Estudiante: Jaime Magdaleno Asignatura: Filosofía de la Economía

MÉXICO: ¿ECONOMÍA MIXTA?

INTRODUCCIÓN

Este texto ofrece una serie de reflexiones sobre la economía mexicana, sus retos
y oportunidades como economía mixta. Tomo como punto de partida un artículo
de Rolando Cordera Campos y, para el desarrollo de la cuestión, me apoyo en los
tres tomos de Tragicomedia Mexicana, de José Agustín, del Nacimiento de la
biopolítica, de Michel Foucault, del Liberalismo político, de John Rawls y de Los
aparatos ideológicos del estado, de Louis Althusser. Ahora bien, he decidido darle
fluidez a mi exposición, por lo que he prescindido de citas textuales y/o notas a pie
de página de los libros antes mencionados, aunque sí realizo citas de un par de
artículos: el de Rolando Cordera y otro de Alfredo Jalife-Rahme. No obstante, la
sustancia de lo expuesto aquí está contenido en las lecturas arriba señaladas.

En “La Jornada” del 13 de mayo de 2018, Rolando Cordera Campos publicó el

artículo “La economía mixta y su refundación”, en el cual plantea: “No se trata de
resucitar formas caducas, como sería el mal llamado modelo del “desarrollo
estabilizador”, pero sí de revisar esa y otras experiencias en el gobierno de la
economía con un propósito bien definido: combinar la estabilidad financiera con un
crecimiento de por lo menos el doble del observado en lo que va del siglo,
haciéndonos cargo de que el desarrollo exige redistribuir y conformar nuevas y
diferentes capacidades”. El artículo llamó mi atención pues pues vuelve a poner en
circulación algunas categorías que se pensaban caducas en el neoliberalismo:
“economía mixta”, “desarrollo estabilizador”, “redistribución” y “nuevas y diferentes
capacidades”. Cada uno de esos aspectos fue materia de análisis y debate años
atrás, en el marco de la realidad político-económica mexicana. Así, por ejemplo,
José Agustín habla del “desarrollo estabilizador” como un momento de la historia
mexicana, que se caracterizó por la prudencia en el gasto público, salarios
controlados, la búsqueda de créditos exteriores y la apertura a las inversiones
estadounidenses, que consiguió un crecimiento sostenido, aunque a costa del

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desmantelamiento de la planta productiva local. Dicho desmantelamiento

desembocó, a la larga y en combinación con una torpeza notable en el manejo de
las finanzas y una corrupción endémica, en las crisis económicas de los años
setenta y ochenta. De dichas crisis, la economía mixta mexicana salió muy mal
parada, por lo que los presidentes tecnócratas Miguel de la Madrid Hurtado y
Carlos Salinas de Gortari, educados ambos en Harvard, emprendieron el giro
hacia el neoliberalismo económico. Hasta tiempos recientes, México ha vivido
dentro de la doctrina económica neoliberal, que se ha traducido en un
adelgazamiento del Estado y en la promoción desmedida del libre mercado, que
ha desmantelado la economía mixta que caracterizó al Estado Mexicano. De esta
manera, llama la atención que economistas como Rolando Cordera hagan un
llamado a “refundar” la economía mixta. ¿Será eso posible?

II

Con Foucault aprendimos que todo intento de implementar una política económica
debe ir acompañada de un principio de veridicción y una gobernabilidad que la
haga viable. De esta manera, la implementación del neoliberalismo europeo
requirió un giro en el discurso y en la práctica política. Al hacer el análisis del caso
alemán, Foucault cuenta las adaptaciones ideológicas del Estado pues, al concluir
la Segunda Guerra Mundial, éste se vio en la necesidad de legitimarse y
desmarcarse de la experiencia del Tercer Reich. La respuesta de los ordoliberales
alemanes fue asentar la legitimidad del Estado en el principio de “libertad”: de
entrada, libertad económica que se traducía en libertad política. De esta manera,
el principio de veridicción que fungió como base al Estado alemán y a su política
económica fue la idea de “libertad”.

Ahora bien, en México el neoliberalismo se asentó sobre el mismo principio

de “libertad económica”, pero esa libertad no tuvo su correlato en la política.
Miguel de la Madrid Hurtado y su gobierno recurrieron al fraude electoral para
imponer al candidato de la continuidad neoliberal: Carlos Salinas de Gortari, quien
a su vez, no se caracterizo por ser un presidente que promoviera la libertad
política; al contrario, se impuso y/o destrozó a todo aquél que se interpusiera en su

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“afán modernizador”. Por lo tanto, el principio de veridicción neoliberal mexicano

fue contradictorio, pues, en los hechos, se trató de un neo-liberalismo-autoritario.
Esa lección debe aprenderse al momento de intentar implementar una “nueva
economía mixta”.

III

Es probable que el pensamiento político de John Rawls sea pertinente en un

contexto democrático, digamos, probado; es decir: en naciones en donde la
democracia, con sus imperfecciones, se ha asentado y cuenta con una división de
poderes clara y órganos e instituciones capaces de dar cauce a las diferentes
voces que componen una sociedad plural. Al menos, esa es la tentativa de Rawls:
asegurar un liberalismo político por medio del cual una sociedad heterogénea de
“ciudadanos libres e iguales” pueda vivir con igual acceso a la justicia y a la
representación de sus intereses. Empero: ¿esa es la realidad de México? Basta
echar una mirada a la realidad circundante para llegar a la conclusión de que no
era así, pues nuestra realidad presenta una sociedad heterogénea, sí, pero
además con una enorme y lastimosa desigualdad en cuanto al acceso a los bienes
y derechos básicos. Luego entonces, dentro de la realidad mexicana, es poco
pertinente pensar que las instituciones podrían servir de marco para las
discusiones y la toma de decisiones político-económicas. Así las cosas, cabe
pensar que, en México, todo cambio político-económico es impuesto por la clase
hegemónica, y luego inculcado a la población por medio de los aparatos
ideológicos del Estado descritos por Louis Althusser. Así pasó con el
neoliberalismo salinista: los aparatos ideológicos del Estado se encargaron de
ventilar hasta la saciedad la enorme corrupción de la clase política mexicana
(¿recuerdan “Lo negro del negro Durazo” y “La colina del Perro”?) para mejor
justificar la adopción de un nuevo modelo de hacer política (“renovación moral” de
Miguel de la Madrid Hurtado) y una nuevo modelo económico (“neoliberalismo”
salinista traducido en privatizaciones y en emprendedurismo empresarial).

En este orden: ¿qué oportunidad tiene un regreso a la economía mixta? La

misma que tiene cualquier otra doctrina política-económica: ser considerada

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necesaria por el poder hegemónico para implantarla y después legitimarla vía los
aparatos ideológicos del Estado. Así pues: ¿es necesaria para la hegemonía la
economía mixta?

IV

En el mismo número del diario “La Jornada” en el cual Rolando Cordera publicó su
artículo, Alfredo Jalife-Rahme resalta el “Increíble regreso nacionalista de Mahathir
en Malasia: sacude a “globalistas” y al sudeste asiático”, para continuar afirmando:
“En mi opinión, en el presente, la mejor taxonomía ideológica del planeta se
epitomiza en la confrontación entre globalistas contra nacionalistas”. Es decir: la
pugna política-ideológica de la actualidad estaría ubicada entre el neoliberalismo,
o globalismo económico, y el nacionalismo político-económico. De estas fuerzas,
la que hoy está a la alza, según Jalife-Rahme, es el nacionalismo político-
económico: “Hoy, 21 años más tarde, los globalistas —encabezados por el
megaespeculador George Soros, disfrazado de “filántropo”— han empezado su
inexorable declive debido al ocaso de la globalización financerista de la dupla
anglosajona, mientras ocupan gradualmente su lugar los nacionalistas: desde
Hungría hasta Malasia”. Ahora bien: si Jalife-Rahme tiene razón, cabría esperar,
como lo sugiere Rolando Cordera Campos, una “refundación” de la economía
mixta, por medio de la cual los Estados nacionalistas tengan posibilidad de
intervenir en el terreno económico a través de un comercio regulado por el propio
Estado. De acuerdo con dicho planteamiento (deseo) la nueva economía mixta
buscaría, en palabras de Rolando Cordera, “combinar la estabilidad financiera con
un crecimiento de por lo menos el doble del observado en lo que va del siglo,
haciéndonos cargo de que el desarrollo exige redistribuir y conformar nuevas y
diferentes capacidades”. De esta manera la nueva economía mixta mexicana
favorece el mercado, el crecimiento y la estabilidad financiera, pero además pone
énfasis y cuidado en la redistribución de la riqueza y en la conformación de nuevas
estrategias productivas y económicas enraizadas en la propia dinámica socio-
cultural mexicana. Y, sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿es esto viable?

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FUENTES

Agustín, José. Tragicomedia mexicana (tres tomos). México, Editorial Planeta.

Althusser, Louis. La filosofía como arma de la revolución, incluye Los aparatos

ideológicos del Estado. México, Siglo XXI editores. 2016.

Cordera Campos, Rolando. “La economía mixta y su refundación”, en La Jornada.

Dir. Gral., Carmen Lira Saade. Ciudad de México, Año 34. Número 12137. 13 de
mayo de 2018. p.p. 15.

Foucault, Michel. Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de France

(1978-1979). Buenos Aires, F.C.E., 2007.

Jalife-Rahme, Alfredo. “Bajo la lupa. Increíble regreso nacionalista de Mahathir en

Malasia: sacude a “globalistas” y al sudeste asiático”, en La Jornada. Dir. Gral.,
Carmen Lira Saade. Ciudad de México, Año 34. Número 12137. 13 de mayo de
2018. p.p. 13.

Rawls, John. Liberalismo político. México, F.C.E., 2015.