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CRISTAL DEL TIEMPO
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Puhlicados:
ANGEL Oe,soR10: CARTAS A UNA SEÑORA SOBRE TEMAS
DE DERECHO POLITICO
LAS FUENTES Y
EL SENTIDO DEL
COMUNISMO RUSO
EDITORIAL LOSADA, S. A.
BUENOS AIRES
Traducción por
Viccnfc Menclivil
Queda hecho el depósito que
previene la ley núm. 11. 723
Adquiridos los derechos exclusivos para todos
los países de habla española
JO
Las fuen tes y el sen tido del com unis mo ruso
sobr e todo entre los occid ental es de
cultu ra latin a. Así,
se dan por una parte , un paga nism
o natu ral y díon i-
síai:o, y por otra, el ascet ismo orto doxo
. here dado de Bíza n-
cio, la nosta lgia del reíno de más allá.
Parec e que solam ente
un ruso pued e conc iliar en sí mism o
esos dos elem ento s. La
orga nizac ión, la adm inist ració n de su
inme nso terri torio pesa
sobr e él: refle ja en su estru ctura íntim
a la ause ncia de mojo -
nes y de límit es. El paisa je psíqu ico
corre spon de al paisa je
geog ráfic o. En el resto de Euro pa, por
el cont rario , la divis ión
estre cha de las tierra s, su divis ión en
categ orías restr ingid as,
ha favo recid o el naci mien to de una civ\l
ízaci ón, ha deter mina do,
de man era difer ente, a la vez el aspec to
del suelo y el carác ter
del hom bre. Se pued e, pues , decir que
el pueb lo ruso es vícti -
ma de la inme nsid ad de su país. inme
nsida d en la que los
histo riado res han llega do hasta descl lbrir
la caus a de la form a
cont inua men te desp ótica de su gobi erno
; el más nota ble entre
esos histo riado res, Kliu chev ski, ha escri
to: "El Esta do se ha
hinc hado , el pueb lo se ha debi litad o".
La fórm ula sigue sien-
do ciert a hasta para el gobi erno sovié tico,
en el que los inter e-
ses del pueb lo son sacri ficad os a la pote
ncia de la orga niza ción
del Esta do.
La form ació n relig iosa del pueb lo ruso
le ha marc ado
con rasgo s muy parti cular es: ascet ismo
, dogm atism o, facu ltad
de sopo rtar el sufri mien to y el sacri ficio
en nom bre de una
fe, cualq uiera que sea, y, final ment e, el
gusto por lo trans cen-
dente , que ora se expr esa medi ante la
creencia en la etern i-
dad, en el otro mun do, ora en un porv
enir reali zado en este
mun do. Pues la energ ía relig iosa del alma
rusa impl ica a ve-
ces una aspir ación hacia obje tivos que
no son obje tivos reli-
giosos, por ejem plo. hacia las persp ectiv
as sociales. Pero en
razó n de su form ació n dogm ático -reli
giosa , los rusos nunc a
deja n de ser ortod oxos , orto doxo s herét
icos o apoc alípt icos o
nihil istas . Sigu en siend o orto doxo s inclu
sive en el siglo XVI I,
11
N e o á s IJ e r d a e f
13
N e o B e r d a t' f
mismas que acabamos de advertir. Se trataba de discernir sí
el reíno ruso es el verdadero reíno ortodoxo, si el pueblo ruso
realiza o no su vocación mesiánica. Las tinieblas, la supersti-
ción, el nivel intelectual irrisorio en el que un clero ignaro
había hecho descender la fe, si bien aportan una explicación
de esa revolución religiosa, no agotan la complejidad de los
hechos. El fondo del debate era la sospecha, despertada de
pronto, de que el reíno ortodoxo, la Tercera Roma, estaba
corrompido, que la verdad eterna iba a ser desnaturalizada.
Para el Estado y el alto clero, el Anticristo dominaba. La
ortodoxia popular se esfuerza entonces por romper con ellos,
por reanudar la ortodoxia verdadera oculta bajo tierra; creen-
cia que se asemeja a la leyenda de la ciudad de Kítej, sepulta-
da en el fondo del lago. El pueblo busca la ciudad simbólica.
Se asiste en el ala izquierda del cisma. sobre todo entre la
secta llamada de los "sin sacerdotes", al nacimiento de ese
entusiasmo apocalíptico, muy característico, que se perpetuará
entre la "íntelígentzía" revolucionaría moderna, siempre ani-
mada por esa misma inspiración, persuadida todavía de que
una fuerza mala se ha apoderado del poder.
Tanto en el siglo XVII como en el XIX, y tanto el
pueblo como la "íntelígentzía", todos se dedican a buscar un
reino ideal fundado en la justicia, para enfrentarlo con ese reí-
no visible, actual, en el que gobierna la injusticia. Los Zares
de Moscú, al intitularlo la Tercera Roma, habían creado la
confusión entre su imperio temporal. fundado sobre lo arbi-
trario, y el reino de Cristo: vemos que el cisma nace de esa
confusión, que nace de ella y contra ella. Lo que ha hecho tan
oscuro ese movimiento es que se ha abierto camino entre las
masas todavía ignorantes que mezclaban con su cristianismo
muchos malos olores paganos. Tal como fué, <lió el primer
golpe a la concepción de Moscú, Tercera Roma. El segundo
asalto le iba a ser dirigido por las reformas de Pedro.
14
L ít s f 11 e n 1 e s· y el s e 11 ti d o d .e l eo 111 u n is m o r 11 su
II
15
N c. o B e r d a e l
17
N e o á s B e r d a e /
19
N e o á s B e r d a e f
las corrientes que le atraviesan; cada una de esas décadas está
señalada por nociones y tendencias ignoradas de la preceden-
te; y, a pesar de todo, la síntesis de todas esas corrientes ha
producido uno de los pensamientüs más fuertes y más ori-
ginales.
Una gran parte de: la población rusa -los campesinos-
vivían bajo el yugo de la servidumbre. La fe ortodoxa les
sostenía y les daba la posibilidad de soportar los sufrimientos
de su condición, sufrimientos de los que hacían responsable
no al Zar, sino a la nobleza. Su creencia en el poder del
soberano era tan fuerte que conservaban la esperanza de que
éste pondría fin a sus males el día en que por fin conociese
la verdad. El hecho de que el señor poseyese vastos territo-
rios ha parecido siempre injusto al campesino ruso; la con-
cepción occidental de la propiedad, poco desarrollada inclusive
en la clase aristocrática, le ha faltado totalmente; la tierra
pertenece a Dios y el que la trabaja debe gozar de ella. En él
está profundamente arraigado un ingenuo socialismo agrario.
Ese agricultor lejano seguía siendo un enigma no resuelto
para las clases cultivadas y para la "inteligentzia". Quizá en
esas masas silenciosas, iletradas, reside una gran verdad huma-
na que un día acabará por revelarse. La "inteligentzia",
prácticamente separada de él, vivía bajo los prestigios del
pueblo, de ese pueblo que sus escritores, en los años 70, de-
nominaban "la potencia de la tierra". Así, en el siglo XIX,
Rusia se presenta como un inmenso imperio de agricultores,
compuesto de siervos, de analfabetos, que mantienen sus tra-
diciones populares basadas en la fe. Arriba, una clase diri-
gente compuesta de nobles perezosos y sin gran cultura, que
han perdido sus creencias y su carácter nacional; una capa
cultural extremadamente delgada y una poderosa burocracia.
En la cima, el Zar, al que se tributa todavía una veneración
religiosa. En ese edificio apenas existen los pisos intermedios.
20
L tt s f 1t ent es y el s e n t i el o el e l eom 1t ~i ism o r 1t so
FORMACION DE LA "INTELIGENTZIA"
RUSA Y SU CARACTER
ESLA VOFILISMO Y OCCIDENT ALISMO
1
'una
tes y, después de la emancipación, los agricultores. Fué
niveles , cuya unidad depend ía
gran agrupa ción de todos los
todo de las ideas sociale s.
esencialmente de las ideas y sobre
ió por primer a vez en la
El nombr e de "inteli gentzi a" aparec
segunda parte del siglo XIX; el tipo se forma con rasgos
ien-
propia mente rusos. Pues es un error creer que el movim
ruptur a de contac to
to ha sido una desnacionalización, una
amado las ideas
con el terruñ o. Dostoievski, aunqu e no haya
revolucionarias, ha compr endido admira bleme nte ese carác-
la
ter esencialmente ruso del desarraigo, de la ruptur a con
gentzi a"
tradición. Ha defini do al revolucionario de la "inteli
como el "gran vagab undo de la tierra rusa".
Los hombr es de la "inteli gentzi a" están absorbidos por
i-
una idea, social géneralmente, y se consag ran a ella exclus
po-
vamente. Somet idos a un régimen de estrecha vigilancia
aislado s de la realida d circun dante, y
lítica, se encuen tran
podero samen te al desenv olvimi en-
esa circunstancia servira
y de
to de su ideología pura. En la Rusia de la autocracia
la servidumbre, las ideas sociali stas y anarqu istas más extre-
mas van a aparecer en teoría. La impos ibilida d de toda acción
en el
polític a ha tenido ese resultado de arroja r a la polític a
ura. A los crítico s
domin io del pensam iento y de la literat
literarios se les impus o de un golpe los criterio s políti-
cos y sociales.
De ahí tambié n ese carácter cismático de la "inteli gent-
da,
zia". Ese presente, esa realidad de los que vive separa
olla
encarn an el mal en su opinió n. La moral que se desarr
a
en su seno será la moral fanática del "rasko l". La extrem
única
intransigencia consti tuye para ella una autode fensa, la
maner a de defenderse contra un mund o enemi go, y de salvar
as
su carácter distint ivo. Para ella, tan penetr ada de palabr
cias revolu cionar ias, la caracte rís-
de orden social y de tenden
cio-
tica norma l del indivi duo apto. para llegar a ser un revolu
26
Las fuentes y el sentido del comunismo ruso
29
á s B e r d a e
N e o
fiesta en
El renac imien to de que habla mos sólo se mani
amigos de la cul-
una parte insignificante de la nobleza. Los
pan en cofra días muy pequeñas.
tura y de la verda d se agru
enton ces, desem peña en todo es-
La masonería, tan exten dida
místi co, un gran pape l edu-
te movi mien to, con su apara to
se ofrec ía a una organ iza-
cativo. Era el prim er molde que
la extre ma tensi ón que
ción autón oma de la sociedad y
lla época la hacía parti -
caracteriza a la vida espir itual de aque
mold e nuev o. Aque l
cularmente apta para verterse en aquel
del alma rusa
comienzo del siglo XIX ve como la mull idura
de ideas, a todos
se hace permeable a todas las categorías
la época del uni-
los movi mien tos espirituales o sociales. Es
onfesionales. Co-
versalismo, de las union es cristianas interc
que caracterizará
mienza a formarse el huma nitar ismo ruso
cas, Rusi a se
al siglo XIX . Gracias a las guerras napoleóni
ente. Los ofi-
enco ntrar á direc tame nte en lucha con el Occid
a su patri a do-
ciales rusos que han visto Euro pa volve rán
iada de las cosas ; el mismo Aleja n-
tados de una visió n ampl
ersa con Owe n
dro 1 es un "hum anita rista " ruso, que conv
y parti cipa en las ceremonias
de las nuevas tendencias sociales
una vez más no impe dirán
de los quák eros; innovaciones que
por la más somb ría reac-
que el final de su reina do se señale
siglo XIX , pero la vida
ción. El alma rusa se prepa ra en el
Subs iste un foso
rusa no ha enco ntrad o todav ía su unid ad.
clase medi a. En
entre la capa más elevada de la noble za y la
e se elabo ra el
esas capas superiores de la sociedad es dond
surge el levan ta-
movi mien to espir itual y literario, de ellas
decab ristas , dirig ido contr a la servidumbre y
mien to de los
ido, muy ais-
contr a la autocracia. Pequ eño núcleo muy reduc
ar con su in-
lado, que mani fiesta ment e no podí a trans form
tenta tiva de los
fluencia el conj unto de la vida rusa. La
terés de la mejo r
decabristas, con la que se afirm aba el desin
fracaso; fué abo-
parte de la noble za, estaba cond enad a al
30
Las /1tentes y el sentido del c~mzinismo r1tso
der, dirá "ellos". Pues la clase culta rusa corre en todo mo-
mento el peligro de ser aplastada entre dos bloques funda-
mentales: arriba, la monarquía autocrática, y abajo, la masa
oscura de los agricultores.
Sublevado y desarraigado, el pensamien to ruso va a go-
zar en el siglo XIX de una especie de libertad interna, a la
que no traba el peso de ningún pasado ni de ninguna tradi-
ción. Las persecuciones exteriores no hacen sino reforzar esa
libertad. Se ha advertido ya que gracias a toda imposibili dad
de acción práctica debida a las circunstancias políticas, la ac-
tividad de los espíritus no podía manifestarse más que en la
literatura •. y en la literatura ideológica, es decir, en un dominio
en el que todas las cuestiones se plantean y se resuelven de
una manera extrema. En ella los sueños sociales van a elabo-
rarse sin lazo con la realidad. Los rusos serán sant-
simonianos, fourieristas, proudhoni anos, cuando la monar-
quía absoluta y la servidumbre reinan todavía en el país .•
Serán los discípulos más convencidos de Hegel y de Schelling,
cuando no existe entre ellos cultura filosófica alguna y es
sospechoso el mismo pensamiento filosófico. Los rusos cul-
tos adoran las largas conversaciones proseguidas durante no-
ches enteras acerca de las "malditas cuestiones generales" en
pequeños círculos cerrados, los salones de los años 40. El
primero de ellos que manifiesta un pensamien to original es
Chaadev, hombre notablemente dotado, pero perezoso como
todos los "harinas" y que no ha dejado obra alguna. Sus
puntos de vista extremadamente agudos y fuertes se han ex-
presado en una Carta filosófica que representa toda una filo-
sofía de la historia. El tema historiosófico es fundamen tal
para el pensamien to ruso moderno. Todos los espíritus es-
peculativos se han entregado a ese problema y han tratado
de resolverlo: ¿Rusia pertenece al Oriente o al Occidente?
Chaadev, que va a ser el primero de esos., "historiós ofos", era
32
- Las /uen tes r· el sent ido del com unis mo ruso
un oficial, guardia de corps retira do de un regim
iento de hú-
sares (lo mism o que el prime ro y más notab le de
los teólogos .
rusos, Chom iakov , fué guard ia de corps de un
regim iento de
cabal lería) . Su filosofía es una prote sta contr
a la histo ria
rusa, contr a el pasad o y el_ presente de Rusia.
La obra de
Pedro había despertado el genio creador de su
puebl o, y por
eso Herze n ha podid o decir que el puebl o ruso
ha respo ndido
a las reformas de su Zar dand o nacim iento a Push
kin. Se po-
dría añadi r que ha respo ndido t.ambién con los dos
movi mien -
tos eslavófílo y occidentalista, pues todo el pensa
mien to ru-
so, iman tado por las ideas generales, ha encar
nado en una
u ·otra de esas tendencias, ha querido zanja
r la pregu nta
siempre abier ta bajo cualquier form a que fuese
plant eada:
¿Rusia debe conti nuar avan zand o por el camin
o abier to por·
Pedro , o, por el contr ario, debe volver al antig
uo estado
moscovita?
Chaa dev es un occidentalista convencido; sus convi
ccio-
nes estallan como el grito de un patrio tismo
herid o. Niega
la histo ria de su país, y su negación es precis
amente el tipo
de la negación rusa. Su occidentalismo - y sus
sucesores di-
ferirá n de él en este pun to- es de base religiosa.
Simp atiza
con el catolicismo, en el que ve una fuerza histór
ica activa,
organ izada , unida , la única capaz de asegurar
_la salud de
esta Rusia cuya histo ria se le aparece en adelante
priva da de
sentid o y de víncu lo, indecisa entre el Orien te y
el Occidente,
sin pertenecer a ningu no de ambo s: defecto
de estilo que,
según él, se refleja en los edificios de la época
petro viana ,
muy representativos a este respecto.
Chaa dev considera que el destino de Rusia debe
servir
de leceíón y de advertencia a los demás puebl
os. El poder
imperial vió en él a un revol ucion ario; sin emba
rgo, por sus
ideas se halla ba muy próxi mo a de Maistre, Bona
ld, Schellíng,
con quien mant uvo correspondencia y que ejerci
ó sobre él
33
N e o á s B e r d a e f
a refinada
una influencia prepo ndera nte. El homb re de cultur
nado a
que era Chaad ev no podía acostumbrarse a ser conde
despóti-
vivir así en una sociédad inculta, bajo un gobie rno
narice s a un puebl o oscuro e igno-
co, que llevaba por las
puebl o emite fórmu las que serán
rante. A propó sito de ese
dores que van a venir, habla de
funda menta les para los pensa
ión": tales expre siones son
"pote nciali dad", de "no-re velac
tanto que
condenas en tanto que se aplican al pasad o, en
ha realiz ado nada gran-
hacen consta r que el puebl o ruso no
tarea elevad a algun a.
de en la histor ia, que no ha cump lido
mism as expres iones
Pero si se vuelve hacia el porve nir, las
-de ex-
contienen una esperanza. En esa fuerza poten cial
la certid umbre
plosión retar dada - el siglo XIX ha basad o
un día su
siguiente: el puebl o ruso está llama do a realizar
er las pre-
vasta misión. Solam ente él será capaz de resolv
peso de
gunta s que el Occidente -por la mism a razón del
r lugar,
su pasa do- ha debid o dejar sin respuesta y, en prime
de Chaa-
las cuestiones sociales. Tal era ya el pensa mient o
imper ial acogió este prime r despe rtar del
dev. El gobie rno
ev y ha-
pensa mient o independiente declarando loco a Chaad
ncia médic a. De ese modo fué re-
ciéndole poner bajo vigila
escrib ió la Apolo gía de- un loco,
ducido al silencio. Más tarde
ideas partic ulares que alime n-
libro en el que se expresan las
se encue ntra por una par-
tó sobre el mesianismo ruso. Allí
esperanza
te su juicio sobr"e el pasado, y por otra parte, su
su país con todas sus
en un porve nir hacia el cual tiende
de los temas del pen-
fuerzas intactas. De ese modo , muchos
rsor; y
samiento del siglo XIX están incluí dos en ese precu
s indica do
ante todo, la simpa tía por el catolicismo que hemo
erdo com-
al paso, simpa tía que expresa sobre todo un desacu
oxa rusa.
pleto de ideas y de costumbres con· la sociedad ortod
ese nue-
Es la época en que la "intel igentz ia" se impre gna de
trata
vo espíri tu cristia no que, en la escuela de Lame nnais,
!• I
v>'
L as / 11 ent es y el s e. n t i el o d e l eomu Jl ismo r 11 so
II
poco más tarde rompi eron definit ivame nte. "' El intole rante
Bielin ski, antes que nadie. se negó a ver a su amigo Aksak
ov.
En todo caso, cuales quiera que fuesen sus ideas, todos
esos hombr es cultos del siglo XIX, el grupo escogido
de su
· tiempo . negánd ose a vivir en el presente, que les era insopo
r-
table, se evadía n hacia el futuro o hacía el pasado . Eslavó
fí-
los, evocab an a la antigu a Rusia de su ensueñ o; occide
ntalis-
tas, pensab an en un Occide nte tambié n muy idealiz ado.
El
sentim iento del pasado es tan utópic o en los unos como
en
los otros; el gusto de una Europ a que conocen muy mal.
El
tipo más difund ido de occíde ntalist a, el amigo de las
luces
y de la civilización, no es el más interes ante. Más interes
ante
es el que hace sufrir a las lecciones que aprend e en. Occíde
nt2,
y en particu lar en el pensam iento francés, un trabaj o de
tras-
forma ción, de "rusifí cación ". Si el hegeli anismo y el
sche-
Híngía nísmo han sido absorb idos en Rusia de una maner
a
integra l y extrem a, ha sucedi do lo mismo con las doctri
nas
de Saint- Símon y de Fourie r. El ala izquie rda de los
occi-
dental istas sufrió la influen cia del sociali smo francés y
de la
literat ura francesa, singul armen te de George Sand. Las
no-
velas de George Sand han desem peñado un papel decisiv
o en
la forma ción de la vida emoci onal rusa, en la posició n
de la
clase culta rusa frente a los proble mas sentim entales ,
en su
horror por la obliga ción, la conven ción y la insince ridad.
Al
mismo tiempo se elabor aba un progra ma de acuerd o con
lo.>
planes de Fourie r y de Saínt- Simon . Los mismo s frances
es
ignora ban, segura mente , tal entusi asmo por sus ideas.
El final de los años 40 víó el nacim iento de un peque-
ño círculo que se reunía en casa de Petrac hevskí , propie
tario
terrate niente , discutí a allí los proble mas sociales y buscab
a
una organi zación mejor de la human idad. La mayor
parte
de los afiliad os al círculo eran fouricr ístas o saintsimonían
o:0.
Pero su extrem ismo no iba más allá del plano social
y en
39
N e o l , á s B e r d a e f
40
Las fuen tes y el sent ido del com uJii smo ruso
cuan to a la posib ilida d de realiz ar la utop
ía social . de Fou-
rier. Aque llas reuni ones pacíf icas tuvie ron
un triste fin, ya
que. enton ces todo term inaba en Rusi a
triste ment e. Todo s
los miem bros del círculd' fuero n deten idos
y veint iuno de ellos
cond enad os a; la pena de muer te, conm utada
a últim o mom en-
to por la de prisió n. A ese núme ro perte
neció Dost oievs ki.
quien vivió ese minu to del cond enad o que
va a ser fusila do.
El proce so Petra chev ski no podía meno s
de refor zar las
tende ncias revol ucion arias de la "inte ligen
tzia" rusa. Con
homb res como Netc haev y Katc hev, el socia
lismo va a dejar
de ser un idilio . Advi rtam os que los prim
eros marx istas es-
parci dos por el mun do han sido rusos .
El marx ismo ruso,
como movi mien to orga nizad o, no apare ció
hasta la segu nda
mita d de los años 8 O; pero desde el final
de los años 40 los
marx istas rusos vivía n su aisla mien to en
París . Es preci so
citar a cierto Sas"onov, prop ietar io de un
domi nio en la es-
tepa. que fué uno de los prim eros marx
istas rusos de París
y quizá , más gene ralme nte, uno de los
prim eros discí pulos
de Marx *. Marx , que no amab a a Rusi
a ni a los rusos ,
escribe sin emba rgo desde París , con sorpr
esa, que encu entra
allí adep tos entre los prop ietar ios de la estep
a. Sin emba rgo,
mant enía cierta desco nfian za con respe cto
a los marx istas de
la prim era hora. Pron to estuv o en diver genci
a de ideas con
Baku nin y sostu vo contr a él una viva polém
ica con respe cto
a la Prim era Inter nacio nal; no obsta nte,
la influ encia de
Baku nin se había hech o senti r, por lo
meno s al princ ipio,
en la conce pción marx ista de la misió n
del prole taria do * *.
No se podr ía subra yar basta nte esa facul
tad que tiene n
los rusos para aban dona rse enter amen te
a sus ideas sociales,
hacia las cuales se van a ver irresi stible ment
e arras trado s du-
* V. la obra de Sakul in citada anteri ormen
te.
** V. la interesante obra de Cornu : Carlos
Marx, el homb re r¡ la
obra, 1934.
41
IV e o B e r el a e
111
4./.
CA PIT UL O II
NI HI LI SM O Y SOCI
ALISMO RUSOS
I
49
N e o á s B e r d a e /
53
N e o l · á s B e r d a e f
Marcion. Pero Marcion suponía que el mundo tenía por
Creador a un Dios malvado; los ateos rusos, en un período
diferente de la razón humana, estiman que Dios no existe,
precisamente porque si existiese no podría ser más que mal-
vado. Tal es el argumento de Bielinski. Bakunin combate
todavía contra Dios con tesis próximas a las de Marcion. Y
finalmente la doctrina es completará en el pensamiento de
Lenin.
Así, es preciso comprender que el sentimiento de la hu-
manidad alimentado hasta la exaltación se halla en el primer
origen del ateísmo ruso. Llevado al extremo en el comunis-
mo, en la negación triunfante de Dios, este humanitarismo
se cambiará de nuevo en un inhumanitarismo, según un rit-
mo previsto por Dostoievski. El pensamiento tan rico de un
Biclinski recorre ora un ciclo ora el otro. En el primero,
sólo tiene en cuenta la personalidad, afirma su dignidad y
su derecho a la vida. Después, la teoría se transforma: la
personalidad se absorbe en el todo social, en la colectividad.
Es la sociedad, la sociedad nueva elaborada por la revolución,
que al presente debe salvar a la persona humana del sufri-
miento y de la humillación. El problema social modifica las
bases del problema individual. Después de haber renegado de
lo "general" con el pretexto de que aplastaba a lo particular,
la revolución instaurará una nueva forma de lo "general"
-la sociedad- que a su vez oprimirá al ser aislado y exigi-
rá su completa subordinación. La dialéctica fatal está ya plan-
teada y por ella pasará ineludiblemente en Rusia todo el pen-
samiento revolucionario, socialista y ateo. El ateísmo, bajo
e~a forma, es un fenómeno religioso que tiene en su base el
amor de la justicia. Y un Bielinski se halla ante todo po-
seído por ese fanatismo del bien tan característico de toda la
'' inteligen tzia'' revolucionaria.
Los dos relieves esenciales de la fisonomía del movimien-
54
Las /1tentes y el sentido del comunismo rnso
II
60
Las /1¿ente s y el sentido del comuni smo ruso
carácter
cer, en su juven tud; el de la edad madu ra tendrá un
muy diferente.
í-
Chern ichev ski es la cabeza, no solam ente de la "íntel
én de las genera ciones si-
gentz ia" conte mporá nea, sino tambi
contri -
guientes. La aureola del marti rio que rodeó a su vida
ser el autor de un
buyó a su popul aridad . Acusado de
a los tribun ales;
manif iesto a los campesinos, fué entregado
textos y a testigo s
se recurrió contra él a la falsificación de los
prisió n, despu és
mentirosos. Fué conde nado a seis años de
a orien-
de los cuales debió permanecer doce años en la Siberi
tó tanto
tal. en condiciones partic ularm ente penosas. Sopor
l. La
la prisió n como el destierro como un verdadero apósto
aquel los
resignaeíón de que dió pruebas le empa renta con
prime ros cristianos que tambi én fueron santos * y su suplicio
zarist a que le conde nó una luz par-
arroja sobre el gobierno
hijo de arcipr este (tal era tambi én
ticula rment e odiosa. Ese
una instru cción encicl opé-
el caso de Dobro liubo v) posee
fía, en
dica. Ha estudi ado la histor ia, la teología, la filoso
as natura les; la econo mía
partic ular la de Hegel, las cienci
r térmi no y en ese do-
polític a acapara su atención en pr1me
especi almen te. Tales
minio es en el que Marx le apreciará
fica. La
aptitu des le designaban para la investigación cientí
le dejó tiemp o
lucha general le arrast ró por comp leto y no
obsta nte, si-
para especializarse en un domin io preciso. No
y nunca dió
guió siendo un homb re de estudio, un libresco,
novelas
la impre sión de un violen to o de un apasio nado. Sus
por el
son más interesantes por su carácter sciciológíco que
de su
talent o literar io que revelan. Por lo demás, a pesar
de alta
vasta instru cción , Chernichevski no es un espíri tu
genera ción que, según hemo s visto,
cultur a, pertenece a una
to a la preced ente. Se señala por
está en regresión con respec
65
N e o á s B e r d a e /
70
CAPITUL O IIl
específicamente
El popu lism o es una manifestación tan
quis mo. Tan to los esla-
rusa como el nihi lism o y el anar
toiev ski com o Bak unin ,
vófilos como Herz en -tan to Dos
nario s de los años 70 -
tant o Leó n Tols toi como los revolucio
difer ente s man eras. El
todos han sido populistas, aunq ue de preciso
lo ruso , y es
popu lism o es ante todo la fe en el pueb los tra-
lo senc illo de
comprender bajo este térm ino al pueb pueb lo
campesin os. El
bajadores y, en su may or parte, a los ces han
todo s los mati
no es la nación. Los popu lista s de
to de la verd ader a vida , ocul to a las clases
creído que el secre
el pueblo. Ten ían el
dirigentes y cultas, se disim ulab a en
se halla ba separada de
sent imie nto de que la "inte lige ntzi a"
s mismos form aban
ese pueblo por una prof unda zanj a. Ello
ían part e orgánica del
part e de esa "inte lige ntzi a", no se sent
. La "inte lige ntzi a"
pueblo, el pueb lo quedaba fuera de ellos
form a part e de ella,
no es un órga no de la vida popu lar, no
ante ella. Imp resió n
y, por este moti vo, se siente culpable
un gran pape l en la
de culp abili dad que va a desempeñar
lista . Cad a uno de
psicología de tcido el mov imie nto popu
o una deuda con el pueb lo
sus adeptos creerá que ha cont raíd
so no se adquiere toda
y que está obli gado a pagarla. ¿Aca
s pobr es, que la paga n
cultu ra con detr imen to de las clase
73
N e o á B e r d a e /
74
/nent es y el sentid o del comu. nismo rnso
Las
78
las fuentes y el sentido del comnJiismo r1tsu
79
N e o d s B e r d a e i
consecuencia, todo lo que le impida cumplir su propósito debe
ser suprimido. Quien aún desee algo de la tierra no· tiene
derecho al título de verdadero revolucionario. Según Net-
chaev, el catecúmeno. debe penetrar en los arcanos de la policía
e introducfr en ella sus propios agentes. Los sufrimientos,
las injusticias, deberán ser fomentadas por él para suscitar
mejor la exasperación de las masas. Se unirá a los bandidos,
que son los revolucionarios auténticos. Se trata de reunir
al mundo entero en una sola fuerza destructora e invencible.
Así, ese catecismo revolucionario supone arrancarse del mundo,
supone un trabajo encarnizado encaminado a un objetivo úni-
co, la aceptación del sufrimiento y de la tortura, para los
cuales se debe estar siempre dispuesto. Psicología misteriosa,
pues para sostener ese papel el hombre no tendrá, como en
el seno del cristianismo, fe en la gracia divina y en la vida
eterna. Sin embargo, destinadas a otros fines, son las virtu-
des cristianas del renunciamiento las que exige la revolución.
Por el contrarío, el cristianismo no acepta el crimen y la vio-
lencia en nombre del triunfo final.
Ciertos rasgos del ascetismo netchaeviano se han vuelto
a encontrar en nuestros días en la personalidad del revolu-
cionario Dzerjínski, que fué el creador y el principal motor
de la Cheka. Dzerjinski era un fanático, dispuesto a utilizar
todos los medíos para la realización del socialismo. Sin duda
hizo sufrir a otros horribles sufrimientos, fué un hombre
cruel, pero había aceptado de antemano su propio sacrificio;
permaneció durante quince años en la prisión. Católico fer-
viente en su infancia y su juventud, inclusive destinado al
sacerdocio, había templado su energía en esa escuela. Tal
fué el caso de muchos revolucionarios .
Los comunistas han suavizado el catecismo netchaevíano,
que había caracterizado tan fuertemente a su doctrina en los
comienzos. Dueños del gobierno, ocupados en edificar y ya
80
sent iclo del com u,ni smo ruso
Las fuen tes y el
II
uism o es
Com o el popu lismo y el nihil ismo , el anarq
rusa. El pueb lo ruso ha
un rasgo característico del alma
servi r como mate rial
sido un pueb lo estatista, ha aceptado
Y al mism o tiemp o,
para la edificación de un gran Estad o.
El ferm ento dioni -
se inclin a a la revuelta y los desórdenes.
uía, que el pueb lo
síaco que encierra es un fermento de anarq
Puga tchcv , siem-
encarna en las figuras de Stenk a Razí n y de
pre vivos en su seno.
enetró a su
El pens amie nto ruso del siglo XIX se comp
a separada la
vez con ese elemento; hemos visto cómo estab
es. Para ella, los
"ínte lígen tzia" de las esferas gubernamental
s", y "nos otros "
homb res en el poder son "ello s", los "otro
Hast a entre los
vivim os en un plano total ment e diferente.
rquía autocrática,
eslavófílos, a pesar de su apoy o a la mona
kov es un ver-
se advierte esa tendencia. Cons tanti no Aksa
pasaj es de su obra hacen pensar
dade ro anarq uista ; ciertos
uista es indud able en Dos-
en Baku nin. El elemento anarq
81
N e o B e r d a e f
88
Las fuentes y el sentido del comtLJtismo rnso
III
94
CAPITULO IV
98
Las /nentes y el sentido del com11.nis1110 ruso
100
Ltis fuente s y el sentid o del comuJ iismo ruso
II
111
N e o á s B e r d a e f
113
N e o --z á s B e r el a e f
ridad data
que haya vivid o al final del siglo XIX, su celeb
de espíri tu reli-
sobre todo del siglo XX. Por su forma
hacia el pasa-
gioso, se ha vuelt o más hacia el porve nir que
él se modi fica
do, su visión es activa más que pasiva, y con
tiemp o Fedo -
el carácter del apoca liptis mo. Dura nte much o
a pesar de la
rov permaneció desconocido e incom prend ido,
que le tenía n grand es espíri tus como Tolst oi,
estimaeión en
ningú n modo
Dosto ievsk i y Solov iev. Era un origin al, de
de rusos que
litera to profe siona l. Pertenecía a esa categoría
que buscan el
inten tan evadirse del mal y del sufrim iento ,
rov estima
reino de Dios y tienen su plan de salva ción. Fedo
1
EL MARXISMO CLÁSICO Y EL
MARXISMO RUSO
I
121
N e o á s B e r d a e f
lidad, para orienta rse luego a través de las corrien tes futuras
del pensam iento ruso.
El marxis mo es un fenóme no más comple jo que lo que
se acostum bra a creer. Es preciso no olvidar que Marx procede
del núcleo del idealism o alemán de comien zos del siglo XIX.
que estaba ímbuíd o de las ideas de Fichte y de Hegel. Del
mismo modo Feuerb ach, el represe ntante más import ante del
se
hegelia nismo de izquier da, en el mismo momen to en que
intitula materia lista, se nutre de la filosofí a idealist a y sigue
e
siendo un teólogo a su manera . En el Marx joven se disciern
sobre todo esa filiació n idealist a que pondrá su sello en toda
la concien cia marxis ta. * Sin duda, el marxis mo justific a
en
gran medida la definic ión según la cual es un sistema cohe-
rente de determ inismo socioló gico. Lo económ ico determ ina
toda la vida human a; de él depend en, no solame nte la estruc-
tura de la socieda d, sino tambié n toda ideolog ía, toda cultura
es
espiritu al, religión , filosofí a, moral y arte. Lo económ ico
la base, la ideolog ía no es más que la superes tructur a. Existe
un proceso social- económ ico inevita ble, por el cual se define
todo. La forma de la produc ción y del cambio no es otra
.
cosa que la vida; origina l. de la que todo lo demás es función
En el individ uo, no es él mismo quien piensa y crea, sino
la clase social a que pertene ce; piensa y obra como noble, gran
burgué s, pequeñ o burgué s o proleta rio. El individ uo. no puede
librarse de la econom ía que le determ ina y que él no hace
El
sino reflejar . He aquí uno de los aspecto s del marxis mo.
poder de lo económ ico sobre la vida human a no ha sido
inventa do por Marx. El no es respons able del hecho de que
pese de ese modo sobre la ideolog ía. Marx ha encont rado
.
esa noción en la socieda d capital ista europe a de su tiempo
y le ha conferi do un carácte r
Pero la ha puesto en dogma
* Véase la obra citada de Cornu, y también Der Historiche Materia-
lismus. Die Frühschríften, Kroner Verlag .
.124
L as f 11 ent es )' el sent id o d el eom 1t Ji ism o r 11 so
II
131
N e o á B e r d a e
III
137
JI."
~"
N e o l á s B e r d a e
139
N e o l á s 8 e d a ·e f
141
N e o l á s ]J e r d a e f
144
CAPITULO VI
147
.N e o ·· /. u r d (/ e f
149
N e o rí s [] e d a e f
glar sus cuentas" con las herejías del marxismo. Para confun-
dir a Mach y Averanus, hacia quienes se inclinaban los mar-
xistas bolcheviques Bogdanov y Lunatcharski, se obligó a
recorrer una vasta literatura filosófica. Pero en esta materia
carecía de verdadera cultura, la poseía aun en menor grado
que un Plejanov. Durante toda su vida luchó por una concep-
ción del mundo unitaria, total. que juzgaba indispensable pa-
ra la lucha y que debía condicionar toda la energL1 revolucio-
naría. No hubiera consentido que se separase una sola pie-
dra de ese edificio completo, exigía la adhesión el conjunto. Y
desde su punto de vista tenía razón. Tenía razón, porque h
influencia de Averanus o de Mach, o de Nietzsche, rompe el
bloque de la unidad bolchevique, y al hacerlo así. lo debilita.
La unidad y el espíritu de continuidad que preconiza en la
acción no son posibles si no tienen como base una fuerte con-
cepc1on dogmática, una fe dogmática, una ortodoxia. Lo que
pide es una organización consciente y lúcida, capaz de opo-
nerse a todas las corrientes elementales. Es un tema funda-
mental en Lenin. Admite todos los medios que conduzcan al
fin. El bien, según él. es lo que sirve a la Revolución, y el mal
lo que contraría. Ese "revolucionismo" de Lenin tiene una
fuente moral: él no puede soportar ni la injusticia, ni las ve-
jaciones. ni la explotación. Pero habiendo erigido en dogma
la omnipotencia de la idea revolucionaria maximalista, pierde
con ello, inmediatamente, el sentido de la diferenciación del
bien y del mal. pierde también el contacto directo con los se-
res. admite el fraude. la mentira. la coerción y la crueldad. Re-
sultado extraño en un hombre que, según hemos reconocido,
no era malo. Naturaleza desinteresada, consagrada completa-
mente a las ideas, no tenía ambición ni amaba realmente el
poder, pues pensaba poco en sí mismo. Pero el dominio ex-
clusivo de una sola idea llevó a ese ser a un estrechamiento in-
telectual y a una especie de degeneración moral. que le con-
152
las /ucúlcs y el se11ticln del comunism u rusu
153
N e o IÍ /] e r 11 e f
fi-
rament e horroro so, neo-ka ntianos , es decir adepto s de una
losofía "burgu esa". Eran otras tantas tendenc ias que amena-
zaban con debilita r la volunt ad revoluc ionaría . Para Lenín
el
a de. la dictadu ra del proleta -
marxis mo es ante todo la doctrin
riado, en la que se negaba n a creer los menche víques en un país
ser
de econom ía rural. Ellos querían apoyar se en las masas,
El no reconoc ía el
demócr atas, lo que no fué nunca Lenin.
a elegida . De
princip io de la mayorí a, sino el de una minorí
ahí el epíteto de blanqu ista que se le ha discern ido. Ha edifica-
do el plan de la revoluc ión y de la toma revoluc ionaria del po-
der sin apoyar se del todo en esa concien cia nacient e de la masa
de los trabaja dores, en un proceso económ ico objetiv o. La dic-
o
tadura resulta ba naturJl mcntc de las concep ciones de Lenín,
de
más bien, no había edifica do su concep ción del mundo sino
confor midad con la dictadu ra. 1Decre tó la dictadu ra hasta en el
el que sólo reconoc ía la discipli na del
domini o filosófi co, en
de
materia lismo dialécti co sobre el pensam iento. El objetiv o
una perseve rancia extraor dinaria , era
Lenin, que persigu ió con
la creació n de un partido fuerte, que represe ntase a una mi-
noría bien organiz ada y provist a de una discipl ina de hierro,
apunta lada en la concep ción del mundo integral de los revolu-
cionárí os marxis tas. El partido debe poseer una doctrin a en
b
dictadu ra destina da
que nada debe ser cambia do, prepara r una
or-
a ejercer su acción sobre el conjun to de la vida. La .misma
a. era ya
ganizac ión del partido , con su central ización extrem
una dictadu ra en pequeñ a escala. y cada miemb ro del partido
estaba someti do al centro de esa dictadu ra. El partido bolche-
co-
vique. que Lenin tardó mucho s ;:iños en crear. puede pasar
-
mo el modelo de b organiz ación futura de Rusia: y efectiva
mente, Rusia fué organiz ada a su imagen . Rusia entera, todo
d conjun to del pueblo ruso. ha sido someti do. no solame nte
el
a la dictadu ra del partido comun ista, sino a la dictadu ra que·
hasta sobre su pensam iento y su
dictado r comun ista ejercía
154
Las f tt e 11 t e s y el s e 11 ti d u del e o 111 u n i s 111 o r n su
155
N e u á s n e a e
1.57
i\' r o IÍ S B e r d a e f
II
Era una
"Chlis t" ( *) Raspu tín, quien design ó a los obispo s.
infligi da a la Iglesia y un irreme diable
sangri enta humill ación
quía. El mujik Raspu tín, compl e-
compr omiso para la monar
contac tos con la Corte, termin ó
tamen te extrav iado por sus
a los elemen tos más conser vado-
por levant ar contra ella hasta
ba la
res de la socied ad. Duran te la guerra , según se acerca
s, con excepc ión de una
Revol ución de 1917, todos los medio
burocr acia, y de alguno s
fracció n poco impor tante de la alta
los enemig os, si no de la
cortesa nos, se habían alinea do entre
monar quía, por lo menos del Zar y sobre todo de la
Zarina .
duda, había rendid o
Había llegad o el fin de la dinast ía. Sin
maner a positiv a
servicios en el pasado , había influíd o de una
agotad o desde
en la histori a de Rusia. Pero su papel se había
pesar
hacía mucho tiempo . Por la coerció n que había hecho
anticri s-
sobre la Iglesia y sobre la vida espirit ual, por la idea
la mo-
tiana del papism o cesáreo, por el lazo mentir oso entre
causa de
narquí a y la Iglesia , por la hostili dad declar ada a la
religio sa sobre la cual había estable cido su
la cultur a, la base
existen cia el zarism o, vacilab a, suscita ba contra ella la unani-
as human as y divina s. Conde na que
midad de todas las conden
a la monar quía a la Iglesia enca-
hiere al mismo tiempo que
pro-
{ada bajo el aspect o históri co. Volve remos a tratar este
blema en el próxim o capítu lo.
. perseguida
* Los "Chlist y" formaba n una secta org1ast1ca popular
do de ella a Rasputí n a causa de su vida
por el gobiern o, y habían expulsa
privada .
172
Las /nentes y el sentido del comu,n ismo rztso
III
IV
188
Las fuentes y el sentido del comu,nismo ruso
193
N e o á s B e r d a e f
El
sociedades capitalistas y al espírit u que las inform aba.
smo, entend ido en el sentid o más
movim iento hacia el sociali
sal.
amplio , aparte de toda doctri na, es un fenóm eno univer
cuya image n no es to-
Esa brecha hacia una sociedad nueva,
davía muy precisa, se cumpl e por etapas : una de esas etapas
lismo
es lo que se llama capita lismo dirigid o, fiscalizado, capita
implic a el ejercic io
de Estado . Es un períod o muy duro, pues
ones de la au-
de un poder absolu to, que las antigu as tradici
bl
tocracia han hecho más fácilmente aceptable en Rusia.
peña en ello
elemen to que se puede llamar "prim ario" desem
a la
un gran papel. Se trata de civilizar elemen talmen te
o.
masa de obrero s y campesinos, de sacarlos del analfa betism
pro-
Nada hay en ello de específicamente comun ista. Pero ese
sim-
ceso civiliz ador se realiza media nte la sustitu ción de la
tiana por la simbó lica marxis ta-com unista .
bólica religioso-cris
anorm al, monst ruoso, que el acceso de
Sin embar go, ¿no es
el
las masas a la civilización haya coincidido en Rusia con
a "inteli gentzi a", que esa revolu -
aniqui lamien to de la antigu
soñad o siempr e h "íntcli gentzi a",
ción, con la que había
go,
haya doblad o a muert o sus campa nas por ella? Sin embar
ogia sin escrúp ulos
así lo quería n al mismo tiempo la demag
o
que había llevado a los comun istas a la victori a y el antigu
la "inteli -
cisma de la histori a rusa, el divorcio secular entre
gentzi a" y el pueblo . El resulta do es la carenc ia de fuerza
intelectual. La idea de una cultur a prolet aria es en sí misma
co-
contra dictor ia y falsa des.de el punto de vista del ideal
munis ta, que quiere aniqui lar la existencia misma del prole-
sal.
tariado y debe tender hacia una cultur a human a univer
se le estudi a en profun didad, a la luz del
El comun ismo, si
una deform ación de la idea rusa, del
destin o de Rusia, es
salism o rusos, de la persec ución rusa
mesian ismo y del univer
rusas,
del reino de la justici a: son siempre las mismas ideas
fera de la guerra y de la más
pero concebidas en la atmós
195
N e o ( á s B e r d a e 1
horrible descomposición. El comunismo ruso está ligado, más
estrechamente que lo que se acostumbra a pensar, al conjunto
de las tradiciones de Rusia.
Durante veinticinco años, el célebre Procurador del Santo
Sínodo, K. P. Pobiedonotsev, dirigió a la Iglesia rusa e, ideo-
lógicamente, al Imperio. Era el jefe espiritual de la antigua
Rusia monárquica de la época de la decadencia. Lenín fué
el jefe espiritual de la nueva· Rusia comunista. Durante largos
años reinó como dueño sobre el movimiento que preparaba
la Revolución y, después de la Revolución, gobernó a toda
Rusia. Pobiedonotsev y Lenin encarnan dos ideas diametral-
mente opuestas. No es menos cierto que existe una semejanza
entre sus estructuras espirituales, que en muchos puntos per-
tenecen a un solo y mismo tipo. Pobiedonotsev era un hom-
bre más notable, más complejo y más interesante que lo que
se acostumbra a creer, si se atiene exclusivamente a su política
reaccionaría. Yo definí un día la concepción del mundo de
Pobíedonotsev como "un nihilismo en el terreno religioso".
Era nihilista con respecto al hombre y al mundo, no creía
en el hombre y consideraba a la naturaleza humana como es-
túpida y nula. La vida humana, la vida mundial, sólo pro-
vocaban su desdén. Y extendía ese desdén a los obispos con
quienes tenía relación como Procurador del Santo Sínodo;
negándose a concederles virtud espiritual ninguna, estimaba
que debían someterse al control del representante del poder
gubernamental. Desde el puesto supremo que ocupaba some-
tió la Iglesia al Estado. porque no creía en las virtudes hu-
manas de los sacerdotes ni de los laicos. El hombre es tan
desesperantemente malo que la única esperanza de salvarle es
tenerlo firmemente sujeto. No se podría darle la libertad.
El mundo no puede m.antenerse más que bajo el yugo de
hierro de las monarquías absolutas. La falta de fe de Pobie-
donotsev en el hombre, su actitud nihilista con respecto al
196
Las fuentes y el sentido del comu.nis mo ruso
198
CAPfTUL O VII
201
N e o á s . B e r d a e f
204
Las fuentes y el sentido del comunismo ruso
205
N e o á s B e r d a e /
208
Las fuentes y el sentido del cotnu~tismo ruso
II
211
N e o á s B e r d a e f
214
Las fnentes y el sentido del comn.nismo rnJo
III
217
··N e o s B e r d
:. .
a·
·,
e
·.
Y:. :· :>;~~
~- .<:~~~
_ve uri sentimientó de temor, que poco a poco se hace ~ublime ..·
·Su explicación es puramente sociológica. Hecker plantea como
<<axioma que el hombre desciende del mono. que es de curia
animal. Deseoso de adaptarse a la línea de la filosofía soviética,·
... se coloca naturalmente en el plano dialéctico, aunque et· hegec
· li~nismo no haya dejado en él huella perceptible alguna. Pero
' lleva su dialéctica a la Iglesia ortodoxa, como si ésta no exis-
tiera m1s que exteriormente en sus ritos, más allá de los cuales
.n<fperéibe misterio alguno, por sus patentes relaciones con las. , ..
formas rígidas del pasado.
Su negación del más allá conduce a Hecker a pasar en
silencio el tema de la salvación y de la vida eterna. El valor
del cristianismo reside exclusivamente para él en la moral y
eri la organización de la vida social y. a sus ojos, la ortodoxia
es precisamente una forma del crístianismo que no ha sabido
crearse una ética ni ejercer su influencia para mejorar la socie-
dad. El problema religioso está, pues, subordinado aquí final-
,· mente a_ la utilidad exterior. no hay lugar para la busca de
la verdad. Se reconoce en ello el pragmatismo anglo-sajón que,
en el fondo, se. opone a la concepción comunista del mundo,
· cual aspira al conocimiento de la verdad absoluta. Hecker
es el apologista del comunismo ruso para el Occidente, pero
.. ·"el eclecticismo de sus opiniones impide que él mismo sea un
~"';:··cóínüñiSta"'irítegfaL Admirador de Tolstoi. se.inclina visible-.
··• '.mente a comprender el cristianismo en un sentido tolstoiano,
.•es'.decir como moral. Personalmente pienso que Tolstoi ha
·:·:~Cdespertado la conciencia en un cuerpo esclerótico y que su ·
··. :)'cl:ítica del ·cristianismo histórico estaba justificada en gran
kD:parte. He señalado ya en él elementos del nihilismo ruso. que·
c:f;[kJlacen un precursor del comunismo actual; pero de ahí a.
_.':·y~firínar, 'como lo hace Hecker, que el comunismo realiza las·
+9ideas de Tolstoi, hay un mundo de distancia. La ideología
'.·fi~coiri~nis·t~; y ~obre todo su aplicación. se oponen diametral-.
;J:,~~t.:.~~. ~-, '..}:~e - '~ :.- ;",: '
._..-;.·:, "<<
'\Y'':c;'-,.,_. -
.. 219
_, _ •" . ,--~· -. >-··:.~<~·.;o.:-'~'.-.:~" :·;-_, ~.,, ,,
~f~~s;~::;~:~~~-~
.N e o (~ d s B e r d a e f
mente a la doctrina tolstoiana, que encarna la no resistenda
a la violencia, la negación anárquica del Estado y de la civili-
zación técnica, la fe en la fraternidad natural de los hombres.
la vinculación con el suelo, la afirmación del sentimiento
religioso, todas las cosas cuya contrapartid a representa preci-
samente la doctrina comunista:
Los ataques de Hecker contra el papel desempeñado en
el pasado por la Iglesia ortodoxa son con frecuencia fundados.
Nada más fácil que demostrar, como lo hemos dicho ya muchas
veces, la colusión histórica de la Iglesia con todas las injus-
ticias y las manchas temporales. Desde la época de Constantino
se había entregado al reino de César. Las influencias sociales
debían ejercerse cada vez más en perjuicio de los valores espi-
rituales; pero no hay necesidad de esperar a la época petro-
viana para ver a la Iglesia servilmente dependiente del Estado;
semejante humillación es ya visible en la época de los grandes
Príncipes de Moscú. El cisma que se produjo en el siglo XVII
acabó de arruinar el prestigio espiritual del clero. El nivel del
episcopado es de los más débiles. Los obispos, que bajo el
yugo tártaro y a comienzos de la época moscovita desempe-
ñaban un papel predominan te se convirtieron de pronto en
funcionarios, en gobernadores provistos de estrellas y cintas.·
que viajaban en carroza, en tanto que su papel verdadero era·.
asumido por los "starets", quienes representan la manifestación
más característica de la vida religiosa autónoma rusa. Las
mismas verdades se aplican paralelamen te a la Iglesia católica ..
Todas las faltas acumuladas por la Iglesia pravoslava debían •.·
ser pagadas en la revolución. Esta consideración no puede llevar
a justificar a los verdugos. Protestar contra el servilismo del
sacerdocio con respecto al reino del César no es aprobar un
servilismo nuevo con respecto a un cesarismo nuevo, aunque
lleve el nombre de comunismo.
A. pesar de toda la verdad que Hecker
220
.. .
Las fuent es y el senti do del comu ;nism o ruso
ortodo xia, de toda la que se podría enunciar tambié n sobre
el catolicismo y el protes tantism o, no deja de ser cierto
que
sus opiniones generales son erróneas y que todo el conjun
to
de su razona miento ha sido echado a perder por ello. Nosot
ros
lo atribu imos al hecho de que para ese sectario racionalista
que es Hecker no existe el espíritu ni la vida espiritualista
.
Sin embargo, es esa vida subterránea de la ortodo xia la
que
ha forma do el alma rusa, la que ha obrad o sobre ·ella, y
no
el sacerd ocio oficial. Hecker reduce en vano esa vida a
lo
extern o de los ritos, transf ormán dola en una especie de magia
,
desconoce en vano la profun didad de lo que lleva en ella
el
reflejo de la vida celeste. Si la doctri na de Chom iakov sobre
la Iglesia, sobre lo ecuménico y la liberta d, es tratad a
por
Hecker de utopía no realizable, es porqu e la realidad se limit:i
pará él a las nociones empíricas, porqu e es incapa z de com-
prende r el sentid o ontoló gico e "ídeic " que se oculta en
el
mund o de la experiencia, que se opone a él al mismo tiempo
que obra sobre él. Todos los pensadores religiosos rusos
del
siglo XIX, hasta comienzos del siglo XX. han denun ciado
los
errores de la Iglesia histórica rusa con tanta aspereza como
Hecker. Al cristiano Dostoievski le corresponde declarar
que
la Igtesia rusa está herida de parálisis. Así. para poner en cÍaro
supo~idón subalt erna con respecto a los gobier
nos del antigu o
régimen no había necesidad del comun ismo ni de las obras
de Mr. Hecker. Pues los que se decían creyentes y aun
los
partid arios de la monar quía, Chom iakov, Samar in, Aksak
ov,
Dostoievski, Vladi mir Soloviev y muchos otros, habían tenido
antes de él un lenguaje extremadamente duro. Todo ese moví-
. miento del que Chom iakov es el iniciador, entró por el camin
o
del reformismo sin aband onar el terreno de la ortodo xia.
No
solamente en el seno de las sectas disidentes se abría camin
o
· el no confor mismo , sino tambié n entre esos pensadores
reli-
..
·
. giosos a quienes se ve que Hecker no presta atención alguna
.
221
Ni e o l á s B e r d
223
N e a t:' á s B e r d ·a e f
224
· · L il.'s - fu e n t e s y el · s en t id o d el 1
e 11 mun ismo ru so
lismo. Se trata más bien del esbozo de
un tipo de sociedad en
la cual pred omin en las aspiraciones a la integ
ralid ad y la uni-
ciclad, en oposición con el individualism
'o de los tiempos mo-
dernos, y que verá aum enta r la imp orta
ncia de ese elemento
religioso susceptible, 'si es necesario de
tom ar la form a de
una: antirreligiosidad militante. Hecker
no comprende absolu-
tame nte cómo se plan tean los prob lema
s nuevos al pensamien-
to religioso ruso. No habiencro roto el
hilo que le unía a la ·
trad ición espiritual inter na de la Igles
ia orto doxa , el pensa-
mien to religioso ruso se preocupa por
toda s las cuestiones
esenciales que agit an al mun do cristiano
. Así. el prob lema an-
tropológico queda plan tead o y, en relac
ión con él. el prob lema
" de la cultu ra cristiana y de la sociedad
cristiana. El pensamien-
to religioso ruso, con su vena creadora
, es el que ha apor tado
Ja idea de la divo -húm anid ad. En el
Dios -hom bre, así como
en Jesucristo. se ha realizado en el hom
bre la encarnación in-
...· dividua! de Dios. Y en la hum anid
ad debe realizarse la en-
carnación colectiva, universal de Dios
. La divo -hum anid ad
es la prol onga ción de la encarnación de
Dios ; plan tea después
de ella la cuestión de la encarnacióllJ de
la verdad de Cris to en
la cultu ra y en la sociedad cristianas. Por
lo demás, ese pensa-
mien to fund ame ntal del cristianismo
aparece como bast ante
pártic;:ular al cristianismo ruso y el crist
ianismo de Occidente
··-· '···I oha conóeido póco. Sin embargo
la filosofía cristiana debería
entenderse como una filosofía teándrica
, como una cristología
en la que se supe ran los límites de los
pensamientos griego y
escolástico, así como los de la doct rina
racionalista de los tiem-
. pos modernos. Son otro s tanto s problema
s que han sido com-
pletamente extr años a Hecker. En calid
ad de prag mati sta y de
, · utiHtarista, no juzg a de la imp orta
ncia y del valo r de las
.. ;·ni~nifesfaciones del espíritu sino en
razó n de sus resultados
lnmédiatos. Aho ra bien, la problemática
religiosa de los rusos
se ha vuelto hacia un porvenir. más lejan
o en el que ya no se
225
e o '' á s B e r d a
" f
\
plantearán las cuestiones económicas, se ha vuelto hacia la
eternidad. Hecker toma la defensa de la pretendida Iglesia viva
y Je da, por supuesto, la preeminencia sobre la Iglesia patriar·
cal ortodoxa. Le parece, como ha parecido a ciertos espíritus
de Occidente, que el movimiento así denominado era una es-
pecie de Reforma, bastante próxima al protestantismo. Es un
error. Ningún movimiento de reforma ha coincidido en Rusia
con la época de la Revolución;' la crisis que sacudió al clero
.data de comienzos del siglo XX. Por lo demás, los directores
de esa Iglesia viva, cuya importancia es inexistente, están
desprovistos de toda idea religiosa creadora. Una parte del cle-
ro se puso a disposición del poder; no es preciso buscar más
lejos. No se trata aquí de reformas, sino de conformismo, se-
gún las más antiguas tradiciones de servilismo sacerdotal con
respecto al poder del Estado. Los miembros de la Iglesia vi-
viente no pueden granjearse una estima particular al convertirse
en denunciantes de los servidores de la Iglesia ortodoxa por
cuenta de la G. P. U .. cuyas directivas reciben. Ningún movi-
miento de renovación y de reforma ha comenzado nunca bajo
los auspicios del oportunismo y del conformismo, mediante la
delación y el espionaje. Cuando se produce un movimiento
semejante engendra mártires en su seno y no martiriza a l,os
otros. La Iglesia viviente no ha aportado ninguna idea origi-
nal o nueva, fuera de la idea que la Iglesia debe someterse aÍ
poder soviético. Ni siquiera se ha elevado hasta la concepción
de que existe en el comunismo una verdad cristiana .. Lo que
le interesa exclusivamente no es la doctrina, sino el poder co-
munista. Yo mismo alimento ideas infinitamente más avan-
zadas socialmente que las de la Iglesia viviente, creo más que
ella en una nueva semilla creadora dentro del cristianismo, en
una nueva infusión del Espísitu Santo en el hombre. Pero le
soy resueltamente hostil, pues considero que el conformismo
226
Las fuen tes y el sent ido del comu ..n.is mo rnso
es inacep table en la vida religiosa. La Iglesia provo
slava de
Rusia debe procu rar establecer con el poder existe
nte una es·
pecie de Conc ordato tal como. lo había conce bido el
Metro po-
litano Sergio . La Iglesia no debe mezclarse en las luchas
polí-
ticas, es preciso descartar de ella toda sospecha de
mante ner
lazos con el antigu o régimen. Solam ente ella debe elevar
se por
encima del reino de César. ,Cons idero como la señal
de una
justic ia super ior el hecho de que la Iglesia se convi erta
en juez
del régimen capita lista, que declare la verda d del social
ismo y
de la sociedad obrer a; pero en el régim en soviético
tales ve-
redietos han perdid o toda significación religiosa, no
son más
que declaraciones a las órdenes de la G. P. U.
Llega mos al probl ema funda menta l del comu nismo
, al
probl ema de las relaciones entre el homb re y la socied
ad. Adop -
tando en estas mater ias la debili dad del punto de
vista co-
munis ta, Hecke r desconoce el probl ema del homb
re en
profu ndida d. ¿Qué había sido ese probl ema para
Marx ? So-
ciólogo sorpre ndent e, Marx era un antro pólog o bastan
te dé·
bil. El marxi smo plante a el probl ema de la socied
ad en de-
trime nto del homb re. Este últim o no existe sino
en funció n
de .la sociedad, no es más que una rueda técnica de
la econo -
mía. La soeiedad es el fenóm eno inicial, del que
el homb re
no es más que el epifen ómen o. Seme jante doctri na
se halfa
en contra dicció n flagra nte con la crítica acusa dora
de Marx
contra la aliena ción de la vida huma na que reduce
al homb re
. al estado de cosa (Verd irtglic hung) , contra la deshu
maniz a-
ción. Hay en ella una confu sión en el origen del
pensa mien-
to: la reducción del homb re al estado de instru
mento del
proceso económico ¿cons tituye el mal y el pecad o
del pasad o,
de la explo tación capita lista, o es la ontol ogía mism
a del ser
huma no? El hecho que parece decisivo a este respec
to es que
el prime r ensay o de realización del comu nismo , en
el terren o
~marxista, aquél al que asistim os en Rusia , tiene
por result ado
227
N e o s B e · .r d a e·
230
- Las fu ente- s y el s en ti d o d el e o m un is m o r lt so
1935-36.
234
'
INDICE
INTRODUCCIÓN PÁG.
Estado ruso .. 7
CAPÍTULO 1
rusa y su carácter. Eslavofilismo
23
CAPÍTULO II
Bielinski, Chernichevski, Dobroliubov,
45
CAPÍTULO III
71
CAPÍTULO IV
.rusa del siglo XIX y su carácter profético .. 95
CAPfTULO V
0
CAPÍTULO VI
Revolución-Le nin
CAPÍTULO Vl!
Cristianismo . . . . . . . . . . . . . . . ; ..