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COLEGIO PARTICULAR JIM IRWIN

ESFORZADOS Y VALIENTES
PRIMEROS AÑOS DE BACHILLERATO
FÍSICA

Nombre del estudiante:

Fecha: Paralelo: Grupo: N° de Práctica:

Tema: Caída libre

Observar los patrones de interferencia de la propagación de la luz a través del experimento de


la doble rendija.
Evidenciar el comportamiento de dual (onda – partícula) de la luz.

EQUIPOS DE EXPERIMENTACIÓN
MATERIALES ESQUEMA

1. Computador
2. Simulador
Walter Fendt:
2.1 Fuente de
luz de
diferente
longitud
de onda.
2.2 isotrópica.
2.3 Doble
rendija.

 Patrón de interferencia de Young.


 Condiciones para franjas clarasFUNDAMENTO
y oscuras. CONCEPTUAL
 Longitud de onda y frecuencia de la luz visible.
 Interferencia de ondas, constructiva y destructiva.
 Superposición de ondas.

PROCEDIMIENTO

1. Abrir el buscador de google y digitar: Applet Walter Fendt o acceder a la dirección Web:
http://www.walter-fendt.de/html5/phes/doubleslit_es.htm.

2. Variamos las diferentes tonalidades de color de la luz haciendo variar la longitud de onda
desde 380 nm hasta 780 nm para una separación de rendijas de 500 mm y verifique los
máximos y mínimos que se producen.

3. Variamos las diferentes tonalidades de color de la luz haciendo variar la longitud de onda
desde 380 nm de longitud de onda y 500 mm de separación de rendijas, verificamos los
ángulos que se forman respecto al rayo perpendicular a la pantalla y completamos la tabla
No. 2.

4. Variamos las diferentes tonalidades de color de la luz haciendo variar la longitud de onda
desde 480 nm de longitud de onda y 1000 mm de separación de rendijas, verificamos los
ángulos que se forman respecto al rayo perpendicular a la pantalla y completamos la tabla
No. 3.

5. repetimos el mismo proceso anterior para 580 nm, 680 nm, 780 nm y los comparamos para
una separación entre rejillas de 1500 mm, 2000 mmm y 2500 mm respectivamente y
completamos las tablas 4,5 y 6.

6. Finalmente con una longitud de onda de 780 nm de longitud de onda y una distancia entre
rejillas de 4000 mm verificamos los máximos y mínimos y sus respectivos valores de k.

REGISTRO DE DATOS
TABLA 1
COLOR LONGITUD DE FRECUENCIA MÁXIMO MÍNIMO
ONDA
Rojo 683 480-405 THz 0 43,1
Naranja 608 510-480 THz 0 37,4
Amarillo 578 530-510 THz 0 35,3
Verde 510 530-510 THz 0 30,7
Azul 440 670-600 THz 0 26,1
Añil 475 700-670 THz 0 28,4
Violeta 405 790-700 THz 0 23,9
TABLA 2
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o)
450 900 30 60 90 30 60 90
K K K K K K
0 0 0 14,5 14,5 14,5

TABLA 3
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o)
480 1000
k K k k k k

TABLA 4
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o)
580 1500
k K k k k k

TABLA 5
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o)
680 2000
k K k k k k

TABLA 6
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o) (o)
780 2500
k K k k k k k
TABLA 7
Longitud Separación máximos mínimos
de onda de rendijas
(nm) (mm)
(o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o) (o)
780 5000
k k K k k k k k k k k k k k

CUESTIONARIO

1. Elabore una captura de pantalla del patrón de interferencia y de la distribución de la


intensidad en todas las tablas de datos y explique el fenómeno observado.
2. Utilizando la fórmula de condición de máximo: 𝑑 𝑠𝑒𝑛 𝜃 = 𝑘 . λ con los ángulos obtenidos,
el valor de k y la longitud de onda obtenga la distanciad d.
3. Compare los valores obtenidos del paso anterior respecto a los valores de separación
entre rendijas de las tablas.
4. Utilizando la fórmula de condición de mínimo: d sin α = (k + ½) λ con los ángulos obtenidos,
el valor de k y la longitud de onda obtenga la distanciad d.
5. Compare los valores obtenidos del paso anterior respecto a los valores de separación
entre rendijas de las tablas.
El experimento físico más hermoso de todos los tiempos: la doble
rendija
Por Mar Gulis (CSIC)

En 2003 la revista Physics World preguntó a sus lectores cuál era en su opinión el experimento más
bello de la historia de la física. Ganó el célebre experimento de la doble rendija, una prueba
diseñada en 1801 para probar la naturaleza ondulatoria de la luz que no ha dejado de repetirse, en
diversos formatos y con distintos objetivos, hasta la actualidad.

Láser difractado usando rendija doble. Foto tomada en el laboratorio de óptica de la facultad de
ciencias de la UNAM. / Lienzocian (CC-BY-SA)

La fascinación que sigue produciendo este experimento tiene que ver con que, como dijo el físico
Richard Feynmann (1918-1988), contiene en sí mismo el corazón y todo el misterio de la física
cuántica, la disciplina que estudia el comportamiento de la materia a escala microscópica.

En el mundo cuántico –el de las partículas subatómicas como los electrones– las ‘cosas’ actúan de
una forma muy distinta a como sucede en la escala macroscópica, en la que nos movemos los seres
humanos. El experimento de la doble rendija pone de manifiesto dos características
desconcertantes de ese mundo. La primera es que, a escala micro, los objetos físicos tienen una
naturaleza dual: según las circunstancias, pueden comportarse como un conjunto de partículas o
como una onda. Y la segunda consiste en que el hecho de observarlos hace que actúen de una
manera o de otra.

Para entender algo más del mundo cuántico, vamos a presentar una formulación ideal del
experimento prescindiendo de los detalles técnicos.

Situémonos primero en la escala macro, en nuestro mundo. Vamos a lanzar, una a una y en distintas
direcciones, miles de canicas contra una placa atravesada por dos finas rendijas verticales. En otra
placa más alejada vamos a recoger el impacto de las canicas. ¿Qué ‘dibujo’ habrá producido este
impacto?

La respuesta es: dos franjas verticales, correspondientes a las canicas que han logrado atravesar la
placa anterior a través de las ranuras.
Ahora, introduzcamos todos los elementos del experimento en una piscina llena de agua. Desde el
mismo punto desde el que hemos lanzado las canicas comenzaremos a generar olas. Una vez que
las olas atraviesen las dos ranuras y lleguen a la última placa, ¿dónde impactarán con más
intensidad? ¿Qué ‘dibujo’ provocará ese impacto?

La respuesta es: una serie de franjas verticales de diferente intensidad que los físicos llaman “patrón
de interferencia”. Este dibujo se produce porque el oleaje inicial, como cualquier onda, se difracta
al atravesar las ranuras, dando lugar a dos oleajes que interfieren entre sí. En algunos puntos las
olas se potencian y en otros se anulan, lo que provoca un impacto con desigual intensidad sobre la
última placa.

Pues bien, descendamos ahora al mundo cuántico y, en lugar de canicas, lancemos electrones uno
a uno a través de la doble ranura. ¿Qué se ‘dibujará’ en la segunda placa? Con la lógica que
utilizamos en el mundo macro, lo esperable es que el electrón, que es una partícula, impacte igual
que una canica y dibuje dos franjas verticales.

Sin embargo, el resultado que obtenemos es… ¡un “patrón de interferencia”!

Dualidad onda-partícula

¿Cómo se entiende todo esto? En el libro Mecánica cuántica (CSIC-Catarata), el investigador del
CSIC Salvador Miret ofrece algunas explicaciones.

La interpretación estándar nos dice que el electrón se lanza y se recoge como una partícula, pero
se propaga como una onda. Es decir, que durante su recorrido el electrón está distribuido o
superpuesto en toda el área que ocupa su onda, por lo que atraviesa las dos rendijas a la vez e
interfiere consigo mismo hasta impactar contra la segunda placa. En ese momento, como
consecuencia del impacto, el electrón vuelve adoptar la naturaleza de partícula –en términos más
precisos diríamos que colapsa su función de onda– situándose en uno de los múltiples puntos
atravesados por la onda. Al comenzar el experimento los electrones se distribuirán por la segunda
placa de una forma aparentemente aleatoria, pero al incrementar el número de impactos veremos
cómo va formándose el “patrón de interferencia”. Es decir, que la posibilidad de impactar en uno u
otro punto está determinada por la onda. En este vídeo puede verse cómo se reproduce un patrón
de interferencia en tiempo real, aunque no con electrones sino con moléculas de ftalocinanina:

Interpretaciones de la mecánica cuántica más recientes, como la propuesta por David Bohm (1917-
1992), nos dirían que el electrón sigue una trayectoria (no se superpone en varios sitios a la vez)
pero que esta está guiada por una onda. En este modelo las ondas son como corrientes de ríos que
‘transportan’ a las partículas: las primeras trazan los numerosos caminos que pueden seguir las
segundas pero cada partícula recorre solo uno de ellos. En cualquier caso, esta interpretación no
cuestiona la naturaleza dual del mundo cuántico: no podemos considerar las partículas como
independientes de su onda.

La importancia del observador

Sin embargo, esta es solo una de las aportaciones de nuestro experimento. ¿Qué pasa cuando
colocamos un detector para averiguar por qué rendija pasa nuestro electrón?

Pues que el “patrón de interferencia” desaparece y los electrones impactan en la segunda placa
como si fuesen canicas. Es decir, que al tratar de observar el sistema, hemos actuado sobre él,
obligando a nuestro electrón a comportarse como una partícula. Los fotones que hemos enviado
para detectarlo han interaccionado con él y alterado el resultado del experimento.

Evidencias como estas llevaron a Niels Bohr (1885-1962), uno de los ‘padres’ de la mecánica
cuántica, a decir, en los años 20 del siglo pasado, que ya no somos meramente observadores de lo
que medimos sino también actores. De repente, una ciencia dura como la física comenzaba a
cuestionar el paradigma de la objetividad: ¿podemos conocer la realidad sin interferir en ella y sin
que ella interfiera en nosotros?
La ortodoxia cuántica, de la que Bohr fue uno de los principales paladines, plantea que la presencia
del observador introduce una incertidumbre insoslayable. De acuerdo con Werner Heisenberg
(1901-1976) y su principio de incertidumbre, es imposible conocer al mismo tiempo todas las
propiedades de nuestra partícula porque, al observar una, estamos alterando el resto. Al querer
conocer la posición exacta de un electrón, por ejemplo, su velocidad queda muy indeterminada. Por
eso, desde este punto de vista no podemos ir más allá de calcular las potencialidades que nos ofrece
su denominada función de onda.

Sin embargo, en los últimos años, la física no ha dejado de buscar formas de medición débiles, que
no alteren el sistema observado, y de proponer modelos abiertos, que integran en su formulación
al observador. El objetivo: precisar qué hacen las partículas cuando no las observamos… Si
realmente estas propuestas llegan a buen puerto es posible que, como afirma Miret, vivamos una
auténtica revolución de la mecánica cuántica. De todas formas, parece difícil que cualquiera de los
nuevos planteamientos pueda dejar completamente de lado al observador, aunque solo sea para
tratar de neutralizar sus efectos sobre el mundo observado.

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