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Parábolas y Alegorías
Contenidos
1. 1 Definiciones y características
6. 6 Pautas hermenéuticas
8. 8 Análisis exhaustivo
12. 12 Conclusión
13. 13 Bibliografía
PARÁBOLA ALEGORÍA
Tiene un punto central Tiene mas de un punto central
Enseña una verdad Enseña varias verdades
Cada detalle reafirma el tema central o El detalle de la alegoría es variado con más
punto de énfasis de un tema.
Pueda tener detalles no pertinente; todo los Pueda tener detalles no pertinente; todo los
rasgos de la parábola no tienen que ser rasgos de una alegoría a no tiene que ser
identificado. identificado.
Usualmente la historia se separa de su
Entrelaza la historia y el significado
interpretación y aplicación.
La interpretación usualmente sigue a la La interpretación se consigue dentro de la
parábola alegoría
Definiciones y características
Para poder definir ambos términos es preciso que vayamos primeramente a
las fuentes primarias del Antiguo Testamento, donde encontramos la palabra heb.
mashal sin embargo tenemos que entender según Roberto Fricke cual es el uso de
este vocablo:
"Es de conocimiento común que mashal puede significar varias cosas en el Antiguo
Testamento, y curiosamente sólo llega a significar lo que entendemos por historia
parabólica pocas veces. Mashal puede significar: proverbio, enigma máxima ética,
frases breves de sabiduría popular hebrea. A veces estos mashal se nos dan en
forma poética, y hay veces inclusive cuando nos invitan a una especie de
comparación."[1]
Como es común en el idioma hebreo, una sola palabra puede denotar muchos
significados en castellano tal como vemos en el uso del término mashal.
"Eran verdades eternas del reino divino que hasta los días de Jesús no habían sido
anunciadas. Las cosas terrenales siempre han sido aptas para simbolizar las cosas
celestiales, pero hasta que apareció el gran Maestro, nadie jamás había pensado
usarlas para revelar a personas corrientes lo profundo de Dios.
Del mismo modo, nadie antes de Isaac Newton había pensado en relacionar la caída
de una manzana con la rotación de los cuerpos celestes, aunque desde la creación
del mundo las manzanas habían caído al suelo."[2]
Ahora vamos a definir una parábola primeramente desde su etimología: Este
término proviene de dos vocablos griegos para = al lado de; y el vb. baló = arrojar;
es decir arrojar una cosa junto a otra con el propósito de compararlas. Estas
comparaciones no son símiles propiamente dichos, sin negar que haya símiles en
el contenido de las parábolas, pero como dice el Doctor Terry en su libro de
hermenéutica acerca de una parábola:
"Es, esencialmente, una comparación o símil y, sin embargo, todos los símiles no
son parábolas. El símil puede apropiarse una comparación de cualquier género o
clase de objetos, ora reales o imaginarios. La parábola está limitada en su radio y
reducida a las cosas reales. Sus imágenes siempre incorporan una narración que
responde con verdad a los hechos y experiencias de la vida humana."[3]
En un artículo publicado en internet, el autor Joselito Orellana Mora (Ph.D.), hace
una definición que a mi juicio es equivocada sobre lo que es una parábola, dice: "Es
una narración alegórica que usa símbolos terrenales y conocidos para ilustrar
verdades celestiales y eternas..."[4]
Esta definición más bien pareciera que hace alusión a una alegoría y no a una
parábola, porque la narración parabólica no es alegórica sino real y no usa símbolos
sino eventos de la vida cotidiana, estos a su vez reflejan no muchas sino una solo
verdad o enseñanza.
En virtud de esta explicación, definimos a una parábola como un relato tomado de
la vida y la experiencia diaria del ser humano con el propósito de transmitir, no
muchas verdades, sino una sola verdad fundamental. En las parábolas de Cristo
esta verdad se centra principalmente en el inicio, actividad, y extensión del reino de
Dios.
Ahora podemos definir la alegoría, como un relato ficticio que representa una
realidad concreta, y que a su vez se mantiene oculta. Esa realidad está "vestida"
con adornos de lenguaje figurado, (p. ej. cuando los árboles y otros objetos
inanimados hablan y expresan sentimientos) para dar belleza a la expresión sin
perder la relación de semejanza entre lo uno y lo otro. (es decir, entre lo ficticio y la
realidad que se desea expresar).
Diferencias entre parábola y alegoría
Existen algunas diferencias interesantes entre una parábola y una alegoría,
ambas pertenecen a uno de los métodos de enseñanza usados por nuestro Señor
Jesucristo en sus discursos. Sin embargo para que el lector pueda notar la
diferencia entre ambas, sin caer en dogmatismos vamos a proceder así:
(1) La parábola contiene relatos tanto verídicos como imaginarios pero que
no escapan de la realidad, es decir, no traspasan los límites de lo posible, por el
contrario la alegoría siempre es ficticia o fantasiosa.
"Como los detalles de una alegoría están bajo el control del autor, se puede
estructurar de forma que cada uno de ellos contenga un significado importante y
distintivo...Una parábola es un relato tomado de la vida diaria...Como el autor no
crea el relato y, en consecuencia, no tiene control total de los detalles, estos tienen
a menudo poco importancia para la verdad transmitida. La parábola tiene como fin
transmitir fundamentalmente una sola verdad y no un conjunto de verdades."[7]
(1) Tanto la parábola como la alegoría son dadas para transmitir alguna
lección o enseñanza. Así también lo dice un artículo publicado en Internet sobre
parábolas y alegorías:
"Tanto las parábolas como las alegorías han considerado generalmente como
formas de enseñanza que presentan al oyente ilustraciones interesantes, de las que
pueden obtenerse lecciones morales y religiosas..."[9]
Pautas hermenéuticas
En esta segunda parte analizaremos, cuales son los pasos a seguir, en la
interpretación de parábolas y alegorías, no es la intención del autor ser dogmático
en este punto, tampoco descuidar las normas de una sana hermenéutica. Por lo
cual, vamos a partir desde el punto de vista del doctor Terry:
"Habiendo establecido la parábola y la alegoría y demostrado que la alegoría es, en
esencia, una metáfora extendida, no necesitamos reglas separadas y especiales
para la interpretación de las porciones alegóricas de las Escrituras. Los mismos
principios generales que se aplican a la interpretación de metáforas y parábolas se
aplican también a las alegorías."[11]
Habiendo comprendido ya el lector, que la parábola es al símil como la metáfora es
a la alegoría, no tendrá problemas en dedicarse a interpretar cualquiera sea el caso.
El factor predominante, como se dijo al principio es mantener un sano equilibrio
hermenéutico. De manera que vamos a proceder según la recomendación del
doctor Terry en párrafo anterior.
En primer lugar, hay que precisar sobre los acontecimientos donde Jesús
contempla la conducta hipócrita de los fariseos que expulsaron de la sinagoga a un
ciego que fue sanado, cuando Jesús encuentra a este hombre, cuyo corazón se
abrió a la verdad, se declaró como el Hijo de Dios y éste le adoró. En segundo lugar,
podemos ver una lección en dos aspectos sobre la ceguera espiritual. La de
aquellos, como los fariseos que decían ver y eran ciegos y aquel que siendo ciego
pudo ver la Verdad de Dios. Aquí surge la pregunta, ¿Cómo un ciego puede guiar a
la luz a otro ciego? ¿Cómo puede alguien vivir en la mentira y conducir a otros a la
verdad?. Estas preguntas dan a luz la existencia de esta alegoría. Vemos en Cristo
al Pastor verdadero de su pueblo, al que va delante de las ovejas y estas le siguen.
Robertson observa lo mismo al decir:
"Los fariseos habían dado por supuesto anteriormente...que solo ellos eran los
conductores autorizados del pueblo...Por ello Jesús tiene una palabra directa hacia
ellos. Así, Jesús comienza esta alegoría de una forma característica.
Juan no emplea la palabra parabolé, sino paroimia (versículo 6), y realmente es una
alegoría que se explica a sí misma..."[15]
Si aplicamos esta pauta, a la parábola de los obreros de la viña en Mateo 20:1-16
que por su contenido y detalles ha sido considerada como "complicada" podremos
descubrir que no lo es, siempre y cuando podamos identificar la ocasión que la
produjo.
Veamos que en los pasajes anteriores Jesús estaba dialogando con el joven rico,
(véase Mateo 19:16-22). Este se justificaba así mismo alegando que guardaba todo
lo que Cristo le mencionó en los mandamientos v. 20. Pero cuando el Señor le dijo
que vendiera todas sus posesiones para dárselas a los pobres, se fue triste porque
tenía muchas posesiones y las amaba. Al ver esto Jesús, se vuelve a sus discípulos
y les habla sobre la imposibilidad de que un rico, como ese joven, entrara en el reino
de los cielos, v. 23. Debido a que no quiso dejar sus riquezas. Al ver los discípulos
que una persona tan íntegra y moral, con una conducta irreprochable como aquel
joven, no era partícipe del reino de los cielos, se llenaron de incertidumbre, v. 25.
"No es el más elevado de los espíritus el que pregunta: "¿Qué me darán a mí?",
mejor es preguntar, ¿Qué haré yo? Quien sigue a Cristo y por él se sacrifica en toda
forma, confiando que todo irá bien, es más noble que el que se detiene a hacer
convenios. Aún más, quien ingresa a trabajar en la viña de su Señor, sin hacer
preguntas tocante a salarios, es todavía más noble y de espíritu más elevado."[16]
De igual modo el Prof. Fricke hace referencia a la errónea actitud de los discípulos
al creerse merecedores de los favores de Dios al declarar:
"Para algunos judíos, inclusive, sus obras meritorias ponían a Dios en tal situación
que éste se sentía obligado a recompensarles por sus buenas obras. En cierto
sentido, por su obediencia a la ley, "manejaban" a Dios, coartando así su libertad.
Sin darse, cuenta los judíos hacían exactamente lo mismo que los paganos al
"controlar" a sus dioses por medio de sus sacrificios idolátricos. Desde luego, ni los
líderes religiosos judíos ni los discípulos de Jesús se daban cuenta del error de esta
actitud nociva que se había posesionado de ellos."[17]
Análisis exhaustivo
Otra pauta no menos importante dentro de la interpretación de parábolas y
alegorías es analizar exhaustiva y detalladamente el contenido de la parábola y/o
alegoría que se desea comprender. Para que podamos hacer un buen análisis
debemos en primer lugar hacer una buena lectura del pasaje. Aunque tal vez
parezca superfluo e innecesario indicar al lector la importancia de una lectura
cuidadosa o minuciosa pero no es así; muchas veces no leemos correctamente y
cuando lo hacemos, nos falta una dosis de espíritu analítico para ir asimilando y
captando el contenido de la lectura. Sería bueno preguntar, ¿Cuántos de nosotros
al momento de leer una parábola o alegoría, vamos tomando en cuenta la ocasión
en que fue dicha y mentalmente ya estamos tomando nota de los personajes que
aparecen en el relato?. Esto resulta imprescindible sobre todo en las narraciones
más extensas donde se mencionan lugares, objetos, personas y hasta animales.
En el caso de las alegorías, para poder interpretar bien su contenido debemos tomar
en cuenta cada detalle ya que cada uno representa un significado, enseñanza o
lección moral. Cuando se trata de analizar las parábolas hay que tomar en cuenta
el personaje o personajes principales y secundarios, lo que Manuel Cadenas Mujica
llama "contenido esencial" y añade:
Primeramente, los acontecimientos que giran alrededor de esta figura son, (1) La
disputa de dos reyes rivales, Joás de Israel y Amasías de Judá. (2) La venganza de
Amasías al matar a los asesinos de su padre y asegurar su permanencia en el trono,
vv. 5, 6. (3) La altivez de Amasías quien después de vencer y aplastar a Edom bajo
su poderío, se vanagloria desafiando a Joás a verse las caras, vv. 7, 8. (4) La
respuesta de Joás en forma alegórica y su posterior advertencia. vv. 9, 10.
Ahora nos toca relacionar todo esto con los detalles de la alegoría:
(1) "El cardo (planta espinosa e inservible) que está en el Líbano", es decir
Amasías y su pueblo. (2) "Envió a decir al cedro (árbol fuerte cuya madera es muy
cotizada y útil) que está en el Líbano", referencia a Joás mismo y a su pueblo. (3)
"Da tu hija por mujer a mi hijo", referencia a la pretensión y orgullo de Amasías. (4)
"Y pasaron las fieras que están en el Líbano", es decir, el ejército de Joás. (5) "Y
hollaron el cardo", se refiere a la derrota de Amasías por parte de Joás en Bet-
semes.
Estos mismos principios se pueden aplicar también a la alegoría de Jueces 9:8-15.
"...cuán erróneas son aquellas interpretaciones que hacen de "un denario al día" en
punto principal. ¡Cuán innecesario e inaplicable es considerar las palabras del padre
de familia (en los vs. 13-16) como equivalentes a la sentencia o condenación final,
o el asignar significado especial a lo de estas ociosos!"[21]
Para que el lector pueda tener una idea de lo que venimos diciendo sobre los
excesos de interpretación, veamos una porción del artículo de Manuel Cadenas
Mujica el cual cita el libro de Gordon Fee y Douglas Stuart, titulado, "La lectura eficaz
de la Biblia" que nos registra una interpretación sobre la parábola del Buen
Samaritano, hecha por el teólogo más grande de la edad Media, Agustín de Hipona:
"Detalles como noventa y nueve ovejas (Lc. 15:4) y diez monedas (Lucas 15:8)
no tienen ningún significado especial. En la parábola del buen samaritano, el
significado alegórico de los ladrones, el sacerdote y el levita, el significado del aceite
y el vino, la razón de que sean dos monedas, el significado de Jerusalén, Jericó y
la posada no han de interpretarse con más significado del que se interpretaría la
identidad del pollino. Debemos, por tanto, buscar en cada una de las parábolas del
Reino una sola verdad básica."[23]
Todas estas observaciones deberían ser tomadas en cuenta por todos los
predicadores, maestros de la Palabra y otros aspirantes al púlpito, en fín todos
aquellos que aman su Palabra y buscan su rostro. Ahora bien, entre otros excesos
que se cometen al interpretar las parábolas, están también aquellos que forzando
el texto bíblico, quieren hacer decir lo que la Biblia no dice por ningún lado. Estos
inescrupulosos de la predicación han insertado sus propias ideas y pareceres al
pasaje bíblico, desplazando su verdadero mensaje e imponiendo el suyo propio. Por
tal razón el Rev. Kittim Silva, fervoroso predicador pentecostal y un maestro de la
predicación homilética, advierte: "Las parábolas nunca deben ser forzadas a decir
o interpolar en ellas más de la verdad central que enfocan o enseñan..."[24]
Una de las parábolas más bellas, didácticas y rica en imágenes y que a su vez,
es una de las que más ha sufrido la violencia de los predicadores, es la mal llamada
parábola del hijo pródigo. Digo mal llamada porque particularmente creo que no
debería llamarse así. Tal vez el lector estará sorprendido por mi declaración, no
obstante expongo mis razones. (1) Porque el nombre por sí solo no refleja el sentido
de la enseñanza principal de la parábola, la cual se basa principalmente en el amor
perdonador de Dios y no en el pecado del hijo. (2) Porque al decir "parábola del hijo
pródigo" automáticamente nuestros pensamientos se desvían de la enseñanza
central de la parábola y nos concentramos en estudiar más sobre la conducta
desobediente del hijo y no sobre el perdón del padre. También concuerda conmigo
el prof. Roberto Fricke al señalar:
"Aunque el nombre "hijo pródigo" se ha hecho ley por la costumbre, hay quien
opina que esto representa un transnombramiento, pues el punto de comparación no
es con el comportamiento del hijo sino con el gozoso amor perdonador del
padre...Ciertamente el padre de la parábola viene a ser el actor principal...El padre
de la parábola es un padre humano, pero, eso sí, ilustra el amor de Dios."[25]
Consideraciones finales
Después de haber explicado y puntualizado todos estos principios sobre la
interpretación de parábolas y alegorías, es muy importante hacer algunas
consideraciones sobre lo expuesto anteriormente.
(1) Considerando las diferentes ocasiones que dieron lugar a las parábolas y
características que ellas hay, debemos señalar que no todas las parábolas de Jesús
tienen la misma forma de interpretación ya que la del Sembrador como la de la
Cizaña y el trigo tienen una interpretación alegórica que nos fue entregada por
nuestro Señor, estos son algunos casos excepcionales
(2) Considerando que existe mucha conexión entre las parábolas y que hay
mucha similitud entre algunas de ellas, es recomendable que el lector haga un
análisis paralelo entre ellas para ayudar a un mejor entendimiento de las mismas.
p. ej la parábola de los diez talentos con las diez minas, la parábola del tesoro
escondido con la perla de gran precio, entre otras.
(3) Considerando que tanto las parábolas como las alegorías nos imparten
enseñanzas morales y espirituales, cada interpretación debe ser comparada a la luz
de la doctrina general de la Biblia, si alguna interpretación contradice este principio,
inmediatamente deberá ser rechazada.
(4) Considerando que existen algunas parábolas extensas que abundan en
detalles y analogías como la del sembrador o la que comúnmente llamamos
parábola del hijo pródigo no debemos suponer que por eso contienen toda la verdad
del evangelio y del cristianismo. En otras palabras, no existe una sola parábola o
alegoría en la Biblia que contengan toda la verdad del evangelio.
"Es en torno a estos puntos que debe girar la interpretación de las parábolas. No
debemos suponer que hemos de encontrar todo el contenido del evangelio en una
sola parábola: "Por ejemplo, es erróneo decir que la parábola del hijo pródigo
contiene "el evangelio dentro de los evangelios", y deducir de ella que la doctrina de
la expiación no es vital para el cristianismo; o suponer, sobre la base del relato del
buen samaritano, que el servicio práctico a nuestro prójimo es tanto el todo como el
fin último del cristianismo".[26]
Todas estas aclaraciones son muy pertinentes para el lector que desea conocer su
Biblia y que tiembla ante la Palabra del Dios Santo.
Conclusión
Después de todo, las pautas y consejos para una mejor comprensión de las
parábolas y alegorías que han sido expuestas en estas cortas líneas, quisiera
animar al lector a continuar con el aprendizaje, con la humildad, con el amor y
respeto a las Sagradas Escrituras. Esto no termina aquí la labor es ardua y como
alguien dijo, "hay mucho pan que rebanar" y muchas veces el tiempo no alcanza en
nuestras abarrotadas vidas para dedicarse de lleno al estudio de la Palabra de Dios.
Lamentablemente vivimos en una generación que disfruta de su analfabetismo
bíblico y muchas veces nosotros los ministros, somos los responsables de toda esta
apatía espiritual. Aún los predicadores, los llamados al púlpito, nos conformamos
con lo que sabemos y tenemos y no cultivamos un espíritu analítico e investigador.
Por otro lado, resta decir que tanto las parábolas como las alegorías, necesitan ser
tratadas mejor durante nuestros sermones y enseñanzas, por tal razón, conviene
un estudio hermenéutico riguroso, sano y profundo. Asimismo en mención de lo que
hemos expuesto en este escrito, esperamos que haya servido de ayuda para dar el
primer paso de algunos lectores en el campo de la interpretación bíblica y que a
manera de trampolín le pueda servir de impulso en el salto a las profundas y mansas
aguas de la doctrina bíblica. Si esto sucede en la vida de mis lectores, algo habré
logrado.
Bibliografía
Bruce, Alexander Balmain. Tres años con Jesús, la capacitación de los doce,
(vols., I y II), Traducción de Carla Dongo Palacios, Moravia-San José: Costa Rica,
Desarrollo Cristiano Internacional, 2006.
Ladd, George Eldon. Teología del Nuevo Testamento, Traducción de José-María
Blanch y Dorcas González Bataller, Terrassa: Barcelona, Editorial Clie, 2002.
Robertson, Archibald Tomas. Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, (tomo
5), Terrassa: Barcelona, Editorial Clie, 1990.
S. Fricke, Roberto. Las parábolas de Jesús, una aplicación para hoy, El Paso,
Texas: Estados Unidos de América, Editorial Mundo Hispano, 2006.
Silva, Kittim. Bosquejos para predicadores, (vol. IV), Terrassa: Barcelona, Editorial
Clie, 1991.
Terry, M. S. Hermenéutica, Versión española de Daniel Hell - Vicente Mendoza,
Terrassa: Barcelona, Editorial Clie, 2003.
Otros:
Cadenas Mujica, Manuel. ¿Cómo interpretas las parábolas de Jesús?, publicado en:
http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/140618
Orellana Mora, Joselito. Hermenéutica Bíblica, publicado en:
www.joselitoorellana.blogspot.com
Parábolas y alegorías, publicado en: www.amen-amen.net
Autor:
Edinson León Esquivel
[1] Roberto Fricke S. Las parábolas de Jesús, una aplicación para hoy. (El Paso,
Texas: Estados Unidos, Mundo Hispano. 2006), p. 25 (las cursivas son suyas)
[2] Alexander B. Bruce, Tres años con Jesús, la capacitación de los doce (vol. I.)
(Moravia, San José: Costa Rica, D.C.I., 2005), p. 57
[3] M. S. Terry. Hermenéutica. (Terrassa: Barcelona, Clie, 2003) p. 115.
[4] Joselito Orellana. Hermenéutica Bíblica, en: www.joselitoorellana.blogspot.com
(énfasis añadido)
[5] Archibald T. Robertson, Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, (tomo 5).
(Terrassa: Barcelona, 1990), p. 201.(las cursivas son suyas)
[6] M. S. Terry, Op. cit. p. 139 (las cursivas son suyas)
[7] George E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento. (Terrassa: Barcelona, Clie,
2003), p. 130
[8] M. S. Terry, Op cit., p. 116
[9] Parábolas y alegorías, en: www.amen-amen.net
[10] Para ayudar un poco al lector, a comprender mejor lo que venimos diciendo,
voy a explicar a la brevedad posible lo que acertadamente dice el doctor Terry en
su libro, Hermenéutica, sobre dos figuras del lenguaje, el símil y la metáfora. Sobre
el primero dice: "Cuando se hace una comparación formal entre dos objetos,
buscando impresionar la mente con algún parecido o semejanza, la figura se llama
"símil". En Isaías 55: 10-11, hallamos un hermoso ejemplo de esto..." p. 99. En
cuanto a la segunda dice: "La metáfora es una comparación implicada y en todos
los idiomas ocurre con mucha mayor frecuencia que el símil. Se diferencia de este
en ser una forma de expresión más breve y más contundente y en que transforma
las palabras, de su significado literal a otro nuevo y notable. El pasaje que se halla
en Oseas 13:8: "Los devoraré como león", es un símil o sea una comparación
formal; pero Gén. 49:9: "Cachorro de león es Judá", es una metáfora" p. 102. Ahora
bien, el lector notará que en una parábola se usa el símil o comparación, pero
mayormente en las alegorías predomina el uso de la metáfora. No es lo mismo decir:
"vosotros sois la sal de tierra" (metáfora) que decir, "vosotros sois como la sal de la
tierra" (símil).
[11] Terry, Op. cit., pp. 139, 140
[12] Manuel Cadenas Mujica, ¿Cómo interpretas las parábolas de Jesús? En:
http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/140618
[13] A. B. Bruce, Op. cit., p.54 (Nota: El mismo Bruce considera que el número treinta
es aproximado, ya que como dice él: "distintos autores difieren en la cantidad de
parábolas..." véase la nota de pié nº 2 en la p. 61)
[14] (nuestra RV60 presenta a mi juicio equivocadamente, como título: "La parábola
del redil" cuando vemos que el v. 6 despeja toda duda)
[15] A. T. Robertson, Op. cit., p. 199.
[16] M. S. Terry, Op. cit., p. 134, 135. (las cursivas son suyas)
[17] R. Fricke, Op. cit., pp.146, 147.
[18] Alexander B. Bruce, Op. cit. (vol. II), p. 36. (las cursivas son suyas)
[19] M. Cadenas Mujica, en: loc. cit.
[20] G. E. Ladd, Op. cit., p. 134.
[21] M. S. Terry, Op. cit., p. 135.
[22] M. Cadenas Mujica, en: loc. cit.
[23] G. E. Ladd, Op. cit., p. 130, 131. (las cursivas son suyas).
[24] Kittim Silva, Bosquejos para predicadores (vol. IV), Terrassa: Barcelona, Clie,
1991, p. 149.
[25] R. Fricke, Op. cit., pp. 131, 132
[26] (parábolas y alegorías, en: www.amen-amen.net)