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La actividad volcánica, así como los movimientos sísmicos, no son más que la liberación en
superficie de las energías que se manifiestan en el interior de la corteza terrestre. Los volcanes
son grietas o aberturas de la corteza que se comunican con las zonas internas, donde los
materiales rocosos se hallan en estado de fusión debido a las altas temperaturas reinantes.
Gracias a las erupciones magmáticas de los volcanes se pueden estudiar los materiales líticos de
la corteza, ya que es la única forma de comunicación existente entre lo más profundo de la
litosfera y la superficie
Partes de un volcán
Un volcán consta de las siguientes partes: cámara magmática, chimenea, cráter y cono
volcánico.
Cámara magmática
La cámara magmática es el foco o zona de donde procede el material magmático (roca fundida),
que posteriormente será arrojado en forma de lava. Se comunica con el cráter a través de la
chimenea.
Chimenea
La chimenea es el conducto, canal o grieta de la corteza terrestre por donde asciende el material
magmático hasta el cráter. Durante el violento ascenso de estas materias se arrancan rocas de las
paredes de la chimenea, que son incorporadas a la corriente ascendente y expulsadas al exterior
junto como los demás productos ígneos.
Cráter
El cráter es el orificio de salida por donde el volcán arroja al exterior los materiales magmáticos
durante una erupción (lavas, gases, vapores, cenizas, etc). Suele presentar la forma de un
embudo o cono invertido.
Cono volcánico
El cono volcánico es una construcción en forma de cono truncado, levantado alrededor del
punto de emisión de un volcán. Se forma por aglomeración alrededor de la abertura, de lavas y
parte de fragmentos de los materiales magmáticos que son arrojados al exterior a través del
cráter. Por la intensidad de las erupciones el cono puede alcanzar grandes proporciones.
Habitualmente, debido a explosiones eruptivas, se producen fracturas en el cono volcánico
dando lugar a nuevos
cráteres, que se abren en los
flancos y comunican con
la chimenea principal
mediante otras chimeneas
secundarias; a estos cráteres
también se les denomina
parásitos, adventicios o
secundarios.
Partes de un volcán.
ACTIVIDAD ERUPTIVA
Materiales eruptivos
Los volcanes activos, durante las erupciones, emiten materias magmáticas que normalmente
irrumpen en la corteza terrestre en forma de lavas o gases; a este proceso se le denomina
vulcanismo, y a las rocas que forman parte de él efusivas o volcánicas; si las materias
magmáticas no afloran a la superficie y se consolidan en el interior de la tierra, se le denomina
plutonismo, y a las rocas que intervienen intrusivas o plutónicas. Los magmas son masas ígneas,
espesas y viscosas, que se pueden presentar fundidas total o parcialmente, y proyectarse,
desparramarse o volatilizarse, según se trate de materias sólidas, líquidas o gaseosas.
Sólidos
Los materiales sólidos arrojados por los volcanes en erupción hacia la superficie terrestre (por
proyección), son también llamados piroclastos, del griego pyr (fuego) y klastos (roto o
fragmento). Según el tamaño se dividen en bloques y bombas, lapillis y gredas, y cenizas o
polvo volcánico.
Los bloques y bombas son materiales rocosos más o menos fundidos, de tamaño comprendido
entre unos cuantos centímetros hasta varios metros. Cuando son expulsados al aire, dependiendo
de la viscosidad que presenten, llegan a cristalizar externamente con gran rapidez mientras se
mantienen de forma fluida en el interior. Cuando caen al suelo se agrietan como lo haría la
corteza del pan, por eso también son llamados panes volcánicos.
Los lapillis (del italiano lapilli: piedra pequeña), y las gredas (arcillas arenosas), son productos
volcánicos de tamaño intermedio entre las cenizas y las escorias (de entre aproximadamente un
garbanzo y una ciruela).
Las cenizas o polvo volcánico, son el conjunto de los materiales más finos arrojados por los
volcanes. Estas partículas miden muy pocos milímetros de diámetro y el viento puede
arrastrarlos a grandes distancias. Como ejemplo, las cenizas procedentes de la erupción del
Krakatoa en agosto de 1833, una pequeña isla volcánica de Indonesia, dieron la vuelta al mundo
y su dispersión en la atmósfera motivó las ocasionales puestas de sol observadas durante los
meses siguientes.
Líquidos
Las materias fundidas, más o menos líquidas, están constituidas por las lavas, que no son otra
cosa que magmas que afloran a través del cráter y se deslizan por la superficie. Si la
consistencia es suficientemente líquida, ejemplo de las lavas con origen en rocas basálticas,
pueden llegar a formarse notables cascadas a través de las vertientes, o coladas superficiales.
Cuando las lavas, es decir, la materia fundida a temperaturas de hasta 2.000º C., se desplaza por
la superficie terrestre, puede alcanzar velocidades de hasta 300 metros por hora. Conforme
avanza se enfría rápidamente adquiriendo estructuras vítreas y porosas. No obstante, si la
superficie se enfría con suficiente rapidez como para formar una costra o corteza, aislará el
interior donde la lava seguirá en estado fluido, la cual continuará deslizándose por algún tiempo.
Producto de estas corrientes son las llamadas lavas cordadas, consistentes en formas parecidas a
una cuerda (estriada o retorcida), por efecto de la adaptación de la superficie de la lava a estos
deslizamientos.
Si las lavas son muy fluidas y la superficie se enfría con rapidez, puede dar lugar a túneles
internos. Estas manifestaciones se producen porque en el interior sigue deslizándose la lava,
mientras que el exterior presenta una coraza solidificada que impide el desplome de la materia.
Cuando la lava ha discurrido totalmente deja el interior vacío. Ocasionalmente, se detectan estas
formaciones porque una parte del techo del túnel volcánico se desploma, dejando la sima
interior al descubierto; Los Jameos del Agua, en la Isla de Lanzarote (España), es un ejemplo
típico de túnel volcánico de notable tamaño, donde una persona puede entrar y caminar con
normalidad; actualmente alberga un estanque e instalaciones recreativas perfectamente
integradas en el ambiente natural.
Una característica de las lavas viscosas que se presenta cuando liberan componentes gaseosos,
son las formaciones llamadas pumitas, más conocidas por piedra pómez. Estas formas son
producto de la expansión de componentes volátiles, que durante su liberación en la materia
fundida construyen cavidades esponjosas y fibrosas, solidificándose a continuación. Los
aglomerados y tobas volcánicas son el resultado de la consolidación de estas materias
piroclásticas.
Gases:
Durante las erupciones, pueden ser emitidas a la atmósfera grandes cantidades de gas volcánico.
Las materias gaseosas suelen ser mezclas de composición compleja, que además pueden ser
muy distintas, no sólo de una erupción a otra, sino incluso en los diferentes periodos de una
misma erupción. Consisten primordialmente en gases sulfurosos, dióxido de carbono,
hidrógeno, nitrógeno, ácidos clorhídrico y sulfhídrico, hidrocarburos como el metano, cloruros
volátiles y vapor de agua, entre otros.
Los gases ácidos, como el dióxido de azufre y los cloruros y sulfuros de hidrógeno, pueden
reaccionar con las partículas de agua para formar lluvias ácidas, que después se precipitan sobre
la tierra causando daños a la vegetación. Si las erupciones son muy fuertes, el dióxido de azufre
puede conseguir alcanzar la estratosfera y combinarse con el agua condensada, resultando nubes
llamadas parasol, capaces de reducir la temperatura media de la superficie terrestre.
Las lavas fundidas también desprenden gases, pero esencialmente se producen como fumarolas
(a través del cráter o grietas), que suelen hacer acto de presencia antes o después de las
erupciones. Es habitual que las emisiones de gases se manifiesten en forma explosiva o incluso
inflamable.
Dependiendo de la densidad de los gases expulsados durante una erupción, éstos pueden
arrastrar materias en suspensión inflamables, tales como cenizas, que forman las denominadas
nubes ardientes.
TIPOS DE ERUPCIONES
Los llamados magmas básicos (fluidos), magmas ácidos (viscosos), así como la temperatura,
cantidad de productos volátiles que incluyen las lavas, y forma en que se presenta el cono
volcánico, determinan los tipos de erupciones volcánicas. En base a estos elementos se
distinguen los diferentes tipos de volcanes: hawaiano, estromboliano, vulcaniano, vesubiano,
peleano, krakatoano, submarinos, de cieno y fisurales.
Hawaiano
En las erupciones de tipo hawaiano, se distinguen lavas muy fluidas que rebasan y desbordan el
cráter en grandes cascadas, formando corrientes que se deslizan fácilmente alcanzando grandes
distancias antes de solidificarse. No se manifiestan fenómenos del tipo de nubes ardientes,
proyección de bombas o cenizas volcánicas. Cuando el viento arrastra partículas de lava se
forman unos hilos cristalinos que los nativos llaman cabellos de la diosa Pelé.
Estos volcanes suelen tener varios cráteres, acostumbran ser más anchos que altos adoptando el
cono una forma muy rebajada, teniendo en su centro una ancha abertura en forma de caldera que
durante las erupciones se llena de lava. Se
encuentran en el Pacífico, y sus
representantes más típicos son los
volcanes Kilauea y Mauna-Loa en las
islas Hawai.
En las erupciones de
tipo stromboliano
(del volcán activo
Stromboli, en la isla italiana
del mismo nombre, en el
mar Tirreno), se distinguen
lavas poco fluidas, con
proyección violenta de
lapillis, bombas,
escorias y abundantes
gases, y que pronto forman
un cono de escorias, lo
que provoca que el cono se
rompa por una de sus
laderas. Por la baja densidad
y facilidad En las erupciones de tipo estromboliano, se manifiestan lavas con que se
desprenden poco fluidas y proyección violenta de lapillis, bombas, escorias y los gases, no
se produce abundantes gases. una
apreciable emisión de
cenizas. Las lavas rebosan por el cráter y forman corrientes, al igual que en las erupciones de
tipo hawaiano, pero no alcanzan tanta distancia.
Vulcaniano
En la erupción de tipo vulcaniano (del volcán Vulcano, en isla italiana del mismo nombre, en el
archipiélago de Lipari), se distinguen magmas de escasa fluidez, de hecho apenas salen del
cráter y colaboran a su taponación al ser de rápida consolidación, pero que desprende grandes
cantidades de materias gaseosas; cuando se produce la taponación los gases se acumulan a gran
presión y hacen saltar el tapón de lava sólida. Se manifiestan fuertes explosiones, con
proyección de materiales fragmentarios, bombas, lapillis y pulverización de lavas que generan
cenizas. Las lavas que alcanzan el exterior, aunque se consolidan rápidamente, forman no
obstante superficies muy ásperas e irregulares (lavas cordadas), resultado de los gases
desprendidos que rompen y resquebrajan las materias semifluidas durante el enfriamiento. El
cono adopta una forma muy irregular.
Vesubiano
Las erupciones de tipo vesubiano (del volcán Vesubio, en Nápoles, al sur de Italia), tienen
similitudes con el de tipo vulcaniano, pero se caracterizan por que el vesubiano manifiesta
violentísimas explosiones, producto de la enorme presión de los gases que levantan grandes
masas de tierra, formando cráteres gigantescos llamados calderas, y dentro de los cuales es
frecuente que se formen uno o más cráteres. Las lavas, aunque viscosas, llegan a formar
corrientes. Las explosiones y emisiones gaseosas forman nubes ardientes opacas, debido a su
densidad en cenizas. Cuando estas nubes se enfrían se producen importantes precipitaciones de
cenizas; una de estas precipitaciones sepultó a la ciudad de Pompeya en el año 79. A este tipo de
erupción pertenecen, además del Vesubio, el Etna y, básicamente, también el Vulcano.
Peleano
Las erupciones de tipo peleano (del volcán Mont Pelé -monte pelado-, en la isla de la Martinica,
en Las Antillas), se caracterizan por emitir nubes ardientes y opacas, muy densas, que se
deslizan por las laderas, y pueden arrasar poblaciones enteras. La lava es muy viscosa
(semisólida), y por su rápida consolidación se va acumulando en el cráter, llegando a taparlo
completamente formando una gran aguja o pitón (en algunas regiones se les llama roques).
Normalmente, cuando se inicia una fase de actividad, la aguja es levantada por efecto de la
enorme presión haciéndola saltar en su intento del magma por encontrar la salida.
Las erupciones de tipo krakatoano (del volcán Krakatoa, en la isla del mismo nombre en
Indonesia), son también llamadas erupciones freáticas. El citado volcán manifestó una tremenda
explosión en 1883 que, además de causar una gran cantidad de víctimas, destruyó la mitad de la
isla (ahora mide sólo 15 km.2). Emitió a la atmósfera grandes cantidades de gases volcánicos,
creando atardeceres rojizos y llameantes.
Generó un enorme maremoto y una ligera
disminución de las temperaturas del aire
en todo el mundo. Se estima que los
fenómenos eruptivos de tipo krakatoano, son
el resultado de entrar la lava ascendente en
contacto con el agua y las rocas mojadas.
Submarinas.
Las erupciones de tipo submarino tienen lugar en los fondos oceánicos. Si las materias
magmáticas consiguen alcanzar la superficie del mar, se forman entonces islas volcánicas.
Ejemplo de islas de este tipo son las Cícladas griegas.
De cieno
Las erupciones de cieno son provocadas por determinados volcanes, normalmente en reposo,
cuyos cráteres permanecen cubiertos de nieve o convertidos en lagos ocasionalmente. Si el
volcán recobra de pronto la actividad, la manifiesta en forma explosiva, ocasionando
normalmente numerosos daños y víctimas, pues el agua, hielo, restos, etc., son levantados
violentamente formando grandes avalanchas de cieno y barro, y destruyendo a su paso todo lo
que encuentra. En 1985, en Colombia, se produjo un suceso de estas características cuando
entró en erupción el volcán Nevado del Ruiz. Las lavas fundieron el casquete helado que
taponaba el cráter del volcán, haciéndolo saltar y formando coladas de barro que terminaron
sepultando la ciudad de Armero. Se contabilizaron alrededor de 20.000 muertos, decenas de
miles de heridos y cuantiosos daños.
Fisurales...
Estratovolcanes...
Cuando las erupciones de lava alternan con la expulsión de materiales piroclásticos, se forman
los denominados estratovolcanes o volcanes compuestos, consistentes en la superposición de
capas a base de estos materiales sólidos, es decir, cenizas, coladas de lava y otras materias. La
razón de estas formaciones estriba en que no es habitual que los volcanes expulsen solamente
piroclastos, formando exclusivamente conos a base de cenizas, sino que éstas suelen alternarse
con episodios de expulsión de lavas, resultando edificios volcánicos formado por capas
alternativas de lava y tefra (rocas volcánicas básicas con feldespatoides).
Volcanes en escudo...
Si la lava es muy fluida, se forman los volcanes en escudo (en referencia a la forma ligeramente
curvada del escudo de un guerrero). Son de estructuras muy amplias (decenas de kilómetros
cuadrados de diámetro), producto de grandes coladas de lava basáltica que se desparraman
formando suaves pendientes, y sin ninguna o escasa actividad explosiva. La rapidez y fluidez de
las lavas, que brotan a borbotones, consiguen alejarse lo suficiente de la chimenea central como
para evitar que ésta forme laderas escarpadas. Las islas Hawai, como Kilauea, y la formada más
recientemente Manua-Loa, son un ejemplo de volcanes en escudo elevados desde el fondo
oceánico. Otro volcán en escudo muy conocido es el Etna, en Sicilia.
Calderas
Las calderas, son otra formación volcánica característica que contrasta ampliamente con los
descritos anteriormente. Se trata de depresiones estructurales (ocasionalmente de varios
kilómetros de diámetro) cuyo origen probable es un efecto explosivo, erosivo o de hundimiento.
La caldera formada en el volcán Krakatoa durante la erupción de 1833, fue resultado de una
explosión muy violenta que reventó y voló el cono volcánico, que terminó en parte cayendo al
interior de la chimenea. Las calderas de algunos volcanes famosos, ahora dormidos o apagados,
han terminado anegadas y convertidas en lagos, ejemplo del Lago del Cráter, de unos 8 km. de
diámetro, situado en el Parque Nacional del mismo nombre en Oregón, Estados Unidos.
Fumarolas
Las fumarolas son gases emitidos por las lavas cuando alcanzan determinadas temperaturas. Su
composición no es lineal, sino que varía según la temperatura, desde que se manifiestan hasta
que se extinguen.
Se reconocen los tipos de fumarolas secas, ácidas y alcalinas. Las secas son las que proceden
de la lava fundida. La temperatura supera los 500º C. Su composición es primordialmente
cloruro sódico, potasio y anhídrido sulfuroso y carbónico. Las ácidas están compuestas
básicamente por agua, y ácido clorhídrico y anhídrico sulfuroso. Su temperatura se encuentra
entre los 300 y 400º C. Las alcalinas están compuestas por vapor de agua, y ácido sulfhídrico y
cloruro amónico. Su temperatura se aproxima a los 100º C.
Las solfataras consisten en emisiones de vapor de agua y ácido sulfhídrico. Las temperaturas no
superan los 100º C.
Mofetas.
Las mofetas son fumarolas que surgen a través de grietas del terreno en aquellas regiones
volcánicas. También se manifiestan a través de los cráteres de los volcanes cuando han cesado
su actividad. Los gases emitidos son fríos.
Géiseres
Los géiseres son emanaciones o surtidores intermitentes de vapores y agua hirviendo, algunas
muy ricas en sílice, propias de regiones de vulcanismo atenuado. Su salida en forma de chorro
es debida al calentamiento del agua contenida en una grieta por su parte media o inferior;
cuando el agua trata de aumentar su volumen, ejerce presión hacia la superficie y surge
violentamente. Son famosos los géiseres del Parque Nacional de Yellowstone (E.U.A.), Nueva
Zelanda e Islandia.
Soffioni.
Volcanes de lodos.
Los volcanes de lodos son conos de pequeño tamaño por donde se emiten burbujas compuestas
de cienos o lodos, agua salada y gran cantidad de dióxido de carbono. Son típicas en Islandia,
Sicilia, México, etc. Ocasionalmente, dependiendo del
tamaño y nivel de actividad, pueden causar daños de
importancia.
Volcán de lodo
Regiones volcánicas..
Otras regiones volcánicas importantes son: África oriental, Archipiélago de las Antillas,
Canarias, Azores, Islandia, y Tierra Victoria en el Continente Antártico. Las erupciones más
célebres que han ocurrido a lo largo de la historia y de las que se tiene conocimiento son: la del
Vesubio en el año 79, que sepultó con sus cenizas y lava a Pompeya y Herculano; la de
Krakatoa (en la isla del mismo nombre en Indonesia), en 1883, que hundió gran parte de la
costa; y la del Mont Pelé (En la islas de la Martinica, en Las Antillas), el 8 de mayo de 1902,
que con sus nubes ardientes destruyó la ciudad capital Saint-Pierre y causó más de 25 000
víctimas.
1. Conos basálticos:
Son raros, y probablemente sean más bien bajos debido a la gran fluidez de la lava basáltica.
Ejemplos de este tipo de volcán son el Rangitoto, en Nueva Zelandia y el Skajaldbreit, en
Islandia.
3. Conos de ceniza:
se forman donde las erupciones son de tipo explosivo con predominio de materiales
piroclásticos. El crecimiento de un cono de ceniza comienza alrededor del cráter con un anillo
circundante de detritos piroclásticos compuestos de ceniza, lapilli y materiales más gruesos.
Esto se denomina anillo de toba, particularmente cuando está compuesto de materiales de
tamaño fino. Los conos de ceniza raramente logran alturas superiores a los mil metros. Un
ejemplo de este tipo de volcanes es el anillo de toba de Koko Head, en la isla Oaku, Hawaii.
Volcanes compuestos o estratovolcán:
Poseen un estructura que atestigua períodos alternantes de erupciones explosivas y erupciones
tranquilas. Muestran una estratificación grosera producida por la alternancia de mantos de lava
y de material piroclástico. La lava intrusada en fisuras se solidifica formando diques; si ha sido
inyectada entre capas de materiales fragmentarios de eyección, constituye filones capa. Las
corrientes de lava aisladas que salen del cráter o por fisuras laterales pueden formar extensiones
semejantes a lenguas y se denominan coladas. La mayoría de los grandes volcanes del mundo
son compuestos. Ejemplos de estos son el Vesubio en Italia, el Llaima y Villarrica en Chile, el
Cotopaxi en Ecuador y el Fujiyama en Japón
Aplicando esta clasificación en forma rigurosa la mayoría de los volcanes serían compuestos,
puesto que hay pocos cuyas erupciones sean siempre de un solo tipo.
EL PAISAJE INTERANDINO Y LA FORMACIÓN POR EVENTOS VOLCÁNICOS
Dada la juventud de muchos volcanes que comprenden las cordilleras Occidental y Real de los
Andes, se puede destacar erupciones singulares o períodos eruptivos ocurridos durante los
últimos milenios, algunos de los cuales tuvieron un rol muy importante en el desarrollo de la
geomorfología actual de la región Interandina que en la actualidad viene modificándose por los
procesos de erosión fluvial, eólica, glacial y por la sedimentación. Hace 15 años se consideraba
que en el Ecuador existía solo ocho (8) volcanes activos, hoy en día se considera al menos 26
edificios volcánicos como potencialmente activos, de los cuales, tres volcanes como son:
Guagua Pichincha, Tungurahua y Sangay están experimentando procesos eruptivos.
3.3 El Volcanismo en el Ecuador
A continuación, en el Cuadro No 3.1, se lista los volcanes que con cierta probabilidad podrían
experimentar una reactivación futura, es poco o nada probable que dichas erupciones sucederán
en nuestra época, más bien se considera un periodo futuro medido quizás en miles de años,
también se indica en forma aproximada la frecuencia de grandes erupciones, valores que
requieren aún precisarse con estudios posteriores, los cuales están orientados hacia la reducción
del impacto socioeconómico de desastres volcánicos, respaldados por un programa de vigilancia
permanente empleando sismógrafos, métodos geodésicos, geoquímica.
Chimborazo 5000 AP ?
Imbabura 14300? AP ?
Mojanda 3400? AP ?
Ninahuilca 2400 AP ?
El Soche 9670 AP
Caldera de Chacana Histórica
Chachimbiro
Cerro Negro - (Chiles) Volcanes que al parecer han experimentado actividad durante los
Iliniza últimos 10.000 y 40.000 años, por lo tanto merecen estudios en
Pílaro detalle.
Puñalica
Putzalagua
Rasayacu
Tulabus/Aulabug
Calpi
Cada volcán presenta un tipo característico de erupción, que esta de acuerdo a la cantidad de
materiales que arroja, aspecto importante que nos permite definir la zonas a ser afectadas. En el
Cuadro No. 3.2, se señala el tipo de actividad histórica que presentan un grupo de volcanes
considerados como los de mayor actividad histórica.
SANGAY H H H H ¿
COTOPAXI H H H H R
G. PICHINCHA R ?H H H C
TUNGURAHUA H H H H R
REVENTADOR H H H H C
ANTISANA R-C R H H NR
QUILOTOA R NR H H NR
CUICOCHA R R H H R
CHIMBORAZO R R ?R ?R C
IMBABURA R R ?R ?R R
MOJANDA R NR R R ¿R-C
ABREVIACIONES:
H = En erupciones históricas ( 1532 – 1990 )
C = Hace más de 40.000 años
R = En los últimos 40.000 años
NR = No reconocido
De manera general, en una erupción podemos distinguir las siguientes fases: a) fenómenos
prevolcánicos, caracterizados por el aumento de temperatura, emisión de gases, actividad
sísmica creciente, etc.; b) fase paroxismal o erupción propiamente dicha, con explosiones,
emisiones de lava, piroclastos, grandes cantidades de gases, etc. y c) fenómenos postvolcánicos
donde se produce el enfriamiento del suelo, disminución de la actividad sísmica y fumarólica,
etc. Con frecuencia, por material volcánico se entiende únicamente las lavas, en realidad los
productos de la actividad volcánica son variados, como se indica:
a. Flujos piroclasticos.-
Son nubes incandescentes densamente cargadas de pómez, cenizas, fragmentos líticos y gases
que se desprenden de la columna eruptiva a gran velocidad y cuyas temperaturas llegan hasta
1000 grados centígrados. Generalmente los flujos viajan valle abajo, alcanzan los mismos y
pueden rellenarlos hasta con 100 metros de espesor, se conocen también como nube ardiente.
Las áreas potencialmente afectadas se pueden determinar antes de la erupción, combinando los
resultados de estudios de campo con aquellos obtenidos mediante el concepto de línea de
energía. En las zonas afectadas, dependiendo de la configuración del volcán, del volumen del
flujo, la movilidad, la pendiente, podrían alcanzar hasta decenas de kilómetros desde su fuente.
Es uno de los fenómenos más peligrosos
b. Flujos de lodo.-
Los flujos de lodo se originan por la fusión de hielo y los glaciares y por la presencia de agua en
el cráter o caldera que es emitida explosivamente. Son conocidos como lahares, comprenden
una mezcla de agua con ceniza y fragmentos de rocas volcánicas y no volcánicas que se
desplazan a grandes velocidades por los diferentes drenajes. La peligrosidad de un flujo de lodo
está en función de su movilidad, lo cual a su vez depende del contenido de agua, del volumen de
flujo, de la gradiente del terreno, de la caída vertical y de la forma del valle. Velocidades de
hasta 180 Km./hora han sido observadas en lahares.
c. Caída de piroclástos.-
Durante la erupción se forma una nube constituida de gases, ceniza, fragmentos de roca y piedra
pómez, que son lanzados desde el cráter y luego depositados sobre una gran área en los
alrededores. Los fragmentos más grandes caen cerca al volcán, mientras los más pequeños y
livianos son transportados por el viento y caen a mayores distancias. Dependiendo de la
cercanía al volcán, la superficie queda cubierta con un manto de material volcánico cuyo
espesor varía de metros a milímetros. De todos los fenómenos volcánicos éste es el que llega
afectar las mayores áreas.
Debido a una larga historia de erupciones frecuentes, grandes secuencias de ceniza, medidas en
decenas de metros de espesor, se han acumulado al Oeste de volcanes como el Cotopaxi,
Tungurahua, Chimborazo y Sangay, esto ha dado como resultado la formación de mesetas que
han enterrado la superficie preexistente, produciendo una topografía suavizada. Además, por la
fragilidad de las cenizas no consolidadas, la erosión por agua corta rápidamente la meseta,
formando una topografía del tipo "badlands", representado por un sinnúmero de varias
quebradas.
La distancia hasta el punto de emisión de la ceniza volcánica es crítica, ya que mientras menor
sea ésta, mayor será el tamaño del material que cae y son justamente los fragmentos grandes los
que pueden causar daños estructurales por impacto; además, estos bloques pueden retener más
calor que los fragmentos pequeños, pudiendo estar lo suficientemente calientes como para poder
generar incendios. En la erupción del Cotopaxi del año 1.768, se incendiaron chozas debido a la
caída de fragmentos incandescentes en Mulaló (20 Km. del Cotopaxi). Aunque los daños
causados por caídas de piroclástos dan como resultado muchas inconveniencias y pérdidas
económicas, no han sido la causa de grandes pérdidas de vida.
El volcán Tungurahua es uno de los más jóvenes y activos del país, tiene un cono escarpado,
especialmente en el lado Occidental – Noroccidental, ostenta las siguientes características:
Ubicación: Latitud: 1.74º Sur , Longitud: 78.44º Oeste. Elevación: 5.020 m.s.n.m., Tipo de
volcán: estrato volcán joven de formación cónica y simétrica; Diámetro basal: 14 Km.;
Variación de pendiente en los flancos: 30º - 35º.
De las evidencias de campo obtenidas, podemos concluir que el volcán Tungurahua, en cuya
base está localizada la ciudad de Baños, ha reflejado actividad en los siguientes períodos: 1641,
1773, 1886, 1916 -1918 (el que mayor duración ha tenido) y 1998 ….., erupciones en las cuales
ha arrojado gran cantidad de materiales, como se indica en el Mapa de Peligros Volcánicos No.
3.2.
Debido a la forma actual del cráter, con un borde más bajo del lado norte-oeste, las zonas de
Cusúa y Juive Grande son las más indicadas para recibir nuevas coladas de lava. La progresión
de estos flujos, siendo lenta, representa menor peligro para la vida de los habitantes, solo
afectarían las construcciones y los campos en su camino. Sin embargo, dada la pendiente
pronunciada de la trayectoria, habría avalanchas de roca incandescentes.
Lahares (flujos de lodo):
Conjuntamente con una erupción y después una fuerte emisión de ceniza, flujos de lodo pueden
escurrir en cualquier quebrada y cauce del río de los flancos oeste y norte del cono. Las flechas
negras indican los principales caminos posibles y algunas trayectorias de flujos de lodo
ocurridos durante las erupciones de 1773, 1886, 1916-1918 y 1999-2000. Las zonas de amarillo
son áreas propicias a la progresión de estos flujos, especialmente en la parte baja de los cauces
de los ríos Bascún, Ulba, Chambo y Pastaza, así como en el sur, el cauce del Río Puela. Por el
cauce del Pastaza, lahares pueden alcanzar grandes distancias del volcán aguas abajo. Por la
rapidez con la cual puede crecer el río, por la velocidad y fuerza de gravedad, un flujo de lodo
es un fenómeno muy peligroso.
Flujos piroclásticos:
La zona limitada por la línea discontinua de color rojo es la de mayor peligro con respecto al
alcance de flujos piroclásticos y de las olas piroclásticas asociadas a estos flujos. Estas "olas"
son soplos frontales o laterales cargados en gases, ceniza y clastos, cuya trayectoria puede pasar
encima de relieves importantes, mientras la parte densa del flujo sigue los valles. Las flechas
negras anotadas "FP" indican las trayectorias de flujos piroclásticos de erupciones históricas. En
el caso de flujos piroclásticos originados por el colapso de una columna eruptiva densa, varios
flancos pueden ser afectados al mismo momento. Sin embargo, la forma actual del cráter
predispone dicho colapso a enfocarse en el lado norte-oeste (hacia Juive Grande y el
confluyente de los Ríos Chambo y Patate). Existen zonas, que presentan una protección
topográfica, que serían menos propensas a ser afectados, como: Runtún, Pondoa y los barrios
de Baños: El Aguacatal, Santana y La Ciénega, que podrían considerarse como zonas de refugio
relativo temporal.
Los símbolos y colores indican los límites de alcance de tres avalanchas de escombros de
diferentes magnitudes, en el caso de un colapso afectando el flanco oeste (el más probable) o del
flanco norte (muy poco probable) del volcán. Hay que enfatizar que son eventos muy escasos en
el tiempo y que están acompañados por explosiones y soplos dirigidos violentos. En el mapa, la
dirección y el alcance de estos soplos potenciales esta representado por flechas. Presentan las
mismas características que los flujos piroclasticos. La dirección señalada con la línea verde
representa la extensión hacia el norte de una avalancha de escombros en relación con el colapso
del flanco norte, similar en magnitud a la que ocurrió en el flanco oeste hace 3,000 años. La
distancia alcanzada por tal flujo sería de unos 3 Km. aguas arriba del pueblo Patate.
Caída de piroclástos:
Al ocurrir una erupción, durante la fase explosiva, las zonas indicadas en el mapa, serían
afectadas por caídas de piedra pómez y ceniza volcánica.
Del análisis de la actividad histórica del volcán Tungurahua, se presume un tipo eruptivo con
una fase explosiva con abundante emisión de piroclastos de proyección aérea que han cubierto
extensas zonas, llegando los materiales hasta varios kilómetros. De datos tomados de la
erupción que inició el año 1886, donde se ha presentado una gran explosión, se describe la
cantidad de ceniza llevada por los vientos dominantes:
Ambato al noroeste 2 38 km
Mocha al oeste 4 33 km
Cotaló al oeste 15 17 km
Chuiquipogyo al oeste 4 41 km
Riobamba al suroeste 1 37 km
La densidad de la ceniza varia con la humedad, mientras un depósito de ceniza y lapilli seco
tiene una densidad de 200 a 1.000 kg/m3, la densidad de uno mojado varía de 500 a 1.500
kg/m3; por tanto, la carga de un depósito de caída de 10 cm. de espesor puede variar de 20 a
100 kg/m2 para ceniza seca y de 50 a 130 kg/m2 para material mojado.
En el Ecuador los datos sobre direcciones y velocidades de vientos son obtenidos del Weather
Beaureau de los Estados Unidos, que luego son transmitidos a la Dirección de Aviación Civil.
Estos parámetros varían según la estación del año y/o la altura. En el verano de la sierra (junio a
septiembre), el viento viene del SE con una velocidad de hasta 37 km/h , hasta una altura de 9
Km. Durante el invierno de la sierra (octubre a mayo), el viento viene de E a NE, débil, con una
velocidad de hasta 18 km/h., hasta una altura de 9 km. Sobre los 9 km el viento no varia con la
estación y rota del SE al W con mayor altura.
El Cotopaxi es uno de los volcanes más activos del Ecuador. Está ubicado en el borde
Occidental de la Cordillera Oriental, localizado a 50 Km. al sur de Quito y 30 Km. al noreste de
Latacunga. Se eleva en medio de tres volcanes apagados: Rumiñahui, Sincholagua y
Quilindaña. El aparato volcánico cubre una superficie de 380 km 2, su volumen se ha estimado en
272 km3 , y el diámetro a la base es de 22 Km. Tiene 5.897 metros de altura. Es un estrato
volcán joven de forma de cono perfecto, con un cráter en la cima, desde donde descienden
glaciares por todos los flancos.
En 1877 los lahares habían hecho sentir sus efectos más allá de Baños y Puyo, es decir a más de
150 Km. del lugar de erupción. Se habla de la destrucción de los puentes. Cálculos realizados,
revelan que por el sector sur los flujos de lodo tomaran el cause del río Cutuchi que nace en las
estribaciones del volcán, llegaran en un tiempo estimado de 0 h 45’a Latacunga, de 1 h 20’ a
Salcedo; de 1 h 55’ al Puente Culapachan y de 3 h 17’ a Baños (Tungurahua).
En este proyecto, se modifican las definiciones como sigue: un peligro a plazo corto se define
como aquel que tiene una periodicidad de 100 años o menos, o que ha erupcionado desde el año
1800; un peligro a largo plazo tiene una periodicidad de más de 100 años y no ha erupcionado
desde el año 1800. Una categoría adicional también ha sido propuesta: un peligro inminente que
significa aquellos volcanes para los cuales la evidencia geológica confiable señala que se puede
esperar una erupción en uno o dos años.
En áreas de desarrollo con peligros volcánicos a corto plazo, deben seleccionarse medidas de
mitigación si es que no son ya parte de la información de identificación del proyecto. Las
restricciones sobre uso de tierras deben de ser instituidas para aquellas áreas que tienen amenaza
potencial de fenómenos piroclásticos. En las áreas donde la ceniza volcánica puede resultar un
peligro, los códigos de construcción deben estipular una adecuada construcción para los techos.
En muchos casos sólo los lahares ameritarían las medidas de mitigación. Las áreas en los valles
en el curso de lahares potenciales pueden ser demarcadas y se pueden instituir restricciones para
uso de las tierras, o medidas protectivas en concordancia con una racionalidad económica. Las
medidas de mitigación que se pueden justificar económicamente para peligros a corto plazo son
limitadas, ya que "corto plazo" sigue siendo un período largo de tiempo. La percepción del
peligro potencial puede permitir que se adopte un plan de desarrollo más razonado.
La mejor forma de reducir al mínimo los potenciales efectos dañinos de las erupciones, consiste
en evitar el asentamiento humano y obras de infraestructura se ubiquen o se expandan dentro de
las zonas de potencial peligro. Capacitar a la población sobre la influencia volcánica en las
diferentes zonas y, siendo un fenómeno natural cuya acción se presenta durante largos períodos
de tiempo, aprender a convivir con el volcán. Es esencial analizar el mapa de zonificación de
peligros como parte del estudio de planificación del desarrollo y debe ser parte integral del
inventario integrado de recursos naturales. Con los resultados de los estudios iniciales, se puede
identificar las medidas potenciales de mitigación, comparando costos y beneficios potenciales
con todos los otros elementos involucrados en el desarrollo del área de estudio.
Los estudios realizados en el ámbito de este Proyecto, han permitido reconstruir con un buen
grado de precisión la historia eruptiva de los volcanes Cotopaxi y Tungurahua, y a partir de éste,
seleccionar el tipo de erupción que tiene la máxima probabilidad de presentarse en el futuro.
Mediante una combinación de las observaciones de campo sobre la dispersión de los productos
de las erupciones pasadas y en base de asunciones razonables sobre la energía de la erupción,
los datos disponibles sobre los vientos dominantes y la morfología del volcán, se ha podido
identificar las zonas expuestas al peligro. Lo resultados se resumen en el mapa que se ha
preparado para el efecto, el mismo que debe servir de base para la planificación del desarrollo
urbanístico de las zonas donde se evidencia el mayor peligro.
Dado el notable impacto que pueden causar los flujos de lodo (lahares) sobre amplias zonas
localizadas en las orillas de los ríos es necesario disponer de datos topográficos muy precisos y
actualizados y de ser posible, proceder a una simulación automática de los flujos de lodo y su
dispersión. Resulta indispensable invertir la actual tendencia de una deforestación
indiscriminada, a una preservación y reforestación con especies nativas, con el propósito de
evitar en el caso de una erupción la remoción del material no consolidado.
Las áreas del fondo del valle deberán dejarse libre de vegetación, pues es posible que en caso de
formarse un flujo de lodo, toda la cobertura vegetal sea arrancada y conducida a incrementar la
masa del mismo flujo.
a) Disponer de un organismo científico para que se encargue de la vigilancia del volcán con la
posibilidad de controlar los fenómenos premonitores de las erupciones.
b) Disponer de un comité de emergencia capaz de asegurar y hacer eficiente la coordinación e
interacción de los diferentes organismos involucrados en la emergencia.
c) Asegurase que dentro de las áreas expuestas al peligro existan las condiciones para
garantizar un rápido desenvolvimiento de los planes de emergentes ya elaborados.