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TEMA 19. Urgencias y Emergencias hospitalarias.

Valoración
inmediata en la puerta de urgneicas: Triage. Signos, síntomas y
criterios de prioridad ante: parada cardiorrespiratoria, shock y
politraumatizado. Actuaciones en grandes catástrofes.
Urgencia y Emergencia. RAC. Triaje.
La atención en Urgencias requiere seguridad, rapidez y eficacia en el trato al paciente,
por parte de un equipo multidisciplinar. Esta actuación eficaz y eficiente va a redundar
en un mejor pronóstico del paciente y una rápida orientación a la resolución de su
problema.

Conceptos de Urgencia y Emergencia.

Urgencia: es la aparición fortuita de un problema de etiología diversa y de gravedad


variable, que genera la conciencia de una necesidad inminente de atención por parte del
sujeto o de sus allegados (OMS). Podemos definirla también como toda aquella
patología cuya evolución es lenta y no necesariamente mortal, pero que
obligatoriamente su atención no debe retrasarse más de seis horas. Ejemplos de estas
situaciones serían:

 Situaciones sin riesgo vital inmediato pero que pueden llegar a presentarlo en un
breve periodo de tiempo si no se diagnostican y se tratan de forma precoz.
 Situaciones sin riesgo vital donde es importante un diagnóstico precoz desde el
punto de vista epidemiológico para evitar la diseminación de una enfermedad en
una colectividad.
 Situaciones en las que la asistencia médica se limita a solventar problemas
sociales o deficiencias de los niveles asistenciales previos.

Emergencia: es toda situación urgente en la que está en peligro la vida de la persona o


la función de algún órgano (secuelas irreversibles). Es aquel caso en el que la falta de
asistencia sanitaria conduciría a la muerte en minutos (HORA DORADA). El concepto
de Hora Dorada se refiere a la primera hora de un suceso en la que la mortalidad es
elevada por la alta frecuencia de aparición de complicaciones mortales.

Catástrofe: suceso trágico inesperado que ocasiona un gran número de víctimas


acompañado siempre de desproporción entre necesidades y medios. Las definiciones de
catástrofes tienen en común, la desproporción cuantitativa y cualitativa que existe entre
las necesidades generadas por el suceso inesperado, y los recursos materiales, humanos
y organizativos.

Accidente de múltiples víctimas (AMV): aquella situación en la que los sistemas de


emergencia locales son desbordados y se ven incapaces de controlar la situación en los
primeros 15 minutos.

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“La diferencia con la catástrofe estará en el LUGAR en donde se produzca y el
NÚMERO de heridos” Ejemplo: una catástrofe sería un accidente con 5 heridos graves
en un pueblo en el que solo existe un dispositivo de emergencia en un radio de 40 km,
mientras que el mismo número de accidentados en la capital sería un AMV.

Triaje: Definición y tipos.


La palabra triaje proviene del término francés trier que significa “seleccionar o
escoger”, “elegir o clasificar” y a la hora de utilizarse en un SUH se refiere al proceso
de clasificación en niveles de gravedad que determinarán la prioridad en la atención, así
como adaptar las necesidades del paciente al medio hospitalario derivándolo a donde
mejor convenga, atendiendo a diversas variables como: disponibilidad de recursos,
medio físico, demanda de atención en el Servicio ,etc. Originalmente la palabra triaje en
la terminología sanitaria se refería a la clasificación de los heridos y su ubicación en
situaciones militares, desastres o catástrofes civiles, de ahí que algunas organizaciones
como la SEEU (Sociedad española de Enfermería de Urgencias) prefieran hablar de
“Recepción, acogida y clasificación” (RAC). Se empezó realizando en los años sesenta
en hospitales de USA y comenzó a implantarse en nuestro país a finales de los ochenta
y principios de los noventa.

Existen diferentes formas de TRIAJE en Urgencias:

• Triaje estructurado. Se lleva a cabo a partir de escalas válidas, útiles, relevantes y


reproducibles. Actualmente existen 6 sistemas de triaje estructurado:

1. ATS (Australian Triage Scale)


2. CTAS (Canadian Triage and Acuity Scale)
3. MTS (Manchester Triage Scale)
4. ESI (Emergency Severity Index)
5. MAT (Model Andorrà de Triatge).
6. La SEMES (Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias)
publicó durante el año 2004 el Sistema Español de Triaje (SET), adoptado del
MAT.

• Triaje avanzado. Contempla la posibilidad, en un triaje estructurado y con protocolos


específicos especialmente elaborados para enfermería, de realizar, antes de la visita
convencional, determinadas pruebas complementarias (analíticas y radiologías simples),
incluso acciones terapéuticas (vías periféricas, administrar analgesia, etc).

• Triaje multidisciplinar. Incluye, entre el personal sanitario que lo realiza, un equipo


en el que, como mínimo, participa un médico y una enfermera. También pueden
participar personal administrativo y auxiliar sanitario. Aparte de la valoración inicial,
que en este caso la realiza el médico, consiste en la realización de pruebas básicas
(hemograma, bioquímica y radiología simple) antes de que el paciente entre en la
consulta de visita. En nuestro entorno (Comunidad Valenciana), los sistemas más

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utilizados son el MTS (Escala Manchester) y el SET (Sistema Español de Triaje).
Ambos son sistemas de triaje estructurado, con las diferencias que vamos a ver a
continuación:

Sistema Manchester: Contempla 52 motivos posibles de consulta que, de forma


amplia se pueden agrupar en las 5 categorías siguientes: Enfermedad, Lesión, Niños,
Conducta anormal y Catástrofes. En cada uno se despliega un árbol de flujo de
preguntas. Después de 4-5 preguntas como máximo, clasifica al paciente en una de las 5
categorías que se traducen en un código de color y en un tiempo máximo de espera para
atención.

Incorpora discriminantes clave, que son factores que permiten determinar el nivel de
urgencia en pacientes que se presentan con una sintomatología parecida o que se pueden
catalogar dentro de una misma categoría sintomática

El Sistema Español de Triaje (SET): Reconoce 32 categorías sintomáticas y 14


subcategorias que agrupan 642 motivos clínicos de consulta, todos vinculados a las
diferentes categorías y subcategorías sintomáticas. El SET se diferencia del MTS, entre
otras, por la integración de constantes, signos vitales anormales y dolor. Dispone de un
sistema de ayuda al triaje (Web e-PAT) con escalas de gravedad (Glasgow, coma no
traumático, deshidratación, dolor) que ayuda a la decisión clínica, tanto para adultos,
como para niños.

El proceso de triaje ha de ser realizado por personal con experiencia y juicio clínico, con
capacidad de tomar decisiones y gestionar situaciones difíciles. Tanto desde el punto de

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vista estructural como funcional, el área de triaje ha de ser la puerta de entrada del
Servicio de Urgencias.

RAC: Recepción, acogida y clasificación.

El Término RAC lo introduce por primera vez la Sociedad Española de Enfermería de


Urgencias y Emergencias. SEEUE 1999. La RAC es una correcta comprensión del
problema de salud de los pacientes desde la óptica asistencial por niveles de gravedad y
su correspondiente clasificación y adecuación a la estructura del medio asistencial.
Consta de tres fases íntimamente relacionadas:

1ª Fase: RECEPCIÓN

La recepción es el momento en el cual se establece la relación sanitario-paciente.


Identificación, valoración primaria y medidas asistenciales de emergencia.
Valoración primaria:
- Declaración del problema.
- Reconocimiento inmediato de signos vitales.
- Valoración riesgo vital.
- Actuación inmediata.

2ª Fase: ACOGIDA

La acogida se realiza una vez descartada la emergencia, seguida de una valoración


secundaria, sistemática, realización de pruebas diagnósticas, medidas asistenciales de
urgencias y una relación terapéutica que determina la toma de decisiones en cuanto a la
asistencia del paciente en relación a su estado de salud.
Valoración secundaria:
- Valoración del paciente por sistemas.
- Análisis e interpretación de datos obtenidos.
- Toma de decisiones clínicas.
- Actuación in situ- traslado a otro nivel asistencial o a área asistencial concreta.
- Valoración de nivel de gravedad y nivel de prioridad.

3ª Fase: CLASIFICACION

La clasificación es el momento en el que siguiendo criterios homogéneos se establece


un nivel de asistencia al paciente y que deriva en una actuación concreta.
Cada una de las etapas de la RAC se corresponderá en mayor o menor medida con una
de las etapas del proceso enfermero.

TRIAJE EXTRAHOSPITALARIO

El triaje o clasificación de pacientes a nivel pre-hospitalario se utiliza


fundamentalmente en casos de catástrofes o crisis en las que existen múltiples víctimas,
y requiere unas condiciones especiales que lo distinguen del intrahospitalario. La
prioridad asistencial será la posibilidad de supervivencia, no la gravedad.
El triaje en estas situaciones debe ser rápido y preciso, además de dinámico y adaptado
a la situación el puesto médico avanzado (PMA) se situará lo más próximo posible al
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lugar de la catástrofe. Existen diferentes sistemas que se adaptan a la categoría (sanitario
o no sanitario) y experiencia (lego o veterano) de la persona que realiza el triaje.
Hay muchos sistemas de triaje extrahospitalarios, los más utilizados son: el sistema
METTAG, START, el NOTO-LARCAN-HUGUENARD, el MRCC, y el métodos
SHORT.
EL SISTEMA METTAG.
Es sin duda de los más utilizados por el personal sanitario en extrahospitalaria. Se basa
en la clasificación de pacientes mediante la asignación de TARGETAS con diferentes
colores en función de la gravedad. Todas las tarjetas tienen que tener una serie de datos
obligatorios: edad y sexo, diagrama de zonas lesionadas, anotación de medicamentos,
vía y hora.

SISTEMA START.
Clasifica a la víctima en 4 grupos de colores. Se caracteriza por ser un método sencillo,
que precisa para su aplicación unos 30 segundos, aunque es el que emplean
prioritariamente los sanitarios puede ser aplicado por no sanitarios.
Los parámetros que valora son:
 Marcha
 Respiración
 Estado mental (respuesta a órdenes sencillas)
 Relleno capilar
 Pulso radial (START modificado)

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Valoración inmediata al paciente en SHOCK
El shock indica un estado de fallo circulatorio agudo que causa una inadecuada
perfusión periférica y una reducción de la liberación de oxígeno a las células. Afecta a
la función de todos los órganos y sistemas, pudiendo producir fallo multiorgánico que
provoque la muerte. Se desencadena a partir de alguna de estas cuatro circunstancias:
• Reducción del volumen circulatorio o intravascular (shock hipovolémico).
• Alteración del bombeo cardíaco (shock cardiogénico).
• Dilatación arterial y venosa generalizada con secuestro del volumen sanguíneo
circulante (shock distributivo o vasogénico, que a su vez se subdivide en shock séptico,
shock anafiláctico y shock neurogénico).
• Obstrucción al flujo sanguíneo (shock obstructivo).

Fases del shock

En el shock podemos distinguir las siguientes cuatro fases:

• Fase inicial: como consecuencia de alguna de las causas anteriormente descritas,


disminuye el gasto cardíaco y se altera la perfusión tisular.

• Fase de compensación: para tratar de paliar los efectos de la hipoperfusión, el


organismo activa una serie de mecanismos compensatorios:
- La estimulación del sistema nervioso simpático provoca un aumento de la frecuencia
cardíaca y una mayor contractilidad del corazón.
- La vasoconstricción arterial y venosa para que se desvíe la sangre hacia los órganos
vitales (cerebro y corazón).
- La estimulación hormonal que incluye la activación del sistema renina-angiotensina-
aldosterona (con retención de Na+ y H20 que activa los osmorreceptores, liberándose
ADH en la hipófisis) y de la médula suprarrenal.
- La compensación química que incluye la hiperventilación para neutralizar la acidosis
láctica.

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• Fase de descompensación: los mecanismos compensatorios empiezan a ser
insuficientes y el shock se mantiene. La bomba de Na+/K+ de la membrana celular
falla, produciéndose ahora un problema de oxigenación más que de transporte.

• Fase refractaria o irreversible: el shock no responde al tratamiento, los mecanismos


compensatorios no son suficientes, siendo ésta una situación irreversible. La muerte es
el resultado final.

Clínica del shock, signos y síntomas.

Los hallazgos variarán con el tipo de shock, la etapa y el grado de compensación:


• Durante la fase de compensación, existe una tensión arterial normal, acompañada de
pulso rápido y aumento de la frecuencia respiratoria. El paciente se muestra en alerta,
con gran ansiedad; las pupilas están dilatadas y la piel estará fría y húmeda, sensación
de sed.
• En la fase de descompensación, disminución de la TAS y del gasto cardíaco.
Taquicardia compensatoria, aumento de la presión diastólica. La amplitud del pulso, se
reduce. Disminución de la excreción de orina debida a la reducción del gasto cardíaco.
Sin embargo, en el shock séptico puede haber poliuria, posiblemente secundaria a la
vasodilatación producida por las toxinas bacterianas. La frecuencia respiratoria se
encuentra elevada y existe una alteración del nivel de conciencia.
• En la fase tardía, todos los sistemas corporales fallan, por lo que todo termina con la
muerte del paciente.

Tipos de shock

A. Shock Hipovolémico

Es la forma más común de shock. Se produce como consecuencia de la disminución del


volumen intravascular. Dicha carencia provoca un descenso de la perfusión tisular e
inicia la respuesta general. Puede tener lugar bien a partir de una hipovolemia absoluta o
bien relativa. La primera se produce como consecuencia de una pérdida externa de
líquidos, o a un desplazamiento interno de líquidos del espacio intravascular al espacio
extravascular (ascitis, edemas...).

B. Shock Cardiogénico

Se produce cuando el corazón no puede bombear con eficacia la sangre, por alteración
del ventrículo derecho, del izquierdo o de ambos a la vez. El IAM es la causa más
común de shock cardiogénico. Es posible que otros estados avanzados de shock
desencadenen un shock cardiogénico.

C. Shock Anafiláctico

Es un tipo de shock distributivo producido por una respuesta exagerada del sistema
inmunológico contra un antígeno frente al que el organismo ha sido sensibilizado. Se
trata de una forma sistémica grave de hipersensibilidad inmediata (reacción alérgica)
que se manifiesta como un cuadro dramático y potencialmente fatal. Cualquier sustancia

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puede producir una reacción de hipersensibilidad. Estas sustancias, conocidas con el
nombre de antígenos, pueden llegar al organismo por inyección o por ingestión, por
medio de la piel o del tracto respiratorio.
Los síntomas y los signos de la anafilaxia dependen de la vía de entrada del alérgeno, de
la cantidad absorbida, del ritmo de absorción y del grado de hipersensibilidad del
paciente. Los síntomas suelen aparecer a los 20 minutos de la exposición al antígeno.

D. Shock Neurogénico

Es un tipo de shock distributivo, que se produce como resultado de la pérdida o de la


supresión del tono simpático. Su aparición tiene lugar en minutos, y puede durar días,
semanas o meses, dependiendo de la causa. A diferencia de otros tipos de shock, éste no
altera severamente la perfusión tisular, sino que provoca una disminución del gasto
cardíaco, lo que ocasiona hipotensión. La causa más común es una lesión de la médula
espinal por encima de T5. Otros factores incluyen la anestesia espinal, los fármacos, el
estrés emocional, el dolor y las alteraciones del SNS.
Se caracteriza por presentar signos como: bradicardia, vasodilatación e hipotensión.

E. Shock Séptico

Es la forma más frecuente de shock distributivo y se desarrolla de manera secundaria a


la invasión del organismo por microorganismos extraños y el posterior fracaso de los
mecanismos de defensa. Es una complicación de otra enfermedad o lesión que requiere
hospitalización y terapia invasiva. Esta afección tiene una mortalidad muy elevada.

Manifestaciones

- Hipotensión, debida a la reducción del gasto cardíaco.

(GASTO CARDIACO = FC x VOLUMEN SISTÓLICO).

- Taquicardia, que tiene lugar por la activación del sistema nervioso simpático. En el
shock neurogénico, bradicardia.
- Taquipnea. En shock anafiláctico, estridor inspiratorio, ronquidos, disfagia, disnea,
sibilancias.
- Irritabilidad y ansiedad
- Piel pálida, fría y sudorosa.
-Hipotermia en shock hipovolémico.
-En el shock anafiláctico, prurito, eritema generalizado, urticaria y angioedema,
normalmente en la cara, en la cavidad oral y en la parte inferior de la faringe.
-En los shocks neurogénico y séptico, piel caliente, seca y rosada en primer momento.
- Cianosis
- Oliguria, proveniente de una perfusión renal reducida (<30ml/h)
- Sed extrema; la mucosa oral y la lengua aparecen secas.
- Dolor precordial (angina por la baja perfusión miocárdica).

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Valoración del paciente en shock:

1. Estado de consciencia
2. Permeabilidad de vía aérea y ventilación, FR y SATO2
3. Circulación:
-FC, pulso (calidad), temperatura.
-Estado de la piel: color, humedad, textura y turgencia:
-Primera fase: se reduce la circulación cutánea. La piel estará fría, pálida y húmeda
-Cuando existe una vasoconstricción mantenida, la piel adopta un tono cianótico, se
encuentra fría y moteada.
-Shock séptico: piel caliente, seca y rosada a causa de la vasodilatación inicial.
-Diuresis (cantidad, color, olor)

Pruebas diagnósticas

- Hemograma, bioquímica y coagulación.


- Gasometría arterial.
- ECG y Rx de tórax.
- Monitorización hemodinámica invasiva: línea arterial, PVC.
- Pruebas cruzadas (por si requiriera transfusión).

Tratamiento

 Hipovolémico:

-El tratamiento inicial deberá enfocarse hacia la corrección de la hipovolemia por


pérdida de sangre o líquidos.
- Posición: Piernas rectas elevadas, tronco recto, cabeza ligeramente elevada (prevenir
broncoaspiración)
- Fluidoterapia y hemoderivados con el objetivo de mantener o de conseguir una
volemia adecuada, siempre que la función cardíaca lo permita. Si la hipovolemia se
debe a la pérdida de líquidos, se repondrá con cristaloides y coloides. La solución salina
normal ayuda a reemplazar el agua, la sal y a restituir el déficit de electrólitos. Los
coloides (voluven®) permanecen en el espacio intravascular más tiempo produciendo
una expansión de volumen más efectiva que los primeros. No administrar coloides en
un paciente con hemorragia, ya que alteran la coagulación.

 Cardiogénico:

-Mejorar la efectividad del bombeo sanguíneo e incrementar la perfusión tisular:


- Mejorar la función ventricular y el aumento del gasto cardíaco.
- Aumentar la llegada de oxígeno al miocardio.
- Disminuir la demanda del mismo en el miocardio.
- Limitar el tamaño del infarto.
- Fármacos: Los diuréticos nos ayudarán a tratar a los pacientes que presenten una PCP
alta (congestión venosa pulmonar) evitando o mejorando el edema pulmonar. El digital
es de utilidad en un paciente con una arritmia supraventricular recurrente no controlada.

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- Cirugía: Angioplastia coronaria, by-pass de las arterias. Si es irreversible, el punto
final es el trasplante cardíaco (si no está contraindicado).

 Anafiláctico:

-Eliminar el antígeno que inicia la reacción. Si son medicamentos, sangre, productos


sanguíneos o contrastes, debe interrumpirse inmediatamente su administración.
-Fármacos y líquidos:
-Adrenalina, fármaco de elección, favorece la broncodilatación y la vasoconstricción).
-Corticoides para prevenir reacciones retardadas.

 Neurogénico:

-Mantenimiento de la temperatura corporal


-Disminución de maniobras con respuesta vagal, por aumento de bradicardia.
-Fármacos: Atropina para tratar la bradicardia.

 Séptico:

-Eliminar el germen que produce la infección.


-Manejo de la fiebre
-Fármacos: Antibióticos.
-Cirugía: En sepsis provocadas por abscesos o tejido necrótico.

Medidas generales:

- Monitorización cardiaca y control de constantes vitales.


- Cateterización venosa y sondaje vesical.
- Corrección de la hipoxemia: Despejar las vías aéreas del paciente y suministrar el
oxígeno suficiente para mantener la presión arterial de oxígeno (PaO2) en valores
superiores a 60 mmHg. Disponer de un respirador y de un equipo de aspiración de
secreciones cerca de la cama, puede necesitar intubación endotraqueal y ventilación
mecánica.
- Corrección del balance ácido-base: mediante la administración de bicarbonato sódico,
en función del pH.
- Fluidoterapia de soporte para mantener diuresis por encima de 30 ml/h.
- Administración de fármacos: inotropos positivos, tipo dopamina, que mejoran la
contractilidad miocárdica y el gasto cardíaco (sólo se suministran cuando la función
cardíaca esté comprometida). Vasodilatadores como el nitroprusiato sódico o la
nitroglicerina son útiles porque vasodilatan las arterias coronarias y mejoran el aporte de
oxígeno, si la tensión arterial lo permite.
- Otros fármacos: se pueden utilizar los diuréticos, la dobutamina, la adrenalina, la
noradrenalina.

Parada Cardiorespiratoria
La parada cardiorespiratoria (PCR) es un problema de gran relevancia con una pobre
supervivencia. Se estima que en España se producen entre 24.000 y 50.000 casos al año

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de PCR extrahospitalarias y unos 18.000 casos de PCR hospitalarias. De éstas, tan sólo
el 50% ocurren en las unidades de cuidados críticos. Aproximadamente un 85% de las
PCR del adulto en el ámbito extrahospitalario son de origen cardiológico,
fundamentalmente por enfermedad coronaria. El mecanismo de PCR y ritmo inicial
más común es la fibrilación ventricular (FV), causa potencialmente reversible y otras.
Su tratamiento es la desfibrilación. Su eficacia alcanza casi el 90% en el primer minuto,
disminuyendo alrededor del 10-12% con cada minuto de retraso.

 Parada cardiorespiratoria (PCR): es una situación clínica en la que existe una


interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible de la circulación y
la respiración espontáneas. Si esta situación no se revierte en los primeros
minutos, desembocará en la muerte biológica por hipoxia tisular. En los adultos,
la etiología más frecuente es cardiológica, mientras que en los niños es
respiratoria (traumática: asfixia, intoxicación, accidente…)

 Resucitación cardiopulmonar (RCP): es el conjunto de maniobras


secuenciales, ordenadas y estandarizadas, que sustituyen en primer lugar la
respiración y la circulación espontáneas, para, finalmente, revertir la PCR. Se
refiere a la realización de compresiones torácicas de gran calidad y respiraciones
de rescate (30 compresiones alternando con dos respiraciones).

Básico: se realiza sin material, excepto dispositivos de barrera.


Instrumental: se realiza con material de soporte de la vía aérea no invasivo.
Avanzado: se realiza por personal especializado y agrupa un conjunto de
técnicas destinadas a proporcionar un tratamiento definitivo a las situaciones de
PCR, optimizando la sustitución de las funciones respiratoria y circulatoria hasta
el momento en que éstas se recuperen.

Cadena de supervivencia

Existe evidencia de que pueden disminuirse la mortalidad y las secuelas que origina la
PCR si se mejora la respuesta asistencial, acortando los retrasos en la respuesta
mediante la optimización de la “cadena de la supervivencia¨. La primera consideración
a tener en cuenta antes de realizar ninguna acción es la seguridad del reanimador,
siguiendo el algoritmo conocido como:
PAS: 1º PROTEGER, 2º ALERTAR, 3º SOCORRER.
Las intervenciones que contribuyen al resultado exitoso y que conforman la cadena son
(ilustración extraída de las guías de la ERC 2015):

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Todo ciudadano debería estar en condiciones de activar los dos primeros eslabones de
esta cadena, pero si, además, el testigo que presencia un paro cardíaco tiene la
formación y entrenamiento necesarios para aplicar una desfibrilación temprana con un
DESA/DEA (Desfibrilador Externo Semiautomático / Automático), las posibilidades de
una reanimación con éxito se multiplican.

Secuencia de actuación en PCR con DESA

1. Garantizar la seguridad del reanimador, la víctima y el testigo. Pedir ayuda


adicional (si es necesario) se incorpora en el paso siguiente, el de alerta a los servicios
de emergencias.
2. Apertura de la vía aérea y comprobación de la respiración:
– Evaluar rápidamente a la víctima del colapso para determinar si responde.
– Abrir la vía aérea utilizando la maniobra frente mentón, mientras que evalúa si la
persona está respirando con normalidad (ver, oír, sentir).
3. Alerta a los servicios de emergencia:
– El 112 es el número de teléfono europeo de emergencias, disponible en toda la UE, de
forma gratuita. Es posible llamar al 112 desde teléfonos fijos y móviles para contactar
con cualquier servicio de emergencias: una ambulancia, los bomberos o la policía.
4. Inicio de las compresiones torácicas:
En los adultos que necesitan RCP, existe una alta probabilidad de una causa cardiaca
primaria. Cuando el flujo sanguíneo se detiene después de una parada cardiaca, la
sangre en los pulmones y el sistema arterial permanece oxigenada durante algunos
minutos.
1. Hacer las compresiones en el centro del tórax
2. Comprimir a una profundidad de aproximadamente 5 cm, pero no más de 6 cm para
el adulto promedio
3. Comprimir el tórax a una frecuencia de 100 a 120/min con el menor número de
interrupciones posible
4. Permitir que el tórax se reexpanda por completo después de cada compresión; no
permanecer apoyado en el tórax.
La RCP debe realizarse sobre una superficie firme siempre que sea posible.
5. Respiraciones de rescate:
1. Insuflar volumen necesario para hacer que el tórax se eleve de forma visible.
2. Duración de la insuflación de alrededor de 1 seg.
3. Relación compresiones/ventilaciones de 30:2.

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La interrupción máxima de las compresiones torácicas para dar dos ventilaciones no
debería exceder de 10 s.

6. Uso de un desfibrilador externo automatizado:


1. Los DEA son seguros y efectivos cuando se utilizan por personas legas con mínima o
ninguna formación.
2. Los DEA hacen posible desfibrilar muchos minutos antes de que llegue la ayuda
profesional.
3. Realizar las mínimas interrupciones de las compresiones torácicas mientras se coloca
un DEA y durante su uso.
4. Los DEA estándar son adecuados para su uso en niños mayores de 8 años. Para niños
entre 1 y 8 años se deben utilizar parches pediátricos con un atenuador, o en modo
pediátrico si está disponible.
5. Los parches del DESA deben colocarse sobre el pecho desnudo del paciente. Si está
húmedo, secar con toalla, ropa, etc. Uno, debajo de la clavícula derecha, el otro, a unos
10 cm debajo de la axila izquierda, como se indica en los mismos. En mujeres debe
evitarse su colocación sobre las mamas.
6. Deben quedar bien adheridos (rasurar si es necesario), retirar parches de medicación
en caso necesario, y desplazarlos unos 10 cm de dispositivos implantados
(marcapasos, reservorio).
7. Durante la fase de análisis del DESA: NO TOCAR A LA VÍCTIMA, para evitar
interferencias eléctricas.
8. Durante la descarga: NO TOCAR A LA VÍCTIMA, y asegurarse de que nadie lo está
haciendo.

SOPORTE VITAL AVANZADO (SVA) en adulto. Secuencia de


actuación.

1.Garantice la seguridad del personal: Asegúrese de que el medio que les rodea es
seguro. Póngase guantes tan pronto como sea posible. Pueden ser necesarias otras
medidas como protección ocular y mascarilla. El riesgo de infección es mucho más bajo
del percibido.

2. Compruebe el nivel de conciencia del paciente, mediante estímulos intensos:

A) Si responde: se requiere valoración médica urgente.


• Llame pidiendo ayuda según los protocolos locales.
• Mientras espera al equipo, evalúe al paciente utilizando el abordaje ABCDE (vía
aérea, respiración, circulación, discapacidad, exposición).
• Administre oxígeno. Utilice la pulsioximetría para guiar la oxigenoterapia.
• Monitorice y registre signos vitales (ECG y tensión arterial).
• Si fuese posible consiga un acceso venoso.

B) Si no responde: abrir la vía aérea.


• Coloque a la víctima en decúbito supino.
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• Abra la vía aérea utilizando la maniobra frente-mentón: apoye una mano en la frente
del paciente y con la otra haga tracción de la mandíbula hacia arriba y hacia delante, con
los dedos índice y medio, consiguiendo la hiperextensión de la cabeza y la apertura de la
vía aérea.
• En el caso de que se trate de un paciente politraumatizado, donde exista sospecha de
una posible lesión vertebral cervical, se debe realizar la maniobra de tracción
mandibular o elevación del mentón, en combinación con estabilización, con
alineamiento manual de la cabeza y el cuello con un ayudante.
• Si en el caso anterior persiste obstrucción de la vía aérea con riesgo vital, a pesar de la
aplicación efectiva de las técnicas anteriormente nombradas, añada extensión progresiva
de la cabeza en pocos grados cada vez, hasta que la vía aérea esté abierta.

3. Compruebe la ventilación, manteniendo la vía aérea abierta y verifique otros


signos de vida.

A) Si respira: valorar la posición lateral de seguridad.


• Es importante reconocer las boqueadas o gasping como signo de parada y no de
respiración eficaz.
• Posición lateral de seguridad. Colocar el brazo más próximo al reanimador en ángulo
recto. Manteniendo su columna alineada, se cogen su brazo y su pierna más lejanos,
colocando ésta última en ángulo recto, para hacerle girar hacia el reanimador.
Posteriormente, se coloca el brazo en contacto con el otro, dejando las manos debajo de
su cara, manteniendo así la vía aérea permeable.

B) Si no respira: compruebe el pulso carotídeo, en menos de 10 segundos (siguiente


punto).

4. Compruebe circulación:

A) Si existe pulso: el enfermo está en parada respiratoria.


• Ventile los pulmones del paciente, 1 ventilación cada 6 segundos, y compruebe si
tiene pulso cada 10 respiraciones (cada minuto aproximadamente).
• Si existe cualquier duda sobre la presencia de pulso, comience compresiones torácicas
inmediatamente, hasta que llegue ayuda más experimentada.
Todos los pacientes en parada respiratoria evolucionarán a parada cardiaca, si la parada
respiratoria no es tratada rápida y eficazmente.

B) Si no respira y no tiene pulso: parada cardiorrespiratoria, inicie maniobras de


RCP.
Comience RCP, administrando compresiones torácicas, a un ritmo de 100-120 por
minuto. Intercale 2 ventilaciones, cada 30 compresiones (30:2).
• Envíe a un compañero a pedir ayuda, solicite el equipo de resucitación y un
desfibrilador.
• Si está solo, deje al paciente para conseguir ayuda y equipamiento.
• La posición correcta de las manos para realizar el masaje cardiaco es en el centro del
pecho, en la mitad inferior del esternón. Se coloca el talón de una de las manos y la otra
sobre ella, con los brazos rectos y perpendiculares al cuerpo del paciente.

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• Asegure compresiones de alta calidad, con las siguientes características:
profundidad de 5-6 cm y frecuencia de 100-120 compresiones/min; permita que se
expanda el tórax completamente tras cada compresión.
• Es fundamental minimizar la interrupción de las compresiones torácicas.
• Si existe más de un reanimador, se deben cambiar cada 2 minutos aproximadamente,
para asegurar unas compresiones torácicas de buena calidad. Para la ventilación:
• Coloque la cánula orofaríngea (Guedel) para mantener la permeabilidad de la vía
aérea. Se elige la que tenga la longitud similar a la distancia entre el ángulo de la
mandíbula y los incisivos. Se realiza la maniobra frente-mentón, se abre la boca, se
comprueba que no existen cuerpos extraños y se introduce la cánula con la concavidad
hacia el paladar, deslizándola hasta introducir la mitad; después se gira 180º mientras se
sigue avanzando hacia la faringe, hasta hacer tope con la parte proximal de la cánula en
los dientes.
• Optimice la ventilación con la mascarilla y el balón autohinchable con bolsa
reservorio, conectándolo a una fuente de oxígeno a 15 litros/min. Realice el correcto
sellado de la mascarilla, colocando la parte más estrecha en la pirámide nasal, sujetando
con los 2 primeros dedos la mascarilla y con los tres últimos dedos de la mano traccione
de la mandíbula; con la otra mano insuflaremos el aire a través del balón autohinchable.
• La intubación orotraqueal sólo debería realizarse por personal entrenado y competente
en esta técnica.
• Una vez que el paciente está intubado, continúe las compresiones torácicas
ininterrumpidamente (excepto para las desfibrilaciones y las comprobaciones de pulso),
a una frecuencia de 100-120/min y ventile los pulmones aproximadamente a 10
respiraciones/min.
• La utilización de la capnografía con forma de onda puede ser capaz de detectar la
recuperación espontanea del pulso (RCE) sin detener las compresiones torácicas y
puede ser utilizada como un modo de evitar la inyección de un bolo de adrenalina tras
conseguir la RCE.
• En ausencia de personal adiestrado en intubación traqueal, una alternativa aceptable es
un dispositivo supraglótico de vía aérea (DSVA) (p.ej. mascarilla laríngea, tubo
laríngeo o i-gel). Una vez insertado un DSVA, hay que intentar realizar compresiones
torácicas continuas, sin interrumpirlas durante la ventilación. Si una fuga de gas
excesiva causa una ventilación inadecuada de los pulmones del paciente, las
compresiones torácicas tendrán que interrumpirse para posibilitar la ventilación
(utilizando una relación CV2 de 30:2).

4. Coloque el monitor/desfibrilador en cuanto disponga de él. Si se trata de un


DESA (semiautomático), el DESA realizará el análisis del ritmo.

• Coloque las palas o parches adhesivos bajo la clavícula derecha y en el costado


izquierdo, en la posición V6 en la línea medioaxilar.
En función del ritmo encontrado existen dos situaciones posibles:

A) Ritmos desfibrilables: fibrilación ventricular/taquicardia ventricular sin pulso


(FV/TVSP)

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•Administrar un choque: en un desfibrilador monofásico la energía es de 360 Julios (J) o
150-200 J si es bifásico. Minimizar las interrupciones en las compresiones torácicas
durante menos de 10 segundos o menos para intentar la desfibrilación.
• Iniciar maniobras de RCP inmediatamente después, sin reevaluar pulso.
Secuencia 30/2, comenzando con las compresiones torácicas. A los 2 minutos reevaluar:
• Si el ritmo es desfibrilable, se dará una segunda descarga: 360 J en monofásico, 150-
200 J en bifásicos.
• Iniciar las maniobras de RCP inmediatamente después, sin reevaluar pulso. Secuencia
30/2, comenzando con compresiones torácicas. A los 2 minutos reevaluar:
• Si persiste FV/TVSP, administre una tercera descarga (monofásicos 360 J; bifásicos
150-360 J).
• Reinicie las compresiones torácicas inmediatamente y luego administre adrenalina 1
mg iv y amiodarona 300 mg iv mientras se realiza RCP durante otros 2 minutos.
• Posteriormente administre adrenalina 1 mg iv cada 3-5 minutos o en ciclos alternos.
• Repita esta secuencia de 2 minutos de RCP – comprobación de ritmo/pulso –
desfibrilación si la FV/TV persiste.
• En la FV/TVSP refractaria a las descargas se puede administrar una nueva dosis de
amiodarona de 150 mg iv después de la 4ª descarga.
• El intervalo entre el cese de las compresiones y la administración de una descarga
debe reducirse al mínimo e, idealmente, no debería exceder los 5 segundos.
• Si en alguna de las reevaluaciones el ritmo no es desfibrilable, cambiaremos de
algoritmo (opción B).
• Si existe cualquier duda sobre si el ritmo es asistolia o FV muy fina, no intente
desfibrilar; en su lugar, continúe con las compresiones torácicas y la ventilación.

B) Ritmos no desfibrilables: Asistolia/Actividad Eléctrica Sin Pulso

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• Comience la RCP (30 compresiones y 2 ventilaciones).
• Administre 1 mg de adrenalina iv tan pronto como tenga un acceso vascular.
• Revalúe el ritmo cada 2 minutos:
– Si observa actividad eléctrica organizada, compruebe si hay pulso y/o signos de vida,
comience los cuidados postresucitación.
– Si no hay pulso y/o no hay signos de vida, continúe con la RCP, revalúe el ritmo cada
2 minutos. Administre dosis posteriores de adrenalina 1 mg iv cada 3-5 minutos
(durante los ciclos alternos de RCP de 2 min).

6. Canalización de vías de acceso


a) Vía periférica: es la 1ª vía de elección al ser más fácil, rápida y segura,
preferentemente antecubital y como alternativa, la vía yugular externa. La inserción de
un catéter venoso central requiere la interrupción de la RCP y se asocia a varias
complicaciones potenciales.
b) Vía intraósea: es la de 2ª vía de elección. Los puntos tibial y humeral son fácilmente
accesibles.

Está contraindicado colocar una vía intraósea en un miembro que presente:

 Fracturas
 Heridas infectadas
 Osteoporosis

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Ilustración 5.Secuencia RCP ritmo desfibrilable. (ILCOR-AHA© 2015)

7. Fármacos
Adrenalina: es el vasopresor de elección ante toda PCR: en la asistolia/DEM
inmediatamente tras identificar el ritmo asistolia/AESP y en los ritmos
desfibrilables, tras la tercera descarga.
• Presentación: ampollas de 1 mg en 1 ml (solución 1/1.000).
• Dosis: 1 mg (1 ampolla) cada 3-5 minutos.
Amiodarona: antiarrítmico clase III, de elección si persiste la FV/TVSP tras 3
descargas.
• Presentación: ampollas de 150 mg en 3 ml.
• Dosis: 300 mg (2 ampollas) en un bolo diluido en 20 ml de suero glucosado al 5%. Se
puede administrar una dosis extra de 150 mg si persiste la FV/TVSP. Tras la
reanimación, se debe considerar la perfusión de 600-900 mg (4-6 ampollas) en 250 ml
de suero glucosado al 5% a pasar en 24 horas.
Atropina: recomendada para la bradicardia sintomática.
• Presentación: ampollas de 1 mg en 10 ml.
• Dosis: 0,5 mg (1/2 ampolla) en dosis única, hasta un máximo de 3 mg.
Bicarbonato sódico: no se recomienda su uso de forma rutinaria. Debe
considerarse su administración en la hiperpotasemia grave, en la acidosis
metábolica grave (pH < 7,10) o en la intoxicación por antidepresivos tricíclicos.
• Presentación: 1 ampolla de 1M de 10 ml= 10 mEq. 1 vial de 1/6M de 250 ml= 41,5
mEq.
• Dosis: dosis inicial de 40-50 mEq en bolo.
Calcio: indicado en la hipocalcemia, hiperpotasemia o toxicidad por
betabloqueantes o bloqueantes del calcio.
• Presentación: 1 ampolla de 10 ml de cloruro cálcico (6,8 mmol Ca).
• Dosis: 1 ampolla de cloruro cálcico al 10% en bolo rápido. Se puede repetir la dosis a
los 10 minutos.
Lidocaína: antiarrítmico de clase Ib, se usa como alternativa a la amiodarona si
no se dispone de ésta. No se debe administrar si ya ha recibido amiodarona.
• Presentación: 1 ampolla de 100 mg en 5 ml.

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• Dosis: 1-1,5 mg/kg que se puede repetir cada 5-10 minutos.
• Dosis máxima 3 mg/Kg.
Magnesio: debe administrarse en la hipomagnesemia, en la Torsades de Pointes
y en la intoxicación digitálica.
• Presentación: ampollas de 1,5 g en 10 ml.
• Dosis: dosis inicial 1,5-2 g en 1-2 minutos. Se puede repetir otra dosis a los 10
minutos.
Naloxona: antagonista de los opiáceos. Indicado en la PCR provocada por la
intoxicación por estas sustancias. Su vida media es más corta que la de la
mayoría de los opiáceos, por lo que hay que vigilar, una vez revertida la PCR, la
posibilidad de una nueva depresión respiratoria.
• Presentación: 1 ampolla de 0,4 mg en 1 ml.
• Dosis: dosis inicial 0,01 mg/Kg. Se puede repetir la dosis cada 5 minutos, hasta 3
veces como máximo.

8. Durante la reanimación es fundamental plantearse las causas potenciales o factores


agravantes, para los cuales existe un tratamiento específico. Como regla nemotécnica se
dividen en dos grupos: las 4H y las 4 T

Suspensión de la RCP

1. Si mientras se realizan las maniobras de RCP se informa de que la PCR fue


consecuencia de la evolución final de una enfermedad incurable.
2. Si se nos informa que el paciente lleva más de 10 minutos en PCR antes de comenzar
las maniobras de RCP.
3. Si el intervalo entre el inicio de RCP básica y avanzada es mayor de 30 minutos.

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4. Si presenta asistolia refractaria durante más de 20 minutos sin latido cardiaco eficaz,
en ausencia de causas reversibles.
5. Si se recupera la ventilación y la circulación espontáneas.
6. Si sólo existe un reanimador y éste queda exhausto.

Obstrucción de la vía aérea en el Adulto por cuerpo extraño


(atragantamiento)
La obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño (OVACE) es una causa poco
frecuente pero potencialmente tratable de muerte accidental. Dado que las víctimas
inicialmente están conscientes y responden, a menudo existen oportunidades para
intervenciones precoces que pueden salvar la vida. Sucede habitualmente mientras la
víctima está comiendo o bebiendo. Los cuerpos extraños pueden causar obstrucción de
la vía aérea leve o grave. Es importante preguntar a la víctima consciente "¿Se está
atragantando?". La víctima que es capaz de hablar, toser y respirar tiene obstrucción
leve. La víctima que no puede hablar, tiene una tos débil, está luchando por o no
puede respirar, tiene obstrucción completa o grave.

1. Sospeche atragantamiento, especialmente si la víctima está comiendo


2. Indique a la víctima que tosa
3. Si la víctima muestra signos de obstrucción grave de la vía aérea y está consciente dé
5 golpes en la espalda

 Sitúese al lado y ligeramente detrás de la víctima


 Aguante el pecho con una mano e incline a la víctima bien hacia
adelante de modo que cuando el objeto causante de la obstrucción sea
desplazado progrese hacia la boca en vez de irse más abajo en la vía
aérea.
 Dé hasta cinco golpes secos entre las escápulas con el talón de su otra
mano.

Si los golpes en la espalda no son efectivos dé hasta 5 compresiones abdominales como


sigue:
 Sitúese detrás de la víctima y rodéela con ambos brazos por la parte superior del
abdomen
 Incline a la víctima hacia adelante
 Cierre el puño y colóquelo entre el ombligo y la caja torácica
 Agarre este puño con la otra mano y empuje fuerte y rápido hacia adentro y
hacia arriba
 Repita hasta 5 veces.

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Si la obstrucción no se alivia todavía, continúe alternando 5 golpes en la espalda con 5
compresiones abdominales.

Si la víctima pierde la conciencia comience RCP

• Coloque a la víctima con cuidado sobre el suelo


• Active inmediatamente el servicio de Emergencias Médicas
• Comience RCP con compresiones torácicas

Obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño en pediatría (OVACE)


Hay que sospechar una obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño (OVACE) si
el inicio fue muy brusco y no hay otros signos de enfermedad; el antecedente de estar
comiendo o jugando con pequeños objetos inmediatamente antes del inicio de los
síntomas debe alertar al reanimador de la posibilidad de una OVACE. En pediatría, la
diferencia más importante con respecto al algoritmo del adulto es que NO se deben
realizar compresiones abdominales en el lactante.

1. Seguridad y petición de ayuda.


2. Debe aplicarse el principio de “no hacer daño”. Así, si el niño es capaz de respirar y
toser, aunque lo haga con dificultad, se le debe animar para que mantenga estos

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esfuerzos espontáneos. No se debe intervenir en este momento porque, si se moviliza el
cuerpo extraño, la situación puede empeorar y causar una obstrucción completa de la vía
aérea.
3. Si el niño está tosiendo de forma efectiva, no es necesario hacer ninguna maniobra.
Hay que animar al niño a que tosa y continuar vigilando su estado.
4. Si la tos del niño está dejando de ser efectiva, gritar para pedir ayuda
inmediatamente y valorar su estado de consciencia.

Niño consciente con OVACE

• Si el niño está consciente pero no tose o la tos no es efectiva, dar 5 golpes en la


espalda.
• Si los golpes en la espalda no solucionan la OVACE, dar 5 compresiones torácicas en
los lactantes y compresiones abdominales en los niños. Estas maniobras crean una tos
artificial, aumentando la presión intratorácica para desplazar el cuerpo extraño. No
utilizar compresiones abdominales (maniobra de Heimlich) en el lactante.
•Después de realizar las compresiones torácicas o abdominales, volver a evaluar al niño.
•Si el objeto no ha sido expulsado y/o persiste la situación de OVACE y el niño sigue
estando consciente, se debe continuar con la secuencia de golpes en la espalda y
compresiones (torácicas en el lactante y abdominales en el niño).
•Llamar o mandar a alguien a pedir ayuda si todavía no se ha hecho, sin abandonar al
niño. Si el objeto es expulsado y/o la situación de OVACE se soluciona, se debe
reevaluar al niño. Es posible que parte del objeto pueda permanecer en la vía
respiratoria y causar complicaciones. Si existe cualquier duda, se debe buscar asistencia
médica.
•Las compresiones abdominales pueden causar lesiones internas y por tanto todos los
niños que han sido tratados con compresiones abdominales deben ser explorados por un
médico.

Niño inconsciente con OVACE.

Si el niño con OVACE está inconsciente, se le debe colocar sobre una superficie plana
dura.
•Llamar o mandar a alguien para pedir ayuda, si todavía no se ha hecho, pero no
abandonar al niño.
•Se deben realizar los siguientes pasos:
Abrir la vía aérea. Abrir la boca y mirar si hay algún objeto. Si se ve, intentar
eliminarlo con una maniobra de barrido con un dedo. No intentar introducir el dedo a
ciegas o hacer intentos repetidos, porque se puede empujar el objeto más profundamente
en la faringe y causar daño.
Respiraciones de rescate. Abrir la vía aérea utilizando la maniobra frente-mentón y dar
5 ventilaciones de rescate. Comprobar la eficacia de cada ventilación. Si una ventilación
no logra expandir el tórax, volver a colocar la cabeza antes de dar la siguiente
ventilación.
Compresiones torácicas y RCP. Dar 5 respiraciones de rescate y si después no hay
signos vitales (movimientos, tos, respiración espontánea) empezar a dar compresiones
torácicas sin realizar ninguna valoración más de la circulación.

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• Seguir la secuencia de RCP para un solo reanimador durante un minuto o cinco ciclos
de 15 compresiones y dos ventilaciones, antes de parar para llamar al servicio de
emergencias (si nadie lo ha hecho todavía)
• Cuando la vía aérea esté abierta para dar la ventilación de rescate, mirar si hay algún
cuerpo extraño en la boca.
• Si se ve un objeto y está accesible, intentar sacarlo con una maniobra de barrido con
un dedo.
• Si parece que la obstrucción se ha solucionado, abrir nuevamente la vía aérea y dar
respiraciones de rescate, si el niño no está respirando.
• Si el niño recupera la consciencia y tiene respiraciones espontáneas adecuadas,
colocarlo en posición lateral de seguridad y comprobar la respiración y el estado de
consciencia mientras se espera la llegada de los servicios de emergencia.

Secuencia de actuación en SVB pediátrico

1.Garantizar la seguridad del reanimador y del niño


2.Comprobar el estado de consciencia del niño. Estimular al niño con suavidad y
preguntarle en voz alta: ¿Estás bien?
Si el niño responde, verbalmente, llorando o moviéndose:
 Dejar al niño en la posición en que se le ha encontrado (a menos que esté
expuesto a algún peligro adicional).
 Comprobar su estado y pedir ayuda.
 Reevaluar su situación de forma periódica.
Si el niño no responde:
 Gritar pidiendo ayuda.
 Con cuidado, girar al niño y colocarlo en decúbito supino.
 Abrir la vía aérea del niño extendiendo su cabeza y elevando su mandíbula
(maniobra frente-mentón)
o Colocar la mano en la frente del niño y presionar con suavidad, intentando
inclinar la cabeza hacia atrás.
o Al mismo tiempo, tratar de elevar el mentón, colocando las puntas de los
dedos debajo del mismo. No presionar sobre los tejidos blandos bajo la mandíbula, ya
que esto puede obstruir la vía aérea. Esto es especialmente importante en los lactantes.
o Si a pesar de ello se tiene dificultad para abrir la vía aérea, se debe intentar la
elevación o la tracción de la mandíbula: colocar los dedos índice (2º) y corazón (3º) de
cada mano por detrás de cada lado de la mandíbula del niño y empujarla hacia delante.

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o Ante cualquier indicio de lesión cervical se debe abrir la vía aérea mediante la
maniobra de elevación mandibular. Si esta maniobra no fuera efectiva para abrir la vía
aérea, se inclinará ligeramente y de forma progresiva la cabeza hacia atrás hasta
conseguir la apertura de la vía aérea.

3. Manteniendo la vía aérea abierta, “mirar”, “escuchar” y “sentir” si la respiración


es normal, colocando la cara cerca de la cara del niño y mirando hacia su pecho:
 Mirar si hay movimientos torácicos.
 Escuchar si hay sonidos respiratorios en la nariz y boca del niño.
 Sentir el aire exhalado en su mejilla.
En los primeros minutos de la parada cardiaca el niño puede realizar algunas
respiraciones ineficaces (respiración agónica o “boqueadas” ocasionales). Mirar,
escuchar y sentir no más de 10 segundos para decidir. Si existen dudas de que la
respiración sea normal, actuar como si no lo fuera.
 Si el niño respira con normalidad:
• Girar al niño hasta colocarlo en una posición lateral de seguridad. Si hubo algún
traumatismo, debe considerarse la posibilidad de que exista una lesión de la columna
cervical.
• Enviar a alguien a buscar ayuda (o ir uno mismo). Llamar al número local de
emergencias.
• Comprobar de forma periódica que el niño sigue respirando.
 Si la respiración no es normal o el niño no respira:
• Extraer con cuidado cualquier cuerpo extraño que obstruya la vía aérea.
• Dar cinco insuflaciones iniciales de rescate, manteniendo abierta la vía aérea.
• Mientras se dan las insuflaciones de rescate, comprobar si provocan alguna
respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos. La presencia o ausencia
de dichas respuestas forman parte de la valoración de los “signos de vida” que
serán descritos más adelante.

Respiraciones de rescate para el lactante.

• Asegurar una posición neutra de la cabeza. Dado que la cabeza de los lactantes
suele estar flexionada cuando están en posición supina, suele ser necesaria cierta
extensión (que puede facilitarse colocando una toalla/ paño enrollada debajo de
la parte superior de la espalda del niño) y elevar el mentón hacia arriba.
• Inspirar y cubrir con la boca del reanimador la boca y la nariz del lactante,
asegurándose de que consigue un buen sellado. Si no es posible cubrir la boca y
nariz del lactante, se puede intentar sellar sólo la boca o bien la nariz (en caso de
usar la nariz, se cerrarán los labios para evitar la fuga de aire).
• Insuflar de forma sostenida en la boca y/o nariz del lactante durante alrededor de
1 segundo, con una fuerza y volumen suficientes para producir una elevación
visible del tórax del lactante.
• Mantener la vía aérea abierta con la maniobra frente mentón, separar la boca de
la víctima y observar que su pecho desciende cuando sale el aire.
• Inspirar de nuevo y repetir la secuencia descrita, 5 veces.

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Respiraciones de rescate para el niño mayor de 1 año

• Asegurar la apertura de la vía aérea con la maniobra frente mentón.


• Pinzar la parte blanda de la nariz con los dedos pulgar e índice de la mano que
está apoyada en la frente.
• Permitir que se abra la boca, pero mantener la elevación del mentón.
• Inspirar y colocar los labios en la boca del niño, asegurándose de conseguir un
buen sellado.
• Insuflar aire de forma sostenida durante alrededor de 1 segundo, comprobando
que el pecho del niño se eleva.
• Mantener la extensión del cuello y la elevación del mentón, retirar la boca de la
víctima y comprobar que el pecho desciende cuando sale el aire.
• Inspirar de nuevo y repetir la secuencia descrita cinco veces. Comprobar su
eficacia observando que el pecho del niño se eleva y desciende cada vez, de
modo similar al movimiento de una respiración normal.

Tanto en lactantes cómo en niños, si hay dificultad para conseguir una ventilación
efectiva, es posible que la vía aérea esté obstruida:

• Abrir la boca del niño y extraer cualquier causa visible de la obstrucción, pero
no hacer un "barrido" a ciegas con el dedo.
• Recolocar la cabeza. Asegurarse de que la extensión de la cabeza y la elevación
del mentón sean adecuadas sin que el cuello esté extendido en exceso.
• Si con la maniobra frente-mentón no se ha conseguido abrir la vía aérea, intentar
la maniobra de elevación de la mandíbula.
• Hacer hasta cincos intentos para conseguir insuflaciones efectivas y, si no se
consigue y no existen signos vitales, empezar a hacer compresiones torácicas.

Comprobar los signos de circulación o signos vitales

Durante un máximo de 10 segundos:


Comprobar si existen signos vitales, que incluyen cualquier movimiento, tos o
respiración normal (las respiraciones agónicas, esporádicas o irregulares no son
respiraciones normales). Si se comprueba la existencia de pulso arterial, no se debe
hacer durante más de 10 segundos. La palpación del pulso es poco fiable. Si no hay
signos vitales se debe empezar las compresiones torácicas.

Si en estos 10 segundos se comprueba claramente que existen signos vitales


• Continuar con las respiraciones, si son necesarias, hasta que el niño recupere una
respiración adecuada por sí mismo.
• Si el niño respira, pero permanece inconsciente, colocarlo en posición lateral de
seguridad (con cuidado si hay sospecha de traumatismo).

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• Revaluar al niño frecuentemente.
Si no hay signos de vida
• Empezar las compresiones torácicas.
• Coordinar las insuflaciones con las compresiones torácicas: relación de 15
compresiones y 2 insuflaciones.
•Deprimir el esternón al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax.
•Liberar la presión por completo y repetir la maniobra a una frecuencia de 100-120 por
minuto. Después de 15 compresiones, abrir la vía aérea con la maniobra frente mentón y
realizar dos insuflaciones efectivas.
Continuar con las compresiones y las insuflaciones a una relación de 15:2.

Compresiones torácicas en los lactantes (menores de un año).


•Si hay un solo reanimador, debe comprimir el esternón con la punta de dos de sus
dedos.
•Si hay dos o más reanimadores, se debe usar la técnica “del abrazo” con dos manos.
•Colocar ambos dedos pulgares juntos sobre la mitad inferior del esternón con sus
puntas dirigidas hacia la cabeza del niño. Con el resto de las manos y los dedos abrazar
la parte inferior de la caja torácica del lactante, con la espalda del niño apoyada sobre
los dedos.
•Deprimir el esternón al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax del
lactante o unos 4 cm.

Compresiones torácicas en niños mayores de un año.

•Para evitar comprimir sobre el abdomen superior, se debe localizar la apófisis xifoides
del esternón localizando el punto donde se unen en el centro, las costillas inferiores.
Colocar el talón de una mano sobre el esternón, aproximadamente un través de dedo por
encima de la apófisis xifoides.
•Elevar los dedos para asegurar que la presión no se aplica sobre las costillas del niño.
•Colocarse en la vertical del pecho de la víctima y, con el brazo extendido, comprimir el
esternón para deprimirlo al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax o 5
cm
•En niños mayores y/o cuando los reanimadores no tienen suficiente fuerza, las
compresiones torácicas se realizan más fácilmente utilizando las dos manos, con los
dedos del reanimador entrelazados.

No interrumpir la reanimación hasta que:

• El niño muestre signos de vida (empiece a despertarse, a moverse, a abrir los ojos y a
respirar normalmente).
• Lleguen otros profesionales sanitarios que puedan ayudar o tomar el control de la
reanimación de forma efectiva.
• El reanimador esté agotado.

¿Cuándo llamar para pedir ayuda?

Es esencial conseguir ayuda tan rápidamente como sea posible cuando un niño pierde la
consciencia.

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 Cuando haya más de un reanimador, uno de ellos debe iniciar la RCP mientras
otro busca ayuda.
 Si sólo hay un reanimador, éste debe iniciar la RCP durante 1 minuto o 5 ciclos
de RCP básica antes de ir a buscar ayuda. Para minimizar la interrupción de la
RCP, es posible transportar en brazos a los lactantes y niños pequeños,
continuando la RCP mientras se va a buscar ayuda.
 Si el reanimador presencia que el niño sufre una pérdida de conciencia y
sospecha que es de origen cardiaco, debe llamar primero para pedir ayuda y a
continuación empezar la reanimación, porque es posible que el niño necesite una
desfibrilación. Sin embargo, esta situación es poco frecuente en el niño.

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Consideraciones en RCP pediátrica

 Ritmos no desfibrilables: En pediatría, los ritmos no desfibrilables son la


actividad eléctrica sin pulso (AESP), la bradicardia (< 60 lpm) sin signos
vitales y la asistolia. La AESP y la bradicardia con frecuencia muestran QRS
anchos. La mayoría de las paradas cardiacas en los niños y adolescentes son de
causa respiratoria.
 Desfibrilación. Posición de las palas y parches: Aplicar las palas firmemente
sobre el tórax en posición anterolateral. Colocar una pala debajo de la clavícula
derecha y la otra en la axila izquierda. Si las palas son demasiado grandes y hay
riesgo de que se produzca un arco eléctrico a través de las palas, se puede
colocar una en la espalda debajo de la escápula izquierda y la otra delante a la
izquierda del esternón.
 Energía para el choque eléctrico en el niño. En Europa se continúa
recomendando utilizar una dosis de 4 J/kg para todas las descargas (la inicial y
las siguientes). Dosis más elevadas, hasta de 9 J/kg, han conseguido desfibrilar a
niños sin producir efectos secundarios. Si no está disponible un desfibrilador
manual se puede usar un DEA ya que reconoce los ritmos desfibrilables en
niños. El DEA debería estar equipado con un atenuador de dosis (parche
pediátrico) que disminuye la energía administrada a una dosis más adecuada
para los niños entre 1 y 8 años (50 - 75 J). Si no está disponible el atenuador de
dosis se debe utilizar el DEA con el parche y la energía preseleccionada para el
adulto. Para los niños mayores de 8 años, utilizar el DEA con los parches del
adulto.
La experiencia de uso de DEA (con atenuador de dosis) en niños menores de 1 año es
pequeña; es aceptable su uso si no hay otra alternativa disponible.

Vías venosas y otras vías

La vía venosa central es el acceso vascular más seguro a largo plazo, pero no ofrece
ventajas durante la reanimación con respecto a la vía venosa periférica y la vía
intraósea. Al igual que en adultos, la vía traqueal no se recomienda para la
administración de fármacos.

Fármacos

Líquidos: En pacientes en shock, si existen signos de mala perfusión periférica,


se recomienda dar un bolo de 20 ml/ kg de un cristaloide isotónico, aunque la
tensión arterial sea normal.
Adrenalina: La dosis de adrenalina IV o IO durante la resucitación en niños es
de 10 mcg/kg tanto para la primera cómo para las siguientes dosis. La dosis
máxima única es de 1 mg. Si se necesitan más dosis se administrarán cada 3 a 5
minutos.
Amiodarona: La amiodarona puede usarse para tratar la FV y la TVSP
refractarias a la desfibrilación. Administrar una dosis de 5 mg/kg en bolo rápido

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después de la tercera descarga de desfibrilación que puede repetirse después de
la 5ª descarga.
Atropina: La atropina solo se recomienda para la bradicardia producida por una
estimulación vagal o por toxicidad de un fármaco colinérgico. La dosis más
frecuentemente utilizada es de 20 mcg/kg. En la bradicardia con mala perfusión
periférica que no responde a ventilación y oxigenación, el fármaco de primera
elección es la adrenalina, no la atropina.
Calcio: El calcio está indicado si existe hipocalcemia, sobredosis de bloqueantes
del calcio, hipermagnesemia o hiperpotasemia.
Magnesio: El tratamiento con magnesio está indicado en los niños con una
hipomagnesemia documentada y en aquellos que presentan una taquicardia
ventricular con “torsades de pointes” a dosis de 50 mg/kg, independientemente
de la causa que la haya producido.
Bicarbonato: Se puede valorar su administración en el niño con PC prolongada
y/o con acidosis metabólica severa. También puede administrarse en casos de
inestabilidad hemodinámica con hiperpotasemia y en el tratamiento de la
intoxicación por antidepresivos tricíclicos.

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Valoración y cuidados al paciente Politraumatizado.
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Un paciente politraumatizado es aquel en el que, a consecuencia de un evento
traumático, coexisten lesiones que afectan a más de un órgano o sistema y que
comportan, al menos una de ellas, un riesgo vital o de pérdida funcional grave para el
paciente. Aunque en la última década se ha producido una importante disminución en la
incidencia de accidentes, aún suponen la primera causa de mortalidad y discapacidad en
menores de 40 años.
La mortalidad derivada del trauma se distribuye en tres fases:
• Mortalidad inmediata (50%): en los primeros segundos o minutos. Debida a lesiones
letales per se (lesiones de grandes vasos, lesiones del tronco cerebral). Podemos
disminuirla a través de la prevención primaria y secundaria.
• Mortalidad precoz (30%): entre los primeros minutos y las primeras horas. Debida a
lesiones primariamente “no mortales” pero que, dejadas evolucionar naturalmente,
pueden provocar la muerte del paciente (insuficiencia respiratoria grave, shock
hipovolémico, etc).
• Mortalidad tardía (20%): en los días y semanas que siguen al accidente. Provocada
por la lesión orgánica primaria (ej. lesión neurológica) o cuadros clínicos secundarios
(síndrome de disfunción multiorgánica, infección nosocomial, etc).
La atención prestada en las primeras fases tiene repercusión en las muertes tardías. Es
en la fase precoz cuando intervienen los Servicios de Urgencias, y lo hacen en dos
escenarios: extrahospitalario (en el lugar del accidente) y hospitalario. El manejo del
paciente traumatizado grave requiere una evaluación y tratamiento rápidos y eficaces de
las lesiones que ponen en peligro su vida.
La rapidez y eficacia en la respuesta asistencial junto con un correcto tratamiento en
las primeras horas disminuye las complicaciones al romper el círculo vicioso formado
por ACIDOSIS‐ HIPOTERMIA‐ COAGULOPATIA.

VALORACIÓN Y TRATAMIENTO INICIAL DEL PACIENTE


POLITRAUMATIZADO

Diagnóstico y tratamiento de las lesiones del paciente por orden de importancia


siguiendo una secuencia de actuación estricta.

Reconocimiento inicial o primario. Valoración y tratamiento de la urgencia vital:

ABCD:
-A‐ Asegurar vía aérea permeable y control cervical.
-B‐ Asegurar correcta ventilación y oxigenación.
-C‐ Asegurar control hemodinámico: tratamiento del shock y control de
hemorragias externas.
-D‐ Examen neurológico.
-E‐ Exposición del paciente (retirar toda la ropa para completar la evaluación y
evitar la hipotermia)

La importancia de la secuencia ABCDE radica en que inicialmente se sospecharán y se


tratarán los problemas vitales que causan la muerte o deterioro grave más precozmente.

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INDICACIONES DE INTUBACIÓN Y VENTILACIÓN MECANICA EN
PACIENTES POLITRAUMATIZADOS

 Glasgow < 8 puntos, o deterioro brusco del mismo.


 Perdida de reflejos de la vía aérea.
 Trauma maxilofacial severo; Hemorragia masiva en cavidad oral; traumatismo
traqueal importante.
 Apnea; o Arritmia respiratoria<10 o >35 por minuto.
 Sospecha de quemadura inhalatoria.
 Agitación.
 PaO2 < 60 mmHg con FiO2 50% (Sat O2 <90%).
 PaCO2< 25 mmHg o > 40 mmHg.
 Convulsiones.
 Shock.

Vía aérea con control de la columna cervical.


1º Comprobaremos la permeabilidad de la vía aérea superior. Si la obstrucción produce
hipoxia tisular, que en minutos puede provocar una parada cardiorrespiratoria (PCR),
buscaremos signos y síntomas de obstrucción de la vía aérea, así como lesiones que
potencialmente pueden ocasionarla (traumatismos maxilofaciales o las quemaduras por
encima de la clavícula, quemaduras inhalatorias).
 Si está consciente y responde: la vía aérea está permeable, adecuada perfusión
cerebral. Administraremos O2 suplementario si es necesario y colocaremos collarín
cervical tipo Philadelpia con apoyo mentoniano.
 Si está inconsciente: sospecharemos obstrucción de la vía aérea, debida
principalmente a la disminución del nivel de conciencia que provoca relajación de los
músculos de la hipofaringe. En todo paciente con una puntuación en la escala de coma
de Glasgow (ECG) 8 habrá que proteger la vía aérea mediante intubación orotraqueal.

Ante la sospecha de la Obstrucción de la vía aérea:


1. Colocar al paciente en decúbito supino con la cabeza y el cuello alineados.
2. Abrir la vía aérea mediante una de las siguientes maniobras:
 Elevación del mentón: se eleva la mandíbula con los dedos pulgar índice
mientras que con la otra mano se asegura la inmovilidad cervical.
 Tracción mandibular: los dedos de cada mano se colocan por detrás de los
ángulos mandibulares, con los pulgares colocados sobres las prominencias
malares y se ejerce presión con los pulgares hacia abajo y con los dedos se
empuja la mandíbula hacia delante, fijando simultáneamente la columna
cervical.

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3. Extraer cuerpos extraños (dentadura, vómito), manualmente o por aspiración.
4. Mantener la vía aérea permeable con una cánula Nasofaríngea (en el paciente
consciente) u Orofaríngea (en el paciente inconsciente).

ATENCIÓN: Si existe sospecha de fractura de base cráneo no se deben colocar


sondas de aspiración por vía nasal ni cánulas nasofaríngeas por riesgo de
invasión del espacio intracraneal.

5. Aislar la vía aérea: la intubación orotraqueal es el método de elección. Previa


oxigenación del 100% (balón autoinflable con reservorio conectado a oxígeno),
fijando siempre manualmente la columna cervical para evitar los movimientos
de flexo-extensión y facilitada farmacológicamente con sedorrelajación (en
paciente consciente y en el TCE, ya que el estímulo de la intubación puede
producir hipertensión intracraneal). Cuando no es posible la intubación
orotraqueal se colocará una mascarilla laríngea (LM) o Fastrach®, o en el caso
de lesiones maxilofaciales graves, se recurrirá a una vía aérea quirúrgica rápida
de urgencia (cricotirotomía o punción cricotiroidea)

Protocolo de intubación de secuencia rápida en pacientes politraumatizados


1) Preoxigenación
2) Chequeo del equipo: Sondas y sistema de aspiración, laringoscopio, tubos, fiadores,
buen funcionamiento de la vía venosa.
3) Monitorización: ECG y pulsioximetría.
4) Premedicación: Fentanilo 1‐ 3 microgramo/Kg, Lidocaína 1‐ 2 mg/Kg, atropina.
5) Hipnosis: Ketamina, Etomidato, Midazolam, tiopental sódico, Propofol. Oxigenación
apneíca con gafas nasales a 15 ltr/min.
6) Presión cricoidea.
7) Relajante muscular: Succinil colina 1‐ 2 mg/Kg (Anectine), Rocuronio 1.2 mg/Kg
(Esmerón).
8) Comprobar la adecuada relajación muscular: Fin de las fasciculaciones, relajación

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mandibular.
9) Laringoscopia: cada intento no debe superar los 20‐ 25 seg.
10) Tratar la bradicardia y/o arritmias si se presentan.
11) Inflado del neumobalón y comprobar la correcta colocación del tubo (EtCo2 +
Auscultación).
12) Toma de TA para comprobar la repercusión de la maniobra.
13) Adecuada sedo-analgesia y valorar relajante muscular a continuación.

Métodos alternativos para el aislamiento de la vía aérea: ¹Mascarilla Laríngea,


²Combitubo, ³Fastrach: Los dispositivos supraglóticos no sellan la vía aérea ni protegen
contra la broncoaspiración.

¹ ² ³

Todas estas maniobras dirigidas al control de la vía aérea se deben realizar con control
manual de la columna cervical que se presupondrá afectada en todo paciente
politraumatizado con lesión por encima de la clavícula.
Una vez finalizada la técnica de intubación, se procederá a la colocación del Collarín
rígido tipo Philadelpia.

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Vía aérea quirúrgica: inmediata y urgente surge como consecuencia de las dificultades
con dispositivos menos invasivos, salvo que la situación del paciente lo aconseje de
entrada.

Ventilación:
La permeabilidad de la vía aérea no asegura un intercambio gaseoso adecuado. Una
adecuada ventilación estará garantizada por una vía aérea permeable, un adecuado
control central de los movimientos respiratorios y una pared torácica íntegra. Lo
inmediato y más urgente es descartar la presencia de neumotórax a tensión. Buscaremos
desviación en la tráquea (neumotórax a tensión), enfisema subcutáneo (rotura de
tráquea).
Desnudar el tórax del paciente para visualizar los movimientos respiratorios que deben
ser simétricos en ambos hemitórax.
Comprobar la integridad de la pared torácica, profundidad y frecuencia de la
respiración. Comprobaremos que el gas entra con facilidad y el tórax se expande bien.

EL objetivo es conseguir una SatO2 > 90%.

Todo paciente con frecuencia respiratoria >35 ó <10 r.p.m. presenta un trastorno
respiratorio severo, por lo que se deberá proceder a la intubación orotraqueal (IOT).
Toda disminución del nivel de consciencia, una vez descartada la obstrucción de
la vía aérea, debe ser achacada a un déficit de oxigenación cerebral. Se debe buscar la
causa en un trastorno de la ventilación, siendo estos enfermos candidatos a intubación
orotraqueal y ventilación mecánica.

PERO ¡OJO! La ventilación mecánica o artificial invierte la presión


intratorácica durante la inspiración (pasa a ser positiva en vez de
negativa), lo que en estos pacientes puede convertirse en un riesgo.

Existe una serie de patologías que alteran la ventilación de forma aguda y requieren un
tratamiento específico y emergente:

 Neumotórax a tensión: por lesión de la pleura visceral, la cavidad pleural entra


en contacto con la vía aérea (neumotórax cerrado). Si la comunicación actúa con
un mecanismo valvular, impidiendo la salida de aire en la espiración, se

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producirá un neumotórax a tensión que se agravará al comenzar la ventilación
mecánica con presión positiva. Por aumento de la presión intratorácica, el
retorno venoso disminuye, se produce hipotensión, taquicardia e ingurgitación
yugular (ausente esta última si coexiste shock hipovolémico). El diagnóstico es
clínico. Ninguna prueba complementaria (ni la radiografía de tórax) debe
postponer su tratamiento, ya que el retraso en su drenaje supone riesgo vital.
Tratamiento inmediato: Se evacua por toracocentesis con aguja (abbocath 14)
en el 2º espacio intercostal a la altura de la línea media clavicular y conectando
posteriormente la parte distal del catéter a un sistema de aspiración. Administrar
oxigenoterapia (a alto flujo y concentración) y analgesia.

 Traumatismo torácico abierto: La cavidad pleural entra en contacto con la


atmósfera (neumotórax abierto). En inspiración, entra el aire por la vía aérea y la
herida, limitando la insuflación pulmonar. En espiración, disminuye la presión
intratorácica positiva (al salir el aire a través de la herida), limitando el
vaciamiento pulmonar.

Tratamiento inmediato: Ocluir la herida en la pared torácica con vendaje


estéril asegurando tres lados: en espiración, el margen abierto permitirá salida de
aire impidiendo que actúe con un mecanismo valvular (evitando la aparición de
neumotórax a tensión). Administrar oxigenoterapia, valorando la necesidad de
intubación y conexión a ventilación mecánica, y analgesia. Colocar drenaje
torácico lo antes posible.
Tratamiento definitivo: cierre quirúrgico del defecto de la pared torácica.

 Hemotórax masivo: suele producirse por lesiones en los grandes vasos o en las
arterias intercostales y es causa de shock hemorrágico e insuficiencia respiratoria
por compresión del pulmón.
Tratamiento inmediato: Reposición de volumen, oxigenoterapia y analgesia,
así como la colocación de drenaje torácico en el 4º-5º espacio intercostal anterior
a la línea medio axilar conectado a un sistema de aspiración.
Tratamiento definitivo: A veces es necesario realizar una angioembolización
y/o toracotomía.

 Tórax inestable: el Volet Costal está causado por varias fracturas costales (al
menos 3 por lo general) contiguas a ambos lados del punto de impacto, por lo
que una parte de la pared torácica pierde su punto de apoyo y se produce un
movimiento paradójico de este segmento. El diagnóstico es clínico. Suele estar
acompañado de otras lesiones torácicas graves: neumotórax, hemotórax o
contusión pulmonar. La contusión pulmonar se produce por afectación directa
del parénquima pulmonar, el diagnóstico es radiológico y es una de las causas
más frecuentes de insuficiencia respiratoria en el traumatismo torácico.
Tratamiento inmediato: Oxigenoterapia, ventilación mecánica (si existe
insuficiencia respiratoria grave) y analgesia.

Control de Hemorragias y Estado Circulatorio:

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La hemorragia es la causa más frecuente de shock en el paciente politraumatizado, y la
causa más frecuente de muerte tras un traumatismo. Debemos valorar 5 elementos clave
para determinar la situación hemodinámica (HD):

 Nivel de conciencia: toda alteración del Nivel Conciencia se le debe atribuir al


shock hipovolémico mientras esta situación no se remonte.
 Coloración y temperatura de la piel: un paciente con una piel templada y
sonrosada, especialmente en cara y extremidades, rara vez estará críticamente
hipovolémico. Por el contrario, el color grisáceo, ceniciento del rostro y la
palidez y frialdad de extremidades son signos evidentes de hipovolemia. Estos
signos usualmente indican una pérdida de volumen sanguíneo de al menos un
30% (lo que equivale a unos 1500 ml de perdida sanguínea).
 Pulso: Un pulso central fácilmente accesible como es el carotídeo, debe
valorarse bilateralmente en calidad, frecuencia y regularidad. Un pulso
periférico lleno, lento y regular es signo, de relativa normovolemia. Un pulso
rápido (>120 lat/min) taquicardia, superficial, es signo precoz de hipovolemia,
pero puede tener otras causas. Un pulso irregular es generalmente signo de
alteración cardíaca. También encontraremos hipotensión
Si hay latido cardíaco, como referencia aproximada:

Presencia de pulso y su relación con la TAS.


 Radial 70-80 mmHg
 Femoral 60-70 mmHg
 Carotídeo 50-60 mmHg

Si los Pulsos Centrales están ausentes indican la necesidad inmediata de maniobras


de resucitación (RCP) para restaurar el gasto cardíaco efectivo y poder evitar la
muerte.

 Presencia de hemorragia externa: La identificaremos precozmente y


realizaremos compresión directa de puntos sangrantes, el pinzamiento del vaso
sangrante puede ser efectivo. El torniquete rara vez es requerido, salvo en casos
de hemorragia incontrolable en miembros insalvables (debe anotarse la hora de
realización y aflojar cada 20-30 minutos).

 Relleno capilar: Es uno de los mejores signos de que la reanimación es


adecuada. Mediante presión sobre la uña, medimos el tiempo que transcurre
hasta que el dedo recupera su tono. Un relleno normal demora 3 seg. Puede
indicar presencia de pérdida hemática mayor de un 30% de volumen sanguíneo.
El relleno capilar puede verse alterado en casos de cianosis periférica por
patología crónica o hipotermia.

En el paciente traumatizado el shock se clasificará en Hemorrágico (el más frecuente)


y No Hemorrágico.
Todo shock en un paciente politraumatizado debe considerarse como hipovolémico, a
no ser que exista una clara evidencia de otra etiología.

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Tratamiento inmediato: Reanimación con líquidos a través de dos vías venosas
periféricas gruesas (la infusión es más rápida a través de cánulas cortas y gruesas); Si el
acceso venoso periférico no es posible se canalizará una intraósea o una vía central.
La solución de elección es el suero salino fisiológico, por ser isotónico respecto al
plasma, produciendo expansión intravascular transitoria. Bolo inicial, calentado a 37ºC,
tan pronto como sea posible, de 1-2 litros para un adulto.
Se debe tener en cuenta que la hipotensión tiene un efecto “protector” y favorece la
formación del coágulo en el punto de hemorragia, por lo que no se recomienda alcanzar
valores de TA “normales”. Se considera adecuado conseguir una TAS de 80-90 mmHg,
con TAM 60-65mmHg. Si se ha perdido más del 30% del volumen sanguíneo hay que
transfundir hemoderivados. En pacientes con hemorragia masiva se recomienda la
administración precoz de hemoderivados (incluyendo CH, plasma fresco [PF], plaquetas
y fibrinógeno), además de la corrección simultánea de la hipovolemia.

Cuando se aborda un paciente sangrante es importante distinguir si la hemorragia está


controlada o no. Si el paciente sigue sangrando, la infusión de líquidos puede exacerbar
la hemorragia por varios mecanismos:

 Incremento de la hemorragia por el efecto hidráulico.


 Disolución del coagulo sanguíneo.
 Dilución de los factores de la coagulación.
 Disminución de la viscosidad sanguínea.
La resucitacion del paciente politraumatizado con un shock hemorragico tiende en
la actualidad a realizarse con volumen limitado, en hemorragia no controlada
mediante hemostasia precoz. Por ello las últimas recomendaciones hablan de
administrar como elección Suero salino hipertónico 7,5%.
(NO SOBREPASAR UNA PAS DE 90mmHg)

RESUCITACION HIPOTENSIVA

ADMINISTRACIÓN DE AMCHAFIBRIN (según estudio CRASH‐ 2):


Todos pacientes (mayor de 16 años) con hemorragia significante (TAS <90mmHg y/o
FC >110 lpm) o pacientes considerados tener un riesgo significativo de hemorragia en
las primeras 3 horas desde el trauma:
1 g Amchafibrin / 50 cc SF a administrar en 10 minutos, luego 1 g Amchafibrin /
500 cc SF a administrar en 8 horas.
(contraindicado iniciar después de 3 horas desde el trauma).

Manejo del dolor:

El alivio del dolor severo es parte importante del manejo del paciente traumatizado.
El objetivo principal de la analgesia en el paciente politraumatizado es aportar un nivel
óptimo de confort, así como disminuir las respuestas fisiológicas negativas del dolor.
Una analgesia efectiva normalmente requiere el uso de opiáceos intravenosos que
pueden dificultar la valoración. El uso de opiáceos intravenosos puede producir
depresión respiratoria y enmascarar los síntomas neurológicos. Por lo tanto, los
opiáceos y otros analgésicos potentes deben ser utilizados de forma comedida en el

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paciente politraumatizado hasta su valoración por el especialista. Según las
recomendaciones del Soporte Vital Avanzado Traumatológico (SVAT):

OPIÁCEOS: Analgésicos y sedantes ligeros, los efectos adversos son mayores en


pacientes politraumatizados, producen depresión respiratoria, depresión hemodinámica,
náuseas y vómitos, Miosis.

 Morfina: Libera histamina (broncoconstricción). Vasodilatación (evitar en


hipovolemia). Disminuye la FC a alta dosis. No adminstrar en asma ni en la
inestabilidad hemodinámica. Dosis: Bolo 3- 5 mg (1 amp 10 mg + 9cc SSF, a
pasar entre 3-5 ml). Mantenimiento: 1- 4 mg/h.
 Fentanilo: Fentanest ® Ampolla 0,15 mg/3 ml (0,05 mg/ml). Agonista
sintético, 60-100 veces más potente que morfina. Acción rápida (4-5 min), y
corta (30 min). No libera histamina (puede emplearse en asma). Depresión
respiratoria igual que con la morfina y hemodinámica menor. En procedimientos
cortos o inestabilidad hemodinámica. Dosis: Bolo 1-2 mcg/Kg. Cargar ampolla
de 3 ml en jeringa de 5cc y administrar iv directo en 2 min. (1 mcg=0’0010mg).
Adulto 70 kg=70mcg=0’07mg=1’4ml. Mantenimiento: 1-2 mcg/Kg/h.

OPIOIDES: Tramadol: (Adolonta® Ampolla 2 ml/100mg). Agonista opiáceo débil y


mecanismo no opioide. No causa depresión respiratoria, ni dependencia. En dolor
moderado. Dosis: Bolo 100 mg IV en 100 SSF en 20-30 min. o IM/6-8 horas.
Mantenimiento: IV a 12-24 mg/h.

ANESTÉSICO DISOCIATIVO: KETAMINA: Ketolar® ampolla de 10ml/500mg


(50mg/ml). Analgesia o sedación en inestabilidad hemodinámica. Dosis: Bolo 0,5-2
mg/Kg IV en 1 min (más rápido produce depresión respiratoria severa y apnea) o 1-5
mg/Kg IM. Mantenimiento: 0,2-0,5 mg/Kg/h.
o Hipnosis y analgesia.
o Broncodilatación.
o Delirio, alucinaciones, rigidez muscular, convulsiones.
o Aumenta Presión Intracraneal. No usar en TCE.

En el paciente consciente, comunicarle los posibles efectos adversos y


reevaluar la eficacia de la analgesia (EVA).

Valoración neurológica:

La afectación del nivel de conciencia en un politraumatizado puede ser consecuencia


directa de un traumatismo craneoencefálico (TCE) o facial severo, pero también puede
ser debida a un compromiso respiratorio o circulatorio (hipoxemia), o por la acción de
drogas depresoras del sistema nervioso central (SNC) tales como el alcohol u otras
drogas de abuso, y la hipotermia. Es importante descartar otras causas de depresión del
nivel de conciencia que no sean consecuencia del TCE, que exijan un rápido tratamiento
de las mismas.

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La valoración del nivel de conciencia mediante la Escala de Coma de Glasgow (ECG)
en este momento es de gran utilidad ya que es un procedimiento sencillo, rápido, y muy
sensible para detectar cambios evolutivos en los TCE.
Esta escala tiene valor pronóstico, por lo que si la valoración es posterior a la
administración de fármacos sedantes y/o relajantes debemos hacer constar el tipo y
dosis de fármaco empleado.

Valoración pupilar:

Valorar tres aspectos, tamaño, simetría y reactividad a la luz: Proporcionan información


sobre afectación del SNC, bien sea por traumatismo o por intoxicación por drogas.
Unas pupilas normales son MEDIANAS, REACTIVAS y SIMÉTRICAS.

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Exposición y protección térmica:

Desvestir completamente al paciente para facilitar una exploración física completa, tras
lo cual es importante protegerlo para mantener la temperatura corporal. El esfuerzo por
prevenir la hipotermia debe considerarse tan importante como cualquier otro
componente de la valoración primaria.

Realizaremos:
-Monitorización de las constantes vitales.
-Monitorización cardiaca.
-Analítica completa (bioquímica, hemograma, coagulación y gasometría arterial con
lactato).
-Solicitud de pruebas cruzadas para transfusión.
-Sondaje vesical (si no hay presencia de sangre en meato o hematoma escrotal).
-Colocación de sonda nasogástrica para descomprimir la cavidad gástrica (orogástrica si
existe traumatismo máxilofacial).

En el TCE se deben tener en cuenta una serie de consideraciones especiales:

1) En todo paciente con ECG < 9 se debe aislar la vía aérea mediante intubación
orotraqueal como método de elección.
Optimizar al máximo la oxigenación-ventilación: la hipoxia y la hipercapnia
producen vasodilatación cerebral, con el consiguiente edema cerebral y aumento de la
presión intracraneal (PIC).

2) En el control de la hemorragia se deben evitar los sueros hipotónicos (producen


edema cerebral) y glucosados (aumentan el daño cerebral por aumento del metabolismo
anaerobio), pudiendo usarse soluciones hipertónicas (disminuyen el edema cerebral al
aumentar la osmolaridad plasmática).

3) Evaluación neurológica periódica para identificar deterioro de forma precoz. Un


peligro latente es asumir que existe una sola causa de shock: los pacientes
politraumatizados tienen afectación múltiple y, por lo tanto, pueden coexistir varios
tipos de shock

EVALUACIÓN SECUNDARIA
1. Historia clínica completa: alergias, medicación habitual, patología previa y eventos
relacionados con el trauma. Conocer el mecanismo del trauma es de vital importancia,
pues permite sospechar el tipo de lesión, por ejemplo: si el impacto ha sido frontal se
debe sospechar fractura de columna cervical.

2. Examen físico minucioso “de cabeza a pies”. Existe el riesgo de que alguna lesión
haya pasado desapercibida.

 Cabeza y cara.

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Mediante inspección y palpación del cuero cabelludo, cráneo y cara se deben buscar
lesiones externas y fracturas, así como la presencia de sangre en nariz, oídos, hematoma
en anteojos o mastoideo (sospecha de fractura de base del cráneo).
El edema periocular puede impedir posteriormente un examen con detenimiento, se
debe valorar la agudeza visual (haciendo leer al paciente palabras de una solución
intravenosa o de un paquete de gasas), tamaño pupilar, hemorragias en conjuntiva y
fondos de saco, heridas penetrantes, luxación del cristalino y presencia de lentes de
contacto (retirarlas antes de que aparezca el edema).
Si existe traumatismo maxilofacial sin compromiso de la vía aérea o hemorragia
masiva, se trata cuando el paciente esté estable.
Además, hay que valorar de nuevo la vía aérea para detectar posibles cambios que
amenacen su obstrucción.

 Columna cervical y cuello.

En todo paciente politraumatizado se debe suponer una lesión cervical inestable,


fractura o lesión ligamentosa, especialmente en los casos que presente traumatismo por
encima de la clavícula, por lo que el cuello debe ser inmovilizado hasta que la columna
cervical sea adecuadamente evaluada y estudiada excluyendo la lesión (la ausencia de
déficit neurológico no descarta lesión cervical).
Hay que fijarse de nuevo en la posición de la tráquea, que debe estar en posición medial,
y en la existencia o no de ingurgitación yugular.
Si están ingurgitadas las venas yugulares, pensar por orden de frecuencia en neumotórax
a tensión o taponamiento cardíaco.
Se debe valorar la presencia de laceraciones, hematomas y heridas penetrantes. Cuando
las heridas penetrantes se extiendan a través del músculo, no deben ser exploradas
manualmente ya que requieren evaluación quirúrgica en quirófano.
Las carótidas deben palparse y auscultarse; debiéndose buscar signos de traumatismo
cerrado sobre estos vasos, y si existen deben hacer sospechar con gran probabilidad una
lesión de arterias carótidas, aunque inicialmente no haya signos ni síntomas. La
existencia de enfisema subcutáneo a nivel del cuello nos debe hacer pensar en
neumotórax o en rotura traqueal.

 Tórax.

La inspección y palpación ha de ser completa del tórax anterior y posterior.


La existencia de contusiones y/o hematomas nos deben alertar sobre posibles lesiones
ocultas.
Valorar los movimientos torácicos, inestabilidad torácica y la presencia de enfisema
subcutáneo.
Si existen heridas penetrantes no detectadas en el examen inicial se sellarán, y revisarán
las ya selladas.
Mediante auscultación y percusión de ambos hemitórax se valorará y reevaluará la
presencia de hemotórax, neumotórax y contusión pulmonar.
Se deben auscultar los ruidos respiratorios en el plano anterior y alto del tórax para
detectar neumotórax y en las bases en plano posterior para el hemotórax.

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Los ruidos cardíacos distantes y un pulso estrecho pueden indicar taponamiento
cardíaco.
Tanto en el taponamiento cardíaco como en el neumotórax a tensión pueden no existir
ingurgitación yugular por la hipovolemia asociada. La disminución de los ruidos
respiratorios y la presencia de shock pueden ser la única indicación de neumotórax a
tensión y de la necesidad de descomprimirlo. Si durante el examen inicial se hubiera
descomprimido un neumotórax a tensión, se debe revisar la permeabilidad del catéter de
drenaje.

 Abdomen y pelvis.

En la inspección del abdomen se tiene que valorar si hay o no distensión y buscar


lesiones externas que nos pongan sobre la pista de posibles lesiones internas, palpar el
abdomen en busca de dolor y/o defensa muscular y percutir por si hubiera timpanismo o
matidez.
A la auscultación se puede objetivar la presencia o no de ruidos. Hay que tener en
cuenta que un examen abdominal normal inicialmente no excluye una lesión
intraabdominal significativa. Por ello es importante una observación y reevaluación
frecuente del mismo.
Explorar la pelvis presionando las palas ilíacas (antero-posterior y lateralmente) y el
pubis para descartar fracturas.

 Periné, recto y vagina.

Valorar la presencia de sangre, desgarros o hematomas y sangrado uretral.

 Músculo-esquelético.

Buscar heridas, deformidades, contusiones, etc. Palpar las extremidades buscando zonas
dolorosas, crepitación, movimiento anormal u otros signos que identifiquen fracturas
ocultas.
Es muy importante valorar los pulsos periféricos para descartar lesiones vasculares, así
como explorar alteraciones en la sensibilidad.
Se curarán las heridas y se inmovilizarán las fracturas, valorando los pulsos periféricos
antes y después de la inmovilización.
Las fracturas de columna dorso-lumbar y/o lesiones neurológicas deben sospecharse
sobre la base de los hallazgos físicos y los mecanismos de lesión. Ante la sospecha de
lesión medular se deberá empezar con el plan de actuación específico (esteroides a altas
dosis dentro de las 8 horas siguientes, metilprednisolona 30 mg/kg en bolo durante 15
minutos, y a los 45 minutos, perfusión a 5,4 mg/kg/h durante 23 horas).

 Neurológico.

Se debe realizar un examen neurológico completo que comprenda una evaluación


motora y sensitiva y una reevaluación de la escala de coma de Glasgow y del tamaño y
reactividad pupilar. Si se produce un deterioro neurológico, hay que volver a reevaluar
el ABC descartando hipoxemia o hipovolemia.

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Las alteraciones sensitivas y/o motoras sugieren lesión medular o de nervios periféricos,
aunque también pueden deberse a isquemia por lesión vascular o síndrome
compartimental.
Hay que mantener una completa inmovilización del paciente (de toda la columna) en
todo momento hasta que se excluya lesión espinal, sobre todo cuando se produce la
transferencia del paciente.

3. Evaluaciones radiológicas que confirmen las lesiones sospechadas en la evaluación


primaria o identifiquen las no diagnosticadas.

Dentro la evaluación secundaria debemos saber que existe una clasificación del paciente
politraumatizado que se realiza con la Triage Revised Trauma Score.
Tras una clasificación rápida primaria, se realizará una reevaluación de una manera un
poco más refinada siguiendo el “Triage Revised Trauma Score”, que basándose en 3
parámetros fisiológicos (frecuencia respiratoria, tensión sistólica y el test de la escala de
Glasgow) permite distribuir a gran cantidad de pacientes priorizando en 4 niveles en
poco tiempo.

1-10 prioridad 1
11 prioridad 2
12 prioridad 3
0 prioridad 4 (muerte)

Actuaciones en Grandes Catástrofes.

RIESGO de CATÁSTROFE =

= Amenaza x Vulnerabilidad / Capacidad


Amenaza Peligro potencial; fenómeno natural o humano que amenaza y en caso de
producirse afecta negativamente a las personas y su medio.

Vulnerabilidad Grado de exposición y susceptibilidad a perder la vida o la


dignidad.

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Describe el grado en que un sistema socioeconómico, las personas y las familias son
susceptibles al impacto de posibles amenazas. La otra cara de la moneda es la
capacidad. La vulnerabilidad habla de los elementos débiles de una sociedad; las
capacidades, de sus fortalezas.

Capacida Combinación de todas las fortalezas y recursos disponibles dentro de una


comunidad, sociedad u organización que puedan reducir el nivel de riesgo, o los efectos
de un evento o desastre. Tiene varios componentes como son las estrategias de
afrontamiento o la resilencia.

Resilencia Capacidad de un sistema, comunidad o sociedad potencialmente expuestas


a amenazas a adaptarse, resistiendo o cambiando con el fin de alcanzar y mantener un
nivel aceptable en su funcionamiento y estructura.
TIPOS DE CATÁSTROFES.

Las formas de Clasificación más habitual, pone el énfasis en la distinción entre


Catástrofes naturales y no naturales (causados por el ser humano o antrópicos).

1. Catástrofes de componente natural

 Hidro-climato-meteorológicos.
– Inundaciones, deslaves de barro
– Huracanes, tifones y ciclones.
– Olas de calor/frío
 Geológicos
– Terremotos, Maremotos, Tsunamis, Erupciones volcánicas
 Medioambientales
– Sequías, Desertificación, Hambruna.
 Sanitarios
– Epidemias y pandemias. Cólera, dengue, ébola, paludismo, sarampión,
meningitis, fiebre amarilla, VIH-SIDA, tuberculosis.

2. Desastres antrópicos

• Tecnológicos
• Otros accidentes. Choques de trenes, etc.
• Conflictos violentos. Desde disturbios hasta guerras

Es una situación, causada por el hombre, en la que hay víctimas por efecto de la guerra,
los desplazamientos y las hambrunas, y dónde la guerra (en la mayoría de los casos una
guerra civil) se combina con un debilitamiento o colapso de las estructuras económicas
y estatales, a veces empeorando con una catástrofe de componente natural , y que exige
una respuesta internacional que supera las atribuciones del mandato o la capacidad de
cualquier organización y/o del programa de las Naciones Unidas existente en el país.
Algunos ejemplos son: Somalia, Darfur, Siria, Mali, Chad, República Centro Africana,
Afganistán, Chechenia…

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Las Emergencias Complejas se caracterizan en general por:

• Violencia extensiva y víctimas mortales en gran escala


• prolongadas en el tiempo
• Desplazamientos masivos de personas
• Daños generalizados en las sociedades y economías
• Debilitamiento e incluso quiebra y fragmentación del Estado
• Necesidad de asistencia humanitaria polifacética en gran escala
• Obstaculizar o impedir la asistencia humanitaria a causa de restricciones políticas y
militares; dificultad de acceso a la ayuda.
• Importantes riesgos para la seguridad de los trabajadores humanitarios de socorro
en algunas zonas.

ZONAS DE ACTUACIÓN

Zona de actuación, está a su vez en sectores de intervención y en cada sector:

- Área de intervención: Es el área siniestrada y en la que se realizan las misiones de


intervención directa (donde se realiza el triaje básico ).
- Área de socorro: Espacios colindantes pero sin graves riesgos previsibles (donde se
establece el nido de heridos, ya etiquetados).
- Área base: Es aquella donde se puede llevar a cabo el acopio y organización de
medios disponibles y reservas (donde se realiza el triaje avanzado o secundario).

Plan Territorial de Emergencias de la Comunidad Valenciana PTECV

Este es el instrumento organizativo general de respuesta a situaciones de grave riesgo


colectivo, catástrofe o calamidad pública y establece, por una parte, los mecanismos
para la movilización de los recursos humanos y materiales necesarios para la protección
de las personas, los bienes y el medio ambiente, y por otra, la forma en la que éstos se
organizan.

Planes Especiales

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Riesgo Radiológico. P.E ante el riesgo Radiológico, para Instalaciones con fuentes
radiactivas. Decreto 114/2013
La Central Nuclear de Cofrentes tiene su propio Plan, PENVA.
Riesgo MMPP. P.E accidentes mercancías peligrosas. Por carretera y ferrocarril.
PRANCOVA para accidente Marítimo.
Instalaciones con especial riesgo, RD 1254/99.
Riesgo Incendios Forestales. P.E frente al riesgo de Incendios Forestales PEIF. Decreto
163/1998.
Riesgo por lluvias torrenciales, tormentas, Inundaciones. P.E de Inundaciones. Decreto
81/2010.
Riesgo Sísmico. Plan Especial frente al riesgo sísmico en la Comunidad Valenciana.
Decreto 44/2011.
Riesgo por Nevadas. No es plan Especial, es un Procedimiento.
Riesgo de accidentes y atentados con Múltiples víctimas. No es Plan Especial, es un
Procedimiento.
Riesgo por rachas de viento fuerte. Protocolo de actuación frente a fenómenos
meteorológicos adversos.
Riesgo por temporal Marítimo-Costero. Protocolo de actuación frente a fenómenos.
Riesgo de contaminación marítimo-costero. Procedimiento PRANCOVA.

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BIBLIOGRAFÍA:

1. Recomendaciones para la Resucitación 2015 del Consejo Europeo de


Resucitación (ERC). 1. 2015).

2. American Heart Association. (2015). Aspectos destacados de la actualización de


las guías de la AHA para RCP y ACE.

3. American Heart Association. (2016). Libro de bolsillo de atención


cardiovascular de emergencia de 2015 para profesionales de la salud.

4. Jiménez, A. J. (2014). Manual de protocolos y actuación en urgencias.

5. Murillo, L. J., & Pérez, F. J. M. (2015). Medicina de urgencias y emergencias:


Guía diagnóstica y protocolos de actuación. Elsevier España.

6. Apuntes Máster Emergencias y Catástrofes. Asig de Atención al paciente


politraumatizado en extrahospitalaria. 2016.

7. V.A. Manual y procedimientos de Enfermería SUMMA 112.(2012)

8. SEEUE:
http://www.enfermeriadeurgencias.com/documentos/fundamentos/RAC.pdf

9. Triaje de Manchester: www.triagemanchester.com/web/presentacion_es_66.php

10. Álvarez C, Asencio C, Herrera D, Sánchez JI, Macías J. Asistencia sanitaria a


las catástrofes. Ponencia Hospital militar de Sevilla. P. 68-78.

11. Álvarez C. Manual de atención a múltiples víctimas y catástrofes. Madrid: Arán;


2008

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