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Pionero
Si quieres plantar, entonces eres la persona que está iniciando el acercamiento a un grupo particular de personas con el objetivo
principal de predicarles y enseñarles la Palabra de Dios. Tú eres la punta de lanza, el pionero, aquella persona a la que Dios está
moviendo su corazón para iniciar una obra bajo el poder de Dios. Tú eres quien está experimentando esa pasión, que en términos
humanos es inexplicable. Se trata de dedicar tu tiempo y energías para que otros conozcan a Cristo, el único que los puede salvar
de sus pecados. Tú eres el que Dios está levantando para dar inicio a la misión.
Muchas veces luchas contra la adversidad y contra las críticas, muchas veces luchas contra la incredulidad de otros y hasta con la
tuya. Pero hay algo más poderoso detrás de nuestras fuerzas: el poder del Espíritu Santo. Tú eres la herramienta en las manos del
alfarero que Dios podrá usar para dar inicio a lo que considera lo más preciado sobre el planeta: su Iglesia. Aquella por quien Él
dio su vida hasta la muerte y muerte de cruz.
Papá
Ahora, después de trabajar y de vivir con ellos, tu misión se va haciendo diferente. Ahora debes crear una relación de amor, de
confianza, de amistad, donde ellos te vean como una figura espiritual en sus vidas. Los nuevos discípulos te verán como aquel
que Dios envió para hablarles su Palabra. Llegas a ser esa persona en la que confían para contar sus problemas, para escuchar
consejo. Eres como un papá espiritual, quien les enseña las verdades espirituales y que los protege de las mentiras espirituales.
Tú eres quien constantemente los está direccionando hacia la cruz, a un lugar seguro, a los brazos del mismísimo Salvador. Pablo
dejó a Timoteo para que estableciera ancianos y no para que se convierta en el centro de la Iglesia, porque Jesús es el centro de la
Iglesia. Del punto anterior a este, probablemente han pasado meses, sino años mientras se profundiza y desarrolla esa relación de
amistad. Tu manera de vivir, de servir, y de amar es lo que se ganará el corazón de la gente y su disposición a escucharte
compartir la Palabra de Dios.
Pareja
Has trabajado arduamente en el corazón de tu gente. Les has servido el pan de la Palabra de Dios semana tras semana. Has
cuidado de su caminar espiritual. Los viste nacer en Cristo, recibir la Palabra con gozo, sus vidas ser transformadas. Los has
nutrido hasta el punto en donde ya no son niños que podrían ser llevados por cualquier viento de doctrina.
Ahora empiezas a darles oportunidades de servicio dentro de la Iglesia, los animas a predicar y tomar roles de liderazgo. Los
empujas para que vean que Dios también puede usarlos a ellos, como te ha usado a ti. Te pones a la par de ellos, ya no como un
papá, sino como un hermano y compañero de milicia. Ya ellos no te ven como si estuvieras en un estrado, sino que los haces
sentir y ver que están compartiendo “hombro a hombro” la misión de Dios. Participan juntos en muchas batallas, mientras
reciben tus consejo y también aprendes de ellos.
Participante
Este el momento donde bajas del escalón superior de liderazgo y empoderas a tus hermanos a que ellos sean los lideres y los
encargados de hacer lo mismo que tú hiciste con ellos. Ahora tú participas de vez en cuando en sus ministerios, como uno más
del público, recibiendo ahora alimento de los que antes alimentabas. Ya empiezan a aparecer personas nuevas en la iglesia que ni
siquiera saben quién fuiste tú. El líder actual es aquel que fue una vez un extraño, luego un discípulo, luego tu compañero, y
ahora es el pastor.
Cuando llegas a este momento ya habrás aprendido que el ministerio no se trata de ti, que la obra no es tuya, que tú solo eres uno
mas entre los millones que Dios ha levantado en la historia por su poder y soberanía para gloria de su nombre y bendición de su
pueblo. Tú ya no quieres que se oiga tu nombre, ahora solo quieres que sea el nombre de Jesús y su gloria lo que todas las gentes
de la tierra conozcan.
Tú no eres, ni nunca fuiste (gracias a Dios), el dueño de la misión ni de la obra que el Señor mismo te encomendó. La Iglesia
tiene un dueño y una sola cabeza: Jesucristo (Colosenses 1:18).
CARACTERÍSTICAS DE UN PLANTADOR DE IGLESIAS EXITOSO
Es inclusivo en el ministerio
El sembrador sabe incluir a otros en el ministerio para que se sientan parte del
mismo. Las personas se unen a la visión de la naciente iglesia porque el
sembrador los hace partícipes integrales de la misión.
“Mejores son dos que uno...” Eclesiastés 4:9
PELIGRO | Más sembradores de los que desearíamos intentan sembrar una
iglesia solos. Utilizan a los demás como simples peones que cumplen sus deseos
y no por los dones y talentos que el Señor ha puesto en cada uno de sus hijos.
CLAVE | Al trabajar juntos, uno se mantiene firme en la obra y tiene con quienes
compartir lo bueno y lo malo.
Responde a la comunidad
El sembrador debe conocer cómo es su comunidad y cómo piensa atenderla.
Debe responder a las necesidades de la comunidad.
Esto le lleva a conocer cómo es su comunidad y cómo piensa atenderla. Las
iglesias que se involucran y se enfocan en las necesidades de sus comunidades
van a tener mayor penetración y aceptación en ellas.
“En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús
llamó a sus discípulos, y les dijo: ‘Tengo compasión de la gente, porque ya hace
tres días que están conmigo, y no tienen qué comer’” Marcos 8:1-2
Posibles necesidades:
Reflexione |
Identifique y escriba las necesidades que están presentes en su comunidad
o zona de siembra.______________________________________
Cuáles son las necesidades más urgentes por atender._______________
Pídale a Dios que le ayude a discernir lo que es preciso abordar. Ore para
que Él proporcione los recursos para que usted pueda atender esas
necesidades específicas.
Enliste los recursos que pueden ayudar a satisfacer las necesidades que en
usted identificó en su
lista._______________________________________________
Reflexione |
Comparta un ejemplo reciente de una situación en la que necesitó ser flexible.
¿Cómo lo manejó? ¿Qué le gustaría cambiar de su respuesta?
__________________________________________________________
Muestra adaptabilidad
El sembrador se adapta a su entorno y se identifica con su nuevo contexto. Debe
ser “romano entre los romanos y griego entre los griegos”.
Un buen plantador está dispuesto a dejar atrás su ciudadanía, su cultura y sus
preferencias entendiendo su entorno y aceptando los cambios necesarios para
alcanzar a los perdidos.
El Pez que puede sobrevivir durante el tiempo seco en el lodo.
“Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado,
así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como
para padecer necesidad.” Filipenses 4:12
Ejerce la fe
Ningún sembrador legítimo vive sólo de sus propios esfuerzos sino por el poder de
Dios. El sembrador ejercita la fe y cree en la fidelidad de Dios para proveer todo lo
necesario para cumplir la meta.
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los
ejércitos” Zacarías 4:6
• ¡Algunos trabajan mucho para la obra del Señor, pero se olvidan del Señor de la
obra!
• No siempre los resultados esperados llegan rápido. Se requiere que el plantador
de la obra tenga fe en que el Señor traerá el fruto a su tiempo.
Ejercicio | Autoevaluación
Instrucciones: Utilizando la siguiente escala (1-5) asígnese una puntuación en el
encasillado de puntaje.
1 = Nunca 2 = Rara vez 3 = A veces 4 = Muchas veces 5 = Siempre
característica puntaje ejemplo de cuándo lo demuestra
Tengo capacidad de visión
Se lleva a cabo (visión)
Soy auto motivado
Incluyo a otros en el ministerio
Alcanzo a no creyentes
Mi cónyuge coopera conmigo
Puedo relacionarme bien con otros
Procuro el crecimiento de la iglesia
Respondo a la comunidad
Uso los dones de otros
Soy flexible
Mantengo la unidad de la iglesia
Muestro adaptabilidad
Ejerzo la fe
CARACTERÍSTICAS DE UN PLANTADOR
DE IGLESIAS
Tim Keller
Oración: está convencido que la oración es más que una práctica devocional, la
oración es la tarea del ministerio.
Vitalidad espiritual: exhibe un poderoso caminar con Dios demostrando un
profundo compromiso con Cristo y su Palabra.
Aplicación: es responsable llevando a cabo las tareas, es una persona que ejerce
autocontrol y vive una vida con disciplina, usa el tiempo de tal manera que puede
servir al Señor y a la iglesia con eficiencia.
Evangelismo: coopera con Dios llevando a personas a los pies de Cristo, comunica
el evangelio en un estilo comprensible por el sin iglesia.
Administración: organiza las tareas del ministerio en planes de acción que son
fáciles de llevar a cabo, ser evaluados y revisados, identifica los recursos necesarios,
lleva a cabo el ministerio por medio de la participación de otros.
Sensible: se fija en los demás, demuestra amor, paciencia y amabilidad en todas las
relaciones, es sensible a las heridas y luchas de las demás personas, valora a
quienes la sociedad rechaza y se niega a sí mismo por ellos.
Dinámico: tiene una personalidad atrayente y energética que hace que los demás le
sigan.
En aquella época me fue dado el clásico libro de Watchman Nee La vida normal de la
iglesia cristiana. En este libro, Nee argumenta de manera vehemente la noción de que todas
las iglesias creadas en el siglo primero fueron llevadas a cabo por trabajadores de afuera de
la comunidad. Este fue el primer contacto que tuve acerca de este punto. Más tarde vino a
mis manos la popular obra de Rolland Allen Métodos misioneros: ¿S. Pablo o los nuestros?
Allen llega al mismo punto desde un ángulo diferente.
Desde entonces, otros hombres han escrito sobre el mismo punto, principalmente, Robert
Banks y Gene Edwards. El primero, en su libro La idea de Pablo de comunidad, capítulos
15 al 18, Banks pone una estudiosa atención a la forma paulina de levantar iglesias. Y
Edwards ha escrito una plétora de libros trazando este principio por todo el Nuevo
Testamento. Sus obras más conocidas son, Diarios del siglo primero y Cómo reunirse en las
casas.
· Reuniéndome en una iglesia en la casa por ocho años consecutivos que trajeron como
consecuencia una intensa y multifacética experiencia de la vida de la iglesia
· Visitando y observando muchas iglesias en las casas a través de todo el país, todas ellas
reuniéndose en diferentes formas.
· Hablando en diferentes conferencias sobre las iglesias en las casas que representaban
diferentes corrientes dentro del “movimiento de las iglesias en las casas”.
· Entrevistando y observando un número de hombres mayores que han estad involucrados
en el trabajo de plantar iglesias.
Además de lo arriba mencionado, he tenido el privilegio único de plantar una iglesia desde
su comienzo. Esto incluye trayendo a no creyentes a Cristo y equipando a los nuevos
conversos para funcionar bajo las órdenes de Cristo. Hoy día, por la gracia de Dios,
continúo haciendo este trabajo en diferentes lugares.
1. Las modernas iglesias en las casas han ignorado totalmente lo que la Escritura tiene que
decir acerca de plantar iglesias.
2. La mayor parte de los problemas que surgen en las iglesias en las casas podrían
resolverse si retornáramos a los primeros principios acerca de plantar y alimentar a las
iglesias.
Llegué a estas conclusiones en 1997. En 1998, comencé a hablar públicamente sobre estos
temas.
La recepción no ha podido ser más positiva. No han sido pocos los Cristianos, fuera de la
iglesia organizada, los que han visto la necesidad de la ayuda exterior; algunos la han
solicitado. Por otro lado, he recibido varias cartas haciendo preguntas y poniendo
objeciones acerca de la noción de los trabajadores de fuera.
El propósito de este escrito es el de enunciar las seis objeciones, más comunes, con objeto
de poder darles una respuesta.
Objeción #1: En el día de hoy las condiciones del mundo occidental son muy diferentes a
las del siglo primero. En aquel tiempo, el mundo entero no era salvo. No existía una iglesia
organizada. Los plantadores de iglesias, como Pablo, no tomaban “Cristianos vueltos a
nacer” de la iglesia institucionalizada para enseñarles a reunirse en el estilo del Nuevo
Testamento. Los obreros modernos, por tanto, no pueden poner a Pablo como un ejemplo
de lo que tienen que hacer.
En verdad la iglesia del siglo primero existió en una situación de terreno virgen. El
evangelio de Jesús era completamente nuevo, no existían las iglesias institucionalizadas de
donde sacar (o rescatar) cristianos. Por eso, el grueso de los conversos de Pablo, se
encontraban dentro de dos categorías: 1) aquellos que venían del grupo de los paganos. 2)
los gentiles temerosos de Dios que estaban institucionalizados en las sinagogas de los
judíos.
La misión de Pablo tenía dos objetivos. Primero, convertir a los ya perdidos gentiles. El
segundo objetivo estaba interconectado con el primero: consistía en formar esos nuevos
conversos en comunidades locales que pudieran portar el testimonio corporativo del
propósito eterno de Dios.
Puesto de otra manera, la meta de Pablo, al predicar el Evangelio, era formar comunidades
bautizadas en el Espíritu que corporativamente representaran al Señor Jesucristo.
El eminente erudito D. J. Tidball encuentra eco en este pensamiento cuando dice: “El
primer interés de Pablo no era la conversión de los individuos, sino en la formación de
comunidades cristianas” (Dictionary of Paul and His Letters, Downers Grove: IVP, 1993,
pg. 885.)
Pablo formó esas comunidades siendo el padre, la madre y alimentando a los cristianos con
los que trabajaba...
1 Tesalonicenses 2:7-12
7 Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a
sus propios hijos.
8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no solo el
evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos muy
queridos.
9 Os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo, trabajando de noche y de día,
para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
10 Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos
comportamos con vosotros los creyentes.
11 También sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos
a cada uno de vosotros,
12 y os encargábamos que anduvierais como es digno de Dios, que os llamó a su Reino y
gloria.
1 Corintios 4:15
15 Aunque tengáis diez mil maestros en Cristo, no tendréis muchos padres, pues en Cristo
Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
Trágicamente esas son cosas desconocidas para la mayor parte de los cristianos en la iglesia
institucionalizada.
Imagínense lo que ocurriría si cada pastor en América dijera a sus congregaciones que
ellos, con todo el equipo de líderes – incluyendo el líder de adoración – abandonarían la
iglesia por seis meses. ¿Cuántas de esas congregaciones sabrían lo que tienen que hacer?
¿Cuantas sabrían planificar sus propias reuniones? ¿Cuántos serían capaces de funcionar
juntos contribuyendo cada uno con algo o una parte de Cristo en la reunión?
No creo exista alguna iglesia institucionalizada que pudiera reunirse bajo cualquiera de esos
términos. A pesar de que esas iglesias están llenas de gente que han sido cristianos por
muchos años.
Tal como A. W. Tozer dijo en cierta ocasión, la iglesia moderna “es un asilo para niños
retardados espiritualmente”. Yo agregaría que es un criadero de obesos niños espirituales
que no tienen la más ligera idea acerca de funcionar con sus propios hermanos de la
comunidad en una forma coordinada. ¿Y por qué es esto? Pues porque nunca se les ha
enseñado a hacerlo. En su lugar, se les ha acostumbrado a estar mudos y pasivos. El pueblo
de Dios, por tanto, necesita ser dejado en libertad otorgándoles el poder que tienen.
Si Pablo estuviera en América en el día de hoy, yo creo que convertiría las almas perdidas
con el punto de vista de fundar iglesias locales. Cristianos hambrientos, pertenecientes a la
iglesia institucionalizada, sin lugar a dudas, se agregarían ellos mismos también a esta obra.
Yo no creo que Pablo rehusaría enseñarles simplemente porque ellos ya eran conversos.
No, Pablo daría poder a todos los santos que estuvieran abiertos a él. Ambos, nuevos
conversos y cristianos institucionalizados. Los enriquecería para conocer a Cristo, los
equiparía para que expresaran a Él corporativamente y les daría poder para funcionar en
una forma coordinada. Eso es lo que hoy día hacen los genuinos trabajadores.
Objeción #2: La idea de una iglesia siendo fundada o ayudada por un obrero viajero es un
tema solamente encontrado en el ministerio de Pablo. Las iglesias que no estaban asociadas
con Pablo no necesitaron de la ayuda foránea. De hecho, algunas de esas iglesias fueron
fundadas sin un obrero. Por tanto, estás imponiendo tu caso cuando dices que todas las
iglesias, en el día de hoy, necesitan de ayuda externa.
Debido a que Pablo domina la historia del Nuevo Testamento, el principio del trabajador
externo, fundando y consecuentemente ayudando a la iglesia, es un punto que se destaca en
su ministerio.
Pablo y sus acompañantes – Bernabé, Silas, Timoteo, Tito, Epafras, etc. – no fueron los
únicos obreros que viajaban para plantar, fortalecer y centrar a las iglesias. También fue el
caso de Pedro, Juan y – de acuerdo a la historia de la iglesia – el resto de los doce. Todos
esos hombres fueron “enviados” al “trabajo” de construir iglesias. Esta es la razón por la
que son llamados apóstoles “enviados” y “obreros”.
A algunos les gusta discutir que los obreros foráneos no son necesarios puesto que varias
iglesias en el Nuevo Testamento no fueron fundadas por uno de ellos. Las personas que
emplean este argumento generalmente se están refiriendo a las iglesias que fueron fundadas
durante la dispersión de Jerusalén. Exploremos este caso en particular y veamos que es lo
que ocurrió.
La iglesia de Jerusalén fue fundada por los doce apóstoles. Ellos pusieron los cimientos de
aquella iglesia por un período de seis años (sí utilizamos la forma tradicional de contar las
fechas).
Después de esos seis años, la iglesia en Jerusalén se dispersó hacia Judea, Samaria y
Galilea. Algunos viajaron hasta Chipre. Otros se fueron hasta Siria. Los creyentes que se
dispersaron hacia aquellos lugares comenzaron a reunirse de la misma forma que lo
hicieron en Jerusalén. Y Dios agregó a sus grupos en la medida que compartían el
evangelio con los perdidos.
Lo que en realidad ocurrió, por tanto, es que la iglesia de Jerusalén fue transplantada hacia
aquellas regiones.
Hechos 9:31
31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas,
andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Aquí Lucas nos dice que la iglesia – singular – encontró descanso en Judea, Galilea y
Samaria.
[N. del T. – La palabra traducida por iglesias – plural – en casi todas las versiones, es en
griego la palabra ekklesia – singular – de ahí la intención del Sr. Viola]
Tengamos en mente que los hermanos que eran parte de aquellas iglesias transplantadas
habían: 1) ayudado inicialmente a los doce apóstoles por un período de seis años, y 2)
experimentado la vida corporativa de la iglesia durante todo ese tiempo.
Lo que es más importante, después de que aquellas nuevas iglesias fueron transplantadas,
fueron ayudados por los apóstoles. Los obreros de Jerusalén siguieron circulando entre las
nuevas iglesias – muy al estilo de Pablo – ministrándoles. Es este un punto a menudo
pasado por alto cuando leemos Hechos capítulos 8 al 12.
De nuevo, un cuidadoso estudio del Nuevo Testamento nos revelará que cada iglesia
mencionada en la historia de la iglesia del siglo primero fue, o bien fundada o bien ayudada
por un trabajador itinerante. Así la independiente iglesia en la casa que rechaza la ayuda de
los viajeros itinerantes, comparte una faceta común con la iglesia institucionalizada:
Ninguna de las dos tiene analogía alguna en el Nuevo Testamento.
Lo que es más, el obrero itinerante, dando a luz a las iglesias es una práctica consistente
que es marcada por todo el Nuevo Testamento. Y como he mostrado en “Así que ¿quieres
comenzar una iglesia en la casa?”, es un principio que se origina hacia atrás en Dios desde
antes de la creación. Por esta razón, el trabajo itinerante está atado al cumplimiento del
eterno propósito de Dios. De ninguna manera es una práctica anticuada.
Esto no sugiere que cada iglesia en la casa necesita de un obrero como si no pudieran
existir sin uno. Ni sugiere que si una iglesia en la casa opta por no recibir la ayuda de un
obrero los creyentes que en ella se encuentran pasan a un plano de sub-cristianos.
Sino que firmemente se sugiere que la ayuda del trabajador externo es crítica para el
desarrollo y enfoque de la iglesia en la casa. En mi mente, si una iglesia en la casa desea
expresar el eterno propósito de Dios en una manera firme y duradera, la ayuda foránea es
indispensable.
Consecuentemente, no estoy exagerando al afirmar que todas aquellas iglesias que toman la
oportunidad de aprender de los recursos ofrecidos por los obreros experimentados, evitarán
gran cantidad de errores y problemas en su vida.
Objeción #3: La idea de un obrero externo es una noción elitista. Elevando a una persona
por encima del resto. Crea una clase aparte para instruir a los creyentes “ordinarios”.
Realmente no hay diferencia entre esto y el clérigo que maneja la iglesia institucionalizada.
¡Nosotros los cristianos somos el sacerdocio de Dios! ¡Sólo necesitamos a Jesús! ¡No
necesitamos a un hombre que nos ayude! ¡Y por supuesto que no necesitamos de un
“superestrella” plantador de iglesias que nos venga a decir lo que ya conocemos!
Concedo que existen falsos pastores que están dispuestos a engañar a las ovejas. También
hay obreros poco confiables que se enseñorean sobre el pueblo de Dios, de igual forma que
existen maníacos del control que abrigan una patológica dependencia hacia ellos mismos.
Hacemos bien en cuidarnos de todos ellos.
Pero castigar a todos los que plantan iglesias con una gigantesca verborrea de inflamatorias
acusaciones – tales como “superestrella”, “elitista”, “clase aparte”, etc. – es como jugar un
poco con el orgullo y el temor del pueblo. Esto sin contar que da al pueblo una deformada
apreciación de sus propios hermanos en Cristo.
La verdadera sorpresa se presenta cuando presentamos esta objeción a la historia del Nuevo
Testamento; entonces la falacia aparece en toda su dimensión.
Si aplicamos la lógica de esta objeción tendremos que concluir que... ¡Pablo, Bernabé,
Silas, Timoteo, Tito, Epafras y cada otra persona que plantó iglesias en el siglo primero
eran “superestrellas” cristianos que pertenecían a una “clase elite aparte” separada de los
pobres y “ordinarios” creyentes!
Además tenemos que concluir que... Las iglesias de Antioquia, Galacia, Grecia y Asia
Menor tenían que abiertamente haber dicho a Pablo, Bernabé, Silas, Timoteo y Epafras:
“No os necesitamos, ustedes no son más que hombres, no necesitamos hombres,
¡Solamente necesitamos a Jesús!”
Si ustedes aceptan mentalmente “nada con los plantadores de iglesias, sólo necesitamos a
Jesús” sin darse cuenta están diciendo “nada con Pablo, ni con Bernabé, ni con Silas, ni con
Timoteo.”
Además, la idea de que la iglesia no necesita del ser humano no se puede reconciliar con la
historia de la primera iglesia. Cuando Jesús caminó sobre esta tierra, en carne y hueso, uno
efectivamente podría decir, “no necesitamos a nadie más que a Jesús”.
Pero desde que ascendió y derramó Su Espíritu, Jesucristo ha elegido utilizar a los hombres
y las mujeres para llevar a cabo Su obra en la tierra. El Señor Jesús utiliza al hombre, de
carne y hueso, para plantar y nutrir a las iglesias. Usa a la gente para convertir a las almas.
Usa a la gente para instruir a los conversos. Usa a la gente para entrenar y equipar las
hermandades locales.
No me importa por el lado que lo quieran mirar, Dios ha decidido utilizar al hombre.
Por tanto, aquellos que se quieren envolver con el “no necesitamos a los hombres,
solamente necesitamos a Jesús” se dan de cara con la revelación del Nuevo Testamento. Es
una manera de pensar muy equivocada.
Por supuesto que el pueblo de Dios debe tener mucho cuidado de los falsos apóstoles que
buscan tomar ventaja de ellos. Pero si somos serios y queremos movernos hacia una
plenitud espiritual, daremos la bienvenida, a sabiendas, de las contribuciones de todos
aquellos a los que Dios ha colocado en Su Cuerpo. Incluyendo al que hace el trabajo del
viajero itinerante.
Los viajeros itinerantes, si son un algo genuino, no pertenecen a una elite espiritual. No
tienen un estatus diferente al resto de los cristianos. Por el contrario, son creyentes
ordinarios – y muy imperfectos – la única diferencia es que su llamado es diferente.
No están encargados de manejar las iglesias locales, como tampoco son, de ellas, jefes a
distancia. Dios es el único amo. Los obreros son simplemente valiosos sirvientes de las
iglesias a las que ayudan. Los lazos que les unen a los santos con quien trabajan son
familiares y relacionales. No son oficiales o jerárquicos.
Por medio de su visión, aliento y apoyo, los obreros son una parte esencial para mantener la
espiritualidad vital y crecimiento. Están encargados de dar poder a otros para discernir,
dirigir, funcionar y pelear contra los problemas que se enfrentan, con objeto de llegar a algo
más completo que lo que antes tenían.
Los obreros tienen el don de apuntar y tener acceso a un sinnúmero de dones y recursos que
la iglesia, por no darse cuenta, los dejan de lado. Tienen el talento para graciosamente
reacondicionar las debilidades de la iglesia, manteniéndola alejada de las distracciones que
le quitan energía. También tienen el talento de hacer que la iglesia marche por esos difíciles
campos minados que son necesarios atravesar para poder progresar en la guerra del amor.
De esta manera, los obreros son como los catalizadores en una reacción química. Tienen el
don de galvanizar y catalizar las acciones entre el resto del Cuerpo. Inyectan vida carnal en
una iglesia cuando el pulso está tornándose débil. Mantienen fuera los elementos extraños
con objeto de que la iglesia pueda crecer natural y espontáneamente. Centran el foco de los
santos cuando sus ojos comienzan a desplazarse de su único Centro, el cual es Cristo.
Todo esto no es para indicar que los obreros tienen que ser tratados de forma “especial”. No
hay por qué hacerlo. Pero si ignoramos sus cualidades, lo haremos en detrimento propio. Y
tanto si nos damos cuenta o no, el negar sus dones, solamente haremos que estos tomen
formas poco sanas.
Puesto en forma simple, el estar abierto a la ayuda externa requiere que aquellos que nos
reunimos en la iglesia en la casa, tengamos grandes cualidades de discernimiento. Pero sin
esta apertura, solamente haremos que en lugar de crecer, nos achiquemos, sin importar que
lleguemos a sobrevivir.
Objeción #4: Cualquiera puede comenzar una iglesia en la casa. No tienes por qué esperar
pasivamente por un hombre que nos ayude a hacerlo. Yo he tenido varios hijos. No tenía
experiencia alguna en criar hijos antes de esto. Pero aprendí mi trabajo. Nunca necesité de
un hombre que viniera a enseñarme como dar a luz a mis hijos o criarlos. Por tanto, yo no
necesito de un hombre que venga a enseñarme cómo comenzar una iglesia en la casa. Yo
puedo comenzar una. Y de igual manera lo puede hacer cualquiera que lo desee.
Esta objeción realmente pierde el foco acerca de lo que las Escrituras nos muestran acerca
de plantar iglesias. Abiertamente puedo decir a cualquiera, que hasta un bebé cristiano
puede comenzar un grupo en su casa. Todo lo que se necesita es abrirla y permitir que un
grupo de cristianos se siente en cómodos sillones en tu sala de estar. Agrégale un poco de
café al contenido con un estudio bíblico y ¡lo tienes! Acabas de fundar tu propia “iglesia en
la casa”.
Pero ¿acaso este tipo de iglesia tiene algún punto en común con las ekklesias sobre las que
leemos en el Nuevo Testamento? ¿Acaso este tipo de reunión alcaza algo más lejos, hacia
el cumplimiento del eterno propósito de Dios que lo puede hacer cualquier iglesia
institucionalizada, o una iglesia celular o un grupo en recuperación?
Si esta es la meta de vuestra visión de la iglesia, entonces estoy de acuerdo que los viajeros
itinerantes no son necesarios y puedo comprender por qué no tienen interés alguno en
recibir su ayuda.
Pero si habéis sido cautivados por la visión de la iglesia en la que cada miembro contribuye
a la reunión con algo de Cristo. Una visión donde Cristo está constantemente siendo
experimentado, hecho visible, central y supremo. Una visión donde los poderes y
principados sienten vergüenza por el testimonio de la iglesia. Entonces haces bien en
recordar las palabras de Pablo...
1 Corintios 12:28-29
28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero
maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que
administran, los que tienen don de lenguas.
29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos
milagros?
Para Pablo la contestación es “no”. Dios ha preparado a Su pueblo con diferentes dones y
funciones y esto incluye aquellos que son “enviados” a plantar y a nutrir las iglesias desde
fuera.
Por tanto, la lógica que dice “ya que yo puedo dar a luz a bebés, entonces también puedo
dar a luz a una iglesia al estilo del siglo primero” es inválido. No ha seguido la pauta
trazada en el Nuevo Testamento. Dios ha “preparado” a algunos en el Cuerpo para llevar
esto a cabo, en la misma manera que Él ha preparado a otros en el Cuerpo para otras cosas.
Durante la última década, he visitado gran variedad de iglesias en las casas y entrevistado
gran cantidad de personas que en ellas se encontraban. Hemos llevado a cabo gran cantidad
de observaciones. Una de ellas es: Las más modernas iglesias en las casas que no han sido
ayudadas por alguien de afuera, funcionan de la siguientes maneras:
Forma de operar 1. Todas las semanas una persona enseñará o dará una lección sobre la
Biblia. El resto de la iglesia escucha pasivamente. Puede existir algún diálogo sobre lo que
el maestro enseñó. Pueden también existir preguntas acerca de lo enseñado. Pero la reunión
está centrada acerca de la oración tipo sermón. Algunas iglesias tienen ancianos que se
rotan para enseñar a la iglesia que pasivamente escucha. Otras están abiertas a que otros
vengan a enseñar. Pero este tipo de reunión es siempre un glorificado estudio bíblico o
lugar de estudio.
Forma de operar 2. A menudo un subgrupo del anterior, algunas iglesias en las casas son
tan doctrinales que sus reuniones, a veces, degeneran en interminables debates sobre
precisas fórmulas acerca de un sin fin de menudeces teológicas. Es decir, que sus reuniones
son para estimular el intelecto y elevar la presión arterial.
Forma de operar 3. Las reuniones están marcadas por una abrumadora pasividad. La mayor
parte de ellos están callados y no pronuncian palabra alguna. A menudo el silencio es
ensordecedor. Cuando alguien habla es generalmente para compartir acerca de algún
problema personal. O puede ser acerca de una idea interesante que la persona tuvo durante
la semana. Quizá son leídos interminables versos de la Biblia. Existe poca dirección,
armonía o vida en la reunión. Jesucristo no la maneja. Ni tampoco se puede decir que Él se
manifieste en la reunión.
Forma de operar 4. La reunión es un festival. Hay un director musical que conduce las
canciones. Puede haber un guitarrista que “conduce (o facilita) la adoración.” Nunca he
podido apreciar una en que se permita a todos los santos dirigir su propio cantar o que
escriban sus propias canciones.
Forma de operar 5. Hay poca o ninguna interacción entre los miembros fuera de las
reuniones semanales. La reunión en la casa es conducida hacia la reunión exclusivamente.
No es una comunidad de vidas compartidas e integradas.
Forma de operar 6. El grupo se mantiene junto por medio de reglas y leyes hechas por ellos
mismos. Por esta razón, el grupo generalmente se divide cada 2 a 4 años. (El legalismo
tiene el efecto trágico de causar que los cristianos se odien después de cierto tiempo)
hora bien, no pongo en duda que hay iglesias en las casas que nunca recibieron ayuda de un
experimentado, obrero externo consumido por Cristo, que no se ajuste a alguno de los
métodos descritos anteriormente. Si tu perteneces a uno, entonces eres una rara excepción.
(Me aventuro a decir que, de algún modo, también fueron ayudados por un obrero externo
en algún momento de su viaje. Tanto si fue por medio de un libro, panfleto o conferencia.
Piense sobre ello.)
Les diré esto. En más de una ocasión, me he encontrado en alguna reunión donde los
miembros de una iglesia discuten lo maravilloso de su reunión. Tanto, que se ponen muy
cerca de vanagloriarse sobre cómo tienen una vida participativa y su reunión está centrada
en Cristo y todo ello sin haber recibido ayuda externa.
No obstante, pocos días después recibo un mensaje de una persona perteneciente al grupo
diciendo: “Frank, lo que escuchaste no es verdad. Estamos espiritualmente empobrecidos.
Nuestras reuniones son débiles o están muertas. Difícilmente alguien comparte y cuando lo
hace, no es Cristo. Realmente necesitamos ayuda, pero algunos en nuestro grupo ni tienen
la humildad de aceptarlo.”
Habiendo recibido un número de cartas como esta, estoy inclinado a creer que es un asunto
mucho más profundo el que trabaja para que algunos rechacen la ayuda externa. La carga
emocional y las reacciones altamente inflamables con solamente mencionar la ayuda,
sugiere que un nervio está siendo probado en algún punto. Es casi imposible el discernir
entre tal maraña de motivaciones escondidas detrás de esas reacciones. Pero me gustaría
desenterrar las más comunes.
Para algunos, la herida es el resultado de una mala experiencia con un obrero que les ha
dejado amargados y en forma reaccionaria. Por esto arrojan a todos los obreros al mismo
saco. Usando la desafortunada frase de Lessing, los obreros desconfiables, al igual que los
modernos pastores, son “un accidente de la verdad histórica.” Y los accidentes históricos
nunca deben tomarse como la norma por la cual debemos juzgar al liderazgo espiritual.
Otros tienen expectativas poco realistas e injustas acerca de las funciones del obrero. Así
cuando un obrero comete una equivocación, no está sobre el estándar preconcebido de
cierta persona e inmediatamente le declaran la guerra y como denominador común, contra
todos los obreros externos. Soy el primero en admitir que los obreros externos están muy
lejos de ser perfectos. Son seres humanos. Cometen equivocaciones. Quizá si les diéramos
un poco de holgura o tanta como nos damos a nosotros mismos, disminuirían algunos de
los mal-entendidos y la injusta hostilidad que hacia ellos se dirige.
Otra reacción contraria contra la ayuda externa está enraizada en ciertos abusos que
tomaron lugar durante el movimiento de Jesús (ver para una explicación más completa “Así
que quieres comenzar una iglesia en la casa”). Algunos han respondido a esos abusos
enarbolándola bandera del “anti-liderazgo.”
En mi libro “¿Quién te cubre?” le he dado bastante tiempo a la opresión causada por los
modelos de liderazgo autoritario. Pero no obstante, muchos de aquellos que se han movido
al extremo contrario y flamean la bandera del “anti-liderazgo”, perpetúan su propia clase de
opresión.
En el lado oscuro, hay algo cocinándose dentro de los corazones de algunos hombres que
objetan recibir ayuda de otros. Tales individuos enmascaran la verdadera razón acerca de su
oposición degradando a aquellos que plantan iglesias. (Si escuchan detenidamente su
confuso protestar, el motivo real de su oposición tarde o temprano se dejará ver saliendo de
sus bocas)
3 Juan 5-11
5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos,
especialmente a los desconocidos,
6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos
como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje,
7 pues ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles.
8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.
9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos,
no nos recibe.
10 Por esta causa, si yo voy, recordaré las obras que hace profiriendo palabras malignas
contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que
quieren recibirlos se lo prohíbe y los expulsa de la iglesia.
11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que
hace lo malo no ha visto a Dios.
Juan enunció el verdadero motivo oculto que motivaba este rechazo. Era simplemente que
“le gustaba tener el primer lugar entre ellos” ¡en la iglesia!
Este hombre puede muy bien estar escondido tras el deseo de prominencia y el “no
necesitamos de esos obreros, solamente a Jesús”. Pero debajo de esas palabras lo que estaba
diciendo era “No quiero que nadie siga el ministerio de otro hombre. Tengo miedo a perder
mi puesto de influencia y prominencia en los ojos de la iglesia. Quiero que todos los santos
me vean a mí en lugar que a otra persona”
La ironía aquí es que uno de los trabajos del obrero externos es el de proteger a la iglesia de
aquellos hermanos locales que sufren de “apostolitis” clamando por la atención del pueblo
de Dios. Y esos son los mismos que portan las mayores objeciones contra la ayuda externa.
Walter Percy, en su libro, Perdidos en el Cosmos, resume el problema humano pulsando las
siguientes preguntas: ¿Tienes problemas?, si los tienes ¿has buscado ayuda?, si la has
recibido ¿la has aceptado?
Percy hace esta penetrante observación indicando que mucha gente en el mundo de hoy está
en problemas y no se da cuenta. Nunca se han molestado de buscar ayuda. Ni tampoco la
aceptarían si se la dieran. Este punto amerita una seria reflexión.
Creo que los que hemos abandonado la iglesia institucionalizada estamos maduros para
buscar al Señor en humildad acerca de este tema. Hace tiempo que nos tragamos nuestras
reacciones y confrontamos dominar nuestra amargura, perjuicios y teorías, pidiendo a Dios
que nos diera la luz (y si fuera necesario, su cura.)
La labor de un obrero es la de trabajar de dentro hacia fuera. Su tiempo con la iglesia debe
ser una relación temporal. Surge como brotando, y él está más ausente que presente.
Puesto en otras palabras, el obrero moderno, al igual que Pablo, juega un papel visible en el
nacimiento y en la vida de las iglesias que funda. Pueden encontrar esto en Robert Banks, si
están buscando alguna otra anotación (Diccionario de Pablo y sus cartas, Downers Grove:
IVP, 1993, pg. 136.)
Diré como “post data” que yo nunca he sugerido que un grupo de cristianos espere
pasivamente por un obrero que aparezca por arte de magia antes de que ellos hagan algo. Si
en oración ellos buscan ayuda externa, deben buscar por aquellos que activamente se
dedican a plantar iglesias. Si no tienen idea dónde se encuentran esas personas, una buena
forma de comenzar es preguntando a aquellos que hablan y escriben sobre el asunto.
Objeción #5: Tengo problemas en aceptar los llamados de aquellos que dicen que aquellas
iglesias en las casas que no reciben ayuda externa, están cayendo. De igual forma están
cayendo iglesias en las casas que están bajo el liderazgo de obreros itinerantes.
Todas las iglesias en las casas se enfrentarán a problemas y experimentarán fallos. No tiene
nada que ver si están o no ayudadas por un trabajador itinerante.
Consideremos que virtualmente todas las iglesias plantadas por Pablo tuvieron problemas.
Digo “virtualmente” porque nunca se nos dijo de problemas en Berea, Troas y Cencrea.
Pero dada la volátil naturaleza de la vida de la iglesia, podemos asumir con seguridad que
tuvieron su parte de problemas.
Una iglesia en la casa que no tiene un recurso exterior, se encuentra sola para enfrentar la
crisis. La auto corrección no puede ir muy lejos, principalmente porque virtualmente en
cada caso aquellos que se encuentran en el grupo, de alguna manera, son parte del
problema.
Cuando existe la ayuda de afuera, la iglesia posee un recurso externo que, por un lado,
conoce bien a la iglesia, pero por el otro, no es parte del problema. Estas dos condiciones,
unidas con la experiencia espiritual y práctica, hace del obrero un beneficio invaluable a la
iglesia que está atravesando dificultades.
A mi modo de ver, también existe una diferencia en textura entre la iglesia en la casa que
no acepta la ayuda externa y aquellas que lo hacen. Un obrero verdadero equipará a los
santos a experimentar a Cristo y a expresarle en la reunión. Instruirá a la iglesia en cómo
edificarse unos a otros. Les dará poder para manejarse con las multifacéticas dificultades
que se presentan en el escenario de una iglesia en la casa. Y les enriquecerá a relacionarse
los unos con los otros en una manera coordinada.
¿Cómo puede él hacer esto? Por dos razones: 1) porque él ya ha tenido una rica experiencia
en la vida el Cuerpo, antes de haber sido enviado a plantar iglesias y 2) porque él está
capacitado por Dios para este tipo de trabajo.
Muchos años de vagar por el desierto pueden ser eliminados si existe una persona
experimentada en el exterior que pueda dar guía, aliento y dirección a la iglesia. Tal guía ha
de ser siempre dada con el punto de vista de equipar a la iglesia de tal manera que ella
misma, eventualmente, se pueda levantar por sí sola. Los grupos cristianos que ignoran y
rechazan aquellos que tiene este ministerio lo único que hacen es sufrir su propia pérdida.
Si las personas que se reúnen como iglesia en casa son humildes y permiten ser enseñados
lo suficiente como para aprender de aquellos que son llamados especialmente por Dios a
plantar y nutrir iglesias desde el exterior, estos se beneficiarán enormemente.
Concedo que los obreros itinerantes no son una panacea. Pero por otro lado son un recurso
que ninguna iglesia puede dejar de lado.
La presencia de un obrero no garantiza que una iglesia en la casa jamás tendrá una división.
Ni tampoco puede asegurar un sobrevivir eterno. Pero si el obrero es llamado y equipado
genuinamente por Dios, la iglesia asegurará el valor eterno mientras viva. Puesto que
cualquier edificación que el obrero lleve a cabo será hecha para, con, por y por medio de
Jesucristo. Y lo que es más, si la iglesia tiene que tener un fin, el obrero ayudará al grupo a
disolverse sin lastimarse y con el menor daño posible.
Aquellos que plantan iglesias son una parte necesaria del Cuerpo de Cristo y ningún
miembro puede ser atrapado diciendo “no tengo necesidad de ti.”
Corintios 12:20-21
20 Pero ahora son muchos los miembros, aunque el cuerpo es uno solo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: «No te necesito», ni tampoco la cabeza a los pies: «No
tengo necesidad de vosotros».
Objeción #6: Si una iglesia quiere tener ayuda externa, esta puede obtenerse en las listas de
discusión, o dejando que nos visiten miembros de otras iglesias. ¿Por qué hay que centrarse
en el trabajador externo y viajero cuando, por medio de diferentes orígenes, nos podemos
abastecer de gran cantidad de ayuda?
Esta objeción está basada en una lógica falsa. La tema de obtener una ayuda externa de un
obrero contra otras iglesias, no es una opción de uno u otro. El decir esto confunde el
asunto produciendo y generando campos de batalla.
echos 11:29
29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar un
socorro a los hermanos que habitaban en Judea.
De igual manera la iglesia en Jerusalén algunas veces enviaba algunos de sus profetas y
maestros a Antioquia para ayudar a fortalecer e instruir a la iglesia de allí.
echos 11:27
27 En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.
echos 15:22
22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir a
algunos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas, que tenía por
sobrenombre Barsabás, a Silas, hombres principales entre los hermanos,
Pero tales interrelaciones entre las iglesias nunca remplazaron a las relaciones únicas de los
apóstoles con Jerusalén. Ni remplazaron a Pablo y Bernabé en su relación única con
Antioquia.
En tanto que la circulación entre las iglesias locales es importante, nunca puede sustituir esa
paternal relación que existe entre un trabajador y la iglesia que estableció. La relación que
Pablo de Tarso tenía con las iglesias que plantaba en un caso puntual. No podía ser
desplazado.
Sería lo último sugerir que los obreros pueden ser remplazados por listas de discusión y
relaciones entre iglesias, pues esto está en desarmonía con el espíritu y la práctica del
cristianismo del Nuevo Testamento. De igual manera revela una falta de entendimiento
acerca de lo que el obrero hace cuando trabaja con una iglesia.
Cerrando el círculo alrededor de la pregunta: ¿Se beneficiaría la iglesia en la casa por
medio de los obreros itinerantes o se beneficiaría por otros medios? La contestación es que
no tenemos por qué aterrizar en uno de esos dos desesperanzados y polarizados campos.
¿Por qué no nos beneficiamos de todos aquellos recursos: listas de discusión, interconexión
entre iglesias, conferencias, maestros viajeros y obreros itinerantes?
En verdad no es una contestación de uno u otro.
COMENTARIOS FINALES
Si nosotros, los que nos reunimos en las casas, somos honestos con nosotros mismos,
estaremos dispuestos a admitir que necesitamos toda la ayuda que podamos obtener. Hay
pocas cosas que consumen tanto tiempo y energía como participar en una iglesia en casa.
Es mucho más fácil calentar un lugar en la iglesia institucionalizada que estar plagado de
tantas inconveniencias como el reunirse en una casa sin clérigos. Las personas
generalmente tienen que haber llegado al tope de la insatisfacción antes de dar este atrevido
salto.
Pero si estás buscando calidad, hay otra barrera mucho más difícil de franquear. No es algo
simple el ser parte de una iglesia en la casa que manifiesta a Jesucristo en Su plenitud. Una
iglesia en la casa donde los miembros están continuamente experimentando a Cristo. Una
iglesia en la casa donde las reuniones están siempre centradas en Cristo y no en cosas
menores. Una iglesia en la casa donde los de mayor conocimiento no dominan la asamblea
y donde los de menor conocimiento son fortalecidos para ministrar.
Tanto si una iglesia es beneficiada o no por un obrero, estas cosas toman gran cantidad de
tiempo y gran cantidad de preparación. Yo creo que si una iglesia en la casa tiene la ayuda
de un viajero itinerante, estas características pueden ser puestas en práctica más
efectivamente.
No quiero empezar a quejarme ahora, pero sí puedo admitir que, si la iglesia en la casa,
donde he estado reuniéndome por los últimos ocho años, hubiera tenido el beneficio de un
obrero externo, hoy día estaríamos años luz adelante de donde nos encontramos. Y hemos
hecho muchos más adelantos espirituales que la mayoría de las iglesias en las casas que he
visitado.
Como es el caso de gran parte de las iglesias, nos enfrentamos a tragedias específicas que
dispersaron nuestros miembros y eventualmente nos desinflaron. Si hubiéramos tenido el
beneficio de un obrero externo, nos hubiéramos evitado unas cuantas vueltas por el
desierto.
Cuando fui establecido por primera vez como plantador de iglesias, recuerdo que las personas frecuentemente me
preguntaban si me veía a mí mismo como un tipo de emprendedor. Creo que era una pregunta justa.
Era justa en parte debido a mi experiencia. Imagina la pregunta hecha con las cejas hacia arriba: ¿crees que eres un
emprendedor? En ese punto nunca habría comenzado nada en mi vida más que una larga secuencia de programas
de grado. Mi trabajo a tiempo completo había sido como una pequeña pieza en la rueda de una gran universidad que
no necesitaba mantenerme dando vueltas. Al igual que la mayoría de los estudiantes graduados, estaba muy feliz de
mantenerme leyendo, escribiendo y enseñando en el carril estrecho de mi campo escogido, hablando sólo a algunas
personas que estaban ya interesadas o a la pequeña multitud que estaba asignada para prestar atención. Cualquier
cosa que sea un plantador de iglesias, yo no encajaba en el molde.
Pero esa pregunta común tenía sentido, dada mi experiencia, porque de una suposición común que se encuentra
justo bajo su superficie. Creo que frecuentemente asumimos que la plantación de iglesias requiere más habilidades
empresariales que otros contextos pastorales. ¿Es esa una suposición justa? ¿Deberían los plantadores de iglesias
ser empresarios?
Puede ser de ayuda
Claro, la respuesta a esa pregunta depende de lo que entendemos como empresario. El diccionario Oxford English
define un empresario como una «persona que establece un negocio o negocios, tomando riesgos financieros con la
esperanza de un beneficio.» En la escuela de negocios de Harvard, un empresario es uno que persigue «una
oportunidad más allá de los recursos controlados.»
Estas definiciones vienen de un contexto de negocios que no se asigna exactamente a un contexto local de iglesia,
sino que puedes probablemente ver porque asociamos la plantación de iglesias y el espíritu empresarial. Los
plantadores de iglesias establecen algo desde cero. Hacen eso donde identifican una oportunidad importante, algún
tipo de brecha en lo que ya está disponible. Y frecuentemente se sienten cómodos compensando los recursos
limitados con su propio tiempo, sudor, creatividad y flexibilidad.
Como plantador de iglesias, tienes que estar dispuesto a hacer lo que sea necesario hacer. No puedes depender de
una máquina bien engrasada en la que tienes que jugar un papel limitado, hacer sólo aquello en lo que eres bueno
mientras otros especialistas manejan todo lo demás. Debido a que no hay sistemas establecidos, debes tener la
disposición de planificar para ver todo el proyecto, y reconocer los pasos que deben darse y en qué orden para
alcanzar tus objetivos. Tienes que lidiar con un cambio constante de contexto, y no puedes estar por encima del
rango de las tareas secundarias que cada día pueda traer.
Dicho todo esto, soy la prueba viviente de que las nuevas iglesias pueden desarrollarse bien sin pastores
emprendedores. Sólo tienes que tener los líderes correctos a tu alrededor. Una pluralidad de ancianos es algo
hermoso. Ninguno de nosotros está llamado a ser auto-suficiente, y mis compañeros líderes han llenado las muchas
brechas en mi propia experiencia y sentido.
Pero mi experiencia personal casi no viene al caso. Estar conectado como empresario no es necesario primero y
ante todo, porque Dios no dice que lo es. El espíritu empresarial no se encuentra en ninguna de las listas de
calificaciones bíblicas. Puede ciertamente ser de ayuda en un contexto de plantación de iglesias, pero cualquier
ventaja es prudencial, no bíblica.
Puedes dirigir una plantación de iglesia y no ser un empresario. Pero no debería dirigir una plantación de iglesia si
no eres un pastor.
Después de todo, plantar una iglesia es en sí mismo un poco de un nombre inapropiado. Es una declaración sobre
cronología, no ontología.
La plantación de iglesias son iglesias, y las iglesias en última instancia no necesitan empresarios. Necesitan
pastores. Necesitan a alguien que les enseñe la Biblia. Los aconseje hacia vidas dignas del evangelio. Los equipe
para su ministerio unos con otros.
Claro, en entornos fronterizos, algunas personas necesitan ir de lugar en lugar comenzando nuevas iglesias, como
hizo Pablo. Tal vez eso es lo que Dios te ha llamado a hacer. Pero una de las prioridades más importantes de Pablo
era asegurar a los pastores de las iglesias que plantaba (Hechos 14:23; Tito 1:5). Y mientras tanto, tanto
personalmente como a través de sus cartas, él hacía el trabajo de pastor.
Si eres atraído a la plantación de iglesias debido a tu inquietud empresarial, porque disfrutas el pensamiento de un
inicio fresco con nuevos desafíos, serás vulnerable a un conjunto de peligros únicos. A continuación un par de
preguntas que deberías considerar antes de tomar este trabajo.
Pero ese motivo nunca será suficiente en la plantación de iglesias. En cambio, debes ser motivado por un amor por
las iglesias locales y la labor específica de dirigir una. Si tu motivo primario es la emoción de una nueva aventura,
probablemente lucharás con lo mundano, el trabajo a largo plazo que necesitará tu iglesia, el tipo de trabajo que es
la esencia del ministerio pastoral.
Necesitarás dar una atención profunda a los detalles de la vida de las personas. Esas personas pueden no mostrar
mucho progreso por mucho tiempo. Pueden no someterse rápida o fácilmente a tu consejo. Pero este el trabajo del
ministerio pastoral en cualquier iglesia sana. La perseverancia a largo plazo, si Dios lo permite, es el camino al gran
fruto en las vidas de tu gente; es también el camino hacia tu gozo más profundo.
La única buena razón para plantar una iglesia es que un área geográfica específica necesita más iglesias sanas de
las que ya tiene. Por «iglesia sana» me refiero una reunión semanal donde las personas escuchan y responde a la
Palabra de Dios en sus términos. Quiero decir una comunidad que da gloria a Dios por la calidad de su vida juntos.
Una cultura donde cada persona es responsable del discipulado de otros, y donde ese discipulado equipa y moviliza
personas para ministerio donde Dios los ha colocado. Lo que las iglesias sanas comparten, en cada tiempo y lugar,
es más importante que cualquier aspecto contextual que no comparten.
Si la brecha que quieres llenar es más específica que la iglesia local sana en general, si es sobre algún enfoque
innovador ministerial que traes a la mesa, entonces probablemente estarás enfatizando cosas que la Biblia no ha
prescrito y Dios no ha prometido bendecir. Y si tu objetivo es establecer tu nueva iglesia separada de la iglesia que
se encuentra cerca, entonces vas a correr el riesgo de una división.
Puedes también enfrentar otra tentación sobre este asunto: puedes verte como el único producto que el mercado se
está perdiendo, el objeto de su demanda no explotada. El Diccionario Oxford English en línea ofrece una sub-
categoría para su definición de empresario: «un promotor de la industria del entretenimiento.» Mi sentido es que esta
sombra de significado puede estar ahí, por lo menos bajo la superficie, cuando insistimos en que un plantador de
iglesia debe también ser un empresario. Podemos creer que lo que una iglesia planta necesita que sea exitoso es el
hombre que la representa, una personalidad carismática como la cara de la iglesia.
Pero si eres el producto que escoges promover, entonces estás entrando a un escenario de perder. Si fallas, no
tendrás a nadie a quien echar la culpa ̶ y si tu iglesia desaparece por ti, la habrás construido sobre algo diferente a
una comunidad bíblica. Habrás obtenido gloria para ti mismo, pero no para Dios.
El crédito para el éxito de cualquier plantación de iglesia es un juego de suma cero. Después de todo, si vamos a ser
plantadores de iglesias fieles, debemos estar de acuerdo con Juan el Bautista: «Él debe crecer; yo debo menguar»
(Juan 3:30).
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Jesús aprovechó el poder de los equipos, como lo describe el Dr. Robert Coleman en su famoso libro “The Master
Plan of Evangelism” (El plan maestro de la evangelización). Él explica los ocho pasos necesarios para formar un
equipo y pone de relieve cómo los doce hombres del equipo de Jesús multiplicaron el ministerio de Cristo por todo el
mundo.
He seguido dicho plan para desarrollar misiones en el mundo. En el marco de esta estrategia, el poder del equipo
sirvió para llegar rápidamente a regiones aún no alcanzadas por el evangelio. Un pastor de Liberia recibió cuatro mil
dólares y compró una quinta de mandioca. Luego usó los ingresos producidos por la venta de las cosechas para enviar
a trescientos plantadores de iglesias a otros pueblos que todavía no habían oído el mensaje de salvación. Un año
después, había doscientas ochenta y nueve nuevas congregaciones formadas por esa iglesia, y veinte mil nuevos
creyentes en las mismas.
Las relaciones son ladrillos para edificar equipos, y los equipos sirven para crear redes. Las redes son
literalmente “redes” que sirven para ganar millones de almas.
Por lo tanto, las relaciones son el factor más importante del evangelio. Una iglesia será tan buena como su equipo,
punto. La eficacia de cada integrante del equipo aumenta exponencialmente cuando están unidos por relaciones
dadoras de vida.
1. EXPECTATIVAS POR ESCRITO. Para que todos conozcan qué función cumple cada integrante.
Plantador de iglesia, acompañado es mejor
November 4, 2014
Ministerio Pastoral Plantación de Iglesias
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Una de las experiencias más comunes al plantador de iglesias es la soledad. Esto es especialmente cierto en
los pastores hispanos que regularmente no cuentan con una iglesia madre o con un equipo de trabajo
voluntario o pagado.
En mi caso el primer culto de La Respuesta en Junio del 2006, la asistencia fue mi esposa, nuestras dos hijas
y yo. Pero Dios estaba con nosotros y siguiente domingo se unió la familia Castro. Luego llegaron los Medina,
los Gonzales, los Moreno y algunos estudiantes y amigos americanos. Aunque yo pensaba que podía solo,
Dios sabía que necesitaba un equipo y Él en su misericordia lo proveyó.
En los dos primeros capítulos de Esdras encontramos primero un grupo de líderes (2:2), y segundo,
encontramos un grupo más amplio de personas. Es interesante ver que el edicto de Ciro, movido por el único
y verdadero Dios, asume que un grupo de gente ayudará a reconstruir el templo. Ciro nunca piensa que una
sola persona podrá hacerlo o que tendrán que contratar constructores. Lo que Ciro asumía como lógico,
muchas veces los plantadores y pastores de iglesias madres lo ven extraño y hasta falto de espiritualidad; a
saber, que para plantar iglesias es mejor hacerlo con un equipo.
Ahora bien, el equipo plantador ha de tener la misma visión. En el libro de Esdras la visión es la
reconstrucción del templo de Jerusalén y la restauración de la comunidad del pacto, para el plantador y para
el pastor de la iglesia madre la visión es iniciar una nueva iglesia multiplicadora. Es importante que cada
participante del equipo tenga un corazón movido por Dios, que sujete sus propios gustos e intereses a la
visión y que brinde su apoyo total al plantador. Eso era cierto en Esdras y lo sigue siendo hoy al plantar
iglesias multiplicadoras.
Asimismo cuando leemos Esdras 2, vemos que el grupo era compuesto por personas de diversos lugares,
vocaciones y habilidades. La riqueza y fortaleza está en la variedad complementaria de las fortalezas del
grupo. Contrario a ello, los plantadores y pastores cometemos el error de buscar personas con características
similares a las nuestras; así nos sentimos más cómodos y creemos que es mejor para alcanzar la unidad.
Pero en realidad el grupo plantador debe conformarse con personas cuyas fortalezas complementan las áreas
de debilidad del plantador y de los demás miembros del grupo.
Entonces podemos asegurar que todo proyecto requiere de un equipo de trabajo que sea unido por la visión
de Dios para la iglesia nueva pero complementario en sus fortalezas. Esto fue necesario en la reconstrucción
del templo en Jerusalén y lo es para nosotros hoy, “el plantador de iglesias es más efectivo cuando funciona
como líder visionario” de un grupo de hermanos, comprometidos con Cristo, Su visión y Su misión para la
iglesia local.
Ramon Osorio sirve actualmente como Movilizador Nacional de Iglesias en la Junta Norteamericana de
Misiones (NAMB, por sus siglas en inglés) de la Convención Bautista del Sur. Antes de llegar a NAMB, Osorio
sirvió como pastor y plantador de iglesias por más de quince años. Osorio está casado con Rosana Roussel
Osorio con quien tiene dos hijas, Rosana y Valeria.
El pastor y su equipo de
trabajo
El pastor y su equipo de trabajo
Dios quiere líderes que sepan trabajar en equipo.
“En esos días Él se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y escogió doce de ellos, a los
que también dio el nombre de apóstoles”, Lucas 6:12-13.
Una de las tareas más difíciles en el ministerio es la formación de un equipo de trabajo que tenga un carácter piadoso, una formación bíblica sólida,
acompañado de un cuerpo de doctrinas y filosofía ministerial que sean común a todo el equipo, y que además contribuya a la unidad de la iglesia. Sin
embargo, como me comentaba en una ocasión el doctor Albert Mohler, hay una tarea aun más difícil que seleccionar a la persona correcta para una posición,
y es suspender a un miembro del equipo por no ser la persona ideal para desempeñar su función.
La selección de miembros de un equipo de trabajo para el ministerio requiere de discernimiento para poder identificar quién pudiera estar siendo llamado por
Dios para formar parte de del equipo; paciencia para poder formarlos, reconociendo que el carácter es más importante que el talento; y oración para buscar la
voluntad y el tiempo de Dios. No es una coincidencia que Jesús pasara toda la noche en oración antes de seleccionar a sus doce primeros hombres la mañana
siguiente. No se nos dice qué cosas Jesús conversó con su Padre, pero no creo que esa larga oración estuviera divorciada de la selección de los hombres sobre
quienes recaería la responsabilidad de la Iglesia cuando Jesús partiera.
Frecuentemente se ha cometido el error de elegir personas que no estaban listas para servir, y se ha hecho esto en base a la necesidad del momento. No
podemos olvidar nunca que la necesidad no define el llamado o la voluntad de Dios. Jesús bajó a la piscina de Betesda y allí había cientos de personas
enfermas y en necesidad, pero terminó sanando solamente a uno de ellos en cumplimiento de la voluntad de su Padre (Jn. 5:8-9).
Criterios de selección
A la hora de seleccionar ancianos o pastores para una iglesia, el apóstol Pablo dio instrucciones a Timoteo: que considerara a personas que fueran
irreprochables (1 Ti. 3:2). Las demás calificaciones que siguen hablan de las áreas donde esta persona debiera ser irreprensible. Y de todas las características
mencionadas, solamente una de ellas corresponde a la habilidad de la persona a ser reconocida como líder (pastor, anciano), y esa es su habilidad para
enseñar. Por otro lado, el mismo Pablo instruye a Timoteo y le dice: “Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Ti. 2:2).
La idoneidad de estos hombres debe presidir al servicio de los mismos. Cuando una persona es colocada en una posición de liderazgo sin estar preparada aún,
eso es un boleto al fracaso. Muchos son los que se han accidentado en el camino al abrazar una tarea que, aunque noble, no contaba con la nobleza de
carácter requerida. El tiempo requerido para poder usar a una persona está directamente relacionado a la tarea que va a realizar. Seleccionar a un anciano
pastor requerirá de más criterios y un estándar más alto que la selección de un personal secretarial. Sin embargo, nunca debemos cometer el error de
seleccionar a una persona para formar parte del equipo que sea conocida por ser reprochable, aun si esta va a hacer un trabajo voluntario. De hecho, Pedro
instruye a que nosotros los cristianos mantengamos “entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que os calumnian como
malhechores, ellos, por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación” (1 Pe. 2:12).
Muchos son los que se han accidentado en el camino al abrazar una tarea, que aunque
noble, no contaba con la nobleza de carácter requerida.
Una pregunta importante: ¿cuándo se debe contratar a alguien adicionalmente al pastor plantador o líder? Antes de determinar el cuándo, debemos definir
el quién. Esa segunda persona pudiera variar de un caso a otro, dependiendo de la necesidad de la iglesia en crecimiento. Es posible que, en algunos casos, la
esposa del plantador tenga la capacidad para apoyar a su esposo en el desempeño de funciones secretariales, y que esto permita contratar un personal distinto,
como un líder de adoración. Por otro lado, es posible que una persona dentro del grupo sirva voluntariamente como líder de adoración, y que esto permita
entonces la contratación de otro personal distinto que sea también importante para el funcionamiento de la iglesia.
Independientemente de quién sea esa persona, el pastor plantador debe buscar que exista alguien muy tempranamente que pueda apoyar significativamente
en la parte administrativa, porque tan pronto la iglesia comienza a crecer, alguien tendrá que responder las llamadas, hacer citas, escribir cartas o documentos
de otro tipo, ayudar en el seguimiento de la parte financiera de la iglesia, contribuir al seguimiento de la agenda del pastor plantador y su equipo, y múltiples
otras funciones similares.
El simple hecho de reconocer que no tenemos todos los dones, ni todos los talentos, ni toda la sabiduría, es razón suficiente para comprender que
necesitamos otros hombres y mujeres que contribuyan a enriquecer los dones que Dios ha provisto para el desarrollo y fortalecimiento del cuerpo de Cristo.
Cada persona tiene por lo menos un don, como nos confirma Pedro: “Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pe. 4:10). La no existencia de un equipo de trabajo impide llevar a la práctica esta
enseñanza, lo cual deshonraría el nombre de nuestro Dios. Uno de los énfasis de nuestro ministerio es la idea de que cada quien debe funcionar en las áreas
donde mejor operarían sus dones y talentos. Cuando tú trabajas fuera de tu don, no estás trabajando en el lugar para el cual Dios te equipó, y los demás
tampoco están recibiendo la mejor ministración. Donde mejor funcionas es donde tu don, talento, y llamado convergen.
Cuando tú trabajas fuera de tu don, no estás trabajando en el lugar para el cual Dios te
equipó, y los demás tampoco están recibiendo la mejor ministración. Donde mejor
funcionas es donde tu don, talento, y llamado convergen.
Tempranamente vemos en el libro del Éxodo cómo el suegro de Moisés, Jetro, le recomendó designar setenta personas que pudieran ayudarle a resolver los
casos más sencillos, y que Moisés pudiera dedicarse a ver los casos más complicados (Ex. 18:13-27). Siempre me sorprende que Jetro no le recomendara a
Moisés agregar tres o cuatro personas a su equipo de trabajo, sino setenta. Creo que esa es una clara evidencia de que Moisés estaba sobrecargado, y que
probablemente no había desarrollado su capacidad de delegar, en lo cual frecuentemente tenemos dificultad.
Posteriormente, vemos cómo el apóstol Pablo escribió a los Corintios en el capítulo 12 de su primera carta. Les habla ampliamente de cómo cada miembro
del cuerpo humano tiene su función específica (el ojo, el oído, el pie), y que de esa misma manera cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo debe
entender cuál es su función, para que la pueda llevar a cabo de la mejor forma posible, y que pueda funcionar en armonía con el resto de los miembros del
equipo.
Muchas veces, cuando no hemos podido agrupar el equipo alrededor de nosotros, estamos trabajando en contra de los demás. Trabajar con otros es vital para
cultivar amistad, confianza, y lealtad, porque de lo contrario esa falta de unidad será percibida por el resto de la iglesia, y esta no podrá disfrutar de la unidad
del Espíritu que se nos ha ordenado preservar (Ef. 4:3). Cuando la unidad falta en el equipo ministerial y en el cuerpo de Cristo, el ministerio del Espíritu no
es honrado, y la iglesia carece de llenura. Trabajar sin el apoyo moral de tu equipo es una de las tareas más debilitantes en el ministerio. De hecho, trabajar
sin el apoyo moral de un solo miembro del equipo es extremadamente desmotivador para el líder. Por eso que algunos han dicho que necesitamos desarrollar
una piel gruesa y un corazón grande para permanecer en el liderazgo.
Se ha dicho antes: “Usted conseguirá más trabajando con otros que trabajando solo o
contra otros”.
Cada miembro del equipo de trabajo necesita tener claro que no estamos llevando acabo la agenda del líder, y ni siquiera la agenda de todo el equipo, sino
que estamos tratando de llevar a la práctica la agenda de Dios para con nosotros. Por tanto, necesitamos alinearnos con los propósitos de Dios. Este es mi
texto favorito para hablar de esta idea: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano
para que anduviéramos en ellas (Ef. 2:10). Dios va a traer gente que Él selecciona para realizar ese propósito. Entonces, como siervos de Dios que somos
todos, cada cual necesita subordinar sus metas personales a los propósitos de Dios. Muchas veces el equipo que Dios trae a nuestro lado nos ayuda a
descubrir la meta de Dios para nuestra iglesia, en la manera en que ellos contribuyen a enriquecer la visión.
El Señor Jesús nos dejó el mejor modelo de cómo debe hacerse el ministerio en cuanto al trabajo en equipo. Desde un inicio comenzó a formar doce
hombres, once de los cuales terminaron siendo los pilares de la Iglesia. Cada uno de estos hombres tenía una personalidad diferente, fue equipado de manera
multiforme, y fue llamado a funciones distintas; pero cada uno de ellos entendió la necesidad de permanecer unidos con un solo propósito. El mismo apóstol
Pablo supo trabajar con Bernabé, Silas, Timoteo, Tito, Lucas, y aun con mujeres como Evodia y Síntique (Fil. 4:2-3), por solo mencionar a algunos. Dios
hizo un trabajo enorme en Pablo, y esto permitió que su corazón pastoral atrajera a muchos a trabajar a su lado. Sin embargo, muchos no han tenido la
facilidad que este hombre tuvo para llevar a cabo la obra del ministerio, porque en sus vidas aún hay grandes piedras de tropiezo. A continuación,
mencionamos algunas de estas.
1) El ego
El orgullo en nosotros es quizá el más grande obstáculo para trabajar en equipo. El orgullo demanda reconocimiento, el aplauso de los demás, el ser centro de
atención, y no da espacio para que otros puedan usar sus dones. Necesitamos la humildad necesaria para admitir que no podemos hacer ciertas cosas. Hay
tareas que yo no puedo hacer porque no he sido equipado para ellas. Hay cosas que otros hacen mejor que yo, y hay funciones que cuando otros las realizan,
resultan mejor hechas. Pero el ego cree que puede hacerlo todo, que no necesita de ayuda, y no desea compartir el crédito con ningún otro. El orgullo no
valora los dones y talentos de los demás, pero tampoco los ve porque está enfocado en sí mismo. El deseo de ser como Dios, en el caso de Lucifer y de Adán,
terminó con la expulsión del primero del reino de los cielos, y al segundo del jardín del Edén. Dios se opone al orgulloso, pero le da gracia al humilde (Stg.
4:6). Recordémoslo.
2) La inseguridad
Nosotros tenemos inseguridades, y esa inseguridad se siente amenazada por la colaboración de otras personas. La inseguridad nos hace sentir desplazados, o
nos hace sentir que otros están siendo aprobados por encima de nosotros. El Espíritu de Dios regala dones a cada uno de sus hijos, y el mismo Espíritu regala
individuos a su Iglesia para su fortalecimiento. La inseguridad en el ser humano es el origen de sus temores, de su orgullo, de las formas impositivas de
trabajo, de la falta de confianza en otros, y de la falta de motivación para trabajar en equipo.
Los líderes que forman parte de un equipo necesitan ser personas sanadas por Cristo para sentirse seguras en Él. Adán y Eva experimentaron inseguridad tan
pronto se separaron de Dios, y de esa misma manera nosotros somos sanados de esa inseguridad por medio de nuestro acercamiento a Cristo. Por eso dice la
Palabra que el perfecto amor echa fuera todo temor (1 Jn. 4:18). Necesitamos experimentar de manera cercana ese amor divino que nos convence de que
Dios está por nosotros y con nosotros, independientemente de las circunstancias. Y allí encontramos nuestra seguridad.
Los líderes que forman parte de un equipo necesitan ser personas sanadas por Cristo
para sentirse seguras en Él.
3) El temperamento rígido e inflexible
Usualmente este temperamento lleva a la formación de un perfeccionismo que ahoga el gozo de la persona que padece de esta debilidad, y lo mismo hace en
los demás. Para el perfeccionista hay una sola forma de hacer ministerio y vivir la vida. El perfeccionismo destruye la creatividad en el equipo de trabajo y
suprime la expresión de los dones dados por Dios al equipo. El temperamento rígido no permite mucha la colaboración de otros. El perfeccionismo bloquea
la visión de forma tal que la persona perfeccionista tiene una sola manera de ver la vida, y esa vida y ministerio tienen solamente dos colores: blanco y negro.
Se hace muy difícil trabajar con personas rígidas, porque esa rigidez no sabe cómo crear espacio para formas alternas de pensamiento, de hacer ministerio, y
aun de vivir la vida en general.
“Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo
a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló
a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”, Filipenses 2:5-8.
Es obvio que Cristo, en su calidad de Dios, gozaba de todos los derechos y privilegios de serlo, y aun así subordinó todo eso a la voluntad de su Padre para
encarnarse y llevar a cabo sus propósitos. El Señor Jesús no se aferró a lo que verdaderamente le pertenecía, sino que lo entregó como ofrenda porque
entendió que había un propósito más importante que su interés particular, y era la redención de una humanidad que la Trinidad completa se había propuesto
llevar a cabo.
Menciono esto porque una mala disposición nunca será honrada por Dios, y por lo tanto, esa mala actitud tiene el potencial de derribar un equipo. Malas
actitudes tienen como base las piedras de tropiezo mencionadas arriba, y algunas otras: orgullo, inseguridad, perfeccionismo, sentido de superioridad, celos,
envidias, legalismo… Como se ha dicho, “Una buena actitud no garantiza el triunfo, pero una mala actitud garantiza el fracaso”.¹ Las actitudes son
contagiosas, las buenas y las malas, pero las malas son mucho más fáciles de copiar.
Conclusión
Tenemos que reconocer que vivimos en un mundo caído, y por lo tanto nunca encontraremos las condiciones ideales para llevar a cabo una tarea.
Reconozcamos desde el inicio que los problemas vendrán, los desacuerdos surgirán, y lamentablemente muchas veces aun las divisiones se asomarán, y en su
peor caso, terminarán separándonos. La pregunta que todos necesitamos hacernos es: cuando estas cosas surjan (no si surgen), ¿cómo actuaremos?
Quisiera dejar algunos consejos que ayudarán a solucionar problemas, porque primeramente procuran glorificar a nuestro Dios por encima de todas las cosas.
No olvides que el equipo se forma y se sostiene por el poder del Espíritu. Su rol fue vital en la vida de Cristo, y lo es para cada uno de nosotros.
[1] John C. Maxwell, Motivated to Succeed (Nashville: Thomas Nelson Inc), 11.
IMAGEN: LIGHTSTOCK.
Antes de todo, quiero hacerte un comentario muy oportuno; Dios nos bendijo con ciertos talentos y dones en específico, y
lamentablemente, la mayoría de nosotros no cuenta con la capacidad de tener todos los talentos y dones habidos y por haber, por
tanto, la necesidad de hacer equipos de manera inteligente es imperativo. Tú y yo no podemos tener la capacidad de desarrollar
todos los estilos de liderazgo habidos y por haber, pero, sí tenemos la capacidad de formar equipos.
Formar equipos de manera inteligente significa, incluir en tu equipo a personas que posean la capacidad de liderar desde diversas
plataformas, para de esta manera, realizar un trabajo mas integrador, efectivo y eficiente. Ahora bien, acompáñame a conocerla
perspectiva d Hybels y evalúate. ¡Check it out!
1- LIDERAZGO VISIONARIO. Lo QUE DISTINGUE AL líder visionario es que tiene en su mente una imagen clara como el
cristal de lo que el futuro podría deparar. Tal líder proyecta visiones poderosas y tiene un entusiasmo incansable por convertir
esas visiones en realidad. Los líderes visionarios suplican descaradamente a todo el mundo para que aborden su visión. Hablan de
ella, escriben acerca de ella y ellos mismos arden con intensidad por ella. Son idealistas, líderes llenos de fe que creen sin
reservas que si proyectan su visión con suficiente claridad y continuidad, esta se volverá realidad. No se desaniman ni se detienen
fácilmente. Quienes les dicen que es imposible solo encienden el fuego de su espíritu. Responden a la oposición cerrándose a la
banda y gritando con más fuerza. Póngalos frente a las tropas y salpicarán la visión sobre ellas. Los líderes visionarios pueden
tener, o no tener, la habilidad natural de formar equipos, alinear talentos, establecer metas o administrar el progreso hacia el logro
de la visión. Para ser eficientes a la larga deberán encontrar otras personas que les ayuden, o tendrán que trabajar muy duro para
desarrollar las técnicas que no tienen naturalmente. Sin embargo, algo es seguro: llevan la visión, la proyectan, atraen gente a la
visión, y morirán intentando cumplirla.
2- LIDERAZGO DIRECCIONAL. EL ESTILO DIRECCIONAL DE liderazgo no ejerce mucha presión, pero es de gran
importancia. La fortaleza de este líder es su asombrosa habilidad dada por Dios de escoger el camino correcto para una
organización que sea próxima a una intersección crítica. ¿Qué quiero decir con esto? Una intersección crítica es ese punto en que
una organización, un departamento, o una iglesia comienza a preguntar: «¿Deberíamos mantener el curso o es tiempo de un
cambio total?¿Deberíamos enfocarnos en crecer o en consolidar? ¿Deberíamos comenzar nuevos ministerios o profundizar y
mejorar los existentes? ¿Deberíamos construir una nueva instalación, renovar la vieja o re-ubicarnos? ¿Deberíamos empezar un
culto contemporáneo o poner al día nuestro culto tradicional? ¿Deberíamos comenzar un ministerio tipo Generación X, o trabajar
más duro para integrar a los asistentes más jóvenes a nuestros ministerios existentes? ¿Deberíamos conducir la organización
quince grados a izquierda o derecha del curso que llevamos hoy día?¿Es hora de tener personal fresco, o nos seguimos batiendo
con el que nos trajo hasta aquí? ¿Qué curso deberíamos tomar?»
Estos son asuntos direccionales y son tan, pero tan, enormes que a menudo paralizan una iglesia o sub ministerio. Sin embargo,
un líder con estilo direccional es capaz de revisar todas las opciones. Evalúa con cuidado los valores de la organización, la
misión, las fortalezas, las debilidades, los recursos, el personal y la apertura al cambio. Esta clase de líder dirige con notable
sabiduría a la iglesia o el sub - en la dirección correcta.
Es interesante observar que ninguno de estos líderes direccionales se siente bien hablando en público. Ninguno exhibe muchas
otras señales de liderazgo. Pero son unos monstruos direccionales, dos de los héroes secretos de Willow.
3- LIDERAZGO ESTRATÉGICO. Los LÍDERES ESTRATÉGICOS TIENEN la habilidad dada por Dios de tomar una visión
emocionante y dividirla en series de pasos secuenciales y alcanzables. Este don de liderazgo permite a una organización marchar
intencionalmente hacia la realización de su misión. Las visiones emocionan a las personas. Las inspiran. Las llevan a la acción.
Pero, a menos que finalmente vean progreso hacia el cumplimiento de la visión, concluirán que el proyector de la visión es solo
un soñador soplando humo, y su moral caerá en picada. Líderes orientados estratégicamente forman un plan de juego que todo el
mundo puede entender, y en el cual todos pueden participar. Luego desafían a los miembros del equipo a «hacer funcionar el
plan». Dicen: «No te vayas por las ramas. No te distraigas. Solo coloca un pie delante del otro de acuerdo con el plan. Ven a
trabajar y haz hoy lo necesario para dar el primer paso. Entonces mañana das el siguiente paso, y después el próximo. Mantente
en el plan y alcanzarás la metro>. Eso es lo que sucede bajo un líder estratégico: el plan de juego lleva finalmente a la realización
de la visión. Un líder estratégico también se esforzará por alinear los diversos subgrupos de una organización, para que toda la
energía de ella se enfoque en realizar la visión.
4- LIDERAZGO ADMINISTRATIVO O GERENCIAL. De acuerdo a alguna literatura sobre liderazgo, la expresión «líder
gerencial" es contradictoria. Eso se debe a que algunos expertos en liderazgo establecen distinciones cuidadosas entre lo que
hacen los gerentes y lo que hacen los líderes. A menudo se dice que «los líderes hacen las cosas correctas, mientras que los
gerentes corrigen las cosas», Estoy de acuerdo con que establezcan ciertas distinciones entre gerentes y líderes. Pero cuando me
refiero a un estilo de liderazgo gerencial, describo a un líder que tiene la habilidad de organizar personas, procesos y recursos
para lograr una misión. Al líder gerencial se le hace agua la boca ante la perspectiva de traer orden al caos. Encuentra profunda
satisfacción en vigilar y sintonizar minuciosamente un proceso, y motiva a los miembros del equipo, estableciendo marcadores
adecuados en el camino hacia la meta. Sorprende ver cuántos líderes gerenciales son incapaces de manejar personas, procesos y
recursos.
También sorprende que muchos líderes estratégicos en verdad no sean capaces de poner en acción a jugadores, planes y recursos
para conseguir las metas de la organización. A menudo digo ante el círculo de líderes en Willow: «[Tarde o temprano alguien
tendrá que manejar todo este rollo» Puesto que siempre hemos tenido abundancia de líderes visionarios, direccionales y
estratégicos, y escasez de líderes gerenciales, tenemos la tendencia de planificar muchas ideas que nadie tiene la capacidad o la
inclinación de llevar a cabo. Las líderes gerencial es pocas veces captan la atención como lo hacen los que dan las charlas
inspiradoras de la visión, toman decisiones críticas o establecen planes estratégicos. Sin embargo, en el mundo operacional
cotidiano, alguien tiene que dirigir la gente y el progreso para conducir a la organización hacia sus metas.
José en el Antiguo Testamento era un excelente líder gerencial. Nehemías también lo fue. Ambos hombres organizaron con
eficiencia y lograron tareas enormes.
5- LIDERAZGO MOTIVACIONAL. LíDERES CON ESTILO motivacional son los Vince Lombardis modernos. Dios les ha
dado la habilidad de mantener entusiasmados a sus compañeros de equipo. Están en constante búsqueda de «hombros caídos y
ojos apagados», y corren rápidamente a inyectar el tipo correcto de inspiración a quienes más la necesitan. Tienen un agudo
sentido acerca de quién necesita reconocimiento público y quién necesita solo una palabra privada de ánimo. Parecen saber con
exactitud cuándo un miembro particular del equipo le vendría bien el incentivo de un día libre, una mudanza de oficina, un
cambio de título o una oportunidad de entrenamiento. Algunos líderes ven el enfoque motivacional como un estilo ligero de
liderazgo. Pero es un error enorme subestimar el valor de este estilo.
Como miembro de un equipo yo estaría contento con arreglármelas con un proyector de visión de bajo voltaje, una mala decisión
ocasional en una intersección o un fallo periódico de la eficiencia gerencial, si el líder a quien informará me entusiasmara
constantemente, demandará lo mejor de mí, animará mi progreso, celebrará mis logros y me dijera que yo era importante para la
causa. ¡Yo seguiría a un líder así hasta la tumba! Los líderes motivacionales comprenden que hasta nuestros mejores compañeros
de equipo se agotan y pierden el norte. Algunas veces nuestros colegas más confiables experimentan un desvío en la misión, o
comienzan a preguntarse si lo que están haciendo le importa de veras a Dios o a alguien más. Los líderes motivacionales no se
amargan ni se vengan cuando la moral se hunde. Ven esto como una oportunidad de soñar nuevas maneras de inspirar y levantar
los espíritus de todo el equipo.
Jesús motivaba constantemente a sus discípulos. Cambió el nombre de Simón y lo honró como Pedro, la roca sobre la cual
levantaría su iglesia. Motivó a sus seguidores con promesas de recompensa en esta vida y en la venidera. Planeó salidas y retiros.
6- LIDERAZGO PASTORAL. EL LÍDER PASTORAL ES un hombre, o una mujer, que levanta poco a poco un equipo, que
ama profundamente a sus miembros, que los nutre con bondad, que los apoya siempre, que los escucha con paciencia, y que ora
por ellos con mucha diligencia. Este tipo de líder lleva a los miembros del equipo a tan rica experiencia de comunidad, que sus
corazones comienzan a desbordarse de buena voluntad que los vigoriza para lograr su misión. Mientras los líderes visionarios
tienden a atraer a las personas debido a la naturaleza convincente de su causa, los pastorales tiende a juntarlas sin tomaren cuenta
su causa. En otras palabras, los líderes pastorales tienden a pastorear y nutrir de modo tan completo y profundo a un grupo de
personas, que cuando se trata de la causa, a menudo se oye decir a compañeros de equipo: «La causa no importa mucho. Si es una
misión que honra a Dios, y podemos realizarla juntos, cuenten conmigo.
En 2 Samuel23 leemos al principio de su carrera de liderazgo, David reunió un grupo de seguidores solitarios y descontentos.
Luego los levantó profundamente y los pastoreó con mucho amor.
Quizás no sobresalgan proyectando visiones o estableciendo planes estratégicos, pero su habilidad singular de pastorear gente los
coloca en posición de influir enormemente en el reino.
7- LIDERAZGO FORMADOR DE EQUIPOS. EL LÍDER FORJADOR DE EQUIPOS conoce la visión y entiende cómo
lograrla, pero comprende que se necesita un equipo de líderes y trabajadores para alcanzar los objetivos. Los forjadores de
equipos tienen discernimiento sobrenatural hacia las personas, que les permite encontrar y desarrollar con éxito a la gente
correcta con las habilidades correctas, el carácter correcto y la química correcta con otros miembros de equipo. Luego los buenos
forjadores de equipos saben cómo colocar estas personas en las posiciones correctas por las razones correctas, liberándolas
entonces para producir los resultados correctos. Una vez puesta la gente adecuada en cargos adecuados, el líder forjador dice al
equipo señalado: «Ustedes saben lo que intentamos hacer. Saben de qué parte de la misión son responsables. Saben de qué parte
somos responsables el resto de nosotros alrededor del círculo. Así que... ¡Vayan!¡Continúen la misión! Trabajen fuerte en su
departamento. Comuníquense con sus colaboradores. Creen acción. ¡Terminen el trabajo!» La diferencia entre el líder pastoral y
el forjador de equipos es que al segundo lo impulsa más un entendimiento claro de la visión que el deseo de crear comunión y
nutrida. Por supuesto, forjar equipos siempre involucra la edificación de comunidad, pero la única fortaleza de los líderes
forjadores de equipos es que tienen control absoluto de la estrategia y un discernimiento exacto de las personas, lo que les
permite ubicar de manera precisa al personal en posiciones críticas de liderazgo.
Los líderes dotados como forjadores de equipos pueden ser hábiles manejando su personal, o no. Es más, muchos de ellos
razonan que de cualquier modo la gerencia no es del todo muy fundamental; si la gente correcta está en los cargos correctos,
haciendo las cosas correctas por las razones correctas, esas personas lograrán sus metas haya o no alguien mirando por sobre sus
hombros.
Creo que el apóstol Pablo era un líder empresariaL Él inició y fundó iglesias en áreas donde no se conocía aún el nombre de
Cristo. Después de establecer estas iglesias,las dejaba en manos de otras personas que pudieran dirigirlas, para él poder
continuar...sin disculpas. Tal vez no se haya descrito a sí mismo con esas palabras exactas, pero es obvio que Pablo conocía sus
dones y sabía cómo ser más útil al reino.
8- LIDERAZGO EMPRESARIAL O EMPRENDEDOR. EL ESTILO DE LIDERAZGO empresarial tiene un giro singular. Los
líderes empresariales pueden poseer cualquiera de los otros estilos de liderazgo, pero lo que los distingue de los demás es que
funcionan óptimamente en la modalidad de puesta en marcha. Si con regularidad estos líderes no pueden dar a luz algo nuevo,
comienzan a perder energía. Una vez que la empresa está marchando bien, una vez que el esfuerzo requiere una continua
administración, una vez que las cosas se complican y requieren discusiones interminables sobre políticas, sistemas y controles,
entonces la mayoría de los líderes empresariales pierden entusiasmo, enfoque y algunas veces hasta la confianza. En ese
momento los líderes empresariales empiezan a atisbar por encima de la cerca y a preguntarse si no será tiempo de comenzar algo
nuevo. Podrían sentirse terriblemente culpables ante el pensamiento de dejar el ministerio, la organización o el departamento que
iniciaron, pero a la larga deben enfrentar la verdad: Si no pueden dar a luz algo completamente nuevo cada cierto tiempo, algo
comienza a morir dentro de ellos.
A veces he tenido que dar ultimátums: «[No empiecen nada másl» En realidad hemos tenido que invitar a algunos líderes a salir
de nuestro personal, porque no pueden resistir la tentación de iniciar nuevos ministerios. «Vayan a otra parte a comenzar cosas -
hemos tenido que decirles finalmente-o Necesitamos quince líderes gerenciales para estabilizar y ayudar a que crezcan los
ministerios que ustedes ya principiaron. ¡Lo último que necesitamos en este momento es otro ministerio crecido a medias»
9- LIDERAZGO DE RECONSTRUCCIÓN. MIENTRAS QUE A LOS líderes empresariales les encanta comenzar nuevas
empresas, los líderes de reconstrucción son mejores en ambientes que ameritan cambio. Estos líderes están dotados por Dios para
desarrollarse frente al reto de tomar una situación conflictiva (un equipo que ha perdido su visión, un ministerio donde las
personas ocupan cargos equivocadas, un departamento que trata de ir adelante sin una estrategia) y darle un giro. Este líder dice:
«Este es mi día de suerte. Me toca comenzar la reconstrucción de este desastre». Estos líderes cavan con entusiasmo para
descubrir la misión original y la causa del desvío de esa misión. Re-evalúan al personal, las estrategias y los valores. Se reúnen
una y otra vez con miembros del equipo, para ayudarlos a comprender dónde se dañó 10«antiguo» y cómo debe lucir 10 «nuevo».
Luego estimulan a los miembros del equipo a la acción. A los líderes re-constructores les encanta remendar, entonar y revitalizar
departamentos u organizaciones con problemas. Pero, cuando todo está otra vez encarrilado y opera sin complicaciones, estos
líderes quizás sigan motivados, o no, a continuar involucrados. Algunos de ellos se contentan con estar alrededor y gozar de los
frutos de su trabajo, pero muchos prefieren encontrar otro departamento u organización que necesite reparación. Cuando 10
encuentran, comienzan a tragar saliva: «¿Ves esos destrozos en el tren del reino? -dicen-o Si pudiera poner mis manos sobre ese
metal retorcido, sé que podría transformarlo en algo grande para Dios».
En ese tiempo, un líder muy dotado se unió a nuestro equipo. Mientras más 10 conocía más me gustaba. El único problema era
que no quería comenzar algo, pastorear, ni administrar algo a largo plazo. Pero yo sentía fuertemente que este hombre era un
líder. Por tanto, sin saber cómo usarlo, lo asignamos para que ayude a reorganizar algunos de nuestros departamentos más
desastrosos. Diez años después observábamos asombrados lo que este individuo había logrado, al reconstruir algunos de los
ministerios más vitales de Willow: cuidado pastoral, ministerio de niños, programación, operaciones y muchos otros. Este
hombre vino a ser una leyenda en Willow sin haber empezado nunca un solo ministerio, ni haber liderado algo por mucho
tiempo. Cada vez que lo vemos caminar por los pasillos de Willow, manifestamos: «¡Sí, Diosl», pues sabemos que su habilidad
para reconstruir rescató de la muerte prematura a algunos de nuestros ministerios clave. Creo que Dios ha colocado líderes
reconstructores en cada iglesia. Ese es el trabajo de ellos, y el mío es encontrarlos y ponerlos a trabajar.
10- LIDERAZGO DE CONSTRUCCIÓN DE PUENTES. Aunque hay estilos de liderazgo adicionales que se podrían
mencionar, para los propósitos de este libro me gustaría cerrar el tema con el estilo constructor de puentes. Aunque el autor Garry
Wills llama electoral o político a este estilo, yo lo llamo el estilo constructor de puentes, porque me estoy refiriendo a él fuera del
marco político. Los líderes constructores de puentes hacen contribuciones importantes a grandes organizaciones, tales como
ministerios para-eclesiásticos, denominaciones e instituciones educacionales, porque tienen la singular habilidad de reunir una
amplia gama de grupos constituyentes bajo un mismo paraguas de liderazgo. Esto capacita a una organización compleja a
mantenerse enfocada en una sola misión. El don peculiar que los líderes constructores de puentes aportan a esta hazaña es una
enorme flexibilidad. Ellos son diplomáticos que poseen una habilidad inspirada de manera sobre-natural para negociar y hacer
concesiones. Están dotados especialmente para escuchar, comprender y pensar fuera del encajonamiento. Pero, por sobre todo lo
demás, a los constructores de puentes les encanta el desafío de relacionarse con diversos grupos de personas. En empresas que
comienzan, generalmente los líderes están rodeados por familiares y amigos cercanos que comparten su nueva y emocionante
visión. Todo va bien hasta que ese pequeño grupo inicial duplica o triplica su tamaño. La nueva gente trae nuevos retos al
liderazgo. ¿Cómo encajan todos estos en el grupo original?¿Qué sucede cuando se hace necesario dividir al equipo de liderazgo?
¿Cómo mantener una óptima dinámica de grupo? ¿Cómo se relaciona el líder principal con todas estas personas? Imagínese ahora
la dirección de una megaiglesia o una gran organización para-eclesiástica, formada por varios grupos constituyentes bien
definidos. Muchos de estos grupos de interés especial no están preocupados por la visión general del ministerio paraguas.
Simplemente quieren estar seguros de que sus preocupaciones particulares sean atendidas.
Hace poco hablé con un pastor que estaba perdiendo las últimas hebras de cabello que le quedaban. «Me estoy muriendo
-manifestó-o El coro quiere un nuevo diseño de togas, y el grupo de jóvenes quiere un nuevo gimnasio. El departamento de
misiones quiere enviar otro millón de dólares, y el ministerio de niños quiere más salones de clases. La gente de producción
quiere nuevos equipos, y los de edad avanzada quieren himnarios con letra grande. Los de la Generación X quieren convertir el
salón de la directiva en una cafetería, y el departamento de secundaria quiere un parque de patinetas».
La variedad de esas peticiones, y la velocidad con que llegaban, abrumaron al pastor. Había comenzado a ver cada uno de esos
subministerios como el enemigo. El subtexto de su queja era: «No puedo vivir así. No puedo soportar que me halen desde tantas
direcciones».
Mientras le escuchaba me di cuenta que este hombre no estaba hecho para encabezar una organización tan compleja. Dirigír en
tal ambiente no lo vigorizaba; lo más probable es que esta continuaría siendo una experiencia frustrante. Para llevar al máximo su
potencial de liderazgo, quizás tendría que moverse a una situación menos compleja.
En contraste, los líderes constructores de puentes se vigorizan más cuando encuentran el desafío de reunir y suplir las necesidades
de grupos variados. Estos líderes gozosamente se reunirían en privado con las cabezas de varios subministerios, para entender sus
pasiones y sus metas. Después de forjar relaciones de confianza, los constructores de puentes tratarían de depurar la visión de
cada sublíder, negociando con ellos hasta que sus metas funcionen en armonía con la visión y misión general de la organización
mayor.
El propósito del líder constructor de puentes es llegar a ser un eficiente abogado para cada grupo constituyente, uniendo y
enfocando a la larga los esfuerzos de todos los grupos, de tal manera que cree una situación de ganancia para todos los
involucrados. Este líder logra esto ayudando a todos los grupos a desarrollar una perspectiva más saludable, y ayudándoles a
comprender que pueden suplir las necesidades del subministerioy a contribuir también al logro de la misión general.
Lidiar con la complejidad es la fortaleza del líder constructor de puentes. Tales líderes deben dirigir grandes organizaciones.
Ahora bien, ya que conoces los estilos de liderazgos propuestos por Hybel, te animo a evaluarte e identifiques en qué estilo de
liderazgo o en cuáles estilos consideras estás trabajando, investiga un poco más, y continúa capacitandote para ser de estos líderes
que realmente, marcan la diferencia.