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HISTORIA
El telar de Jacquard es un telar mecánico inventado por Joseph Marie Jacquard en 1801. El
artilugio utilizaba tarjetas perforadas para conseguir tejer patrones en la tela, permitiendo que
hasta los usuarios más inexpertos pudieran elaborar complejos diseños. La invención se basaba
en los instrumentos que anteriormente diseñaron Basile Bouchon (1725), Jean-Baptiste Falcon
(1728) y Jacques Vaucanson (1740), todos ellos de nacionalidad francesa.
Jacquard no fue el primero en intentar automatizar el proceso de tejido. En 1725, Basile Bouchon
inventó un accesorio para los telares del dibujo que utilizaba una tira amplia del papel perforado
para seleccionar los hilos urdidos que serían levantados durante la operación. Específicamente,
la innovación de Bouchon consistía en una fila de ganchos. La parte curvada de cada gancho se
enganchaba con una cuerda que levantaba uno de los hilos, mientras que la porción recta de
cada gancho presionaba contra el papel perforado que se envolvía alrededor de un cilindro
perforado. Siempre que el gancho presiona contra el papel sólido, desplazaba el cilindro hacia
adelante y elevaba el hilo urdido correspondiente; mientras que, cuando el gancho se encuentra
con un agujero en el papel, empujaba el cilindro hace adelante permitiendo que el gancho se
deslizase dentro del cilindro y que el hilo no se elevara.34
En 1737, un maestro tejedor de Lyon, Jean Falcon, había aumentado el número de hilos urdidos
que el telar podía manejar automáticamente. Desarrolló un accesorio para telares en el cual la
tira de papel de Bouchon fue sustituida por una cadena de tarjetas perforadas que desviaban
múltiples filas de ganchos simultáneamente. Igual que Bouchon, Falcon utilizó un "cilindro" (un
tubo perforado por los cuatro lados) para mantener cada tarjeta en su lugar mientras estaba
presionada contra las filas de ganchos. Su telar tuvo un éxito bastante modesto: cerca de 40
telares se vendieron en 1762.5
Para estimular la industria textil francesa, que competía con la industria de Gran Bretaña,
Napoleón Bonaparte impuso estrictas órdenes para controlar la seda de Lyon a partir de 1802.
En 1804, a instancias del comerciante de seda de Lyon, Gabriel Detilleu, Jacquard estudió el telar
de Vaucanson, el cual se almacenó en el Conservatorio de Artes y Métiers en París. Hacia 1805,
Jacquard había eliminado la tira de papel del mecanismo de Vaucanson y volvió a utilizar la
cadena de tarjetas perforadas de Falcon.
El telar se patentó en el año 1804. Mientras que el padre de Joseph-Marie Jacquard no conseguía
fabricar más de dos centímetros de brocado de seda a la semana, un telar de este tipo en manos
expertas producía sesenta centímetros de brocado a la semana.8 El potencial del telar de
Jacquard fue reconocido inmediatamente. El 12 de abril de 1805, el emperador Napoleón y la
emperatriz Josephine visitaron Lyon y lo pudieron apreciar. El 15 de abril del mismo año, el
emperador le concedió la patente del telar de Jacquard a la ciudad de Lyon. A cambio, Jacquard
iba a recibir una pensión vitalicia de 3000 francos, además de una regalía de 50 francos por cada
telar que se compraba.
Cada tarjeta perforada correspondía a una línea del diseño, y su colocación junto con otras
tarjetas determinaba el patrón (ligamento/armura) con el que el telar tejería. Cada agujero de
la tarjeta correspondía con un gancho "Bolus", que tenía dos posiciones, pudiendo estar arriba
o abajo. De esta manera, dependiendo de qué posición tuviera, el arnés (montura) que lleva y
guía la urdimbre haría que la trama se desplazara hacia arriba o hacia abajo. De esta manera, la
secuencia de subidas y bajadas del hilo termina por crear un patrón (ligamento/armura) sobre
el tejido. Los ganchos o pestañas podían ser conectados a través del arnés con un determinado
número de hilos, permitiendo que el patrón (camino) se repitiera más de una vez.
Un telar con 400 ganchos podía tener conectados hasta cuatro hilos por gancho, produciendo
así una tela con una anchura de 1600 hilos, y con un patrón compuesto por la combinación de
las repeticiones de cuatro bandas.
EVOLUCIÓN
Aunque la manufactura de tejidos es una de las industrias más antiguas, los avances más
significativos los encontramos en el siglo XVIII cuando se mecaniza la producción textil dejando
la manual en una situación más marginal, y es la primera que se mecaniza totalmente iniciando
la Revolución Industrial. Se empieza con los avances que permiten hilar la fibra con más eficacia
(la máquina de hilar de husos múltiples de James Hargreaves , Richard Arkwright inventa la
hiladora hidráulica, Samuel Compton crea la mula de hilar), aparece la lanzadera volante de John
Kay, y los telares mecánicos, el primero de los cuales es diseñado por
Los telares de dibujos labrados de grandes dimensiones, basados en la repetición a lo ancho del
telar de un cierto número de cursos del motivo ornamental, necesitan para hacer funcionar del
tejedor y un asistente que va sentado arriba del telar. En su evolución pasan por diferentes
modalidades, en el siglo XVII se modifica la forma de seleccionar los lizos para que el asistente
pueda accionarlos situado a un lado del telar lo que resulta más cómodo y saludable, y durante
el siglo XVIII se van haciendo pequeñas modificaciones hasta que a principios del siglo XIX se
consigue utilizar el telar sin asistente del tejedor.
Joseph Marie Jacquard (1757-1834) con su trabajo y la capacidad de aunar muchos de los
esfuerzos individuales anteriores, como el de Basile Bouchon (1725), Jean Baptiste Falcon (1728)
y Jacques Vaucanson (1740), utiliza su ingenio para mejorar técnica y máquina. Diseña un telar
que permite accionar todos sus hilos de manera independiente a partir de una tarjeta perforada
o cartón, sin necesidad de un asistente del tejedor. Si los telares pre-Jacquard están limitados
en cuanto al tamaño del dibujo o imagen que se va repitiendo, el mecanismo que ingenia
Jacquard facilita que el tamaño del dibujo que se reproduzca sea mayor y puede llegar a ser tan
ancho como la anchura del telar. Con su innovación, se asegura la posibilidad de repetir un
diseño de una manera más fácil y rápida, y los tejidos labrados pasan de ser piezas únicas
valoradas como obras de arte (Holyoke,2013) a piezas fácilmente reproducibles. De esta manera
el tejido labrado puede llegar a más gente: dibujo, color, textura llegan al alcance de todos, es
la democratización de los tejidos labrados.
Debido a su creciente proceso de mecanización, desde finales del siglo XVIII se establece una
teoría de convenciones gráficas específicas de la industria textil que sirven para transmitir las
complejas operaciones necesarias para la fabricación de los tejidos. La invención de estos
códigos se atribuyen a Jean Revel (1684- 1751) hacia 1750, un pintor ligado a la industria de la
seda en Lyon, y todavía utilizados hoy en día. En 1771 aparece la misma codificación en un
método de Johann Michael Kirschbaum. Podemos decir que el dibujo textil convierte el proyecto
de tejido en una imagen codificada que explica el entrelazamiento entre la urdimbre y la trama:
el recorrido de las pasadas de trama entre los hilos de la urdimbre, dando unas cualidades
determinadas de textura, elasticidad, temperatura, etc. Es un código especializado que sólo
interpretan bien los iniciados. Incluso podemos llegar a hablar de un dibujo táctil, ya que el
tejedor sabe interpretar estos gráficos, al igual que un músico decodifica una partitura en
melodía.
Joseph Marie Jacquard revoluciona el dibujo textil, y es un precursor reconocido de nuestra era
digital. Esta innovación hace que las diferentes especializaciones habidas en la preparación del
dibujo hasta llegar a la manipulación del telar ya no sean necesarias y por tanto que muchos
obreros especializados se queden sin trabajo.
Para la representación gráfica del tejido se utiliza una cuadrícula donde las columnas
representan los hilos de la urdimbre y las filas las pasadas de trama. Cada punto de
entrecruzamiento de hilos y pasadas sólo tiene dos posibilidades, o bien vemos la urdimbre -lo
representaremos con una cuadrícula llena- o la trama- cuadrícula vacía-.
El dibujo es primero puesto en cuadrícula en blanco y negro (o rojo), conocido como puesta en
carta, que contiene toda la información del entrecruzamiento de los hilos. La innovación de
Jacquard es que introduce una segunda fase de abstracción, el código binario textil urdimbre /
trama se traslada a la tarjeta o cartón vacío / lleno.
Con la transcripción del formato binario al cartón a través de las perforaciones, se recoge la
información de la puesta en carta y se transmite directamente al telar a través del cartón
perforado. Con un mecanismo complejo, la tarjeta se vincula con los hilos del telar, cuando éstos
se elevan para hacer la calada por donde pasará la trama, si encuentran el espacio perforado
podrán elevarse y la urdimbre quedará por encima de la trama, si no pueden levantarse al no
estar perforado el cartón, quedarán en su lugar y la trama pasará por encima de ellos.
El dibujo en el tejido va apareciendo pasada a pasada. Cada tarjeta perforada o cartón recoge la
información de una pasada de trama, representada en una fila de la puesta en carta. El dibujo
del tejido está formado por muchas líneas o pasadas, y requiere de tantos cartones perforados
como pasadas tenga el dibujo. Cuanto más grande sea y más complejos sean los ligamentos,
más pasadas tendrá el dibujo y más cartones. La información binaria que contienen los cartones
es muy simple, sube el hilo de la urdimbre y por tanto vemos el hilo de la urdimbre, no sube el
hilo de la urdimbre y por tanto vemos el hilo o pasada de la trama.
El inglés Charles Babbage (1791-1871) , matemático, se inspira en los cartones perforados para
crear en 1835 su calculadora, la máquina analítica, el primer procesador de operaciones
aritméticas y el precedente más antiguo del ordenador actual. No se acaba construyendo, pero
es el paso hacia la máquina diferencial que en 1855 produce Georg Scheutz ( 1785-1873 ), que
ha ido evolucionando hasta llegar a nuestra era digital.
Tejidos «jacquard»
Parámetros:
Ingredientes: Lana y tejido de lana
Nota: No se puede lavar, solo realizar limpieza en seco.
Somos fabricantes y proveedores profesionales de tejido Jacquard de lujo en China. Con 15 años
de experiencia en la producción, ventas y servicios, podemos diseñar y fabricar nuestros
productos de acuerdo con las necesidades de los clientes, también ofrecemos servicios de OEM.
Nuestras fábricas producen 1 millón de metros de tejidos de lana, 10.000 toneladas de hilos
sintéticos, 40.000 toneladas de hojalata y 50.000 toneladas de perfil de aluminio. Tenemos
clientes a lo largo y ancho del mundo, ya sea en Europa, América del Norte, América del Sur, en
el Oriente Medio, en África o en el sureste de Asia. Nuestros productos tienen una gran
reputación entre los clientes que ha sido lograda gracias a la excelente calidad de los mismos. Si
necesita tejido Jacquard de lujo por favor no dude en contactarnos inmediatamente.
BIBLIOGRAFIA