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El juicio moral o qué pasa después de la

decisión y la acción.
La ética sirve para decidir, pero también para juzgar. Para decirlo más claro, la ética también nos permite
juzgar lo que hemos hecho, y por consiguiente, para distribuir los premios y castigos por las malas y las buenas
acciones.

El derecho juzga las acciones para las que hay leyes que sanciona el poder político (el Estado y el
gobierno), mientras que la ética juzga las acciones incluso cuando existen leyes. ¿Y quién juzga las acciones i
no hay leyes establecidas por el Estado? Pues, irónicamente, todos y nadie. Cuando alguien realiza acciones
éticamente buenas, se hace merecedor de reconocimiento. Es obvio que muchas de estas acciones buenas o
malas no las conocen los demás, porque forman parte de nuestra vida íntima, familiar o del círculo de amigos
y colegas. Pero para la ética lo importante no es que nos den un premio, sino que, en caso de que se dieran
premiso, quienes han actuado de manera correcta merecerían recibirlos.

Entonces, ¿cómo que todos y nadie juzgan éticamente? Esto significa que, en general no existen
tribunales éticos al modo de los tribunales legales. Nadie se sienta en la silla de un juez moral, salvo la propia
conciencia. Pero por otro lado, todos deberíamos tener una conciencia moral saludable que nos indique
cuándo actuamos bien o cuándo nos equivocamos. En la ética lo más relevante para el juicio es el mérito.

¿Cómo se hace un juicio moral correcto?

Un juicio moral es la calificación que damos a una acción considerando los principios éticos, las consecuencias,
los medios empleados y las personas involucradas en esa acción. Existen diferentes estrategias para juzgar las
acciones propias, aquí hay dos:

1. Método de la publicidad de la acción: pregúntate cómo te sentirías si lo que has hecho lo conocieran
personas que quieres y respetas. ¿Te sentirías orgulloso delante de ellas si se enteran?
2. Método prudencial: ¿la acción que realizaste era lo mejor que se podía hacer considerando todas las
circunstancias y todas las personas relacionadas con esa acción? ¿Podrías haber actuado mejor?

La responsabilidad es hija de la elección

La noción de la responsabilidad tiene varios significados, pero el que se presenta ahora se refiere
directamente a la elección o decisión. La responsabilidad es el vínculo que nos une con lo que hemos hecho.
Este vínculo es como un lazo que une nuestras acciones con nuestras decisiones. Por ejemplo, un mal padre
quizá nieguen a sus hijos, pero que son sus hijos es algo relativamente fácil de probar. La responsabilidad por
lo que hemos hecho nos acompaña siempre. Por eso, un producto de la responsabilidad por las cosas buenas
se llama mérito, mientras que el producto de la responsabilidad por las cosas malas se denomina culpa.
Razonamiento moral y desarrollo moral

Las mejores decisiones se toman cuando las personas poseen mayores capacidades intelectuales, más
información o disponen de tiempo para realizar un análisis más completo de una situación dada.

Ahora incorporemos un elemento adicional, que llamaremos “razonamiento moral”. Cuando se toma
una decisión se consideran diversos aspectos, según la clase de problema que se busca solucionar, e incluso
existen métodos matemáticos para apoyar la toma de decisiones en la economía o en las empresas. Sin
embargo, el aspecto que ahora nos interesa es diferente; a saber, ¿es moralmente correcto hacer o no hacer
algo? Esto quiere decir que, a veces, lo económicamente más conveniente no es humano ni correcto.

Cuando sometemos a juicio una acción particular, también debemos tener la sensibilidad para darnos
cuenta de si hay un aspecto humano involucrado y sopesarlo con cuidado en comparación con otros factores
importantes. Esto es lo que significa hacer proceso de razonamiento moral. Por ejemplo, una anciana trabaja
como voluntaria atendiendo la recepción de una organización para la dignificación de la tercera edad. Algunos
administradores de la organización piensan que la recepción debería atenderla una persona activa, amable y
ágil para orientar a los usuarios. La persona voluntaria es más bien lenta de reflejos, y aunque es muy amable,
no siempre es eficiente, pero está orgullosa de colaborar con la organización, lo cual contribuye
poderosamente a su autoestima. ¿Puedes identificar algunas consideraciones de congruencia y de ética que
deberían tomarse en cuenta en esta situación?

Los investigadores más importante del desarrollo moral propusieron llamarlo psicología moral, la cual
establece que las personas por lo común se desarrollan en tres niveles sucesivos desde la infancia hasta la
madurez respecto a su razonamiento moral. El siguiente es un resumen de los tres estados de desarrollo
moral.

1. Nivel preconvencional: las personas en este estado sólo pueden poner sus acciones en la
perspectiva egocéntrica, es decir, sólo en relación consigo mismos y sus propias sensaciones de
placer y dolor. Es el nivel propio de los bebes y niños pequeños.
2. Nivel convencional: las personas aquí incorporan en su razonamiento la presencia de otros seres, o
sea, superan el punto de vista egocéntrico. En las etapas más avanzadas de este nivel, la gente es
capaz de tener en cuenta las reglas y los intereses de los grupos a los que pertenece. Los niños, a
partir de los ocho años, ya son capaces de realizar esta clase de razonamientos, y a partir de los
doce años debería ser el razonamiento más común.
3. Nivel postconvencional: las personas que alcanzan este nivel de madurez moral son capaces de
actuar en función de valores y principios abstractos de alcance universal, incluso sobreponiéndose
a los principio de los niveles anteriores, como el placer persona y la aceptación grupal. Se calcula
que en todas las sociedades quienes llegan a este nivel son minoría en relación con la población.

Dilema moral

Un dilema es un problema de decisión en que las dos soluciones que se ofrecen parecen tener un resultado
negativo: tanto si hago una cosa como la otra, algo saldrá mal.
El ideal formativo de la autonomía

Cuando alguien es capaz de tomar decisiones en función de una convicción madura, decimos que ha decidido
con autonomía. La autonomía es un ideal de la educación moral. Esto significa que cuando entramos en un
proceso de educar a una persona para que sea moralmente madura, lo que deseamos es que llegue a tomar
decisiones por sí misma, y que lo haga de la mejor manera posible. No que haga lo que el educador quiere.
Comentemos esta noción: ¿qué prefieres de un amigo, que tome sus propias decisiones o que haga sólo lo que
tú le digas? Quizá una persona encuentra en su vida otras personas que influyen de manera importante,
incluso de modo positivo, pero si se limita a hacer lo que esas otras voces le indiquen sin tomar decisiones por
sí misma, se volverá dependiente. Así, es posible decir que un elemento de la autonomía es la independencia,
pero la autonomía no se alcanza sólo por la independencia.

Si pensáramos sólo en independencia, podríamos decir que llegamos al principio de “haz lo que quieras
sin tomar en cuenta ningún otro factor”. En asunto es que “sin tomar en cuenta ningún otro factor” es una
circunstancia sumamente problemática. Además de considerar a las demás personas y las consecuencias de
las acciones, en nuestras decisiones debemos incluir los principios éticos (valores, virtudes, reglas).

Tarea

Después de haber leído el documento, en tu cuaderno escribe las ideas más importantes o haz un mapa mental.

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