You are on page 1of 29

El desafío de los predilectos

Escuchar la voz de Dios ante la situación de la juventud excluida


Leonel Burone, Uruguay
lburone@adinet.com.uy

Introducción

El botija había pasado desde los 6 hasta los 12 años prácticamente en la calle,
porque su madre, según decía, “se calentaba y lo corría”. Las noches, las pasaba en
una especie de pequeña carpa, muy chiquita, quizás de un metro y medio de largo, de
alto le llegaba a la cintura..., apenas si entraba en ella. Construida con nylon y ropa
vieja, estaba escondida detrás de unas enramadas al costado de la vía del tren.
Durante el día cuidaba autos y “mangueaba” por ahí. La gente de la vuelta lo
apreciaba mucho, es que era muy simpático con ellos, tenía siempre la sonrisa
dibujada..., ¡bruto comprador el gurí!. Llamaba la atención, como un muchachito tan
golpeado por la vida se desenvolvía con tanta naturalidad, con tanta alegría...
Javier hace hoy ya dos años que está en un establecimiento del Instituto Nacional
del Menor, internado bajo máximas medidas de seguridad..., sí, por cometer un acto de
violencia contra dos chiquitos de 6 y 7 años que conmovió a toda la sociedad.
¿Qué pasó?, ¿dónde quedó aquella sonrisa, aquella alegría?, ¿de dónde salió
tanta furia? “¡No!”, decía la gente de la zona, “¡ese gurí no pudo haber hecho eso!”.
Lo cierto y doloroso es que en estos dos años el chico no avanza mucho en su
proceso, los funcionarios del lugar no descubren porqué, y cómo, en poco rato, puede
variar de la mayor de las dulzuras a la mas fría de las violencias..., ¡nadie sabe porqué!.
Un viernes, hace un par de meses, le llevé una cruz, - “¡para que Dios esté cerca
tuyo!”, le dije.
- “¡Dios ya está conmigo!”, me respondió, - “me dijo una vez una señora, cuando
yo estaba en la calle, que Dios está en los que están mas mal de todos, ¡cómo yo!”...

La de Javier, es sólo una de las tantas historias que numerosos muchachos viven a lo largo y
ancho de nuestro Continente. Son historias jóvenes azotadas por el dolor y el abandono, producto de la
injusticia provocada por los mecanismos de exclusión aplicados por los sistemas económicos y sociales.
Son los predilectos de Dios, ellos representan un verdadero desafío a una comunidad cristiana que
quiere vivir radicalmente el seguimiento de Cristo.
El presente trabajo, quiere ser un intento en el cual, partiendo de la escucha de la voz de Dios
que clama desde esas historias, iluminados por la Palabra, caminemos en la reflexión y en la búsqueda,
hacia una respuesta cada vez más firme a esa voz que se nos impone como imperativo, a quienes
queremos seguir a Cristo en la tarea del Reino.

En cuanto al itinerario a seguir: al inicio (primer capítulo), trataremos de plantear la temática a


través de un breve análisis de la realidad del joven excluido, dando, luego de presentar dicha realidad,
una mirada a su contexto más amplio, que es el de la pobreza estructural, para así abordar a
continuación algunos aspectos de la problemática; deserción escolar, situación de calle y violencia.
Luego (capítulo segundo), deteniéndonos en las Sagradas Escrituras, veremos cómo Dios, tanto en el A.
T. como en el N. T., se manifiesta en contra de la injusticia y a favor de sus víctimas. El Dios de la Biblia
es el Dios de los pobres y de los pequeños, no sólo por ser ellos sus predilectos, sino también porque
en ellos se manifiesta presente.
El joven pobre es punto de encuentro de las dos grandes opciones que la Iglesia latinoamericana
ha postulado en las últimas décadas. A partir de dichas opciones buscaremos (capítulo tercero), desde
los documentos de las Asambleas generales del episcopado realizadas en Medellín, Puebla y Santo
Domingo, acercarnos a la reflexión teológica y pastoral de ambas. Finalmente (capítulo cuarto),
iluminados por la enseñanza de Jesús, intentaremos dejar planteados algunos posibles caminos a
seguir como forma de respuesta a la problemática, desde nuestra perspectiva cristiana y eclesial,
El Desafío de los predilectos 2
queriendo ser fieles a ese llamado que nos hace el Concilio Vaticano II, en su Constitución Dogmática
sobre la Iglesia: “...Cristo fue enviado por el Padre para evangelizar a los pobres, y levantar a los
oprimidos (Lc 4,18), para buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10): de manera semejante la
Iglesia abraza a todos los afligidos por la debilidad humana, más aún, reconoce en los pobres y en los
que sufren la imagen de su Fundador pobre y paciente, se esfuerza en aliviar sus necesidades, y
pretende servir en ellos a Cristo...” .1

Indice
Introducción.
1. La Situación de riesgo de los jóvenes excluidos.
1.1- El contexto de los excluidos.
1.2- De la escuela a la calle.
1.3- Las máscaras de la violencia.
2- Un Dios que antepone al mas pequeño.
2.1- Dios escucha y salva a los oprimidos.
2.2- Felices los pobres.
3- En el encuentro de dos Grandes opciones.
3.1- La opción por los jóvenes.
3.2- La opción por los pobres.
3.2.1- ¿Qué es?, Y ¿quién la realiza?
3.2.2- ¿Quién es el Pobre?
3.2.3- El por qué de una opción por los Pobres.
4- Se trata de “ser prójimos”.
4.1- Al verle tuvo compasión.
4.1.2- Capaces de contemplar.
4.2- Se acercó.
4.3- Sanó sus heridas...
4.3.1- Ser profetas del cambio.
4.3.2- Apostar a la Educación.
4.3.3- Hacia un trabajo popular y comunitario.
A modo de conclusión.
Bibliografía.
Indice

La situación de riesgo
de los jóvenes excluidos

"Descubrir en los rostros sufrientes de los pobres el rostro del Señor es algo que desafía a todos
los cristianos a una profunda conversión personal y eclesial. En la fe encontramos los rostros
desfigurados por el hambre, consecuencia de la inflación, de la deuda externa y de las injusticias
sociales; los rostros desilusionados por los políticos, que prometen pero no cumplen; los rostros
humillados a causa de su propia cultura, que no es respetada y es incluso despreciada; los rostros
aterrorizados por la violencia diaria e indiscriminada; rostros angustiados de los menores
abandonados que caminan por nuestras calles y duermen bajo nuestros puentes, los rostros
sufridos de las mujeres humilladas y postergadas, los rostros cansados de los migrantes, que no
encuentran digna acogida; los rostros envejecidos por el tiempo y el trabajo de los que no tienen lo
mínimo para sobrevivir dignamente". 2
1
CONCILIO VATICANO II, “Constitución Dogmática Lumen Gentium”, Noviembre de 1964, Nº8.
2
IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO; “Nueva evangelización.
Promoción humana. Cultura cristiana”, Santo Domingo 1992, Nº 178. (en adelanta citaré este
documento: Santp Domingo)
El Desafío de los predilectos 3

“Minoridad en peligro”, “chicos de la calle”, “jóvenes en situación de riesgo”, son algunas de las
denominaciones que habitualmente se da a la realidad de todos estos muchachos a los que se refiere
el documento de la IV Asamblea General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, en medio
de esa larga y dolorosa lista de rostros sufrientes de nuestro Continente.
Son cada uno de esos jovencitos que a diario vemos por las calles de nuestra ciudad, en los
ómnibus, en las puertas de los supermercados o centros comerciales, mendigando una moneda,
cuidando autos o vendiendo "a voluntad". Son también aquellos otros que prefieren encontrarse en el
barrio, en alguna esquina o callejón, a matar el tiempo fumando, observando, esperando a que -como
ellos dicen- "pinte algo".
Hoy día, esta situación representa una de las categorías mas graves de pobreza dadas sus
manifestaciones de hambre, desnudez, desprotección, insalubridad, ignorancia, abandono, intemperie
y otras tantas circunstancias que lo caracterizan como un prototipo de la agresión del subdesarrollo.
Así es, los efectos del subdesarrollo en el sentido económico, político y social, con toda la acumulación
de la pobreza sobre la mayoría de la población latinoamericana genera el crecimiento inquietante de
este fenómeno social del “muchacho de la calle” o “muchacho en riesgo”.
Un estudio realizado por el Foro Juvenil sobre “Promoción en salud con jóvenes en situación de
riesgo”, define dicha situación desde cuatro aspectos que para ellos coinciden con los principales
agentes de socialización:
Pertenencia a familias desestructuradas y/o con escasa capacidad de acompañar el crecimiento
de estos adolescentes.
La deserción precoz del sistema educativo o la tendencia a que esto acontezca.
La no participación en forma estable en el mercado laboral.
La falta de espacios integradores para estos chicos, lo que determina que la mayor parte del
tiempo lo pasen en la calle, en compañía de sus pares. 3

Y cabría preguntarnos: ¿en riesgo de qué? Podríamos responder diciendo que están en riesgo por
estar sometidos a las distintas formas de violencia con que las sociedad los amenaza, en riesgo de vivir
la vida entera excluidos del sistema, en riesgo de no poder desarrollar a pleno sus potencialidades y
sus valores, en riesgo de no alcanzar ese derecho de todo ser humano que sin duda significa llevar
adelante un proyecto de vida que los pueda conducir hacia una verdadera realización personal.

Sin pretender llevar a cabo un análisis demasiado pormenorizado, ya que no es la principal


intención de nuestra reflexión, intentaremos acercarnos a la realidad del joven excluido,
aproximándonos a algunos aspectos que están presentes en dicha situación y que consideramos de
importancia en la temática.

1.1- El contexto de los excluidos

En primer lugar, para poder comprender mejor la realidad del joven excluido es necesario que
previamente nos ubiquemos en el marco de su contexto social más amplio, ya que dicha realidad es
expresión de una estructura social generadora de diferencias insultantes que sobrepasa las fronteras
de cada país estando directamente conectada a las situaciones globales de subdesarrollo. Aquí nos
encontramos frente a la situación que viven las grandes masas empobrecidas de nuestro Continente,
situación que es reflexionada y ante todo denunciada por la conferencia de Santo Domingo en el
ámbito de su sección "Empobrecimiento y Solidaridad": "El creciente empobrecimiento en el que están
sumergidos millones de hermanos nuestros hasta llegar a intolerables extremos de miseria es el más
devastador y humillante flagelo que vive América Latina y el Caribe... Las estadísticas muestran con
elocuencia que en la última década las situaciones de pobreza han crecido tanto en números absolutos
como relativos... La política de corte neoliberal que predomina hoy en América Latina y el Caribe
profundiza aún mas las consecuencias negativas de estos mecanismos".. 4

La expansión y el fortalecimiento del sector desarrollado para ser manipulado a favor de los
intereses del capitalismo mundial y para ser puesto a su servicio ha sido elemento clave de la
consolidación del subdesarrollo y el empobrecimiento en nuestro Continente. Las relaciones opresoras
internas, en contra de las grandes mayorías de cada nación, establecidas por minorías que gozan de
poderes exorbitantes para acumular la parte mayor de los beneficios sociales en su favor, ha permitido
que el mundo desarrollado se haya apoderado y adueñado de aquellas naciones que un día creyeron
estar en vía de desarrollo, las hayan privado de su autonomía y las expolien de sus bienes naturales,
3
Cfr: Sergio MIGLIORATTA, Virginia VARELA, Roberto GALLINAL, Ana María ECHEVERRIA, Promoción en
salud con jóvenes en riesgo, Manuscrito del Foro Juvenil, Montevideo 1992, p. 2.
4
Santo Domingo, Nº 179.
El Desafío de los predilectos 4
las priven de sus posibilidades de poder llevar adelante sus propios proyectos de sociedad y las pongan
así a sostener los altos niveles de vida y demás privilegios de los países industrializados 5.
Nuestros pueblos han perdido su poder de determinaciones políticas y económicas propias y de
transformación de sus estructuras de dependencia. La pobreza ha crecido y sigue creciendo
acumulativamente para las grandes mayorías desocupadas o cuyos salarios viven deprimidos aún por
debajo de los niveles de subsistencia para sostener los privilegios de las minorías. Las condiciones
económicas y sociales impuestas al mundo subdesarrollado para el pago de la deuda externa y para el
otorgamiento de nuevos préstamos por los organismos financieros internacionales implican el
mantenimiento y aún el aumento de las condiciones de privación para las masa pobres.
Los inmensos grupos humanos que padecen distintos grados de pobreza hasta llegar a niveles
de pobreza crítica que tienden a generalizarse, son grupos oprimidos y explotados. Sus condiciones no
se explican fundamentalmente por incapacidades personales o por retardos comprensibles de una
sociedad en transición hacia condiciones mejores y hacia un modelo redentor de la pobreza: la suya es
una pobreza impuesta, una negación por parte de la sociedad a la satisfacción de las necesidades
básicas y fundamentales sin cuya solución no hay crecimiento humano, una negación del
reconocimiento de derechos inalienables en contra de la vida humana. 6
Así, la exclusión social, partiendo de la aplicación de determinados modelos económicos y
políticos, se expresa en diversos aspectos de la realidad de los grupos empobrecidos: el hambre, la
enfermedad, la desocupación, la expulsión del sistema educativo, la falta de vivienda digna y hasta la
marginación geográfica y ambiental. Al observar un poco más detenidamente podremos notar cómo,
las personas con menos recursos, pasan a aprovechar aquellas zonas mas apartadas que no han sido
ocupadas por estar desertificándose, ser insalubres o peligrosas. En el campo ocupan las peores
tierras, con falta de acceso al agua, sin posibilidades de recursos adicionales para el cultivo o la
ganadería. En las ciudades, los asentamientos se agolpan en los márgenes de los arroyos (muchas
veces contaminados), en lugares inundables o al borde de carreteras. Sin ningún tipo de salubridad, la
contaminación prolifera con altos índices de enfermedades infecciosas y servicios comunitarios
mínimos. De esta manera los sectores más empobrecidos, los marginados pasan así a ocupar el
ambiente de la pobreza. Allí coinciden la pobreza social con la ecológica.
En las zonas urbanas de nuestro país, importante por el objeto de nuestra reflexión, encontramos
a estos grupos fundamentalmente en las realidades conocidas como “asentamientos” o "cantegriles”
(que no es exclusivo de nuestro país y en otros lugares del Continente son conocidos como favelas,
villas miserias, poblaciones, callejones, solares, etc.), es la pobreza histórica, con una serie de pautas
culturales muy fuertes, que hacen a la vida interior de éste y a su relación con el mundo exterior, con
la especial significación que toma la violencia, ocupando el peor lugar en el imaginario colectivo. Un
folleto publicado por FUCVAM (Federación unificadora de cooperativas de vivienda por ayuda mutua)
en el año 1997, explicaba que en los últimos diez años el número de viviendas en estos barrios ha
crecido un 176 %, lo que se traduce en un porcentaje de casi un 10 % anual (acumulativo). 7
El "conventillo", es una versión de pobreza en mucho similar a la anterior, pero con un universo
simbólico diferente, con el entramado familiar del tugurio, metidos en el centro de la ciudad (no en los
márgenes), con el componente racial y cultural, mezcla de orgullo y estigma. 8 Desde hace ya unos
años, en nuestra capital, con los procesos de urbanización, muchos de estos han ido desapareciendo,
siendo sus habitantes trasladados a barrios periféricos.
La estructura familiar de estos grupos marginales es de gran movilidad, siendo la figura de la
madre la más estable, y la que se constituye generalmente en jefa del hogar. La imagen paterna está
desfigurada y es reemplazado el lugar del padre por distintos concubinos. Normalmente existen
numerosos hijos y los más chicos son cuidados por los mayores (en distintos aspectos según sea el
sexo de este último) quienes además asumen tempranamente un rol de apoyo económico en el hogar.
Generalmente, otras personas forman parte del grupo familiar, adquiriendo especial importancia la
figura de la abuela, quien suele ejercer su dominación sobre el resto de los integrantes.
La existencia de tantos hombres, mujeres, jóvenes y niños inmersos en esta realidad para nada
pasa desapercibida, basta con salir a las calles y ante nuestros ojos desfilarán tan sólo algunas
muestras del inmenso dolor que todas y cada una de estas personas viven y sufren desde las periferias
del mundo.

1.2- De la escuela a la calle


5
Cfr: Jaime RODRIGUEZ; “El muchacho de la calle” en AA.VV., “Emarginazione giovanile e pedagogía
salesiana”, Ed. LDC, Torino 1987, pp. 159-191.
6
Ibidem.
7
Cfr: FUCVAM; “ La reforma urbana 5: Contra la pobreza urbana, por la dignidad”, Folleto de FUCVAM
publicado en Febrero de 1997.
8
Cfr: S. MIGLIORATTA, V. VARELA, R. GALLINAL, A. M. ECHEVERRIA, Promoción en salud... o.c., p. 3.
El Desafío de los predilectos 5

Si nos detenemos en el terreno de la educación, notamos cómo una gran cantidad de niños
provenientes de familias que viven con sus necesidades básicas insatisfechas desertan del sistema
educativo formal quedando definitivamente por fuera del mismo. Algunos estudios del Consejo de
Educación Primaria señalan que la repetición y la deserción, en un 70 % se concentra en el 10 % de las
escuelas de las franjas de pobreza. El 10% de todos los jóvenes entre 15 y 24 años, según estudios
realizados por CEPAL, no han finalizado los seis años de primaria, constatándose que la inmensa
mayoría de este porcentaje corresponde a la población mencionada. 9
La escuela está lejos de la vida de los chicos, el lenguaje que usa no es entendido por ellos
quienes tienen, a su vez una cultura propia, que debería representar la base, desde la cual partir, para
llevar adelante el proceso educativo, pero que es, de hecho, relegada e ignorada. Los docentes
carecen, además, de una preparación adecuada para trabajar en realidades de extrema pobreza, y los
programas no tienen en cuenta la cultura, la situación, la historia del barrio y de su gente. Por su parte,
las metodologías aplicadas se centran en un tipo de educación fuertemente tradicional, que privilegia
la cultura humanística no teniendo en cuenta el bajo nivel de concentración y de autodisciplina del que
son capaces estos chicos.10
Todo esto, al vincularse con el conjunto de carencias ya conocidas en estos niños, como la mala
alimentación, la falta en su casa de un espacio adecuado para el estudio, el fracaso escolar, la
inexistencia en muchos casos de acompañamiento y exigencia por parte de la familia, etc., incide en
ellos, generando una situación tal, que impiden su permanencia en el ámbito de la escuela. Por otra
parte, dicha pertenencia, no es visualizada por ellos como algo útil, con sentido. El sicólogo Jorge
Ferrando resalta cómo otro aspecto de esta problemática resulta ser la relación del chico con su madre:
“La figura central en torno a la cual gira la vida afectiva, educativa, de socialización y de supervivencia
del niño, es la madre. Tener hijos es para ella una forma de sentirse socialmente reconocida, y eso le
da cierto poder, el que ejerce sobre sus hijos, a quienes vive como una parte de ella... El comienzo de
la escuela enfrenta a ambos a un desprendimiento para el que no están preparados, y esto influye
significativamente en el fracaso escolar”.11
Resulta, a su vez, tan interesante como doloroso el aporte del Dr. Julio Cesar Saettone en su
reflexión sobre esta temática: “Dada su escasa educación, esos niños están condenados cuando llegan
a adultos al desempleo o bien al empleo marginal. En consecuencia, su pobreza persistirá en su vida
adulta y será heredada por sus hijos quienes con toda posibilidad repetirán el esquema de fracaso
escolar de sus padres”.12
Así, el menor marginado, suple el tiempo de la escuela por esa otra “escuela” que es la calle. En
este ambiente construye su centro de referencia y en cierto modo también sus dimensiones afectivas.
Una de las características que presenta la vida en la calle, es la rápida integración del muchacho
a un grupo con quien rehace sus relaciones de tipo primario en las que podrá proyectar sus
necesidades afectivas y expresar su capacidad de solidaridad. La intensidad de estas relaciones con el
grupo pueden ser explicadas por la necesidad que tiene de protección, frente a la agresividad y la
violencia con las que el medio ambiente los amenaza.
Es conveniente que distingamos, dentro de lo que habitualmente conocemos como chicos de la
calle, la categoría "en calle", y diferenciarla de la categoría "de la calle" propiamente. Vamos a
referirnos a cinco situaciones que enunció O. de Oliveira en "O menino o travalho e a Lei", Rio de
Janeiro 1987:
Menores escolarizados que viven con sus familias pero que trabajan en la calle.
Menores que no concurren a la escuela, que mantienen contactos regulares con su familia y que
obtiene en la calle un medio de subsistencia para sí y/o su familia.
Menores en la misma situación anterior pero que mantienen contactos irregulares con su familia.
Menores que han abandonado la escuela, que se han separado de su familia, que viven y
trabajan en la calle, pero sin cometer actos antisociales.
Menores en las mismas condiciones pero que incluyen en los medios utilizados para vivir, los
medios ilegales.

Mientras que las dos primeras categorías corresponden a los llamados chicos en situación de
calle, las tres últimas conforman efectivamente la categoría de chicos de la calle. (quizás podamos
encontrar en la situación que describe el punto b, la realidad más habitual en nuestro país).

9
Cfr: María de los Angeles PEREZ FERREIRO, Derecho Penal Juvenil, Ed. Universitaria, Montevideo
1993, p.36.
10
Cfr: AA.VV., Movimiento Tacurú: Un sueño hecho realidad, Imprenta Gráfica Futura, Montevideo
1996, p. 19.
11
Jorge FERRANDO, Pensando en la educación popular, Ed. Nordan-comunidad, Montevideo 1991 3, pp.
157-158.
12
Julio Cesar SAETTONE, Minoridad en peligro, Ed. Fundación de Cultura Universitaria, Montevideo
1989, p. 119.
El Desafío de los predilectos 6

Los adolescentes y jóvenes en situación de calle ven satisfechas muy precariamente las
denominadas necesidades fundamentales para un desarrollo armónico de su persona. En particular y
en un orden decreciente de urgencia pero creciente de insatisfacciones las vinculadas a: la
sobrevivencia y el mantenimiento de la vida, la protección y el enriquecimiento de ésta, la dimensión
lúdica y el desarrollo de las capacidades, habilidades y destrezas.
Es posible reafirmar entonces que constituyen la categoría social más expuesta a un conjunto de
violencias sociales que se inician en el momento mismo de ser engendrados. La violencia es un dato
constante en su existencia, oponiéndose al desarrollo de una personalidad con capacidad de mantener
un equilibrio con el entorno.13

La doctora María del Carmen Curbelo, en el Foro sobre minoridad denominado "El niño de hoy",
realizado en Montevideo en 1991, exponía acerca del tema de la violencia en estos menores que: "Son
los menores adolescentes de la calle los mejores ejemplos de la violencia porque generalmente
sobreviven desde que tienen pocos años continuamente en la calle, enfrentando la violencia de las
condiciones hostiles, de la policía, de los propios compañeros, de los adultos, que los explotan de las
más variadas formas y de la propia población que les teme, los ignora y los agrede. Prefieren sin
embargo, la violencia de la calle a la familiar. La calle para ellos, es una triste opción social". 14
La situación es preocupante, la necesidad de tantos menores de deambular por las calles en
búsqueda de ingresos económicos, vínculos afectivos, espacios de recreación u otros, expuestos a
tantas formas de violencia, expuestos a caer en adicciones con todo lo que implican en el deterioro de
la persona, se presenta como denuncia y desafío a la sociedad toda y a los mecanismos por ella misma
generados.

1.3- Las máscaras de la violencia

Habitualmente, y favorecido por el sensacionalismo frío de algunos medios de prensa, se tiende


a cargar sobre el menor marginado el rótulo de la transgresión.
El propio director del Instituto de Educación y Recuperación Juvenil del Instituto Nacional del
Menor, Sergio Miglioratta, en una entrevista publicada por el diario "El País" el 7 de mayo de 1999 da
un alerta sobre el peligro de la universalización de dicho rótulo: "... ojo, no significa que pobreza sea
igual a delincuencia en ningún sentido, y científicamente se lo demuestro. Si tenemos 172 menores
internados con medidas de seguridad, significa un porcentaje mínimo respecto al total de niños,
adolescentes y jóvenes que viven por debajo de la línea de pobreza".
En esta misma perspectiva, es interesante el análisis que realiza el sociólogo Rafael Bayce en el
antes mencionado foro sobre minoridad del año 91: "Uno de cada cuatro menores, padece de
necesidades básicas insatisfechas, y uno de cada veinte menores, se encuentra en condiciones de
insatisfacción del nivel de subsistencia. Y solo uno de cada mil menores tiene conductas delictivas.
¿Qué quiere decir esto?, si confrontamos las cifras de uno sobre cuatro y uno sobre dos mil llegamos a
la conclusión de que la sociedad es quinientas veces más culpable frente a los menores que estos
frente a la sociedad. La sociedad adulta pone a uno de cada cuatro menores en condiciones de
necesidad básica y pone a uno de cada veinte en condiciones de insatisfacción del nivel de
subsistencia. Sin embargo, sólo uno de cada dos mil delinquen. Vamos a suponer que ese uno es
solamente el descubierto; vamos a suponer que en realidad es uno cada doscientos el que delinque; o
mejor, vamos a suponer que son diez, que es una barbaridad. De todas maneras, la sociedad en esa
hipótesis sería diez veces más culpable que los menores". 15
Si algo debemos tener bien claro ante todo es que incurrimos en una gran injusticia cuando
aplicamos globalmente la categoría de "delincuentes" u otras similares a los chicos excluidos
quedándonos tranquilamente por fuera de la problemática.
Ahora bien, no podemos tampoco desconocer ni dejarnos de alarmar con la otra afirmación que
en el citado artículo de "El País", hacía el Director del Instituto de Educación y Recuperación Juvenil:
"Prácticamente el 100% de la población que hoy tenemos en el INTERJ proviene de las familias que
pertenecen a grupos de los llamados socioeconómicos deprimidos...".
¿Qué es entonces lo que sucede? Creemos que la respuesta a esta interrogante está
íntimamente vinculada a lo que venimos desarrollando desde el principio. El hecho de la conducta
transgresora es un emergente que no podemos desligar de esa gran cadena provocada por la
13
Cfr: Mariela MAZZOTTI, Cristina RODRIGUEZ, Andrea MARTINEZ, Sergio MIGLIORATTA, Educando
desde la calle, Ed. CLAEH y Foro Juvenil, Montevideo 1992, pp. 17-18.
14
María del Carmen CURBELO, "La Calle una triste opción social", en AA.VV, El niño de hoy, Junta
departamental de Montevideo, 1992, pp. 53-55
15
Rafael BAYCE, "La Sociedad es 500 veces mas culpable que el menor infractor", en AA.VV, El niño
de hoy, Junta departamental de Montevideo, pp. 68-74.
El Desafío de los predilectos 7
aplicación de modelos socioeconómicos generadores de subdesarrollo y marginalidad. Las
consecuencias de esta marginalidad influyen de diversas formas y grados en cada individuo. Por esto
hay algunos que, debido al rol que juegan las distintas condicionantes particulares: sicológicas,
históricas, familiares, hereditarias, ambientales, etc., resultan más vulnerables a las repercusiones que
ejercen sobre sí las manifestaciones de la violencia social (que ya hablábamos al describir la situación
de calle), lo que desemboca en una actitud, por su parte, de reproducción de la propia violencia
recibida, que se traduce en acciones agresivas de carácter muchas veces delictivas. Ante la pregunta
de porqué se aprovechaba de una anciana indefensa para robarla, Sergio de 13 años respondió; "-¿y
porqué te creés que mi padrastro me casca a mí?". La violencia, que es recibida por estos muchachos
en una relación "más fuerte a más débil", es reproducida por ellos de la misma forma.
Si bien no se trata, de ninguna manera, de justificar las acciones violentas ejercidas por estos
chicos, tampoco se trata de tomarlos como "chivo expiatorio", como los únicos responsables,
simplificando una situación que es por demás compleja. Si son agresores es porque, mucho más, son
víctimas de la agresión. También aquí, podemos comprobar cómo, la sociedad, con sus estructuras,
resulta diez, quinientas y mil veces más culpable que el menor transgresor.
Desde toda esta problemática del joven marginado a la que brevemente hemos querido
aproximarnos, el Señor nos llama a todos los cristianos, particular y comunitariamente, a una
permanente conversión; la Buena Noticia ya ha sido dada en la Parábola del juicio final en el Evangelio
de San Mateo: cada vez que recibimos a uno de estos, los más pequeños hermanos suyos a El mismo
lo recibimos. Abrir el corazón y poner manos a la obra es tarea continua y necesaria para quien quiere
comprometerse con radicalidad en su seguimiento.

2- Un Dios que antepone


al más pequeño

Si bien toda esta situación de la juventud excluida con sus características particulares y
concretas constituye una realidad relativamente nueva, esa otra realidad mas amplia que está por
detrás, sosteniéndola, es la misma que a lo largo de la historia han padecido y padecen las grandes
mayorías de la humanidad. Mas allá del cambio en sus expresiones o manifestaciones, el sufrimiento
creado por las situaciones de injusticia y opresión es el mismo de siempre, así como también es la
misma de siempre la opción que Dios hace por estos hijos suyos mas pequeños y necesitados.
Al recorrer las páginas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento nos encontramos
permanentemente ante la evidencia de esta predilección de Dios. Predilección que implica estar de su
lado y denunciar las conductas de quienes los oprimen, predilección que implica escuchar su grito y
salvarlos, predilección que implica exhortar a los hombres a no dar la espalda a las necesidades de los
que sufren y a ponerse también de su parte, predilección que implica llegar incluso a identificarse con
los últimos.

2.1- Dios escucha y salva a los oprimidos

Luis González Carvajal, en su libro “Con los pobres, contra la pobreza”, remarca la existencia en
el Antiguo Testamento de dos clases de pobreza: la horizontal (que la experimentan unos seres
humanos al compararse con otros) y la vertical (que la experimenta el hombre religioso al compararse
con Dios). Refiriéndose a la primera, el autor remarca que es contraria a la voluntad de Dios y descubre
cómo el Antiguo Testamento repite infinidad de veces que la tierra es de Yavé (Lev 25,23; Jos 2,19; Os
9,3; Jer, 16,18; Sal 85,2; Ez 36,5; etc.) debiendo todos sus hijos disfrutar de ella por igual.
Los planes de Dios al establecer a los israelitas en la tierra prometida eran por demás precisos;
“No habrá ningún necesitado en medio de vosotros” (Dt 15,4).16

Así es, en el libro del Exodo encontramos al Pueblo de Israel esclavo en Egipto en un estado de
indigencia y opresión de los mas absolutos. Yavé poniéndose de su parte determina liberarlo de esta
opresión conduciéndolo a la Tierra que mana leche y miel (Ex 3,17). Luego de la entrada en Palestina,

16
Cfr: Luis GONZALEZ CARBAJAL, Con los pobres, contra la pobreza, Ed. Paulinas, Madrid 1991 2, pp.42-
43.
El Desafío de los predilectos 8
surgen una serie de disparidades de bienes, a raíz de esto la Ley de la Torah y particularmente la ley
mosaica, van a condenar la explotación de los pobres y las injusticias sociales exigiendo justicia en
bien de los humildes e indefensos (Ex 21,16; 22,21-26; 23,6-9; Lev 19,13; 25; Dt 15,17ss; 26,12-13;
24,14-15).17
También los profetas del AT se mostrarán implacables frente a aquellos que cometen injusticias
en perjuicio de los débiles. El profeta Elías se enfrenta a Ajab cuando éste pretendía tomar posesión de
la viña de Nabot el pobre (1Re 1,19ss).
Por su parte, Amos denuncia crudamente la actitud de quien se aprovecha y pisotea al pobre y
de quien maltrata al necesitado (Am 2,6ss; 4,1; 5,11; 6,12; 8,4). No menos firmes resultan las
denuncias de otros profetas en este mismo sentido, tal es el caso de Isaías (3,11.16ss; 9,9-10),
Jeremías (22,3) y Oseas (12,8).
Isaías, enfatiza que el ayuno que Dios quiere es que se le ame en el prójimo: “¿No será más bien
este otro el ayuno que yo quiero?, oráculo de Yavé: desatar los lazos de la maldad, deshacer las
correas del yugo, dar libertad a los quebrantados y arrancar todo yugo. ¿No será partir al hambriento
tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en tu casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu
semejante no te apartes?“ (Is 58,6-7).
El profeta Sofonías, a su vez, invita a los humildes a buscar constantemente a Yavé y a encontrar
en la práctica de la justicia y de la propia humildad un buen refugio para el día de la cólera de Yavé (Sof
2,3).
En efecto, tanto la ley, y en especial el Deuteronomio como los profetas coinciden en la
prescripción de un conjunto de actitudes caritativas y de medidas sociales tendientes a atenuar el
sufrimiento de los indigentes.
Tampoco los sabios dejarán de recordar los derechos sagrados de los pobres, de quienes el Señor
es poderoso protector.18 En el mundo de la sabiduría, la pobreza es vista como una calamidad, como la
peor suerte que le puede tocar a un ser humano (Prov 14,20; 19,4; 22,7; Si 13,3.18-20), la función de
Yavé es defender la causa del los pobres (Prov 14,3; 15,25; 22,22-23; Si 34,19-22; 35,11-14) Dios
defiende la causa de los débiles para que los poderosos no los atropellen impunemente. 19

La limosna, por su parte, va a aparecer aquí como un elemento de carácter esencial de la


verdadera piedad bíblica (Tob 4,7-11; Eclo 3,30-4, 6). 20

El pobre de los Salmos aparece como el amigo y el servidor de Yavé, en él se refugia y en él pone
su confianza (Sal 86,1ss; 34,5-11). Yavé, no olvida el grito de los pobres y oprimidos sino que los
escucha y los salva (Sal 9-10,12; 13,19; 10,17; 18,28; 22,25; 34,5-11; 37,11).
Es cierto que en ellos no oímos sólo los lamentos de los indigentes, sino también la oración de
los perseguidos, de los desgraciados, de los afligidos; pero es verdad también que todos estos forman
parte de la familia de los pobres de quienes los salmos nos revelan su alma común (Sal 9-10; 22; 25;
69).21

Podemos ver entonces a lo largo del Antiguo Testamento, una verdadera unanimidad en
considerar la pobreza como un escándalo producido por la maldad de los hombres y contrario a la
voluntad de Dios.22

2.2- Felices los pobres.

El plan de Dios es de salvación universal: ¡realizar para todos su Reino de fraternidad!. Pero
dicho plan es revelado ante todo a Israel, ese pueblo tan pequeño e insignificante si lo comparamos
con el conjunto de las naciones e imperios de la época. Ellos son los destinatarios privilegiados de la
revelación de Yahvé. El deberá ser luz de las naciones. Es la teología del “resto” (Is 10, 20-22).
De igual forma sucede con la venida de Jesús, es para todos pero preferencialmente para los
pobres. En su mensaje programático de Nazareth, Jesús afirma claramente que ha venido conforme a la
profecía de Isaías (61) a anunciar el Evangelio a los pobres (Lc 4,18 ss.). 23

17
Cfr: Pietro ROSSANO, Gianfranco RAVASI, Antonio GIRLANDA, voz “Pobreza” en Nuevo diccionario de
teología bíblica, Ed. Paulinas, Madrid 1990, pp. 1484-1500.
18
Cfr: Xavier LEON-DUFOUR, voz “Pobres” en Vocabulario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona
1965, pp. 620-623.
19
Cfr: Jorge PIXLEY, Clodovis BOFF, Opción por los pobres, Ed Paulinas, Madrid 1986, p. 66.
20
Cfr: X. LEON- D FOUR; Vocabulario de ... o.c., pp. 620-623.
21
Ibidem
22
Cfr: L. GONZALEZ CARBAJAL, Con los pobres... o.c., p. 43.
23
Cfr: Víctor CODINA, Santiago RAMIREZ, Espiritualidad del compromiso con los pobres, Ed. CLAR,
Bogotá 1988, pp. 95-96.
El Desafío de los predilectos 9
Con la bienaventuranza de los pobres (Mt 5,3; Lc 6,20) precisamente, da comienzo el sermón
inaugural de la prédica de Jesús quien quiere hacer que se reconozca en ellos a los privilegiados del
Reino que anuncia. 24 Los pobres son llamados bienaventurados porque pueden comprender ese Reino;
es éste el sentido de la exultación mesiánica de Jesús:
“En este mismo momento, Jesús movido por el Espíritu Santo, se estremeció de alegría y dijo:
-Padre, Señor del cielo y de la tierra, yo te bendigo, porque has ocultado estas cosas a los sabios e
inteligentes y se las has mostrado a los pequeñitos. Sí, Padre, así te pareció bien”. (Lc 10,21)
¿Quiénes son estos pequeños? Son los sencillos, los pobres, los ignorantes, a quienes
despreciaban los sabios y poderosos, los escribas y los fariseos. A estos pequeñitos Dios les revela los
misterios de su Reino (Mt 11,25) dando vuelta la lógica del mundo y provocando una crisis en los
bienpensantes (Jn 9,39).25
Es esta la lógica de Dios, la que canta María luego del anuncio del ángel, “Engrandece mi alma al
Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto sus ojos en la humildad de su
esclava... Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón,
derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y
despidió a los ricos sin nada...” (Lc 1,46-55).
Desde la óptica evangélica, por tanto, la justicia exigirá el ejercicio de la ayuda a los pobres (Mt
6,2ss). A sus seguidores les pedirá como forma de alcanzar mayor perfección la venta de sus bienes
para ser repartida entre los necesitados a fin de aliviar su indigencia (Mc 10,21). 26
La parábola de Lázaro y el rico Epulón (Lc 16,19ss) por un lado abre a la sensibilidad activa a
favor de los desposeídos, y por otro, siguiendo la línea de los profetas del AT y de los “ay” del tercer
Evangelio (Lc 6,24), denuncia la actitud de los que acumulan riquezas a costa del hambre de sus
hermanos. “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico pueda entrar en el
Reino de los cielos” (Mc 10,23ss).

Encontramos finalmente cómo el mismo Mesías de los pobres es también un verdadero pobre;
Belén (Lc 2,7), Nazareth (Mt 13,55), la vida pública (8,20), la cruz (27,35) son otras tantas formas de la
pobreza, abrazadas y consagradas por Jesús hasta el desamparo total. 27
Dios mismo se va anunciar presente en el necesitado siendo la actitud que con ellos se tenga,
criterio de Salvación: “...cada vez que lo hicisteis con uno de estos los más pequeños de mis hermanos
conmigo lo hicisteis”. (Mt 25, 34). Así, el juicio divino sobre la historia y sobre cada persona devuelve la
alegría definitiva a todos los descalificados del mundo. El Señor ya no sólo los defiende como juez justo
y poderoso, sino que se identifica con ellos, haciéndose el juicio en el mismo encuentro con ellos,
justamente porque Dios es juicio desde dentro de ellos, oprimido o amado en ellos, los últimos, los más
pequeños de este mundo.28
Al mirar la Iglesia primitiva notamos en las primeras comunidades un modelo radical de
solidaridad en esta línea ya que, cuentan los Hechos de los Apóstoles que repartían los bienes según
las necesidades de cada uno (Hch 2,45). Además para el servicio a favor de los pobres fueron elegidos
los siete (Hch 6,1ss).
Pablo, que había tomado muy en serio lo de socorrer a los hermanos necesitados (He 11,29),
predicará en sus cartas que la asistencia o servicio a los pobres constituye uno de los ministerios de las
comunidades cristianas (Ver: Rom 12,7ss; 1Cor 13,3ss). 29 Así es, el apóstol cuenta que en su primera
visita a la comunidad cristiana de Jerusalén, expuso su mensaje a Santiago, a Cefas y a Juan, que
reconocieron la gracia que les había sido dada y le impusieron como única condición para seguir su
anuncio de Cristo que no se olvidase de los pobres, “lo cual cumplí con presteza” (Gal 2,9-10).
Podemos ver en Pablo, tanto en la condición como en la pronta disposición, una clara conciencia del
privilegio de los pobres.30
La carta general de Santiago va por su parte a denunciar la penetración de valores mundanos
dentro de las Iglesias. El ejemplo que Santiago destaca es la acepción de personas que se hace en las
congregaciones cristianas, otorgando a los ricos el mismo tipo de preferencias que se les da en el
mundo.
“Oídme, hermanos amados, ¿no escogió Dios a los pobres del mundo para ser ricos en fe y
herederos del reino que prometió a quienes le aman?. Además, ¿no son los ricos los que blasfeman el
buen nombre que se anuncia sobre vosotros? (San 2,5-7).

24
Cfr: P. ROSSANO; G. RAVASI, A. GIRLANDA, Nuevo diccionario... o.c., pp. 1484-1500.
25
Cfr: V. CODINA, S. RAMIREZ, Espiritualidad del... o.c., p.96.
26
P. ROSSANO, G. RAVASI, A. GIRLANDA., Nuevo diccionario... o.c., 1484-1500..
27
Cfr: X. LEON- D FOUR, Vocabulario de... o.c., pp.620-623.
28
Cfr: Benjamín GONZALEZ BUELTA, Signos y parábolas para contemplar la historia, Ed. Sal Terrae,
Santander 1992, p. 145.
29
P. ROSSANO; G. RAVASI, A. GIRLANDA, Nuevo diccionario... o.c., pp. 1484-1500.
30
Cfr: J. PIXLEY, C. BOFF, Opción por... o.c., p. 82.
El Desafío de los predilectos 10
Podemos arribar, luego de esta breve aproximación a las escrituras, a la conclusión de que Dios
se revela a lo largo de su actuar en la Biblia como el Dios de los pobres, que toma partido por ellos y
con ellos se compromete. Los pobres constituyen un lugar privilegiado para cceder al misterio de Dios,
pues El se ha revelado y ha actuado en la historia principalmente a través de los pobres.

3- En el encuentro de
dos Grandes opciones

La Iglesia en América Latina ha impulsado en las últimas décadas dos grandes opciones de
manera preferencial para su acción pastoral y evangelizadora. Las Conferencias Generales del
Episcopado de nuestro Continente vieron la importancia de poner sus mayores fuerzas en los jóvenes y
en los pobres a partir de la situación histórica que ellos atraviesan. Buscaremos introducirnos en el
análisis de dichas opciones ya que encuentran a los jóvenes pobres en el vértice de ambas y por tanto
en el destino de cada uno de ellos.

3.1- La opción por los jóvenes

La conferencia de Santo Domingo, se propone renovar la opción preferencial por los jóvenes
proclamada en Puebla. En aquella ocasión, los obispos nos decían: “La Iglesia confía en los jóvenes.
Son para ella su esperanza. La Iglesia ve en la juventud de América Latina un verdadero potencial para
el presente y el futuro de su evangelización. Por ser verdadera dinamizadora del cuerpo social y
especialmente del cuerpo eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en su misión
evangelizadora en el Continente”.31
Santo Domingo señala que dicha opción, que no será sólo entendida de modo afectivo sino
también efectivo, debe significar una opción concreta por una pastoral juvenil en la que se dé un
acompañamiento y apoyo real con diálogo mutuo entre jóvenes, pastores y comunidades. Al finalizar la
sección dedicada a los “adolescentes y los jóvenes”, los obispos, en esa oportunidad, luego de mirar y
reflexionar sobre la situación del mundo juvenil, proponen una acción pastoral con una serie de
enunciados para llevarla adelante, entre los que queremos destacar:

“Que responda a las necesidades de maduración afectiva y a la necesidad de acompañar a los


adolescentes y jóvenes en todo el proceso de formación humana y crecimiento en la fe..." 32
“Que anuncie, en los compromisos asumidos y en la vida cotidiana que el Dios de la vida ama a
los jóvenes y quiere para ellos un futuro distinto sin frustraciones ni marginaciones, donde la vida
plena sea fruto accesible para todos”.33

“...Cuidará muy especialmente de dar relevancia a la pastoral de medios específicos donde viven
y actúan los adolescentes y jóvenes: campesinos, indígenas, afroamericanos, trabajadores,
estudiantes, pobladores de periferias urbanas, marginados, militares y jóvenes en situaciones
críticas”.34

“Para responder a la realidad cultural actual, la pastoral juvenil deberá presentar, con fuerza y
de un modo atractivo y accesible a la vida de los jóvenes, los ideales evangélicos. Deberá favorecer la
creación y animación de grupos y comunidades juveniles vigorosas y evangélicas, que aseguren la
continuidad y perseverancia de los procesos educativos de los adolescentes y los jóvenes y los
sensibilicen y comprometan a responder a los retos de la promoción humana, de la solidaridad y de la
construcción de la civilización del amor”.35

31
III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, “La evangelización en el presente
y en el futuro de América Latina”, Puebla 1979, Nº 1186. (en adelante citaré este documento:
Puebla)
32
Santo Domingo 115.
33
Ibid. 118.
34
Ibid. 119.
35
Ibid. 120.
El Desafío de los predilectos 11

Esta opción que la Iglesia en nuestro Continente anuncia y anima a llevar adelante, encuentra su
fuente en el Evangelio, en el amor que Cristo siente por los niños y por los jóvenes: "No impidan que
los niños se acerquen a mi" (Mt 19,14), dice a los apóstoles, que de un modo tanto expeditivo, querían
librarle de sus molestias. A su vez, en la conversación con el joven que le pregunta que debe hacer
para heredar la vida eterna (Mc 10,20), el evangelista pone acento en que "Jesús lo miro con cariño".
Por otra parte, encontramos que son también sugestivas tres resurrecciones que hace Jesús: la
de la hija de Jairo (Lc 8,49-56), la del hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-7), y la de Lázaro (Jn 11); la
emoción de Jesús y su intervención milagrosa demuestran claramente el amor que les profesa. 36
Juan Pablo II, en su “Carta a los Jóvenes del mundo”, en 1985, habla de la juventud como un
período de singular riqueza vivido por el ser humano, la riqueza de descubrir y simultáneamente
programar, elegir, prever y tomar las primeras decisiones, que después habrán de tener gran
importancia: la juventud, nos dice, es una edad intensa y muy delicada. 37
Una opción preferencial por los jóvenes desde la perspectiva del Evangelio implica ir hacia ellos,
hacia sus ambientes y sus culturas, saber mirar la realidad y reaccionar ante ella desde su propio punto
de vista, siendo sensibles a los aspectos que favorecen su evangelización y también a aquellos que
suponen riesgos; atentos también a los nuevos valores y posibilidades que estos contienen, con una
actitud de escucha, de simpatía, de diálogo. Por eso, al acercarnos a su realidad sociocultural lo
hacemos atentos a:
La realidad cultural del pueblo: los valores que vive, limitaciones y problemas, lenguajes y
símbolos que forman su mentalidad y sensibilidad.
Las principales características de la condición juvenil y las urgencias que de ellas emergen.
Las diversas situaciones de pobreza que comprometen gravemente la educación y la reacción de
los jóvenes frente a ellas.
Las instituciones y la relación que establecen con los jóvenes, los centros de formación, la
situación de la familia, los medios de comunicación social y el tipo de mentalidad y cultura que
favorecen, etc.
Los aspectos sociales que influyen sobre la situación juvenil, por ejemplo las posibilidades y
calidad del trabajo que se ofrece a los jóvenes, las oportunidades de ocupar el tiempo libre, etc.
La sensibilidad religiosa del ambiente, la percepción que los jóvenes tienen de la Iglesia, la
presencia de diversas religiones y otras formas de religiosidad. 38

Habitualmente podemos caer en el error de ver al joven, y mucho más aun al joven excluido,
puramente como objeto de compasión, como alguien necesitado de nuestra “acción salvadora”.
Creemos que un sano y a la vez firme optimismo, que no significa ingenuidad ni falta de criticidad en
nuestra mirada hacia la juventud es necesario y fundamental a la hora de llevar adelante nuestra
misión evangelizadora en medio de ellos. Todo joven, más allá de las numerosas limitaciones y
condicionantes que pueda tener, presenta siempre una serie de valores los que constituyen verdaderas
oportunidades, la tarea primera de cualquier acción pastoral será descubrirlas para partir de ellas. Por
otra parte, estamos convencidos, que la participación y el protagonismo resultan vitales ya que lo
llevan al compromiso, sacándolo de una posible pasividad y transformándolo en agente fundamental
de su propia construcción.

Finalmente quisiéramos destacar la convicción que tenemos de que nuestra opción por los
jóvenes necesita estar empapada de confianza y de esperanza. Confianza y esperanza que nacen de la
profunda certeza de que Dios los ama y, por medio de su Espíritu, se hace presente en sus vidas
llamándonos desde allí a su encuentro.

Creemos que Dios ama a los jóvenes, y tal es la fe que da origen a la opción de la Iglesia por
ellos.
Creemos que Jesús quiere compartir su vida con los jóvenes que son la esperanza de un futuro
nuevo y llevan dentro de sí, ocultas en sus anhelos las semillas del Reino.
Creemos que el Espíritu se hace presente en los jóvenes y que por su medio quiere edificar una
comunidad humana y cristiana más auténtica. El trabaja ya en cada uno y en los grupos, les ha
confiado una tarea profética para que realicen en el mundo, que es también el mundo de todos
nosotros.

36
Cfr: AAVV, El proyecto de vida de los salesianos de Don Bosco, Ed. CCS, Madrid 1987, pp. 208-209.
37
Cfr: JUAN PABLO II, “Carta a los jóvenes y las jóvenes del mundo”, (31 de marzo de 1985), en AAS
77 1985, pp. 579-628.
38
Cfr: DICASTERIO DE PJS., La Pastoral juvenil salesiana, Ed. CCS, Madrid 1998, pp. 16-17.
El Desafío de los predilectos 12
Creemos que Dios nos espera en los jóvenes sobre todo en los más pobres para ofrecernos la
gracia del encuentro con él y disponernos a servirle en ellos reconociendo su dignidad y educándoles
en la plenitud de la vida.39

3.2- La opción por los pobres

Reunidos en Medellín, los Obispos reflexionaban: “El Episcopado Latinoamericano no puede


quedar indiferente ante las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que mantienen
a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa pobreza cercana en muchísimos casos a la
inhumana miseria 40...El particular mandato del Señor de evangelizar a los pobres debe llevarnos a una
distribución de los esfuerzos y del personal apostólico que dé preferencia efectiva a los sectores más
pobres y necesitados y a los segregados por cualquier causa, alentando y acelerando las iniciativas y
estudios que con ese fin ya se hacen. Los obispos queremos acercarnos cada vez más con sencillez y
sincera fraternidad a los pobres, haciendo posible y acogedor su acceso a nosotros”. 41

Años después, en Puebla, la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano retoma con
nuevas fuerzas esta clara y profética opción por los últimos: “Volvemos a tomar, con renovada
esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una
clara y profética opción preferencial y solidaria por los más pobres, no obstante las desviaciones e
interpretaciones con que algunos desvirtuaron el espíritu de Medellín, el desconocimiento y aun la
hostilidad de otros. Afirmamos la necesidad de conversión de todas la Iglesia para una opción
preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral”. 42

El documento afirma posteriormente que esta opción está enraizada en el mismo compromiso
con los necesitados que tuvo el propio Jesús: “La Iglesia debe mirar, por consiguiente a Cristo cuando
se pregunta cuál ha de ser su acción evangelizadora. El Hijo de Dios demostró la grandeza de ese
compromiso al hacerse hombre, pues se identificó con los hombres haciéndose uno de ellos, solidario
con ellos y asumiendo la situación en que se encuentran, en su nacimiento, en su vida y sobretodo en
su pasión y muerte donde llegó a la máxima expresión de la pobreza”. 43
Es este el motivo de fondo que sostiene nuestra opción, más allá de su situación “los pobres son
los primeros destinatarios de la misión y su evangelización es por excelencia señal y prueba de la
misión de Jesús”.44 Al plantearse luego sus líneas pastorales, la conferencia apunta la necesidad de que
esta opción, exigida por la realidad escandalosa de los desequilibrios económicos en América debe
conducir a la construcción de la dignidad, la justicia y la libertad.
Culminando la reflexión el documento invita a continuar manifestando el amor de preferencia
con los más pobres: “La III Conferencia Episcopal de Puebla quiere mantener viva esa llama y abrir
nuevos horizontes a la esperanza”.45

En Santo Domingo, los obispos nuevamente reunidos en la IV Asamblea General luego de mirar
la realidad de pobreza y de miseria que sigue creciendo, azotando a las grandes masas oprimidas y la
influencia que los sistemas políticos, económicos y sociales tienen en esta, ratifican la necesidad
imperiosa de “Asumir con decisión renovada la opción evangélica y preferencial por los pobres,
siguiendo el ejemplo y las palabras del Señor Jesús, con plena confianza en Dios, austeridad de vida y
participación de bienes”.46

Esta opción preferencial por los más pobres, a la que como vimos llaman los obispos
insistentemente debido a las tremendas realidades de injusticia y opresión que sufre América Latina,
ha suscitado en nuestro Continente una basta y fecunda reflexión teológica y pastoral. Quisiéramos
detenernos un poco en ella, debido a la gran influencia que ha tenido por su carácter de denuncia y
profecía, acercándonos a algunos puntos.

39
XXIII CAPITULO GENERAL DE LA SOCIEDAD DE SAN FRANCISCO DE SALES, Educar a los jóvenes en
la fe, Nº 95, Ed. CCS, Madrid 1990. (En adelante citaré este documento: CGXXIII)
40
II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO; “Presencia de la Iglesia n la actual
transformación de América Latina”, Medellín 1968, XIV,1. (En adelante citaré este documento:
Medellín).
41
Ibid, XIV,9.
42
Puebla 1135.
43
Ibidem 1141.
44
Ibidem 1142.
45
Ibidem 1165.
46
Santo Domingo 180.
El Desafío de los predilectos 13
3.2.1- ¿Qué es y quién la realiza?

La Opción por los pobres consiste en la decisión voluntaria que conduce a encarnarse en el
mundo de los pobres para asumir con realismo histórico su causa de liberación integral. 47

Esta Opción es realizada por todos los creyentes, sea cual sea su condición socioeconómica. Para
algunos esta opción es propia de quien no es pobre, porque los ya pobres no hacen opción. No
compartimos esta postura, pues también los que ya son pobres puedan realizar tal opción, porque ésta
tiene como uno de sus elementos vitales la asunción consciente y activa de la causa de los pobres, y
dicha actitud no se deriva necesariamente del hecho de ser pobre.
Sin embargo, sí hay diferencias entre la opción de quien no es pobre materialmente y la de quien
lo es, a quien no le afecta la exigencia de encarnación sociológica o de identificación con el mundo de
los pobres, pues ya la realiza de antemano.48
Pedro Casaldáliga dirá que: "la opción por los Pobres, es la misma opción por el Reino de Dios en
este mundo sojuzgado estructuralmente por el antirreino, por tanto dicha opción no solo es un rasgo
de la espiritualidad cristiana. Es la misma espiritualidad cristiana, si entendemos que el Reino es la
opción de Jesús, porque es la voluntad del Padre. Entonces todo cristiano está llamado a esta opción". 49

3.2.2- ¿Quién es el Pobre?

Si bien se puede entender de manera amplia la realidad que implica la palabra "pobre", y que
todos necesitan el interés del cristiano, cuando nos referimos a la "opción preferencial por los pobres",
siguiendo el ejemplo de Jesús e impulsados por el soplo del Espíritu, nos referimos especial, no
exclusivamente, a aquellas personas que viven en el nivel económico de pobreza absoluta, o sea, en
una situación verdaderamente infrahumana. Son las grandes mayorías de la tierra, y desde estas
mayorías es desde donde se abre a todas las otras clases de pobres y a todos los demás seres
humanos.
La pregunta que se repite una y otra vez es la siguiente: ¿ser pobre, al fin de cuentas, es una
bendición o una maldición?, ¿es bueno o es malo? La respuesta a la cuestión podemos encontrarla en
una doble visión de los pobres, en la línea de la pobreza horizontal y vertical a la que hacíamos
referencia en la reflexión del capítulo segundo: aquellos que viven la llamada pobreza evangélica y
aquellos que soportan la llamada pobreza antievangélica. El punto de referencia ineludible es
efectivamente el propio Evangelio. La primera de las pobrezas enunciadas es como lo veremos
obviamente buena y hay que buscarla, pues proviene del amor y conduce al amor, nace de la libertad y
engendra libertad. La segunda de las pobrezas que planteamos, la anti-evangélica, es negativa y
debemos combatirla, pues proviene de la injusticia y el egoísmo y engendra esclavitud y opresión. 50

3.2.2.1- La pobreza evangélica.

Se trata de una actitud profunda del corazón que se proyecta en estilos de vida y también en lo
concreto de las acciones. Es humildad, sencillez, confianza en Dios, es sentirse como un niño pequeño
y débil en brazos de un Dios que es Padre bueno. Podemos decir también que es tendencia a vivir en
sencillez, sin lujos, a compartir solidariamente lo que se tiene con el otro y a ser testigos, con la propia
vida, de que la fraternidad es posible y que es mucho más valiosa que todo el dinero de este mundo.

J. Pixley y C. Boff, hablan por esto de una pobreza que es material y espiritual al mismo tiempo,
ya que se trata de una actitud interior original que se expresa necesariamente en un estilo de vida
exterior: "En efecto la relación entre esas dos dimensiones, no debe entenderse de acuerdo a un
modelo mecánico en el que la pobreza material apareciese sólo como un reflejo automático de la
espiritual, como el agua brota naturalmente de la fuente. No, la relación es más bien de una dialéctica
codeterminante: En ella el polo decisivo es por cierto el interior, de modo que el exterior al tiempo que
es determinado, reacciona sobre el interior a partir de su autonomía específica. Así, en la práctica
espiritual, importa reforzar el polo interno, o sea la opción por Jesucristo y la voluntad de imitarlo. Pero
eso no basta, es preciso adoptar concretamente una forma de vida objetiva que sea armónica con la
determinación interior, que dé forma y vigor a la propia opción espiritual". 51

47
Cfr: Julio LOIS, “Opción por los pobres, síntesis doctrinal", en José Mª VIGIL (ed.), “La opción por los
pobres”, Ed. Sal Terrae, Santander 1991, pp. 9-19.
48
Ibidem.
49
Pedro CASALDALIGA, "Opción por los pobres y espiritualidad", en J.M. VIGIL(ed.); La opción... o.c.,
pp. 45-57.
50
Cfr: Nestor JAEN, Hacia una espiritualidad de la liberación, Ed. Sal Terrae, Santander 1987, p. 39.
51
J. PIXLEY, C. BOFF, Opción por... o.c., pp. 70-71.
El Desafío de los predilectos 14
Se trata entonces de una pobreza que es simultáneamente económica, podríamos decir en la
línea de Lc 6,21": Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios", y actitudinal, o de
espíritu, en la línea de Mt 5,3: "Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino
de los Cielos".
Por eso los pobres evangélicos son un real tesoro en el movimiento liberador. Son los grandes
evangelizadores sociales de nuestro tiempo, son por esto también fundamentales en el planteo de
nuestro trabajo ya que se trata de verdaderos agentes de cambio de vital importancia.

Alrededor de esto inquieta a muchos esta pregunta: ¿podrá darse la pobreza evangélica en un
rico? La respuesta que nos da el evangelio es dura, no es imposible pero sí es muy difícil (Mt 19,23-26).
Salvo rarísimas excepciones, el rico suele estar centrado en sus propios intereses económicos, esta
preocupación cierra generalmente el corazón a la sensibilidad adecuada frente a los condenados de la
tierra, (cfr. St 5,1-6).
Evidente que hay excepciones, aunque no se vean con facilidad. A veces cuando ricos con un
trasfondo cristiano se ven enfrentados a una fuerte privación o a una enfermedad, es a veces desde
aquí que se abren a otro tipo de riquezas, las que no se cuentan con billetes.
Debemos finalmente afirmar aquí que tampoco todos los pobres económicos son pobres
evangélicos automáticamente, algunos tienen corazón de rico y llevan dentro la imagen del opresor
como un sueño a conquistar, en el que no se cambiaría la realidad sino que permanecería la misma
injusticia ahora con nuevos amos.52

3.2.2.2- La pobreza anti-evangélica


Nada que ver tiene con la anterior, no es gracia, es un mal, representa una contradicción a la
voluntad de Dios y por eso mismo un pecado social, es un hecho que hay que denunciar y condenar
con la mayor firmeza.53
Los pobres que están sometidos a esta situación, no deben evidentemente ser condenados. Los
pobres son, más bien, víctimas de esa pobreza. En esta llamada pobreza anti-evangélica, subsisten las
dos caras de la moneda: la de la opresión sufrida por el pobre y la de la opresión ejercida por el rico. La
opresión del pobre significa en él: falta de cultura, enfermedades, inseguridad a todo nivel; la del rico:
vacío interior, dureza de espíritu y encerramiento egoísta. Contra las dos pobrezas hay que luchar. 54 Al
que vive en la miseria económica y social hay que ayudarlo a salir de esa realidad dolorosa en la que
vive; y al que vive en la miseria moral del opresor hay que ayudarlo también a que se libere de su
situación de pecado.

Cuando en la Iglesia hablamos de opción preferencial por los pobres, no hay duda que nos
referimos a esta segunda realidad, a ese sinfín de seres humanos que viven bastante o muy por debajo
de los que significa satisfacer sus necesidades básicas. Y se refiere a ellos no porque sean pecadores o
santos, sino por el hecho de constituir el grupo más débil y desamparado de la sociedad y por ser ellos,
en consecuencia, los predilectos de Jesús.
Pobres evangélicos tenemos que ser todos, pobres anti-evangélicos, nadie. Ni explotadores ni
explotados, ni opresores ni oprimidos.

3.2.3- El por qué de una opción por los pobres

En primer lugar debemos afirmar que la OP, puede estar a veces motivada por la simple
consideración ética de la escandalosa realidad de injusticia hacia los pobres, concretamente esta
indignación, con la exigencia consiguiente de la realización de la justicia, puede llevar a una fuerte
Opción por los pobres.
Por otra parte, la solidaridad activa con el pobre y el indigente surge del reconocer la realidad tal
cual es y hacerle justicia, o sea, de no dejar su verdad, presa de la injusticia.
Incluso, no es posible optar efectivamente por los pobres haciendo abstracción de las relaciones
sociales, en particular económicas, en que ellos se encuentran y que los define socialmente. Por eso, la
opción por los pobres supone una cierta opción de clase, aunque nunca se agote en ella.
Cuando, desde la honradez personal, se oye el grito desafiante a nuestro alrededor de tanta
gente sufriente y se toma posición, vemos que la honradez con lo real se lleva a cabo no sólo al
reconocerla como tal, sino al corresponder a la exigencia que proviene de esa propia realidad.
Entonces, una lectura ética y honrada de la realidad puede y debe fundamentar y motivar

52
Cfr: N. JAEN, Hacia una espiritualidad... o.c., p.41
53
Cfr: Puebla 1159.
54
Cfr.: N. JAEN, Hacia una espiritualidad... o.c., p.42.
El Desafío de los predilectos 15
suficientemente la opción por los pobres. Es por el contrario la falta de honestidad con la realidad la
que impide escuchar el reto de los pobres, sentir la urgencia de la opción y relacionarse correctamente
con la historia.
Pero para los cristianos, y arribamos aquí al elemento fundamental, la motivación última y la
más decisiva y plena para optar por los pobres es la que proporciona la fe. Es lo que con gran energía
afirma Julio Lois citando a Gustavo Gutiérrez: "Digámoslo con claridad: la razón última de esta opción
está en el Dios en quien creemos. Decimos fundamento último para el discípulo de Cristo porque
puede haber y hay otros motivos válidos, como la situación del pobre hoy, lo que el análisis social de
ese estado de cosas puede enseñarnos, la potencialidad histórica y evangelizadora del pobre, etc.
Pero, finalmente, la razón de la solidaridad con los pobres, con su vida y con su muerte, está anclada
en nuestra fe en Dios, en el Dios de la vida. Se trata para el creyente de una opción teocéntrica,
basada en Dios".55
Efectivamente, así lo manifestaba también el Padre Isidro Alonso (Cacho): “La opción por los
pobres implica antes que nada abrir bien los ojos para ver su condición de inhumanidad a causa del
aplastamiento que sufren en su dignidad, cosa nada fácil para quien vive en otras condiciones de
vida...Significa, en segundo lugar, hacer propia la causa de liberación de estos pobres, lo que en
concreto quiere decir ponerse de parte de ellos...Pero yo opto, en primer lugar por ellos, porque Dios
hizo antes que yo esta misma opción. Mi fe me hace percibir el dolor de un Dios herido por la
marginación de todos estos hijos suyos. La pobreza que existe entre los hombres es lo que más afecta
a Dios y nuestra vinculación a él pasa por la comunión con esa sensibilidad” 56.
Es en consecuencia la opción que el cristiano hace por Cristo que le da sentido y densidad a la
opción por los pobres. Porque Cristo se identificó con los pobres, y porque para ser sus discípulos en la
tarea del Reino es necesario hacer su propia opción. Finalmente, la opción cristiana por los pobres la
vemos fundamentada en la parcialidad de Dios hacia ellos, manifestada en la actitud misma de Jesús,
que sigue siendo normativa para todos los creyentes. Pero también está en la presencia actual del
Espíritu que nos lleva a elegir en nuestros días mediaciones concretas distintas de las que demandaba
y ofertaba la situación histórica de la Palestina del siglo I (tenemos a los jóvenes excluidos como
ejemplo de esto).
La parcialidad de Dios hacia los pobres se expresa hoy, sacramentalmente, en la opción que
hacen, por los mas pobres, tantos creyentes que, conducidos por el dinamismo del Espíritu, siguen las
huellas de Jesús en un contexto histórico distinto.

4- Se trata de “ser prójimos”


Finalmente llega la pregunta: ¿qué es lo que debemos hacer como cristianos?, ¿cómo tendrá que
ser nuestro actuar frente a la situación de indigencia y abandono de los jóvenes excluidos por quienes
opta el Señor y su Iglesia?, ¿qué es lo que Dios nos pide hoy a nosotros miembros de dicha Iglesia?
Descubrimos en la parábola del Buen Samaritano un modelo claro y concreto de la pedagogía de
Jesús. Joachim Jeremías afirma que las parábolas nos dan las mayores proximidades a Jesús por ser
estas “ipssísima verba” (las mismas palabras) 57. En la narración del samaritano podremos descubrir
entonces cuál es la actitud que deberemos tener sus discípulos frente al abandonado.

“El Maestro de la Ley, preguntó a Jesús: -Y ¿quién es mi prójimo? Jesús respondió:


-Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de
despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un
Sacerdote, y al verle dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un
rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; se acercó y
vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó
a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida
de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo
del que cayó en manos de los salteadores? El dijo: -el que practicó la misericordia con él. Jesús le dijo:
-Vete y haz tu lo mismo”. (Lc 10,29-37).

55
J. LOIS, “Opción por los pobres, síntesis doctrinal” en J.M. VIGIL (ed), La opción... o.c., pp. 9-19.
56
Mara PORRAS de HUGHES, La otra cara de la Iglesia Católica en Uruguay, Ed. Talleres Don Bosco,
Montevideo 1988, p.33.
57
Cfr: Joachim JEREMIAS, Las parábolas de Jesús, Ed. Estella: Verbo Divino, Navarra 1974 3, p. 27.
El Desafío de los predilectos 16
Jesús no responde a la pregunta del maestro de la ley sobre quién es nuestro prójimo, sino que la
revierte: el problema no está tanto en saber quién es mi prójimo, sino en saber como yo puedo llegar a
ser prójimo de los demás, y de quién debo ser prójimo, para estar en la línea de las opciones de Dios.
La parábola deja en claro que precisamente la necesidad del otro, su sufrimiento, se transforma en
criterio para quien quiera seguir a Jesús, y criterio que derriba todas las barreras humanas, de
cualquier índole. No en vano el Evangelio coloca a un samaritano sirviendo a un judío. Así, el exceso de
amor de ese samaritano, se nos muestra como el camino que supera la falsa cordura cotidiana, lo
admitido como sensato y prudente, pero que no es más que mediocridad defensiva canonizada por una
religión incapaz de crear nada nuevo ante los asaltados de la sociedad y los marginados. Sólo el amor
crea la salud y la vida del herido, y crea también una relación nueva con los considerados normalmente
enemigos.58 El amor y la entrega, que Jesús propone van más allá del nacionalismo y las distancias de
estos hombres y de todos los hombres.
A su vez Jesús no se queda en una definición de prójimo como vecino, cercano, sino que va más
allá. Ser prójimo implica una acción dinámica y comprometida con el destino del despojado y falto de
vida. Leonardo Boff dirá: “No desde la Iglesia misma, sino desde el otro debemos vivir la misión, desde
el despojado (Lc 10,30). La Iglesia tiene que hacer del más distante un prójimo, de este un hermano y
del hermano un hijo de Dios. Definir la misión desde uno mismo representa la actitud del fariseo que
pregunta; -¿y quién es mi prójimo? (Lc 10,29). -¿A quién debo amar y a quién no? En estos términos, la
misión constituye una extensión de uno mismo... Jesús invierte la pregunta definiendo la misión desde
el que está herido y medio muerto. -¿Quién es el prójimo del otro, del hombre caído en el camino? (Lc
10,36).59

Ante la situación de dolor, de exclusión, que viven hoy tantos jóvenes pobres y abandonados
Jesús nos llama a situarnos como sus prójimos, comprometiéndonos radicalmente con su causa. Desde
ellos, como nos enseña la parábola, tendremos que pensar y vivir la misión.
Hay un aspecto importante a tener en cuenta, y es el que resalta Francis Ramis Darder, en su
libro: “Lucas, Evangelista de la ternura de Dios”. La posición de la parábola entre distintos textos
referidos a la oración: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (10,2); “la narración de
Marta y María” (10,38,42) y “la presentación del Padrenuestro” (11,1-4), nos dan ya una primera
lección. Para descubrir la realidad de nuestro prójimo, y ser capaces de ver en él a Jesús que sufre, es
necesaria una vida de oración. Una vida acostumbrada a ver la realidad de los hombres y de las cosas
con los ojos de Dios. El término “oración”, agrega, es en la Sagrada Escritura un poco más amplio que
para nosotros. Implica también el análisis de la realidad, la confrontación, la lectura creyente de los
hechos, la denuncia profética, etc. 60

Quisiéramos seguidamente, a partir de la reflexión de las tres actitudes del samaritano,


marcadas en los versículos 33-35 de este capítulo 10 de San Lucas, poder discernir qué es lo que Dios
nos pide a los cristianos, tanto individual como comunitariamente, como respuesta a la situación del
muchacho marginado.

4.1- Al verle tuvo compasión

Lucas apunta en su relato cómo, a diferencia del Sacerdote y el Levita, (compatriotas de aquel
hombre asaltado y gente de religión y de ley), quienes lo vieron y siguieron su camino, el samaritano
“al verlo se compadeció”. Podemos notar como las dos acciones de ver y compadecerse se unen aquí
en un solo movimiento, la mirada del samaritano es una mirada llena de compasión frente al
sufrimiento de su hermano. La mirada compasiva es la mirada del propio Jesús frente al padecimiento
de los hombres como lo vemos en el Evangelio de Marcos: “Al bajar vio mucha gente y sintió
compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen pastor y se puso a enseñarles”. (Mc
6,34).

Compadecerse significa padecer con, implica sentir, sufrir con el otro. Es ésta una actitud propia
de Dios. La Biblia utiliza la palabra compasión para expresar la experiencia de un Dios lleno de
amorosa providencia (Is 49,10), que perdona con benevolencia (Ex 33,19), que da vida y salvación (Zac
1,12), recayendo el acento en la acción salvadora de Dios. 61

58
Cfr: Benjamín GONZALEZ BUELTA, Signos y parábolas... o.c., p. 113.
59
Leonardo BOFF, Teología desde el lugar del pobre, Ed. Sal Terrae, Santander 1984, p.46.
60
Cfr: Francis RAMIS DARDER, Lucas, evangelista de la ternura de Dios, Ed. Estela: Verbo Divino,
Navarra 1998, p. 92.
61
Cfr: G. HIERZENBERGER, voz “Compasión”, en Vocabulario práctico de la Biblia, Ed. Herder,
Barcelona 1975, p. 229.
El Desafío de los predilectos 17
Ramis Darder, por su parte, va a afirmar, en la obra que antes mencionábamos, que: “El texto
bíblico nos dice que se le conmovieron las entrañas ante la presencia de aquel hombre herido. El
hecho de conmoverse las entrañas, no es en modo alguno una expresión banal. En el lenguaje bíblico
conmoverse las entrañas indica lo que le sucede a una madre cuando va a dar a luz un hijo. Esta
acción indica, de una manera externa, toda la entrega y el amor que una madre pone a favor de su
hijo. El Antiguo Testamento, cuando nos habla de la forma en que Dios ama a los hombres usa la
misma expresión. A Dios también se le conmueven las entrañas ante el padecimiento de sus hijos que
son todos los habitantes de nuestra tierra”.62
La actitud del samaritano ante el dolor del hombre herido, es el mismo sentimiento de Dios
frente al dolor de sus criaturas. Para el cristiano, por lo tanto, una mirada compasiva necesita estar
enraizada en el corazón de Dios.
Fue esto lo que sintió Don Bosco, cuando recién ordenado sacerdote, buscando cuál era la misión
que Dios le pedía se dirige a su director espiritual Don José Cafasso, quién le dice:
- “¡Ve, mira a tu alrededor y actúa!”. Teresio Bosco, en su biografía sobre el santo, cuenta como
quedó turbado viendo aquellos suburbios, cinturones de desolación. Sentía una enorme compasión de
todos aquellos jóvenes y adolescentes que vagaban por las calles y plazas, sin trabajo, tristes y
dispuestos a lo peor.63

Al situarnos frente al abandono y la marginación de los jóvenes pobres de hoy, frente a todas
esas imágenes cargadas de desamparo y soledad, de ternura y de violencia, de inocencia, de debilidad,
nos queda claro que lo primero que el Señor nos pide es la capacidad de una mirada llena de
compasión, una compasión entonces que brotando de El, nos inunda el corazón de rebeldía provocada
por el dolor injusto de sus hijos predilectos. Es el primer paso esencial y necesario, ya que, sin éste, no
podremos abrazar esta causa, que es suya, como causa propia.

Así es, en los más profundo de cada una de las historias de estos pequeños nos encontramos con
el Señor de la Vida, quién desde allí nos grita. Nuestra mirada deberá a su vez, transformarse también
en mirada contemplativa, aprendiendo a ver, a Dios y al chico marginado, en una misma mirada, y a
oírlos, a los dos, en una misma palabra.

4.1.2- Capaces de contemplar

A partir de la revelación dada por Jesús en la parábola del Juicio final: “En verdad les digo, cada
vez que lo hicieron con uno de estos mis pequeños hermanos conmigo lo hicieron” (Mt 25,40), nuestra
mirada hacia estos pequeños y abandonados, como recién mencionábamos, no sólo deberá ser una
mirada compasiva, sino que deberá pasar a ser también una mirada contemplativa, ya que en ellos
está presente Dios.
La contemplación está ligada a la fuerza de la fe y a la capacidad de ésta de bañar, con una luz
nueva, la vida y la historia. La contemplación es tener una experiencia de Dios, real, aunque oscura, en
todas las dimensiones de la vida humana. Es la capacidad de encontrar a Cristo y la experiencia de
haberlo encontrado, a través de una fe potente y encarnada. 64

La contemplación cristiana ha destacado mucho el aspecto de "demorarse en la presencia de


Dios", y ha descuidado, tal vez, el aspecto "histórico de la contemplación" y el "compromiso del
contemplativo". Benjamín González Buelta, muestra cómo, en la Sagrada Escritura, los dos aspectos
aparecen muy fuertemente. "Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, y lo hemos
visto con nuestros ojos, y palpado con nuestras manos -me refiero a la Palabra que es vida... se lo
anunciamos también a ustedes". (1Jn 1, 1ss). Este texto ha sido presentado frecuentemente como uno
de los inspiradores de la contemplación cristiana: necesitamos, como Juan, ver y contemplar a Jesús.
Pero Juan no se queda en la quietud de esa contemplación del pasado, sino que sabe descubrir y
contemplar (en medio de las tentaciones, cobardías y persecuciones de las siete Iglesias del
Apocalipsis, comunidades frágiles en medio de la corrupción de la sociedad pagana) el Cielo Nuevo y la
Tierra nueva que desciende del cielo. El sabe contemplar cómo, en lo concreto de la historia, el Dios
que será Dios con ellos sabe hacer nuevas todas las cosas: "Después vi un cielo nuevo y una tierra
nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar no existe ya. Y vi a la
Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia
que se adorna para recibir a su esposo. Y oí una voz que clamaba desde el trono: Esta es la morada de

62
F. RAMIS DARDER, Lucas, evangelista... o.c., p. 98.
63
Cfr: Teresio BOSCO, Don Bosco, una biografía nueva, Ed CCS, Madrid 1979, p.104.
64
Cfr: Segundo GALILEA, "Contemplación y compromiso", en AA.VV., Al más pequeño de mis
hermanos, Ed. Paulinas, Santiago 1985, pp. 69-83.
El Desafío de los predilectos 18
Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos".
(Ap. 21,1-3).65

No hay solamente un tiempo para ver y contemplar al Cristo histórico, sino que es necesario el
tiempo y el espacio donde podamos contemplar esa novedad que apunta en la historia por obra del
Dios-con-nosotros.
Además, contemplar no significa hacer un esfuerzo de imaginación sobre la persona de Cristo ni
sobre el futuro de la historia. Tampoco consiste en deducciones lógicas que parten de la teología.
Contemplar más bien es ver, es dejarse sorprender por el evangelio que viene hasta mí en su
inagotable novedad, tanto cuando me detengo frente a la persona de Cristo como cuando me detengo
frente a la persona de los más pequeños, de los últimos, nueva encarnación de Cristo por el Espíritu. El
Jesús encontrado y contemplado en la oración se prolonga en el encuentro con el hermano, y cuando
somos capaces de experimentar a Cristo en el servicio a los más pequeños y despojados es porque ya
lo hemos encontrado en la oración contemplativa. Por esto, la contemplación supone una actitud
interior de receptividad al pararnos frente a la vasta y asombrosa vida del Espíritu presente en los
excluidos. Implica, por otra parte, renunciar al ritmo de vida de un activismo tal, que uno no permita
que la Vida lo asalte.66
Podemos incluso cometer el error de ofrecer, proyectar, dar pasos, sin haber pasado primero por
la necesaria y vital experiencia de dejarnos interpelar y asombrar por esa voz del Altísimo que clama
desde abajo. ¿Hasta dónde seremos capaces de contemplar, sin querer apartar de los ojos, toda la
originalidad del marginado que está frente a mí?
Se trata de descalzarnos como Moisés porque estamos pisando Tierra Sagrada (Ex.3,5) en la que
el Señor de la historia vive, siente, goza y sufre en sus hijos más pequeños a quienes revela aquellas
cosas que esconde a los sabios de este mundo (Lc.10,21). La contemplación cristiana auténtica, que
pasa a través del desierto, hace a los contemplativos profetas del compromiso. La contemplación
auténtica, que a través del encuentro con el "absoluto de Dios" conduce al "absoluto del prójimo", es el
lugar de encuentro de esta simbiosis difícil, pero tan necesaria y creadora para los cristianos
comprometidos en la liberación de los excluidos de nuestro tiempo.
¿Cómo puede ser que el rostro del pobre, que el rostro marcado y desafiante de esos muchachos
abandonados y en peligro sea el que juzgue el valor de la vida humana? ¿Cómo puede ser que cada
uno de nosotros seamos un día confrontados con esos rostros frente a los que hoy pasamos quizás
ligeramente, escudándonos en nuestra prisa, en nuestros compromisos, en nuestro apostolado? ¿Cómo
puede ser que nosotros tengamos un día que contemplar el rostro de los pequeños y los pobres de tal
manera que lleguemos a ver desde ellos lo que durante nuestra vida no logramos ver? ¿Y qué
contemplación tendremos que hacer nosotros hoy desde esos rostros para poder dejarnos salvar por la
visión de lo que un día se nos impondrá como fuerza incontenible? ¿A través de qué purificaciones y
después de cuánto tiempo lograremos arrancar de los rostros de los excluidos las máscaras de
deshecho de la sociedad que hemos ido pegando sobre ellos? (Mt 25,31-46).

Más que decir lo que ya hemos leído en cada uno de esos rostros de valores humanos
insospechados, de Palabra de Dios para nosotros, ahora, aún en silencio, de capacidad de transformar
en ternura las circunstancias más duras de la vida... acentuemos esa dimensión nueva que se nos
exige de contemplación.67
Tan sólo en el convivir en el respeto, en la escucha, en el compromiso comunitario, iremos
penetrando en ese rostro que un día será la norma que nos juzgue, que revele si nuestra espiritualidad
se perdió en el vacío, o si supimos reconocer al resucitado en medio de nosotros. Y desde ahí podremos
comenzar a trabajar, a avanzar y a retroceder si es necesario, a intentar cambiar las cosas, sin
despegar la mirada y el corazón de Jesucristo que nos conduce en la historia.

4.2- Se acercó

La siguiente actitud de aquel buen samaritano, luego de mirarlo compasivamente fue la de


acercarse. “Se acercó”, narra San Lucas. Este vocablo puede llegar a pasar desapercibido o como un
elemento de carácter secundario (es lógico que para poder curarlo y llevarlo es necesario previamente
acercarse), pero creemos que es de una gran importancia si lo vemos desde la experiencia de
Jesucristo. Es que, ante todo, Jesús es el mismo “acercarse” de Dios al ser humano (Jn 1,14). El Dios de
la historia puso su tienda entre nosotros, se hizo uno de nosotros llevando ese “acercamiento” a su
máxima expresión. Como afirman Pedro Casaldáliga y José María Vigil: “ En Jesús, Dios se hizo carne.

65
Cfr: Benjamín GONZALEZ BUELTA, El Dios oprimido, Ed. Sal Terrae, Santander 1981, pp. 22-23.
66
Ibidem.
67
Ibid, p. 27.
El Desafío de los predilectos 19
Se hizo humanidad concreta, es decir tomó carne, sangre, sexo, raza, país, situación social, cultura,
biología, psicología... Lo asumió todo.”.68
Por otra parte, a lo largo de toda su vida pública, Jesús se muestra como un profeta peregrino
que no se queda esperando sino que sale al encuentro del otro, especialmente de los últimos. A las
prostitutas, los pecadores, los ciegos, los leprosos, los paralíticos, los publicanos... el Hijo de Dios se
acercó con predilección. (Ver: Mt 8,1-14; 14,9-9; Mc 10,46-52; Lc 5,20-25; 7,36-50; Jn 8,1-11...).
Finalmente, reunido con sus discípulos antes de la ascensión, los exhorta a “ir” por todo el mundo a
hacer discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19). La
misión universal de Jesús consiste en salir, en acercarse, en peregrinar hacia los otros. Así lo asumió y
lo llevó a cabo la Iglesia en sus comienzos con la actividad misionera de los primeros apóstoles,
fundamentalmente San Pablo quien impulsado por el Espíritu no halló fronteras ni obstáculos
insuperables en su ardiente deseo de llevar a todos el mensaje de Cristo.
Ya en nuestro siglo, el Concilio Vaticano II, y de modo particular la Constitución pastoral
“Gaudium est Spes”, describen una Iglesia que, redescubriendo esa necesidad, está dispuesta, no a
replegarse sobre sí misma, sino por el contrario a abrirse al diálogo y la relación con el mundo,
dirigiendo sus pasos hacia él. Entendida como Pueblo de Dios y como misterio, la Iglesia superó
muchas de sus rígidas estructuras, aumentando su proximidad afectiva y efectiva para con todos los
seres humanos, especialmente los más pobres, adquiriendo a su vez una mejor conciencia de su
carácter realmente universal. “En consecuencia el Concilio Vaticano II, después de haber investigado
más profundamente el misterio de la Iglesia, ya no sólo se dirige a los hijos de ella y a todos los que
invocan el nombre de Cristo, sino sin vacilación, a la humanidad entera...”. 69 El decreto “Ad gentes
divinitus”, por su parte comienza precisamente diciendo que la Iglesia es enviada por Dios a las gentes
para ser Sacramento Universal de Salvación. 70
Vale la pena realmente traer aquí la fantástica prédica que, acerca de esta hermosa actitud
cristiana, Eloi Leclerc pone en boca de Francisco de Asís en el capítulo final de “Sabiduría de un pobre”:
“Es preciso ir hacia los hombres. La tarea es delicada. El mundo de los hombres es un inmenso campo
de lucha por la riqueza y el poder, y tantos sufrimientos y atrocidades les ocultan el rostro de Dios. Es
preciso sobretodo que al ir hacia ellos no les aparezcamos como una nueva especie de competidores.
Debemos ser en medio de ellos testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias y sin
desprecios, capaces de hacerse realmente sus amigos. Es nuestra amistad los que ellos esperan, una
amistad que les haga sentir que son amados de Dios y salvados por Jesucristo”. 71 La tarea del seguidor
de Cristo por lo tanto consiste en: sabiéndose enviado por El, acercarse a los hombres y en especial,
desde la perspectiva de sus predilecciones como ya hemos reflexionado, a aquellos que mas necesitan.
Gustavo Gutiérrez remarca que: “cuando considero como prójimo a aquel en cuyo camino yo me
pongo, al “lejano” al que me aproximo (“¿quién de estos tres fue prójimo de éste?”); si considero mi
prójimo a quien salgo a buscar por calles y plazas, por fábricas y barrios marginales, por haciendas y
minas, mi mundo cambia. Eso es lo que ocurre con la “opción por el pobre”, porque el pobre es para el
Evangelio el prójimo por excelencia. Esa opción constituye el eje sobre el que gira hoy una nueva
manera de ser hombre y de ser cristiano”. 72
Acercarnos a los jóvenes en riesgo, consistirá en primer lugar en conocer su realidad y
comprenderla, abrazar comprometidamente su causa y amarla. Implicará también un acercarnos físico,
compartir sus vidas, sus debilidades, sus dolores y sus esperanzas; será ir allí donde ellos están, salir a
su encuentro en las calles, en el barrio, sentir con lo que ellos sienten, querer y buscar su amistad y
mostrarles el deseo sincero y radical de entregarnos por ellos hasta el final. Este “acercarnos”, tendrá
que ser llevado al extremo de forma tal que el joven lo pueda palpar claramente, significa en definitiva
al decir de Julián C. Ríos, que hay que optar “descaradamente por estos jóvenes”, y explica que sólo
cuando el joven descubre que estás descaradamente de su lado puede abrirse y confiar en ti. Sólo
cuando detecta que eres capaz de arriesgarte empieza a fiarse. El primer rasgo de esta “alianza”,
prosigue, es el descaro en la opción, una opción que no es a medias tintas ni preocupada por mantener
las formas sino lisa y llanamente descarada. 73
Se trata de caminar hacia los márgenes, allí de donde todos tratan de escapar. Si Jesús, que es el
centro de la historia, lleva a cabo su misión en las periferias, entre los marginados, significa por tanto
que descentra la historia para siempre y coloca los brotes de la salvación en las tierras excluidas. La
conducta de Dios provoca un desplazamiento social y geográfico. El centro de la historia está
68
Pedro CASALDALIGA, José Mª VIGIL, Espiritualidad de la liberación, Ed. Sal Terrae, Santander 1992,
p. 141.
69
CONCILIO VATICANO II, “Constitución Pastoral Gaudium et Spes”, Diciembre de 1965, Nº 2.
70
Cfr: CONCILIO VATICANO II, “Decreto Ad Gentes Divinitus”, Diciembre de 1965, Nº 1.
71
Eloi LECLERC, Sabiduría de un pobre, Ed. Marova, S. L., Madrid 1992 12, p. 164.
72
Gustavo GUTIERREZ, La fuerza histórica de los pobres, Ed. Sígueme, Salamanca 1982, p.61.
73
Cfr: Juan Carlos RIOS, “Frente a pobreza y exclusión: alianza con los jóvenes” en Misión Joven nº
273, Alcalá octubre de 1999, pp.15-21.
El Desafío de los predilectos 20
privilegiadamente hoy en las afueras, en los caminos angostos y embarrados, entre las casitas
humildes, allí donde viven los pequeños, sus predilectos. La vida de estos muchachos es para nosotros
lugar privilegiado para la experiencia de fe, de encuentro con el Señor. Llegarnos hasta ellos es llegar a
Cristo que allí nos espera y nos ofrece los signos nuevos del Reino, que no nacen en los centros de
poder sino en los costados ocultos del mundo.
Hay algo que en el texto del Buen Samaritano no aparece escrito pero que está allí implícito y
debemos de tenerlo muy en cuenta: para poder acercarnos al pequeño y abandonado será totalmente
imprescindible descender del caballo; el caballo de las seguridades, los esquemas fijos, el paternalismo
de quien se cree superior y acabado. Será necesario situarnos a la altura del otro, ya que sin esta
condición no podremos lograr una cercanía auténtica y fundamental que permita iniciar un proceso
adecuado por caminos seguros hacia una humanización mas plena.

4.3- Sanó sus heridas...

Llegamos al momento en que estas actitudes dan paso a la acción propiamente dicha, el
momento de buscar la transformación, una transformación que como dice el educador brasileño Paulo
Freire, no se da por casualidad, sino que, es una tarea histórica de los hombres 74, y podríamos agregar,
guiados por la mano amorosa de Dios.
Encontramos un par de aspectos en la actitud del hombre de Samaría que quisiéramos resaltar
para desde allí iluminar nuestra tarea con los jóvenes pobres y abandonados. El primero que es el que
reflexionaremos seguidamente, y de forma más detenida aparece como bastante obvio pero es no
poco importante. El samaritano hizo lo que debía hacer a partir de la necesidad del caído en el camino,
fue una tarea directa y concreta para revertir su situación de dolor.
Frente a la realidad de opresión que padecen los jóvenes pobres, entendemos que nuestra tarea
tendrá que estar centrada (partiendo como mencionábamos “desde ellos”, “desde su realidad”), en
transitar los caminos necesarios que conduzcan a su liberación.
Al hablar de liberación, entendemos lo que la encíclica “Populorum progressio”, en el primer
capítulo de su segunda parte afirma con gran claridad: “... que todo hombre, sin excepción de raza, de
religión, de nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana, liberada de las servidumbres que
le vienen de otros hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada”. 75 Gustavo Gutiérrez, por
su parte, analizando el tema, explica la necesidad de: “concebir la historia como proceso de liberación
del hombre, en el que este va asumiendo conscientemente su propio destino”. 76 Se trata entonces de
liberarse de toda servidumbre u opresión tomando el hombre las riendas de su existencia.
Medellín considera la liberación de estas esclavitudes como una manifestación de la liberación
del pecado que aporta Cristo: “...Es el mismo Dios quien en la plenitud de los tiempos, envía a su Hijo
para que hecho carne, venga a liberar a todos los hombres de todas las esclavitudes a que los tiene
sujetos el pecado: la ignorancia, el hambre, la miseria y la opresión, en una palabra la injusticia y el
odio que tienen su origen en el egoísmo humano...”. 77
Estos caminos hacia dicha liberación, encuentran dos elementos fundamentales en los cuales
afirmarse en el ámbito de una perspectiva cristiana y eclesial: “evangelización y promoción humana”.

Evangelizar, nos dice Pablo VI en su Exhortación Apostólica “Evangelii Nuntiandi”, es: “llevar la
Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo transformar desde dentro,
renovar a la misma humanidad... la Iglesia evangeliza cuando por la sola fuerza divina del mensaje que
proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la
actividad en que ellos están comprometidos, su vida y ambientes concretos”.78
Desde esta perspectiva nos planteamos el hecho de la evangelización de los jóvenes
empobrecidos, centro de nuestra reflexión. Debemos partir, afirma Juan Vecchi, Rector mayor de los
salesianos de Don Bosco, del imperioso deseo de que sientan a Dios como Padre, que conozcan a
Jesucristo y crean, que en la propuesta de fe en El se encuentran insospechadas fuerzas para la
construcción de la personalidad y para el desarrollo integral. El conocimiento de la persona de Jesús, de
su mensaje, no puede ser privilegio de los jóvenes más comprometidos y protegidos, sino un don
ofrecido a todos y desde el primer momento. Si Cristo, como lo ha demostrado en su existencia

74
Cfr: Paulo FREIRE, Pedagogía del oprimido, Ed. Tierra Nueva, Montevideo 1970, p. 39.
75
PABLO VI, Encíclica Populorum Progressio, Nº 47, Roma 1967.
76
Gustavo GUTIERREZ, Teología de la liberación, Ed. Sígueme, Salamanca 1972 2, p. 68.
77
Medellín, I,3.
78
PABLO VI, Exhortación apostólica “Evangelii Nuntiandi”, Nº 18. Roma 1975.
El Desafío de los predilectos 21
terrena, se quiere dar a los más pobres y necesitados, no podemos nosotros retrasar la manifestación
de su gracia.79
El primer momento de la evangelización, continúa Vecchi, se da ciertamente con el encuentro,
un encuentro capaz de asumir el sufrimiento y la esperanza de estos jóvenes, de sostener la voluntad
de recuperarse y de tomar la vida en sus propias manos, de abrir un camino hacia la comprensión de
que hay un Dios que los ama profundamente y que está de su lado y que vale la pena jugarse por El,
de acercarse a los signos de Dios y de la Iglesia. La salvación, se anuncia y se realiza cuando se crea
una situación en la cual el joven se libera de todo aquello que condicionaba negativamente lo mejor de
su vida. La primera chispa del proceso de fe hay que cuidarla y desarrollarla con mucha paciencia y
perseverancia, resaltando siempre lo positivo que hay en cada joven; sacando provecho de la
experiencia de grupo y de un ambiente adecuado; seguros de la energía y el impulso que brotan de la
oración y la experiencia sacramental. 80
Hoy se habla en la Iglesia de la necesidad de una “nueva evangelización”. Las explicaciones
remarcan que esa “novedad” está en el testimonio de la caridad, en el anuncio de Cristo en el corazón
de la vida y de la cultura actual, y en el especial acercamiento a los mas alejados. 81
Será por demás positiva y recomendable articular la evangelización del joven, tanto a nivel
individual como grupal, con la búsqueda firme de una evangelización de su entorno: su familia, su
barrio, su comunidad. Más adelante nos detendremos un poco en esto.

Un planteo de Promoción humana con estos jóvenes, por su parte, creemos que deberá estar
centrado en el dirigirse decididamente hacia la liberación de sus condicionamientos interiores y
exteriores, recuperando su derecho de afirmarse como hombres con capacidad y conciencia de sí y del
mundo, y con una adecuada comprensión de su propia situación.
En el plano del crecimiento personal, se trata de acompañar al joven en vistas de que logre
construirse una humanidad fuerte, sana y equilibrada 82, capaz de luchar frente a las contrariedades de
la vida, de una sociedad injusta que lo margina y también frente a las dificultades de su propia
constitución.
En esta tarea de promoción, el joven es el principal sujeto, el agente pastoral es una ayuda y los
recursos de su persona su fuente impulsora. El joven por tanto es el protagonista de su desarrollo
personal y de los procesos correspondientes. Esta actitud tiene su raíz en la fe ante el misterio que
toda persona lleva dentro de sí y en la firme convicción de que, entre esa persona y Dios tiene lugar un
misterioso diálogo de salvación no manipulable desde fuera, diálogo que no solo se centra en lo
religioso sino en todas las decisiones de la vida. 83
Finalmente, la promoción humana no puede tampoco quedarse sólo en el plano individual sino
que estará necesariamente unida a la promoción colectiva, ya que, a diferencia de tiempos pasados,
hoy no tenemos sólo pobres, sino que existe, como ya hemos observado y analizado, la pobreza como
fenómeno global y estructural

Ahora bien, es preciso que al hablar de evangelización y promoción, si bien son dos conceptos
con contenido propio, los pensemos de forma articulada. Como lo expresa “Evangelii Nuntiandi”:
“Entre evangelización y promoción humana –desarrollo, liberación- existen efectivamente lazos muy
fuertes. Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser
abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Lazos de orden teológico, ya que
no puede disociar el plan de la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy
concretas de injusticia, a la que hay que combatir, y de justicia que hay que restaurar. Vínculos de
eminente orden evangélico, como es de la caridad; en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo
sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?
Nosotros mismos lo indicamos, al recordar que no es posible aceptar que la obra de evangelización
pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la
justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo. Si esto ocurriera, sería ignorar la doctrina
del Evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre o padece necesidad”. 84
Monseñor Proaño, en esta misma línea, afirma que evangelizar es, tanto el desarrollar tareas de
orden material (construir escuelas, capillas, canchas deportivas, etc), como social (educar y promover
79
Cfr: Juan VECCHI, “Sintió compasión de ellos”, en Actas del Consejo General de la Sociedad de San
Francisco de Sales nº 359, Roma, abril-junio de 1997, pp. 3-38.
80
Ibidem.
81
Ibidem.
82
Cfr: AAVV, El proyecto de vida... o.c., p. 353.
83
Ibid, p. 355.
84
PABLO VI, Evangelii Nuntiandi, Nº 31. Este texto es tomado del discurso de Pablo VI en la apertura
de la tercera Asamblea General del Sínodo de los Obispos (27 de setiembre 1974) y retomado a su
vez posteriormente por la Conferencia de Santo Domingo (nº 157).
El Desafío de los predilectos 22
grupos de mujeres, jóvenes, de salud), o de orden religioso (catequesis, liturgia). Para este autor,
evangelizar es “proclamar la buena noticia de la salvación traída por Cristo a los hombres”, atendiendo
a una nueva visión de hombre concreto, ubicado geográficamente, en un contexto social que lo
condiciona. Esto implica un profundo conocimiento del ser humano, sus relaciones sociales y políticas,
su hábitat, sus costumbres, sus problemas. Y junto con ello, un conocimiento de Jesucristo; su
pensamiento, su historia, su mensaje. Todo esto trae como consecuencia una orientación de la tarea
evangelizadora: “la liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres”. El mensaje de Cristo
debe ser una respuesta a la realidad de opresión e injusticia en que vivimos. 85
Por otra parte, tendremos que estar también atentos a no caer en el error, a veces habitual, que
implica el centrar nuestra práctica exclusivamente en uno de los aspectos dejando de lado el otro.
Debemos lograr que la nuestra sea una práctica profundamente impregnada por estas dos actitudes:
evangelizar y promover humanamente.
¿Cómo llevar a cabo, entonces, esta tarea de promoción-evangelización con el joven excluido en
vistas a su liberación?
Queremos abordar seguidamente algunos de los caminos que creemos habremos de transitar,
como comunidad cristiana, en vistas a una liberación integral del joven excluido.

4.3.1- Ser profetas del cambio

Este primer camino apunta a toda forma de exclusión, donde en efecto se encuentra también la
del joven. La Iglesia debe alzar su voz profética denunciando, como enfatiza la Encíclica “Populorum
Progressio”, las situaciones de injusticia que clama el cielo, 86 haciéndose sentir por aquellos que dirigen
los destinos de los pueblos, exhortándolos a trabajar por una mayor justicia social. Así lo afirma Puebla:
“Comprometidos con los pobres, condenamos como antievangélica la pobreza extrema que afecta
numerosos sectores en nuestro Continente87... Nos esforzamos por conocer y denunciar los
mecanismos generadores de esta pobreza”. 88 Más directa y específicamente, Santo Domingo lo retoma
como línea pastoral contra la situación de empobrecimiento: “Urgir respuestas de los Estados a las
difíciles situaciones agravadas por el modelo neoliberal, que afecta principalmente a los más
pobres...”.89
Ante esta perspectiva, debemos entonces ser radicales al momento de alzar nuestro grito, que
es de los pobres y por tanto es de Dios contra los mecanismos que, como hemos remarcado a lo largo
de nuestra reflexión, pero sobre todo como la misma realidad lo marca, generan todo tipo de miseria y
exclusión.
Ahora, si bien esta actitud de denuncia es fundamental e irrenunciable, creemos que no nos
exime a los cristianos de ese otro momento, esencial y también irrenunciable que es el del trabajo
concreto con el joven, con ese que “miramos compasivamente y al cual nos acercamos”. Jesús, que
eleva su voz frente al que oprime (Lc 11,46), centra su misión, como lo manifiesta permanentemente el
Evangelio, en la experiencia de encuentro con los hombres, especialmente los mas pequeños y
desamparados.

4.3.2- Apostar a la educación

Así es que encontramos un segundo camino en el ámbito de la educación, que es de gran


importancia por estar dirigido directamente al joven. La Iglesia ha encontrado en ella un elemento muy
provechoso para el desarrollo y la liberación de los hombres. En efecto, como así lo afirma Medellín, la
importancia de la educación radicará en su apuesta a la liberación: “Nuestra reflexión sobre este
panorama, nos conduce a proponer una visión de la educación, más conforme con el desarrollo integral
que propugnamos para nuestro Continente; la llamaríamos la educación liberadora; esto es, la que
convierte al educando en sujeto de su propio desarrollo. La educación es efectivamente el medio clave
para liberar a los pueblos de toda servidumbre y para hacerlos ascender de condiciones de vida menos
humanas a condiciones más humanas, teniendo en cuenta que el hombre es responsable y el artífice
principal de su éxito o fracaso. Para ello, la educación en todos sus niveles debe llegar a ser creadora,
pues ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad que buscamos en América Latina... 90. Debe ser abierta

85
Cfr : Leonidas PROAÑO, Conscientización, evangelización, política, Ed. Sígueme, Salamanca 1974,
pp. 57-58.
86
Cfr: Populorum Progressio 30.
87
Puebla1159.
88
Ibid. 1160.
89
Santo Domingo 181.
90
Medellín, IV,8.
El Desafío de los predilectos 23
al diálogo, para enriquecerse con los valores que la juventud intuye y descubre como valederos para el
futuro y así promover la comprensión de los jóvenes entre sí y con los adultos”. 91
La propuesta de Medellín es tan firme como clara: frente a una situación de opresión, de
alienación, resultará clave llevar a cabo una tarea educativa capaz de generar en el joven un verdadero
entusiasmo por descubrir el gran potencial que anida en su corazón, el cual es capaz a su vez de hacer
que aflore toda su riqueza y creatividad, comprometiéndose desde allí con la vida y con la historia.
Precisamente a eso tiende la liberación, a que el hombre, y en este caso el joven, tome conciencia de
su protagonismo y de la necesidad de su aporte en la construcción del mundo.
Juan Vecchi afirma que: “Educar significa acoger, dar la palabra de nuevo y comprender... Hoy es
necesario ir más allá de los programas y de las sedes establecidas por todos como si fueran las
normales: hay que hacer un éxodo mental y pedagógico y dar un lugar principal al diálogo, a la
relación personal y a la participación”. 92
Para los cristianos una educación popular y liberadora tendrá que estar ligada a la
evangelización. El educador Jorge Ferrando, en su trabajo “Del dicho al hecho hay un gran trecho”,
propone tres puntos para abordar precisamente una educación cristiana y popular:
concebir la educación como hecho de liberación.
entenderla como acción histórica motivada, reflexionada y explicitada sobre los valores
fundamentales del Evangelio.
conocer a Cristo, tomándolo en cuenta como hecho histórico de liberación, y como modelo de
hombre.93

Debemos entonces encarar una práctica capaz de educar desde los valores del Cristo del
Evangelio, y de evangelizar desde procesos educativos que conduzcan hacia una verdadera liberación.
La Iglesia a través de sus organizaciones, grupos, congregaciones, ya sea de forma autónoma o
por medios de convenios con distintas instituciones. Ella ha canalizado y deberá seguir canalizando
cada vez más, una gran cantidad de recursos humanos y materiales, buscando atender a problemas
inmediatos pero fundamentalmente, buscando combatir sus causas mediante programas educativos,
proyectos que tienden a acompañar a los chicos para su permanencia en la escuela, u otros que se
centran en el descubrimiento y el trabajo sobre distintos valores, planes formativos de educación e
inserción laboral, apoyo a organizaciones que trabajan en esta línea, etc.

Una praxis educativa-evangelizadora con el joven excluido tendrá presente entonces:


La relación educativa presidida por la amabilidad y la acogida, la aceptación incondicional y el
diálogo sincero capaces de despertar en el muchacho una gran autoestima junto a la conciencia de la
propia dignidad y valor.
Partir de la propia experiencia vital del joven, de sus luchas, sus dolores, sus esperanzas, sus
alegrías... desde allí el Señor de la historia actúa y transforma e invita a recorrer juntos los senderos
hacia una vida más plena.
Privilegiar, siempre que sea posible, las acciones con criterio preventivo. Desde ellas se evita el
empeoramiento de las desviaciones y otras situaciones negativas, se les ayuda a los jóvenes a ser
personas autónomas y responsables de la propia vida, y a comprometerse en la transformación de las
situaciones sociales y culturales que están en la raíz de la marginación. 94

Una pedagogía evangélica debe proceder da tal forma que envuelva en un mismo proceso al
educador y al educando. Ambos deben educarse y evangelizarse, intercambiando experiencias
religiosas, escuchándose uno al otro, reconociendo el uno en el otro la presencia del Verbo y del
Espíritu, dándose cuenta de las limitaciones recíprocas y concientizando la mutua misión de estar al
servicio del mundo. 95
A partir de esta base podremos llevar adelante itinerarios educativos y pastorales
verdaderamente liberadores y humanizantes; buscando procesos adecuados de maduración,
profundizando en las experiencias vitales más significativas para ellos, abriéndose consciente y
activamente a la realidad que los rodea, haciendo surgir las preguntas por el sentido de la vida,
potenciando el desarrollo de la imagen de sí mismo de forma positiva, constatando posibilidades de un
futuro esperanzador para su propia vida.96 Aquí toma vital importancia el testimonio. Los gestos
humanos y de fe de las personas que están cerca de los jóvenes constituyen la primera invitación a la
91
Ibidem.
92
Juan VECCHI; “Salesianos y jóvenes en peligro”, en AA.VV., Muchachos de la calle, Meeting
Internacional, Manuscrito, Roma, 7-11 de diciembre de 1998, pp. 19-33.
93
Cfr: Jorge FERRANDO, Del dicho al hecho hay un gran trecho, Ed. OBSUR, Montevideo 1991, p. 92.
94
Cfr: DICASTERIO DE PJS, La pastoral... o.c. p. 91.
95
Cfr: Leonardo BOFF, “Evangelizar a partir de las culturas oprimidas” en Revista Eclesiástica
Brasileña nº 49, diciembre de 1989.
El Desafío de los predilectos 24
fe. Este testimonio se explicita mediante el anuncio de Jesucristo, de su historia humano-divina, y de
las enseñanzas que proclamó. Un anuncio que, por parte de los educadores, es una clara confesión.
Este anuncio conduce al joven a descubrir la presencia de Cristo en la propia vida como clave de
felicidad y de sentido y desde allí a la transformación de la vida. 97

Quisiéramos, al finalizar este punto, recordar esa fuerte invitación que en el documento de Santo
Domingo los obispos hacen a los religiosos de volver a la educación, ya que deja allí de manifiesto la
fundamental importancia que ésta tiene en orden a la liberación y la evangelización en el ámbito de la
opción por los más pobres: “...Llamamos a los religiosos y religiosas que han abandonado este campo
tan importante de la educación católica para que se reincorporen a su tarea; recordando que la opción
por los pobres incluye optar por los medios para que la gente salga de su miseria, y uno de los medios
privilegiados para ello es la educación católica. La opción preferencial por los pobres se manifiesta
también en que los religiosos educadores continúen su labor educativa en lugares tanto rurales como
apartados y necesitados”.98

La apuesta a la educación es una firme convicción de la Iglesia de nuestros tiempos ya que


descubre en ella una herramienta eficaz para la tarea del Reino.

4.3.3- Hacia un trabajo popular y comunitario

El trabajo con el pueblo: barrial y comunitario, en la línea también de una educación popular,
evangelizadora y liberadora, será el otro sendero a transitar. Lo consideramos un elemento de gran
importancia en el planteo de nuestra reflexión, a partir de lo que mencionábamos al analizar la
situación “de calle” del muchacho en riesgo. En Uruguay, a diferencia de otros países, el chico en
general no vive en la calle sino que, si bien transcurre en ella gran parte de su día o a veces más, se
mantiene vinculado a su familia y a su ambiente que como también observábamos al principio, es
habitualmente el de las realidades conocidas como asentamientos o cantegriles. El trabajo con la gente
del barrio, con las familias, etc. (desde la perspectiva de la opción por los excluidos), que por supuesto
no será en razón exclusiva del joven ya que tiene valor en sí mismo, resultará necesariamente en bien
suyo ya que cualquier proceso de transformación comunitaria afectará siempre, sea de manera directa
o indirecta, a todos sus miembros. Así lo afirma María A. Urretavizcaya : “en un enfoque integral de los
problemas que pueden afectar directa o indirectamente al menor no podemos descartar trabajar en la
comunidad en la cual reside el grupo familiar del cual forma parte el menor, por el contrario es otro de
los pilares que proporcionará al menor las posibilidades de desarrollarse como persona.”99 Por otra
parte, desde una óptica preventiva, una comunidad en la cual se vayan tejiendo poco a poco
determinados valores de diversa índole será siempre un escenario mas propicio para el crecimiento y la
educación de los niños quienes en pocos años serán los adolescentes y jóvenes, candidatos seguros a
reproducir el problema. Veamos algunos aspectos que consideramos que el agente pastoral, individual
o grupalmente, necesitará tener en cuenta en su tarea junto a la comunidad.

4.3.3.1- La inserción

Es esta una práxis que hunde sus raíces mas profundas en la actitud de “Acercarse” que
reflexionábamos anteriormente. Resulta clave e ineludible que el agente pastoral se inserte en el
ambiente popular, y aquí hablamos como antes de una inserción que también es física con el mundo
de los pobres y, en concreto, con el barrio con el que desplegará su apostolado. Decía el Padre Cacho:
“No hay comunión si no hay contacto, cercanía geográfica inmediata. Si no, no aprendemos bien a
amarlos, a comunicarnos, a sentir su dolor y sus problemas...”. 100 Esta inserción podrá ser llevada a
cabo de diversas formas desde contactos esporádicos, regulares o hasta una inserción total, dependerá
de un previo discernimiento, pero sin ella resultará prácticamente imposible la tarea.
La inserción, dice González Buelta, tiene dos movimientos que avanzan el uno hacia el otro.
Nosotros caminamos hacia el oprimido en un proceso hacia su mundo, creando lazos profundos y
sinceros, y en la misma medida, va convergiendo hacia nosotros el mundo de los oprimidos,

96
Cfr: Javier BRULLES, Roque GASOL, “Práxis cristiana con jóvenes ante la exclusión y las nuevas
pobrezas”, en Misión Joven 273, Ed CCS, Alcalá Octubre de 1999, p. 20-26.
97
Cfr: C.G. XXIII, nº104.
98
Santo Domingo 275.
99
María Amelia URRETAVISCAYA GIRIBONE, Minoridad y derechos humanos, Imprenta Mastergraf,
Montevideo 1991, pp. 109-110.
100
M. PORRAS de HUGHES, La otra cara de la Iglesia... o.c. p. 23.
El Desafío de los predilectos 25
atenuándose las barreras de la desconfianza y creciendo una comunidad de vida. Y a medida que la
lucha se intensifica, se impone un conocimiento mutuo mas radical.
La sabiduría del barrio tiene una historia larga, y hay que caminar hacia ese pasado con la
misma seriedad que lo hacemos hacia el futuro, en la lucha por un mundo mas justo. Lo necesitamos
para no traicionar desde fuera lo que constituye lo más íntimo de su personalidad. Juntamente vamos
realizando una pascua real, mutua, en la convivencia y la práxis de las luchas populares. 101 Se trata de
anclar la vida en el corazón de la comunidad, amarla, amar sus cosas, apreciar sus gestos, sus
costumbres, su historia, sus símbolos..., amar su propia vida y amarla desde dentro.

4.3.3.2- La participación popular

En el trabajo con el pueblo, el agente debe tener bien claro su lugar, que no es de quien va a dar
una serie de recetas, esperando que el pueblo las consuma pasivamente para así lograr su desarrollo.
Es este el peligro del paternalismo que, a partir de una muy buena intención termina reproduciendo la
problemática. El agente pastoral y popular actúa si con todo su propio vigor pero no desde la
transmisión directiva de conocimientos y valores sino desde el saber popular. Como dice Paulo Freire,
no se trata de una imposición, un conjunto de informes que han de ser depositados en la gente, sino de
la devolución organizada, sistematizada y acrecentada al pueblo de aquellos elementos que éste le
entregó en forma desestructurada.102 En el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes (Mc 6,
38-41), podemos apreciar cómo Jesús realiza el milagro a partir de los panes y los peces que había
entre la propia gente.
La participación en sus propios procesos de promoción conduce por senderos de liberación para
quién está excluido, ya que lo hace protagonista de su destino y por tanto libre. Importa y mucho, en
este sentido, que las decisiones y las responsabilidades sean compartidas realmente por todos, y que
el trabajo redunde, no sólo en actividades con fines productivos, sino también en una actividad
pedagógica en donde pensar, planear, actuar, sean un proceso de aprendizaje continuo y democrático.
Es necesaria aquí una firme confianza en las posibilidades de los pobres. Afirma José Luis Rebellato
que: “quién tiene confianza en las potencialidades de los sectores populares, aunque no ingenua,
encuentra sentidos y significados al compromiso por la búsqueda, juntos con ellos de nuevos caminos
y alternativas”.103 El agente externo, debe tener presente que permanentemente están en juego sus
necesidades personales, sus expectativas sobre la gente, sobre qué hay que hacer, cómo se va a
cambiar la sociedad, etc. Es muy grande la tentación de ver sólo lo que queremos ver, oír sólo lo que
queremos oír, y apoyándonos en nuestro sustento ideológico, construir toda una visión de los hechos
predominantemente subjetiva. Una opción por los oprimidos hecha con radicalidad, por tanto, no
implica sólo reconocer teórica y prácticamente sus derechos, sino reconocer también su capacidad de
ejercerlos. Se trata entonces de una toma de partido que no es motivada solamente por su pobreza y
debilidad, sino también por su riqueza y su fuerza potencial, a menudo desconocida pero que el amor
evangélico nos ayuda a descubrir.

4.3.3.3- La fe y la vida

Cuando el pueblo descubre y experimenta que hay un Dios que camina junto a él y que ansía su
liberación, sus luchas toman un sentido trascendente que lo impulsan con nuevas fuerzas y con nueva
esperanza. Será tarea fundamental (aunque no fácil ni de corto plazo) del agente pastoral en su tarea
evangelizadora, acompañar a la comunidad en sus vivencias de fe ayudándola a descubrir, en su
historia, la mano paterna y cariñosa de Dios. Como acentúa “Evangelii Nuntiandi” : “La evangelización
no sería completa si no tuviera en cuenta la interpretación recíproca que en el curso de los tiempos se
establece entre el Evangelio y la vida concreta personal y social del hombre...”. 104 Seguiremos aquí
algunas sugerencias que ofrece Clódovis Boff en su libro “Como trabajar con el pueblo” las cuales
ayudan a unir activamente la fe y la vida.

Partir de la Biblia, sobre todo de algunos textos que tienen un poder de inducción política mayor:
El Exodo, los profetas, los evangelios, el Apocalipsis.
Convidar a los participantes a encontrarse y traer hechos de vida relacionados con el texto
bíblico.
Aprovechar ocasiones propicias (casos sucedidos en la comunidad, situaciones problemáticas,
testimonios de participantes, etc.) para reflexionar en torno a ellas y proyectar sobre ellas la luz de la
Palabra.
101
Cfr: B. GONZALEZ BUELTA, El Dios... o.c., p.31.
102
Cfr: P. FREIRE, Pedagogía del... o.c., pp. 73 ss.
103
José L. REBELLATO, La encrucijada de la ética, Ed. Nordan-comunidad, Montevideo 1995, p.171.
104
Evangelii Nuntiandi, nº 29.
El Desafío de los predilectos 26
Rezar a partir de los problemas y las luchas del pueblo.
Celebrar (en misa, vigilia, etc.) los eventos comunitarios que tienen mayor contenido social,
político, etc.

Estas y otras actividades, que pueden nacer de la creatividad de la comunidad son importantes
porque mantienen viva la relación entre la fe (palabra, oración, celebración, etc.) y la vida (problemas,
luchas comunitarias, alegrías, etc.). 105 Muchas veces solemos subestimar a los más pobres en su
posibilidad de vivir “la fe de la Iglesia”, y nos contentamos con una serie de transformaciones de
carácter social las cuales son válidas por supuesto. No nos quedemos con una Iglesia “para” los pobres
(considerados como destinatarios de ésta), sino en una Iglesia “con” los pobres y “de” los pobres. Este
es su derecho y nuestro deber más allá de los largos y arduos caminos que tendremos que recorrer.
Desde la práctica y junto al pueblo, se actualizan la Promesa de Dios y los signos visibles del
Reino que viene: la liberación, la solidaridad, la paz y el vivir de Dios sin temor, en santidad y justicia
(Lc 1,74-79).

Consideramos de enorme importancia finalmente, en el ámbito del trabajo comunitario, el


esfuerzo en desarrollar una tarea coordinada y en redes entre los distintos grupos, organizaciones,
movimientos, instituciones, etc., que desempeñan sus prácticas junto a los sectores populares desde
una misma perspectiva liberadora, caminando juntos, lenta pero firmemente en la búsqueda de una
propuesta alternativa a la establecida por el orden dominante y marginador que impera en nuestros
días. Este orden que mantiene aún tantas de las características denunciadas ya por la Conferencia de
Puebla: “anti-humano (P. 64), centralista (P. 1263), excluyente (P. 1207), no respetuoso de los derechos
humanos fundamentales: salud, educación, vivienda, trabajo (P. 41), dominado por minorías en vistas a
sus intereses económicos, políticos y culturales (P. 1208, P. 61)”, orden que en definitiva juega con el
hambre y la miseria de las mayorías, para construir una civilización de consumo y apoyo a un grupo de
privilegiados.106 Creemos en una práxis capaz de irse desprendiendo paulatinamente de intervenciones
de corte asistencialista (las cuales al centrarse no en las personas sino en sus necesidades mantienen
y reproducen su dependencia) y de aquellas que se conforman únicamente con la integración del
marginado al sistema (sin cuestionar un cambio de este, el cual es esencialmente generador de
exclusión). La nuestra, mas allá de que pueda y quizás deba aceptar puntualmente, en los casos de
emergencia, algunas intervenciones de carácter asistencial y transitoriamente la aplicación de
determinadas políticas de inclusión, no debe perder la mirada de ese horizonte que significa la
búsqueda de una alternativa de signo distinto, solidaria, donde el hombre, personal y colectivamente,
se vaya transformando cada vez más en sujeto de su propia historia logrando mayores grados de
libertad, alcanzando así el designio de Dios expresado por san Pablo en su carta a los gálatas: “Cristo
nos liberó para que fuéramos realmente libres” (Gal 5,1).

Concluyendo nuestra reflexión quisiéramos destacar otra actitud clave del samaritano en la
parábola. Aquel hombre fue capaz de cederlo todo por ese desconocido que se cruzó en el camino, que
estaba abandonado y medio muerto: el aceite, el vino, lo que hubo de usar para improvisar las vendas,
su caballo, su dinero. A todo esto, que seguramente llevaba para sí, y que, también seguramente no le
sobraba, fue capaz de renunciar por quien lo necesitaba. En nuestra marcha con los jóvenes excluidos
será necesaria también nuestra capacidad de renuncia, de dejarlo todo en bien de ellos: nuestro
tiempo, nuestras seguridades, nuestras cosas. Se trata de una entrega hasta el límite, esa que sólo es
posible para quien obra desde el corazón de Dios. Se trata no sólo de trabajar por los jóvenes pobres y
por su gente sino esencialmente en comunión con ellos, lo que implica vivir la espiritualidad de la
pobreza, afirmados en la confianza y la fe, en la eficacia de los medios pobres, procurando que la
primera preocupación sea su vida y su encuentro con Dios.

A modo de conclusión

105
Cfr: Clodovis BOFF, Cómo trabajar con el pueblo, Ed. Codecal, Colección Reflexión-Acción. Bogotá,
Colombia s/f2, pp. 74-75.
106
Cfr: Edenio VALE, Juventud, análisis de una opción, Ed. CLAR nº 52, Bogotá, Colombia 1982, pp. 43-
44.
El Desafío de los predilectos 27

La Iglesia es conscientemente portadora de un mensaje de salvación y dignificación universal


para todo hombre, más allá de su posición social, de su raza e ideología, Dios quiere que todos los
seres humanos se salven (1 Tim. 2,4).
Pero lo que es novedoso hasta el escándalo del mensaje del Evangelio, es justamente la
parcialidad de un Dios que sabe compaginar la universalidad del amor con la preferencia por los
marginados, los excluidos, los perdidos. Y esta revelación de Dios en Cristo hace saltar toda lógica
humana. Jesús tira por el piso el sistema judío al identificarse con los discriminados, los pobres, los
privados de derecho: en una palabra, con todos los necesitados. 107
Al optar por los pobres, lo que Jesús hace es llevar al límite una constante del Dios bíblico, el Dios
de los pobres, que escucha el clamor de la opresión, de la injusticia y que no puede permanecer
indiferente ante ellas (Cfr. Sal. 9).
Ante una humanidad que asiste a un cierto desaliento debido al hundimiento progresivo en la
miseria de las periferias del mundo que padecen las políticas económicas neoliberales; al desencanto
postmoderno frente a las utopías; a la imposición de una ideología y una cultura dominante que busca
interiorizar sus puntos de vista y sus valores como los únicos posibles, a través de discursos
desmovilizadores que introyectan en la conciencia del pueblo la imposibilidad de un cambio; el hecho
de la liberación no puede quedar de lado, como pueden pretender quienes la han asociado a modelos
fracasados, sino que debe surgir con especial dinamismo: “Mientras exista esa inmensa pléyade de
hombres y mujeres cautivos y deportados en el reverso de la historia, que hoy puebla la Tierra, la
imaginación utópica renacerá tercamente como signo de contraste frente a cualquier clausura
precipitada de la historia”.108 Debemos más necesariamente que nunca poner el fundamento de
nuestra opción preferencial por los pobres en la roca firme que es Jesús de Nazaret.

El hecho de pararnos frente a la realidad de dolor de esa fracción de desheredados que


conforman los tantos jóvenes abandonados de nuestro Continente, no puede, a quienes sentimos el
llamado de Cristo a seguirlo, no llenarnos de interrogantes, de rebeldía, de cuestionamientos. El
deambular por las calles y por los barrios apartados de las ciudades de numerosos muchachos, con la
mirada perdida, el rostro marcado y una vida tantas veces sin perspectivas, llena de “grito de Dios” el
corazón de la historia, de ese Dios que acampando en los suburbios del mundo, cuestiona desde allí a
los centros de poder.
Como comunidad, debemos sentir la imperiosa necesidad de dirigir nuestros pasos cada vez más
hacia estos pequeños, para compartir con ellos su vida, sus sufrimientos, sus gozos, para también con
ellos luchar frente a las injusticias que crean condiciones de vida para nada queridas por el Señor. Se
trata de hacerle espacio al Reino de Dios que irrumpe en nosotros sembrando la esperanza; esperanza
que es fuerza de la historia..., fuerza de los pobres y excluidos y de todos aquellos que están
dispuestos a caminar con ellos109. Dice Pedro en su primera carta que el cristiano es aquel que debe
dar razón de la esperanza que hay en él. (Cfr. 1 Pe 3,15).
Con esta esperanza que brota de Dios, con radicalidad, con amor a los más pequeños y
excluidos, tenemos que proclamar, hasta el cansancio y el sacrificio, el Evangelio, que es mensaje de
libertad y fuerza de liberación para todo nuestro pueblo.

Quisiéramos poner punto final a nuestro trabajo, formulando algunas conclusiones a las que
hemos podido arribar al cabo de la presente reflexión. No son más que la acentuación de algunas
afirmaciones que han ido apareciendo a lo largo de éste y que consideramos centrales.
En primer lugar arribamos a la firme convicción de que la exclusión de los jóvenes pobres, así
como toda forma de opresión e injusticia no es querida por Dios, por tanto los cristianos no podemos
quedar indiferentes ante ellas, sino que debemos luchar por la liberación de todos los hombres, siendo
esto algo intrínseco a nuestra fe y a nuestra respuesta a su llamado.
Creemos, por otra parte que, ante la situación de opresión de estos jóvenes, nuestra praxis
tendrá que estar centrada en el recorrido de los caminos necesarios hacia su liberación. Por lo que,
lejos de ciertas intervenciones que reproducen su dependencia, debemos abocarnos a una tarea en la
cual ellos se vayan transformando en sujetos y agentes de su propio destino.
En tercer lugar, siendo la realidad de exclusión de los jóvenes pobres producto de una situación
más amplia, nuestra acción pastoral no puede reducirse únicamente a intervenciones unilaterales para
con ellos, sino que debe también mirar y responder a su contexto más amplio, su familia, su barrio y a
la búsqueda de alternativas frente a un sistema establecido que, como analizábamos, es en sí mismo
generador de exclusión.

107
Manuel DIAZ MATEOS, Dios tiene corazón, Ed. Paulinas, Buenos Aires 1988, p.63.
108
Javier VITORIA CORMENZANA, “La pobreza de un mundo sin utopías”, en Revista Sal Terrae, tomo
82/1 nº 964(enero de 1994)31-43.
109
Cfr. J. L. REBELLATO, La encrucijada.... o.c. p. 174.
El Desafío de los predilectos 28
Finalmente, estamos convencidos de que todo esto es posible, de que si bien se trata de una
tarea difícil, es posible y necesario el optimismo. Nos afirmamos en el amor de Cristo que para que
seamos plenamente libres, nos liberó, y por su Espíritu nos conduce en la historia. Dios es el
fundamento de nuestra confianza, y por tanto, desde allí, nos movemos a colaborar, comprometidos y
esperanzados en la tarea del Reino.

Bibliografía

Magisterio Eclesial.

CONCILIO VATICANO II, Documentos Conciliares, Roma 1965.


IIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, ”Presencia de la Iglesia en la
actual transformación de América Latina”, Medellín 1968.
IIIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, “La evangelización en el
presente y en le futuro de América Latina”, Puebla 1979.
VIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, .”Nueva evangelización.
Promoción humana. Cultura cristiana”, Santo Domingo 1992.
PABLO VI, Encíclica Populorum Progressio, Roma 1967.
PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, Roma 1975.
JUAN PABLO II, Carta a los jóvenes y las jóvenes del mundo, Roma 1985.

Documentos de la Sociedad de San Francisco de Sales.

AA.VV, El Proyecto de vida de los salesianos de Don Bosco, Ed. CCS, Madrid 1987.
ACTAS DEL CONSEJO GENERAL DE LA SOCIEDAD DE SAN FRANCISCO DE SALES N° 359, Roma,
abril-junio de1997.
DICASTERIO DE PASTORAL JUVENIL, La pastoral juvenil salesiana. Cuadro fundamental de
referencia, Ed. CCS, Madrid 1998.
XXIII CAPÍTULO GENERAL DE LA SOC. DE SAN FRANCISCO DE SALES, Ed. CCS, Madrid 1990.

Diccionarios y Vocabularios.

AA.VV., Vocabulario práctico de la Biblia, Ed. Herder, Barcelona 1975.


LEÓN DUFOUR X., Vocabulario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona 1965, pp.620-623.
ROSSANO P., RAVASI G., GIRLANDA A., Nuevo diccionario de teología bíblica, Ed Paulinas, Madrid
1990.

Libros.

AA.VV., Al más pequeño de mis hermanos, Ed. Paulinas, Santiago 1985.


AA.VV., El niño de hoy, Junta dptal de Montevideo 1992.
AA.VV., Emarginazione giovanile e pedagogía salesiana, Ed. LDC, Torino 1987.
AA.VV., Muchachos de la calle. Meeting Internacional, Manuscrito, Roma, 7-11/12/ 1998.
AA.VV., Un sueño hecho realidad. Movimiento Tacurú, Imprenta Gráfica futura, Montevideo 1996.
BOFF, C., Como trabajar con el pueblo, Ed. CODECAL, Bogotá, s/c 2.
http://servicioskoinonia.org/biblioteca
BOFF, L., Teología desde el lugar del pobre, Ed. Sal Terrae, Santander 1984.
BOSCO, T., Don Bosco, una biografía nueva, Ed. CCS, Madrid 1979.
El Desafío de los predilectos 29
CASALDALIGA, P.- VIGIL, J. Mª., Espiritualidad de la liberación, Ed Sal Terrae, Santander 1992;
también en Paulinas de Bogotá; Verbo Divino de Quito; CRT de México; Lascasiana de Guatemala;
Guaymuras de Honduras; Nueva Tierra de Buenos Aires; Amigo del Hogar de Santo Domingo; UCA de
San Salvador; Conferre de Santiago de Chile. Y también en: http://servicioskoinonia.org/biblioteca
CODINA, V., RAMIREZ, S., Espiritualidad del compromiso con los pobres, Ed.CLAR, Bogotá 1988.
DIAZ MATEOS, M., Dios tiene corazón, Ed. Paulinas, Buenos Aires 1988.
FERRANDO J., Pensando en la educación popular, Ed. Nordan-comunidad, Montevideo 19913
FERRANDO, J., Del dicho al hecho hay un gran trecho. Ed. OBSUR, Montevideo 1991.
FREIRE, P., Pedagogía del oprimido, Ed. Tierra Nueva, Montevideo 1970.
GONZALEZ BUELTA, B., El Dios oprimido, Ed. Sal Terrae, Santander 1981.
GONZÁLEZ BUELTA, B., Signos y parábolas para contemplar la historia, Ed. Sal Terrae, Santander
1992.
GUTIERREZ, G., La fuerza histórica de los pobres, Ed. Sígueme, Salamanca 1982.
GUTIERREZ, G., Teología de la liberación, Ed. Sígueme, Salamanca 19722.
JAEN, N., Hacia una espiritualidad de la liberación, Ed. Sal Terrae, Santander 1987.
JEREMÍAS, J., Las parábolas de Jesús, Ed. Verbo Divino, Estela (Navarra) 19743.
LECLERC, E., Sabiduría de un pobre, Ed. Marova, Madrid 199212.
MAZZOTTI, M., RODRIGUEZ, C., MARTINEZ, A., MIGLIORATTA, S., Educando desde la Calle, Ed.
CAEH- Foro Juvenil, Montevideo 1992.
PEREZ FERREIRO, M., Derecho Penal Juvenil, Ed. Universitaria, Montevideo 1993.
PIXLEY, J.; BOFF, C., Opción por los pobres, Ed. Paulinas, Madrid 1986.
PORRAS DE HUGHES, M., La otra cara de la Iglesia Católica en Uruguay, Ed. TDB, Montevideo
1988.
PROAÑO, L., Concientización, evangelización, política, Ed. Sígueme, Salamanca 1974.
RAMIS DARDER, F., Lucas, evangelista de la ternura de Dios, Ed. Verbo Divino, Estela 1998.
REBELLATO J.L., La encrucijada de la ética, Ed. Nordan-comunidad, Montevideo 1995.
SAETTONE J., Minoridad en Peligro, Ed. Fundación de cultura universitaria, Montevideo 1989.
URRETAVISCAYA, Mª., Minoridad y derechos humanos, Imprenta Mastergraf, Montevideo 1991.
VALE, E., Juventud, análisis de una opción, Ed. CLAR Nº 52, Bogotá, Colombia 1982
VIGIL, J. Mª. (ed.), La Opción por los pobres, Ed. Sal Terrae, Santander 1991.
http://servicioskoinonia.org/biblioteca

Artículos.

BOFF, L., “Evangelizar a partir de las culturas oprimidas ” en Revista eclesial brasileña nº 49, diciembre
de 1989.
BRULLES, J., GASOL R., “Evangelizar a partir de las culturas oprimidas” en Misión Joven nº 273, octubre
de 1999.
MIGLIORATA, S., VARELA V., GALLINAL R., ECHEVERRÍA A., Promoción en salud con jóvenes en
riesgo, Manuscrito, Foro Juvenil, Montevideo 1992.
RÍOS, J.C., “Frente a pobreza y exclusión: alianza con los jóvenes” en Misión Joven nº 273, octubre de
1999.
VITORIA CORMENZANA J., “La pobreza de un mundo sin utopías” en Revista Sal Terrae, tomo 82/1 (Nº
964), Enero de 1994

You might also like