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Lecturas por la Paz y la Justicia

PRIMERA LECTURA
Pax Dei custodiet corda vestra
et intelligentias vestras

Lectura de la carta del apóstol san Pablo


a los cristianos de Filipos 4, 6-9

Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la
oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus
peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos
pensar, cuidará los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es
justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de
virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y
visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.

Palabra de Dios.

SALMO 84, 9-14

R./ El Señor promete la paz para su pueblo.

Voy a proclamar lo que dice el Señor:


el Señor promete la paz
para su pueblo y sus amigos.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

El amor y la verdad se encontrarán,


la justicia y la paz se abrazarán;
la verdad brotará de la tierra
y la justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes


y nuestra tierra producirá sus frutos.
La justicia irá delante de él,
y la paz, sobre la huella de sus pasos. R.
Lecturas por la Paz y la Justicia

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO MT 5, 9

Aleluia. «Felices los que trabajan por la paz,


porque serán llamados hijos de Dios.» Aleluia.

EVANGELIO
Beati qui esuriunt et sitiunt iustitiam
Beati pacifici

 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo:
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Bienaventurados los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece
el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados.
Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Bienaventurados los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de
Dios.
Bienaventurados los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a
ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Bienaventurados ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se
los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces,
porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»

Palabra del Señor.

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