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Introducción: el lavado de las manos, continúa siendo un problema pendiente de

solución tanto en los ambientes domésticos como en los servicios de salud a nivel
mundial.
Objetivo: describir los principales descubrimientos relacionados con la historia del
lavado de las manos y los científicos asociados con estos hallazgos.
Métodos: se realizó una búsqueda sobre la historia del lavado de las manos, en los
recursos disponibles en la Biblioteca Virtual de Salud de Cuba. Se consultaron 3
libros, que forman parte de la colección presente en la biblioteca de la Facultad de
Estomatología “Raúl González Sánchez”, 84 artículos de bases de datos como
Cumed, Pubmed, Lilacs y Ebsco, de ellos solo se seleccionaron 22 posteriores al año
1981. Se utilizaron los términos de búsqueda: lavado, desinfección, higienización
de las manos, historia.
Resultados: el descubrimiento del lavado de las manos como una medida higiénica
capaz de eliminar los microorganismos presentes en estas, ocurrió en la primera
mitad del siglo XIX. La observación cuidadosa, el análisis y la asociación de hechos
realizado por eminentes científicos, que convivieron con la muerte de la mayoría de
los enfermos hospitalizados a causa de la infección, les permitió comprender que
las manos de los médicos podían portar partículas que enfermaban a los pacientes;
por eso abogaron denodadamente por instaurar el lavado de las manos.
Conclusiones: los estudios de Semmelweis constituyen la primera evidencia
documentada y clara del beneficio que reporta el lavado de las manos en el control
de las enfermedades infecciosas, vigente hasta la actualidad.

Palabras clave: lavado de las manos, desinfección de manos, higienización de


manos, historia.

ABSTRACT

Introduction: handwashing continues to be a problem awaiting solution both in


households and in health services worldwide.
Objective: describe the main discoveries in the history of handwashing and the
scientists associated with such findings.
Methods: a search was conducted about the history of handwashing in resources
available at the Virtual Health Library of Cuba. Three books were consulted from
the library at Raúl González Sánchez School of Dentistry, as well as 84 papers from
databases like Cumed, Pubmed, Lilacs and Ebsco. Of these only 22 were selected
from the year 1981 onwards. The search terms used
were lavado (washing), desinfección (disinfection), higienización de las
manos (hand hygiene) and historia (history).
Results: the introduction of handwashing as a hygienic measure to eliminate
microorganisms from the hands dates back to the first half of the 19th century.
Careful observation, analysis and the association of facts by eminent scientists
witnessing the death of most hospitalized patients due to infection, led them to
realize that the hands of doctors could carry particles that made their patients ill.
This is the reason why they became tireless advocates of handwashing.
Conclusions: the studies conducted by Semmelweis are the first clear,
documented evidence of the benefits of handwashing for the control of infectious
disease. His ideas still enjoy full recognition.

Key words: handwashing, hand disinfection, hand hygiene, history.


INTRODUCCIÓN

Actualmente, los medios masivos de comunicación abordan el tema de la imperiosa


necesidad del lavado de las manos, con cierta frecuencia, debido a la reemergencia
de enfermedades infecciosas fácilmente controladas con esta sencilla medida de
asepsia y antisepsia. Numerosos dramatizados televisivos y artículos periodísticos
enfatizan en cómo y cuándo realizar la higiene de las manos.

Sin embargo, no siempre esta medida tan simple y elemental es cumplida en la


forma y frecuencia necesaria para eliminar los microorganismos que las manos
portan, por lo cual pueden transmitirle enfermedades a otros y a nosotros mismos.
El lavado de las manos ayuda a evitar la transmisión y el contagio de enfermedades
transmisibles para los seres humanos como el cólera, fiebre tifoidea, enfermedades
respiratorias agudas y otras enfermedades de transmisión digestiva.

Es triste constatar que en pleno siglo XXI, la necesidad de realizar una práctica del
lavado de las manos con una forma y frecuencia adecuadas, sigue siendo un
problema pendiente tanto en los ambientes domésticos como en los servicios de
salud a nivel mundial.1,2

Aunque el lavado de las manos es una medida higiénica elemental para todos los
individuos de la comunidad, esta medida se hace indispensable e ineludible en los
hospitales y en otros ambientes sanitarios. Durante la atención hospitalaria las
manos pueden transportar microorganismos de un paciente a otro y producir
diferentes infecciones que pudieran ser mortales. A este grupo de infecciones se le
conoce como infección intrahospitalaria o infección nosocomial, son adquiridas por
los pacientes durante su hospitalización; sin evidencia de que fuesen padecidas
previamente ni de que la se estuvieran padeciendo en el momento de la admisión. 3

Las enfermedades nosocomiales son las responsables de que anualmente se


reporten miles de muertes de pacientes hospitalizados. Investigaciones realizadas
al respecto muestran que muchas de estas infecciones son transmitidas por las
manos de los profesionales de la salud. Estas infecciones intrahospitalarias causan
estadías prolongadas de pacientes hospitalizados, constituyendo además una carga
económica elevada para el sector sanitario y se presume que esta negligencia sea
la responsable de alta morbilidad y mortalidad entre pacientes hospitalizados.2.4-6

El análisis de algunos estudios realizados sobre la frecuencia del lavado de las


manos, ha permitido constatar que esta sencilla medida se realiza entre un tercio y
la mitad de las veces que debería realizarse en los servicios de salud.1,2

El descubrimiento del lavado de las manos como una medida higiénica capaz de
eliminar los microorganismos presentes en las manos ocurrió en la primera mitad
del siglo XIX y su historia está llena de controversias, injusticias, olvidos y
negaciones. Los médicos que hablaron por primera vez del lavado de manos antes
y después de examinar a un paciente, no fueron reconocidos de inmediato por su
brillante aporte a la humanidad, para algunos incluso el reconocimiento por su
descubrimiento llegó tarde; vivieron solos y olvidados. Por la importancia que hoy
en día se le concede al lavado de las manos y por el desconocimiento de su
historia, se considera que esta debe difundirse para tenerla siempre presente,
haciendo con así un pequeño homenaje a todos aquellos que la descubrieron y la
instauraron como medida fundamental en el control de las infecciones hospitalarias,
saltando cualquier barrera por alta que esta fuera.
Con este trabajo se pretende describir los principales descubrimientos relacionados
con la historia del lavado de las manos y los científicos asociados con estos
hallazgos.

MÉTODOS

Se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva en los recursos disponibles en la


Biblioteca Virtual de Salud de Cuba, incluyendo diferentes bases de datos como
Pubmed donde se encontraron 63 publicaciones relacionadas con el tema; en
Cumed 4, en Lilacs 12, y en Ebsco 5. También se extrajo información de tres libros
que forman parte de la colección presente en la biblioteca de la Facultad de
Estomatología “Raúl González Sánchez”. La búsqueda se realizó con la utilización de
los descriptores lavado de las manos, desinfección de manos, higienización de
manos e historia. Los artículos que se examinaron incluyeron revisiones del tema,
artículos de investigación y capítulos de libros. Una vez obtenida la información se
procedió a realizar el análisis crítico e integración atendiendo a los aspectos
históricos del tema.

Al constituir un artículo de carácter histórico, no se estableció límites de tiempo


para enmarcar la búsqueda de la información, tampoco hubo restricciones en
cuanto al idioma, límite geográfico o autores. Después de analizada toda esta
información se seleccionaron solo 22 fuentes para la confección de este artículo
debido a que se utlizaron solo las que fueron publicadas a partir de 1982.

ANÁLISIS E INTEGRACIÓN DE LA INFORMACIÓN

CONDICIONES EXISTENTES EN HOSPITALES ANTES Y DURANTE LA PRIMERA


MITAD DEL SIGLO XIX

En los inicios de la práctica de la medicina, el lavado de las manos no siempre


estuvo relacionado con el cuidado de los enfermos. El desconocimiento de las
formas de transmisión de las enfermedades, de los microorganismos y de la
importancia de la higiene como una medida profiláctica en la prevención de las
enfermedades infecciosas convertía a la atención médica en una práctica insalubre
en sí misma.

Los registros publicados sobre los enfermos y fallecidos en los hospitales de la


Europa medieval, constatan que debido a las precarias condiciones higiénicas
reinantes y al hacinamiento, las tasas de mortalidad presentes eran alarmantes, es
por eso que los hospitales se ganaron el sobrenombre de casas de la peste,
haciendo referencia a la epidemia de peste que asoló diversos países de Europa y
Asia, de la cual pocos enfermos escaparon con vida.7

En 1850 un artículo escrito por Lightfoot, publicado en el London Medical


Times plantea que "Los hospitales son la puerta a la muerte para las parturientas".
Haciendo alusión a la gran mortalidad de mujeres que hacían uso de estas
instituciones para parir. En Francia en el año 1870, se reporta que un hospital fue
llamado la casa del crimen por el impresionante número de mujeres que morían en
las salas de maternidad, donde la causa de las muertes era la enfermedad llamada
fiebre puerperal.7,8
Un ejemplo claro del desconocimiento de las más elementales medidas de asepsia y
antisepsia se encuentra en el libro Práctica e ndodóntica del doctor Louis I.
Grossman, en el cual se hace referencia a que antes de 1865 no era raro ver a los
cirujanos asentando el escalpelo en sus botas, poco antes de entrar al salón de
operaciones, asegurándole el filo necesario para realizar las incisiones, maniobra
típica de barberos de aquellos tiempos, pero que nos desconcierta grandemente al
saber que lo hacían cirujanos −por supuesto, visto desde la perspectiva de los
conocimientos actuales sobre la infección la esterilización, la asepsia y
antisepsia−. Grossman también nos reseña como el más famoso cirujano de
Norteamérica, en los años 1860, el doctor Samuel D. Gross solía decir a sus
alumnos que les había enseñado, a pedido de las autoridades, cuanto se conocía
sobre antisepsia, en cuanto a su opinión no creía que esta valiera un comino. 9

La insalubridad de los hospitales y el desconocimiento de los médicos de qué era lo


que causaba la infección en los pacientes operados eran los ingredientes perfectos
para que la mayoría de las cirugías terminaran con la muerte del paciente. Médicos,
enfermeras, químicos y científicos entre los que podemos citar
a Holmes, Semmelweis, Lister, Nightingale, Pasteur, Koch, Finlay entre otros
muchos, luchaban directa o indirectamente contra la infección y la muerte de
pacientes en los hospitales, tratando de buscar la solución a este gran problema.

ANTECEDENTES DEL LAVADO DE MANOS EN EUROPA

Una de las primeras referencias que se tiene del lavado de las manos con una
solución antiséptica data de la primera mitad del siglo XIX. En 1822 un farmacéutico
francés, demostró que una solución de cloruro de sodio podía erradicar el mal olor
que desprendían los cadáveres y además planteó que esa sustancia podía servir
como un desinfectante y antiséptico. El mencionado farmacéutico publicó un
artículo, en 1825, donde figura un consejo para los médicos que prestaban
asistencia a enfermos con enfermedades infecciosas, el mojar sus manos en una
solución clorada podría reportarles un beneficio para evitar las enfermedades
pestilentes.10,11

En el siglo XVIII, irrumpe en el universo de los hospitales maternos la epidemia de


fiebre puerperal. Epidemia que acarreaba la muerte a la gran mayoría de las
mujeres parturientas; estuvo latente hasta principios del siglo XIX. En el Gran
Hospital de Viena, en los finales de 1840, un doctor húngaro responsable de una de
las salas de maternidad, hizo una observación que cambiaría la práctica de la
medicina por siempre. El doctor Ignaz Philipp Semmelweis observó que la
mortalidad de la sala de parto atendida por los estudiantes de medicina era hasta 3
veces mayor comparada con la de la sala atendida por comadronas. 11-13

Después de analizar largamente estos hechos y el azar jugarle una mala pasada al
ver que su amigo y colega el patólogo Jacob Kolletschka muriera con los mismos
síntomas y signos padecidos por las mujeres aquejadas de fiebre puerperal,
después de pincharse con un instrumento contaminado con partículas de un
cadáver que padeció esta enfermedad, lo guió a concluir que la alta mortalidad de
mujeres por fiebre puerperal se debía a que los estudiantes pasaban de la sala de
necropsia, donde practicaban disecciones sobre cadáveres, a la sala de obstetricia
donde examinaban a las pacientes sin un previo lavado de las
manos. Semmelweis sentenció que las manos de los estudiantes y trabajadores
eran las responsables de llevar “partículas cadavéricas” de un sitio a otro e infectar
a las pacientes.11-13
Semmelweis, al que se le conoce además como “el salvador de las madres”,
después de este estudio estableció una política obligatoria de lavado de las manos,
colocando lavabos a la entrada de las salas de maternidad, utilizando además una
sustancia antiséptica, el cloruro de calcio, lo que le permitió observar la disminución
de la mortalidad de mujeres por fiebre puerperal.12-13 Constituyó esta la primera
evidencia documentada y clara del beneficio que reporta el lavado de las manos en
el control de las enfermedades infecciosas.14

La mayoría de las referencias estudiadas para la realización de este artículo


mencionan a Semmelweiss como el principal aunque no fue el único, científico
relacionado con el descubrimiento e instauración del lavado de las manos. 6

Otra referencia encontrada plantea que en los inicios de 1843 el eminente


doctor Oliver Wendell Holmes observó que las manos de los médicos estaban
relacionadas con la sepsis puerperal, abogando por el lavado de las manos para
prevenir esta enfermedad, conocida también como fiebre infantil de
cama. Holmes conocedor de que esta enfermedad mortal era transmitida por las
manos de los doctores, decidió retirar, por un mes, de la práctica clínica a aquellos
doctores que estuvieran relacionados con la asistencia médica de al menos dos
mujeres que hubiesen padecido la enfermedad. A pesar de sus advertencias, sus
recomendaciones tuvieron poco impacto en las prácticas obstétricas de aquel
entonces al igual que las hechas por Semmelweis.8,13

No se pueden dejar de mencionar los trabajos de Joseph Lister cirujano escocés


que en 1867 relacionó los estudios de Pasteur con la etiología bacteriana de las
supuraciones de heridas, concluyendo que los gérmenes eran los causantes de la
inflamación e infección de las heridas. Como en los tejidos vivos no se podía aplicar
el método de calor propuesto por Pasteur para matar los gérmenes, el decidió
utilizar agentes químicos para curar las infecciones utilizando el ácido fénico o
carbólico, tanto para el lavado de las manos como para el lavado de la piel de los
pacientes, de la ropa y del instrumental usado.8,15

Sin embargo, la importancia del lavado de las manos aún no era comprendido por
todos los doctores y el personal que trabajaba en las instituciones médicas. Por
eso, el padre de la microbiología Louis Pasteur, en un seminario de la Academia de
Medicina de Francia (1879), se vio compulsado a protestar ante las palabras de un
orador que dudaba de la diseminación de las enfermedades a través de las manos
de los médicos. Pasteur compulsado por esto gritó: “lo que mata a las mujeres de
fiebre de parto son ustedes los doctores que llevan microbios mortales de una
mujer enferma a otra sana”. En este famoso discurso Pasteur además planteó:
“…esta agua, las esponjas con las cuales ustedes lavan y cubren las heridas,
pueden contener gérmenes que se multiplican rápidamente dentro de los tejidos”…
; “Si yo tuviera el honor de ser un cirujano me lavaría mis manos con el mayor
cuidado”.16

La resistencia de los médicos a la idea de lavarse las manos no solo estaba fundada
en el desconocimiento de los agentes transmisores de la infección, se escudaba
además en la carencia de facilidades para el lavado de las manos. En los hospitales
de principios del siglo XIX no existían lavamanos en las salas, por lo que lavarse las
manos antes de examinar a cada paciente representaba un gran esfuerzo. En los
hospitales donde existían lavamanos, estos estaban fuera de las salas hospitalarias,
carecían de agua corriente y durante el invierno se hacía insoportable lavarse las
manos con agua fría. Todas estas razones en el orden del diseño de las viejas
instalaciones de salud y la creencia por parte de la población y de los mismos
doctores de que aquellos que utilizaban el arte de curar eran como dioses, les hacía
muy difícil creer que las mismas manos de los doctores que aliviaban y curaban a
los enfermos podían también causar daño, si no se lavaban las manos antes de su
examen y tratamiento.12

Solamente después de que Pasteur, Koch y Lister produjeran mayor evidencia en la


teoría de los gérmenes y en el uso de las técnicas asépticas y antisépticas, se pudo
reconocer el valor del lavado de las manos y se introdujo en la práctica
médica.17 La importancia de este hecho hace que el médico germano Von
Bergman afirmara que aprender a lavarse las manos antes de empezar el trabajo
es una de las mayores adquisiciones del siglo XIX.18

La difusión de los métodos asépticos y antisépticos por fin tuvo lugar sobre todo a
partir de 1890, la evidencia mostrada al respecto ayudó a que muchos médicos
comprendieran el mal causado a tantos pacientes que murieron por enfermedades
transmitidas por ellos mismos; esto causó una verdadera conmoción en el gremio
médico al comprobar que involuntariamente habían ayudado a propagar la
gangrena gaseosa, la erisipela, tétanos, la fiebre puerperal y otras infecciones
supuradas, lo cual llevó a algunos al suicidio.18

Ante la resistencia de los doctores a realizar el lavado de las manos en pleno


siglo XX, nuevos hallazgos se siguen suscitando que demuestran la necesidad de
implementarlo. En el año 1950 otra observación clave fue realizada por
Rammelkamp y otros, durante una epidemia de staphylococos. Ellos demostraron
que el contacto directo y no la transmisión por aire, era la más importante vía de
transmisión del Staphylococos aureus. Con lo cual demostraron también que el
lavado de manos entre pacientes reduce el nivel de adquisición de Staphylococos
aureus a niveles bajos.14

En los años 1975 y 1985 el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades


(CDC, sus siglas en inglés), publica lineamientos sobre la práctica del lavado de las
manos en los hospitales. Estas regulaciones recomiendan el lavado de las manos
con un jabón no antimicrobiano entre la mayoría de los contactos con pacientes y el
lavado con un jabón antimicrobiano antes y después de realizar procedimientos
invasivos o manejo de pacientes de alto riesgo. Este organismo recomendó además
el uso de agentes antisépticos que no necesitan agua, por ejemplo soluciones con
alcohol, solamente en situaciones donde los lavamanos no estuvieran
disponibles.19,20

El lavado de las manos como una medida profiláctica para evitar la transmisión de
enfermedades infecciosas ha sido reconocido por el CDC como la medida más
sencilla e importante que se puede realizar para reducir el riesgo de transmitir
microorganismos de trabajadores de la salud a pacientes y viceversa.20,21

A partir de entonces estos lineamientos han sido revisados y actualizados por


diferentes organizaciones, se han editado y adaptado a los diferentes ambientes de
trabajo de los servicios de salud de todo el mundo.

ANTECEDENTES DEL LAVADO DE MANOS EN CUBA

En nuestro país la higiene de los hospitales en la época de la colonia eran similares


a la existente en Europa, las condiciones en las que se practicaba la cirugía eran
muy malas.

En Cuba, se tiene referencia de que ya en 1711 el Real Tribunal del Protomedicato,


reiniciaba sus actividades para acreditar a los médicos y cirujanos para el ejercicio
de la profesión, fiscalizar el ejercicio de la medicina y orientar medidas sanitarias
ante las epidemias; constituyó una de las primeras evidencias de la orientación de
medidas sanitarias para contrarrestar estos males. La cirugía cubana tuvo poco
desarrollo durante el siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX, ya que la enseñanza en
la Universidad era fundamentalmente teórica y solo se practicaban operaciones
externas, amputaciones, sangrías, algunas trepanaciones y el tratamiento de las
heridas de guerra. No es hasta finales del siglo XIX que se realizan en Cuba
operaciones en las grandes cavidades, y conjuntamente con este desarrollo de la
cirugía se comienzan a aplicar los métodos de asepsia y antisepsia, por Gabriel
Casuso Roque(1851-1923); con lo cual se observó una disminución notable de los
índices de mortalidad.21

También es relevante la labor del eminente doctor Carlos J Finlay quien durante la
tercera epidemia de cólera en La Habana, allá por el año 1867, después de un
riguroso estudio sobre la enfermedad, instituyó que todos los que asistían a
enfermos de cólera, debían lavarse las manos cuantas veces fuese preciso para que
en ellas no quedaran partículas de las deyecciones coléricas. Constituyó una de las
primeras referencias a realizar el lavado de las manos para evitar el contagio con
esta enfermedad en nuestro país.23

A partir de ese momento mucho se ha hecho en Cuba por el empleo de las medias
de higiene primordiales en el desarrollo de la salud pública cubana. La labor de
nuestro eminente doctor Carlos Juan Finlay al frente de la escuela de higienistas
cubanos junto, a otros doctores como Juan Guiteras Gener, Enrique B. Barnet,
Antonio Díaz Albertini, José A. López del Valle, Arístides Agramonte, Hugo
Roberts, Jorge Le Roy, Honoré Lainé, Joaquín L. Dueñas, Mario García
Lebredo, Joaquín L. Jacobsen y Emilio Martínez no puede quedar solamente en la
historia. Lavarnos las manos antes y después de cada paciente es una sencilla
manera de aplicar sus enseñanzas, recordar su obra y honrar su memoria. 22

CONSIDERACIONES FINALES

La observación cuidadosa de qué y quiénes llevaban y traían partículas


“cadavéricas” de una sala a otra y su relación con altas tasa de morbilidad y
mortalidad causadas por la fiebre puerperal, es el hecho más importante que
relacionó las manos de los médicos con esta infección. A partir de esta observación
se trató de instaurar el lavado de las manos antes y después de atender a un
paciente con el fin de disminuir las muertes que se producían por esta causa. Los
estudios de Semmelweis constituyen la primera evidencia documentada y clara del
beneficio que reporta el lavado de las manos en el control de las enfermedades
infecciosas. Otros eminentes científicos que tempranamente, en los albores del
siglo XIX aclamaron la necesidad del lavado de las manos
fueron: Holmes, Pasteur, Lister y Finlay.

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Recibido: 12 de febrero de 2013.


Aprobado: 29 de enero de 2015.

Antecedentes Históricos
Por generaciones el lavado de manos con agua y jabón ha sido considerado como parte de la
higiene personal. Uno de los primeros en reconocer el valor del lavado y la limpieza de las
manos para mantener una buena salud fue un médico judío, cuyo nombre era Musaiba
Maimum, mejor conocido como MAIMONIDES. En 1199, dio esta lección a sus aprendices de
medicina: "Nunca olvide lavar sus manos después de tocar a una persona enferma". A partir de
aquí surgió la curiosidad de estos jóvenes médicos y diversos científicos acerca del lavado de
manos y lo que esto conlleva, pero no fue sino hasta el siglo XIX que surgió el concepto
de higiene.
1800 1900
1822 1961

Farmacéutico francés demostró que las El servicio para la salud pública de los
soluciones cloradas erradicaban la totalidad Estados Unidos, produce una película con
de los olores asociados con los cadáveres las recomendaciones y técnicas para el
humanos y por ende podría ser utilizado lavado de manos recomendado para los
como desinfectantes y antisépticos. trabajadores de salud. En ese momento, las
recomendaciones apuntaban a que el
1825 personal lavara las manos con jabón y agua
durante 1-2 minutos antes y después del
En un artículo publicado, este farmacéutico contacto con el paciente. Aclarar las manos
afirmó que los doctores y otras personas que con un agente antiséptico se consideraba
atendían pacientes con enfermedades menos efectivo que lavarse las manos y se
contagiosas se beneficiarían si se recomendaba sólo en emergencias o en áreas
humedecieran las manos con una solución donde no hubiera sumideros o pilas.
clorurada.
1975 /1985
1843
Fueron publicadas por el CDC guías
Médico americano Oliver Wendell Holmes, formales escritas sobre prácticas de lavado
concluyó por su parte que la fiebre del de manos en hospitales. Estas guías
puerperio era extendida por las manos del recomendaban lavarse las manos con jabón
personal sanitario. Aunque describió medidas no-antiséptico entre la mayoría de contactos
que podrían tomarse para limitar su con pacientes y lavarse con jabón
expansión, sus recomendaciones tuvieron antiséptico antes y después de realizar
poco impacto en las prácticas obstétricas de procedimientos invasivos o asistir pacientes
su época. de alto riesgo. Se recomendaba el uso de
agentes antisépticos sin agua (como los
1846 basados en soluciones de alcohol) sólo en
situaciones donde no hubiera acceso a
Ignaz Semmelweis observó que las mujeres insumos.
cuyos partos fueron asistidos por estudiantes
y doctores en la Primera Clínica en el 1988/1995
Hospital General de Viena, constantemente
presentaban un índice de mortalidad más alto Se publicaron guías para el lavado de manos
que aquélla cuyos bebés habían nacido con y antisépsia de manos por la Association for
ayuda de comadronas en la Segunda Clínica. Professionals in Infección Control (APIC).
Las recomendaciones para el lavado de
Observó que los doctores que iban manos eran similares a las contenidas en la
directamente de la sala de autopsias al guía del CDC. El informe de APIC de 1995
pabellón de obstetricia tenían un olor incluía argumentación más detallada sobre
desagradable en sus manos a pesar de las friegas de manos con alcohol y
lavarlas con jabón y agua a la entrada de la ampliaban su uso en más entornos sanitarios
clínica obstétrica. Él postuló que la fiebre de los que había recomendado en guías
puerperal que afectaba a tantas parturientas anteriores.
era causada por “partículas cadavéricas” o
“miasmas” transmitidas desde la sala de 1995/1996
autopsias al pabellón de obstetricia a través
de las manos de los estudiantes y doctores. Helthcare Infection Control Practices
Advisory Committee (HICPAC) recomendó
1847 que se usara tanto el jabón antimicrobiano o
un agente antiséptico sin agua para lavarse
Semmelweis exigió a doctores y alumnos que las manos al salir de las habitaciones de
se lavaran las manos con una solución de pacientes con cepas patógenas
cloruros entre paciente y paciente en la multiresistentes. Estas guías también
clínica. El índice de mortalidad maternal en aportaban recomendaciones para el lavado
la Primera Clínica bajó espectacularmente y de manos y antisepsia en otros entornos
permaneció bajo durante años. clínicos, incluyendo el cuidado ruti

Esta aportación de Semmelweis es la primera


evidencia que señala que enjuagarse
intensamente las manos contaminadas con un
agente antiséptico entre contactos con
pacientes podría reducir más efectivamente la
transmisión de enfermedades contagiosas
asociadas con los entornos sanitarios que el
lavado de manos con simple jabón y agua.

A Joseph Lister se debe el tributo de haber


introducido en la práctica médica la
eliminación de la microbiota transitoria de la
piel por medio del uso de agentes
antisépticos, que hoy día, en la forma de
geles no acuosos con contenido alcohólico
(gel antibacterial), suponen una alternativa de
similar o mayor eficacia que el Lavado de
manos.

1878

Luis Pasteur presenta su informe “Teoría de


los gérmenes y su aplicación en la medicina
y la cirugía”; durante los años siguientes los
científicos continuaron identificando
bacterias y su relación con las enfermedades.
Historia[editar]

Cartel en Nueva York

En octubre de 1846, el doctor Ignacio Felipe Semmelweis, tras observar la muerte de


mujeres en las maternidades después de ser atendidas por doctores que provenían de las
morgues, dispone de un lavatorio para el aseo de manos del personal médico. La medida
será curiosamente criticada y denostada, y terminará con la destitución del doctor
Semmelweis. Sin embargo, con los años se impondrá su postura entre la ciencia médica,
principalmente por sus buenos resultados.
En octubre de 2002 fue publicada la Guía para la higiene de las manos en el medio
sanitario por los CDC (Centers for Diseases Control and Prevention) en el Morbidity and
Mortality Weekly Report.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 2005, a través de la Alianza Mundial
para la Seguridad del Paciente, el primer Reto Mundial en pro de la Seguridad del
Paciente Una atención limpia es una atención más segura, con el objetivo de reducir las
IRAS. Estaba integrada por varias acciones, siendo la principal la promoción de la higiene
de manos.
En 2006, España se adhirió oficialmente a este reto de la Alianza Mundial por la Seguridad
del Paciente y el Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud, que marcaba entre
sus prioridades estratégicas el desarrollo de políticas dirigidas a la Seguridad del paciente.

En 2009, se inauguró la campaña mundial "salve vidas: límpiese sus manos" encabezado
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en apoyo de los trabajadores de la salud,
con el fin de mejorar la higiene de manos en la atención sanitaria, así mismo publicó una
guía en todos los centros sanitarios, en donde explica el modelo de los cinco momentos en
los cuales los profesionales de la salud deben realizar la higiene de manos. Esta campaña
tiene por objeto impulsar la adopción de medidas en el lugar de consulta para demostrar
que la higiene de manos es el punto de partida para la reducción de infecciones asociadas
a la atención médica.1
De igual manera la Organización Mundial de la Salud hace una nueva llamada para
continuar en la labor de concientización sobre el lavado de manos. Declaró el 5 de mayo
como “El día de la Higiene de Manos”, conocido en inglés como: Hand Hygiene, cuyo
objetivo es sensibilizar tanto a los pacientes como a las personas que trabajan en la salud
pública sobre la necesidad de salvar vidas por medio del lavado de manos. Y es que todos
los años millones de pacientes se infectan con gérmenes que contraen en los hospitales,
como asegura la Pan American Health Organization (PAHO).
El 15 de octubre se celebra a nivel mundial el “Día del lavado de manos”. Esta importante
acción cotidiana es primordial para mantener un buen estado de salud. Por ello, la
Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) y el fondo de las naciones para la
infancia (UNICEF) unen fuerzas para lograr que las personas aprendan a lavarse las
manos con la finalidad de mejorar su calidad de vida. El día mundial del lavado de manos
se inició en 2008 con la iniciativa de la alianza global entre los sectores públicos y
privados. Esta alianza es respaldada por varias instituciones gubernamentales,
internacionales y de individuos de todo el mundo, que tiene como finalidad promover la
higiene de las manos.
El objetivo de esta celebración es resaltar la importancia de un correcto lavado de manos
con agua y jabón en momentos clave del día. Se ha de tener en cuenta que enfermedades
serias como la meningitis, bronquitis, hepatitis “A” y la mayoría de los tipos de diarrea
infecciosa pueden evitarse con el simple acto de lavarse las manos adecuadamente. Por
otra parte, el 14 de octubre de 2011 la Organización Panamericana de la salud (OPS)
impuso un nuevo Récord mundial Guinness de más personas lavándose las manos al
mismo tiempo, al convocar a 740 870 personas en distintas localidades de Argentina, Perú
y México.
Sin duda alguna la medida por excelencia para reducir el riesgo de infección nosocomial
es el lavado mecánico de manos del personal de salud que presta atención asistencial a
los pacientes en un hospital, una acción muy simple, sigue siendo la medida primordial
para reducir su incidencia y la propagación de los microorganismos resistentes a los
antimicrobianos, lo que mejora la seguridad del paciente en todos los ámbitos. Sin
embargo, el cumplimiento de las normas de higiene de las manos es muy escaso en todo
el mundo. Según el documento emitido por la OMS SOBRE LA HIGIENE DE MANOS EN
LA ATENCIÓN SANITARIA cada año, al menos 2 millones de pacientes en los Estados
Unidos y más de 320 000 en el Reino Unido contraen una o más infecciones relacionadas
con la atención sanitaria durante su estancia en el hospital. Cada día, 247 personas
mueren en los EE.UU. por una infección relacionada con la atención sanitaria. En el
mundo, al menos uno de cada cuatro pacientes ingresados en servicios de cuidados
intensivos contraerá una infección durante su estancia en el hospital. En los países en
desarrollo esta proporción puede duplicarse. Las infecciones relacionadas con la atención
sanitaria se producen en todo el mundo y afectan tanto a los países desarrollados como a
los de escasos recursos. Estas infecciones contraídas en el entorno sanitario se
encuentran entre las principales causas de muerte y de incremento de la morbilidad en
pacientes hospitalizados. Representan una carga considerable tanto para el paciente y su
familia como para la salud pública. Una encuesta de prevalencia realizada bajo los
auspicios de la OMS en 55 hospitales de 14 países que representaban a cuatro regiones
de la OMS (Asia Sudoriental, Europa, Mediterráneo Oriental y Pacífico Occidental) reveló
que, en promedio, el 8,7% de los pacientes hospitalizados contraen infecciones
nosocomiales. En cualquier momento, más de 1,4 millones de personas en el mundo
padecen complicaciones infecciosas relacionadas con la atención sanitaria.
En México desde el año 2008 y como parte del programa de Seguridad del Paciente, se
une a éste reto a través de la Campaña Sectorial “Esta en tus Manos”, tomando en cuenta
los lineamientos propuestos por la OMS, que consiste en difundir las técnicas de higiene
de manos, como son: lavado con agua y jabón, y la desinfección con soluciones
alcoholadas (u otro antiséptico), en los 5 momentos esenciales de los procesos de salud.
Entre los pacientes críticos hospitalizados, al menos el 25% contraen infecciones
nosocomiales, incluso en unidades con muchos recursos. En algunos países, esta
proporción puede ser mucho mayor; por ejemplo, en Trinidad y Tobago, hasta dos terceras
partes de los pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos contraen al
menos una infección nosocomial. En los países con pocos recursos, en los que el sistema
de salud ha de atender a una población más enferma y hacer frente a la falta de recursos
humanos y técnicos, la carga que representan las infecciones relacionadas con la atención
sanitaria es aún más importante. En México, por ejemplo, son la tercera causa de muerte
en la población general. Aunque las estimaciones del porcentaje de infecciones
nosocomiales que son prevenibles varían, pueden llegar al 40% o más en los países en
desarrollo.
En los servicios de salud con exceso de pacientes y falta de personal, el uso incorrecto de
la tecnología médica es corriente e incrementa el riesgo de infecciones relacionadas con el
proceso asistencial. Éste es un escenario frecuente en los entornos con escasos recursos
y contribuye a las desigualdades entre los países desarrollados y en desarrollo en materia
de atención sanitaria. El impacto es mayor entre los pacientes más vulnerables. En los
recién nacidos, la tasa de infecciones asociadas a dispositivos vasculares es entre 3 y 20
veces mayor en los países en desarrollo que en los desarrollados. En Brasil e Indonesia,
más de la mitad de los niños ingresados en unidades neonatales contraen infecciones
nosocomiales, con una tasa de letalidad del 12% al 52%. Por el contrario, en los países
desarrollados, la tasa de infecciones nosocomiales en neonatos es 12 veces menor.

Indicaciones[editar]
Los cinco momentos que indica la OMS:

1. Antes del contacto con el paciente.


2. Antes de realizar una tarea limpia/aséptica.
3. Después del riesgo de exposición a líquidos corporales.
4. Después del contacto con el paciente.
5. Después del contacto con el entorno del paciente.
El personal de salud debe lavarse las manos con agua y jabón antibacterial, en las
siguientes ocasiones:

1. Al inicio y término de la jornada laboral.


2. Cuando estén visiblemente sucias o contaminadas con sangre u otros líquidos
corporales.
3. Cuando exista sospecha o prueba de exposición a organismos infectocontagiosos.
4. Inmediatamente después a una exposición accidental con objetos afilados.
5. Antes de ingerir alimentos.
6. Antes y después de ir al baño.

Condiciones generales del lavado de manos[editar]

 Mantener las uñas cortas y limpias, sin esmaltes ni postizos. Las uñas largas
aumentan el riesgo de rotura de guantes.
 No usar anillos, relojes ni pulseras. Estos elementos actúan como reservorio y
dificultan la limpieza de manos y antebrazos.
 El uso de cremas hidratantes después de la actividad laboral se considera
recomendable porque aumenta la resistencia de la piel y al mantenerse íntegra
disminuye la contaminación por gérmenes.
 Usar preferiblemente los jabones con dosificador.
 No reutilizar los envases de jabón, ya que se contaminan fácilmente.
 Usar toalla de papel, ya que la de tela se contamina fácilmente.
 El uso de guantes no suple el lavado de manos.

Tipos de lavado de manos[editar]

 Lavado de manos rutinario


 Lavado de manos quirúrgico
 lavado de manos social
 lavado de mano en seco
Lavado de manos rutinario[editar]
Su objetivo es eliminar la flora transitoria de las manos, la suciedad y materia orgánica,
impidiendo la contaminación cruzada. Tiene una duración de 40 a 60 segundos.

Técnica del lavado de las manos con agua y jabón[editar]


Se utiliza agua, jabón líquido (mejor con dosificador o dispensador), lavado y toalla de
papel desechable. 0. Mójese las manos con agua; 1. Deposite en la palma de la mano una
cantidad de jabón suficiente para cubrir todas las superficies de las manos; 2. Frótese las
palmas de las manos entre sí; 3. Frótese la palma de la mano derecha contra el dorso de
la mano izquierda entrelazando los dedos y viceversa; 4. Frótese las palmas de las manos
entre sí, con los dedos entrelazados; 5. Frótese el dorso de los dedos de una mano con la
palma de la mano opuesta, agarrándose los dedos; 6. Frótese con un movimiento de
rotación el pulgar izquierdo atrapándolo con la palma de la mano derecha y viceversa; 7.
Frótese la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda,
haciendo un movimiento de rotación y viceversa; 8. Enjuáguese las manos con agua; 9.
Séquese con una toalla desechable; 10. utiliza la toalla para cerrar el grifo; 11. Sus manos
son seguras.
Esta técnica se utiliza principalmente en todos los centros sanitarios y siempre utilizando
los 5 momentos para la higiene de manos.

Técnica de higiene de las manos con soluciones


alcoholadas[editar]
Se necesita una solución alcoholada.
Tiene una duración de 20 a 30 segundos 1. Deposite en la palma de la mano una dosis de
producto suficiente para cubrir toda la superficie a tratar. 2. Frótese las palmas de las
manos entre sí. 3. Frótese la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano
izquierda entrelazando los dedos y viceversa 4. Frótese las palmas de las manos entre sí,
con los dedos entrelazados. 5. Frótese e dorso de los dedos de una mano con a palma de
la mano opuesta, agarrándose los dedos. 6. Frótese con un movimiento de rotación el
pulgar izquierdo atrapándolo con la palma de la mano derecha y viceversa. 7. Frótese la
punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un
movimiento de rotación y viceversa. 8. Una vez secas, sus manos son seguras.

Lavado de manos quirúrgico[editar]


Concepto: Son las maniobras de cepillado y fricción practicadas en manos, brazos y
antebrazos antes de la cirugía.
Su objetivo es eliminar la flora bacteriana transitoria y el máximo posible de la flora
bacteriana residente de las manos, disminuir el riesgo que existe de contaminación en la
herida quirúrgica, así como del instrumental y equipo.
Se utiliza lavabo quirúrgico, jabonera automática, cepillos estériles, contando el cepillo con
una esponja de poliuretano y el jabón que brinde protección a largo plazo. También es
necesario contar con un limpiador de uñas.
Uno de los primeros en reconocer el valor del lavado y la limpieza de las manos para
mantener una buena salud fue un médico judío, cuyo nombre era Musaiba Maimum, mejor
conocido como Maimonides. En 1199, dio esta lección: "Nunca olvide lavar sus manos
después de tocar a una persona enferma". El concepto de higiene de las manos surge en
el siglo XIX; En 1843, un médico americano, Oliver Wendell Holmes, llegó a la conclusión
de que la fiebre puerperal se transmitía de una paciente a otra por medio de los médicos y
enfermeras que los atendían, impuso como práctica sanitaria el lavado de manos antes y
después de la atención de las pacientes el húngaro, Ignaz PhilIip Semmelweis, fue el
primero en probar científicamente la importancia del lavado de manos con antiséptico.
Este procedimiento forma parte de las metas internacionales para la seguridad del
paciente, (Meta No. 5 Reducir el riesgo de infecciones asociadas con la atención médica.)
utilizando un programa efectivo de lavado de manos a través de los 5 momentos. Es el
procedimiento más antiguo y seguro para evitar la trasmisión de un agente infeccioso y
proteger al individuo y evitar la diseminación de microorganismos.
Lavado de manos quirúrgico: 1.- Mojar bien manos y muñecas. 2.-Aplicar más o menos 3.-
Aplicar más o menos 5 ml de jabón antiséptico 4.-Frotar ambas manos y muñecas para
eliminar la suciedad, escobillar uñas. 4.- Enjuagar con abundante agua 5.- Aplicar
nuevamente jabón antiséptico 6.- frotar manos muñecas y antebrazos durante dos
minutos. 7.- Enjuagar con abundante agua 8.- Secar con compresas estériles, primero
manos y después antebrazos 9.- Descartar la compresa. El lavado de manos se seguirá
practicando religiosamente por toda aquella persona responsable del cuidado de los
enfermos. Detalles del lavado quirúrgico.
La responsabilidad y la conciencia que cada uno de nosotros tenga sobre la importancia
del lavado de manos es vital, ya que de esa forma sabremos cuánto tiempo lavarnos,
cómo aplicar el antiséptico y desde dónde debemos lavarnos. Debemos saber que no es
un lavado rápido y que es una rutina forzosa e ineludible, ya que cualquier infección que se
produzca es nuestra responsabilidad, y eso es muy delicado.
La duración total del procedimiento es de 3 a 5 minutos. El MINSAL (Ministerio de Salud)
considera los 5 minutos desde que se remueven las joyas y el reloj y se suben las mangas,
pero en realidad, se supone que uno debe entrar al recinto quirúrgico sin joyas ni nada de
eso.
Con respecto a las manos partidas o agrietadas, el MINSAL nos recuerda que favorecen la
flora microbiana transitoria, por lo su cuidado es importante. El uso de lociones y cremas
también está indicado al final de la jornada, ya que esto contribuye a devolver la acidez y
la humedad a las manos, que es nuestra principal herramienta de trabajo.
Cuando las manos están agrietadas, el mismo individuo debería autolimitarse y segregarse
del equipo quirúrgico, porque el lavado no va a cumplir su objetivo.
En resumen, la norma del MINSAL sobre el lavado de manos quirúrgico establece que
debe durar 5 minutos, de los cuales, 2 minutos son de lavado, 1 minuto es de escobillado
de uñas y otros 2 minutos son para el segundo lavado, todo con enjuagues entre lavados.

Técnica[editar]
1.-Mantener libre de lesiones la piel de manos y antebrazos; uñas cortas sin esmalte y con
espacios subungueales limpios. Retirar reloj y joyas de las manos.
2.-Realizar la higiene de manos, convencional.
3.-Tomar el cepillo estéril del depósito correspondiente y verter en el mismo jabón o
solución antiséptica.
4.-Realizar el lavado quirúrgico en tres tiempos quirúrgicos, según las indicaciones
específicas de los agentes destructores.

 Primer tiempo.
Se comienza el proceso con movimiento rotatorios, empezando desde los espacios
ungueales, continuando con los dedos y los espacios interdigitales de la cara interna y
externa a partir del dedo pulgar, prosiguiendo con la palma el dorso, antebrazo y el tercio
inferior del antebrazo, al finalizar esta actividad se enjuaga el cepillo y se deja actuar el
jabón, de acuerdo a recomendaciones del fabricante, luego pasando a la otra extremidad y
repitiendo los pasos correspondientes. De igual manera las dos extremidades se enjuagan.

 Segundo tiempo.
El proceso debe de ser repetido pero esta vez hasta la parte superior del antebrazo en las
dos extremidades, de igual forma enjuagando las dos extremidades al final para dejar
actuar el jabón o la solución antiséptica.

 Tercertiempo.
De nueva cuenta repetir los pasos pero esta vez hasta el tercio inferior del antebrazo y
procediendo con las dos extremidades, y enjuagando al final dejando actuar el jabón.
5.-Enjuagar y dejar caer el cepillo en el lavabo, conservando las extremidades hacia arriba
a la altura de los hombros y retirarlos del cuerpo hasta pasar a la sala de operaciones.
6.-Tomar una toalla estéril del equipo de ropa quirúrgica y secar las extremidades de los
dedos dirigiéndose al tercio inferior del brazo. Esto para evitar que los microorganismos
removidos tras el arrastre mecánico del agua regresen.
"Higiene de manos como estrategia fundamental en el control de infección
hospitalaria".
Debemos entender la prevención y el control de las infecciones hospitalarias como
responsabilidad individual y colectiva, pues sin la asimilación y la implementación correcta
de los procedimientos ejecutados por quien presta el cuidado al paciente, esta continuará
siendo una traba a la calidad en la prestación de los servicios de salud
Así, evidenciamos la necesidad de actualizaciones, como forma de promover mayor
discusión sobre el asunto, por ejemplo, abordando la realización de la técnica correcta de
higienización de las manos, con objetivo de aclarar dudas; aplicando posteriores
evaluaciones para que la estrategia utilizada sea siempre perfeccionada o modificada, a fin
de que se alcance el objetivo propuesto.
El enfermero, pieza fundamental en el cuidar, debe estar en constante interacción con el
proceso de educación en salud, procurando con sus acciones a atender mejor a los
pacientes y promover estrategias de transformaciones en el escenario de la asistencia
Además de eso, debe estimular la concienciación del equipo ante la seguridad del
ambiente, del paciente y del propio profesional en su cotidiano hospitalario. Esto porque
sólo el conocimiento del fenómeno infección hospitalaria y de sus correspondientes
medidas preventivas, no garantiza la adhesión y eficacia de una atención en salud
Resaltamos también que para alcanzar el éxito de esta concienciación, se debe
primordialmente establecer la implicación de esos profesionales, promoviendo su debido
perfeccionamiento y estimulando su motivación, en las diferentes interfaces de la atención
a los pacientes, siendo estrategias llaves en la disminución de los índices de infección
hospitalaria y en la adopción de prácticas correctas y seguras.

Referencias[editar]

1. Volver arriba↑ «OMS | Información acerca de la campaña Salve vidas: límpiese las
manos». www.who.int. Consultado el 21 de enero de 2016.

Véase también[editar]

 Letrina de hoyo

Enlaces externos

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