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Poesía mapuche (selección)

Aún deseo soñar en este valle (Elicura Chihuailaf)

Las lluvias tocan las cuerdas


de su aire
y, arriba, es el coro que lanza
el sonido de la fertilidad
Muchos animales hubo -va diciendo
montes, lagos, aves buenas palabras
Avanzo con los ojos cerrados:
Veo, en mí, al anciano
que esperando el regreso
de las mariposas
habita los días de su infancia
No me preguntes la edad -me dice
y estaré contento
¿para qué pronunciar lo que
no existe?
En la energía de la memoria
la Tierra vive
y en ella la sangre de los
Antepasados
¿Comprenderás, comprenderás
por qué -dice
aún deseo soñar en este Valle?

Porque soy la fuerza de lo innombrado (Elicura Chihuailaf)

He soñado en la Luna creciente


-dice
y he trabajado los campos
Antes que las palabras
y que las flores fui
(y más lejos)
Para mis hijas construyo
la casa de plata
mientras con el cabello
al viento
cabalgo sobre el arco iris
Soy el agua que corre
Dormido va el mar en mí
y despierta la montaña
Porque soy la fuerza de
lo innombrado, dice
corona del sol: Tu canto.
Cuando en mis sueños cantan las aguas del oriente (E. Chihuailaf)

Marchito pasto soy


haciendo señales
a la lluvia
mas luego siento las
primeras gotas
que caen sobre el campo
¡Que me moje esta agua!
me oigo decir, bailando
entre las flores
Al despertar me elevaré
emocionado
sosteniéndome en el aroma
de una lavanda.

El silencio de los bosques (E. Chihuailaf)

Mi padre y yo solemos charlar


hasta la madrugada
bebiendo del vino de la pena
y la esperanza
¿Alguien puede evitar el otoño
del oeste?, me dice
los ríos van perdiendo su
profundidad
el caudal de la sabiduría
y comienzan a añorar el silencio
de sus bosques
Nosotros pensamos en el hijo
el hermano, aún en el exilio
Hablamos de luchar, mientras
los zorros
cruzan gritando nuestros campos
Mi padre y yo, envejecidos
ahora nos miramos entre lágrimas.

Para sanarte vine, me habló el canelo (E. Chihuailaf)

Para sanarte vine, me habló


el Árbol sagrado
Ve y recoge mis hojas, mis
semillas, me está diciendo
De todas partes vinieron
tus buenas Machi
mis buenos Machi
desde las cuatro Tierras,
desde las cuatro aguas
mediaremos, me están diciendo
sus poderes
en tus nervios, en tus huesos
en tus venas
¿O deseas acaso abandonar
a nuestra gente?
Elevaré mis rogativas, le digo
Ay, mis pensamientos se apartaron
de los apacibles ríos
de mi corazón:
Piedra Transparente será éste
por mí, dijiste
Oo! Genechen, envíame tu aliento
tu resollar de aire poderoso
Éste va a ser cantor, dijiste
entregándome el caballo Azul
de la palabra
Hasta la Tierra de Arriba llegará
en sus Sueños
confundiendo al mensajero de
sus enemigos
Subí, subí con ellas, pero
me sujetó el murmullo
de los peces
Caminé luego sobre el aroma
de los bosques
Después bailé. En él estaba
colgado mi poder
Las buenas Visiones y los buenos
Sueños lo rodeaban
Lloré entonces, lloré, abrazado
por el espíritu de mi Canelo.

Así transcurren mis sueños mis visiones (E. Chihuailaf)

Las palabras son como el sonido


del Kultrun
me están diciendo mis Antepasados
pues se sujetan en el misterio
de la sabiduría
Por eso con tu lenguaje florido
conversarás con los amigos
e irás a parlamentar con los winka
Montado sobre un arcoiris viajo
por el mundo
los cuatro dueños del viento
me acompañan
Tal vez en las nubes deba combatir
contra nuestros enemigos
-voy pensando
tal vez un día con sangre pintaré
los caminos de mi Pueblo.

Pasos sobre tu rostro (Leonel Lienlaf)

Madre, sobre tu rostro, con un traje desconocido


apareció el murmullo del agua.
Todos los recuerdos presentes
envolvían ese sonido
y algo me miró.
Yo era un tronco formado
por miles de caras
que salían de tu rostro.
Por el tronco caminé a través
De cientos de generaciones
Sufriendo, riendo
Y vi una cruz que me cortaba la cabeza
y vi una espada que me bendecía
antes de mi muerte.
Soy el tronco, madre
el que arde
en el fuego de nuestra ruka.

Bajan gritando ellos sobre los campos (Leonel Lienlaf)

Bajan gritando ellos


sobre los campos
silbando por los esteros
Corro a ver a mi gente,
a mi sangre
pero ya están tendidos
sobre el suelo
sobre ellos pasan los winkas
hiriendo de muerte la tierra,
dividiendo mi corazón

Entré en busca de mi calor


a mi casa ardiendo
Brotó el estero de mis lágrimas
lloviendo sobre mis pies
¿Ustedes entienden mis lágrimas?
Escuchen al aire explicarlas
están pasando los años,
están pasando los nidos
sobre el fuego,
está pasando la tierra
y ya me estoy perdiendo
entre las palabras

Escuchen hablar a mis lágrimas

Wüdko (Leonel Lienlaf)

Los pájaros wüdko


le contaron mis sueños a los
bosques
le dijeron que yo era el silencio
que los había despertado
y que me habían visto correr
detrás de mi sombra fugitiva.
Le contaron también a la noche
que me vieron dormir en el día
y que muchas veces mi canto
se perdía entre las espinas.

Temuco-Ciudad (Leonel Lienlaf)

El río Cautín
en el medio
baja llorando
por Temuco
llora.
El cerro Ñielol
sentado mira
grandes casas
Casas que no son
de mapuches,
piensa.
Temuco-ciudad
debajo de ti
están durmiendo
mis antepasados.
Soñando en su sueño
están ellos
y corre en el río
su sangre.

Salmo 1997 (David Añiñir)


Padre nuestro que estas en el suelo
putificado sea tu nombre
vénganos de los que viven en los faldeos de la reina
y en las condes
hágase señor tu unánime voluntad
así como lo hacen los fascistas en la tierra
–nuestra tierra–
Y la policía en la comisaría.
Danos hoy nuestro pan que nos quitan día a día
perdona nuestras verdades
así como nosotros condenamos
a quien no las entiende
no nos dejes caer en esta invasión
y líbranos del explotador.
Maaaaaaaaaaaammeeeeeéén
En el nombre del padre soltero
del hijo huérfano
and the saint spirit.
(Q.E.P.D.)

Mapurbe (David Añiñir)

Somos mapuche de hormigón


debajo del asfalto duerme nuestra madre
explotada por un cabrón.
Nacimos en la mierdópolis por culpa del buitre cantor
nacimos en panaderías para que nos coma la maldición.
Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes y
ambulantes
somos de los que quedamos en pocas partes.
El mercado de la mano de obra
obra nuestras vidas
y nos cobra.
Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia
hija de mi pueblo amable
desde el sur llegaste a parirnos
un circuito eléktrico rajó tu vientre
y así nacimos gritándole a los miserables
marri chi weu!!!!
en lenguaje lactante.
Padre, escondiendo tu pena de tierra tras el licor
caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor.
Somos hijos de los hijos de los hijos
somos los nietos de lautaro tomando la micro
para servirle a los ricos
somos parientes del sol y del trueno
lloviendo sobre la tierra apuñalada.
La lágrima negra del Mapocho
nos acompañó por siempre
en este santiagóniko wekufe maloliente.
En la casa de Zulema Huaiquipán (Jaime Huenún)

Junto al río de estos cielos


verdinegro hacia la costa,
levantamos la casa
de Zulema Huaiquipán.
Hace ya tantas muertes los cimientos,
hace ya tantos hijos para el polvo
colorado del camino.
Frente al llano y el lomaje del oeste, levantamos la mirada de mañío
de Zulema Huaiquipán.
Embrujados en sus ojos ya sin luz
construimos las paredes de su sueño.
Cada tabla de pellín huele a la niebla
que levantan los campos de la noche.
Cada umbral que mira al río y los lancheros guarda el vuelo de peces y de pájaros.
Bajo el ojo de agua en el declive
donde duermen animales de otro mundo terminamos las ventanas.
Y en la arena hemos hincado nuestras sombras como estacas que sostienen la techumbre
de la casa de Zulema Huaiquipán.

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