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LAS R E L A C I O N E S MÉXICO-URSS

HUMBERTO GARZA ELIZONDO

L O S ACTORES

A L ESTUDIAR LAS RELACIONES entre M é x i c o y la U R S S conviene tener


presentes las características básicas de cada uno de los actores, para for-
marse una idea aproximada de la naturaleza y el alcance de esas rela-
ciones, así como del papel que corresponde d e s e m p e ñ a r a cada uno de
estos países.
Para bien o para m a l , la U R S S y M é x i c o tienen pocos intereses en
c o m ú n . L a URSS fue el primer país socialista y durante u n largo tiempo,
aproximadamente hasta principios de los a ñ o s sesenta, se le c o n s i d e r ó
como " l a madre patria del socialismo" y " l a cabeza del movimiento
comunista internacional"; tiene u n sistema político que sorprende por
su estabilidad, a pesar de su complejidad y dimensiones; es u n país indus-
trial desarrollado y relativamente rico; y en el terreno internacional, a
partir de 1945 se c o n v i r t i ó en una de las dos superpotencias. L a U R S S
es una potencia universal, en cuanto tiene intereses en todas las latitu-
des del orbe y capacidad para defender estos intereses.
Por su parte, M é x i c o es u n país capitalista (aunque por exigencias
de política interna no se identifica abiertamente como tal) en vías de
industrialización y de m o d e r n i z a c i ó n ; tiene u n sistema político relati-
vamente estable en c o m p a r a c i ó n con otros países en desarrollo, aunque
no con base en otros criterios; y, en el terreno internacional, desde la
segunda mitad de los años sesenta se le ha considerado como una "poten-
cia m e d i a " , debido a su extensión territorial, su u b i c a c i ó n estratégica,
sus recursos naturales, etc. N o obstante, al mismo tiempo es u n país
con u n alto grado de dependencia frente al exterior.

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L A N A T U R A L E Z A D E SUS RELACIONES

Las relaciones entre la U R S S y M é x i c o son: 1) asimétricas: entre una de


las dos superpotencias, que aspira a ser la primera, y una "potencia
m e d i a " con una política exterior declarativa, normativa y marcadamente
bilateral; 2) de signo contrario: entre u n país socialista, industrial y desa-
rrollado,' y uno capitalista, agrícola y en desarrollo; 3) de baja prioridad:
la U R S S ocupa u n lugar marginal en al escala de prioridades de las re-
laciones internacionales de M é x i c o , y una situación correlativa se pre-
senta a la inversa, y 4) de carácter simbólico: independientemente del ca-
r á c t e r p r i m a r i o (político, e c o n ó m i c o , tecnológico o cultural) de las
transacciones entre la U R S S y M é x i c o , éstas tienen u n marcado carác-
ter simbólico. De hecho, las transacciones en cualquier nivel son esca-
sas e irregulares, pero éstas simbolizan la existencia de vínculos y cana-
les de c o m u n i c a c i ó n y, sobre todo, la posibilidad de que éstos se
desarrollen en el futuro.
El interés de la U R S S en M é x i c o tiene u n doble c a r á c t e r : el p r i -
mero y el m á s importante para los soviéticos es " i n d i r e c t o " ; esto es,
la U R S S se interesa por M é x i c o , una "potencia m e d i a " m u y depen-
diente del exterior, en función de que M é x i c o es importante para Esta-
dos Unidos por m á s de una r a z ó n vital: por estar ubicado dentro del
á r e a de "seguridad n a c i o n a l " de Estados Unidos; porque Washington
necesita que se mantenga la estabilidad política en M é x i c o , y por la
"dependencia" norteamericana de los recursos naturales mexicanos.
A l hablar de las relaciones entre la U R S S y A m é r i c a L a t i n a , los
soviéticos parecen hacer una diferenciación sutil entre "las relaciones
con M é x i c o " y las relaciones " c o n otros países latinoamericanos", lo
que implicaría una " r e l a c i ó n especial" con el primero, que p o d r í a inter-
pretarse como contrapartida de la supuesta " r e l a c i ó n especial" entre
M é x i c o y Estados U n i d o s . Esto es, si M é x i c o recibe u n trato especial
por parte de Washington, ello obedece a la importancia intrínseca del
p a í s , y si M é x i c o es importante para Estados Unidos, ello a su vez lo
hace obligadamente importante para la U R S S . Se ha insistido mucho
en la "dependencia" ( e c o n ó m i c a , política, militar, cultural) de M é x i c o
respecto a Estados U n i d o s . A h o r a bien, Estados Unidos "depende" a
su vez de M é x i c o , auncjue en mucho menor grado, y la U R S S ha mani-
festado en diversas instancias su particular interés en esa dependencia.
El segundo c a r á c t e r del interés de la U R S S en M é x i c o es el
" d i r e c t o " , esto es, los soviéticos se interesan por M é x i c o en función
de la importancia i n t r í n s e c a del p a í s , basada en factores tales como su
extensión territorial, su ubicación geográfica, sus recursos naturales, etc.
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A d e m á s , a esta importancia inherente se añade el supuesto de que México


tiene capacidad de ejercer cierta influencia sobre otros países latinoa-
mericanos. Los soviéticos tienden a centrar su a t e n c i ó n en aquellos paí-
ses con influencia regional en un área determinada, tendencia que forma
parte integral de la estrategia de M o s c ú frente a los países en desarrollo
de Asia, Africa y A m é r i c a Latina.
Por otra parte, las relaciones internacionales de M é x i c o se concen-
tran en Estados Unidos (aproximadamente el 60 o 70 por ciento de todas
nuestras transacciones con el exterior). M u y por debajo de este nivel,
ocupan u n segundo plano las relaciones con Europa Occidental y J a p ó n .
Vienen d e s p u é s los vínculos con A m é r i c a Latina. Y en u n cuarto nivel
están las relaciones con los países socialistas, apenas por encima de a q u é -
llas con los países en desarrollo de Asia y Africa.
M é x i c o y la U R S S están separados por 15 000 kilómetros, y a pesar
de que la geografía no es u n obstáculo insalvable, como lo ha demos-
trado el caso de Cuba, el volumen y el significado de las relaciones
mexicano-soviéticas parecen reflejar esta lejanía. Existen pocos intere-
ses en c o m ú n entre estos dos países, salvo el propósito circunstancial:
formal, protocolario, carente de una verdadera convicción; esporádico: cada
tantos a ñ o s , cuando se realiza una visita de alto nivel, y efímero: durante
algunos meses antes y d e s p u é s de la visita, de encontrar intereses en
c o m ú n . E n estas circunstancias, ios escasos intereses comunes que se
han encontrado han resultado ser poco concretos, esto es, se expresan
en referencias a grandes abstracciones como " l a preservación de la paz",
" l a d i s m i n u c i ó n de la tensión internacional", " l a igualdad de los esta-
dos", " e l progreso social", etc. A su vez, estos intereses se ubican ya
sea en el pasado (la tradición revolucionaria de los pueblos soviético y
mexicano) o en el futuro (planes y proyectos por realizar), mas no en
el presente, en el que sólo se cuenta con el reconocimiento de las gran-
des diferencias, y con buena disposición e intenciones de reducir éstas
en alguna medida.
Las relaciones M é x i c o - U R S S son m u y limitadas en el plano polí-
tico; la mayor parte se desarrollan en los á m b i t o s comercial, científico,
técnico y cultural. A h o r a bien, en el nivel comercial se aprovechan al
m í n i m o las oportunidades reales que se han creado con base en conve-
nios y acuerdos existentes, y menos a ú n las muchas potencialidades que
ofrece este nivel. E n forma similar, en los niveles científico y técnico
los acuerdos vigentes han abierto oportunidades concretas, pero al igual
que las anteriores éstas no se aprovechan, debido principalmente a que
M é x i c o duda que la maquinaria soviética se adapte a sus necesidades
y que puedan conseguirse refacciones; a d e m á s , M é x i c o es renuente a
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aceptar la entrada al país de grupos numerosos de especialistas y técni-


cos soviéticos. Es en el á m b i t o cultural, el menos comprometido y pro-
b l e m á t i c o , por ende el m á s seguro, en el que se llevan a cabo el mayor
n ú m e r o de intercambios entre la U R S S y M é x i c o .
A lo largo de los a ñ o s , las relaciones entre los dos países han estado
alimentadas principalmente de: visitas de grupos de estudio, delegacio-
nes culturales, c o m p a ñ í a s de teatro y conjuntos folklóricos, y de mues-
tras cinematográficas, exposiciones varias, intercambio de estudiantes
y entrega de condecoraciones (la O r d e n del Águila Azteca y el Premio
L e n i n de ¡a Paz). I m p o r t a a q u í señalar que, no obstante la reducida
importancia intrínseca de los contactos e intercambios en el nivel cultu-
r a l , los soviéticos los consideran instrumento efectivo para mantener
abiertos canales de c o m u n i c a c i ó n y, en esta forma, ampliar su influen-
cia en otros planos.
Se presenta así u n panorama en el que el volumen de contactos e
intercambios es inversamente proporciona! a l a importancia de los niveles
en que se llevan a cabo. Los contactos e intercambios entre la U R S S
y M é x i c o son: 1) m í n i m o s e irregulares en el nivel político; 2) reducidos
e inexplorados en el á m b i t o comercial; 3) limitados y menospreciados
en los campos científico y técnico, y 4) en t é r m i n o s comparativos con
los niveles anteriores, numerosos y frecuentes en el nivel cultural.
T a l vez el tema en el que m á s se aproximan los intereses políticos
de M é x i c o y la U R S S sea el del nacionalismo. El nacionalismo mexi-
cano, con sus inevitables manifestaciones antinorteamericanas, coincide
sin p r o p o n é r s e l o con el antiimperialismo soviético y su lucha en contra
de Estados U n i d o s . Tradicionalmente, los soviéticos han apoyado los
esfuerzos de los países en desarrollo, en forma particular los de los paí-
ses latinoamericanos, por defender su independencia y su s o b e r a n í a , así
como su derecho a mantener el control sobre sus recursos naturales. L a
U R S S se beneficia indirectamente de cada manifestación antinortea-
mericana y antioccidental derivada del nacionalismo de estos países. De
este modo, las dificultades entre M é x i c o y Estados Unidos representan
fuentes de posibles ganancias políticas para la U R S S . M o s c ú ha procu-
rado capitalizar esta natural coincidencia de intereses entre el naciona-
l i s m o de los países en desarrollo y el antiimperialismo soviético, y ha
tenido cierto éxito, sobre todo al hacer aparecer a Estados Unidos como
enemigo c o m ú n de los pueblos.
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CONDICIONAMIENTOS A LAS RELACIONES MÉXICO-URSS

Las esferas de influencia se han convertido en f e n ó m e n o familiar en la


política internacional de nuestros días, y

. . .querrámoslo o no, México cae dentro de la esfera de influencia de Esta-


dos Unidos. A partir de la Segunda Guerra Mundial, con la división del
mundo en dos grandes bloques de poder antagónicos, y posteriormente
a lo largo del desarrollo de la Guerra Fría, México ha formado parte ina-
lienable del Mundo Occidental. Y la relación bilateral entre México y Esta-
dos Unidos, desde la perspectiva de este último país, siempre estará supe-
1
ditada a la relación Este-Oeste.

Estados Unidos tiene su foco de atención en la U n i ó n Soviética, mien-


tras que M é x i c o tiene su foco de a t e n c i ó n en Estados Unidos. L o que
es importante para la política exterior de Estados Unidos necesariamente
lo es para la relación entre México y Estados Unidos, y, por consiguiente,
para la política exterior de M é x i c o en su conjunto.
A u n q u e no deja de resultar i n c ó m o d o reconocerlo en estos t é r m i -
nos, la suerte de M é x i c o está estrechamente asociada a la de Estados
U n i d o s . E l elemento central de la política exterior de M é x i c o es la rela-
ción bilateral con Estados Unidos. Esta relación es una constante inelu-
dible en la realidad internacional de M é x i c o , y en función de ella se
establecen y delimitan el margen y la capacidad de maniobra de M é x i c o
frente a otros países y otros problemas.
M é x i c o y la U R S S no son "vecinos distantes"; son, simplemente,
países distantes. Parafraseando un dicho ya legendario, de esos que sir-
ven para esbozar a grandes trazos la u b i c a c i ó n de M é x i c o en la geopolí-
tica del momento, se p o d r í a exclamar: ¡Pobre M é x i c o , tan lejos de la
U R S S y tan cerca de Estados Unidos! Justamente en r a z ó n de la dis-
tancia que los separa, se ha generado una peculiar atracción entre México
y la U R S S , una atracción que en ocasiones pudiera resultar morbosa
por su c a r á c t e r prohibido.
Se ha comparado la posición de M é x i c o frente a Estados Unidos
con la posición de Polonia respecto a la U R S S . Es una c o m p a r a c i ó n
i n c ó m o d a e irritante por todo lo que implica y sugiere respecto a las
limitaciones que circunscriben la independencia y la a u t o n o m í a de
M é x i c o en el terreno internacional. Sin embargo, toda proporción guar-

1
L o r e n z o M e y e r , " E n c u e n t r o s C e r c a n o s " (entrevista), Razones, n ú m . 72, octu-
bre de 1982, pp. 4-17.
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dada y una vez realizados los ajustes y matices obligados, la compara-


c i ó n puede resultar útil para ilustrar a grandes trazos la libertad de manio-
b r a de M é x i c o frente a la U R S S .
De este modo, procede dar luz verde a la extrapolación: Polonia
se encuentra dentro de la esfera de influencia y, a ú n m á s importante,
dentro del á r e a de seguridad nacional de la U R S S . Entonces, práctica-
mente todos los aspectos de la vida política interna e internacional de
Polonia son de vital interés para la U R S S , por lo que este país ejerce
supervisión m u y estrecha sobre el desarrollo de dichas políticas. Por ejem-
p l o , en una situación hipotética, Polonia e n c o n t r a r í a límites estrictos
(tácitos y explícitos) en caso de que intentara modificar la orientación
de su sistema político o de que buscara entablar con Estados Unidos
a l g ú n tipo de relación que, a j u i c i o de M o s c ú , afectara los intereses de
la U R S S .
Por su parte, M é x i c o se encuentra en una situación similar respecto
a Estados Unidos. En consecuencia, existen límites sobreentendidos pero
claros a la libertad de maniobra de M é x i c o en relación con el campo
socialista en general y con la U R S S en particular.
H a y límites finitos a las relaciones de M é x i c o con el "campo socia-
l i s t a " establecidos en función de las relaciones de México con el " m u n d o
capitalista". L a política exterior de M é x i c o hacia los países socialistas
se desarrolla en el marco de su o r i e n t a c i ó n obligadamente occidental.
Y las relaciones de M é x i c o con esos países tienen como punto de refe-
rencia inescapable las relaciones de México con Estados Unidos. L a polí-
tica exterior y las relaciones de M é x i c o con los países socialistas pueden
incluso explicarse como parte de las relaciones de M é x i c o con Estados
U n i d o s . P a r a d ó j i c a m e n t e , la viabilidad y los avances de las relaciones
de M é x i c o con los países socialistas dependen de los buenos t é r m i n o s
de las relaciones de M é x i c o con Estados U n i d o s .
Las relaciones de M é x i c o con los países socialistas son relaciones
"residuales", esto es, se dan d e s p u é s de y en función de las relaciones
de M é x i c o con Estados Unidos en particular, y con el mundo occiden-
tal en general. Parece evidente el hecho de que las relaciones de M é x i c o
con Estados Unidos bien pueden contener la llave para explicar sus rela-
ciones con los países socialistas.
Desde la perspectiva mexicana, las relaciones entre M é x i c o y los
países socialistas están condicionadas por los fenómenos siguientes: 1.) la
política exterior de Estados Unidos; 2) las relaciones entre Estados Unidos
y la U n i ó n Soviética; 3) las relaciones generales Este-Oeste, y 4) las rela-
ciones bilaterales entre M é x i c o y Estados Unidos.
Esta secuencia de condicionamientos se explica de manera m u y
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e s q u e m á t i c a de la siguiente manera. L a política exterior general de Esta-


dos U n i d o s influye en forma decisiva sobre las relaciones entre Estados
Unidos y la U n i ó n Soviética. Las relaciones bilaterales entre las dos su per-
potencias se manifiestan en el plano de las relaciones Este-Oeste, es decir
en las relaciones entre el campo socialista y el mundo capitalista. Dichas
relaciones establecen, a su vez, el grado de t e n s i ó n - r e l a j a m i e n t o , de
conflicto-cooperación en el sistema internacional. A este conjunto de ele-
mentos se incorpora, finalmente, s o b r e d e t e r m i n á n d o l o , el estado de las
relaciones bilaterales entre M é x i c o y Estados Unidos.

L A I M P O R T A N C I A D E M É X I C O PARA L A U R S S

Es necesario conocer lo que está ocurriendo en la U R S S para entender


lo que está pasando en Estados Unidos, y es necesario entender lo que
e s t á ocurriendo en Estados Unidos para poder explicar lo que está
pasando en M é x i c o . A d e m á s , es necesario conocer lo que ocurre en la
r e l a c i ó n entre la URSS y Estados Unidos para comprender la política
internacional. Y es necesario seguir los acontecimientos de la política
internacional para explicar lo que está pasando con la política exterior
de M é x i c o .
L a U R S S , en la perspectiva de Estados Unidos, es m u y diferente
a la U R S S desde el punto de vista de M é x i c o . M é x i c o , en la perspec-
tiva de Estados Unidos, es m u y diferente de M é x i c o en la visión de la
U R S S . Estas perspectivas diversas se explican, naturalmente, como con-
secuencia de que cada uno de estos actores tiene u n " i n t e r é s nacional"
y , por ende, objetivos propios de política exterior, con base en los cua-
les define su posición frente al resto de los actores y define t a m b i é n su
i n t e r p r e t a c i ó n de la política internacional.
En el curso de las ú l t i m a s dos d é c a d a s , M é x i c o y los países socialis-
tas se observan m á s de cerca y muestran un interés m á s consistente y
sostenido en el desarrollo de sus políticas internas y externas respecti-
vas. E n este periodo, M é x i c o adquiere una visión m á s completa y rea-
lista del campo socialista en general y de la U R S S en particular. M é x i c o
a m p l í a y profundiza su conocimiento de la historia, del sistema polí-
tico, de la e c o n o m í a , de la o r g a n i z a c i ó n social y, sobre todo, de la polí-
tica exterior de los países socialistas. A su vez, el campo socialista mani-
fiesta particular interés en la política exterior de México, a la que reconoce
el carácter de "independiente". En el curso de los últimos años a u m e n t ó
sensiblemente la a t e n c i ó n que presta M o s c ú a M é x i c o . Los medios de
c o m u n i c a c i ó n soviéticos ofrecieron i n f o r m a c i ó n abundante sobre este
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p a í s . Los temas en los que concentraron su a t e n c i ó n fueron: 1) las rela-


ciones de M é x i c o con Estados Unidos; 2) la política de México frente
a C e n t r o a m é r i c a ; 3) la política petrolera, y 4) la política exterior inde-
pendiente de M é x i c o .
Grosso modo, puede afirmarse que el campo socialista se vuelve m á s
i m p o r t a n t e para M é x i c o , a la vez que éste adquiere mayor importancia
p a r a algunos países socialistas. A h o r a bien, la importancia del campo
socialista para M é x i c o no es directa e inmediata, sino que resulta del
aumento del poder relativo de la U R S S en el escenario internacional,
lo cual repercute —para bien o para m a l , en mayor o menor grado—
e n todos los países sin excepción, desde Estados Unidos hasta las Islas
Seychelles.
A su vez, la mayor importancia de M é x i c o para los países socialis-
tas es resultado de un conjunto de factores: 1) el aumento del poder rela-
t i v o de M é x i c o , en la escena internacional; 2) la política exterior inde-
pendiente de M é x i c o y las coincidencias entre ésta y algunas posiciones
que defienden los países socialistas en política internacional; 3) la ubi-
c a c i ó n estratégica de M é x i c o , vecino inmediato de Estados Unidos, y
4) el agravamiento del conflicto Este-Oeste (entre finales de los a ñ o s
setenta y mediados de los ochenta).
M á s allá de sus intereses nacionales respectivos y de sus lógicas dife-
rencias en política internacional, M é x i c o y los países del campo socia-
lista tienen intereses en c o m ú n , coincidencias y aproximaciones. Estos
intereses no se dan en el terreno de lo concreto y lo inmediato, sino que
tienen carácter estratégico y geopolítico, a d e m á s de ser intereses a futuro,
de mediano y largo plazo. Son, por lo tanto, intereses lejanos en apa-
riencia, difíciles de precisar, pero que cobran perspectiva y sentido en
o p o s i c i ó n a Estados Unidos.
De acuerdo con los teóricos soviéticos, M é x i c o y los países socialis-
tas son "aliados naturales". A u n q u e por razones distintas y en plazos
m u y diferentes, tanto M é x i c o como la U n i ó n Soviética han de hacer
frente a la influencia norteamericana, para contenerla y en la medida
de lo posible controlarla, por lo que existen fundamentos para que, en
forma deliberada o por coincidencia, se encuentren haciendo causa
c o m ú n o prestándose apoyo mutuo frente a las presiones de Estados U n i -
dos. C o n frecuencia, M é x i c o ha respaldado o, mejor dicho, coincidido
con la visión soviética de los problemas internacionales.
En esencia, las relaciones entre México y los países socialistas se com-
ponen de los siguientes elementos: 1) coincidencias en el plano multila-
teral respecto a los grandes temas de la política internacional; 2) objeti-
vos de c a r á c t e r estratégico y geopolítico de mediano y largo plazo;
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3) intercambios funcionales; 4) diplomacia, y 5) expectativas. De hecho,


éstos son los únicos elementos con los que puede construirse una rela-
c i ó n , en ausencia de: 1) intereses vitales; 2) necesidades reales, y
3) complementariedad de intereses.
A d e m á s de los condicionamientos impuestos a estas relaciones por
f e n ó m e n o s ajenos a las mismas, tales como la estructura del poder inter-
nacional (bipolaridad nuclear) y la d i n á m i c a de la política internacio-
nal (grado de tensión o relajamiento de esta política), estas relaciones
se ven limitadas por sus propios condicionamientos, esto es, por las " l ó g i -
cas divergencias" y contradicciones derivadas de la existencia de "sis-
temas económicos y sociales diferentes".

M É X I C O FRENTE A L E Q U I L I B R I O E S T R A T É G I C O D E L PODER

L a m u y debatida y debatible alteración del equilibrio estratégico, en


el curso de la ú l t i m a d é c a d a , entre Estados Unidos y la U R S S en favor
de esta ú l t i m a , r e p e r c u t i ó sobre toda la red de equilibrios del sistema
internacional, incluso el equilibrio de las relaciones entre M é x i c o y la
U R S S , y, m á s importante a ú n para el primero, el equilibrio de las rela-
ciones entre México y Estados Unidos. La alteración del equüibrio bipolar
supuestamente provocada por el armamentismo y el expansionismo de
la U R S S , fue el argumento central que utilizó el gobierno del presidente
Reagan para colocar a Estados Unidos a la ofensiva y volver m á s firme
y decidida su política exterior. Este cambio de estrategia se manifestó
con intensidad variable en todos los planos de la política exterior nor-
teamericana. Para M é x i c o , este cambio se expresó en u n endurecimiento
de la posición general de Estados Unidos y, por consiguiente, en el dete-
rioro (por malentendidos y fricciones) de las relaciones entre ambos
países.
De este modo, al modificarse el equilibrio estratégico entre las dos
superpotencias, Estados Unidos se aparta de la posición internacional
que sostiene M é x i c o , mientras que la U R S S y el campo socialista se
acercan a la posición de M é x i c o . Cabe precisar que la posición de México
se define tanto en función de sus propias iniciativas como por referen-
cia a los polos del sistema internacional.
Las relaciones entre M é x i c o y los países socialistas no son resultado
de una necesidad vital, directa o inmediata, n i son fruto de una corriente
e s p o n t á n e a de s i m p a t í a r e c í p r o c a . Esas relaciones y las políticas en que
se sustentan son subproductos generados en la b ú s q u e d a de equilibrios
en el contexto internacional.
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Para M é x i c o , son relaciones de equilibrio, en cuanto buscan com-


pensar en el plano superestructural, es decir el plano de racionalizacio-
nes, s í m b o l o s , i m á g e n e s , referencias y expectativas, la gran concentra-
c i ó n de las relaciones de M é x i c o en Estados Unidos.
M é x i c o se acerca a los países socialistas, no porque en estos países
encuentre la solución a algunos de sus problemas o satisfacción para sus
necesidades objetivas, sino porque de alguna manera piensa que estos
acercamientos son u n elemento equilibrador en las relaciones interna-
cionales del p a í s . E n el mismo sentido, se piensa que esos acercamien-
tos son indicadores de la a u t o n o m í a de M é x i c o y de la independencia
de su política exterior respecto a Estados Unidos. E n u n mundo que
se rige por relaciones de d o m i n a c i ó n - s u b o r d i n a c i ó n , este tipo de indi-
cadores se convierte en uno de los satisfactores m á s apreciados para los
p a í s e s subordinados. A u n y cuando M é x i c o no consiguiese n i n g ú n otro
beneficio concreto de sus relaciones con los países socialistas, los símbo-
los son ya u n logro considerable.
Para la U R S S y los países socialistas, las relaciones con M é x i c o son
relaciones de equilibrio en cuanto buscan avanzar posiciones, esto es,
influencias, valores e intereses en u n país estrechamente asociado a Esta-
dos Unidos, es decir un país que se ubica, en t é r m i n o s estratégicos, polí-
ticos y e c o n ó m i c o s , en el otro polo de la estructura internacional del
poder: en el m u n d o occidental, en el m u n d o capitalista.

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