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A fines del siglo XVII, G. W. Leibniz replanteó, con su concepción acerca del
alma como mónada, uno de los más profundos dramas de la condición
humana: el "forzoso" confinamiento en los límites del yo y a la vez la
necesidad de trascender dicho confinamiento, de buscar la apertura al
mundo y al resto de los seres. Y se trató de un nuevo planteamiento de un
antiguo problema, por cuanto el tema del logos inherente al alma ha sido
una constante desde los orígenes del pensamiento filosófico.
NOTAS
(1) Estas notas fueron elaboradas como contribución a las Segundas
Jornadas de la revista Diálogo Filosófico, cuyo tema fue la aportación del
Cristianismo a la filosofía contemporánea. Me pareció igualmente importante
tratar la aportación del pensamiento inspirado en otras religiones--en
especial el Judaísmo--a este último. Ello explica la brevedad de este trabajo,
que se limita a apuntar senderos de reflexión y resume las tesis de un libro
en preparación.
[8] - Cfr.: Existen suficientes referencias de Barth sobre Buber para que no
queden dudas sobre ésto, entre las cuales quizás la más relevante sea el
escrito de Barth Des Menschen Menschlichkeit (1943-44). Buber, por su
parte, afirma en su carta a M.S. Friedmann del 11. 8. 51, que Barth intenta
cristianizar en su Kirchliche Dogmatik la filosofía del Yo-Tú. Cfr.: D.
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W. Greive: Die Kirche als Ort der Wahrheit: das Verständnis der
Kirche in der Theologie Karl Barths. Göttingen, 1991.
Sobre la posición católica con respecto a estas ideas, véase: J.D. Escobar
Soriano: "El carácter absoluto de la revelación cristiana y el Cristo
desconocido de las religiones según Raimundo Panikkar". Diálogo
Ecuménico, nº 99 (XXXI), 1996.
Sobre el devenir del Judaísmo y sus nexos con el Cristianismo, entre otras
religiones, véase:
tenemos de vez en cuando (o, al menos, una vez en la vida, o unas veces en la vida)
"momentos sinceros" en los que nos damos cuenta de ello. Es el ansia hacia lo infinito,
hacia alguien que nos comprende completamente, el anhelo de seguridad, de protección,
de un sentido completo de la existencia. Muchas personas viven la experiencia, que ni el
amor humano más bello y profundo nos satisface completamente.
Un camino hacia Dios parte de la soledad radical del ser humano. Cada hombre
nota de vez en cuando, que incluso sus mejores amigos, incluso los cónyuges, las
personas más confiadas, no le comprenden completamente. Se siente sólo, en lo más
profundo de su ser.
A veces, caemos en la conciencia que nosotros mismos somos responsables de
nuestra vida. Nosotros mismos tenemos que tomar las decisiones y llevar las
consecuencias. Y algún día tendremos que dar cuenta de lo que hemos hecho.
Experimentamos la soledad en distintos niveles. Algunos no quieren verla y
huyen hacia el activismo en el que se refugian; otros sufren hasta tener depresiones.
Parece que la soledad es, hoy en día, una de las causas más corrientes, por las que
muchas personas buscan a Dios: es el ansia de ser comprendido, de ser aceptado
completamente.
Esto no quiere decir, que Dios sea una droga inventada por el hombre. Todo lo
contrario, la naturaleza humana está hecha de tal manera, que sin Dios hay mucho
sufrimiento. "Toda la existencia humana es un grito hacia el Tú," hacia Ti, Señor. (J.
Ratzinger)
El hombre necesita un punto de apoyo, una última protección. Consciente o
inconscientemente, tiene ansia de Dios. Es un "ser religioso".
Esto se puede ver incluso en algunas personas famosas que negaban a Dios. El
filósofo Nietzsche, p. ej., que no sólo se llamaba "ateo", sino "anti-teo", hizo al final de
su vida un impresionante poema sobre el "Dios desconocido":
“¡Vuelve a mí
con todos tus mártires!
¡Vuelve a mí,
al último solitario!
Mis lágrimas, a torrentes discurren en cauce
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hacia ti,
y encienden en mí
el fuego de mi corazón
por ti.
Oh, ¡vuelve, mi Dios desconocido,
Mi dolor, mi última suerte, mi felicidad!”
Budismo: no se relaciona expresamente con ningún Dios. Por esto, está más
lejos del cristianismo que cualquier otra religión.
Su fundador es Buda, un príncipe indio del siglo VII antes de Cristo, llamado
originariamente Sidshartha Gautama Su vida se confunde con la leyenda. Se cuenta que,
un cierto día, salió de los jardines de su palacio, encaminándose a pueblos pequeños
cercanos, llenos de miseria. Se tropezó con tres manifestaciones del dolor humano: un
anciano, un enfermo y un cadáver.
A la vista del sufrimiento, se dio cuenta de que los placeres no son duraderos;
no quiso seguir viviendo en lujo y, a la edad de 29 años, decidió cambiar de vida. Se
despidió de su mujer y de su hijo pequeño, y se fue de su palacio, sin nada, llevando un
sayal sencillo. Caminaba por bosques, campos y pueblos para conocer el mal y
combatirlo. Llevaba una vida de meditación y de renuncia severa; no se quedaba en
ninguna casa. De este modo, se conocía cada vez mejor a sí mismo. Se daba cuenta,
poco a poco, de su propia maldad, de su impureza: había sido egoísta, orgulloso, injusto.
en definitiva, había tenido un corazón duro. Descubría que el mal en el mundo exterior
proviene del mal en el interior del hombre, de la dureza de su corazón.
Sidshartha hacía mucha penitencia para limpiarse del mal. Casi no comía, ni
dormía… Después de seis años, estaba débil, cansado, flojo. La gente decía: “Es como
un esqueleto.” Y entonces, a los 35 años, tuvo una iluminación: esta es el “budismo”. Es
decir, el joven príncipe no nació como un Buda, sino se hizo “Buda” (un “iluminado”,
un “perfecto”), con muchos esfuerzos y con penitencias rigurosas. Fue, ciertamente, un
hombre extraordinario.
A partir de entonces, enseñó a los hombres un camino para hacerse perfectos.
Predicaba que todos los hombres pueden ser “budas”, si viven de un modo severo, si
hacen penitencia, ayunos, vigilias, si luchan contra el mal en el propio corazón.
Buda tenía muchos discípulos. Cuando murió, a los 80 años, sus discípulos
difundían sus enseñanzas, y la difunden hasta hoy.
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2. El misterio de la Encarnación
El Dios de los cristianos no es un Dios lejano. Es un Dios que se acerca al
hombre, que se ha hecho Hombre para redimirnos. Dios ama a cada uno personalmente;
ha venido al mundo y ha muerto para cada uno, como si fuera su único hijo.
No hace falta un esfuerzo (desesperado) para autorredimirnos: Dios nos ha
liberado, ha hecho el “trabajo” por nosotros. A nosotros nos corresponde abrir el
corazón a su amor, recibir su gracia, dejarnos amar.
3. El misterio de la Eucaristía
Dios no sólo quiere venir al mundo, sino al corazón de cada hombre: quiere
tocarnos con su gracia. Incluso podemos recibirle en la Eucaristía, que significa la
máxima intimidad que podemos tener con Dios en esta vida.
El Dios de los cristianos es un Dios, que libera al hombre y le ofrece una
profunda amistad: entra en el corazón del hombre; habita allí, lo transforma.
Jutta Burggraf
Cualquiera sabe -o vive como si supiera- que cuando haga un esfuerzo para
ponerse de pie al levantarse por la mañana, no saldrá volando y atravesará
el techo de su casa, y sabe también que cuando abra la boca para proferir
una palabra de saludo a los suyos, no saldrá fuego en lugar de su voz....y
sabe también que no saldrán de su boca palabras de un idioma extraño, sino
que saludará en el idioma que habla habitualmente.
LA CAUSALIDAD FILOSOFICA
Pero, el hombre fue bastante mas allá de esta creencia ingenua respecto de
la causalidad, y en cierto momento se interrogó acerca de la naturaleza y
alcance de esta relación entre actos y resultados. La elaboración filosófica de
la causalidad tuvo en Occidente y en Oriente notables teóricos y expositores;
Tanto en la India antigua como en Grecia clásica ya se registran
concepciones muy sutiles acerca de dicho asunto.
Hacia el siglo IV a.C. el sabio griego Aristóteles, elaboró una teoría causal
en la cual se distinguían cuatro causas principales: La causa material, que
constituía el sustrato pasivo sobre el que actuaban las demás causas
(asimilable al concepto ingenuo de materia propio del sentido común);
La causa formal, que constituía la esencia (eidos) de la cosa en cuestión;
La causa eficiente, que correspondía al acto o impulsión externa y concreta
que disparaba el movimiento causal; La causa final que era la meta o fin a
la cual todo el proceso causal tendía y que se identificaba con el bien.
Para nuestros fines sólo comentaremos las dos causas activas del devenir
(eficiente y final), pues son éstas las que están implicadas por su acción en
la producción del efecto, mientras que las otras dos (material y formal) son
en realidad características de la cosa y no del proceso causal en sí.
Por sí sola esta temporalidad constituyó, siglos después, un escollo para los
filósofos modernos quienes, bajo la influencia de la ciencia física, buscaban
reducir la causalidad a la sola causalidad eficiente, y que asimilaban el
tiempo a una dimensión lineal. Para irritación de muchos, el tiempo
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Todo esto es muy importante para nosotros, pues como veremos, fue
precisamente la eliminación de ese saber y esa interioridad supuestos en la
causalidad aristotélica lo que caracteriza a la modernidad y posmodernidad.
Y son también los puntos donde la concepción occidental de la causalidad se
distanciará tan radicalmente de la correspondiente concepción budista, que
ya no será posible trazar ninguna correspondencia entre ambas.
LA MODERNIDAD
Los efectos de la crítica Humeana llegaron hasta nuestro siglo XX, y puede
decirse que están en la base de un planteamiento que ve en la causalidad
una pura necesidad metodológica de la actividad científica, que no supone
ningún aserto acerca de lo que los procesos del mundo son en sí mismos.
EL RETORNO DE LA INTERIORIDAD
En este planteo ciertos hechos suceden según leyes causales, y otros hechos
suceden según leyes de sincronicidad o significación. A su modo ese
psiquiatra contemporáneo intentó devolver a los fenómenos espirituales un
lugar en el orden "legal" del cosmos. Si para ello era necesario postular una
ley nueva e independiente de la causal, o en cambio se debiera repensar al
concepto de causalidad en sí para superar el reduccionismo moderno, es
algo que cabe preguntarse y reflexionar...
CAUSA Y RESPONSABILIDAD
Esto tiene implicaciones importantes para los fines de este estudio, pues si
la causalidad no rige el orden moral, no habría entonces una sanción que
fuera inherente a los actos mismos, sino que aquella debería provenir de
alguna instancia exterior al acto en tanto tal: Sea la conciencia, Dios, las
costumbres, el bien común, la lucha de clases, los valores (hipostasiados en
forma de valores objetivos trascendentes), etc. Lo cierto es que al excluir la
causalidad de los actos mismos se recurre a diversas fuentes que
fundamenten el orden moral.
Esa es la teoría del karma, según la cual los efectos de actos pasados serán
experimentados como benéficos o dañinos según haya sido la naturaleza del
acto inicial. Pero además, en un sentido estricto, para el budismo todos los
efectos son benéficos (aunque se los experimente como dolor o mal) porque
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EL BUDISMO PRIMITIVO
¿Cuál era para Sakyamuni esa causa del sufrimiento? ¿de qué clase
de causa se trata? La causa en cuestión a que se refiere el primer sermón
de Sakyamuni, es identificada como el deseo o apego, ese apego es
responsable del sufrimiento ("dukka": dolor en sentido amplio) porque nos
mantiene en un estado ilusionado en el cual no nos es posible captar la
verdadera naturaleza de la vida.
LA RUEDA DE LA EXISTENCIA
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Ante todo importa destacar que para Vasubandhu tampoco las causas y los
efectos son reales, pues en su enseñanza causas y efectos dependen de la
actividad de la conciencia. Este sabio desarrolla una detallada teoría acerca
del modo como se generan y actúan las causas pasadas constituyendo ese
bagaje que llamamos Karma.
doctrina del karma supone aceptar y comprender que un acto genere efectos
que pueden manifestarse mas tarde y en circunstancias distintas y sin
ninguna relación empírica con él....
Las implicaciones de esta teoría son muy importantes, pues por un lado
anula la separación que la teoría anterior creaba entre los seres (p. Ej. entre
budas y hombres comunes) y además significa que desde cualquier estado
es posible llegar a la budeidad, es decir no se opone el karma a la
iluminación porque cualquier estado contiene los otros diez y por lo tanto
contiene también el estado de buda. Se llega a la iluminación desde el
infierno o desde la ira o desde el deseo, etc. Y recíprocamente la iluminación
no es algo separado de los estados de ira, deseo, infierno, etc.
A MODO DE CONCLUSION
Bibliografía Consultada
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PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO, INVIERNO… Y PRIMAVERA.
EL DOLOR EN CLAVE BUDISTA
FICHA TÉCNICA
Bom, Yeoreum, Gaeul, Gyeowool, Geurigo, bom (Corea
del SurAlemania 2003). D.: Kim KiDuk. G.: Kim Ki
Duk. P.: Lee SeungJae, para Korea Pictures, LJ Films
y Pandora Filmproduktion. F.: Baek DongHyun Duk.
M.: Bark JeeWoong. Mo.: Kim KiDuk. I.: Oh Young
Soo (Monje viejo), Kim KiDuk (Monje adulto), Kim
YoungMin (Monje joven), Seo JaeKyung (Monje niño),
Ha YeoJin (Niña). 103’.
SINOPSIS
La historia muestra a un viejo monje budista que vive en una ermita flotante
rodeada de montañas (la ermita se construyó sobre el bellísimo lago artificial de
Jusan, en la provincia de Kyungsang) y su aprendiz, un niño de ocho años que
comparte su vida y alojamiento. Con el transcurrir de las estaciones, cada una
con su cromatismo y su simbología, el joven aprendiz crece y madura. La
película muestra el descubrimiento del amor y sus consecuencias negativas,
según el budismo: el joven abandona la ermita a la que vuelve años después,
desesperado. Su maestro le devolverá la paz. La vida continúa.
VALORACIÓN
Aceptable. Temas: Tiempo e historia. Sufrimiento. Matar al otro. Pecado
muerte. Sacrificioredención. Cementeriorito funerario
SELECCIÓN DE ESCENAS
Escena 1. Hacer sufrir
(Música budista. El niño juega intentando atrapar mariposas. En un pequeño
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estanque atrapa un pez, y con un cordel le ata una piedrecilla. El Maestro le
observa al fondo. El niño ríe ante los esfuerzos del pez. Hace lo mismo con una
rana y una pequeña serpiente. Ríe ante su sufrimiento mientras el maestro le
observa. Antes de volver al templo, el Maestro coge una gran piedra. Por la
noche, mientras el niño duerme, se la ata a la espalda. A la mañana siguiente,
el niño se da cuenta al despertarse que lleva la piedra a la espalada. Sale a ver
al Maestro mientras este limpia una estatuilla de Buda)
Niño
Maestro, tengo una piedra en la espalda. ¡Por favor,
quítemela!
Maestro
¿Te atormenta?
Niño
Sí, maestro.
Maestro
¿No hiciste lo mismo con el pez?
Niño
Sí, maestro.
Maestro
¿No hiciste lo mismo con la rana?
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LA VIDA ES BELLA Catálogo sobre Cuestiones de Escatología en el cine contemporáneo (19902005)
Pedro Sánchez Rodríguez
Niño
Sí, maestro.
Maestro
¿No hiciste lo mismo con la serpiente?
Niño
Sí, maestro.
Maestro
¡Ponte de pie! ¡Camina!
Niño
¡No
puedo,
es
demasiado pesada!
Maestro
¿Cómo crees que se
sienten el pez, la rana y
la serpiente?
Niño
No me he portado bien.
Maestro
Ve a buscar a todos los
animales y quítales las
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piedras. Entonces, yo te la quitaré a ti. Pero si alguno de
los animales, el pez, la rana o la serpiente, ha muerto,
llevarás la piedra en tu corazón para siempre.
(El niño coge la barca y atraviesa el lago. Con gran esfuerzo llega al estanque.
Encuentra al pez, muerto. Lo entierra. El maestro le observa al fondo. La rana
aún vive. Le quita el cordel y la deja libre. Escala las rocas para encontrar a la
serpiente. Está muerta. Rompe a llorar mientras el maestro le observa)
(Primer plano del rostro del niño, llorando)
(Plano general de los saltos de agua del río)
Escena 2. Borrar el rencor
(El chico en el templo, ante la estatuilla del Buda. Escribe en un papel “Cerrar”,
y se cubre el rostro con él. El maestro está fuera, acariciando al gato)
(Primeros planos del chico con el rostro tapado, ante la imagen, gimiendo)
(El Maestro entra en la estancia con un bastón y le golpea en la espalda)
Maestro
¡Estúpido muchacho! ¡Idiota!
(Cae al suelo mientras el Maestro sigue golpeándolo con furia)
(El chico está atado con una cuerda desde el tejado, colgando como un saco.
En la espalda lleva las cicatrices de los golpes del Maestro. Una vela arde a
punto de quemar la cuerda que sostiene al chico. Mientras, el Maestro,
utilizando la cola del gato como pincel, pinta en el suelo símbolos budistas. La
vela consume la cuerda y el chico cae violentamente al suelo. El maestro sigue
pintando. Con el cuchillo ensangrentado, el chico se corta el pelo. El Maestro
está terminando de pintar. Sale el chico con el pelo cortado y vestido como el
Maestro)
Maestro
Que hayas podido asesinar fácilmente no significa que
puedas quitarte la vida fácilmente. Toma tu cuchillo y talla
todos estos caracteres. A medida que los talles, se irá
borrando el rencor de tu corazón.
(Plano del cuchillo empezando a tallar)
Escena 3. Morir
(El Maestro, ya anciano, sentado frente al lado)
(Plano general con él de espaldas y al fondo el sol, filtrando sus rayos a través
de las nubes)
(En un papel dibuja el símbolo “Cerrar”)
(Plano picado sobre él dibujando el símbolo, con el suelo lleno de todos los
caracteres pintados)
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LA VIDA ES BELLA Catálogo sobre Cuestiones de Escatología en el cine contemporáneo (19902005)
Pedro Sánchez Rodríguez
(El Maestro hace un boquete en la barca, donde también hay unos troncos.
Vemos, en el interior del templo, todos sus utensilios despojados ante el altar)
(Primer plano del maestro, ya en la barca, tapándose el rostro con el papel)
(Una vela va consumiendo los troncos. La barca empieza a arder)
(Primer plano del Maestro tras el fuego)
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(La serpiente huye de la barca, nada hasta el templo y avanza por el suelo con
los símbolos)
(Plano general de la barca ya consumida, con el lago envuelto en niebla)
Escena 4. Expiar
(El hombre abre un estante y saca la estatuilla. Se ata una gran piedra de
rueda de molino a la espalda. Empieza una enérgica canción de estilo oriental)
(Coge en sus brazos la estatuilla y arrastrando la piedra atraviesa a pie el lago
helado)
(Plano picado atravesando el lago)
(Cruza la puerta de la entrada del lago. Asciende por la montaña. Atraviesa el
río, helado.)
(En el duro ascenso por la ladera, se intercalan planos del pez, la rana y la
serpiente con piedras del principio de la película)
(Se le cae la estatuilla y ha de volver a recogerla)
(Llega a lo más alto de la montaña y deposita la estatua en el suelo.
Panorámica hacia la inmensidad del paisaje montañoso, con el lago helado
muy pequeño, al fondo)
(Detrás de la estatuilla, reza)
(Plano general del atardecer)
(Primer plano de la estatuilla)
(Zoom hacia el lago helado, con el templo en medio. Termina la canción)
CUESTIONES DE ESCATOLOGÍA
Una interesante propuesta sobre el dolor y la escatología en clave budista.
1. El eterno ciclo de la vida
Las cuatro estaciones definen el tiempo en un proceso cerrado sobre sí mismo
en eterna repetición. Además sirven de metáfora de la vida del hombre. La
primavera es la niñez; el verano, la juventud; el otoño, la adultez y el invierno,
la vejez. El tiempo del cosmos es también el tiempo del hombre.
Estamos en una perspectiva budista donde lo personal forma parte de lo
cósmico y universal y donde el ciclo de la vida individual es un paralelo del ciclo
de la vida del mundo.
En este sentido, una serie de animales que aparecen tienen caracteres
simbólicos. La tortuga es el símbolo del ciclo eterno de la vida. El gallo símbolo
de la juventud entusiasta queda atrapado por la lujuria que forma parte del
deseo de poseer. El gato de la adultez independiente y perezoso necesita
asumir el hábito de la contemplación (por eso su cola servirá de pincel). La
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LA VIDA ES BELLA Catálogo sobre Cuestiones de Escatología en el cine contemporáneo (19902005)
Pedro Sánchez Rodríguez
vejez sofisticada representada en la serpiente abandona la barca cuando el
monje muere y va al templo a aguardar al nuevo.
Vemos pues como las decisiones del hombre
están enmarcadas en este proceso natural
que marca sus pasos. La libertad está en
manos del tiempo en el que está atrapada y
necesita asumir el condicionamiento de cada
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momento para recobrar la paz y el
crecimiento.
2. El deseo y la muerte
Cuando el yo está sometido al deseo de poseer se entra en un proceso de
destrucción. El amor de posesión se hace ansia de tener: “lo que tu deseas
pueden desearlo los demás”. Así se despiertan los instintos asesinos: “sin ti me
vuelvo loco”.
La búsqueda del mundo exterior confunde. Escapar del templo del yo es salir
del centro y perderse. El hombre budista cuando se descentra camina hacia la
muerte.
El cuchillo es el amor que mata a lo amado. El asesinato de la esposa habla de
cómo el amor se convierte en muerte: “mi único pecado es el amor”.
La perspectiva cristiana del ágape es distinta. El amor de Dios en Cristo me
hace reconocer mi propio ser que descentrándose se centra. La dinámica de
salida permite el encuentro no posesivo que se realiza en una dinámica de
oblación.
Así el amor cristiano (ágape) traspasa el amor de deseo y se realiza en la
entrega generosa. No es un camino de muerte sino de vida.
3. El camino de purificación
Sobre el yo y en función de sus actos va adquiriendo peso el karma. Así
cuando de niño tortura a los animales (no hay inocencia infantil) el maestro,
que ha observado sin intervenir, exige un camino de purificación. Cargar con la
piedra y rehacer el recorrido donde se ha sembrado el dolor.
Cuando el joven vuelve con sus manos manchadas de sangre el maestro
impide con un castigo de golpes que se mate: “que hayas podido asesinar
fácilmente no quiere decir que puedas quitarte la vida fácilmente”. Es necesario
nuevamente un camino de purificación.
Para ello tendrá que tallar el mantra de la paz interior: “a medida que los talles
se irá borrando el rencor de tu corazón”.
Este proceso se intensifica tras la vuelta al templo del yo, a la autodisciplina del
encierro. Allí se elabora el arrepentimiento.
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Pedro Sánchez Rodríguez
La subida con la rueda de molino culmina el
proceso de purificación. Su peso es un
itinerario de renuncia. “A veces debemos
renunciar a aquello que amamos”.
Sin embargo, la conversión cristiana es la
incorporación al proyecto del amor. En este
sentido el sufrimiento no es camino de
purificación interior sino una consecuencia
del servicio del amor. Así el sufrimiento de Cristo en la cruz no es un camino de
autopurificación, sino, por su condición de Hijo de Dios, nos abre caminos de
reconciliación para todos”.
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4. La reencarnación del alma
El nuevo niño cierra el tiempo que empezó, en un eterno equilibrio. Así la
divinidad observa el eterno proceso del mundo. Todo vuelve al principio.
Pero su presencia en el Templo procede nuevamente del sufrimiento. La madre
trae la cara tapada por la culpa y la vergüenza. El niño llora en sus brazos y
más adelante ella muere al escaparse.
El pequeño es un símbolo del alma que sigue su proceso infinito. Todo vuelve a
comenzar.
FUENTES
Bibliografía
EQUIPO RESEÑA, Cine para leer 2004 (juliodiciembre), Bilbao 2005,
193194.
Internet
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www.acec.glauco.it Valoración Conferencia Episcopal Italiana (Datafilm)
www.bloggermania.com Crítica del Equipo Cine Fórum
www.conferenciaepiscopal.es/cine Departamento Cine Conferencia
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