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Educación
Argentina y
Latinoamericana
Historia de la
Educación
Argentina y
Latinoamericana
Carpeta de trabajo
Dabat, Roque Esteban
Historia de la educación Argentina y latinoamericana : carpeta
de trabajo - 1a ed. 1a reimp. - Bernal : Universidad Nacional de
Quilmes, 2007.
208 p. ; 29x21 cm.
ISBN 978-987-558-089-3
ISBN: 978-987-558-089-3
Introducción.......................................................................................................................7
Objetivos .......................................................................................................................9
Metodología del curso ..................................................................................................10
Esquema de contenidos del curso .............................................................................10
Bibliografía general .........................................................................................................10
1. Fe de Bautismo ...........................................................................................................13
1.1. Estructura social y educación en las Altas Culturas Precolombinas.....13
1.1.1. Introducción ..................................................................................13
1.1.2. Los Mexicas ...................................................................................14
1.1.3. Incas.................................................................................................16
1.2.¿A qué llamamos desierto? La Argentina precolombina:
organización productiva, social y política. Formas de aculturación.
¿Educación sistemática?...........................................................................................18
2. En busca de un destino.............................................................................................45
2.1. La transición independentista ........................................................................45
2.2. Lancasterianismo y enseñanza simultánea ..................................................48
2.3. Campo y ciudad. Los "indios amigos" y la "orilla".
La niñez entre el Maestro y el Comisario..........................................................52
6. La tentación autoritaria..........................................................................................167
6.1. Modernización y reforma como avance fascistoide: 1966-73.............167
6.2. La violencia educadora: 1976-83.................................................................170
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Objetivos
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rada imprescindible- que sienta las bases para la elaboración del conocimiento
histórico.
Pero tratándose de un curso tan extenso, la misma no cubre absolutamente
todas las cuestiones vinculadas a nuestros temas principales. En este sentido, es
una bibliografía mínima para ser tratada en el término de un cuatrimestre.
2) Las unidades están compuestas por Temas, más reducidos y específicos, que
sí se articulan mutuamente. Cada uno de ellos cuenta con indicaciones bi-
bliográficas específicas, cuya lectura no es obligatoria, pero que recomenda-
mos a fin de profundizar algún tema de interés personal.
3) Al final de cada tema, se indican algunas actividades que acompañan el desa-
rrollo del curso. En algunos casos, se trata de preguntas, en otros de análisis
o elaboración de reseñas.
El mejor aprendizaje de la Historia es el que se construye a partir de la ex-
periencia de "historiar". Por eso le proponemos que se constituya en "historia-
dor" y aborde la tarea de "hacer la historia" a partir de su propio trabajo: reú-
na material (libros de texto, cuadernos de clase, boletines, cuadernos de actua-
ción docente, cuadernos de comunicaciones, programas, repertorios de cancio-
nes y juegos, catecismos, fotografías, revistas, diarios) los más antiguos que con-
siga, que se vinculen directa o indirectamente a la educación.Y personas (sí, per-
sonas) que desde su vívida memoria puedan dar testimonio de sus experiencias
escolares (como alumno, como docente, como padre). Este trabajo –que indica-
mos al final de la Unidad 6- es la actividad más importante del Curso, y lo ire-
mos organizando desde el principio.
Se intenta demostrar
• que en la Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana –en todas
sus etapas a partir de la Conquista- la referencia teórica, organizativa y polí-
tica fue externa;
• que escuela y maestro siempre se vincularon fuertemente al estado;
• que los intereses y orientaciones del estado central predominaron sobre los
de origen provincial y local;
• que la formación para el estado predominó por sobre la formación para el
sujeto;
• que las crisis, debilidades y discontinuidades institucionales de los Estados la-
tinoamericanos, dejaron el espacio para el desarrollo de intentos –a veces
muy amplios- alternativos;
• que sistema, estructura y prácticas docentes siempre tuvieron un alto grado
de autoritarismo;
• que las crisis cíclicas de financiamiento, la burocracia sobredimensionada y la
ausencia de políticas de estado aceptadas, llevaron al vaciamiento del siste-
ma;
• que las debilidades teóricas de la Pedagogía Argentina y los bajos niveles de
rendimiento y producción son la expresión final de aquel vaciamiento.
Bibliografía general
Romero, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Buenos Aires, Siglo
XXI, 1986.
Tedesco, Juan Carlos. Educación y sociedad en Argentina, Buenos Aires, Ed. So-
lar-Hachette, 1986.
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Fe de Bautismo
Objetivos
1.1.1. Introducción
La meseta mexicana fue conquistada por Hernán Cortés. Allí los españoles
encontraron una de las culturas de más alto desarrollo en América. En ese mo-
mento, el sistema era un “imperio” encabezado por los mexicas, que sometían
a un conjunto muy amplio de pueblos vecinos, quienes les debían tributación en
la forma de provisión permanente de alimentos, hombres para la guerra y sacri-
ficios religiosos. Los fundamentos eran los de una teocracia militar constituida
en clase noble. Las expresiones del desarrollo de los mexicas han llegado a
nuestros días, y la arquitectura monumental da testimonio de sus alcances. No
sólo habían elaborado un complejo y preciso calendario astronómico, sino que
sus conocimientos en este ramo parecían superar a los de los europeos. En un
clásico trabajo de Pedro HENRÍQUEZ UREÑA (Historia de la cultura en la Amé-
rica Hispánica, Ed. Fondo de Cultura Económico, México, 1947.), éste apunta:
“La religión dominaba toda la vida de los aztecas, y sus gobernantes te-
nían funciones sacerdotales. El rito característico de esta religión, el sa-
crificio humano, tenía su explicación en la mitología; rito extraño para el
hombre moderno, pero común en las épocas primitivas de muchos pue-
blos antiguos, entre ellos los antecesores de la civilización europea, grie-
gos, germanos y celtas. Los dioses, creían los aztecas, se sacrificaron pa-
ra crear al hombre; el hombre debía a su vez sacrificarse por ellos y ali-
mentarlos. El dios mayor de la mitología azteca, Huitzilopochtli, es el Sol,
que nace, combate y muere todos los días; ‘como dios que era –dice el
arqueólogo mexicano Alfonso Caso-, desdeña los alimentos groseros de
los hombres y sólo puede mantenerse con la vida misma, la sustancia
mágica que se encuentra en la sangre del hombre’”.
(Pág.20)
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
de Buenos Aires) expone -en lo que nos interesa más directamente- las costum-
bres y organización de los Aztecas, de los Incas y del gran grupo de los Tupí-Gua-
raní. Los primeros, ocuparon los valles mexicanos centrales, mientras que el Inca-
rio asentó su influencia durante cuatro siglos hasta los extremos de los Valles Cal-
chaquíes y nuestra actual Santiago del Estero, y los últimos cubrieron el centro sur
de Brasil, el Paraguay, el Gran Chaco, el Litoral y el actual territorio de la Repúbli-
ca Oriental del Uruguay. La educación de los mexicas se centraba en dos institu-
ciones de distinto nivel: el telpochcalli y el calmécac. La primera era de carácter
universal o popular y la segunda para los hijos de la nobleza:
“Si bien no puede determinarse con precisión a qué edad ingresaban los
niños o adolescentes mexicas a esos colegios ya que las fuentes son har-
to contradictorias, cabe destacar ‘que en el calmécac ingresaban los hi-
jos de los principales, mientras que en el telpochcalli estaban los del ma-
cehualtin’, dicho sea esto sin desconocer que hubo excepciones. Los pri-
meros,‘señores por linaje’ como observa Zorita, constituían un grupo so-
cial más encumbrado y los otros estaban integrados por campesinos, ar-
tesanos y comerciantes, etc.”
(Pág. 29)
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Pero vale aclarar que la civilización azteca no fue ni la única ni la de más ela-
borado desarrollo: era la organización política prevaleciente a la llegada de los
españoles y había sido precedida por las culturas de Teotihuacán, la tolteca, to-
tonaca, zapoteca y mixteca, cuya memoria los mexicas trataron de borrar.
El alto grado de desarrollo alcanzado por la organización político-militar az-
teca, no puede disimular el hecho fundante de que el mismo se apoyó en una
estructura imperial, con el sojuzgamiento y explotación de pueblos vencidos,
que no se beneficiaron con esos desarrollos. La reflexión cabe también en rela-
ción a los niveles alcanzados por su sistema educativo. Ciertas reivindicaciones
indigenistas tienden a olvidar estos rasgos, reinstalando -por otras vías- la visión
del “buen salvaje” construida por el idealismo renacentista.
Pero a su vez, numerosas dudas nos quedan como consecuencia de la re-
construcción posible del sistema educativo mexicano: ¿cuál fue el alcance real
de la alfabetización propuesta? ¿Qué inclusión tuvieron en tal sistema los pue-
blos aliados, tributarios o sometidos al imperialismo mexica? La rápida desapa-
rición de los conocimientos tradicionales y las habilidades lectoras de los “có-
dices” ¿no hablan -precisamente- de su limitada difusión?
1.1.3. Incas
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conflictiva imposición en el último tercio del Siglo XIX a la constitución de los sis-
temas educativos nacionales: el lenguaje es no sólo el más elaborado sistema de
instercomunicación humana, sino el más perfecto transmisor de símbolos y per-
cepciones culturales y construcción ideológica. Los incas lo sabían.Y construye-
ron, además de establecimientos de educación superior (los “yachayhuasi”, y los
femeninos “acllahuasi”), una extendida red de escuelas “populares” en las que pre-
dominaba la enseñanza práctica. Si el sistema incásico era “segmentado y diferen-
ciador”, lo era porque respondía al carácter estamental y jerarquizado de la so-
ciedad, en la que gobernaba una clase nobiliaria endogámica, descendiente del Sol.
La tragedia de la conquista desestructuró el sistema, porque desestructuró so-
ciedad y cultura.Y en el mestizaje subsistirán rasgos de las antiguas tradiciones.
Actividad
1. Utilizando el texto de Weimberg (Cap. 1) analice las diferencias y similitudes
entre las formas de educación de aztecas, incas y tupíes (máximo, una carilla).
2. Sintetice críticamente -no más de una carilla- el texto de García Blanco so-
bre los mexicas.
Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
García Blanco, Saúl: “La actividad físico-deportiva, una práctica educativa en Me-
soamérica”, en: Revista Interuniversitaria de Historia de la Educación Nº 14-15, Uni-
versidad de Salamanca, 1995-96.
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podría asimilarse a la figura del maestro: el Anciano. Como en todas las co-
munidades antiguas (nos resistimos a la utilización de la expresión primitiva),
los ancianos -en sociedades ágrafas- eran el reservorio viviente de la cos-
tumbre y la tradición, representaban la herencia cultural del grupo, y asumían
su preservación y transmisión.También eran los interlocutores, no solamen-
te con el pasado, sino también con los dioses: cumplían funciones sacerdota-
les, es decir, organizaban y dirigían los ritos, rogaban a los dioses, adivinaban
el futuro y sancionaban la conducta desviada; no eran los jefes -este carácter
estaba reservado a los guerreros más valientes o exitosos- pero en general
orientaban la conducción política estratégica del grupo y fueron autores de
la Ley. El parnaso aborigen estaba poblado de dioses míticos originados en
las fuerzas naturales, indomeñables para el hombre.
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Actividad
1. ¿Qué elementos de una organización cultural se tendrán en cuenta para con-
siderar una forma como “educación sistemática”?
2. Elabore una “reseña” de una página como máximo del Capítulo 1 del Libro
de José Luis Romero “Latinoamérica, las ciudades y las ideas”.
Bibliografía Obligatoria
Romero, José Luis. Latinoamérica: las ciudades y las ideas, Buenos Aires, Siglo XXI,
1986.
Bibliografía Recomendada
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1. A partir del Siglo XI, el cese relativo de las invasiones de la Europa periféri-
ca, la “paz de Dios” impuesta por el Papado a los nobles cristianos, la canali-
zación de la violencia de una clase nobiliaria todavía “bárbara y guerrera” ha-
cia el enemigo religioso externo (el “infiel”), el crecimiento demográfico, la
expansión agrícola, la apertura de los caminos internos, la trashumancia (pe-
regrinos a lugares santos, jóvenes nobles en busca de fortuna, mercaderes,
siervos prófugos o liberados) son la expresión del crecimiento y madurez al-
canzados por la Europa Occidental bajo el régimen feudal largamente gesta-
do y el inicio de un proceso de “expansión”.
2. Las Cruzadas -recuperación de la mítica Jerusalén- son el puente a través del que
fluyen tanto el fervor religioso y la energía demográfica como el interés comercial.
3. Nunca se habían roto totalmente los lazos con el mundo árabe, y si bien los
efectos de las Cruzadas son múltiples, algunos de ellos tienen particular sig-
nificación para la historia europea: la recuperación del “Mare nostrum” (do-
minio marítimo del Mediterráneo y sus costas) permite la restauración del
tránsito hacia Oriente y con ello el desarrollo del comercio.
4. El comercio nunca desapareció en Europa, ni en los momentos de mayor ais-
lamiento feudal. Pero el reinicio de los intercambios (joyas, especias, cristal,
sedas, drogas, alumbre, textiles de lujo, objetos de plata y oro, por granos,
madera, vinos, aceite, higos) implica su reactivación a nivel internacional, en
volúmenes cada vez más importantes, involucrando más gentes diversas, in-
centivando el conocimiento geográfico -costas, mareas, rutas- astronómico y
climático y con una consecuencia directa y “revolucionaria”: el resurgimien-
to de las ciudades (las que no habían dejado de existir, pero carecían de sig-
nificación política y económica: el nódulo de la estructura social, productiva
y política europea era el feudo).
5. La reaparición de las ciudades (repoblamiento de las viejas, creación de nue-
vas) es acelerado y va conformando en el término de un siglo y medio una
sociedad europea mixta: rural y urbana. El centro de las producciones -la
fuente económica- sigue siendo el campo. Pero la ciudad es el centro de los
intercambios. Y desde éstos comienza a regirse la economía -por ejemplo:
remonetización, normatización de los intercambios, profesionalización del
comercio, creación de compañías, aparición de las “finanzas”, etc.- y con ello
el producto social más importante, que rompe la bipolaridad social de no-
bles y siervos: la burguesía.
6. De oscuros orígenes, la burguesía se afirma en el desarrollo de las activida-
des comerciales y artesanales y las que de ellas derivan (contractualista, no-
tario, fedatario, contable, administrador, abogado) dando nacimiento a las
“profesiones liberales modernas”. Su poder será el del dinero, con el que
construirá el poder social y luego el político, en un muy largo proceso que
eclosionará a fines del Siglo XVIII, en que estos sectores burgueses diversos
y heterogéneos se asumen en su poder y en su vocación y se lanzan a hege-
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monizar el mundo, bajo sus intereses, sus ideologías y sus sueños. La burgue-
sía “rompe las costuras” del universo feudal, pero ha nacido de él, es pro-
ducto de su propio desarrollo y está destinada a transformarlo.
7. Hacia el Siglo XV, la burguesía -sólidamente instalada en las ciudades, nutrida
intelectualmente en las Universidades, ennoblecida en títulos, honores y for-
mas de vida- coopera con los Monarcas en la transformación del régimen
político feudal, dando origen al surgimiento de las “Monarquías Nacionales -
con la disolución del poder de los “Señores”-, iniciando el camino hacia la
conformación del Absolutismo y ligando sus destinos.
8. La conquista, las aventuras de expansión, la búsqueda de nuevas tierras, ya no
serán expresión de la vocación guerrera o de los sueños de gloria de impul-
sivos señores feudales, sino auténticas “empresas nacionales”, en que monar-
quías y burgueses comparten propósitos, riesgos y ganancias.
9. El mismo Siglo XV presenta algunas particularidades de acuerdo con lo ex-
presado en el punto anterior: la constitución de estas monarquías naciona-
les (el Reino de España, el Reino de Francia, el Sacro Imperio Germánico, el
Reino de Inglaterra) implicará necesariamente la competencia entre ellas por
la hegemonía y la delimitación del poder relativo en el “mundo”, de unas y
otras. Se instala la conciencia “imperialista”, la expansión y consolidación del
propio poder “fuera de sí”, allende los propios límites geográficos.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Pero ahora es el momento de plantearnos -en este contexto- cuál era la si-
tuación de la cultura, y particularmente de la educación y la enseñanza en
este contexto (el cual no es el mismo en 1500 que 25 años después).
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
hasta los procesos de Independización (cerca del 1800) -aunque Cuba y Puer-
to Rico permanecen sujetas a la Corona Española hasta 1900. Es en la etapa de
la Colonia que se desarrolla una sistemática de educación, signada por dos pro-
pósitos, difíciles de escindir: cristianización y castellanización. Ambos procesos
se desarrollaban imbricados uno en otro: se adoctrinaba para educar y se edu-
caba para cristianizar. Obviamente no fue un proceso plenamente original. Un
modelo presidía las disposiciones e iniciativas: la propia realidad y la cultura es-
pañolas.Y tenemos derecho a pensar que -al menos en sus primeras etapas- la
cultura y educación española en Indias, iba a la zaga de los desarrollos peninsu-
lares. (Entre otras cosas, porque no fueron las elites las que se hicieron presen-
tes y se radicaron en América). Pero...¿cuál era la realidad de España en aquel Si-
glo XVI, siglo en que se inicia la colonización tras la ocupación territorial (deje-
mos en claro que la ocupación absoluta del territorio por el “hombre blanco”
concluye en el Siglo XX)? Una imagen de alta cultura acude rápidamente a la
memoria: el Siglo de Oro. Éste, entre mediados de un siglo y el siguiente, es la
más alta expresión de la cultura española, efecto de tres procesos no del todo
independientes: la constitución del Absolutismo, el largo proceso renacentista y
el flujo del oro americano. La constitución de las cortes y el mecenazgo propi-
ciaron los desarrollos intelectuales, así como la Contrarreforma les impuso sus
límites. La Legislación de Indias, que, entre otras cosas, destaca la “protección al
indio” -aunque muy distinta era la realidad americana- revela la incidencia del
Humanismo tanto como de la religiosidad.Y estos elementos -combinados y en
tensión- delinean la estrategia de los colonizadores: el Absolutismo, la Contra-
rreforma y el Humanismo. Pero los signos de la alta cultura del Siglo de Oro no
nos pueden llevar a error: la cultura letrada, intelectualizada, nunca es reflejo
pleno de la cultura total. Una breve aportación sobre la cultura popular, nos per-
mitirá una mejor comprensión de la cultura que portaban los colonizadores.
Es una referencia generalizada que el analfabetismo cubría la Península Ibéri-
ca en el Siglo XVI. Así lo afirma Cipolla (Cap. I) y lo constata Benassar (El siglo
de oro español). Pero un estudio discriminatorio nos puede dar imágenes distin-
tas. La historia cuantitativa tomó la alfabetización como indicador base del de-
sarrollo socio-cultural global de una comunidad o sector, a partir de rigurosos
chequeos documentales, y a partir de la hipótesis de que la posesión de la lec-
to-escritura era condición sine quanon para la facilitación de procesos transfor-
madores y/o modernizadores. Incluso para mutaciones de naturaleza psíquica,
como el desarrollo de operaciones abstractas o lógico-formales.Ya no se reco-
noce un poder tan absoluto al instrumental escriturario, aunque no se desme-
rece su cualidad.
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Carlo Cipolla (Op.Cit., Cap. II) reconoce tres funciones en la escritura: co-
mo consumo, como goce y como inversión. Las tales funciones se relacionan a
su vez con distintos sectores sociales y/o profesionales, espejando no sólo la ac-
titud frente a ella, sino también la necesidad material. A las clases aristocráticas
les correspondería la obtención del “goce” a través de la lecto-escritura; a las
burguesías su carácter de consumo -o más bien, insumo- y a los sectores popu-
lares el de “inversión”, entendiendo por tal la obtención de un rédito futuro. Es-
to es, carácter utilitario. No es necesario aclarar que en la España del Siglo de
Oro no había un sistema público de enseñanza. Ésta corría por cuenta de las
Órdenes Religiosas, la enseñanza particular, o estaba a cargo de Maestros auto-
rizados por el Obispo y el Ayuntamiento. La ciudad creaba desde sí una instru-
mentación a partir de necesidades reconocidas y evidentes. La intervención de
las Cortes en 1548 (ver Tapia, Pág. 279) sigue la línea de Brujas en 1526; Lyon
en 1534; Ávila, 1543; etc.: creación de escuelas para “recogimiento de niños y ni-
ñas”, sustrayéndolos de la vagancia y las malas costumbres. Esto permite a algu-
nos investigadores, hipotetizar que la fundamentación de la escuela fue el “con-
trol social” antes que el desarrollo cultural y que en estos casos, la alfabetiza-
ción actuó como conservadora más que propiciadora del cambio. Pero los pro-
gresos cuantitativos que las estadísticas revelan, deben ser relativizados a partir
de los parámetros de “calidad”: para obtener Licencia de Maestro, bastaba con
demostrar que se sabía leer, escribir y contar y aprobar un informe eclesiástico
sobre “buenas costumbres” y ortodoxia religiosa. La Contrarreforma aumenta-
rá el valor de este último requisito. El método: copia, repetición y memoria. Pe-
ro toda la literatura escrita, en el nivel popular, era sazonada en su versión oral,
en que se ampliaba, enriquecía y modificaba. La incidencia de la escritura, no
puede ser comprendida en su plenitud sin esta relación con la tradición: la es-
critura iba más allá de los que sabían leer, y aquí podía alcanzar su carácter
transformador. Para aproximarnos a una idea del “español que llegó a América”
-y trajo consigo su cultura, su escritura y sus prácticas escolares- apelamos a los
estudios de Serafín de Tapia sobre el estado de la “alfabetización urbana en el
Siglo de Oro”, quien ha tratado cuali-cuantitativamente el desarrollo de la mis-
ma en la meseta castellana (centro directivo de la colonización de América),
comparando las ciudades de Ávila y Segovia, desde 1503 hasta 1628.
Los niveles de Ávila son altos, pasando del 44% en 1503 al 52,3% en 1628;
mientras que en Segovia pasan del 41,5% y 50,8% en los mismos años. Otras re-
ferencias: Toledo: 38,5% en 1540-1600; Badajoz 44,2% hacia 1550; Madrid: 45,4%
en 1650. El análisis se hace a partir de datos sobre población urbana, cabezas de
familia, según firmas (exceptuando clérigos). Es necesario advertir que como los
mismos son extraídos de registros notariales (compras-ventas, contratos, escritu-
ras, cesiones, legados) son de carácter económico y sobrerrepresentan a los sec-
tores ricos -mercaderes, etc.- y reflejan en menor medida a los sectores modes-
tos urbanos, que tienen un nivel inferior de transacciones. Ávila es un centro ar-
tesanal textil, eclesiástico-administrativo en el Siglo XVI; mientras que Segovia es
mucho más industrializada que Ávila, pero más “medieval-caballeresca” también.
La discriminación por sexos arroja datos contundentes: en Ávila en 1503, el
46,2% de los varones sabían firmar y sólo el 6,7% de las mujeres; en Segovia, el
44,4% y el 0% respectivamente. En 1628 en Ávila firmaban el 59,3% de los va-
rones y el 24,5% de las mujeres; mientras que en Segovia lo hacían el 59,7% y el
16,3% respectivamente.
Analizados los datos por sectores productivos, en el Primario en Ávila se
pasa de un 16,7% en 1528 a un 5% en 1628; mientras que en Segovia, de un 0%
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“En 1573 el Santo Oficio prohibirá los Libros de Horas bajo el pretexto
de que incluían fragmentos de la Sagrada Escritura en lengua vernácu-
la y al final del siglo algunas voces decían que el ejercicio de la lectura,
incluso sometido a control, podía conducir a la herejía, por lo que era
preferible ser analfabeto”.
(de Tapia, Pág. 306)
“Podría, por tanto, decirse que antes del Siglo XVI se había producido la
alfabetización mayoritaria de quienes se dedicaban al sector de los ser-
vicios mientras que fueron los artesanos, y en menor medida las muje-
res, quienes protagonizaron el incremento general del grado de instruc-
ción que tuvo lugar en el Siglo de Oro”.
(Pág. 295)
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Pero antes -en la misma página- TAPIA explicita la tipología de dicha funcio-
nalidad:
“Habrá por tanto, que revisar la idea tan común de que el analfabetis-
mo era cuasi universal entre el artesanado urbano; en todo caso la
creencia en un generalizado analfabetismo quizá valga para el campo
pero no para las ciudades, al menos para las del interior y el Levante”.
(Pág. 299)
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• catequesis;
• enseñanza obligatoria del español;
• escolarización.
“Seguramente podemos afirmar sin reparo, que sólo una minoría tuvo
acceso a la instrucción elemental escolarizada y que los estudios supe-
riores, aún más restringidos, estuvieron apegados a las normas de la es-
colástica y fielmente tutelados por Aristóteles y Tomás de Aquino.
Por el contrario, si nos referimos a la educación como proceso socializa-
dor a cargo de las generaciones adultas y como medio de incorporación
de los individuos jóvenes a la vida productiva y a las relaciones comuni-
tarias, es indudable que durante la época colonial se logró su difusión
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
hasta remotos confines y que sus efectos penetraron, aun en los aspec-
tos más ajenos en apariencia, a la intromisión ideológica relativa a las
íntimas actividades de la vida privada. Por conveniencia política, por in-
terés económico y por vocación apostólica, la educación en las colonias
americanas fue preocupación primordial. Como evangelización, como en-
trenamiento para el trabajo y como adaptación a la vida urbana, la edu-
cación indígena fue objeto de los afanes de clérigos y laicos. Carlos V su-
brayó la importancia de una educación integral al advertir que los neó-
fitos habían de ser suficientemente instruidos ‘no sólo en la fe, sino tam-
bién en la conducta cristiana’”.
(Gonzalbo Aizpuru, Pilar Coordinadora. Educación rural e indígena en
Iberoamérica, Ed. El Colegio de México, México 1996. Pág. 27)
La orden surgió a principios del Siglo XVI a partir de la inspiración del espa-
ñol Ignacio de Loyola y una decena de compañeros. El propósito original de la
asociación fue peregrinar a Tierra Santa. Pero interrumpidas las rutas por la gue-
rra con los turcos, permanecieron en Roma aguardando una mejor oportuni-
dad. Mientras tanto, se dedicaron a la asistencia de menesterosos y mendigos,
prostitutas y huérfanos, para dedicarse a la predicación. En el tumultuoso clima
generado por las 95 Tesis de Lutero y el cisma al que se precipitó la cristiandad
occidental, los luego llamados “jesuitas” se orientaron hacia la enseñanza.Tal vez
inspirados en el propio Lutero, quien construía “la educación como un instru-
mento de acercamiento a Dios”. Con él, compartían el origen humanista, el sub-
jetivismo y el intelectualismo. Se constituyeron en orden religiosa, pero fuerte-
mente diferenciada de las existentes: a los votos de obediencia, pobreza y cas-
tidad, agregaron el carácter secular -actuar en el “mundo”- rechazando el aisla-
miento monacal; un férreo disciplinamiento al Papa; no poder desarrollar carre-
ra eclesiástica (eran sólo sacerdotes, no podían ser obispos ni aspirar al car-
denalato). Este automarginamiento de la carrera política individual les facilitó un
alto grado de confiabilidad en la Curia Vaticana. A su raíz humanista agregaron
una fuerte inclinación por el conocimiento y la reflexión intelectual. Rápidamen-
te, estas dos características los llevaron a posicionarse como “vanguardia” de la
Contrarreforma, inspirando las reafirmaciones dogmáticas del Concilio de Tren-
to (que fija el dogma católico, reivindica la condición del Pontífice como Vicario
de Cristo y reafirma la potestad de la Iglesia Vaticana como mater et magistra).
El rigor metodológico, la disciplina en la acción y la eficacia en la enseñanza, de-
vienen en la rápida expansión de los Jesuitas en Italia, Francia, España, y aun en
las áreas católicas alemanas. En 1594 desde el impulso del Padre Acquaviva -Ge-
neral de la Orden- tras un largo y complejo proceso de consultas internas, se
institucionaliza el Reglamento o las “Constituciones” dentro de las cuales se
despliega su Pedagogía: la Ratio Studiorum (razón de los estudios o método). La
orden -ya reconocida y consolidada como “Compañía de Jesús” (denominación
de origen difuso, que se le atribuye al carácter militar de su organización; aun-
que parece más ajustada la acepción de “...en compañía de Jesús”) inició su pro-
ceso de expansión transeuropea, y así como Francisco Javier se dirigió a Catay
(China) instalando el catolicismo durante siglos, los jesuitas orgánicamente
acompañaron a España en la Colonización de América. En América, los Jesuitas
encararon dos tipos de acciones religioso-políticas: la Universidad y las reduc-
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Ante este conjunto sin respuestas -por tanto, interpretativo- nos queda el
saldo de lo visible:
1. ¿Por qué tras tanto tiempo de acción pedagógica, tan rápidamente se produ-
jo el retorno al estado de “selvatización”? Los que sobrevivieron y no fue-
ron convertidos en esclavos, ¿no pudieron sostener la cultura adquirida y he-
35
Universidad Virtual Quilmes
redada de los abuelos (ya “jesuitados”)? Esta adquisición, ¿fue superficial? Esa
superficialidad ¿ Se debía a su artificialidad? El “salto de etapas” evolutivas en
el desarrollo social de los Guaraníes que los Jesuitas pretendieron, ¿era im-
posible? ¿No tuvieron tiempo suficiente para realizar una tarea que sólo el
tiempo puede construir? Si hubieran tenido ese tiempo -tres generaciones
más- ¿el resultado hubiera sido el mismo? ¿Había un “psiquismo colectivo”
que inhibía la introyección real de la cultura importada? ¿Eran realmente los
Guaraníes -como sentían los Jesuitas- hombres en estado de “niñez”?
2. ¿Por qué los Jesuitas -que durante 150 años contaron con la aquiescencia de
los sujetos y sin oposición interna- no constituyeron Colegios Mayores y Se-
minarios? ¿Por qué no remitieron a sus Universidades en América a sus jó-
venes más brillantes, por ejemplo a las “cercanas” Universidades de Córdo-
ba o Charcas?
3. ¿Por qué -según el testimonio de los propios Jesuitas- los Guaraníes habían
desarrollado excelsas cualidades estéticas en las artesanías, la arquitectura, la
pintura, la iluminación, la música, pero limitados a la copia, a la imitación, al
trabajo dirigido, sin creación personal propia? ¿Por qué el arte guaranítico
era sólo jesuítico, y no mestizo como el cuzqueño? ¿Por qué no alcanzó la
autonomía de éste?
36
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
imposición militar
dominio terrotorial
desestructuración cultural
Cultura
Invasora
culturas
originarias
aculturación
cristianización
castellanización
organización colonial
explotación económica
escuelas
desarrollo urbano
colegios
administración
universidades
organización religiosa
diócesis
órdenes
reducciones
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Hasta 1879
38
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
Elabore un gráfico representativo de las acciones culturales/educativas de Espa-
ña en América.
Bibliografía Obligatoria
Romero, José Luis: Latinoamérica, las ciudades y las ideas, Ed. Siglo XXI, Buenos
Aires 1986. Cap. 1 y 2.
Bibliografía Recomendada
Romano, Ruggiero y Tenenti,Alberto: Los fundamentos del mundo moderno, Ed. Si-
glo XXI, México 1989. Cap. 7.
Benassar, B: La España del Siglo de Oro, Ed. Grijalbo, Barcelona 1.983. Cap. 2.
1.4.1.Balance colonial
39
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“Carlos III, influido por Lorenzana, ordenó por Real Cédula que se ense-
ñara la doctrina religiosa, y a leer y a escribir a los indios, ‘para que de
una vez se llegue a conseguir el que se extingan los diferentes idiomas
que se usan en los mismos dominios y sólo se hable el castellano’”.
(Gonzalbo, Op. Cit. Pág. 40);
40
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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42
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
43
Universidad Virtual Quilmes
Actividad
1. Relate brevemente, cómo se “enseñaba” a fines del Siglo XVIII y qué mate-
riales se usaban.
2. ¿Por qué -en una ciudad como Buenos Aires- el desarrollo del comercio a fi-
nes del Siglo XVIII influye tanto en las preocupaciones educativas?
Bibliografía Obligatoria
44
2
En busca de un destino
Objetivos
46
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
1. Sintetice los principales objetivos de la educación en las primeras décadas de
la Emancipación.
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Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Los procesos independentistas iniciados hacia 1800, las guerras con Es-
paña que le sucedieron y los conflictos internos que asolaron a las ex colo-
nias durante al menos tres décadas, tuvieron duras consecuencias para la or-
ganización civil y gubernamental, tanto como para las actividades producti-
vas, el comercio y las instituciones educativas. Cualquiera fuese el desarro-
llo que éstas tuvieren, padecieron el impacto de la ruptura de los lazos co-
loniales y el efecto inmediato fue la desestructuración de lo existente. A ni-
vel universitario, la expulsión de los Jesuitas 25 años antes no había podido
ser absorbido plenamente; igualmente, el influjo favorable de la Ilustración
decurrió al margen de los claustros universitarios y sólo en pequeña medi-
da se enriquecieron éstos con la introducción de la Ciencia Moderna. A ni-
vel elemental, las consecuencias negativas fueron más notorias: la desestruc-
turación de los distintos niveles de Gobierno (virreinal, provincial, munici-
pal) y las dificultades para crear propios y nuevos organismos, dejaron la es-
colaridad sistemática librada a sus propios impulsos, al menos en los prime-
ros años. Los gestores de los movimientos independentistas -las burguesías
criollas urbanas- habían construido su ideología a partir de los preceptos de
la Ilustración, el contractualismo rousseauniano y la influencia de la Revolu-
ción de 1789. En aquellas tres fuentes de inspiración, la Educación ocupaba
un nivel de relevancia, tanto en la concepción del desarrollo individual, y en
la construcción del ciudadano y del Estado, como en la de la prosperidad
material de la Nación (este concepto no estaba plenamente desarrollado en
su sentido político actual).
Por todas esas razones, desde las primeras proclamas se incluyeron manifes-
taciones favorables al desarrollo de la educación sistemática en todos sus nive-
les y formas, y tanto para varones como para niñas, artesanos, clérigos o profe-
sionales.
Muy tempranamente, en Haití, el líder revolucionario Toussaint Louverture
dicta una Constitución en 1801 que establece:
48
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Constitución de 1805: “En cada distrito militar, habrá una escuela pú-
blica para la juventud”; y en la legislación de 1848.
(Weimberg, Pág. 104)
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50
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
pago en Inglaterra, retirándose, desde luego, del país, cuya resolución eje-
cutaría si se le continuaba suministrando como hasta aquí pequeñas
cuotas que tenían todo el aspecto de la mendicidad porque jamás ha-
bía creído, que después de las invitaciones que se le hicieron por la In-
tendencia de este Departamento a los Estados Unidos para que viniese
a establecer y propagar su método de enseñanza, se viese ahora en la
necesidad de abandonarlo todo por no exponerse a continuar en un es-
tado tan lleno de afanes para su subsistencia”.
(“Libro de Actas” del Consejo Municipal de Caracas de 1824, a
folio 188. Citado por Las Heras, Op. Cit., Pág. 293).
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“La escuela lancasteriana fue una iniciativa que tuvo su origen en la In-
glaterra de la Revolución Agrícola e Industrial, y que quisieron arraigar
(sin demasiado éxito, salvo en México donde tuvo vida prolongada) en
nuestra América algunos de los protagonistas de la emancipación, preo-
cupados siempre por superar los inconvenientes que ofrecía una socie-
dad sacudida, sensibilizada, y un sistema educativo que, aunque reduci-
do, no por ello había dejado de sufrir los embates de guerras prolonga-
das. Por un momento Lancaster y su escuela parecieron ofrecer la sali-
da, pero no fue otra cosa que un episodio más en a búsqueda de solu-
ciones que, con decisión o a tientas, seguirán explorando, por diferentes
vías, las próximas generaciones”.
(Weimberg, Op.Cit., Pág. 103).
Actividad
Analice las ideas de Simón Rodríguez sobre el “lancasterianismo”.
Bibliografía Recomendada
Corts Giner, María Isabel y Calderón España, María Consolación: "El método de
enseñanza mutua. Su difusión en la América Colonial Española.", en: Revista
Interuniversitaria de Historia de la Educación, Nº 14-15, Universidad de Salamanca,
España 1996.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Conclusión: Si bien en la primera mitad del Siglo XIX en los países indepen-
dizados se mantuvo la vigencia de los ideales iluministas y los líderes revolucio-
narios impulsaron la educación escolar desde propuestas políticas y necesida-
des utilitarias, y múltiples iniciativas -más jurídico-legales que prácticas- se inten-
taron implementar, las condiciones de la realidad no eran propicias: las socieda-
des hispanoamericanas no eran todavía sociedades suficientemente moderniza-
das, los estados no habían alcanzado su plena configuración y los recursos pe-
dagógicos eran insuficientes.
Actividad
Describa la estrategia de educación de los Gobiernos Independientes con res-
pecto a los sectores aborígenes.
Bibliografía Recomendada
Téllez, Magaldy: Ob. Cit., trabajos de Juan Francisco Haro Cuesta y Sergio Cercós.
56
3
Objetivos
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
bía una respuesta más inmediata, barata, eficaz y de alto rendimiento: la inmi-
gración europea, particularmente las “gentes industriosas del norte”: ellos trae-
rían no sólo las nuevas costumbres democráticas y liberales, sino las técnicas de
trabajo y producción que aquí no se conocían.
La emigración europea se dirigió prioritariamente a EE.UU., pero en segun-
do lugar a la Argentina:
a Estados Unidos.........................................41,4%
a Argentina......................................................17,6%
a Brasil y otros americanos........................16,2%
a Canadá.........................................................13,1%
a Asia y Oceanía..............................................7,0%
a Africa...............................................................1,2%
a otros indeterminados.................................3,5%
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Universidad Virtual Quilmes
Actividad
1. ¿Qué problemas planteaba al Estado la presencia de tantos inmigrantes de
tan diverso origen?
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Panettieri, José. Los trabajadores, Buenos Aires, Ed. Jorge Alvárez, 1968. Cap. 1.
Hobsbawm, Eric J. La era del capitalismo, Barcelona, Ed. Labor, 1987. Cap. 5.
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la actualidad. Como puede verse en el Mapa 1, sobre una gran extensión los
aborígenes tendían su dominio. Por lo tanto, dos realidades escolares: la Ciu-
dad de Buenos Aires y las antiguas y “grandes” ciudades del interior (Córdo-
ba,Tucumán, Mendoza) y el resto, disperso en pequeñas ciudades y poblacio-
nes agrarias, aisladas, rutinarias, tradicionalistas y cuasi feudales. La dinámica
porteña, ya sometida a la presión del comercio y la inmigración europea y
sede de los gobiernos nacional y provincial, demandaba unos niveles instruc-
tivos que -satisfechos- habilitaban para ejercicios públicos o privados que
abrían las puertas al ascenso social.
62
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Sarmiento crea esta institución por una razón simplísima: Argentina carece
de Maestros. En su función de Presidente (1868-1874) avanza en su doble idea
constitutiva del estado moderno: inmigración -culta e industriosa- y educación
universal. En ambos casos, impactado por su conocimiento de los Estados Uni-
dos y su relación con Horace Mann. Confiando en el “poder” de la educación y
la ciencia, agrega a las anteriores, la creación de la Escuela Naval, el Colegio Mi-
litar y la Escuela Normal. Curiosamente no la instala en Buenos Aires, sino en
Paraná -13 de Junio de 1870- (sede del Gobierno Federal en el lapso en que la
Provincia de Buenos Aires estuvo segregada). ¿Fue esto un acto de reconcilia-
ción política?
63
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“La gestión de Torres condensó los valores del ‘80, dando curso a los sen-
tidos adjudicados a la educación en el marco de la república conserva-
dora, y diseñando con mayor precisión la categoría maestro y su campo
profesional. La Escuela Normal de Paraná debía estar bajo la dirección
del estado, para “armonizar la educación popular con las instituciones
patrias, para basarla en el respeto a esas instituciones, para uniformar-
la con los progresos de la verdadera civilización”. Pero además Torres
precisó un ordenamiento de roles educativos, en el cual la acción nacio-
nal debía ser “protectora, auxiliar, subsidiaria” de la educación común, y
combinarse con el estímulo a la iniciativa local, como forma de garanti-
zar el deber de la familia, el municipio, la provincia”.
(Carli, Op. Cit., Pág.33)
Pero el período más significativo estuvo bajo la influencia del naturalista ita-
liano Pedro Scalabrini, quien formó la pléyade de maestros comtiano-darwinistas
que -en el momento de la creación del Sistema Educativo Nacional- se dispersa-
ron sobre el territorio con el dogma de la “ciencia positiva” y la convicción de
estar combatiendo la ignorancia y el oscurantismo y con ello, estar creando una
nueva sociedad: moderna, europeizada, republicana y progresista. La escolaridad
cumplía un rol determinante en dicho proceso. El positivismo se torna filosofía
hegemónica y oficial. Construye el estado centralizado y su sistema de educación.
Las propuestas educativas y los debates pedagógicos no eran nuevos en la
Argentina del último tercio del Siglo XIX. Pero la organización final institucional
del Estado, la conclusión de los belicosos disensos internos (el sometimiento del
interior a la supremacía oligárquico-burguésa portuaria), la conquista total del
territorio con la derrota militar de la “indiada” en 1879, la aceleración de la in-
migración europea y el proyecto positivista actuando como tejido conectivo,
crean las condiciones de posibilidad para la constitución de un sistema único de
alcance nacional. En 1875 Sarmiento (ya había sido Presidente) como Director
General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, inspira la Ley de educación
común, en la que anticipa los rasgos que posteriormente tendrá el sistema glo-
bal. En 1882 se realiza el Congreso Pedagógico en el que participa lo más cons-
picuo de la intelectualidad argentina -no necesariamente vinculados a la educa-
ción- e importantes representantes de países americanos. Hubiera sido un con-
greso más, con notable preeminencia de las posturas positivistas e higienistas, si
un tema no le hubiese dado resonancia pública e inagotable y perdurable fuen-
te de polémicas políticas: la cuestión religiosa. Las recomendaciones del Con-
greso derivaron en un anteproyecto de ley que tuvo un largo y tumultuoso trá-
mite parlamentario, en que laicistas y clericales se enfrentaron ácidamente. Equí-
vocamente se ha pretendido ver esta disputa como un enfrentamiento entre li-
berales y conservadores: en realidad, liberales eran todos. El conflicto evidencia-
ba dos cuestiones: la contradicción de las élites en cuanto a la construcción de
la “república democrática de participación restringida” y su relación con la Igle-
sia. En otros términos: los límites al proceso de secularización.Y el segundo as-
pecto a destacar: la proximidad con los acontecimientos europeos, la proyec-
ción por los debates provocados por las leyes de Jules Ferry.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Por si nos quedan dudas, la ley creó un sistema. El mismo tiene una rápida
expansión, pero tengamos en cuenta que su alcance es Nacional (es decir, “fe-
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Universidad Virtual Quilmes
deral”) dependiendo del poder central, pero inhibido jurídicamente para actuar
en provincias (que por su autonomía, se reservan el derecho a crear sus pro-
pios sistemas). O sea, la Ley 1.420 tiene efecto en Capital Federal (la Ciudad de
Buenos Aires, federalizada en 1880) y territorios nacionales. Éstos últimos son
los sustraídos al indio y hasta 1947 permanecerán bajo jurisdicción nacional (ac-
tuales Provincias de Misiones, Chaco, Formosa, La Pampa, Neuquén, Río Negro,
Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego e Islas Atlánticas). Las 14 provincias
(Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, Catamarca, La
Rioja, Salta, Jujuy,Tucumán, Santiago del Estero, Entre Ríos y Corrientes) siguen
-en la medida de sus intereses y posibilidades- la orientación nacional.
Uno de los primeros historiadores sistemáticos de la educación -y fundador
de la concepción de que el sistema nace con la Ley 1.420- dirá sobre la signifi-
cación y alcance de la misma:
1884
66
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“Con la Ley 1420 el país tuvo por primera vez en su historia un verdadero
código de principios educacionales. Por más que la ley rigiera nada más que
en la Capital de la República y en los Territorios federales, fue tanta la tras-
cendencia de su discusión, que necesariamente todas las provincias tuvieron
que considerarla, en su esencia, como una ley verdaderamente nacional, des-
tinada a fijar rumbos y procedimientos para cada una de ellas, por más que
no tuviera ejecución de hecho ni de derecho en sus jurisdicciones”.
(Juan P. Ramos: Historia de la instrucción primaria
en la República Argentina. 1810-1910,
Edición del Consejo Nacional de Educación, Buenos Aires, 1910)
Pero la acción morosa e ineficaz de las Provincias, la escasez de recursos y sus es-
tructuras sociales tradicionalistas y feudales son un obstáculo para el desarrollo de la
educación primaria. Por tal razón, en 1905, una legislación complementaria, permite
a la Nación -a “solicitud” de las Provincias, para respetar el espíritu del 5º artículo
constitucional- actuar directamente en las áreas interiores. Es a partir de este mo-
mento -y desde el poder central- que el sistema realmente se constituye a nivel na-
cional, la matrícula se expande y la escuela cumple la función “civilizatoria” prevista
por Sarmiento (muerto en 1888).Y es a partir de esta instancia que el “magisterio
positivista” iniciado en Paraná y continuado en nuevas escuelas normales, sienta sus
bases ideológicas, seculares y progresistas, en la escuela y la cultura argentina.
A las escuelas Normales les seguirá el Instituto Nacional del Profesorado Se-
cundario en 1896 y -desde 1905- la Universidad Nacional de La Plata y su Sec-
ción Pedagogía -Facultad de Ciencias de la Educación en 1914- bajo la conduc-
ción de Víctor Mercante.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Quizás sea obvio señalar que el modelo inspirador era el de las Ciencias Na-
turales, donde la observación, la clasificación y la elaboración de tipologías y la
formulación de leyes concluyen el proceso. De donde se obtienen las normas
para la acción.
Víctor Mercante recorre todas las fases del pedagogo experimentalista: ob-
serva, mide, pesa; el cerebro, la atención, la memoria, las sensaciones, la percep-
ción, las reacciones y trata no sólo de descubrir los procesos mentales y la for-
mación de las ideas, sino también de normatizar la constitución de la moral y
los sentimientos nacionales.
Describe y prescribe... y escribe. Su obra escrita no es especulativa. Informa
lo investigado, ordena las acciones e invade terrenos distantes de la Didáctica, pe-
ro que responden a los mismos fines pedagógicos. Sus primeros escritos datan
de 1890: Teoría del desarrollo cerebral y Bases de la lógica científica . Su último texto,
de 1929, es el cuento “Francisco de Asís”. Como Mercante participa del senti-
miento y de la idea de estar “creando una Nación”, actúa sobre la Escuela, pero
también sobre la sociedad toda .Y todos los medios de expresión, son a la vez
instrumentos de la didáctica.Así, no sólo escribe artículos y libros técnicos, sino
que también compone el guión de ocho óperas y once cuentos. La literatura es
también un instrumento de la didáctica.
El cuento “Aventuras bacterianas” (Mercante, 1929) mereció Medalla de Oro
de la Academia de Letras. Es el que hemos tomado a efectos de demostrar es-
te esfuerzo por llegar al niño desde toda perspectiva. En él aparecen con niti-
dez los principios darwinistas de su concepción científica; el malthusianismo de
su proyección social; una visión de la libertad sometida a las necesidades colec-
tivas; la consigna del orden; el temor a la democracia; la desconfianza en la ju-
ventud y la estigmatización de cualquier posibilidad revolucionaria. “Aventuras
Bacterianas” es un cuento lineal, en el que -con limitada imaginación- el Patriar-
ca se llama Bacterión y sus hijos y sucesores Bacterina y Bacterona .
En una primera etapa relata la vida de la colonia bacteriana en el intestino
de un perro, la destrucción por superpoblación; la reconstrucción en el seno de
una niña; la revolución, otra vez la catástrofe final por acción del aceite castor.
Veamos: tras la primer mortandad, Bacterión afirma:“Soy el triunfo de la liber-
tad. No quedo sino yo. Pero tengo la experiencia”. Y reconstruye, limitando el cre-
cimiento de la población, porque, según el relator : “... la causa de la catástrofe
fue el afán de sus gobernados por tener hijos y la inveterada costumbre de pasear a
todas horas por la inquieta Vía del Placer”.
La sobrevivencia está planteada como posibilidad de la experiencia y la capa-
cidad de adaptación, en la sumisión de los instintos. Acompañada a la acción de
la prescripción moral: prudencia, moderación, tradición. Bacterión logra la re-
construcción social apoyándose ...en el estatuto de los antepasados: “Volveré a
los estatutos de mis antepasados, a la ley y a la prudencia...”.
Como Carlomagno, Bacterión divide su reino entre sus hijos Bacterina y
Bacterona, con una consigna: “No innovéis” .
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“De acuerdo con las instrucciones de la Dirección, todas las materias se-
rán dictadas con el auxilio constante del laboratorio, la observación y la
práctica en los Colegios y Escuelas de experimentación...y a este efecto
se destinan....que por este Decreto se establece en la misma bajo inme-
diata dependencia de la Sección”.
(Artículo 27).
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
Utilice un Texto de Enseñanza de Historia Argentina (puede ser un manual) lo
más antiguo que consiga, elija un tema o capítulo cualquiera (por ejemplo: La Re-
volución de Mayo) y analice:
• imagen de los protagonistas;
• relación de los hechos o procesos con otros aspectos de la vida social y
cotidiana (trabajo, familia, costumbres, ideas, recreación);
• explicación de los “orígenes” del proceso que se está relatando;
• ideas morales y políticas que se trasuntan;
• relación individuo-grupo-sociedad;
• relación individuo/estado, estado/sociedad;
• ideas de orden y libertad; proyección de futuro.
Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Bravo, Héctor Félix (comp.). A cien años de la Ley 1420, Buenos Aires, Centro
Editor de América Latina, 1985.
Carli, Sandra. Entre Ríos, escenario educativo 1883-1930, Santa Fe, Ed. Facultad de
Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos, 1995.
73
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Tenti, Emilio. El arte del buen maestro, México, Edit. Pax México, 1986.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
1. Analice el “sentido” de las reformas Magnasco/Saavedra Lamas y su relación
con las expectativas educacionales y sociales de los “sectores medios” en Ar-
gentina.
75
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Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Carreño Rivero, Miriam Raquel. "José Pedro Varela. Bases doctrinales para una
reforma educativa", en: Vº Coloquio Nacional de Historia de la Educación,
Sevilla, 1988.
Garcés, Luis Javier. La escuela cantonista, San Juan, Ed. Universidad Nacional de
San Juan, 1992.
Terigi, Flavia: "El 'caso Vergara'. Producción y exclusión en la génesis del sistema
educativo argentino", en: Puiggrós, Op. Cit.,Tomo II, Cap. 5.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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La Escuela Nueva en Argentina: los estudios sobre el tema son recientes en Ar-
gentina y están en pleno desarrollo (entre los investigadores dedicados al tema, ca-
be destacar a Aguirre, Carli, Gvirtz, Narodowski). En la historiografía tradicional,
hasta los años ‘80 el escolanovismo ocupa un lugar limitado (Narodowski: 1996):
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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A partir de los años ‘30, Lorenzo Filho frecuenta Buenos Aires y con él, pro-
fundiza el planteo metodológico. Como más tarde lo harán Fernando de Aceve-
do -en la perspectiva sociológica- y Anísio Teixeira en lo pedagógico-institucio-
nal. Desde 1921, la Revista La Obra -de carácter didáctico, destinada a Maestros
y de amplia cobertura nacional- sin ser estrictamente escolanovista, difundió la
literatura y los modelos metodológicos.
Como ha estudiado Carli, una perspectiva apuntó a la transformación de los
estudios normales del nivel secundario al superior, siendo su objetivo la Escue-
la Normal de Paraná como representante más puro del normalismo positivista:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
1884
Argentina 1915- 50
*paidocentrismo *didáctica positivista en
*afectividad enseñanza de las
*método global en lengua matemáticas
*interés *didáctíca positivista en
*activismo enseñanza de las Ciencias
*juego
*renovación libro lectura
+ *experimentalismo
pedagógico
*desarrollo estético *control y supervisión
*secundarización rol docente *cuaderno como sistema
*espiritualísmo teórico de control
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Actividad
Consiga un Libro de Lectura de Primero o Segundo Grado de aproximadamen-
te 1910-20 y otro de 1940-50 (son fáciles de hallar). Elija dos “lecturas” de ca-
da uno -de asuntos similares- y compárelos y analice sus diferencias:
Bibliografía Obligatoria
Gvirtz, Silvina. Del currículum prescripto al currículum enseñado, Buenos Aires, Ed.
Aique, 1997. Cap 2.
Bibliografía Recomendada
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4
Objetivos
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Himno al Trabajo
86
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
vas que la nueva situación había generado en la población civil, pronto se fue-
ron frustrando y el descreimiento cubrió otra vez el escenario político.
Gracias a estos vaivenes, Perón -incorporado al gobierno el 27 de Octubre
de 1943- rápidamente inició su ascenso no sólo en la estructura política, sino
también en la consideración pública y en sus relaciones con la dirigencia. Con la
colaboración del español José Miguel Francisco Luis Figuerola y Tresols (vincu-
lado al franquismo) convirtió el Departamento en Secretaría de Trabajo y Pre-
visión desde donde se propulsó a la Vicepresidencia y a la Presidencia Constitu-
cional de la Nación el 4 de Junio de 1946 (cargo que ocupó hasta su derroca-
miento el 16 de Septiembre de 1955).
Desde su aparición en los niveles públicos del gobierno, Perón desarrolló
una intensa tarea política ascencional que se apoyó -en primera instancia- en el
mundo del trabajo y las cuestiones sociales. Figuerola le hizo conocer la reali-
dad -era Director del Departamento de Estadística- y con él diseñó sus planes
de acción social, que fueron prefigurando su doctrina de Justicia Social, eje des-
de el que estructuraría toda su acción posterior. Perón contó en aquel período
con una favorable condición: la ausencia de congreso, lo que le permitía legislar
con audacia aprovechando incluso las debilidades generales del gobierno. Ejem-
plo de ello fue la promulgación del Estatuto del Peón de Campo, que quebró una
inveterada tradición de explotación y desprecio, que redundaría en sólidos ré-
ditos políticos.
Obviamente Perón -que ya vislumbraba la posibilidad real de acceder al po-
der por vía constitucional- no se limitó a la acción burocrática oficial, sino que
se dio a la tarea de construir bases políticas en que sustentar sus aspiraciones.
Para ello, apuntó a dos sectores: uno tradicional y otro nuevo. El tradicional, fue
la clase política. Perón no descartó el diálogo con ningún sector, incluidos los
conservadores, comunistas, socialistas y radicales. Su intención era doble: cono-
cer las claves del manejo político de la dirigencia, y construir alianzas diversas
trascendiendo las organizaciones, dirigiéndose a las personas. No tuvo éxito con
los altos dirigentes (el caudillo radical cordobés Sabattini rechazó toda posibili-
dad de alianza), pero sí con los más combativos de segunda línea que compar-
tían elementos comunes con su nacionalismo antiimperialista.Así, logró la adhe-
sión tanto de los radicales Arturo Jauretche y Hortensio Quijano (su primer Vi-
cepresidente), como del socialista Borlenghi, el conservador Remorino y el la-
borista Reyes. Perón quería romper la estructura tradicional de los partidos, a
los que despreciaba por su burocratismo, alejamiento de la realidad, clientelis-
mo y desgaste en luchas intestinas que eran las más de las veces personales.
Pero el sector nuevo en la gran política y que le daría los mayores dividen-
dos, fue el sindical. Perón no inventó el sindicalismo en la Argentina (el que, por
otro lado, llevaba una historia de al menos 70 años de organización y luchas, des-
de las primeras instituciones de socialistas y anarquistas inmigrantes, protago-
nistas de múltiples huelgas y proyectos cuasi insurreccionales, como los que ori-
ginaron los hechos de la semana trágica o de la Patagonia), sino que buscó dar-
le un rol protagónico en la política y sustentarse en él, al tiempo que lo convir-
tió en una organización paraestatal y lo dirigió. Su estrategia fue la misma que
en el caso de los políticos: interminables reuniones en la Secretaría de Trabajo
y Previsión que lo llevaron a un conocimiento íntimo del mundo del trabajo, de
las necesidades de la clase, de las posibilidades de acciones desde el Estado, ta-
reas a través de las cuales construyó una compleja red de relaciones y lealtades
que mostraron una inusitada eficacia a la hora de ponerlas en juego. Su respues-
ta: las acciones jurídicas y administrativas reclamadas por la dirigencia.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
líder
interpreta
concibe
conduce
masa
inspira
recibe
sostiene
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NIÑEZ Derechos...........................legislación-doctrina
Salud.................................prevención-vacunación-
nutrición
Educación.........................edificación-útiles-
asistencia
Recreación.......................turismo-colonias-
campeonatos-juguetes
MUJER Derechos...........................legislación-organización-
voto
Salud.................................prevención-asistencia
Formación.........................doméstica-trabajo
Trabajo..............................igualdad-protección
TRABAJADORES Derechos...........................legislación-organismos
Formación.........................capacitación-universidad
Participación....................sindicalismo-política
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gobierno
CGT
masculino
CGE
confederaciones partidos
CGU
femenino
CGP
escuela
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Obviamente es impensable alcanzar una mirada de objetividad histórica so- Con respecto a este
punto -de notable ac-
bre el desarrollo peronista en educación. Señalemos que así como Perón fue tualidad en nuestras discu-
acusado de conservador, falangista, fascista, contrarevolucionario, pro-nazi; tam- siones cotidianas- recomen-
bién fue excomulgado, su nombre prohibido, la legislación social derogada y sus damos estudiar con atención
la Carpeta de Trabajo “So-
seguidores perseguidos. El asistencialismo que Perón encuadraba en su doctri- ciología de la Educación”
na de Justicia Social para unos era reparación y para otros demagogia. Para unos, escrita por Emilio Tenti.)
posibilidad de realización del pueblo; para otros, simple manipulación. El adoctri-
namiento que hemos destacado se practicaba a través del aparato escolar, no es
ajeno -como hemos visto a lo largo de este curso- a todas las experiencias es-
tatales en materia educativa. Pero indudablemente, no respondía a los precep-
tos tradicionales. Muestras de afinado adoctrinamiento en función de una deter-
minada política del Estado, han dado tanto el régimen fascista orientado por
Giovanni Gentile y Lomabardo Radice, como el actual sistema cubano o el so-
cialista orientado por Antón Makarenko o el definido encuadre patriótico de Si-
món Rodríguez. Defecto de pedagogos y vicio de maestros ha sido negar, ocul-
tar o disimular la estrechísima relación entre educación y política, y la depen-
dencia de aquélla con respecto a ésta cuando se trata de sistemas públicos -ofi-
ciales o privados- regidos por el Estado.
Formación Instrucción
Escuela
previa
Disciplinamiento Religión
Capacitación
Formación Instrucción
Escuela
peronista
Adoctrinamiento Asistencia
Recreación
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Actividad
1. No es difícil conseguir libros de lectura o cuadernos de clase de la época del
primer peronismo (1945-55).A partir de ellos, analice los siguientes concep-
tos que se presentan:
• Trabajo/trabajador
• Mujer/esposa
• Ciudadano/política
Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Ciarniello, Nicolás. Julio César Avanza, Bahía Blanca, Ed. Fundación Senda, 1992.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Sobre este último aspecto es el que se puso el mayor esfuerzo, y que arro-
jó los mayores resultados en la educación técnica. El desarrollo industrial no
puede sustentarse sin personal de alta calificación técnica, y ello debe provenir
desde la educación sistemática a cargo del Estado (porque es una obligación del
mismo, y porque las empresas -estatales o privadas- no podrían absorber los
costos de formación, que deberían transferir al precio final del producto, per-
diendo competitividad por precio).
La educación técnica no es nueva en Argentina. Se pueden rastrear sus orí-
genes en la antiguas escuelas de artes y oficios y aun en la formación artesanal de
la Casa de Niños Expósitos, la Escuela Agraria de Puerto Yeruá (Entre Ríos), la Es-
cuela Agraria de Santa Catalina, la Escuela de Aprendices del Ferrocarril del
Oeste o el venerable Colegio Industrial “Otto Krause” de fines del Siglo XIX.
En esa línea histórica se ubican también las Escuelas Fábricas y la cuestionada Uni-
versidad Obrera del primer peronismo.
96
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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conoce otras razones, entre las cuales no se halla un déficit del aparato educa-
cional.
Señalemos finalmente, que una de las acusaciones en su época a las escue-
las técnicas, se basaba en el relegamiento de la formación humanística (conteni-
das ampliamente en el currículum) en beneficio del taller (notablemente insta-
lados en un principio), para formar “carne de fábrica”.
Actividad
Defina la “idea” desarrollista. ¿Por qué se acentúa “la formación de recursos hu-
manos” como fin de la educación?
Bibliografía Recomendada
Germani, Gino. Política y sociedad en una época en transición, Buenos Aires, Ed.
Paidós, 1962. Cap. 3 a 6.
Hobsbawm, Eric J. Historia del Siglo XX, Barcelona, Ed. Crítica, 1993.
Johnson, John. Las transformaciones políticas en América Latina, Buenos Aires, Ed.
Solar-Hachette, 1960.
A fines de los años ´50, la escuela comienza a ser cuestionada desde pers-
pectivas político-ideológicas y pedagógicas. En cuanto a las críticas ideológicas,
la fuente principal es el socialismo marxista, que analiza la escuela como órga-
no de construcción del sometimiento de los pueblos al régimen capitalista de
explotación, elaborando un alambicado dispositivo de alienación que conduce al
despojo de los propios intereses de clase y promueve la adhesión al “patrón”
(en tanto ideales, régimen de vida y sistema económico).
Desde la perspectiva pedagógica se analiza la oposición cultural que se da en
la escuela -a veces, verdadero antagonismo- entre la “cultura escolar” y la “cul-
tura de la comunidad en que esa escuela se haya inserta”.En este punto choca
el tradicional concepto de educación popular como universal (escuela, docente,
norma y currículum homogéneo y uniforme) con el de educación popular en tan-
to propia, gestada y destinada a los sectores populares.
Esto implicará una definición -sino libresca, al menos ideológico/pedagó-
gica- de sectores populares. Y estos son concebidos como todos aquellos
sectores de la población dependientes, en tanto no propietarios, no partíci-
pes en el ejercicio del poder y la autoridad (política, social, cultural), some-
tidos a un régimen no elegido voluntariamente y controlados por las insti-
tuciones, de las que no forman parte y de las que no participaron en su
constitución. Estos sectores desarrollan -obviamente- formas culturales
propias, distantes de las de las clases poseedoras de los bienes materiales,
culturales y del poder. Se integran con los trabajadores urbanos y rurales,
pequeños artesanos, aborígenes y pobres de todo origen. Son portadores de
una cultura propia, puesto que la cultura es una resultante de la elaboración
de una forma de vida y expresión, con lenguaje, códigos y lógicas propias;
símbolos, tradiciones, religiosidad, mitología, concepciones del tiempo y de
la realidad que difieren de la llamada cultura oficial, cultura hegemónica, cultu-
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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mían un rol pedagógico que podemos definir como promotores o animadores cul-
turales, y aun como trabajadores sociales, pero no ajenos a la comunidad, para evi-
tar que otros sectores y niveles sociales introdujeran una cultura extraña con
afán civilizador, que de alguna manera tendieran a colonizar desde otras pers-
pectivas culturales.
Considerado el Perú por los dirigentes de la revolución como “atrasado, de-
sintegrado y sin salida”, se acentuó en la educación la expectativa superadora.
102
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
docente distintos tipos de sujetos (tanto el “cura” como el “varayoc”, padres, cam- “Varayoc” es un tér-
mino de origen incai-
pesinos, los propios estudiantes, militantes religiosos o políticos) alentados por co, que designa al jefe co-
la posibilidad de realizar una transformación real de la sociedad peruana y sos- munal, -equivalente a un al-
tenidos por ideales ideológico-políticos de contenido moral y nacionalista. calde- elegido por la propia
comunidad (Ayllu).
“Esta selección estuvo facilitada por dos hechos: por un lado, existía una
clara decisión política con caracteres inéditos y con lineamientos radica-
les de gobierno; y por otro, una disposición favorable a ella en muchos
profesionales que encontraban esta vez incentivos de tipo político, ideo-
lógico y moral suficientes para realizar un trabajo creativo al que se da-
ba una nueva valoración.”
(J. Rivero Herrera, Op. Cit., pág. 110).
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Universidad Virtual Quilmes
Señalamos al inicio del parágrafo anterior que la pedagogía del brasileño Pau-
lo Freire subyacía en los fundamentos y prácticas del programa de reforma pe-
ruana. Ese sustento dado por la corriente freiriana es parcial, más bien una fuen-
te inspiradora. En realidad, Freire no pensaba en términos del sistema educativo,
sino más bien de un contrasistema, en tanto había concluido que ninguna refor-
ma parcial o “maquillaje” desde dentro podía finalmente favorecer a las clases
oprimidas, en tanto los “explotadores” fueran los que seguían dirigiendo el sis-
tema, pautándolo, definiendo sus contenidos, itinerarios y destino final.
Incluso a su pesar, Freire es un continuador del optimismo pedagógico de los
pioneros (movimiento escolanovista brasileño de los años ‘20 y ‘30, que consti-
tuyó el sistema educativo moderno con un sesgo definidamente político, nacio-
nalista y progresista), en tanto parte de considerar la educación en sus posibi-
lidades “liberadoras”. Pero hay una diferencia central: para Freire la educación
-en esa función- no puede ser un proceso vertical y desde afuera del sujeto.Así,
se convierte en enajenante, es decir, desposee al sujeto de sí, le impide ver y ver-
se y por lo tanto lo aleja de la percepción de su situación vital, experiencial, bio-
gráfica e históricamente comunitaria. Para Freire, el fin y posibilidad de la educa-
ción es un proceso de concientización, a través del cual el sujeto (persona, no in-
dividuo) desde sí se reconoce a sí mismo, reconoce su naturaleza y la naturaleza y
a los otros, los otros suyos y los otros “explotadores”. Por esa razón, la educación se
construye en el diálogo, donde educador y educando cumplen ambos, ambas fun-
ciones: los dos se educan y son educados. Es una relación dialéctica en que nin-
guna de las partes ocupa una posición de preeminencia, superior o de sabio, en
la que se parte del protagonismo del sujeto y -particularmente- de su situación
existencial inmediata. Es en este marco que alcanza comprensión su oposición
a la educación bancaria (forma de depósitos periódicos -saber- en una caja -el
alumno-) y la apelación a los saberes propios del sujeto: idioma o dialecto local,
formas culturales propias, normas comunitarias, experiencia de vida, biografía y
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“Así, se declaraba que se había llegado al ‘fin de una época’: la del equi-
librio relativo de las clases. Principio de otra: la de la guerra total de cla-
ses, que excluye las soluciones de compromiso y los repartos del poder.”
(Germán W. Rama, en Parra y otros, Op. Cit., pág. 51)
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Universidad Virtual Quilmes
Y el segundo sector que enfrentó a Freire -al que podemos llamar “oficial”-
se integraba con los representantes de los sectores políticos tradicionales (con-
servadores, liberales, católicos de derecha) quienes lo acusaban de “comunista”
o por lo menos “filomarxista”; y los propios de la educación, que no podían
comprender “una escuela sin sistema” ni la “subversión del orden pedagógico”.
Rama -al analizar críticamente la perspectiva freiriana- señala contradiccio-
nes entre la teoría y su verificación en la realidad:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
Elabore una reseña crítica -no más de tres carillas- del libro de Paulo Freire,
La educación como práctica de libertad.
Bibliografía Obligatoria
Freire, Paulo. La educación como práctica de libertad, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI,
1972.
Bibliografía Recomendada
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 1972.
Parra, Rodrigo y otros. La educación popular en América Latina, Buenos Aires, Ed.
Kapelusz, 1986.
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5
Objetivos
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
El análisis del “ciclo de fundaciones” le permite a Ural Pérez (Págs. 32-33) de-
terminar los períodos de mayor influencia de cada orden: a la inicial etapa de los
dominicos (1538-1619) le suceden las fundaciones jesuíticas (1621) y finalmen-
te las promovidas por la Iglesia.
En la génesis de las universidades americanas hallamos el mismo proceso: de
un convento o seminario preexistente, la solicitud de erección por parte del
Obispo o las autoridades laicas (o en conjunción), la autorización por Cédula
Real y su confirmación por Bula o Breve Papal (o a la inversa) y su pomposa
inauguración e instalación en un convento.
Más difícil es discernir el modelo a partir del cual se organizaron.Y aquí se
expresan nuevamente las tensiones entre propuesta y realidad. Aun cuando se
reconozca como general la inspiración en la estructura de la Universidad de Sa-
lamanca (Weimberg discute esto -Pág. 60 y sigs.; Pérez lo acepta, Pág. 35), rápi-
damente en América las Universidades alcanzaron un perfil propio. El trasplan-
te no podía ser exacto, porque los contextos no eran exactamente iguales.
Mientras en España la Universidad ya se apoyaba en una tradición de 300 años
y en una consolidada relación con el poder Real, Pontificio y los poderes loca-
les, en América la corporación universitaria tenía cotidianamente que definir su
jurisdicción y límites con el Obispo y las jerarquías del estado.Así como en Es-
paña abundaban los “maestrescuelas” y Doctores -que se nutrían del Humanis-
mo y la Contrarreforma- en América, las más de las veces, no se contaba con
especialistas para abordar las cátedras. Del mismo modo, la española contaba
con sus tradicionales recursos, legados y asistencia financiera, la americana ca-
recía de tales apoyos y una cruda privación acosaba sus claustros. Igualmente,
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Universidad Virtual Quilmes
los costos eran inabordables para una importante masa de aspirantes. Los espa-
ñoles muy ricos de América, enviaban sus hijos a España, como hoy sus descen-
dientes los remiten a Harvard o Yale; en tanto los de menores recursos debían
conformarse con lo que estaba “al alcance de la mano...”.
Pero así como las diferencias eran muchas, muchas también eran sus líneas
comunes: ambas -españolas y americanas- heredaban la tradición medieval y se
mantenían en los moldes de la escolástica, con preeminencia de los estudios
teológicos; la ortodoxia de la Contrarreforma era su corset ideológico; el latín
su idioma oficial y pedagógico y clerical su organización. La ciencia moderna
(ciencias de la naturaleza) no tenía cabida en la Universidad; ésta se estudiaba a
través de Aristóteles, quien ya acreditaba 2.000 años de antigüedad, lo que en
realidad era Filosofía Natural.
En este rubro -el académico/científico- la universidad americana fue tan de-
ficitaria como su madre española o europea en general. Recordemos que hacia
mediados del Siglo XV ya se ha instalado el esclerosamiento en una institución
que -nacida en los finales del Siglo XI- representó la más alta creación del genio
medieval y aportó a su transformación. Pero precisamente su ascendente evo-
lución intelectual también significó el ascenso social de sus miembros, el incre-
mento de sus privilegios, el ennoblecimiento y la aristocratización, cuando no la
constitución de linajes hereditarios. Corporación surgida en medio de conflicti-
vas relaciones con los poderes, terminó imbricada con los mismos, siendo par-
te de él, proveyendo a su sustento ideológico, complicada en enredos e intrigas,
junto a Papas y Reyes. Su anquilosamiento intelectual fue recubierto por la pom-
pa, la ceremonia, la solemnidad y el formalismo. La disputatio, que había hecho
al brillo de su desarrollo, cayó en un verbalismo vacuo y sin contenido, sosteni-
do en las polémicas al interior de la escolástica.
Mientras tanto, la ciencia experimental -surgida de las exploraciones empíri-
cas y al calor de las necesidades burguesas de dominar la naturaleza- se van
constituyendo por fuera de la universidad, en la labor de inquietos observado-
res/pensadores/experimentadores que se relacionan entre sí, intercambian da-
tos, registros y teorizaciones y concluyen constituyendo las Academias. Galileo,
Copérnico,Tycho Brahe, Bacon, Newton, Harvey, Servet, aun cuando habían pa-
sado por la Universidad -y eran o habían sido sus catedráticos- realizaron su
creación científica allende sus claustros. La ortodoxia religiosa -católica o pro-
testante- cobrará un alto precio a las lealtades. Recién en el Siglo XIX y funda-
mentalmente desde principios del XX la Universidad volverá a ocupar un lugar
en la vanguardia intelectual, filosófica y científica.
¿Podía la Universidad americana apartarse de la corriente general?
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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La cita pertenece al libro El siglo de las luces: ciencia y técnica, del historiador
de la ciencia José Babini (publicado por el Centro Editor de América Latina en
Buenos Aires, 1971), quien intenta reflejar la dimensión del movimiento y de su
órgano de expresión.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
1. Describa las características de la Universidad Hispanoamericana Colonial
(Siglos XVI al XVIII).
2. ¿Qué vínculo se establece entre universidad y administración en la Colonia?
Bibliografía obligatoria
Pérez, Ural Amor. “Las Universidades Coloniales y el modelo europeo”, en: Re-
vista de la Universidad Nacional de La Plata, Nº 30, 1991.
Bibliografía recomendada
Babini, José. El siglo de las luces: ciencia y técnica, Centro Editor de América Lati-
na, Buenos Aires, 1971.
Babini, José: La ciencia en la Argentina, Eudeba, Buenos Aires, 1963.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“Al progreso económico siguió un desarrollo social que tuvo entre sus ex-
presiones a las sociedades económicas que se formaron en casi toda
América. En estas asociaciones patrióticas se reunían los sectores más
avanzados animados por una mentalidad burguesa ilustrada para, con-
juntamente con los mineros, comerciantes y otros sectores progresistas
del gobierno, el clero y el ejército, pugnar por el crecimiento económico,
el conocimiento de los territorios y las riquezas naturales de los países,
y por importantes reformas educativas.
Ejemplo de lo anterior son las escuelas que se crearon para proporcio-
nar instrucción científica y técnica a mineros, metalurgistas, grabadores,
dibujantes, ingenieros, arquitectos, agricultores, boticarios, navegantes, ar-
tistas y otros artesanos, entre las cuales están las siguientes: en México
las de minería (1792), botánica (1788) y artes (1785) creadas a instan-
cias y con el apoyo de los mineros y comerciantes; en Guatemala el Jar-
dín Botánico (1796) y las escuelas de dibujo y matemáticas (1797) es-
tablecida por la Sociedad Económica de Amigos del País; en Caracas la
Academia de matemáticas (1760) apoyada por el Consulado; en Lima,
el Laboratorio químico-metalúrgico (1792) auspiciado por el Tribunal de
Minería; en Buenos Aires, la Escuela de Geometría, Arquitectura y Dibu-
jo creada por el Consulado en 1799 y la Escuela Náutica creada por es-
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El sentido general era utilitario, más que una verdadera actitud científica. Una
actitud mental convertida en política de desarrollo. Pero a partir de esa conduc-
ta inicial se gestó el desarrollo de la ciencia en América Latina, que se consoli-
dará en el Siglo XIX.
Desde 1701, el Jesuita criollo Buenaventura Suárez -en Córdoba- realizaba
sistemáticas observaciones astronómicas, con un lente tallado por sí mismo. En
1744, dará a conocer el Lunario de un siglo, exhaustivo mapa celeste y de las fa-
ses lunares.Al año siguiente, instaló a orillas del Uruguay -San Cosme y Damián-
anteojos comprados en Londres.
La exploración celeste continuó, alentada por necesidades político-diplomá-
ticas como la demarcación de los límites entre las posesiones españolas y por-
tuguesas, y en 1782 se podrá determinar la longitud de la Ciudad de Buenos Ai-
res.
En la región del Río de la Plata se puede establecer el origen de la actividad
científica en dos fuentes: la actividad de los jesuitas en las Misiones Guaraníticas
interrumpida por su expulsión, y los relevamientos naturalistas de Félix de Aza-
ra (1746-1821). Este militar aragonés integró la comisión demarcatoria de lími-
tes entre las posesiones españolas y portuguesas en América, y se asentó en el
Río de la Plata y Paraguay a partir de 1781. La especificidad de su función lo lle-
vó durante más de 20 años a recorrer reiteradamente una extensa región y, más
allá de su función de cartógrafo se interesó por el conocimiento de una natu-
raleza que lo subyugaba. Así comenzó a realizar sistemáticos relevamientos de
la flora y la fauna, clasificaciones exhaustivas y disecación de animales. No era
un especialista. Era un “autodidacta”, un naturalista aficionado, que por ensayo y
error fue eslabonando géneros, familias y especies.
122
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
lar.A principios del Siglo XIX dio a conocer sus “Apuntamientos para la historia
natural de los cuadrúpedos del Paraguai y Río de la Plata” y “Apuntamientos pa-
ra la historia natural de los páxaros del Paraguai y Río de la Plata”. En 1847 apa-
reció su trabajo “Descripción e Historia del Paraguai y del Río de la Plata”. Las
primeras obras sufrieron sucesivas correcciones hasta su publicación definitiva.
En las mismas, da referencias específicas de numerosas plantas: quebracho,
cebil, algarrobo, elemí, guembé, piñón de indias, tatané, lapacho, urunday, yerba
mate, curupay, mandubay, cedro, ombú, caraguatá, mandioca, etc. Y estudia las
aves: chopí, gavilán del estero, veniejillo, montés, jaspeado, bigotillos, chipango, es-
parvero, y muchos más. Relevamiento, descripción, clasificación.
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“Esta obra pertenece al género de las que por entonces los gobiernos
de las jóvenes naciones americanas encargaban a científicos europeos
destacados, con el objeto de dar cuenta, a través de una presentación
comprensiva, de los aspectos geográficos, geológicos, de flora y fauna, y
así como de los recursos naturales y explotables del respectivo territorio.
El plan original, según figura en el prefacio del tomo I era el siguiente.
Los dos primeros volúmenes describirían, en trazos generales, los carac-
teres físicos de la República Argentina, es decir, los aspectos geográficos
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
tina, a través de la novela Dos partidos en lucha. Pero también, Botánica Ele- Lectura
Recomendada
mental para el nivel secundario, que se usó durante más de cuarenta años en Se recomiendan los estu-
las escuelas argentinas. dios de Marcelo Monserrat
Finalmente, podemos afirmar que a partir del trabajo de los naturalistas se sobre la recepción del dar-
winismo.
instala la cultura científica en el nivel superior y que ya desde principios de 1900
liga sus desarrollos a la vida universitaria, como veremos en el siguiente punto.
Actividad
1. Sintetice -no más de una carilla- el informe de Belgrano de 1796 y qué re-
lación se establece entre su propuesta y los principios del Iluminismo.
2. ¿Cuál es la relación entre Universidad y Ciencia Experimental en el Siglo
XVIII?
3. ¿Por qué fue tan lenta la incorporación de la enseñanza científica a los me-
dios universitarios?
Bibliografía Recomendada
Monserrat, Marcelo: Ciencia, historia y sociedad en la Argentina del Siglo XIX, Cen-
tro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.
Saldaña, Juan José (Coordinador): Historia Social de las Ciencias en América Latina,
Universidad Nacional Autónoma de México, México 1996. Caps. “Ciencia y feli-
cidad...” y “Tradiciones científicas y expediciones....”.
La Universidad del Siglo XIX mantuvo las características de la del siglo ante-
rior, con algunas notas propias dadas por el proceso independentista. Éste tuvo
dos efectos disímiles: en primer lugar, la posición de las Universidades colonia-
les respecto al devenir político abierto y en segundo término, los efectos del
mismo en lo estrictamente académico. Sobre el primero de los aspectos, la Uni-
versidad padeció la incómoda situación de ser una institución de realce en la es-
tructura colonial y, al mismo tiempo, contener en sus planteles a muchos adhe-
rentes (particular -pero no solamente- los laicos) a las revoluciones. Los efec-
tos se desdoblan en dos etapas: el desconcierto inicial y el avance político de
los nuevos poderes sobre la estructura universitaria, con claros propósitos re-
novadores. Éste es el caso del Dean Gregorio Funes en Córdoba que actualiza
los Planes de Estudio de la Universidad y el de la reforma de la Universidad de
México y la creación de las de Buenos Aires (1821), Caracas (1827) y San Feli-
pe de Chile (1837).Veámoslos particularmente.
La Universidad de Buenos Aires: si bien en 1778 se la creó por Cédula Real,
en el contexto de las reformas borbónicas, nunca llegó a instalarse.A diferencia
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Universidad Virtual Quilmes
de aquélla -de origen real- la porteña es consecuencia de un acto del poder po-
lítico independiente. La tradición patriótica quiere ver en esta creación el “ge-
nio” visionario de Rivadavia, pero tal aseveración no está documentalmente ava-
lada. Sí consta que el Gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez , el 16 de
Febrero de 1821, comisionó al Dr.Antonio Sáenz para que fundara una Univer-
sidad Mayor. El 9 de Agosto de ese año es creada por un Edicto del Gobierno
de la Provincia de Buenos Aires, según el proyecto de Sáenz, y tres días más tar-
de -el 12- inaugurada con gran solemnidad. Quizá se intuía -o deseaba- un vigo-
roso desarrollo ulterior.
La nueva Universidad con las influencias predominantes en la cultura porte-
ña, se organiza bajo el modelo “napoleónico”, esto es, una superestructura a la
cual correspondía todo el desarrollo de la educación -desde el nivel elemental-
hasta el superior. Podríamos asimilar sus funciones a los de los actuales Minis-
terios de Educación.Y, como Napoleón encomendaba la conducción de las prác-
ticas científicas a la Academia Imperial, la orientación principal de la Universidad
se dirigía a las formaciones profesionales liberales. De acuerdo a ese modelo, en
Buenos Aires se pone bajo la conducción universitaria el Colegio de San Car-
los, que pasa a llamarse de la Unión del Sud, antecedente directo del actual Co-
legio Nacional Buenos Aires, dependiente de la Universidad. Su función era la de
un estudio preparatorio para el acceso al nivel superior. La Universidad se or-
ganizó en Facultades, absorviendo los estudios del Protomedicato para dar lu-
gar a la Facultad de Medicina, y creándose las de Derecho y Físico-Matemáticas.
La inestabilidad del sistema político argentino no deparará un brillante desarro-
llo universitario hasta los años ‘60, pero será la “cabeza de puente” de la reno-
vación cultural : en sus primeros años la Universidad será el centro de la lucha
contra la escolástica, la teología tomista y la introducción del pensamiento ilus-
trado y científico. En este sentido, es de relevancia la labor de Juan Crisostómo
Lafinur como difusor de las teorías utilitaristas de Bentham y la presencia del
sabio italiano Mossotti (a quien hicimos referencias en el Tema anterior) que de-
sarrolló la Astronomía, Matemáticas, Física, Mecánica y Óptica.
Pero a pesar de estos progresos, el desenvolvimiento de la Universidad de
Buenos Aires fue muy modesto, hasta la reorganización encarada por el Rector
José María Gutiérrez (1864). Éste creó el Departamento de Físico-Matemáticas
en el ámbito de la Facultad de Ingeniería, y a pesar del sesgo profesionalista de
ésta, posibilitó el desarrollo de la ciencia experimental.
Pero, la más antigua de las universidades es la de Córdoba, creada en 1613
por la Companía de Jesús, comienza a funcionar como tal en Febrero de 1614.
Pero su oficialización data de 1622 por el Papa Gregorio XV; y recién el 24 de
Febrero de 1624 se dan sus Constituciones, que la fundamentan y habilitan ju-
rídicamente (otras fuentes indican 1621 como año de su creación).
Como el común de las Universidades Coloniales, respondía a tres móviles:
ser alternativa a las Españolas (por distancia, costo y riesgos de viaje); proveer
el “personal profesional” de la Iglesia (sacerdotes) y llenar una burocracia colo-
nial amplia y compleja.
El 1 de Diciembre del 1800, el Rey de España Don Carlos IV -mediante una
Cédula- la convierte en Real Universidad de San Carlos (es en este período en
que el Dean Funes intenta su actualización). Tras romperse los lazos políticos
con España, el Caudillo-Gobernador Bustos la “provincializa” en 1820.
La precariedad de sus medios y la morosidad de su enseñanza -y quizá tam-
bién la necesidad de dar “fuerza” a la Confederación- llevan a los propios cor-
dobeses a pedir su nacionalización, que es concedida por el Gobierno de la
130
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Confederación por Decreto del 29 de Mayo de 1854 del Vicepresidente Dr. Del
Carril (recordemos que en ese momento, la Provincia de Buenos Aires se halla-
ba separada del resto y que la reunificación en República Argentina se producirá
en 1862). En términos académicos, la de Córdoba seguía siendo tan escolástica
y tradicional como en el siglo anterior, y así se mantendrá hasta principios del
XX. La de Córdoba es la primera universidad, pero también la primera “Provin-
cial” y la primera “Nacional”.
Desde antiguo, la Universidad era el refugio intelectual de las minoritarias
clases altas (coloniales, patricias, ahora burguesas). Más allá de apologías y pa-
negíricos, la Universidad Argentina no desempeñó papeles relevantes en el pro-
ceso independentista, ni intelectual ni políticamente. Este rol es el surgente, y
sin negar la historia previa (téngase en cuenta que casi todos los protagonistas
individuales de los distintos procesos políticos tenían formación universitaria)
puede afirmarse que la Universidad Argentina es una creación de la Genera-
ción del ‘80.
La Universidad mas importante -con el transcurso del tiempo- será la de
Buenos Aires, cuya historia difiere de la cordobesa. Sin embargo, el ordenamien-
to jurídico de esta Universidad tampoco iba a ser definitivo. Aquel proceso de
organización institucional que bosquejamos al principio, habrá de culminar con
la conflictiva federalización de la Ciudad de Buenos Aires como Capital de toda
la Nación y sede de las instituciones centrales de Gobierno. Con ello, la Univer-
sidad como institución académica, y sus bienes materiales, pasa a la Nación el
18 de Enero de 1881.
Córdoba y Buenos Aires eran entonces las únicas Universidades Argentinas,
y ambas nacionales, tras un previo status provincial. Pero carentes de un orde-
namiento jurídico y académico, lo reciben a través de la breve Ley N. 1597 de
1885 (llamada ley “Avellaneda”). Esencialmente, las incluye en el Presupuesto
Nacional y consagra la autonomía, con lo que se facilita su desarrollo intelec-
tual y político.
Pero son universidades de cuño clásico, orientadas a la Medicina y al Dere-
cho (Levene, 1935). Éste último es el ámbito de formación con que las elites do-
minantes nutren sus cuadros políticos e intelectuales; en suma: cuna de la diri-
gencia. No es aún la hora de la Ciencia; ésta golpea a las sordas puertas de la
Universidad.
Las Universidades de Santa Fe y Tucumán son -como la porteña- de origen
provincial. La primera se crea por Ley del 16 de Octubre de 1889.Y tras suce-
sivos proyectos de nacionalización hasta 1917, toma forma la Ley Nacional Nº
10.861 del 17 de Octubre de 1919 (iniciativa de Luis Agote).
En su estructura se incluye -con sede en Paraná- la Facultad de Filosofía,
Letras y Ciencias de la Educación. La Escuela Normal, ha dado frutos que la
superan.
El caso de Tucumán es parecido. Juan B.Terán y José B. González desarrollan
la iniciativa, promueven la adhesión de sectores culturales y logran su creación
en jurisdicción provincial el 2 de Julio de 1912. En su estructura original, se in-
cluye un Departamento de Pedagogía. Razones de recursos y de prestigio llevan
a obtener su nacionalización: mediante un Convenio suscripto el 3 de Abril de
1921 la Universidad pasa a ser nacional. Su inauguración se efectúa el 25 de Ma-
yo de 1924.
Recién el 21 de Marzo de 1939 se crea la primera Universidad Nacional: la
de Cuyo, inaugurada el 16 de Agosto de ese año. Porque la de La Plata, también
es de origen PROVINCIAL.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Nacionalización
Según acredita José Arce (1966) -en su polémica con Ricardo Levene- es el
Gobernador Marcelino Ugarte el que concibe la idea y la plasma públicamente
en su mensaje a la Legislatura al asumir su cargo:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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“Quiero una Universidad donde toda persona pueda obtener todo cono-
cimiento; es decir, donde se enseñe a todo el mundo; donde todo hom-
bre que desee saber tenga una puerta abierta; esto es lo que la Uni-
versidad de La Plata aspira a realizar”.
(Mercante, 1924)
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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• Observatorio Astronómico;
• Facultad de Agronomía y Veterinaria;
• Agronomía y Veterinaria;
• Ciencias Jurídicas y Sociales;
• Ciencias Físicas, Matemáticas y Astronómicas;
• Ciencias Naturales y Museo.
Ideas y doctrinas
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En cambio Spencer
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Más bien, sostenemos que la realidad -su enajenación a la realidad- los lle-
vó compulsivamente a la acción, y que alimentaron con ideas esa acción. La ne-
cesidad de la acción precede al pensamiento. Éste se instrumenta para aquélla.
No se niega la profundidad del pensamiento ni la reflexividad del hábito. Pero
si no fueron metódicos, si no construyeron un sistema, si no desarrollaron una
filosofía, fue porque estaban acuciados por la realidad y las necesidades de la
acción. Por eso odiaron, se exaltaron, se inflamaron, se pelearon en lides inte-
lectuales que bien recuerdan las disputas medievales. Pero no peleaban por
ideas abstractas. Las ideas eran sus espadas flamígeras para conquistar posicio-
nes y defenderlas, no intelectuales, sino políticas. Ideas operantes; en última ins-
tancia, acciones. El mismo Korn dirá: “Es el positivismo en acción”. Porque el po-
sitivismo les brinda el andamiaje y las herramientas para la nueva construcción,
como así los planos, la ubicación de los ocupantes como el sentido del tránsi-
to en el nuevo edificio.
Si había que europeizarse, había que “positivisarse”, porque Europa era posi-
tivista.
Alberdi evoluciona desde la ideología, el utilitarismo y el romanticismo a un
positivismo militante.
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Universidad Virtual Quilmes
“La filosofía está ligada a todo lo que hay de más positivo, de más real,
de más indispensable en la vida; a las artes, a las leyes, a la política, a
la economía, a la
política” (...) “Filosofía, en una palabra, de las necesidades sociales, mo-
rales e intelectuales de nuestro país, clara, democrática, progresiva, po-
pular, americana” (...) “La filosofía deberá ser positiva y real”.
(Alberdi, citado en Alberini, 1966)
142
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Tedesco señala:
“En Sarmiento aparece muy clara la dependencia que existe entre to-
das las manifestaciones del “progreso” de una Nación y la capacidad de
los individuos que la componen” y “daba a la enseñanza un papel so-
cialmente estabilizador.”
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“...nadie como Sarmiento las hizo suyas, las interpreta e intensifica has-
ta constituirse en su acción creadora como en su acción demoledora en
el representante más genial del positivismo argentino.”
Como ya fue señalado, el positivismo que Korn -junto a Groussac y José In-
genieros- atribuye a Alberdi, Sarmiento y Mitre es desmentido -entre otros- por
Alberini y Biagini.
Quizá la respuesta no está tanto en el paralelismo filosófico que hallamos en-
tre nuestros pensadores y los europeos, sino en las mismas características de la
Filosofía Argentina. En la conclusión de Alberini:
Korn fustiga enérgicamente a los positivistas de esta etapa, que alentados por
el espectacular crecimiento económico del país, renunciaron a la creación y se
entregaron al enriquecimiento. Fueron hombres que hicieron de la función pú-
blica una tarea doméstica, y de su interés privado...el interés público. El Bien Co-
144
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
mún era el estrecho “bien de clase”, segun Korn: “Así llevaron casi a sabien-
das al pueblo argentino a su más profunda crisis moral”.
Pero en el conjunto de esta Segunda Generación Positivista se destaca,
enfrentado al materialismo grosero y utilitarista, el pensador Paul Groussac. Es
en el debate sobre el sentido y dirección de la enseñanza media en que arre-
mete contra este positivismo. Afirma el sentido de educación formativa de la
escuela secundaria, contra el predominio utilitario de la instrucción.
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muta en miopía intelectual y política. “Lo que hubo de ser una aspiración nacional
-el desarrollo de la riqueza- se convierte en una empresa privada”, señala Korn. La
Revolución del ‘90 signa lo que para Korn es la Tercera Etapa Positivista en el
pensamiento nacional.
A ellos se refirió Juan Agustín García -citado por Korn- en sólida y emocio-
nada posición:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
sarrollo positivista, y que en la propia alma de éste anida la negación de los va-
lores que él reivindica. Mal podría el positivismo alentar o desarrollar una sim-
biosis con la realidad social y cultural dada y desde ella propender a la consti-
tución de un arte, una filosofía, una economía y unas instituciones políticas y cul-
turales con raigambre argentina y con su pueblo como destino.
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“...le hacía falta ese vigor que comunica la organización común, el alien-
to recíproco, y los fines positivos de su labor...” ....“Los jóvenes buscan di-
rectamente en las universidades y otras escuelas de la Nación el cami-
no de los estudios superiores, ya sean los que conducen a las profesio-
nes liberales y docentes, ya a los utilitarios o a los más acendradamen-
te científicos”.
(González, 1935)
González, sin diluir su fidelidad al positivismo, liga éste a sus móviles patrió-
ticos y preocupaciones de estadista, asignando al positivismo el carácter de ins-
trumento de realización de la Nación:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“Su carácter dominante será el estudio de la naturaleza, con sus más di-
rectos derivados, y las que tienen por objeto principal el estudio del hom-
bre en su medio físico antiguo y actual.”
El mismo modelo inspira los ejes formativos en los ámbitos del Derecho:
¿Es una concesión de González a las tradiciones vigentes o un signo del “lí-
mite positivista” su proyección del Fin de tal Facultad?
“Así pues, en esta Facultad, destinada, por la clase de sus estudios y su re-
percusión social y política, a ser como lo fue siempre, el exponente univer-
sitario más visible, tiene a su cargo una tarea importantísima y múltiple: la
formación de las clases profesionales de la vida jurídica, el profesor, el doc-
tor, el abogado, el procurador, el notario, y la de la clase política superior,
en cuyas manos se halla la dirección efectiva de los destinos nacionales.”
(González, 1935)
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“Por eso, los viejos sistemas imaginativos o verbalistas han cedido en to-
das partes su puesto a los experimentales y positivos, tanto en relación
con el mundo de las cosas como en el de las ideas”.
Sin querer agobiar con citas que ya nada agregan a este análisis, refrendemos
su visión con la siguiente concepción integradora de la vida intelectual:
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“La Ciencia -entendiendo por tal el método científico en todos los domi-
nios del saber y del estudio- reclama su jurisdicción, y en todo momen-
to representa la necesidad de observar la ley permanente o periódica
del hecho social, como lo deja ver en los hechos materiales”.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“Ellos llevaron a las provincias del interior, junto con la enseñanza laica,
la emancipación del dogmatismo chato de las sacristías. Ellos formaron
nuestro excelente magisterio femenino e iniciaron la emancipación espi-
ritual y económica de la mujer argentina. Ellos, por fin, organizaron nues-
tra escuela elemental”.
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Conclusión
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Crónica
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Investigación
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Pero las investigaciones no están orientadas sólo por un espíritu científico desin-
teresado, o a comprobar teorías modernas. Revelan también una intención didáctica.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Líneas de pensamiento
En suma, ¿de dónde surge una tan neta preocupación por dar tal ordena-
miento a la Pedagogía? Recordemos que, en primer lugar, la “ciencia’ es el ins-
trumento intelectual al que apela el sector “progresista” de las elites, sólidamen-
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Universidad Virtual Quilmes
En consecuencia, propone:
“Si admitimos que toda enseñanza debe ser educativa, tendremos que
reconocer que no realizamos esta educación si no hacemos adquirir por
nuestros alumnos algunos hábitos de investigación, de análisis, de juicio,
de generalización, de razonamiento lógico, de crítica....”
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
“De acuerdo con las instrucciones de la Dirección, todas las materias se-
rán dictadas con el auxilio constante del laboratorio, la observación y la
práctica en los Colegios y escuelas de experimentación...”.
(Archivos, P: 27).
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Conclusión
Bibliografía Recomendada
Arce, José: “Origen de la U.N.L.P.”. Publicaciones del Museo Roca. Estudios XV.
Buenos Aires, 1966.
González, Joaquín Víctor: Obras Completas. Tomo XIV. Publicación U.N.L.P. Im-
prenta Mercatilli, Buenos Aires, 1935.
162
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
1890 representó algo más que una pueblada: no sólo interrumpió la bucóli-
ca continuidad del proyecto conservador, sino que puso en evidencia los cam-
bios operados en la sociedad, producto del propio accionar político de la elite
dominante; demostró la presencia de sectores medios dispuestos a instalarse no
sólo en la vida social, sino también en la vida política. La ley electoral de 1912 y
el resultado de su primer aplicación -Santa Fe, 1914- son consecuencia de aque-
lla insurrección del ‘90, y anticipación del proceso que se iniciará en 1916 con
el acceso de la Unión Cívica Radical al gobierno.
Pero así como la asonada del ‘90 estaba dirigida a modificar las “prácticas”
pero no la estructura del sistema, el gobierno yrigoyenista del ‘16 tampoco pre-
tendía cambiar el sistema -con el que acordaba en sus líneas fundamentales- pe-
ro sí tener su participación en él. Se trataba de una cuestión política: los secto-
res medios de la sociedad argentina querían definir su protagonismo, ser parte
del poder y beneficiarse con la apertura a nuevas posibilidades de desarrollo so-
cial que de ello se derivaría. Estos sectores que avanzaban en su posicionamien-
to social, también cargaron sobre la Universidad.
Pero no sólo la sociedad en su conjunto y composición había cambiado
como efecto de la política conservadora. También habían cambiado las cien-
cias. El aliento dado a las mismas por el positivismo -verdadera ideología
modernizadora- posibilitó la instalación de las ciencias experimentales en
museos, observatorios, academias, sociedades y laboratorios. Pero la reno-
vación de la Universidad de Buenos Aires desde los ‘80 era insuficiente y su
carácter profesionalista y oligárquico persistía con tenacidad. La Plata -a pe-
sar de su fundamentación científica- con su escasa década de historia no in-
fluía en el concierto nacional. Córdoba, atada al escolasticismo y centro cor-
porativo de la aristocracia académica y social representaba la universidad
que no se quería.
Si la Universidad era el ámbito que consagraba la adquisición de las herra-
mientas para el ascenso social y la apertura de posibilidades a la participación
política, la Universidad debía ser reformada para que también de ella se sirvie-
ran los sectores medios electoralmente triunfantes.
Pero no sólo condiciones internas posibilitaron la Reforma Universitaria de
1918. Los acontecimientos europeos y particularmente la Revolución Rusa de
163
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
1. ¿Cuáles son los “grandes modelos” universitarios?
2. ¿Qué se define como “universidad científica”?
3. ¿Qué representa el protagonismo de los sectores medios en la Reforma de
la Universidad?
Bibliografía Recomendada
Ciria, Alberto y Sanguinetti, Horacio: Los Reformistas, Ed. Jorge Alvárez, Buenos
Aires, 1968. Cap. I, de 1918 a 1930.
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Ilustración
Siglo XVIII
la Ilustración no influye
en la universidad
ciencia
periodismo
Sociedades economía universidades
de amigos política
del País educación popular
(utilitaria)
Revoluciones
(1800-1850)
educación popular
utilitaria
política
lancasterianismo
ciencia naturalista
filosofía positivista
ciencia experimental
escuela:
universal
gratuita universidad científica (1900-.....)
obligatoria experimentalismo pedagógico (1900-30)
neutral
graduada
herbartismo
reformas (1910-30)
(Magnasco-Saavedra Lamas)
escolanovismo (1920-.......)
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6
La tentación autoritaria
Objetivos
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Universidad Virtual Quilmes
Actividad
1. Analice la función y características de la “Reforma Educativa” de 1968.
Bibliografía recomendada
Terán, Oscar Abel. Nuestros años ‘60. La formación de la nueva izquierda intelec-
tual argentina. 1956-1966. Buenos Aires, Puntosur, 1991.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Universidad Virtual Quilmes
cuela- con el afuera (familia, comunidad, sociedad, estado) es factual, y como tal,
estudiable en su coyuntura. En esa particularización se podrá ver si escuela/so-
ciedad se entrelazaron en forma positiva o negativa, progresiva o retrógrada, per-
judicial o favorable.Y en todo caso, preguntándose para qué y para quién.
El proceso estructuró su política educacional en tres ejes:
172
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Actividad
1. ¿Cuáles fueron las líneas ideológicas que sustentaron el proyecto pedagógi-
co del Proceso de Reorganización Nacional (1976-83)?
-75/85 años;
-45/60 años; y
-32/36 años.
Las personas del primer grupo, realizaron su escolaridad primaria entre 1920
y 1930. Las del segundo, entre 1939 y 1955. Y finalmente, las del tercer grupo
cumplieron su escolaridad durante el “Proceso”.
Reúnase individualmente con dichas personas (que pueden ser familiares,
amigos, vecinos, o personas desconocidas).
Deberá apelar a sus recuerdos, es decir, suscitar la reconstrucción intelec-
tual/afectiva de una etapa significativa de sus vida, como es la niñez-escolariza-
da. Recoja todo tipo de recuerdos y regístrelos (si se lo permiten, grábelos).
En una segunda etapa (que puede ser en la misma conversación o en otro
momento) oriente los recuerdos hacia temas más o menos precisos, tratando de
mantener los mismos ejes en todas las entrevistas. Ello le permitirá posterior-
mente efectuar comparaciones, y establecer analogías, similitudes y diferencias.
Para evitar la dispersión, le sugerimos centrarse en:
- ¿Cómo se enseñaba a leer? ¿De pié? ¿Desde el banco? ¿En silencio? ¿En voz
alta? ¿Individualmente? ¿En grupo? ¿En el aula? ¿En la casa? ¿Cómo le corregían
los defectos en la lectura? ¿Lo sancionaban por leer mal? ¿De qué forma?
- ¿Cómo aprendían las “tablas”? ¿En el pizarrón? ¿En el cuaderno? ¿En la ca-
sa? ¿De memoria? ¿Contando con cosas? ¿Dibujando? ¿Cómo ejemplificaban?
¿Quién daba los ejemplos? ¿Qué ejercicios hacían? ¿Muchos? ¿Pocos? ¿Qué apli-
cación hacían de lo aprendido?
- ¿Qué hacían en los recreos? ¿Jugaban solos? ¿Jugaban niños y niñas juntos?
¿Formaban para salir? ¿Salían en “tropel”? ¿Volvían al aula individualmente? ¿To-
dos juntos? ¿Bien formados?
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- ¿Cómo eran las “Fiestas Escolares”? ¿Cómo eran los discursos de los Do-
centes? ¿Se dirigían a los niños? ¿Los niños comprendían esos discursos? ¿Y los
Padres? ¿Qué hacían los niños en las fiestas? ¿Actuaban en ellas? ¿Durante cuán-
to tiempo las preparaban? ¿Se entusiasmaban los niños con esas actuaciones,
con esas fiestas?
-¿Los Padres frecuentaban la Escuela? ¿Por qué motivos? ¿Qué hacían los Pa-
dres en la Escuela?
1.b. Trate de ubicar a dos o tres personas que al menos hayan ejercido la do-
cencia primaria durante 10 ó 15 años, de los siguientes grupos de edad:
-75/90 años
-60/75 años y
-35/50 años
Los Docentes del primer grupo, tendrán cierta coincidencia de época con
los del primero de Alumnos, y así sucesivamente.
Aplique los mismos procedimientos indicados para quienes fueron Alumnos,
incluso manteniendo los mismos ejes temáticos. Ello nos podría dar la doble
perspectiva (Docente-Alumno) para las mismas épocas y referidas a los mismos
asuntos de la vida escolar.
Reúna la información en “bulto” y remita síntesis de la misma. Su Profesor le
irá proveyendo orientaciones para su procesamiento técnico. Tenga en cuenta
que lo más dificultoso del trabajo histórico, es “penetrar en la cotidianeidad”; en
este caso, respondernos estas preguntas: ¿cómo se enseñaba en .....? ¿cómo era
la “vida en el Aula”, una vez que el Maestro cerraba la puerta? Salvo las “memo-
rias” literarias (del tipo de “Juvenilla”), no se poseen registros de esa vida ínti-
ma del trabajo escolar. La ley, el reglamento, el método, la organización, la doc-
trina, los textos, son reflejo del contexto material e ideológico, pero nada nos
dicen de cómo funcionaban las cosas en la realidad. Por ello, éste es -ade-
más del uso de la Bibliografía- el trabajo más importante del curso: penetrar en
el pasado a través de la memoria de sus protagonistas.
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Brasil Educación/trabajo
México (1953-60)
Argentina
Desarrollismo O.N.U.
(1950-70) U.E.S.C.O.
O.E.A.
Brasil
Educación popular Chile
(1960-75) Perú
México
Bolivia Autoritarismo
Brasil (1966-73)
Argentina
Corea Mercadismo?
Indonesia (1980-..........)
Taiwan
Bibliografía obligatoria
Bibliografía recomendada
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Tedesco, Juan Carlos y otros: El proyecto educativo autoritario, Ed. Flacso, Buenos
Aires, 1984.
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7
Después de la Historia
Objetivos
Y si el hombre lo divide,
Solo lo hace, en mi sentir,
Por saber lo que ha vivido
O le resta por vivir.
Martín Fierro
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
el futuro es construible por la acción de los grupos sociales del presente (cada
uno en la medida de su poder y de su intencionalidad) y la educación es una de
las estructuras sociales (no la única ni independiente) que en su dinámica cons-
truye (o anula) la posibilidad del futuro.
Actividad
1. Según su propio análisis y prospectiva, ¿qué de diferente debe tener la “edu-
cación sistemática latinoamericana” para el Siglo XXI?
Bibliografía Obligatoria
Bibliografía Recomendada
Hobsbawm, Eric J.: “El fin del milenio”, en: Historia del Siglo XX, Ed. Crítica, Bar-
celona 1993.
Sarlo, Beatriz: Escenas de la vida posmoderna, Ed. Ariel, Buenos Aires 1994.
182
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
más sólidas que las de los oscurecidos grupos que sobreviven en los pliegues
marginales de la sociedad, de la realidad pasada surgen más contundentemente
los testimonios de unos sectores y con tímida luz los de otros.
Manteniendo el símil, unas actividades humanas proyectarán una pesada
sombra sobre la realidad social, y otras apenas hallarán un lugarcito bajo el sol
de la historia.
Así, comprendemos por qué la Historia Política primero y la Historia Eco-
nómica después, tendieron su hegemonía sobre la Ciencia Histórica. Podemos
atrevernos a decir que de la importancia que adquirieron para los hombres,
ciertas expresiones de la realidad, surgieron las necesidades de especialización
histórica.
Pero contrario sensu, podemos advertir que la realidad no está dividida, sec-
cionada o compartimentada. La realidad es un complejo confuso de realidades
-estructuras- con articulaciones que de alguna manera conforman una totalidad.
La “ciencia social” -sobre el pasado o sobre el presente- tendería a clarificar esa
“confusión”, a desbrozar sus nudos articulatorios.
Si no malinterpretamos a Georges Duby (“La Historia Social como sínte-
sis”) la función de la Historia Social -única historia para él- es devolver la uni-
dad a esa totalidad, a través de la síntesis comprensiva del interjuego de nive-
les y estructuras.
Pero ¿dónde nos queda la Historia de la Educación?
Si adoptamos el criterio de que la realidad pasada es una, la educación no
es más que una de las expresiones de esa realidad pasada, y por un acto de abs-
tracción metodológica podremos aislarla del todo para estudiarla particular-
mente. Pero en este caso, la tarea será incompleta si no reinsertamos la parcia-
lidad en la totalidad. Al no haber síntesis, no habrá comprensión.
Sin embargo, en este caso, ¿estamos haciendo Historia de la Educación o sim-
plemente Historia Social -o Historia, a secas- a través del eje de una actividad
reconocida como educación?
Y se agrega otro conflicto: si estudiamos históricamente el desarrollo de las
ideas pedagógicas, doctrinas, métodos, teleologías, propuestas...¿no estamos ha-
ciendo Historia de las Ideas, centrados en una parcialidad que no cambia la es-
pecialidad? Si nos remitimos a la exploración de la evolución de las institucio-
nes educativas, estructura, organización, relaciones con el poder, relaciones con
la sociedad global, ¿no se trata de Historia Política? Si repasamos los conocidos
programas de Historia de la Educación, cuando estudiamos a Bacon y a New-
ton, ¿no estamos orillando la Historia de la Ciencia? Cuando investigamos las
ideas de Lutero y la Contrarreforma, ¿no se trata de Historia de las Religiones?
Al analizar los proyectos de Telleyrand, Romme o Lepelletier, ¿acaso no estamos
expurgando la Historia Política de la Revolución Francesa? El estudio de Sar-
miento, la Generación del ‘80 y la Ley 1420, ¿es Historia de la Educación o His-
toria Política?
Si una especificidad histórica se define por la especificidad de su objeto, no
dudaríamos en identificar en Historia del Arte el desarrollo estético de Picasso,
como tampoco excluiríamos de la Historia Económica el proceso de acumula-
ción de la tierra.
Y en Historia de la Educación, ¿cuál es la especificidad del objeto educación?
Aquí debemos abandonar la Historia e ingresar en el tembloroso espacio de la
Educación.
La definición en abstracto del objeto educación tiene dos posibilidades
epistemológicas: hallar un único objeto y función de la educación, intemporal, a-
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Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Este convenio nos es estudiado por diversas disciplinas y se nos diluye nue-
vamente la especificidad profesional de la disciplina.
En este punto, adoptamos provisoriamente, la respuesta dada por Jean
Claude Filloux::
Esta habrá sido nuestra tercera conclusión.Ahora bien, llegados a este pun-
to, tenemos la sensación de que seguimos sin explicarnos qué es y cómo se ha-
ce la Historia de la Educación.Y nos deslizamos hacia un plano distinto, buscan-
do en la Sociología del Conocimiento líneas para clarificar nuestra preocupa-
ción.Y siguiendo con una tradición, empecemos por los clásicos: Mannheim.
Mannheim ha intentado avanzar sobre la Ideología, tratando de comprender
cuáles y de qué forma actúan los determinantes sociales en la constitución del
pensamiento y de su estructura. Es decir, génesis, contenido y forma.Y como el
tigre que se muerde la cola, para establecer las condiciones sociales en que na-
ce el pensamiento propone:
“Por una parte, el meditar sobre este problema en una forma comple-
tamente radical y desprovista de prejuicios, abriga la esperanza de esta-
blecer una teoría, adecuada a la situación contenporánea, respecto de la
dignificación no teórica, que condicionan el conocimiento”.
(Mannheim, Karl. “Sociología del Conocimiento”,
en: Ideología y utopía, México, F.C.E., 1986. pág. 231)
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siempre son trasladables al ámbito de las Ciencias Sociales. Que Kuhn conside-
re a las Ciencias Sociales en el nivel de las “ciencias pre-paradigmáticas” (Kuhn,
Thomas S.: La estructura de las revoluciones científicas, F.C.E., México, 1992) es el
equivalente a que las exploraciones de Merton sobre el “efecto Mateo” o el
problema de la “prioridad” se hayan realizado sobre la base de entrevistas a
“científicos duros”. Si bien no hemos explorado con atención sus causas, nos
atrevemos a suponer que esto se debe a:
Sea como fuere, el caso es que tanto la Sociología de la Ciencia como los Es-
tudios Sociales en Ciencia y Tecnología no han abordado aún (o no poseemos
información) el tema de los “determinantes sociales en Ciencias Sociales”.
La Antropología de la Ciencia o Etnografía de laboratorio (Latour, Knorr-Ce-
tina,Woolgar, Kreimer) precisamente operan en el ámbito de la producción en
Ciencias de la Naturaleza.Y los estudios que Merton menciona sobre “Psicólo-
gos”, en realidad refieren a prácticas en Psicología Experimental, de laboratorio,
cuya base de estudios neuro-fisiológicos los aproxima en método y teoría a los
paradigmas de las Ciencias Naturales.
Pero a su vez, esta “normatividad” de la que habla Merton está condiciona-
da socialmente: aún cuando una probable formulación escrita se mantenga inal-
terable, varía en su contenido y forma de aplicación: ¿qué es “sin prejuicio y
objetivo” en cada tiempo y para cada grupo?
Estos señalamientos aparecen en la Historia de la Educación en dos planos: el
del investigador actual y el de lo investigado. El primero no puede operar en la
ignorancia de lo que actúa sobre él y su disciplina, y al mismo tiempo, debe apun-
tar a desbrozar aquellas incidencias en la formación del pensamiento o acción
pedagógica. Mannheim da por probada la presencia de los factores extrateóricos
en las formulaciones intelectuales y negando el apriorismo demuestra que:
186
Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana
Como un fotógrafo, es éste el que determina a qué distancia y desde qué án-
gulo, velocidad y amplitud del diafragma, color, luz, nivel de contraste y anulación
de las sombras, integrar el objeto o separarlo del fondo. Finalmente, la foto, ¿de
quién dice más? ¿del objeto fotografiado o del fotógrafo?
El ejemplo del “joven campesino”(pág. 246 y sigs.) -para nosotros, un peda-
gogo, o un docente- y la pregunta subsecuente:“¿en relación con cuál estructura
surgieron y son válidos?” (los pensamientos, acciones), Mannheim anticipa la dico-
tomía mertoniana entre grupo de referencia/grupo de pertenencia. ¿A qué es-
tructura, grupo, norma, ideal o valor social “refiere” el pensamiento y/o la ac-
ción pedagógica? Desde este punto, Mannheim arriba a la postulación del rela-
cionismo -diferente del relativismo, filosófico, lógico o cultural- donde los con-
ceptos (lógicos o prácticos, en nuestra preocupación, pedagógicos) deben ser
analizados “en relación”. Este relacionismo -en cuanto apunta al análisis y tras-
ciende el descriptivismo sociológico (histórico) se “particulariza” en la empiria,
porque es el asunto concreto en el que comprenderemos la relación íntima en-
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tre “concepto” y “fuente social”.Y en este punto, nos parece que teórica y
metodológicamente la Sociología del Conocimiento nos ayuda a delimitar la
función y sentido de la Historia de la Educación. Pero no se agota el problema.
La Historia -como la Sociología- que ya no son recopilaciones descriptivas
al estilo positivista del Siglo XIX, son interpretativas. Mal que les pese a los his-
toriadores profesionales, “científicos”, la Historia es interpretación. Porque los
actores -presentes o pasados, individuos o grupos- no piensan o construyen
pensamiento desde el “espíritu en sí”, absoluto y autónomo (pág. 264) sino des-
de una “situación relacional” que otorga significado.Y en este sentido, el “perspec-
tivismo” (la comprensión de la perspectiva) es un análisis cualitativo, de “interpre-
tación” de significado. Este proceso, Mannheim lo afronta desde el “método de
atribución”, en dos planos:
b) “atribución fáctica, actúa suponiendo que los tipos ideales construidos por
medio del proceso...son hipótesis indispensables para la investigación”(Idem).
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Actividad
1. Analice el concepto de “historia social” de Georges Duby.
Bibliografía recomendada
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Los párrafos que siguen pretenden ser una conclusión, que provoque la refle-
xión del alumno, y que desde su perspectiva y apoyándose en la experiencia de
este curso y con espíritu crítico, pueda avanzar en la consideración y análisis de
nuestras cuestiones educacionales.
Cuando yo era niño, comencé a escuchar lateralmente a maestros y padres
hablar de la crisis de la educación, hacia mediados de los años ‘50.También se es-
cuchaban expresiones semejantes de los adultos en el tranvía o en la calle, has-
ta que ello comenzó a ser percibido por mí en la radio, y más tarde en la tele-
visión.A la expresión mencionada, pronto se le agregaron sus complementarias
crisis moral y pérdida de valores. Así, se hicieron reiteradas en el ‘58, en el 62-63,
en el 66, a todo lo largo de los ‘70 y llega a nuestros días. La crisis de la educa-
ción, la crisis moral, la pérdida de valores, se incorporaron al lenguaje cotidiano
como la inflación, el dólar y la tecnología o la massmediatización, sin que estuviera
muy claro para los hablantes a qué cosa se referían. Pero lo supieran o no, ello
pasaba a ser parte de la realidad, en tanto se le reconocía entidad y un cierto
contenido, aunque difuso.
Pero si rastreamos hacia el pasado -más allá de mi memoria personal- tam-
bién encontraremos la crisis presente como un componente de la cotidianeidad
escolar. Con lo cual, nos veríamos obligados a reconsiderar el contenido de
nuestro concepto de crisis, o elaborar el de crisis permanente, o eliminarlo de
nuestras conversaciones.
A lo largo del curso, hemos pretendido demostrar mínimamente que desde
la instalación forzosa de la cultura hispánica en América, no ha sido la continui-
dad lineal y sin conflictos la característica de nuestros desarrollos educaciona-
les. Se ha pretendido ver en el carácter fundacional de la Ley 1420 el fin de esas
discontinuidades y el desarrollo posterior progresivo de un sistema sin fisuras.
Pero el estudio histórico nos demuestra lo contrario: la discontinuidad, la frac-
tura, el quiebre ideológico o metodológico han sido su constante, sobre un fon-
do de continuidad en el desarrollo histórico general.
En las sociedades conservadoras, todo atisbo de cambio es percibido como
crisis y hay una inveterada necesidad de conservar las líneas gruesas de la esta-
bilidad como formas de resistencia al cambio, manifestación evidente de una
concepción orgánica y mecanicista de la vida social, en la que leves mutaciones
arriesgan la seguridad del conjunto. Esta visión, supone la posibilidad del desa-
rrollo de las relaciones sociales sin conflicto ni tensiones, en una armonía per-
fecta cuya consecuencia es la inmutabilidad, y el encastre de los actores -indivi-
duales o colectivos- en un molde preestablecido de roles y funciones rígidamen-
te pautados. Así, niño, alumno, maestro, adulto, padre, madre, vecino, amigo, tra-
bajador, soldado, político, empresario, vago, poeta, científico, pedagogo o depor-
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Actividad
1. ¿De qué elementos se debe partir para “recomponer” el sentido de educar?
Bibliografía obligatoria
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Bibliografía recomendada
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Esta edición de 1000 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de marzo
de 2007 en el Centro de impresiones de la Universidad Nacional de Quilmes,
Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Argentina