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La obra
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deudas, Emma se refugia en el adulterio pero allí tampoco encontrará la alegría
que esperaba. Y nuestra protagonista se hundirá más y más en un pozo de
infelicidad en el que no verá más que una salida.
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académicamente Charles, carece de relevancia en la funcionalidad de la vida de
Emma (es este momento). Por tanto, empezamos con Tostes, lugar en el que
Emma iniciará su vida de casada y al mismo tiempo comenzará su frustración por
la vida. Este es el espacio en el que la pareja vivirán juntos por primera vez.
Tostes es un lugar que aburre y desespera a Emma, «todo lo que la rodeaba
inmediatamente, ambiente rural aburrido, pequeños burgueses imbéciles,
mediocridad de la existencia» (Flaubert) aumentaban la insatisfacción de Emma y
esto la llevaba a perderse en sus sueños. Yonville, se considera el segundo
espacio que marca la trayectoria de la novela. En este pueblo forma su segundo
hogar con Charles, es protagonista de dos relaciones adúlteras y ahí termina
muriendo. Ambos pueblos, Tostes y Yonville, son iguales en el sentido de que los
dos constituyen un referente rural pequeño rodeado de granjas y se sitúan en la
misma provincia, Normandía, con una calle central.
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motivo, dichas observaciones se consideran en un segundo plano, ya que no es
demostrable en su totalidad. De hecho, el mismo Flaubert afirmó «en 1857, en una
carta a la señorita Leroyer de Chantepie que "Madame Bovary no tiene nada de
verdadero"; del mismo modo que en otra carta dirigida a Monsieur Cailleteaux
precisaba que "Madame Bovary es pura invención"»). Así, Flaubert «se inspiró en
la realidad pero supo metamorfosearla» (Sales, 1982, XXII).
Consideramos a Emma una mujer nómada, en el sentido de ser una mujer que a
lo largo de su vida ha cambiado constantemente de hogar. Los lugares en los que
vive son un convento, la granja de su familia (granja de los Bertaux), la casa de
Tostes, que heredó Charles de su difunta esposa Héloïse Dubuc, y la casa de
Yonville, que había pertenecido al antiguo médico del pueblo. El primer hogar es
en el que la protagonista descubre la lectura y, por extensión, inicia su perdición.
Pasa su infancia entre la granja y el convento, aunque más tiempo en la granja.
De hecho, Berthe, la hija de Emma, es criada también en una granja, la Maison
Rolet, en sus primeros momentos de vida. Sin embargo, resulta desacertado
llamar hogares a estos espacios, puesto que para Emma es más bien una cárcel y
no termina de encajar en ellos. Del mismo modo le ocurrirá en las dos casas en
las que vivirá con su marido. En la casa de Tostes intenta adaptarse y lucha con el
vacío que le produce su insatisfacción haciendo cambios en la decoración con el
objetivo de poder rodearse del lujo y la elegancia que había leído en sus novelas:
«los primeros días se dedicó a pensar en los cambios que iba a hacer en su casa.
Retiró los globos de los candelabros, mandó empapelar de nuevo, pintar la
escalera y poner bancos en el jardín» (Flaubert). Sin embargo, todo esfuerzo será
en vano, ya que no consigue adaptarse y, lo que resulta aún más dramático, caerá
enferma como consecuencia de su inadaptación. Esta enfermedad será el
condicionante que les llevará a hacer el cambio de residencia a otro lugar y de ahí
intentará hacer su vida de nuevo en otro lugar. No obstante, de nuevo no
conseguirá adaptarse al medio y su vida será fruto de su única realidad existente:
los acontecimientos de las novelas.
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Emma está enjaulada en su casa, puesto que es lo que le corresponde por su
condición natural de mujer y de madre. Emma es prisionera del hogar, debe cuidar
a su hija y hacer las tareas, aunque esta última labor es irrealizable para ella:
«ocurrió con sus lecturas lo mismo que con sus labores, que, una vez
comenzadas todas, iban a parar al armario; las tomaba, las dejaba, pasaba a
otras» (Flaubert). El hecho de no terminar aquello que empieza es el reflejo de la
frustración de Emma, que se pierde en su desesperación. En contraposición, las
escenas ambientadas en el espacio del hogar se representan como momentos en
los que se respira tranquilidad y calidez: «se quedaba pasmada ante la calma de
las cosas, mientras dentro de ella se producían tantas conmociones» (Flaubert)
Aparecen dos castillos en la obra que tienen una fuerte carga simbólica. El primero
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es el castillo de La Vaubyessard, que tiene un importante sentido en la vida de
Emma, puesto que tras palpar la vida de la alta sociedad, a la que no pertenece,
se pierde aún más en sus fantasías. Acude a un baile que se celebra en dicho
castillo y esta será una de las consecuencias de su primera enfermedad y, por
extensión, causa de su traslado a Yonville. El contacto con ese mundo la seduce
de tal manera que enfatiza su ignorancia frente al mundo de la alta sociedad. Esto
mismo le ocurre a la protagonista de La Regentea, Ana, cuando entra en el Casino
de Vetusta. Al mismo tiempo, esto alimenta las ilusiones de la protagonista para
que crea que sus fantasías son alcanzables. El segundo es el castillo de La
Huchette, escenario de los adulterios de Emma con Rodolophe y último lugar en el
que recurre para la salvación de sus problemas económicos.
Hay una clara diferencia marcada por el prototipo de amante que permite vincular,
por tanto, unos espacios específicos con los personajes: en el caso de Rodolphe
su residencia, el castillo de la Huchette, y en el de León el Hotel de Boulogne.
Asimismo, estos espacios se asocian con la personalidad de cada uno de ellos,
puesto que el castillo es frío, elegante, con corredores desiertos y alcobas
elegantes, derrocha poder y representa la posición social y espíritu calculador del
terrateniente; y el hotel es más un refugio, un lugar de tránsito e inestable como
León .
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Estilo
Describe sus mundos con una inexorable minuciosidad, es el arte por el arte.
Busca la belleza de la imaginación y la exactitud en la expresión. Su mirada
impasible y satírica ante el ridículo de la humanidad es exaltada en su forma de
escribirla. Perfecta adecuación del dialogo y descripción, tiene en cuenta a la
acción y la dota de interés y dramatismo constante. Elección de los adjetivos y
jerarquización de las palabras, sobresale un trabajo de convicción riguroso y
perfeccionista. Prosa elevada, elegante y bien escrita. Hereda del romanticismo
especialmente de Víctor Hugo el amor por la magnificencia verbal a las imágenes,
forma y color. “Si bien en la traducción es inapreciable cuida la armonía sonora en
las oraciones” (Profesor Bindi).
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tengo mucha sed –suspiró. Se mantenía inmóvil por miedo a que la menor emoción la
hiciese vomitar. Entretanto, sentía un frío de hielo que le subía de los pies al corazón. -
¡Ah!, ¡ya comienza esto! -murmuró ella. --¿Qué dices? Movía la cabeza con un gesto suave
lleno de angustia, al tiempo que abría continuamente las mandíbulas, como si llevara
sobre su lengua algo muy pesado. A las ocho reaparecieron los vómitos. Después empezó a
quejarse, al principio débilmente. Un gran escalofrío le sacudía los hombros, y se ponía
más pálida que la sábana donde se hundían sus dedos crispados. Su pulso desigual era casi
insensible ahora. Unas gotas de sudor corrían por su cara azulada, que parecía como yerta
en la exhalación de un vapor metálico. Sus dientes castañeteaban, sus ojos dilatados
miraban vagamente a su alrededor, y a todas las preguntas respondía sólo con un
movimiento de cabeza; incluso sonrió dos o tres veces. Poco a poco sus gemidos se hicieron
más fuertes, se le escapó un alarido sordo; creyó que iba mejor y que se levantaría
enseguida. Pero presa de grandes convulsiones, exclamó: -¡Ah!, ¡esto es atroz, Dios mío!
¿Podemos inferir que la trágica muerte de Madame Bovary simboliza la muerte del
Romanticismo?
Charles Bovary: Su padre lo educa con rigor para hacer un “hombre” de él, sin
lograrlo, su hijo se transforma en su opuesto. Contrariamente su madre lo
sobreprotege aunque ambos lo someten y dominan sin permitirle libre elección de
su vida:” fue mimado como un príncipe. Su madre lo alimentaba con golosinas; su padre
le dejaba corretear descalzo, y para dárselas de filósofo, decía que incluso podía muy bien
ir completamente desnudo, como las crías de los animales. Contrariamente a las
tendencias maternas, él tenía en la cabeza un cierto ideal viril de la infancia según el cual
trataba de formar a su hijo, deseando que se educase duramente, a la espartana, para que
adquiriese una buena constitución. Le hace(a acostarse en una cama sin calentar, le daba
a beber grandes tragos de ron y le enseñaba a hacer burla de las procesiones. Pero de
naturaleza apacible, el niño responda mal a los esfuerzos paternos. Su madre le llevaba
siempre pegado a sus faldas…”.En consecuencia Charles ante cada problema de su
vida, ya en su adultez, acude al seno familiar. Esta condición de hombre dominado
la extenderá a su vida matrimonial. Como esposo es ingenuo e individualista
incapaz de ver más allá de si mismo, no registra la problemática de su mujer.
Hombre de personalidad, gustos, gestos y modales campesinos. Rutinario y
aburrido ante la muerte de Emma y al descubrir sus infidelidades muere de
tristeza: “Tenía la cabeza vuelta hacia la pared, los ojos cerrados, la boca abierta, y
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sostenía en sus manos un largo mechón de cabellos negros. -¡Papá, ven! -le dijo la niña. Y
creyendo que quería jugar, lo empujó suavemente. Cayó al suelo. Estaba muerto”.
Eloísa Dubuc: Primera mujer de Charles, viuda enfermiza y celosa, mayor que él.
Muere repentinamente cuando se descubre que no tenía dinero.
Bertha: Hija de Emma y Charles, es rechazada por su madre, quien solo cuando
se encuentra abandonada por sus amantes la busca. Víctima de toda la tragedia
luego de las muertes de sus padres es recogida por la tía quien es pobre y la
envía a trabajar en una hilandería.
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Felicité: empleada y cómplice de la Señora Bovary, la acompaña en sus
desventuras. Al morir Emma se va con Teodoro llevándose toda la ropa de Emma.
¡Silencio en la corte!
Hace 160 años, en enero de 1857, un hombre llamado Ernest Pinard se levantó de
su silla en la atiborrada sala de un tribunal y declaró:
"El arte que no observa las reglas deja de ser arte; es como una mujer que se
desnuda completamente. Imponer las reglas de decencia pública en el arte no es
subyugarlo sino honrarlo".
Pinard era el fiscal del Imperio de Francia y al frente suyo se encontraba el escritor
Gustave Flaubert.
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"Madame Bovary" había sido serializada en la revista La Revue de Paris desde
principios de octubre hasta mediados de diciembre de 1856, y muchos la habían
calificado de obscena.
Por eso que ese día, además de Flaubert, "el autor, el ofensor principal", había
dos acusados más.
"¡Denle la pena más liviana a Pillet, sean tan indulgentes como quieran con el
director de La Revue, pero para Flaubert reserven toda su severidad!", urgió el
funcionario.
Decía Pinard:
"¿Trató de mostrarla por el lado de la inteligencia? Nunca. ¿Del lado del corazón?
De ninguna manera. ¿Del lado de la mente? No. ¿Del lado de la belleza física? Ni
siquiera eso. (...) El retrato es por encima de todo lascivo, la imagen es
voluptuosa, la belleza es una belleza de provocación".
El fiscal justificaba sus afirmaciones con muchas citas de la novela, pero resalta
cuatro para señalar lo que -en su opinión- son los más graves pecados:
Y finalmente, su muerte.
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Inclinó hacia atrás su blanco cuello que se hinchaba con un suspiro y, desfallecida,
deshecha en lágrimas, con una largo estremecimiento y tapándose la cara, se
entregó.
"Tras esta caída, este primer adulterio, este primer error, ¿siente remordimiento
en presencia de su esposo engañado que la adora? ¡No! Con una actitud
atrevida, entra, glorificando el adulterio", condena Pinard.
En la iglesia
Él acepta el plan y se fuga... solo, dejándole apenas una carta y provocando que
ella se enferme.
Pero más allá de lo que Emma hace y cómo lo hace, el gran problema con la
novela parecía ser que no emitía un juicio claro.
Si bien es cierto que la protagonista -en su eterna búsqueda por el amor soñado-
sufre, se enferma, se desilusiona y no llega a alcanzar la felicidad que tanto
anhela, no es juzgada.
Hasta el hecho de que sea ella quien, ahogada en deudas y en penas de amor,
decide terminar con su vida, no satisface como el castigo que merecía.
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Es ella quien toma arsénico y, por horrible que sea su muerte -que Flaubert
describe con lujo de detalles-, "ella murió cuando quiso y de la manera que
quiso, no porque cometió adulterio sino porque así lo deseó", declara Pinard.
Su marido la sigue llorando, a pesar de que por culpa de ella le embargan sus
bienes. Y cuando encuentra las cartas de sus amantes, su amor crece.
Todos de acuerdo
La defensa, que fue liderada por Antoine Marie Jules Sénard, se apoyó en la
distinción de la familia Flaubert y su buena posición en la sociedad, así como en la
opinión de respetables figuras de la época que defendían la obra.
Respecto a las citas usadas como pruebas de delito, alegó que fueron sacadas de
contexto y las desmenuza mientras asegura que lo que el escritor hizo fue ofrecer
el espectáculo del vicio para exponer su horror.
Pero la sentencia incluía una cláusula en la que todas las partes estaban de
acuerdo: "los peligros que resultan de una educación inapropiada para el
medio en el que se debe vivir".
Emma es, dice el veredicto, "una mujer que aspira a un mundo y sociedad que no
le corresponden que, descontenta con la condición que el destino le asignó, olvida
sus deberes de madre, falta a los de esposa, introduciendo adulterio y ruina en su
hogar...".
Absolución
"Madame Bovary" fue publicada en un sólo tomo en abril de 1857, y fue todo un
éxito de ventas.
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La novela se convirtió en un hito de la literatura realista. Ha sido traducida varias
veces en diferentes lenguajes e interpretada desde distintos puntos de vista una y
otra vez.
Gustave Flaubert escribió más novelas, entre ellas "La educación sentimental",
así como cuentos y obras de teatro. Sigue siendo conocido principalmente por
"Madame Bovary", y por su incansable búsqueda de le mot juste ('la palabra
exacta').
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Gustave Flaubert
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Excepto durante sus viajes, Gustave Flaubert pasó toda su vida en su propiedad
de Croisset, entregado a su labor de escritor. Entre 1847 y 1856 mantuvo una
relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet, aunque su gran
amor fue sin duda Elisa Schlésinger, quien le inspiró el personaje de Marie Arnoux
de La educación sentimental y que nunca llegó a ser su amante.
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decepciones de la generación de la revolución de 1848. Su última gran
obra, Bouvard y Pécuchet, que quedaría inconclusa a su muerte, es una sátira a la
vez terrible y tierna del ideal de conocimiento de la Ilustración.
“Al menos un hombre es libre, puede tener pasiones, correr países, salvas
obstáculos, saborear dichas más lejanas. Pero una mujer está privada
constantemente de todo.”
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7 DATOS SOBRE MADAME BOVARY
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5. Escandaloso ataque a la moral. La traslación a la ficción de un personaje así,
cuya conducta atentaba directamente contra los valores morales de la
Francia de mediados del siglo XIX, no pasó desapercibida. Madame Bovary,
publicada por entregas en 1856 en la Revue de Paris, supuso un gran éxito, pero
también un enorme escándalo. El autor y su editor fueron procesados en 1857 por
“ultraje a la moral pública y religiosa y a las buenas costumbres”.
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