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El Partido Socialista de Mariátegui en 1928

Héctor Béjar

En 1928, terminada la guerra civil ocasionada por la intervención de las potencias europeas en
la joven Rusia Soviética y muerto Lenin, el Partido Bolchevique de José Stalin ejercía
plenamente el poder después de la deportación de Leon Trotski; y empezaba un radical,
acelerado y masivo proceso de industrialización que daría a la URSS la capacidad suficiente
para resistir la invasión de los nazis años después, en 1941. La Internacional Comunista llevaba
pocos años de fundada. Un año antes había sido ahogada en sangre por Chiang Kai Shek la
sublevación de los comunistas en Shanghai. Hacía seis años que Mussolini estaba en el poder
en Italia y su régimen fascista servía de modelo a los nacional socialistas de Adolfo Hitler en
Alemania. Como asustada reacción contra la revolución soviética, la derecha capitalista
mundial se enfurecía, se encrespaba. Había en el mundo la sensación generalizada de la
decadencia de Occidente con sus democracias que iban muriendo para dar lugar a vigorosas
dictaduras de los sectores más extremistas de las burguesías italiana y alemana apoyados por
sus correspondientes aliados en Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Los partidos fascistas
surgían como hongos en el mundo occidental, incluso en el Perú donde pocos años después El
Comercio de los Miró Quesada intentaría hacer del Comandante Luis Sánchez Cerro una
mezcla de Mussolini y Hitler peruano con sus hileras de combatientes vistiendo camisas negras
bajo el liderazgo de Luis A Flores. El dictador Primo de Rivera contaba con el pleno apoyo de
Alfonso XIII en España. Pero era una dictadura moribunda que expiraría en 1930, para dar paso
a la República que, nacida a contracorriente del momento histórico, moriría trágicamente
ahogándose en la guerra civil española. La economía de los Estados Unidos seguía siendo la
más potente de América y nadie presagiaba que apenas un año después se produciría el
desplome de la bolsa de Wall Street. En México moría asesinado el presidente recién electo
Álvaro Obregón después de organizar un fraude electoral contra José Vasconcelos, el líder
intelectual de la Revolución.

La dictadura de Leguía se endurecía cada vez más. Clausuraron Labor. En junio de 1927
Amauta fue requisada y Mariátegui fue llevado preso al hospital militar de San Bartolomé.
Desde su casa de Washington, inmovilizado por sus problemas de salud, José Carlos Mariátegui
apresuraba sus tareas: mantener Amauta, tratar de reeditar Labor, la CGTP, sus reuniones con
líderes obreros y emisarios de campesinos; sus tertulias con intelectuales y su activísima
correspondencia con Europa y América Latina. La ruptura con Haya de la Torre señaló también
el abandono de cualquier proyecto electoralista o caudillista. El reto era abrir camino al lento,
silencioso trabajo de sentar las bases de un movimiento socialista desde el mundo obrero,
campesino e intelectual. La lucha obrera por las ocho horas de jornada de trabajo de 1919, las
Universidades Populares, la propaganda en campos y talleres, la construcción de un programa
revolucionario, los primeros contactos con la Internacional Comunista y el movimiento anti
imperialista mundial, eran los precedentes que permitían organizar sin prisa pero sin pausa un
vasto movimiento orientado a una revolución socialista. En la estrategia trazada por José
Carlos, el Partido Socialista debía cumplir ese objetivo.

La culminación de este proceso fue la reunión de Barranco que dio nacimiento al Partido
Socialista. Dos años después, siempre acosado por la policía del gobierno y derrotado por la
enfermedad, Mariátegui moriría para convertirse en símbolo de lucidez, inteligencia, cultura y
honestidad. Había nacido el Partido Socialista, débil, en condiciones adversas, cuando la ola
reaccionaria inundaba el mundo capitalista y la URSS se endurecía, replegándose en la férrea
dictadura staliniana.

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