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Tratamiento museológico de las


colecciones de estampa en México: el
caso del Museo Nacional de la Estampa1

Francisco Javier Quirós Vicente 2

1
Comunicación cedida por el autor al Portal Iberoamericano de Gestión Cultural para su publicación en el Boletín
GC: Gestión Cultural, noviembre del 2003.
2
Curador Jefe del Museo Nacional de la Estampa de México.
En 1986 se crea el Decreto Presidencial por el cual el
Instituto Nacional de Bella s Artes y Literatura que tiene
la finalidad de difundir las artes, crea el Museo Nacional
de la Estampa para reunir, conservar y difundir obra
gráfica de artistas mexicanos, siendo un medio para
fortalecer el espíritu y la identidad nacionales. En este
decreto se describe asimismo las obligaciones que
corresponden al museo de: exhibir y adquirir obra del
género de la estampa, organizar exposiciones, publicar,
desarrollar cursos y conferencias, ... etc.3

En esta década por otro lado se dio un impulso al


mundo de la cultura y del rescate del patrimonio por
parte del gobierno a través de Instituto Nacional de
Bellas Artes e Instituto de Antropología e Historia, al
Museo Nacional de la Estampa
abrir numerosos museos y espacios culturales tanto en
la capital como en el resto de la república, entre estos: El Museo Franz Mayer, El Museo de
Antropología e Historia; en el Distrito Federal, El Museo de la Revolución y el Teatro de la
Ciudad en Puebla, así como el Museo Estudio Diego Rivera.

Este museo se puede clasificar como de “Bellas Artes”y, “especializado” en obra del género
de la estampa. Sus colecciones provienen, por un lado de la donación por parte del Taller de
la Gráfica Popular y la Escuela Nacional de Artes Gráficas CETIS núm. 11., y por otro del
préstamo por parte de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, la Dirección General del
Patrimonio Universitario de la UNAM, el Archivo General de la nación de la Secretaría de
Gobernación y el Museo Nacional de Antropología. 4

México jugó un papel relevante para la introducción de la obra de estampa en América, de


hecho la Ciudad de México fue la sede de la primera imprenta en este continente, y desde
donde se divulgó y difundió por toda la Nueva España. Posteriormente a través de la
fundación de la Academia de las tres nobles Artes de San Carlos de la Nueva España (1781-
1785) el grabado adquirió significación.

El volumen de colección de este museo es de aproximadamente 30,0005 obras, de las cuales


gran parte pertenecen a estampas de autores de los siglos XIX y XX. Del siglo XIX, destacan
autores representativos de la caricatura política como son: Vicente Gahona, Manuel Manilla,
y José Guadalupe Posada; este último estuvo activo hasta la primera década del s. XX,
falleciendo en 1913. El siglo XX quizás esté mejor representado en nuestro acervo, contando
con obra de autores de las principales escuelas y movimientos que se sucedieron a partir del
1900 en la historia de nuestro país como son: Las Escuelas al Aire Libre de la década de los
20, así como el Movimiento Muralista mexicano tan representativo de la identidad nacional
de nuestro país, y de temática marcadamente revolucionaria y nacionalista como el
Estridentismo, el Treintismo, el Taller de la Gráfica Popular (TGP) ...etc. Con obra de autores
entre los que se encuentran: Jean Charlot, Fernando Díaz de Ledesma, Carlos Orozco
Romero, José Clemente Orozco, Leopoldo Méndez, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera,
Rufino Tamayo, Pablo O’Higgins, y Alfredo Zalce entre otros.

3
Museo Nacional de la Estampa. INBA, CONACULTA. 1986. pág. 7,8.
4
Op cit pág. 9
5
Op. cit. pág. 11

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La conservación de este tipo de colecciones, presenta
características especiales. Tomando en cuenta la
naturaleza de los materiales de estas obras, se puede
ver que se trata de piezas muy delicadas para las cuales
se requiere de extrema sutileza en cuanto a manejo y
cuidado de las mismas. Uno de los materiales
constitutivos de la estampa es el soporte que
generalmente esta hecho de papel o material celulósico,
sobre éste se puede decir que es susceptible de
deterioros tanto en el manejo, y almacenamiento como
en el momento de su exposición en salas. Los daños más
graves que pueden sufrir, provienen de tres factores: la
humedad relativa 6 , la iluminación incorrecta, y la acidez.
Museo Nacional de la Estampa

Con respecto al primer factor, requiere de un control a


través de aparatos como humidificadores, deshumidificadores y sustancias como gel de
sílicie o art sorb, así como mediciones periódicas de este factor ambiental con psicrómetros
y termohigrógrafos. El exceso de este factor puede causar la aparición de microorganismos7 ,
diferentes tipos de pudriciones, foxing...etc. La sequedad en el medio ambiente puede por el
contrario provocar debilidad, y abarquilleamientos en el sustrato. Siendo el rango más
adecuado de humedad relativa el 40- 55 %. La humedad relativa en el Distrito Federal está
comprendido en valores del 20% en invierno. Estos valores fluctúan entre 40 al 80% en
época de lluvias, de esto se deriva un cambio ambiental a lo largo del año brusco que puede
perjudicar a este tipo de obras.

La iluminación errónea con un exceso de radiación ultravioleta, produce en el papel


amarillamiento, lo convierte en débil y quebradizo. La mejor fuente lumínica, la conservación
de este material es la incandescente8 , que además permite una percepción visual más
cercana a la realidad en cuanto a color, ofreciendo una atmósfera más cálida con una
temperatura de color de 2,800 °k.

El tercer factor que afecta al papel es la acidez, esta es provocada o bien por la naturaleza
del papel (con un tanto por ciento alto de lignina en su composición), o por causas externas
como la contaminación ambiental, que junto con otros factores pueden provocar focos de
deterioro. El deterioro en el papel por la acidez, lo convierte en quebradizo, lo amarillea y lo
oscurece en general. No se debe pasar por alto que este museo se encuentra en el centro
Histórico del Distrito Federal, con un alto grado de tráfico vehicular que hace de esta ciudad
una de las más contaminadas del mundo, siendo este factor quizás el más peligroso para
este acervo. Para su control es necesario el uso de purificadores de aire, climatización y
mediciones de ph periódicos de las obras con phmetros.

6
La Humedad Relativa es igual a la cantidad de agua en un volumen dado de aire, dividido por la cantidad de agua
máxima que el aire puede contener a esa temperatura por 100.
7
Los principales microorganismos pueden ser: la altemaria (manchas pardas), Aspergilus (acidificación) Cándida
(color pardo oscuro), Caphalosporium (manchas de tonos pardo-olivaceo), Claldosporium (manchas azul-violeta),
Fusarium (manchas rosadas), Gliocladium (manchas pardas y rosas), Penicilium (manchas tonos verdes, degrada
proteinas), Phona (color partdo), Sporotrichum (manchas color blando)...e tc.
8
Las lámparas incandescentes más usuales son las tradicionales y las de Halógena de cuarzo.

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La naturaleza material de la obra de estampa, además de un soporte de papel, posee una
capa pictórica compuesta por tintas, bien de tipo lipófilo u hidrófilo. Las tintas son
suscept ibles principalmente a dos factores medioambientales que son: la humedad relativa y
la iluminación incorrecta. El primer factor provoca corrosiones sobre todo en las tintas de
tipo ferrogálicas, pero quizás sea la iluminación errónea y el exceso de radiaciones
ultravioletas, lo más perjudicial para las tintas que en ocasiones pueden palidecer e incluso
desaparecer si no se toman medidas preventivas. Esto se puede paliar por un lado con filtros
anti- radiaciones ultravioletas en vitrinas, ventanas, focos y vidrios protectores, así como el
uso de fuentes lumínicas incandescentes, quedando descartada la luz fluorescente y la luz de
día. Esta última se evita con el uso de persianas y protecciones en las ventanas. Por otro
lado a la hora de exponer esta obras, es conveniente calcular la cantidad de luxes máxima
que la obra puede soportar anualmente sin sufrir daños, teniendo en cuenta que nunca debe
de exceder de 50 luxes h/día, y que cualquier sobre- exposición ha de requerir un recorte en

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tiempo de la exposición de la obra. Es aconsejable que halla una rotatividad de las mismas
entre el depósito de obras y las salas de exposición.

Cuando la estampa se encuentra almacenada, también hay que extremar los cuidados, pues
a parte de los deterioros antes mencionados, le puede afectar un ambiente estancado donde
no corra el aire, el desorden y la falta de cuidado en la limpieza. El aire estanco puede
producir depósitos puntuales de polvo que junto a la contaminación y la humedad relativa
alta producen reacciones químicas que se manifiestan en manchas en la obra, así como
corrosiones de tintas. El orden y limpieza en los almacenes de obra de estampa tiene que
ser extrema, del mismo modo que la revisión periódica de las obras, sobre todo para el
control de plagas tanto de insectos como de mamíferos superiores (roedores).

Otro factor inherente a la naturaleza de estas obras y que es de máxima importancia en


cuanto al manejo y traslado de obra es su fragilidad, que hacen que pueda romperse con
facilidad si no tiene un adecuado embalaje a la hora de su transporte, quedando
terminantemente prohibido que viaje enmarcado con vidrio o cristal. Así, es preferible
sustituir éstos con polimetacrilatos, debido a que, en caso de impacto, el vidrio podría rasgar
la obra de estampa, aún dentro del embalaje.

La organización de exposiciones, quizás sea una de las


actividades más importantes en un museo. La palabra
“exposición” según la DRAE9 , es toda manifestación pública de
artículos de industria o de artes y ciencias para estimular la
producción, el comercio o la cultura. Las primeras exposiciones
de objetos artísticos parten del mundo clásico, con la muestra
de los objetos y tesoros conquistados en las contiendas, pero
quizás sea en el siglo XIX cuando estas se consolidan con los
Gabinet es de curiosidades en las que los objetos se colocaban
sin ningún orden. Las exposiciones como hoy en día se
conciben, son deudoras de estos Gabinetes de curiosidades, de
los Museos y de las primeras Exposiciones Universales (Londres,
1851, París 1925,...etc). En las décadas de 1979 y 1980, el
boom de las Súper- exposiciones de la mano de Estados Unidos,
Logotipo
generalizan a nivel mundial, el uso de exposiciones temporales
de Exposición en los museos e instituciones culturales1 0 .
Temporal

En el Museo Nacional de la Estampa en los último s tiempos se han generalizado las


exposiciones de tipo temporal, concebidas en un único espacio expositivo y para un tiempo
medio de tres a seis meses. Estas exposiciones son por su forma de tipo temático, diseñadas
al hilo de un guión, con un principio y un fin, siempre con un concepto que da forma a toda
la exposición, llevando de manera anexa referencias históricas, culturales y sociales. Por la
naturaleza delicada de la obra de estampa, que no permiten participación directa con el
público, las exposiciones nunca son de tipo interactivo, sino que son más bien pasivas y de
carácter convencional, siendo un mero espectáculo en el que el visitante mira, observa,
aprende, pero obra y espectador no son interrelacionables. Por su contenido se puede hablar
de exposiciones de tipo didáctico, estético y de arte contemporáneo, en éstas se enseña y

9
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
10
J.C. Rico “Los Conocimientos Técnicos”. Pág. 79.

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divulga pero también se presenta de una manera hermenéutica la obra del género de la
estampa para ofrecer una interpretación al público de la misma, al descifrar su signif icado.

El proceso expositivo, comienza con la


realización del guión museográfico. En este,
se define el concepto de la exposición, los
temas y los subtemas. De este guión
derivarán los núcleos temáticos de los que
se compondrá la exposición, la selección de
obra, y de textos museográficos que ayuden
a la comprensión de la exposición y su
concepto.

A partir de este momento la gestión de la


exposición, incluirá acciones como son en Salas de exposición
resumidas cuentas: la puesta en contacto
con los coleccionistas, la realización de avalúos
y peritajes de las mismas, la celebración de contratos de comodato entre el INBA y el
coleccionista, el aseguramiento de obra, la realización de reportes de estado de
conservación de las obras y su restauración (en caso de ser necesario), y la planeación
estratégica del transporte, traslado, y embalaje de las obras prestadas. Si la obra proviene
del exterior, la complicación puede ser mucho mayor, pues hay que gestionar los respectivos
permisos de importación y presentación de formularios ante las autoridades aduanales, y
gubernamentales pertinentes.

Una herramienta muy importante para la gestión de exposiciones, es la lista de obra. Por
general en los museos de estampa, ésta lleva los siguientes datos de información: el nombre
del artista, título, año, técnica, tiraje, medidas del área de impresión y del papel, y nombre
de la colección. Es importante mencionar la importancia de la técnica, el estado, el tiraje y
medidas del área del papel y de impresión para la obra de estampa; pues son los datos que
mejor ayudan a identificar y clasificar materialmente este tipo de obras. Este listado sirve de
apoyo para la gestión de la obra desde el inicio del proyecto hasta su montaje en sala, y es
imprescindible para la realización de trámites, como son: la importación / exportación,
contratos de préstamo y comodato, aseguramientos, transporte, y confección de cédulas de
obra...etc.

El montaje de obra en salas es, en definitiva, la materialización del proyecto, y es


verdaderamente cuando uno toma conciencia de que todo el trabajo hecho hasta la fecha a
nivel abstracto, se convierte en algo real. Para llevar a cabo este proceso, es necesario
tener en cuenta dos elementos que son: la iluminación y el espacio, pues de éstos depende
la percepción visual de los objetos por parte del visitante.

En cuanto a la iluminación, hay que tener en cuenta principalmente la temperatura de color


de la luz utilizada en salas, una luz fría puede distorsionar los colores. La obra de estampa
se caracteriza por estar hecha de una parte impresa, en una o varias tintas, sobre un fondo
monocromo dado por el color del papel. Su factura es muy sutil y la distorsión cromática
puede tener repercusiones en la apreciación de la forma. Por eso es muy importante que la
luz a nivel museográfico sea de una fuente incandescente con luz cálida de una temperatura
de color aproximada de 2,800 °K.

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Asimismo, la colocación de la obra en sala ha de estar en concordancia con la cualidad
bidimensional de la obra de estampa, y es necesario tener en cuenta la forma en la que se
va a incorporar la iluminación sobre ésta una vez colgada, evitando el efecto de las sombras
que en ocasiones puede provocar que el marco ensombrezca parte de la obra, impidiendo su
correcta visión. Otras veces, la incidencia de la luz en la estampa, puede ocasionar brillos
que producen ruidos a nivel visual, para esto es recomendable que el haz de luz incida sobre
la obra en ángulo de 60°.

El objetivo final de toda exposición es el público, por eso en todo montaje de exposiciones y
a la hora de manejar el factor espacio, hay que tener en cuenta la anatomía humana, y la
forma en que el ojo humano percibe las cosas, procurando una visión correcta, agradable,
estética y placentera. Una buena manera de colocar las obras en la pared, es considerar la
altura media del ser humano y situar las obras en ese rango. De igual manera también hay
que tener en cuenta los límites a partir de los cuales la apreciación de una escena no se lee
de una forma correcta, en este sentido se puede decir que, si trazamos un cono visual que
parte del espectador, a más de un ángulo de visibilidad de 60° ya existen dificultades para
apreciar la escena, a más de 30° hay dificultades de percepción cromática, y a más de 10°,
de reconocimiento de escritura y símbolos. De tal manera que dependiendo de la naturaleza
de la estampa hay que procurar un ángulo de campo visual diferente, jugando con las
distancias entre obra y espectador, y entre obra y obra, de tal manera que una ilustración
requerirá de condiciones diferentes a una obra gráfica, o a un cartel.

Cuando una obra se incluye en una exposición, pierde parte de su idiosincrasia para formar
parte del conjunto expositivo. Cuando estructuramos la exposición distribuyendo las obras
en el espacio, debemos de actuar mentalizados sobre esto. No debemos de quedarnos con
casos particulares sino que se ha de observar el efecto de conjunto, con el fin de ofrecer una
visión agradable, estética, y correcta al público. El análisis de la composición formada por el
conjunto de obras es fundamental, considerando en todo momento factores como son: la
dirección, el equilibrio, la simetría, la repetición, la progresión, y el ritmo 1 1 .

No quedaría completo este proceso sin comentar el manejo de la información dentro de la


sala, que normalmente se lleva a cabo a través de las cédulas de obra, con los datos de la
estampa; cédulas introductorias de sala, donde se sintetiza la información sobre el conjunto
de obras que se exponen en un área determinado; cartelas, que ejemplifican y ayudan a la

11
L. Alonso “Diseño de exposiciones, concepto, instalación y montaje” pág. 131.

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comprensión de la obra; y toda una serie de folletos de mano, trípticos, carteles, gacetillas
...etc, en donde el papel del diseñador y editor es fundamental.

Para concluir y a modo de reflexión, decir que los museos de estampa, están influenciados
por la naturaleza de la obra que custodian y albergan. Ésta por un lado es repetitiva, es
decir; de una matriz o placa se imprimen múltiples estados, de tal manera que un mismo
motivo se encuentra duplicado varias veces. Esto hace que este tipo de obras sean
diferentes a otros géneros, y donde la obra original es
única. La finalidad de la estampa es la de propagar ideas,
de ahí su carácter múltiple y su naturaleza viajera, que
nos hará estar atentos a su estado y tiraje.

Su elemento base es el papel, por lo cual su idiosincrasia


es liviana, ligera y frágil, y a su vez fácilmente movible.
Parte de su soporte de papel es lo que se denomina la
huella, que es el área donde se estampa el motivo,
circunstancia que le confiere una cierta dualidad, que se
tiene que considerar a la hora de su gestión, para lo cual
se tendrá siempre que tener en cuenta la medida de su
papel y la de su área de impresión.

Para su factura es necesario un proceso de estampación en


el cual una placa de metal, madera o piedra reproduce una
imagen en un papel. Simultáneamente sucede otro que
Posada, J. Guadalupe conjuga dos elementos: el espacio y el tiempo, dando la
Revolucionario muerto posibilidad de que una misma obra pueda ser estampada
Cincografía
12 ,7 x 14 cm
en diferentes papeles y en diferentes momentos, inclusive
a veces después de muerto el autor, discerniendo así la
obra de estampa que es original de época, de la que es una reimpresión.

Así, se puede observar que la gestión y manejo de obra de estampa es más complicada de
lo que su apariencia delicada nos podría hacer pensar, y que de su naturaleza frágil,
repetitiva, dual, espacio-temporal, y viajera provienen mucho de sus males, pero también
sus beneficios.

Bibliografía:

Alonso Fernández. L. “Diseño de exposiciones, concepto, instalación y montaje”.


Alianza Editorial. Madrid. 1999.

Hernández Hernández, F. “Manual de museología”. Síntesis, Madrid, 1998.

Maltese C. “Las técnicas artísticas”. Manuales Cátedra. Madrid. 1999.

Pino, P. “Los recorridos de la mirada, del estereotipo a la creatividad”. Barcelona.


2001.

Rico, J.C. “Los conocimientos técnicos”. Ed. Silex. Madrid. 1999.

VVAA. “Museo Nacional de la Estampa”. INBA/CONACULTA, México, 1986.

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