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Luciano Monari

Obispo de Brescia

Para mi
el vivir
es Cristo Fil 1,21

CARTA A LOS SACERDOTES DE LA IGLESIA BRESCIANA

Traducción: + Lorenzo Voltolini


INTRODUCCIÓN

Hermanos queridos hace algunas semanas he terminado la


visita a todas las zonas de la diócesis, donde he encontrado
a cada uno de ustedes, presbíteros, y he buscado escuchar lo
que cada uno quisiera decirme. Agradezco al Señor por esta
experiencia y lo agradezco además por el don grande que son
ustedes para mi y para la diócesis bresciana. Muchas veces nos
quejamos de la disminución del número de los sacerdotes, y la
queja es comprensible. Pero precisamente la verdad de este la-
mento hace aparecer todavía más claro el inmenso regalo que
representan los sacerdotes que tenemos. Que haya en Brescia
ochocientas personas que han escogido servir al señor y a las
comunidades cristianas asumiendo también las renuncias que
esto comporta, sobre todo la renuncia a una familia propia, es
un signo sorprendente que hace entender cuán grande sea el
atractivo de Jesús y del Evangelio, cuan significativa sea una
existencia gastada no para afirmarse a sí mismos, sino para
servir al Señor y ayudar a los demás.

Giotto, L’ultima cena (part.), Cappella degli Scrovegni - Padova

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CAPÍTULO PRIMERO
La vida en Cristo

1. Una vida entregada

Sé bien que hoy la vida del sacerdote no es fácil. En realidad,


nunca lo ha sido ni lo será jamás. Vale para el cura ante todo
la Palabra de Jesús: “Si alguien quiere ir en pos de mi, que
se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.” (Mc 8,34)
Es decir: si alguien entiende su relación conmigo tan seria-
mente hasta querer poner sus pasos en mis pisadas, si quiere
que mi camino sea norma para el de él y entonces no quiere
ir por otros lados, tener otras metas sino la que está presente
en mi vida, entonces tiene que negarse a sí mismo, tiene que
renunciar a dar alguna relevancia a sus pretensiones y deseos
de suceso; y tiene sobre todo que tomar su cruz, considerarse
un condenado a muerte que no tiene la posibilidad de tomar
otro camino sino aquel que lleva al lugar del suplicio. La afir-
mación es muy fuerte, pero responde a una lógica presente
en muchas palabras de Jesús; como cuando, por ejemplo, él
dice a quien desea seguirlo: “las zorras tienen madrigueras y
los pájaros sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde
reclinar la cabeza.” (Lc 9,58)
La opción de seguir a Jesús hace del discípulo un desarraigado,

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que no puede contar en ningún refugio y protección estable de su vida. En esta línea, al término de su vida, Pablo podrá
en esta tierra. A quien está dispuesto a seguirlo, pero le pide escribir: “yo estoy a punto de ser derramado en libación y el
una pequeña prorroga: “Señor, permíteme ir primero a sepul- momento de mi partida es inminente.” (2Tm 4,6) La vida del
tar a mi padre”. Él respondió: “deja que los muertos entierren apóstol es la experiencia de una persona que vive en su cuerpo
a sus muertos; tú, en cambio, ve y anuncia el Reino de Dios.” la muerte de Cristo y lleva dentro la vergüenza, el oprobio de
(Lc 9,59-60) Tras pedidos exigentes como estos tiene que ha- la cruz de Cristo. Es una cuestión de vida o de muerte, enton-
ber una opción de la que depende todo, el bien y el mal, la ces; no una actividad que comprometa a tiempo parcial o por
verdad o la mentira, la vida y la muerte. Esta opción no puede un período limitado, sino una opción en la que el discípulo se
ser que el Reino de Dios; el Reino de Dios se identifica con la compromete para siempre, con la convicción que Cristo, por
presencia salvadora de Dios mismo, con su amor, su perdón, quien se ha jugado la vida, vale este sacrificio. Las dos cosas
su promesa. Si el Reino de Dios es verdaderamente de Dios, van de la mano; por una parte la amplitud y la profundidad
su valor es absoluto; no puede ser medido, calculado, compa- del sacrificio que se pide al apóstol; por la otra la belleza del
rado con nada ni nadie. Así como no es posible expresar con Cristo por quien vale la pena dejarlo todo.
una medida, por alta que sea, el valor de Dios. Por eso está Mas el problema que hace parecer el ser cura poco deseable,
escrito: “Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor que hace, a veces, pesado el ministerio, no es el monto de los
es uno solo: Amarás, entonces, al Señor, tu Dios, con todo el sacrificios y las renuncias que hay que asumir, más bien una
corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.” (Dt 6,4-5) percepción nebulosa del valor de la causa a la que estamos
La percepción que Pablo tiene de su misión va en la misma consagrados. Si tuviéramos una percepción clara del valor
dirección. Cuando, por ejemplo, él escribe de sí mismo y de único y definitivo de Cristo (“Para mí el vivir es Cristo” Fil
los Apóstoles que “Dios nos hace participar de su triunfo en 1,21), de la belleza de la comunidad cristiana (“Cristo amó
Cristo” (2Cor2,14), el significado parece ser que el apóstol se a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,... para presen-
considera ya condenado a muerte; él participa del triunfo de társela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni
Cristo como uno sobre quien Cristo ha triunfado y que, al tér- arruga ni cosa parecida, sino que sea santa en inmaculada”
mino del triunfo, dará gloria a Cristo vencedor con el sacrificio Ef 5,25.27), de la fuerza del evangelio que anunciamos (“¡no

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me avergüenzo del evangelio!” Rom 1,16)... si todo esto fuera y comportamientos de los demás. Convicciónes y comporta-
clarísimo en nuestra mente y en nuestro corazón, los sacrifi- mientos sociales sostenían así la opción del sacerdote hacién-
cios serían soportables, seríamos, antes, contentos de hacerlos dola sí difícil y exigente, pero del todo justificada.
porque se harían como estigmas gloriosos en nuestra carne.
Mientras que vemos la grandeza de la causa que servimos solo 2. El aprecio para el sacerdote
en manera obscura. No porque hemos perdido la fe, sino por- En nuestra sociedad no ha disminuido del todo el aprecio
que el contexto en el que vivimos ha cambiado el status y el para el sacerdote. Desde muchas partes llegan pedidos para
reconocimiento social de nuestro ministerio. que los sacerdotes estén en el territorio y no abandonen las
Por siglos hemos vivido en un ambiente cultural cristiano; los parroquias.
valores del evangelio eran asumidos instintivamente por la Pero las motivaciones han cambiado. La gente no piensa que
gente y constituían convicciones auto-evidentes. Sobre todo del ministerio del sacerdote dependa la salvación eterna de
era evidente que el Evangelio decidía de la salvación y de la las personas, sino que el servicio del sacerdote es útil a lelos,
perdición eterna de las personas: “Proclamen el Evangelio a a los hijos, a la sociedad porque ayuda en la educación, ga-
toda criatura. Quien creerá y se bautizará se salvará, mas quien rantiza a los niños experiencias positivas (como el oratorio,
no creerá será condenado.” (Mc 16,16) La apuesta no podría el grest), ayuda en momentos de dificultad etc... No quiero
ser más alta; se entiende que para vencer una apuesta tan alta, disminuir el valor de todas estas razones. Pero me pregunto
para alejar las personas de un fracaso así de trágico, valiera la ¿son suficientes para sostener la vocación y el ministerio del
pena también poner en juego mucho patrimonio personal (el sacerdote? ¿justificar una opción? Estoy convencido que no.
celibato, la renuncia a las carreras mundanas, la sobriedad en Que el servicio del sacerdote sea socialmente útil no lo dudo;
el estilo de vida). pero que por un servicio social se renuncie a casarse, a una
Fíjense que la convicción del valor de la fe no era una con- carrera, a enriquecerse; que se someta uno a una obediencia
vicción particular del cura, sino una convicción acogida de que no concierne solo el servicio (este tipo de obediencia se
manera generalizada por el ambiente. El sacerdote podía en- exige a todos los trabajadores dependientes, a veces hasta más
contrar un reflejo de su convicción personal en las palabras que lo que se exige al sacerdote), sino que implica toda la vida

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(también los proyectos personales de vida), esto difícilmente sin ni darse cuenta de haberlo hecho a Él. Los sacramentos
se puede aceptar. son para la salvación, pero Dios no necesita los sacramentos
La prueba la tenemos en que también entre nosotros se dan para salvar; el bautismo es necesario para la salvación, pero hay
valoraciones ‘mundanas’ del ministerio: la dificultad a justifi- también un bautismo de deseo implícito en el estilo de vida;
car el celibato (sino como una mayor disponibilidad al servi- extra Ecclesiam nulla salus, pero de la Iglesia entendida de esta
cio), la búsqueda de comodidad, de relaciones gratificantes, el forma no es posible establecer límites rígidos... todo esto ha
look de moda, el estilo de vida ‘aburguesada’. No estoy con- disminuido el impulso misionero de los siglos pasados porque
denando estas cosas; generalmente no se trata de verdaderos la misión aparece ente nuestros ojos útil, pero no necesaria, so-
pecados. Se trata, más bien, de la asunción de estilos no apos- bre todo no necesaria para la salvación eterna de las personas.
tólicos que nacen no de mala voluntad o de vicios, sino de una El contacto frecuente con personas de distintas culturas y re-
existencia que está demasiado en contacto con los estilos de ligiones no hace que aumentar esta percepción. Se nos hace
vida contemporáneos y sufre una inevitable transformación. difícil pensar que todos estos extranjeros que viven entre no-
El sacerdote, por la naturaleza de su ministerio, tiene que estar sotros y practican religiones distintas sean una masa condena-
en medio de la gente; ¿cómo evitar ser condicionados de su da y, por consiguiente, nos es difícil meternos en aquel pro-
manera de pensar, sentir, hablar, vestir... de todos? selitismo que sería natural si estuviera en juego su salvación.
Mas ¿cómo es posible custodiar el valor absoluto de nuestra
3. El ministerio y la salvación de las personas opción de ministerio si nuestra opción de fe no es absoluta-
En realidad, no logramos mas pensar que precisamente de mente necesaria para nuestra salvación personal? ¿Si no es la
nosotros, de nuestro ministerio, dependa así no más la salva- única posible?
ción eterna de las personas. Estamos convencidos que quien En la carta a los Efesios san Pablo, hablando del designio de
se comporta honestamente, según consciencia, será acogido Dios sobre la creación y la historia (“el misterio de su volun-
por Dios en su gloria. Es suficiente recordar Mt 25,31-46 (el tas”) lo resume así; “reconducir a Cristo, única cabeza, todas
fresco del juicio universal) para saberlo: el Cristo juez hace en- las cosas, las del cielo y las de la tierra.” (Ef 1,10)
trar en su gloria a personas que han hecho el bien a los demás El sentido es doble: ante todo que Jesucristo ha cumplido en sí

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mismo, de manera plena el designio de Dios sobre el hombre; mas y los ritos religiosos, el crecimiento cultural, las relaciones
en segundo lugar, que toda la creación tiene que ser conducida económicas y políticas, la investigación científica, la medicina
a Cristo y tiene que encontrar en Cristo la plenitud se su senti- y el deporte... en suma no hay nada auténticamente humano
do y su valor. Estas afirmaciones pueden retomarse en mil ma- que sea extraño al misterio de Cristo sino todo aquello que es
neras distintas, pero nos basta entender lo esencial. Y lo esen- “deshumano”: la mentira y el odio, la maldad y el pecado, la
cial es que Cristo no es una de las tantas bellas realizaciones estupidez y el orgullo. Para afirmar el Evangelio de Jesús no
de humanidad (un hombre noble, un modelo religioso), Él es necesito despreciar el resto (las otras religiones, culturas, va-
aquel en quien el plan de Dios se ha cumplido de manera defi- lores mundanos, los compromisos sociales); todo lo contrario
nitiva y perfecta. Si Dios lo ha resucitado de entre los muertos puedo valorizar todo lo que existe de humano, donde esto se
y lo ha glorificado, la razón es esta: la vida de Jesús es vida encuentre. Puedo apreciar la compasión del budista, el mono-
humana llena de la plenitud divina (del amor y de la santidad teísmo islámico, la ley y la tradición sapiencial hebrea; puedo
divina); que el misterio de Dios se revela en la vida terrena de reconocer el valor de la investigación científica, de la medici-
Jesús. La consecuencia es que todo lo demás (la humanidad na, de la economía; puedo apreciar el cuidado del cuerpo y
con todas sus realizaciones culturales, sociales, políticas) en- del espíritu. Todo, porque todo lo que es humano puede verse
cuentra en Cristo el cumplimiento hacia el cual está llamado en Cristo y en Cristo recibe valor e importancia. La existencia
a ir. Por esta razón la carta a los Efesios presenta a Jesús como cuotidiana, a veces banal y tediosa, asume un valor y una dig-
“nuestra paz” (2,14), como aquel en quien todas las divisiones nidad incomparables cuando es vivida como una manera de
y discordias presentes y activas en medio de los hombres han “edificar en cuerpo de Cristo,” (Ef 4,12)
sido destruidas; aquel en quien la humanidad recibe y vive
la paz de Dios, es decir aquella armonía, aquella comunión 4. El corazón de la existencia cristiana
que es la vida de Dios que debe transformarse en respiro del ¿Entonces el cristianismo es una Weltanschauung? Una ¿“vi-
mundo. Esta visión del misterio de Cristo es tan amplia que sión del mundo”? ¿Una idea, una imagen global de lo que el
recoge en sí todo lo verdadero, bueno, bello y santo que existe mundo es y de lo que el mundo debe ser? Ciertamente, el
en el tejido de la historia: el conocimiento y el amor, las for- cristianismo es una Weltanschauung, la más amplia posible

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precisamente porque abraza una expresión auténtica de la hu- sed, que venga a mi, y beberá el que cree en mí, como dice la
manidad. Pero no es solo esto y no es sobre todo esto. Escritura: de su seno correrán ríos de agua viva.” (Jn 7,37-38)
El plan de Dios se cumple en todo y en todos: lo cumplen La vida cristiana nace solo a este punto: del flujo de amor, de
los científicos cuando buscan con inteligencia y honestidad lo perdón, de vida, de bondad, de fidelidad, de paciencia que
verdadero; lo cumplen los esposos cuando viven en la fideli- mana del Cristo resucitado y que sigue fluyendo en el mundo
dad y en la fecundidad su amor; lo hacen los políticos cuando sanado, enriqueciendo, santificando, justificando. Todo hom-
ponen el bien común por encima de los intereses personales o bre vive de un patrimonio biológico y cultural que recibe de
de partido; lo cumplen los emprendedores cuando hacen con abajo (de la historia del hombre en el mundo) y vive de un
competencia y creatividad su trabajo; lo hacen los deportistas don de gracia que le es ofrecido de lo alto (de Dios que lo atrae
cuando compiten con lealtad... etc. no somos solo los cris- con la belleza de su amor); como todo hombre el cristiano vive
tianos los que transforman el mundo según el plan de Dios. del patrimonio que le viene de abajo y del don que le llega de
Lo hacen todos los hombres que buscan - en la medida en arriba. Pero este don de arriba tiene para él la forma precisa de
que lo buscan - de vivir a la altura de su humanidad. Pero Jesús: su rostro, sus palabras, su amor, su muerte, su victoria
lo que buscan todos los hombres auténticos no es otra cosa, sobre la muerte. La memoria del cristiano es entonces la me-
respecto a lo que aquel Jesús de Nazaret nos ha sido donado; moria biológica de su código genético, la memoria cultural de
en él Dios ha puesto su Espíritu, de él Dios se ha complacido. su nación, pero es también y sobre todo la memoria del amor
Él ha pasado entre los hombres haciendo el bien, ha vivido la de Dios que le ha sido manifestado en Jesús de Nazaret. El
experiencia humana hasta la muerte dolorosa y humillante de anuncio del Evangelio y la celebración de los sacramentos que
la cruz. Y en cada momento de su existencia ha mantenido caracterizan la vida cristiana hacen posible en encuentro actual
firme su confianza en Dios Padre, su amor hacia los hombres; del creyente con el Señor resucitado; la comunidad cristiana,
se ha manifestado como verdad creíble, revelación confiable. en la cual el creyente vive relaciones de comunión, lo sostiene
Por eso Dios lo ha resucitado de entre los muertos y lo ha en un estilo de vida ‘cristiana’ que, por ciertos aspectos, apa-
puesto como manantial inextinguible de vida para todos los rece extraño, ‘alternativo’ a muchas dimensiones del mundo.
que creen en él y sintonizan su vida a la suya. “Si alguno tiene Nosotros, sacerdotes, creemos esto: y estamos al servicio de

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esto. Somos convencidos de estar en el futuro de la historia se puede hacerse ‘humanos’ también sin conocer a Jesucristo.
no porque somos profetas o vanguardistas; sino porque facili- Mas estamos convencidos que la relación con Cristo es una
tamos desde ahora el encuentro del mundo con el misterio de fuerza divina, una energía que viene de Dios capaz de esti-
Cristo que es el sentido del mundo y de la historia. Tenemos mular, sostener, potenciar, llevar a plenitud el deseo de auto-
la convicción de estar al servicio de la humanización del hom- trascendencia que el hombre lleva dentro de sí y que lo con-
bre no porque somos hombres extraordinarios, sino porque duce a buscar siempre de nuevas metas superiores, a explorar
ponemos los hombres en comunicación con Cristo en el cual direcciones nuevas; somos convencidos que en ningún lugar,
toma forma humana el plan de Dios sobre el hombre. Somos como en Jesucristo, la vocación trascendente del hombre se
convencidos de poder ‘sanar’ el mundo no porque conocemos hace luminosa en el sacrificio de sí hasta la muerte y muerte de
terapias secretas o mágicas, sino porque ponemos los hombres cruz. Vale la pena vivir por esto: para ser más humanos y hacer
en comunicación con la reconciliación que Dios nos ha dado más humanos los hombres relacionándolos con Cristo; para
en Cristo. Si aceptamos ser unos “condenados a muerte” (cf. acoger y proclamar el amor trinitario como vértice de la auto-
1Cor 4,9) no es porque nos guste la muerte o porque somos trascendencia; para introducir en el mundo la esperanza que
hostiles a la vida; al contrario, es para que queremos que el la vida es eterna mientras la muerte es mortal; para favorecer
hombre viva; y por eso deseamos que el valor de Cristo apa- relaciones auténticas entre personas.
rezca sobre cualquier interés,
por encima del suceso mundano en todas sus formas. Cristo 5. La actualidad del ministerio sacerdotal
es un valor absoluto; pero Cristo es al mismo tiempo una per- He hecho un largo discurso que puede parecer extraño a los
sona concreta. Siendo un valor absoluto, lo ponemos arriba de intereses inmediatos de nuestra vida de sacerdotes; sin embar-
todos los intereses, de nuestro suceso (de nuestra misma vida); go estoy convencido que se trate de un discurso necesario. Me
pero siendo una persona concreta, vivimos la relación con él, interesa mostrar que la vida y la importancia del sacerdote no
una relación concreta, hecha de escucha, diálogo, amistad, fi- pertenece a un mundo pasado; que el mundo de hoy, con to-
delidad, dedicación. das sus riquezas científicas, tecnológicas, con sus logros econó-
Se puede ir al paraíso también sin nosotros curas (¡por suerte!); micos y políticos, este mundo contemporáneo tiene mucho

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que recibir de Jesucristo y entonces tiene mucho que esperar 6. La coherencia personal del sacerdote
del sacerdote que está consagrado a Jesucristo. Me interesa Nuestra misión, sin embargo, se hace eficaz solo si la transfor-
mostrar el valor de una existencia gastada en el anuncio del mación que Cristo opera y nosotros anunciamos la vivimos
evangelio, para celebrar los sacramentos, para juntar una co- nosotros primero. Es un hecho de credibilidad: si anuncia-
munidad; y quería mostrar que nuestra existencia conserva mos un evangelio de paz, debemos estar en paz nosotros; si no
un valor pleno y apasionado, a pesar de la transformación lo que anunciamos no será creíble. Si anunciamos la alegría
cultural que estamos viviendo, la que nos roba una serie de como fruto del Espíritu, es necesario que nosotros primero
seguridades y figuras que en el pasado nos sostenían y nos seamos alegres; de lo contrario lo que anunciamos no será
daban seguridad. Pero todo esto puede darse solo a dos con- creído. Si proclamamos la ley suprema del amor para Dios y el
diciones. prójimo, es necesario que nosotros primero seamos enamora-
La primera es la firmeza de la fe en Jesús. Que significa: reco- dos de Dios y amemos al prójimo como a nosotros mismos...
nocer en Jesús de Nazaret el cumplimiento del plan de Dios la razón profunda es que nosotros no enseñamos normas
sobre el hombre, el Señor vivo y operante en la Iglesia. La morales; estas las podría enseñar hasta quien no las practica
segunda es un amor cálido, sincero, libre, del hombre. Nos - probablemente las enseñaría mal, pero podría siempre ense-
tiene que preocupar la persona humana entendida como su- ñar bien y portarse mal. Para nosotros es distinto: nosotros no
jeto llamado a crecer “en edad, sabiduría y gracia delate de anunciamos una moral distinta o superior: nosotros anuncia-
Dios y de los hombres.” (Lc 2,52) El hombre no nace como mos que en Cristo Dios nos da la fuerza de vivir la moral que
realidad cumplida, sino como proyecto a realizarse; toda su vale para todos.
vida es un largo y duro proceso de crecimiento en conoci- Y esto, evidentemente, no lo podemos hacer creer a nadie si
miento, responsabilidad y amor; para acercarse al hombre nuestra vida no es realmente transformada. San Pablo describe
maduro que es el Cristo resucitado. en el cap. 7 de la carta a los Romanos la condición del hombre
A nosotros nos tiene que interesar este hombre porque es por sin Cristo como una condición de desgarre interior por la cual
él y su crecimiento que Cristo vino; y es por él, y su crecimien- él comprende y conoce aquello que es bueno mas no logra
to, que Cristo nos ha mandado como sus apóstoles. hacerlo; se da cuenta, entonces, de encontrarse en una con-

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dición de muerte sin poder librarse de ella y sale con un grito y que este Espíritu y que este Espíritu suscita en nosotros el
de angustia: “¿Quién me librará de este cuerpo destinado a la impulso para actuar según la voluntad de Dios y nos da la
muerte?” Sigue el anuncio consolador del evangelio: “Que se fuerza de superar el egoísmo innato en nosotros para enfren-
den gracias a Dios por medio de Jesucristo, nuestro Señor!... tar el camino grande del amor y del don. Ahora, es evidente
Ahora, pues, no existe ninguna condena para los que están en que si el Evangelio transforma al hombre, sólo quien ha sido
Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu, que da vida en Cristo realmente transformado por el lo puede anunciar de manera
Jesús, te ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Rm creíble.
7,25; 8,1) Entonces, en Cristo el desgarre que está dentro de Pero hay más: si el Evangelio no cambia nuestra vida, será
nosotros puede ser sanado; nos es dada la posibilidad de hacer imposible hasta para nosotros creer. Poco a la vez crecerá en
el bien que conocemos. nosotros la impresión que estamos haciendo un trabajo inútil
No digo que sea cosa fácil y tampoco que se pueda pensar en porque lo que viven las personas no cambia, el egoísmo sigue
una transformación total, inmediata; es el amor de Dios, su dominando en nosotros y en nuestras comunidades. Tendre-
Espíritu que en Cristo nos es dado es una fuerza eficaz que, mos entonces la tentación de dedicarnos a algún servicio so-
acogida dentro de nosotros, nos permite desear el bien, reco- cial: hacer divertir los niños, ofrecer vacaciones baratas a las
nocer el egoísmo dentro de nosotros, de purificar los senti- familias, organizar fiestas, enseñar deporte, música y danza
mientos ambiguos, corregir poco a la vez las costumbres; en otras cosas más. Sabemos bien que todas estas actividades son
suma nos permite crecer en el amor y en la verdad. Esto solo marginales para la fe, pero son cosas concretas que dan la im-
es evangelio; si el evangelio de Jesús fuera solo una nueva for- presión de haber hecho algo útil para los demás. Todos necesi-
mulación de la ley aunque fuera noble y elevada no podría ser tamos tener la percepción de haber hecho algo útil para el pró-
‘evangelio’, o sea buena noticia. jimo; solo así sentimos que nuestro trabajo adquiere sentido.
La buena Noticia no es el conocimiento de lo que debo hacer, Mas vuelvo a la pregunta: cuando anunciamos el evangelio,
sino la posibilidad concreta de hacer lo que sé que hay que ha- ¿estamos seguros de hacer algo útil y decisivo?
cer, lo que me realiza como persona humana. Nosotros anun- Podemos tener esta percepción si nosotros primeros hemos
ciamos que Dios, en Jesucristo, ha derramado sobre nosotros experimentado que el evangelio ha cambiado y continúa cam-

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biando nuestra vida. Y podemos mantener esta percepción Si dentro de nosotros se crea esta convicción, el anuncio saldrá
solo si nuestra vida espiritual es un continuo progreso. No lábil y poco motivado. En nuestro vivir personal se pone en
digo que tenemos que ser perfectamente santos; se bien que juego nuestra alegría o nuestra tristeza. La alegría es un sub-
el camino de santidad es ilimitado, que la meta última no se producto de la vida del hombre; no nace del hacer una u otra
puede alcanzar en este mundo, que los tiempos de madura- cosa; nace del hacer algo en que creemos, algo que pensamos
ción son lentos para todos. No pretendo, entonces, llegar a la útil de por sí y para los demás. Pero quien gasta su vida hacien-
cumbre en poco tiempo; pero es necesario que nuestra vida do cosas que piensa inútiles, quien titubea entre un deber mal
sea un camino serio de crecimiento. Si el evangelio no nos hecho y un deseo no perseguido con coherencia termina por
convierte cada día, si no pone en nosotros la inquietud por destruir la fuente de la alegría que está en el corazón de cada
nuestro pecado, si no nos indica caminos de renovación, si uno. Hay una especie de “némesis” en la vida del hombre:
no nos da la fuerza de abandonar el pasado para arriesgar el quien opta comprometerse poco, tendrá vida más fácil, pero
camino del futuro... si todo esto no acontece, aunque digamos al final se encontrará descontento, triste, incapaz de aceptar
lo contrario de los dientes para afuera, en nuestro corazón se sufrimientos y malestar.
formará la convicción que el evangelio es bello pero no eficaz, Paga el precio de su pereza, de aquella que los medievales lla-
hay que anunciarlo por obligación, pero aceptar su ineficien- maban “acidia” o desidia, que no es solo la paca gana de tra-
cia por necesidad. bajar, sino la desgana de desear, de arriesgar la propia vida más
En fin, aquí nos jugamos no solo la credibilidad de lo que allá de la comodidad inmediata.
anunciamos y hacemos, sino nuestra personal valoración del La idea de que la ascesis sea contraria a la vida y la alegría es
Evangelio que anunciamos. O el evangelio nos hace más hu- radicalmente falsa; la ascesis, cuando es justa y no una eva-
manos (en lo que corresponde a la voluntad de Dios sobre no- sión, defiende la alegría en el corazón del hombre; la idea que
sotros y nuestra vocación) o crecerá en nosotros la convicción haciendo lo que me gusta haya mayor afirmación de libertad,
que el evangelio es una sobre estructura, que puede hasta em- es también falsa; una existencia caprichosa no es libre sino so-
bellecer estéticamente la vida, pero no penetra y transforma lamente ‘indeterminada’, sin una forma precisa; es una vida
sus tejidos profundos. malgastada e irremediablemente triste.

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7. La vida en Cristo aferrado por Él, obligado a dejar todas las seguridades sobre
Inicio de una afirmación de la mística paulina que conocemos las que había fundado su vida y empujado a buscar con todo
bien: “no viva más yo, sino que Cristo vive en mi.” (Gal 2,20) el corazón a Jesús, a seguirlo, desearlo, amarlo. La presencia de
Me gusta poner esta expresión de Pablo en relación con una Jesús se ha injertado en él tan profundamente que dado color
expresión similar de Jesús: “las palabras que yo les digo, no las de manera nueva a sus pensamientos y dado forma nueva a
digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mi es el que sus deseos. El estilo de vida de Pablo es todo moldeado sobre
realiza las obras.” (Jn 14,10) En ambos casos estamos frente a el encuentro con Jesús. Por eso él puede decir: “en mi vive
aquella dimensión de la vida humana que definía ‘de lo alto’, Cristo.” (Gal 2,20)
o sea de Dios. El Dios de la revelación no es un principio He hablado antes de ‘mística’ paulina. Pero no quiere decir
creador extraño al mundo; ciertamente el mundo creado tiene que se trate de un fenómeno extraordinario, reservado a al-
una autonomía propia y desarrolla según sus leyes que vienen gunos elegidos que han podido gozar de experiencias místicas
de la creación de Dios. Más además de esto hay el influjo de especiales. Al contrario, estoy convencido que Pablo hable de
Dios que obra en la libertad de la criatura humana suscitando una condición de vida permanente, que abraza todos los mo-
en ella deseos, sentimientos, decisiones, capacidad de sufrir, mentos de su existencia; y de una condición que es ofrecida a
dedicación, amor. El hombre Jesús de Nazaret es plenamente todo creyente, aun en maneras distintas. Dios mantiene la ab-
hombre; más al mismo tiempo es plenamente “Dios de Dios”: soluta libertad de su gracia, pero esta gracia la ofrece a todos.
todo lo que él dice y hace tiene una unión profunda y origi- En particular aquella “Gracia sobre gracia” (Jn 1,16) que se
naria con Dios y logra manifestar el pensamiento y querer de nos dada en Cristo y ofrecida a todos los creyentes, sin acep-
Dios mismo. Las palabras de Jesús revelan lo que el Padre dice; ción. ¿Más que quiere decir?
las obras de Jesús encarnan la voluntad de amor del Padre; en Quitemos ante todo la idea de que se trate de algo mágico,
Jesús es el Padre mismo que habla y obra; en el encuentro con como si en alguna parte de nosotros se inyectara un fluido
Jesús, entonces, los hombres encuentran la presencia salvífi- de composición sobrenatural y que el efecto fuera una trans-
ca del Padre. Algo parecido sucede en la vida de Pablo. Ha formación física de nuestra naturaleza. La gracia de Dios, se
encontrado a Jesucristo en el camino de Damasco; ha sido nos ha explicado siempre, no anula la naturaleza del hombre,

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sino la sana de todo lo sucio que se le ha metido, la purifica y que predico, si mis comportamientos no son renovados por el
la enaltece a la comunión con Dios creador y Padre. Cuando evangelio que anuncio, ¿para qué lo anuncio? ¿Para los demás?
Pablo dice que Cristo vive en el, dice que en Cristo él ha en- Mas ¿Cómo puedo pensar de veras que el evangelio cambie
contrado yn fundamento nuevo para su seguridad (no en sí a los demás, si se que no tiene la capacidad de cambiarme a
mismo o en sus obras, sino en el amor de Dios del que Cristo mí, si he hecho mi nido y he puesto mi seguridad en una vida
es portador), ha encontrado una ley y una energía nueva para fuera del evangelio?
sus acciones (la ley del amor hasta el don de sí, según el impul-
so del Espíritu), ha descubierto ante sí un objetivo nuevo (la
promesa de la comunión con Dios en Jesucristo). Todo esto
no como una posesión consolidada y tranquila, sino como un
dinamismo inextinguible, como el principio de una transfor-
mación siempre nueva.
Me parece poder decir que los casos son dos: o Cristo vive de
veras en nosotros o nuestra vida de curas está perdida y nuestro
ministerio es falso. Soy sacerdote para anunciar el evangelio: o
este evangelio cambia mi vida y le confiere su forma (la forma
del evangelio) o, si esto no acontece, ha escogido vivir para un
objetivo inútil, y el tiempo, las energías psíquicas que gasto
para anunciar el evangelio son inútiles. No digo que si mi vida
no tiene ya la forma madura del evangelio, mi existencia y
mi ministerio son nada; digo que si mi vida no es un proceso
continuo de transformación sostenido, directo, perfecciona-
do del evangelio, estoy perdiendo tiempo. Si los sentimientos
de mi corazón no son corregidos cada día por el evangelio

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CAPÍTULO SEGUNDO
La Sagrada Escritura y la Eucaristía

8. La Sagrada Escritura
Es por este motivo que veo el evangelio y entonces la Biblia
entera al centro de la vida del sacerdote (como, por otro lado,
de la vida del cristiano). San Pedro escribe en su primera car-
ta: “Han purificado sus almas, obedeciendo a la verdad, para
amarse los unos a los otros sinceramente como hermanos.
Ámense intensamente unos a otros con corazón puro, pues
han sido reengendrados de un germen no corruptible, sino
incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y perma-
nente. Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor
como flor de hierba; y se seca la hierba y cae la flor; pero la pa-
labra del Señor permanece eternamente. Y esta e la palabra: la
Buena Nueva anunciada a ustedes.” (1Pt 1,22-25) Entonces,
el semen que nos ha engendrado como creyentes, el código
genético que dirige nuestro crecimiento como discípulos vo es
más que el evangelio que nos ha sido predicado y que hemos
acogido con fe. ¿Se puede decir más” la Biblia, interpretada
como evangelio, o sea como revelación del amor de Dios ha-
cia nosotros, la biblia que tiene su cumbre y su centro en el
misterio de Jesucristo constituye el horizonte amplísimo pero
bien definido en el que somos llamados a vivir nuestra aven-

29
tura humana. El horizonte más amplio que se pueda imaginar (lenguaje, tradición, instituciones, patrimonio artístico y lite-
porque remonta a otro tiempo, más allá del big bang, más allá rario...); per los creyentes, aun viviendo en el mismo mundo
de cualquier inicio que se pueda alcanzar e imaginar, porque de todos los hombres, vivimos en este mundo sintiéndolo no
radica en el misterio eterno de la comunión de Dios y en el cerrado en sí mismo, sino abierto al misterio infinito de Dios.
misterio de la creación con que Dios hace existir y sostiene Y esta apertura les es dada por la Biblia en todas sus dimen-
el mundo. Por otra parte el mensaje de la Biblia va más allá siones. Apropiarse de la Biblia mediante una lectura constante
de todo futuro que podamos imaginar o construir porque e integral, con la memoria de la mente y del corazón, con
desemboca en la comunión del hombre (del mundo por el sentimientos de deseo y de espera significa colocar nuestra
hombre) con Dios: a esto tienden todas las promesas divinas y pequeña existencia en un contexto de amplísimo significado;
a esto se dirigen las opciones del creyente en el mundo. Entre significa adquirir una brújula que orienta siempre, sobre todo
estos dos extremos que van más allá de los mismos límites del en los momentos nebulosos y en los pasos peligrosos de la
tiempo, la Biblia cuenta una historia plenamente humana (la vida; significa estar en el mundo como personas libres, que no
historia de un pueblo concreto) pero la cuenta coma un dra- son condicionadas del todo por lo que el mundo puede dar
ma de comunión con Dios (elección, vocación, alianza, ley, fi- o quitar.
delidad y pecado, castigo y perdón, promesa y bendición...). y Don Giuseppe Dossetti hablaba del primer milenio de la
por fin, en el corazón de esta historia pone una existencia hu- historia (hasta el siglo XII-XIII) como el período de la hege-
mana concreta - la de Jesús de Nazaret - donde la comunión monía de la Sagrada Escritura; y explicaba que durante todo
con Dios, es amor para los hombres, la fidelidad hasta el don este arco amplísimo de tiempo “no hay pensamiento, no hay
de sí, la esperanza más allá de la muerte - tienen una evidencia actividad, no hay conciencia, no hay comunidad, que no
plena y sin ambigüedad tanto que en esta existencia se resume esté centrada en la Escritura y no sea dominada por ella, y no
todo lo dicho antes y es anticipado lo prometido para después. hay ni legislación ( esto es: derecho canónico).”
Nosotros, como todos los hombres, vivimos necesariamente Sin alentar nostalgias del pasado, estoy convencido que esta
en el mundo de los hombres, estamos dentro de una histo- hegemonía, en nuevas formas, haya que buscarla con deter-
ria antigua de la que recibimos un bagaje cultural poderoso minación. Ma alienta a esto lo que manda el Concilio que

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dice: “La Iglesia ha venerado siempre las divinas escrituras Poco a la vez nos damos cuenta de sentimientos que no ha-
como ha hecho por el mismo cuerpo del Señor, nunca de- bíamos nunca enfocado y que vienen de nuestro egoísmo
jando, sobre todo en la Liturgia, de nutrirse del pan de vida o de nuestro orgullo o de nuestra envidia. Aprendemos a
de la mesa tanto de la Palabra de Dios como del cuerpo de ponernos bajo la mirada de Dios con la confianza y la seguri-
Cristo, y de brindarlo a los fieles... Es necesario, entonces, dad de los hijos; frente a los demás, con confianza de herma-
que toda la predicación eclesiástica como la misma religión nos; frente al mundo con la mirada sencilla de un corazón
cristiana sea alimentada y orientada por la Sagrada Escritu- puro, sin avidez y sin obsesión. No hay duda; nos hacemos
ra.” (DV 21 = 1,904) Como la palabra de Dios engendra a la más humanos. Soberbia, avaricia, avidez, envidia, celos, lu-
vida nueva de la fe, así ella alimenta y orienta todo el camino juria, deseo de prevalecer apegue a las personas y a las cosas...
de crecimiento. son todas dimensiones presentes en nosotros, y mortifican
Es esta la razón por la que la lectio divina (y en general la nuestra humanidad, no podemos aceptarlas ni tampoco jus-
frecuentación diaria de la Biblia) es importante. No solo tificarlas; nos haríamos daño a nosotros mismos. La Palabra
porque es una práctica de piedad mandada y recomendada; de Dios es una espada de doble filo que baja a los lugares más
sino porque es la manera más seria de acercarse al evangelio, oscuros de nuestra libertad, y discierne el bien y el mal, corta
una manera en la que nos sentimos llevados a poner en juego las raíces del mal y hace más fecundo el bien. Pero es necesa-
la vida y confrontarla con lo que espera el Señor, y divisar las rio que usemos esta espada normalmente. Entre el oficio de
incoherencias, a desear el armonía y la paz que recibimos. Si lecturas y las lecturas de la eucaristía se nos ofrece cada día
la lectura del evangelio y de la Biblia nos acompañan nor- un banquete abundante de Palabra de Dios, es necesario que
malmente, poco a la vez se crea una familiaridad entre noso- este banquete lo frecuentemos con perseverancia y aprenda-
tros y la Escritura; nos hacemos familiares las imágenes, las mos a asimilar la comida sin empacharnos, sino comiendo,
palabras, los pedidos, las promesas de Dios; aprendemos a gustando, rumiando hasta que toda la substancia de aquel
abrir nuestros deseos más allá de lo inmediato; aprendemos a alimento penetre en nosotros.
valorar nuestros actos no según el pensamiento común me- Un efecto claro de la presencia en nosotros de la Palabra de
diocre, sino en la revelación del amor de Dios. Dios es la consolación. Escribe san Pablo: “todo lo que ha

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sido escrito antes que nosotros, ha sido escrito para nuestra 9. La Eucaristía
ilustración, porque ne virtud de la perseverancia y de la con- Más aún: momento decisivo de nuestra existencia de sacerdo-
solación que nos vienen de las escrituras, tengamos viva la es- tes es la celebración de la eucaristía que constituye con la Bi-
peranza.” (Rm 15,4) entonces la consolación de la que habla blia un único misterio inseparable. Lo que la Biblia nos ofrece
Pablo se opone a la desesperación, al abatimiento, al temor en forma de larga narración, la que describe el drama de la
que todo esfuerzo sea ineficaz, que todo sacrificio sea inútil. Al relación de Dios con los hombres, la eucaristía lo recoge en
contrario, estamos en un diálogo ininterrumpido con Dios; un único gesto, muy simple pero igualmente denso, que con-
hay una palabra de Dios para nosotros, una palabra que ha tiene todo el amor de Dios y toda la vida del hombre: “Esto
atravesado los cielos y ha llegado a nuestros oídos. Con gran- es mi cuerpo, entregado en sacrificio por ustedes.” De esto ya
de estupor y gratitud podemos acoger esta palabra y cuidarla he hablado largamente en una carta pastoral y no me repito.
confiándole nuestra vida y a nosotros mismos. Las insuficien- Me interesa ahora recordar como toda la vida sacramental nos
cias de nuestra fe no son un obstáculo; las incoherencias no permite vivir ‘con Cristo’ las distintas experiencias de cada día.
impiden la conversión y renovación. El primer libro de los La vida es un largo, infinito aprendizaje de amor - del amor
Maccabeos trae la carta con la que Jonatán renueva la alianza de Dios y del amor del prójimo. También en este aprendizaje
del reino de Judá con Esparta. En esta carta él escribe; “No- del amor no somos dejados a nosotros mismos, sino que po-
sotros, aunque no tenemos necesidad de esto por tener como demos gozar del don de Dios que se llama Jesucristo. En Jesús
consolación los libros santos que están en nuestras manos, he- la existencia humana ha sido elevada a la cumbre de su posible
mos procurado enviarles embajadores para renovar la fraterni- realización: la del amor oblativo fundado sobre una confianza
dad y la amistad con ustedes.” (1Mac 12,9-10) Es bella esta sin reservas en el amor del Padre. Este gesto (don) de amor
consciencia de que las Escrituras constituyen una fuente de nos es presentado y ofrecido en la eucaristía como alimento
consolación real y eficaz, que libera de la necesidad de apoyos para nuestra misma vida, viático de nuestra peregrinación. El
mundanos, pero que no impide estrechar lazos de fraternidad pan y el vino que se hacen cuerpo y sangre de Jesús son la vida
y de amistad con todos. Tenemos en nuestras manos las escri- del hombre en sus distintos aspectos de esfuerzo, creatividad,
turas, en ellas tenemos el conforto de Dios. crecimiento. Lo que nos es donado en la eucaristía es lo que

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somos llamados a hacer de nuestra existencia cotidiana. Para sello en todos sus actos. Que no sea fácil lo sé bien; que las
nosotros sacerdotes la eucaristía significa que somos para do- ilusiones sean muy posibles, también; que haya que tener pa-
nar nuestra vida. La expresión puede parecer exagerada mero ciencia consigo mismos, sea. Pero no hay que bajar el tiro por
es muy precisa. Cierto, no hay que entenderla como si tu- el miedo de no alcanzarlo ahora; necesitamos más bien apren-
viéramos que buscar el martirio; mucho más simplemente, der a utilizar los instrumentos que se nos ofrecen, a acertar los
tenemos salir del círculo de nosotros mismos y de nuestro in- objetivos inmediatos y los lejanos. Es necesario salir del inmo-
terés para entender lo que es necesario y útil para la vida de vilismo espiritual (desidia) que produce desaliento y, en cam-
los demás y orientar nuestras decisiones hacia este horizonte bio, lucharon con todas las energías posibles por un ministerio
nuestras decisiones. No es un proceso sencillo. No es sencillo que nos involucre plenamente: este es el camino de la alegría.
darnos cuenta de nuestros pensamientos y sentimientos nar-
cisistas y egoístas; nos viene más espontáneo justificarlos con
motivaciones aparentemente generosas. Pero hasta que no nos
hayamos librado de nosotros mismos, difícilmente nuestras
palabras tendrán el sabor de las palabras de Jesús y difícilmen-
te nuestras opciones serán realmente oblativas.
Tenemos que llegar a comprender y vivir el misterio en estas
ópticas. No somos empleados de una hacienda, encargados de
hacer funcionar una empresa; somos expresión de la comu-
nidad cristiana, enviados por el Señor resucitado a ofrecer a
los creyentes los instrumentos de la comunión con él (palabra
y sacramentos). Jesús dice de sí mismo: “he venido para que
tengan vida y en abundancia.” (Jn 10, 10) Un sacerdote tiene
que logar decir: “He sido enviado para que tengan vida en
abundancia”. Y tiene que lograr poner esta motivación como

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CAPÍTULO TERCERO
Por una regla de vida

Muchas veces hemos hablado de la utilidad de una “regla de


vida” que sirva para poner orden en nuestras jornadas, entre
múltiples actividades. Pienso a una regla no como una serie
detallada de preceptos que reglamenten cada compromiso
más pequeño. Me interesa más bien la atención de cada uno
de poner orden en pensamientos, deseos, acciones de manera
que correspondan a lo que queremos hacer de nuestra vida.
Todo objetivo que nos proponemos exige opciones coheren-
tes; hay que hacer con determinación lo que favorece alcanzar
del objetivo y renunciar con la misma decisión a lo que nos
conduce lejos de la meta.

10. El despertar
Un primer precepto debe ser el de despertar a una hora es-
tablecida. Entiendo que sea más cómodo despertar espontá-
neamente y levantarse de la cama cuando dé la gana. Pero el
precio que se paga por esta forma de pereza es el de pensar
en la vida como de un tiempo vacío, “sin forma”. Una vida
sin forma no presenta exigencias; una vida sin forma es una
vida vacía, por la cual no vale la pena esforzarse. Un trabaja-
dor dependiente, cuya vida es determinada por el trabajo, no

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puede levantarse cuando le de la gana; es obligado a marcar el cual puede hacerse su pequeño patrimonio de versículos y fór-
despertador porque el lugar de trabajo lo espera; porque sin él mulas. Parece útil de todos modos que el primer pensamiento
cierto trabajo no podría hacerse; o porque la falta de su trabajo consciente sea para Dios. Y no es difícil, una vez que esto sea
crearía alguna molestia, pequeña o grande, a los demás, y obli- costumbre. Y la costumbre pega fácilmente si se quiere y se
garía a otros a sustituirle. Ciertamente, es un sacrificio a veces reflexiona sobre lo que hacemos.
grande, levantarse a una hora fijada; pero esto me hace tomar
conciencia de que tengo algo que hacer, que mi vida tiene la 11. El aseo de la mañana
forma de un servicio, de un deber que me ha sido confiado. Tendrán ganas de conocer que preceptos les tengo acerca de la
Naturalmente no excluyo que puedan haber excepciones; que ducha, la barba y otras cosas. Los ilusiono, no diré nada. Pero
no pueda haber días en que tenga que aplazar mi despertar una pequeña cosa que decir la tengo y es que también estos
por haber tenido que acostarnos tarde, o porque es un día de pequeños gestos tienen su valor. Si iniciando el día no cuido
descanso absoluto después de un período tenso y sacrificado. mi cara, de mi presentación ante el mundo, poco a la vez se
No es el precepto que interesa sino la percepción de los valores insinúa dentro de mí la convicción que mi aspecto no tiene
que están en juego. importancia; ser descuidado, desordenado, maltrecho, trans-
Naturalmente la primera cosa que hay que hacer es pensar mite a los demás, más todavía a mí mismo, el mensaje de que
en Dios. Despertar significa simbólicamente ‘nacer’ y para el mi cuerpo no tiene gran significación.
creyente nacer significa “ser llamados a la vida, ser creados”. El Pero no es así. El cuerpo del hombre es lugar de encarnación
libro de Baruc dice de las estrellas que ellas “brillan de alegría del espíritu, es estructura de relaciones con los demás, está des-
ante aquel que las hizo”. (Bar 3,34) en este brillo de alegría tinado a la resurrección. Curar el propio cuerpo no es super-
las estrellas nos dan el ejemplo. Abrir los ojos, ver de nuevo fluo, es más bien profesar el valor de la corporeidad en nuestra
el mundo como fuese la primera vez, gozar de los colores y existencia. Ciertamente hay que cuidarse del riesgo contrario:
de las cosas es una invitación a bendecir a Dios creador. Las el cuidado excesivo del cuerpo; diría mejor del falso cuidado
maneras pueden ser diversas; las fórmulas útiles también. Los del cuerpo. Es lo que nace del deseo de impresionar a los de-
hebreos utilizan por la mañana los salmos 146-150, pero cada más, de ostentarse con la finalidad de seducir. En estos casos

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el cuerpo ya nos es expresión de la persona, sino un instru- pierta mi corazón, despierta arpa y citara, quiero despertar a
mento del que la persona desencarnada se sirve para obtener la aurora” (Sal 57,9); dice la Iglesia: “Ponme como sigilo sobre
gratificación social o suceso. En realidad, el cuidado excesivo tu corazón, como sello en tu brazo; porque el amor es fuerte
del cuerpo nace de una inseguridad inquieta que necesita ma- como la muerte!” (Ct 8,6)
quillaje para hacer aceptable la persona. Entonces: ni dejadez Las Laudes son un deber. Lo hemos prometido en el diaco-
ni exageración sino equilibrio, que significa desenvoltura. En nado, asumiéndonos como una deuda frente a la Iglesia; esta
esta dimensión sirve lo que para todas las dimensiones: adqui- deuda debemos pagarla con fidelidad, hasta en último cen-
rir una armonía interior (entre aceptación de lo que es dado e tavo. Se bien que la palabra ‘deber’ no tiene buena fama y
impulso hacia lo que está más allá) eso transmite aquella segu- es inadecuado en relación con la oración. Poder orar es ante
ridad que hace equilibrado el cuidado del cuerpo; y viceversa, todo un don que se nos hace en el momento en el cual somos
equilibrar el cuidado del cuerpo ayuda a lograr la armonía in- constituidos delante de Dios como sus hijos. Poder dirigirse
terior - que nunca será perfecta! al Padre con parresía, poder alabar el esplendor de la gloria
del altísimo, poder cantar y bendecir y agradecer y suplicar
12. La liturgia de las horas y pedir perdón... todo esto es evidentemente un don; signifi-
Las alabanzas. Si con el primer pensamiento dirigido a Dios ca haber recibido una dignidad que nos hace grandes y libres
hacemos una oración del todo personas, informal, con las delante de Dios, que nos hace ‘señores’ del mundo (“Todo es
Laudes entramos en una dimensión plenamente eclesial. Soy de ustedes... el mundo, la vida, la muerte...” 1Cor 3,21.22).
yo mismo, con mi identidad y mis características; mas son Entonces poder orar es ante todo un privilegio, el signo de
parte del único cuerpo de Cristo, con una cosa sola con to- una dignidad que nos ha sido regalada. Si somos hijos, tene-
dos los creyentes, son miembros activo y responsable de la mos un amarre originario con Dios nuestro Padre y este lazo
Iglesia. Cuando celebro las Laudes, lo hago en comunión con originario debe expresarse con palabras y gestos. De la oración
la Iglesia toda y mi voz se confunde con la voz de la esposa salimos confirmados en nuestra identidad de hijos de Dios. Se
que, como dice el Poeta, se levanta a ‘madrugar’ el esposo, lo puede ser hijos de Dios y olvidarlo; se puede ser hijos de Dios
despierta con su canto de enamorada. Decía el salmista; “des- pero permaneciendo inmersos solo en las cosas del mundo; se

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puede ser Hijos de Dios y estar en su presencia con temor y las laudes han sido pensadas para una celebración comunita-
alegría sincera: esto es el efecto de la oración. La oración nos ria; au cuando la recitación sea probada, la conciencia de estar
preserva de una posible incoherencia; nos conduce a expresar cumpliendo un acto público, litúrgico, debe permanecer.
nuestra identidad de hijos a través de una relación personal, A este punto se hace necesario hablar de la oración de los sal-
confiada con Dios. mos. No puedo, naturalmente, profundizar el sentido de cada
Todo esto es verdadero; pero no quita el aspecto del deber. salmo; me limitaré a recodar como la Liturgia de las Horas en-
Como decía, es un deber hacia los demás y la iglesia. A los tra en la organización de nuestra jornada. Hay cinco momen-
demás debemos el compromiso ministerial, de los distintos tos de oración que marcan la Liturgia de las Horas: el Oficio
servicios que califican nuestro presbiterio; bien, entre estos de Lecturas, Laudes, Hora Intermedia, Vísperas, Completas.
compromisos hay el de orar en nombre de la Iglesia entera. Se La estructura portante pertenece a Laudes y Vísperas. Estas
puede deformar el sentido del deber considerándolo una pe- componen la oración de la mañana y de la tarde. Son horas
sada cadena que llevar con resignación y entonces el resultado que hay que ‘celebrar’; si se puede hacerlo con los demás, se
no es agradable; pero si el deber es mantenido en su auténtico puede hacer solemnemente (o sea en la Iglesia, junto a la co-
significado, constituye un enriquecimiento de la vida. Objeto munidad cristiana) es lo mejor porque de este modo aparece
del deber es siempre es bien; quien tiene unos deberes mida su más claro que se trata de una oración eclesial en la que somos
vida concreta con el bien y se somete libremente al bien. En injertados con nuestra vos y nuestro corazón. Pero aunque no
esta sumisión se coge halla un aspecto admirable de la digni- sea posible celebrar en la iglesia, es necesario que la manera de
dad del hombre: el hombre es tan noble que se arrodilla frente celebrar nos transmita a nosotros (y eventualmente a los de-
al bien auténtico, permite, más aún desea que su libertad sea más) este mensaje: no estoy hablando a Dios en modo episó-
amarrada por el bien que resplandece a los ojos de su con- dico, personal; estoy rezando con toda la Iglesia y en nombre
ciencia. Privilegio, entonces, expresión de la propia identidad, de toda la Iglesia. Los momentos de esta oración deben esco-
deber... todo esto (y mucho más) es la oración. Entonemos, gerse y decidirse como los horarios de una misa; poner laudes
entonces, la alabanza del Señor al comienzo del días amalga- y vísperas en los vacíos de la jornada es naturalmente lícito,
mando nuestra voz con la voz de la Iglesia esposa. De por sí, pero transmite la convicción que se trate de una oración op-

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cional, que podemos cambiar al gusto de un momento al otro que hay que tomar “cum grano salis”. Se puede organizar la
(que podemos también omitir?). Es necesario, en cambio, que jornada de otra manera, y tendría que hacerlo por motivacio-
el programa de la jornada prevea el tiempo propio para esta nes de las que él solo es juez, pero no solo por gusto personal.]
oración y que el aspecto celebrativo sea recuperado, por lo que Distinto es el problema de la Hora Media que acompaña el
sea posible: tiempo, lugar, posición del cuerpo, libro, lectura trabajo; puede colocarse como se quiere, posiblemente no con
también con movimiento de boca (no solo con los ojos). No laudes o vísperas. El final del trabajo antemeridiano o el co-
quiero con esto dar reglas rígidas; quiero hacer entender de mienzo del trabajo posmeridiano son tiempos que se presen-
esta manera que la oración que hacemos puede tener el máxi- tan como aptos.
mo significado y eficacia en nuestra vida. El Oficio de Lecturas. Después de la reforma del breviario se
En concreto, para el tiempo: las laudes colocadas por la ma- propone como una oración de meditación que puede colo-
ñana, antes del desayuno. La razón es para que la oración pre- carse en cualquier momento del día. Lo importante es que
ceda toda actividad del día, así la relación con Dios precede sea una hora de lectura en sentido fuerte, acompañada por
en dignidad toda otra relación. Lugar: en la iglesia o un lugar la reflexión y la oración. Esto exige su colocación (espacio y
tranquilo, que permita sentir que estamos allí para eso. Posi- tiempo) permita una lectura calmada con tiempos de silen-
ción del cuerpo: en tensión de respeto. El libro: que sea el bre- cio para volver a lo leído, deteniéndose sobre unas palabras o
viario (no libritos o folletos). La lectura moviendo labios sirve una expresión particularmente significativa, terminar con una
para no correr demasiado y aún más para una participación oración que recoja el contenido de lo que se ha meditado. Y
más intensa de la persona (generalmente no se aprende una por fin Completas: es la oración que concluye el día. Debe
poesía leyéndola con los ojos solamente). Lo mismo vale para hacerse, entonces, antes de acostarse y tiene la finalidad de
las vísperas que hay que colocarlas al final del trabajo posme- entregar a Dios la jornada que hemos vivido: “A tus manos,
ridiano (antes de la cena); y valen las mismas indicaciones que Señor, encomiendo mi vida”. Aquí las modalidades (lugar, li-
para laudes. [Entiendo bien que estas indicaciones dependen bro) son menos importantes; importante, en cambio, es que
de la organización del tiempo que ya no es tan rígida como se tenga ante nuestra consideración el día que deseamos entre-
podía ser hace décadas: y entiendo que se trata de indicaciones gar en las manos de Dios. No digo que haya que recordar cada

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cosa, sino el ‘color’ de la jornada, la alegría o las tribulaciones variedad, la contemplamos en su belleza, la estudiamos en su
que lleva consigo, los acontecimientos y los encuentros más complejidad. En la comida asimilamos lo que la naturaleza
significativos. es y da. Esto nos ayuda a entender que el mundo material
Entiendo que vivir así la Liturgia de las horas exige cierto es- no es solo un escenario en el que nos movemos para recitar
fuerzo, per se también que esta fatiga tiene su amplia recom- la comedia de la vida; es más bien un patrimonio de vida del
pensa; que un día iniciado y animado por la oración es un día que sacamos cada día nuevamente y al que debemos nuestra
más bello, donde la relación con Dios da un sentido más vivo posibilidad de sobrevivir. Cuando Leopardi decía que la natu-
a todas las experiencias y produce una alegría serena. Por la raleza es madrastra, que nos hace el bien sin darse cuenta y nos
mañana recibimos la jornada de parte del amor de Dios; por hace el mal sin odiarnos, decía una cosa tal vez verdadera, pero
la tarde la devolvemos a Él. El tiempo que hemos pasado ya parcial. En realidad la naturaleza, aunque nos dañe (terremo-
no es nuestro, lo volvemos jamás a vivirlo; pero esto no nos tos y tsunami son pruebas evidentes) sin embargo es ante todo
entristece porque ese tiempo lo hemos vivido con el Señor un manantial de vida que recibimos cada día, regularmente.
y lo hemos dejado en sus manos porque Él lo ‘redima’ y lo Recordarlo es útil.
valorice. En segundo lugar las comidas son ocasiones de encuentro y
de relación social. Cuando el perro tiene delante de él la lata
13. Las comidas de comida le pone su hocico y no lo saca hasta que no haya
Comer es una función esencial de la vida humana; es momen- comido todo. Cuando es hora de comer, el hombre prepara
to de comunión con la naturaleza que nos ofrece la comida, la mesa, pone los cubiertos, a veces añade cosas que no sirven
junto a quienes comparten la mesa. Solo unas observaciones. directa mente, como flores y velas. En fin, comer es un rito
La primera es que comer es una acción humana y entonces que sirve sí para asimilar alimentos, pero sirve también para
simbólica. No es solo la asimilación de cierta cantidad de crear lazos con otros; y hay distintas maneras de compartir la
azúcar, grasas y proteínas, comporta también entrar en una mesa precisamente para responder a los distintos tipos de rela-
relación humana con la naturaleza y con los demás (más aún, ciones que queremos construir. Una cosa es la mesa de familia;
con Dios). Con la naturaleza: la admiramos en su riqueza y distinto es el banquete de fiesta (matrimonio); otra cosa más

48 49
es invitar a cenar en un restaurante. Pero todas estas maneras necesita mucho tiempo para pronunciar una bendición como
de compartir la comida son humanas, tienen sus razones en esta. Y ¿cuál es la consecuencia? Que, con la oración, vamos
exigencias de la persona y la expresan. Por eso los alimentos y más allá de la naturaleza materias que produce los frutos de
la preparación de la mesa donde estos se consuman es un ‘de- la tierra y reconocemos en el engranaje de la naturaleza un
ber’. Puede parecer una pérdida de tiempo; es más rápido usar amor personal y bondadoso hacia todos los vivientes. No solo
simplemente plato y tenedor. No es cierto; los tiempos y la tenemos una porción de alimento, sino un don, entonces un
preparación hacen del comer una acción humana, y la cargan donador, más aún un donador que conoce y ama. De esta ma-
de sentido. Puede pasar una u otra vez de tener que hacer las nera, reconociendo el don de Dios, la comida se hace también
cosas con rapidez, pero tiene que ser una excepción. Si se hace ocasión para fortalecer la unión con él.
norma, el efecto es una banalización de la vida que se reduce En efecto, se puede vivir el momento de la comida como el
a un proceso mecánico, sin significado y entonces poco digno tiempo del cargamento a una estación de servicio y entonces
de atención y compromiso. Por este camino, el riesgo de que cuanto más rápido mejor; si hacemos así, privamos la comida
disminuya la auto estima, en sentido de nuestro ser animales de algunos de los significador que la hacen bella y buena. Si
simbólicos; cae es símbolo (el rito, el compartir, la alegría) y en cambio valoramos estos significados (atención a nosotros
quedamos solo así, animales. mismos y a nuestra vida, relación con la naturaleza, relación
Más esto introduce también otra dimensión, la religiosa. El con los demás, agradecimiento a Dios) la manera humana de
tratado ‘berakot’ del Talmud contiene, entre otras cosas, la tomar alimento nos hace más humanos, interiormente más
afirmación que cuando se come algo que sea más grande que ricos.
una oliva, hay que dar antes una bendición. La bendición es
una forma de oración con la que reconocemos que estamos 14. Lectura
recibiendo un don de Dios y damos gracias de ello: “Bendito El hombre no vive solo de sus experiencias directas, que son
eres Tú, Señor, Dios del universo. De tu bondad hemos reci- limitadas, sino también de las experiencias de los demás que
bido este alimento, fruto de la tierra y del trabajo humano, él logra conocer. Es por eso que aprendemos el lenguaje y es-
seas bendito Tú, Señor que alimentas todo ser viviente”. No se tudiamos lo que otros han vivido, descubierto, enseñado. A

50 51
través del estudio y el conocimiento de nuestra existencia se leer los grandes teólogos. Pueden ser útiles también los textos-
dilata y se hace más rica, capaz de hallar experiencias múlti- resúmenes de teología; pero lo que calienta el corazón, son
ples y cautivadoras. La literatura, la historia, la filosofía, las los grandes. Tanto los grandes del pasado (Orígenes, Agus-
ciencias... amplían el horizonte de nuestro mundo y lo hacen tín, Bernardo, Tomás…) como los grandes contemporáneos
inmensamente más rico y humano; nos damos cuenta que el (Guardini, De Lubac, Rahner, von Balthasar, Schlier, Ratzin-
genio de Miguel Ángel, de Dante, de Kirkegaard, de Cara- ger, Moltmann…- añadiría con convicción también Loner-
vaggio de alguna manera pertenece también a nosotros, en gan, mas para él habría que hacer un discurso específico).
la medida en que somos capaces de entenderlo, apreciarlo y Junto a los teólogos, hay que recordar aquella teología en acto
hacerlo nuestro; nos damos cuenta que la historia de Alejan- que es la vida de los santos. Hay santos que no sólo han vivi-
dro o Celestino V o de Cristóbal Colón dan un horizonte más do heroicamente las virtudes cristianas, sino que han recibido
amplio a nuestra existencia hecha, generalmente, de pequeños de Dios el don de saber escribir y expresar su experiencia de
acontecimientos, hasta banales; que podemos de alguna ma- fe. Estos santos son doble don para la Iglesia y vale la pena
nera enriquecer nuestro espíritu con las riquezas culturales de conocerlos: las dos Teresas, san Juan de la Cruz, san Francisco
la China que probablemente no veremos nunca. Todo esto de Sales... también en este caso mi consejo es de que lean los
para decir que la lectura y el estudio pueden y deben entrar en santos. Ciertamente se pueden estudiar las obras de espiritua-
nuestro programa de vida. lidad que contienen lo mejor de su enseñanza en su camino
Todo lo que es verdadero, bueno, noble y útil puede laudable- hacia la santificación.
mente ser objeto de interés. Pero naturalmente, como somos Naturalmente la lectura pide tiempo; y un sacerdote en ge-
curas, no puede faltar la lectura de la teología. Una teología neral tiene poco. Por eso que haya que aprovechar aquel día
seria nos permite coger siempre mejor la armonía de la forma semanal de descanso del que hablaremos y que puede volverse
cristiana de la fe; de ver como esta forma no mortifique por ocasión propicia para leer algo que nos alimente. Si la lectura
nada la conciencia del hombre, al contrario la dilata al infini- mengua o desaparece, si la teología estudiada en el seminario
to haciéndola conscientemente abierta al misterio mismo de no se refresca y profundiza, es riesgo es que el pensamiento
Dios. Si puedo atreverme a dar un consejo, sería aquello de se endurece y la expresión de la fe se hace banal. Si muchos

52 53
(estoy pensando en no creyentes o simplemente ‘laicos’) pien- gesto de valor infinito: “ha entregado su vida por nosotros!”
san en la fe como una forma de conocimiento mitológico, Celebrar la eucaristía significa poner siempre de nuevo este
del todo inferior al conocimiento racional, es porque nunca gesto de amor a la raíz de nuestros días porque todo lo que
han leído nada de teología seria, quisiera ver a alguien que decimos, hacemos, proyectamos tenga la forma de la vida de
haya leído de veras Guardini y que se atreva a decir que la fe Jesús y entonces del amor de Dios.
es enemiga del pensamiento y que la lógica de la fe es el ‘credo El hecho que la Misa sea una celebración litúrgica nos ayuda
quia absurdum’. muchísimo; celebramos con la comunidad cristiana y para la
comunidad cristiana; celebramos según un rito que nos prece-
15. La Misa de y al que nos conformamos con humildad. Somos obligados
Momento central de la jornada del sacerdote es naturalmente a ponernos en actitud de servicio, como personas que el Señor
la celebración de la eucaristía. Aquí la centralidad no depende ha llamado y enviado a hacer presente para todos la fuerza
de una opción nuestra sino que se nos impone por aquello de su amor, la luz de su palabra. No nos hacemos santos solo
que la Eucaristía es en la voluntad de Jesús: “Es mi cuerpo con la Misa; pero la santidad no tiene su forma cristiana sin
entregado (a la muerte) para ustedes, tomen y coman... es el la Misa.
cáliz de la nueva alianza, sangre derramada por ustedes y la Bien celebrada: entonces con calma (sin corres, sin comerse las
multitud de los hombres, tomen y beban...” la fe cristiana tie- palabras), con atención (sin pensar a otro). Vale la pena que
ne aquí su fundamente perene su forma abreviada. La vida de el momento de la Misa sea programado y preparado para que
Jesús, plasmada como perfección de obediencia y de amor, se no lleguemos distraídos por miles y distintas preocupaciones
hace nutrimento espiritual del hombre para que nuestra vida del día. Si la Misa se celebra por la mañana, esto es más fácil;
asuma la forma de la vida misma de Jesús. Naturalmente la si es celebrada por la terse, después de un día de compromisos
vida cristiana (y del sacerdote) no se restringe a la eucaristía: a veces estresados, es necesario algún minuto de silencio y re-
está hecha también de palabra de Dios, de ministerio, de amor cogimiento para entrar bien en la celebración.
y servicio al hombre... pero en la eucaristía la forma de la exis- Sería bueno recordar aquella pequeña preparación que es ne-
tencia cristiana (y del sacerdote) está condensada en un único cesaria para celebrar bien: preparar el Misal y el leccionario,

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preparar tres minutos de homilía en los días de la semana (na- porque en ellos se realiza el proceso de santificación personal.
turalmente no es obligatorio, pero es un servicio útil a las Este tema ha sido objeto de estudio en los cursos de Teología
personas porque ayuda a no dejar que pasen con distracción pastoral y, entonces, puedo simplemente invitarles a repasar lo
las lectura que son proclamadas), escoger los formularios op- que allí se ha estudiado.
cionales (especialmente el prefacio y la plegaria eucarística).
Su somos suficientemente humildes para vivir la celebración 17. La Semana
como está prescrito por el Ordo Missae, la eucaristía misma Hay un ritmo elemental que hay que respetar en la vida y es
se encarga de dirigir nuestros pensamientos y alimentar los el que alterna el día y la noche, en tiempo de la vigilancia y el
sentimientos. Nosotros tenemos que buscar producir a toda del sueño. Dormir tranquilos nos regala energías mejores para
costa pensamientos altos y complejos, sentimientos apasiona- las actividades; y recíprocamente, si la actividad des día es más
dos y emociones fuertes. Es la celebración que nos conduce; pausada (sin agitación), el sueño será más fácil. Junto a este
suficiente dejarnos conducir por ella, dejar que las Palabras y ritmo natural de cada día la tradición hebrea y cristiana ha
gestos del rito nos digan que pensar y desear y decidir. Mas colocado el ritmo de la semana.
esto exige que se digan bien las palabras y cumplir gestos apro- Seis días el Señor ha trabajado creado en cielo y la tierra y
piadamente, como lo exige su naturaleza; pide, sobre todo, cuanto hay en ellos y el séptimo día descansó. Por eso está es-
estar bajo la mirada de Dios. crito: “seis días trabajarás y harás cada trabajo; mas el séptimo
día es Sábado en honor del Señor tu Dios: no harás ningún
16. Ministerio trabajo...” (Ex 20,8-10) El precepto está muy claro; pero el
Naturalmente la parte mayor del día de un sacerdote está ocu- domingo es para cada sacerdote de trabajo a tiempo completo.
pada por el servicio ministerial (sacramentos, catequesis, con- Precisamente para permitir a los cristianos vivir el domingo
fesiones, visita a los enfermos, administración...). Cada una como reposo “por Dios”. Se hace, entonces, necesario encon-
de estas actividades posee una lógica propia interna y presenta trar y defender otro día de reposo: el lunes o el jueves u otro.
al sacerdote exigencias especiales de atención, amor, empeño. Este día no hay que considerarlo una pérdida de tiempo o una
Es importante ver como cumplir cada uno de los servicios disminución de celo en el servicio. Al contrario: cuando el

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descanso es tonificante, también el trabajo se ejecutará mejor 18. La confesión
y viceversa. No se trata, en efecto, de pasar un día ‘vacío’; se La celebración de este sacramento es parte de los ritmos nor-
trata más bien de vivir un día sin la presión de los deberes males de nuestra vida. Todos los día, cuando celebramos la
inmediatos, tomando la ocasión para recoger e interiorizar el eucaristía iniciamos confesando nuestros pecados delante de
sentido del servicio mismo. El día de descanso permite algunas Dios; y cada día pedimos el perdón de Dios para poder estar
dimensiones importantes de nuestra vida. Ante todo permite delante de él con corazón restaurado. De este hecho alguien
“tomar distancia” del trabajo recordando que trabajamos para podría deducir que no necesitamos un sacramento específi-
vivir (y hacer vivir), no vivimos para trabajar. En segundo lu- co como la confesión auricular; la tradición de la Iglesia, en
gar, es un día en el que la oración se hace más calmada y puede cambio, nos indica lo contrario; precisamente porque cada día
asumir un color personal y más fuerte. En tercer lugar en el confesamos nuestros pecados es cosa buena que esta confesión
día libre se pueden recuperar algunas actividades preciosas que periódica se transforme en una celebración sacramental espe-
entran en nuestra existencia de sacerdotes y que no es fácil in- cífica. ¿Por qué? Los motivos puedes ser muchos. El primero
cluir en el ritmo normal de los días de trabajo. Por ejemplo, se es la economía sacramental en cuanto tal. Toda la existencia
necesita un poco más de tiempo para preparar bien la homilía cristiana es sacramental, es vivida en relación vital con el cuer-
del domingo: es necesario leer con calma los textos bíblicos y po de Cristo. Cristo resucitado está presente a la historia a
buscar comprenderlos con la ayuda de algún comentario; y través de la Iglesia y de sus gestos sacramentales; son la con-
después reflexionar personalmente (que me dicen a mí estas tinuación de su ‘carne’, esa carne en la cual Jesús ha tocado y
lecturas); pensar en la asamblea a la que nos dirigimos (que les sanado al leproso, ha resucitado la hija de Jairo, ha parado el
dicen a ellos); fijar los puntos fundamentales de la homilía; es- flujo de sangre de la hemorroisa. La carne de Jesús es el instru-
coger los textos opcionales para iluminar mejor el mensaje de mento mediante el cual la gracia de Dios entra en la historia
las lecturas. Poca cosa es una homilía de diez, doce minutos, y la sana. También nosotros somos fragmentos de humani-
pero preciosa, porque nos involucra personalmente y directa- dad que necesitan sanación. Nuestra vida es un fragmento de
mente. Por eso es justo prepararla con cuidado, evitando caer historia que necesita ser purificada y renovada. Por esto nos
en banalidades o repeticiones que cansan. arrodillamos delante de Dios, en el sacramento de la peni-

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tencia y le decimos: “Señor, si quieres puedes purificarme.” y no en los ajenos; a programar nuestra conversión y no solo a
esperamos escuchar una vez más sus palabras “Lo quiero, que reclamar la conversión ajena.
seas purificado” (Mc 1,40.41). El hecho de presentarnos ante
un hermano y tener que confesar delante de él nuestro pecado 19. La computadora
nos hace solo bien. Nos recuerda que cada acción nuestra, lo La computadora con sus innumerables aplicaciones, la na-
reconozcamos o no, pesa en la vida de los demás, los ayuda vegación por internet con infinitos sitios para visitar ya son
a vivir mejor o les impone el peso de nuestro egoísmo. No instrumentos irrenunciables si queremos conocer, comuni-
es difícil proclamar genéricamente de que somos pecadores; car, escribir. Se hace, entonces, necesario preguntarnos como
es difícil reconocer nuestros pecados específicos y más difícil hacer buen uso de internet, cuáles problemas se ponen en la
es reconocerlos delante de un hombre como nosotros. Pero utilización de estos instrumentos en la organización de la vida
es precisamente este proceder que nos sana porque nos hace de un sacerdote. Benedicto XVI ha afirmado recientemente
avergonzar de nuestra mezquindad, nos hace bajar la mira- que “a través de los medios modernos de comunicación, el
da, nos hace pedir perdón con humildad no fingida, como sacerdote podrá hacer conocer la vida de la Iglesia y ayudar
el publicano de la parábola (cf. Lc 18,9-14). Estamos todos a los hombres de hoy a descubrir en rostro de Cristo, conju-
convencidos que hay muchas cosas que no funcionan bien en gando oportunidad y competencia en la utilización de estos
la sociedad; que hay muchas cosas que cambiar. El problema instrumentos, adquirido en el período de formación, con una
nace cuando estamos convencidos que los que no funcionan preparación teológica sólida y una fuerte espiritualidad sacer-
bien no somos nosotros sino los demás. De hecho, nosotros dotal, alimentada por el continuo diálogo con el Señor... El
tenemos poco poder sobre el comportamiento de los demás presbítero - ha subrayado el Papa - en el impacto con el mun-
que pensamos haya que cambiar; tenemos, en cambio, cierto do digital debe trasparentar su corazón de consagrado, para
poder sobre nosotros mismos, pero estamos convencidos que dar un alma no solo a su propio compromiso pastoral, sino
no debemos cambiar. El resultado es la inmovilidad que se también al flujo siempre continuo de la red”. (BENEDICTO
hacen poco a poco, degrado. La confesión periódica es una XVI, Mensaje de la 44ª jornada mundial de las comunicacio-
alarma saludable; nos obliga a pensar en nuestros pecados y nes sociales 2010)

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Por lo tanto el uso del internet como instrumento no es un más presbíteros de la zona para un momento de oración y
problema en sí mismo (lo es solo por el tiempo que se le dedi- reflexión sobre los problemas pastorales de la diócesis. A la
ca: cuando uno queda demasiadas horas, ante la pantalla, has- raíz de este compromiso están unas convicciones. La primera
ta muy tarde..). Lo que, en cambio, hace problema, y mucho, es que el presbiterio en su conjunto es responsable del servicio
es el uso de la computadora que crea dependencia. Una forma pastoral que la diócesis ofrece a los cristianos: no son respon-
evidente de esclavitud por la que no puede uno prescindir de sables solo del servicio que les es confiado; son responsables
navegar en internet y se vuelve siempre allí como mágicamen- también, con todos los demás, de todo en conjunto de servi-
te, aún sin necesidad, aún después de haberse quemado. Una cios que el presbiterio ofrece a la Iglesia local. La segunda es
dependencia manifiesta siempre una carencia de otro tipo; que somos responsables unos de otros como hermanos y te-
falta de felicidad, insuficiencia de relaciones humanas autén- nemos que ayudarnos, edificarnos, corregirnos, estimularnos
ticas, estrés, desilusiones, insatisfacción de sí mismo, el paso mutuamente; uno de los estímulos más fuertes al compromiso
necesario, entonces, es de buscar entender que es lo que ha personal ha sido siempre el ejemplo (San Agustín: si iste es ille,
provocado la dependencia y trabajar seriamente sobre las cau- cur non ego?). La tercera es que para crear vínculos de simpa-
sas. Por suerte, hasta que una persona no niega el problema, la tía y de solidaridad entre nosotros es necesario encontrarnos,
esperanza de curarse existe, y es alta. Puede suceder que preci- escucharnos mutuamente, comunicarnos nuestras ideas, inte-
samente la lucha en contra de alguna forma de dependencia reses, deseos.
lleve a una maduración mejor de la personalidad en muchas Por eso es necesario programar también esta mañana de ora-
otras dimensiones. Esto no solo podría sanar de la dependen- ción. Sirve a cada uno de nosotros personalmente, pero ex-
cia, sino también robustecer la vida interior. Pero es necesario presa también nuestro sentido de responsabilidad hacia los
que la dependencia sea reconocida con sinceridad; negarla ha- demás. Si lo pensamos lo entendemos rápido: cuando al en-
ría imposible cualquier sanación y posible progreso. cuentro zonal están todos los sacerdotes de la zona, este simple
hecho, antes que las cosas concretas que se hagan, es motivo
20. Las reuniones mensuales de consolación y estímulo al compromiso; y se entiende vice-
Cada mes una mañana es dedicada al encuentro con los de- versa.

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21. Los ejercicios espirituales anuales De los ejercicios espirituales se sale más serenos; hasta nues-
Me queda una última cosa a recordar y es la semana de ejerci- tros errores son más fácilmente soportables si hemos logrado
cios espirituales anuales. Una semana de silencio, de oración, enjertarlos en drama de nuestra relación con Dios; hasta nues-
de reflexión, de revisión de vida es una oportunidad extraordi- tro cansancio y nuestras omisiones son recuperadas y se hacen
naria para hacer más sólida la consciencia de sí mismo. Al ori- motivo de humildad, de gratitud, de mayor tolerancia hacia
gen de nuestra vocación está una necesaria toma de posición los demás. Pero es necesario que haya un momento en el que
frente a la pregunta: ¿qué quiero hacer de mi vida? Es la pre- la reflexión sobre nuestra existencia de haga seria, prolongada
gunta a la que hemos buscado dar una respuesta en los años y profunda. Y el silencio, el alejamiento de toda otra actividad
entusiastas de la juventud; y es la respuesta a esta pregunta que y de los problemas son el contexto necesario.
nos ha orientado a entregar nuestra vida a Cristo y a la Iglesia.
Pero sabemos bien que basta haber hecho una opción para
siempre. Todo momento de nuestra existencia es nuevo, y en
cada momento es necesario renovar la opción inicial, si no
queremos que su evidencia y su fuerza se debiliten fatalmente.
La semana de ejercicios es la ocasión para hacer esto: para re-
visar si el camino que estamos haciendo corresponda de veras
al objetivo que nos habíamos propuesto; o si haya algo que
cambiar en nuestras costumbres, en las opciones de fondo.
Es el momento oportuno, esta semana, para releer el hilo de
nuestra existencia y reconocer allí los signos de la presencia y
de la llamada de Dios. Contarle a Dios nuestra vida y contár-
nosla a nosotros mismos significa hacer un esfuerzo por re-
conducir a la unidad nuestras experiencias distintas y a veces
contradictorias de nuestros días.

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CONCLUSIÓN

Hermanos queridos, he buscado escribir estas reflexiones Me queda solo saludarles y decirles una vez más todo mi apre-
como auxilio para una reflexión sobre nuestro vivido de sa- cio y amistad. El recorrido por toda la diócesis, en todas las zo-
cerdotes y como pregón para una “regla de vida”. Ciertamen- nas, me ha beneficiado mucho; he podido conocer y apreciar
te, una auténtica “regla de vida” no puede ser que personal y mejor el compromiso de cada uno de ustedes en el ministerio,
debemos fincarla en nuestra experiencia, verificándola y pu- el amor por el Señor y la alegría del servicio pastoral. El Señor
liéndola con el director espiritual. Pero ha pensado que un nos conceda el coraje y la fuerza de la perseverancia, como
estímulo fuera útil. Para mí, tener que pensar y escribir estas promete el profeta: “Cuantos esperan en el Señor renovarán el
cosas ha sido útil; he tenido que verificar también mi “regla de vigor, pondrán alas de águilas, correrán sin fatigarse y andarán
vida” personal para ver cuanto sea coherente con lo que creo sin cansarse.” (Is 40,31)
y con la misión que me ha sido confiada. Espero que también
a ustedes pueda servir y que durante los ejercicios espirituales, Brescia, 5 de abril de 2012
puedan presentar al Señor su estilo de vida para hacerlo siem- Jueves Santo
pre más cristiano y ‘presbiteral’. + Luciano Monari
Vescovo

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Índice
Introducción 3

Capitulo primero
La vida en Cristo

1. Una vida entregada 5


2. El aprecio para el sacerdote 9
3. El ministerio e la salvación de las personas 10
4. El corazón de la existencia cristiana 13
5. La actualidad del ministerio sacerdotal 17
6. La coherencia personal del sacerdote 19
7. La vida en Cristo 24

Capitulo segundo
Sagrada Escritura y Eucaristía

8. La Sagrada Escritura 29
9. La Eucaristía 35

Capítulo tercero
Para una regla de vida

10. El despertar 39
11. El aseo de la mañana 41
12. La liturgia de las horas 42

69
13. Las comidas 48
14. Lectura 51
15. Misa 54
16. Ministerio 56
17. La semana 57
18. La confesión 59
19. La computadora 61
20. Las reuniones mensuales 62
21. Los ejercicios espirituales anuales 64

Conclusión 66

70
© Edizioni Opera Diocesana San Francesco di Sales

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