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El masaje ha pasado, a lo largo de la historia, como algo que final
mente es “frotar y tocar donde duele”, sin más. Así, ha perdido toda la
ritualidad mágica y todo el criterio grandioso que supone ese encuen
tro del cuerpo con la mano.
Una de las pocas cosas que el hombre sabía y recordaba de sus
dolores, sus penares y sus quejares, era que podía recurrir a sus ma
nos para aliviar los síntomas que encontraba en sus semejantes. Sa
bía que, con las manos, se podía hacer algo más que dar palmas.
Hay que recordar que el Nei Jing lo considera como una terapia
importante. Es decir: cualquier acupuntor necesita conocer muy bien
“El Arte Creativo de las Manos” . Si sólo se es experto en la aplicación
de la aguja o de la moxa, no es suficiente. El saber actuar a través de
las manos es muy importante.
1 . 4 1 t > e N e i d o t s e t e c
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No pretendemos sustituir una palabra por otra, puesto que esta
mos ante dos actividades distintas.
Creemos que la palabra “masaje”, cuando se tiene el sustrato de
la estructura energética del ser -como es el que nos proporciona la
Medicina Tradicional China-, se queda corta. Se queda como un ama
sijo de músculos y tendones. Y creemos que el moverse en torno al
Soplo Vital del ser humano, es algo más sutil.
Por eso pensamos que “las vías sanadoras de las manos” cons
tituye la expresión más correcta, en cuanto a que brinda muchas más
posibilidades a la hora de aliviar al ser.
En el camino que les vamos a ir proponiendo, veremos una serie
de acciones que posibilitan regular el cuerpo energético del ser hu
mano, y nos permiten constituirnos en elementos intermediarios úti
les y válidos para mitigar el dolor, el sufrimiento y el malestar del
hombre de esta cultura.
Cuando empezamos a aproximarnos a este ser humano perturba
do, conturbado, dolido, tenemos que seguir una pequeña sistemática,
que no es rígida, pero sí nos queremos permitir la licencia de expre
sarles cómo podría ser. Luego, ustedes realizarán las variables que
crean convenientes.
En ese sentido, es muy importante que, cuando acuda a nosotros
esa persona, ese ser humano afligido que pide nuestra ayuda, tenga
mos la curiosidad -al menos- de preguntarle: “¿Qué le ocurre?... ¿Por
qué cree que le ocurre?”. Hacer una pequeña historia acerca de sus pa
decimientos. Que no seamos unos simples abordadores de dolores o
de pesares, sin antes haber escuchado el lamento del corazón.
Quizás ésa sea la vía de salud que el alma tiene hacia el alma, y,
así, poder sentir:
“¡Escucharte... doliente!
¡Escucharte... sufriente!
¡Escucharte... quejumbroso!
Y, en la medida en que te escucho,
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¡mi corazón está en tu pecho!
Y, en esa medida, puedo entender tu sufrimiento.
Y así, puedo discernir con más facilidad
cuáles son las vías en las que debo actuar
para que tu ser quede satisfecho.
¡Sí, te hablo a ti!
A ti, sanador... y a ti, enfermo...
para que sepas que, a través de las manos,
el ser ha descubierto que tiene la capacidad de situar
ese dolor, esa pena,
en un espacio justo para disfrutar de la existencia.
¡Para ser testimonios vivos de la Creación!”
Después de hacer -al menos- una breve historia, hay que acercar
se con cuidado, con prudencia, con respeto, a aquella parte que due
le -si se tratara de un dolor- o a aquella parte del cuerpo que fuera
su equivalente energético, para calmar esa pena, ese sufrimiento
afectivo tan propio de nuestra era, y que difícil solución encuentra en
la Medicina Moderna. A veces, una pequeña escucha o una pequeña
acción es suficiente para hacer retomar otra vez el impulso.
tmteiANPo ia Acción
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El tratamiento puede ser en una camilla o en el suelo -pero con un
aislante-.
Una vez que tenemos ese proceso preparado, debemos procurar,
siempre, que el cuerpo que vamos a tocar esté caliente. El calor es
la expresión característica de un cuerpo vivo.
Tenemos que conservar ese calor, ese Yang, esa expresión de mo
vimiento. Para ello, la sala, el lugar donde se va a realizar la acción
sanadora, debe ofrecer un ambiente cálido. Pero eso no es suficien
te, porque la estancia puede estar caliente, pero el cuerpo se queda
frío. Hay reacciones de índole desconocida que, a veces, enfrían el
cuerpo; o éste se enfría, simplemente, por el hecho de estar acosta
do. Y, si bien es cierto que la ropa estorba, no siempre es fácil para el
paciente quitársela -por razones morales o por razones convivencia-
les- Tenemos que procurar tapar ese cuerpo, para que conserve esa
unidad de vida que es el calor. Una manta o algún otro elemento que
nos sirva de cobertor, nos pueden resultar suficientes.
Quizás el paciente nos diga que tiene mucho calor. No importa.
Más vale que sude. El caso es que no pierda energía. Aunque la per
sona diga: “No; si estoy muy bien, Doctor”, nosotros vamos a mover
energía; y claro, al mover energía, puede producirse una descompen
sación de calor. Y el cuerpo debe estar caliente. El del sanador, tam
bién. Al decir “caliente”, quiero decir que las manos deben tener una
temperatura más o menos aceptable. O sea, no heladas. Y si están
frías, pues para eso están los calentadores... el agua caliente... Se
trata de calentarse las manos previamente.
Otra característica que debemos tener en cuenta -y que no es cos
tosa- es el detalle de disponer de una estancia amplia, ventilada, sin
muchos estímulos, para que, precisamente, los sentidos estén relaja
dos y la persona no tenga más preocupación que el motivo que le ha
hecho consultar con nosotros.
Una buena música y una iluminación adecuada pueden ser sufi
cientes. O, a veces, si es posible, el mismo silencio -cuando lo haya,
¡porque cada vez es más difícil!-.
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A partir de estos elementos básicos podemos empezar a pensar
en que tenemos una opción de calmar, mejorar, aliviar, curar o sanar,
el motivo por el cual nos consulta.
Debemos ser respetuosos, en el sentido de que no somos sustitu
tos de ninguna terapia. No somos tampoco ninguna alternativa. ¡No!
Somos un servicio; unos servidores útiles.
En consecuencia, debemos evitar cualquier planteamiento del tipo
de “si debe seguir tomando un determinado medicamento, o si debe
seguir acudiendo a su ginecólogo o a su urólogo”. Está claro que la
persona necesita de muchos elementos para sintonizarse en esta so
ciedad. No es nuestra función servirles de conciencia a los pacientes,
decidir acerca de lo que tienen o no tienen que hacer. Nosotros pres
tamos nuestros servicios, y, en esa medida, la persona tiene siempre
libertad de hacer lo que crea más conveniente.
Por supuesto, tenemos nuestra opinión; y, si nos la piden, la dare
mos. Pero sin que esa opinión implique: “¡Ah, no! Usted no puede se
guir tomando esto. ¡Ah, no! Si usted hace esto o aquello...”. ¡No! No
podemos ni debemos competir. Ni somos ningún sustituto, ni somos
ninguna alternativa.
S omos servidores de EL ETERNO...
...HACIA EL SER HUMANO.
Y, bajo esa premisa, estamos en condiciones de respetar cualquier
actitud terapéutica que asuma o que adopte nuestro paciente. Eso sí,
conviene que ustedes -sanadores, terapeutas... o como quieran lla
marse-, estén bien preparados, para que sepan en cada momento en
qué medida es compatible, esa vía sanadora de las manos, con la
afección que se les presenta; y que sepan, además, qué tipo de efec
to producen los tratamientos modernos, sobre la estructura del ser.
Así podrán determinar si hay que fortalecer, drenar, mover, cambiar o
mutar, el Soplo de ese órgano o de esa entraña. No es tarea fácil, sin
duda. Pero si ustedes tienen en cuenta -además de una preparación
continuada permanentemente- una actitud de intermediario útil, ser
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vidor, paciente y comprensivo, estarán en la vía de ser colaboradores
eficaces en la recuperación del a r t e de vivir, en este hombre que
busca, desesperadamente, sentirse vivo.
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La
T e Z A P t A
pei
Cernito
AY que saber que en el Nei Jing-So Wen, cuando el
médico de la corte, Qi Bo, describe las terapias al
Emperador Amarillo, especifica que hay diferentes
formas de abordar una enfermedad.
En “el país del C e n tr o ”, lo m ás propio p ara a bordar la en ferm ed ad
es el masaje.
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será el que tenga que producirse. Puede ser que, dependiendo de la
afección, haya que trabajar con más frecuencia que si se hace acupun
tura o moxibustión. Puede ser que sí, o puede ser que no. Depende.
Eso sí, lleva más trabajo físico, y una actitud más comprometida a
través de las manos -más que otras terapias-; porque en la acupun
tura, apenas tocas con el dedo el punto, y pones la aguja.
Como terapia del Centro -Zhong-, va a posibilitar recoger todo el
significado del ideograma ZHONG. Y representa:
“La encarnación
de la animosidad
de la materia”.
u
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En ese sentido, el Centro vuelve a ser un lugar muy especial. Y de
hecho, hay resonadores “Centro” que constituyen una terapia en sí
mismos.
En definitiva, las vías sanadoras de las manos están especial
mente indicadas para centrar a la persona. Es la acción que mejor re
coge y centraliza todo.
Si después, alguien sabe punturar y quiere poner el punto Z ulínqí
-o cualquier otro punto indicado para el paciente en concreto-, me
parece muy bien, si sabe manejarlo. Pero las manos están más a
nuestro alcance -en cuanto a que todos las pueden utilizar- y com
prometen más. La aguja, quiérase o no, es “introducir” algo. En reali
dad, lo que hacemos con la aguja es simplemente capturar el Qi, pero
en definitiva, “profanamos” -entre comillas- un poco la estructura.
Con las manos, tocamos. Ése es otro elemento importante: hay un
contacto, más o menos intenso, del sanador con la persona.
los tote*ostsreHAs
Vamos a trabajar con los pies, que tienen cinco dedos “normalmen
te” -a veces tienen menos o a veces tienen más-.
Tanto el pie como la mano, como los ojos, como la nariz, como la
boca, como las orejas, son “microsistemas”.
Es decir, que en ellos está contenido todo el cuerpo. Todo el cuer
po está en la oreja, todo el cuerpo está en el ojo, todo el cuerpo está
en la nariz...
Todos los Canales están en la nariz, y todos están en los labios. Se
puede trabajar en ellos también.
Todo el cuerpo está en la mano y todo el cuerpo está en el pie.
Y, por supuesto, todo el cuerpo está en la espalda: en todas las vías
de la Vejiga y en toda la columna vertebral. La espalda, en general, es
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representante de un microsistema especial donde podemos acceder
a regular, por ejemplo, el psiquismo.
No estamos hablando de “reflexoterapia”; simplemente, de proyec
ción energética.
Pf£
VisatmztciéN
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La visualización nos dice “cónno pisa” el paciente. Por tanto, lo pri
mero, visualización; y luego, empezamos a tocar.
Si tiene callos o durezas es porque pisa mal. Determinadas zonas
del pie se vuelven duras, porque el punto de apoyo es muy dispar -y
todo debería ser como un acolchamiento uniforme-. Claro, de vez en
cuando dolerán los pies. Quizás ahora no tenga problemas articula
res, pero si no se R eparan, sí los va a padecer. Si hay callosidades,
por mucho que se limen y se quiten, mientras no se arregle el posible
problema en los dedos -por ejemplo-, seguirán formándose. Las du
rezas tienen que producirse para defenderse de la mala pisada. Si un
pie está descompensado, el otro no puede estar bien. Si un pie está
descompensado, el otro tiende a descompensarse de una forma muy
parecida.
Cada dedo debe tener su sitio de apoyo. Los unos no deben inva
dir a los otros. Si es así, se producen callosidades. Luego, ya pregun
taremos: “Oye, ¿esto es algo congènito? ¿Tu papá o tu mamá lo han
tenido?”. O: “¿Te has caído? ¿Has sufrido alguna caída?”. Pero, lo pri
mero, es ver el estado de conservación general de los pies y la dispo
sición de sus dedos. Cualquier alteración en los pies puede causar
angustia, sordera... ¡De todo! Y dices: “¡Ah! Por tus pies ya te conoz
co. Conozco por dónde vas”.
Primero: visualización.
t » e N T 9F t € * C f Ó N * + + TOCAS
Una vez que hemos visto el pie, enseguida hay que familiarizarse
con la zona en la que vamos a hacer el masaje. Las manos del sana
dor tienen que familiarizarse: tocar.
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Primero tocar para ver con qué clase de pie nos encontramos: si es
grande, si es pequeño, si tiene asperezas, si tiene futuros reumatis
mos, si hay edemas o no hay edemas -es decir, si hay líquido acumu
lado o no-. Así, también nos daremos cuenta de qué tipo de cuidado
mantiene la persona con su cuerpo.
Habitualmente, en Occidente, se descuidan mucho los pies -se lle
van con durezas, porque es una parte oculta-. En China, en cambio,
se le daba y se le da mucha importancia a los pies. Aunque sea una
parte del cuerpo oculta, tiene que ir cuidada. Las uñas, aparte del ob
jeto ecológicamente decorativo, tienen que estar limpias.
Tomamos el pie del paciente. Lo vamos tocando.Tocamos... Nos fa
miliarizamos con la forma. Y, enseguida, vemos lo siguiente que nos
llama la atención: el pie es, desde el punto de vista articular, muy
complicado, muy complejo.
las AetteuiActonee
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lugar de e n c u e n tr o c o n el U n iv e r s o . Eso es una articulación: el lu
gar donde me encuentro “con”...
Cuando ese encuentro no es bueno por alguna razón, es señal de
que, probablemente, no haya una conexión adecuada. Esto no es al
go bueno o malo en sí mismo, sólo quiere decir que ahí está ocurrien
do algo. Una articulación es una estructura delicadísima; ¡pero que
muy delicada! Cualquier pequeña variación que haya -de líquido, de
presión, de temperatura, de dilatación-, enseguida, ¡PUM!, da un sín
toma, Y ya: “¡Ay! Me duele el dedito”... “¡Ay! Tengo no sé qué”... Una
pequeña fisura que apenas se ve, ya te amarga la vida. Y dices: “¡Pe
ro bueno! Parece una cosa terrible...”. Pero, a la vez, como tiene tan
ta flexibilidad, tanto pleomorfismo, resiste una cantidad de variables
enorme.
Una articulación es muy fuerte, pero a la vez también muy frágil.
Resulta curioso. Es como el diamante: es muy fuerte -lo usamos pa
ra cortar cualquier cosa- pero es muy frágil. “¡TAN!”... Le das, y te
cargaste el diamante. “¡No puede ser! ¡Te has cargado un diamante
de catorce quilates!”. Bueno, a la articulación le pasa un poco lo mis
mo, pero tiene tanta capacidad de movimiento, que se adapta.
Por tanto, las articulaciones son lugares que nos permiten el
movimiento. Sin ellas no podríamos movernos. Significan esa forma
de articular, de comunicar, de comunicarme con la Creación. Me comu
nico con ella de una forma o de otra, y eso me permite moverme.
Como ya habrán observado, los huesos, en las articulaciones, nun
ca se juntan. Los huesos están separados entre sí, y sólo se mantie
nen unidos -por así decirlo- por las fascias, las aponeurosis, los
músculos, los tendones... Pero no se juntan. Cuando se juntan y se
tocan -como sucede en las artrosis-, pueden doler y producir una se
rie de problemas.
Lo importante es que todo ser articulado está desarrollando
una capacidad de comunicación con “algo”. Y, de hecho, si un
hueso se articula con otro es para comunicar una capacidad de mo
vimiento.
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Igual que pasa en el carpo -ese montón de huesecillos de la ma
no-, hay otro montón de huesecillos en el tarso del pie, que comuni
can el tobillo con los metatarsianos -que a su vez se comunican con
los dedos-, y que van a permitir la articulación y el andar del sujeto.
Si no tuviéramos estas articulaciones, andaríamos muy mal. Bueno,
en realidad no podríamos andar.
Es decir, si sólo tuviéramos rodilla y cadera, no podríamos andar,
porque arrastraríamos toda la pierna y, finalmente, acabaríamos con el
pie. Pero, gracias a que tenemos esta articulación, podemos caminar.
Ahora veamos cómo está la articulación. En principio, salvo que el
paciente nos lo diga, suponemos que no tiene problemas articulares.
Lo primero que vamos a hacer, siempre que estemos en una zona
de “masaje articular”, es mover o desbloquear las articulaciones im
plicadas. Así, los movimientos naturales que hace la articulación,
los hacemos nosotros para desbloquear. El pie del paciente de
be estar relajado.
Primero, tomamos el pie y lo estiramos (agarrando los pies por
los tobillos, estiramos suave pero intensamente hacia nosotros; los
dos pies al mismo tiempo). ¿Por qué lo estiramos? Muy fácil: porque
eso nos permite, a la vez que trabajamos en el pie -en su articula
ción-, estirar la articulación de la rodilla y estirar la articulación de
la cadera. Eso es gratificante para cualquier persona, porque la es
tiramos. Y como siempre vamos un poco contraídos, hay que buscar
una relajación.
Luego, vamos a los maléolos: articulación de tibia y peroné con el
pie. Forzamos un poquito la articulación, y exploramos de paso cómo
están las otras articulaciones. Obviamente, ejercemos la fuerza que
podamos aplicar a cada persona. Siempre hay que forzar un poquitín,
pero con cuidado. Hacemos hiperflexión e hiperextensión del tobillo;
luego, movimientos hacia los lados; y finalmente, giros.
A continuación, pasamos a la articulación de los dedos con el
metatarso. Estiramos los dedos. Casi siempre suenan, porque uno va
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andando y, sin querer, los dedos se van agarrotando; están bloquea
dos. Estiramos y descontracturamos cada dedo. El pie se queda sua
ve y, entonces, la energía circula.
Esos sonidos -e l crujir de huesos- son contracciones y retraccio
nes de energía que está bloqueada ahí, y tiene al músculo y al ten
dón sujetos.
A lo largo del día vamos pisando, pisando... y, en la medida en que
no estamos suficientemente relajados, se van creando nudos de
energía en los lugares donde a ésta le cuesta más trabajo circular. Se
generan pequeños estancamientos, ya que cualquier estímulo -exter
no o interno- nos hace adoptar una actitud articular: contrayendo el
pie, o la mano, o la espalda -por ejemplo, que es lo más frecuente-.
Al masajear la columna, suena todo aquello como “las campanas
de Bell”. ¿Por qué? Porque se han ido acumulando ahí posiciones ca-
racterológicas, posiciones ante el estímulo externo..., y se han ido
acomodando en distintos lugares. A veces, son pequeñas y no due
len; otras veces son grandes y duelen; y otras, son pequeñas y no
duelen espontáneamente, pero duelen al tocar.
Es importante ver que, en definitiva, la energía tiene unos caminos
establecidos, pero en las articulaciones es donde se suele bloquear y
estancar. Por eso, para facilitar el movimiento de la energía, es ne
cesaria esa maniobra de descontracturación.
Aereosie, < /w e s r t i o »e v i p a
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¿Qué sucede? Pues que en esas personas se producen numero
sas contracturas ¡nterarticulares, que reducen cada vez más los es
pacios interóseos y aproximan las carillas óseas, y entonces, los
huesos rozan.
En cambio, en los países -o civilizaciones o culturas- que no tie
nen este desarrollo, la incidencia de artrosis desciende enorme
mente. Esto indica que, en la generación de la artrosis, tiene mucho
que ver el estilo de vida. Un estilo de vida con estrés, con tensión,
crea micro-fuerzas de contracción que aproximan las carillas arti
culares, provocan su roce y, por tanto, favorecen el desarrollo de la
artrosis.
Todavía hoy, encontramos muchas personas mayores que no tie
nen artrosis. En cambio, entre las personas de cuarenta y tantos
años, cincuenta, sesenta incluso -e l grueso de una consulta-, predo
minan las artropatías. Entre los de más edad, no. Hoy, los mayores
enferman de Alzheimer. Curiosamente, hoy, en ese grupo de edad, ha
aumentado la incidencia de las perturbaciones mentales en propor
ción a la incidencia de artropatías.
Se puede ver claramente cómo, personas relativamente longevas,
conservan las articulaciones en buen estado. Y cuando vemos las ra
diografías, no podemos explicarnos cómo están tan bien. En cambio,
tal vez veamos una placa de un joven de treinta años, y encontremos
en ella unos picos de loro... una ligera osteoporosis... Claro, influye
-por supuesto- también, la alimentación. Antes se comía poco -más
bien escasamente-, y lo que hubiese.
Por tanto: “Coma menos, por lo que pueda ocurrir
¡Lo que tiene que soportar el pie en una persona que viva ochenta
años! ¡Lo que ha tenido que andar en su vida! ¡Qué horror! ¡La cantidad
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de gravedad que han tenido que soportar esos pies! ¡La cantidad de
cabreos que llevan esos pies!
¡Si hablaran los pies!... -¡qué las piedras!, ¡los pies!-. ¡A lo que han
sido sometidos!... ¡A lo que han sido relegados!... ¡Lo poco que se les
ha capacitado a los deditos, a los que siempre se les ha considerado
torpes!... ¡Con lo mucho que saben!
En los pies está toda la experiencia de muchos vinos, de muchas
tascas, de muchos aperitivos... Porque a los sitios se suele ir andando.
Los pies tienen toda una memoria histórica que, desgraciadamen
te, se usa muy poqo. Es la memoria cerebral del pie.
En los pies aflora la energía que sustenta la actividad del cerebro,
que se corresponde con el reino mutante del agua. Por eso, el ma
saje de los pies nos permite despertar la actividad cerebral.
¿Ustedes creían que el cerebro sólo estaba en la cabeza?...
«El movimiento de energía remueve las aguas tranquilas y pesa
das de la siniestralidad del sueño, y... al moverlas... “¡Uy! ¿Qué ha pa
sado? ¡Qué despierto estoy!”»
En el pie se acumula siempre alguna memoria de por dónde y có
mo ha transcurrido tu vida: si ha sido dura o no... ajetreada o no... fá
cil o difícil... Cuando vas tocando las durezas, dices: “¡Mira! Una
dureza, otra dureza, otra dureza... ¿Y esto? ¿ Y esto por qué?”. Y así,
puedes ir viendo cómo se ha escrito toda una historia de ti mismo en
el pie.
En los pies hay un cerebro. Los pies son un cerebro: “el cerebro
andante”.
El pie es una entidad enrollada, que se desenrolla para cumplir la
bipedestación. Cuando el ser humano se pone recto, ya tiene que an
dar. Y ahí empiezan los problemas. Es decir que, todo lo que vaya a
ocurrir allá abajo, queda almacenado como en un cerebro que propor
ciona información al cerebro de arriba. El cerebro de arriba también
almacena a su vez la información, y envía descargas de estímulos pa
ra andar de una determinada forma.
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Si modificamos la forma de caminar, también modificamos la infor
mación que llega a nuestro cerebro. Si modificamos la forma de aba
jo, “el cerebro de abajo”, puesto que ahí está la “ Fuente Emergente
del Agua” de donde va a desarrollarse el cerebro, vamos a mandar
informaciones o microinformaciones muy precisas al “cerebro de arri
ba”, para que se modifique “el estar” de allí abajo.
Por eso los pies suelen estar tan desmejorados: porque, habitual
mente, los pies van por un lado y la mente va por otro.
pb c a p a Pte
No hay que confiar nunca en que un pie sea igual que el otro. No.
Cada pie es diferente. Es decir, que puedo tener la sensación de sa
ber cómo está un pie, pero, al observar el otro, lo normal es descubrir
que es distinto.
En este caso está peor (se refiere al alumno sobre el que se está
realizando la práctica): tiene más asperezas... más durezas... se ve
que se inclina mucho hacia la izquierda, porque pisa más con ese la
do... Es decir, se nota que el pie izquierdo está mucho más cargado.
Es otro pie completamente distinto al anterior, aunque pertenece a la
misma persona. Es un pie más grande, ha sufrido más, tiene más res
ponsabilidad... Se carga mucho más hacia el lado izquierdo. Eso nos
indicaría, si fuera una mujer, que es lábil: “lábil vegetativa-emocional”.
En principio, lo que vas descubriendo te lo callas, guardándolo pa
ra ti. Luego, ya en la intimidad, le puedes decir al paciente:
-Tú, ¿qué pasa? Que te afectan mucho las cosas, ¿verdad?
-¡Ah!, sí, sí...
-Pues bueno... Tienes que procurar cargarte un poquito más hacia
la derecha, a la hora de andar... Hay que rectificar las andaduras...
Tienes que cuidarte más.
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Entonces, cuando acuda a la siguiente sesión, vamos a trabajar
mucho más ese pie que el otro. Si, por el contrario, se cargara más en
el lado derecho, diríamos:
-Mucho carácter, ¿eh? Mandando mucho, ¿no? En casa manda
usted, ¿verdad?
-¡D e toda la vida!, Doctor.
Los pies nos dicen muchas cosas de la persona.
itcetresi
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Ç e P A H A Z
EPARAR. La primera acción sanadora es R epa
r a r . Y lo hacemos a través de G o n g S u n : “La
G o n g S un
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Mientras tanto, ¡te quedas quieto!... y meditas y meditas y medi
tas... y te conviertes en “todo un proyecto”: LA ETAPA DE CRISÁ
LIDA.
¿Y después...? ¡Ay, después! Después, te proteges bien con el
halo azul de lo inmaterial, para que no lleguen y te metan en agua
hirviendo, y de ahí saquen el hilo de seda.
¡Porque así sale la seda de los gusanos! Es decir, hay que sacrifi
carlos en época de crisálida. Y siempre puede llegar alguien que te
sacrifique. ¿Cómo que no?... El bienestar, el placer, la venta, la com
pra, el confort, el consumo, ¿qué son, en definitiva? Hay tantas for
mas de venderse y convertirse en hilo de seda, que finalmente la
crisálida desaparece.
Pero, si andas protegido y lo tienes muy claro, llegará un mo
mento en que el ovillo se abra, y ya hayan crecido las alas de la
mariposa. Y entonces, aparezca el inmortal.
Eso es lo que encierra, en realidad, G o n g S u n , Ofrenda Universal,
4B: la posibilidad que tiene el ser humano de convertirse en gusano
y nutrir los cementerios -y acabar con toda la madera de las pompas
fúnebres-, o volar por ahí como los inmortales.
Los inmortales no se suelen ver mucho porque son muy tímidos.
Pero, en cualquier caso, ustedes tengan en cuenta que, en G o n g S u n ,
van a encontrar un resonador que representa toda esa posibilidad.
¡Acuérdense de los gusanos! Cuando les duela algo, piensen que
se pueden convertir en gusanos en cualquier momento.
Potencialmente somos gusanos. Y potencialmente somos ma
riposas. Y todo el mundo sabe, en su actividad personal diaria, cuán
do se está comportando como un gusano, cuándo tiene a su lado un
gusano, o cuándo tiene a su lado a una mariposa -una “butterfly”-, o
cuándo está al lado de un crisálido o de una crisálida.
Acuérdense de los gusanos de seda, para que no lleven una vida
mortal de “gusanos corruptos” que conviertan a los demás gusanos
en malévolos.
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El gusano de moda para los que se dedican a la genética es el
“Vermix Elegantis”. Investigan el “Elegantis” - “elegante’, de elegan
te-, y está ciertamente de moda, pero es un gusano de verdad. Quie
ro decir que, los gusanos humanos, no son nada elegantes.
Aclarado este punto, ustedes ya saben que, cada vez que vayan a
G o n g S u n , dicen:
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Si no creamos imágenes -que son las que crean los ideogramas:
las ideas llevadas a la grafía- es muy difícil acordarse de cuál es la
verdadera utilidad de ese resonador.
G o n g Sun va a permitir, como resonador de apertura de “El Mar
de Todos los Canales”-C h o n g M a i-, que toda la actividad energética
del sujeto se dinamice. Es un resonador que, como decíamos, sirve
para reparar.
¿Qué es lo que está perturbado? Yo no sé qué es, pero algo no va
bien. Podemos arreglarlo.
De hecho, cuando se arregla, uno se siente mucho mejor. ¡Pero
muchísimo mejor! En ese sentido, es muy importante que ustedes
pierdan el concepto de que el masaje es un “arte menor”, y ganen
en la idea de que es un “arte superior”; tan superior como cual
quier otro arte. Es más, incluye la delicadeza creativa de las ma
nos -cosa que no incluyen otras terapias-. Y esas manos no tienen
que ser suaves, ni gruesas, ni anchas, ni estrechas; tienen que ser,
simplemente, creativas; moverse de forma creativa. Porque si se
mueven bien, crean. Si se mueven torpemente, es porque no hay
ideas; porque no saben cómo se mueve un gusano. Si sabes cómo
se mueve un gusano, actúas... y todo va bien. Si no sabes nada de
gusanos, te conviertes en un reptil. Porque ése es otro destino fatal:
que el gusano, luego, se convierta en reptil. ¡Pero reptiles de esos
feos, malos! ¡Nada de cocodrilos ni serpientes, no! Ésos son repti
les dignos.
Entonces, queda muy claro el papel fundamental de la mano. Que
da muy claro lo del arte superior. Y queda muy claro que vamos a La
Ofrenda Universal. Entonces, G o n g S un valdría para arreglar cual
quier entuerto.
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Luz de naturaleza Yang que descienden por el dorso del pie -Estóma
go, Vesícula Biliar y Vejiga-.
Es decir, la palma de la mano cae sobre el dorso del pie, por don
de descienden los canales Yang, mientras el pulgar va a G o n g S u n .
Al mismo tiempo que presionamos con intensidad y profundidad en
Gong Sun, el resto de la mano hace giros suaves en el sentido de las
agujas del reloj. Así, toda la mano se mueve en sincronía.
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los canales Yang. La presión se realiza de tal manera que se produz
ca una incidencia fuerte, la cual se va a desplazar luego hacia “La
Fuente Floreciente de la Tiene?, el 1R. Es decir, de G o n g S un iremos
a Y o n g Q u a n . Volvemos a buscar G o n g S u n , presionamos, y vamos
hacia Y o n g Q u a n , donde también hacemos presión con el pulgar. Lo
repetiremos varias veces -tres o cinco; las que el sanador considere
o sienta que ha de realizar-.
40
consecuencia, a donde va a llegar toda la información del organismo
y desde donde van a salir los impulsos y las órdenes para r e p a r a r .
41
L a í p £ n t í f í c a c 4 ó n
Pe(to%h c i ú d t (a f o r n i*
Me P t T AC I ÓN
S t N O , S t C H O , s i y NO
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r
ocurrente, por parte de Dios) en torno a cada individuo, que el ser hu
mano luego interpreta como “el azar genético de las hebras beatifi
cantes del genoma”. Bien, continuemos.
¿Y el SiGNO?
El “signo” es como la firma de cada uno, aparte ya de los signos
celestes, terrestres, humanos, infrahumanos, suprahumanos, extra-
humanos, extraterrestres... Cada uno se los puede apropiar según le
convenga.
¿Que eres Piscis y estás pasando por la Casa IV, y la Luna se ha
lla en la posición que no tiene que estar porque el Sol está fijo y en
tonces nada...? Pues ya sabes: “Tendrás fortuna en amores y todo te
irá bien. Y el martes será un día excelente”.
En cambio, los Escorpiones no van a poder picar a nadie. No. Lo
tienen muy feo... Los Leos se van a poder exhibir como les gusta, así,
“pavonosamente”, y van a rugir por todo lo alto. Y las Cabras, como
de costumbre, van a tirar al monte. Los Aries... ¡Ah, los Aries!... No es
su día hoy, no. No es su día, porque la Casa XIV no se ha puesto de
acuerdo con la Casa IV, y entonces ahí va a pasar algo. Por ejemplo,
se les va a perder un vestido o un compact disc, que es de ésos que
vas a abrir y crees que dentro estará el disco, pero no: está sólo la
carcasa. Ésa y otras calamidades parecidas les pueden ocurrir hoy a
los Aries.
Por lo que respecta a los Virgos, bueno, su virginidad se va a ver
modificada por alternancias y propuestas indecentes. Tauro seguirá el
camino de los cornúpetas y, en fin, habrá que llevarlo como mejor se
pueda. Los Piscis... ¡Ay, los Piscis! Los Piscis tienen que cuidar sus ri
ñones, no vaya a ser que tengan arenillas y padezcan cólico.
¿Ven? Con un poco de imaginación, un poco de intuición, y mucha
cara -esto forma parte de los signos, ¿no?-, pues uno puede... ejer
cer de mayorista. Luego, cada quien -claro- tiene que aplicárselo.
¡Son signos... y es tu sino!
Ahora bien, ¿SÍ o NO?
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Bueno, para algunas cosas, SÍ, ¿verdad?; para otras cosas, NO.
¿Hacia dónde tiende el ser humano? ¿Hacia el “SÍ” o hacia el
“NO”? ¿O tal vez está continuamente oscilando entre “SÍ” y “NO”?
¿Ése es su sino, o es un signo de los tiempos el “hoy te digo que si,
pero en el fondo pienso que no, o te digo que no pero siento que sí”1
Ya saben que en algunas comunidades extrañas -digo “extrañas”,
por lo poco frecuentes- no existe en sus lenguajes el significado de
“NO”.
No existe. Todo es “SÍ”. Y “NO” viene a ser como una adquisi
ción... ¿inevitable? No tanto. Evitable pero necesaria.
Probablemente, “NO” es un acontecimiento necesario ante el de
terioro del “SÍ”. Y, en consecuencia, “NO” aparece de forma inmedia
ta, con una fuerza casi voraz. Pero “NO” tendría su origen en los
guardianes. Sí, los que guardan que el “SÍ” pueda ser vehículo de ex
pansión.
“NO” impediría que aparecieran vehículos de contracción. Dicho
de otra manera: mientras existe el “SÍ” -que se perfila siempre como
un decidido hacer hacia la vida, hacia el estar, hacia el convivir,
hacia el gozar-, no hace falta “NO”. Pero cuando el “SÍ” empieza a
ser manipulador, chantajista, inductor de intereses, “recoveador”..., es
ahí cuando necesita el ser humano, la especie, la posición del “NO”.
“SÍ” implica expandirse en el sentido correcto, y “NO” implica evi
tar aquellos desvíos, desvarios, desajustes, descensos de calidad del
“SÍ”. Así que “NO” siempre debe ir acompañado de una explicación:
“NO”, porque esto me desvía de mi “SÍ”. Y si mi “SÍ” es estar en
sintonía con mis creencias, con mi idea, con mi proyecto, con mi si
no, con los signos que aparecen en mi vida, no puedo decir que “SÍ”
a lo que me aparte de ello. Por eso digo “NO” a la propuesta habitual
que me hace el entorno.
Es extremadamente importante que entiendan este concepto y lo
apliquen: el darse cuenta de que el proceso vital sólo se expresa
en el “SÍ”, y que, debido al deterioro de su ejercicio, tiene que
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aparecer el “NO” para evitar -como guardián- que los factores
deteriorantes puedan hacer fracasar el “SÍ” radiante.
Y el “NO” tiene que estar cargado de fundamento. El “SÍ” tam
bién; pero es más instintivo, fenomenal, fenoménico, expansivo,
expeditivo, vocacional, amoroso, enamorado. “SÍ” necesita me
nos explicaciones.
Ustedes mismos han de meditar en torno a sus propios “SÍES”,
porque muchos de ellos no son reales. Son comprometidos, compro
misos, composturas.
No están vigorosos. No son vocacionales. Y, en esa medida, claro,
se debilitan. Y hoy son fuertes... mañana más débiles... al otro inse
guros... Así van.
Ayer nos preguntábamos: “¿Y cómo reparar un cuerpo?... Y nos
íbamos a los pies, y allí les hacíamos un remiendo. ¡Y vaya que si re
paramos!”
Yo espero que todo el mundo recuerde qué es G o n g S u n , dónde
está, por qué está, y para qué sirve. Para arreglar, ¿verdad? Y hoy,
¿qué vamos a hacer? ¡Pues eso: mejorar el “SÍ”! ¡Darle vigor, para
tener que usar lo menos posible el “NO”! Porque, si lo tenemos que
usar, es que estamos rodeados de bichos.
Ciertamente, si el “SÍ” se fortalece, pues... ¿qué debilidad puede
tener? Está sano. Está vigoroso. Está fuerte. El “ NO”, no tiene que ac
tuar; actúa cuando el “SÍ” se hace detritus, cuando el “SÍ” es: “Sí, pe
ro... Sí, pero...”
-Sí, pero... ¿qué es un “sí, pero...”?
-Pues la expresión de una persona indecisa, dudosa, insegura, in
tranquila, impresentable... Algo así, ¿no creen?
-¿ Y cómo podremos... vigorizar el “SÍ”?
-Bueno, no es muy difícil darse cuenta, ¿verdad? Es preciso dejar
fluir libremente el río.
Piensen en el agua...
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¿A que necesitan agua todos los días? Para ducharse -cuando to
que-, para preparar la comida, para regar, para beber... “¡Dame de
beber, mujer, del agua de tu vida, que son tus besos y no tus agonías!”
Por ejemplo, ¡algo así! -por poner alguna nota cursi al asunto; o
poética, o como quieran llamarlo-.
¡Bien! Pues... como del pie se trata, y antes de que se les ocurra
pensar en las manos, volvamos a los pies.
Para que el “ SÍ” sea vigoroso, hay que recorrer el río, ¿no? Evitar
que el agua se estanque. Procurar que el agua se renueve; se mue
va. Así, el “ SÍ” será esplendoroso, majestuoso... Y cuando tenga que
decir que “ NO” , pues que lo vea muy claro. Porque el “ SÍ” sabe de
su posición, y apuesta por los “ NOS” necesarios -cuando apare
cen-. Incluso -como decíamos hace un momento-, cuando el “ SÍ” es
vigoroso, las propuestas, las sugerencias internas o externas del Em
perador Verde, Azul o Blanco... no se producen.
Como probablemente todos sepan, el agua emergente, insurgen
te -a nivel de expresión en el pie-, surge en el dedo meñique y
se concentra en la planta, y, de ahí, ya asciende y realiza un ex
traño recorrido; un extraño recorrido que tiene una especial fijación
en el maléolo interno o “hueso popular del tobillo”. Pues, en el tobillo,
y más específicamente en su zona interior, hay un manantial de una
actividad francamente impresionante.
Dedíquenle especial interés al dedo meñique del pie e, inmediata
mente, pasen a la planta. Y de ahí sigan precipitadamente... y salgan
cerquita de G o n g S u n . Y de ahí, rápidamente, hagan la curva del “cir
cuito de Montsant”, como si fuera una carrera..., hasta llegar al SINO.
¿Y cuál es el SINO? Pues eso, “La Recepción del Invitado”, o Z hu
B in -para que quede más bonito-. ¡Z hu - B in ! ¡Y hasta ahí! ¡Ahí! Y ya,
suavemente, dejan que fluya “El Gran Torrente". Lo cual, créanme,
proporciona resultados excelentes.
Lo que están aprendiendo es “alto conocimiento”. Empléenlo
bien. Apréndalo bien. Y si ya han reparado a su paciente, pues ahora
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tendrán que ponerle en un “SÍ” vigoroso, para que no ande dando
tumbos y no haya que operarle de algo. Para que aprenda a decir
“NO”, como una necesidad urgente; para procurar que su “SÍ”
sea gallardo, dulce...
Dos posturas. Dos posiciones.
Si deciden incidir con más insistencia, aparte de actuar con las ma
nos, apliquen calor. En esta segunda opción de un “SÍ”, las punturas
pueden ser indicadas, pero requieren de una especial habilidad y ra
pidez, porque se trata de actuar sobre nueve resonadores y resulta
bastante complicado.
Así que vamos a ser consecuentes. Y como este año tenemos el
objetivo de que todos ustedes -¡todos!-, cada uno en su medida y ni
vel, tengan la capacidad de saber atender una demanda de sufrimien
to, una demanda de dolor, una demanda de enfermedad, aparte de
todo lo que han estudiado, van a encontrar puntos así, muy mágicos
-como el del que hablamos ayer y como el que acabamos de mencio
nar hoy-, para que tengan en sus manos la disposición cierta, ¡sí!, de
saber cómo -al menos- ser bálsamo. Cómo -al menos- dar la míni
ma calma con el máximo de recursos.
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D e f í n í i s
S L Ç t
Q ENEMOS que proporcionarle a la persona una con-
textualización; un proyecto. Es lo que llamamos “De-
U m finir a la persona en el SÍ”.
En la medida en que somos “SÍ”, somos “SÍ”,
somos “SÍ”..., somos capaces de poder crear el “NO” suficiente o ne
cesario como para que el “SÍ” sea fuerte.
Como comentábamos en la meditación, el “NO” surge como con
secuencia de una debilidad del “SÍ”; y para que soportemos el “SÍ”
adecuadamente. Para conseguir esa identificación de la persona,
vamos a centrarnos en los resonadores de la vía del Agua, del Riñón.
Así que seguimos en los pies.
Comenzamos colocando el dedo meñique de la mano en el dedo
pequeño del pie del paciente.
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Nos vamos hacia el 1R, Y o n g Q u a n , “Fuente Floreciente de la Tie
rra”, y seguimos hasta el 2R, R an G u , “Valle de la Aprobación”, o L o ng
Y u a n , “Dragón del Agua Profunda”. Este recorrido lo hacemos con el
dedo meñique.
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A continuación, con el dedo índice, al 6R, Z hao H a i , “Mar Lumino
so”, y al 7R, Fu Liu, “Renovar lo Retenido”, “Retornar”, o W ai M in g , “El
Destino Exterior”.
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En Z hu B in dam os una e sp ecie de im pulso con el pulgar, com o lan
za n d o la e n e rg ía en la dirección del canal.
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En consecuencia, en las correspondencias de cada dedo de la
mano con cada reino mutante, el meñique se corresponde con el Rei
no Mutante del Agua, cuyas vías de luz nos ayudan a la identifica
ción.
Por razones similares, el anular se corresponde con el Reino Mu
tante de la Madera; el medio, con el Reino Mutante del Fuego; el ín
dice, con el Reino Mutante de Metal; y el pulgar, con el Reino Mutante
de la Tierra.
Siempre que sea posible, realizaremos el tratamiento en los dos
pies a la vez. De esta manera completamos todo el proceso de iden
tificación: ¡el “SÍ” al proceso vital, ideológico y existencial que se
tenga previsto para cada ser!
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C A P A C Í J A C Í Ó N
OS pasos que hemos venido dando permiten
que el paciente “se afirme” en su proyecto vital.
Ahora tiene que desarrollar al máximo sus capa
cidades. De entrada, estos tres elementos que
tenemos -reparación, identificación y capacitación- ya nos pue
den servir para cualquier afección. Porque cualquier afección necesi
ta que el cuerpo se capacite... -para fabricar más glóbulos blancos,
por ejemplo, si se trata de una infección-.
Existe la capacitación física, la capacitación mental... la capacita
ción del tipo que sea. Cualquier organismo necesita, en su psiquismo,
saber cuál es su “ SÍ” ; a qué tiene que decir “ SÍ” . Y cualquier orga
nismo tiene siempre algo estropeado.
E s ta m o s p l a n e a n d o u n p r o g r a m a p r e v e n t iv o
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emergen en la cabeza -Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago-, y salen
todos los canales Yin de la pierna -Hígado, Bazo y Riñón-, que as
cienden... y se van a unir con los canales Yin del brazo.
En el pie podemos captar los Canales Unitarios: los Yang, que des
cienden del Cielo para concretarse en la Tierra, y los Yin, que ascien
den desde la Tierra para ir hacia el Cielo.
Evidentemente, se puede hacer lo mismo en las manos: podemos
tomar los tres canales Yang o los tres canales Yin.
En principio, lo más adecuado es hacerlo en el pie, porque toda la
energía de la cabeza la recogemos en el pie, pues desde ella des
cienden Vesícula Biliar, Estómago y Vejiga. Desde lo más alto, la ener
gía llega a lo más bajo. Es como la encarnación de la materia, “aquí”.
Y obtiene de la Tierra -véase “Tierra”, planeta y condiciones meteo
rológicas y telúricas- la energía para sustentarse y mantenerse
“aquí”, e irse “allá”.
En ese sentido, el lugar de anclaje del ser es el pie, más que
cualquier otra cosa. Si fuéramos cuadrúpedos -como es el niño al
principio-, el anclaje serían las manos y los pies.
Pero, realmente, si quieres actuar sobre todos los canales Unita
rios, aquí, para un sujeto de aquí -es decir, que vive aquí, en este pla
neta-, es mejor trabajar en los pies. Y después, si acaso, pasar a las
manos, para que su existencia aquí adquiera todo su sentido.
Es decir, desciende una energía del Cielo, que es la que permite
que el ser se encarne... - ¡ p l a f !-... y se quede ahí, encarnado en la
Tierra. Y después, la Tierra conserva y mantiene lo que se ha encar
nado. Pero a su vez, eso que lo conserva y mantiene encarnado, tam
bién le posibilita que siga sus sucesivas vidas en otros planos.
Por lo tanto, el lugar donde mejor podemos recoger toda la energía
del ser -en principio, y desde este punto de vista- es en los pies, pa
ra actuar globalmente en todos los sitios.
Eso, sin duda, constituye un descubrimiento. Porque no es que le
dé prioridad a los pies con respecto a las manos, sino que le da más
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una característica de centro: Z h o n g . Es el lugar donde estamos apo
sentados. Nuestro sitio habitual no es ni el mar ni el viento; es la Tie
rra. Estamos conformados para vivir en la Tierra. Evidentemente,
aspiramos a vivir en otros lugares, pero para eso hay que capacitar
se bien en la Tierra.
“Capacitarse bien en la Tierra”. Y en la medida en que te capaci
tas, un día te ves volando sin ton ni son, y dices: “¡Anda! ¡A ver si me
voy a caer!”. Justo en ese momento se te olvida, y te caes.
Bi iwsrei/Mfwro p e í Ma s a j e
A la hora de desarrollar “el arte de sanar a través de las manos”,
debemos ser conscientes de que tenemos dos manos. Parece una
bobada pero, normalmente, el sanador es diestro o es zurdo; lo cual
quiere decir que tiende a usar preferentemente una mano -y la otra
parece que estuviera tonta-. ¡Y no! Es un trabajo que -salvo que se
tenga sólo una mano, por razones traumáticas- requiere el actuar con
las dos manos. Punto importante.
Otro punto importante es que, con las manos, podemos adoptar
numerosas posturas. Es decir, hay numerosas estructuras en la ma
no -como los nudillos, como el filo de la mano, como los diferentes
dedos-, que evidentemente proporcionan diferentes habilidades. Y
necesitamos capacitar la mano entera para que cada parte haga lo
que tenga que hacer.
También observamos que, considerando todos los dedos, ¡resulta
muy curioso que todos sean tan diferentes! Porque realmente son
muy diferentes. Fíjense en el pulgar: parece una “morcilla implanta
da”. La masa del pulgar, en relación con la de cualquiera de los otros
dedos, presenta una gran diferencia. Se ve que el pulgar, evidente
mente, tiene la capacidad de contactar con todos, cosa que a los de
más les cuesta o les resulta simplemente imposible. Los demás son
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más torpes. Están como al servicio del pulgar. De hecho, “la pinza
anatómica” -que así la llaman- es el movimiento más esencial, por
que es el que nos permite agarrar, aprehender, atrapar, tomar... Es
uno de los movimientos más importantes, por su precisión, de todos
los que realiza el ser humano -que tiene como fundamento sobre to
do al pulgar, por la posición que ocupa y por la fuerza que ejerce-.
La maniobra de tomar, de pellizcar, es extremadamente impor
tante; no por el pellizco en sí sino por la habilidad de la mano. No
hay que olvidarlo nunca. Nos va a permitir una maniobra que repre
senta el movimiento de “punturar sin agujas”. En la vacuidad, en la
Nada, se puede hacer eso: punturar sin agujas. Estimulamos el pun
to de la misma forma, pero claro, ahí, el toque sobre la piel es muy
leve, muy suave.
Ahora vamos a abordar un movimiento de energía más -¿cómo di
ría?-... más ostentoso.
“Ostentoso”, porque el objetivo es trabajar en el pie -otra vez en
este microsistema- toda la energía del organismo. Y eso es posible,
porque si tomamos los tres Yang que descienden y los tres Yin que
ascienden, inmediatamente se conectan. Y todo lo hacemos en el
pie. Con lo cual, hemos trabajado en toda la energía. Y eso es muy
importante.
Para ello, la mano Yin del terapeuta -la derecha- va a ir, en el
primer movimiento, a los canales Yang del pie izquierdo del pacien
te. Luego, en un segundo movimiento, irá a los canales Yin del pie
derecho. La mano Yang del terapeuta -la izquierda- va primero a los
canales Yang del pie derecho, y, en un segundo movimiento, a los Yin
del pie izquierdo. Podríamos cambiarnos de lado, y así haríamos
coincidir cada mano -Yin o Yang- con sus correspondientes cana
les del pie. Pero vamos a quedarnos situados a los pies del pa
ciente. Es decir, que en un sitio vamos a hacerlo coincidir, y en el
otro, no.
¿Y por qué vamos a hacerlo “descoincidir”?
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No me voy a mover porque, como terapeuta, soy el centro; el pa
ciente es el centro; y estamos practicando la terapia del Centro.
Si no se mueve ninguno de los dos, ambos se hacen una unidad
Z h o n g . Ahora somos una unidad; somos una sola persona. Y se crea
un desequilibrio. ¡Claro! ¡Es que la vida es un desequilibrio! Si no hay
desequilibrio, no hay vida. Tiene que haber un desequilibrio para que
la balanza se mueva. Es lo que crea el movimiento. ¿Qué tipo de dese
quilibrio favorezco en mi unión? Pues que el Yin y el Yang se activen.
La vida es un desequilibrio organizado. Si no hay desequilibrio... Si
yo no te necesito, tú no acudes a mí. Mi desequilibrio me hace nece
sitarte, y tu desequilibrio te hace acudir. O sea, los dos estamos desequi
librados y, justo cuando nos encontramos, nos equilibramos. Hasta
que ya es suficiente. “Vale. Pues tú vas para allá y yo voy para acá”.
Y otra vez vuelve a surgir otro desequilibrio.
Entiéndase por “desequilibrio”, necesidades y servicios. Necesito, y
tú me sirves. Luego, tú necesitas y yo te sirvo. Y así estamos en la hu
manidad, en la vida: Existe un equilibrio en base a un desequilibrio.
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El anular realizará el sentido unitario “Shao Yang”, de Vesícula Bi-
liar-San Jiao.
Y el índice hará la conexión unitaria “Yang Ming”, Estómago-Intes
tino Grueso.
El dedo medio y el pulgar quedan libres; no actúan. Los unimos por
sus extremos para formar una oquedad.
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Al llegar a la punta de los dedos, recuerden que hacemos un mo
vimiento como de arañazo, saliéndonos del pie.
Realizaremos esta acción en las dos piernas a la vez, repitiéndolo
el número de veces que el sanador considere necesario, al igual que
lo hacíamos en el caso de la reparación y de la identificación. Suge
rimos, como referencia, realizarlo tres veces.
Ya hemos ayudado al movimiento de esas energías que descien
den del Cielo para concretarse en la Tierra.
Y ahora vamos con el Yin.
En el Yin nos vamos a plantear lo mismo. Es decir, que disponemos
del dedo pulgar para actuar en Bazo-Pulmón; del dedo medio pa
ra actuar en Hígado-Maestro de Corazón; y del dedo meñique para
actuar en Corazón-Riñón.
Por tanto, la posición de la mano será: dedo pulgar, medio y me
ñique extendidos, y anular e índice flexionados. El meñique enca
ja perfectamente en el territorio del riñón, el medio sigue el territorio
de Hígado, y el pulgar sirve de guía recorriendo el territorio de Bazo.
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Los que no actúan son el anular y el índice.
¿Que puede ser resultar difícil poner las manos así? Cierto. Al
principio cuesta un poco de esfuerzo. Pero, mientras nos vamos
acostumbrando, lo vamos haciendo poco a poco: “¡Ah! Éste es el
dedo pulgar: Bazo. Éste es el dedo medio: Hígado. Éste es el dedo
meñique: Riñón”.
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Como vemos, la posición de los dedos va a tener que buscar la ma
nera de actuar. Lo práctico va a ser un cambio de polaridad a la hora
de actuar sobre los canales Yin, de tal forma que nuestra mano dere
cha irá al pie derecho del paciente, y nuestra mano izquierda, al pie
izquierdo.
Luego, para culminar, lo que hacemos es recoger todo el territo
rio Yang -prim ero- y Yin -después-. Con la palma de la mano corres
pondiente -como se ha realizado anteriormente-, abarcamos la
zona Yang de cada pierna, realizando un movimiento hacia abajo; y,
a continuación, abarcamos la zona Yin de cada pierna, y realizamos
un movimiento ascendente. Participa toda la palma de la mano, y el
pulgar va a ser el comodín que delimita los territorios Yang y Ying en
cada movimiento. Representa el “dedo Tierra”, el “dedo Centro”, a tra
vés del cual podemos contactar con todo. Así unificamos suavemen
te ese descenso y ascenso de energía.
Porque siempre, como culminación de un masaje concreto e inten
cionado como el que hemos realizado, hacemos una “suavización”,
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un “apapachito”1, para que el paciente vuelva otra vez; para que no
sea la única vez. Y que se cuide los pies; que se cuide un poco.
No conviene, al acabar el tratamiento, que el paciente se levante
enseguida, sino que es mejor que permanezca un ratito acostado
-cuatro o cinco minutos-. Lo que solemos hacer es decir: “Bueno,
permanezca así un ratito, y cuando sienta que ya...”. Y, normalmente,
la persona así lo hace. Se levanta y se va. A veces se queda dormi
da; entonces uno la deja un tiempo prudencial, y después la despier
ta suavemente.
P n e e t / e me i # pe r e/ t r AHt en/ r o
70
En este caso hemos realizado todo un proceso preventivo. Po
demos hacerle una historia clínica, o no; o simplemente partimos de
la base de que es una persona sana, llena de problemas -que eso es
lo normal: persona sana llena de problemas-. Y entonces, en base a
eso, empezamos a... ¿hacer qué?
71
tenemos que tocar, dónde tenemos que apretar... Y poco a poco se va
adiestrando el tacto.
Es decir, el masaje en sí no es especialmente difícil. Sí lo es reali
zar las posturas y poner los dedos como hemos indicado. Pero como
ven, no hemos hecho mucho hincapié en ello, porque sabemos que,
en principio, resulta complicado, y que esa habilidad se irá desarro
llando poco a poco con la práctica. Pero también, como hemos dicho,
se puede realizar el masaje con cada dedo. Lo importante es que se
pan manejar cada dedo, y sepan que cada uno vale preferentemente
para una cosa o para otra. Y... no olviden la intención, que en este ca
so es la de:
Capacitar al ser
para que desarrolle esos recursos
72
0 0 0
etfoctoNes,
fip e e ro ç .**
Sspt*trvAiti>fii>r eHoetotiee v ¿pecios
s
75
Pero es importante ver que, en el mundo imperante, ya se empie
za a pasar de esos problemas. Es como si la especie estuviera can
sada de amarse tan mal, de amar tan mal. Y entonces, aburridamente,
se va a una esquina y... ¡en fin!, empieza a tabular... a ver cómo se
ría... o se compra una flauta...
Sí, sí. Es muy importante ver que la especie ya está aburrida de
amar mal; de ver cómo sus amores, sus afectos, lo único que hacen
es estropear “la paella”. Porque en teoría, todo lo haces “por ella”, to
do lo haces “por él”.
“Yo lo que quiero es verte feliz, cariño”. Y el otro: “Yo lo que quiero
es verte feliz, tesorito mío”.
Y el caso es que todo el mundo machaca la vida a los demás. En
tonces, es mentira... ¡¡Mentira, mentira, mentira!!
Y la especie, como tal, ya empieza a estar harta, ¿no?
Eso influye enormemente en el comportamiento político, económi
co y social de un país. ¡Qué duda cabe!
Si, económicamente, trato de mejorar el bienestar del ocio -por
ejemplo-, pues tengo que saber los gustos emocionales psico-afec-
tivo-sexuales del sujeto.
Si ya la especie decide no reproducirse -por ejemplo-, pues enton
ces nos podemos ahorrar un montón de dinero en maternidad; un
montón de dinero en “dodotis”, porque ya no hacen falta pañales.
Pero lo que sí es importante, es que el lastre del aburrimiento afec-
tivo-emocional debe ser depurado. Porque, en esa medida, el com
portamiento político y social de la casta humana se va a ver beneficiado.
Ahora bien, ¿en qué consiste este proceso? En anular todos los
afectos y emociones, y sus consiguientes chantajes y presiones.
Y, por supuesto, prohibir todas esas expresiones de: ‘Yo quiero lo me
jor para ti”, y expresiones similares. ¡Eso es mentira! ¡Eso es falso, de
entrada!
“Quiero lo mejor para ti. ¡Conmigo!, ¡por supuesto! Si no, ¡pues
fíjate cómo me dejas!... ¡Destrozada! Te he dado los mejores años de
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mi vida, y mira cómo me has dejado!... ¡Tirada en la esquina... en la
carretera!”
Y claro, hay que acabar con todo ese lenguaje, para que la espe
cie evolucione y deje de ser una tarántula.
Habría que seleccionar los afectos y las emociones más primarias,
pero solidarias. Es decir:
“Mira. Yo no sé si te quiero o no te quiero, pero no te voy a uti
lizar. ¡No te voy a utilizar!
Yo no sé si te quiero o no te quiero, y me importa un bledo, pero
me siento afectivamente a gusto contigo. Y... no te voy a utilizar”.
Es decir que podría haber un “screening”... según el cual, el mode
lo afectivo y emocional estuviera exento, estuviera dispensado, de la
manipulación, de la imposición y del chantaje. En ese sentido, el ego
ísmo personal podría ser incluido en algún momento, al igual que las
exigencias.
El afecto y el amor basados en el egoísmo, en las exigencias, en la
manipulación y en el chantaje, tienen como final... el cementerio. ¡Sí!
Ahí mueren todos los amores: se divorcian, se revuelcan, se endemo
nian... Hay que tirarlos a la pira para que se quemen, para que ardan.
El panorama de la existencia humana deja mucho que desear en
su vertiente político-económica y social, gracias a los conflictos afec
tivos y emocionales que padece la especie: al estar llenos de egoís
mo, de manipulación, de utilización, de renta y de beneficio.
Indudablemente, por lo que acabamos de decir, en el momento
en que las emociones psico-afectivas cambien su orientación y se
vean listas y libres de ese lastre optativo, exigente, manipulador,
etc., que existe, en cuanto eso ocurra -que puede tardar miles de
años, por supuesto, ¡pero hay que empezar alguna vez!, ¿no?-, y
en la medida en que vaya renaciendo, naciendo o apareciendo el
nuevo espíritu de “Inspiración Femenina”, probablemente, muchos
de estos problemas -s i no ahora, dentro de tres mil quinientos
años- se solucionarán.
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Fíjense ustedes por dónde, de qué manera tan tonta, los afectos y
las emociones, que parecen ser lo más bello del mundo -y no discu
timos que lo sean, siempre y cuando sean de verdad-, curiosamen
te, son lo que más hace sufrir.
¿Y cómo es posible? Si es lo más bonito y lo más bello del mundo,
¿por qué se sufre? Porque se pierde. Cuando se gana, no se sufre.
¿Y por qué se pierde? Porque se posee. El que no posee, ¡no pierde!
Aprendan eso. Es decir, si esto es muy bueno, esto es estupendo,
y cuando no lo tengo me entristezco y me quedo hecho polvo, es por
que lo he sentido mío.
Cuando se instauró -en algún momento de la Historia- la propie
dad privada y la posesión individualizada de bienes, ahí se incluyó
también la carne humana.
Cualquier actitud o actividad posesiva de unos sobre otros, debe
ser considerada un agravio grave contra la especie.
Cada quien tiene que pasar por un estado de reciclamiento capaz
de poder eliminar todos los residuos de los sentimientos. Y el princi
pal residuo de los sentimientos es la práctica sistemática de la pose
sión y de la manipulación. ¡Y no vale buscar culpables! El principal
culpable es el que busca culpables.
Y es responsabilidad del hombre, como ser inteligente, que
demuestre alguna vez su inteligencia con respecto a las emocio
nes y los afectos, porque eso es un destilado de Dios.
¡Y ese destilado de Dios merece ser tratado con el tacto adecua
do! Y no puede ser presa de ninguna histeria o de ninguna próstata.
¡En ningún caso! Y si así lo fuera, deberá hacerse el sujeto una recon
versión para alcanzar una disposición, al menos, presentable.
Ahora bien, lo que tenemos que ponerle es un poco de humor pa
ra soportarlo.
¡No busquen soluciones racionales! ¡No existen! La razón no
es el territorio para la emoción. ¡¡Busquen soluciones inteligentes!!
-que son diferentes- capaces de poner en evidencia una situación y
78
capaces de actuar sobre esa situación para crear un clima inteligen
te, ¡LiBRE! No confundan “razón” con “inteligencia”. La razón es un
aspecto de la inteligencia, muy parcial, que no debe ser llevado -en
ningún caso- al mundo de las emociones.
Aquel que queda esclavizado por sus emociones, sus afectos y sus
pasiones, ¡ha hecho un mal uso del destilado de Dios, que se le ha
dado para que viva en el gozo!
La especie ha de demostrar su habilidad inteligente para saber
coordinar, ¡con elegancia y con arte!, el destilado del amor que la
Creación derrama cada día. ¡Y NINGÚN SER HUMANO, BAJO NIN
GUNA PERSPECTIVA, PUEDE ARROGARSE EL DERECHO DE
PODER DESTRUIR ESA MATERIA PRIMA, PORQUE, EN LA MEDI
DA EN QUE UNO SOLO LA DESTRUYE, AFECTA AL RESTO!
La utilización sistemática, continuada -y mantenida durante si
glos- de los seres humanos entre sí, por la esclavitud del amor, es un
grave desarrollo y defecto histórico de la especie.
¡Y HAY QUE DARSE CUENTA DE ELLO!, PARA QUE ESE DES
TILADO AFECTIVO DE LA CREACIÓN SEA TRATADO COMO TAL
VÍNCULO ¡DE LIBERACIÓN!
¡Y, EN CONSECUENCIA, NO ADMITE NORMAS, LEYES, HORA
RIOS O IMPOSICIONES DE NINGÚN TIPO!
Eso es parte del atrapamiento vital que tienen los seres humanos
hacia sí mismos y, obviamente, hacia los demás.
¡NINGÚN HOMBRE NI NINGUNA MUJER PUEDE ESTAR ES
CLAVIZADO A NADA DE OTRO! ¡DIOS NOS HA CREADO BAJO
EL SIGNO DE LA LIBERACIÓN! ¡Y USTEDES, COMO SERES VI
VOS Y SANADORES, DEBEN EXIGÍRSELO!
Dentro del proyecto sanador que llevamos viviendo esta semana,
este punto es, sin duda, muy importante, y el que mayor lastre y resi
duo deja. ¡Qué curioso, siendo el más puro!
Hemos laborado sobre la recomposición: Reparar, reestructurar. He
mos trabajado sobre esa Identidad del “SÍ”, dándonos cuenta de que el
“NO” es un recurso, porque hay un “SÍ” debilitado. Hemos trabajado en
79
esa fusión de ascenso y descenso de lo Creativo, para que el hombre
alcance una posición de C apacítación.
Y después de esos tres recorridos, nos queda ahora afanarnos en
colocar, a ese ser, bajo una guía espiritual capaz de sintonizarlo con
ese destilado de amor que hace original a nuestra especie.
Todo eso está focalizado en la columna vertebral. Sí. En todo ese
recorrido vital que alberga el fino hilo de Shakti-Kundalini -como
dirían los hindúes- que, a través del líquido precioso, asciende misterio
samente para alcanzar el “amor sin traba”, chakra por chackra, pelda
ño tras peldaño, vértebra tras vértebra.
Quizás ahí haya que poner un empeño especial, un afán por actuar
con ahínco, con precisión, con intención, con afecto, en la recupera
ción de ese Amor del Eterno que nos hace bellos en la Creación, que
nos hace útiles, que nos hace libres, a través de esa “Energía Origi
nal” que circula por Tou M a í .
Vamos a descubrir cómo hay un lugar donde se puede realizar y
materializar esa recomposición, esa reestructuración de lo que debe
ser la marcha y la guía del ser, y no su esclavitud.
Los hindúes consideran que, en todo este mágico trayecto del Tou
M a í , hay una serie de estancias que se corresponden con los cha-
kras, que son como diferentes peldaños que conducen a diferentes
estados de conciencia. En definitiva, a diferentes estados de amor.
La vida del ser humano está en relación con las diferentes es
tancias del amor. Cada tiempo es una estancia de amor diferente.
Eso es algo que cada uno de nosotros puede comprobar. Cuando
se tienen pocos años, se piensa que el papá o la mamá es lo más be
llo del mundo... Pero, cuando se crece, se ve que “el chico” es más
guapo que el papá. Entonces, se cambia papá por chico. Al papá no
le gusta, normalmente. Claro, porque su hija es guapa.
Son diferentes niveles de amor, que van desde el amor más arrai
gado en el chakra Interior-Muladhara-, al chakra superior -Sahasra-
ra-, que es la contemplación de lo Divino.
80
Normalmente, la persona, en el estado habitual de consciencia, es
tá oscilando casi siempre en las estancias entre el ombligo y la zona
genital. Ése es el estado habitual de consciencia: sus anclajes, sus
conceptos, sus ideas, su dinero, su casa, su coche, sus acciones, su
bolsa, su familia... Todo eso es infraumbilical. Todas esas raíces po
tentes, amarrantes -sexo, deseo, amor, drogas, rock and roll-... todo
eso, está en esa cuarta.
Es el mundo del amor profundo; subterráneo. No “malo”, sino “no
evolucionado”; involucionado.
La idea del amor, en la India, a través de la ascensión de la Kun
dalini, es la ascensión por diferentes zonas o niveles, hasta llegar arri
ba, donde está “el gran Gurú que contempla a Dios”.
I» Co iu h n * ve*re»**it
una s e n e pe pe i pt Ños
81
La siguiente -entre mango del esternón y la boca-, es la ante
sala de lo Divino.
Y la otra -desde el entrecejo hasta el vértex de la cabeza-, es
la Contemplación.
El mundo se mueve por cuartas. Una cuarta, dos cuartas, tres
cuartas, cuatro cuartas y cinco cuartas. Como si la vida, o las expe
riencias del amor, fueran un recorrido de cinco cuartas a través de la
columna vertebral.
Lo hemos medido por el vientre para entendernos mejor, porque lo
vemos. Por detrás, está en relación con el sacro, con las vértebras
-con las lumbares, con las dorsales, con las cervicales- y los huesos
del cráneo.
Es muy importante que contemplen que -como hemos dicho an
tes- la columna va a ser el lugar o el receptáculo donde se van a al
macenar todos esos fantasmas y todos esos demonios de
posesiones, de disarmonías, mala relación, malestar, angustia, ansie
dad... Todo eso va a ir, como pequeños demonios, a concretarse a lo
largo de la columna vertebral.
ti t f o w e eeecrus
Ahora hemos dado un salto y nos hemos ido del pie a la columna.
¿Por qué hemos dado ese salto? Pues porque -como explicación
energética- en un determinado momento el hombre se hace “Homo
erectus”, adquiriendo el desarrollo de sensaciones, de sentimientos,
de emociones, de afectos. Entonces, cambia su posición en el espa
cio -dentro de esta configuración de la vida- y, para ello, se vale de
la columna vertebral.
La columna vertebral es como una escalera que nos ha hecho po
nernos de pie para que ascendamos a otro nivel de consciencia y de
82
contemplación. Es el eje por el cual nosotros vamos desarrollando,
evolutivamente, nuestras experiencias fenoménicas a otro nivel
-atracción, ternura, imaginación-... pero, sobre todo, la esfera de la
unión; la esfera de irse quitando el velo de la ignorancia, para adqui
rir -como dicen los hindúes- una visión enamorada de la vida.
Son peldaños que van ascendiendo, y es importante que se los
conceptualice así porque, en esa medida, cuando se vaya a realizar el
masaje, cuando se vaya a mover esa energía, se sabrá que se están
moviendo esos peldaños de amor que permanecen obstruidos, blo
queados, agarrados por las entrañas del muslo, del entremuslo, de la
cartilla de ahorros, de la “Visa”, de la “American Express”, del coche...
Todo eso va a ir a la columna vertebral. Sí, sí, sí. “¡Toma! La “Visa”.
Te la he sacado de la columna. Toma.” “¡Toma! El amor carnal. Toma”.
Y ves que todo eso queda atrapado a lo largo de la espalda. Y cla
ro, nos mortifica mucho la “vida”, porque hace que estemos mal, que
no estemos a gusto, que no estemos felices, que no disfrutemos de la
existencia. Y estamos aquí para eso: para disfrutar.
Dios no creó a sus criaturas para que sufrieran. Dios las creó
para que dieran gloria de Él.
P T E S T I M O N I O
Dios creó a sus criaturas para que dieran muestras de Dios. No creó
a ninguno para que diera muestras del cabreo que tiene Dios. ¡No, hom
bre! ¡No! Todos los seres creados, ¡todos!, han sido creados por ÉL. ¡De
verdad! Y uno dice: “Oye, pues en el caso de éste, me cuesta trabajo
creerlo. ¿No habrá sido algún fallo, y no se habrá dado cuenta Dios?”...
Los ha creado para que sean felices, sí. Y para que disfruten. Y, en
su disfrute, uno vea la cara de Dios. Y si viene un extraterrestre... di
rá: “¡Ah, mira! Éstos también conocen a Dios”.
83
Pero claro, si llega un extraterrestre al planeta Tierra, y ve a la gen
te, dirá: “Éstos todavía no conocen a Dios. Porque no están dando
muestras, testimonio, de la Gloria de Dios”.
Dios ha creado a los seres para que disfruten de este lugar para
disíaco -gomo planeta-, porque hay con qué. El hombre, evidente
mente, lo ha estropeado -eso está claro-. Pero, en la medida en que
lo ha estropeado, también quiere arreglarlo.
Si soy un ser creado para dar Gloria de la Creación -si no lo quie
ren llamar “Dios”, llámenlo “Creación”-, para dar Gloria de la magnifi
cencia de la existencia, tengo que estar todo el día “sublime”; siempre
bien.
Claro, tú te paras a pensar... y te das cuenta -como dicen los hin
dúes- de que, bien, ¿qué es lo que te puede pasar, tan malo, tan ma
lo, para que dejes de dar Gloria a Dios, y no ser testimonio de gozo?
¿Qué es lo peor que te puede pasar? Pues yo no encuentro nada.
El occidental dirá: “¡Hombre! Lo peor que te puede pasar... Imagí
nate que se te muere tu padre o tu madre”.
Y el hindú contestaría: “¡Pero es que tienen que morirse! Pero si es
bueno que se mueran, para que renueven la tierra, para que renue
ven la existencia, para que se purifiquen. ¡Eso no es malo!”.
-¿Eso no es malo? Bueno, imagínate que no tienes qué comer.
-¡Uuy!... ¡Si llevo yo años sin comer!... ¡Vaya ejemplo que me has
ido a poner!
-¿ Y el frío?
-¿El frío? ¡Aquí hace un frío terrible cuando llega el invierno...! Y
no tengo ni abrigo. Sólo un trapito para taparme. Y el agua del Gan
ges está muy fría. Todo el año, además. Bueno, en Varanassi está cal-
dosiiia, de tanta gente que se mete. ¡Pero vamos!... ¡Eso mata todos
los microbios! Ningún microbio quiere vivir allí.
Entonces, claro, no le puedes amenazar con nada.
-Imagínate que tu mujer te abandona...
84
-¡Uuy! ¡Ojalá! ¡Dios mío!, ¡lo que daría yo por ello! ¿La quieres?
Es decir: no hay por dónde entrarles.
85
es enternecedor: el ver que, efectivamente, todo depende de con
qué visión se contemple la existencia, para que sea una existen
cia fracasada, dura, difícil, insoportable... o sea una existencia
grata, alegre y, como dice el refrán, “al mal tiempo buena cara”.
O el otro: “No hay mal que por bien no venga”.
Siempre que pase algo teóricamente malo, es porque resulta
rá necesario para vivir algo bueno. Por ello tenemos que dejar
que pasen las cosas. No impedirlas. Dejar que pasen.
C u B v t e s e eetto u n a seepien/re-.
I* P t / e e z A p e í T OO M A t
Una vez hecha esta larga introducción, nos encontramos con una
secuencia de acontecimientos que se corresponden con el área de
ascensión de lo espiritual. Lo cual supone viajar a través de la propia
actividad evolutiva de mi estructura, que está -digamos- “salvaguar
dada” en la columna vertebral.
La columna vertebral necesita mucha energía para poder mante
nerse erecta. De hecho, en cuanto tenemos la más mínima oportuni
dad, nos sentamos o acostamos. O sea que mantenerse de pie
siempre representa un esfuerzo, desde el punto de vista físico. Siem
pre supone una cierta lucha contra la gravedad. Porque para poner
nos “erectus”, necesitamos del concurso de una fuerza especial que
mantenga la columna vertebral recta.
Eso explica cómo el canal de Tou Maí tiene una cantidad de varia
bles, de ramas, que se saltan a la torera su topografía Yang. Le da lo mis
mo. El caso es que él tiene que mantener el cilindro del tronco recto.
Recto, en apariencia, porque por dentro es curvo. La columna,
como vemos en el esqueleto, es curva. Necesita curvarse como
86
una serpiente. Las serpientes no se ponen totalmente rectas. La co
bra hace una curva para poder mantener una determinada altura...
De hecho, los edificios, en general, están mal construidos. Los edi
ficios deberían construirse como la columna vertebral -es decir, cur
vos-, para compensar una concavidad con otra. En cambio, se hacen
rectos. Claro, tienes que desafiar una serie de elementos, y necesitas
unos cimientos enormes. Y siempre son frágiles. Siempre. Gaudí, sí,
intentó hacer sus curvas y sus cosas... Lo que pasa es que resulta
más trabajoso, claro, y requiere un cálculo mucho más minucioso.
A lo largo del tiempo, normalmente, los seres se encorvan y se
acortan porque los discos intervertebrales se desecan. Cada año te
haces más chiquitito, de cinco a seis milímetros. Los que son bajitos
no tienen esos problemas. Si esperan un poco, verán cómo los demás
se quedan más pequeños que ellos.
En cualquier caso, el canal de Tou M a ¡ emplea mucha energía pa
ra poder mantener -que ésa es una de sus funciones-, al ser huma
no recto, desde el punto de vista biológico, físico. La posición bípeda
de rectitud se debe a la actividad de la columna vertebral. Y ésta, a su
vez, se alimenta fundamentalmente de la fuerza del Tou M a í : de la
energía Original, que es la que nos hace mantenernos rectos.
V n * peecepctóN c s p e e t t i
p e la e e # i t p # p
87
La adquisición de experiencias mucho más elevadas está propicia
da, sin duda, por el hecho conjunto de una biología estructural que fa
cilite ese desarrollo.
Como en cualquier otro ser, nuestra biología está en concordancia
con las posibilidades de relación de nuestro cerebro y de nuestro pen
samiento.
En este caso, la capacidad que desarrolla el ser humano es la de
vivir experiencias y consciencias de relación, fuera de su propio cuer
po. Es decir, que somos capaces de entusiasmarnos con África... o
de amar el océano sin haber buceado nunca... y cosas muy raras... Al
decir “muy raras”, queremos decir que, nuestro sistema nervioso cen
tral y toda nuestra estructura tienen capacidad de abordar procesos o
ideas o proyectos que ya ni siquiera tienen que ver con nosotros mis
mos, en cuanto a que nos salimos del entorno supervivencia!. Ése
es el gran salto que ha producido la evolución.
Todos los seres vivos, menos los seres humanos, emplean toda su
energía para sobrevivir; para vivir y cumplir un cometido. Nosotros, no.
Nosotros empleamos sólo una parte para eso. Pero, ¿y el resto? Con
el resto hacemos poesía, cantamos... hacemos una cantidad de ton
terías, enorme. Eso es propio de un cerebro superior. De un cerebro
superior, sí, porque es capaz de recrearse en lo inútil. Lo cual es pa
recido a como actúa Dios, que hace ochenta mil mundos para que
uno le salga bien. El resto está ahí de adorno. Es como una casa, en
la que tú entras en una habitación, y dices: “Bueno, ésta es para dor
mir”. Pero no llegas y te acuestas, sino que pones unas cortinitas... y
aquí la foto de los niños... y aquí la de la señora... y aquí el equipo de
música... O sea, una cantidad de cosas tal que dices: “¿Es preciso to
do esto para estaren la casa?”Y no, realmente no hacen falta.
Pero los cerebros evolucionados se valen de lo superfluo pa
ra dar sentido a su vida. Si no, ésta no tiene sentido. Si te limitas só
lo a comer, a dormir y a reproducirte, ¡ni gusto tienes! Es lo superfluo
-e l camisón, el pespunte, la puntilla, el perfume, el habla, la vela, la
música-... lo que te hace ir a la cama con alguien; no la instintualidad.
88
Somos seres superfluos que nos recreamos en lo inútil, porque a
ese nivel nos salimos de la escala biológica. En niveles inferiores, los
seres que vemos tienen que organizarse para sobrevivir y cumplir su
ciclo biológico. Nada más.
Nosotros, la supervivencia y el ciclo biológico lo cumplimos de so
bra, muy rápidamente. Tardamos biológicamente, es verdad, pero en
seguida aparece una cantidad de elementos que realmente no
necesitamos.
Nuestro nivel de existencia es diferente. Eso que estamos llaman
do “accesorio”, “superfluo”, es lo que constituye la esencia diferencial
del ser humano con respecto al resto de los seres vivos. Eso es lo que
nos diferencia: que somos capaces de crear una idea, imaginarnos un
viaje, soñar y componer una poesía, a la vez que estamos clavando
clavos o arando un campo.
En cambio, el animal, el buey, va tirando... tirando y, mientras tan
to, no se imagina ni una miserable poesía. ¡Claro!, porque su “cuadru-
pecidad” y su sistema evolutivo no se lo permiten. Él tiene bastante
con sobrevivir y, bueno, de vez en cuando, reaccionar si el amo lo tra
ta mal. Pero eso es parte de su supervivencia.
f i e te n O M 4 "»AS v e A *
89
nuevos presupuestos o proyectos, del sortilegio, del hechizo y
del embrujo. Probablemente esté en esa onda. Y eso nos da la ca
pacidad de proporcionar el adorno vital a las cosas. En ese sentido,
es como un toque de distinción con respecto a la actividad de otros
seres -como las plantas, los animales, los minerales-... que tienen
otro ciclo evolutivo.
T0 1 / es e i Z Mf w r i
90
alimento esencial, lo que sucede es que hay que saberlo combinar
con un buen vino para que no te encierren y te llamen “loco”.
91
La definición exacta de las cosas nos puede llevar a una relación
exacta de las cosas. Si sigues siendo “mi hijo” y sigues siendo “mi ma
dre”, entonces yo nunca me voy a desenganchar de esa madre, ni
nunca me voy a desenganchar de ese hijo. ¡Claro!, porque es “mi” hi
jo y porque es “mi” madre. Y siempre vamos a estar ahí. Y dices: “Bue
no, ¿y cuándo se va a acabar esto?... ¡Dios no me ha podido hacer
tan esclavo que siempre tenga que estar enganchado a mi madre o
siempre tenga que estar enganchado a mi hijo!”
Eso es otro de los amores “bonitos”, que es pura esclavitud: llega
el niño, y el niño tiene treinta años, y todavía está “chupando” de la te
ta de la madre. ¡Por favor! ¿Y para cuándo vas a dejar la teta para algo
más divino? Y quien dice la madre, dice el padre. Pero la madre, más.
Y llega el niño, y tiene sesenta años, y todavía está con la madre...
Yo tengo pacientes que vienen con su madre de noventa o cien
años. Y ellos tienen setenta, ochenta años. Y dices: Bien, compren
do que pueda haber circunstancias extraordinarias. Pero lo normal
es que ese vínculo, una vez que se corta el cordón, pues se vaya des
haciendo, deshaciendo... Y, de repente, veas una señora por la calle,
y digas:
-Oye, tú te pareces... ¡Tú no serás mi madre!, ¿no?
-¿Tú no eres Antonio?
-¡Sí!
-¡Es verdad! ¡Tú eres mi hijo! ¿Cómo te va la vida? ¡Avemaria!
¡Cuántos años sin vernos...!
Algo... un poco más... libertino, ¿no? Y no que estés controlado a
los siete, a los catorce, a los treinta, a los cuarenta, a los cincuenta.
¡No, no! Eso es una cosa terrible. Pero terrible de verdad.
Con mi padre y mi madre, ahora que están en otro plano, me lle
vo estupendamente. Les llamo cuando quiero, me llaman cuando
quieren...
No tengo problema. Y tú los recuerdas... “Ahora voy a recordarlos
un poco. Hasta el año que viene no quiero saber nada de ellos”.
92
Pero, en la fase encarnada, todo eso se convierte en un amor muy
pegajoso -salvo excepciones, que las hay-. Pero, en general, pega
joso, pringoso. Y tú ves cómo se va labrando así desde la más tierna
infancia. Y claro, luego, ¿cómo cortas eso? Casi imposible. Es esa es
clavitud...
Más adelante, tienes un perro, y ya te esclavizas con el perro. Tie
nes que ir a todos los sitios con el perro. Luego, tienes una novia: es
clavizado con la novia. Luego, tienes un hijo... Pues ahora tienes el
hijo, el perro, la mujer y la madre. ¡Cuatro! Luego, encima, debes tra
bajar para mantenerlos. Cinco. Entonces, ¿qué clase de ser evolucio
nado eres tú? ¿Qué clase de Tou Maí tienes tú? ¡Tú no tienes ni Tou
Maí ni nada! ¡Tú eres un cuadrúpedo!
Naturalmente, puede que se tarde de tres mil a cuatro mil años en
disolver estos nudos, pero, mientras tanto, vamos a hacerlos un poco
más llevaderos. Por lo menos, vamos a definirlos, a colocarlos en la
posición adecuada para que no haya errores. Y no que, finalmente,
el amor se convierta en una de las principales causas de enfer
medad. ¡Eso no puede ser! Esos son “los grilletes”, “la esclavitud”.
Eso no es amor, sino ESCLAVITUD. Y es negativo. Hay que cortarlo,
deshacerlo y hacerlo otra vez, nuevo; como el jabón cuando se corta.
Algo que, en teoría, si es verdadero, es liberador... que se convier
ta en un martirio... te hace pensar: “Algo pasa aquí. Eso no es lo que
me esperaba, porque, si lo fuera, tendría que ser liberador, alegre,
festivo... No sé. Es que estoy fuera de onda. Me siento asustado.
Asustado, porque creo que estoy manejando algo valioso, y, realmen
te, no lo estoy manejando. Estoy manejando otra cosa”. Otra cosa, de
las múltiples cosas-basura que tenemos.
Un negocio de carnes, de gestos y de voces, pero que no llega
a culminar en una verdadera atracción amorosa. Porque, cuando la
hay...
Los que conocen y aman Nueva York no necesitan estar en Nue
va York. A veces están y a veces no están. Con su recuerdo es su
ficiente.
93
¡En efecto! Yo, para amar a mi madre y a mi padre, no necesito que
estén pegados a mí. Ellos están en otro plano, desencarnados, y los
sigo queriendo mucho.
Es que si no, claro, vamos enlatando lazos y uniones que se vuel
ven patológicos. Es una pena; ¡pero una penita pena! Por eso, de vez
en cuando, vienen bien los viajes de turismo afectivo...
No se trata de buscar nuevas aventuras; simplemente, de des
congestionar la vía de la esclavitud.
Y así, cuando ves que ya te han puesto un cuarto y medio de gri
llete -por chantaje, por lloro, por desespero... ¡por lo que sea!-, y
ves que te tienen atrapado, y que todo el día estás pensando en lo
mismo... ¡Ay! ¡Malo, malo, malo, malo!... Entonces, comprendes
que hay que hacer algo. Sí. Porque si no, se agota el afecto. Eso, que
puede ser tan rico... se agota. Se agota porque lo agotan, lo agotan,
lo agotan...
Y entonces, de ser esos novios que van así, siempre tan agarrados
de la manita, tan pringosones, al cabo de dos o tres años -o menos-,
cuando se vayan a dar la mano, alguno dirá: “Déjame, que estoy...”. Ya
no apetece tanto la manita. Mala cosa. Y es que el organismo es sa
bio. No le gusta la esclavitud. Llega un momento en que...
-No me toques, no me toques, no me toques.
-Pero antes... ¡Si antes estábamos todo el día amasándonos como
el pan!
¡Claro! Esclavos del pan. Pero llega un momento en que tú te das
cuenta y dices:
“No, no, que me voy a quedar sin levadura. Quita, quita... Quieto,
quieto, quieto. Vamos a separarnos un poco, de tanto pringue y tanta
cosa”.
Porque de ser pan ácimo, a tener levadura, hay mucha diferencia.
Entonces, el ácimo se deja para los momentos así, intimistas, espiri
tualistas; y la levadura, para otros. Pero obviamente, si gastas toda la
levadura, te quedas en ácimo.
94
U na columna con te tu e re s
95
O bien: “Oye, tú sigue con tu ritmo. ¡Aunque, naturalmente, tendrás
que acomodarlo! Si sois más hermanos, os distribuís; o si no, buscad
una persona de las que se dedican a atender a estas personas y a
cuidarlas.
Bueno, o si no, pues para eso están también las residencias de an
cianos y los centros especializados en ese sentido”.
La especie humana se tiene que acomodar. Lo que no se puede
hacer es esclavizarse en un determinado momento de la vida, así, sin
más. A no ser que sea absolutamente perentorio, claro: “Bueno, es
que no hay otra persona... Es que yo no tengo recursos para llevar a
mi padre a una residencia”...
El enfermo, por su parte, está en un estado mental en el que le da
igual “residencia” que “Hollywood”. Lo que no se puede hacer es, por
un mimetismo caritativista, esclavizar otros afectos que también expe
rimentamos, y arrumbarlos fuera de nuestras vidas. ¿Cuándo se van
a retomar? ¿Cuando se tenga cincuenta años?
¿Cuántas mujeres no han consumido su vida en este planeta -y la
siguen consumiendo-, para cuidar al padre o a la madre cuando son
viejos? En los países pobres no hay recursos. Así que, ¿quién se que
da a cuidarlos? La mujer. ¿Y qué etapa de la mujer se ve afectada por
tales menesteres? Justo la más interesante: entre los treinta y cin
cuenta años. Hasta los treinta, criando a sus hijos, y después, cuidan
do a sus padres. ¡Pues vaya vida! Todo, por el afecto. Todo, por la
forma perversa de enfocar el amor. Porque si éste fuera estrictamen
te biológico, la mujer no se tendría que ocupar de nada más. Tú has
parido, ya se ha ido el niño y... “¡A hacer puñetas! Ya no me acuerdo
de ellos. Y mi padre, ni sé quién es, ni sé dónde existe”. Pero como no
es sólo biológico sino que por encima de todo domina ese impulso
afectivo, la historia natural de la mujer, en los países que todavía no
han alcanzado otros recursos, es ésta:
“Encontrar al señor. Esclavizarse al señor. Que el señor no le pegue
y no la maltrate demasiado. Parir, tener hijos... Estar pendiente e histéri
ca de sus hijos... Si tiene suerte, ir a algún curso nocturno de gimnasia
96
rítmica o de yoga... Echarse un amante -en el mejor de los casos- que
tenga un buen futuro, al menos ergonómico... Y nada, esperar a que los
padres empiecen a entrar en Alzheimer para ir a cuidarlos. Entre medias
-mientras el abuelo entra en Alzheimer o no-, cuidar a los nietos... Lue
go, muere el padre, y el marido es el que entra en la chochez. Entonces
toca cuidar del marido. Y finalmente ya, de asco, se muere...”
Esa es la historia natural, el ciclo natural desolador de la mujer,
hoy, en la mayoría de los países.
Los varones, a lo mejor, pasarán mejores ratos. Por lo menos, ahora.
Pero también ellos se consumirán en ese mismo argumento circular: “Es
que mi hija... Es que mis nietos... ¡Cómo no voy a cuidar yo a mis nietos
para que mi hija se libere...! ¡Si es que tiene que pagar el piso!”
El caso es que, con todo esto, lo que descubrimos es que el Tou
Maí lo tenemos destrozado. Porque, ¿qué ocurre con las personas de
las clases sociales un poquito más elevadas, o sea, la clase media,
dentro de las sociedades desarrolladas? Pues que las espaldas de
esas personas, la columna de esas personas, está francamente mal.
Y ésa es una de las causas habituales de patología. Además de la pa
tología afectivo-emocionai-psicológico-existencial-genital -que es
diaria, diaria, diaria; no falla-, encima, la columna duele.
Claro, en el fondo lo que duele es toda esa esclavitud en la que te
has metido. Es el resultado de tener toda esa cantidad de amores “en
grillados” -nunca mejor dicho-, en forma de grilletes, que te tiran, que
te atan, que te inmovilizan...
B u ec f o n p o s o h o s reomeos
97
condescendencia, actuar con más flexibilidad en las emociones y en
los sentimientos, hacer que éstos sean más volátiles... Vamos a via
jar con el viento; con las nubes. No vamos a viajar en tren. Ni con ma
letas. Eso es horrible. Eso es de mal gusto. Hay que viajar con el
pensamiento, con el verso, con la canción, con la música...
En la medida en que nosotros dejamos fluir esa energía del Tou
Maí, a través de resonadores muy específicos -por una parte- y a
través de todo su camino -por otra-, con toda esa monumental co
bertura que proporciona el Tou Maí a todos los órganos y a todas
las entrañas, cobra sentido esa frase tan castiza de: “¡Tronco! ¿Có
mo te va?”.
“Tronco”, porque Tou Maí controla todo el tronco y toda la cabeza.
Todo eso lo tiene controlado. “Las manos y las piernas da igual que te
las corten”. El caso es que tú mantengas el tronco y la cabeza. Sin
piernas y sin brazos puedes vivir. Ahora, sin tronco o sin cabeza...
Acuérdense de la película “Johnny cogió su fusit’. Aquel hombre no
tenía ni brazos ni piernas, sólo tenía tronco y cabeza. Y, gracias a eso,
la enfermera se enamoró de él. Es difícil, pero ahí estaba la belleza
de la película: el ver que, en el fondo, somos troncos. Los brazos y las
piernas son un lujo. Poder andar y poder hacer cosas con las manos,
ya representa una maravilla.
El caso es que en el Tou Maí podemos encontrar el alivio para más
cosas de las que parece. Trabajando adecuadamente en él, la perso
na puede sobrellevar mejor -en el peor de los casos- su esclavitud.
“¿Sabe, doctor, que, después de hablar con usted y de recibir el
tratamiento, por fin he conseguido ir a la piscina veinte minutos a la
semana? Y eso es para mí, ¡la vida!”
El hombre llevaba años queriendo ir a una piscina, porque le sen
taba muy bien nadar, y no lo había conseguido hasta ahora por mil
causas distintas. Hasta que un día empiezas a pincharle la espalda
por una hernia de disco, y dice: “Oiga, ¿tendrá que ver algo la acu
puntura con que yo haya ido por fin a la piscina?”
98
Pues sí, porque desobstruimos toda una serie de obstáculos. En
tonces, el paciente logra hallar el hueco para hacer lo que realmente
quiere: ir a la piscina. Pero es que siempre ha existido ese hueco. Es
cuestión de darle preferencia a lo que verdaderamente queremos ha
cer y desligarse de otras cosas: “¡Delegue usted en otras personas,
hombre! Sí. ¡Si no lo van a hacer peor que usted! ¿Por qué? Incluso,
puede que lo hagan peor, pero gracias a eso, cuando llegue usted,
pues va a ser recibido como Moctezuma, o el Rey del Cairo...”
Es conveniente darse cuenta de que, en Tou M a í , vamos a po
der manejar todo ese fluido vital que nos ha hecho alcanzar una
posición vertical y desarrollar todo un sistema de valores afecti-
vo-emocionales que nos distinguen del resto de las especies.
P c j a * Ft(JtS e i A tV A
Como vemos, por la descripción minuciosa del canal, todo está liga
do a la vía del Agua; al fluir natural del agua. Por tanto, si dejamos fluir
el agua de forma alegre y bullanguera, y, a la vez, profunda y misteriosa
-porque no todo es grito y exabrupto, sino que también hay profundidad,
silencio e intimidad-, entonces, esas aguas se van a manifestar de di
versas formas -como fuente, como río, como pozo, como manantial, co
mo arroyo, como mar-, y cada agua nos sabrá de diferente forma.
El amor es igual. El curso natural del agua es ser libre. La fuente
no guarda nada para sí; ni el pozo, ni el riachuelo, ni la cascada... No.
No guardan nada para sí, sino que por el contrario van a fundirse con
el mar. Y el mar tampoco guarda nada para sí. Se bambolea para dar
nos la imagen de cambio, de variedad, de diversidad.
La misma ruta general del agua nos muestra cómo debe ser nues
tra vinculación con la vida; nuestra presencia en el ánimo del Amor.
Somos fieles a la naturaleza del agua y, en esa medida, somos fie
les a la naturaleza del Amor de la Creación. No nos estancamos.
99
Cuando las aguas se estancan, se pudren. No es bueno que se es
tanquen.
Igualmente, cuando el hombre las estanca -cuando construye pre
sas, por ejemplo-, siempre es mediante una fuerza descomunal. En
cuanto llueva un poquito más de lo previsto, se acabó la presa y se
acabó todo. Eso se desborda y, finalmente, se rompe. Es como que
rer ponerle un parapeto al mar. Espera a que un día haya marea, y ve
rás lo que dura el parapeto. La fuerza del agua es de una magnitud
bestial.Te agarra... te zarandea... te lanza para un lado, para otro... Y
así va terminando con todo lo que encuentra. ¡Con todo! Y es que fue
ra de su cauce, el agua es tenebrosa. Sólo si circula por el conducto
adecuado, va como tiene que ir.
€ 1 T OO y ei úatjt»o
c e f A í o K H A a u i p e o
100
O sea, el cerebro alberga una oquedad. Es como una peluca.
Cuando piensas, te pones la peluca. ¿No piensas? Te quitas la pelu
ca. Porque en su interior hay un vacío -están los ventrículos cerebra
les, cuya oquedad la llena el agua-.
Los espacios meníngeos delimitados por las llamadas “meninges”,
están ocupados por un líquido. Un líquido muy especial, que tiene mu
cho que ver con la vitalidad del sujeto.
El canal de Tou M a í , no es que vaya por fuera de las apófisis espi
nosas, sino que su energía, como tal, es toda la energía del agua del
líquido cefalorraquídeo. Por ahí va el canal, lo que sucede es que pa
ra nosotros aflora en la superficie. De hecho, cada resonador está en
tre apófisis espinosa y apófisis espinosa, en el espacio que dejan
unas y otras. La energía, por tanto, está inmiscuida, imbricada, en el
líquido cefalorraquídeo. Ahí está la energía del Tou M a í , realmente. Y
ahí es donde tenemos que actuar. En este caso seguimos refiriéndo
nos a las manos, pero podríamos actuar con las agujas.
Ese fluido es capaz de ascender y descender y, por tanto, en su
movimiento de ascenso y de descenso es semejante al agua del pla
neta. Se mueve. Es semejante al viaje del salmón para aparearse y
desovar, que asciende a contracorriente el río donde nació. Lo curio
so de esta agua es que desciende y asciende, como todas las aguas
de un ser bípedo. Es decir, que la sangre y los líquidos tienen que ba
jar, pero también tienen que subir; por tanto, necesitan de un bombeo
especial.
¿Y cuál es el bombeo especial del líquido cefalorraquídeo? Se
mueve por diferentes presiones y, por supuesto, por la propia colum
na vertebral que, en su movimiento, lo impulsa. En realidad, cada vér
tebra es un escudo protector para llevar adelante ese líquido.
Y, si nos fijamos, la apariencia externa de las apófisis espinosas se
asemeja a un puerco espín. Es decir, por la espalda somos como un
puerco espín: tenemos pinchos, para evitar que se pueda dañar; pa
ra defender, como sea, eso tan preciado, pues ahí va la médula espi
nal y todas las raíces del árbol del cerebro. Naturalmente, queda
101
espacio entre vértebra y vértebra; y ésos son los puntos vulnerables.
Pero, de entrada, somos espinosos.
La columna vertebral es como un tubo de espinas que guarda en
su interior lo más preciado, para poder dar constancia de los senti
mientos en todo su recorrido.
En el canal se ve cómo existen numerosas ramas que se sitúan a
ambos lados. Esas ramas serían como pequeños riachuelos de ese
mismo líquido -cargado de afectos y emociones-, que van a contac
tar con la Vejiga, en los resonadores B en S hen y en los H uato -que
se localizan entre las apófisis transversas-.
102
M a í , lo cual nos va a perm itir desbloquear, desobstruir, esos a co n te
cim ientos antiguos, nuevos, viejos, etc., que se van acum ulando ahí,
por todo el proceso del que ya hem os hablado.
V tS V tltZ A e tÓ N
103
más dolor o menos dolor, sino que, a la hora de explorarlo, tenemos
que hacerlo de forma diferente.
La inspección ocular nunca debemos perderla de vista -nunca mejor
dicho-, para poder detectar alguna alteración en la columna antes de
entrar en contacto con ella. Por ejemplo, tenemos que observar si se pre
senta alguna desviación -aunque no llegue a ser una escoliosis, que re
sultaría evidente-, para asegurarnos de que respira de forma adecuada.
Si la respiración costal es escasa, está respirando abdominalmente.
Pero si de repente viéramos que está respirando mucho con la zo
na costal, es que existe algún problema serio, y no sería adecuada ni
aconsejable la acción sanadora que nos disponemos a realizar.
I a Ptei
104
Normalmente, se debe empezar por la zona del cóccix, es decir,
justo al comienzo del pliegue interglúteo. Podríamos comenzar más
abajo, pero no nos parece conveniente, por resultar un poco incómo
do en general para el paciente; salvo que éste venga con algún pro
blema específico, como por ejemplo una coccigodinia -o sea, dolor en
la punta del cóccix-.
105
El movimiento que realizamos consiste en seguir la columna con el
dedo pulgar, haciendo paradas entre las vértebras. La fricción del pul
gar sobre la columna va marcando una línea más enrojecida, que nos
mostrará si la columna está derecha o un poco desviada.
Hemos ejercido una presión ligera. Y si notamos, en alguno de los
puntos que hemos tocado, una pequeña reacción por parte del pa
ciente, señal de molestia -aunque no nos haya dicho nada-, ahí va
mos a insistir un poquito.
Z onas ABtcerAs
y ZONAS CO N TH AÍtA S
106
si hay algún lugar que esté más contracturado que los otros. Pero
puede haber soldadura -sin más- de apófisis. Y eso es posible que
lleve ahí un montón de tiempo y no pasa nada. Luego, ya preguntare
mos o mandaremos que el paciente realice algún movimiento concre
to, para ver si se trata de una contractura momentánea o no.
Éstos son los... los peldaños de Dios.
En contra de lo que se podría pensar, antes de ir a los sitios más con-
tracturados -que, en definitiva, están ahí como estancados y bloquea
dos-, vamos a los sitios que han quedado desprotegidos. Si existe
demasiada separación, es señal de que la musculatura está tirando por
otro lado. Es decir, como la columna vertebral es una serie de anillos uno
detrás de otro, si algo tira de un lado, se descompensa del otro.
Lo que debemos hacer es fortalecer ese espacio que está vacío,
porque si no, tenemos un espacio vulnerable.
Para ello, juntamos la yema del pulgar con la del índice, y pellizca
mos el espacio existente entre una vértebra y otra. Será mayor o me
nor, dependiendo de la columna que tenga el paciente. Haciéndolo de
esta forma, también abarcamos los H uato .
107
Empezaremos el recorrido desde el pliegue ínterglúteo, zona sacra, y
recorreremos a saltos, con el pulgar, esos peldaños que constituyen
la columna vertebral, presionando entre las vértebras.
Al llegar a la séptima cervical, la presión se ejerce suavemente
hasta culminar el canal. Nos iremos deteniendo en resonadores espe
cíficos a lo largo del trayecto.
nesoNAPoeef t t s t c o s
108
La zona ceevtcAi
109
damos unos golpecitos en el 26
TM, R en Z ho n g o S hui G o u , El
Centro del Hombre o La Ruta del
Agua, para recordarle lo “dura”
que es la vida, pero lo buena que
puede ser también.
Ya hemos realizado todo el re
corrido del Tou Ma í .
KetvLtcióN e¡ene**i
pe íes <fi/«ro:
110
Cada vez que compensemos determinados resonadores -los que
sean-, inmediatamente después hay que recorrer toda la columna
para realizar una regulación general.
111
Z e CAPt T OCAM OS,
CmdieitHt* ftHttAle* 4t l
112
¡Sí! ¡Todo eso está en la espalda! Ya lo sabemos. Vamos a desha
cerlo para que eso no constituya un obstáculo. ¿Que luego el pacien
te -después del masaje- quiere hablar... o experimenta una pequeña
catarsis y llora, y quiere comentarlo? ¡Ah! Estupendo. Pero para el tra
bajo que vamos a realizar, no necesitamos que nos cuente nada. De
bemos cerciorarnos, eso sí, de que físicamente no tenga ningún
problema por el que podamos causarle daño al hacer el masaje. Por eso
hay que mirar primero, tocar, ver cómo está el terreno -como hacíamos
con sus pies-, y después... “¡Ah!, bien. Puedo trabajar. Perfecto”.
Voy a desobstruir eso, a desestructurar, teniendo en la mente siem
pre que esa columna es todo un recuerdo de ascensión en la ex
periencia de amor que tiene el sujeto.
Todo eso de lo que hemos hablado antes tenemos que tenerlo en
cuenta antes de realizar el masaje; o mientras lo damos.
Eso es muy importante.
Y en esa medida, nuestra intención va a actuar sobre la persona.
En esa medida va a notar que determinadas cosas empiezan a fluir;
determinadas preocupaciones empiezan a ser menos intensas; em
pieza a dormir mejor; tiene menos ansiedad por las cosas; tiene me
nos angustia... ¡Es así! O sea, que hemos de respetar un poco la
intimidad.
El trabajo sobre Tou Maí se proyecta sobre la energía original, en
cuyo caso, existe todo un proyecto de vida que tiene el Universo pa
ra esa persona, y nosotros debemos ser muy respetuosos con ello.
Como mucho, podemos preguntar:
-Bueno, ¿qué te pasa?, ¿qué te ocurre?
-Pues que tengo problemas en casa.
Si el paciente nos dice que tiene problemas en casa, podemos su
poner fácilmente a qué tipo de problemas se refiere. Y no comenzar:
“¿Y qué tipo de problemas? A ver, ¿cuántas veces?, ¿cómo es?, ¿te
pega o no te pega?”... Desgraciadamente, eso es muy frecuente en
tre los médicos: “el pregunteo”.
113
Que el paciente diga lo que quiera. Para que él se sienta a gusto y
podamos realizar el masaje también a gusto, tenemos que preguntar
poco.
El ambiente general debe ser cálido, agradable; que no haga
frío. Siempre hay que procurar ir tapando al paciente para que ten
ga calor.
El masaje puede ser realizado sobre el suelo o en una camilla.
Puede haber un poquito de música, siempre y cuando no interfiera con
el silencio. Si ponemos música, debemos seleccionarla muy bien. Hay
algo ahí, de fondo, que se está oyendo. En las películas americanas al
guien practica un masaje y, mientras tanto, los gángsteres acuerdan a
quién van a matar o a quién van a robar; pero aquí, no. Aquí el masa
je tiene que realizarse en silencio. Si queremos poner un poquito de
música, bien. Pero ni siquiera es necesario poner hacerlo.
Si es de día, pues es de día; que entre la luz. Y si es horario de tar
de-noche, pues que haya un poco de penumbra para que el pacien
te se relaje.
Siempre, después de una actividad energética, conviene dejar
unos minutos de reposo.
• Tercero: Ocuparse de los espacios intervertebrales vacíos.
No se empeñen sistemáticamente en disolver un nudo de energía. No.
Estimulen el sitio donde no hay energía, para que él tire fisiológica
mente de ese nudo. A veces, disolver un nudo cuesta mucho, causa
mucho dolor, el paciente lo pasa fatal, y no se consigue disolverlo.
Si hay dolor, se va poquito a poco, poquito a poco... Si vemos que
resulta especialmente doloroso, pues vamos aún más despacio... El
dolor es un mecanismo de alerta que tiene el organismo; no aparece
para que se le cause más daño. Como decía “El Juramento Hipocrá-
tico”: Lo primero que hay que saber como sanador es que no hay que
hacer daño. Hoy, eso ya no funciona. Ya, por sistema, te dicen que se
te va a caer el pelo... te van a aplicar radioterapia... luego te van a
hacer un transplante de médula... lo vas a pasar fatal... y, si hay suer
114
te -en el 20% de los casos- te pondrás bien. Y si no, ¡oye!, ¡pues así
es la vida!
En cualquier caso, siempre es preciso tener la cautela de decir:
“¿Aquí duele? Bueno, espere. Espere, a ver si yo puedo calmar este
dolor”.
Pero no mediante otro dolor, en principio. Tal vez sí, porque, por
ejemplo, te has luxado un brazo y te duele. Y hay que estirarlo, darle
la vuelta y colocarlo. Ahí, sí. En este caso se trata de una acción ne
cesaria. No queda más remedio. Pero si no, en el caso del que esta
mos hablando ahora, de la espalda, no hay por qué provocar dolor.
“¿Ahíduele?”Pues bueno, poco a poco, despacito, poco a poco... y el
dolor se va mitigando, se va anestesiando -por así decir-, se va des
bloqueando... ¿Que tardas mucho en el proceso, y en vez de una se
sión necesitas cinco? ¡Pues cinco! ¡Qué le vas a hacer! Pero, ¿por
qué tienes que desbloquearlo en una sola sesión, y dejar al paciente
cojo? O sea, poco a poco, poco a poco...
Y es que la vida es así. Quiero decir, la vida se hace poco a poco
y, gracias a eso, dura mucho. Si se pretendiera que se desarrollara
muy deprisa -como la viven algunos- se agotaría muy pronto.
En el espacio dilatado entre vértebra y vértebra -lo que llamamos
los espacios vacíos- la energía se ha dispersado. No hay energía,
porque hay otro sitio que tira de ella. Es como un enganche. Si tira de
un sitio y tira de otro, se abre. Lo primero que se debe hacer es esti
mular el vacío, antes que dispersar la concentración -que, habitual
mente, es dolorosa-
Otras veces la dilatación es dolorosa, porque ha pillado alguna rai
cilla nerviosa o algún canal de energía. Ante el dolor, siempre hay que
tener cuidado de no producir más dolor.
• Cuarto: El masaje del canal Tou M a í , propiamente dicho, con
el pulgar, parando en los resonadores indicados.
• Quinto: Masaje de los H uato con el dedo índice y el dedo me
dio flexionados, y moviéndose de abajo a arriba entre las vértebras,
con cierta presión -como el movimiento de pegar un sello-.
115
• Sexto: Masaje de los H uato y de las apófisis espinosas. Dan
do la vuelta a la mano, hacemos lo que hemos denominado “el tren”
o “el riel”.
PS IO S tU
Pe ESPAIPA;
116
ios B í » S < f£ W
Después de haber hecho todo el recorrido por Tou M aí, y por la lí
nea de los H uato -con el riel o el tren-, el siguiente paso es actuar
sobre la rama secundaria del canal de Vejiga. Dicha rama, que va a
ser irrigada por el Tou M aí, se corresponde con la tercera línea de Ve
jiga, donde asientan los resonadores B en S h e n . Se localiza a tres dis
tancias -tres cun-, lateralmente a la columna vertebral.
Aquí, con las manos juntas, una al lado de la otra, y propulsando
todos los dedos a modo de golpeteo, ascendiendo y descendiendo
longitudinalmente varias veces sobre la línea de los B en S h e n , reali
zamos un movimiento de masajeo intenso, al que llamamos humorís
ticamente “la silla eléctrica”. Al paciente se le quedarán marcadas
perfectamente unas líneas rojas en la piel. Así iremos observando có
mo se van caracterizando los B en S h e n . Y podemos encontrar que,
por ejemplo, las marcas son más intensas en la parte superior -áreas
del psiquismo del corazón y del pulmón- y menos intensas en la par
te inferior. También podemos encontrarlas más intensas en el lado de
recho que en el izquierdo...
117
De esta forma hemos atendido a toda la esfera de su psiquismo,
pensando sobre todo en las posibilidades que aporta el Tou M a í .
Puesto que hay ramas del Tou M a í -secundaria dorsal ascendente y
vasos secundarios- que van a conectar con todo esto.
EtPANyfiNPO F4WT4SM4S
118
Después del palmoteo vendría otra actuación, que podríamos lla
mar “amasamiento”.
Vamos a presionar un poquitp más a lo largo de toda la columna,
pero muy suavemente. Es decir, como ya hemos explorado antes la
columna, la presión que tenemos que realizar la hemos de calcular de
acuerdo con la estructura de la persona. Con ambas manos, una en
cima de la otra, sobre la columna y la espalda, dejamos caer el peso
de nuestro cuerpo. En cada sitio ejercemos una pequeña fuerza así,
momentánea. Pero insisto, no especialmente fuerte.
PegpetAS LAS AL AS
119
¡A despegarlas! Con la mano, vamos buscando el hueco que hay en
la escápula, y vamos introduciendo los dedos, despegando la escápula
poco a poco, hasta que logramos tenerla toda en la mano. A veces es
necesario ayudarse con la otra mano para realizar esta maniobra. El pa
ciente tiene la sensación de que se la van sacar. Esto es buenísimo, por
que aquí se acumulan muchos conflictos. Muchas ideas y problemas se
van a estancar allí. Ésta suele ser una zona atascada.
Nos colocamos al otro lado del paciente, y hacemos lo mismo con
la otra escápula. Despegamos las alas... ¡y a volar!
M i*s aisAtetsl
P tim ty
120
él pueda tocar con la cabeza la camilla o el suelo -si estamos en el
suelo-. Es bueno insistir, porque flexibiliza todo al máximo. Si le falta
un poquito para tocar, cargamos el peso de nuestro tronco sobre su
espalda para ayudarle -sin romper nada, a ser posible-.
S e $ K H ^ p w fc fjc t if o
121
s
tos HtceoctereMAs
122
Después, finalmente, le pedimos que se acueste de nuevo, pero
ahora mirando hacia arriba. Procedemos a hacer unas maniobras ge
nerales para estirar. Tiramos de los pies hacia nosotros... y de la ca
beza hacia arriba:
123
De la cabeza no podemos tirar tanto como de los pies; de modo
que lo haremos más suavemente. El estiramiento cervical es, simple
mente, agarrar la cabeza desde atrás, de la nuca, sin girar. Se va ti
rando un poquito... un poquito... y ya. Si molestara o incomodara no
continuamos. Para el paciente ha de resultar grato, como si con ello
le hubiéramos despegado algo.
“En el estiramiento, la persona ha crecido un centímetro”, ¡seguro!
124
SI / HA
125
LL
^ G e r m
a
a
)
n b n c í a
MSPtTACtÓN
Y MEDITEMOS EN TORNO A:
LA P e t H A N C N C t *
129
Entonces, fíjense bien. Si la permanencia se hace resurreccio-
nal, se hace inmortal, se hace cambiante, se hace transfiguran
te..., entonces no hay historia que contar, ¿verdad?
¡Ah! ¡Fíjense además! La permanencia garantiza... -y esto es muy
importante para la vida- el pleomorfismo, la “pleomorfosis” existen-
cial. Es decir, ahora tengo canas, mañana no; hoy tengo media barri
ga... pasado tengo un cuarto y mitad más de culo... otro día tengo
más pie... otro día...
¡Qué historia! ¡Qué historia! ¡Si es que la historia es malísima! ¡Ma
lísima! ¡Malísima!
Y, es más. Miren si será mala la historia -esto es como las autop
sias- que, encima, se hacen las nuevas historias en base a las anti
guas historias, es decir, sobre lo que ya no existe. ¡Malísimo! Es como
si las conclusiones de un cadáver... las lleváramos a un ser vivo. ¡Pe
ro si es que éste está vivo!
“No importa. Muerto eres, y en muerto te has de convertir”- dice la
historia-. Y la historia natural de la vida dice que: “Se nace, se Crece,
se desarrolla y se muere. Es ley de vida”...
Y uno dice, cuando ya entra en la locura: “Y esa ley, ¿quién la ha
impuesto? ¿ Y esa ley de dónde sale? ¿ Y esa ley de dónde viene? ¡Yo
no leo las esquelas de todos! ¿Qué pasa? ¿Dónde está el resto?...
Bueno, no importa. Se pierden en los océanos. Vale”.
Pero lo que nos interesa ahora es cómo aprovechar estas estancias
meditativas y prácticas que estamos desarrollando estos días, y que em
pezaron por R eparar -¿recuerdan?-; luego siguió con el “Sí”: Sí a la
existencia propia, al idealismo programático de cada uno; prosiguió con
la Capacitación: o sea, aumentar las capacidades, darles diversidad;
continuó, en su cuarta estancia, con esa columna que nos llevaba a las
diferentes estancias de amores, y nos situaba el “meollo” de los afectos
en el sitio perfecto. Y hoy, quinto, va a culminar con La Permanencia.
Si dominan todo lo que acabamos de decir, pues... ¡ya está! El res
to, fioritura. Pero también es necesaria la fioritura.
130
¡Ah! ¡La P ermanencía!
-Eso está muy bien, pero a ver... ¿cómo vamos a permanecer
si... ? ¡Si es que es ley de vida!
-¡Otra vez con la ley de vida! Mira... ¿cómo te diría yo? La ley es
una coartada represiva.
La P ermanencia es muy importante. Y de “ley de vida”, nada. Eso
son cosas de abogados, de juristas, que tienen que ordenar el mun
do a su gusto: de forma capitalista, de forma comunista, de forma so
cialista, de forma demócrata cristiana, de forma republicana, de forma
monárquica, de forma parlamentaria... ¡Bueno, todas esas variables
de bollos, bollitos y bolletes!, ¿no?
Ya les he dicho que el sujeto puede permanecer de varias for
mas... O bien se transfigura, se transforma -¡transfigurarse!-, o bien
resucita, o bien se inmortaliza.
Como ven, hemos añadido, sutilmente, lo transfigurado como
una forma de existencia sin historia. Y volvemos a insistir en que la
historia surge como consecuencia de una concepción “permanicis-
ta terminal”.
Y todos los periódicos que se precien tienen ya montada la esque
la de determinados personajes que, en fin, ya llevan un tiempito largo
por aquí. Lo cual no deja de ser triste, ¿no?, que vayas al periódico y
resulte que ya está escrita tu esquela y tu reportaje biográfico.
Permanencía. Bien... ¿Y eso... para qué? Pues para muchas cosas.
Sobre todo, sobre todo, para una situación double, o doble. Double,
doble. ¡Eso! Y es para una situación de carácter “intuitivo preventivo
materno filial” -intuitivo-preventivo-materno-filial- Y es, bueno, ¡pa
ra estar en forma! También para eso.
Eso por una parte. Y por otra, además de la prevención, tenemos
la situación de la... -¿cómo diríamos?- de “la-,tercera e interesante
edad”.
-Tercera edad. ¡Aaahhh! Esa que comienza a partir de los treinta,
¿no?
131
-Bueno, eso quisieran los de ochenta. Pero sí, más o menos, sí,
aunque un poco más tarde. Me refiero a toda la trouppe de ancianos
- o en vías de ancianidad- que son... y empiezan a constituir la ma
yoría de los habitantes de los habitáculos más desarrollados.
Es decir, la gente no quiere multiplicarse. En la medida en que el
desarrollo del ser se hace mayor, la replicación se hace menor.
“¡Ah! Quizás se multiplican de otra manera”.
Tal vez. Pero de momento es la invasión de la tercera edad, a la
que -en principio, en teoría, manejando el mundo tal y como se con-
ceptualiza- están abocados la mayoría de los seres. Y verán ustedes
cómo se les presentan, por supuesto, una serie de afecciones, altera
ciones, etc., calificadas como “propias de la edad” y deben saber que
tal concepto es mentira. Completamente mentira. No es que haya
afecciones propias de una edad. Eso no es cierto. Lo que ocurre es
-vamos a hablar con propiedad- que, en determinados espacios de
tiempo, de permanencia, de carácter histórico, son más frecuentes
determinadas alteraciones. Nada más. Es decir, un anciano no tiene
por qué ser artrósico. No. Y, de hecho, hay ancianos que no son artró-
sicos y sí, en cambio, jóvenes que lo son.
-N o es lo más propio.
-No. También hay jóvenes que se vuelven locos, y ancianos que
no, y ancianos que sí, y jóvenes que no.
Es decir, que sí hay una prevalencia. O preocupación.
Pasa como con los tumores. Los tumores, en la teoría y en la prácti
ca, en números estadísticos, son más frecuentes a partir de edades ma
duras. El dato resulta incontestable. Lo cual es una contradicción, porque
si está envejeciendo el cuerpo y ya apenas se reproducen las células
¿por qué, sin embargo, va a desarrollar un tumor? Quizás... ¿no será
que ese cuerpo entra en una etapa transfigurante, y el tumor es un equi
valente de una reproducción o de una replicación exangüe para otros ni
veles, pero que aún no se ha concretado en una realidad evidente?
Pero también, evidentemente, existen tumores en los jóvenes.
132
O sea que las enfermedades “propias de la vejez”, no son, como
tales, propias. Serían propias, en la medida en que no aparecieran en
otros. Aunque sí, es verdad que existe una afección en ese ámbito
que ahora es la reina de los mares, o el rey de los mares, y es -co
mo saben- la enfermedad de ése que trae locas a todas las chicas y
los chicos... El muchacho ése, ¿cómo se llama...? ¡Alzheimer!
Sí, ahora todo es Alzheimer. Todo. En cualquier caso, la falta de
proyección de permanencia hace mucho a la hora de encontrar a los
seres humanos -masculinos y femeninos- en un estado deteriorante,
puesto que, no ya la erosión del tiempo que en teoría se produce, si
no la actitud pensante, la posición de disponerse... Me explico de otra
forma. Quiero decir que, esas edades y esas condiciones, más que
edades, son la consecuencia de la aceptación de la vida bajo un
criterio legalista, según el cual, a partir de cierta edad sucede esto
y esto y esto... Y es que eso no es cierto. La preponderancia de que
pasen ciertas cosas con más frecuencia, no significa que las co
sas sean así en todos.
Dicho de otra forma: si tu “mentalismo vital” -procuremos acordar
nos de esta expresión-, te desconecta, te desembrolla de la serie de
acontecimientos establecidos según la ley de la pubertad, la juventud,
la infancia, la niñez, el adulto, el anciano, el jubilado y el kaput... Es
decir, si te quitas esa visión, si dejas de ejercitarte en vida bajo esas
perspectivas, probablemente tu evolución sea diferente... Vamos a de
jarlo en “probablemente” porque no tenemos que entrar en conflicto
con la historia, esa cosa que surge del legalismo de la vida. Pero la
vida no es ninguna ley.
Esa manía que tienen los seres humanos de ser todos abogados...
-sobre todo jueces- ¡les encanta!... les hace elevar todo eso al “ran
go de ley”, porque eso les hace sentirse dioses. O sea, la forma más
fácil de ser dios es hacer Derecho (y tanto se puede ser dios o diosa,
en este aspecto no hay diferencias), y así distribuir la ley: “El peso de
la ley caerá sobre tus iniquidades y sobre tus falsedades, porque ven
drá el Juicio Final...”.
133
¡Ya lo ven! ¡El Juicio Final! Todo el mundo con el Juicio para arriba
y el Juicio para abajo.
¿Y quién va a ser mi abogado defensor? ¿Me van a poner uno de ofi
cio, o qué? ¡Y el fiscal, claro, será el Hijo, el Espíritu Santo... alguien con
influencia, seguro! ¡Y el Juez, Dios Padre, allí, dando zapatazos y mar
tillazos a todo el mundo! Y el otro, con la hoz, ¡cortando la cabeza!
En fin... retomando el objeto de nuestra meditación, en esa per
manencia acuérdense de la transfiguración. Ése es un detallito im
portante sobre el cual hay que estar, ahora, pendiente, porque ése es
el que proporciona el touche. El touche para la resucitación, si es ne
cesario; y el touche para la inmortalidad, si fuera preciso; o el touche
para la desaparición... ¡pero de otra forma!
Ahora bien, no se olviden de lo que acabamos de decir: quítense
la toga, es decir, dejen de ser abogados. Que Dios no es un jurista
que está allí con el cepillo, dale que te pego al mazo.
“¿ Y por qué... -dirán ustedes- no dejamos el mundo como está?”
¡Tranquilos! ¡Si lo vamos a dejar como está! La mayoría, el 99% del
mundo va a estar como está y va a seguir igual. Lo importante es
que algún porcentaje extraño, raro, siga otro camino. Nosotros so
mos un porcentaje extraño, raro. Intentamos serlo. Pero sí, al mundo
lo vamos a dejar como está. Es inmejorable: es una mierda con carác
ter evolutivo y cíclico. Y eso... eso no tiene solución. No se crean, por
tanto, que van a participar en la salvación del mundo o algo parecido.
¡No! El mundo ya está “listo”... para sentencia. Nunca mejor dicho -y
otra vez aparece el Derecho-. Y ya está. No le den más vueltas. Si va
a haber guerra, si no va a haber guerra... si el mes que viene... si la
semana que viene... si el viernes que viene... o al otro... Porque, cla
ro, el próximo viernes el Consejo de Seguridad dirá... ¡Qué importa!
¡Eso está ya acabado! Harán muchas más cárceles, muchos más ce
menterios... La humanidad, como tal, de corpus brutus, it’s finíshed.
¡Se ha acabado! Lo que pasa es que iremos contemplándolo poco a
poco.
134
Se trata de que algún germen virtuoso, que bien podría estar por
aquí, geste y genere nuevos fundamentos capaces y establezca nue
vos parámetros de fundamentos, insisto, que permitan que el hombre
se mueva en otras coordenadas, como es la resurrección; como
es la desaparición; como es la inmortalidad; y como es la trans
figuración.
Evidentemente, todos esos acontecimientos son producto de unos
pocos. ¡Muy pocos! El resto del mundo ya está prescrito; previsto. Ya
tiene su código, su número y su ensaladera. Nosotros no vamos a al
terar nada de eso. ¡Imposible! Ahora bien, aparte del proyecto propio,
ese proyecto hay que ofrecerlo y mostrarlo de alguna manera.
Obviando ciertos aspectos -como es lógico- porque todavía no
hay suficiente credibilidad como para defenderlos. No hay suficiente
fe. No hay suficiente convicción. Deberemos obviar ciertas cosas, pa
ra que no las destroce cualquier jurista de toga, minifalda o corbata.
Pero tenemos que ofrecernos a la comunidad de seres que acuden a
nosotros. Debemos ponernos a su servicio para que, en principio -co
mo decíamos antes-, sea preventiva nuestra actuación, ante los esque
mas fundamentales con los que nos llegue el paciente. Aprovechando la
venia, es un momento ideal para que podamos ayudar, apoyar, etc., a
“the people, before arriving to oíd ages” -viejas edades o viejos años-.
Bueno, en cualquier caso, ¿en dónde permanecemos? ¿Por qué
permanecemos más o menos tiempo? Porque... las manos actúan.
Ah! That is the question! In the hands we have the key of perma-
nence, of transfiguration, of disappearance, of immortality and of re-
surrection. Ah, good, good God!
De modo que vamos a actuar con esa magia del masaje -con la
que hemos estado ocupados durante toda la semana- ¡en las manos!
¡Para permanecer!
El hombre permanece
y hace su historia
a través de sus manos.
135
¡Sí! Ellas son las que le hacen bueno... Bien, el caso es que ya es
tá situado el asunto. Nos reuniremos luego para realizar la quinta es
tancia a través del masaje sobre las manos. Eso culminará nuestro
recorrido, que empezó en los pies, siguió en la columna vertebral y va
a culminar en las manos.
Sin duda, una hermosa trinidad, que no pretende entrar en extra
ños misterios ni extrañas conceptualizaciones metafísicas, sino sólo
dar un toque de distinción a la actitud que, como arte, debe
desarrollar un ser que aspire a la fusión con Dios.
U n zepAso GENEUAl
136
O *** LA PCSOKCANtZACtÓN COHPBNSATOKtA
137
ocurra, es que se esté cambiando todos los días, pero no arreglan
do. O sea, que no se estropea nada. Eso sí nos parece más cohe
rente, bajo otro punto de vista: que veamos una determinada
actividad -de los leucocitos, de los hematíes, de los macrófagos... de
lo que sea-, y la interpretemos como: “¡Ah! Se está arreglando por
que se ha estropeado... porque ha llegado un virus... porque... se es
tá reparando ese tejido que se ha vuelto viejo...”.
¿Es eso lo que realmente está sucediendo o, más bien, es que es
tá cambiando?
Cambiar de Barcelona -una ciudad perfecta-, a una ciudad imper
fecta como Madrid -por ejemplo- es muy diferente a decir: “No. Va
mos a arreglar Madrid”, y hacer Madrid como Barcelona.
¡Qué horror! ¡Imposible! ¡Quedaría fatal! ¡Barcelona es para los ca
talanes y para los visitantes!
Esto es relevante porque les va a facilitar a ustedes un mecanismo
de compensación muy grato, muy gratificante. ¿Por qué? Porque ca
da vez que sientan alguna dolencia, alguna incomodidad, pensarán
simplemente que están evolucionando; están cambiando.
Los mecanismos de reparación no reparan nada, simplemente es
tán cambiando. Cambian, cambian, cambian.
Es importante que, por lo menos, nos planteemos esa posibilidad;
porque va un poco en contra del principio general de la vida el que un
organismo vivo esté continuamente reparándose y reparándose... Y
dices: “¿Pero qué clase de cacharro soy? ¡Todo el día arreglándo
me!... Y ahora se ha estropeado esta proteína, ahora hay que reciclar
la otra vez... hay que arreglarla de nuevo... ¡Pero bueno! ¿Hasta
cuándo vamos a estar así?”
Ya han pasado miles de millones de años en la historia de los seres
vivos del mundo, suficiente tiempo para que la maquinaria biológica sea
perfecta y funcione correctamente; quiero decir, impecablemente. Y, en
cambio, resulta que cada vez funciona peor en general. Entonces, algo
falla. Y, probablemente, lo que falle sea nuestra percepción. Las cosas
138
-como dice el refrán- son según el color, la visión y la óptica mental
con que yo las mire. Si lo vemos bajo una perspectiva, nos da la sen
sación de que se está arreglando continuamente. Si lo vemos bajo
otra perspectiva, lo que observamos es que se está acomodando
continuamente; se está adaptando; se está flexibilizando; está bus
cando nuevos recursos.
Se está adaptando. Está evolucionando. Pero no se está reparan
do; no se está arreglando. Se entiende la diferencia, ¿verdad? Por
que, evidentemente, si yo tengo la idea de que siempre me tengo que
estar reparando porque soy un cacharro viejo, pues siempre tendré
que estar tomando minerales, oligoelementos, vitaminas...
Es muy importante esta conclusión para este primer tratamiento.
Nosotros hablábamos del mecanismo de “R eparar” como el meca
nismo más simple. Pero querríamos matizar esa palabra.
La palabra “R eparar” nos ha servido para “arreglar”, en una pri
mera aproximación. “Arreglar”, en el sentido de acomodar, flexibili-
zar, adaptar, evolucionar. No en el sentido de que exista algo
estropeado que debo arreglar. No.
Es importante que ustedes conceptualicen, en alguna medida, un
cambio de perspectiva hacia el “ser vivo”. Porque el “ser vivo” ha de
tener recursos para estar vivo. No puede estar continuamente emplean
do una cantidad de energía enorme para mantener su organización.
Pues, ¿qué sería esto? ¿Qué clase de fracaso sería éste, entonces?
Si a nada que te descuides estás desorganizado...
En cambio, “la desorganización compensatoria”, ésa sí repre
senta la evolución y ésa sí sería la adaptación.
“La desorganización compensatoria”... nos permitiría un movi
miento, nos permitiría una adaptabilidad, una flexibilidad al medio...
Eso sí suena mejor, porque no hay nada que arreglar. Habrá momen
tos concretos en que sí, pero, insisto, la visión que nos ofrece cual
quier cuerpo, o cualquier ser vivo, es que siempre está estropeado,
que siempre le pasa algo. El día que no es la tiroides, es la paratiroides;
139
el día que no es la paratiroides, el callo; el día que no es el callo, es el
estómago; el día que no es...
Es rarísimo encontrar un ser vivo de mediana edad que goce de
excelente estado de salud después de soportar un examen médico.
Casi imposible. Porque a lo mejor él se siente bien, pero al realizarle
el análisis pertinente, tiene alto el nivel de colesterol. Ya no está bien.
Ya es un ignorante; porque en cualquier momento le puede suceder
algo grave a su salud.
Esto lo digo en base, no solamente a una intuición personal, sino
también en base a recoger los datos que nos proporciona la moder
na genética, que nos dice:
«Este gen, que es el responsable de crear una anemia, permite, sí,
que se desarrolle esa anemia. Pero los sujetos que tienen esa ane
mia, no padecen “artrosis de lengua”» -por ejemplo-.
Entonces, todos los genes se han puesto de acuerdo, porque “ar
trosis de lengua”, sea dicho con ironía, hay poquísimas.
Si nos fijamos en esos ejemplos -en los que lo que permite una en
fermedad evita otra-, vemos que entonces sí cuadraría siquiera en
parte con esa “descompensación saludable” de la que hemos ha
blado antes, o con ese principio de que “no se está reparando sino
que se está compensando, se está evolucionando, se está cam
biando a otra proporción”. Pues no se está arreglando nada. Si no,
el ser humano parecería siempre un cacharro roto que tiene que arre
glarse y defenderse fisiológicamente aquí o allá.
Creo que hemos amplificado bastante la palabra “R eparar” , que
era el primer tratamiento que realizamos. Y viene al caso porque,
cuando dijimos cómo arreglar el cuerpo, lo hicimos en términos ge
néricos aludiendo a cómo tratar cualquier mal que se nos presen
tara. O, sin que se nos presentara ninguno, simplemente arreglar el
cuerpo para ponerlo mejor; para que se organice mejor. Porque uno
no sabe lo malo que está hasta que se pone bueno. Claro, porque
como siempre te ha dolido la cabeza... Hasta que un día se te quita
140
el dolor de cabeza. Siempre te dormías en clase y en meditación,
hasta que un día dejas de dormirte. Y dices: “¡Pero si esto es otra
calidad de vida!”
Cuando eras miope, tú creías que todo era borroso, hasta que te
acercabas y... “¡Ah, perdón!”. Y claro, llega un día alguien y te po
ne gafas, y dices: “¡Oh! Pero, ¿cuál es el mundo? ¡Qué mundo!”.
Pues esto es igual. Es decir, uno cree que está bien hasta que des
cubre que puede estar mejor. Por ejemplo, piensen en esas maña
nas en que ustedes se levantan... ¡y se despiertan! Porque,
normalmente, se levantan pero no están despiertos. En cambio,
piensen en la experiencia de levantarse y, además, estar despier
to... ¡Eso es maravilloso!...
¿O... despertarte después de haber dormido? Eso es... ¡fantástico!
Pero claro, para eso te tienes que dar cuenta de lo que significa no
dormir.
“No dormir”. Y crees que es así, hasta que un día duermes, y te
despiertas y dices: “¡O sea, que estaba malísimo!”
Igual que cuando una persona lleva una vida cotidianamente vul
gar, sin sentido; una vida de gusano deforme, “vulgaris”, ni siquiera
“gusanus elegantis”.
Cuando se lleva una vida de gusano asqueroso, que no llega a ser
ni crisálida ni nada de nada, pues a uno le parece que la vida es así.
La persona no se da cuenta, y entonces existe, o vive y razona y se
desarrolla, en un determinado nivel; hasta que, dé repente, ve otro ni
vel y dice: “Esto es otro... esto es otro índice de calidad”.
Realmente, cuando esa persona sale de esa situación y ve algo
bonito se emociona, ya sea con el viento o con una puesta de sol, con
una sonrisa, con una comida... Se pone elegante, o guapo o guapa, y
se ve como... “¡Qué bien! ¡Qué color!”... y le dicen un piropo... y pien
sa: “¡Qué calidad!, ¿no? ¡Qué cambio!”
Es importante saber que, c u a n d o es tá s b ie n , e s q u e p u e d e s e s
tar m e j o r .
141
Eso depende ya de la exigencia personal de cada uno, y de buscar
esas nuevas coordenadas, esas nuevas dimensiones; nuevas pers
pectivas del arte y de todas sus manifestaciones.
El caso es que, en el cuerpo, sucede igual. Cuando queremos hacer
que ese organismo se arregle en el sentido en que estamos ha
blando -es decir, se flexibilice, evolucione, se adapte y ¡aspire!... a
nuevos horizontes; deje de ser un gusano deforme y asqueroso y re
pugnante, y pase a ser un gusano elegante, de crisálida y de maripo
sa-, para eso, necesitamos potenciar el organismo.
Y es ahí donde recalamos y caemos en “La Ofrenda Universal”,
G ong S un.
142
Pero, el tipo de gusanos que producen los seres humanos, son gusa
nos estériles, que contagian severamente a los verdaderos gusanos. La
peor plaga que puede haber es la de un gusano humano, porque, ése,
ni hace crisálida... ni hace seda... Sacar seda de los gusanos humanos
es un desastre. No hay forma de sacar nada. Lo único que sacas es pus.
Los ideogramas de G o n g S un hacen referencia a la vida secreta de
los gusanos, pero más bien, a ese cambio, a esa posición privilegia
da de los gusanos, de ser crisálidas. Los hombres cogen los gusanos
de seda justo en ese momento; tiran del hilo y hacen la seda.
Nosotros, a la hora de analizar el ideograma, lo veíamos desde el
punto de vista alkímico, y por eso le hemos puesto el nombre de
“Ofrenda Universal”. “La Ofrenda Universal”, evidentemente, consiste
en asumir que, por ejemplo, un animal que repta, puede tener la po
sibilidad de llegar a ser un animal que vuela. Es una maravilla. Es de
cir, representa toda una cienciología del gusano.
Es como recordarle al ser humano todas las capacidades que tie
ne. Que, de ser un bicho vulgar, asqueroso, repugnante, y que repta
por cualquier sitio, por cualquier esquina o por cualquier barriada,
puede llegar a ser un tipo que hace una exposición de colores o una
disertación sobre poemas, y hace llorar a todo el mundo; o realiza
una levitación estereoscópica; o ejecuta un lanzamiento de varios cu
chillos, en el aire, que dan a siete manzanas imaginarias... ¡Yo qué sé!
O sea, se puede, desde la zona más reptante, llegar hasta la zona
más exuberante. Ése es el mensaje que tiene el 4 B , G o n g S u n .
Entonces, ahí es donde nosotros podemos capturar la energía del Ba
zo. Porque además, casualmente, el resonador pertenece al canal de
Bazo, y sabemos que éste se corresponde con la Tierra. Eso indica que
el resonador, en concreto, tiene la capacidad para reparar situaciones de
aquí. De aquí. Es decir, de la adaptación a la vida aquí en la Tierra.
El Bazo -o la Tierra- como Centro de la vida del ser humano, po
sibilita, a través de este resonador, que éste tenga una relación
simbiótica válida, positiva, sin defensa, sin ataque, adaptándose
adecuadamente al medio.
143
Lo que va a facilitar, el 4B, es esa adaptación complaciente, esa
evolución creativa y ese “arreglo” -entre comillas- que va a implicar
flexibilidad, novedad. Y, si quieren ceñirse a la palabra “reparar”,
pues a “reparar”, a “arreglar”. Por esa razón hemos elegido G o n g S u n .
Recordamos que, localizar G o n g S u n , era muy fácil: inmediata
mente después de la articulación metatarso-falángica, se llegaba a la
articulación tarso-astragalina, y allí, en la mitad, está el resonador.
Nos va a servir para cualquier “desarreglo” -entre comillas- o pa
ra cualquier modelo preventivo. Es decir que, si alguien nos dice:
“Doctor, yo estoy muy bien, pero quiero estar mejor. Sí, estoy bien,
pero no sé... a veces se me olvidan cosas... otras me siento demasia
do cansado... No me pasa nada en concreto. Me acaban de hacer un
chequeo en la empresa y me han dicho que estoy estupendo. Me aca
bo de divorciar... mis hijos son felices... pero no sé... me falta un pun-
tito. No acabo de disfrutar de la vida”.
En fin, van con ese: “Hágame algo”. Y tú ves ahí que no se trata de
hablar ni de regalarle un viaje a Palma de Mallorca. Algo hay que ha
cerle por dentro; algo hay que acomodarle por dentro.
Enseguida ves que necesita un puntito para el asalto definitivo. En
tonces sólo dices: “¡Bien, déjame el pie un momento! Verás qué bien
te va a ir la vida. Sin duda te va a ir mejor”. El paciente está bien, pe
ro puede estar mucho mejor. Efectivamente, todos podemos tener ese
“puntito” -nunca mejor dicho, al hablar del resonador- en el que nos
podemos poner mejor; es decir, notar esa calidad, esa cualidad.
€¡ o n «í S u n níños
144
A veces los niños están desarreglados. Por ejemplo, cualquier ma
ñana los notas “raros”... y les preguntas:
-¿Qué te pasa?
-M e duele la cabeza, mamá.
-¿La cabeza?
-¡Ah, no! La tripa.
O sea, están “atontados”. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, no
quieren ir a la cárcel... digo, al colegio.
Entonces, lo mejor es decirles: “Ven aquí. Déjame el piececito”.
Se puede empezar por la mañana dándole el masaje al nene en el
4B, y se despiertan... “No me toques más, mamá, que estoy desean
do aprender física, química y matemáticas... e incluso inglés”.
G o n a S u n en i * nvjee
145
qué es la sangre, realmente? La sangre es el fluido vital por excelencia.
La sangre es todo un acontecimiento en la vida sentimental de la mujer.
¿Por qué? Porque todo va a depender mucho de esos ritmos san
guíneos. Pero, ¿para qué necesita la mujer la regla? Porque Yahvé no
dijo nada de eso. No dijo: “Y pagarás en cómodas cuotas mensuales
con tu sangre”. No.
¿Por qué, la menstruación? Es normal hacerse esa pregunta. “¿Por
qué?”
Hay muchos animales que entran en la ovulación, y no tienen regla.
Entonces, ¿por qué ese despilfarro de sangre? ¿Por qué esa renova
ción continuada de sangre? Cada regla, a la que más o a la que me
nos, le cuesta un cuarto o medio litro de sangre. Y hay que fabricarlo
rápidamente. De modo que más parece un defecto. Pero no lo consi
deramos como un defecto sino que, al revés, lo vemos como una vir
tud, ya que permite un movimiento renovador.
Pero ahora lo importante es darse cuenta de que lo cierto es que,
la mujer, durante un período -su período reproductor- necesita tener
una hemorragia del líquido más precioso que nos da la vitalidad: la
sangre. Y a su vez tiene que reponerla.
Si a cualquier varón le quitamos la cantidad de sangre que pierde
una mujer al mes, y no le hacemos una transfusión, al cabo de cuatro
años nos lo habremos cargado. ¡Seguro! Le entraría una depresión me
dular, una tristeza existencial, y se moriría. Bueno, eso es un suponer.
Lo cierto es que uno se pregunta: “¿Por qué eso?” -la sangre-.
La respuesta es muy sencilla, muy fácil: se elige la sangre, entre
otras cosas, porque es roja. Aparentemente se pierde, pero se rege
nera. Esto facilita una renovación indispensable, porque si no, la mu
jer moriría de hemorragia -pues el sangrado es cada mes-. Por tanto,
el objetivo de que aparezca ese acontecimiento, es porque se le otor
ga a la sangre un valor ceremonial.
Me explico. Cada vez que la mujer no queda fecundada -que, obvia
mente, pasan varios meses sin que eso suceda-, cada vez que su san
gre se expulsa al exterior, ocurre un acontecimiento ceremonial.
146
El cuerpo está preparado para desarrollar una ceremonia o
una ofrenda. La sangre menstrual se constituye así en una ofrenda.
Y entonces, entramos de lleno en “La Ofrenda Universal”, G o n g S u n .
Como bien saben ustedes, cuando una mujer está embarazada, no
tiene la regla. Ni tampoco cuando está dando de mamar -en condi
ciones normales- Sólo cuando una mujer deja de dar de mamar, en
condiciones normales, puede volver a quedarse embarazada.
O sea que, fíjense bien: en condiciones normales, probablemente,
una mujer dejada a su libre albedrío sexual, con una pareja estable y bo
nita, tendría muy pocas reglas a lo largo de su vida. Muy pocas. Estaría
-eso sí- con mucha frecuencia, embarazada. Con mucha frecuencia.
Cada año y medio o cada dos años, tendría un niño. Así, hasta que se
le retirara la regla. O sea, hasta que se acabaran sus óvulos.
Antes era así. Antes, las mujeres -nuestras abuelas- tenían ocho,
diez, quince hijos... Era lo normal. Entonces, realmente tenían pocas
reglas, porque, además, había que dar de mamar al niño, pues no ha
bía ni leche en polvo ni ninguna tontería de ésas.
No obstante, el mecanismo de la sangre seguía estando ahí, pres
to y dispuesto para hacer como... dos ofrendas: l a o f r e n d a d e s a n g r e
DISPUESTA PARA LA FECUNDACIÓN, Y LA OFRENDA DE SANGRE OFRECIDA, ASÍ,
al mundo. Que, habitualmente, se pierde en una compresa. ¡Qué tre
mendo!, ¿no? ¡Qué destino más terrible!, ¿verdad? Porque nos pare
ce un destino terrible, tratándose de una ofrenda.
De ahí que ese resonador resulta especialmente importante para
las mujeres. Eso es lo que queríamos resaltar.
147
Es la próstata la que se encarga de funcionar bien. Hay que tener
cuidado con la bicicleta, el caballo... Todo lo que sea percusión percu-
tánea en la zona perineal, es incómodo para la próstata.
Y bien, hay que tomar mucho tomate que es buenísimo para la
próstata. Además del tomate, se puede recurrir a otras plantas sola
náceas, como el Beleño negro - “Hyoscyamus Niger”- y \ a Belladona,
manejadas con extrema precaución.
Cuando tengan que hacer prevención de problemas de próstata,
pues piensen en el tomate y la Belladona... Pero hay que prevenir. Te
nemos que ir a cosas naturales, cosas idílicas, cosas fáciles.
S n S v h a ...
148
Lo cual es señal de que, los jóvenes y los no jóvenes, no cuidan ese
órgano que, siendo importante, se olvida. Y se acuerdan de él cuando
empieza a dar síntomas: dolor, escozor... En fin, los síntomas conocidos.
Hoy hemos tocado G o n g S un más ampliamente, y lo hemos visto
bajo otro concepto.
G o n g S u n y i a s » ¿ r e n A r t c A s
HeAFtBHte ei * 5 'r ”
149
esencia natural del Agua. La esencia natural del Agua radica funda
mentalmente en el Riñón.
Como saben ustedes, el canal emerge en el dedo meñique, y se va
a concretar específicamente, en la planta del pie, en “La Fuente Flo
reciente de la Tierra” -donde terminábamos la acción sanadora sobre
G o n g S un - . De ahí sube al 2R, pasa al 3, al 4, al 5, al 6, al 7, al 8, y
así llegábamos hasta el 9R. Eso nos permitía reforzar el “SÍ” que te
nemos con nuestro compromiso. ¡El que sea!: compromiso de ac
titud, compromiso de referencia, responsabilidad ante las cosas... Un
“SÍ” vigoroso, a un pacto o a una alianza o a cualquier otra cosa.
Es decir, las cosas se van realizando en base al “SÍ” que, eviden
temente, a veces es débil. Entonces, necesita de ese “NO” para evi
tar la carcoma. Como el “SÍ” ha ido perdiendo identidad, para
recuperarla, necesita decir “NO” a una serie de cosas.
En el tratamiento, recorríamos el canal de Riñón. Se empezaba
con el dedo meñique, luego se seguía con el dedo anular, luego con
el dedo medio, luego con el dedo índice y, finalmente, se terminaba
con el pulgar. Vamos a trabajar en los dos pies simultáneamente.
Empezábamos con el dedo meñique y llegábamos al 1R, “Fuente
Floreciente de la Tierra”, y al 2R; cambiábamos al anular, que iba
al 3R y al 4R; dedo medio, al 5R; el índice, al 6R y al 7R; y el pulgar, al
8R y al 9R.
Si quieren introducir una variable, pueden hacerlo. Los puntos no
se quejan. Pero, en general: 1R-2R, meñique. 3R-4R, anular. 5R,
medio. 6R-7R, índice. 8R-9R, pulgar. Y salto.
Bien. Eso era para mantener esa identidad del “SÍ”.
C*P*CtTACtÓN
150
El organismo, primero, se recompone; se compone. Como Dios, va
componiendo los elementos -ésa es otra acepción de la palabra “com
poner3’ o “recomponer"’-. Luego, les da un sentido. “Bien, tú vas a ser un
sapo eléctrico y, entonces, vas a saltar para allá”. Un sentido.
Después hay que C apacitarlo; aumentar su capacidad. Ése fue el
tercer paso: la C apacidad.
La Capacidad de un ser vivo es infinita. Hemos sido creados pa
ra gloria de Dios. Para eso hemos sido creados. Lo dijimos el otro día:
somos seres creados para dar testimonio de la Gloria de Dios, no pa
ra dar testimonio de estar todo el día quejándose... “¡Ay! ¡Ay!, ¡qué
desgraciado soy!” “¡Ay!, ¡qué desgraciada soy!”...
151
unos se capacitan más para unas cosas que para otras, pero no po
demos negarnos a nada, ni siquiera a aprender inglés.
Saber que soy un organismo capacitado permanentemente para
cualquier cosa, me sitúa ante unas perspectivas muy atractivas an
te cualquier situación. Puedo aprender, puedo descubrir, puedo me-
morizar, puedo “habilitarme para”... “capacitarme para”...
Porque estamos diseñados para capacitarnos. Es más, si no nos
capacitamos, si no aumentamos nuestra capacidad, nuestra “memo
ria RAM” -o lo que sea-, pues nos quedaremos atrás.
Recuerden: El tratamiento de la capacitación residía en equili
brar y armonizar los tres Yang y los tres Yin del pie. O sea, que se
guimos en el pie...
loe y p e í pte
¿Cómo capacitábamos los tres Yang del pie? Cogiendo los cana
les de Vesícula Biliar, Estómago y Vejiga -por encima del maléolo ex
terno-, con tres dedos -meñique, anular e índice-, y descendiendo
despacio hasta la punta de los dedos de los pies, arañando al final en
sus extremos.
Para el canal de Vejiga usamos el dedo meñique, porque es el
que se acopla con el Intestino Delgado.
152
Vesícula Biliar y Estómago. Se va bajando hasta llegar a los Ting, y
ahí se araña.
E-IG
VB-SJ V-ID
Ahora, los Yin. ¿Qué canales ascienden? Los canales de Bazo, Hí
gado y Riñón.
153
¿Que no puedo, al principio? ¿Me cuesta trabajo? Pues empiezo
con el Bazo: dedo pulgar. Luego sigo con el dedo medio, para el Hí
gado -por encima, hasta la articulación del tobillo-, y después el me
ñique, para el Riñón. Lo ideal es hacerlo con los tres dedos, y
recorriéndolos despacito. Van solos.
Primero haremos los Yang y luego los Yin. Eso posibilita la capaci
tación.
¿Por qué? ¿Por qué eso permite una capacitación, y no otra cosa?
Muy fácil:
El hombre se concreta en la Tierra gracias a que la energía
Yang del Cielo desciende... desciende... desciende... y se en
cuentra con el pedrusco, y ahí se queda la semilla de la Creación.
Una casualidad. Puro azar.
Claro, una vez que está allí el hombre, la Tierra se da por entera
da. Y, como es parte de la génesis del universo, genera energía y lo
mantiene y lo entretiene. Emana de la tierra esa energía, para ser
ofrenda de la propia Creación; lo atraviesa a él, y se va fuera.
154
Es decir, que la función del Yang Celeste es descender.
Y la función del Yin Terrestre es ascender.
155
Rett/LActóN p s t c o - f i p e e r t v * o espt*tr</*it
r o o M 4 f , O CÓMO » e S P Z A H A T t Z A *
1 4 exisreNct*
156
• El segundo es la evolución bicéfala de lo espiritual.
¿A qué llamamos “evolución bicéfala de lo espiritual”? Pues a
dos cosas:
• U na, el deterioro de lo que ya existía -lo que acabo de mencio
nar-, que no se mueve. Y eso se deteriora todavía más, y llegamos a
las aberraciones de cualquier tipo, bajo el signo de cualquier cultura.
• O tra es la incapacidad para crear nuevos modelos.
Es decir, que tenemos en total tres aspectos:
Uno: El quedarse igual que hace ciento cincuenta años, no evolu
cionar para nada, y seguir con las mismas complejidades -y más- de
las teorías de las relaciones humanas.
Dos: El deterioro de ese estado.
Tres: La incapacidad para crear nuevos modelos.
Estamos hablando de tres modelos habituales:
Uno, que no cambia; que le parece bien todo; que “la vida es así”.
Otro, el hecho de que “ese” modelo lo deteriora.
Y el tercero, que es incapaz de crear otro modelo. Incapacidad.
En el primer caso, se trata del ser humano que acepta ese mode
lo como bueno, como válido.
En el último caso, al sujeto en cuestión no le gusta, pero está inca
pacitado para crear nuevos modelos. Él sabe que el modelo que vive
es malo, pero no tiene capacidades para crear otro nuevo.
Y en el segundo, intenta salir a través del deterioro. Y encuentra
vías, pero deteriorantes.
Esa situación nos parece muy dramática porque si el ser humano
se alimenta espiritualmente de su vida emotiva, esa discapaci
dad, esa incapacidad para trasladar su sentido del amor a una
evidencia evolutiva, le coloca en una posición en la que se que
da sin ideas. No hay ideas. Luego, si no hay ideas, es porque la
espiritualidad está muy, muy deteriorada.
157
Hoy podemos ver cómo -y por eso lo hemos cifrado solamente
en ciento cincuenta años, por situar un poco la perspectiva que po
demos ver y constatar más o menos claramente-, en el espacio de
ciento cincuenta años, se han dado los tres fenómenos de una for
ma radical.
Ahora se vuelve a insistir con rabia en el núcleo familiar. Ahora to
do el mundo quiere tener una familia, todo el mundo quiere tener hi
jos, incluso los “gay”. ¡Pero si ya se ha demostrado que es un modelo
equivocado, que necesita otro tipo de respuestas!...
Hoy vemos, igualmente, que la persona se va deteriorando en sus
relaciones, y no encuentra más satisfacción que “el probar por el
probar y el placer por el placer”, hasta que finalmente se rompe.
Y, por otra parte, encontramos un grupo de población que sabe que
no está en el sitio adecuado, en el camino correcto, pero no tiene
ideas; o tiene, pero no se atreve a ponerlas en práctica. En cualquier
caso, es como si no las tuviera.
Por supuesto, éste es el panorama general. Hay las consiguientes
excepciones, pero nosotros tenemos que ver el panorama general,
porque parte de él nos toca. Incluso a veces nos comportamos den
tro del marco de ese panorama general, o bien nos deterioramos en
las relaciones afectivas y montamos esos números que se suelen pro
tagonizar con cierta frecuencia entre las personas: deterioro, mala re
lación, falta de respeto... el histerismo, el prostatismo...
¡Y es que a veces se pierden esas composturas!
Y después, el ver cómo, de vez en cuando, se plantea un proble
ma o una dificultad, y se observa cómo se desechan opciones, se
desechan posibilidades, o ni siquiera aparecen. “Bueno, ¿qué solu
ción le damos a esto? Ésta, o ésta, o ésta...”. Por lo menos, tener sie
te u ocho propuestas. Por eso hay que posibilitar, capacitar al ser
humano para que se desarrolle.
Lo cierto es que, en las consultas, antes... -estoy hablando de
hace cincuenta años-, los pacientes sólo muy de vez en cuando te
158
contaban algo de lo que les pasaba en su vida afectiva y emocional.
Ahora, todos, todos te cuentan algún problema psíquico, afectivo o
emocional; fundamentalmente en los países desarrollados:
-¡Ay, Doctor! Pero yo también tengo una angustia...
-¿ Y no tiene un poquito de ansiedad?
-También. Doctor, ¡qué ojo tiene usted!
-¿ Y duerme mal?
-Pues sí, duermo fatal, Doctor.
- Y le duele la espalda.
-¡Ay, Doctor! Es usted adivino. ¿Cómo puede saber tanto?
Sí, realmente asistimos a una situación mundial en la que, cada
cuarenta segundos, hay un suicidio. Indudablemente, esas personas
que llegan a tal estado porque su vida espiritual resulta insoportable.
Lituania ocupa el primer lugar, con cuarenta y siete suicidios por ca
da cien mil habitantes. Luego sigue Rusia, a continuación Bielorrusia,
después Letonia... En todos los países del “telón de acero” -del anti
guo “telón de acero”-, los índices de suicidio son altísimos. España
está en dieciséis suicidios por cada cien mil habitantes. Ése es un da
to que nos estremece.
Para que un ser vivo tome esa decisión, tienen que pasarle mu
chas cosas. Tiene que haber tenido angustia, ansiedad, desespera
ción, bulimia, nicturia, poliuria... O sea, tienen que haberle pasado un
montón de cosas.
Y es señal de que sus mecanismos naturales de relación -que es
como nos relacionamos: por el psiquismo, por el habla, por la mirada,
por los gestos, por el comportamiento, por el respeto, por las costum
bres... por todo eso- han fracasado. El modelo, para el sujeto, ya no
tiene remedio y, entonces, se recurre a esa situación tan drástica. Y
que, insisto, va en aumento y es mucho más frecuente en las muje
res que en los hombres.
Esto nos debe hacer recapacitar y nos debe hacer tomar, ensegui
da, cartas en el asunto.
159
Porque pareciera como si el hombre no encontrara recursos para
asumir esas situaciones. Pero no solamente las dramáticas del suici
dio, sino las cotidianas.
TODOS ESOS ASPECTOS ESTÁN LIGADOS CON LA ASCEN
SIÓN DE LA VÍA DEL AMOR.
El hombre -que era “cuadrúpedo”- se hizo bípedo. Y, para hacerse
bípedo, tuvo que ascender a lo largo de su columna vertebral, gracias
a las instancias amorosas que -a través de la “Kundalini” y de los
“Chakras”, hablando en términos tántricos- lo van colocando en esa
posición.
Entonces, su energía va ascendiendo por los diferentes peldaños del
amor, que transcurren a través de la columna vertebral. Éstos son los
responsables de almacenar los conflictos psico-afectivos y emociona
les. Y es ahí -en el Canal Tou Ma¡ y todas sus derivaciones- donde va
mos a actuar para desbloquear todos esos estancamientos, todos esos
malos rollos, todos esos malos pensamientos que tienen las gentes en
sus emociones, en sus afectos... En definitiva, en su vida espiritual.
Vamos a actuar ahí, con el dedo pulgar, desde la zona del cóccix
-desde el pliegue interglúteo, decíamos- hasta la séptima cervical. Y
vamos a ascender por todo el Tou Maí, haciendo especial hincapié en
M ing M e n , en L ing T a i , en S hen D ao y en T ao D a o .
160
Entonces:
Un masaje muy suave por el Tou M a ¡, haciendo presión con el pul
gar.
Veíamos que el canal de Tou M a í se amplificaba por toda la espal
da y por todo el vientre -conviene repasar el recorrido del canal-.
3 “Demonio” en chino.
161
Lo siguiente que hacíamos era “espantar fantasmas”: palmoteos en
toda la espalda con las dos manos a la vez, y la mano en forma de
cuenco, para no dañar.
162
(H)
AMOS a trabajar en las manos, porque es el lu
gar donde recuperaremos esa vitalidad, esa
prevención, esa permanencia.
Permanecer; pero permanecer de manera dig
na, clara. Que no tenga que venir nadie a rehacerte, sino que tú tengas
capacidad -hasta donde Dios quiera- de permanecer, pero en unas
condiciones adecuadas. Es prevención y también es tratamiento,
“El hombre permanece y hace su historia... a través de las
manos”.
Así completamos cinco tratamientos diferentes en uno solo: Los
pies, con tres tratamientos; con la columna, el cuarto; y el quin
to, con las manos.
La mano es otro microsistema. En las manos -como sucedía con
los pies- tenemos tres canales Yin y tres canales Yang que nos van a
permitir hablar de esa perm anencia .
La pregunta es:
¿Qué canales, realmente, mantienen nuestra permanencia?
A la hora de preguntarnos quién va a mantener nuestra permanen
cia, nos damos cuenta de que, evidentemente, lo que hace que nos
otros permanezcamos son:
S an J iao y X in B ao
165
Ésos son los dos aspectos que vamos a tocar.
166
A continuación, mandamos cerrar la mano y, con el dedo medio,
golpeamos inmediatamente después del segundo metacarpiano. Se
corresponde con el resonador que tonifica el S an J ia o : Z ho n g Z h u ,
“Islote Central”, 3SJ. Y después de eso, recorremos el canal hasta
“salir de dudas”. O sea, recorremos el canal hasta el 7SJ, Huí Z o n g ,
“Encuentro con los Antepasados”.
167
Fíjense bien en lo que hemos hecho. Hemos estirado, primero, pa
ra ir a los puntos Ting. Hemos mandado cerrar la mano, hemos tonifi
cado, y luego hemos seguido todo el canal hasta el 7 de S an J iao .
Pero hemos seguido una línea recta. No hemos recorrido exactamen
te el zigzag que hace el canal.
Ahora vamos a introducir una variable que nos va a permitir una
permanencia todavía mayor. Y es el trabajo con el Maestro de Cora
zón -no solamente en Lao G o n g , que ya lo hemos hecho-, sino en
N ei G u a n , “Barrera Interna”, 6MC, y D a L in g , “Gran Meseta”, 7MC. Es
tos dos resonadores, en ese orden.
¿Por qué? Porque hoy sabemos que los telómeros -esa parte final
del DNA- tienen un código establecido, preciso: TTAGGG. Para que
no se les olvide nunca es: “Teta, je, je, je”. Ése es el código que tie
nen todos lo telómeros.
Los telómeros son los extremos de los cromosomas, que se van
desgastando en el transcurso de los ciclos celulares. Y están relacio
nados con la capacidad de reproducción de la célula. Sevan gastan
do, y cuando se han gastado, ya no hay más reproducción, y te
empiezas a hacer viejo, gordo, fondón y feo.
Entonces, como sabemos que son esas dos tripletas, nos vamos al
“Ajedrez Oracular” y descubrimos casualmente que:
TTA se corresponde con el 6 de MC.
GGG se corresponde con el 7 de MC.
Y es más, eso nos indica que uno se corresponde con “La Humil
dad”, y el otro se corresponde con “La Creatividad del Cielo”.
168
Colocan el pulgar sobre el canal de Maestro de Corazón, en “La
Barrera Interna”, N ei G u a n , donde presionamos. Continuamos con el
pulgar hasta llegar a D a L in g , y lanzamos el dedo en la dirección del
canal, como si diera un salto desde “La Gran Meseta”. Siempre pro
curando actuar en las dos manos a la vez.
169
Quinto: volver al Maestro de Corazón para actuar sobre el geno-
ma del ser, en base al conocimiento del telómero, en un código que
vemos que está representado en el tablero del “Ajedrez Oracular”, y
que se corresponde casualmente con esos resonadores.
Hay más resonadores en las cuadrículas de esos escaques, pero
hemos elegido esos dos, en este caso, para La Permanencia.
No lo olviden: se actúa en ambas manos a la vez.
170
“Barreras Internas” que nosotros tenemos, para alcanzar una acti
tud humilde ante la Creación- , que sería el Maestro de Corazón.
¿Que después lo queramos hacer coincidir con los telómeros?
Pues bien está, porque tiene un fundamento.
Es muy importante que el discurso interno esté muy claro, y saber
que...
A TRAVÉS DE NUESTRAS MANOS, HEMOS RECUPERADO LA IDEA ESENCIAL
POR LA CUAL EL HOMBRE PUEDE PERMANECER, PUEDE SUBSISTIR COMO IDEA,
PUEDE CONVIVIR COMO ESTADO DE AMOR, PUEDE CAPACITARSE Y AMPLIFICAR
SUS RECURSOS, Y PUEDE REPARARSE CONTINUAMENTE.
Lo » t u t e o p e í r u A T A H t e n r o
171
¡Fíjense de qué forma tan mágica ha quedado configurado todo el
tratamiento!
❖ Los órganos, que tienen configuración física, los hemos traba
jado todos en los pies. Porque podríamos haber trabajado, también en
los pies, Y in K e o , Y ang O e ... Pero no. En los pies hemos actuado so
bre el descenso del Yang y el ascenso del Yin: sobre los canales de
Hígado, Riñón, Bazo, Vesícula Biliar, Vejiga y Estómago. Y a través
de éstos, gracias a la existencia del concepto de “Canaf Unitario”, he
mos actuado también sobre los del miembro superior. Es decir, que
los órganos están en la Tierra, aquí.
❖ Luego hemos actuado sobre los Vasos Maravillosos, como el lu
gar de partida que nos sustenta; el Origen.
❖ Y culminando, hemos actuado en la vía que une y desune -por así
decirlo- lo mágico de la Creación con lo concreto de lo Terrestre.
La secuencia que hemos seguido es:
Primero, lo Terrestre: los órganos y entrañas.
Después hemos ido a lo más Celeste: Tou Maí.
Y luego hemos ido a los canales que unen lo Celeste con lo Te
rrestre: S an J iao y X in B a o .
172
Maí, resulta que hemos recogido aquella energía de la Tierra que es
tá tanto en el Cielo Anterior como en el Cielo Posterior -y nos sirve,
por tanto, de intermediación-, y que equiparamos con el Soplo Espi
ritual Sensible.
Si lo vemos, entonces, desde este punto de vista, hemos empeza
do por la sexualidad. C h o n g Maí es el canal que vehiculiza funda
mentalmente la energía J ing Q i -energía sexual-, que está tanto en
el Cielo Anterior como en el Cielo Posterior. O sea que, bajo ese pun
to de vista, hemos comenzado bien, porque lo hemos hecho a través
de la energía que nos permite la procreación.
173
El tercer movimiento consiste en promover todos los actos de
“Capacitación”; capacitar al ser para que obtenga, de su posición, to
dos los recursos necesarios para evolucionar de forma progresiva.
174
M iec
Palabras iniciales......................................................................... 9
La casa de Melquisedec................................................................. 10
Iniciando la acción.......................................................................... 12
LA TERAPIA DEL CENTRO.......................................................... 17
Los Microsistemas...................................................................... .. 21
El Pie ............................................................................ 22
Visualización.................................................................................. 22
Identificación, tocar....................................................................... 23
Las Articulaciones........................................................................ 24
Artrosis, un estilo de vida............................................................ 27
La memoria cerebral del pie........................................................ 28
Singularidad de cada pie................. 30
¿Bálsamos? ¿Aceites? ..................................................... 31
REPARAR .............................................................................. 33
LA IDENTIFICACIÓN ............................................................... 43
Meditación: sino, signo, sí y no.................................................... 45
DEFiNiR EL “SÍ”.............................................................................. 51
CAPACITACIÓN.............................................................................. 59
El Pie: el anclaje del ser............................................... 6
El instrumento del Masaje............................................................. 63
La unidad Zhong............................................................................. 65
Frecuencia de tratamiento............................................................. 70
ARMONIZAR EL PSIQUISMO, EMOCIONES, AFECTOS 73
Espiritualidad, emociones y afectos.............................................. 75
179
La Columna vertebral: una serie de peldaños............................... 81
El Homo erectus........................................................................... 82
Dar testimonio............................................................................... 83
Curvarse como una serpiente: La Fuerza del Tou M ai............... 86
Una percepción especial de la realidad...................................... 87
El genoma “basura” ...................................................................... 89
Tou Mai... es el Shakti................................................................... 90
El obstáculo del desamor.............................................................. 91
Una columna con grilletes............................................................ 95
En el fondo somos “troncos” ......................................................... 97
Dejar fluir el agua......................................................................... 99
El Tou Mai y el líquido cefalorraquídeo...................................... 100
La acción sobre Tou Mai.............................................................. 102
Visualización................................................................................ 103
La Piel........................................................................................... 104
Contacto con Tou Mai.................................................................. 104
Zonas abiertas y zonas contraídas............................................. 106
Masaje del Tou Mai:..................................................................... 107
Cuatro resonadores básicos........................................................ 108
La zona cervical........................................................................... 109
Regulación general: Masaje de los Huato:................................. 110
El Tren o... el Riel.......................................................................... 111
Recapitulamos: Condiciones generales del masaje..................... 112
Masaje de los IU de la espalda.................................................... 116
Los Ben Shen.............................................................................. 117
Espantando fantasmas............................ 118
Despegar las alas........................................................................ 119
¡A las Bisagras!............................................................................. 120
Los microsistemas........................................................................ 122
180
En suma....................................................................................... 125
LA PERMANENCIA (I)................................................................. 127
Meditación: “La Permanencia” ..................................................... 129
Un repaso general....................................................................... 136
Reparar o... La desorganización compensatoria........................ 137
Gong Sun para niños................................................................... 144
Gong Sun en la mujer.................................................................. 145
Gong Sun y la próstata......................................... 147
En suma....................................................................................... 148
Gong Sun y las matemáticas....................................................... 149
Reafirmar el “Sí” .......................................................................... 149
Capacitación................................................................................ 150
Todos podemos capacitarnos...................................................... 151
Los Yin y Yang del pie.................................................................. 152
Regulación psico-afectiva o espiritual:....................................... 156
Despegando las alas................................................................... 161
LA PERMANENCIA (II)................................................................ 163
Lo mágico del tratamiento........................................................... 171
BREVE NOTA BIOGRÁFICA DEL AUTOR................................ 175
181
¿Qué extraños, misteriosos y mágicos avatares se encuentran
en las manos para que, cuando se aplican mediante masaje a los
cuerpos doloridos, resentidos, enfermos, o a punto de enfermar,
puedan calmar sus pesares, sus dolores y sus daños?
El doctor José Luis Padilla, experto especialista en Medicina
Tradicional China, tras casi cuarenta años de experiencia clínica
como acupuntor, ofrece en este libro las claves para la iniciación de
un viaje mágico por el cuerpo humano, en el que las manos serán
el vehículo más adecuado para restablecer (a través del masaje en
los resonadores, los canales de energía, etc.) su salud integral, si
guiendo las enseñanzas milenarias de la medicina energética china.
En esta misma colección, el Dr. Padilla ha publicado también su
imprescindible “Curso de Acupuntura”, así como “Medicina Tradi
cional China”, “La Acupuntura en la senda de la salud. 4.140
casos clínicos”, “Fisiología y tratamiento en Medicina Tradicio
nal China”, “Sistemas de regulación energética en Medicina Tra
dicional China” y su edición comentada del “Tratado Clásico de
Acupuntura”, de Haungfu Mi, la obra más antigua existente en la
actualidad sobre Medicina Tradicional China.
ISBN 978-84-7813-340-6
9 788478 133406