36
4. La carta pastoral de Goma censurada por el Gobierno 37
5. La disolución de las Federaciones de Estudiantes Católicos 40

II. CONTINUÓ CON EL ARZOBISPO OLAECHEA


Colección: LO ETERNO Y EL TIEMPO N.35 EN LOS AÑOS CUARENTA 47
Primera edición: Noviembre 2003 1. Personalidad eclesial de Olaechea 47
2. Contrario a la persecución religiosa republicana
Fotocomposición: EDICEP y a la represión política de los nacionales 53
3. Defensor de los detenidos políticos 55
PRINTED IN SPAIN 4. Contrario al Referéndum institucional de 1947 62
I.S.B.N.: 84-7050-756-7 5. Defensor de la familia frente a las propuestas gubernativas 67
Depósito Legal: V-3933-2003
III. CON EL CARDENAL HERRERA ORIA
© by E D I C E P C.B. Y LOS PROPAGANDISTAS 73
Almirante Cadarso, 11 / 46005 - Valencia-España 1. Personalidad eclesial de Herrera Oria 73
Tfno.: (34) 96 395 20 45 • 96 395 72 93 2. Los Propagandistas y el Régimen 80
FAX: (34)96 395 22 97
E-mail: edicep@edicep.com • www.edicep.com IV. CON EL CARDENAL PLA Y DENTEL
EN LOS AÑOS SESENTA 87
IMPRIME: GUADA Litografía SL VALENCIA (España)
1. Personalidad eclesial de Pía y Deniel 87
6 ÍNDICE 7

2. Polémicas con el ministro Secretario General III. EL CARDENAL TARANCÓN Y LA


del Movimiento, Solís 90 CONFERENCIA EPISCOPAL 209
3. ...con el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella 98 1. Personalidad eclesial de Tarancón 209
4. ... y con el ministro de Gobernación, Alonso Vega 102 2. Presidente de la Conferencia Episcopal 215
3. LaAsamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes de 1971 221
V. CON LAS RESERVAS DE LOS OBISPOS 4. Conclusiones polémicas 226
AL RÉGIMEN 107 5. La Asamblea Plenaria de la Conferencia
1. Ante el Referéndum de 1947 107 Episcopal de marzo de 1972 233
2. Sobre la política social y económica del Gobierno 111 6. Distanciamiento del Régimen 235
3. Disconformidad de los obispos ante las Leyes Fundamentales 112 7. Polémica con el presidente del Gobierno, Carrero Blanco 240

VI. Y CON EL TESTIMONIO DE SACERDOTES


TERCERA PARTE
Y SEGLARES COMPROMETIDOS 117
1. Jesús Iribarren Rodríguez 117 IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD (1962-1982)
2. Eugenio Merino Movilla 119
3. Tomás Malagón y Guillermo Rovirosa 126 1 .Nuevas relaciones tras el Vaticano II 257
2.Libertad religiosa 260
SEGUNDA PARTE 3.Crisis de la Acción Católica 264
5.Consiliarios polémicos: Benzo y Córdoba 269
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS (1962-1965) 6. Acusaciones del Régimen contra la Iglesia 273
7.La Iglesia anticipa la Transición política 278
I. IMPULSO RENOVADOR DEL BEATO JUAN XXIII 131 8. Santidad y profecía en 1975 281
1. Perfil humano y espiritual del papa Roncalli 131 9.La Iglesia en la Transición política 288
2. '<Mater et Magistra» ] 37 10. Valoración de los primeros gestos
3. «Pacem in terris» 143 de reconciliación nacional 289
4. El concilio Vaticano II 147 11. Primera Asamblea de la Conferencia Episcopal
durante la Monarquía 291
II. PABLO VI, ARTÍFICE DE LA TRANSICIÓN
12.La Iglesia, vanguardia de la Transición 298
DE LA IGLESIA EN ESPAÑA 153
13.La Iglesia se integra plenamente en la sociedad democrática 303
1. ¿Pablo VI, enemigo de España? 153
2. Pablo VI y Franco 158 EPÍLOGO 307
3. Discurso de Pablo VI en 1969 174 1. ¿«Mea culpa» de la Iglesia? 307
4. Pablo VI condena el terrorismo 179 2. Polémica sobre el perdonismo en España 313
5. Campaña difamatoria contra Pablo VI 186
6. Defensa de Pablo VI 188 APÉNDICES 319
7. MonseñorBenelli 192 BIBLIOGRAFÍA 341
8. El nuncio Riberi 194
9. El nuncio Dadaglio 197
10. El arzobispo Casimiro Morcillo 203
TESTIMONIOS

Yo espero que se entienda y que se descubra que la Iglesia


fue un elemento importante para que la transición pudiera ha-
cerse con una paz relativa, sin degenerar en una lucha ideológi-
ca azuzada por la religión. Tal vez los historiadores descubran
que ésta ha sido nuestra gran aportación a la historia de estos
difíciles años (Cardenal Tarancón)

No se podrá decir por esta vez que la Iglesia española llega-


se tarde a la cita con la historia. Más bien, por el contrario reco-
nociendo y siguiendo los «signos de los tiempos», supo incluso
adelantarse a ellos, siendo así pionera de unos cambios que el
pueblo estaba necesitando y esperando.
No sé si se ha conocido, reconocido y agradecido sufi-
cientemente este servicio de la Iglesia católica a nuestra socie-
dad. Tengo la impresión de que el cardenal Tarancón se fue al
otro mundo un tanto dolido en este aspecto.
Sí que sería justo, en atención a la verdad, que se reconocie-
ra en tantas ocasiones de efemérides históricas, informando a
las nuevas generaciones -en vez de silenciarla, como tantas ve-
ces ocurre- acerca de la importante aportación de la Iglesia y
de los católicos de entonces en aquella trascendente etapa de la
historia de España (Alberto Iniesta)
PRESENTACIÓN

Este libro se publica con motivo del XXV aniversario


de la Constitución Española de 1978, que -tras el co-
rrespondiente Referéndum popular- sancionó la conso-
lidación de la Democracia en España, después de medio
siglo de búsqueda incesante para conseguirla, y desea
ser una aportación esencial sobre cuanto la Iglesia hizo
-¡y fue mucho!- en favor de la Transición política.
Es un libro de historia, que analiza el tema y lo do-
cumenta con textos irrefutables -algunos de ellos
muy conocidos, pero otros inéditos-, partiendo desde
sus precedentes más remotos, comenzando con los
testimonios de cuantos realizaron -nada más termi-
nar la Guerra civil- una intensa tarea de pacificación y
reconciliación nacional, previa e imprescindible para
que el nuevo Régimen evolucionara hacia formas de
participación política -cosa que nunca se consiguió-
con el fin de llegar más tarde a lo que hoy conocemos
como la Transición política. Éste fue el deseo de mu-
chos españoles desde 1939, pero una serie de circuns-
tancias históricas -nacionales e internacionales- hi-
cieron que el Régimen consiguiera sobrevivir durante
casi cuatro décadas.
No acaban de ponerse los historiadores de acuerdo
en las fechas que marcan el principio y el fin de lo que
para la historia de España es ya la Transición. Pero, da
la impresión de que todos se han puesto de acuerdo en
12 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 13

silenciar o, en el mejor de los casos, minusvalorar o Durante esos dieciséis años -desde 1965 hasta 1982-
apenas insinuar el protagonismo que tuvo la Iglesia en ocurrieron una serie de acontecimientos que fueron
aquel proceso; protagonismo sin precedentes, porque construyendo rápidamente la España democrática que
la Iglesia fue anticipadora, propulsora e impulsora del hoy tenemos. Y en ellos, el protagonismo de la Iglesia
proceso democratizador y, en algunos momentos y am- fue indiscutido -y hoy debiera ser indiscutible-, si bien
bientes, llegó a ser motor del cambio. asistimos a un silencio que impresiona y asusta porque
Para la Iglesia, la Transición comenzó el 8 de diciem- en numerosos congresos, debates, conferencias y reu-
bre de 1965 -día de la clausura del concilio Vaticano II- niones, así como en programas de radio y TV y en pu-
y terminó a primeros de noviembre de 1982, cuando blicaciones -tanto científicas como divulgativas- dedi-
Juan Pablo II realizó su primer viaje apostólico a Es- cados al tema en estos últimos años, se oculta o no se
paña, pocos días después de la victoria del PSOE en las valora justamente la aportación de los católicos. Es
elecciones políticas. cierto que hoy predomina la ideología sobre la verdad
El Concilio fue un revulsivo muy fuerte para la Igle- histórica en función de intereses partidistas. En mu-
sia en España. La aceptación del diálogo con el mundo chos libros no se menciona la importante aportación
moderno era una «novedad» para la que no estábamos de obispos, sacerdotes y seglares:
preparados. Habíamos considerado peligrosa la «mo- — a la creación de una conciencia crítica y de una cultu-
dernidad» y adoptábamos ante ella una actitud de rece- ra abierta,
lo, casi de condenación: creíamos que podía desvirtuar — a la plena aceptación de la democracia y
las esencias más íntimas de nuestra tradición secular. — a la superación de las divisiones del pasado para
Los textos conciliares -especialmente el decreto sobre conseguir la reconciliación de todos los españoles y
la libertad religiosa y la constitución Gaudium et spes- la paz social.
eran casi «revolucionarios» en aquella circunstancia
histórica de España. Durante los cuatro años de cele- Tarea, que como la historia posterior ha demostra-
bración conciliar la vida de la Iglesia siguió su ritmo do, solamente la Iglesia hizo con generoso altruismo,
normal, aunque casi la mitad del tiempo los obispos es- pensando únicamente en el pueblo español, y no en
tuvieron ausentes de sus respectivas diócesis por exi- conseguir votos para gobernar el país, cosa que -lógi-
gencias del Concilio. camente- hacen los partidos.
Como es natural, a lo largo de esos cuatro años, se Muchos de los dirigentes políticos y sindicales que
produjeron cambios en el seno de la Jerarquía debidos ha tenido y tiene España desde 1975 fueron acogidos,
a la muerte y nombramiento de obispos. A primera vis- amparados, defendidos y protegidos por instituciones
ta, estos obispos, en general, vivieron más la sensibili- de la Iglesia-especialmente, algunos destacados expo-
dad y el talante del Vaticano I y de su época, pero fue- nentes de partidos de izquierdas-y, gracias a ella, pu-
ron los primeros «convertidos» por el Vaticano II, y dieron formarse y desarrollar actividades desde la
quienes, con las resistencias e incertidumbres lógicas, clandestinidad y preparar su futura actuación pública.
se esforzaron por adecuar la Iglesia española a la reali- El silencio sobre la aportación esencial de la Iglesia a
dad conciliar. la Transición ha sido tímidamente denunciado por algu-
14 PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN 15

nos historiadores -clérigos y laicos-, en publicaciones — Morcillo, el malogrado arzobispo pionero de la reno-
de escasa entidad -salvo alguna excepción-, pero nin- vación eclesial, y
guno se ha metido a fondo en el tema, desde sus oríge- — Tarancón, el cardenal de la Transición.
nes, como hice en mi obra sobre Pablo VI y España
(1997), con gran calado y documentación abundante, en Junto a ellos, algunos eclesiásticos, desde diversos
un volumen de la BAC mayor, que supera las mil apreta- ámbitos nacionales, actuaron en el mismo sentido (Iri-
das páginas. barren, Movilla, Malagón, Benzo, Córdoba) y el seglar
La Iglesia tuvo humildad, inteligencia y valentía sufi- Rovirosa. Todos ellos sembraron semillas de:
cientes para evolucionar positivamente, dejando de ser — reconciliación,
una institución monolítica para convertirse en una — diálogo,
fuerza moral de gran prestigio fautora del cambio so- — tolerancia,
cio-político. La trágica experiencia de la Guerra Civil — comprensión y
(1936-1939) -que afectó por igual a todos los españo- — respeto,
les- y la persecución religiosa republicana -que diezmó conceptos difíciles de pronunciar y expresar en la Es-
las fuerzas católicas-, sirvieron para que la Iglesia hi- paña de los cuarenta y cincuenta, que dieron sus fru-
ciera un examen de conciencia profundo y, a partir del tos cuando llegó el momento del cambio.
concilio Vaticano II, cambió por completo su mentali-
dad y actitud frente a la sociedad, manteniendo fiel- Los sacerdotes mencionados representaron al clero
mente la esencia del cristianismo. El magisterio del bea- más sensibilizado ante la problemática socio-política
to Juan XXIII y de Pablo VI, así como de los obispos, del momento, y Rovirosa fue un apóstol del laicado
respaldó, ahondó y dio consistencia doctrinal y espiri- más comprometido, a quien seguían muchos seglares
tual a este cambio. que no acababan de comprender la contradicción
Después de una extensa introducción general, que existente entre un maridaje aparente entre la Iglesia y
sintetiza cuarenta años de historia, estudio, en la pri- el Estado y unas críticas cada vez más abiertas que des-
mera parte, la actuación pública de una docena de figu- de la misma Iglesia se lanzaban contra el Régimen.
ras -¡hubo muchas más!-, escogidas entre cardenales, La segunda parte se centra en el magisterio del bea-
obispos, sacerdotes y seglares, que considero muy re- to Juan XXIII, que introdujo en la Iglesia universal una
presentativos por sus actuaciones, y que puedo resu- nueva mentalidad -con repercusiones inmediatas en
mir así: España-, y en las iniciativas de Pablo VI, porque fue él
— Goma, el cardenal de la reconciliación nacional; quien promovió la renovación del Episcopado español,
— Olaechea, el obispo que se opuso a la guerra y a la re- con un plan estratégico bien estudiado y ejecutado por
presión de los dos bandos; sus más inmediatos colaboradores -el sustituto de la
— Herrera, el cardenal que intentó la evolución y aper- Secretaría de Estado, monseñor Benelli, y los nuncio Ri-
tura del Régimen; beri y Dadaglio-, así como por los obispos que desde
— Pía y Deniel, el cardenal de la prudencia y modera- España secundaron la iniciativa papal: el arzobispo
ción; Morcillo y, sobre todo, el cardenal Tarancón, con otros
16 PRESENTACIÓN

obispos y sacerdotes. Todos ellos movidos por la aper-


tura renovadora del Vaticano II, que incidió profunda-
mente en la vida socio-política española.
La tercera parte destaca los hitos más significativos
de la transición de la Iglesia, que se adelantó a la futura
Transición política del país y contribuyó a que ésta fue- INTRODUCCIÓN
ra pacífica y sólida. GENERAL

El 8 de diciembre de 1965, día de la clausura del con-


cilio Vaticano II, los obispos españoles hicieron una de-
claración pública que marcó la pauta de lo que la Iglesia
quería hacer a medida que el Régimen se iba agotando.
Esto no podía ser de otra forma porque la Iglesia había
sido una de las fuerzas en las que el Régimen se apoya-
ba. Pero, hay que matizar mucho esta afirmación según
los tiempos y las circunstancias, pues esta situación
cambió radicalmente a partir de 1965, cuando faltaban
todavía diez años para la muerte natural de quien de-
tentaba el poder. Desde esa fecha, la Iglesia -a nivel no
sólo de seglares y curas comprometidos, sino también
de un grupo consistente de obispos y, por supuesto,
con el apoyo decidido de Pablo VI-, comenzó la «opera-
ción Transición», porque la clarividencia pastoral y la
sensibilidad humana del Papa le hicieron ver que la si-
tuación española solamente podía evolucionar con una
renovación profunda de mentalidad a la luz de los prin-
cipios morales del Vaticano II.
Clausurado el Concilio, Pablo VI puso inmediatamen-
te en marcha todos los mecanismos en favor del «ag-
giornamento» -término usado por vez primera por el
beato Juan XXIII- de la Iglesia en España para prepararla
a una transformación socio-política profunda, que su-
pondría un paso inevitable hacia la democracia, porque
no había otra salida posible en aquellos momentos,
aunque no todos entonces los vieran así.
18 INTRODUCCIÓN GENERAL
INTRODUCCIÓN GENERAL 19

Para entender correctamente la historia de la Transi- mal disimulado anticlericalismo que reaparece de
ción no se puede prescindir de la aportación de la Igle- cuando en cuando, por otra.
sia y hay que dejar muy claros varios puntos:
I o que la Iglesia fue siempre -a pesar de las apariencias, En conclusión, me atrevo a decir que:
debido a que las cortapisas impuestas por la censura — sin el beato Juan XXIII,
gubernativa, impedían que las cosas se supieran- una — sin Pablo VI,
de las voces más críticas que tuvo el Régimen Espa- — sin el Vaticano II,
ñol desde 1939; y en algunos momentos me atrevo a — sin el cardenal Tarancón,
decir que fue la única voz crítica que se oyó dentro de — sin el nuncio Dadaglio,
España, pues la de los partidos y grupos políticos del — sin los obispos que colaboraron con ellos,
exilio fueron otra cosa y en, algunos casos, no perse- — sin algunos consiliarios y dirigentes de movimientos
guían los intereses de España y de los españoles, sino de Acción Católica, y
los de las potencias extranjeras que los financiaban y — sin numerosos sacerdotes y seglares comprometidos
apoyaban por motivos ideológicos muy partidistas; en grupos y asociaciones de carácter católico, no ha-
bría sido posible efectuar el cambio en paz, olvidando
2o que sin la aportación leal y decidida de la Iglesia no un trágico pasado, que marcó a todos los españoles
hubiera sido posible una Transición pacífica y recon- por igual, y cuyas consecuencias pesan todavía hoy
ciliada como la que hemos conocido; sobre nuestra sociedad.
3o que en este proceso la Iglesia no fue arrastrada por
nadie, sino que se adelantó a los tiempos y fue pre- La Iglesia culminó de esta forma un lento proceso de
parando y madurando con bastante rapidez un clima reconciliación, que había comenzado ya en 1936 -en ple-
favorable a la nueva situación que se avecinaba; es- na persecución religiosa- cuando miles de sacerdotes,
tos muchos no lo entendieron entonces y hoy siguen religiosos y seglares, mártires todos ellos de la fe cristia-
sin querer admitirlo; pero ésta es la verdad histórica, na -no víctimas de la represión política que se dio en los
probada con hechos y documentos; dos bandos, ni caídos en los campos de batalla- murie-
ron perdonando a sus verdugos y rezando por ellos,
4o que a los adversarios tradicionales de la Iglesia nun- como no podía ser de otra manera, pues no estaban im-
ca les ha interesado -y menos ahora- que ésta haya buidos de ideologías políticas, ni eran hostiles a nadie.
sido promotora de algo realmente positivo para el Esta tarea de reconciliación fue más compleja de lo
pueblo español; y a los que se sienten más próximos que muchos creen y costó muchos años y trabajo, a
a ella, les abruma un pasado que quieren borrar de la pesar de los rigores de un Régimen, durísimo al princi-
memoria y -acomplejados por la mediocridad que pio y más moderado a medida que se consolidaba en el
caracteriza y condiciona nuestro tiempo-, no se atre- poder, y España era aceptada por la comunidad inter-
ven, por mezquino cálculo político, a reconocer pú- nacional, con reconocimientos oficiales de quienes po-
blicamente esta verdad; son las taras que arrastra cos años antes había luchado contra el detentor de di-
una mal entendida modernidad, por una parte, y un cho poder.
20 INTRODUCCIÓN GENERAL 21
INTRODUCCIÓN GENERAL

En estas páginas descubrirá el lector la ímproba tarea Es cierto que España quedó en la Europa libre, apoya-
desarrollada por el tan denostado cardenal Goma -un da a partir de los años cincuenta por las potencias Alia-
gran catalán y español, que hizo todo lo posible por sal- das y que, a pesar de la moderación del Régimen, la
var lo salvable en los años de la persecución, y luego Iglesia estuvo siempre incómoda con él por una exigen-
fue el primero que tuvo la valentía de denunciar los cia cada vez más sentida de conseguir libertades políti-
abusos del Régimen-, hasta llegar a Tarancón, calificado cas y sindicales que nunca existieron hasta que Franco
de «cardenal rojo y comunista» («¡Tarancón al pare- murió. La Iglesia trabajó con mucha discreción -y du-
dón!», gritaban los más exaltados de la extrema derecha rante algún tiempo sin dar publicidad a sus gestos-,
gubernamental en los años de mayor tensión), aunque, pero fueron inevitables las tensiones y los conflictos
en realidad, fue siempre leal a Franco. con el Estado por motivos diversos:
Fueron casi cuarenta años de preparación para un — en la década de los cuarenta, con los movimientos
cambio que debía haberse producido pocos años des- especializados de Acción Católica,
pués de la contienda española y -sobre todo- tras el fi- — más tarde, con las intervenciones públicas de algu-
nal de la Segunda Guerra Mundial, que revolucionó por nos sacerdotes y obispos, y
completo la geografía política de Europa. — a partir del Concilio, sin miedos ni tapujos, para en-
«El plegamiento de la jerarquía al nuevo Régimen fue frentarse abiertamente con un Régimen que tenía los
inducido por el hecho de la Segunda Guerra Mundial días contados, aunque le faltaban todavía una déca-
que se inicia apenas acabada la nuestra, y sobre todo da para llegar a su final.
por el bloqueo militar, político y económico que se lleva
a cabo contra España, abocada a dos soluciones morta- Desde entonces, la censura gubernativa ya no pudo
les ambas: apoyar a Hitler entrando en la guerra, o apo- ocultar a la opinión pública -como había hecho en años
yar a los aliados y ser invadido automáticamente por anteriores- las tensiones Iglesia-Estado, latentes duran-
las tropas alemanas.
te tres décadas.
Años después, justamente cuando derrotados quie-
El hecho de que la Conferencia de Metropolitanos Es-
nes fueron nuestros aliados, cuando España es expulsa-
pañoles (el precedente de la actual Conferencia Episco-
da de la ONU al tiempo que existe una amenaza para de-
rrocar al Régimen de Franco a instancias de ingleses y pal Española) no se atreviese a publicar en 1946 un do-
americanos en 1947, ¿cómo iba la Iglesia a ser un fer- cumento colectivo de apoyo al Régimen, por temor a
mento de desunión entre españoles, que pese a discor- que no todos los obispos lo firmaran -como había ocu-
dias internas y a amenazas externas necesitaban mante- rrido con la Carta colectiva de 1937- demuestra cuan di-
ner su soberanía? Con ello España sufre una situación vidida estaba la Jerarquía ante la orientación política del
de inmediata y larga postguerra, que llega desde abril nuevo Estado, y cuan sutiles, pero firmes, eran las críti-
de 1939 prácticamente hasta los años 1950» 1. cas que algunos prelados lanzaban contra los poderes
públicos, porque se sentían por una parte insatisfechos
y por otra traicionados por los nuevos gobernantes.
1 O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, España por pensar. Ciudadanía hispánica y La misma división profunda -aunque con muchos
nfesionalidadcatólica (Salamanca, Universidad Pontificia, 1984), p. 162.
matices- se manifestó un año más tarde, con motivo del
22 INTRODUCCIÓN GENERAL
INTRODUCCIÓN GENERAL 23

Referéndum de 1947, en el que varios obispos no vota-


porque habló contra corriente y molestó a cuantos pen-
ron, en neto contraste con una mayoría, que observó
saban de otro modo.
una prudente neutralidad, y una minoría más adicta al La Iglesia no fue globalmente inmovilista durante los
Régimen. años del Régimen de Franco, como demostraron algu-
Todos estos datos nos ayudan a comprender la nos hechos concretos:
complejidad de un problema, de una situación y de — las pastorales de Tarancón, en los años cincuenta,
unas personas, cuyos comportamientos hay que anali- siendo obispo de Solsona;
zar con rigor y lucidez, porque no se puede escribir la — las inquietudes de intelectuales católicos como Aran-
historia a golpes de eslogans, con generalizaciones e guren y sus «Conversaciones católicas de Gredos»;
imprecisiones. — los movimientos obreros de Acción Católica, «semi-
No es verdad que la Iglesia apoyó siempre la política llero de izquierdismo», como se decía entonces;
de Franco; otra cosa es que le estuviera agradecido -y — la aplicación del concilio Vaticano II;
siempre lo estuvo- por cuanto el general había hecho — las luchas estudiantiles, inspiradas muchas de ellas,
para acabar con la persecución religiosa de los republi- en movimientos católicos; y
canos. Me gusta repetir que les falta a determinados — el compromiso social y político de algunos clérigos
historiadores serenidad y quizá algo de humildad para que daban protección a la resistencia contra el Régi-
admitir que quizá las cosas no fueron como ellos las men y que participaron activamente en ella.
piensan o las entienden.
Parece increíble que unos mismos hechos puedan Todos estos hechos, y muchos más, fueron fermento
ser interpretados de maneras a veces no sólo tan dis- de transformación social, a pesar de las dificultades
tintas, sino tan contradictorias, y que sean tan diversa- que opuso el Estado.
mente estimados por quienes pretenden examinarlos
solamente con la ecuánime objetividad de la crítica his-
tórica. No se trata de juzgar unos hechos haciéndolo
desde la perspectiva actual, sino de explicarlos, atenién-
donos de una manera muy estricta a lo que es cometido
de un historiador.
En suma, si hay que hacer una buena y verdadera his-
toria de la Transición, hay que situarse asépticamente,
sin prejuicios en pro ni en contra de nada ni de nadie,
analizando los hechos con rigor y, desde luego, pensan-
do que acontecimientos muy cercanos a nosotros son
muy difíciles de entender; sin ocultar que la Iglesia no se
limitó a desempeñar un papel puramente espiritual y
vagamente filantrópico, sino que fue conciencia crítica
de la sociedad, de los gobiernos y de las instituciones,
PRIMERA PARTE

ANTECEDENTES
REMOTOS
i I

TODO EMPEZÓ CON EL CARDENAL GOMA,


AL TERMINAR LA GUERRA

1. Personalidad eclesial de Goma


Una figura emblemática de la historia española del
siglo XX, eclesiástico de gran solidez doctrinal, obispo
valiente y activo, el cardenal Isidro Goma Tomás 1 fue
protagonista de la vida eclesial española durante la Se-
gunda República, la Guerra Civil y los primeros años del
Régimen de Franco. Entregado al servicio de la Iglesia,
preocupado por los intereses superiores de las almas,
cumplió su misión con un magisterio episcopal denso y
clarividente que iluminó en todo momento las realida-

1 Nació el 19 de agosto de 1869 en La Riba (Tarragona), hijo de José Goma


Pedrol, fabricante de papel, y de María Tomás Bosch El matrimonio tuvo nueve
hijos El 8 de junio de 1895 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo
de Tarragona, Tomás Costa y Fornaguera Ejerció el ministerio en Valls y en Mom-
bnó Fue rector y profesor del Seminario de Tarragona y canónigo de la catedral El
20 de junio de 1927 Pío XI le nombro obispo de Tarazona El 12 de abril de 1933 fue
nombrado arzobispo de Toledo y mantuvo la administración apostólica de Tarazona
hasta el 9 agosto 1935 El 19 de diciembre de 1935 fue creado cardenal presbítero del
título de San Pedro ín Montono Falleció en Toledo el 22 de agosto de 1940 y fue
enterrado en la capilla de la Virgen del Sagrario de la Catedral Cfr A GRANADOS
GARCÍA, El cardenal Goma, primado de España (Madnd, Espasa-Calpe, 1969), R
COMAS, Goma Vidal i Banaquer, dues visions antagoniques de l'Església del 1939
(Barcelona, Laia, 1975), versión castellana Isidro Goma Francesc Vidal i Bana-
quer Dos visiones antagónicas de la Iglesia española de 1939 (Salamanca, Sigúeme,
1977), Ma L RODRÍGUEZ AISA, El cardenal Goma y la guerra de España Aspectos
de la gestión pública del Primado, 1936-1939 (Madnd, CSIC, 1981), L CASAÑAS
GUASCH-P SOBRINO VÁZQUEZ, El cardenal Goma, pastor y maestro (Toledo
1983), Archivo Goma Documentos de la Guerra Civil Edición de José Andrés-
Gallego y Antón M Pazos 1 julio-diciembre 1936 (Madnd, CSIC, 2001)
28 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 29

des terrenas de la convulsa España republicana y del to- año más tarde una canonjía. Desde 1913 fue juez metro-
talitarismo franquista. Denunció los errores, abusos y politano y en 1918 provisor del arzobispado.
desviaciones doctrinales del nuevo Estado español, Goma se dio a conocer en toda España por su prepa-
como había hecho anteriormente frente al laicismo y a ración intelectual con numerosas intervenciones en
la intolerancia del republicanismo anticlerical. congresos y asambleas como el Congreso Internacional
Su adhesión a la causa nacional estuvo más que justi- Apologético de Vich (1910), el centenario de Balmes, el
ficada por el radicalismo de la Segunda República, por Congreso Litúrgico de Montserrat (1915), el Congreso
la cruel persecución religiosa, que en menos de tres Monfortiano de Barcelona (1918), la Semana Catequís-
años provocó la muerte de casi siete mil eclesiásticos y tica de Reus (1923), el Congreso Eucarístico de Amster-
la destrucción de un ingente patrimonio histórico-artís- dam (1923), donde intervino en representación de Es-
tico, y por la falta total de libertad religiosa que durante paña, la Asamblea Mariana de Covadonga (1926) y el
tres años existió en la zona republicana. Pero Goma Tercer Congreso Eucarístico Nacional de Toledo (1926).
tuvo también grandes reservas hacia el nuevo Régimen Orador elocuente y retórico recorrió los pulpitos predi-
cuando descubrió que se inspiraba en el naci-fascismo, cando en numerosas ocasiones sermones que gustaban
ideología totalitaria entonces imperante en Alemania e al pueblo, acostumbrado todavía a la grandilocuencia
Italia, que intentaba subyugar a la Iglesia e impedir que ochocentista. Fue uno de los diez teólogos designados
su autorizada voz de denuncia y condena llegara hasta por la Santa Sede para redactar la ponencia teológica en
el pueblo. Las humillaciones que el cardenal primado favor de la creencia sobre la mediación universal de la
sufrió al acabar la guerra documentan un aspecto poco Virgen María.
conocido de los primeros conflictos entre la Iglesia y al- Desde 1920 el nuncio Ragonesi intentó promoverlo
gunos altos exponentes de la Falange, organización polí- al episcopado y, concretamente, a la sede de Gerona.
tica en la que militaban muchos paganos y anticlericales, Pero la decidida oposición del cardenal Vidal, arzobispo
aunque había también entre sus miembros numerosos de Tarragona, y del rector de aquel Seminario, Joaquín
católicos practicantes y algunos obispos, como Leopol- Jovaní, impidieron que la candidatura de Goma pros-
do Eijo, de Madrid, la defendieron abiertamente. perara. El nuncio Tedeschini, que llegó a Madrid en
Nacido en una humilde familia catalana de profunda 1921, también intentó el nombramiento de Goma sin
tradición cristiana, dotado de inteligencia preclara y apli- conseguirlo en un primer momento. Durante la dictadu-
cación al estudio, recibió buena formación en los semi- ra de Primo de Rivera, la Junta Delegada del Real Patrona-
narios de Tarragona, su diócesis, y en el de Valencia, que to, -organismo creado por el Gobierno para seleccionar a
entonces conferían grados académicos. En el primero se los candidatos a la dignidad episcopal-, que presidía el
doctoró en Derecho Canónico y en el segundo en Filoso- cardenal Reig, arzobispo de Toledo, lo presentó en una
fía y Teología. Desde 1897 fue profesor del Seminario de de sus primeras reuniones, pero las autoridades civiles,
Tarragona y rector del mismo durante un decenio, hasta que le tildaban de catalanista, prefirieron que fuera des-
1908. Enseñó Humanidades clásicas, Ciencias Físicas, tinado a una diócesis no catalana. Por eso fue nombra-
Elocuencia y Sagrada Escritura. En 1906 consiguió por do obispo de Tarazona en 1927. El mismo cardenal Vi-
oposición un beneficio en la catedral tarraconense y un dal recomendó su nombramiento porque consideraba
30 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 31

superadas las reservas que él mismo había tenido ante- Goma pudo organizar y celebrar acontecimientos ecle-
riormente y le confirió personalmente la consagración siales de relieve nacional como la IV Asamblea de la Ju-
episcopal en la catedral tarraconense el 2 de octubre del ventud de Acción católica en 1933 y la Semana pro Se-
mismo año. minario en 1935, y asistió al Congreso Eucarístico
En la pequeña diócesis aragonesa, Goma destacó Internacional de Buenos Aires, donde pronunció un im-
muy pronto por sus numerosas iniciativas pastorales, portante discurso en favor de la Hispanidad. Egregio
por sus enjundiosas cartas pastorales y por sus fre- conferenciante, su presencia en los congresos católicos
cuentes escritos teológicos litúrgicos, bíblicos, canó- se repitió puntual e indefectible, demostrando su rique-
nicos y morales. En todos ellos demostró su excelente za de ideas y dotes oratorias.
formación eclesiástica y su rigor filosófico-teológico. El 18 de julio de 1936 le sorprendió en Tarazona.
Asistió al Congreso Mariano de Sevilla (1929), al de la Allí había acudido para conferir la consagración episco-
Acción Católica de Madrid del mismo año, al Eucarístico pal a Gregorio Modrego, que fue su obispo auxiliar y
Internacional de Cartago y a la Asamblea Catequística más tarde arzobispo de Barcelona. La consagración fue
de Zaragoza, celebrados ambos en 1930. aplazada hasta octubre y Goma se trasladó a Pamplona,
Al día siguiente de la proclamación de la República -donde fue acogido por el obispo, Marcelino Olaechea-,
escribió al cardenal Vidal y Barraquer: «Hemos ya entra- junto con el obispo de Gerona, José Cartañá, el padre
do en el vértice de la tormenta. Tal vez nos toque dar Marcet, abad de Montserrat, el prior Escarré y los mon-
vueltas cada vez más aceleradas y ceñidas hasta que no jes supervivientes de aquella comunidad benedictina,
lleguemos al centro de la depresión. Soy absolutamente que tuvo 23 religiosos asesinados. Centenares de sa-
pesimista. Ni me cabe en la cabeza la monstruosidad cerdotes fueron igualmente acogidos y atendidos por
cometida. No creo haya ejemplo en la historia, con ser la generosa hospitalidad del obispo Olaechea en la casa
tan copiosa en ejemplos. Que Dios guarde la casa, y paz de Ejercicios de las Esclavas de Cristo Rey de la capital
sobre Israel». Conocemos la correspondencia epistolar navarra.
entre Goma y el cardenal de Tarragona gracias al Arxiu Goma, pues, siguió la Guerra Civil desde aquellas tie-
Vidal i Barraquer, editado por Batllori-Arbeloa y publi- rras de gran tradición católica, en las que el conflicto se
cado por la Abadía de Montserrat. vivió no como una sublevación militar contra el gobier-
No habían pasado todavía dos años de Régimen repu- no de la República sino como una auténtica «Cruzada»
blicano cuando Goma fue trasladado a Toledo. Su nom- contra el comunismo ateo y en defensa de la civili-
bramiento se hizo público el 12 de abril de 1934, cuando zación cristiana. Por este sublime ideal dieron su vida
en las Cortes se discutía la polémica ley de Confesiones y muchos jóvenes navarros en el frente de batalla. Ningu-
Congregaciones religiosas, el texto legal más sectario de no de los otros tres cardenales españoles permaneció
la República y el que mayores daños provocó en sus rela- en la zona republicana, pues Vidal consiguió huir de la
ciones con la Iglesia, no obstante el acatamiento, colabo- persecución religiosa, protegido por el Gobierno de la
ración y respeto de las máximas jerarquías eclesiásticas. Generalitat, y fue acogido en la cartuja italiana de Farne-
A pesar de las numerosas dificultades impuestas por ta (Lucca), si bien su obispo auxiliar, Manuel Borras, y un
el anticlericalismo republicano a la misión de la Iglesia, largo centenar de sacerdotes diocesanos fueron martiri-
32 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 33

zados por los republicanos. Ilundáin estuvo siempre en con su firma un documento que exaltaba a los nacionales,
Sevilla, en zona nacional, y el antiguo primado de Tole- responsables de los asesinatos de 14 sacerdotes vascos,
do, Pedro Segura, permanecía desde 1931 en su obliga- acusados de separatismo. Contra lo que se ha afirmado
do exilio romano, hasta que Pío XI, en 1937, le nombró reiteradamente, dicha carta no hizo ningún llamamiento
sucesor del fallecido Ilundáin en la sede hispalense. a la guerra santa ni convocó a los creyentes a una «cruza-
da», pues nunca usó la expresión «guerra santa» y la úni-
2. Primeros conflictos de Goma ca vez que incluye la palabra «cruzada» es para negar
con el nuevo Régimen ese carácter a la contienda.
La carta colectiva de 1937 es considerada por algu-
Estos datos son muy importantes para entender la nos como un documento gravísimo que sancionó la co-
actitud de cada uno de estos prelados ante la guerra es- laboración entre la jerarquía y los nacionales, pero se
pañola. Goma fue el defensor más decidido de la causa niega que dicha carta fue muy eficaz para acabar con la
de Franco, el Papa le nombró representante oficioso persecución porque denunció a todo el mundo las atro-
ante el general y a él se debió en buena parte el recono- cidades cometidas por los republicanos en apenas un
cimiento del nuevo Régimen por parte de la Santa Sede. año de guerra y desenmascaró la falsedad de la propa-
Suya fue la célebre y polémica pastoral colectiva del ganda republicana, que había conseguido dar al mundo
episcopado, del 1 de julio de 1937, la denuncia más au- una imagen falsa de cuanto sucedía en España. ¿Qué de-
torizada ante la opinión pública mundial de los críme- bían haber hecho los obispos ante el holocausto del clero
nes cometidos por el furor republicano. Este importante y la destrucción casi total de la Iglesia? Según algunos,
documento del magisterio episcopal español sigue sien- hubiera sido más prudente callar para no comprometer-
do muy discutido en nuestros días por las tesis antagó- se con los vencedores. Pero, en aquellas circunstancias
nicas que defienden historiadores de tendencias opues- era imposible que la Iglesia estuviera de la parte de la
tas. Ciertamente comprometió a la Iglesia con el nuevo República y no tuvo más remedio que pronunciarse a
Régimen, pero en aquellos momentos los obispos no favor de los nacionales cuando no se sabía ni se podía
podían hacer otra cosa, habida cuenta del holocausto prever lo que pasaría más tarde.
de sacerdotes provocado por la persecución. La carta Desde nuestra óptica actual no puede entenderse
tiene muchas limitaciones, reparos y silencios que va- aquella «cruzada», sino desde las coordenadas que
rios historiadores hemos señalado. No la firmaron el aquellos hombres -principalmente eclesiásticos- tuvie-
cardenal Vidal ni el obispo Múgica, por razones que el ron ante sí. Por muy acorralados que obispos y sacerdo-
mismo Goma comprendió. El primero porque, a pesar tes se vieran en aquellos momentos por la furia desata-
de considerar el documento «admirable de fondo y de da de los «enemigos», ¿cómo es posible que en sus
forma», estimaba que era poco adecuado «a la condi- reflexiones justificatorias de la Guerra Civil apenas apa-
ción y carácter de quienes han de suscribirlo. Temo -de- rezca y siempre de paso y como sobre ascuas un «mea
cía- que se le dará una interpretación política por su culpa» reconociendo indudables errores de la propia
contenido y por algunos datos o hechos en él consigna- Iglesia? Quienes se atreven a formular esta pregunta
dos». El segundo porque no podía en conciencia avalar desconocen la magnitud de la mayor persecución de la
34 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
ANTECEDENTES REMOTOS 35

historia y exigen a otros lo que, probablemente, ellos no


habrían hecho en iguales circunstancias. para el cardenal primado duro, penoso, lleno de amar-
En la correspondencia personal del cardenal Vidal gura». Y no sólo por una serie de desgracias familiares
con el cardenal Pacelli aparece tanto su honda preocu- que le afectaron muy sensiblemente y por las preocupa-
pación por la situación de su archidiócesis tarraconense ciones inherentes a la restauración material y espiritual
y de sus sacerdotes como su abierta simpatía hacia el de su arzobispado, sino sobre todo por tres graves con-
general Franco, a medida que la guerra era favorable a flictos de carácter nacional, que afectaron a las relacio-
los nacionales, simpatía que nunca quiso manifestar en nes entre la Iglesia y el Estado, dominado en aquellos
público. Por ello, no se le permitió volver a España y primeros años por los elementos más influyentes de la
murió en el exilio, a pesar de que en carta al cardenal Falange:
Pacelli, el 21 de febrero de 1937 había escrito: «Deseo — la predicación en las lenguas vasca y catalana,
vivamente que triunfe Franco». El obispo Múgica era un — la censura a su carta pastoral sobre los deberes de la
carlista con tendencias integristas, que, junto con el paz y
obispo de Pamplona, condenó la alianza del Partido Na- — la supresión gubernativa de la Asociación de Estu-
cionalista Vasco con los republicanos que favorecían al diantes Católicos.
comunismo. Este obispo se convirtió increíblemente en
el «mártir» de la causa vasca, que él había detestado de Mal comenzaba su andadura el nuevo Estado na-
todo corazón, cuando Franco le impidió que regresara a cional en sus relaciones con la Iglesia. El nuncio Cicog-
su diócesis, aunque en carta al cardenal Pacelli del 5 de nani, representante de la Santa Sede ante Franco desde
septiembre de 1937 afirmaba: «Aseguro a Su Eminencia 1938, había denunciado las infiltraciones de la ideología
que, siempre sin cesar he rogado mucho por el triunfo nazi en las instituciones públicas. El acuerdo hispano-
del general Franco en España». Sólo las insistencias per- alemán de 1939 fue una llamada de atención para todos,
sonales del obispo Marcelino Olaechea ante el Jefe del pero sobre todo para las autoridades eclesiásticas por-
Estado consiguieron que cesara aquella absurda actitud que temían ingerencias de la Alemania hitleriana, conde-
contra un obispo que no era franquista, pero que tam- nada por Pío XI, en el Régimen confesional que Franco
poco era un nacionalista vasco. Y aunque tarde, anciano pretendía instaurar. Se llegó a momentos de gravísima
y achacoso, Múgica pudo pasar los últimos años de su tensión, con amenaza de ruptura de relaciones diplomá-
vida en el discreto retiro de Zarauz. ticas y de retirada del nuncio. Todo se pudo resolver
gracias a la moderación impuesta por Franco a sus mi-
En 1939 comenzó una ingente tarea de restauración nistros y consejeros más exaltados. Pero con Goma el
nacional y para el cardenal Goma el último año de su conflicto no se evitó y tuvo consecuencias graves para
existencia terrena, repleto de problemas, disgustos, ten- él, porque minaron su salud, y para el nuevo Estado por-
siones y graves conflictos con el Régimen. que descubrió su verdadera imagen, impregnada de in-
El futuro obispo de Palencia, Anastasio Granados, tolerancia y totalitarismo. Por aquellas fechas:
que entonces era su secretario particular y después fue
— las cárceles estaban repletas de prisioneros políti-
su biógrafo, afirma que «a pesar del gozo incontenible
cos, entre los cuales había sacerdotes y religiosos
por la victoria, puede asegurarse que el año 1939 fue
vascos, acusados de separatismo,
36 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 37

— muchos funcionarios civiles y militares habían sido que conocía poco la situación de las Provincias Vascon-
depurados, gadas, «creo -decía- podrían aplicarse en aquella región
— la férrea censura estatal había suprimido la libertad los mismos principios que he propuesto para Catalu-
de expresión y ña». La opinión de Goma no fue tenida en consideración
— todas las formas asociativas libres habían quedado y las mencionadas lenguas quedaron proscritas oficial-
tajantemente prohibidas. mente incluso para los actos litúrgicos.

3. La cuestión del uso litúrgico 4. La carta pastoral de Goma


de las lenguas catalana y vasca censurada por el Gobierno
Molestaba a las autoridades políticas que la Iglesia Lecciones de la guerra y deberes de la paz fue el títu-
usara las lenguas catalana y vasca en la liturgia y en la lo de la importante carta pastoral que el cardenal pri-
predicación. El ministro de la Gobernación, Serrano Sú- mado firmó el 8 de agosto de 1939. Un documento am-
ñer, el 7 de octubre de 1939 manifestó su preocupación plísimo, muy bien pensado y redactado, que pretendía
al cardenal por este tema y le pidió su parecer. Goma, ser la síntesis y el programa de la futura acción de la
que era catalán, no tuvo inconveniente en hacer una va- Iglesia en la nueva sociedad española. Tras sacar las
liente defensa de su lengua materna fundándose no en oportunas lecciones de la guerra y de las causas de la
razones políticas sino en argumentaciones de carácter misma, ponía de relieve los deberes de la paz, basándo-
estrictamente religioso y pastoral. «La Iglesia-decía- no se en cinco puntos fundamentales:
sólo tiene el derecho, sino el deber de predicar la pa-
labra de Dios a los pueblos en aquella lengua que sea — gratitud a Dios por el don de la paz,
instrumento más fácil y eficaz de evangelización,... las — perdón generoso y espléndido para los enemigos de
regiones de lengua distinta a la castellana indudable- la Iglesia y, en particular, para sus perseguidores,
mente comprenden mejor su lengua nativa y que por — oración por todos los muertos,
ello mismo debe ésta ser el medio normal de predica- — elevación de las costumbres morales y
ción». Pero, al mismo tiempo, añadía: «Siempre que se — respeto a las nuevas autoridades de la nación.
utilice la lengua catalana con fines o con intención ma- Pero detallaba también una serie de deberes que
nifiestamente política, que pueda afectar a la integridad afectaban no sólo a los sacerdotes sino a todos los ciu-
espiritual de la Patria, las autoridades civiles del Estado dadanos y, en concreto, a los católicos porque, decía:
tienen derecho a intervenir ante las de la Iglesia para
que se remedie la desviación, con la plena seguridad de «La Iglesia ha aportado todo el peso de su prestigio, puesto al ser-
vicio de la verdad y de la justicia, para el triunfo de la causa nacional.
que siempre el Estado hallará colaboración benévola en Esta causa no está liquidada con el triunfo de las armas, que no ha he-
la Iglesia en este particular». Terminó su informe defen- cho más que restablecer la justicia pública por medio de la fuerza».
diendo la necesidad de que fuese usado el catalán por-
que «fácilmente caería en ilusión quien creyere que en Goma abogaba por una justicia del espíritu, que era
Cataluña todo el mundo entiende el castellano». Y aun- la única capaz de reconciliar a todos los españoles. La
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pastoral fue publicada en el Boletín Oficial Eclesiástico al prohibir la difusión de su carta pastoral 2 . ¡Algo seme-
del Arzobispado de Toledo del 1 de septiembre. Los Jó- jante había hecho Hitler en Alemania con documentos
venes de Acción Católica preparaban su difusión en su episcopales y pontificios!
periódico Signo, pero se les impidió por orden guberna- Como la prohibición de difundir la pastoral en la
tiva. El telegrama circular número 1014, de primeros de prensa nacional fue conocida en muchos ambientes, el
octubre, firmado por Carlos Sáez, de la Jefatura del Ser- Boletín del Arzobispado de Toledo publicó el 15 de octu-
vicio Nacional de Prensa del Ministerio de la Goberna- bre un editorial, firmado por la dirección, pero redacta-
ción, enviado a todos los periódicos y revistas decía do por el mismo cardenal, en el que bajo el título «Un
textualmente: «De orden de la Superioridad tengo el ho-
nor de comunicar a Vd. que queda rigurosa y totalmen- 2 El discurso que Pío XI dirigió a los prófugos españoles fue publicado en
te prohibida la publicación de la pastoral hecha pública L'Osservatore Romano del lunes-martes 14-15 de septiembre de 1936 y transmitido
por el cardenal Goma últimamente». en directo por la Radio Vaticana y difundido por la EIAR italiana, así como por la
NBC y la Columbia de Estados Unidos y por otras emisoras de Viena y Dublín Los
Granados nos dice que el cardenal «quedó vivamente nacionales lo difundieron suprimiendo las últimas palabras, las que se referían al
impresionado y sorprendido. ¡Cómo iba él a esperar amor hacia los enemigos de la Iglesia, responsables directos de la tremenda persecu-
esto!» Pero reaccionó enviando al ministro de la Gober- ción religiosa Decía el Papa «¡,Y los otros7 ¿Qué decir de todos aquellos otros que
nación una carta respetuosa y al mismo tiempo enérgi- también son y permanecen siendo hijos Nuestros, no obstante que en las personas y
en las cosas que Nos son más queridas y más sagradas, con actos y métodos extre-
ca protestando por el gravísimo atropello cometido mamente odiosos y cruelmente persecutorios, y aun en Nuestra misma persona,
contra su persona y contra su autoridad. Después de cuanto la distancia lo consentía, con expresiones y actitudes sumamente ofensivas,
declarar que había tratado siempre de servir al Estado y Nos han tratado no como hijos a un Padre, sino como enemigos a un enemigo par-
a las autoridades que lo representaban sin regatear es- ticularmente odiado9 Tenemos, queridísimos hijos, divinos preceptos y divinos ejem-
plos que pueden parecer de demasiada difícil obediencia e imitación a la pobre y sola
fuerzo alguno, denunciaba la incongruencia que supo- naturaleza humana y son por el contrario tan hermosos y atrayentes al alma cristiana
nía pedirle por una parte su criterio sobre asuntos que -a vuestras almas, quendísimos hijos- con la gracia divina, que no hemos podido
tenían en realidad poca monta (se refería a la cuestión nunca, ni podemos dudar un instante acerca de aquello que Nos queda por hacer
lingüística): amarles, amarles con un amor particular de compasión y de misericordia, amarles y,
no pudiendo hacer otra cosa, orar por ellos, orar para que vuelva a sus inteligencias la
«cuando, por otra, las autoridades del Estado, desde ese Ministerio y en serena visión de la verdad y abran de nuevo sus corazones al deseo y fraterna visión
el ejercicio oficial y solemne de mi magisterio eclesiástico, cuanto en del verdadero bien común, orar para que vuelvan al Padre que con grandes deseos les
espera, y se hará una fiesta de grande alegría a su retorno, orar para que estén con
ellas cabe, me han desautorizado en el modo que todos conocen, impi- Nos, cuando dentro de poco -tenemos plena confianza en Dios bendito- el arco iris
diendo la difusión y circulación de mi última Pastoral». Y terminaba con de la paz brillará en el hermoso cielo de España, trayendo el alegre anuncio a todo
estas palabras: «Ya se hará cargo, Excelencia, de que no es éste el medio vuestro grande y magnífico País, de la paz, decimos, serena, segura, consoladora de
más adecuado para fomentar las mutuas relaciones entre las altas autori- todos los dolores, reparadora de todos los daños, que satisfaga todas las justas y
dades de la Nación, ni de corresponder a mis constantes esfuerzos en sabias aspiraciones compatibles con el bien común, anunciadora de un porvenir de
pro de la Iglesia y de la Patria, y, sobre todo, de que se ha faltado a lo tranquilidad en el orden, de honor en la prosperidad Y ahora Benedicat vos Omni-
potens Deus, Pater, et Filias et Sprntus Sanctus» Antonio Montero lo publicó incom-
más elemental en el procedimiento, dada la naturaleza del asunto».
pleto en su Historia de la persecución religiosa (Madrid, Bac, 1961), pues lo tomó
del Boletín Oficial del Obispado de Pamplona, sin advertir que faltaban las palabras
Otra carta semejante la dirigió a Franco denunciando finales del Papa La censura de los nacionales impidió la difusión íntegra de este dis-
que el Estado había conculcado un derecho de la Iglesia curso pontificio en los mismos boletines oficiales de las diócesis
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caso nuevo» denunciaba la dureza de la censura civil, parecer de poca monta, sin embargo encerraba una gra-
que había prohibido «rigurosa y totalmente» la difusión vedad innegable, «en orden de principios y en el hecho
del documento, mientras que muchos obispos, «maes- de la vida nacional, sobre todo si pudiera ser presagio
tros de la doctrina cristiana», ya con anterioridad a su de otros hechos análogos que marcaran un criterio defi-
publicación le habían pedido al cardenal centenares de nitivo de gobierno».
ejemplares de la carta para difundirla entre sus diocesa- Destacaba entre los estudiantes católicos, la «Federa-
nos, porque consideraban que debían leerla todos los do de Joves Cristians de Catalunya» (FJCC), fundada en
españoles. Goma nunca supo las razones de la prohibi- 1931 por Alberto Bonet3, de la cual fue el consiliario ge-
ción y, aunque personalmente, lo disimuló todo, lo per- neral hasta 1936, en que, debido a la persecución reli-
donó todo y lo olvidó todo, no consintió, según sus giosa, quedó extinguida. Esta federación estuvo abierta
mismas palabras, también a jóvenes indiferentes y hasta incrédulos, mu-
«porque es depósito sacratísimo de la gloriosa Sede toledana, que que- chos de los cuales se convirtieron y fueron apóstoles, y
den sin defensa los fueros de la autoridad magistral de un Prelado de algunos incluso mártires durante la mencionada perse-
esta Iglesia, puestos a los menos en tela de juicio y ante sus mismos
diocesanos por el hecho que conoce todo el mundo».
3. Alberto Bonet Marrugat fue secretario de la Junta Central Técnica de la Acción
El escrito del cardenal sonó a estampido de cañón, Católica Española. Nacido en Villafranca del Panadés (Barcelona), el 22 de febrero de
según frase de su biógrafo. Los obispos españoles se 1894 y fallecido en Cornelia de Llobregat (Barcelona) el 23 de junio de 1974, fue un
sacerdote que trabajó mucho en el apostolado seglar, antes y después de la guerra.
solidarizaron con él publicando íntegramente la pasto- Hizo los estudios eclesiásticos en el seminario de Barcelona y fue ordenado sacerdote
ral en sus respectivos boletines eclesiásticos, que no es- en 1917; el mismo año obtuvo la licenciatura y el doctorado en teología en la entonces
taban sometidos a la censura gubernativa. El propio car- universidad pontificia de Tarragona. También consiguió la licenciatura enfilosofíay
denal, en un informe que envió a la Santa Sede a finales letras, sección defilosofía,en la universidad de Barcelona (1923) y el doctorado en la
de 1939 declaró que la prohibición de su pastoral se ha- de Madrid (1930), ambos títulos con premio extraordinario. Fue capellán del Asilo de
San Juan de Dios (1917-19) y del sanatorio del Buen Salvador para enfermos menta-
bía debido: les de Sant Feliu de Llobregat (1921-1936). Beneficiado de la catedral de Barcelona
«a mala interpretación de autoridad de segundo orden, toda vez que el en 1919, fue nombrado canónigo de la misma catedral en 1948. Publicó muchos
Jefe del Estado no hizo más que prohibir comentarios al documento, libros, entre ellos Doctrina de Suárez sobre la libertad (Barcelona, Subirana, 1927);
porque de él abusaban para susfinespolíticos los adversarios del Ré- La conciencia moral del niño (ibid., 1927); Un viatge de cara ais joves (ibid., 1931),
gimen». recopilación de los artículos publicados en El Matí, a raíz de su viaje por diferentes
países europeos, del que nacería la «Federado de Joves Cristians de Catalunya»; La
filosofía de la libertad en las controversias teológicas del siglo XVIy la primera mitad
5. La disolución de las Federaciones del XVII (ibid., 1932); El que és i espera ésser la Federado de Joves Cristians de
Catalunya (Barcelona, Ed. FJC, 1933); Juventud de Acción Católica. Ideal y organi-
de Estudiantes Católicos zación, en colaboración (Pamplona 1938); El catolicismo y la culturafrentea los nue-
vos tiempos (Barcelona, Ed. Barna, 1943); Cooperación económica a la Acción
Otro de los disgustos que las autoridades civiles die- Católica (Madrid, Ed. ACE, 1946); El ideal social-católico. Miscelánea (ibid., 1951);
ron a Goma en aquel año fue la disolución de las Fede- Santo Tomás, renovador del pensamiento medieval (Madrid 1952); Apostología lai-
cal. Principios del apostolado seglar (Madrid, Ed. ACE, 1959); La Acción Católio
raciones de Estudiantes Católicos. Goma protestó ante antes y ahora (ibid., 1960); Manual de Acción Católica (ibid.,), varias ediciones^Lu^
el mismo Franco afirmando que aunque el asunto podía llei de l'amor universal (Barcelona,NoyaTerra, 1973). // •
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cución. Al estallar la Guerra Civil española, Bonet consi- sacerdote muy abierto a la libertad y a la compresión y
guió salir de Barcelona el 2 de agosto de 1936, en el bu- destacó como uno de los que mayor proyección espiri-
que italiano «Tevere» y llegar a Roma, donde pasó algún tual y social ejercieron en Cataluña, aunque las conse-
tiempo junto con otros muchos de los sacerdotes exila- cuencias de la Guerra Civil y de la persecución religiosa
dos que vivían en el colegio Latinoamericano, gracias, malograron su brillante trayectoria. Fue uno de los mu-
en buena parte, a la ayuda que recibían del padre José chos sacerdotes que trabajaron desde la discreción y el
Martí, un jesuíta valenciano, que era secretario general silencio, en años realmente difíciles, cuya vida y minis-
de la Compañía de Jesús, apreciaba mucho a los catala- terio son poco conocidos. Su obra La Federado dejoves
nes y se desvivía por ayudarlos. Los fejocistas fueron Cristians de Catalunya. Contribudó a la seva historia
perseguidos sin piedad en la zona roja y no bien vistos (Barcelona, Nova Terra, 1972) describe la organización y
en la zona nacional por su catalanismo. objetivos de esta federación, preocupada en especial por
Otro tanto le sucedió a también a Bonet, quien, gra- la injusticia social en España durante su corta vida inicia-
cias al cardenal Goma, que le quería mucho y se intere- da en noviembre de 1931, hasta su ocaso en la Guerra Ci-
só mucho por él, se pudo captar las simpatías del Ejér- vil de 1936.
cito y hasta del mismo Franco, a quien escribió una Pero, después de este inciso, volvamos a Goma, por-
carta de adhesión desde Roma, junto con el presidente que todos los graves conflictos mencionados marcaron
de la FJCC. Fue colaborador en Pamplona del cardenal y los últimos meses de vida del cardenal, a quien preocu-
tal vez le ayudó en sus escritos pastorales; hizo viajes paba enormemente el porvenir de España y el rumbo que
por extranjero para aclarar la situación tanto de la per- iba tomando la política de los nuevos gobernantes. Pocos
secución religiosa sufrida como del futuro que se espe- meses más tarde caería derribado por una grave enferme-
raba para España con el nuevo Estado. Desde 1943 fue dad y abrumado por las humillaciones que el Régimen le
el animador en Barcelona del secretariado diocesano de había infligido en cuestiones fundamentales para la liber-
caridad, ya que era fundamentalmente un hombre de tad de la Iglesia. En el último escrito reservado que Goma
acción. Escogido por el cardenal Pía y Deniel, fue nom- dirigió a Pío XII el 1 de febrero de 1940 para informarle so-
brado en 1945 secretario de la dirección central de la bre la delicada situación española y la intransigencia del
Acción Católica y consiliario de su junta nacional, mi- general Franco, que reclamaba los privilegios que habían
nisterio que aceptó como una cuestión de pastoral ecle- tenido los monarcas católicos de nuestra nación, declaró
siástica y no como una colaboración política y lo ejerció que se veía obligado a intervenir para «velar por los sa-
hasta 1953, en que presentó su dimisión de forma irre- cratísimos intereses de la Iglesia misma».
vocable. En 1960 fue nombrado miembro de la comi- Goma fue el paladín de la reconciliación nacional y, a
sión pontificia por el Apostolado Seglar, preparatoria la vez, la primera víctima ideológica del nuevo Estado, a
del concilio Vaticano II y en 1962 fue nombrado perito pesar de que había sido desde el principio de la Guerra
del concilio, adscrito a la comisión conciliar para el Civil su defensor acérrimo. Se le ha llamado injusta-
apostolado seglar. En 1963 dimitió de todos sus cargos mente el «cardenal de la guerra» para contraponerlo a
y regresó a Barcelona. Toda su vida estuvo al servicio de su paisano Vidal, arzobispo de Tarragona, denominado
la Iglesia y, concretamente del apostolado seglar. Fue un «cardenal de la paz». Ninguno de estos apelativos co-
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rresponde a la verdad histórica, porque Vidal, quedó — y a las generaciones posteriores, a medida que los
exilado desde España en 1936 y no pudo tener inciden- obispos fueron tomando distancias del Régimen, les
cia alguna en la vida de la Iglesia, ya que no regresó a su pesó la herencia del gran responsable de la vincula-
tierra: en un primer momento porque él no quiso, a cau- ción que la Iglesia mantuvo con el Estado durante va-
sa de la persistente persecución; después, porque Fran- rias décadas.
co se lo impidió. Trabajó desde su exilio italiano y suizo
en favor de sus sacerdotes y seglares perseguidos, de- Goma se sintió padre y pastor de todos, vencedores
seó la victoria de Franco, hizo algunas gestiones para y vencidos, amigos y adversarios. Para él todos debían
conseguir un final negociado de la guerra, pero todas fundirse en un solo bloque, unidos en esfuerzo cons-
sus gestiones fueron infructuosas. En cambio, Goma tante para bien de la patria común.
trabajó intensamente por la pacificación y reconci-
liación, pues la única salida posible de la trágica situa-
ción de España era la victoria de los nacionales para
acabar con la persecución religiosa y después promover
una reconstrucción nacional, tras las ruinas de la gue-
rra, que permitiera comenzar una nueva tarea.
Goma nunca quiso la guerra, sino, todo lo contrario:
hizo lo posible para conseguir la paz. Fue un gran cata-
lán y un gran español, molesto e incomprendido, al que
no se le ha hecho justicia. Fue ante todo un hombre de
Iglesia, pero incomprendido por unos y por otros:
— no lo comprendieron los vascos porque le tuvieron o
fingieron tenerle por duro, acérrimo, más unido a la
coraza de Marte que al corazón de Cristo;
— tampoco lo comprendieron los nacionales, porque
Goma fue siempre la «pesadilla» de Franco, sobre
todo a medida que la guerra se iba definiendo; aquel
cardenal a quien tanto había hecho sufrir «la niña»
(la República), no miró con tranquilidad que en vez
de «la niña» los vencedores ofrecieran a España «el
niño» (el engendro de la FET y de las JONS) (En esta
clave hay que leer varias de sus pastorales, sobre
todo la del final de la guerra, que fue prohibida por
la censura gubernativa);
— a los católicos franquistas les molestaron los conflic-
tos entre el cardenal y Franco;
II
CONTINUÓ CON EL ARZOBISPO OLAECHEA
EN LOS AÑOS CUARENTA

1. Personalidad eclesial de Olaechea


Marcelino Olaechea Loizaga4, hijo de un obrero me-
talúrgico, alumno desde su infancia de los salesianos, y
más tarde salesiano también, fue nombrado obispo de
Pamplona en 1935, sin intervención alguna del poder
civil, y en esta diócesis emprendió una gran tarea pas-
toral en momentos trágicos para la historia de España.
En 1946 fue nombrado arzobispo de Valencia. El co-

4 Marcelino Olaechea Loizaga nació en Baracaldo, Vizcaya, el 9 de enero de


1889 A los 16 años ingresó en la congregación salesiana de San Juan Bosco Cursó
los estudios defilosofíaen el colegio de Carabanchel Alto (Madrid) y los de teología
en el estudiantado internacional de Tunn (Italia) Ordenado sacerdote en 1912, los
superiores le confiaron la dirección de importantes colegios Amplió estudios de
sociología en Lieja (Bélgica) y después fue elegido provincial de Cataluña, Valencia
y Madrid La Santa Sede le nombró en 1934 visitador de los seminarios de las pro-
vincias eclesiásticas de Valencia, Granada y Sevilla Y un año después, el 23 de
agosto de 1935, lo preconizaba obispo de Pamplona Recibió la consagración episco-
pal el 27 de octubre de dicho año en la catedral de Madrid El clima de reconciliación
que supo inculcar en el pueblo navarro dividido por la contienda civil de 1936 hizo
que el papa Pío XII lo nombrase arzobispo de Valencia el 17 de febrero de 1946
Tomó posesión de la diócesis en la persona del obispo auxiliar, Juan Hervás, el 6 de
junio de 1946 y diez días después hizo su entrada solemne en la ciudad de Valencia
Tuvo como obispos auxiliares, desde 1952 hasta 1957, a Jacinto Argay a Goicoechea,
y desde 1957 hasta 1966, a Rafael González Moralejo Al cumplir los 75 años de
edad, según las normas del concilio Vaticano II, que invitó a los obispos a presentar
la renuncia de sus diócesis, lo hizo, aceptándosela el papa Pablo VI el 19 de noviem-
bre de 1966 Mons Olaechea se retiraba después de veinte años de trabajos e ilusio-
nes, de iniciativas y realizaciones en favor de Valencia, con una intensidad sin
precedentes Falleció en Valencia el 21 de octubre de 1972 Sus restos mortales des-
cansan en la capilla de Santo Tomás de Villanueva de la Iglesia Catedral
48 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 49

mienzo de su ministerio valentino coincidió con la pri- La gente sencilla, los grupos marginados, los trabaja-
mera gran crisis política del Régimen tras la derrota en dores y las clases más humildes fueron los privilegia-
Alemania e Italia de los sistemas totalitarios, y con el dos del nuevo arzobispo, que tampoco olvidó a los bur-
activismo de la Iglesia en la sociedad española, protegi- gueses y a los industriales.
da moral y económicamente por el Estado. Coincidió Los hitos fundamentales de la renovación espiritual
además con el veintenio de mayor esplendor para la de la archidiócesis valentina promovida por él durante
consolidación de la restauración religiosa, de las estruc- un largo decenio estuvieron caracterizados por grandes
turas eclesiásticas y de la presencia activa del clero en manifestaciones e imponentes concentraciones popula-
todas las manifestaciones sociales, que comenzó a de- res, prueba evidente, para el arzobispo, de la vitalidad
crecer a partir de 1962, a medida que penetró en la Igle- de la Iglesia, de su capacidad de convocatoria y de la re-
sia el espíritu renovador del concilio Vaticano II. ligiosidad popular. Las originales iniciativas del arzo-
Olaechea inauguró sus tareas episcopales con un es- bispo entusiasmaron sobre todo al clero, que necesita-
tilo pastoral completamente nuevo que contrastó abier- ba nuevos estímulos para reemprender con ilusión su
tamente con el de sus predecesores, tanto en Pamplona tarea. Olaechea quiso un clero renovado, más cercano al
como en Valencia. Su discurso de ingreso en esta última pueblo, sensible a los problemas del mundo y con ma-
ciudad fue significativo porque, evitando prudente- yor preparación intelectual y humana para responder a
mente alusiones a la «Cruzada de liberación» y a las los nuevos retos de la sociedad. La conducta política de
grandezas del Régimen, presentó su misión como la del arzobispo en aquellos años difíciles fue acertada, pues,
verdadero pastor, abierto a todos: aunque nunca se mostró contrario al Régimen, mantuvo
— «a los ricos y a los pobres, desde su llegada a Valencia un discreto distanciamiento
— a los sabios y a los ignorantes, de las autoridades civiles, que no siempre estuvieron a
— a los patronos y a los obreros, la altura de las circunstancias ni libres de frecuentes y
— a las derechas y a las izquierdas. Buscamos sólo a Je- fundadas críticas por escandalosos episodios de co-
sucristo», dijo. rrupción administrativa. Sus intervenciones públicas en
momentos cruciales, como la abstención en el referén-
Como buen salesiano, captó la sensibilidad del pue- dum político de 1947, y sus pastorales sobre cuestiones
blo llano y centró sus primeras intervenciones públicas laborales y salariales demostraron que el arzobispo vi-
en gestos que le ganaron la confianza y la simpatía de vía intensamente los problemas sociales, aunque no era
todos. Desde el primer momento actuó en una doble di- un teórico de la sociología. Tuvo muchas iniciativas de
rección: carácter esencialmente benéfico y asistencial, realiza-
— por una parte continuar e intensificar la renovación das con gran acierto para demostrar la presencia de la
espiritual de la diócesis iniciada tras la guerra, pero Iglesia e, indirectamente, para denunciar las ausencias
con nuevos métodos pastorales y, evidentes del Régimen.
— por otra, mantener y aumentar el protagonismo so- En este contexto se entiende la fundación en 1948
cial de la Iglesia con iniciativas de carácter benéfico y del Instituto Social del Arzobispado (ISDA). Se volvía
asistencial. con él a las grandes realizaciones sociales de finales del
50 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 51

siglo XIX, debidas al padre Vicent y a tantos sacerdotes formación integral de sus asociadas, tanto religiosa,
valencianos dedicados a sindicatos, cooperativas y círcu- como cultural, profesional, artística y social, y la Escue-
los sociales, obreros y culturales en los pueblos. El ver- la de enfermeras, con características semejantes. En
ticalismo impuesto por el Régimen a la organización este mismo contexto se entiende la fundación en 1947
sindical impidió el desarrollo de cualquier iniciativa del Banco de Nuestra Señora de los Desamparados, ins-
privada, incluso de la Iglesia, en los primeros años de la titución pionera para la ayuda a los necesitados con un
postguerra. Olaechea afrontó también este agudo pro- sinfín de actividades diversas.
blema y organizó su institución en dos direcciones: ha- Existía en Valencia el grave problema del chabolis-
cia los patronos (Instituto Social Empresarial = ISE) y ha- mo, que afectaba a miles de familias, hacinadas en hu-
cia los trabajadores (Instituto Social Obrero = ISO), que mildes «chabolas», chozas o cabanas junto al río Turia,
gozaban de cierta autonomía, pero tenían una junta co- en pleno cauce, desde Mislata hasta su desembocadura
mún. Con el ISE quiso el arzobispo reformar la organiza- en Nazaret. El arzobispo las recorrió para percatarse de
ción patronal infundiéndole una inspiración cristiana, la situación y se planteó el ambicioso proyecto de cons-
empresa ciertamente ardua, que podía minar incluso su trucción de viviendas, financiadas por el patronato fun-
popularidad y prestigio. Con el ISO la Iglesia quiso dar a dado por él mismo, con intenciones ciertamente bue-
los obreros lo que el Estado les negaba: un ámbito de nas, pero quizá con espíritu paternalista. La iniciativa,
promoción humana y social, de formación cultural y re- excelente en su concepción, no estuvo exenta de peli-
ligiosa, un ambiente donde poder incluso manifestar gros, pues, muy pronto, cuando se le acabaron los fon-
-aunque tímidamente, habida cuenta de la situación po- dos, necesitó el arzobispo la ayuda económica de un
lítica-justas reivindicaciones. El ISO sólo pretendía me- Régimen político que él mismo por aquellos años cin-
jorar la condición de los trabajadores, sin ambiciones cuenta criticaba solapadamente. A pesar de estos incon-
políticas ni sindicales, pues no quería organizar movi- venientes, la iniciativa dio frutos positivos y contribuyó
miento sindical o asociación política alguna. Era un cen- a resolver en parte el problema de la vivienda que ago-
tro de formación e instrucción con oportunos cursillos biaba a numerosas familias.
y conferencias. Cerebro del ISDA fue el Instituto de Es- Otra iniciativa muy popular en sus comienzos, aun-
tudios Sociales, formado por catedráticos e investiga- que menos en años sucesivos, fue la original Tómbola
dores que estudiaban desde distintos puntos de vista el Valenciana de Caridad, para recaudar fondos con desti-
complejo problema social en sus diferentes aspectos no a las numerosas obras sociales del arzobispado crea-
con el fin de encontrar posibles soluciones en armonía das en tan poco tiempo. La Tómbola tuvo gran éxito por-
con las enseñanzas de la Iglesia. que nació en un momento económico y social propicio,
Tampoco olvidó el problema de la mujer ante el tra- pero su esplendor fue breve, apenas seis años, desde
bajo y ante la vida, para cuyo estudio y solución, según 1948 hasta 1954, en los que consiguió recaudaciones
los principios cristianos, fue creado el Instituto Social de hasta 300.000 pesetas diarias y cerró sus ejercicios
Femenino. Para ayudar a la mujer trabajadora erigió con varios millones de beneficios limpios. Los nuevos
además otras dos instituciones: el Hogar Instructivo Ca- aires del desarrollo económico de la nación y del inci-
tólico de Señoritas oficinistas (HICSO), que atendió a la piente desinterés popular por estas formas de ayuda
52 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 53

benéfica promovidas por la Iglesia aconsejaron el cierre nizativa del arzobispo y su decisivo influjo en una so-
definitivo de la Tómbola. ciedad muy clericalizada, que se fue perdiendo cuando
En todas estas actividades puede verse, como he di- comenzó a penetrar el secularismo.
cho, el deseo sincero del arzobispo de poner remedio a Mayor envergadura tuvo la creación del Patronato de
las muchas deficiencias de una sociedad que el Estado Educación e Instrucción del Arzobispado (1949), que
intentaba construir sobre bases nuevas, pero que en promovió la construcción de escuelas primarias, dirigi-
realidad presentaban grandes limitaciones, tanto por das por maestros, seleccionados mediante concurso-
las contradicciones e incoherencias propias del mismo oposición, a los que se exigía, además de la preparación
sistema político como por la corrupción existente en di- adecuada, una dedicación a la enseñanza religiosa y a la
versos niveles de la administración pública. En reali- formación moral de los niños. En 1954 eran 375 las es-
dad, con estas iniciativas el arzobispo llenó vacíos in- cuelas primarias establecidas por el arzobispo.
mensos y denunció tímidamente faltas graves del poder En todas estas obras prevalecieron la ilusión y el en-
civil, a la vez que intentó demostrar a los trabajadores tusiasmo, la buena voluntad y la generosidad de perso-
que la Iglesia era capaz de resolver los problemas socia- nas desinteresadas sobre la solidez de los planteamien-
les y laborales, ante los cuales el Régimen mostraba una tos y el rigor de su gestión. Lo cual mostró, por una
incapacidad evidente. parte, la valentía del arzobispo y su capacidad creado-
Olaechea, que con las autoridades civiles y militares ra, pero, al mismo tiempo, una cierta ingenuidad y falta
mantuvo siempre relaciones correctas, aunque nunca de previsión, pues no era posible que la archidiócesis
cordiales, por lo menos en su primera época -e incluso mantuviera por mucho tiempo tantas instituciones a
en la segunda, a pesar de que fue consejero del Reino-, pleno rendimiento. Los frutos de algunas de ellas fue-
se inclinó también a la burguesía y al capital, conce- ron más bien escasos, quizá porque faltaron sacerdotes
diendo incluso a industriales acaudalados cargos hono- y seglares capaces de dirigirlas y también medios eco-
ríficos en cofradías y asociaciones de la Iglesia. nómicos para financiarlas.
Con este método consiguió vincular al naciente ISE a
los sectores más dinámicos y representativos de la eco- 2. Contrario a la persecución religiosa
nomía valenciana, que vieron en esta organización una republicana y a la represión política
posibilidad de agrupación no sólo para fines profesio- de los nacionales
nales sino también políticos, mientras el Régimen ne-
gaba cualquier intento de asociación, a la vez que con- El 6 de agosto de 1936 firmó, junto con el obispo de
tribuían a financiar las numerosa obras benéficas y Vitoria, Mateo Múgica, una pastoral en la que denunció
asistenciales del arzobispo, que no conocieron pausa el anticlericalismo de la revolución y los horrores de la
en veinte años, pues dio vida en toda la diócesis a coo- persecución religiosa, «porque -decían- es en la demar-
perativas agrícolas, albergues para la juventud, escue- cación de nuestra jurisdicción, en parte de ella y no fue-
las confesionales de magisterio y periodismo, de asis- ra de ella, donde ha surgido un problema pavoroso de
tentes sociales y de deportes, etc. Surgidas todas ellas orden religioso político, a cuya solución va ordenado
en los años cincuenta, demostraron la capacidad orga- este documento».
54 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 55

España pasaba por días de prueba como no los había El 15 de noviembre de 1936 pronunció el obispo Olae-
sufrido en siglos. chea, en la iglesia de San Agustín de Pamplona, una alo-
A un quinquenio de revolución política había sucedi- cución contra la durísima represión política de los na-
do bruscamente una cruel revolución social. Luchaban cionales, en la que se expresó en estos términos:
unos ejércitos contra otros, mientras en campos y po- «No más sangre que la decretada por los Tribunales de Justicia, sere-
blados las pasiones desatadas revolvían y ensangrenta- na, largamente pensada, escrupulosamente discutida, clara, sin dudas,
ban todo. Los dos obispos dijeron: que jamás será amarga fuente de remordimientos.
«Lo que conturba y llena de consternación nuestro ánimo de prela- Y ...no otra sangre.
dos de la Iglesia es que hijos nuestros, amantísimos de la Iglesia y se- ¡Católicos y católicas de la gloriosa diócesis de Pamplona! Voso-
guidores de sus doctrinas, han hecho causa común con enemigos de- tros y vosotras en particular (...) socios queridos de Acción Católica,
clarados, encarnizados de la Iglesia; han sumado sus fuerzas a las de practicad con todo el amor, predicad con toda energía, las palabras de
ellos han fundido su acción con la de ellos y acometen fieramente, con Jesucristo en la Cruz, esas palabras que distinguen a los cristianos:
todo género de armas mortíferas, a los enemigos de ellos, que son sus "Perdónalos, Padre, que no saben lo que hacen"»5.
propios hermanos (...)
Nos, con toda la autoridad de que nos hallamos investidos, en la
forma categórica de un precepto que deriva de la doctrina clara e inelu-
3. Defensor de los detenidos políticos
dible de la Iglesia, os decimos: No es lícito en ninguna forma, en nin-
Su labor pastoral en Pamplona, tras la victoria de
gún terreno, y menos en la forma cruentísima de la guerra, última ra-
zón que tienen los pueblos para imponer su razón, fraccionar las
Franco, se centró en la reconciliación del pueblo nava-
fuerzas católicas ante el común enemigo (...) Menos lícito es, mejor, rro dividido por la contienda, y tuvo que afrontar dos
absolutamente ilícito es, después de dividir, sumarse al enemigo para series de acontecimientos que sacudieron la tranquili-
combatir al hermano, promiscuando el ideal de Cristo con el de Belial, dad de la capital de la diócesis:
entre los que no hay compostura posible, y el ideal, prescindiendo de — la Carta a los huerfanitos de Navarra (hijos de fusila-
otros que quizás quieran conservarse incontaminados, es el exterminio dos navarros, en los primeros meses de la Guerra Ci-
del enemigo, del hermano en este caso, ya que la intención primera de vil), que provocó una respuesta inmediata en todo el
toda guerra es la derrota del adversario. ámbito diocesano,
Llega la ilicitud a la monstruosidad cuando el enemigo es este — y el comienzo del peregrinar al obispado de los fami-
monstruo moderno, el marxismo o comunismo, hidra de siete cabezas, liares de los presos del Fuerte de San Cristóbal, en
síntesis de toda herejía, opuesto diametralmente al cristianismo en su busca de intercesión del obispo de Pamplona, ante
doctrina religiosa, política, social y económica. Y cuando el sumo pon- las autoridades correspondientes, para ver de salvar
tífice, en documentos recentísimos, dice anatema al comunismo y pre-
la vida de aquellos miles de condenados a muerte, a
viene contra él a todos los poderes, aun no cristianos, y les señala como
ariete destructor de toda civilización digna de tal nombre, dar la mano
causa de la guerra recién concluida.
al comunismo en el campo de batalla, y esto en España, y en este cris-
tianísimo país vasco-navarro, es aberración que sólo se concibe en los
ilusos que han cerrado los ojos a la luz de la verdad, que ha hablado por
su oráculo en la tierra».
5. Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Pamplona, n. 1839 (diciembre
1936), pp. 429-431.
56 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 57

En relación con los huerfanitos, no hubo escuela, ca- lumnias que se han lanzado -sin fundamento alguno-
tcquesis, ni parroquia que no respondiera efusiva y ge- contra su persona y para reivindicar su memoria.
nerosamente al llamamiento de su obispo, que recibió El primero de estos documentos es el «Mensaje en-
personalmente a cuantos acudieron a su invitación y viado por los reclusos de San Cristóbal al Excmo. e limo.
que terminó por tener resonancias a escala nacional. Señor Obispo de Pamplona, con ocasión de su visita a la
Los condenados a muerte, concentrados de toda Espa- Prisión-Fortaleza el 24 de septiembre de 1940, día de
ña, en el tristemente conocido Fuerte de San Cristóbal, Nuestra Señora de la Merced», que dice textualmente:
sumaron muchos millares de personas. Sus familiares «Señor Obispo: Ilustrísimo Señor, doblemente Ilustrísimo por su
empezaron a llamar a las puertas del obispado, que se dignidad tan alta que toca al cielo, y por su cristiana humildad que ha
abrieron de par en par. La noticia de la buena acogida venido hasta nosotros para compartir y aliviar nuestra amargura.
corrió por toda España y el número de visitantes creció Señor Obispo: tengo la misión de elevar a Vuestra Ilustrísima un
día a día. Todos fueron recibidos uno por uno, por el mensaje de respetuoso y ferviente afecto y, al hacerlo, hablo en nombre
obispo Olaechea, provocando una actividad agotadora a de todos mis compañeros de pena; en nombre de los aquí presentes; en
su secretario Cornelio Urtasun Irisarri6, recién ordena- nombre de los excarcelados que salieron llevando prendida en su pe-
cho, sobre el corazón, unaflorde gratitud, la única que las almas bue-
do sacerdote, y con una actividad que duró, con intensi- nas pueden recoger sobre las piedras de este recinto; y hablo en nom-
dad creciente, varios años. Olaechea realizó una labor bre, también, de los muertos, a quienes Dios liberó y a cuyas almas él
callada en sus años de Pamplona, en favor de los miles habrá permitido hallarse hoy entre nosotros...
de detenidos político llegando a conseguir la conmuta- Todos, los que estamos y los que estuvieron, somos deudores a
ción de muchas penas de muerte y la liberación de mi- Vuestra Ilustrísima del mayor bien que a los hombres puede hacerse,
les de encarcelados. Tan callada, que hoy es casi desco- que es amarles y socorrerles en la adversidad.
nocida. Por ello, considero muy oportuno reproducir Pero muy especialmente tienen hacia Vuestra Ilustrísima esa deuda
por primera vez algunos documentos íntegros del ar- inmarcesible y dulce de la gratitud, los compañeros de aquella trágica
chivo personal del obispo Olaechea, que demuestran su TERCERA BRIGADA que se hallaban sepultados en vida bajo la doble
actividad en defensa de los condenados políticos en Na- losa de una doble condena. La trágica TERCERA BRIGADA ya no existe
gracias a Vuestra Ilustrísima... La doble losa de la doble condena que
varra, para responder con testimonios irrefutables a ca- ninguna fuerza material podía remover, ha sido levantada por la fuerza
espiritual del amor cristiano, del amor humano de Vuestra Ilustrísima.
6. Fundador del Instituto Secular Vita et Pax in Christo lesu, nació en Espinal De tal modo, los que parecían irredimibles están redimidos. Mu-
(Navarra), el 16 de septiembre de 1917 y murió en Pamplona, el 1 de abril de 1999. chos de ellos han vuelto a sus hogares, y los que aún se hallan aquí, es-
Ordenado sacerdote en 1940, unió a su labor de secretario la de chófer y compañero peran, en las mismas condiciones que los demás reclusos, la hora tal
de visita de todas y cada una de las parroquias, que el obispo Olaechea realizó incan- vez próxima de su liberación... Tal es la obra de Vuestra Ilustrísima; la
sablemente, unas veces con ocasión de la visita pastoral, otras, para mantener y avi- obra que todos nosotros, los presentes y los ausentes, sólo podemos pa-
var el fuego sagrado de una acción pastoral entusiasta y pluriforme que dio como gar devolviendo moneda por moneda, es decir amor por amor, sin olvi-
resultado el fortalecimiento de toda clase de obras apostólicas, y que hicieron que la dar que ese amor nos obliga, con sagrado e ineludible fuero, a vivir
diócesis de Pamplona apareciera como la tierra fecunda para toda obra buena y
para el bien, como Vuestra Ilustrísima vive y como quiere que, según
vivero y terreno a propósito para elflorecimientode toda clase de vocación cristiana,
especialmente a la vida consagrada. Publicó Las oraciones del misal. Escuela de su ejemplo vivan los hombres.
espiritualidad de la Iglesia. Domingos y solemnidades (Barcelona, Centre de Pasto- He aquí, Señor Obispo, el mensaje que tengo la misión de elevar a
ral Litúrgica, 1995); Cuaresma y Pascua en las oraciones feriales (ibid., 2000). Vuestra Ilustrísima en esta jornada grande; en esta jornada que en San
58 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 59

Cristóbal une dos solemnidades: la del día de Nuestra Señora de la Mer- no acabamos de comprender cómo se les puede tener a la mayoría de
ced, y la de esta visita, tan esperada y deseada de Vuestra Ilustrísima. ellos por más tiempo en esta situación.
Debemos y queremos terminar este mensaje haciendo extensivo su Cuando nuestro invicto Caudillo "queriendo liquidar las responsa-
testimonio de gratitud a nuestros Señores Capellanes, que en todo mo- bilidades contraídas con ocasión de la criminal traición que para la Pa-
mento nos han prodigado consuelo y amparo; a las Hijas de la Caridad, tria realizó el marxismo al oponerse al Alzamiento del Ejército y la
que voluntariamente comparten nuestro cautiverio y le alivian con su Causa Nacional con el fin de alejar en lo humanamente posible desi-
abnegación; a nuestro Señor Director, que acertó siempre a hermanar gualdades que pudieran producirse y que de hecho se han dado en nu-
la severidad de la disciplina con los paliativos de la bondad; y en fin, al merosos casos", dio el decreto para la constitución de la "Comisión de
Señor Administrador, a los Señores Jefes de Servicio, Oficiales y Guar- examen de penas", una corriente intensa de simpatía y de fe hacia el
dianes que, identificados con el espíritu de la Dirección, saben cumplir mismo inundó durante algún tiempo los corazones de los presos y de
su deber guardando a los reclusos las consideraciones que merecen. todas sus familias. Porque, examinándose cada uno en el fuero de su
Esto es, Señor Obispo, lo que tenía la misión de decir en esta hora y conciencia como les decía "Redención" en el editorial de este día y a
en nombre de todos mis compañeros: los presentes, los ausentes, y los tenor de lo que las copias de sus sentencias decían (sin tener en cuenta
muertos a cuyas almas Dios habrá permitido estar hoy aquí, entre no- el que muchas de éstas están fundamentadas en falsas denuncias y
sotros, para esta fiesta de gratitud que es amor en los corazones de los odios personales) la mayoría de ellos creyeron que había llegado la
hombres de buena voluntad. Antonio G. de Linares». hora de cumplirse de palabra la promesa tantas veces dada de que los
que no tenían las manos manchadas en sangre nada tenían que temer.
Por su parte, uno de los capellanes del Fuerte de San Pero hoy, señor Obispo, después de once meses que hace que se dio
Cristóbal, José María Pascual Hermoso de Mendoza (el ese Decreto, el pesimismo y la desconfianza vuelven a renacer en estos
otro era Ramón Lezaun Armendáriz), dirigió al obispo pobres presos. Porque si es verdad que las auditorías como las de Bil-
Olaechea la siguiente carta, pidiéndole que intercediera bao, Burgos y Galicia principalmente, comprendieron el pensamiento
ante Franco en favor de los reclusos políticos: del Caudillo y el alcance de su decreto, otras, v.g., Valladolid, Segovia,
Salamanca, etc. etc., no lo han comprendido. Los reclusos pertene-
«Prisión Fortaleza de San Cristóbal. Pamplona. Servicio Religioso. cientes a estas provincias nuestras, desde el primer día del Glorioso Al-
11 de diciembre de 1940. zamiento y presos también desde esos primeros días, no saben a qué es
limo. Sr. Obispo de Pamplona. debido el que se les retenga cuando, en virtud de ese Decreto del Cau-
Amadísimo Señor Obispo: En vista de que transcurre el tiempo sin dillo, hace tiempo ya, que debieran gozar de libertad.
que se vea una solución a este grave problema de los presos políticos, ¿Y los conmutados de la pena de muerte? ¡Cuántos de ellos hay
me tomo la libertad de hacerle unas breves observaciones acerca del que si hoy fueran revisados sus expedientes se les pondría en la calle!
mismo para que V.E. si lo estima conveniente, haga cuanto pueda en ¿Y los ancianos... y los enfermos? Señor Obispo, por Dios y por Es-
favor de tanto desgraciado. paña, hable de este problema con el Caudillo. Estoy seguro de que la no-
Le voy a hablar señor Obispo, con toda la fuerza que pueden dar a bleza de su corazón tomará en cuenta y con agrado estas observaciones
mis palabras la convivencia continua (V.E. lo sabe) con dos mil hom- que él las desconoce porque no puede vivirlas ni llegar al fondo de las
bres de todas las provincias de España que consumen su vida en esta mismas.
Prisión de San Cristóbal. ¡Dos mil hombres y condenados todos ellos a Todavía hoy los presos tiene fe en nuestro Caudillo. Todavía pronun-
la pena de treinta años! cian su nombre con la máxima devoción y el mayor respeto. Todavía,
No dudo que para muchas gentes que no han visto los expedientes cuando los tuberculosos ven consumirse su vida lejos de sus seres queri-
de estos reclusos, su pena y su prisión están justificados; mas los que dos, cuando los que carecen de medios económicos se ven acosados por
conocemos sus causas y sus sentencias a través de los textos oficiales, el hambre a causa de la escasa alimentación que se les da, cuando los de-
60 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 61

sarrapados no pueden vestirse ni abrigarse, cuando los ancianos se ven Lo digo puesta la mano en el corazón, sinflorde literatura ni lisonja.
privados del cariño que a su edad corresponde, cuando los padres reciben El Castillo de San Cristóbal (un tiempo fortaleza, luego prisión mi-
noticias de la trágica situación porque atraviesan su mujer y sus hijitos... litar y hoy presidio común) los alberga. A él se sube por una larga y es-
todavía dicen con fe: ¡ Si esto lo viera y supiera el Caudillo! cabrosa (en la minuta dice: muy mal tenida) carretera, y en el angosto
Por Dios y por España, señor Obispo intervenga en este grave pro- patio y las estrechas galerías, en que se hacinan, viven (los, tachado)
blema. ¿No le parece que podían poner a todos los que no están man- dos mil hombres tan sin sol y sin aire, tan sin abrigo y tan sin alimento
chados en sangre en libertad atenuada y con las mismas condenas que que casi una mitad se hallan enfermos, y enfermos de tuberculosis.
hoy tienen, debidamente controlados, para que su conducta se fuera re- Hay cosas buenas arriba: unas autoridades inmejorables, unas mon-
dimiendo para la Patria? Esté seguro de que mientras el Gobierno die- jitas heroínas y dos ejemplares capellanes.
ra la sensación de autoridad que hoy tiene, ninguno de ellos se movería Y... hay presos buenos; hay centenares de hombres (tengo la lista
de su sitio y todos procurarían incorporarse lo antes posible en el nue- ante mis ojos) que ni tienen manos manchadas en sangre, ni han enve-
vo Estado. Harían, ni más ni menos, lo que hacen los reclusos que han nenado al pueblo; centenares de hombres que tienen revisada favora-
sido excarcelados. blemente su causa y esperan la ratificación del fallo (en la minuta: el
Perdone este atrevimiento y sepa que lo único que me ha movido a turno de su expediente) para salir a la vida y al amor de los suyos.
escribirle esta carta es el deseo de que Vuestra Excelencia haga algo en Señor, al alborear el último día de este año, por los presos que creen
favor de tantos desgraciados. en Vuecencia y le quieren, este su servidor no acierta a pedirle porque
Suyo devotísimo y humilde capellán José M. Pascual». no sabe si es posible dar mayor prisa al fallo de las causas (en la minu-
ta: se anima a pedirle una palabra a las Auditorías de la España que
De la carta personal que el obispo Olaechea envió a nunca fue roja, Valladolid, Segovia, Salamanca, Burgos ..., o al mi-
Franco se conserva el borrador escrito a máquina en su nisterio del Ejército, por si es posible mayor rapidez en las tramitacio-
nes) ni sabe si es posible un aumento en la pobre asignación diaria de
archivo, con varias correcciones autógrafas, que indico
los presos.
entre paréntesis en esta transcripción:
Y después de pedirle perdón de su osadía... Es tan magnánimo el
«Pamplona, a 30 de diciembre de 1940 corazón de Vuecencia que yo sé que me lo concede amplio, (borrado).
Excmo. Sr. D . FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE Sólo sabe que lo que sea posible entrará muy hondo en el corazón
Jefe del Estado Español y Generalísimo de los Ejércitos de Vuecencia y que él sabrá perdonarle la osadía de esta carta.
Excmo. Señor: De Vuecencia humilde y agradecido servidor y capellán t Marceli-
Todos los días le encomiendo con fervor en la santa misa; y lo he no, Obispo de Pamplona».
tenido más intenso en estasfiestasde Navidad yfinde año.
Quiera Dios -como yo se lo pido- seguir asistiéndole, como hasta Dicha carta se refiere a reclusos sentenciados por
ahora con sus mejores gracias y darle la alegría de ver un día en su apo- Consejo de Guerra, reunido en Valladolid en 19 de sep-
geo a la España grande y buena, que forma el anhelo de su vida. tiembre de 1936, y por Causa n. 102 de 1936, condena-
Una ilusión; la de que mi carta sea leída por Vuecencia me ha mo- dos a treinta años de Reclusión Mayor, por Rebelión Mili-
vido a apartarla del sinfinde felicitaciones, que le habrán consolado en tar. Otros Consejos de Guerra en Medina del Campo,
estasfiestas,porque quiere llevarle la mía un consuelo más escogido
Vitoria, Lugo, Burgos, Ávila, Segovia, Salamanca, Astor-
(sic) en la fuente de consuelos para otros.
ga, La Coruña, El Ferrol, Vigo, Tuy, Oviedo, Pontevedra,
Y es que con mi felicitación, Señor, va la de dos mil desgraciados,
que creen en Vuecencia y en las largas horas de miseria, de dolor y de- Luarca, Pamplona, Ponferrada, San Sebastián, Elgoibar,
sesperanza suspiran: "Ah; si el Caudillo supiera..." Más de mil, de los que sólo seis tenían delitos de sangre.
62 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 63

Estos reclusos enviaron al Obispo varios escritos de traslado a Valencia el 18 de febrero de 1946 fue el reco-
felicitación, como los siguientes: nocimiento por parte de la Santa Sede a la actividad de-
sarrollada en Navarra con entusiasmo y valentía. El co-
«En el día de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo Año de 1940
mienzo de su ministerio valentino coincidió con la
y en el día de la Circuncisión del señor Año de 1941 los reclusos de la
Prisión Fortaleza de San Cristóbal elevan al Ilustrísimo Señor Obispo primera gran crisis política del Régimen tras la derrota
de Pamplona Don Marcelino Olaechea el siguiente mensaje: en Alemania e Italia de los sistemas totalitarios, y con el
Ilustrísimo Señor: Dos mil hombres, que viven, sufren y esperan activismo de la Iglesia en la sociedad española, protegi-
entre los muros de esta Prisión, y que al correr de los años de cautive- da moral y económicamente por el Estado. Coincidió
rio recibieron de Vuestra Ilustrísima tanta ayuda moral y material -tan- además con el ventenio de mayor esplendor para la
to consuelo y tanto socorro- felicitan a Vuestra Ilustrísima de todo co- consolidación de la restauración religiosa, la poten-
razón, en estos días solemnes y hacen las más fervientes votos para que ciación de las estructuras eclesiásticas y la presencia
Dios conceda a Vuestra Ilustrísima cuantas gracias, venturas y alegrías activa del clero en la sociedad. Promovió la renovación
merece Vuestra Ilustrísima». espiritual y material de la diócesis, caracterizada por
«Los reclusos del Fuerte de San Cristóbal felicitan las Pascuas a Su grandes manifestaciones e imponentes concentracio-
Ilustrísima. En estos pliegos de firmas va a S. lima, además de una fe- nes populares.
licitación, el cristalizar de un profundo agradecimiento en unos cora-
Fue muy discutida su actitud personal con ocasión del
zones sencillos.
Muchos de losfirmanteshace muy poco que han aprendido a escri- referéndum institucional de 1947 porque no votó -a pe-
bir. Y el detalle tal vez más encantador es esa página, a primera vista sar de haber publicado una circular explicando el signifi-
desordenada, de los reclusos de la 4a brigada. Al solicitar de ellos unas cado del voto e invitando a su clero y fieles a emitirlo se-
firmas se volcaron todos sin hacer caso al decirles que solamente bas- gún la propia conciencia- porque se consideraba padre
taba con seis en representación de los demás y llenaron el pliego sin de todos sus diocesanos, los monárquicos y los republi-
dejar sitio ni para el epígrafe. canos. Manifestó su propósito de no votar al ministro de
Sirva este testimonio de gratitud para que S. lima, continúe tenien- la Gobernación y sobre esta postura mantuvo una polé-
do a estos reclusos en lugar predilecto de su corazón». mica conversación con el gobernador civil de Valencia.

4. Contrario al Referéndum Éste es el texto de su circular:


institucional de 1947
«Al clero yfielesde la diócesis.
Don Marcelino Olaechea fue trasladado a Valencia Venerables Hermanos y amadísimos hijos:
porque el Gobierno lo consideraba «como poco entu- Votar.
siasta del Régimen y apasionado por el ideal del separa- Han transcurrido varios años en la historia de España, sin que sus
tismo vasco -según testimonio del primo de Franco-; y, hijos se hayan enfrentado con las urnas.
por ello, el Gobierno gestionó su ascenso a arzobispo Se os requiere al presente a los mayores de edad, a aceptar o recha-
para alejarlo de Navarra, donde tenía su diócesis 7 . Su zar una Ley.
Ese requerimiento (primer llamamiento, por sufragio universal,
desde la guerra acá a la voluntad de la Nación). Nos da ocasión para
7. F. FRANCO SALGADO ARAUJO, Mis conversaciones privadas con Franco
(Barcelona, Planeta, 1976), pp. 13 y 16.
deciros con la mayor claridad y brevedad que nos sea dado, cuál será
64 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 65

siempre vuestro deber en la emisión del voto, ya para aceptar o recha- enfoque ideal de la sociedad y su gobierno; pero ellos son padres; no
zar una Ley, ya para elegir, si a ello se os llama un día, a los gestores de pueden descender a la arena de las diferenciaciones políticas ni de las
la cosa pública. Las normas que en síntesis os recordamos son normas preferencias personales.
generales. Nos referimos, pues, a todas las leyes y a todas las eleccio- De tal suerte deben estar alejados y aparecer alejados de las polari-
nes y a todos los tiempos. zaciones terrenas, de cuanto puede dividir a las almas que Dios les ha
confiado, que éstas no trasluzcan lo que en el fondo de las suyas, como
1. No tenéis la menor duda de que el católico digno de tal nombre ciudadanos pensadores, lleven.
debe ser el mejor ciudadano, el más ejemplar cumplidor de cuanto con-
La Iglesia no ha sido política, la Iglesia no es política, la Iglesia no
tribuya al mayor bien de la comunidad, sin ahorrar trabajo ni parar
será jamás política.
mientes en cobardías.
Cuando la política llegara a tocar el altar dejaría de ostentar con
Mal católico sería el que, aun frecuentando la Iglesia y saboreando verdad ese noble sello para convertirse en una cosa... sin nombre; y aun
las dulzuras de la piedad, se encerrase en una torre de marfil para no entonces, la Iglesia, denunciando con serena maternidad el ataque,
percibir el chirrido de las injusticias sociales, ni los ayes de la miseria, amará más en sus "hombres de Dios" la oración y el sacrificio que la
ni el rodar de las olas de inmoralidad; el que no sintiera ansia por la defensa inevitable (para ellos y para todos) por las urnas.
grandeza de la Patria que Dios le dio para mejor ir a Él.
Venerables Hermanos en el sacerdocio, y singularmente vosotros,
2. Entre los deberes ciudadanos, uno, y de los más trascendentales, queridos Párrocos, a quienes Dios asiste tan visiblemente con la gracia
es "votar". El abstenerse de emitir un voto secreto con libertad de emi- de estado, ved bien lo que Él os inspire siempre en el uso del voto; y
sión y garantía de verdad en la proyección, sería pereza, sería cobardía, quiera Dios que no tengáis nunca el dolor de saber que unas almas se
sería traición a los deberes sociales, sería dejar de manejar un arma que os han alejado por vuestras preferencias terrenas, como jueces y parte
Dios, por medio de la sociedad, pone en las manos para el logro del en las cosas que Dios haya dejado a la libre disputa de los hombres.
mayor bien. Que Él os dé a todos, venerables hermanos y amadísimos hijos, el
¿En qué sentido votar una Ley? consuelo de oír el aplauso de vuestra conciencia en el cumplimiento
En el que cada cual crea más conducente al logro de ese mayor del propio deber»8.
bien.
Arranca de aquí la necesidad de estudiar, según las propias luces y La conducta del arzobispo de Valencia fue criticada
el mejor asesoramiento que se tenga a mano, para acertar con el referi- por muchos, pues se interpretó como un gesto de opo-
do mayor bien. sición abierta al Régimen. Pero Franco no tomó a mal
Pensad, pues; asesoraos, y que Dios os inspire, puesta la mira en Él este gesto nombrándole al arzobispo de Valencia procu-
y, por tanto, en el mayor bien de la Patria. rador en Cortes, cargo que ejerció desde 1955 hasta
Y, ¿a quién elegiréis cuando os llegue el caso? 1967, cuando ya le había sido aceptada la renuncia al
Aquien, siendo digno, sea al mismo tiempo eficaz para el logro de ese
arzobispado de Valencia.
mayor bien, pospuesto todo interés bastardo, todo amor reñido con él.
En carta dirigida la ministro de la Gobernación, Blas
3. Ciudadanos hay que han segregado Dios de los ojos para poner- Pérez González, el 4 de julio de 1947, Olaechea explicó
los entre su justicia y las debilidades de los hombres; ciudadanos que las razones de su oposición al voto no sólo de las reli-
son y se sienten padres de todos. Son esos ciudadanos, los sacerdotes,
y, singularmente, los que tienen cura de almas.
Es verdad que la serenidad de la virtud, la intensa cultura humana y
8. Fechada en Valencia el 15 junio 1946 (B O del Arzobispado de Valencia
el continuo estudio y manejo de las cosas divinas les dan acierto en el 1947, pp. 285-287).
66 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 67

giosas de clausura, sino también de todas las religiosas, El Excmo. Sr. Gobernador, que no compartía mi manera de pensar,
y dijo por qué él no votaba: se ha mostrado, como siempre, un gran caballero.
Perdóneme, Excmo. Señor, que entre tantos graves asuntos como
«Mandé a mi Boletín Eclesiástico y reprodujo espontáneamente
tiene entre manos, le haya quitado yo unos minutos.
toda la prensa diaria de Valencia, la Circular que en este sobre incluyo.
Dios le pague largamente toda la bondad que ha tiene conmigo.
Antes de mandarla tuvo ocasión de leerla el Excmo. Sr. Goberna-
Afmo. amigo agradecido y s.s. y cap. f Marcelino, arzobispo de Valen-
dor Civil, al cual le pareció bien.
cia».
A tenor de esa Circular se animan los fieles al cumplimiento de su
deber de ciudadanía en la emisión del voto.
El Excmo. Sr. Gobernador Civil habló con mi Sr. Vicario General, 5. Defensor de la familia frente
en ausencia mía, y hoy invitado por mí, conmigo, sobre el voto de las a las propuestas gubernativas
Religiosas y el del Sr. Arzobispo.
Me alegraré de que dé cuenta a Vuecencia de esta conversación, Olaechea fue un prelado políticamente atípico, quizá
pues siendo hombre muy inteligente y buen amigo reflejará estricta- el más atípico de los obispos, pues tuvo los más altos
mente la verdad, pero no renuncio yo al honor de manifestársela, aun- cargos del Régimen sin haber sido nunca adicto a él. En
que sea muy en resumen. 1963 llegó, contra su voluntad, a ser miembro del Con-
Le dije era yo de parecer de no angustiar a las Religiosas (algunas sejo de Regencia porque era el arzobispo más anciano
han manifestado ya esa angustia) con la emisión del voto; y que en entre los que eran Procuradores en Cortes9. Aceptó esta
cuanto a las de clausura era mi decisión que no salieran de su santo re-
responsabilidad política, a pesar de su actitud crítica
tiro.
Los votos de las Religiosas son pocos y no cuentan para sacar a flo-
hacia el Régimen 10 con la aprobación de la Santa Sede
te, tan aflote,como el Gobierno quiera, el "Referéndum". -a la que consultó previamente- para poder actuar des-
Esas buenas mujeres hacen más por el "Referéndum" orando en de la Cámara en defensa de los intereses de la Iglesia,
sus casas, que sacadas de ellas para emitir un voto que no se precisa. sobre todo en el campo de la escuela y de la familia para
En cuanto al voto del señor Arzobispo.
Yo no lo tuve en Navarra (donde hablé y escribí a los sacerdotes lo
mismo que les he escrito esta Circular), y no figuro en el censo electo- 9. Lo sabemos por el testimonio de quien entonces era ministro de Información
ral de Valencia. Supongo que mientras tenga el cargo pastoral no vota- y Turismo, quien dice: (En septiembre de 1963) «Conversación con mi viejo amigo,
ré jamás en mi vida. el arzobispo Olaechea, de Valencia; no desea ir al Consejo de Regencia, porque,
Creo que haré mayor bien a la Religión, a España y al Caudillo no según me dice, en su diócesis hay muchos republicanos» (M. FRAGA IRIBARNE,
apareciendo ante las urnas. Memoria breve de una vida pública, Barcelona, Planeta, 1980, p. 84).
10. M. FRAGA IRIBARNE, o.c, pp. 161-162, refiere que el 3 de marzo de 1966
Esta archidiócesis tiene una mayoría muy grande de izquierdistas.
mantuvo una «extensa entrevista con el arzobispo de Valencia (que) está muy preo-
No piensa así el Excmo. Sr. Gobernador Civil; pero yo no puedo se- cupado por el tema sucesorio, y por el gran número de republicanos que hay en su
guirle en su optimismo después de hablar con casi todos los Sres. Pá- archidiócesis; está en contra de los nacionalismos, y cree que la Iglesia no debe con-
rrocos de la misma. tribuir a exacerbarlos; está en contra del aparato del Movimiento, que entiende que
Ahora bien, si yo aparezco a sus ojos mirando sólo a lo estricta- debe desmontarse cuanto antes; finalmente, está muy de acuerdo con la Ley de
mente religioso seré más eficaz; tal vez el único eficaz para acercarlos Prensa, que considera un buen paso en la buena dirección». Más adelante afirma:
«Entrevista con el arzobispo Olaechea, de Valencia; listísimo, como siempre; es
a la Iglesia, a la Patria y al Caudillo. Me creerán más.
miembro destacado del lobby que está poniendo trabas a la Ley de Libertad Reli-
Sólo el bien de las almas me mueve. giosa» (o.c.,p. 200).
68 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 69

impedir que se cometieran atropellos legislativos por — la otra, encabezada por el arzobispo Olaechea, que
parte del Régimen. consideraba el texto viciado en su base y por tanto
Muy valiente y determinante fue su intervención debía ser rechazado, por las siguientes razones:
contra el «Proyecto de ley sobre las Asociaciones de los
Cabezas de Familia», presentado por el Consejo de Mi- I a porque el proyecto partía del falso supuesto que la
nistros a las Cortes en junio de 1964 a propuesta del nacional española y el «Movimiento Nacional» eran
ministro secretario general del Movimiento y publicado la misma cosa;
en el Boletín de las Cortes del 3 diciembre 1964, cuya fi- 2 a estableciendo que el sistema jurídico asociativo del
nalidad en teoría, era dar estatuto jurídico al derecho Movimiento era el cauce obligado a través del cual
de representación política de la familia, proclamada en podían ser ejercidos los derecho político de los cabe-
«El Fuero de los Españoles» de 1945 y en los «Principios zas de familia, el proyecto negaba a estos últimos de
del Movimiento» de 1958, como una de las tres estruc- derecho natural de constituir libremente sus propias
turas básicas -las otras dos eran el ayuntamiento y el asociaciones;
sindicato- del Régimen español. Los promotores de la
ley, con el fin de evitar cualquier toma de posición de la 3 a las asociaciones familiares «con fines específicos» , y
Jerarquía, que pudiera derribar el proyecto, hicieron al- en primer lugar las asociaciones familiares de la Igle-
guna concesión a la Iglesia con el intento evidente de sia, eran libres solamente por lo que se refería a su
acallar la voz de los obispos. Régimen interno y a sus actividades «específicas»,
Por ello, en el anteproyecto se introdujo una cláusula pero no lo eran si querían ejercer un derecho de re-
que eximía del control del Movimiento las actividades presentación pública, pues entonces deberían inte-
propias de las asociaciones familiares dependientes de grarse en el sistema asociativo del Movimiento;
la Jerarquía. Pero esta cláusula fue suprimida en el pro- 4 a el proyecto significaba un retroceso sobre el sistema
yecto, no se sabe por quién ni por qué. Tras una inter-
representativo vigente;
vención enérgica del arzobispo Olaechea, los metropoli-
tanos, con nota verbal del 7 de julio de 1964 lamentaron 5 a la Iglesia no podía aprobar este proyecto, que le qui-
tan grave omisión ante el ministro Solís, y éste con car- taba a la familia su carácter natural ultrapolítico y
ta del 8 de octubre sucesivo pidió excusas por este in- mientras no se reconociesen otros derechos funda-
voluntario olvido. mentales. Estas observaciones aparecieron en artícu-
Algunos días más tarde fue nombrada en las Cor- los publicados por «Ecclesia» y «Cuadernos para el
tes una comisión, presidida por el arzobispo de Ma- diálogo».
drid, Mons. Morcillo, de la que formaban parte 47
procuradores. En esta comisión se manifestaron dos Por su parte, el arzobispo de Madrid trataba de bus-
tendencias: car un compromiso. La división de opiniones desorien-
— la primera, encabezada por el arzobispo Morcillo, tó a los miembros de la Comisión. Federico Silva infor-
quien considerando que los católicos debían dar prue- mó al nuncio Riberi quien reunió en la nunciatura a los
bas de buena voluntad tratarían de mejorar la ley; metropolitanos y a ellos informó el ministro, en ausen-
70 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 71

cía del nuncio, que no quiso participar en la reunión, «Barcelona, 18 enero de 1965
sobre el problema. Excmo. Sr. D. Jorge Jordana de Pozas
La mayoría de los prelados estuvieron de acuerdo Madrid
Muy querido amigo:
con el punto de vista del arzobispo de Valencia, quien
Contesté a sus amables líneas con una carta tal vez un poco larga.
pidió a Silva que redactara la minuta de la carta con la Paso unos días en Barcelona.
que el arzobispo Olaechea, en nombre de la Conferen- Me he honrado con la conversación detenida de dos grandes ami-
cia de Metropolitanos comunicaron a Franco su oposi- gos de tan preclara inteligencia como ejemplaridad cristiana, dotados
ción al proyecto, porque «no cree se acomode a los de la mejor voluntad de concordancia: El señor Ministro Secretario del
principios del derecho natural que amparan la constitu- Movimiento, y el señor Subsecretario.
ción de la familia como cédula social básica, tanto de la Vamos juntos a lograrla.
sociedad civil como de la Iglesia y también porque esti- Yo no dudo de que se va dando al Movimiento por ellos, por Vd. y
man que no favorece la unidad entre los españoles». por otros que les rodean, una apertura necesaria, y que tal vez no con-
«Esta petición -concluía la carta firmada por el arzobis- sentía antes la dureza de los tiempos que hemos vivido.
po Olaechea y dirigida al presidente de las Cortes, fe- A pesar de todos los empeños, no creo que Vds. duden de que no
chada en Madrid el 29 de enero de 1965- se hace con la pocos españoles les siguen teniendo, sin pararse bien a mirar, como a
más completa y absoluta reserva para que en modo al- duros herederos de una absorbencia política.
guno pueda ser interpretada ni tampoco utilizada con Creo que urge poner todos los esfuerzos para que aparezca más y
más clara la nobleza de los suyos, en función de la mayor unión de los
fines políticos o partidistas». Poco después, también
buenos españoles.
Morcillo se unió a este grupo.
Yo vengo teniendo el gusto de decirle a Vd. mi manera de pensar
Franco ordenó que se retirara el proyecto de ley, evi- sobre la ley en proyecto, de "representación pública familiar", en las
tando que este gesto apareciera como debido a la oposi- conversaciones con que ha querido Vd. honrarme hace ya tantos me-
ción eclesiástica, para lo cual se pidió a Olaechea que ses, en función de la misma.
retirara su propuesta de enmienda general por otra en He leído cuanto ha llegado a mis manos sobre ella, y, entre esto, lo
la que pedía la suspensión «sine die» del proyecto. Cosa mandado a todos los Prelados por el Secretario del Episcopado Es-
que el arzobispo de Valencia hizo enseguida y del pro- pañol, trayendo un párrafo a mi enmienda, por ser tan acertado, (com-
yecto nunca más se habló u . pulsadas escrupulosamente por mí las citas de los artículos), y tan encan-
A propósito del proyecto de ley de asociaciones de tadoramente sintético, como redactado por una Comisión de prestigiosos
cabezas de familia, Olaechea envió la siguiente carta al apóstoles seglares.
delegado nacional de Asociaciones del Movimiento: No creo que haya sido la HOAC la inspiradora del mismo. Yo cierta-
mente no me he dado la menor cuenta de ello. De habérmela dado, la hu-
biera insertado, con igual gusto, en mi enmienda; pues lo de la HOAC y
de la JOC que sea no solamente bueno, sino bien dicho y sin salirse de la
línea del apostolado, (que es marchar lealmente por las leyes e institucio-
nes de España), lo aprobamos y defendemos todos los Prelados, todos.
11. M FRAGA IRIBARNE, o.c, p. 130, añade: «Cena con el arzobispo de Valen- Yo creo que ninguno de mis inteligentes y nobles amigos me des-
cia, que está muy negativo en relación con un proyecto de ley de asociaciones fami- conocerá así mismo, ni por distracción siquiera, proyectando o pensan-
liares, ciertamente raquítico, del Movimiento». do de mí otra cosa.
72 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

Me daría gran pena por él.


Se lo digo para que enristre la lanza por si oye alguna distracción
que no me sea favorable.
Hágame igual justicia si alguien me tilda de "totalitario", diciéndo- III
le que yo sólo soy "totalmente español".
Ninguno de los dos grandes amigos que me han honrado con su vi- CON EL CARDENAL HERRERA ORIA
sita, ni me lo han insinuado, ni son capaces de sufrir eclipse de nobleza.
No pienso en "Comisarios políticos"; pero sí en la garantía de los
Y LOS PROPAGANDISTAS
Principios Fundamentales del Movimiento, bien hermanada con la cla-
ra independencia del Sistema Jurídico Asociativo del mismo, de todos
modos los cabeza de familia. 1. Personalidad eclesial de Herrera Oria
No es fácil.
Dios inspire a la Ponencia. El cardenal Herrera Oria13 fue el primer obispo espa-
He visto en los dos grandes amigos a quienes aludo, buena disposi- ñol que dimitió tras el Concilio. La renovación generacio-
ción, en busca de la mejor concordia. nal del episcopado español comenzó a partir del verano
Espero que la encuentren; y me den el gran placer no sólo de no te- de 1966, cuando los obispos más ancianos presentaron
ner que hablar en conciencia, pero aún de no disentir. su renuncia por motivos de edad, siguiendo fielmente la
Mi gran bendición a Vd., a su esposa y familia, t Marcelino»12. invitación a la norma canónica establecida por Pablo VI,

13. Fue décimo hijo de una familia numerosa de trece hermanos. Su padre, José
Herrera Ariosa, era montañés de origen, y su madre, Asunción Oria, madrileña. Se
trasladó con su familia a Valladolid y en 1893 inició sus estudios en el colegio de San
Jorge de los Padres Jesuítas, donde concluyó el bachillerato a los catorce años. En
1905 se licenció en Derecho, por Salamanca, después de haber seguido el último
curso en la de Deusto. Falleció en Madrid el 28 de julio de 1968. Tiene abierto el pro-
ceso de beatificación desde 1996. Cfr. las obras de J. Ma. GARCÍA ESCUDERO, Don
Ángel Herrera y El Debate en la evolución de la Iglesia y el catolicismo español en
«Aproximación a la historia social de la Iglesia Española contemporánea». II
Semana de historia eclesiástica de España Contemporánea (San Lorenzo de El
Escorial 1978), pp. 217-240; El pensamiento de «El Debate». Un diario católico en
la crisis de España (1911-1936) (Madrid, BAC, 1983); «Ya»: medio siglo de historia,
1935-1985 (Ibidem 1984); Conversaciones sobre Ángel Herrera (Ibidem 1986); El
pensamiento de Ángel Herrera: antología política y social (Ibidem, 1987); Los espa-
ñoles de la conciliación, (Madrid, Espasa-Calpe, 1987); Los propagandistas en el
catolicismo español: «XX Siglos», n. 8 (1991) 74-81; Significación de «El Debate» y
«Ya» en el pensamiento católico español: «Corintios XIII», n. 62-64 (1992) 717-723;
y además J. M. GUASCH BORRAT, El Debate y la crisis de la Restauración (1910-
1923), (Pamplona, Eunsa, 1986); J. SÁNCHEZ JIMÉNEZ, El cardenal Herrera Oria
(Madrid, Encuentro, 1986); J. ANDRÉS GALLEGO-P. GARCÍA ROJO-C MARTÍNEZ
MURILLO, Sobre el origen de los Propagandistas, ICAI y El Debate: «Hispania
12. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias (Barcelona, Plaza & Janes, 1990), I, pp. 758-759. Sacra» 45 (1993) 249-306.
LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 75
74

quien rogó encarecidamente a los obispos que presen- comentaron la insuficiente eficacia de la palabra habla-
taran la renuncia al gobierno pastoral de sus diócesis al da. La idea de un gran diario nacional acababa de nacer.
cumplir los 75 años de edad. Por entonces arrastró una vida lánguida un diario fun-
Con la jubilación del cardenal Herrera desaparecía de dado en octubre de 1910. El 31 de octubre de 1911, a
la actividad pública una de las figuras centrales del ca- los cuatro meses de la conversación referida, los propa-
tolicismo social español del siglo XX, que llegó al sacer- gandistas católicos, apoyados económicamente por La
docio y al episcopado en edad avanzada, tras muchos Gaceta del Norte, de Bilbao, compraron el diario. El 1 de
años de intensa dedicación a tareas apostólicas desde la noviembre de 1911 salió el primer número de la segun-
militancia seglar. A los veintiún años ingresó por oposi- da época. Era un periódico que se hacía en una vieja ro-
ción en el Cuerpo de Abogados del Estado, con el núme- tativa y cuya prensa de estereotipia funcionaba a brazo.
ro 3 de la oposición. En el primer ejercicio desarrolló el Lanzaba cuatro mil ejemplares. Años después rebasaría
tema administrativo con tal brillantez que fue sacado los cien mil.
en hombros por los asistentes. El nuevo director de El Debate, Ángel Herrera -quien
Pasó a la Delegación de Hacienda de Burgos, donde según su propia frase, «no había visto un periódico más
permaneció siete meses. El 10 de octubre de 1908 pidió que a la hora del desayuno»- concibió lo que debía ser
la excedencia y regresó a Madrid, donde su vida cam- un diario católico: Lo primero, lo sustantivo y esencial,
biaría de rumbo definitivamente. Por entonces el padre ser periódico. En 1912 La Gaceta del Norte tuvo que re-
Ángel Ayala, quien dirigió la congregación de «Los Lui- tirar su apoyo económico y Herrera fundó entonces La
ses», reunió en octubre de 1908, en el colegio de Arene- Editorial Católica, entidad propietaria de El Debate. El
ros a una docena de congregantes. Siguiendo una suge- diario, con un aire nuevo, convirtió la sección editorial
rencia del entonces nuncio en España, monseñor Vico, en caja de resonancia de la conciencia nacional españo-
se pensó en la Propaganda Oral Católica. En 1909 se la. Toda la historia del llamado catolicismo social espa-
fundó solemnemente la Asociación Católica Nacional de ñol, durante los decenios siguientes, halló en El Debate
Jóvenes Propagandistas y se eligió como presidente a su fiel reflejo.
Ángel Herrera, quien estaría a su frente durante veinti- Herrera, quien en 1911 viajó a Roma por vez primera
séis años, hasta 1936, para volver ya en 1949 como con- para visitar al cardenal Merry del Val, fue recibido por el
siliario. Doctorado en Derecho en el mismo 1909, si- papa san Pío X, lo mismo que en su segunda visita, en
guieron dos años de intensa actividad propagandística 1912, y en su tercera, en 1921, en esta ocasión por Be-
por toda España, especialmente en Castilla la Nueva y nedicto XV. La dirección de El Debate la simultaneó He-
Andalucía. rrera con la presidencia de la Asociación Católica Na-
Madrid celebró en junio de 1911 el Congreso Eucarís- cional Propagandística. Herrera apoyó también a la
tico Internacional. La manifestación de fe es imponente Confederación Nacional Católica Agraria, al grupo so-
en el acto y procesión de clausura, el 29 de junio. La cial de la entonces llamada democracia cristiana. Montó
prensa reduce la dimensión de los hechos. Al anochecer el sistema de los círculos de estudios para el análisis y
pasean por la calle de Alcalá, todavía enardecida, Ángel difusión de las encíclicas pontificias. Creó, en 1918, la
Herrera, José María Urquijo y Domingo Espalza, quienes Oficina Informativa de la Enseñanza; en 1919 intervino
76 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 77

en la fundación de la Confederación Nacional de Estu- tituciones en la vida de Ángel Herrera. Fundó la Casa Sa-
diantes Católicos; en 1921 participó en la gestación de cerdotal de Maliaño, estableció el poblado pesquero y
«Pax Romana»; en 1921 organizó la Juventud Católica se dedicó intensamente a la predicación.
Española, primero en Madrid y después en todo el país. Nombrado en 1947 obispo de Málaga, el día del Pilar
En 1926 creó la Escuela de Periodismo de £/ Debate, de aquel año entró en la diócesis malacitana. Los perio-
primer paso dado en España para una enseñanza seria y distas de toda España le regalaron el báculo, que lleva-
académica de la especialidad, y precursora de la Escue- ba la efigie del patrono de los profesionales de la pren-
la de Periodismo de la Iglesia, que, impulsada especial- sa, san Francisco de Sales. En su escudo episcopal se
mente por Herrera, empezó a funcionar en 1960. Y cuya encontraba el blasón del santo y el significativo lema:
primera promoción, graduada en 1963, lleva el nombre «Orationi et ministerio verbi». Y se dedicó intensamen-
del cardenal. te a la oración y al ministerio de la palabra.
En 1931 promovió la Acción Nacional, movimiento Otros campos conocieron su eficiencia. Elevó al Jefe
civil católico para actuar en la vida pública española en del Estado un proyecto de escuelas-capillas para los
los primeros años de la República. En 1933 surgieron campos de Málaga, que fue aprobada. Se construyeron
casi simultáneamente el Centro de Estudios Universita- 250 de ellas, que redimieron a más de veinticinco mil
rios, el Instituto Social Obrero y los comienzos de la analfabetos. Su preocupación por lo social cuajó muy
Universidad de verano de Santander. En el mismo año pronto en una institución: la Escuela Social Sacerdotal,
de 1933 abandonó voluntariamente la dirección de El que se instaló en enero de 1948 en el propio palacio
Debate por ser nombrado presidente de la Junta Central episcopal. Esta Escuela se trasladó a Madrid en el curso
de Acción Católica. El diario, que estuvo primero en un 1950-51, convertida en el Instituto Social León XIII. En
piso de la calle Barquillo, con una rudimentaria impren- 1958 estrenó edificio propio en la Ciudad Universitaria.
ta en la calle de Los Caños, ha conseguido una categoría El 15 de agosto de 1964, un decreto de la Sagrada Con-
europea y su entidad editorial caminaba hacia la pujan- gregación de Seminarios y Universidades de España eri-
za posterior, con un diario en Madrid, cuatro en provin- gió al Instituto León XIII en sección de la Facultad de Filo-
cias, una agencia nacional de noticias, un semanario y sofía y Letras de la Universidad Pontificia de Salamanca.
la Biblioteca de Autores Cristianos. En el curso 1961-62 se abrió el Colegio Pío XII, reconoci-
En 1935 dejó la presidencia de las ACN de P. -en la do más tarde como Mayor. Se levantó también la escuela
que le sustituyó Fernando Martín-Sánchez Julia- y un de ciudadanía cristiana y posteriormente la residencia
año más tarde marchó a la Universidad Internacional de para obreros Pío XI, una de cuyas últimas realizaciones
Friburgo para hacer los estudios eclesiásticos. Se espe- fue el Centro de Formación Ángel Ayala.
cializó en Doctrina Social Católica y el 28 de julio de Participó activamente en el concilio Vaticano II. El es-
1940, a los cincuenta y tres años de edad, fue ordenado tudio del esquema conciliar de comunicaciones sociales
sacerdote. Al día siguiente ofició su primera misa. En halló en su experiencia y en su saber una aportación va-
1943 regresó a España y fue nombrado coadjutor de liosísima, lo mismo que en su intervención sobre la
una parroquia de pescadores en su Santander natal, en Doctrina Social Católica en una de las últimas congrega-
Maliaño. Comenzó la segunda época de creación de ins- ciones generales de la tercera etapa conciliar. En 1965 el
78 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 79

papa Pablo VI le creó cardenal y el Jefe del Estado espa- ciones en los años cincuenta y sesenta. En esta obra se
ñol le impuso la birreta cardenalicia en la capilla del Pa- hizo el comentario y acopio de materiales orgánicamen-
lacio de Oriente. Su labor prosiguió, especialmente en la te dispuestos en torno a los Evangelios de todos los do-
diócesis malagueña. Puso en marcha los centros socia- mingos y fiestas del año. En los doce primeros años la
les de la Granja de Suárez, creó el Colegio Menor de San venta de ejemplares de dicha obra ascendió a 209.887
Francisco, puso en marcha nuevas escuelas rurales. Pa- volúmenes.
blo VI le comunica su aceptación de la dimisión en un Pero tuvo mucho más importancia el influjo que el
documento fechado el 27 de agosto. Cuando se despi- cardenal Herrera ejerció a través de la Asociación Católi-
dió del clero y pueblo malagueño, les expresó su gran ca Nacional de Propagandistas en la política nacional, a
amor y cómo «mi amor al pueblo ha sido siempre grande través de personas escogidas personalmente por él
y ha crecido a medida que le he conocido profundamen- como colaboradores en distintos ámbitos de la adminis-
te». Después de manifestar su deseo de que sus restos tración pública, que contribuyeron a moderar la imagen
mortales reposasen un día bajo la bóveda de la catedral del Régimen y a preparar lenta, pero progresivamente,
de Málaga, señaló una vez más que no se retiraba a des- una mentalidad más abierta a la evolución del mismo
cansar. Como Pablo VI le alentaba, siguió trabajando in- hacia formas de participación política, que no llegaron
cansablemente en bien de la Iglesia y de España. a ser realidad plena hasta la muerte de Franco. El diario
Gracias al cardenal Herrera, puede decirse que el cle- Ya, fundado después de la guerra como heredero ideo-
ro español de la posguerra fue superior al de antes de la lógico de El Debate, se convirtió en muy pocos años en
guerra: la conciencia crítica más aguda del Régimen, pues fue
— por el espíritu de oración, creando una mentalidad no hostil al Régimen pero sí
— por la práctica de los retiros y ejercicios espirituales, abierta a concepciones democristianas de la vida políti-
— por su celo apostólico, ca social, en la que predominaron de forma prevalente
— por su aproximación constante al pueblo más nece- tanto el espíritu democrático -imposible de manifestar
sitado, en un Régimen personal como era el de Franco- y la
— por la formación social, doctrina católica, desde el magisterio pontificio y epis-
— por la fidelidad en la liturgia a las normas de la Igle- copal, ampliamente difundido y analizado en dicho pe-
sia y por la predicación. riódico, a través de un selecto grupo de redactadores,
que supieron conectar con las aspiración de un sector
Nunca se predicó el Evangelio tanto como en aque- mayoritario de la sociedad y mantener un equilibrio
llos años, y gran mérito lo tuvo la colección de La Pala- entre la prensa del Movimiento, adicta al Régimen, y
bra de Cristo, publicada por la Biblioteca de Autores antiguos periódicos de inspiración más laica, cuyo ex-
Cristianos, que fue un repertorio orgánico, en diez to- ponente más emblemático fue el prestigioso diario mo-
mos, de textos para el estudio de las homilías dominica- nárquico ABC.
les y festivas, elaborado por una comisión de autores
-sacerdotes, religiosos y seglares- bajo la dirección del
obispo de Málaga, Herrera Oria, que alcanzó varias edi-
80 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 81

2. Los Propagandistas y el Régimen llamada «democracia cristiana» jugaron un importante


papel en el conjunto de fuerzas históricamente presen-
Muchos obispos promovieron la concordia y el diálo- tes en la España del Movimiento y de hecho estuvieron
go y tuvieron una visión más integradora en una época presentes en el Gobierno y en la Administración.
caracterizada por las actitudes contrarias. Más allá del Heredera de un experimento interesante, pero fra-
apoyo oficial y de las facilidades ofrecidas, estuvo en al- casada, que se realizó en la Segunda República, la «de-
gunos de ellos la intención de colaborar en el nacimien- mocracia cristiana» presentaba una «élite» de hombres
to de una Iglesia más tolerante, más realmente implan- preparados y capitalizaba sus excelentes relaciones
tada en el pueblo cristiano, más dialogante con la con la Santa Sede, con determinados sectores de la Je-
ciencia y la modernidad. rarquía y de la Acción Católica Española (ACE) y, en
La Falange Española fue considerada la piedra angu- menor grado, con dirigentes de movimientos semejan-
lar del Régimen porque: tes en otros países. Era muy discutible la conveniencia
— aportó una doctrina económica y social, que tenía de una organización política autónoma de los católi-
sentido nuevo y era capaz de atraer las masas; cos, salvo en países de persecución formal por parte
— tuvo un aliento político eficaz, que movilizó desde de otros grupos políticamente organizados, pero des-
1936 a una parte del pueblo al lado del Ejército y de luego en España semejante organización no podía
— que durante casi dos decenios tuvo arraigo para en- crear en aquellas circunstancias más que confusión. Se
cuadrarlo al servicio de una idea de reconstrucción vio como más positivo y conveniente que organizacio-
nacional; nes cuyo fin no era propiamente político, como la ACE
— preparó equipos de hombres para la administración y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas
central, para el gobierno de las provincias y de los (ACN de P.), fundada por el futuro cardenal Herrera,
pueblos, para los mandos sindicales y económicos y ofrecieran sus hombres al Estado, con tal de que di-
para otros diversos servicios estatales. chas personas no pretendieran ni ser los únicos repre-
sentantes del catolicismo español, ni aun los más au-
Pero a la Iglesia le inspiraron serios temores los ex- torizados; con tal de que tampoco pretendieran, de un
tremismos de falangistas exaltados, instigados por los modo dogmático, que sólo unas determinadas fórmu-
alemanes, que -con sus técnicas y hombres de ciencia y las o soluciones fueran aceptables y mucho menos el
de propaganda-, querían implantar las ideas y procedi- pretender acreditarlas con el éxito que hubieran podi-
mientos del nazismo, aunque en tono más moderado, do tener en países de circunstancias muy diversas. So-
para no chocar con la idiosincrasia española, pero avan- bre todo:
zando después gradualmente. — habían de reconocer de una vez para siempre la ne-
A pesar de contar con gente preparada y organizada, cesidad de dotar a España de estructuras políticas
los grupos centristas y de tendencia democristiana vi- más robustas de las que se requerían en otros países
vían en su mayoría de recuerdos y no tenían un progra- o si se prefiere, más acordes con su tradición;
ma activo que pudiera considerarse eficaz en la dialécti- — habían de reconocer también que el Estado es una
ca política española. Sin embargo, los exponentes de la institución secular con fines propios y que, dentro
82 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 83

de los límites concordatarios, se habían de mover eran la Institución Libre de Enseñanza y las institucio-
con plena libertad para su realización; nes socialistas que, aunque suprimidas legalmente,
— finalmente, había de evitarse toda confusión, ya que continuaban vivas y en plena actuación más o menos
la jerarquía eclesiástica, por una parte, y la nunciatu- disimulada, e intentaban incorporar a los falangistas a
ra apostólica, por otra, disponían de canales propios sus filas.
de expresión, que podían y debían ser oficialmente Durante la contienda los Propagandistas pasaron por
ejercitados, sin que nadie, y mucho menos quien de- momentos de gran dificultad; no sólo en la zona repu-
sempeñaba funciones públicas del Estado, pudiera blicana -donde fueron perseguidos y muertos por sus
arrogarse representación y aun menos la gestión de ideas católicas- sino también en la zona nacional. En
negocios ajenos. ésta la ACN de P. sufrió recelos y desconfianzas tanto
por parte de la jerarquía de la Iglesia, como del resto de
Esto supuesto, es de justicia reconocer que en este las fuerzas políticas. Los obispos censuraban su excesi-
sector hubo una cantera de hombres públicos católicos, va independencia al poner en marcha-durante los años
y que su sentido social estuvo muy en línea con los 30- la ACE; los segundos, el posibilismo político que ha-
tiempos, aunque hubiera sido deseable un mayor vigor bía caracterizado a los Propagandistas durante los años
y precisión en las formulaciones. de la República y que les había llevado a aceptar este
Contra los Propagandistas de Herrera y contra otros Régimen político y a participar en él.
miembros de la ACE había antipatía desde algunos sec- Una vez terminada la guerra, en el período que abar-
tores oficiales, si bien desde el primer día se adhirieron ca desde el 1 de abril de 1939 hasta el 3 de septiembre
con toda lealtad al nuevo Estado y gozaron, en general, de 1942, los Propagandistas desarrollaron un plan de
de la confianza de Franco. Todavía en plena guerra fue- acción que resultaría de gran eficacia para la solidez de
ron Propagandistas católicos algunos altos cargos de di- la España católica. En este sentido procuraron:
versos ministerios. En medio de la desarticulación ge- — en primer lugar, la configuración católica del entero
neral y radical de las fuerzas públicas y de los partidos cuerpo social, y para ello fue un instrumento adecua-
de derechas, la ACN de P., aunque institución de orden do la nueva Acción Católica, que ellos mismos se en-
religioso y de AC, fue una esperanza por la valía de sus cargaron de organizar y poner en marcha;
miembros (cuatro de ellos habían sido ministros con Gil — en segundo lugar, se empeñaron en la formación de
Robles durante la República), por su preparación, por núcleos católicos intelectuales, que pudieran influir
su espíritu cristiano y por su adhesión incondicional a en los centros vitales de la nación; en este ambiente
la Iglesia. Al mismo tiempo, por su patriotismo probado hay que situar su decidida voluntad de reconquista
y lealtad a Franco fueron buenos cooperadores a la intelectual de la Universidad española;
unión y concordia entre la Iglesia y el Estado. Esta ac- — por último, intentaron la incorporación a la España
ción fue decisiva en los primeros años, para impedir o católica de los vencidos en la Guerra Civil y se dedi-
limitar la influencia en el nuevo Estado, directamente o caron al apostolado con obreros y reclusos, colabo-
a través del improvisado y amorfo partido oficial, de rando activamente algunos Propagandistas en el Pa-
grupos selectos organizados, hostiles a la Iglesia, como tronato de Redención de Penas por el Trabajo.
K4 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 85

El año 1945 fue particularmente significativo porque a sus hombres para la vida pública. Por otra parte, el Ré-
a finales del mismo se había producido ya un aconteci- gimen necesitaba en aquellos momento un católico de
miento histórico de primera magnitud en la historia es- talante democrático y próximo al futuro cardenal Herre-
pañola imprescindible, sobre todo, para comprenderla ra, símbolo de la colaboración del catolicismo social es-
en sus aspectos políticos, sociales y también religiosos. pañol con Franco, comprometido en remontar la ima-
Se trató de la incorporación, desde un papel dirigente, a gen exterior de una España ligada a los derrotados de la
la clase política de importantes personalidades proce- guerra. Sus doce años al frente del ministerio de Asun-
dentes de las organizaciones católicas de apostolado tos Exteriores fueron para el católico Martín Artajo los
seglar. Es cierto que quienes, antes y después de esta fe- años de la consolidación del Régimen, a pesar de los mo-
cha, ocuparon los cargos más decisivos en el seno de la mentos difíciles del aislamiento internacional, frente al
Administración estatal fueron católicos, pero en el pe- que mantuvo la política de paciente espera que había he-
ríodo que se inició en aquella fecha -y que quizá se de- cho suya el propio Franco. Después vivió un período más
biera considerar concluido a comienzos de la década de satisfactorio con la firma del concordato, los acuerdos
los sesenta- les correspondió a ellos jugar un papel de con los Estados Unidos y la entrada de España en la ONU,
muy considerable y aun decisiva importancia. de la que había recibido, años antes, tan dura condena.
Por supuesto, esta colaboración sólo se entiende des-
de un ambiente y una circunstancia que no pueden ser
desdeñados por el historiador imparcial, porque en la
Iglesia comenzó en esa fecha, finales de 1945, un cam-
bio de mentalidad, que se manifestó en:
— la participación del católico Alberto Martín Artajo al
margen de su tarea como ministro de Asuntos Exte-
riores, en la transformación del Régimen;
— la gestación del concordato de 1953;
— la aportación del también católico Joaquín Ruiz Jimé-
nez, ministro de Educación Nacional, hasta su cese
en 1956,
— y la batalla contra los proyectos totalitarios del mi-
nistro secretario general del Movimiento, Arrese, du-
rante el bienio 1956-57.

La designación de Martín Artajo fue muy importante


para las relaciones con la Iglesia y los partidos europeos
de orientación democristiana, por su militancia católica.
Franco se decidió a nombrarlo porque el cardenal Pía y
Deniel le dijo al general que la Acción Católica formaba
IV

CON EL CARDENAL PLA Y DENIEL


EN LOS AÑOS SESENTA

1. Personalidad eclesial de Pía y Deniel14


Cursó sus estudios eclesiásticos en la Universidad
Gregoriana de Roma, como alumno del Pontificio Cole-
gio Español, y se doctoró en Sagrada Teología, Derecho
Canónico y Filosofía, al tiempo que merecía el premio
extraordinario en la primera de dichas disciplinas, insti-
tuido por el cardenal Villot. De regreso a su ciudad na-
tal, destacó pronto como eminente sociólogo y activo
organizador, actividades que alternó con el desempeño
de varias cátedras en el Seminario y diversos cargos de
responsabilidad en la curia diocesana. Consagrado con

14. Enrique Pía y Deniel nació en Barcelona el 19 de diciembre de 1876, en un


hogar cristiano de posición económica desahogada. Cursó sus estudios eclesiásticos
en la Universidad Gregoriana de Roma, como alumno del Pontificio Colegio Espa-
ñol , y se doctoró en Sagrada Teología, Derecho Canónico y Filosofía. El 4 de diciem-
bre de 1918 fue nombrado obispo de Ávila. Durante los diecisiete años que ejerció su
episcopado en Avila realizó una fecunda y admirable labor en beneficio de la Iglesia.
Fue trasladado a Salamanca el 28 de enero de 1935, en cuya diócesis ejerció una
fecunda labor pastoral. En 1940 creó la Pontificia Universidad Eclesiástica de Sala-
manca con sus facultades de Teología y Derecho Canónico. En 1941 fue nombrado
arzobispo de Toledo, primado de España; creado cardenal en 1946, formó parte de la
comisión de cardenales que preparó el concilio Vaticano II, algunas de cuyas sesio-
nes presidió en nombre del papa Juan XXIII. Falleció en Toledo, el 5 de julio de
1968. Cfr. P. MARTÍN HORMIGOS, La espiritualidad del sacerdote diocesano en los
documentos pastorales del cardenal Pía y Deniel (Madrid 1971); L. MORENO
NIETO, Crónica de 25 años en Toledo (1946-1970), (Toledo, Ayuntamiento, 1973);
El primado de España. Veinticinco años de pontificado del cardenal Pía y Deniel en
Toledo (Toledo, Diputación Provincial, 1967).
88 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 89

todo acierto a difundir las doctrinas sociales de León XIII, Nombrado arzobispo de Toledo en 1941, centró su
bien pronto se convirtió en un verdadero apóstol de los acción pastoral, en la restauración cristiana de la dióce-
suburbios barceloneses y fruto de esta actividad fue la sis, devastada en la reciente Guerra Civil. Restauró el edi-
fundación por él de un hogar para acoger a los obreros ficio del palacio episcopal, los tres seminarios dio-
en las horas de descanso. Cooperó activamente en la or- cesanos de Toledo y Talavera, reconstruyendo templos,
ganización y desarrollo de la V Semana Social de Barce- parroquias, conventos y casas rectorales. En Toledo creó
lona; en el Congreso litúrgico de Montserrat dirigió por dos nuevas parroquias. En el año 1951 promovió la cele-
encargo de su obispo la obra de Acción Social Popular bración de un concilio provincial, al que asistieron todos
en un momento harto grave para dicha institución, y los prelados de las diócesis sufragáneas de la provincia
fue igualmente director de la Revista Social, del Anuario eclesiástica. Dotó a los seminarios de mejoras materia-
Social y del semanario obrero El Social, muy difundido les y de nuevos valiosos planes de estudio, siendo en su
en aquellos tiempos por toda España. Durante los dieci- tiempo muy numerosas las vocaciones.
siete años que ejerció su episcopado en Ávila realizó Fue también presidente de la Conferencia de Metro-
una fecunda y admirable labor en beneficio de la Igle- politanos y de la Comisión Permanente, presidente de
sia. Su preocupación constante por los obreros le llevó la Junta Suprema de la Acción Católica Española, presi-
a fundar la Casa Social Católica, en la que sostenía la es- dente de la Dirección Central de la Acción Católica, de la
cuela gratuita allí establecida y encabezaba con cuan- Unión Misional del Clero y otras organizaciones ecle-
tiosos donativos cuantas suscripciones se abrían en fa- siásticas. En el ámbito civil, renunció resueltamente a
vor de los necesitados. Tarea suya fue la implantación los cargos de procurador de cortes (lo fue sólo durante
del Código de Derecho Canónico, la visita pastoral, la el primer trienio), miembro del Consejo del Reino y del
restauración y puesta a punto de las instituciones ecle- Consejo de Regencia. Mantuvo el cargo de consejero de
siásticas, la celebración de concursos generales para las Estado, por su carácter técnico y por estimar que el
parroquias entre el clero, la reconstrucción y repara- nombramiento iba ligado a la sede toledana. Por el sello
ción de edificios religiosos, la atención a los sacerdotes, eclesial y sereno de sus actuaciones, intervino en nu-
el cultivo del seminario diocesano y el notable vigor de merosos acontecimientos tanto de la Iglesia Universal
la naciente Acción Católica. Fundó la «Casa Social Cató- como en la historia nacional. Era el interlocutor nato en-
lica» y fue su animador. Fue trasladado a Salamanca en tre los obispos y la Sede apostólica, con la Nunciatura
1935, en cuya diócesis ejerció una fecunda labor pasto- por una parte, y el Episcopado español y el Gobierno y
ral. En 1940 creó la Pontificia Universidad Eclesiástica su Jefe de Estado, por otra. Sus características fueron su
de Salamanca con sus facultades de Teología y Derecho exquisitez singular, su tacto prudente y sereno y su dili-
Canónico. Fue presidente del Consejo de Obispos y de gencia pastoral. Pío XII le creó cardenal del 18 de febre-
la Comisión Episcopal para la Universidad Eclesiástica ro de 1946.
de Salamanca. Otras empresas fueron la ordenación ad- En el orden civil fue consejero de Estado y durante
ministrativa de la diócesis ante la supresión del presu- un trienio, procurador en Cortes. Al frente de sus dióce-
puesto del Culto y Clero, la organización de la Acción sis, y particularmente de la de Toledo llevó a cabo una
Católica y la atención primordial a los sacerdotes. ingente obra de restauración material y espiritual, im-
90 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 91

pulsó la vida cristiana, el apostolado seglar y, particu- tos epistolares con los ministros más representativos
larmente, el apostolado obrero. Presidió como Cardenal del momento -el Secretario General del Movimiento y
Legado de Su Santidad el Congreso Nacional de la Ju- delegado nacional de Sindicatos, José Solís; el de Asun-
ventud de Acción Católica en el año compostelano de tos Exteriores, Fernando María Castiella, y el de Gober-
1946, el Congreso Eucarístico Nacional de Granada en nación, general Camilo Alonso Vega- demostraron el ta-
1956 y el Congreso Nacional Mariano en Zaragoza en lento y valentía de ese «pequeño gran hombre» que fue
1954. Formó parte de la Comisión de cardenales que el cardenal primado por antonomasia -pues en Toledo
preparó el concilio Vaticano II, algunas de cuyas sesio- estuvo casi treinta años-, quien no tuvo empacho algu-
nes presidió en nombre del papa Juan XXIII. no en reconocer siempre públicamente que la Guerra
En el magisterio colectivo de los metropolitanos fue española había sido una «Cruzada», pero, al mismo
el principal promotor e impulsor, con documentos e tiempo, nunca se comprometió con el Régimen cuando
instrucciones de carácter religioso y moral, respondien- se trató de defender a la Iglesia y a sus movimientos
do a las necesidades de la época: la propaganda protes- apostólicos ante las máximas instancia del Estado. Pía y
tante en España, deberes de justicia y caridad, apostola- Deniel tuvo una gran libertad de espíritu para decir lo
do de educación, el magisterio de la Iglesia, la misión de que dijo porque fue coherente con sus principios y ac-
los intelectuales católicos, la actitud cristiana ante los tuó siempre en favor del pueblo español durante las dé-
problemas morales de la estabilización y el desarrollo cadas más complejas de su reciente historia, convenci-
económico, etc. do de que lo más prudente era no crearle mayores
La revista «Ecclesia» se fundó en su tiempo y bajo su dificultades a un Régimen que atravesaba momentos
patrocinio; exenta de censura civil, suyos fueron los muy difíciles, pero que, a la vez, era el único capaz de
editoriales de mayor importancia religiosa y política de garantizar una cierta estabilidad política, un desarrollo
su tiempo. Apoyó con enorme fuerza los movimientos económico y una evolución pacífica de la instituciones.
de apostolado obrero y sus publicaciones nombrando La primera se consiguió siempre, lo segundo sólo a par-
los consiliarios nacionales y constituyéndose en defen- tir de los años sesenta y lo tercero tras la muerte de
sor y orientador de sus actuaciones y ministerios. Franco.
La actitud de la Iglesia ante el sindicalismo vertical
2. Polémicas con el ministro Secretario tuvo dos fases diferenciadas:
General del Movimiento, Solís... — en la primera (1940-1960) la Iglesia confirmando su
legitimación del Régimen aprobó indirectamente al
Pía y Deniel fue defensor de los movimientos apostó- sindicalismo vertical, aunque existían movimientos
licos de Acción Católica -en particular de la HOAC y de la de oposición por parte de algunas organizaciones
joc- en los difíciles años sesenta, cuando España co- obreras católicas, que eran sistemáticamente repri-
menzaba a abrirse a Europa y al mundo y la situación midos mientras que
social del país había evolucionado favorablemente ele- — en la segunda, inició en 1960, cuando la JOC y la
vando el nivel de vida y atenuando la presión guberna- HOAC, así como los movimientos sindicales católicos,
mental. Sus respetuosos, pero polémicos enfrentamien- criticaron el sindicalismo oficial español, y fueron
92 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 93

defendidos por el cardenal primado 15 frente al mi- dicatos españoles. No creo que pueda extrañar a Vuestra Excelencia
nistro delegado nacional de Sindicatos, José Solís, que nosotros tuviéramos estas informaciones, porque son palabras su-
que tuvo que pedir excusas al cardenal. yas en el discurso pronunciado en Villagarcía de Arosa en 1957: "Re-
cordad cómo al principio, antes de las primeras elecciones sindicales
Franco dijo que «el primado había estado prudente. celebradas en 1944, nuestros edificios sindicales eran frías arboladuras
Carrero, por su parte, comentó que, en el fondo, no le fal- llenas de funcionarios, que habían de suplir, con buena voluntad, la au-
taba razón al cardenal. Navarro Rubio opinó que era lógi- sencia de los representantes obreros y empresarios. Aquello era un ca-
co que Pía y Deniel mostrara su preocupación por el he- serón vacío de contenido". Y después de aquel discurso ha continuado
cho evidente de que los sindicatos habían defraudado las Vuestra Excelencia propugnando hasta las recientes elecciones que se
esperanzas que se habían puesto en ellos para difundir debía ir a una mayor autenticidad representativa, lo cual implica que
hasta que se han realizado las recientes elecciones, la autenticidad re-
entre los obreros la doctrina social de la Iglesia»16.
presentativa no ha sido suficiente. La Jerarquía eclesiástica no ha teni-
En la carta que dirigió el 15 de noviembre de 1960 a do ninguna enemiga a los Sindicatos, sino que al contrario les ha dado
José Solís Ruiz, ministro Secretario General del Movi- apoyo nombrándoles asesores eclesiásticos diocesanos, lo cual no fue
miento y delegado Nacional de Sindicatos Madrid, le dijo: por iniciativa de la Iglesia, sino por petición con mucho interés del Es-
«Yo por mi parte ante el Gobierno, ante los Prelados y ante las Her- tado, y yo por mi parte como Presidente de la Conferencia de Metro-
mandades obreras de Acción Católica he sostenido siempre que no era politanos nombré Asesor Nacional al Excmo. Sr. obispo de León,
contra la doctrina social de la Iglesia el que los Sindicatos españoles quien ha desempeñado su cargo con el celo y capacidad que le distin-
sean mixtos de patronos y obreros ni el que sean obligatorios, por tener guen y a plena satisfacción del Gobierno. La Iglesia española ha apo-
también ambas cualidades los antiguos gremios, pero con tal que la re- yado hasta el presente a los Sindicatos españoles. Ahora bien, por su
presentación tanto de los patronos como la de los obreros sea auténtica. carácter de obligatorios, en los cuales están encuadrados todos los pa-
Este mismo criterio los tres Prelados que formamos la Comisión Per- tronos y todos los obreros, a pesar de tener asesores eclesiásticos, no
manente de la Conferencia de Metropolitanos, Excmos. Sres. Arzobis- pueden ser considerados como asociaciones apostólicas de apostolado
pos de Valladolid, de Zaragoza y el que suscribe expusimos a Su Exce- seglar. Son evidentemente asociaciones o corporaciones oficiales, en
lencia el Jefe del Estado en larga audiencia que nos concedió en San las cuales hay hombres de todas las ideologías, aun evidentemente
Sebastián el año 1956, en la cual a la vez que expusimos que ni el ca- miembros socialistas y comunistas.
rácter de mixto ni el de obligatorio no hacían los Sindicatos españoles Así como el Estado ha organizado sindicatos oficiales, la Iglesia ha
contrarios a la doctrina social de la Iglesia, respetuosamente expusimos tenido que organizar asociaciones apostólicas, Hermandades obreras,
igualmente a Su Excelencia el Jefe del Estado que según muchos in- como también Patronales, de Acción Católica. (...)
formes que no procedían solamente de las Hermandades obreras de Los mejores apóstoles entre los obreros son los obreros mismos,
Acción Católica, sino de los obreros en general de nuestras diócesis, no como han reconocido los Sumos Pontífices y por ello han promovido
tenían representación suficientemente auténtica los obreros en los Sin- las Hermandades Católicas de obreros. En España forman parte las
Hermandades Católicas de obreros de la Acción Católica, cuyas aso-
ciaciones están reconocidas por el Estado español en el artículo XX-
15. Cfr. B. LÓPEZ GARCÍA, Discrepancias entre el estado franquista y las aso- XIV del Concordato vigente: "Las asociaciones de Acción Católica
ciaciones obreras católicas en 1960. La correspondencia del Cardenal Pía y Deniel Española podrán desenvolver libremente su apostolado bajo la inme-
y el Ministro Solís: «Anales de Historia Contemporánea» 4 (1995) 259-281. Am-
diata dependencia de la Jerarquía eclesiástica, manteniéndose, por lo
plios extractos de esta carta han sido publicados también por L. LÓPEZ RODÓ,
Memorias /, pp. 688-697. que se refiere a actividades de otro género, en el ámbito de la legisla-
16. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias I, p. 244. ción del Estado". Sería una interpretación muy errónea de este artículo
94 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 95

del Concordato entender que el apostolado de la Acción Católica en ésta ha enviado a la América latina a un ex-presidente de la JOC espa-
general se ha de limitar a la oración y al cultivo de la piedad que se ve- ñola en largo viaje de propaganda; tanto el primer presidente de la
rifican en el templo. Ésta es la misión de las Cofradías que se erigen en HOAC, como el actual Presidente han sido invitados por los Estados
las iglesias; pero la misión de la Acción Católica en todas sus ramas y Unidos a visitar las organizaciones obreras de aquella nación costeán-
especializaciones, que no se erigen en ninguna iglesia, es mucho más doles su estancia en la misma. ¡Y qué contraste tan doloroso! En Espa-
amplia, se ejerce principalmente fuera del templo. En cuanto al aposto- ña, que es uno de los pocos Estados confesionales que hay en el mun-
lado de las Hermandades obreras de Acción Católica necesariamente do, que tiene un Concordato modelo, que lo es en tantos campos bajo
ha de incluir la propaganda de la doctrina social de la Iglesia y se han el punto de vista católico, se regatea, si no se desconoce la personali-
de ocupar de los problemas sociales. Así lo hacen las Asociaciones dad de las Hermandades obreras Católicas; se las presenta como sos-
obreras Católicas en todo el mundo. Por ello por mi parte he proclama- pechosas en sendas Circulares no sólo del Ministerio del Movimiento,
do tantas veces que las Hermandades obreras de Acción Católica no sino del de la Gobernación; se molesta a los dirigentes con investiga-
son ni aspiran a ser un Sindicato, pero tampoco son una Cofradía. Si ciones policíacas, se les multa por lo que hayan dicho o no dicho en ac-
fuesen una simple Cofradía, no se hablaría de ellas en los Concordatos tos que ha presidido el obispo de la diócesis, como en Bilbao y a pesar
modernos, no sólo el de España. Mientras no se entienda bien esto, no de respaldar todo lo dicho el Prelado; se han impedido actos como re-
se entiende lo que es la Acción Católica. cientemente en un pueblo de la provincia de Almería a pesar de cele-
Dado el artículo mencionado del Concordato español ¿puede des- brarse en un edificio propiedad de una congregación religiosa y sin que
conocerse la personalidad de las Hermandades obreras de Acción Ca- se les haya imputado ningún delito ni ningún desacato.
tólica en España? Esto plantearía un verdadero conflicto entre la Igle- Se dirá tal vez que a estos recelos, a tales sospechas han dado lugar
sia y el Estado. (...) alguna vez expresiones algún tanto radicales de alguna publicación de
Las Hermandades obreras de Acción Católica no se han dirigido en las Hermandades obreras Católicas. Tiene por lo menos tanto interés la
su petición, sino al Delegado Nacional de Sindicatos. ¿Es que dentro Iglesia como el Estado en que no defiendan soluciones demagógicas.
de la organización Sindical no se reconoce el derecho de petición? En- Sin embargo respecto de lo que sea o no demagógico, hay que seguir la
tonces los Sindicatos serían de un Régimen totalitario como los hitle- doctrina social de la Iglesia. Directa y públicamente he prevenido a la
rianos o los soviéticos. No está tampoco de más recordar que en la fe- HOAC en su última Asamblea que deben evitar como demagógico las
cha en la que se publicó la ley de organización Sindical y aún más tarde infiltraciones de doctrinas socialistas, de odio de clases; de procedi-
en la primera legislatura de las Cortes Españolas se dijo en ellas ofi- mientos violentos; pero no puede en cambio considerarse como dema-
cialmente que el Régimen totalitario era el de España y el único conve- gógico la legítima defensa de los intereses obreros, la información so-
niente en las circunstancias de entonces. Hoy nadie se atreve en Espa- bre sus reales necesidades, la aspiración a que se cuente con ellos en la
ña, ni en general fuera del mundo soviético, llamarse totalitario, pero resolución de los problemas del trabajo. En algunas ocasiones se ha til-
ciertamente no es sólo el nombre lo que hay que rechazar, sino lo que dado de demagógicas en las Hermandades obreras de Acción Católica
por él se significa. (...) afirmaciones hechas por autoridades del Estado o por dirigentes de la
Yo he de decir más, señor Ministro: que hoy las cuatro Hermanda- misma organización Sindical. Este mismo año se ha dado un caso cu-
des obreras, la HOAC y la HOAC femenina, la JOC y la JOC femenina en rioso en Toledo. Una sencilla hoja que publica la Hermandad obrera
su conjunto pesan ya en España y fuera de España. En España además local de Toledo presentó a la censura civil un artículo que estaba toma-
de los inscritos en las mismas, tienen muchos simpatizantes entre la do del órgano de los Sindicatos, sin indicar su procedencia. Se lo tachó
clase obrera; las ramas juveniles este año celebraron una asamblea con la censura civil, pero al demostrar que estaba tomado del órgano de los
seis mil participantes. Fuera de España sus Presidentes forman parte de Sindicatos, entonces lo autorizó.
los Comités directivos de las Asociaciones obreras Internacionales Ca- Termino, señor Ministro, esta contestación, que me ha resultado
tólicas, como la FILMOC de adultos y la JOC Internacional de jóvenes; algo larga, pero que no tiende más que a buscar una inteligencia que yo
96 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 97

conceptúo del todo necesaria, para bien de la Iglesia y del Estado. Las que estime necesarias para el cumplimiento de sus fines. Las normas
actuales relaciones del Estado con las Hermandades obreras de Acción fundamentales, que revestirán forma de Ley, coordinarán el ejercicio de
Católica son sumamente peligrosas. Ejemplos muy recientes de con- este derecho con el reconocido en el párrafo anterior". Posteriormente,
flictos entre la Iglesia y el Estado en algunas naciones, con graves re- por la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, ratificada por plebisci-
percusiones luego aun en el orden civil, han comenzado por conflictos to nacional, fue declarada una de las leyes fundamentales el Fuero de
entre el Gobierno y las Asociaciones de Acción Católica. No han de te- los Españoles. En 1953 sefirmóentre la Santa Sede y el Gobierno Es-
ner las Hermandades obreras de Acción Católica ninguna función sin- pañol el Concordato, que se basa también en un espíritu de cooperación
dical; pero las Hermandades pueden preparar a sus miembros para que y reconoce la libertad de las Asociaciones de la Acción Católica Espa-
dentro de los Sindicatos obren según la doctrina social de la Iglesia. ñola. Entre ellasfiguranlas Hermandades obreras de Acción Católica
Ello reportaría, reportará, un gran bien para la organización Sindical. Española.
Sería tirar piedras a su tejado el que ésta tuviera ojeriza a las Herman- Dios haga, y mucho puede contribuir a ello Vuestra Excelencia,
dades obreras de Acción Católica. que este espíritu de colaboración, que se da en tantos otros órdenes, se
No hay que perder de vista que al ser obligatoria para todos los dé también entre la organización Sindical que V. Excelencia preside y
obreros españoles la sindicación oficial, ha de haber en ella forzosa- las Hermandades obreras de Acción Católica» n .
mente productores de todas las ideologías. Es una realidad que en al-
gunas poblaciones hay productores que cotizan obligatoriamente en El ministro respondió el 21 de diciembre de 1960 di-
los sindicatos oficiales, voluntariamente en células de organizaciones ciendo que la carta del cardenal le había «producido no
clandestinas, socialistas o comunistas. Las Hermandades obreras de poco pesar», y reconociendo que «los obreros de las
Acción Católica están compuestas sólo de socios voluntarios, que pro- Hermandades pueden prestar un gran bien al Estado y a
fesan la Acción Católica, vigilándose que no haya infiltraciones de co- la organización Sindical actuando dentro del Sindicalis-
munistas. (...) ¿No pueden prestar un grande bien al Estado y a la orga- mo español, como tan acertadamente aconseja Vuestra
nización Sindical la actuación dentro de ella de obreros católicos Eminencia» 18 .
practicantes y formados en la doctrina social de la Iglesia?
En años posteriores las críticas a los sindicatos fue-
Finalmente, señor Ministro, yo creo que Vuestra Excelencia es rea-
ron mucho más enérgicas desde el análisis de la doctri-
lista y verá muy claro que no se puede proceder en España en 1960
como en 1940. En 1940 se acababa de salir de una guerra, en la cual ha- na de la Iglesia sobre el sindicalismo español, a partir
bían ayudado a los nacionales en la Cruzada Estados de Régimen tota- de las encíclicas papales, de las conclusiones del IV Ple-
litario y oficialmente aún en 1943 en las Cortes Españolas, cuando en la no del Congreso Sindical (Tarragona, mayo de 1968) y
última guerra mundial muchos creían en España que estos mismos Es- del documento de la Conferencia Episcopal Española de
tados de Régimen totalitario serían los vencedores, se defendía que el julio de 1968. Ante la promulgación de la Ley Sindical
mejor Régimen era el totalitario. Hoy ni en España ni fuera de ella en por parte del Gobierno, resaltaron la posición de la Igle-
occidente nadie se atreve a decir esto. En 1946 se publicó en España el sia ante el sindicalismo, y las características de libertad
Fuero de los Españoles que no tiene nada de totalitario; en la Comisión y autonomía sindical y pluralismo dentro de la unidad,
que lo redactó para su presentación en las Cortes tuvo que participar que configuran la doctrina eclesiástica.
muy activamente el que suscribe, principalmente por el artículo sexto
de cuestiones fundamentalmente religiosas. El artículo 16 trata del de-
recho de asociación y dice textualmente: "Los españoles podrán reunir-
se y asociarse libremente para fines lícitos y de acuerdo con lo estable- 17. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias I, pp. 688-693.
cido por las leyes. El Estado podrá crear y mantener las organizaciones 18. Cfr. mi libro Pablo VI y España, pp. 864-867.
98 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 99

3. ... con el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella... sentar a la Iglesia como promotora y animadora de los conflictos labo-
rables que estamos padeciendo.
En mayo de 1962, cuando era inminente la inaugura- No quiero abrumar a Vuestra Eminencia Reverendísima con el en-
ción del Vaticano II surgió una sutil polémica entre la vío de copiosísimos recortes de periódicos. Me permito, sin embargo,
Iglesia y el Estado provocada por éste, a raíz de una in- remitirle dos: uno del órgano católico francés "La Croix" y otro del di-
tervención del ministro de Asuntos Exteriores, Castie- fundidísimo "Corriere della Sera", de Milán. En ellos se da por su-
lla, quien pidió a la nunciatura que determinara «lo que puesto que Su Eminencia otorgó el visto bueno a un cierto manifiesto
se entiende y puede permitirse como apostolado se- que -con pie de imprenta en el que se hacía constar que lo dicho se pu-
glar» estableciendo «de común acuerdo la interpreta- blicaba con censura eclesiástica- fue difundido en las zonas en donde
ción y aplicación de la disposición concordataria que era posible la agitación.
expresamente se refiere a la actividad de las Asociacio- Nadie como Vuestra Eminencia puede darse cuenta de la responsa-
bilidad que sobre mí pesa por el cargo que ocupo ni de la necesidad que
nes de Acción Católica». El ministro había escrito una
siento de salir al paso de esta campaña. Por eso me atrevo a rogarle, fi-
carta al cardenal primado pidiéndole aclaraciones sobre lial y respetuosamente, que me ayude en mi delicada tarea facilitándo-
un manifiesto hostil al Régimen que había sido publica- me la información que estime oportuna sobre estos extremos» 19.
do «con licencia eclesiástica». Pía y Deniel respondió de-
fendiendo el derecho de la Iglesia a intervenir en cues- En su respuesta, el cardenal le explicó al ministro la
tiones sociales. actitud de la Iglesia ante el Régimen en estos términos:
Después el ministro pidió aclaraciones a la nunciatu-
«Toledo, 20 de mayo de 1962
ra sobre «lo que se entiende y puede permitirse como Excmo. Sr. Ministro y muy respetable amigo:
apostolado seglar» estableciendo de común acuerdo la He recibido su muy atenta carta de ayer en la cual me pide informa-
interpretación y aplicación de la disposición concorda- ción en estos momentos de gran confusión, que favorece a la campaña
taria que expresamente se refería a las asociaciones de organizada contra nuestra España. Yo creo que nadie puede dudar de mi
Acción Católica. Pero no se pudo llegar a una aclaración lealtad, dentro de mi carácter episcopal, al Régimen, por cuya instaura-
del tema porque los pareceres de los obispos no aca- ción en los tiempos difíciles de la guerra algo contribuí con mis escritos
baban de ser uniformes y porque parecía oportuno es- defendiéndola como Cruzada y he seguido defendiéndola como tal den-
perar a las decisiones que tomaría el próximo Concilio, tro y fuera de España. Por estos escritos los comunistas y anarquistas tie-
en cual se había creado una comisión especial encarga- nen decretada mi muerte ante el paredón el día que ellos tuvieran el po-
da de estudiar las cuestiones relativas a la Apostolado der. Tan constante ha sido la manifestación de este mi criterio como el de
de los Laicos. evitar confusiones entre ambas potestades y la Independencia de la Igle-
sia en el ejercicio de su magisterio y demás ministerios.
Fernando Ma. Castiella, en carta dirigida al cardenal
Por ello contestaré con mucho gusto y con mi claridad acostumbrada
Pía y Deniel el 19 de mayo de 1962, lamentó noticias pe- a su agradecida petición de informes. La confusión presente se ha produ-
riodísticas relativas a una campaña contra el Régimen cido ante los presentes conflictos laborales. No sé qué hecho ni qué es-
presuntamente promovida por la Iglesia: crito de la Jerarquía Eclesiástica Española, ni aun de las Asociaciones de
«En la nueva y virulenta campaña de prensa que se ha desencade- Apostolado Seglar pueda presentarse como promotor de tales conflictos,
nado en el mundo contra España y su Régimen -dijo-, se manejan
ahora con singular fruición diversos argumentos encaminados a pre-
19. Ibid., p. 867.
100 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 101

como dice Vuestra Excelencia que pretende alguna prensa extranjera. La En mi constante deseo de amistosa colaboración (no confusión) en-
iniciativa y promoción de estos conflictos no ha tenido el menor funda- tre ambas potestades y sobre todo de evitar conflictos entre ellas, permí-
mento ni origen en ningún acto de la Iglesia y de las asociaciones de tame, señor Ministro, que me lamente de lo que contradice a este espíri-
apostolado seglar. Después de la presentación de tales conflictos la Jerar- tu, de la publicación en el diario "Arriba" del viernes 18 de este mes de
quía eclesiástica en su aspecto nacional no ha intervenido para nada; y no un artículo "Y al César lo que es del César", que viene a resultar un ata-
es que por algunos elementos no haya sido solicitada tal intervención; que a la Jerarquía Eclesiástica y que establece una doctrina de un laicis-
pero por mi parte me he negado absolutamente a ello contestando que en mo estatista contrario por completo a la doctrina de la Iglesia. No me
el momento en que la pedían los conflictos laborables estaban reducidos ocuparía en esta carta de él si no fuese del diario que es y que se titula
a tres provincias civiles e igual numero de diócesis. En Asturias, el señor Órgano de FET y de las JONS. Recuerda (como si ello fuera necesario en
Arzobispo Coadjutor publicó un documento exhortando a una solución España) que no sólo los diocesanos, sino también los Obispos han de
cristiana y pacífica del conflicto. Las Asociaciones obreras de Acción dar al César lo que es del César. ¿Por ventura no lo dan en España los
Católica publicaron una hoja titulada "Ante los conflictos laborales", Obispos, que incluso hacen juramento de ello ante el propio Jefe del Es-
hoja que junto a su pie de imprenta dice: "Con censura eclesiástica". tado? Por otra parte sostiene el principio del laicismo estatista de que la
Ahora bien, esto es inexacto. Tal censura en el sentido canónico no ha Iglesia no debe intervenir en materia social, política o gubernativa, cuya
existido ni ha sido pedida por los que la han publicado. Lamentablemen- competencia es absoluta exclusivamente del Estado. Entonces los
te un irresponsable dijo con ligereza a la imprenta que pusieran esta fra- Papas, según este criterio, sobre todo los Papas desde León XIII se han
se: "con licencia eclesiástica", no midiendo la importancia que ello tiene. extralimitado al publicar Encíclicas como la Mater et Magistrá de Su
De haberse solicitado tal censura habría tenido que solicitarse canónica- Santidad Juan XXIII, y los Obispos cuando las comentamos, porque
mente del Obispado de Madrid, pues tanto el autor, como el impresor y ello es de exclusiva competencia del estado. Y, carísimo señor Ministro,
el editor eran de Madrid. Por esta misma razón todas las publicaciones ¿en la práctica no es de aplicar este criterio laicista y estatista el decir
nacionales de Acción Católica, aun "Ecclesia", están sujetas canónica- que no es apostolado el citar literalmente una doctrina de la Mater et
mente a la censura del Obispado de Madrid. Magistrá si resulta en contradicción con lo legislado por el Estado? ¿No
Respecto de la hoja en cuestión se presentó o se dio conocimiento sería por el contrario lo lógico que se reformase lo que hubiese que re-
de ella a distintas autoridades eclesiásticas y al delegado que tiene en formar para estar en armonía con la Mater et Magistrá en un Estado que
Madrid la Comisión Episcopal de Doctrina y Orientación Social. Al se define católico y social y cuyo Jefe del Estado en muchas de sus alo-
presentarla a mí, precisamente por la existencia de esta Delegación, les cuciones ha profesado seguir la doctrina social de la Iglesia?
dije que en cuanto a la doctrina yo no hallaba dificultad (la creía y la Mucho puedo y espero de Vuestra Excelencia por sus conocimien-
creo conforme con la doctrina de la encíclica Mater et Magistrá), pero tos de la doctrina social de la Iglesia y por su sentido de alta responsa-
que la presentasen al delegado de la Comisión Episcopal de Doctrina y bilidad en procurar que no existan en la práctica tales confusiones que
Orientación Social y se atuviesen a su dictamen y resolución, según las engendran conflictos entre ambas potestades, cuya concordia es tan
normas generales acordadas por la Conferencia de Metropolitanos. De conveniente y necesaria ante los ataques del comunismo, enemigo acé-
suerte que toda mi intervención en esta hoja, fijándome sólo en la doc- rrimo de la Iglesia y también de nuestra España.
trina y no en su relación con las huelgas en Asturias y Vizcaya, que ex- Con los sentimientos de profundo respeto y amistad se reitera afec-
plícitamente no se citan en la hoja, se reducen a un "Nihil obstat" con- tísimo en Xto. seguro servidor, t Enrique, Cardenal Pía y Deniel, Ar-
dicional si se lo daba el delegado de la Comisión Episcopal de zobispo de Toledo» 20.
Doctrina y Orientación Social y este "Nihil obstat" no en el aspecto de
censura canónica, que como he dicho pertenece sólo al Obispado de
Madrid (y como he dicho no ha sido ni dada ni solicitada), sino en el
aspecto de la Acción Católica. 20. Ibid., pp. 868-870.
102 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 103

Castiella agradeció las noticias dadas en la carta an- tado unilateralmente, prescindiendo de la Santa Sede, definir lo que es
terior y le dijo al cardenal: «Ciertamente, el artículo que o no es apostolado, llegando a aplicar sanciones que incluso pueden ser
cita tiene puntos faltos de mesura, ponderación y hasta de cárcel. Concretamente, Excmo. Sr. Ministro, lo único que pido es
fundamento para firmar o insinuar la falta de acata- que se cumpla en este punto el Concordato; que habiendo surgido duda
miento a la Autoridad por parte de los Prelados; y es hasta donde puede llegar el apostolado de las Asociaciones obreras y a
contraria al pensamiento del Gobierno y a la misma rea- donde no puede llegar, se resuelva este asunto no unilateralmente, sino
lidad española la afirmación de que la Iglesia no debe de acuerdo con la Santa Sede y el Gobierno y así se tenga una norma a
la que en lo futuro se atengan todos; pero que entre tanto no se apliquen
intervenir en materia social, política o gubernativa, sanciones unilateralmente, lo cual sería considerado como un conflic-
cuya competencia es absoluta y exclusivamente del Es- to entre la Iglesia y el Estado con gran regocijo de los comunistas y
tado. Estimo, sinceramente, que también hay puntos enemigos tanto de la Iglesia como del actual Estado Español.
discutibles por lo que se refiere a la actuación concreta En manos de Vuestra Excelencia está evitar todo esto, admitiendo
de miembros de la HOAC y JOC, a quienes, en ocasiones, el recurso de reposición y suspendiendo las sanciones por no haber to-
falta, sin duda, prudencia, mesura y ponderación como davía acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español sobre los límites
el autor del citado artículo, pero todo esto puede y debe del apostolado de las asociaciones obreras que forman parte de la Ac-
componerse sin llevar la discusión a la vía pública ni a ción Católica en nuestra España» 2I .
la prensa internacional».
Por su parte, el ministro le explicó al cardenal las ra-
4. ... y con el ministro de Gobernación, Alonso Vega zones de las sanciones impuestas a los dirigentes de las
organizaciones obreras católicas:
A raíz de la notificación de una multa de 50.000 ptas.,
«Me explico, señor Cardenal, su disgusto al tener conocimiento de
(moneda actual 300 Euros), impuesta por el ministro de
las multas que a los referidos señores no tuvo más remedio que imponer
la Gobernación a los máximos dirigentes de la HOAC y de este Ministerio, y créame que mi contrariedad al hacerlo no ha dejado
la joc, en mayo de 1962. de ser también muy grande. Pienso, con tristeza, como el señor Carde-
Pía y Deniel protestó por esta sanción en una carta nal, en la campaña desatada en el exterior contra nuestro Régimen por
dirigida a Camilo Alonso Vega, ministro de la Goberna- los comunistas, pero si he de expresarme con sinceridad, y bien sabe
ción, en la que le dijo: Dios que quiero hacerlo, creo que tal campaña es irremediable, cual-
quiera que fuera la conducta del Gobierno Español, sin que en ella, por
«Creo un deber mío como cardenal Primado que lleva aneja la pre- desgracia, decida con apreciable impacto la imposición de una multa
sidencia de la Junta Suprema de Acción Católica, manifestar respetuo- que, con todos los respetos al superior criterio del señor Cardenal han
sa, pero sinceramente, que creo sería funesta para la Iglesia y para el sido acordadas con notorio fundamento y ante el imperioso deber de ve-
Régimen la aplicación de tal resolución, para evitar lo cual se ha pre- lar por el mantenimiento del principio de autoridad y del orden público
sentado o se presentará el recurso legal correspondiente». (que a este ministerio se halla encomendado) necesarios para el imperio
Defendió a los mencionados movimientos de Acción de una paz que es preciosa y urgente, no sólo al cumplimiento de los fi-
Católica y añadió: nes del Estado, sino a los superiores de la Iglesia también.
«Yo no pido más que esto, señor Ministro: que nos atengamos to-
dos al Concordato. La Iglesia no permitirá que se llame apostolado lo
que no lo sea. Mas en un Régimen concordatario no corresponde al Es- 21. lbid., pp. 872-873.
104 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 105

Quiero decirle con todo ello, señor Cardenal, que me preocupa más por el bien del Estado, sino para el de la Iglesia y al que lo perturbe ha-
que lo que digan en el extranjero el obrar con acierto y rectitud para bré de sancionarlo, pero nunca señor Cardenal como miembro de la
que todas las diatribas que desde allí nos dirigen, carezcan de menor HOAC o de la JOC o de cualquier asociación religiosa para mí siempre
fundamento, que es a lo más que podemos aspirar y me preocupa, asi- respetable, sino como simple español que infringe los deberes que en-
mismo, haber contrariado al señor Cardenal, que no puede dudar de mi tiende tiene en el momento presente con su patria» 22.
adhesión y afecto. Pero yo le suplico que se haga cargo de mi forzada y
razonable postura ante unos hechos lamentables, cuya repetición y A las década de los Sesenta pertenece también la po-
consecuencias no tengo más remedio que atajar. Crea el señor Carde-
lémica que provocó la publicación de ciertos artículo en
nal que es ésta, para mí, una labor ingrata, pero piense que ella resulta
indeclinable exigencia del cumplimiento de un deber que a veces re- la revista Signo, de los Jóvenes de Acción Católica, que
sulta difícil y penoso. motivaron una carta de protesta del ministro Federico
Quiero asegurar a Vuestra Eminencia, que los recursos interpuestos Silva al cardenal Bueno Monreal, arzobispo de Sevilla,
contra las multas serán examinados con el mayor cuidado y espíritu de fechada el 29 de abril de 1964, en la que decía:
equidad, y esta afirmación mía deseo que de veras lleve al ánimo del «Excúseme V.E. si la lectura de esta carta le ocasiona alguna con-
señor Cardenal la tranquilidad de que nada injusto ha de hacerse (...) trariedad. Me mueve a ello un imperativo de conciencia y elfilialafec-
Dice el señor Cardenal que el contenido de la hoja tantas veces alu- to que respetuosamente le profeso.
dida no tenía nada censurable: pues bien, en otras circunstancias mi La reciente publicación en "Signo", órgano nacional de la Aso-
opinión sería conforme con la más elevada de Vuestra Eminencia, pero ciación de los Jóvenes de Acción Católica, de ciertos artículos que no
el documento se difunde en momentos en que ha prendido en diversas dudo en calificar de inexactos y subversivos de la conciencia de nues-
provincias de España una huelga de carácter puramente político o re- tras juventudes, crea una profunda preocupación en mi espíritu. Cada
volucionario, pues sin desconocer que hay siempre (¡cómo no ha de católico si efectivamente lo es, puede pensar en materia política como
haberlas!) reivindicaciones de carácter económico y social atendibles, su conciencia le dicte y su Credo le consienta, pero ni puede servirse de
en este caso han sido muchas veces los trabajadores mejor pagados, in- la Iglesia para hacer política partidista, y menos aún para verter con-
cluso aquellos que acababan de lograr cuanto pidieron en recientes ceptos inexactos, apasionados e injustos.
convenios colectivos, los que se alzaron en rebeldía (pacífica, cierta-
Por desgracia, no es éste el único caso de acciones insensatas de
mente, pero rebeldía) contra un Régimen que siempre hizo cuanto
medios relacionados con el apostolado de la Iglesia, a los que prefiero
pudo por serles propicio.
no referirme para reducir esta carta a unos prudentes límites.
Ruego por tanto al señor Cardenal que comprenda que el Ministe- A la vista de todo ello, muchas veces pienso en la enorme respon-
rio de la Gobernación no tenía otro remedio que atajar el mal, que una sabilidad que los católicos españoles podemos llegar a contraer ante
confusión tan grande estaba produciendo por todos los medios a su al- Dios y ante la Patria. Ante Dios por un grave pecado de injusticia per-
cance y que de no hacerlo así no hubiera cumplido con el cometido que sonal y social hacia el Régimen y el hombre que en definitiva lo encar-
estaturiamente se le asigna. na, bajo cuyo mandato la Iglesia pudo realizar todo lo realizable con
Por último, no quiero dejar de hacerme eco de la advertencias del estímulos y protecciones inigualados e inigualables por desgracia en
señor Cardenal en relación del Concordato, pero es el caso que yo nun- nuestro siglo. Y ante la Patria porque puede llegar a caer incautamente
ca creí que las dudas o dificultades a que en su artículo 35 se alude tu- en las mallas de quienes, quiérase o no, desean y persiguen la tritura-
vieran nada que ver con unos actos, los sancionados, que tan lejos del ción de nuestra sustancialidad católica.
apostolado están.
Yo señor Cardenal, he de seguir (no me queda otra solución) velan-
do por el orden, cuyo mantenimiento me está encomendado, no sólo
22. /Wd.,p.874.
106 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

Elevo a Dios mis fervientes votos para que le ilumine en tan delica-
das cuestiones y corte como Presidente de la Comisión Episcopal de
Prensa e Información de la Iglesia estos brotes de insensata rebeldía V
que producen la triste apariencia de que la Iglesia en España se en-
cuentra tan secularizada y politizada como otras Iglesias o Credos ex-
tranjeros, lo cual es absolutamente falso. CON LAS RESERVAS
Y por último, me permito reiterarle mis excusas, pues si está admi- DE LOS OBISPOS AL RÉGIMEN
tida una "opinión pública en la Iglesia", pienso que ella no puede ser
privativa de críticos y progresistas, sino de todos; y de otro lado ofre-
cerle con mis respetos, mi siempre decidida e invariable colaboración
para defender pública y privadamente la buena doctrina y el buen y 1. Ante el Referéndum de 1947
justo proceder»23.
He hablado anteriormente de la actitud del arzobis-
po de Valencia, Marcelino Olaechea, ante el Referéndum
de 1947, en contraste con la línea de conducta de la ma-
yoría del Episcopado, inspirada en el deseo de no crear-
le problemas al Régimen e incluyo de ayudarle en tan
difíciles momentos, como se vio con motivo de dicho
Referéndum, celebrado el 6 de julio de 1947. En el ar-
tículo 12 del Fuero de los Españoles se estableció de
modo taxativo que todos los españoles podían expresar
libremente sus ideas. Para manifestarlas en las urnas y
con arreglo al medio democrático de la votación libre y
secreta se estableció en 22 de octubre de 1945 el Refe-
réndum. Fue en un discurso a todos los españoles, pro-
nunciado por la Radio Nacional de España, en el que el
Jefe del Estado manifestó su deseo de dotar a España
una ley que le diese toda su hechura constitucional, una
ley que fuese el total perfeccionamiento del Estado, a la
vez que abría un cauce para su sucesión en el caso de
que el rector de los destinos españoles desapareciese.
El cardenal Pía y Deniel publicó una pastoral, amplia-
mente comentada por la revista Ecclesia en dos edito-
riales aparecidos en la semanas inmediatamente ante-
riores al Referéndum, abiertamente favorables a la
emisión del voto. Sin embargo, aunque la mayoría de
los obispos insistió sobre la necesidad de votar como
23. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias I, pp. 746-747.
108 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 109

obligación de conciencia y algunos de ellos, al recordar Osma, fue el tercer obispo que no votó por considerar
las «lecciones de la experiencia», insinuaron o indica- que el clero no debía intervenir jamás en las luchas po-
ron por lo menos indirectamente cual debía ser la con- líticas y debía mantener la más estricta neutralidad. El
ducta de los fieles en el Referéndum, ninguno de ellos cuarto fue el arzobispo de Valencia, como ya he dicho.
llegó a decir que los católicos debían votar afirmativa- Sin embargo, la actitud del arzobispo de Valladolid,
mente. En la mayoría de los obispos se percibía gran Antonio García y García provocó gran sorpresa, quizá
preocupación por un eventual cambio político, que po- porque nadie esperaba en aquellos momentos un gesto
día conducir la nación a una situación trágica y, por tan- tan abiertamente favorable al Régimen, pues, no sólo
to, el bien de la religión y de la patria exigían que no se insistió sobre la obligatoriedad de ir a las urnas por de-
alterara el orden político establecido, evitando un salto ber de conciencia, sino que indicó abiertamente a sus
en el vacío que sería perjudicial para España. fieles cual debía ser el voto. Esto provocó muchos co-
Sin embargo, un grupo minoritario, formado por mentarios desfavorables, ya que las declaraciones del
unos diez prelados, tuvo un criterio diverso, y por ello prelado fueron consideradas como una imposición a la
prefirió no dar indicación alguna a sus fieles. Estos conciencia libre de los ciudadanos.
obispos estaban convencidos de que la Ley de sucesión La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado español,
era eminentemente política, pues se refería a la conti- sometida al Referéndum popular del 6 de julio de 1947,
nuación o menos del Régimen, y que ello no implicaba proclamó que España era una Reino; no obstante, atri-
intereses de orden religioso; por consiguiente, la Iglesia buyó la Jefatura vitalicia del Estado a Franco; convirtió
debía abstenerse de tomar posición en favor o en contra en electivo al primer Rey que le sucediera; le obligó a
de un Régimen que tenía tantos enemigos dentro y fue- jurar como fundamentales del Estado leyes circunstan-
ra de España. Por eso, el silencio era la mejor postura ciales de aquel Régimen; finalmente, dejó prevista para
del Episcopado, habida cuenta además de que una ley después una Monarquía hereditaria, con arbitraria alte-
tan importante no había sido debatida públicamente. ración del orden tradicional de suceder en España y con
Cuatro obispos no sólo observaron este silencio sino desconocimiento de la naturaleza institucional de la
que no votaron. Uno de ellos fue el cardenal Segura, que Monarquía.
se encontraba enfermo el día del Referéndum. Su acti- La contradicción evidente de principios que envolvió
tud fue interpretada como una reafirmación de sus esta Ley, no permitió en conciencia a un buen número
principios monárquicos y de su hostilidad al Régimen, de españoles, católicos y monárquicos, contestar glo-
que era públicamente conocida. Tampoco votó ni publi- balmente con un sí o un no en un Referéndum donde no
có documento alguno el obispo de Calahorra, Fidel Gar- se consentía la razonada exposición de una doctrina ni
cía, lo cual no sorprendió a nadie ya que era conocida la explicación pública del voto.
su oposición al Régimen 24 . Saturnino Rubio, obispo de Esto no obstante, una considerable parte del Episco-
pado español:
— se creyó en el deber de dirigir a los fieles escritos
24. Cfr. A. CALVO ESPIGA, Un obispo en la encrucijada de las relaciones Igle-
pastorales en los que se declaró gravísima responsa-
sia-Estado. La Instrucción Pastoral de D. Fidel García Martínez del año 1942:
«Scriptorium Victoriense» 39 [1992] 84-125. bilidad la que ante Dios, ante la Patria y ante la pro-
110 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 111

pia conciencia contraían quienes no cumplían la obli- Lo cierto es que la mayoría de los ciudadanos votó li-
gación de votar; bremente y muchos de ellos con entusiasmo por miedo
— afirmó que lo contrario era traicionar el deber y de- al cambio político y por el recuerdo reciente de la pasa-
sertar en la defensa de la libertad de la Iglesia; da Guerra Civil.
— se invistió de obligatoriedad religiosa lo que tan sólo
tenía obligatoriedad civil; por último, tácitamente en
los más, expresamente en uno, casi todos los escri- 2. Sobre la política social y económica
tos pastorales de los obispos preconizaron el voto del Gobierno
afirmativo.
A partir de los años cincuenta comenzaron a produ-
La conminación de cuanto los obispos habían dicho cirse los primeros pronunciamientos tímidamente crí-
tuvo una repercusión más enérgica y apremiante en al- ticos de los obispos. En este sentido fue muy significativa
gunos pulpitos y confesionarios, invocándose en no po- la instrucción colectiva de los Metropolitanos Españoles,
cos casos las penas eternas para quienes desoyeran el del 3 de junio de 1951, sobre deberes de justicia y cari-
consejo. dad 25. Los obispos habían decidido publicarla en di-
Las consecuencias de esta actitud fueron doblemen- ciembre de 1950, pero el retraso obedeció a la necesi-
te dañosas: dad de que las decisiones de la Conferencia fueran
— en el orden interno y espiritual, por haberse violen- sometidas, según establecía el reglamento, a la aproba-
tado así la conciencia de unos electores católicos y ción previa de la Santa Sede. Este documento se produ-
escandalizado la de otros; jo en momentos difíciles de carestía y escasez, como
— en el orden externo y temporal, por haberse implica- consecuencia acumulada de nuestra Guerra Civil (1936-
do la Iglesia más y más en un Régimen discutido. 1939) y de la segunda guerra mundial (1939-1945). La
evolución de la situación económica dio lugar a que
El 6 de julio de 1947 sobre un total de 15.219.563 es- esta instrucción se prolongara en otros cuatro impor-
pañoles que acudieron a las urnas, 14.145.163 dijeron tantes escritos, que aparecieron durante los diez años
que sí, con lo cual ni siquiera un millón -722.656- da- sucesivos: Sobre la situación social de España fue el tí-
ban su no, en tanto que 336.592 se abstenían o hacían tulo del documento que los Metropolitanos españoles
nulas sus papeletas, ya por palabras o frases en contra publicaron el 15 de agosto 1956 26 , en el cual defendie-
y en pro del Régimen. ron el derecho y el deber de la Iglesia de intervenir en
En los ambientes políticos españoles e internaciona- los problemas sociales; fue una adaptación a las cir-
les contrarios a Franco se acusó a la Iglesia de haber cunstancias del día del llamamiento a los deberes de
contribuido enormemente al éxito del Referéndum y de justicia y caridad que los mismos obispos había hecho
haberse comprometido con este gesto de cara al futu- en la instrucción colectiva del 3 de junio de 1951.
ro. Algunos periódicos extranjeros hablaron irónica-
mente de Reverendum en lugar de Referéndum. Se ha-
bló de «pucherazo» electoral y de manipulación de los
25. Documentos colectivos del Episcopado español, pp. 257-267.
resultados. 26. Ibid.,pp.291-302.
112 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 113

El 15 de enero de 1960 publicaron la Declaración so- juveniles de movimientos apostólicos y más tarde y
bre la actitud cristiana ante los problemas morales de gradualmente a través de sectores cada vez más am-
la estabilización y el desarrollo económico, que seguía plios de cristianos, incluso obispos y sacerdotes.
las líneas de las instrucciones de 1951 y de 1956, ante- Por si fueran pocas esas duras críticas de los minis-
riormente citadas, pero con una viveza de estilo, rique- tros y del presidente de las Cortes a los proyectos de
za de contenido y alusión directa a los problemas plan- Leyes Fundamentales del ministro Arrese, también la
teados en la calle, que lo hicieron el documento más Jerarquía eclesiástica manifestó su disconformidad. Los
importante de aquella época crítica en la evolución po- tres cardenales españoles -Pía y Deniel, Quiroga Pala-
lítico-social de España27. cios y Arriba y Castro- acudieron al palacio de El Pardo
Por último, el 13 de julio de 1962, cuando sólo falta- el 12 de diciembre de 1956 y entregaron a Franco una
ban tres meses para la inauguración del Vaticano II, los nota en la que manifestaban la obligación de la Jerar-
Metropolitanos publicaron la última pastoral colectiva de quía, sin descender al terreno partidista, de expresar su
la etapa preconciliar, sobre La elevación de la conciencia opinión sobre los proyectos de Leyes Fundamentales de
social, según el espíritu de la Mater et Magistra, la céle- Arrese, por estar tan ligada la acción de la Iglesia a toda
bre encíclica de Juan XXIII. La pastoral estaba en la línea la Historia de España.
de las que he citado antes y era una invitación a la aplica- Aludiendo a la pastoral de Pía y Deniel de 1945 29, se
ción de los «revolucionarios» principios del Papa a las decía en el documento que:
circunstancias españolas y, especialmente, a nuestra co-
«uno de los firmantes del presente escrito ya había señalado la necesi-
nocida falta de vida y operante conciencia social28. dad de unas Leyes Fundamentales del nuevo Estado apenas termina-
da la última guerra mundial. Pero las Leyes que hacían falta no eran
3. Disconformidad de los obispos las proyectadas por Arrese ya que éstas ponían como poder supremo
del Estado un Partido único, aun cuando sea con el nombre de Movi-
ante las Leyes Fundamentales miento, por encima del Gobierno y de las Cortes cuyas actividades
Pero, junto a este intenso magisterio episcopal colec- juzga y limita, quedando también muy mermada la autoridad del Jefe
del Estado».
tivo, al que habría que añadir las cartas pastorales de al-
«No es misión nuestra -añadía la nota- entrar en detalles del ar-
gunos obispos que provocaron tensiones, malestar y ticulado de los proyectos de estas Leyes; pero según ellas, la forma de
conflictos con el Gobierno porque afrontaron con ma- gobierno en España no es ni monárquica, ni republicana, ni de demo-
yor libertad y apertura delicadas cuestiones socio-polí- cracia orgánica, sino una verdadera dictadura de partido único, como
ticas, surgieron ya en la década de los 50 posturas acti- fue el fascismo en Italia, el nacional-socialismo en Alemania o el pero-
vamente críticas respecto al Régimen vigente, desde nismo en la República Argentina, sistemas todos que dieron mucho
motivaciones de fidelidad al Evangelio y a sus exigen- que deplorar a la Iglesia, como puede verse en las encíclicas de Pío XI
cias, promovidas primero por minorías principalmente
29. Con motivo de su terminación, el arzobispo de Toledo publicó el 8 de mayo
una carta pastoral en la que sintetizó la conducta de España en guerra y en paz y ofre-
27. Ibid., pp. 330-339. ció profundas enseñanzas. Cfr. BE. del Arzobispado de Toledo 101 (1945), 16 mayo
28. Ibid., pp. 349-358. 1945, publicada también en «Ecclesia», n. 200,13 mayo 1945, pp. 5 (417) - 6 (418).
114 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 115

Non abbiamo bisogno y la Mit Brennender Sor ge, y como ha habido da defensa de los proyectos diciendo que no eran tan
que lamentar en nuestros mismos días en la República Argentina». graves como los Cardenales creían.
«Tenemos el Fuero de los Españoles, cuidadosamente elaborado, En una ocasión posterior en que Franco estuvo en
de pleno equilibrio, conforme al Derecho natural y al de la Iglesia, que Santiago, hizo un aparte con el cardenal Quiroga Pala-
excluye los errores del liberalismo y que defiende todos los verdaderos cios. Franco manifestaba cierta preocupación y le dijo
derechos de la persona humana. Por ello entendemos que no hace falta al cardenal que él sólo quería servir a la Iglesia y a la Pa-
una nueva ley de principios, como se nos dice a última hora que se tra- tria, y que, si la Jerarquía eclesiástica creía que debía
ta también de promulgar». irse, estaba dispuesto a marcharse. «Cuando ustedes
«Lo que sí entendemos es que urge llevar a la práctica el Fuero de me lo digan, yo me voy» 30 .
los Españoles, que sólo se ha cumplimentado en lo judicial y penal,
Franco creía que el cardenal Pía y Deniel era de los
que ya no necesitaba ninguna ley suplementaria, pero, en cambio, al
cabo de once años de su promulgación, no se ha cumplido el artículo que más atacaban la labor social del Gobierno. En cierta
34 del mismo: "Las Cortes votarán las leyes necesarias para el ejercicio ocasión le comentó a su primo:
de los derechos reconocidos en este Fuero". Ni una sola ley comple- «Hace días, en una reunión de metropolitanos, se quejaba el carde-
mentaria se ha dictado; y, por el contrario, sí muchas disposiciones nal de Sevilla de la actuación equivocada de cierta parte del clero en
contrarias a los derechos reconocidos en este Fuero, como en materia asuntos sociales. El cardenal primado lo desmintió en alta voz dicien-
de prensa y de asociaciones». do: "¡Mentira, mentira!" Todos los reunidos se quedaron sorprendidos
«Pedimos al Señor que ilumine y que asista a Vuestra Excelencia y ante esta actitud tan violenta y no comprendían el apasionamiento del
que así como obtuvo la victoria para bien de España en la Cruzada Na- prelado. El nuncio Antoniutti estaba muy disgustado por el comporta-
cional y ha vencido también al injusto bloqueo diplomático de España miento de muchos sacerdotes vascos y algunos de otras regiones que
después de la Segunda Guerra Mundial, obtenga la última y definitiva excitan a los obreros y critican al gobierno, alentándoles a la rebeldía
victoria preparando a España para una pacificación completa, para una para el aumento de salarios; estas reivindicaciones no son justas y su
vida normal ciudadana, con participación activa de todos los elementos solución es de competencia estatal»3I.
sanos de todas las clases sociales, que evite movimientos pendulares y
reacciones extremas en el futuro, que tantas veces, aun en pasados pró-
La oposición creciente al franquismo tuvo también
ximos , ha sufrido nuestra España».
sus primeras manifestaciones por parte de la Iglesia po-
pular y obrera en el período que media entre 1951 y
En su conversación con Franco, los cardenales le di-
1975. Una oposición a la que acompañó una porción
jeron que les constaba que personas que estarían dis-
cada vez más importante de sacerdotes, de religiosos,
puestas a dar su vida por España y por el Jefe del Estado
de la propia Jerarquía. Comenzó a partir de la década de
se opondrían por todos los medios posibles, a unos
los cincuenta porque en ella empezaron a entrar en la
proyectos de Leyes Fundamentales que contradecían
vida pública la generación que no había hecho la Guerra
los principios del derecho público cristiano y el sentir
Civil. Se produjo entonces una fuerte evolución. Los hi-
católico del pueblo español.
jos de los vencedores empezaron a rechazar la ideolo-
Afirma López Rodó que, según le confió el cardenal
Quiroga Palacios, la audiencia resultó tensa. Franco es-
cuchó al cardenal Pía y Deniel sin pestañear y cuando 30. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias I, pp. 75-76.
terminó, trató de quitarle hierro al tema e hizo una tími- 31. F. FRANCO SALGADO-ARAUJO, o.c, p. 338.
116 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

gía de sus padres. Y surgió una oposición nueva, inte-


rior. Las mentalidades habían cambiado. Un autor que
ha estudiado este fenómeno distingue cinco oposicio- VI
nes cristianas: desde el nacionalismo, desde la exigen-
cia de libertades y derechos humanos, desde el mundo
obrero, desde el marxismo, desde la revolución na- Y CON LOS TESTIMONIOS DE SACERDOTES
cionalista32. Fue en aquella década cuando comenzó a Y SEGLARES COMPROMETIDOS
advertirse un proceso de cambio en la identidad católi-
ca, que fue creciendo sensiblemente en los años sucesi-
vos, sobre todo en los militantes de los movimientos 1. JesúsIribarrenRodríguez33
confesionales obreros y los sindicatos.
Desde 1942 fue director de la revista Ecclesia -fun-
dada el año anterior-, al frente de la cual estuvo hasta
noviembre de 1954, consiguiendo darle una etapa de es-
tabilidad a esta publicación que era entonces el órgano
oficial de la Junta Central de la Acción Católica Española
y se convirtió en la publicación de información religiosa
más importante de España y en una fuente documental

33. Nació en Villarreal de Álava, (Vitoria), el 10 de abril de 1912. Después de


haber hecho los estudios eclesiásticos en e] seminario de Vitoria, fue ordenado sacer-
dote el 19 de septiembre de 1936. Consiguió el doctorado enfilosofíay la licencia-
tura en teología en la universidad pontificia de Comillas y además hizo la carrera de
periodista. Después pasó a dar clases al seminario de Vitoria, todavía en plena guerra.
Fue también, desde 1951 hasta 1964, secretario de la Institución Arzobispo Claret, de
carácter eclesiástico-social de ayuda especialmente al clero rural español que se creó
en 1951. Falleció en Vitoria, el 14 de octubre de 2000. Entre su abundante produc-
ción literaria, hay que destacar: El derecho a la verdad. Doctrina de la Iglesia sobre
prensa, radio y televisión (Madrid, BAC, 1968), una primeriza teología de la comuni-
cación para españoles; Introducción a las relaciones públicas en la Iglesia (Madrid,
BAC, 1995), y Papeles y memorias. Medio siglo de relaciones Iglesia-Estado en
España (1936-1986), (Madrid, BAC, 1992). También editó los Documentos colecti-
vos del Episcopado español 1870-1974 (Madrid, BAC, 1974) y los Documentos de la
Conferencia Episcopal Española. 1965-1983 (Madrid, BAC, 1984), complemento y
continuación de la obra anterior. Cfr. R. VERDERA, Conflictos entre la iglesia y el
Estado en España. La revista Ecclesia entre 1941-1945 (Pamplona, Eunsa, 1995); A.
32. J. DOMÍNGUEZ, SX, Organizaciones obreras cristianas en la oposición al ORTÍZ DE URBINA, comentario en «Surge» 59 (200) 379-387; A. IBÁÑEZ ARANA,
franquismo (1951-1975). (Con 65 documentos clandestinos inéditos), (Bilbao, Men- Hacia un elenco completo de las publicaciones de Jesús Iribarren: «Scriptorium Vic-
sajero, 1985). toriense» 48 (2001) 295-423.
118 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA 119
ANTECEDENTES REMOTOS

de primera mano sobre el magisterio de la Iglesia. Uno ñola, durante cinco años, desde 1977 hasta 1982, que
de los frentes de batalla que tuvo que lidiar en los pri- correspondieron al final de la presidencia del cardenal
meros años de su dirección fue el de la férrea censura Tarancón y al comienzo de la del arzobispo de Oviedo,
del Régimen, un obstáculo que, paradójicamente, llevó Gabino Díaz Merchán. Fue considerado patriarca del pe-
a dicha revista a una posición de ventaja al poder publi- riodismo religioso español. Sacerdote de excelente for-
car sin trabas los documentos pontificios y episcopales. mación, organizador nato, hombre de grandes curiosida-
Este incipiente margen de maniobra quedó ampliado a des, servidor a tiempo pleno y desde muchos flancos de
partir de 1945 cuando, a raíz del nombramiento del en- la Iglesia; tuvo una pluma ágil, nunca frivola, de perio-
tonces director de la junta técnica nacional de la Acción dista mayor y una voz libre y pujante en defensa de la
Católica Española, Alberto Martín Artajo, como ministro Iglesia. Estuvo considerado como uno de los sacerdotes
de Asuntos Exteriores, Ecclesia quedó eximida de toda más cultos y preparados en aquellos años difíciles de
censura. Dicha revista fue fundada para dar a la ACE uni- tensiones entre la Iglesia y el Estado, cuando comenzaba
dad de orientación y de criterio y para disipar definiti- la Transición política.
vamente las reservas y prevenciones del Régimen con-
tra este movimiento apostólico. Pero Iribarren tuvo que
cesar en la dirección de la revista como consecuencia 2. Eugenio Merino Movilla 34
de una campaña difamatoria de la que fue objeto desde
diversos medios de comunicación adictos al Régimen, a Destacó por su afición a la arqueología, gracias a la
raíz de la publicación de unas reflexiones suyas como cual reunió una serie de materiales arqueológicos pro-
participante en el IV Congreso Internacional de Prensa cedentes de Tierra de Campos -región medular de Cas-
Católica, celebrado en París en mayo de 1954. Con todo, tilla la Vieja-, pues no se limitó al mero trabajo de pros-
su gestión al frente de la mencionada revista fue alta- pección o al coleccionismo, ya que publicó también una
mente positivo porque logró para ella la exención total
de la censura y porque a través de su línea editorial, fir-
34 Nació en Villalón de Campos, (Valladohd), el 26 de marzo de 1881 y murió
me y modulada, afecta al magisterio pontificio y episco- en Madrid, el 8 de abril de 1953 Estudió en el seminario de San Mateo, de Valderas
pal, hizo un seguimiento de la vida eclesial que es hoy (León) y en la universidad pontificia de Toledo, alcanzando el grado de doctor en
una fuente para los estudiosos de la historia de la Igle- teología Fue ordenado sacerdote el 18 de marzo de 1905 y destinado al mencionado
sia. También fue director de la Agencia Prensa Asociada, seminario leonés, fue profesor y director espiritual del mismo En 1932 fue nom-
brado arcipreste del distrito de Valderas Posteriormente, fue profesor y director espi-
del episcopado. Fue asimismo editorialista y consejero ritual del seminario de San Froilán, de León Cfr G DELIBES DE CASTRO, Colección
de redacción del diario Ya, de Madrid, y de la Editorial arqueológica «Don Eugenio Merino» de Tierra de Campos (León 1975), J CASTAÑO
Católica. Fundó y dirigió la Oficina de Sociología y Esta- COLOMER,Lí¡ JOC en España {1946-1970), (Salamanca, Sigúeme, 1978), J BALEN-
dística de la Iglesia en España. Fue director de la oficina CIAGA, Les origines de la JOC á Valladohd, contnbution á Vétude des debuts de la
JOC en Espagne «Revue d'Histoire Ecclésiastique» 77 (1982) 396-445, B LÓPEZ
de información en lengua española del concilio Vati- GARCÍA, Aproximación a la historia de la HOAC, 1946-1981 (Madrid, Ed HOAC,
cano II y secretario general de la Unión Católica Inter- 1995), J R PELAEZSANZ, Evolución del pensamiento de D Eugenio Merino a tra-
nacional de Prensa (UCIP), con sede en París. También vés de sus obras Tesina de licenciatura en Teología Práctica, en la Facultad de Teo-
fue secretario general de la Conferencia Episcopal Espa- logía de la Universidad Pontificia de Salamanca, dirigida por el Dr Ángel Galindo
García (2002)
120 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 121

serie de trabajos de investigación en el Boletín de la Real vo en Bruselas. A su regreso tradujo las memorias del
Academia de la Historia en los que dio a conocer algu- congreso y los manuales de la joc belga y francesa. En el
nos de sus descubrimientos más interesantes, realiza- verano de 1949 participó como profesor en el curso de
dos por lo general en torno al pasado de Valderas. Des- estudios ético-sociales que organizó la universidad pon-
de su cátedra del seminario y gracias a la sugestividad tificia de Salamanca en colaboración con la escuela so-
propia de toda investigación arqueológica, consiguió cial de Málaga, experiencia que sirvió de base para la
convertir a sus alumnos en interesados prospectores creación del Instituto Social León XIII. Su tarea apostóli-
que en los ratos libres se desplazaban a los pueblos y ca fue alabada públicamente por Marcel Uylembroeck,
lugares cercanos con el propósito de informarse de po- secretario del cardenal Cardijn y después, consiliario
sibles antigüedades aparecidas en los mismos; incluso, nacional de la JOC belga, en el viaje que hizo por España
cuando más tarde lo requirió la excavación realizada en 1950. Siendo director del instituto episcopal de León
por él en el poblado romano de Los Villares, los semina- para la formación del clero joven, fue nombrado a co-
ristas participaron de manera activa en la misma. Mer- mienzos de 1950 consiliario nacional de la HOAC y, puede
ced a estas constantes prospecciones y excavaciones, e decirse que fue el primer consiliario de esta hermandad,
igualmente a las donaciones voluntarias de los párrocos pues los anteriores, Ignacio Zulueta, y Enrique Valcarce
de pueblos vecinos y aldeanos más comprensivos de Alfayate, lo fueron del consejo nacional de la AC, de la
los alrededores, pudo reunir en el seminario una magní- que dependía la HOAC en sus comienzos; el primero di-
fica colección, exponente arqueológico de las diversas mitió al hacerse cargo de la tutoría del príncipe don Juan
etapas de ocupación por las que pasó el territorio de Carlos de Borbón en 1948 y su sucesor Valcarce tuvo se-
Campos en la antigüedad. rios problemas en sus relaciones con Guillermo Roviro-
Pero su otra gran afición desde muy joven, que mar- sa, amigo y colaborador de Merino, verdadero hombre
caría su futuro sacerdotal, fue el problema social, pro- de Dios, que, medio ciego, puso todo su espíritu en dar
fundizado por los años de enseñanza de la sociología. un contenido realista y evangelizador al movimiento
Contribuyó a la fundación y progreso del Movimiento obrero católico, llegando a tener una influencia verdade-
Social Agrícola e intervino en varias ocasiones como ar- ramente notable y con él el sacerdote Tomás Malagón, y
bitro en huelgas agrícolas. En 1929 participó en el I Con- fundador de este movimiento apostólico, que trabajó in-
greso Nacional de Acción Católica (Madrid) donde pre- cansablemente en su difusión mediante charlas, retiros
sentó varias comunicaciones. Gran conocedor de la obra y cursillos varios.
del futuro cardenal Cardijn, fundador de la JOC, no estu- Llegó pues a la consiliaría de la HOAC en el momento
vo lejos de los grupos iniciales de este movimiento es- crucial de la misma, cuando se había desmembrado del
pecializado de Acción Católica en Valladolid desde los Consejo Superior de los Hombres de AC y buscaba su
años veinte; visitó algunas de sus sedes en distintas ciu- propia identidad, bajo la presidencia de Manuel Cas-
dades de Bélgica, Francia y Suiza, y asistió, en 1935, al tañón, proveniente del mundo obrero, y del periódico
congreso del décimo aniversario de la fundación oficial ¡Tú!, fundado tres años antes, que fue siendo la lectura
de la JOC belga, y a la semana de estudios internacionales obligada de grupos numerosos de trabajadores que
con dirigentes y consiliarios que se celebró con tal moti- atisbaban un horizonte de esperanza en el que quizá no
122 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 123

acababan de creer porque temían que los obispos en su ticos, incluidos algunos obispos, los que creían que la
conjunto no respaldasen el movimiento cuando éste HOAC había desbordado los cauces de la Acción Católica
hubiera de enfrentarse al Régimen político establecido y ponía en peligro la cordialidad entre la Iglesia y el Es-
en España, pero que les impresionaba. Éste fue, sin tado. Cuando el Gobierno prohibió la publicación de
duda, el gran momento para que la Iglesia hubiese ga- ¡Tú! los obispos no sólo callaron, sino que aprobaron tá-
nado la confianza de los obreros. Dicho periódico reci- citamente la decisión abusiva del Gobierno; el cardenal
bió serias denuncias de las autoridades civiles, frena- Pía y Deniel no habló porque no se sentía apoyado por
das por el cardenal primado, Pía y Deniel, con inusitada la mayoría de los obispos y los militantes de AC, que
energía, pues dentro de la AC se acusaba a la HOAC de añoraban la AC del pasado, respiraron satisfechos por-
temporalismo. que había desaparecido lo que ellos juzgaban un grave
El primado consiguió convencer, sin embargo, a los peligro para el auténtico apostolado seglar. Peor, en rea-
gobernantes de que la actuación de la HOAC era apostó- lidad, fue entonces cuando comenzaron a manifestarse
lica. Por ello no es extraño que el Gobierno montase en los primeros síntomas de una crisis profunda que esta-
cólera no pocas veces porque la HOAC tenía más credibi- llaría inmediatamente después del Concilio en todos el
lidad entre los obreros que el sindicato oficial y pusiese apostolado seglar, como explico en la biografía de Mi-
cada día mayores dificultades para las reuniones y para guel Benzo. La verdad histórica fue que la HOAC, que co-
la actuación de este movimiento obrero, que Merino menzó maravillosamente, no supo mantener su espíritu
supo orientar con acierto porque captó perfectamente inicial en los años venideros:
la importancia de la tarea apostólica que podía desarro- — en parte por la falta de un apoyo claro, explícito y
llar y consiguió entre los militantes del mismo una for- público de la jerarquía cuando se enfrentaba con el
mación cristiana esmerada y un auténtico compromiso Gobierno y
por la justicia como consecuencia de la fe. Por ello fue — en parte también porque a los sucesores de Rovirosa
muy exigente con sus militantes y logró formar unos y del consiliario Merino les faltó la fortaleza de éstos
grupos, humana y cristianamente excelentes, que fue- para subrayar clarísimamente la línea evangelizado-
ron la levadura y dieron contenido y dirección a un mo- ra del movimiento.
vimiento importante dentro de la clase obrera, de tal
forma que muy pronto fue respetado y hasta admirado En 1952 organizó Merino la primera asamblea na-
por la inmensa mayoría de los obreros que, aun estando cional de consiliarios de la HOAC, celebrada en Madrid,
apartado de la Iglesia y del Régimen, veían en él una del 14 al 16 septiembre, a la que asistieron 27 sacerdo-
sinceridad y un espíritu de entrega que les ganaba. Pero tes. Las sesiones fueron dirigidas por él, bajo la presi-
la actuación de la HOAC, tan seria y comprometida, no dencia del obispo consiliario nacional de la AC, Zacarías
sólo levantó recelos y hostilidades en las esferas guber- de Vizcarra. Pocos días antes había tenido lugar en Va-
namentales y entre los dirigentes de los sindicatos ofi- llecas la séptima semana nacional de la HOAC, en la que
ciales, sino que, y esto fue lo más grave, fue causa de di- se había visto la necesidad de dar profundidad a la Her-
visión entre las asociaciones de la Acción Católica y aun mandad; para ello se concibió elaborar el plan cíclico de
en la misma Iglesia, pues fueron bastantes los eclesiás- formación cristiana de militantes, que fue apareciendo
124 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA ANTECEDENTES REMOTOS 125

en el Boletín de militantes a partir de 1952. Desde enton- ca (Manual de táctica político social, 1917, y El católico
ces, la HOAC dejó de mirar hacia fuera y centró su aten- ilustrado en materias políticas, 1933). Y divulgó los nue-
ción dentro de la obra; se optó por hacer de la HOAC una vos planteamientos de Acción Católica de Pío XI y del
escuela de formación de hombres apóstoles; no para cardenal Cardijn con el espíritu de la Acción Católica
hacer cosas, sino para preparar militantes cristianos. (1933) y con las diversas traducciones de manuales
Aunque fue poco más de tres años consiliario de la co- franceses y belgas.
misión nacional de la HOAC, la brevedad de su servicio De entre todas ellas, el campo por el que fue mejor
no impide que los historiadores lo reconozcan, junto a conocido fue por su enseñanza espiritual, la mística de
Guillermo Rovirosa y Tomás Malagón, como una figura las 24 horas de vida honrada en gracia de Dios, expuesta
clave para la aportación de esta organización a la histo- en diversos folletos entre los que destacan el Proyecto
ria del apostolado seglar. Del mismo modo, en la dióce- de bases para una restauración de la vida cristiana
sis de León y entre los sacerdotes que se formaron en (1947), La Mística de la HOAC (1951), Oración y sacra-
su seminario en los años en que fue director espiritual y mentos (1951), ¡Ven Espíritu Santo! (1952); La incorpora-
hoy pertenecen a otras, el testimonio de su santidad y ción a Cristo (1953); Guía del aprendiz (1953). También
hondura mística es unánime. Merino no fue un teólogo, hizo algunas traducciones, como Manual de lajoc belga
sino lo que en el lenguaje de la época se llamaba un pro- (1947); Manual de lajOC femenina belga (1947); Manual
pagandista, un divulgador militante de sus ideas, en de la Juventud Agraria Católica francesa (1947); Congre-
este caso el catolicismo. Por ello sus obras atendieron a so jubilar de ¡a JOC; Documentos pontificios y conferen-
tantos campos como considera importantes para la mi- cias (1947), y un estudio sobre La formation des militan-
sión de la Iglesia o el bien de la sociedad de su tiempo. te d'Action Catholique Ouvriére en Espagne. L'action et la
Atendió al campo de la arqueología dentro de su labor mystique de la HOAC, «Lumen Vitae» 6 (1951) 697-711.
docente en Valderas, pero también como parte de su
compromiso con el desarrollo de la región castellano-
leonesa y la defensa de sus tradiciones culturales.
Divulgó las técnicas agropecuarias y el sindicalismo
católico agrario en pequeños diálogos teatrales {Del am-
biente social, 1926) y en su novela Tierra de Campos
(1929) para contribuir a la prosperidad de una comarca
sumida en el hambre que veía a sus hijos emigrar sin
remedio. Fomentó la piedad en los jóvenes con otras
dos novelas, Floresde mi Patria (1927) y Cura y mil veces
cura (1928), pues sabía del acoso que el secularismo y la
educación laicista de la Institución Libre de Enseñanza
estaban suponiendo para la juventud católica. Intervino
en el movimiento católico español dando a conocer la
doctrina social de la Iglesia con sus manuales de políti-
ANTECEDENTES REMOTOS 127
126 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

tes. Fijó su residencia en Madrid donde continuó de-


3. Tomás Malagón Almodóvar35 sempeñando diversos ministerios. Perteneció a la edito-
y Guillermo Rovirosa Albert36 rial ZYX y a la Escuela-Equipo, de las que fue cofunda-
dor. También fue secretario del Instituto Superior de
Fue consiliario general de la HOAC desde 1954 a Cultura Religiosa y miembro del Instituto de Estudios
1963, sucediendo en el cargo a Eugenio Merino Movilla, Manchegos. Conferenciante y director de cursos para
y a este movimiento especializado de AC estuvo vincu- sacerdotes, recorrió incansablemente la geografía na-
lado desde sus orígenes a través de su fraternal amistad cional, habiendo dictado sus últimas lecciones en las
con Guillermo Rovirosa, su fundador en España y uno provincias vascongadas días antes de su muerte, que se
de los seglares más relevantes del catolicismo nacional produjo de forma repentina. Fue uno de los sacerdotes
del siglo XX. Rovirosa fue un ingeniero que renunció al que mayor huella dejaron en varias generaciones de ca-
ejercicio de su carrera y vivió una vida de auténtica po- tólicos y uno de los líderes históricos del apostolado se-
breza para dedicarse a la evangelización de los obreros glar en la segunda mitad del siglo. Sacerdote de notable
y supo conectar muy bien con Merino, Ambos dieron cultura y hondo espíritu religioso, buen teólogo y exce-
conjuntamente innumerables cursillos, charlas y confe- lente pensador, no siempre bien interpretado ni com-
rencias para formar evangelizadores del mundo obrero prendido por la jerarquía eclesiástica, su aportación al
trabajó incansablemente en la difusión de este movi- apostolado seglar fue tan profunda como silenciosa en
miento. También colaboró intensamente con Malagón, años difíciles para los movimientos apostólicos más
quien, después de cesar como consiliario, siguió traba- avanzados y exigentes en el campo social, condiciona-
jando en la HOAC, ejerciendo un magisterio doctrinal y dos por la situación política de España.
sacerdotal que sirvió de edificación a muchos militan-

35. Nació en Valenzuela de Calatrava, (Ciudad Real), el 15de marzo de 1917,y


falleció en Madrid, el 27 de febrero de 1984. Comenzó los estudios eclesiásticos en
el seminario de Ciudad Real y los continuó en la universidad de Comillas, donde
consiguió la licenciatura en teología y fue ordenado sacerdote el 18 de julio de 1943.
Fue profesor de teología dogmática del seminario y en 1948 canónigo por oposición
de Ciudad Real. Trabajó, además, con la Hermandad Ferroviaria de Acción Católica,
de la que fue fundador y consiliario desde 1944. Al año siguiente fue nombrado con-
siliario diocesano de los Hombres de Acción Católica y capellán del Asilo de Ancia-
nos Desamparados. En 1949 fue nombrado rector del seminario menor de Ciudad
Real, instalado en la calle de la Mata. Cfr. A. FERNÁNDEZ CASAMAYOR, Teología,
fe y creencias en Tomás Malagón (Madrid, Ed. HOAC - Fundac. Rovirosa, 1988); B.
LÓPEZ GARCÍA, Aproximación a la historia de la HOAC, 1946-1981 (Madrid, Ed.
HOAC, 1995).
36. Nació en Villanueva y Geltrú, (Barcelona), en 1897 y murió en Madrid, en
1964. T. MALAGÓN, junto con Xavier GARCÍA y Jacinto MARTÍN, publicó Rovirosa,
apóstol de la clase obrera (Madrid, Ed, HOAC, 1985). El mismo Malagón preparó y
prologó varias ediciones de obras de Rovirosa.
SEGUNDA PARTE

EL CONCILIO
ABRIÓ NUEVOS
CAMINOS (1962-1965)
I

IMPULSO RENOVADOR
DEL BEATO JUAN XXIII

1. Perfil humano y espiritual


del papa Roncalli
Con motivo de la beatificación de Juan XXIII1, publi-
qué una biografía suya titulada Juan XXIII, el Papa de ¡a
unidad y la paz (Valencia, Edicep, 2000), en la que puse
de relieve las convergencias espirituales entre él y su

1. Angelo Giuseppe Roncalli nació en Sotto il Monte (Bérgamo), en una humilde


y muy religiosa familia, el 25 de noviembre de 1881 y murió en el Vaticano, el 3 de
junio de 1963. Afinalesde 1900 fue enviado a Roma para ampliar estudios y el 4 de
enero de 1901 ingresó en el Seminario Romano Mayor, en San Apolinar, situado en la
plaza del mismo, frente al Palazzo Altemps, antiguo sede del Pontificio Colegio Espa-
ñol de San José, fundado diez años antes por el beato Manuel Domingo y Sol. Recibió
la ordenación sacerdotal en la iglesia romana de Santa María in Montesanto, el 10 de
agosto de 1904, de manos del arzobispo vicegerente de Roma, Giuseppe Ceppetelli.
Después fue secretario del obispo de Bérgamo, Radini Tedeschi, hasta que, a principios
de 1921, salió definitivamente de su diócesis natal para trasladarse a Roma, pues fue
llamado por el papa Pío XI para hacerse cargo de la presidencia del Consejo central
para Italia de las Obras Misionales Pontificias. El 3 de marzo de 1925 fue nombrado
visitador apostólico en Bulgaria y arzobispo titular de Areópolis. El 24 de noviembre de
1934 fue trasladado a la delegación apostólica de Turquía y de Grecia y nombrado
administrador apostólico de Constantinopla (Estambul). Y el día 30 del mismo mes y
año se le cambió el título arzobispal de Areópolis por el de Mesembria.
Antes de terminar la Segunda Guerra Mundial, se le comunicó su traslado a la
nunciatura de Francia para resolver una difícil situación. Fue una decisión repentina
e inesperada tomada por el mismo papa Pío XII. En 1953 fue creado cardenal y nom-
brado patriarca de Venecia. Elegido Papa el 28 de octubre de 1958. La ingente biblio-
grafía sobre este Papa es recogida anualmente por la revista «Archivum Historiae
Pontificiae», de la Universidad Gregoriana de Roma.
132 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 133

predecesor -un siglo antes- Pío IX, beatificado el mismo el primer Papa que tuvo amplia visión universal de su
día. Lo hice porque resultan sorprendentes las afinida- misión espiritual, Juan XXIII culminó el proceso de uni-
des de carácter, espiritualidad y tensión pastoral, aun- versalidad de la Iglesia sobre todo en el campo de la ex-
que ambos vivieron en épocas históricas completamente pansión misionera y de la promoción de las Iglesias au-
diversas. Dije en aquella ocasión que algunos historiado- tóctonas.
res han considerado el Pontificado de Juan XXIII bajo un Pío IX fomentó una piedad antijansenista, cálida y hu-
juicio de discontinuidad respecto a los pontificados an- mana, fundada sobre la frecuencia de los sacramentos,
teriores, de los cuales representaría una ruptura. Críti- la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la Inmacu-
camente, dicho juicio está mal formulado, pues si se in- lada, sobre una oración como el rosario, y sobre la amo-
siste en la discontinuidad, descuidando la continuidad, rosa y prolongada contemplación de los misterios de
se termina por no entender su colocación teológica e Cristo. De esta piedad se nutrirá más tarde del joven se-
histórica en la línea de la tradición viviente e incesante minarista Roncalli, el sacerdote don Angelo Giuseppe
de la Iglesia, basada en el fundamento del mensaje de Roncalli, el futuro Juan XXIII, que empapó las páginas de
Jesús. Si, por el contrario, se insiste en la continuidad su célebre Diario del alma, con el acento puesto sobre la
descuidando las diferencias, se termina por no com- formación del clero y en la atención pastoral a los fieles.
prender el desarrollo de la Iglesia como continuación de El magisterio de ambos pontífices puso en evidencia que
Cristo a partir de Pentecostés, como si la predicación de no puede ponerse una idea equivocada del hombre como
la Buena Noticia se agotara en el breve período de la base de la cultura de una sociedad, pues antes o después
vida pública del Salvador. la historia demostrará el error de dicha idea.
Pío IX ha sido presentado en los últimos cincuenta Pío IX inauguró el 8 de diciembre de 1869, fiesta de
años, por algunos, como la antítesis de Juan XXIII, que, la Inmaculada, el Vaticano I tuvo como objetivo funda-
en realidad, fue un ferviente admirador de su predece- mental: completar y confirmar la obra de exposición
sor, como demuestra la cita que abre esta página. ¡Nada doctrinal anterior del pontificado contra el racionalis-
menos que deseó canonizar al Papa del Syllabus y del mo teórico y práctico del siglo XIX. Juan XXIII clausuró
Vaticano II. Y, como él, fue devotísimo de san José y re- el 8 de diciembre de 1962 la primera sesión del Vatica-
cordó que Pío IX había sacado al Santo Patriarca del tra- no II, un concilio que debía tener una finalidad emi-
dicional silencio, proclamándolo patrono de la Iglesia nentemente pastoral, porque debía hacer que la Iglesia
universal, mientras que él lo proclamó patrono del Vati- pasara de la época postridentina y, en cierto modo, de
cano II e incluyó su nombre en el Canon de la misa. la plurisecular etapa constantiniana a una fase nueva de
El pontificado de Juan XXIII se caracterizó por gestos testimonio y anuncio.
pastorales, que indicaron que comenzaba una nueva El Vaticano I estableció el texto de una constitución
orientación en la vida de la Iglesia, pero el Papa defen- sobre la fe católica, pero la constitución sobre la Iglesia
dió siempre con valentía los auténticos principios cris- de Cristo se limitó a cuatro capítulos sobre el papel del
tianos y llamó la atención de cuantos ingenuamente se romano pontífice, especialmente su autoridad doctri-
dejaban embaucar por las «insidias de quienes son nal. El Vaticano II marcó el giro total en la orientación de
enemigos de Dios antes que de nosotros». Si Pío IX fue la Iglesia hacia el tercer milenio gracias a la intuición de
134 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 135

Juan XIII de convocarlo; para él los objetivos de orden lémicas y, durante décadas, incluso un cierto sector ca-
intelectual y los aspectos institucionales asumieron un tólico rechazó con un cierto disgusto la idea de la beati-
papel secundario. ficación de Pío IX.
Pió IX convocó el Vaticano I porque estaba convenci- El proceso de beatificación de Juan XXIII no suscitó las
do de la necesidad de la plena independencia del jefe polémicas provocadas por el de Pío IX. Hoy, la historio-
de la Iglesia y de la Iglesia en su conjunto, aunque los grafía laica, sobre todo la más seria, reconoce que Pío IX
anticlericales de la segunda mitad del XIX descargaron fue un gran Papa y un santo Papa y que su elevación a los
sobre él las calumnias más infames y estúpidas, mien- altares no debe interpretarse como un insulto a los valo-
tras que los ultramontanos exaltaron de forma tan exa- res del «risorgimento» italiano.
gerada al pontífice que pretendieron incluso adelantar- La beatificación de ambos pontífices en un año tan
se al juicio de la historia atribuyéndole el título de significativo como fue el 2000, y en el conjunto de las
Grande. grandes celebraciones jubilares, demuestra una vez
Pío IX miró con escepticismo al Régimen constitucio- más la clarividencia de Juan Pablo II y su valentía al to-
nal, no solo porque no lo consideraba apto para la Igle- mar decisiones, que pueden parecerles a algunos impo-
sia sino porque lo juzgaba malo en sí mismo. Persiguió pulares, superando cálculos políticos, ambigüedades
un ideal abstracto de «cristiandad» y no captó el signifi- eclesiásticas y remoras de clérigos y laicos que carecen
cado del proceso histórico del cual fue, al mismo tiem- de fundamento.
po, actor y víctima. Para Juan XXIII «los dos grandes ma- Juan XXIII, hombre de la paz, frente a las fuerza que
les que intoxican hoy al mundo son el laicismo y el desunen, actuó desde la fuerza del amor y del perdón
nacionalismo. El primero es característico de los hom- que vincula en atadura de paz. Ya sus primeras visitas
bres de gobierno y de los seglares. Al segundo contribu- fueron para los enfermos, los niños y los presos. Aún
yen también los eclesiásticos. Más o menos, todos esta- está vivo el recuerdo de su entrevista con los reclusos
mos contagiados de nacionalismo. Estamos viviendo en la prisión Regina Coeli («Reina del Cielo»), en la Na-
una época de grandes acontecimientos, y ante nosotros vidad de 1958. Un detenido exclamó: «Estaba en la cár-
surge el caos. Tanto más necesitamos acudir a los prin- cel y me has visitado». Indudablemente que aquel gesto
cipios básicos del orden social cristiano y juzgar los he- de amor llevó la paz a aquellas almas que acaso nunca
chos según la enseñanza evangélica, reconociendo, en disfrutaron. Cuando el Papa estaba moribundo, los pre-
el terror y el horror que nos envuelven, las terribles sos de esta cárcel, aquellos a quienes visitó en la Navi-
sanciones que la ley divina impone incluso en la tierra» dad de 1958, cursaron a Juan XXIII, este despacho: «Pa-
(Diario del alma, p. 340). dre Santo, estamos junto a Vos con inmenso amor». La
La fama de santidad de Pío IX, reconocida cuando el embajada de paz que les llevó había comenzado a dar
Papa todavía vivía, se conservó íntegra después de su su fruto.
muerte y fue creciendo a medida que pasaba el tiempo. Y porque era el representante del Dios de la paz en la
Juan XXIII manifestó deseos de canonizarle, pero pudo tierra tenía que reafirmar el camino de la paz estable-
hacer bien poco para acelerar el proceso, debido a la ciendo relaciones humanas, sociales y políticas, justas
brevedad de su pontificado. Luego comenzaron las po- y dignas, dio un mensaje ordenador de los derechos y
136 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 137

deberes entre los hombres y los pueblos, entre gober-


nantes y gobernados. La encíclica Pacem in terris no se 2. «Mater et Magistra»
salía de sus cauces de amor y de paz. La mejor interpre- Juan XXIII tuvo una marcada predilección por los tra-
tación de este documento histórico, una de las encícli- bajadores de todas las clases y el punto culminante de
cas más célebres de todos los tiempos, la dio el mismo su magisterio en esta materia lo constituyó el 70 aniver-
Papa. En la ceremonia de recepción del premio Balzán, sario de la Rerum novarum, celebrado en el mes de
dijo: «La paz es una casa, la casa de todos. Es el arco mayo de 1961, con la publicación de la célebre encíclica
que une la tierra y el cielo. Pero para elevarse tan alto Mater et magistra, fechada el 15 de mayo de aquel mis-
necesita reposar sobre cuatro sólidos pilares que Nos mo año, en la que demostró que se había impuesto ya,
hemos mencionado en la encíclica Pacem in terris. de manera clara y palpable, la dimensión internacional
La paz no es más que una palabra vacía de contenido de la cuestión social.
si no se fundamenta sobre el orden que tenemos, orden La encíclica de Juan XXIII fue un documento único en
basado en la verdad, edificado con la justicia, vivificado la historia moderna de la Iglesia, que produjo un gran
por la caridad y realizado en la libertad. impacto en la opinión pública mundial, ya que el Papa
Estos cuatro principios que sostienen todo el edi- puso al día la doctrina social de la Iglesia, de la misma
ficio del Derecho natural, están escritos en el corazón forma que en un tiempo, ya lejano, habían hablado
de todos. Nuestra exhortación va dirigida a toda la hu- León XIII y Pío XI. La Mater et magistra fue el punto más
manidad». elevado del magisterio social del papa Juan. En ella se
Juan XXIII, después de mostrar la fuerza de la bon- concentró la doctrina social de los últimos Papas y se
dad que une frente a la fuerza de la violencia que sepa- precisó un punto altamente interesante para los cristia-
ra, legó aquel estatuto a la posteridad y, por lo que se nos, pues parecía que el interés por los problemas so-
refiere a España, su pontificado abonó el terreno para ciales les apartaba de las verdades de la fe y de sus obli-
futuras transformaciones eclesiales y también socio-po- gaciones espirituales. Juan XXIII dijo que el mundo, en
lítica. En este sentido influyeron decisivamente sus dos los últimos veinte años, había experimentado muchos
grandes encíclicas: Mater et Magistra y Pacem in terris, cambios:
que fueron una tremenda sacudida para la Iglesia, para
los gobernantes, para los católicos y para la sociedad en «En el campo científico-técnico-económico: el descu-
general. brimiento de la energía nuclear».
El magisterio del beato Juan XXIII fue creando una «En el campo social: el desarrollo de los sistemas de
mentalidad nueva entre los obispos, sacerdotes y segla- seguros sociales, y, en algunas comunidades políticas
res españoles, y también en algunos sectores políticos, económicamente desarrolladas, la instauración de sis-
precisamente porque lo que el Papa decía y pedía en sus temas de seguridad social; en los movimientos sindica-
grandes encíclicas era lo que faltaba en España; en una les, el formarse y acentuarse de una actitud de respon-
palabra, faltaban las libertades políticas y sindicales. sabilidad respecto a los mayores problemas económico
sociales; una progresiva elevación de la instrucción bá-
sica; un bienestar cada vez más extendido; la creciente
movilidad social y la consiguiente reducción de los dia-
138 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 139

fragmas entre las clases; el interés del hombre de cul- después de la última guerra, creemos oportuno llamar
tura media por los hechos del día de dimensiones mun- la atención sobre un principio fundamental, a saber,
diales. Además, la eficacia en aumento de los sistemas que el desarrollo económico debe ir acompañado y pro-
económicos en un crecido número de comunidades po- porcionado con el progreso social, de suerte que de los
líticas hace resaltar más los desequilibrios económicos aumentos productivos tengan que participar todas las
sociales entre el sector de la agricultura, por una parte, categorías de ciudadanos. Es necesario vigilar atenta-
y el sector de la industria y los servicios, por otra; entre mente y emplear medios eficaces para que las desigual-
zonas económicamente desarrolladas en el interior de dades económico-sociales no aumenten, sino que se
cada una de las comunidades políticas; y, en el plano atenúen lo más posible» (n. 23).
mundial, los desequilibrios económico-sociales, aún «No podemos dejar de referirnos aquí al hecho de
más estridentes, entre los países avanzados económi- que hoy, en muchas economías, las empresas de pro-
camente y los países que poseen una economía en de- porciones medianas y grandes realizan no pocas veces
sarrollo». rápidos e ingentes aumentos productivos a través del
«En el campo político: la participación de un crecien- autofinanciamiento. En tales casos creemos poder afir-
te numero de ciudadanos de diversas condiciones socia- mar que a los obreros se les ha de reconocer un título
les en la vida publica de muchas comunidades políticas; de crédito respecto a las empresas en que trabajan, es-
la extensión y profundización de la acción de los pode- pecialmente cuando se les da una retribución no supe-
res publicas en el campo económico social A esto se aña- rior al salario mínimo» (n. 23).
de, en el campo internacional, el ocaso de los regímenes «Debemos recordar que la justa proporción entre la
colonialistas y la independencia política que han obte- remuneración del trabajo y del interés hay que realizar-
nido los pueblos de Asia y África; la multiplicación y la en armonía con las exigencias del bien común, tanto
condensación de las relaciones entre los pueblos y la in- de la propia comunidad política como de la entera fami-
tensificación de su interdependencia; el nacimiento y lia humana.
desarrollo de una red cada vez más rica de organismos En el plano nacional, han de considerarse las exigen-
de dimensiones mundiales, con tendencia a inspirarse cias del bien común: el dar ocupación al mayor numero
en criterios supranacionales: organismos con fines eco- de obreros; evitar que se constituyan categorías privile-
nómicos, sociales, culturales, políticas» (n. 12,13,14). giadas, incluso entre los obreros; mantener una adecua-
En la segunda parte estudia la encíclica las determi- da proporción entre salarios y precios, y ser accesibles
naciones y ampliaciones de las enseñanzas de la Rerum a bienes y servicios al mayor numero de ciudadanos;
Novarum. También estudia detenidamente los muchos eliminar o contener los desequilibrios entre los secto-
problemas de los obreros de la Tierra, de la necesidad res de la agricultura, la industria y los servicios; realizar
de una nueva estructuración empresa agrícola. Y nos el equilibrio entre expansión económica y adelanto de
habla de una acción de nivelación y de la propulsión en los servicios públicos esenciales; ajustar, en los límites
las zonas subdesarrolladas. de lo posible, las estructuras productivas a los progre-
«Mientras las economías de las diversas naciones sos de las ciencias y las técnicas; concordar los mejora-
mientos en el tenor de vida de la generación presente
evolucionan rápidamente y con ritmo aún más intenso
140 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 141

con el objetivo de preparar un porvenir mejor a las ge-


Reafirma, como otros muchos pontífices, el derecho
neraciones futuras» (n. 24). de propiedad privada que tiene todo hombre. Es un
«La justicia ha de ser respetada, no solamente en la punto importante que ya expusieron León XIII, Pío XI y
distribución de la riqueza, sino además en cuanto a la Pío XII. Dijo Juan XXIII: «El derecho de propiedad priva-
estructura de las empresas en que se cumple la activi- da de los bienes, aun de los productivos, tiene valor
dad productora. Porque en la naturaleza de los hom- permanente, precisamente porque es derecho natural
bres se halla involucrada la exigencia de que, en el de- fundado sobre la prioridad ontológica y de finalidad, de
senvolvimiento de su actividad productora, tengan por los seres humanos particulares, respecto a la sociedad.
sensibilidad de empeñar la propia responsabilidad y Por otra parte, en vano se insistiría en la libre iniciativa
perfeccionar el propio ser. personal en el campo económico, si a dicha iniciativa
Por tanto, si las estructuras, el funcionamiento, los no le fuese permitido disponer libremente de los me-
ambientes de un sistema económico, son tales que com- dios indispensables para su afirmación. Y, además, la
prometan la dignidad humana de cuantos ahí despliegan historia y la experiencia atestiguan que en los regíme-
las propias actividades, o que les entorpecen sistemáti- nes políticos que no admiten el derecho de propiedad
camente el sentido de responsabilidad, o constituyan un privada de los bienes incluso productivos, son oprimi-
impedimento para que pueda expresarse de cualquier das y sofocadas las expresiones fundamentales de la li-
modo su iniciativa personal: un tal sistema económico es bertad; por eso es legítimo deducir que estas encuen-
injusto, aún en el caso de que, por hipótesis, la riqueza tran garantía y estímulo en aquel derecho» (n. 32).
producida en él alcance altos niveles y sea distribuida se- En la parte tercera, estudia los nuevos aspectos de la
gún criterios de justicia y equidad» (n. 25). cuestión social y afirma: «El sucederse de las situacio-
«El ejercicio de la responsabilidad, por parte de los nes históricas hace resaltar siempre más como las exi-
obreros, en los organismos productivos, junto con res- gencias de la justicia y la equidad no atañen solamente
ponder a las legítimas exigencias propias de la naturale- a las relaciones entre obreros dependientes y empresa-
za humana, también esté en armonía con el desarrollo rios o dirigentes; sino que también miran a las relacio-
histórico en el campo económico-social-político» (n. 29). nes entre diferentes sectores económicos, y entre zonas
«En la época moderna se ha verificado un amplio de- económicamente mas desarrolladas y zonas económi-
sarrollo del movimiento asociativo de los obreros, y su camente menos desarrolladas en el interior de las par-
reconocimiento general en las disposiciones jurídicas ticulares comunidades políticas; y, en el plano mundial,
de los diversos países y en el plano internacional, para las relaciones entre países en diverso grado de desarro-
los fines específicos de colaboración sobre todo me- llo económico social» (n. 36).
diante el contrato colectivo. No podemos, sin embargo, La cuarta parte es una llamada, una súplica y una de-
dejar de hacer notar cuan oportuno o necesario sea que mostración de que las relaciones de convivencia se tie-
la voz de los obreros tenga la posibilidad de hacerse oír nen que basar en la verdad, en la justicia y en el amor.
y escuchar más allá del ámbito de cada organismo pro- «La Iglesia presenta y proclama una concepción a i í r n v ^ ^
ductivo y en todos los niveles» (n. 30). pre actual de la convivencia. Como se desprendf^dátoinTn
dicho hasta aquí, el principio fundamental de esiaíonjgjjjyu,
V - B J BIBLIOTECA
142 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 143

cepción consiste en que cada uno de los seres humanos corazones de muchísimos hombres del mundo, católi-
es y debe ser el fundamento, el fin y el sujeto de todas cos y no católicos. Sus ecos seguramente que no se olvi-
las instituciones en las que se expresa y se actúa la vida
darán jamás entre los hombres. La voz de Juan XXIII fue
social: cada uno de los seres humanos visto en lo que es
y en lo que debe ser según su naturaleza intrínseca- una de las voces más sinceras y limpias que se oyeron
mente social, y en el plano providencial de su elevación en el mundo. El impacto de la Mater et Magistra fue tre-
al orden sobrenatural». mendo, y la figura del papa Juan creció más y más con
«De este principio fundamental, que defiende la dig- los años.
nidad sagrada de la persona, el Magisterio de la Iglesia,
con la colaboración de sacerdotes y seglares compe- 3. «Pacem in terris»
tentes, ha desarrollado principalmente en este último si-
glo, una doctrina social, que indica con claridad el cami- El día de Jueves Santo de 1963, en el quinto año de
no seguro para reconstruir las relaciones de convivencia su pontificado, y en el mismo año en que moriría, el
según los criterios universales, que responden a la natu- papa Juan ofreció al mundo otro documento fundamen-
raleza, a las diversas esferas del orden temporal y al ca- tal para la sociedad moderna: la encíclica Pacem in te-
rácter de la sociedad contemporánea, y precisamente rris acerca de la paz mundial fundada sobre el orden:
por esto pueden ser aceptados por todos» (n. 73). — en la verdad,
«Se necesita una educación, unos estudios, para co- — en la justicia,
nocer bien esa doctrina tan necesaria en el mundo mo- — en la caridad
derno: esa educación cristiana no debe ser integral, es — y en la libertad.
decir, debe extenderse a toda clase de deberes. Por con- Esta encíclica, como todas las encíclicas Papales, iba
siguiente, también debe mirar a que en los fieles brote y dirigida a numeroso grupo de fieles católicos y también
se robustezca la conciencia del deber que tienen que a todos los hombres de buena voluntad. En ella, como
ejercer cristianamente las actividades de contenido en otros documentos, Juan XXIII habló de los problemas
económico y social» (n. 75). sociales, de las necesidades, derechos y obligaciones
«Que cada uno se perfeccione mediante su trabajo del hombre moderno dentro de la actual sociedad; y de
cotidiano, el cual para la casi totalidad de los seres hu- la grandísima necesidad de que todos trabajen por el
manos es un trabajo de contenido y finalidad temporal. bien común y por la paz. Los deseos que manifiesta
Actualmente la Iglesia se encuentra ante la gran misión Juan XXIII en esta encíclica no son nada nuevo, y mucho
de llevar un acento humano y cristiano a la civilización menos dentro de la Iglesia católica: Pero la encíclica tie-
moderna; acento que la misma civilización pide y casi ne una cosa genial a su favor: la claridad, precisión y
invoca para sus progresos positivos y para su misma don de justicia; tres grandes dones del magnánimo co-
existencia» (n. 82). razón del papa Juan.
La encíclica Mater et Magistra logró ser la gran llama- «El ser humano tiene derecho a la existencia, a la in-
da social al mundo moderno. Sus frases, sus ideas, sus tegridad física, a los medios indispensables y suficien-
palabras de amor, caridad y paz están presentes en los tes para un nivel de vida digno, especialmente en cuan-
144 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 145

to se refiere a la alimentación, al vestido, a la habitación,


al descanso, a la atención médica, a los servicios so- en caso de enfermedad, de invalidez, de viudez, de ve-
ciales necesarios. He aquí el derecho a la seguridad en jez, de paro y de cualquier otra eventualidad de pérdida
caso de enfermedad, de invalidez, de viudez, de vejez, de medios de subsistencia por circunstancias ajenas a
de paro y de cualquier otra eventualidad de perdida de su voluntad» (n. 11).
medios de subsistencia por circunstancias ajenas a su Después nos habla de los deberes de la persona hu-
voluntad. mana, bien deberes en la misma persona, bien entre
distintas personas. Estudia la convivencia, y «Dios, fun-
Todo ser humano tiene el derecho natural al debido
damento del orden moral». Dice: «El orden que rige en
respeto de su persona, a la buena reputación, a la liber-
la convivencia entre los seres humanos es de naturaleza
tad para buscar la verdad y, dentro de los límites del or-
moral». Efectivamente, se trata de un orden que se ci-
den moral y del bien común, para manifestar y propagar
mienta sobre la verdad, debe ser practicado según la
sus ideas, para cultivar cualquier ... y, finalmente, para
justicia, exige ser vivificado y completado por el amor
tener una objetiva información de los sucesos públicos.
mutuo y, finalmente, debe ser orientado a lograr una
También nace de la naturaleza humana el derecho a
igualdad cada día mas razonable, dejando a salvo la li-
participar de los bienes de la cultura y, por tanto, el de-
bertad.
recho a una instrucción fundamental y a una formación
técnico-profesional de acuerdo con el grado de desarro- «Ahora bien, el orden moral -universal, absoluto e
llo de la propia comunidad política. Y para éste se debe inmutable en sus principios- encuentra su fundamento
facilitar al acceso a los grados más altos de la instruc- objetivo en el verdadero Dios, personal y trascendente»
ción según la capacidad personal, de tal manera que los (n. 37). Por último, estudia la Actual coyuntura históri-
hombres, en cuanto sea posible, puedan ocupar pues- cas del hombre en sociedad.
tos y responsabilidades en la sociedad conformes a sus La segunda parte trata de las «Relaciones entre los
aptitudes y a las capacidades adquiridas. individuos y la autoridad pública: A la convivencia entre
los hombres no puede ser ordenada y fecunda si no la
Entre los derechos del hombre hay que reconocer preside una legítima autoridad que salvaguarde la ley y
también el que tiende a honrar a Dios según el dictamen contribuya a la actuación del bien común en grado sufi-
recto de su conciencia y profesar la religión privada y ciente...» (n. 46). «La autoridad misma no es, sin embar-
públicamente» (n. 11, 12, 13, 14). go, una fuerza exenta de control; más bien es la facultad
Después estudia los derechos de las personas huma- de mandar según razón. La fuerza obligatoria procede,
nas, que son físicos, morales, religiosos, sociales y políti- consiguientemente, del orden moral, el cual se funda-
cas: «Y comenzando a hablar de los derechos del hombre, menta en Dios, primer principio y último fin suyos» (n.
vemos que el ser humano tiene derecho a la existencia, a 47). Al hablar de la razón de ser de los poderes públicos
la integridad física, a los medios indispensables y sufi- dice: «La prosecución del bien común constituye la ra-
cientes para un nivel de vida digno, especialmente en zón misma de ser de los poderes públicos, los cuales es-
cuanto se refiere a la alimentación, al vestido, a la habi- tén obligados a actuarlo reconociendo y respetando total-
tación, al descanso, a la atención médica, a los servicios mente sus elementos esenciales y según los postulados
sociales necesarios. De aquí el derecho a la seguridad de las respectivas situaciones históricas» (n. 54).
146 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 147

Señala los elementos del bien común, para después que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho
marcar los deberes de los poderes públicos, que son: violado» (n. 126, 127).
«Salvaguardar los derechos de la personas, armonizar
los derechos y deberes de los individuos, dar facilida- 4. El concilio Vaticano II
des a todos los miembros... Justa medida en el interven-
cionismo de las autoridades». El final de la segunda par- El anuncio simultáneo hecho en la Basílica de San Pa-
te es para ver la estructura y funcionamiento de los blo Extramuros el 25 de enero de 1959 de la convoca-
poderes públicos... Cualidades de las personas públi- ción al Sínodo de la diócesis de Roma, de un concilio
cas. «Participación de los ciudadanos en la vida pública, Ecuménico y de la revisión profunda del Código de De-
apreciación de la actual coyuntura histórica... a la es- recho Canónico tuvo el sello de la universalidad de la
tructura y el funcionamiento de los poderes públicos Iglesia y de su radicación local. Dicho anuncio fue he-
no pueden menos de estar en relación con las situacio- cho en el día significativo en que se recuerda la conver-
nes históricas de las respectivas comunidades políticas; sión de San Pablo, «apóstol de los pueblos». Aquel día
situaciones que varían bastante en el espacio y cambian puede decirse que Juan XXIII llegó al culmen de su po-
en el tiempo» (n. 68). pularidad y prestigio ante todo el mundo.
La tercera parte es un logrado estudio de las relacio- Universalidad y pastoralidad fueron, por lo tanto, las
nes entre las comunidades políticas; dichas comunida- dos caras de la misma moneda, como había quedado su-
des «Son sujetos de derechos y deberes recíprocos, lo brayado el día de la coronación del nuevo Papa, el 4 de
mismo que los individuos. También las comunidades noviembre de 1958, otro día significativo, por estar dedi-
políticas, unas respecto a otras, son sujetos de dere- cado a san Carlos Borromeo, lombardo como Juan XXIII,
chos, y deberes, y por eso también sus acciones han de y sobre todo animador y ejecutor del concilio de Trento,
ser reguladas por la verdad, la justicia, la solidaridad al que el nuevo Papa se refirió como para indicar una
generosa, la libertad. Porque la misma ley moral que re- continuidad.
gula las relaciones entre los acres humanos, es necesa- A conseguir los tres objetivos indicados, pero, sobre
rio que regule las relaciones entre las respectivas comu- todo, el primero, que tuvo una finalidad preparatoria y
nidades politicastro» (n. 80). prioritaria en la unidad de los cristianos, consagró el
«Ha ido penetrando en nuestros días, cada vez más, Papa todas sus energías. La convocación del Concilio re-
en el espíritu humano, la persuasión de que las diferen- presentó un cambio histórico en la Iglesia, como una
cias que surtan entre las naciones se han de resolver no tendencia contraria a la «monarquía papal» que se ha-
con las armas, sino mediante convenios. bría establecido después del concilio Vaticano I, del
Esta persuasión, fuerza es decirlo, en la mayor parte 1869-1870. Representó el final de la edad postridentina
de los casos nace de la terrible potencia destructora y, algunos historiadores, llegan incluso a decir que mar-
que los actuales momentos poseen y del temor a las có el final de la Iglesia constantiniana. Estas ideas fue-
horribles calamidades y ruinas que tales armamentos ron de algún modo insinuadas por Juan XXIII en el dis-
acarrearían. Por eso en nuestra edad, que se jacta de curso de apertura del Concilio, el 11 de octubre de 1962,
poseer la fuerza atómica, resulta un absurdo sostener al afirmar que la Iglesia prefería usar la medicina de la
148 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 149

misericordia en lugar de la severidad, que prefería ofre- Éste, en cambio, comprendería una penetración doctri-
cer la validez de su doctrina en vez de renovar las con- nal y una formación de las conciencias, en correspon-
denas, y que quería mostrarse como madre amorosa de dencia con la auténtica doctrina, estudiada y expuesta
todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de también por las formas de investigación y la formulación
bondad incluso hacia sus hijos separados. Y repitiendo literaria del pensamiento moderno, en las formas y pro-
las palabras de san Pedro al pobre ciego que le pedía li- posiciones de un magisterio de carácter predominante-
mosna, el Papa dijo que la Iglesia no ofrecía riquezas mente pastoral. Eclesiología profética y pastoralidad im-
sino sólo la gracia divina y que ofrecía la caridad cristia- plicaban la integración y la participación del pueblo de
na para favorecer la concordia, la paz y la unidad frater- Dios visto sobre todo en su dimensión familiar, según el
na entre las naciones. discurso inspirado que, en aquella misma tarde, pronun-
Aunque los dos Papas anteriores habían pensado en ció en la Plaza de San Pedro, iluminada por la luna: «Vol-
un Concilio, el cambio experimentado cuando llegó viendo a casa, daréis una caricia a vuestros hijos y les di-
Juan XXIII no radicó en su convocación sino en su carac- réis que es la caricia del Papa».
terización. La primera reacción que siguió al anuncio
pudo apreciarse netamente en la Curia romana: recelo y A nivel pastoral surgieron claramente dos modos de
desconfianza. Algunos temían que se debilitara su in- entender la presencia de la Iglesia en el mundo -uno de-
flujo y poder, el fiscalismo curial y el centralismo roma- fensivo y otro de diálogo y confrontación- tal como fue-
no; los italianos veían con recelo la internacionalización ron percibidos y vividos en el período anterior al Con-
curial. Los teólogos y escritores católicos que Roma ha- cilio y que confluyeron de hecho también en la fase
bía hecho callar durante el pontificado de Pío XII, cuan- preparatoria. Del modo diferente de entender la relación
do no los había condenado sin escucharlos, ¿aprove- con el mundo y la inserción de la Iglesia en él emergie-
charían la plataforma conciliar para propagar sus ideas? ron dos líneas: por una parte el replegarse sobre las pro-
La espera del Concilio no agotó ciertamente el pontifi- pias posiciones, manteniéndolas, defendiéndolas y re-
cado de Juan XXIII. Sin embargo, a medida que se acerca- forzándolas con normas de carácter jurídico; y por otra,
ba el tiempo de su convocación, iluminó la misma activi- la del convencimiento que la vivencia histórica pone a
dad ordinaria. Se vio con claridad en la encíclica Materet la Iglesia en una confrontación permanente con situa-
Magistra, del 15 de mayo de 1961, que quiso ser la pues- ciones inéditas que necesitan una respuesta más am-
ta al día de la doctrina social de la Iglesia a partir de la Re- plia, teológicamente connotada, y que exprese ante todo
rum novarum, después de setenta años. Cuando se abrió cómo la Iglesia se piensa a sí misma.
el concilio, el 11 de octubre de 1962, Juan XXIII le dio un La opción por la primera línea o por el primer tipo de
contenido profetice En su discurso de apertura, contra línea durante la fase preparatoria fue preponderante,
los «profetas de desventuras» que tienen temor de lo pero, al mismo tiempo presentó inevitables brechas, a
nuevo, presentó la fecundidad siempre nueva del men- través de las cuales comenzó a penetrar la segunda, que
saje evangélico. Así el Concilio no sería la repetición o la emergió decididamente en el aula conciliar. En efecto,
mejor exposición de verdades doctrinales; como bien lo diversos momentos de las discusiones en el seno de
había dicho Pío XII: para esto no hacía falta un Concilio. cada una de las comisiones fueron la señal de que los
problemas tratados no podían ser de hecho estudiados
150 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 151

sólo bajo el aspecto jurídico porque remitían a una pro-


blemática eclesiológica y pastoral más compleja, ponien- gran tarea propiamente dicha del Concilio. Esta lenti-
do además de relieve la insuficiencia de los planteamien- tud tal vez había defraudado un poco sus esperanzas,
tos teológicos preconciliares. Esta doble concepción o así como lo había hecho el aflorar de las primeras posi-
forma de entender la Iglesia, que el análisis de la docu- ciones contrastantes. Pero fácilmente se comprende
mentación preparatoria del Concilio ha puesto en eviden- -observaba irónicamente el Papa- que una asamblea
cia de forma rigurosamente histórica, se centró también tan grande necesitó bastante tiempo para ponerse de
en algunos elementos excéntricos respecto al conjunto, acuerdo en los temas. Éstos, sin faltar a la caridad, eran
por lo que, si bien las instancias de que un concilio pas- motivo de discrepancias, lo cual no tiene nada de extra-
toral, que fuera una «nueva Pentecostés» -así era en la ño, pero inquietaba un poco los ánimos. Hecho este
mente de Juan XXIII- y no, según el pensamiento de la igualmente providencial -añadía- para que «aparezca
Curia Romana, un complemento del Vaticano I, fueron al claramente ante todos los hombres la santa libertad de
principio desatendidas -conclusión a la que se llega le- los hijos de Dios reinante en la Iglesia».
yendo los esquemas de las Comisiones preparatorias- A aumentar las tensiones Iglesia-Estado en España
hay que decir, que por otra parte no fueron del todo per- contribuyó en gran manera el concilio Vaticano II. Sus
didas. Entre los elementos excéntricos se pueden men- documentos, publicados precisamente cuando los con-
cionar la presencia de algunos teólogos no vinculados flictos por razones temporales se agudizaban en extre-
con la teología romana, sino expresión de nuevas escue- mo y la crisis del Régimen se consideraba más próxi-
las; el papel desarrollado por Juan XXIII; el no haber po- ma, fueron recibidos por uno y otro de los sectores en
dido realizar el proyecto de organizar comisiones que pugna en función de las realidades que se vivían en el
fueran una imagen fiel del organigrama de las Congrega- país y de las reacciones que en ella iba a provocar la apli-
ciones romanas; en este sentido, fue muy interesante la cación de las decisiones conciliares. Mientras unos trata-
tarea realizada por el secretariado para la Unidad de los ban de aminorar y aun desvirtuar tales decisiones, con
cristianos y el papel desarrollado por su presidente el tal de no poner en peligro el «statu quo» existente, otros
cardenal Bea, jesuíta alemán, que había sido rector del las esgrimían casi como un arma decisiva para atacar
Pontificio Instituto Bíblico y confesor de Pío XII, y tenía dicha situación, poniendo de relieve sus exigencias
la plena confianza de Juan XXIII. morales como un imperativo que no admitía excusas,
dilaciones ni paliativos.
Colegialidad y ecumenismo, junto a muchos otros
puntos de vital interés para la Iglesia, fueron objeto de El impacto del concilio Vaticano II sobre la Iglesia y la
la labor del Vaticano II, iniciado por Juan XXIII, quien, sociedad españolas fue tremendo al quedar afectada de
tras haberle dado un fuerte impulso, indicando sus ob- lleno la «pastoral de autoridad» que debía ceder el lugar
jetivos y su característica fundamental -sustancial- a una «pastoral de fraternidad». La Acción Católica espe-
mente su carácter y finalidades eminentemente pas- cializada, muy en particular la obrera, fue la polarizado-
torales-, sólo alcanzó a ver su primera sesión. Ésta ra del creciente conflicto Iglesia-Estado. Su dinámica mi-
-como dijo al concluirla, el 8 de diciembre de 1962- ha- sionera lógicamente debía llevarla a solidarizarse con
bía sido como una introducción lenta y solemne a la los intereses del pueblo. Así se llegó al desmantelamien-
to de la AC en 1966 por sus responsables jerárquicos.
II

PABLO VI, ARTÍFICE DE LA TRANSICIÓN


DE LA IGLESIA EN ESPAÑA

1. ¿Pablo VI, enemigo de España?


Gracias a Pablo VI2 -elegido Papa el 21 de junio de
1963- comenzó la «transición de la Iglesia» mediante
una larga y compleja operación que pasó por una pro-

2. Giovanni Battista Montini nació en Concesio (Brescia) el 26 septiembre


1897. El padre fue diputado en el Parlamento durante tres legislaturas y uno de los
jefes del Movimiento Social Católico, director durante muchos años del diario de
Brescia // Cittadino. La madre fue presidenta provincial de las Mujeres de Acción
Católica. Hizo los estudios elementales en el Instituto Arici, de Brescia, dirigido por
los Jesuítas, y el bachillerato en el Instituto Arnaldo de Brescia. El 3 octubre 1916
entró en el Seminario de Brescia y el 29 mayo 1920 fue ordenado sacerdote. Al año
siguiente se doctoró en Derecho en la Pontificia Facultad Jurídica del Seminario de
Milán. Más tarde, en Roma, completó sus estudios, como alumno del Seminario
Lombardo, en la Pontificia Academia Eclesiástica y se doctoró en Teología por la
Universidad Gregoriana. En 1922 fue enviado como agregado a la nunciatura apos-
tólica en Varsovia, donde permaneció pocos meses por motivos de salud. En 1923
fue llamado a la Secretaría de Estado, donde trabajó como minutante hasta 1937.
Durante estos años ejerció como Consiliario de la FUCI (Federación Universitaria
Católica Italiana) y tuvo graves problemas con el fascismo italiano. En 1937 fue
nombrado Sustituto de la Secretaría de Estado, a las órdenes del cardenal Pacelli
(más tarde, Pío XII). Al morir en 1944 el cardenal Maglione, secretario de Estado,
gran parte del trabajo de la Secretaría de Estado recayó en monseñor Montini, quien
en 1952 fue nombrado Pro-Secretario de Estado. El 29 noviembre de 1953 Pío XII
quiso hacerle cardenal, junto con monseñor Tardini, pero ambos renunciaron. El 12
de diciembre de 1954 fue nombrado arzobispo de Milán y fue consagrado en San
Pedro de Roma, por el cardenal Tisserant, decano del Sacro Colegio Cardenalicio el
6 enero 1955. En 1958 fue creado cardenal por Juan XXIII, a quien sucedió como
Sumo Pontífice, con el nombre de Pablo VI, el 21 de junio de 1963. Falleció en
Catelgandolfo el 6 de agosto de 1978. Tiene abierto el proceso de beatificación.
154 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 155

funda renovación del Episcopado para conseguir que,


fiel a su tradición, la Iglesia pudiera desvincularse len- Los progresistas pero sin «ultra» decían que Pablo VI
tamente de un pasado histórico que le impedía actuar daba una de cal y otra de arena. ¿Y los católicos simples
en consonancia con los tiempos y disponerse hacia un que no militaban en bando alguno? Ésos, se limitaban a
futuro repleto de incógnitas. amar a Pablo VI, pero no terminaban de saber cual de
He tenido ocasión de explicar y documentar en las los diversos rostros que de Pablo VI le pintaban aquí y
más de mil apretadas páginas mi libro Pablo VI y España. allá era en realidad el verdadero.
Fidelidad, renovación y crisis (1963-1978) (Madrid, BAC, Si a todos estos radicalismos se le echaba esa punta
1997) cuanto este pontífice hizo por la renovación espi- de pasión que los españoles ponemos en todo, queda
ritual de nuestro país, que sentó las bases para la ulterior trazado el esquema de cómo y por qué los españoles se
evolución política del mismo. Pero no está de más recor- atacaban los unos a los otros en nombre de la fidelidad
al Magisterio, esgrimiendo cada uno su «trozo» de Pa-
dar ahora que en España se oía hablar de maneras tan di-
blo VI como arma de ataque.
ferentes de Pablo VI, que más de una vez venían ganas de
preguntarse si quienes tan distintamente le pintaban es- Porque la verdad es que el destino de Pablo VI -naci-
tarían en realidad hablando de la misma persona. do en tiempo tan dividido- fue el de ser desguazado
por unos y por otros. Y si esto era una falsificación de
Los ultraconservadores pintaban a Pablo VI como un
cualquier hombre, cuanto más lo sería en un hombre
poseído de progresismo que estaba desviando la Iglesia
que, por su vocación de Padre de todos, parecía haber
hacia eso que llamaban «la nueva Iglesia montiniana,
tomado el afán de equilibrio como lema de su vida.
judía y masónica».
Durante cuarenta años se llamó «enemigo de Espa-
Los conservadores, pero sin «ultra», después de des-
ña» a todo el que de alguna manera discrepaba del Ré-
confiar de Pablo VI, pensaban que era el hombre provi-
gimen franquista. Uno de esos «enemigos oficiales de
dencial que estaba frenando el progresismo de la Igle-
España» fue Pablo VI, o Montini, como decían con des-
sia, aunque creían también que quienes le rodeaban
precio en los medios políticos (también ahora, cuando
hacían que más de una vez cayera en ese progresismo
se quiere hablar en forma despectiva del Santo Padre, se
que debía combatir. le llama Wojtyla, en lugar de Juan Pablo II). Y lo grave
Los ultraprogresistas creían que Pablo VI era simple- del asunto fue que porcentajes altísimos del pueblo es-
mente un Papa aterrado que se había convertido en un pañol se tragaron la fábula.
freno permanente de la Iglesia.
La verdad es que Pablo VI no fue jamás antiespañol,
aunque sí fue claramente antifascista. El sentido demo-
La producción bibliográfica sobre lafigurade Pablo VI y sobre su pontificado es crático lo llevaba Juan Bautista Montini en la misma san-
inmensa Puede seguirse anualmente a través de los precisos y bien cuidados índices gre: su padre fue uno de los iniciadores en Italia del Movi-
de la revista «Archivum Histonae Pontificiae» desde 1963 hasta nuestros días Una miento Social Católico del que salió más tarde el Partido
parte de dicha bibliografía fue recogida en el volumen Paulus PP VI, 1963-1978.
Elenchus bibhographwus (Brescia, Istituto Paolo VI, 1991) Las aportaciones más Popular, origen de la posterior Democracia Cristiana.
recientes por lo que se refiere al objeto de este libro están contenidas en Pablo VI y El joven Montini fue antifascista por educación fami-
España Giornate di studw Madrid 20-21 maggio 1994 (Brescia 1996) y en mi libro liar. Lo era radicalmente el más querido de sus profeso-
Pablo VIy España (1963-1978) Fidelidad, renovación y crisis (Madrid, BAC, 1997) res, el que más tarde sería cardenal Bevilacqua. Lo era el
IV> LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 157

que siempre fue mentor espiritual de su alma: el filóso- do nada tuvo que ver con el líder comunista detenido,
fo francés Maritain. procesado y ejecutado en abril de 1963, siete meses
Era antifascista por experiencia: conoció la persecu- más tarde del telegrama montiniano. La historia de este
ción que el fascismo italiano desencadenó contra la telegrama fue una simple petición de clemencia para un
FUCI (Federación de Universitarios Católicos), de la que joven condenado a muerte por sus actividades en las
el joven sacerdote Montini era capellán. Juventudes Libertarias y por haber colocado una bomba
Que Juan Bautista Montini viera con preocupación el en la fachada del Instituto Nacional de Previsión que no
levantamiento del 18 de julio de 1936 era lógico e inevi- produjo víctimas.
table. No porque estuviera, como es evidente, con el co- Lo cierto es que sirvió para montar en España una
munismo o con la sangrienta persecución que la Repú- campaña contra el entonces cardenal arzobispo de Mi-
blica desencadenó contra la Iglesia, sino porque temía lán. La prensa española se llenó de informaciones y edi-
que de aquel alzamiento no surgiera una paz libre. toriales sabiamente orientados desde el Ministerio de
Concluida la guerra, Mons. Montini, ya sustituto de la Información. ¿Se esperaba con ello crear un escándalo
Secretaría de Estado vio siempre con preocupación la que impidiera la subida de monseñor Montini al trono
unión de la Iglesia española con los ejércitos vencedores. de san Pedro en un futuro próximo? Éstos eran los cálcu-
Y es sabido que se opuso tenazmente a la firma del los que alguien se hizo en el Ministerio español de Asun-
concordato y sobre todo al apartado que ponía en manos tos Exteriores.
del gobierno el control del nombramiento de los obispos. Pablo VI, ya de Papa, muy repetidas veces mostró su
Todo esto no impedía naturalmente, que Montini tu- interés y su cariño por España y su pueblo, pero mantu-
viera un sincero cariño a España. En esto su postura era vo siempre una fuerte reticencia hacia el gobierno de
muy parecida a la de Pío XII. Tenía, como el papa Pacelli, Franco y en algunos casos se enfrentó dramáticamente
una idea un tanto romántica de la religiosidad española, con él, sobre todo con motivo de las ejecuciones ocurri-
que para ambos se resumía en aquella famosa exclama- das poco tiempo antes de la muerte de Franco, en sep-
ción: «¡Oh, la católica España!» Apreciaba profundamen- tiembre de 1975.
te nuestra tradición católica y sentía una enorme admi- Pero hay algo que nunca agradeceremos suficiente-
ración hacia santa Teresa -a la que proclamó en 1967 mente los católicos españoles a Pablo VI:
doctora de la Iglesia-, aunque evidentemente su estilo — él fue, tenazmente el impulsor de la renovación con-
de espiritualidad, así como su cultura, eran franceses, ciliar de nuestra Iglesia;
más que españoles e, incluso, más que italianos. — el inspirador de la progresiva separación entre nues-
Tenía grandes amigos españoles y más que a ningu- tra Jerarquía y el Estado;
no admiraba a don Ángel Herrera a quien más tarde ha- — el renovador cuidadoso de los miembros que compo-
ría cardenal. nían nuestro episcopado, no en una dirección políti-
El gran choque con las autoridades españolas se pro- ca sino pastoral.
dujo con motivo del famoso telegrama del 3 de octubre
de 1962. Telegrama que en España conocía todo el mun- Pablo VI, que estudiaba uno por uno todos los nom-
do como «el telegrama intercediendo por Grimau» cuan- bramientos episcopales en el mundo entero, multiplica-
158 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 159

ba este cuidado e interés en lo que a España se refería. Pocos meses después, ya no sería Mons. Montini sino
Cuidaba de estar siempre perfectamente informado de Su Santidad Pablo VI quien mantendría una relación
España, no sólo a través de los informes que le pasaba muy directa e intensa con la España de Franco.
la nunciatura, sino a través de otros que se buscaba per- ¿Qué relaciones mantuvieron el Papa y Franco?
manentemente la Secretaría de Estado y de constantes «Externamente buenas, pero nada más que externa-
diálogos con los obispos españoles. Se informaba de los mente buenas. Incluso cuando hablaba con Franco, ha-
menores problemas, seguía con pasión la marcha de blaba muy bien del Papa»4. En sus mensajes de fin de
nuestras diócesis, sufrió con la crisis de nuestra Acción año de 1964 y 1965 Franco elogió la obra del Concilio y
Católica -calificó de «tragedia» la dimisión forzada de de Pablo VI como una «inteligente y oportuna puesta al
los consiliarios en 1966- y se alegró con todas las noti- día», fruto de «la divina inspiración, origen de la eterna
cias que le llegaban sobre la positiva aplicación del Con- lozanía de la Iglesia»5.
cilio. Creyó siempre radicalmente en la profundidad de Franco elogió también la encíclica Populorum pro-
nuestro catolicismo, que era, para él, uno de los más gressio con estas palabras:
arraigados -si no el más- de nuestro continente y aun
del mundo. Sufría sabiendo que en España no se le que- «Me ha gustado muchísimo, más que otras que tanta sensación
ría y hubiera hecho cualquier cosa por evitarlo. Proyec- causaron a la humanidad. Ésta es una de las mejores, pues toca con va-
lentía muchas cuestiones de gran importancia para el bien de la huma-
tó varios viajes a España y sólo le detuvo el miedo a que nidad, señalando obligaciones ineludibles de los países ricos para con
su venida se utilizase políticamente. los subdesarrollados. (...) Desde luego, repito que me ha entusiasmado
la encíclica por lo bien que expresa todos los problemas que afectan a
2. Pablo VI y Franco la humanidad, señalando soluciones» 6.
En 1939, para celebrar la victoria de los nacionales, Pablo VI dijo al ministro de Justicia, Antonio María
la Santa Sede, por medio de monseñor Montini, orga- Oriol, que la fidelidad de Franco a la Iglesia le consolaba
nizó con extraordinaria solemnidad un Te Deum en la y animaba7, y tres años después, en la carta que le diri-
iglesia del Gesü en Roma3. Creo que es la primera vez gió en 1968 pidiéndole que renunciara a la intervención
que el nombre del futuro Pablo VI aparece relacionado del Estado en los nombramientos de obispos, le testi-
con el Régimen de Franco. monió a Franco el debido aprecio por la gran obra que
Casi cinco lustros después, el domingo 7 de octubre había llevado a cabo en favor de la prosperidad material
de 1962, el cardenal-arzobispo de Milán pedía clemencia y moral de la nación española y por su interés eficaz en
al general Franco en favor de varios estudiantes, conde- el resurgimiento de las instituciones católicas después
nados a muerte por sus actividades políticas violentas. de la Guerra Civil.
Creo que fue la última vez que el nombre de Mons. Mon-
tini aparecía relacionado con el mismo Régimen.
4. Afirmación del cardenal Tarancón, que puede verse en sus Confesiones (Ma-
drid, PPC, 1996) p. 256.
3. L. SUÁREZ FERNÁNDEZ, Francisco Franco y su tiempo (Azor, colección 5. Ibid.
de estudios contemporáneos) (Madrid, Fundación Nacional Francisco Franco, 6. F. FRANCO SALGADO-ARAUJO, o.c, pp. 501-502.
1984), III, p. 77. 7. L. SUÁREZ FERNÁNDEZ, o.c, p. VII, p. 252.
160 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 161

Franco y su Gobierno se hallaban reunidos en Conse- feriré más adelante, acompañada de un extenso memo-
jo de Ministros, celebrado en Barcelona, la mañana del rándum.
21 de junio de 1963, cuando supieron que el cardenal Al ser nombrado, cinco meses después, ministro de
Montini había sido elegido por el Sacro Colegio Carde- Asuntos Exteriores, López Rodó pensó que debía hacer
nalicio sucesor de Juan XXIII y había tomado el nombre todo lo posible por evitar el endurecimiento de las pos-
de Pablo VI. «La noticia preocupa, por los recientes tele- turas recíprocas de la Iglesia y del Estado, sin perjuicio
gramas del entonces cardenal Montini. El propio Fran- de la firmeza del gobierno en aquellos casos en que es-
co, comenta, con cara larga: "Un jarro de agua fría"»8. tuviera plenamente asistido de la razón. No le parecía
Sin embargo, López Rodó afirma que algunos minis- lógico que Franco, al final de sus años, se colocara en
tros mostraron su preocupación por la actitud que una posición de enfrentamiento con la Iglesia, cuando
adoptaría el nuevo pontífice con respecto a España al no su postura habitual y su trayectoria más constante ha-
haber sido atendido su telegrama en el que pedía cle- bía sido justamente la contraria.
mencia para el comunista Grimau, que fue ejecutado 9. El pontificado de Pablo VI (1963-1978) coincidió con
Franco cortó los comentarios diciendo: «Ahora, ya no los últimos doce años del Régimen de Franco y con los
es el cardenal Montini; ahora, es el papa Pablo VI»10. Y tres primeros años de la llamada transición política. Es
Lora Tamayo, ministro de Educación y Ciencia, que decir, con los tres lustros cruciales de nuestra más re-
asistió a dicho Consejo de Ministros, comentó: «Así nos ciente historia, que marcaron el paso del gobierno per-
invitaba a olvidar incidentes anteriores, en reconoci- sonal a la monarquía constitucional. Caballo de batalla
miento de la suprema jerarquía de la Iglesia, que de tal durante muchos años fue el privilegio de presentación
modo respetaba»11. de obispos, directamente afectado por un decreto con-
No fueron, sin embargo, buenas las relaciones con la ciliar que pidió a las autoridades públicas que renuncia-
Santa Sede durante el pontificado de Pablo VI. El mo- ran a él, de acuerdo con la Santa Sede.
mento de mayor tensión se registró el 12 de enero de De los otros privilegios en favor de la Iglesia y renun-
1973 cuando el ministro de Asuntos Exteriores, López ciables, el que de hecho se presentó a mayor discusión
Bravo, fue recibido en audiencia por el Papa y le hizo por interferencia de competencias fue el del fuero privi-
entrega de una carta personal de Franco, a la que me re- legiado del clero.
Dada la necesidad de reformar el sistema concorda-
8. Esto lo dice Manuel Fraga, que era ministro de Información y Turismo y fue tario vigente reconocida unánimemente por todos, se
quien dio la noticia de la elección del nuevo Papa a los ministros (Memoria breve de
una vida pública, Barcelona, Planeta, 1980, p. 77). Este comentario del que entonces
planteó la cuestión del cómo y cuándo. En orden a in-
era ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, se refería a la inter- sertar en el ordenamiento español el principio de liber-
cesión anteriormente aludida tad religiosa, se hizo como hemos visto, previo acuerdo
9. Pero esto no es cierto, porque nada tuvo que ver la intervención del cardenal con la Santa Sede, mediante la reforma de nuestras Le-
Montini con el «caso Grimau», que muchos autores confunden con el de un estu- yes Fundamentales, sin aguardar a una revisión total
diante catalán. El caso Grimau estalló ante la opinión pública mundial a mediados de
abril de 1962. Grimau fue ejecutado en 1962. del concordato. Respecto a los demás puntos, especial-
10. L.LÓPEZ RODÓ,Memorias I, p. 384. mente el de los nombramientos episcopales, las posi-
11. lbid. ciones oficiales del Vaticano y Madrid fijaron el cuándo
162 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 163

y el cómo en forma diversa. Por parte de la Santa Sede,


sin embargo, no están en armonía con la nueva mentalidad que el Con-
se proponía, primero, la renuncia al privilegio de pre-
cilio ha interpretado, más que creado, en esta materia. En efecto, en el
sentación mediante su transformación en prenotifica- mundo católico es ya aspiración común de los Obispos, del Clero y de
ción oficiosa de los nombramientos episcopales y des- los seglares que la Santa Sede pueda proceder con plena libertad e
pués se pasaría a la revisión del concordato. Así lo independencia a nombrar y a instituir a los Obispos y, en este sentido,
reflejó la carta que el 29 de abril de 1968 dirigió Pablo VI también en esa Nación se manifiestan fuertes y claras corrientes de la
al Jefe del Estado. Contestando, Franco, en carta del 12 opinión pública.
de junio de 1968, consideró el privilegio de presenta- Estimulado Nos mismo por el deseo que expresaron los Padres
ción como parte fundamental del pacto solemne con la Conciliares y convencido de interpretar los verdaderos intereses de Es-
Santa Sede y, por tanto, se aceptaría su renuncia, no an- paña, no menos que los de la Iglesia católica, hacemos un llamamiento
tes, sino simultáneamente y dentro de la revisión y a Vuestra Excelencia y al Gobierno Español, que justamente se glorían
puesta al día de todo el concordato. de sus sentimientos católicos, para que quieran dar un ejemplo lumino-
Fijadas inicialmente las posiciones y mantenidas en so de plena uniformidad con las enseñanzas y peticiones de la Iglesia re-
el fondo inalterables después de numerosas manifesta- nunciando, antes de una posible revisión del Concordato, a privilegios
que fueron concedidos por los grandes méritos religiosos de esa Na-
ciones, sea de autoridades oficiales sea de particulares ción, pero que ya no corresponden al espíritu ni a las exigencias de los
en la prensa en pro de una u otra posición, la vía elegida tiempos, y dejando a la Santa Sede la libertad de proceder a la elección
mientras vivió Franco fue la de revisar el concordato en- y al nombramiento de Obispos Españoles sin observar los vínculos
tero a una con el privilegio de presentación. Así se re- ahora vigentes. De un rasgo tan noble derivarían ciertamente un nuevo
flejó en el «Anteproyecto oficial de revisión del con- y gran mérito para Vuestra Excelencia y su Gobierno y asimismo, de
cordato». Las negociaciones fueron largas y complejas. ellos estamos convencido, un prestigio ulterior para el catolicismo de
Cuando murió Franco no se había llegado a resultado al- la Nación Española ante el mundo.
guno concreto. Vuestra Excelencia puede estar bien cierto de que la Santa Sede,
La carta de Pablo VI a Franco decía: por su parte, al hacer los nombramientos episcopales no tendrá otras
miras que las de la prosperidad religiosa y espiritual cada vez mayor de
«Al Excelentísimo Señor Don Francisco Franco Bahamonde, Jefe
esa Nación por Nos tan querida; y, en todo caso, la Santa Sede se en-
del Estado Español.
cuentra dispuesta a comprometerse a notificar previamente y reserva-
Nuestra responsabilidad de Pastor Universal y el amor que profesa-
damente al Jefe del Estado y al Gobierno el nombre del designado para
mos a esa noble y católica Nación, Nos inducen a dirigirnos personal-
el cargo de Obispo residencial afinde saber si no tienen que oponer al
mente a Vuestra Excelencia para exponer una cuestión delicada que
mismo objeciones precisas de carácter político general.
tiene importancia en la vida de la Iglesia en España.
Bien conoce Vuestra Excelencia que el concilio Ecuménico Vatica- Abrigamos la confianza de que Vuestra Excelencia, cuya filial de-
no II dirigió un ruego ardiente a aquellos Gobiernos que, por conven- voción a la Iglesia y a esta Sede Apostólica conocemos, con alto senti-
ción o costumbre, gozan de derechos o privilegios de elección de pre- do del mayor bien espiritual de la católica España, tendrá a bien acoger
sentación o de designación para el cargo del Episcopado, a fin de que Nuestra respetuosa y esperanzada propuesta.
quieran renunciar a los mismos espontáneamente, de acuerdo con esta No queremos dejar pasar esta ocasión histórica sin testimoniar a
Sede Apostólica. Vuestra Excelencia el debido aprecio por la gran obra llevada a cabo en
Tal deseo se refiere, naturalmente también a España, que se en- favor de la prosperidad material y moral de la Nación Española y por
cuentra en legítima posesión de los mencionados privilegios los cuales, su interés eficaz en el resurgimiento de las instituciones católicas des-
pués de las ruinas de la trágica y luctuosa crisis de la Guerra Civil y de-
164 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 165

seamos asegurarle, con la expresión de Nuestra benevolencia, Nuestra dato vigente, cualquier modificación, en virtud del Ordenamiento Jurí-
Bendición Apostólica para Vuestra Excelencia, para su ilustre Familia dico español, necesita, además de la aprobación del Gobierno, el con-
y para toda la fidelísima Nación Española. curso de las Cortes.
El Vaticano, 29 de abril de 1968. Paulus PP. VI»12. En cuanto a la opinión pública española a que se refiere la venerada
carta de Vuestra Santidad -opinión que he de apreciar en su conjunto y
En su respuesta, Franco le expuso al Papa las razones cuyas diversas reacciones conozco por llevar tantos años al frente del
por las que prefería que se hiciera una revisión total del Gobierno- estoy seguro de que no aprobaría una renuncia unilateral
Concordato antes de renunciar unilateralmente al privi- por parte del estado sin que al mismo tiempo se revisen aquellos otros
legio de presentación de obispos. puntos que, siguiendo las orientaciones de la Gaudium et spes, puedan
constituir impedimento para el testimonio cristiano que reclama la sen-
«Santísimo Padre:
sibilidad del mundo actual.
Vuestra venerada carta de 29 de abril último sobre tema de tanta En estas circunstancias, mi Gobierno, sintiéndose intérprete de la
trascendencia como es el de los nombramientos episcopales ha mere- Nación española y deseoso de acoger el ruego de Vuestra Santidad,
cido por mi parte la másfilialacogida y detenida reflexión. está dispuesto a llegar a una revisión de todos los privilegios de ambas
El llamamiento paternal de Vuestra Santidad, reiterando el ruego potestades dentro del espíritu de la Constitución conciliar antes citada
formulado a este propósito por el II concilio Vaticano, ha de encontrar y en consonancia con la declaración hecha pública a este propósito por
un inmediato eco en mi ánimo de fiel hijo de la Iglesia, sin olvidar nuestro Episcopado.
aquellos imperativos de orden legal y político que atañen a mi deber y Por las razones expuestas, confilialsinceridad y sin ningún apego per-
responsabilidad de gobernante y que respetuosamente someto a Vues- sonal a privilegios ni honores que puedan empañar el testimonio de mi fe
tra consideración. católica ni de mi devota adhesión a la Cátedra de Pedro, estimo, Santísi-
El antiguo Derecho de Presentación para las sedes episcopales en mo Padre, que una revisión y puesta al día del vigente Concordato perfec-
España -reconocido a nuestros reyes en atención a la misión apostóli- cionaría, después del segundo concilio Ecuménico Vaticano, las buenas
ca que la propia Iglesia les encomendó- fue modificado en su esencia relaciones felizmente existentes entre la Iglesia y el Estado Español.
por el Convenio de 1941 al trasformarse en un verdadero sistema de Con honda emoción he de agradecer a Vuestra Santidad la Bendi-
negociación, incorporado luego al Concordato de 1953, dentro de un ción Apostólica para mí, para mi familia y para toda la Nación españo-
contexto jurídico que establece recíprocos derechos y obligaciones. la que acompaña a su venerada carta, así como las palabras que dedica
Este sistema, a nuestro juicio, ha sido compatible con la libertad de a la labor realizada por mis Gobiernos desde el día, venturosamente ya
la Iglesia no sólo por los términos en que está regulado sino por la apli- lejano, en que hube de tomar las armas como último recurso para dete-
cación práctica de los mismos, inspirada siempre en el máximo respe- ner la disolución misma de la sociedad civil y para "defender y restau-
to a los derechos y aun a los deseos de la Sede Apostólica. rar los derechos y el honor de Dios y de la Religión", en frase de Vues-
Por otra parte, no puede olvidarse que siendo el procedimiento para tro preclaro antecesor el papa Pío XI.
las designaciones episcopales en España parte fundamental de un pac- Al tener el altísimo honor de poner esta carta en manos de Vuestra
to solemne entre la Santa Sede y el Estado español, como es el Concor- Santidad, me complace reiterar mi devota adhesión al Vicario de Cris-
to y solicitarfilialmentela Bendición Apostólica.
12. P. V. AIMONE-BRAIDA, L'intervento dello Stato nelle nomine dei Vescovi Muy Santo Padre de Vuestra Santidad devotísimo hijo F. Franco»13.
con particolare riferimento a paesi non concordatari dell'Europa occidentale
(Roma, Cittá Nuova, 1978, pp. 74-77), y L. LÓPEZ RODÓ, Testimonio de una polí-
tica de Estado (Barcelona, Planeta, 1987), pp. 216-218, y mi libro Pablo VI y
España,pp.853-854. 13. lbid.
166 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 167

Franco abogó siempre personalmente con benevo- «Madrid, 29 de diciembre de 1972.


lencia y discreción por la concordia en las relaciones Al Sumo Romano Pontífice
Iglesia-Estado. Podrían citarse muchos hechos significa- Su Santidad Pablo VI
tivos, pero quizá el mayor de todos ellos fue el del lla- Santísimo Padre:
mado «caso Añoveros». El cardenal Tarancón, elogió en Desearía confiar a Vuestra Santidad ciertas graves preocupaciones
numerosas ocasiones, tanto en conferencias públicas que llenan mi espíritu y que se refieren a la situación espiritual del pue-
como en programas de Televisión y en diversos libros blo español y a las relaciones entre la Iglesia y el Estado en España.
-incluidas sus Confesiones-, el amor a Dios y a España Desgraciadamente -como bien lo sabe Vuestra Santidad- España
de Franco «a quien sinceramente queríamos y admirá- no está inmune, como quizá no lo esté ningún país, de los males que
aquejan a la Iglesia, aunque también aquí, como en otras partes del
bamos» 14.
mundo, se den frutos espléndidos de su acción.
En los últimos quince años de su Régimen, cuando Si bien como católico pudiera exponer mis opiniones sobre lo que
algunos sectores eclesiásticos comenzaron a promover mira al bien de la Iglesia, no desearía incurrir, ni en apariencia, en in-
el cambio político, la actitud de Franco hacia la Iglesia tromisión en la esfera eclesiástica; pero sí entra en el campo de mi res-
no varió. En su mensaje navideño de 1972 dijo: ponsabilidad y de mi conciencia poner de manifiesto una causa con-
«Nuestro Gobierno, acorde con los sentimientos católicos de la casi creta de confusión y deterioro espiritual en España, con profundas
totalidad de los españoles, ha mantenido invariablemente a lo largo de repercusiones en la paz civil, y pedir que desde la jerarquía de la Igle-
más de siete lustros su actitud de respeto y cooperación hacia la Iglesia. sia se la combata con medios eficaces.
Todo cuanto hemos hecho y seguiremos haciendo en servicio de la Me refiero al afán de algunos eclesiásticos y de ciertas organizacio-
Iglesia, lo hacemos de acuerdo con lo que nuestra conciencia cristiana nes, que se llaman apostólicas, de convertir a la Iglesia en instrumento de
nos dicta, sin buscar el aplauso ni siquiera el agradecimiento» l5. acción política. Preocupados con objetivos temporales, creen poder con-
seguirlos entrando en franca hostilidad con el Estado; esta tendencia se
agrava a menudo por la fascinación de la violencia, característica de
Pocos días más tarde, hubo un nuevo intercambio nuestros días, que llega a hacerlos participar en acciones subversivas o a
epistolar entre el general y el Papa a propósito de la si- tomar público partido a favor de los que vulneran el orden público y la
tuación española. Franco envió al Papa -a través de su integridad de la sociedad y del Estado, como si éste fuera un enemigo.
ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo- Tales conductas resultan particularmente injustas cuando las aso-
una larga carta en la que expuso su profunda preocupa- ciaciones que las practican disfrutan un Régimen concordatario de pri-
ción por la grave situación de la Iglesia en España y las vilegio, o cuando los ciudadanos que colaboran con ellas aparecen ante
repercusiones que tiene en la vida socio-política de la el pueblo revestidos de las órdenes sagradas, y, mientras por un lado
nación. atacan al Estado y a sus instituciones, por otro, invocando la autoriza-
ción previa que establece el Concordato, impiden a la autoridad judi-
cial esclarecer los hechos revestidos de indicios racionales de culpabi-
14. Así lo dijo expresamente en la homilía de la misa corpore insepulto, cele- lidad para hacer justicia por delitos comunes.
brada en la capilla del Palacio del Pardo el 20 de noviembre de 1975 (B.O. de la Finalmente, completan este ingrato panorama aquellos eclesiásticos
Archidiócesis de Madrid-Alcalá, 1 y 15 diciembre 1975, pp. 801-802). Puede verse de diversa jerarquía y relación con la vida de nuestro pueblo que, obceca-
también en el apéndice de este libro. dos por una imagen falsa y prefabricada de España y especialmente de su
15. El mensaje fue difundido por la prensa nacional y publicado en Vida Nueva, historia reciente, pronostican la ruptura de la continuidad de la vida políti-
n.864,p.8.
ca de mi país y propugnan medidas oportunistas de distanciamiento e in-
168 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 169

cluso oposición partidista al gobierno. Quizá con ello quieren aplicar la


teoría, nacida en países distintos del mío, de que la Iglesia necesita buscar sión episcopal, proceso en el que mis gobiernos han colaborado con la
en nuevos sectores sociales nuevos seguidores, lo que me parecería natu- Santa Sede para encontrar los candidatos más idóneos, resultando en
ral siempre que ello no sea una arriesgada operación, cuyos resultados pu- bien de la Iglesia el conocer los reparos que pudiera tener el jefe del Es-
dieran limitarse al alejamiento de los que siempre han creído en ella. tado, en el ejercicio de su derecho de presentación.
Estos factores patológicos se oponen no sólo a la doctrina tradicio- Por contraste, la actitud del Estado español respecto a la Iglesia no
nal sobre las relaciones de la Iglesia con los Estados sino también a la puede ser más correcta ni más clara; pero no puede el Estado defender
formulación de la misma hecha por el concilio Vaticano II. Ellos han a la Iglesia de sus propias divisiones internas, hoy tan marcadas. Nues-
creado un clima de malestar y falta de colaboración entre la Iglesia y el tras Leyes Fundamentales proclaman que (la nación española conside-
Estado, lo que no impide que por parte de la Iglesia se haga uso siste- ra como timbre de honor el acatamiento de la ley de Dios, según la
máticamente estricto de sus derechos, civiles, económicos, fiscales y doctrina de la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana,
concordatarios, como lo demuestran las ciento sesenta y cinco denega- única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspi-
ciones de autorización para el procesamiento de clérigos durante los rará su legislación). De acuerdo con este precepto constitucional y su
cinco últimos años, muchas de ellas en asuntos muy graves, que supo- ordenamiento jurídico complementario, la Iglesia ve amparados sus
nen verdadera complicidad con movimientos separatistas, olvidando la derechos para el cumplimiento de su misión y personalmente me he
estrecha relación que siempre existió en España entre la unidad na- ocupado siempre de que pueda ejercerlos en un contexto de libertad.
cional y la unidad religiosa. Me doy cuenta, Santísimo Padre, de que problemas como los que
Repercusiones de este espíritu de distanciamiento, tan lejano de la relato, y que quizá no sean plenamente conocidos por Vuestra Santi-
sana cooperación, pueden hallarse igualmente en ciertas indudables dad, puedan afligir dolorosamente Vuestro corazón. Yo también debo
extralimitaciones de la Conferencia Episcopal, órgano hoy día tan im- con frecuencia contener mi amargura ante muestras de ingratitud de
portante para las relaciones entre la Iglesia y el Estado, que contrastan eclesiásticos de diversas categorías, a pesar de los servicios prestados a
con anteriores pronunciamientos de la Jerarquía española sobre asun- la Iglesia por los gobiernos españoles.
tos de grave trascendencia nacional, tomados siempre por propia ini- Como Jefe de Estado de esta nación católica y fiel al Pontífice de
ciativa, como fue la Carta colectiva de los obispos españoles a los de Roma que es España, movido por mi propia fe personal y por amor al
todo el mundo con motivo de la guerra en España, de fecha 15 de agos- pueblo que gobierno, confío al corazón paterno de Vuestra Santidad mi
to de 1937, y otros que pudiera citar. esperanza de que esta causa de confusión y discordia sea contenida, se
Bien sé -y lo ha recordado Su Eminencia el cardenal secretario de evite el escándalo de grandes sectores de nuestra sociedad y la división
Estado en carta que dirigió a mi embajador ante Vuestra Santidad el 11 espiritual de nuestro pueblo, y se corrijan las intromisiones de la jerar-
de julio pasado- que a las Conferencias Episcopales no compete un quía en cuestiones políticas, haciendo justicia a las responsabilidades
poder jurisdiccional vinculante, sino que tienen como finalidad la del Estado en su esfera.
orientación y la coordinación de la actividad pastoral, y que sus estatu- En el mismo espíritu, Santísimo Padre, pido vuestra alta y venerada
tos, por otra parte, no han recibido aún la aprobación definitiva. Pero es inspiración para mantener y garantizar para el futuro la sana cooperación
una realidad que algunos de sus miembros sienten hoy una irreprimible entre el Estado español y la Iglesia, fuente segura de bienes para nuestro
tentación de dedicar su actividad a materias que no les competen, y de pueblo. Mi ministro de Asuntos Exteriores, a quien confío esta carta, po-
las que normalmente sólo tienen un conocimiento superficial, sin que drá dar a Vuestra Santidad cuanta información ampliatoria quiera pedirle.
de ello se derive a mi entender beneficio para las almas, antes al con- Muy Santo Padre de Vuestra Santidad devotísimo hijo, Francisco
trario, detrimento de la deseable concordia en las relaciones de la jerar- Franco»16.
quía con el gobierno. Se confirma, una vez más, la trascendencia de la
función seleccionadora de quienes deben desempeñar la altísima mi- 16. L. LÓPEZ RODÓ, Testimonio, pp. 218-220, ÍDEM, Memorias III, pp. 654-
656, y mi libro Pablo VIy España, pp. 855-857.
170 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 171

La respuesta del Papa tardó en llegar seis meses. Fue dido comprobar el esfuerzo generoso que el Episcopado español está
también una carta larga y muy pensada: poniendo en esta labor, para dar una respuesta adecuada a los proble-
mas pastorales planteados por los profundos cambios de la sociedad,
«Al Excelentísimo Señor
según las características de ese país.
Don Francisco Franco Bahamonde
Queremos asegurar a Vuestra Excelencia que la Santa Sede no cesa
Jefe del Estado Español
de seguir con atención esta acción de los obispos, con el debido respe-
La visita que nos hiciera su ministro de Asuntos Exteriores, el día 12
to a sus responsables iniciativas, fruto de decisiones pastorales toma-
de enero del presente año, ha adquirido relieve especial por la carta autó-
das a veces no sin afán.
grafa de Vuestra Excelencia, que él depositó en nuestras manos junta-
En medio de este cuadro de actualización y de búsqueda es cierto que la
mente con otros numerosos documentos. Queremos ahora asegurar a
Iglesia en España -como por lo demás en otros países- se halla ante pers-
Vuestra Excelencia que la hemos recibido y considerado con la atención
pectivas nuevas e, inspirándose en las normas conciliares, siente la necesi-
y respeto debidos a las altas intenciones que le han movido a abrirnos su
dad de afrontarlas, con la autonomía que compete a su misión religiosa.
ánimo, en una materia que llevamos tan dentro de nuestro corazón.
Por su parte, Vuestra Excelencia ha creído deber manifestar la preo-
En el período de tiempo transcurrido desde entonces, hemos conti-
cupación de que en este aspecto no queden suficientemente salvaguar-
nuado siguiendo con inmutable afecto y siempre con atenta solicitud el
dadas las prerrogativas del Estado: piensa Vuestra Excelencia que ha
desarrollo de la vida de la Iglesia en esa nación tan querida para Nos.
llegado el momento para una más clara delimitación de los campos que
Por nuestra parte, desearíamos exponer ahora a Vuestra Excelencia
corresponden a la acción propia del mismo Estado y de la Iglesia.
nuestro pensamiento, al mismo tiempo que le manifestamos nuestros
Por lo que se refiere a esta auspiciada clarificación, Nos estamos de
sentimientos de estima hacia su persona y de intenso afecto hacia todo
acuerdo -lo mismo ahora que en el pasado- y estamos también dis-
el pueblo español.
puesto a dar nuestra contribución para realizarla -en armonía con los
Nos es grato recordar cómo durante el pasado año, en ocasión de la
principios del Concilio-, abrigando el ferviente deseo de que la Iglesia
tradicional visita "ad limina", hemos tenido el gozo de encontrar a mu-
en España, en consonancia con su propia misión e incumbencia, pueda
chos obispos de ese país. Examinando sus relaciones sobre el estado de
cooperar con el Estado al bien común del pueblo español.
las respectivas diócesis, escuchando y preguntando a tan dignos pasto-
Del mismo modo, en cuanto a las relaciones de esta Sede Apostólica
res, ha sido toda la España católica la que hemos visto como desfilar
con España, nos sentimos en el deber de afirmar ante Vuestra Excelencia
ante Nos: nombres ilustres de ciudades y de instituciones que han evo-
que su disposición no ha cambiado en absoluto: sigue teniendo como se-
cado en nuestro espíritu memorias de noble historia cristiana, de íncli-
llo característico un sincero deseo de amistosa cooperación. Esta actitud
tas generaciones de santos y misioneros; imágenes de belleza en toda
de la Santa Sede supone fidelidadrigurosaa la norma de no interferir,
la variedad de regiones, de tradiciones, de monumentos de arte y de fe.
por su parte, en la soberanía y autonomía del Estado español y a la vez
Pero era además -y quisiéramos decir sobre todo- la España de hoy
significa también buena voluntad de resolver las cuestiones pendientes,
la que se nos presentaba delante en el cuadro vivo de su gente, dedica-
entre ellas el problema de la revisión del Concordato (como lo confirma-
da con fervor a las actividades, que los tiempos modernos exigen con
ba nuestro secretario de Estado en la carta que dirigió al señor embajador
urgencia para la vida del espíritu no menos que para la otra material.
don Antonio Garrigues, en fecha 11 de julio de 1972).
Es precisamente esta vitalidad espiritual del pueblo español -que,
Pero no es nuestra intención entretener ahora a Vuestra Excelencia
tal como nos ha parecido, no desmerece de las grandes tradiciones del
sobre este argumento, ni tampoco sobre otras cuestiones apuntadas en
pasado- a la que deseamos rendir homenaje.
su carta o expuestas en la documentación de su ministro de Asuntos
En efecto, no podemos ocultar a Vuestra Excelencia nuestra satis-
Exteriores; Vuestra Excelencia permitirá que tales cuestiones puedan
facción al ver a la Iglesia en España empeñada en llevar a la práctica la
ser tratadas mediante contactos entre el Consejo para los Asuntos Pú-
renovación deseada por el concilio Ecuménico Vaticano II. Hemos po-
blicos de la Iglesia con el mismo ministerio, al que se tiene intención
172 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 173

de hacer conocer, del modo debido, el punto de vista de la Santa Sede


Para complacer al Papa o a petición de éste, Franco
sobre las acusaciones y las quejas dirigidas a la Iglesia y, a través de
ésta, a la misma Santa Sede por algunos fenómenos señalados en la concedió frecuentes indultos especiales. El primero de
vida eclesiástica española, los cuales, por el contrario, hay que imputar ellos con motivo del Año Santo 1950, pero en septiembre
más bien, en no poca medida, a las corrientes ideológicas que turban la de 1975 sólo indultó a seis de los once condenados a
sociedad moderna. La Iglesia no es ciertamente indiferente a tales fe- muerte por delitos de terrorismo; los otros cinco fueron
nómenos: trata de seguirlos según sus posibilidades y su competencia, ejecutados. Pero esto ocurrió, según testimonio del car-
con elfinde que no lleguen a prejuzgar el bien espiritual y civil de las denal Tarancón porque no se permitió que Pablo VI ha-
nuevas generaciones, a las cuales dirige las solicitudes de su magiste- blara personalmente con Franco: «Si Pablo VI habla con
rio y la asistencia de su ministerio pastoral. Franco, los indulta. ¡Claro que los indulta! Conociendo a
Una preocupación sin embargo nos apremia más en estos momen- Franco eso está más claro que el agua» 18 . Después sabe-
tos y no quisiéramos demorarnos ulteriormente en confiarla a Vuestra mos que le escribió una carta personal a Pablo VI pidién-
Excelencia: se trata de las diócesis todavía vacantes, que nos gustaría dole perdón por no haber podido acceder a su petición.
ver provistas rápidamente.
En su último mensaje dirigido a los españoles y con-
En esta importantísima materia, como en todas las demás disposi-
ciones de carácter eclesiástico referentes a España -queremos repetir- siderado como su testamento espiritual, hecho público
lo una vez más a Vuestra Excelencia- la Santa Sede no abriga otra in- tras su muerte, dejó escrito: «Quiero vivir y morir como
tención que la de inspirarse únicamente en criterios pastorales: la católico. En el nombre de Cristo me honro y ha sido mi
elección de los candidatos al episcopado quiere obedecer a la conside- voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo
ración del bien superior de las almas, sin otra clase de miras. seno voy a morir». Éstas y otras muchas expresiones
Es al porvenir de la Iglesia en España donde queremos volver la del mensaje fueron glosadas por muchos obispos en
mirada: por encima de los motivos de temor, creemos que prevalecen sus homilías después de la muerte de Franco. En los fu-
los signos de la esperanza. nerales los obispos diocesanos hicieron pública su gra-
Dejando atrás -y, si es necesario, olvidándolo- cuanto en algunos titud a Franco, alabaron la ejemplaridad de su vida pri-
episodios concretos haya podido turbar la serenidad y la concordia de los vada, su testimonio de fe, su amor a la Iglesia, su
espíritus en el campo religioso, Nos quisiéramos -y estamos seguros de servicio eficaz a España con inspiración cristiana y re-
hallar eco profundo en Vuestra Excelencia- ver a todos empeñados en saltaron sus actitudes religiosas y morales 19 . «Los testi-
instaurar un ambiente sanamente constructivo, dentro del cual el pueblo
monios episcopales constituyen un inusitado florilegio
español pueda moverse unido hacia horizontes altos y tranquilizadores.
que, en algún caso, alcanza calidad hagiográfica», escri-
Presentamos al Señor estos votos en nuestras oraciones por España;
los confiamos también al espíritu de ponderación y a la inspiración bió monseñor Guerra Campos 20 .
cristiana de Vuestra Excelencia, con la seguridad de que buscará el
modo de favorecer su cumplimiento, mientras de corazón le otorgamos
nuestra bendición apostólica.
Del Vaticano, 31 de julio de 1973. Paulus PP. VI» ". 18. Cfr. Pablo VI y España. Giornate di studio. Madrid 20-21 maggio 1994
(Brescia 1996), p. 256.
17. L. LÓPEZ RODÓ, Testimonio, pp. 225-227, ÍDEM, Memorias III, pp. 680- 19. Las homilías de los obispos publicadas en sus boletines oficiales fueron
686, reproduce la carta en fotocopia de su original; en mi libro Pablo VI y España, recogidas en el B.O. del Obispado de Cuenca, febrero 1976, pp. 63-104.
pp. 857-858. 20. J. GUERRA CAMPOS, l a Iglesia en España (1936-1975). Síntesis histórica:
«B.O. del Obispado de Cuenca» n. 5, mayo 1986, pp. 101-195. La cita está en la p. 31.
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EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS

3. Discurso de Pablo VI en 1969 cir que el peor envilecimiento de la Iglesia sería el "justificar" ciertas si-
tuaciones que se crean de hecho cuando su misión es la de juzgarlas.
La situación religiosa española se agravó sensible- Enviamos a todos los sacerdotes nuestra paternal bendición, Junto
mente a partir de 1968 porque los problemas de los se- con una palabra de estimulo, de aliento, de cordial felicitación, expresan-
glares llegaron también al clero y porque las tensiones do el deseo de que tengan siempre nítida ante sus ojos la visión de sus
intra-eclesiales, sobre todo entre sacerdotes y obispos, primordiales deberes, actuando en estrecha unión con sus obispos» 21.
comenzaron a salir a la luz pública.
El 24 de junio de 1969, Pablo VI, en su discurso diri- Este discurso provocó comentarios encrespados en
gido a los cardenales de la Curia Romana, que acudie- las primeras horas. La prensa de aquellos días presentó
ron a felicitarle con motivo de su fiesta onomástica, re- una colección de opiniones que iban desde el insulto
comendó a los obispos españoles que dialogaran con apenas contenido hasta la reflexión acogedora, pasando
sus sacerdotes especialmente con los jóvenes. por el silencio incomprometedor, y por ello comprome-
Las palabras que Pablo VI dirigió expresamente a Es- tido, o la manipulación más o menos bienintencionada.
paña, en el mensaje que venimos comentando, fueron La reacción de ciertos sectores de la prensa española
las siguientes: contra el Papa, o contra los que informaban al Papa, fue
«Permitidme dirigir un pensamiento de paternal afecto, no exento muy violenta. Aquel discurso fue motivo de reflexión
de cierta inquietud a España, a nuestros venerados hermanos en el or- para los obispos y contribuyó a hacer sentir la necesi-
den episcopal; a los hijos, especialmente queridos, a quienes la ordena- dad de establecer un diálogo más decidido con el clero.
ción sacerdotal ha hecho igualmente hermanos nuestros y colaborado- Más adelante, este diálogo encontró su expresión en la
res en el ministerio de la salvación; al mundo obrero, a los jóvenes y a Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971.
todos los ciudadanos de aquella nación.
Determinadas situaciones no dejan a veces indiferentes a nuestros En aquel verano de 1969 se produjeron aconteci-
hijos y provocan en ellos reacciones que, desde luego, no pueden en- mientos de tanta importancia como la llegada del hom-
contrar suficiente justificación en el ímpetu del ardor juvenil, pero que, bre a la Luna o, en el plano nacional, la designación del
sin embargo, pueden al menos sugerir una indulgente comprensión. príncipe de España, don Juan Carlos, como sucesor de
Deseamos de verdad a este noble país un ordenado y pacífico pro- Franco en la Jefatura del Estado, que el discurso de Pa-
greso, y para ello anhelamos que no falte una inteligente valentía en la blo VI quedó en un primer momento como olvidado.
promoción de la justicia social, cuyos principios ha perfilado clara- El paso de los días produjo una calma poco esperan-
mente la Iglesia. zadora. El discurso, en cuanto episódico y ocasión de
Así pues, rogamos a los obispos -de quienes nos consta su laudable
violenta polémica, quedó muy atrás. Pero el diagnóstico,
empeño en el anuncio del Evangelio- que realicen también una incan-
sable acción de paz y distensión para llevar adelante, con previsora cla-
expresado ante una audiencia particularmente cualifica-
rividencia, la consolidación del reino de Dios en todas sus dimensio- da, seguía estando ahí, como advertencia sobria y desin-
nes. La presencia activa de los pastores en medio del pueblo -y teresada. Dolía la duda de saber si se le habría prestado
deseamos ardientemente que esta presencia pueda darse también pron-
to en las diócesis vacantes-, su acción, siempre inconfundible, de hom- 21. En dicho discurso, Pablo VI manifestó que sus mayores preocupaciones en
bres de Iglesia lograrán evitar la repetición de episodios dolorosos y aquel momento eran la situación en Vietnam, en Medio Oriente y en España (AAS 61,
conducirán -estamos seguros- por el cardenal Daniélou, podríamos de- 1969,514-523). La versión castellana de las palabras del Papa está en Documentos
de la Conferencia Episcopal Española 1965-1983, pp. 16-17.
l/ft I.A IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 177

suficiente atención. La «España por el Papa», la de las Pontífice habló del Vietnam, de Nigeria y del Oriente
consagraciones oficiales y las peregrinaciones masivas, Medio, y de la guerra que azotaba a esos países desde
tenía que abrir su conciencia eclesial a esta exhortación hacía años.
benditamente inquietante. En ella, en el seno de unas Era injurioso para el Papa atribuirle la intención y el
expresiones formuladas con particular delicadeza, se propósito de alinear a España en los países que rompían
encontraba sinceridad, lealtad, cercanía. la concordia o impedían la colaboración de los pueblos.
El discurso, por cuanto en él había de diagnóstico En el discurso pontificio había un salto del tema de la
preocupado, de invitación exigente, produjo entonces guerra al tema de España, en el que se introdujo desde
un trauma: dolor agudo, irritación, desconcierto ante lejos con «atención cordial y espiritual». Después de alu-
unas palabras no esperadas y para muchos difícilmente dir a Iberoamérica, a los países de Europa Oriental y al
explicables. África, fue cuando «un pensamiento de paternal afecto»
Una respuesta amañada de medias verdades, ante le decidió a hablar de España, a la que su «antigua y arrai-
este discurso del Papa, era peligrosamente posible. Se gada tradición cristiana» imponía exigencias iguales, si
recrudeció una cierta desconfianza que venía acompa- no superiores, a las que podían sentir otros países.
ñando, ya desde tiempo, la figura del Papa Montini en la
vertiente de sus relaciones con España. Y esta descon- Ya desde estas palabras se vio claramente que Pablo VI
fianza crecía entre aquellos que gustaban de mostrarse hablaba como Pastor de la Iglesia con amor sincero para
más doctrinalmente seguros, más fieles a la cátedra de guiarnos en caridad hacia objetivos apostólicos más
Pedro. permanentes y generales. En este contexto pastoral,
que significaba y era amor a España y a sus permanen-
El discurso de Pablo VI tuvo un denso significado
tes valores cristianos, había que entender y recibir las
para España. El discurso todo y la parte del mismo diri-
palabras del Papa dirigidas a los responsables de la
gida a nosotros fueron publicados por la prensa para
cosa pública, a los obispos y a los sacerdotes.
conocimiento y meditación de todos los españoles.
Pero, si esas palabras pudieron ser conocidas por todos Con respecto a los responsables de la cosa pública
y fueron quizá meditadas por muchos, por muy pocos hay que decir en primer lugar que no hubo en el discur-
fueron comentadas, y no en todos los casos con el equili- so del Papa, desde que concretamente empezó a hablar
brio respetuoso que merecían. El silencio de los comen- a España por su nombre, ninguna palabra, ningún con-
tarios, que podía calificarse de reverente, pudo expli- cepto ni consejo, fuera de la alusión a las diócesis va-
carse por la sorpresa y el dolor que muchos españoles cantes, que se refirieran al Gobierno de la nación.
sintieron al verse incluidos en un contexto que les pare- Pero de la exhortación que precedió inmediatamente
cía inadecuado. Como era habitual en este género de dis- a las palabras dedicadas a España se deducía claramen-
cursos, el Papa comentó los problemas y las situaciones te que también para el Estado español y para la socie-
concretas más graves que afligían a la familia humana y dad española habían sido emitidos ciertos juicios, pues
levantaban obstáculos más difíciles para la concordia a Pablo VI le preocupan las tensiones que en el mundo
entre los pueblos y para la tan deseada colaboración de se iban produciendo. Eran tensiones nacidas, en parte
las naciones al servicio de la paz. Y fue aquí donde el por lo menos, del retraso en «el reconocimiento de las
legítimas aspiraciones de la persona humana». Los pue-
178 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 179

blos de larga tradición cristiana debían aceptar aquellas injustamente han sido inculpados. La orientación doc-
aspiraciones asegurando a los miembros de la comuni- trinal de los problemas públicos, tal como parecía de-
dad política una tranquila y dinámica vida social. searla Pablo VI, debía hacerse entonces desde la Confe-
El Estado español, no obstante, ante las palabras del rencia Episcopal Española, más que desde cada cátedra
Papa había de encontrar nuevas fuerzas para el estudio episcopal. Con ello tendría mayor peso específico y se
de los problemas y de las tensiones, para mirar más manifestaría más limpia de pareceres y puntos de vista
atentamente al presente y al futuro que al pasado, y personales.
para buscarles solución adecuada. Con prudencia, que Este deber magisterial que tenían los obispos les obli-
es ley del gobernante, pero con decisión firmeza y con- gaba, además, a estimular el progreso de la sociedad es-
tinuidad, que también es ley del gobernante. El dina- pañola educando al pueblo y especialmente a los diri-
mismo que en la vida española se manifestaba y que, en gentes, en el sentido social y cívico que necesitan para
buena parte era obra del propio Estado, pedía cauces, ser actores y no meros espectadores de la evolución
impulsos y buen timón para hacer rápidamente nuevas nacional. Merecían especial atención de parte de los
y decisivas singladuras. obispos los movimientos apostólicos obreros y juveni-
Todos los derechos de la persona humana, los pri- les, porque ningún avance se promueve y consolida en
marios y los menos fundamentales, y todas las exigen- la historia sin la participación de esos estamentos.
cias de la justicia social debían gozar de la protección
de las leyes y debían ser promovidas por éstas. 4. Pablo VI condena el terrorismo
Quería el Papa para España un «progreso ordenado y
pacífico», que es venturosamente anhelado de casi todos Las palabras pronunciadas a mediodía del sábado 27
los españoles, y quería que los obispos se empeñaran en de septiembre de 1975 por Pablo VI en la audiencia pú-
«una infatigable obra de paz y de distensión para llevar blica y ante millares de personas, en las que el Papa, fiel
adelante la afirmación del reino de Dios en todas sus di- a su misión de Pastor de las conciencias cristianas y
mensiones». A la evolución de España habían de ayudar continuando la línea que en jornadas anteriores habían
los obispos en su ministerio, con un creciente interés por seguido, tras el episcopado español y los episcopados
las necesidades y derechos de la persona humana, den- europeos, ofrecen una visión acertada de los últimos
tro de unas buenas relaciones entre la Iglesia y el Estado. sucesos de España, dejando al margen las posibles valo-
En la historia española de los últimos treinta años se raciones críticas y políticas.
habían sucedido prudentes intervenciones del Episco- Pablo VI había intervenido ya en 1969 pidiendo a los
pado, siempre bien recibidas por el Jefe del Estado y secuestradores que liberasen al cónsul alemán Beihl.
sus gobiernos, y siempre beneficiosas para España y los Ante el proceso de Burgos fue tan clara la reprobación
españoles de más humilde condición. No había faltado de la violencia de los terroristas como la petición de cle-
también el magisterio episcopal, individual o colectivo, mencia para los condenados, lo que, obviamente, no
sobre los principales problemas de interés social. Pero contrastaba con la abierta condena de la violencia que
también es cierto que los obispos habían huido de inci- la Santa Sede había hecho en repetidas ocasiones, mira-
dir en el intrusismo político, del que tantas veces y tan ba sobre todo a fomentar los sentimientos de pacífico
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EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS
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entendimiento y de fraternal comprensión. El Papa no plicante. Entre las que hoy hieren nuestro corazón de Pastor hay alg Un
ocultó su alegría por los indultos concedidos en diciem- que señalamos a vuestra sensibilidad humana y cristiana. Los condena
bre de 1970. Expresó entonces las mismas razones de dos a muerte de entre los terroristas de España, cuyos actos crimínale
defensa de la vida. Y público fue entonces su elogio, deploramos también nosotros, pero a quienes querríamos redimidos por-
como pública fue después su crítica. uña justicia que sepa afirmarse magnánima en la clemencia» 22.
La intervención vaticana fue neta ante el asesinato de
Carrero Blanco. A los telegramas puestos a primerísima 1975 fue un año horrible. Desde el «caso Añoveros»
hora, cuando aún no era oficial que se tratara de un del año anterior las tensiones no habían cesado. Vinie-
atentado se añadió más tarde la tremenda reprobación ron luego los terribles crímenes de ETA y aún no estaba
del crimen en Radio Vaticano y en L'Osservatore Roma- lejos la sangre de Carrero en la que se quiso como in-
no. Sin embargo, al ministro López Rodó esto no le pa- volucrar de alguna manera a los obispos como lejanos
reció suficiente y protestó ante el nuncio Dadaglio. Du- responsables. Cuando los tribunales pronunciaron las
rante los funerales del almirante, el cardenal Tarancón once sentencias de muerte en septiembre de 1975, Pa-
pronunció una homilía -que puede leerse en el apéndi- blo VI quedó tremendamente conmovido porque él
ce de este libro- en la que exaltó la figura del jefe del siempre fue un enemigo de la pena de muerte, sobre
Gobierno asesinado por los terroristas de ETA: todo si quien la aplicaba era un gobierno católico. Esto
fue una constante en él. Y se sintió obligado a intervenir
El crimen de la calle del Correo, en el que perdieron como en un asunto suyo, personal. Habló primero des-
la vida nueve personas y más de cincuenta quedaron de la ventana de su estudio privado que da a la plaza de
heridas, fue desde el primer momento condenado por San Pedro y, al mismo tiempo que condenaba y lamen-
el Vaticano. L'Osservatore Romano lo llamó el mismo día taba los crímenes de los terroristas, pedía clemencia
en que ocurrió (14 de septiembre de 1974) «execrando para ellos. Este gesto fue hecho independientemente de
crimen» en su primera página. Y, personalmente, el las campañas de prensa y de opinión de parte suscita-
Papa condenó el mismo crimen cuatro días más tarde das por la noticia de la condena, y también de las peti-
con motivo del funeral de las víctimas. ciones o presiones extrañas. La Santa Sede no entendía
El domingo 21 de septiembre de 1974, durante la con ello interferir en el juicio y en la condena de los dos
oración del Ángelus, Pablo VI pidió clemencia para los terroristas (cosa que hacía mucha prensa, contestando
condenados a muerte en España. El Papa, después de tanto el procedimiento como la sustancia del juicio, y
comentar algunas cosas «buenas» ocurridas en las últi- «politizando» la cosa); reconocía además el derecho de
mas jornadas, aludió a las cosas «tristes» que ensom- un estado a defenderse y a defender la vida de los pro-
brecían en aquellos momentos el panorama mundial. El pios ciudadanos y de los propios dependientes con me-
Papa se refirió expresamente a los sucesos y situacio- dios legales. Pero, además de las razones de orden más
nes que afectaban a España, Irlanda y el Líbano bajo el general, que hacían a la Santa Sede siempre más sensible
común denominador de la violencia. Refiriéndose a ante la condena a muerte (por lo que, cuando en casos
nuestro país dijo:
«Y cosas tristes ¡son tantas!, como sabéis y podéis imaginar. Si ha-
cemos mención de algunas es para recomendarlas a vuestra oración su- 22. L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua española, n. 39,28 sep-
tiembre 1975.
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semejantes se le pedía intervenir, el Papa no se negaba a
hacerlo, por razones de caridad y de humanidad), la cir- denunciar esta situación en más de cien países, comu-
cunstancia del Año Santo y de tratarse de un país y de nistas y no comunistas. Se quiso también hacer creer a
un Gobierno católicos era para la Santa Sede, motivo es- la opinión pública mundial que los ejecutados en Espa-
pecial para cumplir en este caso un paso en favor de la ña eran patriotas y opositores políticos, cuando en reali-
clemencia en la justicia. dad se trataba de criminales y asesinos de personas ino-
En apenas 20 días, once personas fueron condenadas centes y desarmadas, sorprendidas de repente cuando
a muerte. Para seis de ellos la pena fue conmutada con cumplían un deber civil y no militar.
treinta años de reclusión. Las ejecuciones de los cinco Pablo VI condenó enérgicamente el terrorismo y las
que no fueron indultados por Franco, tuvieron lugar a ejecuciones en España porque toda vida es sagrada,
primeras horas de la mañana del día 27 y suscitaron in- porque no pertenece al hombre ni a la sociedad, ya que
dignación en todo el mundo. Sin embargo, en muchas la dignidad, la libertad y la vida son dones de Dios y no
de las reacciones internacionales se trató de protestas de la sociedad y, menos todavía, de un Régimen políti-
instrumentalizadas porque provenían de personas, ins- co. Las palabras del Papa, difundidas por los medios de
tituciones o gobiernos que aprovecharon aquella dra- comunicación de la Santa Sede y recogidas por la pren-
mática ocasión para ocultar sus propios crímenes, por sa internacional, aunque silenciadas en España, fueron
no hablar de grupos parlamentarios que se inspiraban pronunciadas en el Aula Nervi, después de haber dirigi-
en Marx y en Mao y que demostraron claramente, con do su palabra a los diversos grupos presentes. El Papa
los saqueos, asaltos y atentados a establecimientos co- quiso confiar a todos la profunda aflicción de su cora-
merciales y a sedes diplomáticos en diversas capitales zón por las cinco ejecuciones capitales que se habían
europeas, sus verdaderas intenciones violentas. En rea- llevado a cabo unas horas antes en España, no obstante
lidad se trató de discursos hipócritas de los diversos las muchas llamadas de clemencia que hizo él personal-
partidos comunistas -de cuya sinceridad se podía dudar mente, hasta el último momento y que, por desgracia,
con fundamento- ya que organizaban este tipo de pro- no fueron escuchadas. He aquí las palabras de Pablo VI:
testas y manifestaciones solamente cuando los derechos «No podemos terminar este, nuestro paterno coloquio, sin confia-
humanos eran violados en aquella partes del mundo no ros la amargura que experimentamos hoy, por las dramáticas noticias
sometidas al influjo del Régimen comunista soviético, que nos han llegado de la ejecución, esta mañana, de las personas con-
donde tales derechos eran violados sistemáticamente denadas a muerte en España.
todos los días. Se trató, como digo, en muchos casos de Remitiéndonos a cuanto tuvimos ocasión de declarar el domingo
denuncias en sentido único, ya que, sobre todo los co- pasado. Nos renovamos la firme deploracion por la serie de atentados
munistas, no protestaban contra los campos de concen- terroristas, que han enlutado aquella nobilísima y a Nos tan querida na-
ción y por la osadía de cuantos, directa o indirectamente, se hacen res-
tración soviéticos -no destinado solamente a los culpa-
ponsables de una tal actividad, considerada equivocadamente y asumi-
bles de infracciones del orden civil sino sobre todo a los da como legítimo instrumento de lucha política.
opositores del Régimen-y las ejecuciones sumarias por Pero a esta condena debemos añadir también una vibrante condena
robos o delitos políticos o por motivos religiosos, como de una represión tan dura que ha ignorado incluso los llamamientos
documentó por aquellas fechas Amnesty International al que de todas partes, se han elevado contra aquellas ejecuciones. Y de-
bemos, asimismo, recordar que también Nos, por tres veces hemos ne-
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EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 185

dido clemencia. Y precisamente esta noche, tras haber sabido la noticia


de la confirmación de las condenas, hemos nuevamente suplicado a Cuando Pablo VI supo que el Consejo de Ministros
quien corresponde, en nombre de Dios, para que se optase en vez de había dado el «enterado» para las ejecuciones de la
por el camino de la mortífera represión, el de la magnanimidad y el de pena capital, se turbó profundamente y comenzó ges-
la clemencia. Por desgracia no hemos sido escuchados. Y tanto más tiones desesperadas para que Franco concediera el in-
profunda es ahora nuestra amargura, en cuanto que este tristísimo epi- dulto a última hora. La razón que según Tarancón mo-
sodio ha tenido lugar en el momento en que, en la alegría nos prepara- vió al Papa a una intervención tan dura fue un gesto
mos, junto con toda la Iglesia, a exaltar como también hemos recorda-
do esta noche a las autoridades españolas a un ilustre hijo de España,
ético y no político:
con la canonización del nuevo santo san Juan Macías. En esta hora tris- «Él lo vio como un gesto profético e histórico. Desde luego ni fue
te, elevamos una plegaria especial al Señor, para que acoja Él, Dios de una intervención política, ni él quiso atacar al Régimen español en con-
la misericordia y del perdón, las almas de los pobres muertos y para creto. Pablo VI estaba en aquella época obsesionadísimo por el tema de
que conforte a sus apenados parientes, mientras que una vez más toda- la pena de muerte. Se había dado cuenta de que no podía combatir el
vía auguramos que sobre la querida nación católica, después de tanta, aborto si aceptaba la pena de muerte. Y estoy seguro de que él quería
demasiada sangre vertida de diversas fuentes, descienda la deseada paz dar argumentos a los teólogos contra la pena de muerte como algo que
y con ella la justicia, en la renovada armonía de todos sus hijos» 23. un gobernante católico no debía tolerar ni ejecutar jamás (...) Yo estoy
plenamente convencido de que las intervenciones de Pablo VI sobre te-
En la edición española de L'Osservatore Romano del 5 mas españoles no sólo querían ser un servicio a la Iglesia, sino incluso
de octubre de 1975, que reprodujo las palabras del una ayuda a las autoridades que se llamaban católicas. Él era conscien-
Papa, apareció un breve editorial titulado: «La clemen- te de que "en España no le querían" y sufrió mucho por ello, ya que real-
cia no ha prevalecido», en el que, después de haber re- mente siempre quiso lo mejor para España» 24.
cordado el llamamiento hecho por Pablo VI el 21 de sep-
tiembre anterior y la nota de la Comisión Permanente Como ya he dicho, en España no pudieron publicarse
de la Conferencia Episcopal Española, del 18 de sep- íntegras en la prensa las palabras del Papa, pero las pu-
tiembre -que cito más adelante- afirmaba: blicaron Vida Nueva y Ecclesia, aunque esta última re-
vista lo hizo con notable retraso. En efecto, las publicó
«La profunda turbación y aturdimiento que se ha difundido en la en el n. 1.761, p. 6, del 18 de octubre, por lo que hubo
opinión pública por la ejecución de las cinco sentencias capitales, ex- reacciones negativas escritas de parte de algunos lecto-
presa este común sentimiento moral y humano, que se resiste a aceptar res de la revista. Unos afirmaban que la revista había
una "lógica" tan despiadada.
dado «un mal paso» y otros que «había perdido la razón
El estupor y la pena se hacen particularmente vivos en nosotros, al
considerar también que ni siquiera se han querido tener en cuenta los
de existir». Esto exigió una puntualización, hecha en un
tres llamamientos a la clemencia hechos por el Santo Padre, y particu- editorial titulado «Ecclesia y la palabra del Papa», en el
larmente el último que dirigió al Jefe del Estado Español en la noche n. 1763, del 1 noviembre, cuando ya era nuevo director
del día 26 de septiembre». de la revista, Joaquín Luis Ortega. En él se afirmaba que
la revista había «hecho un servicio honesto -aunque
23. Publicado en el B.O. de la Archidiócesis de Madrid-Alcalá, n. 17,15 octubre
esta vez dolorido- a la verdad».
1975, p. 721. El texto original en lengua italiana está en Insegnamenti di Paolo VI,
XIII, pp. 994-995.
24. Ibid.,pp.238-239.
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Tanto Pablo VI como los obispos españoles tuvieron


conciencia -es más, lo declararon públicamente- de que El presidente Arias Navarro estuvo crispado y durísi-
la gravedad de los acontecimientos había llevado a los mo en su declaración al pueblo español ante las panta-
jueces a infligir la más severa condena de que dispone llas de Televisión Española, el 30 de septiembre. Arriba
la justicia humana, contra reos, o considerados tales del 1 de octubre afirmaba que Franco había ejercido la
-tras «procesos sumarios»- de asesinatos, crímenes y clemencia «hasta límites que casi traspasaban las inde-
violencias. clinables exigencias de la justicia; para eso no necesita-
Lo que Pablo VI y los obispos pidieron fue sencilla- mos requerimientos, por altos que sean y por muy re-
mente un gesto de piedad y de clemencia, un signo de vestidos de paternal preocupación que aparezcan». Y a
humanidad, contra personas que los órganos judiciales propósito de los atentados contra las fuerzas armadas,
del país habrían podido castigar con otras penas menos añadía: «Sin que, y ello es muy significativo, ninguna
inhumanas que la condena a muerte y sobre todo rom- voz internacional, ninguna paternal intercesión, ningu-
piendo la cadena de la violencia que el asesinato de los na voz piadosa haya musitado una súplica o una ora-
cinco hombres desencadenó y llevó a mayor radicalis- ción por estos hombres asesinados en el cumplimiento
mo y crueldad. En este sentido se manifestaron también de su deber».
en sus comentarios editoriales L'Osservatore Romano y Como en anteriores ocasiones, también esta vez, ante
la Radio Vaticana. palabras de Pablo VI que resultaban críticas para ciertas
visiones nacionalistas, surgió toda una serie de reaccio-
nes y fenómenos que parecían ser ya una constante típi-
5. Campaña difamatoria contra Pablo VI ca en España: por un lado, se dificultaba gravemente
que las palabras del Pontífice pudieran llegar con ínte-
A raíz del discurso pronunciado por Pablo VI el 27 de gra objetividad a todos los españoles. Por un segundo
septiembre de 1975 en la prensa se desencadenó una lado, los periódicos y revistas que estaban más obliga-
campaña de ataques contra Pablo VI en octubre de dos por su historia a defender el limpio rostro del Pontí-
1975. Fuerza Nueva publicó el 11 de octubre un trafile- fice se encerraron en un «cauteloso» silencio, como si
te en el que denunciaba que el Papa había mentido pú- hubieran tenido que cubrir el «desliz» de un Papa, al pa-
blicamente porque había dicho que «no fue escucha- recer mal informado; por otro, se desencadenó una teo-
do», mientras 6 de los 11 condenados a muerte fueron ría de críticas más o menos sordas, más o menos apa-
salvados. Unos interpretaban la clemencia como debili- rentemente respetuosas y en algún caso abiertamente
dad, otros exigían la intervención de los obispos como calumniosas. El resultado fue que la comunidad españo-
signo de alineamiento en la resistencia. la terminó por convencerse de que Pablo VI había come-
En esas condiciones se apeló a Pablo VI para que pi- tido no sabemos qué misterioso pecado, había inferido a
diera la vida de los cinco condenados a muerte no in- España no se sabe qué oculta ofensa, se había dejado lle-
dultados. El Papa hizo cuanto pudo. Y es cierto que seis var de no sabemos qué supuestos prejuicios antiespaño-
habían sido administiados, pero esos cinco fueron les que le habrían llevado a otra igualmente supuesta in-
muertos. jerencia en los problemas políticos nacionales con un
hipotético olvido de su misión de supremo pastor.
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Esta campaña se urdió con mezcla de medias verda-


sólo el derecho, sino también el deber, de intervenir
des y de auténticos bulos. Periódicos que se decían se-
con su iluminación pastoral aprobatoria o reprobato-
rios lanzaron al aire afirmaciones como la de que el Va-
ria, en todos los casos que afectan a las conciencias
ticano se calló ante el asesinato de Carrero, lo cual no
de sus hijos católicos. Y se olvidaban, además, de
era cierto, como hemos visto. Y cientos y cientos de pe-
que ese derecho del Papa estaba garantizado por las
riodistas repitieron como papagayos tan curioso infun-
leyes vigentes en España, pues ley vigente era el
dio. De nada sirvió el hecho de que esos mismos perió-
Concordato, que garantizaba la comunicación, sin
dicos, que entonces lanzaron tal idea, publicasen en su
impedimentos, del Papa con sus fieles.
día los telegramas que del Vaticano llegaron cuando
aún temblaba la explosión del horrible atentado del al- 2. La segunda puntualización era aún más innecesaria y
mirante. De nada sirvió, porque el bulo siguió corrien- casi ridicula. Cuando algún comentarista señalaba
do. Se buscaron después secretas raíces inventándose que el Papa recibía con sonrisas a gobernantes de paí-
la historia de que un hermano de Juan Bautista Montini ses comunistas o a cabecillas semisalvajes de países
habría muerto en las brigadas internacionales durante africanos y que, en cambio, sólo parecía reservar sus
la Guerra Civil española. Y la mentira circulaba por pá- exigencias para España, estaba, en realidad, ofen-
ginas periodísticas que se estimaban honorables. Al- diendo a España y a nuestros gobernantes. Que el
guien encontró otra raíz en una presunta intervención Papa exijiera más a una nación católica, que pidiera a
del cardenal Montini en favor de Julián Grimáu, en los españoles el ideal que iba aún más allá de la es-
1963. Y resulta que nadie parecía tener la memoria fres- tricta justicia, era, para nosotros, un honor y, para el
ca o el archivo en orden para darse cuenta de que tal in- Papa, casi un deber.
tervención se produjo en circunstancias muy distintas 3. La tercera puntualización invitaba simplemente a
y referida a persona que nada tenía que ver con Grimáu. leer las palabras pontificias tal y como fueron pro-
Pero todo el país repetía y repetía el bulo, deformaba nunciadas y a situarlas, después, en el marco de las
los hechos y enlodaba la memoria del Papa. intenciones con que realmente fueron dichas. Invita-
ba a ver en esas palabras lo que había: un juicio ético
y cristiano y no jurídico o político, una visión moral
6. Defensa de Pablo VI del problema no una apuesta a favor o en contra de
un Régimen. Recordar que si el Papa era enérgico en
Ante esta intensa campaña desinformativa y denigra- expresar su dolor por las ejecuciones, lo era aún más
toria contra el Papa es necesario hacer algunas conside- en su radical repulsa del terrorismo en sí y como
raciones y observaciones: arma política. Observar que el centro de la actitud
1. La primera para responder a una supuesta injerencia del Papa era su oración por los muertos, por todos
de Pablo VI en asuntos políticos españoles. Cuando los muertos, por la sangre vertida «de diversas fuen-
algunas voces pretendían amordazar al Papa alu- tes». Esforzarnos, sobre todo, por comprender las
diendo a su condición de «Jefe de Estado extranje- tres razones que habían guiado a Pablo VI en sus pa-
ro», se olvidaban de dos realidades evidentes: que el labras, tal y como él mismo explicó en un texto pos-
Papa, como Pastor de la Iglesia universal, tiene no terior. «Lo hace por respeto al valor sagrado de la
190 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 191

vida, por imperioso deber de su universal ministerio de octubre publicó un hermoso editorial titulado «Pastor
pastoral y por su entrañable amor a la noble y amadí- Universalis». Sin hacer referencia alguna a los sucesos de
sima España». España, el artículo terminaba con estas palabras:
«Al Papa, un católico, no puede jamás considerarlo como un extran-
Pablo VI hizo mucho por España. Sus gestos y pala- jero, lejano de su propia cristiandad local. Somos católicos, universales,
bras un día los comprenderá la Historia y los valorarán en tanto somos romanos; el Papa es romano en tanto que es universal;
en su verdadero peso los españoles futuros. En las pala- que se siente y es cabeza de las Iglesias locales (...) Le corresponde al
bras del Papa quedó expresada una defensa de la vida y Papa velar por el bien de la Iglesia universal y por el bien de cada una de
no del terrorismo, una exigencia y no una ofensa a Es- las Iglesias locales. A esto dedica su vida».
paña, un deseo de ayuda y no de hostilidad hacia nues-
tros gobernantes. Ayuda y exigencia dolorosas, como Las palabras del Papa fueron acogidas con veneración
toda reprensión paterna, pero más de agradecer porque y respeto por los obispos y el clero, aunque no faltaron
al propio Papa le había costado dolor el decirlas. Pablo VI por parte de algunos perplejidad y reservas. Ante la in-
no carecía precisamente de información, ni lo hacía pre- digna campaña de ciertos órganos de prensa y ante la im-
cipitadamente. Asumía con plena conciencia el riesgo posibilidad de responder a las acusaciones, el Comité Eje-
de una impopularidad en España, como había asumido cutivo de la Conferencia Episcopal se reunió con carácter
riesgos parecidos con otras decisiones a nivel univer- de urgencia para estudiar las incidencias de la situación
sal. En aquellos momentos difíciles para nuestro país, del país en el campo pastoral y el 9 de octubre demostró
tal vez lo que más necesitaba España eran verdaderos su adhesión incondicional al Papa y a la nunciatura.
amigos. Y no eran los mejores los que siempre y en Es muy importante dejar bien claro, después de todo
todo nos daban la razón, sino los que se atrevían a exi- lo dicho, que Pablo VI tuvo un gran cariño por España,
girnos los caminos mejores, más altos, ejemplares y di- aunque sobre este tema giraron muchos mitos y mu-
fíciles. Entre estos amigos estaba el papa Pablo VI. chas calumnias. Y todo porque siempre se confundía el
A raíz de las ejecuciones de septiembre de 1975, se Régimen de Franco con España. Que Montini ya desde
repitió hasta la saciedad en muchos medios de comuni- muchacho era enemigo del fascismo y de todo lo que se
cación españoles, sobre todo los más vinculados al Régi- le pareciera, era cosa sabida. Lo llevaba en la sangre y
men, que Pablo VI no había hablado del terrorismo ni de sus primeras experiencias juveniles con el Régimen de
la violencia en España, lo cual era totalmente falso, ya Mussolini fueron bien claras. Era normal que el Régi-
que las intervenciones del Papa en los últimos años fue- men de Franco no le entusiasmase. Pero eso no quiere
ron numerosas. Y nos referimos a las intervenciones que decir que él no quisiera a España. La verdad es que él
se hicieron públicas, pues no faltaron otras a nivel diplo- era un apasionado de España.
mático. Nos parece, sin embargo, que simplemente las «Yo creo -dijo el cardenal Tarancón- que él seguía teniendo la idea
intervenciones que se hicieron fueron más que sobradí- de la España supercatólica y que veía en nuestro país la reserva espiri-
simas para justificar la injusticia de tales afirmaciones. tual de occidente. Él siempre pensó que España podía ser el país pala-
El único órgano de prensa que se levantó en defensa dín en la aplicación del concilio Vaticano II porque aquí se podía hacer
de Pablo VI fue la revista Ecclesia, que en el número del 18 la renovación sobre unas raíces cristianas que no tenía Centroeuropa y
192 EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 193
LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

con una fuerza espiritual de la que carecía Italia. Y le dolía muchísimo Benelli, a quien muchos acusaban de actividades políti-
el que le vieran como un enemigo nuestro. En la famosa entrevista con cas contra el Régimen, mientras afirma que el diplomá-
López Bravo en la que el ministro se atrevió a insinuar que el Papa esta- tico vaticano era un sacerdote cabal, que ejerció con
ba haciendo daño a España, Pablo VI quedó literalmente deshecho. gran discreción su delicada misión en Madrid 27. Dice
Tanto que cuando yo le vi no muchos días después sintió la necesidad textualmente:
de desahogarse, me dijo que había sido la entrevista más amarga de toda
su vida y me la contó con pelos y señales. En algún sitio la tengo trans- «Mons. Benelli no fue ni el autor ni el ejecutor de la política del de-
crita tal y como me la contó. Pero la verdad es que él seguía apasiona- senganche. Era un diplomático vaticano de excepcional personalidad
damente la evolución española y que estaba enterado de todo con una -y además un ejemplar sacerdote- que, por así decirlo, formaba parte,
información de cosas y personas que a mí mismo me impresionaba» 25. ciertamente muy importante, de lo que podríamos llamar, con poca
propiedad, el equipo de Pablo VI; no hizo política desde la nunciatura;
fue la caja de resonancia de lo que sabía por sus conversaciones con
7. Monseñor Benelli clérigos y seglares, de los momentos que estaba atravesando España.
Ciertos grupos de unos y otros sí que fueron los grandes fautores del
Mons. Giovanni Benelli26, personaje clave de la se- "desenganche". Por su amistad conocida con el pontífice se ha dicho
cretaría de Estado durante el pontificado de Pablo VI que dirigía a los nuncios en Madrid, y esto no es verdad, soy testigo de
-pues fue sustituto de la misma- había estado algunos sus tensas relaciones con el nuncio Riberi y de que su sucesor Monse-
años de consejero en la nunciatura de Madrid con Mons. ñor Dadaglio estaba pilotado muy directamente por el Papa. Tampoco
Antonio Riberi, y con él colaboró en la primera fase de es cierto que estuviera entregado a ningún político, nos oía a todos,
la transición de la Iglesia con intervenciones que tuvie- pero no apostó por nadie, en otro caso hubiera habido democracia cris-
ron repercusiones también en el ámbito estatal, pues no tiana en España. Al parecer el almirante Carrero, quizá sorprendido en
siempre su actuación fue bien vista por el Gobierno. Fe- su buena fe, consiguió su salida de España por un problema adminis-
derico Silva Muñoz, que fue ministro de Obras Públicas, trativo en la importación de un coche, incidente minúsculo que más va-
al hablar en sus memorias del desenganche de la Iglesia liera la pena no recordar por su nimiedad» 28.
desde los años del Concilio, defiende el papel de Mons. Y el cardenal Tarancón, por su parte, al referirse a
Mons. Benelli, cuando era sustituto de la secretaría de Es-
25. J. L. MARTÍN DESCALZO, Tarancón, el cardenal del cambio (Barcelona, tado, y a Mons. Casaroli cuando era secretario de Asuntos
Planeta, 1982), pp. 236-237. Eclesiásticos Extraordinarios, escribe:
26. Giovanni Benelli (Poggiole, Pistoia, 12 mayo 1921 - Florencia, 26 octubre
1982). Ordenado sacerdote el 31 octubre 1943, entró en el servicio diplomático de la «Igual que digo que con Benelli se hablaba de una manera y con
Santa Sede el 1 octubre 1947y allí trabajó varios años con Mons. Montini, que enton- Casaroli se hablaba de otra. Casaroli manifestaba unas preocupaciones
ces era el sustituto. Desde 1950 estuvo en las nunciaturas de Dublín, París, Río de muy vinculadas a lo que era la tradición de la Iglesia en España, mien-
Janeiro y Madrid y más tarde fue nombrado observador y después delegado de la
tras que Benelli, que había estado aquí, y conocía todo esto, tenía otra
Santa Sede ante la Unesco. El 11 junio 1966 fue elevado a la dignidad arzobispal con
el título de Tusuro y destinado a Senegal como pro-nuncio apostólico y a la vez dele- visión, creo yo, respecto de las características del proceso político que
gado apostólico para el África Occidental. Un año más tarde, Pablo VI le nombró
sustituto de la Secretaría de Estado. El 1 junio 1977 fue nombrado arzobispo de Flo- 27. F.SILVAMl)ÑOZ,Memoriaspo/ft¿cas(Barcelona,Planeta,1993),pp.83-89.
rencia y el 27 del mismo mes creado cardenal. Distintos aspectos de su personalidad 28. Ibid., pp. 88-89. En las pp. 166-167 habla de la preocupación de Benelli
han sido estudiados por diversos autores en el volumen // cardinale Giovanni Bene- cuando era sustituto por la situación de España y de la campaña que se había levan-
lli (Roma, Studium, 1992). tado en España contra él.
194 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 195

estábamos viviendo en el país. Consiguientemente valoraba y aprecia-


se de boca en boca, entre muchos españoles, que el
ba todo eso en unos términos distintos. Términos con los que, a mi jui-
cio, sintonizaba más el pontífice Pablo VI que con los términos en los nuncio Riberi era amigo personal del nuevo Papa, pues
que se manifestaba Mons. Casaroli en alguno de los problemas concre- eran del mismo curso en la Academia Pontificia y los
tos que tuvimos»29. dos se entendían bien.
En 1962, a raíz de la llegada a Madrid del nuncio Ri-
8. El nuncio Riberi beri, comenzaron a percibirse las primeras señales de
un cambio sensible en las relaciones entre la Iglesia y el
En España los años que correspondieron a la misión Estado, y, en concreto del nuncio Riberi se dijo que «ini-
diplomática del nuncio Riberi 30 fueron extremadamen- ció una tarea de distanciamiento, aunque veía con sim-
te complejos, por estas dos causas principalmente: patía la reforma» 31 .
— por el enorme contenido renovador de los documen- Mons. Riberi vivió en España mientras en la Iglesia
tos del concilio Vaticano II y dominaba el gran acontecimiento conciliar, que daría
— porque el Régimen franquista se encontraba en su también nueva orientación a los representantes pontifi-
etapa final. cios, ya que las nunciaturas -y lo siguen siendo- un do-
ble puente tendido desde la Santa Sede, por una parte
La transición a la democracia era inevitable, transi- hacia las Iglesias locales y de forma más amplia y estric-
ción que, por parte de la Iglesia, había comenzado ya ta hacia la comunidad eclesial íntegra del país en cues-
durante la nunciatura de Antonio Riberi, que llegó a Ma- tión; por otra hacia el respectivo Gobierno, que en su
drid en 1962 y permaneció cinco años al frente de la función política, ha de coincidir en no pocos casos con
nunciatura. los efectos públicos de la actitud religiosa del cristiano.
Mons. Antonio Riberi y la primavera de 1962 marcaron Mons. Riberi no fue un nuncio inspector, ni siquiera
un cambio. La problemática de anchura supranacional se controlador y tampoco supervisor de la obra del Episco-
impuso sobre la de fronteras adentro. El Concilio en su pado. Asistió a un traspaso de facultades desde su juris-
fase previa, pero extraordinariamente importante de ai- dicción delegada por el Pontífice, a la de los obispos en
reamiento de problemas soterrados y primeras tomas de sus sedes respectivas o reunidos en asamblea (dispen-
posición, estaba en aquellos meses en pleno auge. Riberi sas canónicas, privilegios pertenecientes al culto, etc.).
venía de las misiones, del tercer mundo. Cuando un año
La declaración conciliar sobre Libertad Religiosa, re-
después Pablo VI sucedió a Juan XXIII, comenzó a correr-
frendada en la solemne sesión de 7 de diciembre de
1965, dejó en posición de figura histórica, al estado
29. J. L. MARTÍN DESCALZO, Tarancón, el cardenal del cambio, p. 58. confesional tradicional y tuvo inmediatas consecuen-
30. Antonio Riberi nació en Montecarlo, diócesis de Monaco, el 15 de junio de cias en España, pues en un Estado confesional previo a
1897. Ordenado sacerdote el 29 junio 1922, fue nombrado arzobispo titular de Dará
y delegado apostólico en China 13 agosto 1934; consagrado el 28 octubre 1934, fue
la aceptación de la declaración, el nuncio apostólico ve-
internuncio apostólico en China el 6 julio 1946, nuncio en Irlanda en 1955, nuncio en laba en la precisión de formar parte, de enrolarse, en la
España 1962. Creado cardenal del título de San Jerónimo de la Caridad el 26 junio situación política de ese Estado de derecho, a través de
1967. Murió en Roma el 16 de diciembre de 1967, sin haber llegado a tener cargo
alguno en la Curia romana.
31. M.FRAGA,o.c.,p. 35.
196 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 197

las cláusulas de un Concordato. Esas normas estaban


orientadas e imbuidas, no sólo de principios, sino de da- para que, colaborando con el Episcopado, promoviese
tos positivos, que como tales tenían su frontera exclu- la renovación conciliar en la Iglesia en España.
yente, de la religión católica. Del nuncio apostólico, no El nombramiento de Mons. Dadaglio, fue bien recibi-
podía decirse que fuese un diplomático más. Su actitud do en Madrid. «Este hombre -según dijo el embajador
traspasaba la frontera de la mejor cordialidad y entraba Garrigues- goza de la confianza del Papa y de la Secre-
en un terreno distinto. taría de Estado y va a jugar un papel interesante en es-
Mons. Riberi escogió una posición, leal, clara, que a tos años próximos en la evolución de la Iglesia en Espa-
algunos les costó aceptar, y en la atmósfera algo intensa ña y en las transformaciones políticas y sociales de
que estaba viviendo España en aquellos tiempos, produ- nuestro país»33.
jo apreciaciones menos justas por apasionadas o sim- Mons. Dadaglio sabía que llegaba a una nación con
plistas del nuncio que en 1967 se despedía con un indu- serios problemas políticos y sociales y con un porvenir
dable afecto a España en su corazón. Tal vez manifestó difícil y dudoso. Por esto era consciente de que su pos-
este afecto menos a nivel de Régimen y de política esta- tura debía ser forzosamente acogedora y dialogante. En
tal. Pero, en cambio, manifestó más su interés y afecto su primer discurso -era el 14 de octubre de 1967- mani-
por España a nivel de sociedad, porque las circunstan- festó su deseo de relacionarse con todo el mundo, cual-
cias así se lo pidieron. Mons. Riberi pudo equivocarse en quiera que fuere «el campo de los valores que profesare,
algunas de sus actuaciones, que fueron difíciles en los culturales, sociales o religiosos». Habló de sus deseos
cinco años su nunciatura de Madrid, a través de la real de que se constituyera una especie de «mesa redonda,
de diálogo y de compresión». E hizo esta atrevida adver-
transformación que nuestro catolicismo atravesó, pero
tencia: «Por nuestra parte, no perderemos esfuerzo al-
su gestión sentó las bases de la renovación postconciliar guno para estar siempre presentes desde nuestro pues-
de nuestra Iglesia, tan querida por Pablo VI. to, con cada una de las personas y cada uno de los
sectores del país, que tengan algo que decir».
9. El nuncio Dadaglio32
Sin embargo, esta línea de conducta levantó suspica-
Fue el primer nuncio que vino a España después del cias en algunos sectores políticos de nuestro país, por-
Concilio, enviado por Pablo VI, que le conocía y estima- que ya desde los tiempos del nuncio Riberi, en los me-
ba, como se pudo comprobar en más de una ocasión, dios gubernamentales existía la convicción de que la
nunciatura apostólica era algo así como un centro, en el
32. El italiano Luigi Dadaglio, nació en Sezzadio (diócesis de Acqui) el 28 de cual se acogía favorablemente a los disidentes del Régi-
septiembre de 1914 y fue ordenado sacerdote el 22 de mayo de 1937. Nombrado men franquista y que era asimismo el instrumento de
nuncio apostólico en Venezuela el 18 de noviembre de 1960 y arzobispo titular de una de las secciones de la Secretaría de Estado del Vati-
Lero el 28 de octubre de 1961, fue destinado a la nunciatura de Madrid el 8 de julio cano, que pretendía implantar la democracia en España.
de 1967, y en ella permaneció trece años hasta que en 1980 fue nombrado secretario
de la Sagrada Congregación de Sacramentos y del Culto Divino. Se despidió de
Pero Mons. Dadaglio nunca se dejó tentar por los gestos
España el día 21 de octubre de 1980. Creado cardenal el 25 de mayo de 1985, fue grandilocuentes y se esforzó, en cambio, por integrar,
nombrado Penitenciario Mayor y más tarde arcipreste de la Patriarcal Basílica Libe-
riana. Falleció en Roma el 22 agosto 1990.
33. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias, I, p. 354.
198 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 199

por observar, por esperar sin exageradas impaciencias; fecta con la Conferencia Episcopal Española y en conso-
y de ese modo evitó enfeudar su actuación con uno de nancia también en aquel momento con el sentir mayori-
los dos sectores ya enfrentados: el integrismo y el pro- tario de la sociedad española, la cuestión religiosa dejó
gresismo. de ser un tema vivo, dejó de ser un tema polémico, dejó
Las dos columnas en las que se apoyaban las relacio- de ser un tema político. Esta labor, no fue exclusiva del
nes Iglesia-Estado en España eran: nuncio Dadaglio, pero en ella su papel fue relevante. Los
— de un lado, la confesionalidad formalmente católica años que van de 1970 a la muerte de Franco fueron tal
del Estado, consagrada en las leyes fundamentales vez la etapa más difícil y dolorosa para el nuncio, por la
entonces vigentes; situación misma de inestabilidad y de inseguridad de un
— y de otro, un Concordato solemne y amplio, pero que Régimen político que estaba llegando a su final y la ten-
muy pronto fue rebasado por el tiempo que camina- sión latente, igualmente, en la Iglesia y en las asociacio-
ba con inesperada y extraordinaria rapidez y que nes de laicos. Pero en esos años mantuvo el nuncio una
hizo que resultase ineficaz para resolver las situacio- actitud constantemente atenta y vigilante, y al mismo
nes conflictivas que se plantearon y que enturbiaron tiempo extraordinariamente respetuosa con los demás,
hasta términos difícilmente creíbles, las recíprocas proponiendo fórmulas de concordia y soluciones para
relaciones. lograr un no siempre fácil equilibrio.
Había llegado entonces el momento de abandonar un
Estas dos columnas estaban ya muy cuarteadas en estado de cosas que venía de siglos, y Mons. Dadaglio lo
1967 y el nuevo nuncio fue perfectamente consciente hizo con valentía pero sin estridencias. Por ello no plan-
de lo que suponía para su misión no poder apoyarse en teó las relaciones entre la Iglesia y el Estado, anclándo-
ellos porque la confesionalidad católica del Estado es- se en un pasado que no existía, sino que proyectó su ac-
pañol tras el concilio Vaticano II, tenía que girar ne- ción diplomática hacia un futuro que ya se presentía: y
cesariamente de un Régimen de mera tolerancia a un ése fue su principal mérito. Él sabía que en aquel mo-
Régimen de defensa y garantía de la libertad religiosa, mento resultaba casi un imposible humano la sustitu-
como un derecho inalienable de la persona humana; y ción del Concordato por otro texto jurídico del mismo
de otra parte, el Concordato, al menos buena parte de tipo, aunque de diferente contenido, y demostró enton-
su articulado, exigía una revisión, no sólo de forma, ces, con gran sagacidad, su habilidad para jugar con el
sino de fondo y contenido, ya que había que pasar de factor tiempo, un arma que con singular talento utilizó
una Iglesia «protegida» por el Estado, a una Iglesia que en muchas ocasiones, porque lo que es cierto es que
sólo pedía que se le reconociera y protegiera su liber- para el momento de la nunciatura de Dadaglio a España,
tad de misión entre los hombres, pero sin condicionar el Concordato de 1953 no cumplía su misión.
su independencia. La España que acogió a Mons. Dadaglio vivía en fuer-
La actuación de Mons. Dadaglio en la etapa de la tran- te tensión por el enfrentamiento de dos mentalidades y
sición democrática fue fundamental para terminar defi- de dos actitudes consecuentes a las mismas:
nitivamente, en España con el viejo y debatido problema — el inmobilismo y
religioso. Gracias a su colaboración, en consonancia per- — las prisas por una rápida evolución.
200 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 201

A su vez, la Iglesia con la que se encontraba feliz- una situación que llegó a su punto más álgido cuando
mente convulsionada por el proceso de actualización fue promulgado el día 22 de agosto de 1975, un decreto
lanzado por el Vaticano II y que tuvo su inevitable refle- para la prevención del terrorismo. Fue muy expresivo
jo entre quienes aceptaron desde un principio lo que su discurso dirigido a los obispos reunidos en Asam-
entrañaba de renovación eclesial y asumieron el com- blea el año 1972. Allí expuso la libertad de la Iglesia, se-
promiso que ello llevaba consigo, y quienes sin recha- gún la doctrina conciliar. Defendió, entre otras cosas, el
zarlo abiertamente, no le prestaron su adhesión, en dos derecho y deber de la Iglesia «de no desentenderse de
puntos de la máxima importancia social y política: la li- los problemas de orden temporal; de ocuparse de ellos;
bertad religiosa y la nueva concepción de las relaciones de hacer oír su voz ante las injusticias; de ayudar con
Iglesia-Estado. No tuvo ningún empacho desde el pri- sus juicios morales a la construcción de un orden social
mer momento en aceptar la idea de un Estado no confe- y civil cada día más perfecto».
sional, porque comprendía que la función del Estado y A esta doctrina respondió siempre la conducta del
la función de la Iglesia son diversas, aunque no contra- nuncio Mons. Dadaglio. Por esto sufrió y por esto luchó,
puestas. Apuntó por ello a la libertad plena de la Iglesia aplaudido por unos y vituperado sin respeto por otros.
y a la libertad plena religiosa para todos los ciudada- Fue correcta su conducta, cuando tuvo lugar aquel en-
nos. Fue un diplomático distinguido, discreto y hábil, cierro de un centenar de personas -sacerdotes y laicos-
que supo sacar partido de todo. Gozó de una gran luci- en la Nunciatura Apostólica el día 10 de noviembre de
dez y mantuvo siempre una enorme serenidad, sobre 1973. Simplemente, no fueron arrojados a la calle y se
todo en los momentos más difíciles de su misión, ¡Que impuso el diálogo; aunque una tal presión estuviera le-
no fueron pocos! jos de la más elemental corrección y del respeto debido
Mons. Dadaglio estuvo muy compenetrado también a aquel lugar por parte de los ocupantes. A fin de cuen-
con Mons. Benelli, sustituto entonces de la Secretaría de tas, entre otras cosas, pesaban sobre los manifestantes
Estado. Tal identificación fue al mismo tiempo personal los hechos de la cárcel de Zamora y aquella Ley de Aso-
e ideológica. Esa realidad tenía que influir en el pensa- ciaciones, aprobada por las Cortes el día 22 de diciembre
miento doctrinal y en la actuación pública del nuncio. de 1964: tan opuesta a las libertades de los ciudadanos.
La situación en que se encontraban muchos católicos Más correcto fue todavía, si cabe, el comportamiento
en aquellos decenios años era sencillamente «conflicti- de Mons. Dadaglio en el llamado y conocido «caso Año-
va». Ello se debía a la interpretación y al ejercicio de los veros». Fue el problema más grave acaecido durante su
derechos cívicos de los ciudadanos y a las libertades mandato: era el mes de marzo de 1974. Una homilía
políticas. Por esto se exigía que la Iglesia no apareciera redactada por el entonces obispo de Bilbao, fue la causa
en manera alguna ante el país, como aliada del poder, de una gran tirantez entre la Iglesia y el Estado español.
defensora de la represión y discriminación política, que Se llegó al extremo de querer desterrar al obispo y su vi-
ejercían los gobernantes. Muchos de ellos se profesa- cario general, y declarar al nuncio «persona non grata».
ban católicos y actuaban contra otros creyentes, que La mayoría de españoles aplaudieron la firmeza de la
eran partidarios de otras ideologías políticas. Difícil si- Iglesia, que reclamaba su libertad e independencia en la
tuación para los obispos y sobre todo para el nuncio: persona del nuncio, de la Santa Sede y de la Comisión
202 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 203

permanente del Episcopado. Como era de esperar, el prioñ de la unidad católica que había producido bienes
nuncio fue acusado, entre otras cosas, de haber conse- extraordinarios en el decurso de los siglos.
guido el nombramiento de obispos desafectos al Régi- No es extraño, por consiguiente, que personas, y cier-
men franquista. tos grupos auténticamente cristianos, mirasen con rece-
La actuación de Mons. Dadaglio fue muy importante lo a quien potenciaba, delicada pero decididamente, la
para la asimilación de las directrices conciliares en renovación conciliar, siguiendo fielmente las directrices
nuestro país y, por ello, se convirtió en un «signo de de Pablo VI.
contradicción» dentro de la misma comunidad cristiana. También es explicable que las informaciones que lle-
Unos le alabaron porque apoyó decididamente la lí- gaban a Roma sobre la actitud y la manera concreta de
nea renovadora de la Iglesia, querida e impulsada per- proceder del nuncio, fuesen divergentes. Todas ellas es-
sonalmente por Pablo VI, que pasaba: taban inspiradas, sin duda, por el amor a la Iglesia y a Es-
— por la independencia de las dos sociedades y de los paña. Aunque unos y otros entendían de distinta manera
poderes a fin de que la Iglesia, libre de toda vincu- lo que estaban exigiendo esos momentos históricos.
lación temporal, pudiese ser real y eficazmente el
instrumento de reconciliación entre todos los es- 10. El arzobispo Casimiro Morcillo 34
pañoles;
— por la elevación al Episcopado de sacerdotes doctri- En 1969 fue sucesor del cardenal Quiroga Palacios en
nalmente seguros, fieles al magisterio del Concilio y la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. Es
del Papa y, por lo tanto, abiertos a las nuevas corrien- 34. Nació el 26 de enero de 1904 en Soto del Real (Madrid), en el seno de una
tes culturales con las que era necesario dialogar, se- familia numerosa y cristiana. Ingresó en el Seminario diocesano de Madrid donde rea-
gún la afirmación del Concilio, y lizó los estudios eclesiásticos. Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1926.
Amplió estudios en París y se doctoró en Roma. Fue profesor de Literatura y Lengua
— por la nueva presencia de la Iglesia como institución en el Seminario durante tres cursos. Se dedicó a las Obras Misionales y a la Acción
en el mundo moderno, aceptando el reto que el futu- Católica; organizó el Congreso de Misiones en Barcelona, en 1929. En 1932 fue
ro lanzaba contra el cristianismo y contra la Iglesia. designado Consiliario Nacional de AC junto con el futuro cardenal Tarancón, con el
que recorrió media España y desde entonces entabló una gran amistad. El 18 de julio
de 1936 le sorprendió en Santander impartiendo un curso de AC. Una vez en zona
Otros, sin embargo, con recta intención y con argu- nacional, organizó el primer Domund de España. En 1938, el obispo Eijo y Garay le
mentos dignos también de consideración, creían since- nombró, primero, delegado y, después, vicario general de Madrid-Alcalá. Tras la gue-
rra civil, trabajó en la reanudación del culto en las parroquias y en la reconstrucción de
ramente que la aplicación del Concilio a España, si no se templos destruidos. Nombrado obispo auxiliar de Madrid-Alcalá, con el título de Aga-
realizaba con una exquisita prudencia y hasta con una tópolis, el 25 de enero de 1943, fue consagrado en la basílica de San Francisco el
marcada lentitud, podría producir conflictos graves, Grande, el 9 de mayo. Su labor pastoral fue intensísima al igual que su tarea de orga-
nizador. Erigida la diócesis de Bilbao el 2 de mayo de 1950, fue preconizado su primer
tanto en el aspecto religioso como en el político. Éstos obispo el 18 de mayo. Elevado al arzobispado de Zaragoza, se hizo cargo de la nueva
eran partidarios, por lo tanto, de un ritmo lento, e inclu- sede el 4 de diciembre de 1955. El beato Juan XXJXÍ le nombró subsecretario del con-
so de una renovación diversa, para poder conservar, se- cilio Vaticano II y participó en las fases preparatorias y en los cuatro períodos conci-
liares. Fue designado por el Jefe del Estado diputado y, más tarde, consejero del Reino,
gún ellos, las riquezas de una tradición de siglos que pero renunció a estos cargos apenas fue elegido presidente de la Conferencia Episco-
había conformado a nuestra Patria de una manera pecu- pal (26 de febrero de 1969). El 25 de marzo de 1964 fue nombrado primer arzobispo
liar. Algunos consideraban que no podía prescindirse a de Madrid-Alcalá. Falleció en Madrid el 30 de mayo de 1971.
204 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 205

importante destacar esta fecha porque desde el año — intensificó la aplicación del concilio Vaticano II en
1969 el Episcopado entró decididamente por los cami- España,
nos de la renovación conciliar. En esos años había cam- — crecieron las tensiones entre diferentes tendencias
biado el contexto social y los problemas de la vida ecle- dentro de la Iglesia,
sial ya no eran los del año 1966. Un factor importante de — así como las dificultades con el Gobierno para la
la evolución del Episcopado fue el de la incorporación orientación de un amplio sector de la Acción Católi-
de una nueva generación de obispos a la Conferencia ca, en posición crítica ante la situación política, y por
Episcopal, así como la apertura y flexibilidad de que die- otra parte acusada de excesivo «temporalismo».
ron prueba muchos de los que ya eran obispos antes del
Concilio. En apenas diez años, la Conferencia Episcopal Al arzobispo Morcillo le correspondió un notable pro-
experimentó una profunda renovación generacional. tagonismo en todas estas cuestiones. Los últimos acon-
Figura menuda, austera, sobria y dinámica, Casimiro tecimientos políticos relacionados con su presidencia
Morcillo encarnó con tesón y de modo ejemplar la per- de la Conferencia fueron el famoso proceso de Burgos
sonalidad de su pueblo serrano de origen: desprendido, contra miembros de la ETA, y una nota en la que se ma-
sencillo, humilde, gran trabajador. Trabajó intensamen- nifestaba el apoyo a los obispos de San Sebastián (Jacin-
te por la renovación de la diócesis madrileña, multipli- to Argaya) y Bilbao (José María Cirarda), cuyos escritos
cando las parroquias en sus siete años de su pontificado habían sido objeto de tergiversaciones en los medios de
matritense. Fue una figura muy importante del Episco- comunicación. Estos datos indican el clima enrarecido
pado español, pues destacó: de la situación política y la preocupación de don Casimi-
— por su especial interés y compromiso personal por la ro, ya enfermo, que pedía al vicepresidente, Mons. Ta-
Acción Católica, rancon, cardenal arzobispo de Toledo, que presidiera la
— por las Misiones, plenaria del Episcopado en su ausencia obligada.
— por la ayuda a las Iglesias de Hispanoamérica, Mons. Morcillo no fue un «resistente» a la renovación
— por sus dotes personales para la organización y mo- eclesial propugnada por el concilio Vaticano II, sino
dernización de las estructuras diocesanas, que, para la Iglesia en España e Hispanoamérica, fue un
— por su clarividente previsión al promover la creación precursor en todas las iniciativas y proyectos renova-
de nuevas parroquias en las zonas urbanas de gran dores más sensibles e importantes del catolicismo es-
crecimiento. pañol de la posguerra, tanto en Madrid como en Bilbao
— por su infatigable dedicación a cada comunidad dio- y Zaragoza. Desde 1950 a 1965, para bastantes de aque-
cesana en las visitas pastorales, en las que se exami- llas actividades de renovación eclesial incorporó a
naba personalmente del catecismo a millares de ni- Mons. Tarancon, que entonces era obispo de Solsona y
ños, y después pasó a Oviedo. En los años anteriores e inme-
— por su cartas pastorales actuales, novedosas y pro- diatos al Concilio, en sus viajes a Madrid, Zaragoza era
fundidas teológicamente. parada ordinaria mensual de Tarancon para convivir y
En los años de la presidencia de Mons. Morcillo la preparar asuntos con Morcillo. En la residencia arzobis-
Conferencia Episcopal: pal de Zaragoza entre 1956 y 1958, hubo varias reunió-
206 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 207

nes con quienes promovían la renovación en Francia: varia, aunque se puede estar en desacuerdo con algu-
Boulard (pastoral de conjunto); Riobé, comprometido nas decisiones que él tuvo que tomar o aceptar. No per-
entonces (junto a Voillaume) en una espiritualidad de dió pasión en el servicio eclesial en aquel apasionante y
encarnación entre los más pobres, y después obispo de terrible quinquenio mientras veía que su morada terre-
Orleáns; Chappoulie, obispo de Angers y primer Secre- nal se derrumbaba por la enfermedad. Una cierta sole-
tario del Episcopado francés. A todos los pudo conocer dad que le tocó vivir durante su larga y dolorosa enfer-
Tarancón, invitado por Morcillo, y con él proyectó pla- medad no se transformó en tristeza sino en espera del
nes pastorales. encuentro Dios.
No fue ajeno, sino todo lo contrario, a la esperanza
que floreció en España durante las sesiones del Concilio
y después de su clausura. La declaración colectiva de
los obispos españoles escrita en Roma, el día mismo de
la clausura del Concilio (8 de diciembre 1965), tuvo en
él a su principal inspirador. Él trabajó con denuedo para
que las reticencias que algunos obispos mostraban ante
las novedades conciliares se transformaran en pleno
acatamiento y fidelidad a las decisiones tomadas. A él le
correspondió, junto al cardenal Quiroga Palacios, prota-
gonizar el primer quinquenio de aplicación del Concilio
en España. Fue muy consciente de las gravísimas difi-
cultades que les esperaban a los obispos, y de la tras-
cendencia sociopolítica de cualquier decisión eclesial,
porque, el Concilio, de modo inevitable, significaba una
carga en profundidad en orden al cambio sociocultural
y político. Y Mons. Morcillo quedó atrapado en el terre-
no minado de aquellos años:
— en parte, quizá, por su propia concepción de los de-
rechos y deberes de la Iglesia en la reciente historia
española;
— en parte, a causa de tantos que no supieron mante-
nerse en el punto de equilibrio, moviéndose desde el
rechazo pleno del acontecimiento conciliar a una im-
plantación adulterada e inauténtica del mismo.

Pero todos estos problemas y tensiones nunca ami-


noraron su amor a la Iglesia y su compromiso en reno-
I

III

EL CARDENAL TARANCÓN
Y LA CONFERENCIA EPISCOPAL

1. Personalidad eclesial de Tarancón

Estamos ante la figura más emblemática de la Transi-


ción de la Iglesia en España, cuya tarea eclesial puede
resumirse diciendo que fue un hombre que sacrificó
siempre sus intereses singulares en aras del servicio al
bien común -de la Iglesia y de España- y que contribu-
yó, de manera sobresaliente, y en algún modo decisiva,
a la forja de una nueva conciencia colectiva, en medio
de duras convulsiones sociales, y propulsó, así, una
transición socio-política fundamental, sin nuevos cho-
ques sangrientos. Quizá se ha exagerado su protagonis-
mo, porque muchos otros trabajaron con discreción y
menos popularidad, pero, ciertamente, el cardenal Ta-
rancón fue un personaje muy relevante popular e influ-
yente en su tiempo, gracias a que supo orientar a la Igle-
sia española en años dramáticos y apasionantes y supo
captar los deseos y aspiraciones de la mayoría de los ca-
tólicos y sus opciones y actuaciones resultaron decisi-
vas. Poco después de su muerte se publicaron una parte
de sus memorias (Confesiones, Madrid, PPC, 1996), un
libro muy parcial -como suelen ser todas los libros de
memorias-, con muchas lagunas y juicios discutibles,
pero con aportaciones y documentación muy importan-
tes para el conocimiento de la Asamblea Conjunta, de los
episodios consecuentes al asesinato del almirante Carre-
210 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 211

ro Blanco, del episodio de Mons. Añoveros, la Asamblea arzobispo, Javier Lauzurica, se hallaba gravemente en-
cristiana de Vallecas de 1975 y las consecuencias de las fermo. Pero, antes de tomar posesión, falleció dicho ar-
ejecuciones de septiembre del mismo año, entre otros. zobispo, con lo que Tarancón pasó a ser directamente
Durante el concilio Vaticano II, su personalidad -que arzobispo de Oviedo. Llegó a esta diócesis habiendo
ya como rara avis dentro del episcopado español se ha- dado muestras de una capacidad poco común. Eran mu-
bía hecho oír con tonos abiertos desde su diócesis de chos ya los libros salidos de su pluma, sobre temas de
Solsona-, encontró su verdadero acomodo eclesial. A espiritualidad y de apostolado. Sus orientaciones sacer-
partir del fin del Concilio y ya como arzobispo de Ovie- dotales, guiaron a muchos. Brillaba por su dinamismo y
do fue cuando empezó a irradiar en sus pastorales ideas eficacia de organización, que quedó patente en el Con-
elaboradas durante años y que en Solsona le habían pro- greso Nacional de Espiritualidad y en la Comisión Na-
ducido más de un disgusto. La convergencia de opinio- cional de Liturgia, que presidió, así como en su labor de
nes que aparecen en torno a la figura de Tarancón 35 , en Secretariado de la Junta de Metropolitanos, que desem-
la transición política releva de mayor comentario. peñó, como un preludio de lo que había de ser su labor
Después de un largo pontificado en Solsona, en 1964 años más tarde en la Conferencia Episcopal de España.
fue nombrado coadjutor con derecho de sucesión y ad- Las expectativas que levantó su nombramiento para
ministrador apostólico «sede plena» de Oviedo, cuyo arzobispo de Oviedo no quedaron frustradas. En aquel
1964 la Iglesia estaba en plena travesía del concilio Vati-
35 Vicente Enrique y Tarancón nació en Burnana (Castellón), diócesis entonces cano II, que se clausuraría en diciembre del año siguien-
de Tortosa, el 14 de mayo de 1907 Sus padres eran labradores Hizo los primeros estu- te. Tarancón fue en Asturias el incansable promotor del
dios en el Colegio de Religiosas de Nuestra Señora de la Consolación, a pocos metros espíritu conciliar, que exigía un nuevo talante eclesial y
de su casa, y desde 1917 a 1928 estudió Humanidades, Filosofía y Teología en el
seminario conciliar de Tortosa En 1930 obtuvo el doctorado en Teología en la enton-
el profundo cambio de la pastoral diocesana. Recorrió
ces Universidad Pontificia de Valencia, siendo ordenado sacerdote el 1 de noviembre la diócesis dando conferencias sobre los decretos con-
de 1929 en Tortosa Desde agosto de 1930 hasta marzo de 1933 fue coadjutor-orga- ciliares, reorganizó la Curia Diocesana dándole un ses-
nista de Vinaroz Dos años después de su ordenación sacerdotal se integró en la Casa go netamente pastoral, dividió la diócesis en zonas pas-
del Consiliario de Madnd, institución ideada por el futuro cardenal Ángel Herrera
Oria, donde junto con un equipo de sacerdotes se dedicó a la promoción de la Acción torales, revisó los arciprestazgos y constituyó el primer
Católica Con este motivo, realizó viajes a Francia, Bélgica e Italia para conocer el Consejo del Presbiterio, según las disposiciones conci-
funcionamiento de la Acción Católica en esos países Prolongó su labor de formación liares. El sistema de gobierno pastoral que estableció en
en la Acción Católica hasta 1938, dirigiendo semanas, cursillos, conferencias y actos
de propaganda En 1938 ejerció como arcipreste en Vmaroz hasta 1943 Desde 1943y
hasta 1946 fue arcipreste de Villarreal El 25 de noviembre de 1945 fue nombrado
obispo de Solsona, donde estuvo 18 años En 1956 fue nombrado primer secretario del Rey (Madnd, Editonal Prensa Ibénca, 1995). La lista de las publicaciones del cardenal
Episcopado español y viceconsihano nacional de la Acción Católica En 1964 fue Tarancón puede verse en el trabajo que hicieron Ma T FERNÁNDEZ TEIJEIRO y J
nombrado arzobispo de Oviedo, en 1969, de Toledo y en 1971 de Madrid- Alcalá, MARTÍN VELASCO, y publicaron en el tomo Al servicio de la Iglesia y del pueblo
donde permaneció hasta su jubilación en 1983 Falleció en Valencia el 28 de noviem- Homenaje al Cardenal Tarancón en su 75 aniversario (Madnd, Narcea, 1984, pp
bre de 1994 Cfr J L MARTÍN DESCALZO, Tarancón, el cardenal del cambio (Barce- 311 -350) No todos estuvieron de acuerdo con la línea de Tarancón, como demuestran
lona, Planeta, 1982), libro-entrevista importante; Ma MÉRIDA, Entrevista con la las obras de B PINAR, Mi réplica al cardenal Tarancón (Madnd, Fuerza Nueva,
Iglesia (Barcelona, Planeta, 1982), M* L BREY, Conversaciones con el cardenal 1998), y del obispo de Cuenca, J GUERRA CAMPOS, Renovación de la comunidad
Tarancón (Bilbao, Mensajero, 1994), J INFIESTA, Tarancón, el cardenal de la recon- eclesial (Madnd 1966), Ante el 1 de octubre la Iglesia y Francisco Franco (Cuenca
ciliación (Madnd, Paulinas, 1995), C DE BLAS, Tarancón, el cardenal que coronó al \91A) y La ley del divorcio y el Episcopado español, 1976-1981 (Madnd 1981)
212 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 213

la diócesis se caracterizó por un marcado tono parti- pecial protección del Estado, tenía que saber estar en la
cipativo o de «gobierno en equipo», primero con los vi- nueva situación y acompañar al país siendo fiel a su
carios y provicarios y después con los vicarios genera- propia misión de apostolado.
les y episcopales, con los que mantenía una reunión de Comenzó a destacar en la Conferencia Episcopal
consulta todas las semanas. Desde 1966 vino utilizando como miembro de la Comisión Permanente y cuando
el Consejo Presbiteral y su Comisión Permanente. Esta ocupó la presidencia de la Comisión Episcopal de Litur-
última, se encargaba de los nombramientos para distin- gia (1964-71) coincidiendo con el tiempo de la renova-
tos cargos. Realizó igualmente un ensayo de pastoral ción litúrgica del concilio Vaticano II. Realizó frecuentes
obrera con sacerdotes obreros diocesanos y religiosos viajes a Roma como miembro del «Consilium de Litur-
en la zona minera de Langreo. Contó con la colaboración gia» y consultor para la reforma del Código de Derecho
de un buen grupo de sacerdotes y de seglares para esta Canónico. Durante el Concilio fue miembro de la Comi-
tarea, que produciría amplios frutos en años sucesivos. sión para la Disciplina del Clero y Pueblo Cristiano.
De su actividad pastoral en aquellos años hay que se- Designado para ocupar la sede primada de Toledo en
ñalar otros aspectos menos visibles. Estuvo siempre a 1969, el papa Pablo VI lo creó cardenal del título presbi-
disposición de todos y muy especialmente de los sacer- teral de san Juan Crisóstomo in Montesacro. Su homilía
dotes, de los religiosos y de las religiosas. Generoso y en la catedral primada fue un comentario actualizado del
desprendido, dio de lo que tenía como patrimonio fami- texto del apóstol san Pablo a los Efesios (5, 1): «Como hi-
liar para remediar necesidades de la gente sencilla. Y jos queridos de Dios, procurad pareceros a Él y vivir en
apenas hubo una parroquia necesitada o un proyecto de el amor». La archidiocesis primada se preparaba para
obras o de reformas materiales, que no recibiera una afrontar la renovación conciliar, tras el largo y fecundo
generosa ayuda suya, siempre dispuesto a repartir pontificado del anciano cardenal Pía y Deniel. Por ello,
cuanto la diócesis ponía a su alcance. las palabras de Tarancón en su primera homilía sonaron
Su pontificado en Asturias solamente duró cinco muy nuevas: «No soy vuestro superior, soy vuestro her-
años. Su trabajo en este lustro fue muy intenso y reno- mano; hermano y servidor de todos. Todos, hijos que-
vador, las circunstancias políticas y sociales de España ridos de Dios, somos miembros de una familia divina.
eran críticas porque el Régimen estaba llegando a su Como Dios se encarnó, la Iglesia debe vivir encarnada,
fin, pero nadie podía asegurar nada sobre el futuro. As- inserta en la realidad, lo que postula cambios, pruden-
turias era todavía entonces una plataforma importante tes pero decididos, como exige el Concilio y pide el
del movimiento obrero y la situación socio-laboral pro- Papa. Nada de inmovilismos».
vocaba huelgas reivindicativas, que siempre tenían un Recién llegado a Toledo envió a todos los sacerdotes
fondo político insoslayable. En aquellas circunstancias un documento titulado: «Sugerencias para un programa
y en el ministerio episcopal en Asturias, con innegables pastoral», para ser estudiado individualmente y en gru-
sufrimientos, Tarancón adquirió una conciencia más po. En él:
profunda de la realidad de España en aquellos momen- — se analizaban los cambios sociales, la necesidad de
tos. Intuyó la dimensión real del futuro que se avecina- renovación dentro de una cierta continuidad, sin sal-
ba en el que la Iglesia, dejando antiguos privilegios y es- tos en el vacío;
214 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 215

— se aludía a los instrumentos pastorales, inspirados en pos políticos muy radicalizados, pero sin manifestacio-
el Concilio y ya iniciados por el cardenal Pía y Deniel; nes externas hostiles contra él.
— se afrontaban problemas de fondo que afectaban a la A la muerte del arzobispo de Madrid-Alcalá, Casimiro
vida de los presbíteros, a las estructuras pastorales y Morcillo, que era también presidente de la Conferencia
al laicado. Episcopal Española, en 1971, la Santa Sede le confió
provisionalmente la archidiócesis de la capital de Espa-
Inmediatamente después de su llegada, visitó perso- ña como administrador apostólico. Durante seis meses,
nalmente todas las parroquias de la capital, realizando dividió su tiempo entre Toledo y Madrid hasta que el 4
visitas similares a conventos. En los meses de abril y de diciembre de ese mismo año se hizo pública la noti-
mayo viajó mucho y tuvo encuentros con casi todos los cia de su traslado definitivo a la sede de Madrid-Alcalá.
sacerdotes diocesanos. En breve carta se despidió de sus fieles, exponiendo
Cuando llegó a Toledo había escrito unas 70 cartas que dejaba Toledo sólo por obediencia al Santo Padre,
pastorales y más de 300 alocuciones y exhortaciones. siendo consciente de la rareza del traslado desde la
En Toledo publicó, entre otras, «La Acción Católica y el sede primada a una de «rango eclesial» inferior, pues
apostolado seglar», «Vocación, Seminario, Sacerdocio», Madrid no era entonces metropolitana. Según confesio-
«El arciprestazgo, unidad pastoral», «Normas concretas nes personales, ésta fue decisión personal de Pablo VI,
sobre el Seminario» y «El magisterio de Santa Teresa». quien le dijo: «Éste es un momento muy difícil para la
Reorganizó el cabildo catedralicio conforme al dere- Iglesia española. Usted va a ser presidente de la Con-
cho canónico, que respetó siempre, apelando a razones ferencia Episcopal. Y necesitamos en Madrid y en la
pastorales y fraternas, que aceptaron los capitulares. Conferencia una persona de confianza». Fue el primer
Remoledó la Curia diocesana, reestructuró los arcipres- cardenal que rigió la archidiócesis matritense, desmem-
tazgos y dio nueva concepción a las figuras de los vica- brada de la de Toledo en 1885. El 10 de enero de 1972,
rios y arciprestes. Ante el grave problema del Semina- hizo su entrada en la capital de España, donde continuó
rio, que sufría una gran disminución de vocaciones, imprimiendo un sello de diálogo y de confianza en sus
invitó a dimitir a un pequeño grupo de profesores, cu- colaboradores.
yos métodos no creyó adecuados a los tiempos, y admi-
tió alguna experiencia en el Régimen interno, que se re-
2. Presidente de la Conferencia Episcopal
veló contraproducente. Por ello, fue su sucesor, don
Marcelo González Martín, quien resolvió la situación. Dos meses más tarde fue elegido presidente de la
Durante sus dos años y medio de permanencia en Conferencia Episcopal Española, de la que ya era vice-
Toledo no halló muestras de hostilidad, ni en el clero, presidente desde febrero de 1969 y en la que, de hecho,
que le fue fiel y obediente en su casi totalidad, como lo ya ejercía como presidente «en funciones» desde la
había sido con su predecesor Pía y Deniel, ni tampoco muerte de monseñor Morcillo. Tarancón fue el repre-
en las autoridades civiles y militares, con las que mantu- sentante claro del ala más abierta de la Conferencia
vo relaciones correctas, aunque a veces un tanto frías. Sí Episcopal y, con 35 votos, casi había igualado a Monse-
hubo cierta malquerencia y oposición en algunos gru- ñor Morcillo (40 votos) en las elecciones anteriores para
216 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 217

la presidencia de la Conferencia (1969), por lo que en ten los estatutos de la Conferencia Episcopal, a pesar de
las votaciones de 1972 fue el más firme candidato. Se que en la tercera elección tuvo que superar los dos ter-
ha dicho y se ha repetido que el propio papa Pablo VI cios de los votos que estatutariamente se requieren
-con el que Tarancón mantuvo estrecho contacto, al para un tercer mandato.
igual que con el cardenal secretario de Estado, Villot, y Así pues, dirigió al episcopado español durante los
con el sustituto Benelli- apoyaba su candidatura, bus- últimos años del Régimen de Franco y los primeros va-
cando con ello una renovación del Episcopado más cilantes de la Transición, y luchó por sus ideas claves:
acorde con el espíritu del Concilio y unas nuevas rela- — la independencia de la Iglesia del poder político,
ciones Iglesia-Estado. — la no identificación de la Iglesia española con el Régi-
Tras de una presidencia interina de varios meses, fue men y
elegido presidente de la Conferencia Episcopal desde — la reconciliación de los españoles, superando defini-
1972 a 1981. La polémica fue unida a su figura porque tivamente las heridas de la Guerra Civil española.
su vida pública al servicio de la Iglesia española suscitó En esta línea:
no pocas contradicciones, debido a las peculiares cir- — defendió la renovación del concordato,
cunstancias socio-políticas y eclesiales que enmarcaron — impulsó los acuerdos parciales del Estado español
su actividad y que le condujeron a situaciones conflicti- con la Santa Sede,
vas de solución difícil. De ahí las distintas valoraciones — se opuso a la creación de un partido político confe-
que se hicieron y quizá se hacen hoy36; aunque su apa- sional,
sionado amor a la Iglesia y a España estaban fuera de — se esforzó por extender la renovación conciliar en la
toda duda. Otros le vieron como un traidor a España Iglesia española y
(«su» España) o la Iglesia («su» Iglesia), actitudes que — por abrir las puertas a una Iglesia más tolerante y
afrontaba con cierto laissez faire levantino. plural.
Dirigió los destinos de la Conferencia Episcopal des-
de 1969 hasta 1981, siendo secretarios el obispo auxi- Fue un buen transmisor de mensajes ante los medios
liar de Oviedo, Elias Yanes, y el sacerdote Jesús Iriba- de comunicación. Colaboró junto al nuncio Dadaglio en
rren. En efecto, y caso único en la corta historia de la la renovación del episcopado, siempre preocupado por
Conferencia Episcopal, fue reelegido como presidente evitar las rupturas. Vinieron así obispos más jóvenes y
del Episcopado en dos ocasiones, el máximo que permi- más abiertos de talante también. Algunos sectores del
Régimen confesional se oponían a estas transformacio-
nes, lo que fue motivo de algunos conflictos públicos
36. Quizá uno de los eclesiásticos más críticos con la actuación pastoral del car-
denal Tarancón fue S. MUÑOZ IGLESIAS, Así lo vimos otros (Valencia, Edicep,
que forman parte inseparable de la biografía del carde-
2002), quien repasa unos cuantos acontecimientos de la reciente historia española, nal. El día 20 de diciembre de 1973 fue asesinado el pre-
principalmente de Madrid, evocándolos desde su perspectiva personal, con indepen- sidente del Gobierno, almirante Carrero Blanco. Tanto al
dencia de criterio respecto al modo en que esos hechos hayan sido narrados por otros. salir del funeral como por la tarde, en el entierro, el ar-
Abarca desde los tiempos anteriores a la guerra española, hasta comienzos de los
años 90. Se centra, sobre todo, en episodios en los que el propio autor intervino como
zobispo de Madrid fue increpado con las voces de «¡ase-
protagonista. sino!» y «¡Tarancón, al paredón!» por grupos de perso-
218 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 219

ñas que proferían a la vez gritos en apoyo del cardenal Su acción tuvo una especial relevancia en la década
primado, González Martín, quien marcha junto a él. de los setenta. La vida de la Iglesia durante estos diez
Este hecho fue siempre recordado por el cardenal como años estuvo agitada por:
uno de los días más amargos de su vida. — graves divisiones internas en la acción pastoral y en
Unos meses después, el 3 de marzo de 1974, fue in- la misma doctrina de la fe,
formado de que un avión esperaba en el aeropuerto de — disminución de vocaciones y
Sondica para exiliar de España al obispo de Bilbao, An- — crisis de valores morales;
tonio Añoveros a causa de los contenidos de una homi- al par que sostenida por:
lía que había mandado leer en las parroquias de su dió- — una profunda y positiva renovación de la catequesis,
cesis. Tarancón se negó a colaborar con el Gobierno en — de la pastoral litúrgica,
esta operación y reunió al comité ejecutivo de la Confe- — de estructuras pastorales,
rencia Episcopal. Éste elaboró un borrador de decreto — de clarificación de la misión de la Iglesia ante la so-
en el que se recordaba la pena de excomunión que el ca- ciedad civil.
non 2.341 decretaba sin más para los que «directa o in- La vida política y social de este período se caracteri-
directamente impiden la jurisdicción eclesiástica de un zó por:
obispo». En aquellos días, el ministerio de Asuntos Ex- — los conflictos sociales,
teriores llegó a tener redactada una nota de ruptura de — el auge del terrorismo y
las reacciones con el Vaticano, operación que el general — la Transición política del Régimen del General Franco
Franco finalmente frustró. al sistema democrático.
Expresó públicamente sus ideas sobre España en su La actuación del cardenal Tarancón en este período,
homilía del 23 de noviembre de 1975, al concelebrar la al frente de la Conferencia Episcopal, fue de decisiva
misa del Espíritu Santo tras la entronización de los Re- importancia para que la Transición política se hiciera de
yes de España y en la que pidió a Don Juan Carlos ser el forma pacífica. No se puede olvidar que en este período
Rey de todos los españoles, un reino en el que quepan las tensiones internas de la Iglesia tuvieron múltiples
todos. «La fe cristiana -dijo entre otras cosas- no es conexiones con las tensiones de la vida política. La ac-
una ideología política ni puede ser identificada con ción del cardenal como líder espiritual se orientó a pro-
ninguna de ellas, dado que ningún sistema social o po- mover:
lítico puede agotar toda la riqueza del Evangelio, ni — la concordia,
pertenece a la misión de la Iglesia presentar opciones o — el diálogo,
soluciones concretas de Gobierno en los campos tem- — la reconciliación,
porales de las ciencias sociales, económicas o políticas. — el respeto a los derechos humanos,
La Iglesia no patrocina ninguna forma ni ideología polí- — la independencia y
tica, y si alguien utiliza su nombre para cubrir sus ban- — autenticidad de la misión de la Iglesia.
derías, está usurpándolo manifiestamente». Era la ex-
presión abierta de una opción por el pluralismo político Le acompañaron con su apoyo los obispos desde la
de los católicos. Conferencia Episcopal.
220 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 221

El 14 de mayo de 1982, al cumplir la edad reglamen- Yo había iniciado, desde hace un par de meses, una serie de conver-
taria, presentó su dimisión como arzobispo de Madrid, saciones con el fallecido presidente, el admirado almirante Carrero, y
convencido de que se la aceptarían rápidamente. Pero algunos otros señores ministros, y pude apreciar que era fácil aclarar
este hecho tardó casi un año en producirse, hasta el 12 muchas cosas y llegar a un acuerdo que podía ser ventajoso para todos.
Espero confiadamente poder reanudar esas conversaciones, seguro
de abril de 1983.
de que podemos llegar a una inteligencia mutua que todos deseamos.
Protagonista y testigo de excepción de la vida de la Estoy siempre a sus órdenes y de corazón le deseo una gestión acer-
Iglesia y de la evolución socio-política de España en la tada y próspera en beneficio de nuestra querida España» 38.
segunda mitad del siglo XX, el cardenal Tarancón publi-
có numerosos escritos en los que ofreció las claves de Por su parte, Arias Navarro le respondió pocos días
ese talante abierto y optimista que presidió siempre su después, diciéndole:
actuación pública. «Agradezco muy sinceramente su cordial carta del 31 de diciembre
Cuando Arias Navarro fue nombrado presidente del último, en que me reitera su felicitación y me expresa el ofrecimiento
Gobierno, tras el asesinato del almirante Carrero Blanco, de inteligencia mutua y leal colaboración por parte de la Conferencia
Tarancón le envió una carta, fechada el 31 de diciembre Episcopal.
de 1973 37, felicitándole por su nombramiento y ofre- Consciente del acendrado espíritu católico de nuestro pueblo y de las
ciéndole la colaboración de la Iglesia en estos términos: enseñanzas del concilio Vaticano II en orden a distinguir con precisión los
derechos y deberes que a losfielesconciemen por su pertenencia a la Igle-
«Aunque le habrá llegado mi telegrama de felicitación y mi ofreci- sia, y los que les competen en cuanto miembros de la sociedad humana,
miento de colaboración cordial en la tarea importantísima que le han me muestro identificado con su idea de que mediante un diálogo abierto y
encomendado, me creo en el deber de expresarle más ampliamente mis amistoso entre ambas potestades, pueda establecerse la colaboración e in-
sentimientos personales y los de la Conferencia Episcopal en estos pri- teligencia a que Su Eminencia Reverendísima alude en su carta.
meros días de su mandato. En esa idea acojo con satisfacción su deseo de continuar las conversa-
Le he conocido y tratado como alcalde de Madrid y su amabilidad ciones iniciadas con mi predecesor, el llorado almirante Carrero Blanco,
me da confianza para hablarle con absoluta sinceridad, seguro de que expresándole la confianza de poder reanudarlas una vez superada la ago-
es fácil la inteligencia mutua y la colaboración leal. biante tarea que en estos momentos pesa sobre mí, y ello con elfinde es-
Créame, señor Presidente, que soy un convencido de la eficacia del tablecer el clima más propicio para una fructífera colaboración que sólo
diálogo abierto y amistoso y de la necesidad absoluta de una sincera beneficios puede reportar tanto para la Iglesia como para el Estado» 39.
colaboración entre las autoridades de la Iglesia y del Estado, ya que to-
dos queremos servir de la mejor manera posible a nuestro pueblo que
es sinceramente católico. Tenga la seguridad de que podrá contar siem- 3. La Asamblea Conjunta
pre conmigo para ese diálogo y para esa colaboración. Obispos-Sacerdotes de 1971
Puedo asegurarle, además, que la Conferencia Episcopal Española
deseafirmementeesa colaboración que si no ha existido siempre en la El libro Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes (Ma-
medida que sería de desear, ha sido, quizá, por falta de un diálogo que, drid, BAC, 1971), que salió a las pocas semanas de ha-
sin culpa de nadie, no se pudo realizar suficientemente. berse celebrado la asamblea, se agotó inmediatamente

38. Mí., p. 881.


37. V. ENRIQUE Y TARANCÓN, Confesiones, p. 623. 39. 7&/rf.,p.882.
222 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 223

y no ha vuelto a ser editado. Sus 747 páginas recogen miro Morcillo, propuso directamente a la Secretaría de
los documentos esenciales de la misma, pero faltan la Estado una serie de temas para un estudio conjunto en
historia minuciosa y radicalmente verdadera de todas y el que participarían representantes de la Santa Sede y
cada una de las asambleas diocesanas así como cons- del Episcopado español. Los temas eran: el Apostolado
truir documentalmente toda la historia de la elabora- Seglar y, principalmente, la Acción Católica en España
ción y preparación de los documentos, lo mismo que un (criterios seguidos por el Episcopado y razón de los
estudio de la evolución de la idea de la asamblea en el mismos, hechos y documentos, actitud contestataria de
seno de la misma Conferencia Episcopal; el apoyo que los dirigentes seglares y de algunos consiliarios antes y
la idea encontró, progresivamente creciente, en el seno después de cesar de sus cargos y altos refrendos que
de la Asamblea Plenaria; los obstinados esfuerzos de es- alegaban pública y privadamente); nombramientos de
trangulamiento realizados por parte de algunos miem- españoles para cargos en organismos internacionales
bros de la Comisión Permanente; las prisas a las que la dependientes de la Santa Sede (la CEE nunca era consul-
Asamblea fue obligada por los mismos obispos que tada ni todos los nombrados inspiraban confianza al
posteriormente la acusaron de precipitación. Episcopado); estatutos de la CEE; participación de la
Algo de esto lo hizo el cardenal Tarancón al dedicar CEE en la selección y propuesta de candidatos para el
cien apretadas páginas de su Confesiones (pp. 423-523) Episcopado; campañas contra el Episcopado español
a la Asamblea. Puede afirmarse que es la primera histo- dentro y fuera de España, porque se afirmaba con fre-
ria de la misma, ya que aborda todos los temas finales. cuencia que la Santa Sede desaprobaba o no estaba con-
Pero, es una pena, que esta aportación tan importante forme con las resoluciones y declaraciones del Episco-
del fallecido cardenal no ofrezca un mayor apoyo docu- pado español, sin que constara un desmentido por
mental, que hubiera dado a la misma un rigor y una au- parte de la Santa Sede; presencia de obispos españoles
toridad de la que, en parte, carece pues al tratarse de en los dicasterios de la Curia Romana; la intervención
simples «confesiones», da la impresión de que el carde- de la Congregación para la Educación Católica en algu-
nal quiere defender a toda costa un acontecimiento que nos seminarios, al margen de los obispos respectivos, y
él vivió apasionadamente -quizá demasiado apasiona- consecuencias que esto había tenido; criterios del Epis-
damente-, mostrándose incluso en algunos momentos copado y de la Santa Sede sobre las relaciones de la Igle-
un tanto maniqueo, dando a entender que todo lo bue- sia con el Estado en España y difícil situación del Epis-
no estaba en una parte y todo lo malo en otra. copado por el silencio táctico de la Santa Sede ante su
La realidad fue mucho más compleja, y el mismo Pa- actuación.
blo VI dijo -según lo que el mismo Tarancón refirió a los El cardenal Villot, secretario de Estado, respondió a
obispos- que en la asamblea había habido «defectos y Mons. Morcillo diciéndole que la nunciatura de Madrid
fallos». En estas páginas hago una breve síntesis de este era el cauce y trámite normal para que se estudiaran los
importante acontecimiento eclesial, destacando sus as- temas propuestos por la CEE, ya que las representacio-
pectos fundamentales. nes pontificias tienen el deber de dar a conocer al Santo
En 1969, la Conferencia Episcopal Española, de la Padre y a sus instituciones de gobierno, el pensamien-
que era presidente el arzobispo de Madrid, Mons. Casi- to, las necesidades, las aspiraciones y las instancias de
224 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 225

los Episcopados locales a quienes, a su vez, transmiten de la Congregación del Clero, sembró la confusión más
orientaciones y consignas. absoluta, ya que fue orquestado por la prensa oficial, y
La línea seguida en los nombramientos episcopales logró rodear de sospecha de «desviacionismo» no sólo a
por la Santa Sede había logrado cambiar la faz de la las «conclusiones» votadas por obispos y sacerdotes,
Conferencia, en cuyo seno se constituyó una Comisión sino al mismo Episcopado español. El argumento que se
especial del Clero. Durante el año 1968 y parte de 1969 comenzó a manejar desde ese momento y que creció en
se realizó una amplia encuesta en la que participó el los años sucesivos, manejado hábilmente por el Gobier-
75% de la población sacerdotal española (15.449 de los no, fue el de «desviación doctrinal» de la Conferencia
20.114 sacerdotes). El primer resultado de ella fue la Episcopal e incluso desobediencia a la Santa Sede.
ponencia presentada a la plenaria de julio de 1969 y La Secretaría de Estado declaró el 3 de marzo de
que produjo un gran impacto. En noviembre del mismo 1972 que las consideraciones y las conclusiones del
año la Conferencia decidió celebrar una asamblea ple- mencionado documento no tenían carácter normativo
naria conjunta de obispos y sacerdotes cuya prepara- ni habían recibido la aprobación del Papa, «a quien por
ción y organización se encomendó a la Comisión del lo demás no habían sido sometidas».
Clero. Se celebró en septiembre de 1971, con la aproba- La Asamblea Conjunta produjo un tremendo impacto
ción y bendición de Pablo VI40, y el Episcopado espa- en la vida religiosa del país, tanto en sentido positivo
ñol, en la Plenaria del 29 noviembre-4 diciembre de como negativo y aportó un factor acelerante en la revi-
1971, calificaron la asamblea como un «hecho positivo sión de las relaciones entre la Iglesia y el Estado que ya
y dinámico de la vida de la Iglesia en España», mientras estaba en curso. Como factor positivo hay que señalar
decidieron hacer un trabajo de perfección de sus con- que la asamblea permitió que el pueblo viera con clari-
clusiones. dad que la Iglesia estaba buscando -con valentía e in-
Pero contra este acontecimiento, quizá el más decisi- cluso con un cierto riesgo- una real independencia; que
vo del postconcilio español, se desencadenó una batalla estaba borrando en gran parte la idea, tan difundida en-
amparada por el Gobierno y promovida por la Herman- tre los españoles, de que la Iglesia estaba sometida al
dad Sacerdotal41 y otras asociaciones integristas. No se Estado y a su servicio. La fama de Iglesia como freno al
ahorró ninguna intriga y se llegó a la calumnia pública. desarrollo social fue desapareciendo; incluso los que
Un documento crítico contra las ponencias de la asam- eran anticatólicos porque eran antifranquistas comen-
blea -difundido por la agencia «Europa Press» el 21 de zaron a revisar sus ideas, percibiendo que se trataba de
febrero de 1972- y cuya autoridad nunca se logró acla- dos fenómenos independientes.
rar, aunque se enviaba con la firma del cardenal prefecto Esto inevitablemente llevó -al menos en un primer
momento- a un empeoramiento de las relaciones Igle-
40. Las actas de dicha asamblea fueron publicadas por el Secretariado Nacional sia-Estado: en 1966-68 el Estado tuvo conflictos con «al-
del Clero en el volumen Asamblea conjunta obispos-sacerdotes (BAC 328), (Madrid, gunos sacerdotes»; en 1968-70 tuvo problemas con «al-
La Editorial Católica, 1971). gunos obispos», en 1971 los conflictos fueron con «la
41. Las tesis de esta asociación han sido recogidas en el volumen documental
Historia de un gran amor a la Iglesia no correspondido, (Madrid, Hermandad Sacer-
Jerarquía» o con los «sacerdotes y obispos juntos». Es-
dotal Española, 1990). tos conflictos se aceleraron. Usando un lenguaje políti-
226 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 227

co podría decirse que al mismo tiempo que el Estado jurídico y a la realización de los derechos de la persona
iba claramente hacia la «derecha», la Iglesia española humana tal como son expuestos en la Pacem in terrís y
parecía ir «hacia la izquierda», o hacia la independencia en el Concilio» (n. 10).
que era interpretada por el Estado como «izquierda» u Seguidamente, en las conclusiones 11 a 20 se reco-
oposición. gen algunos de esos derechos, como:
Muchos ciudadanos se preguntaban si el choque se- — la «libertad verdadera de expresión»;
ría inevitable. De hecho lo fue porque para la Iglesia es- — el «derecho de libre asociación y reunión sindical y
pañola había llegado la hora de marcar su distanciamien- política en un sano y legítimo pluralismo»;
to del Régimen al que había permanecido vinculada — la «participación responsable de todos los ciudada-
durante varios decenios. Este proceso se consiguió, no nos en la gestión y el control de la cosa pública»;
sin dificultades, gracias a la moderación, al equilibrio y a — la «garantía suficiente del trabajo»;
la inteligencia de la mayoría de los obispos. — el «desarrollo armónico de las diversas regiones espa-
ñolas, así como de las ciudades y del mundo rural»;
4. Conclusiones polémicas — «respeto y promoción de los legítimos derechos de
las minorías étnicas y de las peculiaridades cultura-
La Asamblea Conjunta aprobó una serie de conclu- les de los diversos pueblos de España»;
siones que se referían a los cambios que debían intro- — «igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura
ducirse dentro de la comunidad cristiana y también en y reconocimiento efectivo del derecho de los padres
la sociedad española en general; cambios que tendrían a escoger la escuela de sus hijos»;
gran repercusión en la posterior Transición política. De — «real igualdad jurídica de todos los españoles ante
las siete ponencias, la primera, titulada «Iglesia y mun- las leyes»;
do en la España de hoy», algo así como la Gaudium et — «derecho a la objeción de conciencia por motivos éti-
spes del Concilio, fue la que más directamente afectó a cos o religiosos»;
nuestro tema, pues se dijo, entre otras cosas que «es — «derechos a la integridad física que tutele al hombre
necesario superar el inmovilismo que impida la real y de las torturas corporales o mentales».
efectiva aplicación del concilio Vaticano II. Tampoco de-
bemos caer en un radicalismo utópico, que concluiría Se reafirmó el derecho y el deber de la Iglesia de
por dañar a la misma renovación que pretende promo- «emitir juicios morales sobre situaciones concretas, in-
ver» (n. 8). cluso sobre materias referentes al orden político, cuan-
«También en la sociedad española hay en estos mo- do lo exijan los derechos fundamentales de la persona o
mentos problemas que deben preocuparnos como cris- la salvación de las almas» (n. 28). En esos casos, el
tianos: la insuficiente realización de los derechos de la sacerdote tiene grave deber «de oponerse a la injusticia
persona humana y la persistencia de graves desequili- con todas sus consecuencias» (n. 29). Si bien se añadió
brios económico-sociales» (n. 9). que en cuanto tal, el sacerdote «no se vea implicado
«Percibimos que en nuestro país queda mucho cami- como militante activo cualificado en ningún partido o
no que recorrer en lo que se refiere al reconocimiento grupo político» (n. 31).
228 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 229

Sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, se pi- siones contenían una especial problemática: «La Iglesia
dió «eliminar toda situación real o aparente de mutua debe ser plenamente independiente del Estado y de
concesión de privilegios» (n. 37). En este aspecto la si- cualquier sistema político-social, por lo cual, las rela-
guiente conclusión afirmaba: «Creemos necesario y ur- ciones entre las personas que ejercen autoridad en la
gente la revisión de la actual situación concordataria, Iglesia y en la sociedad civil deben ser tales que eviten
por ser el vigente texto, superado, fuente de numerosos todo confusionismo (GS 76)» (n. 44).
problemas y malentendidos» (n. 38). «De acuerdo con la proposición anterior, los repre-
No fue aprobada, en cambio, otra proposición que sentantes de la Iglesia deben mantenerse al margen
decía: «En esta revisión parece preferible la elaboración de los órganos de gobierno o de representación políti-
de un nuevo concordato que responda a la actual situa- ca (Cortes, Consejo del Reino...) otorgada desde el Po-
ción socio-religiosa del pueblo español» (sí, 82; no, 175. der» (n. 45).
En blanco, 16). Pero sí fue aprobada por 185 votos afir- «Como signo que son de la unidad de la Iglesia, obis-
mativos y 54 negativos otra que prefería «acuerdos par- pos y sacerdotes se abstendrán de tomar parte en todo
ciales que resuelvan problema por problema». acto de significación política que pueda originar divi-
Se pidió la supresión de «toda forma de discrimina- sión entre los fieles» (n. 46, que tuvo un índice de apro-
ción cívico-política que tenga su origen en razones de fe bación excepcionalmente alto, con 202 votos a favor y
o de religión». solamente 30 en contra).
Una proposición muy importante para la evolución En conclusiones sucesivas:
de la Jerarquía y la Iglesia en España, la n. 41, fue apro- — se pidió la reforma del estatuto de los capellanes
bada por 175 votos a favor y 54 en contra: «La Asam- en el Ejército y las asesorías religiosas;
blea pide la supresión de toda intervención del Gobier- — se insistió en que la Iglesia se despojase de todo
no en el nombramiento de obispos». Así mismo, fue poder económico y
aprobada otra que pedía «la participación del Pueblo de — renunciase a «toda realidad o apariencia de riqueza»,
Dios en cuanto tal en la elección de sus pastores», aun- y a estar alineada con los poderes económicos, etc.
que se añadía prudentemente: «dentro de las formas
que la Santa Sede -última decisoria en este terreno- en- El resto de las seis ponencias, que trataron aspectos
cuentre oportunas» (n. 42). más específicos de la vida eclesial y el ministerio pasto-
Se consideró «necesario que la Iglesia española, que ral, incidió menos o nada en los problemas de las relacio-
ya ha dado algunos pasos en ese camino, no guarde si- nes Iglesia-Estado-sociedad, ya tratados en la primera.
lencio, especialmente su jerarquía, y que esté atenta y No obstante, también aparecieron algunas conclusiones
se pronuncie con prontitud y oportunidad pastoral ante que pueden tener repercusiones en ese tema.
aquellas situaciones y acontecimientos que afecten a Así, por ejemplo, en la ponencia segunda, acerca del
los derechos humanos de la comunidad o de algunos de «Ministerio sacerdotal y formas de vivirlo», la conclu-
sus grupos» (n. 43). sión n. 33, trató el problema de la denuncia profética,
Teniendo en cuenta la presencia de obispos en el tan vivo por entonces con ocasión de las denuncias,
Consejo del Reino y en las Cortes, las siguientes conclu- multas y cárceles de sacerdotes a causa de homilías
230 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 231

consideradas subversivas por las autoridades guberna- sus derechos de ciudadano, reconocido como legítimo,
tivas. Decía textualmente: y el ejercicio del poder político, del que se afirma que
«ha de tener presentes los riesgos que el ejercicio de
«Como es función de la Iglesia sacar a la luz y enjuiciar privada y
ese derecho pone a su fidelidad sacerdotal». Más ade-
públicamente desde el Evangelio los problemas que afectan a los hom-
bres, el ministerio, en el ejercicio de su servicio de la Palabra, ha de en- lante se matiza: «El sacerdote, en todo caso, puede y
juiciar evangélicamente las situaciones concretas en que se encuentra debe cooperar unido a cuantos aman y cultivan la justi-
la comunidad (Gaudium et spes, 76). cia, sin violencias ni engaños la edificación del mundo
La Asamblea afirma que es propio del ministerio y no de cualquier en la verdadera paz» (GS 92-93) ... Esto puede llevarle,
institución política o estatal, determinar el sentido eclesial y los límites en circunstancias sociopolítica ambiguas, en las que
intrínsecos del enjuiciamiento evangélico sobre situaciones concretas. pueden darse conflictos al tener que tomar decisiones
En las confrontaciones sociopolíticas en las que una sola de las op- personales, siendo fiel a su conciencia, iluminada por el
ciones esté conforme con la conciencia cristiana, teniendo en cuenta Evangelio».
los derechos humanos fundamentales y la vigente doctrina de la Igle- «En esta alambicada conclusión -sigue comentando
sia, el ministerio tiene que solidarizarse con ella. Iniesta- se puede traslucir la delicada situación, no in-
En el caso de confrontaciones en las que el ministro de la Iglesia no frecuente por entonces, de algunos sacerdotes que por
disponga de una única opción clara y concreta en el magisterio de la
motivos de conciencia y por criterios de justicia social
Iglesia, su actuación como ministro de la comunidad deberá tener en
cuenta el juicio de la misma en sus diversos niveles y sectores, un co-
se comprometían más o menos con partidos de izquier-
nocimiento lo más completo y objetivo posible del problema, y, en da ¡clandestinos, naturalmente!
todo caso, procurará que la comunidad avance hacia actitudes más A pesar de todo, creo que en este aspecto era más el
evangélicas respecto al problema en cuestión». ruido que las nueces. En realidad, fueron muy pocos los
sacerdotes que se comprometieron en opciones políti-
Afirma el obispo Iniesta que «la misma longitud ex- cas de partido, al menos por lo que yo sé de Vallecas,
cepcional de esta nota y de sus muchos matices y acla- que era precisamente caldo de cultivo propicio a ten-
raciones reflejan la conflictividad y la susceptibilidad dencias sociales y políticas de izquierdas. Más todavía:
con que se vivía este asunto por entonces» 42 . En el mis- en un encuentro con las pequeñas comunidades cristia-
mo sentido, vienen tres conclusiones sobre el ministe- nas de la Vicaría, que aglutinaban militantes muy acti-
rio sacerdotal y su participación en lo político y social, vos, hicimos una encuesta sobre el compromiso ecle-
destacando que «todo trabajo misional en orden a la sial, social, político y sindical. Teniendo en cuenta que
educación de la persona humana tiene un valor político, la mayoría eran laicos y laicas, confieso que yo mismo
positivo y fundamental», así como la educación cívica y me quedé sorprendido y hasta un poco decepcionado
política para el conjunto del pueblo (n. 34). Se reconoce del resultado. No tengo a mano aquellos datos, pero en
la denuncia profética como «función propia del minis- general recuerdo que su compromiso con la Iglesia y la
terio en la Iglesia» (n. 35). comunidad cristiana era total, a tope, lo cual era de su-
En la siguiente se trata de la actuación política del poner y también motivo para alegrarse. El compromiso
sacerdote mismo, distinguiendo entre el ejercicio de en obras sociales era también muy alto, cosa también
muy buena y necesaria. En cambio, el compromiso sin-
42. A. INIESTA, Recuerdos de la Transición (Madrid, PPC, 2002), p. 62.
232 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 233

dical y político era muy bajo, lo que, visto desde la teo- católica ya hizo entonces por boca de sus obispos y
logía del laicado y teniendo en cuenta el ambiente de presbíteros, mientras que los sucesores de otros colec-
nuestra Vicaría, yo pensaba que suponía un vacío que tivos que también intervinieron en aquella locura fratri-
habría que rellenar»43. cida -¡y de qué manera!- ni han hecho ni se les ha pasa-
En la ponencia VII, «Exigencias evangélicas de la mi- do por las mentes hacer. ¡Y encima lo han pedido y
sión del presbítero en la Iglesia y el mundo de hoy», exigido a los que ya lo hicieron, y después se ha repeti-
aparece la famosa propuesta que tanto dio que hablar do por boca del presidente de la Conferencia Episcopal
en su momento, con escándalo de la prensa del Movi- en la apertura de una Asamblea Plenaria, con toda so-
miento, los políticos del Régimen y sus adeptos, bas- lemnidad)» 44.
tantes sacerdotes y algún que otro obispo. Se refiere a
la Guerra Civil y a la reconciliación entre los españoles:
5. La Asamblea Plenaria de la Conferencia
«La constatación de nuestras limitaciones y el reconocimiento de Episcopal marzo de 1972
nuestros pecados, tanto individuales como colectivos, cometidos en el
ejercicio de nuestro ministerio, nos lleva en estos momentos a pedir La XVI Asamblea Plenaria del Episcopado (6-11 de
perdón por cuantas veces no supimos ser verdaderos ministros de re- marzo de 1972) inauguró una nueva etapa pastoral, in-
conciliación, evangelizadores y constructores de la comunión de nues- dependiente y misionera que se fue acentuando en años
tro pueblo». sucesivos, aunque todavía mantuvo un confesionalismo
que perduró hasta muchos años después.
Comenta Iniesta: «Al no ser aprobada por dos ter- En dicha asamblea plenaria la Conferencia Episcopal
cios, pasó a segunda votación, en la que tampoco fue renovó profundamente sus cargos directivos. El carde-
aprobada. Y es interesante constatar los cambios de una nal Tarancón fue elegido presidente y Mons. Elias Ya-
a otra votación. En la primera: sí, 119; no, 69; con ob- nes, obispo auxiliar de Oviedo, secretario general.
servaciones, 12; en blanco, 27. En la segunda, el sí sube Para la presidencia de las 14 comisiones episcopales
hasta 130; el no baja a 66; no hay votos con observacio- fueron escogidos en general obispos pertenecientes a la
nes, y solamente 9 en blanco. Lo cual quiere decir que línea llamada «abierta» -o por lo menos de centro mo-
entre los negativos, los en blanco y las observaciones, derado- con alguna excepción.
muchos se pasaron al sí, aunque tampoco llegó a los
dos tercios necesarios. La asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de
marzo de 1972 alarmó a los sectores clericales más «in-
De todos modos, moralmente fue un signo de la Con- tegristas», ya que trataron de ver semejanzas con lo que
junta que anticipaba lo que después, con ocasión del había ocurrido en Holanda. Y, en concreto, tres puntos:
Año Santo de 2000 y los gestos y discursos de Juan Pa- 1. Una Jerarquía, cambiada con la intención de mayor
blo II, se ha considerado como purificación de la memo- apertura, que pretendía «abrirse» contra un mal lla-
ria histórica y necesidad de pedir perdón por los erro- mado «inmobilismo»;
res colectivos de otros tiempos. (Cosa que la Iglesia

43. Ibid.,pp.63-64. 44. Ibid.,p.65.


234 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 235

2. Un instituto (el de Pastoral de la Universidad de Sala- vez. Los presidentes de las diversas comisiones episco-
manca), que daba sentido a esa apertura y la promo- pales eran todos nuevos, excepto uno que había sido re-
vía a gran escala; elegido. Había más juventud en los altos cargos, de los
3. Un Sínodo (la Asamblea Conjunta de 1971), que la cuales tres no habían cumplido los cincuenta años.
ponía en práctica, contra el parecer y la voluntad de De todas formas, aparecía también claramente el de-
muchos obispos y fieles. seo de continuidad. De los diecinueve miembros de la
comisión permanente, sólo tres no asistieron al concilio
La transformación operada en la Jerarquía se puso Vaticano II. El resto eran obispos veteranos, muy experi-
en evidencia durante la citada asamblea plenaria de mentados en cargos representativos de la misma Confe-
marzo de 1972. En sus votaciones, la negación del voto rencia Episcopal y nueve de ellos pertenecían a la ante-
a los obispos dimisionarios y su concesión a los auxi- rior permanente.
liares tuvo como resultado inmediato la eliminación Comenzaba, por tanto, una nueva etapa de la vida de
para las presidencias de las comisiones de los prelados la Iglesia en España. Un reajuste directivo en los orga-
más ancianos. nismos nacionales del Episcopado, que proporcionaría
La XVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episco- dinamismo a los planes de pastoral.
pal, de marzo de 1972, que dedicó la mayor parte de
sus deliberaciones a la renovación de sus cargos direc- 6. Distanciamiento del Régimen
tivos, se inauguró en un clima de tensión y nerviosismo
informativo, a causa, principalmente, de la amplia di- El problema básico que encontró la Conferencia para
vulgación que se había dado al documento de la Sagra- aplicar a España las orientaciones conciliares, fue el de
da Congregación para el Clero. la vinculación de la Iglesia al Régimen de Franco, conse-
El discurso de apertura del cardenal Tarancón, reafir- cuencia de la actitud que tuvo que tomar, por ley de
mado por las palabras de Pablo VI y la carta del cardenal- vida, en la Guerra Civil. No se puede olvidar, además,
secretario de Estado, que el mismo cardenal Tarancón que el Estado, confesionalmente católico, era una tradi-
transmitió en su detallado informe clarificaron las dudas ción secular en España; era la tesis que siempre había
y confusión iniciales, permitiendo que el trabajo de la presentado el Derecho Público Eclesiástico. Los obispos
asamblea se centrase serenamente en los objetivos seña- y la Santa Sede, por ese motivo, habían aceptado el Es-
lados en su convocatoria. El primero y más importante tado confesional. Creían que era la única solución co-
-como ya se ha indicado- fue la renovación de cargos. rrecta para España, mayoritariamente católica.
Un examen desapasionado y objetivo de la nueva Como el Concilio había proclamado explícitamente
composición de los organismos directivos de la Confe- como tesis la libertad religiosa, y tan sólo admitía como
rencia Episcopal mostraba con evidencia que los obis- excepción el Estado confesional que, por principio, no
pos habían buscado una renovación en la continuidad. admite plenamente esa libertad, la Conferencia, en los
La comisión permanente, sin duda el organismo más primeros momentos de su andadura, se encontró con
significativo, había cambiado en un cincuenta por cien- un problema difícil y complejo; prácticamente, resulta-
to. Ocho prelados formaban parte de ella por primera ba insoluble.
236 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 237

Fueron muchos los seglares, religiosos y obispos públicamente que los obispos no debían hablar por se-
que, en un principio, creían necesario defender en Espa- parado, sino a través de la Conferencia, afirmase enton-
ña la confesionalidad del Estado y mantener, mientras ces que ésta no tenía reconocimiento jurídico y que ca-
se pudiera, la unidad católica. El hecho de haber vivido recía de autoridad para terciar en esos debates. Fue
la guerra marcó a todos. La guerra, pensaban la mayo- entonces también cuando otro ministro afirmó pública-
ría, había sido una «cruzada», una lucha para defender mente que el documento de la Conferencia sobre liber-
el cristianismo y sus valores morales en contra del ma- tad de asociación no era un documento oficial de la Igle-
terialismo, léase comunismo. Y ceder en este punto, pa- sia, sino que manifestaba simplemente el parecer «de
recía una auténtica traición. unos cuantos ciudadanos».
Los obispos encontraron serios obstáculos a la hora La tensión fue creciendo, pero no se produjo un au-
de aplicar rectamente las orientaciones conciliares. téntico choque. Se vislumbraban claramente las dificul-
Aunque muchos las habían aceptado de corazón. Hubo tades que sugerían en el momento de aplicar definitiva-
grandes indecisiones en los primeros tiempos. Pedían mente el Concilio a la realidad española.
la libertad religiosa pero se mantenía a la vez la tesis Ya en esos tiempos, había cambiado el panorama
confesional, que la hacía extraordinariamente difícil. En dentro de la Iglesia. Eran mayoría los que miraban más
la década de los sesenta, sin embargo, y con el desarro- el futuro que el pasado, y estaban convencidos de que
llo económico, se produjo un cambio muy profundo en la Iglesia tenía que prepararse y tomar posturas claras.
la sociedad española y también entre los católicos. La Y esto lo iba exigiendo también un pueblo que política,
Conferencia Episcopal, al final de esa década, se rejuve- social y religiosamente, había iniciado un rumbo que lo
neció, también notablemente. Los nuevos obispos eran alejaba cada día más de las posturas y hasta las convic-
distintos: reflejaban, lógicamente, el cambio que había ciones anteriores.
producido en la sociedad y en la comunidad eclesial. El cardenal Tarancón era vicepresidente de la Confe-
Fue entonces cuando la Conferencia empezó a distan- rencia Episcopal cuando tuvo que presidir-como presi-
ciarse del Régimen. No precisamente de sus principios, dente en funciones por la enfermedad de Mons. Morci-
sino de su actuación. La Conferencia hizo unas denun- llo- la Asamblea Conjunta y también la plenaria en la
cias proféticas en el documento sobre la pobreza en Es- que los obispos pusieron muchos reparos al «Proyecto
paña, sobre la libertad de asociación -especialmente en de Concordato ad referendum». Estos acontecimientos
el campo sindical-y se declaró abiertamente defensora ocurrieron en 1971 y marcaron definitivamente el rum-
y patrocinadora de los derechos humanos que no esta- bo de la Conferencia.
ban suficientemente reconocidos. Estos primeros pasos Fue hasta cierto punto lógico que tanto los políticos
fueron tímidos, pero sirvieron para que tanto la socie- como los grupos católicos que repudiaban la apertura
dad como el Estado se diesen cuenta de que la Iglesia de la Iglesia a la nueva realidad social, y veían con ma-
quería asumir con decisión las orientaciones conciliares. los ojos la independencia de la Iglesia de todo poder,
Y empezaron los recelos de los políticos contra la atacasen principalmente al que había tenido que presi-
Conferencia Episcopal. Es curioso que el mismo minis- dir esos acontecimientos. No se utilizó aún la palabra
tro de Justicia que, en años anteriores, había afirmado «taranconismo», pero ya empezaron a hacer responsa-
238 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 239

ble al cardenal Tarancón de la nueva marcha de la Igle- Pero era necesario además que apareciera claramen-
sia. Decían que estaba aplicando indiscriminadamente te delante de todos tanto la fidelidad de la Conferencia
los principios conciliares y las orientaciones de Pablo VI a la Santa Sede como el apoyo de la Santa Sede a la Con-
a la Iglesia Española. La única, según ellos, que mante- ferencia Episcopal.
nía la integridad de la fe y conserva las «saludables tra- Los obispos españoles estaban dispuestos no sólo a
diciones». manifestar siempre claramente esa fidelidad sino a uti-
Y como presidente efectivo de la Conferencia, el car- lizar todos los medios que parecieran convenientes y
denal Tarancón tuvo que llevar a la práctica las decisio- que la Santa Sede desease para lograrlo.
nes de la misma. Estas decisiones ya iban, de una mane- A cambio pedían que la Santa Sede acudiera en su
ra clara, en el camino de la total independencia política, defensa y ayuda cuando fueran denunciados por razo-
económica y social, de la Iglesia y del Estado. Muchos nes políticas y que manifestara su conformidad con las
empezaron a darse cuenta entonces de que el talante de orientaciones de la Jerarquía española, como hizo Pa-
apertura y diálogo del cardenal recogía los deseos de la blo VI en algunas ocasiones dando a entender que con-
inmensa mayoría de la sociedad, tanto creyentes como fiaba plenamente en el camino emprendido por la Con-
no creyentes. Fue entonces cuando algunos políticos y ferencia Episcopal Española.
periodistas empiezan a hablar de «taranconismo» para Una repetición del hecho que se produjo en febrero de
definir una actitud eclesial concreta y una actitud bien 1972 con la difusión abusiva del documento de la Secre-
definida frente al Estado. taría de la Sagrada Congregación del Clero -hecho que
Hubo comentarios fuertes de todo signo. Muchos in- Pablo VI deploró personalmente- hubiera sido funesto.
formadores, trasladando a la Conferencia sus esquemas No se podía olvidar que algunos españoles que, al
informativos políticos, hablaron de obispos fieles e in- parecer, tenían influencia en la Santa Sede, secundaban
fieles a Roma. Cosa que, objetivamente, era un absurdo. la postura del Gobierno Español y tenía interés en que
Y no sólo porque la comunión con el Papa ha sido siem- apareciera la Conferencia Española en disconformidad
pre una de las condiciones esenciales en el ejercicio del con la Santa Sede.
ministerio episcopal, sino porque los obispos españo- Esto era muy peligroso ya que, al no tener las confe-
les -siempre y también entonces- fueron fidelísimos al rencias episcopales, per se, una autoridad jurídica, sus
sucesor de Pedro, que en aquel momento se llamaba Pa- decisiones, salvo casos concretos, no son vinculantes.
blo, como antes se había llamado Pío o Juan. Sólo cuando lo indica el Derecho Canónico o cuando la
El cardenal Tarancón fue, además, escogido perso- Santa Sede, por propia iniciativa, o a petición de la mis-
nalmente por Pablo VI para ejecutar su proyecto de re- ma Conferencia, les da ese respaldo jurídico.
novación conciliar de la Iglesia en España. Bajo su pre- Las Conferencias episcopales, sin embargo, tenían y
sidencia, la Conferencia Episcopal tuvo a gala su fidelidad tienen un gran peso moral. Y esto puede presionar y
a la Santa Sede y la adhesión incondicional al magisterio hasta coaccionar a determinados obispos, especialmen-
de Pablo VI. En todas sus actuaciones obró siempre de te a los que por su carácter tímido o poca experiencia
acuerdo con la nunciatura apostólica y aceptó sin discu- todavía en el ejercicio del ministerio tienden a apoyarse
sión cualquier consigna u orientación de la Santa Sede. en las decisiones comunes.
240 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 241

La acción del cardenal Tarancón tuvo una especial re- no y pronunció unas palabras en las que se remontó al
levancia en la década de los setenta. La vida de la Iglesia año 1936 y afirmó que la Guerra Civil fue en realidad
durante estos diez años estuvo agitada por graves divi- una guerra por la independencia:
siones internas en la acción pastoral y en la misma doc- «¿Es que alguien puede dudar de que si hubiera perdido la guerra,
trina de la fe, disminución de vocaciones, crisis de va- España no sena desde entonces un país comunista?, y ¿acaso los países
lores morales, al par que sostenida por una profunda y comunistas tienen independencia política?»
positiva renovación de la catequesis, de la pastoral li- Se refirió también a la persecución religiosa. «En la España roja
túrgica, de estructuras pastorales, de clarificación de la -dijo- se arrasaron los templos, en una segunda edición conegida y
misión de la Iglesia ante la sociedad civil. La vida políti- aumentada del sistemático incendio de iglesias con que se inauguró la
ca y social de este período se ha caracterizado por los II República española; se prohibió toda manifestación y, por el solo
conflictos sociales, el auge del terrorismo, la transición hecho de creer en Dios, fueron asesinados trece obispos, 7.933 sacer-
política del Régimen del General Franco al sistema de- dotes, religiosos y religiosas y muchos millares de seglares, sin que,
mocrático. La actuación del cardenal Tarancón en este felizmente y para gloria de estos mártires, ni los pelotones de ejecu-
período, al frente de la Conferencia Episcopal, fue de ción ni los tormentos de las checas soviéticas, fueran capaces de pro-
decisiva importancia para que la transición política se ducir ni un solo caso de apostasía, no ya en los religiosos, sino tan si-
quiera en los seglares, entre los que se contaban mujeres, ancianos y
hiciera de forma pacífica. No se puede olvidar que en
muchachos casi niños».
este período las tensiones internas de la Iglesia tienen
Su Santidad Pío XI decía en su encíclica Divini Redemptoris, el 17
múltiples conexiones con las tensiones de la vida polí- de marzo de 1937: «El furor comunista no se ha limitado a matar obis-
tica. La acción del cardenal como líder espiritual se pos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, buscando en
orientó a promover la concordia, el diálogo, la reconci- modo particular a aquellos y a aquellas que precisamente trabajaban
liación, el respeto a los derechos humanos, la indepen- con mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha ma-
dencia y autenticidad de la misión de la Iglesia. Le tado a un gran número de seglares de toda clase y condición, asesina-
acompañaron con su apoyo los obispos desde la Confe- dos, aún hoy día en masa, por el mero hecho de ser cristianos, o al me-
rencia Episcopal. nos, contrarios al ateísmo comunista. Y esta destrucción tan espantosa
es realizada con un odio, una barbarie y una ferocidad que jamás se hu-
biera creído en nuestro siglo».
7. Polémica con el presidente de Gobierno, A continuación se refirió a la ayuda que, en el orden material, había
Carrero Blanco recibido la Iglesia: «Desde 1939 -precisó- el Estado ha gastado unos
300.000 millones de pesetas en construcción de templos, seminarios,
El 4 de diciembre de 1972, Franco llegó a ser octoge- centros de caridad y enseñanza, sostenimiento del culto, etc. Ningún
gobernante, en ninguna época, ha hecho más por la Iglesia católica que
nario. No hubo ninguna celebración oficial. El Gobierno
Vuestra Excelencia, y ello, y esto es muy importante, sin otra mira que
aguardó al siguiente Consejo de Ministros para felicitar- el mejor servicio de Dios y de la Patria, al que habéis consagrado vues-
le. El estado físico de Franco era más bien motivo de tra vida con ejemplar entrega».
preocupación. «Es lamentable -añadió- que, con el transcurso de los añga^Qgu- ^ ^ s ,
En el Consejo de Ministros del 7 de diciembre, el al- nos, entre los que se cuentan quienes por su condición y caracteifctaeinTp
mirante Carrero Blanco le felicitó en nombre del Gobier- nos debieran hacerlo, hayan olvidado esto, o no quieran racoBlar|o~|' •
\-M BIBLIOTECA,
242 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 243

pero este hecho es lamentable especialmente para ellos, porque Dios la construcción y mantenimiento de colegios y escuelas
sabe bien lo que hay en el corazón de los hombres y... Dios no olvida. no eran sino formas concretas con las que todo Estado
Esto es lo que verdaderamente importa» 45. reconoce en la práctica el derecho fundamental de los
hogares a elegir para sus hijos los centros docentes que
El discurso, con indudable eficacia persuasiva ante ellos deseen.
las masas, indicaba que el Estado español, en sólo un Pero aún cabía decir mucho más. ¿Cuánto se había
aspecto material, había servido a Dios en su Iglesia ahorrado el Estado con la pluriforme aportación de la
aportando a ésta unos 300.000 millones de pesetas «en Iglesia al bien de la comunidad nacional? Sabido era
construcción de templos, seminarios, centros de cari- que, en España, hasta un 80 por 100 de la juventud fre-
dad y enseñanza, sostenimiento del culto...» en los cuentaba en su día los centros docentes de la Iglesia, y
años que mediaban entre el 39 y el 72. que hasta alcanzar esta ejemplar cota fueron muchos
Más de un español hubiera deseado saber qué canti- los miles de millones que el Estado se fue ahorrando,
dad anual había entregado el Estado a la Iglesia desde el dado que las congregaciones religiosas y las diócesis le
comienzo de la guerra hasta 1972. La cantidad era, sin brindaban una solución del problema escolar, que el Es-
duda, impresionante. Pero, quizá no todos habían ad- tado mismo fue, en muchos años, incapaz de abordar
vertido que esas cifras sumaban datos muy heterogé- con suficiente aliento.
neos. ¿Qué cantidades se habían empleado «en servicio Sabida era igualmente la aportación de la Iglesia en el
de Dios» y qué cantidades «en servicio a la Patria»? El campo de las escuelas profesionales, cuando práctica-
discurso admitía esta doble dimensión del empleo dado mente no existían tales escuelas de creación estatal. ¿En
a esos 300.000 millones; pero, tal como se afirmaba, pa- cuánto debía valorarse esta aportación a la educación
recía que ambos conceptos eran sinónimos, o, al me- técnica de la juventud obrera y en cuánto los beneficios
nos, inseparables. que tales instituciones habían aportado a nuestra in-
En el total de esos 300.000 millones se habían inclui- dustria?
do muchos gastados en menesteres más patrióticos que Por lo que hacía a hospitales, asilos, clínicas, guarde-
eclesiales. Las obras de conservación, restauración, re- rías infantiles, casas de misericordia, comedores, etc.,
mozamiento de nuestro patrimonio artístico-religioso la aportación de la Iglesia representaba tantos muy al-
miraban tanto o más al servicio de la Patria que al servi- tos, que, evaluados en millones, arrojarían cifras fan-
cio de Dios. El mantenimiento de nuestras históricas y tásticas. Y ello sin contar lo que la sociedad española se
modernas bibliotecas eclesiásticas pertenecía de lleno a ahorraba al no facilitar al personal religioso empleado
los objetivos culturales de un Estado. Las aportaciones en estas instituciones sino sueldos ridículos, muy por
a los seminaristas para sus estudios eclesiásticos de- debajo de los salarios mínimos fijados por la ley. Gran
bían parangonarse con las concedidas a estudiantes de parte del personal religioso incorporado a estas insti-
cualesquiera otras disciplinas. Y las subvenciones para tuciones de beneficencia carecía, sin duda, de títulos
profesionales; pero esta deficiencia, lamentable cierta-
mente, se había visto más que compensada por la dedi-
45. El discurso íntegro de Carrero Blanco fue publicado por la prensa diaria el 8
de diciembre de 1972.
cación generosa de tantos religiosos y religiosas a sus
244 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 245

tareas asistenciales, y, sobre todo, por haber sacado las más altos niveles de la Administración del Estado, entre
castañas del fuego cuando el Estado no podía hacer otras, lo habían reconocido. Cabía, por ello, muy bien
frente a tantas responsabilidades. que la Iglesia de España, y precisamente para subrayar
Trescientos mil millones de pesetas eran, a no du- su agradecimiento, entendiera que debía responder a la
darlo, muchos millones. Merecían gratitud. Pero eran nueva conciencia de la sociedad, hecha de mayor afir-
cuentas muy parciales. Había que comparar esas sali- mación de los derechos humanos, de más alertada
das con las otras -mucho más elevadas- que la socie- conciencia de la dignidad personal, de una afirmación
dad española habría tenido que invertir si la Iglesia se más clara de sus derechos y deberes democráticos, de
hubiera cruzado de brazos ante tantas necesidades de una mayor voluntad de participación en la gestión pú-
los españoles. blica, de una libertad más amplia... Cuando la Iglesia co-
No todo, sin embargo, era cuestión de millones más menzaba -porque se trataba tan sólo de un comienzo- a
o de millones menos, con ser tan importante este extre- hablar de todos estos argumentos, no olvidaba lo que
mo. El respaldo moral de la Iglesia al nuevo Estado era del Estado había recibido, sino que entendía que, en
invalorable. Respaldo moral que sirvió para aunar las aquel momento histórico, su contribución al bien de la
voluntades en torno al nuevo Régimen. Respaldo moral sociedad postulaba de ella una respuesta autorizada a
que dio carta de legitimidad ante no pocos al alzamien- los nuevos ideales de libertad, democracia y partici-
to militar. Respaldo moral que consiguió para la nueva pación que bullían en el pueblo.
España el reconocimiento de las naciones. Respaldo En realidad, el almirante Carrero Blanco torció las co-
moral que hizo de la causa de la cruz y de la causa de la sas más de lo que hubiera convenido, planteando así
espada una misma realidad. ¿Cómo se valoraba esto? los conflictos de Iglesia y Estado en términos de toma y
Era ingrato desconocer esta aportación de la Iglesia, daca. Su afirmación pública de que el Régimen de Fran-
y así como la aportación del Estado a la Iglesia era me- co llevaba ya dados a la Iglesia más de trescientos mil
recedora de gratitud, más aún lo era la aportación de la millones de pesetas armó la tremolina en la prensa de
Iglesia al Estado, porque, a la postre, resultaba muy di- todos los matices. Hubo quien se apresuró a exigir que
fícil afirmar quién había sido el benefactor y quién el fa- los obispos justificaran el empleo de esos miles de mi-
vorecido. llones recibidos.
El discurso aludía, además, a lamentables olvidos, Pero se trataba de cuentas del Gran Capitán: la suma,
refiriéndose, sin lugar a dudas, a sacerdotes y obispos, totalmente arbitraria, se refería a «cierto concepto de
dado que se dirigía muy explícitamente a personas que Iglesia» y a «cierto concepto de dinero». La reconstruc-
«por su condición y carácter» eran las menos llamadas ción nacional después de las destrucciones de la Guerra
a olvidar todo lo que el nuevo Estado había hecho en fa- Civil habían pasado por diversas fases organizativas:
vor de la Iglesia. fueron primero las «regiones devastadas», luego el Ins-
Podía ocurrir, sin embargo, que estos tales no proce- tituto Nacional de Colonización y, paralelamente, los
dieran con lamentable olvido, sino impulsados por sus presupuestos ordinarios de cada ministerio los que le-
responsabilidades. La sociedad española de entonces vantaron las parroquias destruidas como los ayunta-
no era la de treinta años antes. Numerosas voces de los mientos en escombros, las casas cúrales como los cuar-
246 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 247

teles de la Guardia Civil, seminarios y cárceles, estadios verdadera y enorme era la aportación económica del Es-
y noviciados. tado al personal, estructura y actividad de la Iglesia.
Este discurso del almirante, difundido por la Prensa, Tarancón envió esta carta al almirante Carrero Blan-
y calificado como el «mazazo Carrero» por el diario ma- co, para precisar algunos puntos a raíz de su afirmación
drileño Pueblo, molestó profundamente a muchos obis- sobre la ayuda económica que la Iglesia ha recibido del
pos pues no les parecía correcto que se tratase de pasar Estado:
factura a la Iglesia de todo el dinero que el Estado le ha-
bía dado desde el final de la guerra. Aparte de que la ci- «Leí en la prensa el discurso que pronunció V.E. con ocasión del
fra que dio Carrero Blanco era exagerada, pues se había octogésimo aniversario del nacimiento de nuestro querido Caudillo
(Q.D.G.) y aunque me sentí aludido y hasta herido -¿por qué no decir-
sacado de unos cálculos que le hicieron en el Ministerio
lo?- porque se juzgaba de mis intenciones y de mis sentimientos más
de Justicia en unos folios y en los que había cosas tan íntimos -me había de considerar el primero entre los que "por su con-
graciosas como incluir entre lo dado a la Iglesia todo el dición y carácter" menos debían olvidarse de ser agradecidos creí que
coste de la construcción del Valle de los Caídos. La cifra era preferible callar- ¡lo he de hacer tantas veces!, porque suponía en
parecía de las cuentas del Gran Capitán. Y, aparte de la V.E. recta intención -aunque me pareció, la verdad, que no andaba a la
cantidad, lo cierto es que los obispos siempre pensaron par la prudencia- y porque siempre estoy dispuesto a disimular y per-
que el Estado ayudaba no a la Iglesia institución sino al donar pro bono pacis para que no se rompa la concordia y hasta la cor-
pueblo español que quería ser católico. Ese pasar la fac- dialidad que debe existir entre las autoridades civiles y eclesiásticas en
tura pidiendo a cambio una pleitesía política fue lo que un país como el nuestro eminentemente -y hasta entrañablemente, me
a muchos obispos les pareció absurdo. atrevería a decir- católico.
Frente al creciente clamor católico de que terminara Pero el eco que ha tenido su discurso -era de esperar- y los comen-
de una vez el derecho de presentación en los nombra- tarios de todo género que ha suscitado y que pueden desorientar toda-
mientos episcopales, el Régimen aumentaba su exigen- vía más a nuestro pueblo sencillo fomentando el distanciamiento y has-
ta el recelo del pueblo de Dios en España respecto a la Jerarquía -a la
cia pretendiendo también la intervención en los nom-
Jerarquía Española y a la Santa Sede- me obligan a dirigirme a V.E,
bramientos de los obispos auxiliares y llegando a con todo respeto y con toda humildad pero con la entereza propia de un
insinuar que la Iglesia traicionaba al Estado introdu- Pastor que tiene, además, alguna responsabilidad nacional como Presi-
ciendo ecónomos en lugar de párrocos. Los políticos es- dente de la Conferencia Episcopal para pedirle en servicio a la verdad
cuchaban con gusto los halagos de «su» prensa, sin caer y a la justicia y por amor, no a las persona de los jerarcas sino al pueblo
en la cuenta de que interpretaba como voz del pueblo el sencillo y creyente de España, que se aclaren debidamente las afirma-
eco de su propia voz en aquélla. ciones que V.E. ha dicho pública y solemnemente y que, además de in-
La polémica sobre los obispos se agrió cuando esa ducir a la confusión y hasta al error, pueden ser causa de disensiones
prensa oficiosa y de ultraderecha apareó dos ideas, graves que no sabría calcular.
cada una de ellas agresiva: el derecho de presentación Yo me atrevería a señalarle los siguientes puntos que necesitan
era sólo honorífico -¿se diría sólo honorífica la inter- aclaración:
vención de la Iglesia en el nombramiento de los gober- a) ¿A qué se han dedicado los 300.000.000.000 (trescientos mil mi-
nadores civiles? (comentó el Ya, del 5 de octubre de llones) que V.E. engloba como ayuda del Estado a la Iglesia, durante
estos treinta y tres años? Convendría que la opinión pública supiese
1972)-; a cambio de ese mero formulismo, la que sí era
exactamente en qué se han empleado para evitar equívocos.
248 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 249

b) ¿Qué entiende V.E. en el discurso por LA IGLESIA? Forman par- desgracia, en agencias, periódicos y revistas afines al Gobierno- es efi-
te de ella los treinta millones de católicos españoles o se refiere tan sólo caz para defender al Régimen y para conseguir la serenidad y la paz de
a los Obispos, Religiosos y Sacerdotes? nuestro pueblo?
c) ¿Ha prestado la Iglesia algún servicio a la comunidad y al mismo ¿Cree V.E. que el decir claramente o el dar a entender que la Jerar-
Estado, significando esa ayuda un reconocimiento de dicho servicio y quía es "enemiga del Régimen" o que quiere "desengancharse" de él es
una manera de proporcionarle algunos medios -bastante módicos- para una manera eficaz de defender el Régimen y de conseguir la unidad y
realizarlo o ha de considerarse como un mero "regalo" o como un "pri- la paz de nuestro pueblo?
vilegio" que hay que agradecer y pagar? Como Obispo, aunque me duela en el alma que se produzca ese
d) Parece que hubiese sido más honrado y más iluminador para la desconcierto en el pueblo, no me asusto demasiado por esos incidentes.
opinión pública comparar lo que se ha concedido a la Iglesia y lo que La Iglesia está acostumbrada a esas acusaciones. V.E. recordará per-
se ha empleado durante esos treinta y tres años en otras actividades, las fectamente, como lo recuerdo yo, que hace cuarenta años también los
deportivas, por ejemplo, por citar una de las menos trascendentales. dirigentes políticos de la República acusaban a la Iglesia de "enemiga
Quizá con la comparación se hubiese evitado el impacto "escandaloso" del Régimen". Todos tuvimos que pagar las consecuencias de aquello.
que ha producido esa cifra, como si se tratase de algo excepcional dada Pero la Iglesia salió rejuvenecida de la persecución.
a una sociedad ajena a la sociedad española. ¿Cree V.E. que la excusa de defender a la misma Iglesia -no sé
No se puede olvidar que lo que da el Estado a la Iglesia, a los De- cómo pueda defenderse contra el Papa y los Obispos- y el aprovechar-
portes, etc., es dinero de la sociedad que el Estado administra en bene- se de algunos sacerdotes o de algún miembro de la Jerarquía para opo-
ficio de la misma sociedad. Comparando las cantidades de éstos y nerse a lo que indica la Santa Sede o la Jerarquía Española es el medio
otros servicios con el deseo y hasta la necesidad que de ellos tiene el eficaz -no digo ya para defender a la Iglesia- sino para defender al
pueblo se podría juzgar rectamente. mismo Régimen y conseguir la paz de nuestro pueblo?
e) Si la guerra fue una CRUZADA -y nunca he dudado yo de ello; Precisamente porque siempre he creído -como Obispo y como es-
estoy totalmente de acuerdo con lo que dijeron los Obispos de enton- pañol- mirando al bien de la Iglesia, al bien de mi Patria y al bien de
ces en la CARTA COLECTIVA- y como consecuencia de la guerra que- la Autoridad pública -que no son éstos los procedimientos eficaces es
daron destruidos muchos templos y locales religiosos, parece, ade- mucho mejor el diálogo y la inteligencia mutua en un plan de cordia-
más de lógico, de estricta justicia que el Estado emplease una parte de lidad- cuando me di cuenta del clima que estaba creando la prensa
lo que daba la comunidad que hizo la CRUZADA para satisfacer sus con respecto al tema que había de tratar la Conferencia Episcopal
necesidades. tomé yo la iniciativa de hablar con el Gobierno y me reuní con los
Lo que más me ha conturbado y entristecido es que se ha tomado Sres. Ministros de Asuntos Exteriores y de Justicia-que son los que,
su afirmación como si V.E. quisiera pasar la factura a la Jerarquía en según me han dicho, representan al Gobierno para tratar esos asuntos-
estos momentos. Comprendo que no sería ésa su intención. Pero en para darles la seguridad no sólo de que no intentábamos romper, sino
estas circunstancias, cuando se había hecho una gran campaña de que no queríamos plantear ningún problema. Incluso me ofrecí a ha-
prensa en la preparación de la última Asamblea de la Conferencia y se blar con ellos cuando la cosa estuviese madura para ponernos de
han dicho tantas cosas después sobre el tema tratando en la misma acuerdo en la manera de hacer las cosas, porque si yo quiero y he de
"Colaboración de la Iglesia, la sociedad y el Estado", no es extraño que querer en conciencia la independencia de la Iglesia quiero con la mis-
se diese a sus palabras ese sentido. Y esto me parece gravísimo, no sólo ma fuerza y también en conciencia la cordialidad en las relaciones y
bajo el punto de vista religioso y eclesial, sino incluso en un orden pa- estoy dispuesto a hacer todo lo posible -aunque sea incomprendido
triótico y político. por las dos partes- para conseguirlo. Bien claramente manifesté mi
¿Cree V.E. que este procedimiento de insinuaciones malévolas o de posición en el discurso de apertura de la Conferencia que tenía la pre-
francas acusaciones contra la Jerarquía -que tanto se prodigan, por tensión de crear un clima de serenidad y de confianza.
250 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 251

Por eso me ha conturbado y entristecido tanto esa interpretación tió más tarde en otra conversación con el cardenal, por
que aun sin entrar en los cálculos de V.E. - quiero creerlo- había de ser eso Tarancon la usó después en la homilía de su funeral.
la que hiciesen casi todos los lectores.
Creo que todavía estamos a tiempo para reconocer los fallos que «Este incidente es indicativo -según la opinión de López Rodó-
cada uno hayamos podido tener y dialogar serenamente sobre lo que a del creciente deterioro de las relaciones entre un sector de la Jerarquía
todos interesa solucionar en paz, en armonía y en gracia de Dios. Lo eclesiástica española y el Estado. De una postura de progresivo distan-
que sí me atrevo a decirle en nombro propio y en el de mis hermanos ciamiento iniciada con el cambio de signo de la Conferencia Episcopal
en el episcopado es que esos "procedimientos" -tanto respecto a la a consecuencia del nombramiento de un buen número de obispos auxi-
Conferencia Episcopal como a la Santa Sede- no sirven más que para liares al margen del privilegio de presentación y del acceso del carde-
empeorar las cosas con perjuicio de todos, menos de la Iglesia, créame, nal Tarancon a la Presidencia de la Conferencia, se estaba llegando a
que ya ha pasado en sus veinte siglos de historia por todos los trances una situación de tensión» 48.
sin que haya fallado nunca la promesa de Jesucristo, a pesar de la fra-
gilidad de quienes le representamos en la tierra. Por otra parte, no sorprendía esta actitud del Gobier-
Perdóneme, Excelentísimo Señor, si alguna palabra ha podido no porque no era nueva, ya que un año antes la agencia
molestarle. Le he escrito -bien lo sabe Dios- porque mi conciencia de «Europa Press», a través de un Servicio de Información
Obispo y de español que quiero el bien de la Iglesia pero quiero, a la Religiosa, había divulgado a los cuatro vientos la noti-
vez, como el que más, el bien de mi Patria y de las Autoridades que cia de que el Estado entregaba anualmente a la Iglesia,
ahora la rigen, me ha obligado a ello. una subvención total de unos seis mil millones de pe-
Le bendigo con todo afecto y me considero su amigo y s.s. en Cristo. setas. La información fue divulgada con fecha del 25 de
P.S. Nadie conoce la existencia ni el contenido de esta carta. La he noviembre de 1971. Desde el momento en que se hicie-
escrito yo personalmente para evitar cualquier indiscreción; soy cons-
ron públicas las gestiones de la Santa Sede, y las perso-
ciente de mi responsabilidad. V.E. puede utilizarla como quiera -yo no
nales del Papa, en orden a hacer efectiva la libertad de
la daré a conocer a nadie mas que, si acaso, al Caudillo por respeto y
lealtad a su Persona-; tan sólo le suplico que de utilizarla lo haga ínte- la Iglesia en el nombramiento de los obispos conforme
gramente, para que esté claro mi pensamiento» 46. a los criterios establecidos en el Concilio, y se crearon
las consiguientes tensiones en torno al Concordato de
La carta fue un poco dura, pero lo que más le dolió a 1953, se podía prever que, de una forma u otra, la de-
Carrero fue que Tarancon enviase una copia a Franco, a pendencia económica de la Iglesia respecto al Estado
quien le impresionó y le dijo algo al mismo Carrero. De aparecería como un punto vulnerable en la posición de
hecho éste le escribió inmediatamente al cardenal «una la Iglesia. La comezón por airear este asunto y tras-
carta humildísima, casi demasiado», que empezaba di- ladarlo a los medios de comunicación se hizo más agu-
ciendo: «Quiero que sepa, señor cardenal, que su carta da a partir de la Asamblea Conjunta, en septiembre de
me ha dado el mayor disgusto de mi vida, porque para 1971. La libertad de la Iglesia se afirmó allí en formas
mí ser hijo de la Iglesia es mucho más importante que muy diversas, que para no pocos resultaron sorpren-
ser vicepresidente de Gobierno» 47. Y esa frase se la repi- dentes hasta bordear los límites de lo que creyeron so-
portable.
46. Reproducción fotográfica de esta carta en L. LÓPEZ RODÓ, Memorias III,
pp. 649-653.
47. J. L.MARTÍN DESCALZO, o.c.,p. 192. 48. L. LÓPEZ RODÓ, Memorias III, p. 327.
252 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EL CONCILIO ABRIÓ NUEVOS CAMINOS 253

No puede ponerse en tela de juicio la cantidad, máxi- nal civil unos sueldos normales, ¿a cuánto ascenderían
me cuando había muchos, entre los enterados de estas estos ahorros que la Iglesia de España deparaba a las ar-
cosas, que afirmaban la presencia de un obispo espa- cas del Estado? De todos modos, no era cosa de entrar a
ñol, detrás del nuevo Servicio de Información Religiosa ver quién pagaba a quién. Estamos plenamente conven-
que divulgaba la agencia «Europa Press». Pero, aun ad- cidos de que el Estado salía muy beneficiado -y no sólo
mitiendo esa contundente cifra de los seis mil millones por lo que hacía a la economía- con aquella situación.
(lo que ya era mucho admitir) era necesario pedir que se
desglosasen públicamente las partidas diversas con
cuya suma se llegaba a esa cifra total. Se comenzaban a
saber estos extremos con pelos y señales; pero, precisa-
mente por ello, la opinión pública pedía que se descen-
diera a detalles. ¿Cuánto de ese dinero se dedicaba a la
reconstrucción y sostenimiento de monumentos que, si
eran religiosos, eran también obras de arte y que, en
consecuencia, reclamaban la aportación del Estado fue-
ra de toda consideración religiosa? ¿Por qué se sumaba
como entrega a la Iglesia el total de las becas dadas por
el Estado a los seminaristas y sacerdotes estudiantes y
por qué no se consideraban esas partidas como ayuda
estatal a unos ciudadanos que habían elegido libremen-
te, en ejercicio de su derecho ciudadano, el estudio de
la teología en lugar de entregarse, como sus compañe-
ros, al estudio de la física o de la anatomía?
Pero, aun prescindiendo de estas consideraciones
elementales, ¿cuántos millones se ahorraba el Estado
anualmente en materia de enseñanza y en el campo de
la beneficencia y de la asistencia a los centros sanitarios
por la presencia en estas esferas de elementos eclesiás-
ticos? El seminario de la diócesis de Barcelona había
afirmado por aquellas fechas que los centros de ense-
ñanza de la Iglesia ahorraban a los presupuestos del Es-
tado cantidades mayores que esos seis mil millones de
la subvención estatal a la Iglesia de España. Si se añadía
a ello lo que el Estado se ahorraba en los centros de be-
neficencia y de sanidad, colocando en ellos a religiosas
con estipendios humillantes en lugar de pagar a perso-
TERCERA PARTE

IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD
(1965-1982)
1. Nuevas relaciones tras el Vaticano II

La Iglesia salió de la contienda asociada a los vence-


dores, aunque sabemos también que este bloque no era
monolítico. Los obispos no aprobaron nunca los ele-
mentos totalitarios, pero esta protesta permaneció en-
cubierta por los grandes medios de que disponía el Es-
tado, prohibiendo pastorales episcopales, como la del
mismo cardenal Goma, «Lecciones de la guerra y de la
paz», en 1939. Sin embargo, no se puede simplificar lo
que fueron las relaciones Iglesia-Estado durante los
cuarenta años de aquel Régimen porque, en la medida
en que lo permitieron las circunstancias, los obispos in-
tervinieron en diversos momentos a pesar del clima ge-
neral de armonía existente con las autoridades de un
Estado, con el que la Santa Sede mantenía relaciones
cordiales. A partir de los años cincuenta comenzaron a
producirse los primeros pronunciamientos tímidamen-
te críticos de los obispos.
En 1950 se inició la etapa preparatoria del concorda-
to de 1953, cuyo principio informador fundamental fue
la confesionalidad católica del Estado. De él derivaron
una serie de consecuencias jurídicas, recogidas en las
cláusulas concordatarias, de las que unas las podemos
calificar como favorables al Estado y otras favorables a
la Iglesia.
El lento proceso de transformación de la Iglesia al-
canzó madurez durante el Vaticano II con documentos
tan novedosos para el Episcopado y los católicos espa-
ñoles como la constitución Gaudium et spesy el decreto
258 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 259

sobre libertad religiosa. Nuestra Iglesia tuvo que reali- eos había tomado ya carta de ciudadanía. En la Confe-
zar un gran esfuerzo para enfrentarse con la opción de rencia Episcopal, erigida en 1965 y recién salida del
aceptar las enseñanzas de un concilio ecuménico, que Concilio, predominaba aún la doctrina tradicional. Por
para ella representaba un giro radical en casi todos sus eso desde su presidencia y secretaría se intentó conci-
planteamientos pastorales y en sus relaciones con el Es- liar la doctrina del Vaticano II con la situación creada en
tado y con la comunidad política. Y aceptó este reto con los lustros anteriores. Un buen ejemplo de sí lo cons-
valentía y con humildad, con la confianza puesta en tituyó el documento que publicó la Comisión Perma-
Dios y con el deseos de mantenerse fiel al Evangelio, al nente el 29 de junio de 1966, con sorpresa de no pocos
Papa y al Vaticano II. obispos que iban a celebrar su IIIa Asamblea Plenaria
El mismo día de la clausura del Concilio (8 de diciem- unos días más tarde. En dicha reunión plenaria se leyó
bre de 1965), el Episcopado Español, desde Roma publi- una carta firmada por una docena de prelados que pro-
có un documento «sobre acción en la etapa postconci- testaban por esta intervención dudosamente correcta,
liar» del que recojo dos afirmaciones especiales: «España desde el punto de vista de los estatutos, y tuvo que in-
vive un momento singularmente importante. Está empe- tervenir el Consejo de Presidencia de los Cardenales,
ñada en un ambicioso plan de desarrollo económico-so- para arbitrar en el conflicto. La referida declaración lle-
cial, del que es parte un plan de extensión cultural. La va por título La Iglesia y el orden temporal a la luz del
plena institucionalización de la vida política es, por Concilio. Si se acusaba a los obispos de evadirse hacia
otra parte, una preocupación general de la nación». Esa los planteamientos abstractos, este documento era un
expectación se debía a la prometida Ley Orgánica del buen ejemplo de ello. Aparte de las sutiles alabanzas
Estado que no sería realidad hasta 1967. que se tributaban al Régimen franquista, la tesis central
Sobre la llamada «unidad católica», cuya razón había consistía en relativizar las diversas opciones políticas
impedido los oportunos distanciamientos de la Iglesia que comenzaban a manifestarse públicamente en el
respecto al Estado, los obispos dijeron: «Nos hemos seno de la Iglesia española. Ciertamente nadie podía
adormecido a veces en la confianza de nuestra unidad monopolizar el Evangelio ni el Concilio en favor exclu-
católica, amparada por las leyes y por tradiciones secu- sivo de su opción política. Pero inexplicablemente los
lares». Y era verdad que en ese sueño había dormido la autores de ese texto nada dijeron del Régimen autocrá-
doctrina episcopal durante el período republicano y en tico que había llegado a presentarse precisamente en
los tres primeros decenios del franquismo. Lo nacional nombre de la doctrina católica. Y así, en vez de pedir es-
según esa doctrina, no era posible al margen de lo cató- pacio político para ese pluralismo legítimo que se rela-
lico. La noción «anti-España», que se repitió hasta la sa- tivizaba desde el Evangelio, se desaconsejó a los sacer-
ciedad en ese tiempo, surgió precisamente como un dotes y seglares católicos hacer juicios de valor sobre las
efecto de la identidad «nacional-católica» de España. La leyes dictadas por ese Régimen autocrático. Sutil manera
fe quedó así mediatizada por el patriotismo y, correlati- de abrir paso a aquella Ley Orgánica del Estado que ela-
vamente, el patriotismo por la fe. boraba por entonces el propio general Franco, quien la
Pero el pluralismo político dentro de nuestra socie- presentaría a la nación con visos de Carta Constitucional
dad y, con él, el compromiso político de muchos católi- del Estado Franquista. El Referéndum «dirigido» desde
260 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 261

el poder se celebró en 1967 y los obispos recomenda-


ron la participación como cuestión de conciencia (6 di- la legislación española, cuyo cumplimiento urgieron.
ciembre de 1966). Para la Jerarquía española, y en 1947, la situación era
mucho más difícil. Eran bastante numerosos especial-
El año 1966 fue para la Iglesia el más duro, complejo mente en Francia y en los Estados Unidos, los trata-
y difícil desde que finalizó la Guerra Civil. Existía en distas católicos que estimaban necesario un paso más
muchas diócesis una intensa ebullición y un difuso ma- en el desarrollo doctrinal de la libertad religiosa y que
lestar que, en algunas regiones como Cataluña y Vas- creían superada la postura tradicional del magisterio
congadas, era seriamente preocupante. Siendo muchas eclesiástico. En virtud de esa influencia, de autores de
las reservas del clero, del laicado y de la masa de fieles, nota, se daba el caso de que muchos católicos extranje-
existía públicamente la sensación de que la Iglesia espa- ros secundaban la campaña protestante contra España
ñola estaba enferma. Sin embargo, los espíritus más por falta de información real y sobra de noticias ten-
perspicaces creían que se trataba de una crisis de creci- denciosas que les llevaban a creer en la verdad de la
miento y esperaban que España fuera muy pronto un persecución antiprotestante; pero muchos otros católi-
elemento de gran utilidad para el catolicismo postcon- cos estaban contra la postura de la Iglesia española por
ciliar. En lo que toca a la Acción Católica, se pasó en principio, dando a la tolerancia del culto privado el sen-
esos momentos por el punto más agudo de la crisis, tido de una auténtica persecución a las alturas de nues-
como acabamos de ver. tro siglo.
Sobre la situación de los protestantes en España du-
2. Libertad religiosa rante el Régimen de Franco hay que distinguir una serie
de etapas:
Los obispos españoles estuvieron siempre muy preo- — de 1937 a 1946, caracterizada por cierta tolerancia
cupados por la propaganda protestante. Los metropoli- de cara al exterior;
tanos, en una de sus primeros reuniones antes de la — de 1946 a 1956, singular por la escalada de intole-
Guerra Civil, recomendaron a los obispos que emplea- rancia que en tal espacio de tiempo se observa;
ran contra ella los medios más eficaces, acudiendo a las — de 1957 a 1965, conocida con el nombre de «era Cas-
autoridades civiles «cuando los propagandistas de la tiella»;
herejía quebranten las leyes patrias» y pidiendo su — de 1966 a 1975, donde la declaración de libertad reli-
prohibición. Esta actitud se intensificó después de la giosa por el Vaticano II primero y luego la experien-
guerra y quedó documentada en la primera instrucción cia de la Ley de Libertad religiosa de nuestro país,
colectiva de la postguerra, fechada el 28 de mayo de ocuparon primeros planos.
1948, que había sido acordada en la conferencia de Me-
tropolitanos de febrero de aquel mismo año. En este do- La actitud de nuestro Episcopado era coherente con
cumento rehuyeron entrar en cualquier clase de polé- la postura oficial de la Iglesia en el período anterior al
mica y no intervinieron en la campaña difamatoria Vaticano II, cuando faltaban muy pocos años para la de-
contra el Régimen español. Se limitaron a recordar a sus claración conciliar sobre libertad religiosa y la introduc-
fieles la doctrina tradicional de la Iglesia y el alcance de ción de la correspondiente ley en España, tras varios
262 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 263

años de intenso debate, que comenzó incluso antes del henchida no sólo de implicaciones teológicas y canó-
Concilio. nicas -que afectaban a la Iglesia universal- sino también
La aprobación del decreto conciliar sobre la libertad de implicaciones pastorales, jurídicas e inclusive políti-
religiosa produjo un fuerte impacto en la mayoría de los cas, muy características del contexto español.
obispos españoles que participaban en el Vaticano II. En noviembre de 1966 los obispos dieron las prime-
Los obispos españoles se opusieron hasta el final mis- ras disposiciones para que, allí donde los acatólicos no
mo del Concilio a toda modificación de la postura tra- tuvieran cementerio propio «o no existiera cementerio
dicional de la Iglesia en materia de tolerancia religiosa, civil con la debida decencia», pudieran ser enterrados
pero, una vez aprobada por el Concilio y promulgada en el recinto del cementerio católico. Los obispos no se
por Pablo VI la declaración Dignitatís humánete (7 di- limitaban a hospedar caritativamente a los no católicos,
ciembre 1965), la hasta entonces legítima oposición se sino que urgían al Gobierno para que los cementerios
cambio en adhesión total, demostrando lo sinceramen- civiles fueran mantenidos «en condiciones de dignidad
te que se había incorporado el profundo sentido de la li- y decoro» y no abandonados como huertas. Sin embar-
bertad religiosa. go el Estado español se sintió en el fondo molesto ante
La declaración conciliar sobre la libertad religiosa la exigencia conciliar de traducir a normas políticas el
suscitó notable expectación en amplios sectores del principio de libertad religiosa.
pueblo cristiano en España. Y esto se explica tanto si se Finalmente, fue promulgada la ley del 28 de junio de
tiene en cuenta el estatuto jurídico español de las mino- 1967 por la que se regulaba el ejercicio del derecho civil
rías no católicas, como el sistema de relaciones entre la a la libertad en materia religiosa, ya que no sólo no era
Iglesia y el Estado, condicionado por el hecho histórico y posible adaptarla al nuevo ordenamiento jurídico del
sociológico de nuestra unidad católica. Los no católicos Estado español, sino que era en cierto modo insuficien-
esperaban con fundamento la revisión del ordenamien- te ante la misma concepción del concilio Vaticano II en
to jurídico que a ellos les afectaba en cuanto a su liber- que decía inspirarse. La nueva ley suprimió la situación
tad civil y social en materia religiosa, llevada a cabo con de privilegio, al menos jurídicamente aparente, a favor
sensatez «conciliar» y espíritu ecuménico. Los católicos de la Iglesia católica, y eliminó una cierta restricción de
se interrogaban inquietos por el futuro de la confesiona- libertad para las demás confesiones religiosas. Al mismo
Iidad del Estado español, proporcionada a las exigencias tiempo, supuso el reconocimiento de la religión como
conciliares, así como por las consecuencias que podía elemento fundamental de la sociedad democrática y del
tener para nuestra comunidad de fieles el desarrollo del Estado aconfesional.
pluralismo religioso en un Régimen de libertad religiosa Con esta ley, el principio fundamental de la confesio-
civil y social; en esta línea, preocupó sobre todo el futu- nalidad, se vio transformado por el Vaticano II en el sen-
ro de la unidad católica del pueblo español, que tanto a tido de que el Régimen de reconocimiento especial de la
nivel teológico como pastoral, no podía por menos de religión católica había de ser compatible en todo caso
ser considerada como un «valor religioso» y humano de con el principio y consiguiente Régimen civil de liber-
primera categoría. El hecho es que para los españoles la tad religiosa para todos los cultos. Por consiguiente, de-
declaración conciliar sobre la libertad religiosa apareció bía desaparecer el antiguo Régimen de tolerancia. El
264 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 265
cambio transcendental se produjo mediante la reforma
constitucional del artículo 6 o del Fuero de los Españo- do Seglar con el propósito, al parecer, de controlar la si-
les, que recogía el nuevo principio, salvando el princi- tuación. Como era de esperar, a pesar de los encuentros
pio de la religión única de la nación. En efecto, en virtud de diálogo, el conflicto entre la Comisión y los consilia-
de las disposiciones adicionales de la Ley Orgánica del rios y dirigentes fue inevitable. Durante tres quinque-
Estado, el principio de tolerancia de cultos no católicos nios había ido fraguándose, de modo progresivo e im-
quedó modificado en principio de libertad religiosa. Y perceptible, un peligroso equívoco entre el significado
lo era con el mismo rango que tenía el antiguo principio que daban a la Acción Católica los obispos y el clero de
de tolerancia, es decir, de precepto de ley fundamental. edad madura, entendiéndola como en los 20 años ante-
Por imperfecta que aún fuera esta ley, se había dado el riores, y el que le daban desde dentro quienes vivían su
paso de una confesionalidad excluyeme a una confesio- transformación. Con las mismas palabras se expresa-
nalidad abierta con libertad religiosa, de una regulación ban distintas realidades.
de cultos no católicos mediante simples instrucciones Chocaron dos concepciones de la AC: la que estuvo
ministeriales a una regulación estable por ley. vigente hasta 1959 y la que se había desarrollado des-
pués. AI trato paternal, enérgico en ocasiones y siempre
de positiva estimación y hasta de defensa, del cardenal
3. Crisis de la Acción Católica * Pía y Deniel, sucedieron las destituciones de los consi-
liarios en septiembre de 1966 y las medidas de intento
Al constituirse la Conferencia Episcopal Española, la
de control de los movimientos especializados de AC
mayoría conservadora eligió una Comisión de Apostola-
acostumbrados hasta entonces a actuar con un amplio
margen, a veces excesivo, de autonomía.
1. Sobre la crisis de la Acción Católica, de la que Benzo llegó a ser una de las La Acción Católica especializada tuvo como rasgo di-
figuras más emblemáticas cfr. mi libro sobre Pablo VIy España (1963-1978). Fide-
lidad, renovación y crisis (Madrid, BAC, 19979; pp. 615, 620, 625, 626, 887,998, ferencial su preocupación por evangelizar los ambientes
999; y además otras tres obras fundamentales: la primera es Crisis y conflicto en la descristianizados: obreros, intelectuales, masas anóni-
Acción Católica Española y otros órganos nacionales de Apostolado Seglar desde mas del suburbio. Utilizó como medios de formación la
1964. Documentos. Revisados y presentados por José Guerra Campos (Madrid,
ADUE, 1989), el editor de estos documentos participó directamente en dicha crisis y reunión de equipo con la revisión de vida y la trilogía jo-
conflicto como obispo secretario general de la Conferencia Episcopal y dio su ver- cista, aceptada por todos los movimientos, ver-juzgar-
sión personal de los mismos. Una interpretación antagónica la ofrece A. MURCIA actuar. En la España posterior a 1950 estos movimientos
SANTOS, Obreros y obispos en el Franquismo. Estudio sobre el significado eclesio-
lógico de la crisis de la Acción Católica Española. Prólogo de J. B. Metz (Madrid, Ed.
se mostraron claramente disconformes con las estruc-
HOAC, 1995), que analiza y documenta el agitado período de 1968 a 1975, cuando los turas del Régimen, por creerlas en discrepancia con el
movimientos apostólicos entraron en grave crisis; obra polémica y dialéctica, puede Derecho Natural y la doctrina pontificia, aunque se au-
ser interpretada como contestación clara y directa a la de Guerra Campos, como
demuestran el tono general del libro y, sobre todo algunos ataques personales a dicho
todefinían como católicas.
obispo. La tercera es de E. YANES ÁLVAREZ, La Acción Católica, un don del Espíritu Este dictamen moral y negativo sobre la situación
(Madrid, Federación de Movimientos de Acción Católica Española, 2000), este breve política constituyó quizá el principal factor de distan-
libro, que parte de una conferencia, interesa para la historia porque la segunda parte ciamiento entre la AC especializada y el Episcopado, al
cuenta la crisis de la ACE de 1966-68 y el contexto eclesial y político en que se pro-
dujo, exponiendo los pasos dados para avanzar desde aquella situación. que se acusó de temporalismo, siendo aquella acusada,
a su vez, por los obispos y por el Gobierno de un tem-
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 267
266 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

poralismo de polo opuesto. En tales circunstancias des- miembros de la AC como «beatos y sacristanes», en la
concertaba particularmente que, mientras se aceptaba o década de los 60 se les tachaba de ciudadanos peligro-
no se condenaba el temporalismo potentísimo de algu- sos y hasta de criptocomunistas porque militaban en
nas asociaciones y movimientos católicos, se discutiera movimientos especializados de la misma AC. Muchos
y condenara el mucho más reducido de la HOAC o de la pensaron que constituían una interesante reserva para
joc. el futuro del catolicismo español, aunque los hechos
Es cierto que la Acción Católica de Ambientes distan- posteriores y la situación actual han demostrado lo
ció a los militantes de las parroquias. Pero a ello contri- contrario.
buyó en gran proporción el movimiento de Cursillos de A lo dicho hay que añadir el serio impacto que pro-
Cristiandad, muy benemérito en otros aspectos, pero dujo el Concilio entre los laicos españoles. Desde el co-
que desarticuló los Centros Parroquiales para constituir mienzo lo siguieron con emocionada esperanza y con
grupos mesiánicos, con espíritu de «ghetto», que muy gran euforia, a veces exaltada e infantil. En general, no
difícilmente desembocaron en las filas de la Acción Ca- compartieron las actitudes del Episcopado español du-
tólica. Por otra parte, las parroquias adolecían de un rante las sesiones conciliares y después de ellas.
inmovilismo que asfixiaba a estos militantes del am- Esta discrepancia, junto con la política, estuvo en la
biente, cuya espiritualidad era agudamente misionera. raíz de la crisis que se desencadenó a partir de 1966. De
En ocasiones se sentían más a su gusto entre los aleja- una parte, los obispos, justamente preocupados por las
dos que en los círculos de la piedad tradicional. Esto, tensiones de todos y la desobediencia de algunos, acen-
naturalmente, constituyó un peligro y, en no pocas oca- tuaron la exigencia del jerarquismo como elemento im-
siones, una injusta exageración. prescindible de la AC; de otra, los asociados de los mo-
También es verdad que disminuyó, al menos visible- vimientos y los sacerdotes consiliarios insistieron en
mente, la cantidad de asociados de la ACE, sobre todo que el laicado había adquirido en el Concilio un nuevo
al concluir el Concilio. A esto respondían los dirigentes relieve y una mayor autonomía, y pidieron a la autori-
diciendo que, al ser más rigurosas las exigencias im- dad episcopal un estilo conciliar en el ejercicio de su
puestas al militante, era lógico que la cantidad cediera gobierno pastoral.
a la calidad. Por otra parte, los militantes de los movi- Las conclusiones de las VII Jornadas nacionales de la
mientos especializados rehuían sistemáticamente las ACE (junio de 1966) en las que participaron dirigentes y
grandes manifestaciones públicas a las que tildaban, consiliarios nacionales y diocesanos de todas las Ramas
con cierta exageración, de puramente triunfalistas. Es y Movimientos, fueron sometidas al presidente de la
posible igualmente que la preocupación de muchos de Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, que no las
ellos por los problemas públicos de la Iglesia y de Espa- aceptó ni permitió publicarlas y que, poco después, las
ña restaran vigor al trabajo apostólico individual en sometió a la Comisión Permanente del Episcopado, la
campos más reducidos, pero, a pesar de todo, la HOAC, cual adoptó tres decisiones de enorme repercusión en
la joc, la LLECA, etc., tuvieron cada vez mayor prestigio España y fuera de ella:
en los medios correspondientes y resultaba curioso — desautorizar las conclusiones de la asamblea na-
que mientras, veinte años antes, se caricaturizaba a los cional celebrada en junio de 1966;
268 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 269

— prohibir las reuniones nacionales de verano de los consumieron preciosas energías defendiendo apasiona-
diferentes Movimientos (medida atenuada posterior- damente unos el control, y haciendo valer los otros la
mente por el Pleno de la Conferencia); necesidad de las iniciativas del laicado a la luz del Con-
— sustituir simultáneamente a los cinco sacerdotes que cilio, seguros de que éste les daba la razón.
ocupaban las consiliarías nacionales de más relieve. La situación fue muy compleja porque en el subsuelo
del conflicto latían dos concepciones encontradas so-
Esta última decisión sembró el desconcierto entre sa- bre la Acción Católica sobre el papel del laicado en la
cerdotes y dirigentes seglares, de suerte que en un pri- Iglesia y la preocupación de que la AC no produjera
mer momento apareció muy oscura la solución de la cri- conflictos con el Régimen. No fue fácil, por tanto, en-
sis. A una AC llena de méritos que reclutaba sus socios contrar soluciones satisfactorias para todos. Se intentó
entre personas piadosas, actuaba fundamentalmente en una superación gradual de la crisis, al menos evitando
torno al templo parroquial y aceptaba entusiasmada el escollos y facilitando el diálogo y la confianza. Pero la
Régimen de Franco, había sucedido otra de carácter crisis siguió sin resolverse, mientras la Iglesia estaba ya
más preocupada por los problemas de los ambientes la- directamente comprometida con el complejo proceso
borales, profesionales y culturales, y con actitudes críti- de transición política.
cas frente al Régimen. Aquella AC tuvo sus méritos y
sus riesgos y la nueva tenía los suyos, pero el proceso
era irreversible por ser el resultado de una metamorfo- 5. Consiliarios polémicos: Benzo y Córdoba
sis profunda de la sociedad y del catolicismo español.
Ciertamente la sociedad española de los años 60 era Sacerdote de gran capacidad intelectual, Miguel Ben-
más problemática y arriesgada que la anterior, pero los zo Mestre2 trabajó intensamente en el campo de la Ac-
problemas existen de por sí y no los resuelve ni la año-
ranza ni el freno. A Mons. Guerra Campos, que fue se- 2. Nació y murió en Madrid, respectivamente el 6 de julio de 1922 y el 2 de
cretario general de la Conferencia Episcopal Española y agosto de 1989. Después de haber estudiado dos años de la carrera de derecho en la
Consiliario General de la Acción Católica Española en universidad Central de Madrid, ingresó en el seminario diocesano de la capital de
España, donde recibió la ordenación sacerdotal el 22 de mayo de 1948. Un mes más
aquellos difíciles años, debemos la publicación de una tarde fue nombrado ecónomo de Zarzalejo, ministerio que ejerció desde junio de
imponente colección documental que arroja abundante 1948 hasta julio de 1951. Cursó estudios superiores en la universidad Gregoriana de
luz sobre acontecimientos que aparecían oscuros, con- Roma, desde septiembre de 1951 hasta junio 1954, consiguiendo el doctorado en teo-
fusos y contradictorios. Él mismo indica las claves his- logía. Después comenzó su magisterio como profesor de religión de la universidad
de Madrid y fue también capellán nacional de la JUMAC, desde junio de 1954; profe-
tóricas del conflicto y de la crisis, según aparecen en los sor del seminario Hispanoamericano (1954-1966); director espiritual del colegio
documentos, y que podemos sintetizar de este modo: mayor Jiménez de Cisneros (1956-1959); consiliario de la Junta Nacional de AC
(1959-1966) y de la ACN de R; profesor de religión de la facultad de ciencias de la
— usurpación de representatividad, universidad de Madrid (1960); profesor de la universidad pontificia de Salamanca
— descuido de lo primordial cristiano, (1965); catedrático del Estudio Teológico del seminario de Madrid (1977) y, por
— y contagio marxista, último, profesor de antropología del Instituto Superior de Pastoral, de Madrid.
Publicó: Breviario para mi generación (Madrid, Ed. Victoriano Suárez, 1950), obra
Lo más grave de la situación fue que, por una parte, que recoge sus recuerdos del seminario y sus primeras vivencias en la parroquia de
padecieron los programas apostólicos; y, por otra, se Zarzalejo, un pequeño pueblo de la sierra madrileña; Teología para universitarios
270 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 271

ción Católica, con una visión amplia de las situaciones, si mundo terreno no quede privado del mensaje de la sal-
bien tuvo que separarse de la misma por divergencias vación cristiana», «para ayudar a la sociedad española
con la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar en 1966, en el establecimiento de un diálogo cada vez mayor y
cuando comenzó la profunda crisis de la AC española, mejor» y en ellas tuvo una ponencia sobre los funda-
debido al enfrentamiento entre dos mentalidades dis- mentos lógicos de una concepción cristiana del diálogo.
tintas y contrapuestas a la hora de interpretar el papel Pero en 1966 fue destituido como consiliario por el ar-
de los laicos en la Iglesia tras el concilio Vaticano II, re- zobispo de Madrid-Alcalá, Casimiro Morcillo, que era
presentadas por los obispos, por una parte, y los consi- presidente de la comisión episcopal de Apostolado Se-
liarios y dirigentes seglares por otra; mentalidades tan glar, después de haber recibido una carta de Benzo en la
radicalmente distintas que llevaron a la ruptura total y que éste le hizo ver la conveniencia de modificar algún
a una crisis insuperable, que supuso prácticamente la tanto la rígida postura tomada por la comisión episco-
desaparición casi total de la antigua y gloriosa Acción pal de Apostolado seglar a propósito de la tajante nega-
Católica Española, que tanto bien había hecho a la Igle- tiva a la petición de los máximos dirigentes de la Acción
sia en las décadas anteriores, como auténtica organi- Católica, que pidieron que se les permitiese asistir a las
zación apostólica que completaba y reforzaba la tarea reuniones de la asamblea de la Conferencia Episcopal
pastoral de obispos y sacerdotes a todos los niveles so- de noviembre de 1967 para poder intervenir en las deli-
ciales. Benzo impartió numerosos cursillos y dio char- beraciones, aunque después se quedasen solos los obis-
las, conferencias, ejercicios, etc. y fue junto con Mauro pos para tomar las decisiones que juzgasen convenien-
Rubio, futuro obispo de Salamanca y con Tomás Mala- tes. Éste fue el momento más álgido de la crisis, en la
gón, consiliario de la HOAC, uno de los principales ini- que se vio, según testimonio del mismo cardenal Taran-
ciadores de una nueva pastoral, con métodos renova- cón, que el papa Pablo VI estaba con el sector más reno-
dos, del apostolado seglar. En 1964 tomó parte muy vador del apostolado seglar en España mientras que los
activa en las V Jornadas Nacionales para «analizar la obispos de la mencionada comisión episcopal optaron
distinta problemática del diálogo», «para mejor desem- por una línea pastoral más cerrada. Y el enfrentamiento
peñar el papel de puente entre la Iglesia y la sociedad», de estas dos mentalidades contrapuestas produjo la cri-
«para establecer los necesarios contactos entre la fuen- sis. Según el cardenal Tarancón, Benzo poseía una seria
te de la vida religiosa y la vida profana a fin de que el formación teológica y gran madurez humana, pero no
se entendió con su obispo, Casimirio Morcillo cuando le
pidió que revisase su actitud frente a la Acción Católica,
(1961); Los Sacramentos de la Eucaristía, el Orden y la Penitencia (1965); Moral petición que el obispo interpretó como acusación y por
para universitarios (1967); Sobre el sentido de la vida (Madrid, BAC, 1971); De este
mundo y del otro (1976); Hombre profano. Hombre sagrado. Tratado de antropolo-
ello decidió destituir a Benzo del cargo de secretario ge-
gía (1978); Crisis y futuro del apostolado seglar, en AA. VV., Al servicio de la Igle- neral de la Acción Católica Española. Después se produ-
sia y del pueblo Homenaje al Cardenal Tarancón en su 75 aniversario (Madrid, jeron las destituciones de otros consiliarios y las dimi-
Narcea, 1984), pp. 141-147, breve reflexión sobre el problema central del apostolado siones de los dirigentes nacionales de mayor solvencia,
seglar, tal como se ha planteado en la Iglesia Católica durante los últimos cien años,
con alguna referencia a España; La Acción Católica en una Iglesia abierta al mundo.
lo cual produjo mucho malestar en todas las asociacio-
V Jornadas nacionales de Acción Católica (Madrid, Edic. Acción Católica, 1965). nes de Acción Católica. A partir de 1966 Benzo se dedi-
272 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA 273
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD

có más a la universidad civil, donde desarrolló su apos-


6. Acusaciones del Régimen contra la Iglesia
tolado entre profesores y alumnos, si bien durante los
últimos años su influjo a nivel diocesano y nacional fue A partir de 1968 la situación religiosa española se
disminuyendo progresivamente y perdiendo la inciden- agravó sensiblemente porque los problemas de los se-
cia que había tenido en los primeros años del postcon- glares llegaron también al clero. Las tensiones intra-
cilio con sus ideas renovadoras de apostolado seglar, eclesiales, sobre todo entre sacerdotes y obispos, co-
materia en la que fue un gran experto, y como tal cola- menzaron a salir a la luz pública. El 24 de junio de 1969,
boró oficialmente con el episcopado español, llamado Pablo VI, en su discurso a los cardenales de la Curia Ro-
expresamente como consultor del mismo. mana, recomendó a los obispos españoles que dialoga-
José Manuel de Córdoba del Amo3, perteneció a la Fe- ran con sus sacerdotes especialmente con los jóvenes.
deración de Estudiantes Católicos en sus años de uni- Por aquellas fechas se había agudizado además la pro-
versitario en Madrid. De vocación tardía, ingresó en el blemática concordataria, surgida a raíz del Concilio, ya
seminario de Madrid y después en el monasterio del Pa- que tres disposiciones fundamentales del Vaticano II
rral (Segovia), donde se ordenó sacerdote el 25 de febre- afectaron substancialmente a las relaciones que la Iglesia
ro de 1951, y posteriormente se incardinó en la diócesis había mantenido hasta entonces con el Estado español:
de Barbastro. También trabajó en las de Guadix, Cádiz, — la primera fue la declaración de libertad religiosa,
Granada y Sevilla. Fue profesor de religión del Instituto — la segunda la exigencia de la libertad de la Iglesia en
de Formación Profesional de Enseñanza Laboral, de Ma-
el nombramiento de sus pastores y
drid, y desde 1958 hasta 1966, consiliario nacional del
— la tercera la disponibilidad de la Iglesia a renunciar a
Movimiento Rural de Acción Católica (1960-1966), mi-
privilegios aún a los que había adquirido legítima-
nisterio en el que cesó cuando cesaron otros consilia-
mente.
rios, como Miguel Benzo Mestre, Ramón Torrella, futuro
arzobispo de Tarragona, Gastañaga, López Sáinz de Ro-
Todos los sucesos incluso los sangrientos, que se
zas, Rafael Belda, S.J., un nutrido y selecto grupo de sa-
produjeron en la calle y que atentaron contra el Régi-
cerdotes que aportaron mucho y bueno a la AC en el
men, fueron de alguna manera atribuidos moralmente a
campo de pensamiento y de la acción pastoral. Jubilado
la nueva postura doctrinal de la Conferencia Episcopal.
desde 1990, destacó siempre por su entusiasmo, valen-
Los ministros de Asuntos Exteriores, López Bravo y
tía y amistad, con una personalidad muy acusada.
López Rodó, trataron de convencer a los altos dignata-
rios de la Santa Sede e incluso al mismo Pablo VI sobre
la peligrosa conducta de los obispos españoles, sintién-
dose ellos católicos responsables en la marcha de la
Iglesia española. Los intentos de negociar un nuevo
3. Nació y falleció en Madrid, respectivamente el 24 de septiembre de 1916 y el
Concordato, al margen del Episcopado español, fracasa-
19 de enero de 1995. Desplazado a Santander en 1966, ejerció allí el ministerio
durante algunos años, hasta que regresó a Madrid, siendo nombrado capellán del ron rotundamente. Franco no renunció al privilegio de
Sanatorio Helios, de Guadarrama (1980-1986) y coadjutor de la parroquia de San presentación de obispos, y esto repercutió desfavora-
Aurelio (1986-1990). Publicó varios libros, entre los que destaca Vidriera del sol. blemente en la marcha de algunas diócesis españolas
274 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 275

que estuvieron largo tiempo vacantes, pero ello contri- de solución se encuentran en el marco de la.política in-
buyó a distanciar más a muchos católicos del Régimen terior española.
franquista. La reforma conciliar que en España tuvo la Elementos revolucionarios trataron de utilizar estas
mejor acogida, como se demostró en el campo de la li- cuestiones para levantar banderas de subversión al ser-
turgia, navegó bajo todas estas tormentas que crearon vicio de intereses extraños al país. Solamente una exigua
confusión en los fieles sencillos y ahondaron las divi- minoría de la población local les siguió pero algunos
siones políticas entre el clero y aún entre los mismos grupos de sacerdotes vascos y catalanes se vincularon
obispos. oficialmente a estos movimientos, amparándolos y fo-
El Gobierno hizo patente a la Santa Sede su preocu- mentándolos.
pación porque, a su juicio, la Iglesia interfería en la vida En el País Vasco estos elementos eclesiásticos mi-
política española, mayoritariamente católica, porque noritarios, se señalaron: a) Apoyando moral y material-
eclesiásticos politizados abusaban de la tribuna de la mente, incluso desde los templos, toda clase de mani-
Iglesia, actuaban a veces al servicio de grupos subversi- festaciones contrarias a la unidad española y favorables
vos, sembraban entre los fieles la desconfianza hacia al separatismo vasco, y siendo inductores, cómplices y
sus autoridades civiles y enfrentaban entre sí al pueblo apologistas de actos de terrorismo y bandidaje, viéndo-
católico. se muchos de ellos implicados en procesos graves, b)
La colaboración entre organizaciones católicas obre- Orquestando una campaña de desconocimiento de las
ras y comunistas hacía que en casi todos los conflictos autoridades legítimas, negando a éstas el derecho a la
laborales de inspiración política, aparecieran mezcla- asistencia a actos religiosos en corporación, rehusando
dos miembros de las «Comisiones obreras» y sacerdo- sistemáticamente celebrar actos religiosos ligados a la
tes que respaldaban dichas organizaciones con escri- memoria o en sufragio de los que murieron en la «Cru-
tos, gestiones ante la autoridad civil, organización de zada española», precisamente defendiendo un ideal de
colectas y, en ocasiones, con el pago de multas y soco- cristiandad, así como eliminando de sus parroquias o
rros a huelguistas con cargo a los fondos de «Caritas» iglesias todo símbolo patriótico. Ahora bien, frente a es-
diocesanas. tas actitudes negativas, esos mismos sacerdotes se
Por parte de la Jerarquía se toleraban actos como las mostraron dispuestos a celebrar actos religiosos en me-
Jornadas de «Fe cristiana y cambio social en Latinoamé- moria o sufragio de los adversarios de la unidad espa-
rica», organizadas en El Escorial por los campeones de ñola, colocaron banderas separatistas en sus iglesias y
la «Teología de la liberación». llegaron a rehusar públicamente la obediencia a los
El sector eclesiástico más complaciente con esta si- obispos nombrados por la Santa Sede demostrándose
tuación era el mismo que atacaba los fundamentos ideo- defensores de una «Iglesia vasca».
lógicos y morales que inspiraron el Alzamiento del 18 Preocupaba también al Gobierno el clima de tensión
de Julio contra la «revolución marxista y anarquista». de que la Iglesia parecía querer impregnar su relación
Existían vinculaciones notorias de ciertos grupos con el Estado y acusaba a la Secretaría de Estado del Va-
eclesiales con la agitación separatista vasca y catalana, ticano de alimentar prejuicios contra el Régimen políti-
temas de una problemática compleja, cuyas únicas vías co español y de cultivar la imagen simplista de una Igle-
276 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA 277
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD

sia dificultada en su labor evangélica por su vinculación clusiones contrarias al Estado de la Asamblea Conjunta;
a un Régimen «impopular», del que debía desolidarizar- b) había aceptado las ingerencias, algunas de ellas ca-
se ostensiblemente. lumniosas, de la Comisión Justitia et Pax\ c) toleraba in-
De acuerdo con esta orientación, el nuevo Episcopa- numerables homilías de intención política, que fomen-
do español estaba siendo reclutado sistemáticamente taban el rencor, la rebeldía y el desorden; d) favorecía
entre sectores eclesiásticos hostiles al Gobierno. Esto, una política de denegación sistemática de autorizacio-
según el mismo Gobierno, conduciría a una Jerarquía nes para procesar a eclesiásticos presuntos autores o
monocolor, nada representativa, obligada a tolerar ex- cómplices de delitos tipificados, incluidos en el Código
cesos, empobrecedora y condicionadora de los canales Penal, habiéndose dado 84 casos de denegación en cin-
de información de la Santa Sede. co años.
También acusaba el Gobierno a la Nunciatura Apos- El Concordato de 1953 constituía el marco jurídico de
tólica de ejercer presiones sobre los obispos para impo- las relaciones del Estado con la Santa Sede y la Iglesia ca-
nerles auxiliares de una significación determinada. En tólica en España. Fue en su día el resultado de la acep-
algunos casos, la elección de la Santa Sede recayó sobre tación por el poder temporal de las tesis de la Iglesia. La
personas que habían sido objeto de reparos en seisenas Santa Sede lo consideraba reflejo de una época superada,
y ternas. pero parecía dispuesta a negociar otro concordato más
El Gobierno constató una actitud sistemáticamente acorde con las líneas del concilio Vaticano II. La Santa
displicente de la Santa Sede hacia el Gobierno mismo, Sede se limitó a pedir al Estado español la renuncia al
manifestada públicamente en varias ocasiones: Congre- derecho de presentación mientras que el Gobierno ofre-
so Eucarístico de Colombia, canonización del beato Juan ció en su día la revisión total y creyó haber hecho lo po-
de Ávila, declaración de santa Teresa como doctora de sible para dotar a las relaciones Iglesia-Estado de un
la Iglesia (donde la presencia de la misión oficial espa- instrumento adecuado.
ñola fue ignorada), discurso de Pablo VI en junio de Creía el Gobierno que la situación descrita no era
1969 ante el Colegio Cardenalicio (en que aludió a Espa- buena ni para la Iglesia ni para el Estado. Pero a falta de
ña como país que le inquietaba particularmente), acto otro instrumento mejor se veía obligado a aplicar el
conmemorativo de la Consagración de España al Sagra- concordato vigente, por imperfecto que fuera, con la
do Corazón (en el que se omitió el acostumbrado salu- seriedad máxima. Por ello expresaba su pesar por las
do del Pontífice al Jefe del Estado), y humillante trato reiteradas transgresiones a las estipulaciones concor-
que pretendió infligir al Jefe del Estado el legado car- datarias.
denal Tabera en el VIII Congreso Eucarístico Nacional,
Algunas de estas acusaciones del Gobierno eran
celebrado en Valencia en mayo de 1972.
completamente falsas, otras verdaderas pero exagera-
Eran intolerables para el Gobierno las intervenciones das. En cualquier caso demuestran el nivel de tensión a
de la Conferencia Episcopal Española en el terreno polí- que habían llegado las relaciones entre la Iglesia y el
tico, descendiendo al plano de las soluciones concretas Estado.
a los problemas temporales. En particular, la mayoría
de la Conferencia Episcopal: a) había apoyado las con-
278 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 279

7. La Iglesia anticipa la Transición política


Estado era ya absolutamente irreal y, por tanto, perjudi-
Franco ya decrépito entregó el Ejecutivo a su colabo- cial para la misma Iglesia. Franco no había logrado insti-
rador más fiel: el almirante Carrero Blanco, identificado tucionalizar la participación seria de los ciudadanos y
con el continuismo y con las ideas político-religiosas de era incapaz de reconciliar a los españoles que seguían
los grupos más integristas. El mismo Carrero, al felicitar enfrentados como vencedores y vencidos. La sucesión
a Franco en su 80 aniversario, cifró en 300.000 millones del franquismo se convirtió en la obsesión de todos los
de pesetas la ayuda del Régimen franquista a la Iglesia. españoles responsables. Todo el mundo se temió lo
La denuncia de desagradecimiento, herejía y marxismo peor y los obispos optaron en todo momento por la mo-
dentro de la Iglesia española, llegó a sus cotas más altas deración y el cambio pacífico.
en discursos y declaraciones de hombres del Gobierno. El trienio 1973-1975 de estancamiento político fue
En cumplimiento del Régimen especial penitenciario también el más conflictivo para la Iglesia española. Bas-
para los clérigos que prescribía el concordato de 1953, te citar someramente algunos hechos: ataques en la ca-
se trasladaron a la cárcel de Zamora a sacerdotes dete- lle a sacerdotes en Bilbao (enero 1973) y en Madrid (30
nidos, en su mayoría vascos, que habían de protagoni- abril 1973). Los sacerdotes detenidos en Zamora prota-
zar una serie de conflictos en las relaciones de los obis- gonizaron un tumulto dentro de la misma cárcel en la
pos con el Gobierno. que prendieron fuego al altar portátil y otros muebles
En enero de 1973 el Episcopado español decidió que en noviembre de 1973. Un grupo de «cristianos progre-
había llegado la hora de fijar su posición respecto a los sistas» ocupó la nunciatura de Madrid en señal de pro-
derechos humanos tan conculcados en España y a las testa por las negociaciones secretas del Concordato.
relaciones de la Iglesia con la comunidad política. Se ha- Aparecieron «pintadas» pidiendo la expulsión del nun-
bía celebrado en Roma el convenio eclesial sobre las es- cio Dadaglio y se insultó públicamente al presidente de
peranzas de justicia y caridad y las citas que hicieron la Conferencia Episcopal. El obispo de Segovia, don An-
los obispos de aquel documento publicado por la dióce- tonio Palenzuela, que había hecho unas declaraciones
sis del Papa, con la aprobación explícita de Pablo VI, sobre la situación de los sacerdotes presos en Zamora,
molestaron especialmente al Gobierno de Carrero. «La estuvo a punto de ser procesado. El asesinato del Presi-
acción en favor de la justicia y la participación en la dente del Gobierno, almirante Carrero, fue también oca-
transformación del mundo se nos presentan claramente sión de que la ultraderecha española «nacional-católi-
como una dimensión constitutiva de la predicación del ca» hiciera nuevas inculpaciones morales al clero, a los
Evangelio», afirmaron los obispos en el documento so- obispos y especialmente al cardenal Tarancón.
bre La Iglesia y la Comunidad Política, publicado el 23 En enero de 1974 tomó posesión de la presidencia de
de enero de 1973. Los obispos pidieron espacio político Gobierno Carlos Arias Navarro, un hombre con quien el
para el pluralismo social (n. 20) y en la segunda parte de Ejército y el franquismo se sentían seguros, pero que en
su declaración expusieron los graves inconvenientes sus dos años y medio de mandato demostró su incapa-
que entrañaba el Estado Confesional. El monopolio teo- cidad para conducir la difícil transición política y llevó
lógico de la Iglesia como inspiradora de la doctrina del el enfrentamiento con la Iglesia a situaciones increíbles.
Todos los conflictos de los diez años anteriores podrían
280 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 281

haber tenido un valor anecdótico, si la postura intran-


sigente de este último gabinete del franquismo no los fórmula que la Jerarquía ofrecía para las relaciones en-
hubiera capitalizado torpemente para dividir más a la tre la Iglesia y el Estado, fue la que se contiene en la
Iglesia haciendo prácticamente imposible la acción mo- constitución conciliar Gaudium et Spes(n. 76): autono-
deradora de los obispos. Es verdad que existían dentro mía e independencia de la Iglesia y la Comunidad Políti-
de la Iglesia grupos de sacerdotes y religiosos politiza- ca cada una en su propio campo, sana colaboración en-
dos, entre otras razones porque se negaba teórica y tre ambas para el mejor servicio a la vocación personal
prácticamente la posibilidad a la acción política. Pero y social del hombre.
esta politización se daba entre los eclesiásticos tanto La misma fórmula conciliar de «mutua independen-
por la derecha como por la izquierda. La torpeza del Go- cia y sana colaboración» la hizo suya el Episcopado es-
bierno consistía en perseguir a los sacerdotes que de- pañol en el referido documento sobre La Iglesia y ¡a Co-
fendían la justicia con textos conciliares y proteger des- munidad Política aprobado por 59 votos contra 20. Los
caradamente a los sectores eclesiásticos franquistas. obispos afirmaban: «donde quiera que la colaboración
Torpeza que se volvía en contradicción cuando exigían Iglesia-Estado adopte formas que pudieran estar justifi-
a los obispos imponer la disciplina y la unidad, queján- cadas en un determinado tiempo o lugar, si hoy de he-
dose de no poder reconocer en los obispos los interlo- cho tuviesen aunque sólo fuera la apariencia de ligar a
cutores válidos para dialogar y negociar unas relaciones la Iglesia con una particular cultura o un determinado
más pacíficas. Al mismo Gobierno le hubiera interesado sistema político, sería necesaria una clarificación que
contar con una Iglesia compacta seguro de que la postu- salvaguarde la mutua independencia, garantizada en el
ra resultante hubiera ido por el camino del realismo y ordenamiento jurídico» (n. 43).
de la moderación. Pero la persecución injusta impedía a
la Jerarquía eclesiástica corregir los abusos de algunos 8. Santidad y profecía en 1975
sacerdotes multados o encarcelados por las autorida-
des civiles. La Iglesia española necesitaba distinguirse del resto
Por esas fechas resultaba casi evidente a la inmensa de la sociedad como comunidad religiosa. Para ser mi-
mayoría de los españoles que el distanciamiento entre sionera en una sociedad desarrollada, democrática y
el Gobierno y la Jerarquía de la Iglesia no se hubiera po- pluralista, tenía que comprometerse más con la socie-
dido evitar sin que la Iglesia se hubiera apartado de los dad y menos con el Estado o Régimen político. Tenía, en
intereses, derechos y libertades del pueblo, que el Vati- fin, que apoyarse en los elementos estrictamente reli-
cano II había reconocido como parte del Evangelio; que giosos de su propia identidad: aceptación del Evangelio
entre un Estado injusto, incapaz de encauzar las aspira- y conversión a Dios, celebración sacramental de la sal-
ciones de la sociedad española y las fuerzas progresis- vación y vida fraterna en el Espíritu Santo.
tas revolucionarias que desde espacios también eclesia- Y para realizar este ambicioso programa intensificó
les amenazaban con la ruptura violenta, la Jerarquía y la la tarea de reconciliación nacional entre los españoles,
mayoría de los sacerdotes apoyaban la moderación, es hondamente divididos desde la Guerra Civil de 1936-39,
decir, el camino de la reforma política pacífica; que la porque el enfrentamiento ideológico no se mitigó du-
rante el Régimen franquista. Los obispos españoles con
282 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 283

ocasión del Año Santo de 1975 insistieron denodada-


mente en esa reconciliación que debería lograrse dentro ocasión de diversos altercados en la celebración del Pri-
de la Iglesia y dentro de la sociedad civil4. Con la instau- mero de Mayo, seguidos del asesinato de un policía en
ración de la Monarquía, se dio un paso gigante en el re- Madrid, en cuyo entierro aparecieron pancartas con in-
conocimiento de los derechos de todos los españoles. sultos a Tarancón, pintadas ofensivas en las calles con-
En los documentos episcopales de los cinco años su- tra la jerarquía, agresión física a un sacerdote, amena-
cesivos y especialmente con ocasión de la elaboración zas a un obispo auxiliar, etc.
de la nueva Constitución en las Cámaras, los obispos in- En aquella reunión de la Permanente se recibió un in-
sistieron particularmente en el tema de la participación, forme detallado de lo sucedido en aquellos días, y se
de la promoción de los derechos humanos, de la igual- tomó la decisión de estudiar la manera de colaborar en
dad de todos los ciudadanos ante la ley, y de un Régi- la reconciliación de los españoles, con vistas al Año San-
men de libertad religiosa en el que la Iglesia fuera res- to, aunque éste todavía no había recibido de parte de
petada, pero no privilegiada en relación con los otros Roma el aspecto especial de la reconciliación.
grupos de ciudadanos. Los acuerdos firmados en enero Aunque el documento tardaría aún dos años en salir
de 1979 por la Santa Sede y el Gobierno Español consti- a la luz, esta primera toma de postura de la Permanente
tuyeron también un progreso en esa actitud reconcilia- repercutió en las actuaciones de algunos obispos y
dora de la Iglesia que demostró no pretender ninguna afrontó algunos temas de gran interés para el momento
situación de privilegio político. político que vivía España y, en concreto a cuatro puntos
Pablo VI quiso dedicar el Año Santo romano espe- esenciales en aquellas circunstancias, como eran:
cialmente a la reconciliación, que para España fue pro- — el mundo laboral,
fético, ya que en aquel tiempo tuvieron lugar varios — la concordia política,
acontecimientos que, entre conflictos y convulsiones, — el valor de la crítica y
iban a dar a luz una nueva época de la historia, en la — la responsabilidad ante los conflictos.
que al fin pudieran reconciliarse las viejas «dos Espa- El documento tuvo gran acogida en general, y en mu-
ñas» enfrentadas. chos casos una valoración muy positiva:
Para la Conferencia Episcopal de España, el tema del
Año Santo no era una novedad, puesto que desde la El mundo laboral
Asamblea Conjunta, cuatro años antes, resonaba como El trabajo ha de entenderse como una de las expresiones más váli-
una especie de «asignatura pendiente» la famosa pro- das de la inserción del hombre en la sociedad. La actitud ante el propio
posición casi aprobada sobre la reconciliación de los es- trabajo es factor determinante de una vida pacificada o, por el contra-
pañoles. Y era algo que después había tomado cuerpo rio, principio generador de conflictos y contradicciones insuperables.
en una reunión de la Comisión Permanente, en mayo Los cristianos vemos en el trabajo profesional, realizado según las
del 73, en unos días de gran conflictividad social con exigencias de la vocación personal, y en conformidad con el designio
de Dios, el camino apto para desplegar las facultades humanas hacia la
perfección personal. Paralelamente sabemos que el trabajo se ennoble-
4. La reconciliación en la Iglesia y en la sociedad. Carta pastoral colectiva del
ce en la medida en que sirve al desarrollo de la comunidad humana, se-
17 de abril de 1975 (Documentos de la Conferencia Episcopal, pp. 342-363).
gún el plan de Dios.
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 285
284 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

davía constituyen un obstáculo serio para una plena reconciliación en-


El hombre se reconcilia con lo que su trabajo tiene de costoso cuan-
tre hermanos5.
do acepta, con espíritu de fe y con libertad interior, el sacrificio y la en-
La fidelidad al mandato de Cristo, que nos urge al mutuo perdón,
trega a los demás, que concreta en su servicio a la comunidad. Pero
esto exige a su vez que el trabajo sea justamente valorado y retribuido, debe hacer posible, en la vida privada y pública, lo que tan duro y difí-
y que la persona del trabajador sea reconocida y respetada en todos sus cil es para el corazón del hombre. Las nuevas generaciones que no vi-
derechos. vieron aquel conflicto nos piden, y con razón, la generosidad suficien-
Por tanto, si la sociedad española quiere caminar hacia una reconci- te para construir unidos en la esperanza un futuro más justo y más
liación efectiva, es preciso que los trabajadores puedan hacer valer efi- fraterno.
cazmente sus derechos, y participar, con plena responsabilidad y sin te- Para avanzar en nuestro país por el camino hacia la reconciliación
mor a represalias, en la defensa de sus intereses y justas aspiraciones, es necesario lograr un reconocimiento más efectivo de todos los dere-
tanto en la empresa como en la ordenación de la vida económica na- chos de las personas y de los grupos sociales, dentro de los límites del
cional. Y para ello es necesario avanzar hacia un más amplio reconoci- justo orden público y del bien común. A la vez que queremos recordar
miento jurídico de su derecho a unirse y actuar libremente en aso- el deber ciudadano de acatar el ejercicio de la autoridad pública -regu-
ciaciones auténticamente representativas (cfr. GS 68,75). lado este por adecuadas normas jurídicas-, se hace necesario urgir la
La acción asociada de los trabajadores, junto con una acertada polí- oportuna adaptación de las normas legales al avance progresivo de la
tica social, no sólo ha de ir eliminando las discriminaciones e injustas conciencia cívico-social del país. El desajuste en este campo es un fac-
desigualdades en la distribución de los frutos del trabajo, sino que debe tor permanente de desequilibrio, incompatible con una sincera volun-
promover transformaciones más profundas dentro y fuera de las em- tad de reconciliación política.
presas, en la misma ordenación de las relaciones entre las fuerzas pro- Más en concreto, consideramos obligado, como ya hemos dicho en
ductivas. otras ocasionas, que se garanticen eficazmente los derechos de reu-
nión, expresión y asociación. Éste es un camino apropiado para elimi-
La concordia política nar la tentación de resolver los problemas de la convivencia política
mediante el recurso a fórmulas violentas, ya tiendan a frenar el dina-
La verdadera reconciliación en la convivencia cívico-política supo- mismo natural de la sociedad, ya a provocar cambios estructurales en
ne, como ya hemos dicho (n. 18), espíritu de mutua aceptación y volun- la misma.
tad sincera de participar activamente en la tarea común. Todos somos La progresiva toma de conciencia del valor propio de las minorías
miembros de la sociedad, y todos hemos de contribuir a transformarla y
y de su derecho a afirmar sus propias peculiaridades, dentro del respe-
mejorarla.
to al bien común, ha de traducirse también en formas jurídicas adecua-
Esta tarea no se puede cumplir dignamente si los ciudadanos y gru-
das. Por otra parte, la verdadera reconciliación entre los diversos secto-
pos sociales no cultivan y difunden las virtudes morales, sociales y cívi-
res socioeconómicos y las regiones de nuestro país, exige mayor
cas que, con el auxilio de la gracia divina, les capacitan para formar una
justicia social en el tratamiento de los problemas de las áreas deprimi-
nueva humanidad (cfr. Gaudium etspes, 30b). Y, a su vez, estas actitudes
fundamentales se fortalecen y se hacen más operativas cuando las es- das, especialmente del campo, y en la atención de las migraciones, tan-
tructuras que sostienen y canalizan la convivencia responden, en lo posi- to hacia el exterior como en el interior.
ble, a una recta concepción de la persona humana y del bien común.
En nuestra patria, el esfuerzo progresivo por la creación de estruc- 5. «En este párrafo parece resonar el recuerdo de la proposición de la Asamblea
turas e instituciones políticas adecuadas ha de estar sostenido por la Conjunta sobre el ministerio de reconciliación de la Iglesia para superar los ckrUw
voluntad de superar los efectos nocivos de la contienda civil que di- de la guerra civil y, al mismo tiempo, como anuncio y anticipo de la amnistía yrw
vidió entonces a los ciudadanos en vencedores y vencidos, y que to- ral del 4 de agosto de 1976, que tanto contribuyó a la pacificación de los espn iiiw»
(A.INIESTA,o.c.,p. 172).
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 287
286 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

Finalmente, para que la paz y la reconciliación se abran paso en la Los acontecimientos de los últimos dos meses del
sociedad, es insoslayable hacer efectivo entre los hombres el imperio Régimen demostraron que la ruptura con la Iglesia era
de la justicia en el ámbito de la educación y de la información, en la or- total. Los fusilamientos de cinco miembros de la ETA y
ganización sanitaria, en la seguridad social, en la atención a las clases del FRAP (27 de septiembre de 1975) suscitaron una
pasivas y en cualquier actividad supeditada al bien común. La inser- oleada de indignación y protesta en el mundo civil. Mu-
ción del hombre en la comunidad adquiere así una dimensión política chos fueron los llamamientos hechos al Gobierno es-
que el cristianismo debe asumir bajo la inspiración evangélica del pañol para que, dejando aparte los motivos de orden
amor a su prójimo. interno y las luchas entre facciones, se demostrara ele-
mento válido y eficaz de unión nacional y de conviven-
El valor de la crítica cia pacífica y no fuente de mayores violencias. El Episco-
pado español y el papa Pablo VI pusieron en luz, sobre
La actitud crítica ante la realidad social o ante los proyectos y ac-
un plano altamente humanitario y cristiano, la comple-
tuaciones de gobierno no debe interpretarse en principio como postura
jidad de la situación española y las flagrantes injusti-
de rechazo o de enemistad. Siempre que salvaguarde la honestidad y el
respeto a las personas, constituye una forma de colaboración y un ser- cias cometidas por una y otra parte. Las peticiones de
vicio al bien común que enriquece la convivencia social. gracia que tanto los obispos como el Pontífice hicieron
Solo en un plano de convivencia leal, en el que se puedan someter llegar al Jefe del Estado no fueron escuchadas. En una
a crítica los diversos programas de vida colectiva, es posible salvar la nota de la Comisión Permanente de la Conferencia
libertad del espíritu humano frente a campañas de opinión e imposicio- Episcopal se afirmaba que el Estado tenía el deber de
nes ideológicas que con su intolerancia amenazan permanentemente a oponerse a la violencia y de combatir el terrorismo, in-
la convivencia pacífica. cluso con leyes extraordinarias, pero éstas debían tute-
lar los derechos de la persona, debían ser claras y pro-
Asumir los conflictos porcionadas a las exigencias del bien común, debían
asegurar las debidas garantías procesales de los impu-
También los intereses enfrentados, las tensiones y los mismos con- tados y respetar su integridad física y moral.
flictos han de encontrar un adecuado tratamiento legal que asegure la
libertad de las partes afectadas, impida los abusos y salvaguarde los in- Pablo VI, que había intervenido en diversas ocasio-
tereses superiores del bien común. nes en favor de personas injustamente perseguidas por
A este propósito queremos insistir en la necesidad de revisar la le- el Régimen español -como él mismo reveló al final de
gislación actual sobre conflictos laborales colectivos, de modo que en las audiencias del 27 de septiembre- intentó una ac-
el sistema económico-social vigente se asegure a los trabajadores la ción personal ante Franco para pedir clemencia por los
defensa de sus propios derechos, de sus legítimos intereses y se eviten condenados a muerte, pero no lo consiguió. El Papa y
situaciones al margen de la ley. los obispos deseaban que el Estado diera un signo de
En todo caso, los cristianos han de vivir las situaciones conflictivas humanidad aplicando penas severas pero evitando la
con voluntad sincera de reconciliación y mantenerse fieles a las nor- más inhumana de todas, la pena de muerte, porque
mas éticas de honestidad, verdad y respeto a los derechos ajenos. No provocaría nuevas violencias. En este sentido se expre-
puede ser camino de reconciliación el que pasa por la negación de só también L'Osservatore Romano. Todo fue inútil.
aquellos mismos derechos que se pretenden instaurar.
288 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADOSOCIEDAD 289

9. La Iglesia en la Transición política tura de la Iglesia a la reconciliación efectiva de todos los


españoles en un Régimen democrático y a la renuncia de
El Régimen autocrático que había nacido con bendi- la Iglesia a intervenir directamente en el poder del Esta-
ciones episcopales y que había proclamado como tim- do legitimando cualquier tipo de Régimen político.
bre de gloria inspirar su legislación en la doctrina de la A la salida del Régimen de Franco, la Iglesia española
Iglesia Católica, murió el 20 de noviembre de 1975 en- había mejorado su imagen como defensora de los Dere-
frentado con la mayoría de las fuerzas sociales y con la chos Humanos dispuesta a reconocer la autonomía de
misma Iglesia, cuyos obispos habían prudentemente in- lo temporal e independiente de la lucha política. Prueba
tentado aplicar la doctrina conciliar, señalando un cami- de ello es que ni siquiera los marxistas aprovecharon el
no de reforma y evolución pacífica 6 . Y esta contradic- momento para atacar a la Iglesia que había estado en un
ción dentro del mismo Estado no fue percibida por los tiempo tan asociada al Régimen autocrático. Hasta los
mismos gobernantes, convencidos por la minoría inte- partidos de izquierda reconocieron el prestigio y papel
grista de eclesiásticos entre los que se contaba algún moderador que habían desempeñado los obispos en el
obispo, de que la línea predominante en el Episcopado difícil proceso de cambio.
no era compartida por la Santa Sede. Pero esta «contra- Las líneas de acción del Episcopado desde aquel mo-
rreforma» anticonciliar que acabó por desacreditar a los mento pueden sintetizarse en tres:
gobernantes del Régimen franquista, convirtió a la Je- 1. intensificar el proceso postconciliar de identificación
rarquía eclesiástica en arbitro moderador de la transi- religiosa y consolidación interior de la Iglesia aleján-
ción política, en un grado tal que ella nunca había pre- dola, en lo posible, del debate propiamente político;
tendido. Se explica así el eco que dentro y fuera de 2. promover la justicia y la paz, contribuyendo desde el
España tuvieron las palabras pronunciadas por el carde- ámbito de su misión religiosa a la reconciliación de
nal Tarancón, arzobispo de Madrid y presidente de la los españoles;
Conferencia Episcopal Española, en la Misa del Espíritu 3. redescubrir las nuevas formas de presencia de la Igle-
Santo, el 22 de noviembre de 1975, tras la proclamación sia en una sociedad pluralista y democrática, bajo el
oficial del rey Juan Carlos I. Toda aquella homilía -repro- principio de la libertad religiosa.
ducida en el apéndice de esta libro- estuvo literalmente
sacado del Vaticano II y de los documentos colectivos del
Episcopado español, pero para la inmensa mayoría de 10. Valoración de los primeros gestos
los españoles, católicos y no católicos, aquel gesto del de reconciliación nacional
máximo representante del Episcopado significó la aper-
En diciembre de 1975 la Comisión Permanente de la
Conferencia Episcopal publicó una nota sobre el recien-
6. Franco murió el 20 de noviembre de 1975 y los obispos hicieron numerosas
te indulto del Rey, valorándolo muy positivamente y su-
manifestaciones públicas (homilías y cartas pastorales) en las que pusieron de relieve giriendo su aplicación generosa y lo más amplia posible:
las actitudes religiosas y morales del fallecido Jefe del Estado. Muchas de ellas fueron
recogidas bajo el título Post mortem: Manifestaciones episcopales sobre Francisco «Los obispos han valorado positivamente el indulto concedido por
Franco: «Boletín Oficial del Obispado de Cuenca», n. 2, febrero 1976, pp. 63-106. Su Majestad el Rey, y han expresado la esperanza de que su interpreta-
290 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 291

ción y aplicación sean lo más amplias posible, como un factor más en 11. Primera Asamblea de la Conferencia
el servicio de la concordia nacional.
Desean los obispos que dicha gracia y cualquier otra que pudiera
Episcopal durante la Monarquía
concederse ulteriormente, se otorgue y se lleve a la práctica con el ge- En diciembre de 1975 se dieron los primeros pasos
neroso espíritu del Año Santo de la Renovación y Reconciliación. El de la Transición política, con los nombramientos por
papa Pablo VI, y el episcopado español con él, han reiterado muchas ve-
ces en los últimos tiempos sus peticiones de amplia gracia de perdón».
parte del Rey de Fernández Miranda como presidente
del Consejo del Reino y de las Cortes, y Arias Navarro
como presidente del Gobierno. La Conferencia Episco-
Y no solamente los obispos españoles durante el Año pal, reunida del 15 al 20 de diciembre, escuchó el dis-
de la Reconciliación que se celebraba en 1975 en la Igle- curso inaugural del cardenal Tarancón, que planteó de
sia universal, sino también muchas parroquias, insti- entrada la línea equilibrada y moderadamente aperturis-
tuciones, asociaciones y grupos cristianos habían soli- ta que debiera observar la Iglesia en aquella coyuntura:
citado indultos o amnistía en los meses anteriores, sin
resultado alguno. Así, por ejemplo, la Comisión Nacional «Se equivocan los que juzgan duramente a la jerarquía, y hasta lle-
«Justicia y Paz» publicó la siguiente nota: «Reiterar res- gan a acusarla de oportunismo, porque no mantiene una postura com-
petuosa y cálidamente la petición de amnistía para todos prometida con un sistema político determinado. Y yerran también los
los presos y exiliados políticos, para los procesados por que, en virtud de reacciones opuestas o de opciones políticas que se
objeción de conciencia, para los profesores, estudiantes, erigen como exclusivas del Evangelio, pretenden llevarnos a compro-
periodistas y obreros sancionados, como condición bási- misos políticos de signo diferente. (...) Nuestrafidelidadal Evangelio y
a nuestro pueblo es la que nos impulsa hoy como entonces a asumir los
ca para una auténtica reconciliación social y una verda-
cambios que, querámoslo o no, están repercutiendo profundamente en
dera concordia ciudadana, según "Justicia y Paz" solicitó la conciencia cristiana de nuestros fieles».
de la Jefatura del Estado durante este Año Santo y reiteró
en telegrama al Rey el pasado 26 de noviembre con oca- Después prosiguió diciendo:
sión del indulto otorgado».
«Nadie puede ignorar que, como resultado de un proceso creciente,
Por su parte, la Asociación Nacional de Propagandis- se va acentuando cada vez más la real diferencia entre la sociedad civil
tas, en sesión extraordinaria de su Consejo Nacional, de- y la comunidad eclesial. En primer lugar, porque la pertenencia al Es-
claraba: «Es urgente fomentar entre todos los ciudada- tado es un hecho necesario, y la pertenencia a la Iglesia deriva de un
nos un clima de verdadera reconciliación que supere los acto libre de conversión. En segundo lugar, porque aun en la hipótesis
egoísmos y enfrentamientos individuales y de grupos. de que todos los ciudadanos formaran libremente parte de la Iglesia,
En esta línea creemos necesaria de forma inmediata y ésta seguiría teniendo su propia naturaleza, sus propios objetivos, sus
como un primer paso, una amplia revisión de penas que propios medios yfinesespecíficos.
permita llegar a una ordenada convivencia en justicia y El Evangelio es una oferta histórica de gracia hecha por Dios a los
libertad, de todos los españoles». hombres de cada cultura y de cada generación, y requiere, por tanto, la
aceptación libre por parte de éstos. Lo cual quiere decir que no puede
ser impuesta, sin más, como norma de convivencia civil por ninguna
autoridad humana, ni a través de ninguna estrategia política. Le basta al
Evangelio transformar las conciencias y proyectar su luz sobre las es-
292 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADOSOCIEDAD 293

tructuras sociales y políticas que han de ser creadas y moderadas por la -comenta Iniesta-, era grande la expectación de la opi-
conciencia ciudadana. nión pública, que esperaba y deseaba que los obispos
Cuando la Iglesia anuncia el Evangelio, y trata de actualizarlo au- se pronunciaran colectivamente en aquellos momentos
ténticamente para la sociedad en la que realiza su misión, propone me- tan decisivos para el futuro de los españoles.
tas u objetivos tales como la justicia, la paz y la fraterna convivencia, El orden del día estaba previsto y los materiales pre-
pero respeta el campo estricto de la política en el que dentro de los lí- parados desde mucho antes para la reunión de noviem-
mites de la ética cristiana, los creyentes han de elegir los medios, de-
bre, que se aplazó por los acontecimientos de la muerte
terminar las posibilidades y programar los momentos, colaborando y
compitiendo con el resto de los ciudadanos.
de Franco. Sin embargo, tanto la nota de la Comisión
La luz del Evangelio proyectada sobre la sociedad y sobre todas las Permanente de días anteriores como el discurso de Ta-
realidades temporales no conduce a formas políticas concretas, aunque rancón se orientaban en esa dirección.
sí puede excluir aquellas que atenían contra la pacífica convivencia o De hecho, en la reunión de la Permanente ya habían
los derechos fundamentales del hombre o se valen de medios o estrate- circulado entre los obispos algunos materiales que po-
gias no conformes con el Evangelio». drían servir para el debate en la Asamblea, una vez se-
leccionados y organizados por el secretario de la Confe-
Y, como temas de reflexión para los días siguientes, rencia, Elias Yanes, si bien de manera un tanto forzada
propuso: por no haber tenido el tiempo suficiente para su estu-
«La autonomía de lo temporal, que tiene sus propias leyes y sus pe- dio. Sin embargo, el debate de ese borrador ocupó una
culiares exigencias, que deben ser respetadas por la Iglesia, aunque gran parte de la Asamblea, por el gran interés de los
esto suponga una disminución de su relevancia y de su influencia so- obispos en pronunciarse acerca de los problemas y ta-
cial, y la autonomía de la misma Iglesia para realizar íntegramente su reas de la sociedad española en aquella coyuntura. Aun
misión de predicar y aplicar todo el mensaje de Cristo, autonomías que así, como el borrador del documento era muy largo y no
han de completarse y en ninguna manera interferirse en las formas con-
tuvimos el tiempo suficiente para estudiarlo a fondo,
cretas de una sana y fecunda colaboración».
decidimos limitarnos a publicar una nota, dejando para
Y después aludió: más adelante el estudio reposado de una materia tan
— a la responsabilidad de los cristianos en el desarrollo delicada en aquellas circunstancias7.
de la sociedad; La nota, aprobada casi por unanimidad, con un solo
— al compromiso de la Iglesia en la lucha por la justicia voto en contra, refleja de manera clara y decidida el ta-
en el mundo; lante aperturista del episcopado español, manifestando
— a la fuerza unitiva de la Eucaristía para aglutinar a con mayor claridad que nunca los criterios evangélicos
los cristianos con diferentes opciones en su compro- y eclesiales del último Concilio:
miso temporal, etc., y «Los obispos españoles somos conscientes de la trascendencia que
— a los temas intraeclesiales preparados para estudio puede tener y de las expectativas que suscita la etapa nacional recién
en aquella ocasión. abierta. Nuestra Conferencia se ha pronunciado con anterioridad, en
diferentes ocasiones, sobre problemas doctrinales y morales de la vida
Ante esta primera asamblea de la Conferencia Epis-
copal en tiempo de la monarquía y de cambios políticos 7. A.INIESTA,o.c.,p. 189ss.
294 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 295
pública y sobre las relaciones Iglesia-Estado, a la luz del Evangelio y
del Magisterio conciliar y pontificio. — El sentido de la justicia. En las leyes y en su aplicación, en el siste-
Muchas de sus enseñanzas acaban de ser recogidas por la voz auto- ma judicial, en las relaciones laborales, en el reparto de lariquezay
rizada del Cardenal presidente. A estos documentos pueden acudir en la universalización de la cultura.
quienes deseen tener presentes nuestras orientaciones pastorales en su — La ejemplaridad moral. Como testimonio y fermento en el seno de
conducta ciudadana o en su acción de gobierno. Por hoy nos ceñimos a una sociedad que ve seriamente amenazados los valores éticos en la
unas breves consideraciones sobre el quehacer de la Iglesia en las pre- familia, en la vida profesional, en las manifestaciones artísticas y en
sentes circunstancias». las actividades públicas.
— La voluntad de participación, que destierre el desinterés por la co-
Responsabilidad de los cristianos munidad y anime la convivencia y la obediencia responsable de las
«Son patentes las responsabilidades de la Comunidad cristiana en es- leyes.
tas circunstancias; por ello, importa clarificar el modo de ejercerlas en fi- — El discernimiento sereno de situaciones y problemas de la vida pú-
blica a la luz de la fe y con previsión de futuro.
delidad a la misión propia de la Iglesia y en bien del pueblo al que sirve.
— El respeto al discrepante, a su persona y a sus ideas, que canalice el
El cristiano no puede vivir ausente de los acontecimientos de la socie-
diálogo y la actuación legítima de las personas y de los grupos.
dad a la que pertenece y donde tiene mucho que aportar en la búsqueda
— La aceptación de diferencias étnicas y culturales, con superación de
incesante de la verdad en la vida individual y colectiva, de la justicia en cuanto pueda impedir la pacífica convivencia o predisponer a unos
las relaciones sociales, de la liberación de los oprimidos, de la promo- pueblos contra otros.
ción y defensa de los derechos humanos, del ejercicio de las libertades — El empeño por la paz, que arranca la violencia del corazón, y esti-
cívicas, de la responsabilidad en el cumplimiento de las leyes, del senti- mula actitudes creadoras en la superación de los conflictos».
do del servicio en el ejercicio del poder, de la construcción paciente y so-
lidaria de la paz social. Testimonio de la Iglesia
En la promoción de estos valores, los cristianos tienen libertad para
escoger las fórmulas e inscribirse en las corrientes que consideren más «Los obispos españoles, al hacer estas recomendaciones, tenemos
idóneas para su logro eficaz, con tal de que no sean opuestas, ni en pro- conciencia de que la Iglesia está obligada a facilitar con el propio testi-
gramas ni en métodos, a los postulados evangélicos. monio la credibilidad de su mensaje. La verdad y la santidad de Jesu-
La Iglesia no debe quedar comprometida en una opción determinada cristo nos sobrepasan a todos, por lo que nunca habrá adecuación ple-
ni permanecer indiferente ante los contenidos éticos y humanos de cual- na entre el Evangelio y sus testigos. Pero tenemos que aplicarnos a
quiera de ellas. Quienes pretenden de ella la legitimación de situaciones nosotros mismos lo que decimos a los demás.
políticas en el poder o en la oposición malentienden la misión de la Iglesia, La Iglesia de España quiere renovar su vida interna y su presencia
suplantando la autonomía del pueblo, al que corresponde tal derecho». en la vida del país. En cuanto a sí misma, considera actitudes funda-
mentales:
Actitudes evangélicas — La conversión incesante al Señor, que se traduce en una fe más per-
sonal, más ilustrada, más orante y más comprometida.
«Desde la doctrina y el espíritu del Evangelio nos parece especial- — La participación creciente de los fieles en las responsabilidades
mente oportuno recordar a losfielesalgunas actitudes básicas que ins- eclesiales.
piren su conducta ciudadana en el momento actual: — La revisión de los modos de actuar de numerosas instituciones
— El amor a la verdad. En las relaciones entre personas o grupos y en eclesiales, asumiendo las adaptaciones positivas del mundo actual,
los mecanismos de la vida pública, que nos conducirá a una mejor sin olvidar que la comunidad cristiana y su Régimen interno no son
autenticidad en la información, en los cauces representativos, en la homologables plenamente con la sociedad civil».
actividad económica y pública, y en la vida religiosa.
296 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 297

De cara a nuestra sociedad, la Iglesia aspira a ser — La insuficiencia de los salarios. A muchos españoles, entre ellos
— «Comunidad evangelizadora, llevando la verdad y la gracia de Cris- muchos sacerdotes, les resultan sus retribuciones cada vez más es-
to a la sociedad civil para transformarla según las exigencias del casas, a causa del proceso inflacionista, y les hiere comprobar la
Evangelio. desproporción entre su nivel retributivo y las enormes ganancias de
— Espacio de comunión. En un cuerpo social como el de España, la fe otros, por trabajo o por rentas.
y la caridad de los creyentes deben promover la aceptación mutua y — Los deficientes cauces para la participación de los trabajadores en los cen-
el diálogo fraterno. La Eucaristía, libre de presiones y motivaciones tros de decisión de la empresa y de la vida social, económica y política.
extrarreligiosas, constituye, entre los cristianos, el punto de conver- — Los sectores deprimidos. Es manifiesta, y en ocasiones escandalo-
gencia y aun de superación de legítima discrepancia. sa, la situación social del mundo rural, del sector pesquero y de bas-
— Independiente. Tanto respecto del poder que gobierna como de su tantes regiones o comarcas menos favorecidas por el desarrollo
oposición; lo mismo en las opciones ideológicas que en las políticas. económico general. La concentración de lariquezaen algunas zo-
No con una ausencia indiferente, sino con la función crítica que le es nas o en pocas manos, y los fallos estructurales o de aplicación del
propia y con una comprensión respetuosa y cercana a todos. sistemafiscal,hacen sombrío este diagnóstico.
— Exenta de privilegios. Aun dentro de la dificultad de distinguir, en oca- — Los ancianos y las clases pasivas. Los evidentes progresos sociales
sióneseos derechos y los privilegios, queremos renunciar a cuanto pue- conseguidos para este sector están muy lejos de satisfacer aún, al
da empañar y haya empañado de hecho nuestro testimonio evangélico. menos con carácter general, sus necesidades básicas.
— Pronta para nuevas fórmulas, conforme a su misión, en su obligada — Los presos y los exiliados políticos. Al término del Año Santo de
relación con los poderes públicos o con la comunidad política. Roma y ante el ya próximo compostelano, reiteramos nuestra petición
Urge, en este punto, dar solución a algunos problemas concretos, de que obtengan pronto la libertad los detenidos por delitos puramen-
como la revisión del Concordato, la plena libertad de la Iglesia en el te políticos; de que puedan volver a la Patria quienes se encuentran
fuera de ella por razones políticas, y de que se revisen las leyes restric-
nombramiento de sus pastores, las cuestiones pendientes relativas
tivas del ejercicio de las libertades cívicas. Ello allanará los caminos
al matrimonio, a la enseñanza y al fuero privilegiado, la Seguridad
hacia la necesaria reconciliación entre todos los españoles.
Social del clero y otros».
Hemos señalado estas realidades sin pretender oscurecer el cuadro
Preocupación por la justicia en nuestra situación. Apremian nuestra conciencia humana y cris-
«La aceptación del Evangelio completo impone a cada cristiano y a tiana. Las recordamos a todos en nombre de Dios para que desde el
la comunidad eclesial entera, empezando por sus pastores, una aten- Gobierno y desde la empresa, desde la Iglesia y desde la educación,
ción eficaz al mundo de los más débiles y a cuantos entran de algún se movilicen ayudas inmediatas y se busquen reformas estructura-
modo en la denominación bíblica de pobres. La preferencia por ellos y les que liberen a nuestros hermanos de carencias semejantes.
el acercamiento a sus problemas constituyen una llamada sensible del Próximas ya las fiestas de Navidad y la Jornada de la Paz, exhorta-
Espíritu a la Iglesia de nuestro tiempo. mos a losfielesa que pidan con nosotros a Cristo Salvador, por in
tercesión de María y para todo nuestro pueblo, los dones de una pa/
A pesar del progreso conseguido en las últimas décadas, sobre todo
asentada en la justicia y en el amor fraterno»8.
en lo económico, la coyuntura española presenta síntomas dolorosos
que acucian nuestra conciencia de discípulos de Cristo.
— El crecimiento del paro. Cientos de miles de hermanos, incluidos
los emigrantes que retornan, no encuentran el puesto de trabajo que
necesitan y, a pesar de los subsidios de coyuntura, están ya vivien-
do en penuria e inseguridad. 8. Documentos de la Conferencia Episcopal Española..., pp. 345-347.
298 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 299

de los programas electorales. En el apartado de «La con-


12. La Iglesia, vanguardia de la Iransición
sulta al pueblo» comienza diciendo:
El 9 de julio de 1976, dos días después de la consti- «Entre las diversas formas de participación de la comunidad políti-
tución de Gobierno Suárez, la Conferencia Episcopal ca y de los ciudadanos en la gestión de la vida pública tiene importan-
lanzó un largo mensaje de aliento a la sociedad españo- cia peculiar el ejercicio del derecho al voto. Este tema presenta especial
la titulado «Orientaciones cristianas sobre participación interés entre nosotros en el momento actual, dado que su ejercicio en
política y social», por medio de la Comisión Episcopal diversas formas está previsto para un futuro próximo.
de Apostolado Social, con el conocimiento y el tácito En el contexto político actual, el ejercicio del derecho al voto ha de
consentimiento de la Permanente. Comenzaba dicien- constituir, sea cual fuere el modo de realizarse y los resultados que se
do: «La etapa de transición política que vive actualmen- sigan, un acontecimiento que fije hitos importantes en la marcha del
te nuestro país avanza entre la esperanza de una socie- país y en la evolución de su proceso político. Puede suponer un decisi-
dad más justa y más libre y el temor de perder una vo paso adelante en la búsqueda de fórmulas nuevas de convivencia
oportunidad que puede ser histórica». política; podría dar también origen a lamentables frustraciones con
Seguidamente, después de dar cuenta en la introduc- consecuencias difíciles de medir.
ción del itery el propósito del documento, pasa a estu- La gravedad del hecho de votar o no votar, de votar de una u otra
diar las dos partes principales en que se divide: prime- manera, exige en su planteamiento por el poder público una gran dosis
ra, la participación política, y segunda, la participación defiabilidady de credibilidad. A la autoridad corresponde plantear el
ejercicio del voto con las garantías necesarias para que la conciencia de
social, para terminar con unas palabras de aliento a los
los ciudadanos se sienta realmente comprometida.
cristianos para que se incorporen a la lucha política y
Ante todo, el voto ha de caer sobre problemas que realmente inte-
social, citando finalmente unas palabras de la constitu-
resen a la comunidad en orden a orientar y consolidar el futuro político
ción Gaudium et spes, del concilio Vaticano II: «Luchen del país. El desplazamiento de los centros de interés hacia objetivos
con integridad moral y con prudencia contra la injusti- que no respondan a la voluntad de la comunidad política, desvirtuaría
cia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo la razón de ser del voto y haría menos consistente la responsabilidad
de un solo hombre o de un solo partido político; consá- ética inherente al ejercicio del mismo.
grense con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad Es claro que todo ello no es posible más que en un clima de liber-
y fortaleza política, al servicio de todos» (GS 75). tad, de confrontación honesta y de respeto a las posiciones contrapues-
Tratando de la responsabilidad de todos los ciuda- tas, tanto por parte de los ciudadanos y de los diversos grupos políticos,
danos, insiste en que «el poder político concentrado en como por parte de la misma autoridad pública.
pocas manos y sin un adecuado control público, abre el Solamente una respuesta libremente dada puede ofrecer las garan-
camino a posiciones totalitarias en las que no es posi- tías suficientes para afirmar que la comunidad política ha querido com-
ble el juego de la dinámica social e induce a reacciones prometerse con el resultado de sus decisiones».
violentas, incompatibles con la paz y con la seguridad
pública». Más adelante presenta las condiciones para emitir un
Se refiere, después, a los peligros de la apatía políti- voto responsable, trata de la relación entre mayorías y
ca, no asumiendo responsabilidades públicas; al respe- minorías, los partidos políticos y el bien común, y pasa
to a las reglas del juego democrático y la clarificación a la segunda parte del documento, titulada «La partici-
pación social», refiriéndose a la difícil situación econó-
300 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 301

mica y la grave inflación; el paro forzoso y la necesidad tecimiento político. Sólo así el referéndum anunciado podrá apelar jus-
de subsidios adecuados, así como la de enfrentarse no tificadamente a la conciencia moral de nuestro pueblo».
solamente a los efectos, sino a las causas estructurales
de la crisis. Los ciudadanos
Desde el número 12 en adelante, trata de la conflicti- «En lo que atañe a los ciudadanos, la responsabilidad ética de cada
vidad laboral, la toma de conciencia de la clase obrera y uno estará ciertamente comprometida en la decisión que adopte. Para
la necesidad de legalizar la huelga. «La dinámica de los ello constituye un obligado primer paso informarse seriamente sobre
conflictos y la agudización de las situaciones van pro- el contenido y el alcance de la consulta propuesta, así como de las
vocando en los trabajadores una toma de conciencia consecuencias inherentes a la abstención, al voto positivo, negativo o
respecto del sistema económico y del orden social». en blanco.
Por su parte, la Conferencia Episcopal, en su asam- Con estos elementos de juicio, la decisión personal debe guiarse
blea de noviembre, publicó un comunicado informando por una voluntad sincera de servir al bien común, descartando móviles
de los diversos asuntos pastorales tratados durante la apasionados o presiones de grupo. Así, todas las opciones, aunque di-
semana, y al final añadía una nota sobre «El momento ferentes o contrarias entre sí, merecerán el respeto del cuerpo electoral
del país» que dice así: y contribuirán a la constitución de una convivencia libre y justa».
Madrid, 27 de noviembre de 1976.
«Entretanto no olvidamos las circunstancias que vive nuestro país
y que han estado presentes estos días en nuestra oración personal y co- De hecho, a pesar de la campaña de la oposición a
lectiva. Seguimos la marcha de nuestra sociedad y participamos en favor de la abstención, la participación fue muy alta,
ella, con un profundo respeto hacia las personas y grupos que buscan hasta del 77 % del censo, y el resultado, contundente: el
fórmulas idóneas para el gobierno del país y para la convivencia social 94 % de los votantes se decantaron por el sí, y solamente
y cívica. el 2,6 % lo hicieron por el no.
En vísperas de un referéndum que someterá al electorado una op- Antes de que los españoles fueran convocados a un
ción concreta de reforma política, mantenemos la misma actitud, seña- Referéndum democrático para aprobar la «Ley para la Re-
lando únicamente las exigencias morales básicas que este hecho plantea, forma Política» que devolvía al pueblo la soberanía y
tanto a la conciencia de los gobernantes como a la de los ciudadanos, es-
cambiaba substancialmente las bases del Régimen políti-
pecialmente si se afirman cristianos».
co, la Comisión Permanente del Episcopado, dijo con fe-
Los gobernantes cha del 2 de febrero de 1977: «La Iglesia no desea el po-
der político ni apoyar en él su acción pastoral. Y por
«Con referencia a los poderes públicos, su responsabilidad se ma-
nifiesta en la preparación y en la celebración del referéndum.
consiguiente, no entra en el juego de los partidos políti-
En la campaña previa al mismo, las distintas opciones y actitudes cos. Más aún, deseamos que la Iglesia, en cuanto tal, en
deben poder expresarse, incluso a través de los medios de comunica- conformidad con la doctrina conciliar y teniendo en
ción social, en medida equitativa y suficiente, de modo que todos los cuenta nuestra experiencia histórica, se mantenga en una
ciudadanos puedan elaborar un juicio bien formado. actitud de independencia respecto a los distintos parí i
El acto de la votación ha de estar provisto de tales garantías en su dos políticos» 9. Con dicha ley desapareció la presencia
celebración, vigilancia y escrutinio, que queden aseguradas de antema-
no, ante los convocados a las urnas, la verdad y la libertad de este acon-
9. Documentos de la Conferencia Episcopal Española ..., pp. 403-405.
302 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD 303

de obispos en las Cortes. Pero el Episcopado dio un paso


— «Nadie debe pretender que su opción sea la única vá-
más, desautorizando a los sacerdotes que actuaron como
lida según el Evangelio» (2 de febrero de 1977);
militantes activos en los partidos políticos o que se pre-
— «A nadie le es lícito arrogarse en exclusiva a favor de
sentaron como candidatos a las cámaras legislativas.
su parecer político la autoridad de la Iglesia. Desde el
Uno de los primeros problemas que se plantearon los ámbito de la fe cristiana caben diversas opciones po-
obispos ante la nueva situación fue el de la participación líticas con tal de que no sean opuestas, ni en progra-
de los católicos en la vida política y el eventual apoyo de mas ni en métodos de acción a los contenidos evan-
la Iglesia a un determinado partido. El problema fue gélicos».
muy complejo porque no había sido posible hasta en-
— Porque «ningún programa político es capaz de reali-
tonces la fusión de los cuatro o cinco grupos políticos zar plena y satisfactoriamente los valores esenciales
democristianos ya que el franquismo y el antifranquis- de la concepción cristiana de la vida» 10 (22 de marzo
mo los dividía profundamente. Mucho más difícil hubie- de 1977).
ra sido intentar la unión de todas las fuerzas políticas
católicas, ya que el espectro era tan amplio que abarca- En la práctica todo esto equivalía a desaconsejar hasta
ba desde el franquismo más radical hasta las fronteras la utilización del mismo calificativo «cristiano» en la si-
mismas del socialismo marxista. gla de cualquier partido, quizá porque los obispos pen-
Los obispos prefirieron adoptar una actitud que, saron que, como los españoles tendemos al radicalismo
aunque muy discutible, consideraron mucho más posi- y al exclusivismo, aún con los partidos de izquierdas no
tiva para la Iglesia, y ésta fue la de legitimar el pluralis- debía interponerse un diafragma impermeable al Evan-
mo político dentro de la fe tanto por razones teológicas gelio. Ciertamente la Conferencia Episcopal adoptó en
como de simple estrategia. Por la necesidad de no iden- aquellas circunstancias una nítida postura manteniendo
tificar el Evangelio con un programa político concreto, se al margen de cualquier partidismo político, evitando
porque ningún sistema ni partido puede abarcar la ple- incluso favorecer el resurgimiento de la Democracia Cris
nitud de las promesas de Dios, ni imponer en nombre tiana, si bien no todos los obispos estuvieron de acuerdo
de Dios o del Evangelio una determinada ideología. Por con esta línea de conducta.
la limitación de la misión específica de la Iglesia a las
esferas religiosas, aunque éstas no sean meramente es- 13. La Iglesia se integra plenamente
pirituales. Y por la autonomía racional de las ciencias y en la sociedad democrática
de los métodos que configuran la política. La misma ac-
titud misionera de la Iglesia, que tenía que demostrar La Iglesia adoptó esta actitud porque era consciente
su independencia frente al poder político, conllevaba la de la importancia que encierra dentro y fuera de lispanit
necesidad de evitar que cualquier partido diera la im- la mezcla entre fe y política entre religión y LM.HIO,
presión de representarla. Mientras en otros países esta cuestión no plantón pro
De ahí que los obispos insistieran machaconamente blema alguno, en el nuestro sigue aun sin resolveí •,<• en
en sus declaraciones sobre el momento político durante
el bienio 1977-1978 en que: 10. El cristiano ante las elecciones (Ibid., pp. 421-425).
304 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA IGLESIA-ESTADO-SOCIEDAD M)5

nuestros días, a pesar de la aconfesionalidad, ya que titucional y el 8 de febrero de 1979 n , pocos días antes
ésta data de poco más de dos lustros, frente a muchos de las elecciones generales del 1 de marzo. Sectores
siglos de política confesional. La nacionalidad cristiana mayoritarios de la opinión pública no soportaron nin-
de España ahonda sus raíces en Recaredo, que inspiró gún tipo de intervención de los obispos que pudiera
su política, su legislación y su sociedad en el espíritu significar apoyo a un determinado partido político. Y es
del Evangelio. Durante los siglos posteriores esta idea comprensible que al defender la libertad de enseñanza
fundamental permaneció inalterada si bien tuvo expre- o la estabilidad de la familia, excluyendo posturas tota-
siones diversas según los tiempos, los intereses, las for- litarias tanto de derecha como de izquierda, fácilmente
mas políticas y las mentalidades de cada época. se siguiera acusando a la Iglesia de favorecer a los parti-
La Iglesia era consciente también del peso negativo, dos del centro político, que entonces estaban en el po-
unas veces real y otras imaginario, que el condiciona- der. Ni la sociedad española, ni la Iglesia habían llegado
miento religioso sobre lo político había tenido a lo largo todavía a un equilibrio democrático en el que cualquier
de la historia española y por ello escogió la vía de la intervención pública no fuera asociada instintivamente
aconfesionalidad, tratando no sólo de rechazar cual- a una facción política. Se les reprochaba a los obispos
quier apariencia de continuidad con el pasado sino in- que pusieran más énfasis en la defensa de los valores
cluso evitando legitimaciones a nuevas opciones. Éste morales de la institución matrimonial y de la enseñanza
fue el gran esfuerzo realizado después del concilio Vati- religiosa que en la defensa de los pobres y marginados
cano II y consiguió que un amplio sector del clero y de de la sociedad.
los católicos aceptaran este planteamiento porque les Las intervenciones episcopales en la proximidad de
parecía a los obispos que se trataba de una postura más las elecciones con documentos de contenido claramen-
conciliar y evangélica, más respetuosa de la recién es- te evangélico, provocaron sin pretenderlo, una confron-
trenada libertad religiosa y más favorable a la credibili- tación desigual con los programas y las ideologías de
dad de la Iglesia y de su misión evangelizadora. los partidos, haciendo pasar a los obispos como «otro
El distanciamiento pretendido por los obispos res- partido» inspirado en la ideología personal que llama-
pecto al poder político y al Estado no dejó de ser inter- ban burguesa. Muchos demostraron no haber entendido
pretado por muchos como una renuncia al compromiso bien ni dentro ni fuera de la Iglesia la actitud de los obis-
evangélico que la Iglesia tiene con la sociedad y con pos. Este proceso crítico que se hizo y se sigue hacien-
cada uno de los hombres. La neutralidad que se desea- do, incluso por grupos de teólogos, al Magisterio del
ba mantener respecto a los partidos y a las opciones pu- Episcopado, amenaza con destruir la eficacia y aún la
ramente políticas, se pretendía extender a toda la vida misma posibilidad de la presencia pública del mensaje
social, negando a la Iglesia su derecho a defender los cristiano. La privatización de ese mensaje o la interpre-
valores del Evangelio amenazados en la nueva sociedad tación libre y subjetiva del Evangelio es un peligro que
que se pretendía construir. De ahí la sorpresa y aún la los obispos denunciaron para evitar excesos tanto por
reacción violenta que suscitaron algunas declaraciones
episcopales, como la que se dio a la luz pública cuando
\\. La responsabilidad moral del voto. Nota de la Comisión permanente (Docu-
la ponencia parlamentaria elaboraba el proyecto cons- mentos de la Conferencia Episcopal..., pp. 517-520).
306 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

parte de los cristianos que militan en las filas del mar-


xismo como por aquellos otros del capitalismo que pre-
ferirían seguir contando con el apoyo de los obispos.
El 8 de mayo de 1983 el cardenal Tarancón dedicó la
última de sus cartas cristianas como arzobispo de Ma-
drid a la denuncia de una especie de revanchismo por
parte del Gobierno del PSOE, que quería quitar a nues- EPÍLOGO
tro pueblo lo que, durante muchos siglos, fue su princi-
pal apoyo, es decir el conjunto de principios de la moral
católica12. 1. ¿«Mea culpa» de la Iglesia?
El signo de la purificación de la memoria es «un acto
de valentía y humildad para reconocer las faltas cometi-
das por quienes han llevado y llevan el nombre de cris-
tianos». Estas palabras de Juan Pablo II, tomadas de la
Bula de convocación del Gran Jubileo del Año 2000, In-
carnationis mystehum, 11, introducen este comentario
sobre la purificación de la memoria querida por el Papa,
que va mucho más allá de esa reducción al revisionismo
historiográfico, hoy tan de moda y que le gusta a tanta
gente, sobre todo a ciertas publicaciones interesadas
por motivos no siempre dignos y nobles.
La conversión a la que el Papa nos invitó con motivo
del Jubileo no es un arma de demolición de la tradición
eclesial, sino un hecho interior, una llamada al vínculo
que une a las generaciones en virtud del cual «aún sin
tener responsabilidad personal ni eludir el juicio de
Dios, el único que conoce los corazones, somos porta-
dores del peso de los errores y de las culpas de quienes
nos han precedido» (Ibid.).
No puede afirmarse que el presente es mejor que el
pasado. Que vivimos en una situación mejor: el juicio
retrospectivo queda legitimado por la severidad que de
bemos usar para el hoy. Ninguna autocomplac en( l.i
sino un sentido recto de la justicia, que contrasta con el
12. V.ENRIQUE Y TARANCÓN, Cartas a uncristiano (Madrid, PPC, 1987). difundido perdonismo tan de moda y tan hipócritamoii
308 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EPILOGO 309

te incomprendido hacia los predecesores. Son muchos cación de la memoria es un buen antídoto frente a los
los que consideran que todo en el pasado fue negativo, lugares comunes que pretenden crear criterios de re-
se hizo mal, y que sólo nosotros lo estamos haciendo lectura de la experiencia histórica de los cristianos en
bien. ¡Mañana vendrán otros que tendrán que pedir per- el tiempo histórico, a menudo causa de escándalo y de
dón por lo mal que lo estamos haciendo ahora! desorientación.
La ecuanimidad invocada por el Papa le induce a re- No podemos ser tan rigurosos con hombres y cosas
cordar los sufrimientos infligidos a los cristianos por las de los siglos pasados y, al mismo tiempo, cerrar los ojos
ideologías y los sistemas de poder desencadenados en la ante las experiencias que hemos atravesado o que in-
historia de los dos últimos siglos: «En la historia del pa- cluso están ocurriendo todavía en nuestro tiempo, ante
sado y del presente se han producido y se producen fre- nuestra rabia o impotencia.
cuentemente casos de marginación, injusticia y persecu- A fuerza de repetir que el Papa «pide perdón», se nos
ción en relación con los hijos de la Iglesia» (Ibid.). quiere falsificar la historia diciendo que la «Iglesia lo ha
La autocrítica de la Iglesia es el primer punto funda- hecho todo o casi todo mal». Por eso se arrepiente.
mental que, según el Papa, debe caracterizar el Jubileo Cuando el Papa nos dice que la Iglesia asume con una
y el que la prensa ha puesto en mayor evidencia, con ti- conciencia más viva el pecado de sus hijos y recuerda
tulares como: «Papa valiente, que pide perdón por la todas las circunstancias en que a lo largo de la historia
Iglesia»; «La Iglesia se arrepiente y pide por todos»; «Un se ha alejado del espíritu de Cristo y del Evangelio, nos
mea culpa para la unidad de la Iglesia». hace una invitación muy sugestiva, que debemos captar
En realidad, el Papa reconoce que a veces los cristia- en su profundo valor espiritual, como acto de valentía y
nos han sido motivo de antitestimonio y de escándalo. sin complejo alguno.
Por ello, la Iglesia no puede entrar en el nuevo milenio Cuenta Vittorio Messori en sus Leyendas negras de la
sin invitar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimien- Iglesia que Leo Moulin, un profesor racionalista cuyo ag-
to, de errores, infidelidades, incoherencias y, retrasos. noscitismo bordea el ateísmo, le pidió que repitiera a los
El Papa nos invitó a un serio examen de conciencia creyentes uno de sus principios, madurado a lo largo de
sobre nuestras responsabilidades a propósito de los una vida de estudio y experiencia: «Haced caso a este
males de nuestro tiempo: viejo incrédulo que sabe lo que dice: la obra maestra de
— indiferencia religiosa, la propaganda anticristiana es haber logrado crear en
— pérdida del sentido trascendente de la vida, los cristianos, sobre todo en los católicos, una mala
— ambiente de secularismo y de relativismo ético, conciencia, infundiéndoles la inquietud, cuando no la
— corresponsabilidad de los cristianos en el campo de vergüenza, por su propia historia. A fuerza de insistir,
la injusticia y de la emarginación social. desde la Reforma hasta nuestros días, han conseguido
convenceros de que sois los responsables de todos o
El sentido del Gran Jubileo no podía quedar redu- casi todos los males del mundo. Os han paralizado en l.i
cido ni limitado al hecho o al gesto, ciertamente im- autocrítica masoquista para neutralizar la crítica do lo
portante y significativo, de autocrítica por parte de la que ha ocupado vuestro lugar (...) Y vosotros, casi sit-m
Iglesia por sus errores en la historia pasada. La purifi- pre, ignorantes de vuestro pasado, habéis acabado pm
310 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
EPÍLOGO 311

creerlo, hasta el punto de respaldarlos. En cambio, yo


(agnóstico, pero también un historiador que trata de ser Se comprende que la Iglesia no sienta el peso de la
objetivo) os digo que debéis reaccionar en nombre de la historia porque cada vez que da a conocer al hombre la
verdad. De hecho, a menudo no es cierto. Pero si en al- salvación realizada por Cristo, la Iglesia rejuvenece y
gún caso lo es, también es cierto que, tras un balance de esto ocurre cada vez que vuelve a sus orígenes.
veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen am- Anunciando el Evangelio la Iglesia vive y se refuerza.
pliamente sobre las tinieblas. Luego, ¿por qué no pedís Si la Iglesia no cumpliera su misión evangelizadora
cuentas a quienes os las piden a vosotros? ¿Acaso han entonces envejecería, quedaría esclerotizada, fosilizada.
sido mejores los resultados de lo que ha venido des- Pero la historia de la Iglesia ha sido hecha por los
pués? ¿Desde qué pulpitos escucháis, contritos, ciertos hombres cargados de pecados, limitaciones, debilida-
sermones» (pp. 17-18). des y miseria.
Y el cardenal Biffi, arzobispo de Bolonia, en el prefa- Sin embargo, si pusiéramos en una balanza simbóli-
cio a dicho libro escribe: «Cuando se habla de culpas ca toda la santidad de la Iglesia en sus dos mil años de
históricas de la Iglesia, no hay que desestimar el hecho historia y en la otra las escorias de estos veinte siglos
de que ésta es la única realidad que permanece idéntica veríamos que el plato de la balanza se decantaba decidi-
en el curso de los siglos, y por tanto acaba siendo tam- damente por la primera.
bién la única llamada para responder de los errores de Lo cual no quiere decir que no tengamos que liberar-
todos. nos de todo lo que nos impide caminar más ligeros en
¿A quién se le ocurre preguntarse, por ejemplo, cuál nuestra vida cristiana.
fue, en la época del caso Galileo, la posición de las uni- La purificación de la memoria es el examen de la pro-
versidades y otros organismos de relevancia social res- pia conciencia que pone a cada ser humano ante la ver-
pecto a la hipótesis copernicana? ¿Quién le pide cuen- dad, una etapa importante para el abrazo con el Padre
tas a la actual magistratura por las ideas y las conductas misericordioso que es signo de la sobreabundancia de
comunes de los jueces del siglo XVII?... Es importante la gracia allí donde abundó el pecado (Rm 5, 20).
observar que acusar a la Iglesia viva de hoy en día de La historia de la Iglesia es una historia de santidad.
sucesos, decisiones y acciones de épocas pasadas, es El «símbolo» por esencia de lo que más tendría que
por sí mismo un implícito pero patente reconocimiento arrepentirse la Iglesia es la Inquisición. El Vaticano or-
de la efectiva estabilidad de la Esposa de Cristo, de su ganizó un congreso en 1998 para examinar la actua-
intangible identidad que, al contrario de todas las de- ción de esta institución de cara a la posibilidad de que
más agrupaciones, nunca queda arrollada por la histo- la Iglesia pidiera perdón por ello en el año 2000. Exper-
ria; de su ser "casi-persona" y por lo tanto, sólo ella, su- tos de todo el mundo se reunieron para analizar esta
jeto perpetuo de responsabilidad» (pp. 11-12). cuestión.
El Papa afirma que: «El paso de los creyentes hacia el Algunos no compartían el propósito del Papa y otros
Tercer Milenio no se resiente absolutamente del cansan- si. Los que no lo compartían decían que tiene que pedir
cio que el peso de dos mil años de historia podría llevar perdón quien ha hecho una cosa mal y que pedir noso-
consigo» (Bula, 2). tros perdón hoy por unas responsabilidades de hace
tres o cuatro siglos no tienen ningún sentido. Además,
312 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EPILOGO 313

hay que pedir perdón a aquel al que se ha ofendido. Y 2. Polémica sobre el perdonismo en España
hay que pedir perdón cuando uno ha hecho una cosa
mala sabiendo que era mala, pero toda aquella gente no Existe por parte de muchos historiadores, o presun-
pensaba que estaba haciendo monstruosidades, sino tos tales, una increíble superficialidad cuando se abor-
todo lo contrario; creían que obraban rectamente. da este tema y más todavía por parte de los medios de
Los partidarios de pedir perdón tenían en cuenta que comunicación que pretenden identificar el «mea culpa»
la Iglesia es una institución con una historia de siglos. de los obispos franceses por el silencio ante el Régimen
Pedir perdón hoy por una cosa ocurrida ayer no signifi- de Vichy con la petición de perdón que deberían hacer
ca que yo sienta una responsabilidad personal de aquel los obispos españoles por una supuesta complicidad
mal, sino que de alguna manera asumo esta responsabi- con el Régimen franquista. Ante todo hay que decir que
lidad colectiva de la institución en algo que aparece son dos cosas completamente distintas: el nazismo in-
para la mentalidad actual como una carga. Algunos con- tentó destruir a la Iglesia, mientras que Franco salvó a
gresistas dijeron que en lugar de hablar de perdón, ha- la Iglesia de su destrucción. Ésta es una verdad históri-
bría que hablar de vergüenza; vergüenza desde nuestra ca que a muchos les cuesta digerir.
mentalidad de hoy de una cosa ocurrida ayer. Después de la guerra, en España no hubo silencio
Pero la pregunta general fue: ¿Qué institución no ten- sino miedo, no hubo desinterés sino acciones aisladas
dría que pedir perdón? Tendrían que hacerlo práctica- de intervención en favor de los condenados. Afortuna-
mente todas: los reyes, los Estados, los magistrados, los damente, algunos obispos comenzaron muy pronto a
ejércitos, los partidos políticos, los sindicatos, los pe- levantar su voz crítica que supuso también una espe-
riodistas, etc. Pero esto no se le ocurre a nadie. ranza para los católicos que no se sentían a gusto en el
A este paso estaríamos asistiendo a una confesión nuevo Régimen.
general todos los días y no hay por qué estar volviendo Por otra parte, los católicos más sensatos sabían que
siempre sobre el pasado con gestos que, en definitiva, si la Iglesia actuaba así era condicionada por las cir-
son un tanto artificiales y postizos y que acabarían per- cunstancias, ya que la Iglesia no era eso, no eran ésas
diendo sentido. Un gesto puede ser el de pedir perdón sus enseñanzas y su doctrina. Que determinadas actitu-
explícitamente, con todos los matices explicados, pero des de felonía no debían generalizarse en una institu-
puede hacerse otra cosa: la rehabilitación de personas ción que había demostrado su ejemplaridad histórica.
condenadas, cuando se puede. La Inquisición, fue hija La gratitud de los obispos a Franco no fue colabora-
de su tiempo, pero su realidad fue exagerada por la le- cionismo, ya que la Iglesia fue la única voz crítica que el
yenda negra, como explica J.I. Tellechea, de quien he Régimen tuvo en España. He dicho en este libro que
tomado las ideas expuestas en esta página (Vida Nueva, Franco abogó siempre personalmente con benevolencia
31 de julio de 1999, pp. 8-10). y discreción por la concordia en las relaciones Iglesia-
Estado. El hecho más significativo fue el llamado «caso
Añoveros». El cardenal Tarancón habla en sus Confesio-
nes del amor a Dios y a España de Franco «a quien sin-
ceramente queríamos y admirábamos».
314 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EPÍLOGO 315

Una cosa es lo que la Iglesia pudo hacer y otra muy dis- ña que había sido fracturada por el odio entre herma-
tinta lo que a nosotros nos habría gustado que hiciera. nos. Esto hubiera sido un consuelo para miles de católi-
Hoy nos gustaría que los obispos de aquellos años se cos que se sintieron en muchos momentos desampara-
hubiesen hecho cargo de la situación de otra forma y dos respecto a sus pastores.
que hubiesen manifestado una solidaridad más activa En una palabra, nos hubiera gustado que los obispos
hacia las víctimas del bando republicano; que hubiesen hubiesen conciliado sencillamente los presupuestos
tenido más sensibilidad y formación jurídica. fundamentales de la religión católica: paz, justicia y
También nos gustaría hoy que la Iglesia española hu- perdón.
biese jugado durante la guerra un papel de moderación La realidad fue mucho más cruda de lo que muchos
que se le podía exigir ante la grave situación y que sur- creen. Muchos testimonios lo documentan con gran elo-
ge del mensaje evangélico, y su contribución al proceso cuencia.
de paz debería haber sido enfocar hacia la paz la educa- Cuando en plena guerra, el gobierno republicano in-
ción de las jóvenes generaciones y proclamar que la paz vitó al cardenal Francisco Vidal a que regresara a su dió-
es fruto de la justicia. cesis de Tarragona, él tuvo la valentía de contestar en
No cabe duda que durante el franquismo, las actitu- estos términos:
des de algunos eclesiásticos y también de algún obispo «¿Cómo puedo yo dignamente aceptar tal invitación,
rayaron lo ofensivo para las conciencias cristianas con cuando en las cárceles continúan sacerdotes y religiosos
su apoyo indisimulado al Régimen y con su compren- muy celosos y también seglares detenidos y condena-
sión hacia la represión política del Estado que duró mu- dos por haber practicado actos de su ministerio, o de ca-
cho tiempo, aunque muy mitigada y reducida pasados ridad y beneficencia, sin haberse entrometido en lo más
los primeros años de la posguerra. mínimo en partidos políticos? Los fieles todos, y en par
Hubo silencios muy llamativos por parte de la Iglesia, ticular los sacerdotes y religiosos, saben perfectamente
pero en aquellas circunstancias era muy difícil por no los asesinatos de que fueron víctimas muchos de sus
decir imposible hacer algún gesto público de protesta, hermanos, los incendios y profanaciones de templos y
adhesión o solidaridad, que no hubiera tenido ninguna cosas sagradas, la incautación por el Estado de todos los
repercusión ya que la censura estatal habría impedido bienes eclesiásticos y no les consta que hasta el presen
cualquier publicidad del mismo. Esto ocurrió con la pas- te la Iglesia haya recibido de parte del Gobierno i cp.it .1
toral del cardenal Goma al terminar la guerra sobre los ción alguna, ni siquiera una excusa o protesta».
deberes de la paz y la reconciliación nacional. Otros do- Podrían aportarse otras intervenciones públiuis de
cumentos suyos pidiendo libertad para los movimientos obispos y sacerdotes desde los primeros momentos del
estudiantiles católicos también fueron censurados y conflicto en favor del perdón, la paz y la re( <>nc llitw 11111
Goma murió amargado por la orientación totalitaria que entre los españoles. Pero lo citado es sul¡< lente prtirt
fue asumiendo el Régimen; un Régimen que él había desmentir rotundamente una atrevida «IIIIIIMI Ion tlt*
apoyado porque salvó a la Iglesia de la destrucción. Azaña, completamente falsa, que él lanzo sin UIIIH H
Hoy nos gustaría que la Iglesia hubiera lanzado unas prueba alguna: «Después de catorce meses de uirtMn/M,
propuestas basadas en la reconciliación para una Espa- todavía no ha pronunciado nadie, con .mtoililiMl «11 la
316 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA EPÍLOGO 317

jerarquía, las palabras de paz, de caridad, de perdón más destructiva de su historia. No queremos señalar
que les corresponde decir si de verdad su reino no es de culpas a nadie en esta trágica ruptura de la convivencia
este mundo»1. entre los españoles. Deseamos más bien pedir el per-
En 1986, los obispos españoles ratificaron la convic- dón de Dios para todos los que estuvieron implicados
ción de sus hermanos en el Episcopado de 1937 en el en acciones que el Evangelio reprueba, estuvieran en
documento Constructores de la paz, en el cual dijeron uno u otro lado de los frentes trazados por la guerra. La
una palabra de paz con ocasión del cincuenta aniver- sangre de tantos conciudadanos nuestros derramada
sario del comienzo de la guerra civil. Dieron en él por como consecuencia de odios y venganzas, siempre in-
supuesto «que las motivaciones religiosas estuvieron justificables, y en el caso de muchos hermanos y her-
presentes en la división y enfrentamiento de los espa- manas como ofrenda martirial de la fe, sigue clamando
ñoles», aunque sus causas fueran más complejas. Por al Cielo para pedir la reconciliación y la paz».
ello dijeron que «los estudios de la historia y de la so- Del cardenal Tarancón, conocido por su actitud críti-
ciedad tienen que ayudarnos a conocer la verdad entera ca frente a los excesos del Régimen de Franco, son estos
acerca de los precedentes, las causas, los contenidos y tres textos, escogidos entre otros muchos:
las consecuencias de aquel enfrentamiento». — «Yo durante la República y en los comienzos del Mo-
Con firme decisión rechazaron nuestros obispos los vimiento, creía que estábamos haciendo una cosa
intentos de desfigurar aquellos hechos. Sólo la Verdad sana al oponernos a una República que nos parecía
nos hace libres. Y en aras de esta verdad no dudaron en dañina para la Iglesia y para España»;
afirmar: «Aunque la Iglesia no pretende estar libre de — «La Iglesia tenía el deber de ser beligerante porque
todo error, quienes le reprochan el haberse alineado uno de los bandos defendía la civilización cristiana y
con una de las partes contendientes deben tener en era el único que podía garantizar la libertad evange-
cuenta la dureza de la persecución religiosa desatada lizadora de la Iglesia»;
en España desde 1931. Nada de esto, ni por una parte ni — «Los rojos pretendían descristianizar a España: era
por otra, se debe repetir. Que el perdón y la magnanimi- obligatorio empuñar las armas en defensa de la fe».
dad sean el clima de los nuevos tiempos. Recojamos to-
dos la herencia de los que murieron por la fe, perdonan- «Quienes le reprochan (a la Iglesia) el haberse alinea-
do a quienes los mataban, y de cuantos ofrecieron sus do con una de las partes contendientes deben tener en
vidas por un futuro de paz y justicia para todos los es- cuenta la dureza de la persecución religiosa desatada
pañoles» 2. en España desde 1931» (Constructores de la paz. Confe-
El 26 de noviembre de 1999 la Conferencia Episcopal rencia Episcopal Española. 1986).
Española hizo público el documento La fidelidad de Dos prestigiosos historiadores extranjeros la resumie-
Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX en el que di- ron en estas frases: «Posiblemente en ninguna época de
jeron: «También España fue arrastrada a la guerra civil la historia de Europa, y posiblemente del mundo, se ha
manifestado un odio tan apasionado contra la religión y
1. M AZAÑA,Memoriaspolíticasydeguerra (Barcelona,Crítica, 1978),II,p. 256.
cuanto con ella se encuentra relacionado» (H. Thomas).
2. Constructores de la paz, cap. IV («Ecclesia» 6 [1986] 1122). «La persecución de la Iglesia católica fue la mayor jamás
318 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

vista en Europa occidental, incluso en los momentos más


duros de la Revolución francesa» (St. G. Payne).
Lo mismo dijeron en su día los obispos españoles,
que vivieron la tragedia, y el Papa: «Casi no hallaríamos
en el Martirologio Romano una forma de martirio no usa-
da... sin exceptuar la crucifixión; y en cambio hay formas
nuevas de tormento que han consentido las sustancias y APÉNDICES
máquinas modernas» (Carta colectiva de 1937). «Todo
ello con un odio, una barbarie y una ferocidad que no se
hubiera creído posible en nuestro siglo» (Pío XI). TRES HOMILÍAS
DEL CARDENAL TARANCÓN
I

FUNERAL POR CARRERO BLANCOl

Hermanos:

«La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios


ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíri-
tu Santo que se nos ha dado».
Estas palabras del apóstol que acabamos de escuchar
aclaran, mejor que ninguna otra cosa, el verdadero sen-
tido del acto que estamos celebrando, de estas exequias
cristianas que nada tienen que ver con la amargura y
menos con la desesperación de quienes contemplen la
muerte sin los ojos de la fe.
En este culto todas las plegarias que recitamos rebo-
san esperanza. Una esperanza que no es una simple ilu-
sión, sino que abre un resquicio de luz y de consuelo en
medio de nuestro dolor, porque los cristianos sabemos
«de quién nos hemos fiado» y estamos seguros de que
no podemos quedar defraudados.
Cristo, el Señor, fue delante de nosotros con su muer-
te. Fue también delante en su resurrección. Gracias a
ella el mundo, aunque es un «valle de lágrimas», como
dice la Salve, no es una mazmorra sin salida ni un lugar
de desdicha.
En nuestra vida el Padre permite el sufrimiento,
como lo permitió en la de Jesucristo, su Hijo. Todos te-
nemos que participar en su Cruz como Él nos anunció:
«El que quiera venir en pos de mí, niegúese a sí mismo,
tome su cruz y sígame».

1. 6.0. de la Archidiócesis de Madrid-Alcalá, 1 enero 1974, pp. 10-14.


322 APÉNDICES 323
LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

Pero es necesario recordar, hermanos, que la cruz de Para quienes no tienen fe, esta rotura es causa de an-
Cristo no nos aplasta. Al contrario: nos purifica y nos gustia y desesperación.
eleva. Porque «el yugo de Cristo es suave y su carga li- No así para el creyente. Nosotros sabemos que sobre
gera». Son los pecados de los hombres, son nuestros este fondo de dolor, de tristeza y de llanto, la esperanza
egoísmos quienes hacen pesada y cuesta arriba nuestra cristiana abre un horizonte de claridad. Sabemos, como
vida. Son, especialmente, las rencillas y los odios quie- decía santa Teresa, que «esta vida no es la vida». Sabe-
nes secan el corazón y convierten, no pocas veces, la mos que quienes mueren en la fe de Cristo que recibie-
vida sobre la tierra en una lucha fratricida. Si en algu- ron en el bautismo, si han sabido ser fieles a ella -aun
nos momentos la vida de los hombres es amarga, no es dentro de las limitaciones y fallos de nuestra condición
porque ése sea el plan de Dios, es porque los hombres humana- se encontrarán que la muerte no es un final,
se han salido de ese plan. Sí, son los pecados de los sino un nuevo principio, la entrada en la vida que no
hombres lo que hacen tan difícil, tan ardua, tan angus- tiene ocaso, el encuentro con Cristo que no tiene fin.
tiosa la vida que Dios quiso «suave y ligera». Por eso la Iglesia, en el oficio de difuntos, llama con
Nuestro hermano Luis, en torno a cuyo nombre y re- gozo a los santos de Dios y a los ángeles del cielo para
cuerdo estamos congregados, ha sido víctima de ese que vengan a recibir a quien, al unirse a la muerte de
odio, que es antihumano, pero es, sobre todo, anticris- Cristo, empieza en el mismo momento a participar tam-
tiano. El dolor y el sufrimiento que todos compartimos bién en su resurrección.
en estos momentos es el fruto que produce el olvido de Pero, siendo todo esto verdad y llenándonos de
Dios y de la misma dignidad humana. gozo el saber que quien ha muerto en la fe está ya en
Si estamos hoy aquí es para conseguir que esta emo- las dulces manos de Dios, yo quisiera subrayar aquí el
ción humana dignísima que todos compartimos sea ilu- otro aspecto del problema. Porque la esperanza cristia-
minada por la fe y se convierta en oración esperanzada. na no sólo alegra sobre lo que hay al otro lado de la
Esta esperanza es la que vienen a recordarnos los textos muerte, sino que también ilumina lo que vemos y vivi-
litúrgicos que acabamos de leer. mos a este lado. Es aquí donde plantamos las luces de
La muerte nos asusta a todos, la muerte de los gran- esa resurrección; es en la fe vivida con todas sus conse-
des y de los pequeños, la que llega por los caminos de la cuencias; es en la fe vivida y encarnada en el amor a
enfermedad y la que nos sorprende por la vía de la vio- nuestros hermanos, donde conseguiremos esa gloria que
lencia. Siempre es una vida que se rompe; una existencia nos espera.
que, al menos visiblemente, se acaba; algo que quienes Quiero subrayar esto porque hay quienes caen en el
soñamos con la permanencia y anhelamos instintiva- error de creer que la fe es sólo una receta para la otra
mente la eternidad nunca lograremos comprender. vida. Contra esta visión estrecha nos previene el Conci-
La muerte siempre es un desgarro para el que se va y lio con palabras bien claras: «Se equivocan los cristia
un vacío para los que aquí quedamos. Al pasar de los nos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad per
años van quedando huecos a nuestro alrededor y esos manente, pues buscamos la futura, consideran que
huecos nos acongojan porque vienen a recordarnos la pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cucn
limitación de nuestra propia existencia sobre la tierra. ta de que la propia fe es un motivo que les obliga al más
324 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
APÉNDICES 325

perfecto cumplimiento de todas ellas, según la voca-


ción personal de cada uno». Este doble amor a la fe y a nuestros hermanos es lo
Estas palabras nos dan ocasión para poner aquí de re- que hoy nos ha reunido. Y ésta es -me parece- la gran
lieve que la actividad desarrollada en servicio de la patria lección que hoy podríamos aprender todos, y el mejor
por este hermano nuestro, cuya memoria nos reúne, no servicio a la memoria de nuestro hermano muerto.
es algo ajeno a sus creencias religiosas ni independiente Si su entrega a los demás es la fuente de nuestra es-
de ellas, sino que es fruto de las mismas o, cuando me- peranza, esa misma esperanza debe ser hoy para los
nos, algo que esas creencias iluminan y profundizan. que estamos aquí un acicate en nuestro amor a los de-
más. Cuando todo se va, el amor queda. La muerte bo-
Alguien ha escrito que «cuando, siguiendo el man-
rra todo menos lo que hemos amado. Si esta trágica
dato de Cristo, nos amamos los unos a los otros esta-
muerte nos descubriera a todos que la preocupación
mos ya participando de los frutos de la resurrección», y
por el bien común, por la grandeza de la nación, por su
¿cómo no reconocer que este amor de los unos a los
convivencia pacífica en la justicia, por su elevación y
otros encuentra una de sus expresiones en el amor y el
desarrollo en todos los órdenes: económico, cultural,
servicio a la patria? Sí, lo diremos abiertamente: el ser-
político, religioso, son tareas que a todos nos incumben
vicio a los demás, particularmente cuando este servicio
como españoles y también como cristianos, habríamos
tiene una responsabilidad comunitaria y nacional,
logrado que ésta fuera una hora de fecundidad y no
cuando en él se pone recta intención y espíritu de entre-
sólo de llanto.
ga, cuando, sobre todo, se sacrifica en él hasta la propia
vida, es no sólo una virtud patriótica sino también una Y permitidme que concluya ahora con un recuerdo
virtud religiosa que será recompensada por Dios. personal que me conmueve especialmente. No creo que
Espero que a nadie le extrañe oírme estas palabras. sea revelar ningún secreto si digo que, hace algo menos
Yo sé muy bien que nuestra condición de cristianos y de de un año, en una de las cartas que tuve la fortuna de
obispos de la Iglesia en nada recorta nuestra condición cruzar con el almirante Carrero Blanco, él escribió una
de miembros de este país que Dios nos dio como campo frase que es hoy su mejor elogio: «Ha de saber, señor
de vida y de trabajo. Recientemente pude decirlo en el cardenal -me decía-, que para mí es más importante ser
pleno de la Conferencia Episcopal Española «Todos y hijo de la Iglesia que ser vicepresidente del Gobierno».
cada uno de los obispos de esta Conferencia Episcopal Es a este hijo a quien la Iglesia recibe hoy y le devuel-
amamos con pasión a la Iglesia y estamos siempre dis- ve lo único que la Iglesia tiene: su oración. Su oración y
puestos a servirla hasta el sacrificio, pero somos tam- su esperanza, la certeza de que su entrega a los demás
bién españoles que amamos a nuestra patria con pasión no fue baldía.
y estamos siempre dispuestos a sacrificarnos por ella Es a esta esperanza a la que os invito a todos. Es en
-por su bienestar y por su paz- y estaremos siempre esta serena oración en la que os pido me acompañéis.
prestos a sacrificarnos por el bien de la Iglesia y de la Amén.
patria, a trabajar incansablemente para conseguir la ar-
monía, la concordia, la paz -la auténtica reconciliación-
dentro y fuera de la Iglesia».
/
\

II

PRONUNCIADA EN LA MISA DE «CORPORE


INSEPULTO» CELEBRADA EN EL PALACIO
DE EL PARDO POR EL JEFE DEL ESTADO,
FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, EN LA
MAÑANA DEL 20 DE NOVIEMBRE DE 1975 2

«La vida de los justos está en manos de Dios» (Sb 3,


1). Yo, que como sacerdote, he pronunciado tantas ve-
ces estas palabras, siento hoy una especialísima emo-
ción al repetirlas ante el cuerpo de quien, durante casi
cuarenta años, con una entrega total, rigió los destinos
de nuestra Patria. En esta hora nos sentimos todos
acongojados ante la desaparición de esta figura auténti-
camente histórica. Nos sentimos, sobre todo, doloridos
ante la muerte de alguien a quien sinceramente quería-
mos y admirábamos. Hay lágrimas en muchos ojos y yo
quiero que mis primeras palabras de obispo sean para
recordar a todos, a la luz de nuestra fe cristiana, que los
muertos no mueren del todo, que la muerte no es fin,
sino principio, que es la puerta de la vida verdadera, el
ingreso en la casa del Padre. Todos nos vamos, todos
caemos. Pero los creyentes sabemos que «hay alguien
que acoge esa caída con suavidad inmensa entre sus
manos». Francisco Franco, después de una larga vida,
cargada de enormes, de tremendas tareas y responsabi-
lidades, está ya en las manos de Dios, manos justas y
misericordiosas, manos paternales.

2. B.O. de la Archidiécesis de Madrid-Alcalá, 1975, n. 20 y 21, pp.KO I -8().l.


328 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
APÉNDICES 329

Y como todos necesitamos de la misericordia de


Dios, nos hemos reunido aquí para acompañarle en esta son capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble
hora con nuestra oración, con el sacrificio redentor de que es la política» a «ejercitarlo con olvido del propio
Cristo, para que alcance esa misericordia del Padre que interés».
todos necesitamos. Creo que nadie dudará en reconocer aquí conmigo la
Nos hemos reunido para esto: para rezar. No debéis absoluta entrega, la obsesión diría incluso, con la que
esperar de mis palabras ni un juicio histórico, ni tampo- Francisco Franco se entregó a trabajar por España, por
co un elogio fúnebre. Ni es éste el momento de tales jui- el engrandecimiento espiritual y material de nuestro
cios, ni es función de la Iglesia el formularlos. La Iglesia país, con olvido incluso de su propia vida.
es madre. Su función es amar. Y ante el cuerpo del hijo Este servicio a la Patria -lo he dicho ya en otra oca-
que se ha ido a la casa del Padre casi el único modo de sión- es también una virtud religiosa. No hay incompa-
amar es rezar. tibilidad entre el auténtico amor a la Patria y la fe cris-
tiana. Si alguna forma de incompatibilidad existiera es
Todos necesitamos la oración de todos. Y quizá más
porque se entiende mal el amor a la Patria o porque se
que nadie aquellos a quienes Dios ha encomendado la
vive mal la fe cristiana: porque el servicio a la comuni-
tremenda tarea de mandar o dirigir. Los medievales ha-
dad degenera en falso nacionalismo o porque la fe se
bían entendido bien esta hora final cuando, en sus
pone no al servicio del evangelio, sino al de una ideolo-
«danzas de la muerte», pintaban a reyes, gobernantes,
gía humana.
papas, cardenales, obispos, ricos y guerreros, dejando
sus coronas, sus entorchados, sus mitras, sus tesoros y El amor a Dios no puede oponerse al amor a los her-
sus espadas, para llegar ante Dios desnudos e inermes. manos que Él ha colocado en torno nuestro. Quien ama
Sin embargo, no llegamos desnudos ante Dios. El a sus hermanos está amando a Dios. Quien sirve a la co-
bautismo es nuestro vestido, las buenas obras son nues- munidad, a su desarrollo, a su bienestar, a su unidad,
tro equipaje, el único que tiene valor en esta hora. Como cumple un deber que para los cristianos es un deber sa-
decía san Juan de la Cruz «a la caída de la tarde seremos grado, una consecuencia de su misma fe.
examinados de amor». Quien tanto y tanto luchó hasta extinguirse por nues-
Y este amor de Francisco Franco es el que sí puedo tra Patria presentará hoy en las manos de Dios este es-
elogiar yo en esta hora. Cada hombre tiene distintas fuerzo que habrá sido su manera de amar, con limi-
maneras de amar. La del gobernante es la entrega total, taciones humanas, como las de todos, pero esforzada y
incansable, llena a veces de errores inevitables, incom- generosa siempre. Yo estoy seguro de que Dios perdo-
prendida casi siempre, al servicio de la comunidad na- nará sus fallos, premiará sus aciertos y reconocerá su
cional. El concilio Vaticano II no dudó en proclamar la esfuerzo. Nosotros, con nuestra oración de hoy, le
nobleza de este oficio de servir a la Patria desde el difí- acompañaremos para que ese perdón y ese reconoci-
cil puesto de la política: «La Iglesia alaba y estima -dice- miento sea completo.
la labor de quienes, al servicio del hombre, se consa- Él ha muerto uniendo los nombres de Dios y de Espa-
gran al bien de la comunidad pública y aceptan las car- ña, como acabamos de oír en el último Mensaje. Gozoso
gas de este oficio». Y en otro lugar exhorta a «quienes porque moría en el seno de la Iglesia de la que siempre
ha sido hijo fiel.
330 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
APÉNDICES 331

Yo me atrevería a dar a este acto otro significado en un reciente documento los obispos españoles. Pero
más. No basta con rezar por los muertos. Siempre hay «es también una tarea posible y, por tanto, obligatoria».
algo que aprender de ellos, de todos. Me parece que en El destino de España en esta hora importante está en las
este momento a la oración por el Jefe del Estado falleci- manos de Dios. Pero está también en las manos de to-
do y por la Patria hemos de unir todos una promesa fir- dos nosotros. Si todos cumplimos con nuestro deber
me, serena, comprometida. con la entrega con que la cumplió Francisco Franco
La muerte del Caudillo nos recuerda que la obliga- nuestro país no debe temer por su futuro.
ción de trabajar y sacrificarse por la Patria no es sólo No es ésta hora de tragedias ni de pánicos. Es hora
función de los que gobiernan, sino de todos. Todos so- que todos los españoles cumplamos con nuestro deber
mos responsables de que España viva en paz, de que de servicio a la comunidad. Yo pido este esfuerzo, como
todos los españoles gocen de la libertad y los medios español, a todos los españoles. Yo os lo pido a todos los
suficientes para desarrollar su propia personalidad y cristianos como obispo.
para mantener su dignidad de hombres y cristianos. Este compromiso será, junto a nuestra oración, el me-
Pienso que ante este cadáver, debemos formular todos jor regalo, el mejor elogio, que podemos hacer a quien
la promesa de borrar todo cuanto pueda separarnos y acaba de dejarnos. Que el Señor le ayude a él y a noso-
dividirnos, la de olvidar nuestros egoísmos e intereses tros en esta hora. Que a nosotros nos dé el coraje y a él
personales, la de evitar cualquier tipo de partidismos el descanso. Que a nosotros y a él nos dé su paz.
excluyentes que puedan entorpecer esa felicidad de to-
dos. El respeto, el diálogo, la aceptación de las diferen-
cias lícitas debe sustituir a la lucha; la convivencia debe
borrar los exclusivismos.
Todos tenemos una gran tarea ante nosotros. Tendre-
mos que recoger cuanto de positivo se ha construido en
estos años; tendremos que mejorar cuanto quedó a mi-
tad de camino; tendremos que superar cuanto pueda di-
vidirnos y aceptar lo que deba diferenciarnos; tendre-
mos que trabajar todos juntos para que la justicia, la
libertad, el amor y la paz creen un clima de convivencia
fraternal de la que nadie se deba sentir excluido siempre
que esté dispuesto a colaborar al bien de todos.
En esta hora decisiva para nuestro país y ante el
cuerpo del hermano que acaba de abandonarnos, creo
realizar el mayor homenaje hacia él y cumplir, al mismo
tiempo, mi misión de obispo llamando a todos los espa-
ñoles a la unión, a la concordia, a la convivencia frater-
na. Es ésta, lo sé, «una tarea difícil», como hemos dicho
/

III
EN LA MISA DEL ESPÍRITU SANTO CELEBRADA
EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN JERÓNIMO
EL REAL, EN LA MAÑANA DEL 27 DE NOVIEMBRE
DE 1975, CON MOTIVO DE LA EXALTACIÓN DEL REY
DON JUAN CARLOS I AL TRONO DE ESPAÑA 3

Majestades, Excelentísimos señores de las Misiones


Extraordinarias, Excelentísimo señor Presidente del
Gobierno, Excelentísimo señor Presidente de las Cor-
tes y del Consejo del Reino, Excelentísimos señores,
Hermanos:
Habéis querido, Majestad, que invoquemos con Vos
al Espíritu Santo en el momento en que accedéis al tro-
no de España. Vuestro deseo corresponde a una antigua
y amplia tradición: la que a lo largo de la historia busca
la luz y el apoyo del Espíritu de sabiduría en la corona-
ción de los papas y de los reyes, en la convocación de
los cónclaves y de los concilios, en el comienzo de las
actividades culturales de universidades y academias,
en la deliberación de los consejos.
Y no se trata, evidentemente, de ceder al peso de una
costumbre: en vuestro gesto hay un reconocimiento pú-
blico de que nos hace falta la luz y la ayuda de Dios en
esta hora. Los creyentes sabemos que, aunque Dios ha

3. V. ENRIQUE Y TARANCÓN, Confesiones, pp. 865-868. Esta homilía fue publi-


cada también en toda la prensa nacional, en diversas revistas y en muchos boletines
eclesiásticos. Pero la mayoría de ellos la publicaron sin las notas a pie de página, que
son fundamentales para entender que el cardenal Tarancón basó su homilía en docu-
mentos de Pablo VI, del Vaticano II y de la Conferencia Episcopal Española.
334 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
APÉNDICES 335

dejado el mundo a nuestra propia responsabilidad y a sobre vuestros hombros, y que agradece la generosidad
merced de nuestro esfuerzo y nuestro ingenio, necesi- con que os entregáis al servicio de la comunidad na-
tamos de Él para acertar en nuestra tarea; sabemos que, cional, no puede, no podría en modo alguno, regatearos
aunque es el hombre el protagonista de su historia, difí- su estima y su oración.
cilmente podrá construirla según los planes de Dios, Ni tampoco su colaboración aquella que le es especí-
que no son otros que el bien de los hombres, si el Espí- ficamente propia. Hay una escena en los Hechos de los
ritu no nos ilumina y fortalece. Él es la luz, la fuerza, el Apóstoles que quisiera recordar en este momento. La
guía que orienta toda la vida humana, incluida la activi- primera vez que, después de la Resurrección de Cristo,
dad temporal y política. se dirigía san Pedro al templo, un paralítico tendió la
Esta petición de ayuda a Dios subraya, además, la ex- mano hacia él pidiéndole limosna. Pedro, mirándole
cepcional importancia de la hora que vivimos y también atentamente, le dijo: «No tengo oro ni plata, lo que ten-
su extraordinaria dificultad. Tomáis las riendas del Es- go, eso te doy en nombre de Jesús Nazareno, levántate
tado en una hora de tránsito, después de muchos años y anda» 4. El mendigo pedía una limosna y el Apóstol le
en que una figura excepcional, ya histórica, asumió el dio mucho más: la curación.
poder de forma y en circunstancias extraordinarias. Es- Lo mismo ocurre en la Iglesia: son muchos los que
paña, con la participación de todos y bajo vuestro cui- tienden la mano hacia ella pidiéndole lo que la Iglesia
dado, avanza en su camino y será necesaria la colabora- no tiene ni es misión suya dar, porque no dispone de
ción de todos, la prudencia de todos, el talento y la nada de eso. La Iglesia sólo puede dar mucho más: el
decisión de todos para que sea el camino de la paz, del mensaje de Cristo y la oración.
progreso, de la libertad y del respeto mutuo que todos Ese mensaje de Cristo, que el concilio Vaticano II ac-
deseamos. Sobre nuestros esfuerzos descenderá la ben- tualizó y que recientes documentos del episcopado espa-
dición de quien es el dador de todo bien. Él no hará im- ñol han adaptado a nuestro país 5 , no patrocina ni impone
posibles nuestros errores, porque humano es errar; ni un determinado modelo de sociedad. La fe cristiana no es
suplirá nuestra desidia o nuestra inhibición, pero sí nos una ideología política ni puede ser identificada con nin
ayudará a corregirlos, completará nuestra sinceridad guna de ellas, dado que ningún sistema social o político
con su luz y fortalecerá nuestro empeño. puede agotar toda la riqueza del Evangelio6 ni pertenece
Por eso hemos acogido con emocionada complacen- a la misión de la Iglesia presentar opciones o soluciones
cia este vuestro deseo de orar junto a Vos en esta hora.
La Iglesia se siente comprometida con la patria. Los
miembros de la Iglesia de España son también miem- 4. Hch3,6.
bros de la comunidad nacional y sienten muy viva su 5. Baste citar los siguientes: «Orientaciones doctrinales y pnslornleN NOIIIU III
libertad religiosa», 22 de enero de 1968; «Algunos principios cristimios rHiillvim ul
responsabilidad como tales. Saben que su tarea de tra- sindicalismo», 21 de julio de 1968; «La vida moral de nuestro pueblo», IXdr junio
bajar como españoles y de orar como cristianos son dos de 1971; «La Iglesia y la comunidad política», 23 de enero de 19/ \, ..| ,n ICI mu i
tareas distintas, pero en nada contrapuestas y en mu- liación en la Iglesia y en la sociedad», 17 de abril de 1975.
cho coincidentes. La Iglesia, que comprende, valora y 6. «Una misma fe cristiana puede conducir a compromisos dili-ii-nlPN" ll'iihlo VI,
Octogessima adveniens n. 51). «Dado que ningún sistema social o |«illlmi pm«tli' ligo
aprecia la enorme carga que en este momento echáis
tar toda lariquezadel espíritu evangélico» {La Iglesia y laainimiiilatl IHIIIIIIII,\\, U)),
336 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA APÉNDICES 337

concretas de gobierno en los campos temporales de las si es necesario, por fidelidad a ese mismo Evangelio y
ciencias sociales, económicas o políticas7. La Iglesia no por fidelidad a la patria en la que realiza su misión10.
patrocina ninguna forma ni ideología política, y si al- A cambio de tan estrictas exigencias a los que gobier-
guien utiliza su nombre para cubrir sus banderías, está nan, la Iglesia asegura, con igual energía, la obediencia
usurpándolo manifiestamente8. de los ciudadanos, a quienes enseña el deber moral de
La Iglesia, en cambio, sí debe proyectar la palabra de apoyar a la autoridad legítima en todo lo que se ordena
Dios sobre la sociedad, especialmente cuando se trata al bien común11.
de promover los derechos humanos, fortalecer las liber- Para cumplir su misión, Señor, la Iglesia no pide nin-
tades justas o ayudar a promover las causas de la paz y gún tipo de privilegio. Pide que se le reconozca la liber-
de la justicia con medios siempre conformes al Evange- tad que proclama para todos; pide el derecho a predicar
lio9. La Iglesia nunca determinará qué autoridades de- el Evangelio entero, incluso cuando su predicación pue-
ben gobernarnos, pero sí exigirá a todas que estén al da resultar crítica para la sociedad concreta en que se
servicio de la comunidad entera; que respeten sin dis- anuncia; pide una libertad que no es concesión discer-
criminaciones ni privilegios los derechos de la persona; nible o situación pactable, sino el ejercicio de un dere-
que protejan y promuevan el ejercicio de la adecuada li- cho inviolable de todo hombre12. Sabe la Iglesia que la
bertad de todos y la necesaria participación común en
los problemas comunes y en las decisiones de gobierno; 10. «Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes pre-
que tengan la justicia como meta y como norma y que dicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina sobre la sociedad, ejercer su
misión entre los hombres sin traba alguna y pronunciar su juicio moral sobre materias
caminen decididamente hacia una equitativa distribu- referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la per-
ción de los bienes de la tierra. Todo esto, que es conse- sona o la salvación de las almas, utilizando todos y sólo aquellos medios que sean
cuencia del Evangelio, la Iglesia lo predicará, y lo gritará conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y de situa-
ciones» (Vaticano II, Gaudium et spes, n. 76). «Toda la Iglesia tiene el deber de ejer-
cer la función profética que Cristo le confió asimilando la doctrina de la fe en toda su
profundidad y aplicándola plenamente a la vida, guiada por el magisterio sagrado»
7. «No pertenece de por sí a la Iglesia, en cuanto comunidad religiosa y jerár- (cfr. LG, n. 12). «De esta suerte la palabra de Dios nos ilumina, nos acucia, nos llama
continuamente a una total y sincera conversión, arrancándonos de nuestros egoísmos
quica, ofrecer soluciones concretas en el campo social, económico y político para la
e hipocresías individuales y sociales» (La Iglesia y la comunidad política, n. 24).
justicia en el mundo» (La justicia en el mundo, Sínodo de los obispos, 1971).
8. «Muchas veces sucederá que la propia concepción cristiana de la vida les 11. «Los Apóstoles, como el Maestro, reconocieron la legítima autoridad civil•
"No hay autoridad que no provenga de Dios", enseña el Apóstol, que a eonihiimeióii
inclinará en ciertos casos a elegir una determinada solución. Pero podrá suceder,
manda: "Toda persona esté sometida a las potestades superiores... Quien rcsislr a la
como sucede frecuentemente y con todo derecho, que otrosfieles,guiados por una no
autoridad resiste al orden establecido por Dios" (Rm 13,1-2)» (Decreto Di/fiilhiih
menor sinceridad, juzguen del mismo asunto de distinta manera. En estos casos de
humanae,n. 11).
soluciones divergentes, aun al margen de la intención de ambas partes, muchos tien-
12. «Entre las cosas que pertenecen al bien de la Iglesia, y aun al Ilion d«< la
den fácilmente a vincular su solución con el mensaje evangélico. Entiendan todos
misma ciudad terrena, que deben conservarse siempre y en todas parles y ddi'mlf>ii«<
que en tales casos a nadie le está permitido reivindicar en exclusiva a favor de su contra todo ataque, lo más importante es, sin lugar a dudas, que la Iglesia H<H »«ilf
parecer la autoridad de la Iglesia» (Vaticano II, Gaudium et spes, n. 43). tanta libertad de actuación cuanto es necesaria para procurar la salvación del IIIIMIIMP
9. «La acción en favor de la justicia y la participación en la transformación del Esta libertad es sagrada, y con ella dotó el Hijo unigénito de Dios a la lylenhi, i HUÍ
mundo se nos presenta claramente como una dimensión constitutiva de la predica- prada con su sangre. Y es tan propia de la Iglesia que quienes la impugnan i ilnan i mi
ción del Evangelio, es decir, la misión de la Iglesia para la redención del género tra la voluntad de Dios. La libertad de la Iglesia es el principio lunilaini'iiia! MI IH«
humano y la liberación de toda situación opresiva» (La justicia en el mundo, Sínodo relaciones entre la Iglesia y los poderes públicos y otro orden civil- (I h-i i» t*• / hnni
de los obispos, 1971). tatis humanae, n. 18. Véase también La Iglesiayla ComunuUul ¡H'UlU-», II 4ft|
338 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA APÉNDICES 339

predicación de este Evangelio puede y debe resultar Pido para Vos acierto y discreción para abrir caminos
molesta para los egoístas; pero que siempre será bené- del futuro de la patria para que, de acuerdo con la natu-
fica para los intereses del país y la comunidad. Éste es raleza humana y la voluntad de Dios, las estructuras ju-
el gran regalo que la Iglesia puede ofreceros. Vale más rídico-políticas ofrezcan a todos los ciudadanos la posi-
que el oro y la plata, más que el poder y cualquier otro bilidad de participar libre y activamente en la vida del
apoyo humano. país, en las medidas concretas de gobierno que nos
Os ofrece también su oración, iniciada ya con esta conduzcan, a través de un proceso de madurez crecien-
misa de Espíritu Santo. En esta hora tan decisiva para te, hacia la patria plenamente justa en lo social y equili-
Vos y para España, permitidme, Señor, que diga pública- brada en lo económico16.
mente lo que quien es pastor de vuestra alma pide para Pido finalmente, Señor, que nosotros, como hombres
quien es, en lo civil, su Soberano: de Iglesia, y Vos, como hombre de gobierno, acertemos
Pido para Vos, Señor, un amor entrañable y apasiona- en unas relaciones que respeten la mutua autonomía y
do a España. Pido que seáis el Rey de todos los españo- libertad, sin que ello obste nunca para la mutua y fe-
les, de todos los que se sienten hijos de la Madre Patria, cunda colaboración desde los respectivos campos. Sa-
de todos cuantos desean convivir, sin privilegios ni dis- bed que nunca os faltará nuestro amor y que éste será
tinciones, en el mutuo respeto y amor. Amor que, como aún más intenso si alguna vez debiera revestirse de for-
nos enseñó el Concilio, debe extenderse a quienes pien- mas discrepantes o críticas. También en ese caso con-
sen de manera distinta de la nuestra, pues «nos urge la taréis, Señor, con la colaboración de nuestra honesta
obligación de hacernos prójimos de todo hombre» 13. sinceridad17.
Pido también, Señor, que si en este amor hay algunos Dios bendiga esta hora en que comenzáis vuestro rei-
privilegiados, éstos sean los que más lo necesiten: los nado. Dios nos dé luz a todos, para construir juntos una
pobres, los ignorantes, los despreciados: aquellos a España mejor. Ojalá un día, cuando Dios y las genera-
quienes nadie parece amar14. ciones futuras de nuestro pueblo, que nos juzgarán a to-
Pido para Vos, Señor, que acertéis a la hora de pro- dos, enjuicien esta hora, puedan también bendecir los
mover la formación de todos los españoles para que, frutos de la tarea que hoy comenzáis y comenzamos.
sintiéndose responsables del bienestar común, sepan
ejercer su iniciativa y utilizar su libertad en orden al
16. «En nuestra Patria, el esfuerzo progresivo por la creación de estructuras e ins-
bien de la comunidad15. tituciones políticas adecuadas ha de estar sostenido por la voluntad de superar los efec-
tos nocivos de la contienda civil, que dividió entonces a los ciudadanos en vencedores
y vencidos y que todavía constituyen obstáculo serio para una plena reconciliación
entre hermanos... Para avanzar en nuestro país por el camino hacia la reconciliación,
13. Gaudiumetspes,n. 27. es necesario lograr un reconocimiento más efectivo de todos los derechos de las per-
14. Ibidem. sonas y de los grupos sociales, dentro de los límites del justo orden público y del bien
15. «La actividad humana, así como procede del hombre así también se ordena común. A la vez que queremos recordar el deber ciudadano de acatar el ejercicio de la
al hombre. Pues éste con su acción no sólo transforma las cosas y la sociedad, sino autoridad pública -regulado éste por adecuadas normas jurídicas- se hace necesario
que se perfecciona a sí mismo... Tal superación, rectamente entendida, es más impor- urgir la oportuna adaptación de las normas legales al alcance progresivo de la concien-
tante que las riquezas exteriores que puedan acumularse. El hombre vale más por lo cia cívico-social del país» (La reconciliación en la Iglesia y en la sociedad, n. 25).
que es que por lo que tiene» (Gaudium et spes, n. 35). 17. Véase La Iglesia y la comunidad política, nn. 42-62.
340 LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA

Ojalá pueda un día decirse que vuestro reino ha imitado,


aunque sea en la modesta escala de las posibilidades hu-
manas, aquellas cinco palabras con las que la liturgia de-
fine el infinitamente más alto Reino de Cristo: Reino de
verdad y de vida, Reino de justicia, de amor y de paz.
Que reine la verdad en nuestra España, que la menti- BIBLIOGRAFÍA
ra no invada nunca nuestras instituciones, que la adula-
ción no entre en vuestra casa, que la hipocresía no man-
che nuestras relaciones humanas. Obras del autor relacionadas con la Transición
Que sea vuestro reino un reino de vida, que ningún y los temas tratados en este libro
modo de muerte y violencia lo sacuda, que ninguna for-
ma de opresión esclavice a nadie, que todos conozcan y Libros
compartan la libre alegría de vivir.
Que sea el vuestro un reino de justicia en el que que- — ¿España neopagana? Análisis de la situación y discursos del
pan todos sin discriminaciones, sin favoritismos, some- Papa en la visita «ad limina». Colección «Lo eterno y el tiem-
tidos todos al imperio de la ley y puesta siempre la ley po», 12 (Valencia, Edicep, 1991) 304.
al servicio verdadero de la comunidad. — La Chiesa in Europa 1945-1991. Presenta/.ioiic tlcl cardinal
Que sea el vuestro un reino de amor donde la frater- Achule Silvestrini (StoriadellaChiesa. Saggi, 5) (( iniscllo Bal-
nidad sea la respiración de las almas; fraternidad que samo-Milano, Paoline, 1992)424.
acoja las diferencias y, respetándolas, las ponga todas — Actas de las Conferencias de Metropolitanos Españoles (IV2I
1965). Edición preparada por... Presentación por Mons. hilas
servicio de la comunidad.
Yanes Álvarez, Arzobispo de Zaragoza, Presidente de la ('(infe-
Que, sobre todo, sea el vuestro un reino de auténtica rencia Episcopal Española (Madrid, Biblioteca de Autores ('lis-
paz, una paz libre y justa, una paz ancha y fecunda, una tianos, 1994). XIX + 848 pp.
paz en la que todos puedan crecer, progresar y realizar- — Pablo VI y España. Fidelidad, renovación y crisis (I90J ll)7H)
se como seres humanos y como hijos de Dios. (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997).XXV111 + 1150
Ésta es la oración, Señor, que, a través de mi boca, + 28 láminas.
eleva hoy la Iglesia por Vos y por España. Es una oración — Historia de la Iglesia. ¡II. La Iglesia en la época contemporánea
transida de alegre esperanza. Porque estamos seguros (1789-1999). Colección Pelícano (Madrid, Palabra, 2000) 733.
de los altos designios de Dios y de la fe inquebrantable — Historia de las tres diócesis valencianas: Valencia, Segorbe-( 'as
que anida en vuestro joven corazón para emprender tellón, Orihuela-Alicante (Valencia, Generalitat Valenciana, 2(X) I)
ese camino. 1034.
Que el Padre de la bondad y de la misericordia ponga — Historia de la Iglesia en la España contemporánea (siglos XIX v
su bendición sobre vuestra augusta persona y sobre to- XX. Colección "Ayer y hoy de la Historia» (Madrid, hilnhtu
dos nuestros esfuerzos. 2002)511.
Así sea. — Breve historia de la Iglesia en España. Colección Tcs^ín^
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0
342 BIBLIOGRAFÍA

Artículos
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Régimen de Franco: Revista Española de Derecho Canónico 53
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— La cárcel «concordataria» de Zamora y el «caso Añoveros»: Re-
vista Española de Derecho Canónico 54 (1997) 37-93.
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