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Otra Economía, 5(9):195-204, julio-diciembre 2011

© 2011 by Unisinos - doi: 10.4013/otra.2011.59.07

Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes comunes


y la economía social y solidaria

Some thoughts on commons and social economy

Joan Subirats Humet1


joan.subirats@uab.es

Resumen. Esta aportación al debate sobre la econo- Abstract. This article aims to incorporate the
mía social pretende incorporar al mismo el tema de theme of the commons goods in the debate on the
los bienes comunes. Una perspectiva, la de los bienes social and solidarity economy. Although the re-
comunes, que si bien ha tenido un desarrollo analí- flection on the commons has developed an analy-
tico y de investigación más centrado en recursos y sis and investigation more focused on resources
espacios vinculados a temas y problemas medioam- and spaces related to environmental issues, it has
bientales, ha ido últimamente siendo utilizada en been recently used in areas relating to the space
temas vinculados al espacio y los recursos digitales and digital resources and connected with the tra-
y asimismo se ha conectado con la tradición coopera- dition of cooperatives and social economy. This
tivista y de economía social. Esta aportación, lejos de contribution, made from a European perspective,
ser el resultado de un trabajo teórico o de reflexión is intended as an introduction that presents and
sobre experiencias empíricas, pretende ser simple- problematizes the concept as far as possible, so it
mente una introducción que presente y problemati- that can be useful in the field of social economy.
ze, en la medida de lo posible, el concepto a fin de On the other hand, inevitably, reflection is marked
que pueda ser útil en el campo de la economía social. by the bias of someone who develops his work ba-
Por otra parte, inevitablemente, la reflexión viene sically in the European context and new forms of
marcada por el sesgo de alguien que desarrolla su social mobilization and citizenship that are hap-
trabajo básicamente en el contexto europeo y por las pening as a response to the economic crisis and the
nuevas formas de movilización social y ciudadana change of time.
que se vienen sucediendo como respuesta a la crisis
económica y al cambio de época.

Palabras clave: democracia, bienes comunes, eco- Key words: democracy, common goods, social
nomía social, cambio tecnológico y social, internet economy, technological change, social change, in-
y comunes. ternet and the commons.

1
Universidad Autónoma De Barcelona. Instituto de Gobierno y Políticas Públicas. Módulo de Investigación A. Campus
UAB, 08193 Bellaterra, España.
Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes comunes y la economía social y solidaria

Una introducción al concepto y dicionados y limitados en sus posibilidades de


algunas reflexiones complementarias acción. En esta línea, la renovación y recupera-
ción de la lógica solidaria y colaborativa que se
El concepto de “commons” (procomún, percibe tras el término “bienes comunes” per-
bienes comunes, comunes) está atrayendo mite imaginar el desarrollar nuevas formas de
desde hace algunos años a muchas perso- colaboración, gobernanza y acción colectiva.
nas y grupos en todo el mundo, y también el ¿De qué hablamos cuando nos referimos a
impacto ha sido significativo en el debate de “bienes comunes”? Estaríamos refiriéndonos
ideas y la actividad académica. Hace pocos a bienes, recursos, que más allá de la propie-
años (2009) el interés por el tema fue objeto dad o de la pertenencia, asumen, por su pro-
de reconocimiento por parte de la comunidad pia vocación natural y económica, funciones
científica internacional a través de la conce- de interés social, sirviendo directamente los
sión del Premio Nobel de Economía a la poli- intereses, no de las administraciones públi-
tóloga norteamericana Elinor Ostrom por su cas, sino los de la colectividad y de las perso-
trabajo sobre el gobierno de los comunes. La nas que la componen.
labor investigadora de la profesora de la Uni- De esta manera, los bienes comunes exi-
versidad de Indiana logró recoger multitud gen una forma de racionalidad diversa de la
de experiencias, muchas de ellas situadas en que ha dominado tanto tiempo la escena del
el área iberoamericana, que demostraban que debate económico, social y político. Nos re-
la existencia de espacios y bienes comunales, ferimos a la lógica binaria que nos obligaba a
es decir la no atribución de propiedad espe- escoger entre propiedad pública o privada. En
cífica a sus usuarios, no conllevaba inevita- este caso, la directa relación entre bienes co-
blemente la sobreexplotación de los recursos munes y personas de la colectividad nos ha-
y la pérdida y erosión de ese patrimonio. De bla de necesidades, de bienes necesarios para
esta manera respondía a la influyente obra de satisfacerlas, modificando así la concepción
Garrett Hardin (1968) que situaba a los bienes jurídica que sustentaba toda la estructura de
comunes en una lógica que forzosamente aca- propiedad desde el derecho romano. Las per-
baba en “tragedia”. sonas tienen necesidades que no encuentran
El reconocimiento de la labor de Elinor Os- respuesta en la rigidez que implica la estructu-
trom coincidía con el gran resurgimiento del ra de propiedad. No estaríamos hablando de
interés por los “comunes” desde perspectivas “otro” tipo de propiedad, sino de lo opuesto
científicas y disciplinares muy diversas, que a la propiedad (Rodotà, 2011). Siendo el factor
van desde el cambio climático, las ciudades, de la no transmisibilidad de los bienes comun
los bienes comunes digitales, el agua, la pro- es un elemento clave en el debate.
ducción científica, las semillas, el patrimonio Ha de quedar claro, por otra parte, que es-
cultural,… entre muchas otras. Y ello ha ido tamos hablando de un tipo de bienes que no
conllevando el entrecruzamiento de muchos son universales, en el sentido que puede haber
trabajos científicos y académicos en estos cam- personas o colectivos que de alguna manera
pos, así como la creciente aparición e influen- sean excluidos de los “bienes comunes”. Un
cia de este concepto en el debate de los nuevos tipo de bienes que, en este sentido, son “pri-
y viejos movimientos sociales sobre las pers- vatizables”. Si atendemos a la distinción de
pectivas de innovación y cambio que suscita Samuelson sobre los elementos que distinguen
un planteamiento alternativo al binomio tradi- a los bienes o recursos, es decir, rivalidad y ex-
cional entre estado y mercado. clusividad, lo que diferencia en este caso a los
El gran dinamismo en el uso del término, y bienes comunes de los bienes “normales” es su
su multiplicidad de aplicaciones y de perspec- más difícil exclusividad.
tivas, confiere al campo de los “commons” o Precisamente, uno de los grandes conflictos
del “procomún” una gran diversidad y hetero- que se produjeron en el inicio del mercantilis-
geneidad. Pero, al mismo tiempo, abre muchas mo y la consolidación de los estados liberales
perspectivas nuevas derivadas de la fertiliza- fue la ofensiva contra los bienes comunes,
ción cruzada y los espacios de experimenta- considerando que la falta de propiedad clara
ción social. Y ello se da sobre todo en momen- implicaba una falta de interés por la sostenibi-
tos en que existen alarmas significativas sobre lidad del bien o del recurso, y acababa generan-
la erosión de las políticas sociales provocada do su ruina y, por tanto, impedía el desarrollo
por una globalización sin capacidad de regu- económico generalizado. En efecto, los “open
lación clara, con gobiernos cada vez más con- fields” en Inglaterra, o en España los “montes

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comunales”, fueron sometidos a una gran pre- to” que acaba produciendo la mercantilización
sión privatizadora a través de “enclosures”, de estos últimos. Lo común no es mercantili-
privatizaciones y parcelaciones. La lógica era zable (transmisible, enajenable) y no puede ser
“desarrollista”. Se entendía, como teorizó pos- objeto de posesión individualizada. Expresa
teriormente Garrett Hardin, que los bienes por tanto una lógica cualitativa, no cuantitati-
comunes acababan siempre en “tragedia”, ya va. No “tenemos” un bien común, “formamos
que, en el clásico ejemplo, si tú vas a pastorear parte” de lo común, en la medida que forma-
con tu rebaño en un espacio que es comunal, mos parte de un ecosistema, de un conjunto de
tus incentivos estarán situados en conseguir relaciones en un entorno urbano o rural, y por
la máxima rentabilidad de esa oportunidad, tanto el sujeto forma parte del objeto. Los bie-
y por tanto añadirás cuantas más cabezas de nes comunes están inseparablemente unidos
ganado sea posible. Ello acabará acarreando la y unen a las personas, las comunidades y al
sobre-explotación general de ese espacio y su propio ecosistema.
ruina. Acabará en “tragedia”. En cambio, si ese Como se han ocupado de establecer mu-
espacio es de alguien, ese alguien se ocupará chos autores, no es cierto que la existencia de
de cuidarlo, de programar eficientemente el los bienes comunales acabe siempre en trage-
número de cabezas de ganado y pasto posible, dia, ya que es posible gobernarlos (Elinor Os-
y de aplicar las técnicas necesarias para mejo- trom), y además no se entienden sin la exis-
rar algo que acabará redundando en su propio tencia de una comunidad que los sustenta, los
beneficio, y no en el de alguien indeterminado regula y los cuida (David Bollier). En efecto, el
que son los “comunes”. Desde esa perspectiva, análisis de Hardin, identificando “commons”
sólo la privatización produce desarrollo. Y al con “tragedia”, ha tenido efectos persisten-
final todos nos beneficiamos. Como bien sabe- tes, en el sentido de considerar como utópica,
mos, el ideal del “homo economicus” parte de irrealizable y poco eficiente cualquier alterna-
ese criterio de racionalidad económica indivi- tiva que buscara una forma de organización
dual, y desde esa base se fundamenta la lógica social distinta al binomio mercado-estado.
liberal-capitalista. Desde hace muchos años, la pugna, la tensión,
La tragedia de lo común, como ha afirma- se ha establecido entre las formas privadas de
do recientemente Ugo Mattei (2011), pone de gestión de los asuntos colectivos y las formas
relieve dos representaciones contradictorias estatales de gestión de los mismos. Los gran-
del mundo. La representación hegemónica, des conflictos de la era industrial, de los siglos
esencialmente fundada en el darwinismo so- XIX y XX, se plantearon en esa dicotomía, que
cial, hace de la competencia, de la lucha y de alumbró y al mismo tiempo fue alimentada
la emulación entre todos la esencia de la rea- por las ideologías que sostuvieron durante
lidad. Esa concepción surgió como resultado decenios la mayor eficacia o la mayor justicia
de una “modernización de progreso” de las que encerraban una y otra fórmula de organi-
fuerzas del mercado que se apoyaron en las zación social, económica y, por ende, política.
instituciones políticas públicas. Es así como se Pero, en el análisis crítico de Hardin se partía
fueron acabando, colonizando o residualizan- de un escenario tan irreal como el que plantea
do, como ya hemos dicho, los bienes y la vida la absoluta racionalidad del “homo economi-
comunal. En el otro extremo, tenemos una vi- cus”. En el mismo, parecía no existir comuni-
sión holística y ecológica del mundo, que se dad, no existían límites en la zona de pastos,
apoyaba y se sigue apoyando en las relaciones no existían reglas de gestión de los mismos,
de reciprocidad, de cooperación y de comu- no existían ni trayectorias históricas previas
nidad. Lo común rompe con la visión indivi- ni capacidad de aprendizaje por parte de los
dualista tal como se ha ido concibiendo en la implicados. Lo que describió Hardin no era un
tradición capitalista y que ha ido trasladando espacio “común”, era un espacio libre, un área
la idea de derechos a cada una de las personas “gratuita” para todos aquellos que la quisieran
en singular. Lo común parte de la idea de in- usar. Hablamos aquí de “commons”, de lo co-
clusión y el derecho de todos al acceso, mien- mún, refiriéndonos a espacios, temas, iniciati-
tras que la propiedad y la idea de Estado que vas, que tienen sus propios límites, tienen sus
la fundamenta se fundamenta en la rivalidad reglas sociales de uso, que disponen de nor-
de los bienes, y por tanto en la exclusión y la mas para castigar o disuadir a los “polizones”,
concentración del poder en unas instituciones a los que sólo quieren aprovecharse del espa-
que lo aseguran y protegen. Lo común trata de cio común. Cuando hablamos de “commons”,
situarse fuera del reduccionismo “sujeto-obje- cuando nos referimos a lo común, indefectible-

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mente nos hemos de referir a la comunidad y terreno intermedio (y de mucho menor relieve
sus relaciones, que lo sustenta y lo gestiona2. en el capitalismo industrial) encontrábamos a
Ostrom trató de identificar los principios los bienes club (exclusividad fácil y rivalidad
que caracterizarían a los bienes comunes. El baja) y los bienes comunes (exclusividad difí-
primero de ellos tendría que ver con la delimi- cil, rivalidad alta). Pero lo cierto es que se han
tación de fronteras. Es decir, a quién incluyo ido dando dos fenómenos en paralelo que han
en “lo común”, y por tanto a quién excluyo. El cambiado ese escenario. Por un lado, el cam-
segundo tiene que ver con el contexto, es de- bio tecnológico ha aumentado la exclusividad
cir, en que marco funciona el bien común, con en ciertos bienes que eran considerados de
que reglas de apropiación y provisión, y que exclusividad difícil (pago por acceso a ciertos
condiciones locales (físicas, humanas, geográ- servicios-bienes, o pago por mejores prestacio-
ficas,…) explican la existencia de ese bien co- nes,…). Por otro lado, la escasez (real o gene-
mún. Es importante asimismo establecer con rada) de ciertos bienes que eran considerados
claridad los métodos de decisión colectiva, de no rivales (agua, suelo, tiempo,…) ha genera-
tal manera que se asegure que todos los que do una mayor presencia de rivalidad de uso.
forman parte de la comunidad puedan parti- Pero, de manera contradictoria, la tecnología
cipar en la definición de las reglas constituti- ha hecho asimismo que ciertos bienes que eran
vas y operativas. En cuarto lugar, Ostrom se rivales (conocimiento, cultura, arte,…) ahora
refiere al tema del control, poniendo de relieve puedan dejar de serlo, al no ser tan importante
la significación que sean los propios utilizado- el ser propietario de los mismos (tener física-
res del recurso los que estén implicados en su mente el libro o el CD) como poder acceder a
monitorización. De ahí deriva la idea de que ellos. Lo que parece evidente es que el desarro-
las sanciones por los incumplimientos estén llo tecnológico y la real o aparente escasez de
bien graduadas y sean incrementales, bus- un recurso (mezclando variables como coste
cando más la conformidad que el castigo. En marginal de acceso y facilidad de exclusión)
la misma línea, el sexto principio parte de la pueden modificar y han modificado un esce-
idea de buscar formas positivas de resolución nario antes más estable. Y ello puede situar a
de conflictos a través de los dispositivos que los bienes comunes en una nueva centralidad.
lo faciliten. Los dos últimos principios de Os- A pesar de todo ello, conviene recordar
trom se refieren al reconocimiento por parte que son y que no son los bienes comunes. Pro-
de las instituciones y actores externos a la au- bablemente lo primero es distinguir “bienes
to-organización de los implicados en el uso de comunes” del bien común. No estamos ha-
los bienes comunales, y la posibilidad de orga- blando de una cuestión moral, sino de siste-
nizarse de manera multiescalar, incorporando mas concretos de gestión y de mantenimiento
organismos que anidan unos dentro de otros. de recursos sociales y ambientales. Como ya
Más allá de estos principios, que apuntan hemos adelantado, no se trata de bienes “uni-
a la capacidad de gobernar y hacer sostenibles versales”, sino de bienes de los que puede ex-
los bienes comunes, contradiciendo la inevi- cluirse a quiénes se considere que deban serlo,
tabilidad de que todo acabe en la tragedia de y que por tanto se basan en un conjunto de
la ruina del “bien”, como afirmaba Hardin, lo personas, de implicados, que son “titulares”
que resulta significativo preguntarse es que lu- de esos bienes, y que, como hemos visto, esta-
gar ocupan este tipo de bienes en el escenario blecen reglas de apropiación, límites en el uso,
actual de la economía neoliberal y globaliza- sanciones y exigencias de trabajo o de recursos
da. En efecto, tradicionalmente los factores ya por parte de los que tienen vinculación con los
mencionados de rivalidad y de exclusividad mismos. Se trata de bienes que pueden ser pri-
dejaban bastante claros los espacios en los vatizados, dados los avances tecnológicos y la
que se movían los diversos tipos de bienes. Y rivalidad en su uso, lo que puede aumentar las
así, en los dos extremos teníamos a los bienes posibilidades de exclusión, lo que implica la
claramente privados (de rivalidad alta y de importante conexión entre “bienes comunes”
exclusividad fácil) y a los bienes públicos (de y movilización social para su mantenimiento
rivalidad baja y de exclusividad difícil). En un como tales.

2
Seguimos aquí las aportaciones de Giacomo d’Alisa, “Hacia una definición ecocéntrica de los bienes comunes”, ICTA-
UAB, presentación en “Escuela de Comunes”, Barcelona, 14 febrero 2012.

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Las experiencias que Ostrom y otros han ras de Elinor Ostrom, Charlotte Hess (2008), se
sistematizado y analizado demuestran la im- propone un mapa de los sectores interesados
portancia de las estructuras o instituciones que en el tema, y así se distingue entre “cultural
puedan gestionar los bienes comunes, reforzar commons”, “market commons”, “neighbor-
las interdependencias y disuadir a los que hood commons”, “knowledge commons”,
quieran aprovecharse de los mismos de mane- “social commons”, “infrastructure commons”,
ra oportunista. El punto clave es la capacidad “global commons”,… Los distintos sectores
de los bienes comunes de reforzar las inter- vienen definidos por el tipo de recursos que
dependencias, las ventajas del compartir, de son objeto de consideración desde la lógica
sentirse implicado (lo cual no siempre ocurre “commons”. Lógicamente, la perspectiva de
con los bienes públicos) y reducir las tentacio- “knowledge commons” es transversal y, por
nes a externalizar los costes (lo que, en cam- tanto, está presente en las demás orientaciones
bio, caracteriza a los bienes privados). Cuanta o especialidades.
más articulación y reforzamiento de las inter- Nuestro interés es detectar, compartir prác-
dependencias, cuanta más conciencia de las ticas que construyan “procomún”, evitando
ventajas del compartir, menos fuertes serán procesos de mercantilización, estatalización
las tendencias a segregar, a externalizar costes. y dependencia; poner en valor prácticas de
colaboración distribuida; poner en común si-
La capacidad expansiva del concepto tuaciones de fracaso, o procesos fallidos de
los que aprender; la voluntad de construir
de “commons” en el escenario actual procesos de educación cívica y comunitaria;
y su reflejo en el debate académico identificación de nuevas y cambiantes vías
para renovar tradiciones de comunes previa-
El debate entre “Ciencia y Sociedad” se ha mente existentes. Para ello serán muy útiles
planteado hasta ahora desde lógicas predomi- los trabajos pioneros de Bollier (2001), Lessig
nantemente utilitaristas (como “aprovechar” (2001), Shiva (2002). En este sentido, puede
las aportaciones científicas para las “necesida- ser muy significativo potenciar la generación
des” sociales, entendidas casi siempre como compartida de conocimiento, relacionando
“necesidades” del mercado), o bien desde ló- asimismo más estrechamente la labor inves-
gicas aparentemente respetuosas de la autono- tigadora, reflexiva, con la voluntad de acción,
mía de la investigación científica (invertir en intervención y transformación. No se trata
ciencia, sin esperar nada directamente a cam- simplemente de diseminar o de transferir co-
bio). Lo cierto es que ese “respeto” muchas nocimiento, sino partir de una mirada aplica-
veces era visto como una paso necesario para da que surja de la interacción entre personas
que se acabara confluyendo con la primera y colectivos implicados en experiencias con-
perspectiva, la de la utilización directa y mer- cretas y la capacidad académica de aprender,
cantil del conocimiento científico. Todo ello se sistematizar y difundir (Bauwens, 2005, 2010;
enmarcaba en un contexto de notable consen- http://www.prototyping.es).
so sobre las capacidades de la razón y de la Las distintas concepciones de “commons”,
ciencia para mantener desarrollo y crecimien- sus distintas aplicaciones disciplinares y sec-
to de riqueza y bienestar en una economía de toriales, acostumbran a compartir ciertos ele-
mercado, como grandes parámetros en los que mentos básicos: un recurso compartido por
enmarcar esas relaciones ciencia-sociedad. un grupo o colectivo en el que existe el riesgo
Es importante entender que el debate de de que ese recurso puede acabar siendo apro-
“commons” se solapa con el gran cambio tec- piado, sobreutilizado o erosionado. Para que
nológico y ello exige-invita a trabajar desde ello no ocurra es necesario gestionar, proteger
lógicas científicas, necesarias para ampliar las y ordenar ese recurso considerado importante
capacidades de la innovación y las fertiliza- o muy significativo para ese colectivo. En este
ciones cruzadas, y desde lógicas sociales, para sentido, entendemos que es importante conec-
asegurar procesos de cambio y transformación tar el “procomún” tradicional con las nuevas
social. Es evidente que algunas de estas diná- perspectivas que abre la realidad digital, facili-
micas tendrán más sentido desde perspectivas tando así el que se puedan repensar los proce-
académicas y otras desde perspectivas más po- sos de acción colectiva en momentos clave de
líticas y ciudadanas. Pero ese es precisamente transformación social en un escenario global.
su atractividad al mismo tiempo que su fragi- Las relaciones estado-mercado, y las varia-
lidad. En un artículo de una de las colaborado- bles ideológicas y políticas que caracterizaron

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sus distintos escenarios de condicionalidad y carse y desplegarse. Logra innovar cooperan-


dependencia, han marcado profundamen- do, cambiando la lógica del mercado en el cual
te los pasados dos siglos. Hoy estamos en la innovación está directamente vinculada a la
un evidente proceso de transición hacia un competencia, y por tanto a la no cooperación
nuevo escenario. En efecto, la nueva realidad (a pesar de que existen ejemplos de innovación
social que va configurándose con el cambio cooperativa promovida por empresas cuando
tecnológico tiene efectos múltiples y abre los costes de esa innovación son excesivos para
nuevas perspectivas a la innovación científica poder ser asumidos por una empresa en soli-
y social. Es evidente que Internet como pla- tario; ejemplo: nuevos motores para vehículos,
taforma de intercambio y comunicación ha pero luego esa cooperación queda interrumpi-
generado y generará muchas iniciativas que da por la competencia en la comercialización
rompen los modelos tradicionales de generar, de la innovación conseguida y se regresa a lo
por ejemplo, riqueza o conocimiento. Como “natural”: la competencia, la rivalidad). Lo
hemos ya avanzado, quizás el más evidente y cual no quiere decir que esa misma capacidad
que más intrínsecamente ha ido unido al pro- no pueda ser fácilmente mercantilizada o utili-
pio proceso de construcción y funcionamien- zada (como algunas técnicas de crowdsourcing
to de Internet sea el movimiento generado demuestran, o la constante batalla por apro-
por la posibilidad de compartir, de construir piarse de las innovaciones por parte de los
en común, de colaborar para generar bienes operadores mercantiles).
y conocimientos basados en la agregación y Lo que Internet ha puesto de relieve es algo
cooperación entre personas. que desde hace años sucedía en el mundo de
Hemos ya adelantado que, cuando habla- lo común y la defensa de los recursos natura-
mos de lo común, no hablamos simplemente les descrito por Ostrom o en el terreno del co-
de un recurso o de una cosa. Nos estamos refi- operativismo que tanto desarrollo, aunque de-
riendo a un recurso junto con una comunidad, sigual, ha ido teniendo en el mundo. Lo que se
unas relaciones, unos valores sociales, unas valora en la cooperación en Internet es la pro-
reglas, unos procesos de implicación y/o mo- pia posibilidad de compartir, de formar parte,
vilización y unas normas que sirven para or- de generar valor sin competir. La conclusión a
ganizar ese recurso y las derivaciones sociales la que fácilmente se llega es que, si se coopera,
que el uso y gobierno colectivo exige. La ex- todos ganamos, si sólo competimos, unos ga-
periencia en el campo de los recursos natura- nan y otros muchos pierden. Por otro lado, lo
les que Ostrom analiza y sistematiza nos sirve que vamos viendo es que la lógica de lo común
para poder elevar el tema de “commons” a la consigue hacer avanzar proyectos o respues-
categoría de paradigma socio-económico (Bo- tas a problemas que desde la perspectiva del
llier; Mattei). Y nos lleva por consiguiente a la mercado no parecen rentables, o que resultan
pregunta clave en el actual proceso de cambio demasiado marginales o arriesgados. El valor
de época que atravesamos y que aquí tratamos no se genera desde la lógica del dinero y del
de analizar y valorar. ¿Hasta qué punto es po- beneficio, sino desde el propio compromiso
sible que las personas puedan decidir y gober- individual de seleccionar a lo que uno quiere
nar la gestión de sus recursos y necesidades de dedicarse, de utilizar lo que uno encuentra o
manera cooperativa, de manera compartida? le gusta, y desde la lógica de compartirlo con
otros de manera abierta e incluso casual. La in-
La significación de Internet novación ya no es monopolio de la iniciativa
mercantil y no es indefectiblemente coloniza-
Es en este punto crucial, cuando Internet da por esta.
representa una palanca multiplicadora evi- Es evidente que cuando hablamos de lo co-
dente de ese potencial histórico de los “com- mún no estamos hablando de una especie de
mons”, aquí brevemente reseñado. El propio panacea universal que lo resuelve todo de ma-
diseño de Internet, su capacidad para reducir nera mágica. Lo que se trata es de entender que
enormemente los costes de la conexión y la in- empieza a haber conexiones significativas en-
teracción, y su capacidad para mejorar sobre tre viejas y tradicionales formas colectivas de
la base de la cooperación entre sus usuarios, gestionar recursos, bienes y subsistencia, con
ha generado una renovación evidente del po- nuevas formas de cooperación y de creación
tencial de lo común. La innovación cooperati- colectiva de valor, vinculadas al gran cambio
va, la creación cultural colectiva, encuentra en tecnológico y a la globalización. Y que, por
Internet una oportunidad única para multipli- tanto, ante los problemas que tienen y han te-

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Joan Subirats Humet

nido tanto las opciones puramente mercantiles 2006) en el mundo digital y de Internet que
como las puramente estatales, la existencia de incorporan no sólo los campos informativos,
un polo cooperativo comunitario expresado comunicativos y de creación libre, sino tam-
en la idea de “lo común”, de “commons”, abre bién los nuevos campos de producción (3Dpr-
nuevos escenarios a transitar y experimentar. inter, Do it Yourself,…). Hay quiénes hablan
Nos interesa asimismo la perspectiva de- de “la tercera revolución industrial”3, tras las
mocrática en el debate sobre el papel de las que supusieron la transformación de la in-
TICs. Ello nos conduce inevitablemente a te- dustria a finales del XVIII y la que instauró el
mas como acceso y regulación, y es precisa- trabajo en cadena propiciando la producción
mente ese el ámbito en el que la política tradi- masiva a inicios del XX. El cambio digital va a
cionalmente se ha movido. Decía Laswell que permitir, está permitiendo ya, la producción
política es la forma de decidir quién obtiene distribuida y colaborativa, reduciendo la ne-
qué (acceso), cuándo y cómo (regulación). Y cesidad de espacios de intermediación y con-
es por tanto “político” el debate sobre los con- centración fabril, de la misma manera que la
flictos que se están generando cada vez con producción y distribución de conocimiento,
más frecuencia en ese marco, que no encuen- la creación compartida a escala global, está
tran salida adecuada en el tradicional debate poniendo en dificultades a enciclopedias,
estado-mercado, y ante lo cual surgen nuevas editoriales, periódicos o universidades en sus
dinámicas sociales que buscan el escenario de versiones tradicionales.
“lo común” para tratar de salir de ese dilema.
La vía de “lo común” busca apoyos en las Lo común y la economía social
necesidades y no en el consumo, en el uso más y solidaria
que en el intercambio, en la convicción de que
hay recursos suficientes para todos y no en la Como sabemos, cuando hablamos de eco-
visión de la competencia por recursos escasos, nomía social y solidaria, nos referimos a una
en una visión antropocéntrica de cooperación manera distinta a la del mercado competitivo
y no en la visión competitiva y racional-eco- y la del mercado redistribuido o administrado
nómica, en su preocupación por el “nosotros” por una autoridad central. Un modelo econó-
y no en el énfasis en los recursos, en la capa- mico y de empresa que se basa en la recipro-
cidad de compartir desde la autonomía más cidad entre grupos y personas para satisfacer
que en la idea de autoridad que impone reglas sus necesidades, definiendo, generando y ad-
frente al inevitable conflicto. Hay más preocu- ministrando recursos para ello (Laville, s.d.;
pación por el acceso y el uso que por la pro- Coraggio, 2004). Lo que distingue a ese siste-
piedad. Hay más perspectivas de bienestar ma de reciprocidad es que es indisociable de
individual y colectivo en el compartir que en las relaciones entre personas, que se reconocen
el competir. La lógica de gobierno de lo co- y que juntas gobiernan y gestionan la procura
mún, en este sentido, no se fundamenta, como de sus necesidades. El reconocimiento gene-
decíamos, en los equilibrios entre el papel del ra la reciprocidad igualitaria, lo que a su vez
Estado y el del mercado, sino en la idea del puede generar espacios más institucionaliza-
policentrismo, la descentralización y el acuer- dos y amplios de solidaridad democrática. La
do entre iguales preocupados por problemas existencia de esos espacios de economía social
comunes. Más cooperación, menos compe- y solidaria pueden coexistir e hibridarse con
tencia. Más conservación y dinámica de resi- otros espacios regidos por las lógicas de mer-
liencia en los recursos y en la relación con el cado o de la economía dirigida.
entorno que en la erosión, la explotación sin Si aceptamos que la economía social es una
límites y la apropiación indefectible. forma de emprender que integra valores como
En este sentido, son significativas tanto las la primacía de las personas sobre el capital,
tradiciones vinculadas a los temas ambienta- cuya organización tiene una vocación de ges-
les, vinculados a recursos naturales, agroeco- tión participativa y democrática, que trata de
logía, etc., como las perspectivas económicas conjugar los intereses de sus miembros con el
vinculadas a las raíces cooperativas y de eco- interés general, que es autónoma de los pode-
nomía social, o las nuevas dinámicas surgidas res públicos y que dedica buena parte de sus
del “PeerToPeer” (Benkler y Nissenbaum, excedentes a los intereses de sus participantes

3
The Economist, “A third Industrial Revolution”, 21 abril, 2012.

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Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes comunes y la economía social y solidaria

y del conjunto de la sociedad en que se integra, y solidaria como para la articulación escalar de
entenderemos que pretendamos relacionar su las experiencias de procomún.
existencia con la perspectiva más arriba esbo- Entiendo que hay una convergencia, nada
zada propia de los bienes comunes. desdeñable, entre los valores y principios que
Como ha afirmado Coraggio (2009, p. 148), han inspirado e inspiran a la dinámica de la
el programa de la economía social y solidaria economía social y solidaria, los que histórica-
supone reconocer el principio de producción mente han propiciado el surgimiento y man-
humana para el autoconsumo, expandiendo tenimiento de los bienes comunes de base
(complejizándolas) las prácticas cooperativas, ambiental y territorial, y las nuevas dinámicas
comunitarias y solidarias, avanzando en la que van emergiendo y cristalizando en torno a
redistribución de recursos públicos y bienes los escenarios tecnológicos y digitales. Como
públicos, impulsando formas democráticas ha señalado Escobar (2010), “categorías elabo-
de gestión, asumiendo como objetivo estraté- radas, tales como auto-organización, no-linea-
gico la reproducción ampliada de la vida de lidad, no-jerarquía”, son útiles para describir
todos y todas. Siendo ese criterio, el de la vida, los nuevos procesos, descubriendo y ponien-
la base de evaluación y reinstitucionalización do en valor un principio poco explorado hasta
de las actividades económicas y productivas, ahora, el de las redes.
colectivizando las responsabilidades de garan- Hemos de convenir que, en la era contem-
tizar las condiciones de que ello sea posible. “A poránea, la vida económica y social se ha ido
la noción éticamente codificada y democráti- organizando desde principios muy basados en
camente discutida de vida vivible en condicio- elementos como jerarquía, orden, distribución
nes de universalidad e igualdad en la diver- de competencias y de especialización, y centra-
sidad podríamos llamarla buen vivir” (Orozco, lización. Y ello no sólo ha estado presente en el
2012, p. 16). La pregunta a plantearse es de que desarrollo del capitalismo contemporáneo, sino
estructuras socioeconómicas nos podemos do- también en las propuestas alternativas que se
tar para articular la responsabilidad colectiva fueron concretando en el socialismo de corte
en el sostenimiento de esa vida digna de vivir- estatocéntrico. En las nuevas dinámicas impul-
se, entendiendo que ello exige la aceptación de sadas por el cambio tecnológico, la interactivi-
la interdependencia social y la aceptación de dad es fundamental, y ella se produce de forma
la ecodependencia. ¿Pueden dejarse aspectos autónoma, no centralizada. De alguna manera,
vitales como los cuidados o los fundamentos supone nuevas bases para la interacción social
materiales de la vida en manos de entidades y económica, basada en la cooperación, el plu-
cuyo fin es el lucro? ¿Pueden asumir esas ralismo (basado tanto en la igualdad como en la
funciones entes institucionales embebidos de diversidad) y el aprendizaje colectivo. El mer-
lógica jerárquica? ¿Podemos ir más allá de la cado, en su vertiente más simple y social, refle-
tríada mercado-estado-hogares y vincular en ja esa posibilidad de auto-organización, de la
el debate a la economía social y solidaria con misma manera que lo simboliza la ciudad y sus
la autogestión, las redes comunitarias, y la tra- múltiples formas de entrecruzamiento autó-
dición renovada de los bienes comunes? nomo de procesos de movilidad e interacción.
Como señala Laville (2011, p. 65), la econo- Son expresiones de inteligencias distribuidas
mía social y solidaria subraya la necesidad de de bajo a arriba, no centralizadas, funcionando
que las experiencias asociativas, cooperativas en red (asumiendo interdependencia no coyun-
y mutualistas influyan en las lógicas institu- tural y no aceptando la jerarquía). Lo impor-
cionales, evitando convertir al ciudadano en tante en este tipo de entramados organizativos
un usuario, sometido a la lógica jerárquica. es su capacidad de adaptarse a los ambientes
La perspectiva horizontal, solidaria y autore- que les rodean, siguiendo las situaciones reales
gulativa que hemos analizado ya antes en las con las que van encontrándose, haciéndose más
propuestas o principios de Ostrom apuntan a fuertes a partir de su capacidad de aceptar la
miradas mucho más integradas entre tipo de heterogeneidad y la diversidad. Son espacios
bienes (vinculados a las necesidades vitales) auto-organizados, pero que tienen sus propias
y formas de gestión, apropiación, configura- estructuras de poder o de regulación. Y, en este
ción de los recursos. Las instituciones propias sentido, volvemos a recordar la mencionado
de los bienes comunes existían, existen y se más arriba sobre principios organizativos de
reconfiguran en los nuevos espacios tecnoló- los bienes comunes.
gicos y digitales, y ello ofrece nuevas perspec- Internet presenta características híbridas.
tivas tanto para la esfera de la economía social Por un lado, está fuertemente jerarquizada, con

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Joan Subirats Humet

espacios altamente controlados por operadoras ponsabilidad social y la articulación medioam-


y otras corporaciones. Pero, por otro lado, es biental. Las dudas surgen sobre la posibilidad
asimismo un espacio muy proclive a la horizon- que principios como solidaridad, calidad de
talidad, a la autonomía, a compartir. Wikipedia vida o sostenibilidad ecológica sean capaces de
es un ejemplo muy potente de las posibilidades constituir las bases de la renovación política y
que ofrece Internet para construir conocimien- democrática que nuestro mundo requiere. No
to distribuido y compartido. La construcción parece que la evolución del mercado, con sus
de esta gran enciclopedia viva y en constante lógicas especulativas y estrictamente financie-
mutación (que ha logrado superar la acreditada ras, y el desconcierto de muchos estados ante
Encyclopedia Britannica, que se editaba ininte- una realidad económica y social que se escapa a
rrumpidamente desde 1768) es un ejemplo de sus estructuras soberanas, puedan afrontar sin
auto-organización, de no jerarquía y de com- traumas los retos planteados. La propuesta de
portamiento adaptativo complejo, susceptible otra democracia, la propuesta de democracia
de servir de modelo en relación a formas de or- de los comunes y sus vinculaciones con las es-
ganización política y social (Firer-Blaess, 2011). peranzas depositadas en el ideario y las expe-
En definitiva, y tal como hemos ido viendo a lo riencias de la economía social y solidaria, aquí
largo de estas notas, apostamos por avanzar en parcialmente expuestas, pero presentes en mu-
vías de fertilización cruzada entre las tradicio- chos rincones y experiencias en todo el mundo,
nes y dinámicas propias de la economía social y van ganando terreno y están presentes en la
solidaria, y las oportunidades que pueden sur- creciente movilización social en todo el mundo.
gir de los procesos de revitalización de las tra- No hay duda que seguiremos hablando de ello,
yectorias históricas y actuales de los llamados y mejor aún, que seguiremos experimentando
bienes comunes. acerca de ello.

Comentarios finales Referencias


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les, y la fuerte renovación que supone Internet sobre Economía Social).
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Algunos apuntes sobre la relación entre los bienes comunes y la economía social y solidaria

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