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Conceptos Básicos TCC programa de Consejería Cognitivo-Conductual

Entre todas las herramientas que el psicólogo clínico utiliza, la entrevista tiene un papel central. Pues
se utiliza a lo largo de todo el proceso de atención; es funcional para obtener información, intervenir,
entregar resultados, etc. La entrevista es una de las herramientas fundamentales en el labor del
psicólogo y profesionales de la salud en general. Sin embargo sus aplicaciones no se limitan
únicamente al ámbito clínico, sino también al organizacional, forense, etc. Debido a su practicidad y
economía es un método sumamente extendido; permitiéndonos reunir información e indagar acerca de
aspectos de la vida de los entrevistados. En fin, la entrevista es arte y ciencia, aplicación práctica de las
relaciones interpersonales y herramienta básica para quienes trabajamos con personas o en profesiones
asistenciales.

Para la puesta en marcha de esta técnica es necesario que el profesional de la psicología adquiera
ciertas competencias básicas, entre las que se encuentran: los aspectos básicos de la comunicación;
apertura, desarrollo y cierre de la entrevista; método clínico, modelos de evaluación, modelos teóricos,
psicopatología, personalidad y desarrollo vital.

La función principal de la entrevista es la recopilación de información, esto es así en función de la


pericia del entrevistador y, en menor medida, de ciertas características del entrevistado.
Cicero & Moreno (2000, p. 10) brindan la siguiente definición de entrevista: “es un método para
investigar en un proceso de comunicaciones en un grupo más o menos integrado, en el cual una de las
partes es un experto en el área a tratar y en el manejo de las relaciones interpersonales”. El propósito
fundamental de la entrevista es aclarar ciertos aspectos de la vida del entrevistado para obtener algún
beneficio. Se afirma así que la entrevista tiene un método: el científico, esto se encuentra reflejado en el
método clínico, del cual, la entrevista, es un componente básico. Las fases del método son 3,
indagatoria, demostrativa y expositiva. Así mismo cuenta con tres principios, a saber: simplicidad,
regularidad y continuidad.

Sullivan (1959) señala que la entrevista psiquiátrica es una forma muy especial de relación
interpersonal. En ella participan dos personas: un experto en la materia, es decir, las relaciones
interpersonales, y, la otra, el entrevistado, quien espera obtener algún beneficio de la intervención del
primero.
Ahora que ya tenemos definida la entrevista, y a sus participantes, procederemos a hablar acerca de sus
variantes. La finalidad de la entrevista nos permite clasificarla en uno u otro tipo, dependiendo de sus
objetivos. Fernández (2004a) señala que existen tres grandes categorías: para la evaluación de
problemas susceptibles de cambio; en contextos específicos de práctica clínica/forense y de corte
organizacional.

En el primer caso, donde la entrevista se encuentra en el terreno clínico, específicamente en las


coordenadas de evaluación con fines terapéuticos, el proceso de indagación esta motivado por una
demanda en relación con la problemática del paciente, planteada por él mismo, allegados, familiares o
tutores. La entrevista en este contexto sirve para establecer la naturaleza de la problemática, determinar
la evaluación y aclarar la demanda terapéutica. El entrevistador, en este sentido, deberá explorar
distintas áreas de la vida del paciente y, posteriormente, clasificara la información para los fines antes
mencionados.

En los casos en los que la entrevista es utilizada en contextos clínicos y forenses específicos, la
demanda puede proceder de alguna autoridad; estar vinculada a un proceso legal, o establecerse como
parte de servicios sanitarios de emergencia. En este tipo de entrevista en específico:

se persigue la búsqueda de indicios relacionados con categorías diagnósticas o la identificación


de indicios relacionados con la presunta comisión de delitos en la persona del sujeto de
evaluación”. Cabe destacar que dichas categorías ,o entidades nosológicas, también son
utilizadas en el contexto de la entrevista con fines terapéuticos, pero su establecimiento
responde a razones diferentes (Fernandez, 2004b, p. 170)

Finalmente, en los contextos organizacionales, la entrevista es una herramienta para la administración


de recursos humanos, procesos de selección, el análisis de puestos de trabajo, la determinación de
perfiles ejecutivos y la implementación de capacitaciones.

La entrevista tiene un lugar muy especial en el ejercicio de la psicología clínica, pues es un elemento
invaluable a en la fase de indagación del método clínico.

El Método Clínico se puede definir como el conjunto de procedimientos, ordenados


sistemáticamente, que se aplican en forma intensiva y exhaustiva para llegar al conocimiento y
descripción del ser humano. Con dicho conocimiento se pueden generar afirmaciones
pronosticas aplicables en ciertas y especificas condiciones de investigación, evaluación,
diagnostico e intervención. El método clínico se constituye de 5 pasos: la observación,
indagación, abstracción, integración o diagnóstico informal y diagnostico (Diaz, 2010a,
p.12).

La entrevista tiene un papel protagónico en el segundo y primer paso del método clínico y es una
herramienta indispensable a lo largo de los labores de evaluación, es decir, en el estudio de un paciente
y su problemática. Ahora es necesario abordar un concepto sumamente importante, la aproximación o
marco teórico desde el cual se aborda el estudio de un sujeto.

En el caso que nos atañe vamos a abordar el desarrollo, contenido y proceso de la entrevista clínica, así
como la distinción de sus objetivos particulares, que bien pueden establecerse como de evaluación,
intervención e investigación. Realizaremos entonces un breve abordaje a las fases de la entrevista.

Antes de iniciar una entrevista es necesario contar con ciertas disposiciones materiales que
proporcionen un ambiente físico adecuado para el desarrollo del encuentro. Como característica general
el espacio debería asegurar el carácter intimo y privado de la entrevista. Al respecto Ibañez (2007a)
menciona: El local no debe ser ni muy grande ni muy chico, para evitar temores o angustia en el
entrevistado, debe estar aislado del ruido; la iluminación debe ser neutra, estar bien distribuida y es
conveniente contar con una ventana; El mobiliario debe permitir que los participantes de la entrevista
se encuentren al mismo nivel, unas sillas y una mesa son suficiente para este propósito, sin embargo
debe evitarse que los muebles obstaculicen la visión, para así poder observar los movimientos del
entrevistado, es decir, su comunicación no verbal; la vestimenta del entrevistador debe de evitar todo
exceso y adaptarse al nivel de las personas recibidas; el lenguaje y los modales del entrevistador,
determinaran la atmósfera prevaleciente, y, deben adaptarse a la realidad del entrevistado.

La primera fase de la entrevista, la apertura, es el primer contacto con el entrevistado, por lo cual es de
suma importancia guardar la observancia acerca de su puesta en escena. Ibañez (2007b), acerca de esta
fase, recomienda iniciar la entrevista presentándose y explicando la finalidad de la entrevista,
permitiendo disminuir la probable tensión en el entrevistado. El establecimiento del rapport se da en
esta fase del proceso, permitiendo la familiarización de los participantes, facilitando su adecuado
desarrollo. En este sentido el entrevistador debe guardar disponibilidad absoluta y profesionalismo,
tener empatía para comprender los problemas del paciente. Ibañez (2007c, p.35 ) agrega: “La empatía,
en principio, no siempre es recíproco, pero invita a la reciprocidad”

El entrevistador debe contar con las competencias conceptuales acerca de diversos modelos teóricos,
que le permitan una amplia comprensión del individuo en su dimensión dinámica, biológica, social,
ideológica y humana. La introducción de la entrevista permite, a la luz de los conocimientos teóricos
descritos, elaborar una estrategia que establezca un orden en la indagación y permita la entrevista
focalizada en función de los objetivos. Desde este momento es posible empezar a delinear hipótesis que
serán contrastadas con la información que vaya surgiendo en el transcurso de la entrevista.
La siguiente fase es la de desarrollo (ibañez, 2007d), la cual quedara determinada por la apertura de la
misma, se corresponde con el estilo del entrevistador, donde prevalece un patrón de interacción
específico y que puede ser sujeto a dos grandes criterios: dirigida vs. no dirigida, sin olvidar nunca que
solamente se conceptualiza de esta manera por motivos didácticos, puesto que en la mayoría de los
casos, la entrevista se realiza en mayor o menor grado adecuándose a alguno de los dos extremos. La
entrevista dirigida es bastante rígida, tiene una secuencia delineada y aprovecha de manera meticulosa
su tiempo de ejecución. La entrevista no dirigida coloca la responsabilidad, de que temas deben ser
discutidos, al entrevistado. En uno y otro caso el entrevistador tiene un papel activo y pasivo,
respectivamente. El que la entrevista se desarrolle de manera adecuada depende, en gran medida, del
tacto para escuchar al paciente y saber sistematizar la información.

La tercera fase de la entrevista es el clímax o cima (Ibañez, 2007e), caracterizada por el hecho de que
el entrevistador cuenta con suficiente información para tomar alguna determinación. La última fase o
cierre sirve para verificar si no quedan puntos a indagar y si el entrevistado no desea agregar algo más.
Es conveniente anunciar el cierre de la entrevista con antelación. Posteriormente es conveniente
elaborar un reporte de la entrevista, redactado de manera clara y sencilla, con las partes más
importantes, de tal forma que se pueda comunicar de manera certera la información proporcionada en
la entrevista.

Ya que hemos caracterizado el proceso de la entrevista clínica es necesario distinguir su estructura en


función de sus objetivos particulares. Hablaremos entonces acerca de las modalidades específicas de
la entrevista. Empezaremos con la función evaluadora de la entrevista y sus características específicas.
Es importante señalar que la entrevista constituye uno de los pasos básicos del proceso de evaluación
psicológica, con el cual buscamos conceptualizar la problemática del paciente, formular y contrastar
hipótesis y seleccionar y definir metas (Fernández, 2001).

La entrevista de evaluación se da en el contexto clínico, probablemente con personas con alguna clase
de psicopatología y/o que requieran de atención psicológica. En el proceso de la entrevista de
evaluación es necesario orientar las preguntas hacia el motivo de consulta del paciente, este puede estar
constituido por síntomas, ordenamientos de laguna autoridad judicial, el deterioro de alguna de las
áreas de funcionamiento del paciente, etc. Algunas de las particularidades de la entrevista de
evaluación son expuestas por Perpiñá (2012a, p. 147): Es de suma importancia buscar la precisión de
las respuestas del paciente “con frecuencia los entrevistados responden de manera inespecífica, y será
responsabilidad del entrevistador conseguir que la información sea lo más específica posible, ya que de
ello podría depender, por ejemplo, que se cumplan o no los criterios diagnósticos para un trastorno
mental”. Otro ejemplo, es probable que el entrevistador se encuentre con el uso de terminología
psicológica por parte del entrevistado, teniendo que aclarar a que se refiere el entrevistado cuando hace
uso de algún término.

Siguiendo con Perpiña (2012b) es importante señalar la asimetría de roles involucrada en la interacción
entre, el profesional y el paciente, cliente o usuario. Esta situación puede provocar inseguridades en el
entrevistado, así como tener distorsiones acerca del proceso, determinadas por las creencias previas
acerca del labor del psicólogo. Para evitar que esta desigualdad en la interacción tenga un efecto
negativo es importante tener cercanía, empatia, apoyo, comprensión y establecer un buen rapport, pues
el entrevistado puede puede abordar temas difíciles o de elevada carga emocional, pues, en otras
palabras, se espera que el paciente hable de temas privados y/o traumáticos; esto se asocia con la
dificultad que en ocasiones supone pedir ayuda, aunado a estigma social acerca de los padecimientos
mentales y las experiencias previas con otros profesionales de la salud.

Si bien el proceso que se sigue en la entrevista de evaluación responde a los mismos lineamiento
generales de la entrevista, es necesario exponer sus particularidades. Iremos, en un primer momento,
por las particularidades de cada fase, a propósito Perpiñá (2012c, p. 180) señala:

Fase inicial: los primeros minutos permiten explorar el estado mental del paciente, a través de la
apariencia física, los movimientos y algunas preguntas implícitas en la entrevista. En esta fase pueden
hacerse patentes las preocupaciones acerca del proceso de evaluación psicológica, es importante
contestar con claridad y velar por la comodidad del entrevistado, reduciendo su ansiedad. Volvemos a
recalcar la importancia del establecimiento del rapport en esta fase.

Fase intermedia: uno de los objetivos en el desarrollo de la entrevista sera la identificación del
problema, la elaboración de hipótesis y su contrastación. También sera importante determinar la
conveniencia, o no, de seguir el proceso, y la posible canalización a otro profesional. En este punto la
entrevista empezara a ser focalizada y es posible que el carácter de la misma sea más directivo. En este
punto es importante resaltar la posibilidad de que existan resistencias o barreras, Perpiña (2012d)
enumera: dificultad para brindar la información por el carácter de sus contenidos; falta de motivación
por verse envuelto en el proceso de evaluación de manera obligada o condicionada; la naturaleza de su
padecimiento, que puede no ser percibido como negativo por el paciente; incongruencia entre la queja
principal o demanda terapéutica y el problema principal.

Fase final: Perpiñá (2012e, p. 188) citando a Shea (2002) señala como uno de los objetivos principales:

Reforzar que el paciente regrese, cumpla las tareas solicitas o siga las instrucciones de
canalización si el caso así lo amerita. Así mismo es recomendable hacer un resumen de los
temas abordados durante la sesión, verificar que no quedan áreas sin explorar y preguntar si el
entrevistado quiere añadir algo más. Finalmente es preciso contener emocionalmente al
paciente, evitando que finalice la entrevista con un estado de ánimo bajo o peor que al comienzo
de la sesión.

Respecto a los objetivos, a los que se dirige la recopilación de información, en la entrevista de


evaluación, Perpiña (2012f, pp. 253-260) señala los siguientes:

Examen mental: 1) apariencia y conciencia de enfermedad, que incluye las características


demográficas y físicas del cliente (estos aspectos a menudo serán observados por el
entrevistador), y el grado en que éste reconoce la existencia, naturaleza y alcance de sus
problemas; 2) conciencia, alerta, orientación, atención: conciencia de la propia identidad,
momento temporal y espacial, así como la habilidad para centrarse y mantener el procesamiento
cognitivo en el objetivo apropiado; 3) memoria: habilidad para recuperar experiencias pasadas,
así como para almacenar y recuperar nueva información; 4) percepción e imágenes mentales,
que incluye la experiencia sensoperceptiva del paciente y la interpretación de los sucesos
externos; 5) lenguaje y habla; 6) forma del pensamiento: cómo piensa el cliente; 7) contenido
del pensamiento: qué piensa el cliente; 8) conciencia de sí mismo, identidad; 9) expresión
afectiva y emocional: tono emocional prevalente del cliente y expresión de éste; 10) actividad
motora y conducta intencional: tipo y calidad de los movimientos motores; 11) funciones
fisiológicas; 12) inteligencia, capacidad intelectual, aptitudes, capacidades cognitivas generales,
y 13) área social y relaciones interpersonales.

Diagnóstico: Se establece mediante criterios establecidos por la OMS y APA, a menudo los
pacientes presentan comorbilidad con otros padecimientos mentales y/o de diferentes ejes. Para
ello (establecimiento diagnóstico) resulta útil realizar un análisis funcional del caso detallando
los antecedentes y consecuencias de la conducta problema y explorando cómo las cogniciones
(¿qué piensa y cómo?), las emociones (¿qué siente), las conductas (¿qué hace?) y el contexto
(¿dónde aparecen los síntomas?, ¿cuándo?) se relacionan con la conducta problema. También es
importante valorar la sintomatología física, pues a menudo los pacientes consideran que no tiene
que ver con lo psicológico y pueden no informar de ella.

Ejes propuestos en el DSM-IV-TR (APA, 2002, p. 31.)


Eje I. Trastornos clínicos y otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica.
Eje II. Trastorno de la personalidad y retraso mental.
Eje III. Enfermedades médicas.
Eje IV. Problemas psicosociales y ambientales.
Eje V. Evaluación de la actividad global.

Ahora vamos a continuar con la función de cambio, en la entrevista terapéutica y sus particularidades.
Perpiña (2012g, p. 335): “La entrevista es el medio imprescindible para establecer y mantener la
relación psicoterapéutica”.

Empezaremos definiendo la entrevista terapéutica, y sus elementos, expone Perpiña (2012h, p. 335)
que es “el procedimiento fundamental y necesario a través del cual operan todas las modalidades de
intervención o tratamiento psicológico, es decir, las psicoterapias. Y sus elementos fundamentales, que
son tres:

Participantes: en este caso psicoterapeuta y paciente.


Objetivo: determinado por la demanda del paciente, la gama de posibles demandas es amplísima y, en
consecuencia, sus contenidos y objetivos específicos también. En este sentido el psicoterapeuta debe
contar con las competencias de intervención y tratamiento psicoterápico.
Contexto: finalmente, la entrevista psicoterapéutica, es llevada a cabo en el marco de la psicología
clínica.

Debemos agregar un concepto sumamente importante que debe presidir la relación entre psicoterapeuta
y paciente, es decir, la alianza terapéutica. Esta opera en el tiempo que se prolongue la relación
terapéutica. El origen de este concepto es psicodinámico, desde este modelo la transferencia es una de
las piedras angulares durante el tratamiento. Perpiña (2012h, p. 336.) afirma que la alianza terapéutica
“consiste en el interés y la comprensión que mantiene el terapeuta hacia el paciente, lo que facilita que
éste crea en su comunicación y explicaciones al haberse establecido un vínculo positivo entre ambos.
De esta forma el terapeuta propicia que el paciente lleve a cabo su proceso de curación. La alianza
terapéutica se convierte así en el principal elemento para el cambio”.
Perpiña (2012i, pp. 336- 339), citando a Bordin (1979), expone que la alianza terapéutica tiene tres
componentes: vínculo, metas y tareas.

“El vínculo relacional hace referencia a las características afectivas de la relación, y se refleja en
cómo el paciente percibe que está siendo comprendido, respetado y valorado. La calidad del
vínculo está bajo la influencia de un conjunto de habilidades y características de la relación,
como las que se indican más adelante. Las metas son los objetivos hacia los que se dirige la
intervención psicoterapéutica. Varían en función del problema del paciente y sus características
personales, pero también dependen del modelo o enfoque de psicoterapia que se utilice. Las
tareas hacen referencia a los comportamientos y actividades que el paciente debe llevar a cabo
tanto en la sesión como entre sesiones para conseguir los beneficios terapéuticos óptimos. Tanto
las tareas como las metas deben haber sido consensuadas y negociadas previamente, lo cual
conlleva conocer el modelo explicativo que tiene el paciente sobre su problema y sus
expectativas con respecto al tratamiento, que en muchos casos están influidas por factores
culturales”.

Necesariamente asociado a nuestro modelo de evaluación, ya sea médico, psicodinámico,


fenomenológico, biopsicosocial, cognitivo-conductual; existe un modelo teórico que lo sustenta, a
partir del cual intervenir. Dicho modelo es un especie de guía de trabajo, que determina que observar,
recopilar información y entenderla. Es como un prisma que nos da un enfoque específico. Perpiña
(2012j, p. 340), citando a Sperry (2010), señala que existen cinco tareas que se deben llevar a cabo:
“establecimiento de la alianza, evaluación, formulación del caso y planificación de la intervención,
enfoque y estrategias de intervención y finalización y evaluación de la intervención realizada”. La
forma de cada una de estas tareas dependerá del modelo teórico en el que se sustenten.
A continuación vamos a describir algunas técnicas para el manejo de la entrevista. Ibañez (2007, p.
106) expone:

Técnica del eco: Repetir en forma interrogativa frases finales del entrevistado, con el fin de obtener
más información respecto al tema en cuestión.
Manejo del silencio: Es una forma de presión; consiste en guardar absoluto silencio después de que el
entrevistado, aparentemente, a dejado de hablar sobre un tema abordado. Esta técnica es semi-abierta y
se utiliza en aquellos puntos donde se desea promover que el entrevistado nos brinde mayor
información.

Morrison (2014, pp. 163-170) nos ofrece algunas más:


* Ofrecer una excusa para la información negativa. Ayudándolo con razones plausibles, puedes alentar
al paciente a ser franco al hablar de problemas embarazosos o dolorosos.
* Exagerar las consecuencias negativas que no sucedieron. Al resaltar el peor resultado posible de una
conducta, reduces la ansiedad del paciente respecto de lo que en realidad sucedió.

Finalmente vamos a abordar algunas características del entrevistador y el entrevistado, así como el
establecimiento de su relación. Bleguer (1964a), quien sistematizo mucha de la información respecto al
ejercicio de la entrevista, señala que el entrevistador se tiene a si mismo como principal herramienta de
trabajo, donde su personalidad interviene en la relación interpersonal que ha de establecer con el
paciente. La particularidad del labor del entrevistador reside en que su objeto de estudio es otro ser
humano y, al examinar la vida de los demás, se ve impelido a “la revisión y examen de su propia vida,
personalidad, conflictos y frustraciones” (Bleger, 1964b, p. 45.)

Prosigue Bleguer (1964c) afirmando que el entrevistador ha de operar “disociado”, es decir, “actuando
con una identificación proyectiva con el entrevistado y en parte permaneciendo fuera de esta
identificación, observando y controlando lo que ocurre, de manera que gradué así el impacto emocional
y la desorganización ansiosa”. AL respecto, agrega Bleguer, se puden desarrollar bloqueos que tienden
a la desconexión, o a defensas ansiosas u obsesivas, estas últimas se encuentran caracterizadas por
entrevistas estereotipadas, con total previsión. La defensa ansiosa se manifiesta en el establecimiento
de barreras para evitar la entrevista, con la finalidad de reducir la tensión del contacto personal. Un
riesgo más es la intensa proyección de los conflictos propios en el entrevistado, deformando la
información que se encuentra y encontrando únicamente lo que se busca.

Sobre el entrevistado Bleguer (1964d) expone que, para asistir a consulta, es necesaria a percepción de
que algo no anda bien, que hay ansiedad y temor., que pueden llegar a tal extremo de intensidad que se
recurre a la negación sistémica del problema. Es importante establecer la distinción de este tipo de
pacientes con aquellos que son “mandados” a consulta.

Es requisito indispensable para este trabajo abordar el concepto de clínica, si bien dicho término deriva
del quehacer médico, su uso en la psicología tiene una connotación sumamente amplia “desde el
manejo de personas con trastornos mentales, enfermedades psicosomáticas, problemas de ajuste,
adaptación, pérdida o simplemente con deseos de autoactualización, superación personal o para la toma
de decisiones difíciles o dilemáticas” (Sánchez, 2008. p. 133). Hablaremos entonces acerca del
proceso diagnóstico, caracterizando el problema y al paciente.

La psicología clínica utiliza la evaluación como término para aglutinar una serie de actividades
dirigidas a la exploración, análisis y medición de conductas, motivaciones y dimensiones psicológicas
en los sujetos; dirigido a diversos fines.

Butcher, Mineka & Hooley (2007) caracterizan a la evaluación clínica mediante las diversas
herramientas que utiliza, donde los test, las observaciones y las entrevistas suelen ser las más comunes
y difundidas en la práctica psicológica; organizando la información se obtiene un diagnóstico, proceso
que busca, como resultado final, una “clasificación sintética” general de los síntomas del paciente; una
descripción detallada de sus diversas áreas de funcionamiento; una caracterización del problema y su
nivel de afectación; antecedentes personales y examen mental.

Siguiendo a Butcher et. Al (2007. p 102) “la evaluación es un proceso continuo y puede resultar de
gran importancia en otras etapas del tratamiento”. Mas adelante mencionan:

Durante la evaluación clínica inicial, se intenta identificar las principales dimensiones del
problema del paciente, y predecir el curso probable de los acontecimientos bajo diversas
condiciones. Es en esta etapa inicial donde hay que tomar decisiones cruciales, tales como qué
tratamiento se aplicará, si el problema requerirá hospitalización, si será necesario incluir en el
tratamiento a otros miembros de la familia, etc. Muchas veces tales decisiones se tienen que
tomar con mucha rapidez, como por ejemplo en situaciones de emergencia, y sin que todavía se
disponga de toda la información necesaria.

Al respecto nos remitiremos al concepto de Anamnesis, que hace referencia, como lo afirma Sánchez
(2008. p. 133b), “la investigación exhaustiva de los signos y síntomas y de la historia de la condición
del paciente”. Es decir, todo lo que haya que recordar acerca del paciente, sus antecedentes
sociométricos, biológicos y psicológicos.

En la exploración del paciente, si bien la parte física le corresponde a los médicos, el psicólogo clínico
debe contar con las competencias que le permitan apreciar signos físicos y conocimientos básicos de
medicina para correlacionar dichos signos con patologías y comorbilidades. En este punto es
evidentemente necesario que el clínico se capacite para diferenciar los pacientes orgánicos, o
neurológicos, de los psicológicos.

Otro de los procedimientos clínicos básicos es el examen mental, que es obtenido a través de la
interacción y el transcurso de la sesión o entrevista con el paciente.
Entre los indicadores del examen mental, aportados por Montenegro (2013), encontramos:

1.- Apariencia y actitud. Edad, vestimenta, aliño, higiene, postura corporal, expresión gestual,
congruencia con el status socioeconómico, constitución corporal, etc.
2.- Actitud frente a la entrevista.
3.- Comprensión de la problemática y grado de incapacidad.
4.- Capacidad de juicio. El juicio lógico o “sentido común” es la capacidad de valorar las
alternativas y actuar en consecuencia en situaciones de conflicto. Si la conducta está dentro de
lo esperable para su edad y condición social se dice que su juicio es normal; cosa contraria
ocurre cuando la alternativa que elige y la acción que realiza están en contradicción con lo que
resultaría lo socialmente aceptado. Tiene que ver con la capacidad de discernir el principio del
deber ser.
5.- Estado de conciencia. percepción, la orientación, y la introspección, puede darse cuenta del
medio que lo rodea, de sí mismo y de su mundo subjetivo, formado éste por sentimientos,
sensaciones, pensamientos y fantasías. La conciencia se encuentra íntimamente relacionada con
el estado de vigilia, existe como un continuum, con un estado de máxima alerta o hipervigilia en
un extremo y la absoluta inconsciencia o coma en el otro. Se dice que la conciencia está normal
cuando la persona puede darse cuenta con claridad y amplitud de lo que ocurre a su alrededor y
de la forma como él reacciona ante ello.
6.- Atención. Es una función en virtud de la cual un estímulo o un objeto se sitúa en el foco de
la conciencia, distinguiéndose con precisión del resto, por desplazamiento, por atenuación o por
inhibición de estímulos irrelevantes.
7.- Orientación. Es la capacidad que le permite a un individuo reconocer el entorno, saber quién
es y en qué tiempo y lugar se encuentra, se relaciona con las capacidades cognitivas, se define
con base a las esferas: tiempo, lugar, con respecto a las otras personas y consigo mismo
8.- Afectividad y ánimo. La afectividad es el conjunto de estados de ánimo Se refiere al tono del
sentimiento de una persona, tanto placentero cómo displacentero. Afecto y emoción han sido
usados cómo sinónimos e incluye sentimientos tales cómo rabia, tristeza y alegría.
9.- Inteligencia. Es la capacidad cognitiva de usar las funciones mentales para solucionar tareas,
tanto práctica y/o teórica; adaptarse a nuevas exigencias y tener la capacidad para adquirir
conocimientos nuevos.
10.- Psicomotricidad. Este concepto se refiere al conjunto de gestos o movimientos de una
persona, que estén expresando un estado psíquico. La psicomotricidad está íntimamente
relacionada con la conación, que es el impulso a la acción, seguida por la realización del acto o
conducta explícita; también se relaciona con la afectividad ya que ésta constituye su fuente de
energía.
11.- Funciones superiores. Memoria, percepción, lenguaje, proceso del pensamiento, discurso
12.- Sentimientos y reacciones del entrevistador hacia el paciente.

Es necesario que el psicólogo clínico caracterice y clasifique de manera adecuada el problema, lo que,
posteriormente, permitirá planificar y realizar la toma de decisiones. Butcher et al. (2007. p 103)
menciona que “resulta mucho menos importante la asignación a una categoría diagnóstica formal perse,
que disponer de una comprensión clara de la historia individual, el funcionamiento intelectual, las
características de personalidad, y las presiones y recursos ambientales de esa persona”.
De lo anterior se deriva que una evaluación integral es mucho más que colocar al paciente en una
entidad nosológica, por lo cual una etiqueta diagnóstica adquiere un carácter superficial frente a la
evaluación adecuada y completa de un caso.
Entre los elementos que contribuyen a la conformación de un diagnóstico adecuado se encuentran:

A) Historia Clínica.
Entre sus componentes se encuentran:
1.- Identificación del paciente. Incluye nombre, edad, género, ocupación, teléfono, contacto,
grado de estudios, religión, etc.
2.- Motivo de consulta. Esta parte es sólo una mención muy corta del motivo por el cual asiste a
consulta el paciente.
3.- Enfermedad actual o problema de referencia. Se deben señalar los síntomas y
manifestaciones de enfermedad que el o la paciente ha presentado, cómo han evolucionado en el
tiempo y en la práctica qué ha ocurrido.
4.- Antecedentes. Sociales, familiares y personales. Algunos clínicos dividen este apartado en
antecedentes patológicos, como los ejemplos anteriores, y no patológicos; pero que pudieran ser
relevantes para entender la condición y el estado del paciente.
5.- Hábitos.
6.- Revisión por sistemas. Sistema neurológico: cefalea, mareos, problemas de coordinación,
paresias, parestesias; Sistema respiratorio: disnea, tos, expectoración, hemoptisis, puntada de
costado, obstrucción bronquial; Sistema cardiovascular: disnea de esfuerzo, ortopnea, disnea
paroxística nocturna, edema de extremidades inferiores, dolor precordial; Sistema digestivo:
apetito, náuseas, vómitos, disfagia, reflujo, diarrea, constipación, melena; Sistema
genitourinario: disuria dolorosa o de esfuerzo, poliaquiuria, poliuria, nicturia, alteración del
chorro urinario, hematuria, dolor en fosas lumbares; Sistema endocrino: baja de peso,
intolerancia al frío o al calor, temblor fino, somnolencia, sequedad de la piel; Por último, es
conveniente investigar manifestaciones en otras partes del cuerpo como erupciones en la piel,
sangrados, dolores en otros sitios, compromiso de la visión o de la audición, etc. (Sánchez,
2008. pp. 141-147).

Finalmente el diagnostico psicológico requiere de competencias específicas que el psicólogo debe de


adquirir en el transcurso de su formación. Como bien lo afirma Sánchez (2008) el clínico deberá tener
conocimientos de semiología, es decir, podrá reconocer síntomas y signos. Los últimos conformados
por elementos observables, mientras que los primeros tienen un carácter subjetivo y no son observables
directamente. Finalmente un síndrome es un conjunto de síntomas y signos que caracterizan una
enfermedad. La semiología permite conocer las manifestaciones mórbidas y facilitan el diagnóstico. El
diagnóstico se da entonces en diferentes ejes o niveles:

1. Como una categoría especifica de los sistemas de clasificación de enfermedades (p. ej., DSM-
IV u OCD-11)
2. Como síndrome (p. ej., cuadro de psicosis)
3. Como diagnóstico anatómico (p. ej., infarto cerebral)
4. Como diagnóstico etiológico (p. ej., encefalitis bacteriana por estafilococos aureus)
5. Como una reacción especifica ante un evento de vida (p. ej., pérdida de cónyuge)
6. Como un proceso normal con malestar y sufrimiento.

Acerca del proceso de psicodiganóstico:

Un buen clínico es capaz de notar los síntomas y signos más importantes, y sobre la base de sus
conocimientos y experiencia, ponerlos en perspectiva, para plantear finalmente los diagnósticos
que le parecen más probables. En este proceso que conduce al diagnóstico, hay una etapa
cuando se recoge la información mediante la historia clínica y luego el examen físico y mental.
Después se ordena la información hasta quedar en condiciones para plantear las hipótesis
diagnósticas más probables y después se prueba mediante los procedimientos convencionales.
El diagnóstico psicológico sin embargo, no se da en el vacío, se refiere a una persona específica
con una historia, circunstancia y mentalidad especifica. En general, el sexo, la clase social, los
papeles desempeñados, las creencias político-religiosas, las expectativas, los valores, etc.,
influyen y condicionan la condición patológica, por esto el psicólogo clínico es además un
hermeneuta quien interpreta una estructura de objetos reales e imaginarios, contextualizados y
en una dimensión temporal subjetiva. Si bien, no todo síntoma indica algo “oculto”; un síntoma
tiene sentido en el contexto que lo produce y al cual no debemos ignorar. Desde la perspectiva
psicológica, el paciente no entiende el síntoma porque éste se relaciona con una serie de
sentimientos, significados y mecanismos de defensa; el paciente es, durante el padecimiento,
sujeto y objeto de un proceso complejo que le otorga una dimensión subjetiva y única, campo
específico de acción del psicólogo. El psicólogo clínico, de hecho, en el proceso de diagnosticar
descubre los códigos sintomáticos y explica al consultante las características de la situación en
la cual los signos y los síntomas se presentan e interpreta la condición actual de éste; con la
finalidad de establecer un diálogo profundo, privado, terapéutico e insustituible con el paciente.
Factores socioculturales, situaciones económicas, efectos somáticos o disfunciones orgánicas
primarias, presión del grupo de pertenencia o referencia, entre otros, deben ser considerados en
la intervención (Sánchez, 2008. pp. 149-150).

Sánchez (2008. pp 150b) resume el proceso de la forma siguiente:

1.-La anamnesis personal y familiar.


2.-Examen físico y mental.
3.-La aplicación de pruebas psicológicas.
4.-La interpretación de la situación subjetiva, única de la condición, especificando su
significado.
5.-Una apreciación etiológica y pronóstico del caso en función del déficit, insuficiencias y
problemas encontrados,en contra del balance de los recursos, fortalezas y capacidades del
paciente.

Fernandez (2013) señala algunas características importantes del proceso de evaluación. En primer lugar
que implica la toma de decisiones orientada a la solución de problemas que se derivan del motivo de
consulta. En segundo lugar esta la formulación y contrastación de hipótesis. El proceso de evaluación
es dinámico y continuo. El psicólogo que lleva a cabo dicho proceso requiere de las competencias
básicas que le permitan tener acceso a un marco de referencia sólido, un modelo teórico y técnicas
específicas, derivadas de las estrategias propias del proceso.

Díaz (2010b) nos presenta cuatro grandes vertientes con contribuciones a la psicología clínica, a saber:
Psicoanálisis o psicodinámico, Cognitivo-Conductual, Humanista-Fenomenológico y Sistémico. Cada
uno de estos enfoques cuenta con su propio concepto de ser humano, su forma de entender y explicar
los fenómenos psicológicos, así como sus propias estrategias y técnicas de intervención. Sin embargo,
es importante destacar que aunque existen numerosas diferencias, todas estas “fuerzas” de la psicología
comparten ciertas matrices básicas, que se corresponden con los niveles de complejidad del ser
humano, es decir, lo biológico, lo social y lo comportamental.

De lo anterior se desprenden diferentes Modelos de Evaluación que dependen de diferentes modelos


teóricos: Médico, Psicodinámico, fenomenológico, biopsicosocial, cognitivo-conductual, etc. Al
respecto podemos aportar:
La teoría utiliza una serie de términos, de acuerdo con su nivel de significación, se clasifican en
constructos hipotéticos y variables intervinientes. El modelo, por su parte, es la esquematización
de una teoría y constituye la base de su verificación, en cuanto que incluye las reglas que
relacionan las partes de la teoría (Ibañez, 1997, p. 99)

La finalidad de los modelos es sistematizar lo empírico en función de la teoría. Cada modelo, en


resumen, propone distintas formas de evaluación y tratamiento; concepto del ser humano; modo de
abordar el objeto de estudio, definición del mismo; presupuestos conceptuales básicos y aspectos
metodológicos propios.

Siguiendo con la exposición es importante caracterizar el modelo teórico desde el que


conceptualizamos e intervenimos y en el que se sustentan gran parte de nuestras actividades. Hablamos
nada más y nada menos que de la terapia cognitivo conductual (TCC). Algunos de sus principales
supuestos son (Caballo, 2007):

1.- La conducta, normal y anormal, son producto del aprendizaje, de tal manera que existe una
continuidad entre una y otra.

2.- Se le da poca importancia a factores innatos o heredados, sin embargo se acepta que hay factores
genéticos y constitucionales que intervienen.
3.- Tratamiento en el aquí y el ahora.
4.- El objetivo de la intervención esta en el cambio conductual. Debe ser observable, cuantificable y
evaluable.
5.- Es muy importante el conocimiento y manejo del método experimental.
6.- Es vital y necesario comprobar el funcionamiento de los métodos y procedimientos.

Los modelos conductuales se dividen en:

1.- Condicionamiento clásico.


2.- Condicionamiento instrumental.
3.- Modelado. Consiste en que un observador incluya en su repertorio una conducta compleja.
Criterios comunes:

1.- El interés terapéutico se centra fundamentalmente en la conducta por la que la persona asiste.
2.- Continuidad entre normal-anormal. De tal manera que así como se aprendió la conducta
desadaptada se puede desaprender.
3.- Se deben aplicar los datos de la psicología experimental.

El terapeuta en los modelos conductuales es el reforzador positivo.


Elaboración del diagnostico en la TCC.

1.- Identificar la conducta objetivo en términos de lo que la persona verbaliza. De tal forma que se va a
reformular el problema en términos conductuales, cuantitativos.
2.- Identificación de las condiciones bajo las que sucede la conducta.

Principios de intervención:

1.- Reforzamiento positivo.


2.- Castigo.
3.- Tiempos fuera
4.- Reforzamiento negativo.
5.- Extinción.

Técnicas:

* Relajación. (Respiración diafragmática, Relajación Muscular Progresiva, Entrenamiento autógeno)


* Jerarquía de ansiedades.
*Entrenamiento asertivo.
*Implosión e inundación.
*Práctica masiva
*terapia aversiva

Técnicas operantes:
*Técnicas para establecer conductas.
*Aproximaciones sucesivas.
*Encadenamiento
*Contrato de contingencias (economía de fichas).
*Castigo.
*Costo de la respuesta.
*Tiempo fuera.
*Reforzamiento de conductas incompatibles.
*Condicionamiento encubierto (imaginario, CI alto).

Técnicas cognitivas:

*Detectar los factores que mejoran la adquisición de conductas.


Características del modelo.
Características del observador.
Características del formato de presentación.

Otras técnicas:
*técnicas del incentivo: reforzar al modelo, reforzamiento vicario.
*Extinción vicaria del miedo a responder.
*Psicoeducación
*Visualización

Reforzamiento directo.

Factores que alteran la calidad de respuesta:


Imitación.
Ensayo de conducta.
Modelo participativo.

Factores que facilitan la generalización


Buscar la semejanza entres el escenario terapéutico y el escenario real.
Práctica repetida.
Lo fundamental es la comprensión, transición y construcción de significados. (Terapia cognitiva.) Esta
basado en el método científico. Los modelos cognitivos no tienen un modelo unificado teórico técnico.

Modelo de Beck identifica un self negativo. Creencias nucleares o errores cognitivos.


Pensamiento absolutista.
Filtro mental.
Sacar conclusiones precipitadas.
Lectura del pensamiento.
La rueda de la fortuna.
Engrandecer o minimzar
Personalización

Modelo de ellis, Beck,

Terapia racional emotiva (TREC)


La mayoría de los trastornos psicológicos se fincan en el pensamiento irracional, de tal manera que las
conductas o acontecimientos se interpretan a través de creencias irracionales. Imperativos absolutos o
dogmáticos.

Creencias irracionales: P. ej. Es absolutamente necesario ser amables en todo momento. Debo ser
infaliblemente perfecto. Las personas que me han hecho sentir mal me han hecho daño, por lo tanto son
malos. Es horrible que las cosas no ocurren como deberían. Encuentro más fácil evitar las cosas que
comprometerme a través de la disciplina. Mi pasado sigue siendo importante.

Otra de las herramientas fundamentales de nuestro trabajo tiene que ver con a formulación clínica del
caso, que parte precisamente del mismo marco de la TCC. La formulación del caso implica un proceso,
en nuestro caso, enmarcado en la terapia cognitivo-conductual, específicamente en el modelo de
solución de problemas de Nezu & Nezu (2013). La formulación esta dirigida a la consecución de, por
lo menos, tres objetivos:

*Comprender con detalle los problemas que presenta el paciente


*Identificar la relación funcional de las variables asociadas a las dificultades del paciente
*Diseñar objetivos y metas de tratamiento

A continuación se describe el procedimiento básico:

Para la consecución del primer objetivo fue necesario un proceso de recogida de información que
incluye: revisión de la solicitud de servicio del paciente, documentos probatorios, ficha de
identificación y motivo de consulta por escrito; Entrevista de primera vez, Historia Clínica, aplicación
de instrumentos de evaluación psicológica (MMPI-2, BECK-Depresión, BECK-Ansiedad, Test de
Solución de Problemas, Inventario de exploración clínica ) y, finalmente, Entrevista clínica de primera
vez.

Para el segundo objetivo se establecieron las relaciones funcionales de las variables asociadas al motivo
de consulta del paciente, formuladas gráficamente mediante el Mapa Clínico de Patogénesis (Nezu &
Nezu, 2006). Posteriormente se obtuvo la validación social, de la formulación, de parte del paciente en
el transcurso de la sesión para la devolución de resultados. En segundo lugar se realizó la
comprobación de hipótesis basadas en el diseño del plan de tratamiento (MAM), lo cual supone valorar
los efectos reales del plan al ser puesto en marcha mediante evidencia medible/observable.

Ejemplo: Mapa clínico de Patogénesis

Variables Distales Variables Variables Variables de Variables de


Antecedentes Organísmicas Respuesta Consecuencia

- Hipoxia al nacer -Asalto con - Paciente -Agudización de la -Aislamiento


violencia Masculino sintomatología social
-Cirugía extirpar tumor psicótica
testicular -Presión por - 31 Años de edad *Pensamientos de
empezar a trabajar autoreferencia
-Hijo mayor con dos - Estudiante *Alucinaciones -Frustración
hermanas -Estresores Maestría auditivas
escolares en tecnología de *Ideación suicida -Falta de
-Mala relación hermana *Adelantos de la materiales oportunidades
menor tesis -Sintomatología para aprender
*Exposiciones -Dx de ansiosa comportamientos
-Tratamiento Esquizofrenía P. *Palpitaciones más adaptativos
farmacológico -Estresores *Sudoración
Aripiprazol/clonazepam laborales - Alta sensibilidad *Dificultad para -Dificultad para
-Estilo de crianza *Solicitudes de al estrés que elicita concentrarse obtener empleo
“sobreprotector” empleo sintomatología *Insomnio
*Entrevistas psicótica
-Dejó un año el
posgrado (2015) por la -Toma de -Déficit habilidades
sintomatología medicamentos sociales
incompleta

Para el tercer objetivo se diseño un mapa de alcance de metas (Nezu & Nezu, 2004) que permita
establecer estrategias potenciales de intervención, objetivos instrumentales y metas finales del
tratamiento que permitan establecer un adecuado y sistemático plan de tratamiento que estructure las
sesiones, identifique las técnicas pertinentes a utilizar y las dificultades específicas hacia las que están
dirigidas, con base en la formulación de caso mediante MCP.

Estrategias Potenciales de Objetivos instrumentales del tratamiento Metas de Resultados


Intervención Finales

-Terapia de Solución de -Generar conciencia de enfermedad -Generar adherencia al


problemas tratamiento
(Modelo de Solución de -Compartir con el paciente una formulación del farmacológico
Problemas) caso basado en el modelo de diátesis-estrés
-Desarrollar estrategias
-Entrenamiento en -Disminuir la sintomatología ansiosa y la adecuadas de
respiración diafragmática activación fisiológica afrontamiento al estrés

-Psicoeducación -Generar un proceso de desconfirmación de las -Aumentar la


alucinaciones auditivas capacidad de
-Reestructuración cognitiva autocontrol y
-Generar estrategias de afrontamiento contra la normalización de
-Entrenamiento en sintomatología psicótica sintomatología
habilidades sociales psicótica
-Generar adherencia al tratamiento
-Entrenamiento en atención -Prevenir recaídas
selectiva -Estrategias de prevención y exacerbación del
trastorno -Aumentar conductas
-Autoinstrucciones socialmente
-Adopción de un estilo de vida saludable adaptativas
-Ensayo conductual
-Instalar en un servicio
privado de psicoterapia

Este es el proceso que sigue a toda la formulación de caso por paciente. Su impacto es sumamente
importante, pues nos permite entender la problemática in situ del paciente, desde el marco de referencia
de la TCC. Este es el procedimiento que aplicamos con cada paciente que lleva a cabo su proceso de
admisión y es parte fundamental de la plantación de las intervenciones sin dejar de lado la necesidad de
utilizar como heurístico nosológico guías de diagnóstico clínico como el DMS IV TR, que es con el
que solemos trabajar. Esta herramienta, representada por la formulación, es todo un procedimiento
clínico, propio del psicólogo de dicha área.

El modelo de atención utilizado en la atención de pacientes es “consejería cognitivo-conductual


basada en el modelos de solución de problemas”. Según Froján (1998) la consejería, tambien
llamada consultoría ó Counseling" (en inglés norteamericano y "Counselling" en inglés británico); hace
alusión a un tipo de terapia breve, no porque sea un procedimiento rápido, abrupto o simplemente
eficaz sino porque, como lo expone la autora, es exploratoría de la necesidad de un tratamiento
psicológico rehabilitador general del sujeto.

El termino counseling presenta algunas dificultades (Ibid) para su lateralización al español. Diversos
autores se refieren al mismo como consejo psicológico, consejería o consultoría. El termino conductual
aclararía la tecnología utilizada en su desarrollo clínico. La consejería es una forma de actuación
diferenciada dentro d la psicología clínica y que está orientada a la atención breve. El consejo
cognitivo-conductual puede ser definido como un proceso para ayudar a las personas a aprender a
solucionar cientos problemas interpersonales, emocionales y de toma de decisiones.

En cualquier terapia psicológica científica la clave para el establecimiento de cambios depende del
aprendizaje, por parte del paciente, de nuevas habilidades y estrategias que antes no se encontraban
dentro de su repertorio conductual, o bien, que si bien el paciente cuenta con ellas, no ejecuta y que le
permitirían solucionar su problema.

Además de su brevedad, lo que diferencia la consejería de otras formas de actuación clínica es la


utilización y optimización de recursos que tiene el paciente para solucionar su problemas, con la
finalidad de reducir en la medida de lo posible la necesidad de aprendizaje de nuevas estrategias o
habilidades que alargarían, inevitablemente, el proceso de intervención.

Recuperando lo anteriormente dicho observamos que los objetivos de la consejería cognitivo-


conductual serían: Establecer metas razonables de tratamiento, facilitar la resolución de problemas
interpersonales, aumentar la percepción de autocontrol y fomentar el desarrollo de estrategias de
afrontamiento. En resumen, se trataría de que el psicólogo promueva el proceso de cambio,
optimizando los recursos existentes en el repertorio conductual del paciente, con la finalidad de que
asuma el control de su propia vida.

Finalmente es importante destacar que existes ciertas características diferenciadoras de la consejería


respecto a la consultoría tradicional. Mientras que está última utiliza estrategias fundamentalmente
instruccionales y enfatiza una actitud empática y comprensiva; por el contrario, la consejería cognitivo-
conductual utiliza técnicas derivadas de la psicología experimental y del aprendizaje,
fundamentalmente condicionamiento y modelado, destacando el análisis de las posibilidades del
paciente en cu medio concreto y el establecimiento conjunto de las metas de cambio así como el
entrenamiento de habilidades para la generalización de consultas en su ambiente natural.

Según diversos autores (Hallam, 1992; Janis, 1987 citados por Froján, 1998) las características de la
consejería cognitivo- conductual son las siguiente:

1.- Los problemas son identificados por el cliente y delimitados en colaboración con el psicólogo. Las
metas se determinan y modifican para cada paciente en específico.
2.- El psicólogo es responsable de la adecuada definición y clarificación de los problemas y de los
resultados esperados y de la elección del tipo de intervención. El paciente tiene la responsabilidad y
capacidad para el cambio.
3.- Se promueve la adquisición y desarrollo de conductas adaptativas, especialmente aquellas que están
en el repertorio conductual del cliente, más que la eliminación de conductas desadaptativas.
4.- La consejería es escencialmente un proceso de enseñanza.
5.- La consejería es un proceso sistemático de resolución de problemas
6.- La intervención es algo más que hablar; los cambios se acompañan de la acción
7.- La principal meta de la consultoría es la promoción de habilidades de toma de decisiones y
autocontrol.

Llegados a este punto, contando con las definiciones de consejería y los recursos de los que se vale
para la atención, es decir, cognitivos- conductuales, es imprescindible definir el modelo de “solución de
problemas” en el que se basa nuestra actuación y, que a su vez, orienta nuestro juicio clínico, además
de brindarnos algunos recursos sumamente versátiles y eficaces para la intervención.
Nezu y D'Zurilla (2014) refieren que la Terapia de Solución de Problemas (TSP) es una intervención
psicológica, concebida bajo el modelo cognitivo- conductual, que está orientado a mejorar la capacidad
de enfrentarse eficazmente a estresores mayores (traumáticos) así como a estresores menores o
crónicos. Buscando reducir los problemas de salud mental y salud física. Sus dos grandes objetivos son
los siguientes:

1.- La adopción de una visión del mundo o de una orientación adaptativa hacia los problemas de la vida
(es decir, de una visión optimista y positiva de la propia eficacia que admita que los problemas son
concurrencias vitales normales).
2.- La implantación eficaz de conductas concretas de solución de problemas (es decir, la regulación y la
gestión emocionak, así como la solución planificada de problemas)

De dicho modelo terapéutico se desprende un modelo para la solución de problemas. Qué consta de
cuatro pasos o habilidades:

1.- Formulación del problemas


2.- Generación de alternativas
3.- Balance decisional
4.- Ejecución de la solución adoptada.

La TSP se ha visto conceptualizada e implementada como sistema psicoterapéutico y como programa


de formación breve centrada en habilidades, es decir, como entrenamiento en habilidades de solución
de problemas. EL modelo de solución de problemas no sol nos permite abordar los problemas del
paciente, sino que nos permite estructurar nuestras acciones clínicas mediante una estrategia de toma de
decisiones sistemática para la formulación de tratamientos e intervenciones.

Además del modelo de solución de problemas la TSP considera el desarrollo y aplicación de


herramientas que permitan la superación de obstáculos generales que a menudo dificultan o entorpecen
el logro de los objetivos de la terapia. Nezu y D'Zurilla (2014) aglutinan cuatro grandes conjuntos de
obstáculos que impiden el logro de objetivos, y presentan los cuatro kits de herramientas
correspondientes para su abordaje.
1.- Sobrecaga cognitiva (Kit de herramientas número 1: Multitarea de solución de problemas)
2.- Desajuste emocional en situaciones estresantes (Kit de herramientas número 2: El método DEPA de
solución de problemas en situaciones estresantes)
3.- Pensamiento negativo y baja motivación (Kit de herramientas número 3. Pensamiento sano e
imaginación positiva)
4.- Solución eficaz de problemas (Kit de herramientas número 4.- Solución planificada de problemas)

Ahora bien, desglosaremos cada uno de los kits de herramientas mediante el enlistado de las ténica que
lo componen.

1.- Kit de herramientas número 1: Multitarea de solución de problemas.


*Exteriorización; empleo de información externa (listas, mapas, recordatorios, teléfono inteligente,
agenda, etc)
*Visualización; uso de la imagen visual para influir positivamente en la solución de problemas.
(clarificación del problema, ensayo imaginario, gentiión del estrés, imaginería guiada).
*Simplificación; fragmentación de un problema grande o complejo en unidades más manejables.
(Especificación, clarificación, objetivos, pasos a seguir, etc).

2,. Kit de herramientas número 2: El método DEPA (Conformdo por estrategias de regulación
emocional: Selección de la situación, Modificación de la situación, Despliegue de la atención, Cambio
Cognitivo y Modulación de la respuesta) El DEPA es un acrónimo que significa Detenerse, Enlentecer,
Pensar y Actuar. Este acrónimo sirve como ayuda mnemotécnica y permite condensar un método para
la autorregulación emocional y control de la respuesta ante situaciones de estrés.

3.- Kit de herramientas número 3: Pensamientos sanos e imagen positiva (Modelo ACC, basado en
autoinstrucciones, Rol playing inverso, imaginación positiva y visualización positiva).

4.- Kit de herramientas número 4: Solución planificada de problemas (Entrenamiento en solució


planificada de problemas; formulación, generación de alternativas, balance decisional y ejecución)

En el proceso de formulación se cumplen los primeros dos objetivos plateados para la consejería
cognitivo- conductual:
1.- Los problemas son identificados por el cliente y delimitados en colaboración con el psicólogo. Las
metas se determinan y modifican para cada paciente en específico. (Mapa clínico de patogénesis y de
alcance de metas)

2.- El psicólogo es responsable de la adecuada definición y clarificación de los problemas y de los


resultados esperados y de la elección del tipo de intervención. El paciente tiene la responsabilidad y
capacidad para el cambio. (Elaboración del plande tratamiento mediante solución de problemas y
recursos de la TCC)

Hasta ahora hemos caracterizado a la consejería cognitivo- conductual basada en el modelo de solución
de problemas y hemos abordado los métodos y procedimientos básicos para la atención de pacientes.

El proceso terapéutico se lleva a cabo en el seno de una relación interpersonal, en este caso, un
profesional y un paciente El psicólogo debe tener actitud científica y, a su vez, debe ser flexible. Lógica
y estética contribuyendo al mismo fin.

El Ajedrez también es considerado como una ciencia en el sentido de que puede ser estudiado y se
puede teorizar acerca de él. Hay que reconocer que la psicoterapia y el ajedrez comparten esta
naturaleza bífida, son científicos y a su vez son procesos creativos en sus pasos y desarrollo. La
psicoterapia cuenta con su teoría y su técnica, pero dicha técnica es solo un guión que toma su
verdadera forma en su ejecución profesional, trascendiendo, por mucho, la mera actuación protocolaria
de un guión preestablecido.

No existe una forma acabada, ni un protocolo que regiría todo el proceso de terapia. Freud tomó el
ajedrez como metáfora ad hoc para indicar lo que habíamos afirmado más arriba: que sólo existen
reglas para el inicio y el final de la partida, es decir, para el proceso de psicoterapia. A pesar de los
adelantos actuales, frutos del ordenador, que permiten formalizar el ajedrez, el proceso de la
psicoterapia no puede presentarse bajo una forma algorítmica, lo único que existe en este sentido es
una colección sistemática de aperturas, cierres, estrategias y estilos.

La psicoterapia no puede, entonces, reducirse a un protocolo técnico, la experiencia permite el


surgimiento de la singularidad en este quehacer, donde el estilo del psicoterapeuta es signo de su
originalidad, de su personalidad, apropiación y ejercicio de las técnicas psicológicas.
Ahora bien, podemos caracterizar algunas aperturas y movimientos habituales dentro del proceso de
atención realizados en la consejería cognitivo- conductual.

1.- Sesión 1; previo a la sesión es importante revisar la información disponible, formular hipótesis de
trabajo que orienten la entrevista para la consolidación de un diagnóstico y la indagación de variables
antecedentes, relaciones funcionales y demanda terapéutica. Durante la sesión es importante establecer
componente de relación, encuadrar el proceso de atención y explorar el motivo de consulta. Algunas
veces resultará necesario realizar contención emocional y prevenir situaciones de riego. Posterior a la
sesión es importante revisar a información obtenida, formular el mapa clínico de patogénesis y el de
alcance de metas. Algunos puntos importantes a incluir serían la evaluación mediante la aplicación de
pruebas y/o historia clínica de ser necesarias. En el transcurso entre la primera y segunda sesión se
suele presentar en supervisión grupal el caso para su apropiada formulación, retroalimentación y
comprobación de hipótesis diagnóstica

2.- Sesión 2; En la segunda sesión se realiza devolución de resultados. Se explican los resultados de la
evaluación psicológica, se expone el Mapa Clínico de patogénesis y se busca su validación y
clarificación junto con el paciente. Suele darse un diagnóstico formal, o bien una explicación mediante
el análisis funcional del problema, exponiendo las relaciones funcionales entre variable s que
conforman el problema. En esta sesión suele referirse al paciente si es necesaria una evaluación
complementaria o si requiere otro tipo de ayuda especializada. Es frecuente la referencia para
evaluación psiquiátrica en aquellos casos que lo requieren, para probable tratamiento con
farmacológicos.
3.- Sesión 3. Hasta aquí nuestros movimientos de apertura suelen seguir un movimiento casi
protocolario, sin embargo el tratamiento es orientado por el programa establecido a través del los
objetivos de tratamiento y la priorización de la áreas de atención mediante solución de problemas. Si el
paciente regresa de la referencia a psiquiatría, por poner un ejemplo, podremos psicoeducarlo acerca
del tratamiento farmacológico y consolidar una actitud positiva hacia la terapia mixta mediante
visualización positiva de los efectos y ventajas que supone el tratamiento

4.- Sesión 4 en adelante. Si bien aquí yace la aplicación de un programa de tratamiento pueden surgir
diversos obstáculos en la aplicación del mismo, por lo cual se recomienda la aplicación del modelo de
solución de problemas, tanto para nuestro juicio clínico, como para los problemas presentados por el
paciente.
5.- Cierre. Hacia el final del tratamiento se generan indicadores para comprobar el cambio. Se procura
la validación social del tratamiento por parte del paciente y se realiza el Alta institucional o voluntaria,
baja o referencia según sea el caso.

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