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Tal vez te llame la atención que en esta receta comenzamos la cocción del
garbanzo partiendo de agua fría —lo habitual y recomendado para evitar que se
'encallen' es hacerlo con agua hirviendo—, pero no solo eso, es que el garbanzo
está remojado sí, pero también está congelado cuando lo agregamos a la olla
rápida, lo cual probablemente te parezca una aberración. Pero estate tranquilo,
en este caso te aseguro que el resultado es fantástico. Si trabajamos con un
estándar mínimo de calidad, el garbanzo no tiene por qué darnos ningún disgusto.
Quedará perfecto, con una textura fantástica (no van a parecer perdigones, te lo
prometo) y sin que se desprenda el pellejo.
ELABORACIÓN
1. Pon los garbanzos remojados en la olla, sin descongelar ni nada —aquí radica la
gracia de esta elaboración tan práctica—, añade el ajo pelado y troceado o
machacado, la cebolla partida en juliana, el alga kombu cortado en tiras con la
ayuda de una tijera y la zanahoria (previamente pelada) y el puerro (bien lavado)
partidos en rodajitas.
2. Vierte el agua, el nivel debe quedar como un dedo por encima de los
garbanzos, añade la salsa de tomate, la hojita de laurel, el pimentón, la sal y el
aceite.
3. Cierra la olla, lleva a fuego fuerte y deja que suba la válvula de presión, en
ese momento baja la potencia de tu placa y cocina entre 50 y 60 minutos (o el
tiempo que tú estimes necesario).
4. Espera a que la olla pierda totalmente la presión para poder abrir de forma
segura. Añade las espinacas (lavadas y escurridas) y el bacalao (puedes agregarlo
directamente congelado, yo lo hago así y queda perfecto también), deja que se
cocine a fuego muy suave durante unos 15 minutos más para que espese un
poquito el caldo.
5. Aparta del fuego y prueba por si hiciera falta rectificar el punto de sal. Deja
reposar unos minutos. A la hora de servir puedes añadir huevo cocido, le va
genial, y así completarás el plato.