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RELATORIA DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES COMUNICACIÓN,

CULTURA Y HEGEMONÍA” MARTÍN-BERBERO


Miguel Ángel López Martínez

La presente relatoría tiene como principal sustento teórico, los conceptos manejados por
Martin-Barbero en su libro “De los medios a las mediaciones: comunicación, cultura y
hegemonía”. (1991), por lo cual se presenta un esbozo de las ideas plasmadas por el autor y
además se profundiza en la mediación como concepto epistemológico y se plantean posibles
implicaciones en el ámbito pedagógico.
Martin-Barbero es uno de los referentes teóricos en el campo de los estudios culturales. Desde
esta perspectiva, ha realizado grandes aportes, que han permitido ver la comunicación desde
una perspectiva menos instrumental y más holística.
La perspectiva que los estudios culturales le dan a la comunicación, permitió romper los
paradigmas positivistas que redujeron la comunicación a una acción de estímulo respuesta y
generó que esta se viera como un proceso social, cultural, político y por supuesto pedagógico.
La anterior idea, fue una de las principales razones para escoger el texto y el concepto de
mediación en el marco del seminario doctoral, ya que permite aterrizar desde un enfoque
crítico, el papel de los medios en las relaciones sociales y por ende en las relaciones
pedagógicas.
De los medios a las mediaciones es una obra que analiza la colectividad en su conjunto y que
pone el punto de discusión en el desplazamiento conceptual de los medios a las mediaciones
sociales, generando un análisis fenomenológico de los medios de comunicación y sus
implicaciones en la construcción de la sociedad, en especial la sociedad latinoamericana.
De esta manera el autor comienza un recorrido sociohistórico de la conceptualización de las
categorías de masa y de pueblo, que los teóricos han tenido, desde la ilustración, pasando por
el romanticismo hasta las posturas anarquistas y marxistas.
De estos últimos el autor toma como aporte fundamental en su estudio de masa y pueblo el
concepto de hegemonía, trabajado por Gramsci, donde esta se ve como un proceso cambiante
y coyuntural, que se adapta a la sociedad. De esta manera la hegemonía se da, ya no desde
una forma impuesta y externa, sino desde unas formas de seducción y complicidad (pág, 89)
Después de realizar un recorrido sociohistórico de algunos eventos revolucionarios, Martin-
Barbero, realiza un análisis sobre las maneras masivas de comunicación de Europa y presta
especial atención en los procesos de comunicación de masas en América Latina. Indica que
estos procesos fueron fundamentales para crear las formas de identidad de nación en cada
uno de los países. Pone como principales ejemplos el cine en México, la radio en Argentina
y la música negra en el Brasil.
A partir de estos eventos, deduce como los medios masivos de comunicación son utilizados
en el mantenimiento de la hegemonía del poder. En dicha lucha, la incursión de los medios
digitales de la información generó un cambio sustancial en las formas de las clases populares
de relacionarse con el poder, ya que les permitió un acceso mayor a información que solo era
propiedad de la clase dominante. En este punto, la apropiación de las nuevas tecnologías de
la comunicación, ayudaron a los dos tipos de clase en su pugna; por un lado, a la clase
dominante le permitió tener nuevos escenarios para la individualización y la homogenización
y a la clase oprimida, para el uso en los actos emancipatorios.
A propósito de lo anterior, la clase oprimida, especialmente los jóvenes, encuentran
en los medios digitales de comunicación una nueva forma de incidir en su realidad. De esta
manera surge, la acción colectiva vista desde las nuevas formas de movilización, como un
movimiento que va más allá de la tensión y el conflicto con los sistemas normativos,
instaurando nuevos marcos de significación sobre las múltiples realidades, los cuales pueden
ser trabajados por la condición juvenil, a partir de múltiples formas de intervención. Una de
ellas, el arte, en el cual las mediaciones entre el sujeto y lenguaje político se entrelazan para
generar nuevos conocimientos de identificación de problemáticas, necesidades e intereses y
la consolidación de agencia, entendiendo ésta como la forma de “poder actuar diferente” a
través de la ´capacidad de re-pensar y re-escribir a través de las prácticas materiales” en
las que el joven está implicado, tanto a nivel individual como social (Muñoz, 2011).
En este punto, Martin-Barbero, consolida el proceso de mediación, como una de las
formas en la que las clases oprimidas pueden hacer frente, a la dominación cultural de las
clases hegemónicas. Es así que la mediación se configura como como espacios y formas de
uso y apropiación de bienes culturales producidos desde las clases o grupos dominantes por
los sectores subalternos. Las mediaciones, son vivenciadas como las relaciones entre los
dispositivos comunicativos y los sujetos. Son también, una forma de visionar la
comunicación más allá del reducto de los medios masivos, convirtiéndose en cuestión de
cultura y por tanto de reconocimiento de la recepción y las resistencias las cuales se dan en
el entorno de la apropiación desde los usos de los dispositivos de comunicación masiva.
Lo anterior implica una visión de la mediación, como lo planteara Morin citado por
Barbero, quien explica la verdadera mediación como el proceso que cumple con la función
de medio entre lo real con lo imaginario. En este marco, los espacios clave de la socialización
de los sujetos que median con la cultura, ya no son ni la familia ni la escuela, sino que su
función mediadora se desplazó a los medios de comunicación masiva. Rompiendo así con el
reduccionismo ideológico de los espacios sociales de la educación y el aprendizaje.
Es importante resaltar la postura de este paradigma teórico de la comunicación, con
respecto a la lectura de los medios de comunicación, situándolos en el ámbito de las
mediaciones, lo que implica el reconocimiento de su primordial labor en la socialización y
en el aprendizaje de los sujetos ya que materializan cambios en las cotidianidades de los
individuos, dando rumbo a las relaciones y a sus usos. De este modo, las mediaciones
permiten investigar socialmente la constitución de lo masivo, concretando la articulación
entre las prácticas de comunicación y los movimientos sociales.
Es importante reconocer que la mediación como un aspecto de la realidad social, susceptible
de estudio, nace gracias a la influencia que la tecnología ha tenido en los cambios sociales,
culturales, políticos, económicos, comunicativos y educativos, originando nuevos usos y
apropiaciones que varían de generación en generación.
Desde que el niño nace, está inmerso en una sociedad que lo bombardea con información
desde diferentes medios; al crecer son pocas las oportunidades que encuentran para
reflexionar todo lo que acaece a su alrededor. Sin embargo, estas tecnologías le permiten
encontrar nuevas formas de relacionarse y comunicarse, hallando así, personas que
comparten sus mismos gustos e ideologías, lo que les permite organizar y optimizar la
divulgación para atraer a distintas personas con gustos similares, procurando entornos
participativos.
Se puede decir que estos cambios han logrado transformaciones en las formas de verse y
relacionarse consigo mismo y con otros, no obstante, estos cambios no los ocasionan los
medios por si solos, sino, es a través de las mediaciones que se gestan. Barbero habla de la
importancia de estudiar la comunicación para entender los bloqueos y contradicciones de esta
sociedad, desplazando el debate de los medios a las mediaciones, concibiéndolas como las
articulaciones entre prácticas de comunicación y movimientos sociales, a las diferentes
temporalidades y la pluralidad de matrices culturales
En la mediación también intervienen herramientas culturales de diverso grado de
materialidad, histórica, situadas para provocar a través de la interacción dominios en la
estructuración cognitiva y el desarrollo de las funciones socio psicológicas superiores de la
persona. (Fainholc, 2003). Por ende, la mediación comprende las prácticas, usos y
apropiaciones que se hagan de los discursos, de los símbolos, de las producciones y
realidades; de acuerdo con Fainholc:
Las mediaciones se sustentan en el concepto de acción mediada al referirse a las
acciones personales, organizacionales y simbólicas de un programa educativo…
conocer el interior de las mediaciones permite comprenderlas como estrategias de
producción, circulación y consumo de productos tecnológicos y de relatos o discursos
consensuados como legítimos y que se hallan en disputa por la hegemonía del poder
simbólico.
Por su parte, Serrano (1978, pág.4) plantea que, desde el punto de vista formal, la mediación
equivale al sistema de reglas y de operaciones aplicadas a cualquier conjunto de hechos, o de
cosas pertenecientes a planos heterogéneos de la realidad, para introducir un orden. Vista así,
la mediación atendería a todas las acciones realizadas por un grupo que comparte los mismos
objetivos, que se aleja de los modelos impuestos y se encamina a realizar una organización,
clasificación y compresión de la información de la realidad. En este sentido la mediación es
un producto que se da en la significación del mundo y el contexto sociocultural en el que se
encuentre, es decir, es un proceso de conexión entre la realidad y el conocimiento.
Así pues, se puede identificar un proceso de mediación cuando los objetos (materiales o
inmateriales) tienen objetivos que se trazan dependiendo de las necesidades individuales o
colectivas de la agremiación, en donde el colectivo dirige sus acciones a un fin. También es
necesario aclarar, que como lo postula (Serrano, 1978, p50) , solo algunos mediadores son al
mismo tiempo objetos (por ejemplo, la televisión, el libro o el ordenador), en este caso los
objetos seleccionan sus contenidos, que son estructurados de manera tal, que atraiga una
audiencia, es decir, que su organización no es neutra pues tiene como propósito afectar al
sujeto a nivel cognitivo, es de entenderse que el mediador no tiene que ser un sujeto, sino que
también puede ser un objeto.
Sin embargo, así la mediación permita que los objetos también sean activos en la relación
con los sujetos, son estos últimos los que realizan un proceso de construcción de sí mismo
usando la información, la experiencia, las relaciones con otros y con su entorno, como
herramientas para construirse a sí mismo como ser social y político, el cual aprende en
múltiples entornos; es así que la mediación no es estática, ni uniforme, ya que depende de
distintas relaciones que los sujetos generan con ellas, con sus objetivos y contextos dados.
Es por esto que las mediaciones no sólo ayudan a la construcción individual y colectiva del
sujeto, sino que además brindan un sentido de pertenencia, que mantiene y vincula, Serrano,
(1978, pág. 29) sostiene que, mediar es operar con la acción que transforma, la información
que conforma y la organización social que vincula, para introducir un designio. La
correlación entre objetos y realidad que da el sujeto a su acción, dan producto a la mediación,
ya que, al relacionar los objetos, la realidad y los objetivos propuestos, con un discurso que
vincule todos estos con el mundo interno del colectivo permite la constante producción de
todos sus elementos, es decir son codependientes entre sí.
Es entonces que, a partir del carácter múltiple de las mediaciones, diversos investigadores
como Prieto Castillo, Fainholc y Martin Serrano han coincidido que estas se dan en diferentes
niveles, los cuales van desde escenarios en un plano general, como la mediación social hasta
escenarios más específicos como la mediación tecnológica.
Ahora bien, al tomar como referente el ámbito educativo, se debe retomar la mediación
pedagógica como sustento de análisis, para así, poder establecer sus similitudes y diferencias,
ya que ambas trabajan en un mismo campo.
La mediación pedagógica tiene como tarea facilitar el entendimiento de las cosas y el dialogo
entre pares, por ende, es importante analizarlas y entenderlas como:
(…) la acción o actividad, intervención, recurso o material didáctico que se da en el
hecho educativo para facilitar el proceso de enseñanza y de aprendizaje por lo que
posee carácter relacional. Su fin central es facilitar la intercomunicación entre el
estudiante y los orientadores para favorecer a través de la intuición y del
razonamiento, un acercamiento comprensivo de las ideas a través de los sentidos.
(Eisner, 1994,16).
En ese sentido, Prieto (2009) propone que la mediación es pedagógica cuando es capaz de
promover y acompañar el aprendizaje de nuestros interlocutores, es decir, de promover en
los educandos la tarea de construirse y de apropiarse del mundo y de sí mismos.
De esta manera, se puede decir que la mediación pedagógica se da en un entorno específico,
la escuela, y que se utiliza como herramienta facilitadora que permite la comunicación
asertiva entre sus distintos actores, docentes, padres, estudiantes etc. permitiendo un
aprendizaje experiencial, que le permita al estudiante tener una mayor apropiación de su
saber.
La mediación se constituye en pedagógica cuando existe una acción intencionada, en la que
se considera los recursos al alcance, y se combinan con un discurso capaz de contextualizar
los contenidos de aprendizaje con la realidad del sujeto. Dejando de lado la educación
transmisionista, en donde el concepto es el centro de la educación, se puede volcar los
esfuerzos por el sujeto, en este caso el estudiante, cuyo aprendizaje se construye en un tejido
colectivo, en donde participa (familia, colegio, compañeros, tic, etc.). Al tener como centro
el sujeto, reconociendo sus ideas, conocimientos previos, sentimientos y opiniones, se puede
lograr una mediación pedagógica, ya que, cuando la educación se centra en la transmisión no
se tiene en cuenta al interlocutor.
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Bibliografía
Fainholc, B. (2003). La tecnología educativa propia y apropiada. Edit Humanitas, Bs.As.
Cap.1.
Muñoz, G. (2011). Prácticas políticas de jóvenes “desde abajo y a la izquierda”. En G.
Muñoz, Jóvenes y derechos en la acción colectiva experiencias de organizaciones
juveniles en Bogotá (págs. 31-72). Bogotá: Personería de Bogotá, D.C, Universidad
Distrital Francisco José de Caldas, IPAZUD, Instituto para la Pedagogía, la Paz y el
Conflicto Urbano.
Martín Serrano, M. (1978). La mediación de los medios de comunicación. En De Moragas,
M. (Ed.), Sociología de la comunicación de masas. I. Escuelas y autores (pp. 141-162).
Barcelona: Gustavo Gili.

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