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UNA ISLA HABITADA POR LOS ESTUDIANTES DE LA FaM

Horacio Almada

Se estrena una ópera más en la Facultad de Música de la UNAM. Una que me es muy
querida. Una ópera de Haydn. Desde que conozco al ilustre compositor de los
Esterházy, me pregunto por qué no lo ponemos más en escena. Escuela para
cantantes, de músicos, directores de escena y constructor de audiencias, en esta ópera
se sirvió además del magnífico libreto de Metastasio.

No sólo eso, la vida misma del compositor austriaco es digna de revisión constante; el
padre del clasicismo musical tuvo poca instrucción musical; su padre fue constructor
de carretas, un excelente carpintero; su madre, cocinera en la casa de los Esterházy;
de niño su voz lo llevó a participar en el coro de la catedral de San Esteban; se libró de
la castración que hubiera conservado su tesitura de soprano, y fue expulsado por
rebelde y mal portado del coro…

Prácticamente, las lecturas que él decidía hacer, el interés que tuvo por la música de
Philipp Emanuel Bach, su ejercitación constante en el teclado, en sus propios
términos, lo hicieron un músico autodidacta... y exitoso. Aprendió dando clases… en
tabernas, en las calles de Viena, en orquestas callejeras. Al final, esa experiencia, esa
manera jovial, comprometida y placentera de hacer música, nos dieron a Haydn. Un
compositor que fue contratado en el castillo de Einsenstadt, que logró obtener “un
vínculo estable cortesano que le daría estabilidad, dinero, vivienda, alimentación,
consideración social, la disposición de una orquesta y mucho trabajo para ensayar su
música.”

¿Cuántos de nuestros estudiantes no querrían tenerlo como modelo e inspiración? Su


legado, más allá de la música sinfónica la encontramos en la ópera. Mozart lo
consideraría su maestro; podemos, escuchando con atención, encontrar en la ópera
que nos ocupa pasajes dignos del genio de Salzburgo.

Gracias al espacio que le da a sus estudiantes la Facultad de Música en su Taller de


Ópera, podemos ahora disfrutar de la “Isola Disabitata”. Un taller de alto rendimiento
que forma cantantes, directores de escena, productores, diseñadores, hacedores de
ópera… y de público. Me enorgullece ser parte de esta experiencia que agradezco; a
todos los que la hacen posible, a los que me demuestran que la ópera esta viva y sigue
siendo digna de interés, de estudio riguroso y disfrute sin igual: a la FaM, a la UNAM, al
Taller de Ópera, a cada uno de los cantantes, a la orquesta, a Elías, a Grace, a Diana, a
Nelly, a Mauricio. Al público que nos atenderá, a ti que lees estas líneas, a Metastasio…
y a Haydn, gracias.

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