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Kenneth O.

Gangel

Edición Especial preparada por el


Departamento de Publicaciones del Seminario
Teológico Bautista “Rafael A. Ocaña” para el
II Curso de Profesores del Seminario y
Centros Teológicos
Tabla de Contenido

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................ 9
MÉTODOS DE ENSEÑANZA.................................................................................................................... 9
1. LA CONFERENCIA.............................................................................................................................. 11
2. LA NARRACIÓN ................................................................................................................................... 13
3. REPRESENTACIONES DIVERSAS ................................................................................................... 15
4. TECNICAS DE INVESTIGACIÓN BÍBLICA..................................................................................... 18
5. LA DISCUSIÓN ABIERTA. ................................................................................................................. 20
6. PREGUNTAS Y RESPUESTAS. .......................................................................................................... 23
7. GRUPOS DE DISCUSIÓN. .................................................................................................................. 25
8. PANEL DE DISCUSIÓN. ..................................................................................................................... 28
9. El DEBATE. ........................................................................................................................................... 31
10. EL FORO O SIMPOSIO. .................................................................................................................... 33
11. DESCUBRIENDO LAS VERDADES BÍBLICAS. ............................................................................ 35
12. EL USO DE PROYECTOS.................................................................................................................. 37
13. JUEGOS QUE ENSEÑAN. ................................................................................................................. 39
14. VISITAS A SITIOS DE INTERES. .................................................................................................... 41
15. MEMORIZACIÓN............................................................................................................................... 44
16. INVESTIGACIÓN E INFORMES. .................................................................................................... 46
17. ENSEÑANDO A TRAVÉS DE LA MÚSICA. .................................................................................... 48
18. LOS TRABAJOS MANUALES. .......................................................................................................... 50
19. LAS ENTREVISTAS. .......................................................................................................................... 52
20. ESTUDIO DE CASOS DE LA VIDA REAL. ..................................................................................... 55
21. DRAMATIZACIONES. ....................................................................................................................... 57
21. ESCRITURA CREATIVA ................................................................................................................... 60
23. TAREAS INSTRUCTIVAS. ................................................................................................................ 62
24. EXÁMENES......................................................................................................................................... 64

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INTRODUCCIÓN
MÉTODOS DE ENSEÑANZA
A Juan Wesley se le apodó sarcásticamente “el metodista” cuando empezó a insistir en que la
comunicación del evangelio debía organizarse. Su entrega a este esfuerzo muestra que existe una forma eficiente
de hacerlo y otra que no lo es. El éxito de Wesley, evidenciado por el lugar preponderante que ocupa en la
historia, nos proporciona una sólida base para pugnar por la organización efectiva de la enseñanza cristiana.
El significado de la palabra método es: “modo de decir o hacer con orden una cosa”. Aplicado a nuestro
tema, describe los procesos y técnicas que el maestro utiliza para comunicar cierta información a los alumnos.
Debido a que los grupos difieren en habilidad mental, intereses y capacidad de atención, el profesor debe utilizar
los que sean apropiados a su clase. Los niños tienen características de aprendizaje muy diferentes a las de los
adultos, así que las técnicas que son efectivas con estos últimos, no necesariamente lo serán con los pequeños.
Sin embargo, la edad de los alumnos es sólo uno de los aspectos que se deben considerar al elegir los
mejores métodos. Otro factor principal es el propósito de la lección ¿Qué objetivos se quieren alcanzar durante
ella? ¿Se pueden obtener a través de una mayor participación del alumno, o lo que necesitan es una conferencia
repleta de contenido? Cuando el maestro se prepara, debe tener en cuenta que la definición de objetivos es el
aspecto que sigue en importancia al estudio de la teología bíblica.
Durante los muchos años que he pasado capacitando a estudiantes universitarios y de seminario para que
sean maestros, he descubierto que en la mayoría de los casos, la falla principal se encuentra precisamente en que
descuidan definir los objetivos de su enseñanza. Findley Edge recomienda que sean lo suficientemente breves
como para poder recordarlos, tan claros como para poder escribirlos y tan específicos como para que se puedan
cumplir (Pedagogía Fructífera, El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones).
Recientemente, se ha hecho énfasis en la necesidad de formular los propósitos de acuerdo al
comportamiento del estudiante. Por ejemplo, en vez de definir el objetivo diciendo que es “ayudar a la, clase a
descubrir la importancia de la Oración”, es mejor hacerlo de la siguiente manera “Ayudar a que el alumno
entienda la importancia de la oración diaria y empiece a hacer su devocional personal todos los días”. Observe
que es claro y específico, además de que describe lo que el maestro desea que cambie en la vida de su alumno.
Cuando se plantean esta clase de objetivas, la selección de métodos se facilita grandemente.
Un tercer factor que influye en la selección de técnicas tiene que ver con el contenido de la lección. Una
lección histórica para estudiantes de bachillerato basada en el libro de los Hechos se presta muy bien para hacer
una presentación utilizando mapas de la era apostólica. Sin embargo, si el mismo grupo va a estudiar los
principios de santidad establecidos por el apóstol Pablo en 1 Corintios 6, es mejor propiciar una discusión abierta.
Muchos maestros tratan de justificar su falta de variedad en la metodología dando infinidad de excusas.
Algunos defienden el uso constante de la conferencia diciendo que la cantidad o naturaleza del contenido hacen
imperativo su uso. Pero es más probable que no se hayan tomado el tiempo de evaluar creativamente la gran
cantidad de técnicas de que disponen.
Los tres factores mencionados son quizá los que más influyen en la selección de métodos de enseñanza,
pero de ninguna manera son los únicos. Además podemos mencionar: los recursos disponibles, los antecedentes
de los estudiantes y el tiempo de que se dispone. El maestro que tiene un interés verdadero, considera todas estas
variables y las aplica adecuadamente desde que se prepara para dar su lección.
La diversidad de métodos de enseñanza es casi ilimitada, pero podemos agruparlos por categorías para
facilitar su aplicación. En la primera, el maestro es el único que interviene en el proceso educativo y se puede
definir como comunicación maestro-alumno. Abarca la conferencia, las narraciones y las demostraciones; todos
ellos métodos monologales. Son útiles cuando los grupos son grandes, cuando se debe cubrir una gran cantidad de
información, o cuando los estudiantes carecen de preparación suficiente como para intervenir. Es común que los

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maestros con mínima capacitación y experiencia se inclinen a usar estos sistemas porque son mucho más fáciles,
forjándose hábitos que persisten a través de los años, aun cuando hayan adquirido la suficiente destreza como para
aplicar otros. Se ha dicho que el peor método es el que se usa todo el tiempo.
Una segunda categoría general es la que denominamos comunicación alumno-maestro. Este es un
monólogo a la inversa. El estudiante es el que participa y el maestro escucha. En esta categoría encontramos la
recitación, los informes y los exámenes. Por supuesto que las intervenciones del alumno deben planearse y ser
motivadas por el maestro, pero sin impedir la comunicación unilateral. En esta categoría, es mayor el tiempo que
el alumno pasa preparándose, por lo que es imperativo que conozca de antemano lo que se espera de él y cómo
debe usar el tiempo de preparación.
La interacción entre maestro y alumnos es otra categoría. En opinión de muchos educadores
profesionales, es más efectiva que las dos anteriores porque propicia que tanto el maestro como el estudiante se
unan en la búsqueda de la verdad. Aquí podemos incluir dos métodos. El primero es el de preguntas y respuestas,
que se distingue de la discusión por la clase de preguntas que se hacen. Cuando se utiliza, el profesor puede
preguntar o responder dudas acerca de cuestiones objetivas, basadas en hechos concretos.
En la discusión, se hacen preguntas para reflexión, las cuales llevan a la clase a analizar el asunto con
mayor detenimiento y desde una mejor perspectiva. El mentor que utiliza este método debe dedicar un tiempo
considerable a meditar en el tipo y la secuencia de las preguntas que va a hacer. El éxito depende de qué tan
efectivamente se preparen el maestro y los alumnos.
Las actividades en grupo es otra categoría, y posee una gran cantidad de posibilidades. El énfasis es la
participación instructiva múltiple. Pueden organizarse paneles, debates, grupos pequeños de discusión y diversas
formas de dramatizaciones. La planeación, preparación y participación colectiva contribuyen grandemente al
aprendizaje del grupo.
Quienes trabajan con niños pueden incluir el juego instructivo como una categoría aparte. Sus métodos
generalmente son aplicables desde los prepárvulos hasta los que están en la pubertad. Pueden usarse juguetes,
mesas de arena, títeres, juegos de manos, acertijos, competencias y dramatizaciones sencillas. En el pasado se
creía que la diversión y la escuela eran incompatibles. Sin embargo, ahora sabemos que el interés es uno de los
factores más importantes en el aprendizaje, por lo que la enseñanza de infantes debe incorporar la mayor cantidad
de juegos instructivos como sea posible.
Por último, existe una categoría que podemos llamar de extramuros. Un maestro que toma con seriedad su
papel, se preocupa de que los educandos se preparen bien antes de venir a clase. Bien dirigido y aplicado, esto
puede contribuir grandemente al crecimiento mental y espiritual del discípulo. Esta categoría se refiere a todo lo
que se hace fuera del salón de clase, siempre y cuando sea parte integral del esfuerzo educativo. Puede realizarse
antes de algún estudio específico o como sesión de seguimiento. En esta clase se incluyen visitas a sitios de
interés, investigación de determinados asuntos y su correspondiente informe, así como diversos proyectos.
El maestro que realmente desea ser eficaz debe hacer que su instrucción se caracterice por la variedad.
Para lograr esto, debe estar familiarizado con los distintos métodos, probarlos y analizar sus resultados por
determinado tiempo, lo cual significa que debe planear sus lecciones y llevar un registro que le permita comparar
las diversas estrategias. La actitud que el profesor tenga en cuanto a su ministerio es de vital importancia. Si
reconoce que es un servicio para el cuerpo de Cristo y que por lo mismo debe ser de la más alta calidad, entenderá
que la variedad es uno de los puntos claves para alcanzar la excelencia que desea conseguir. También puede
aprender nuevos métodos por medio de la lectura de la bibliografía relativa que tenga disponible, observando a
buenos maestros o asistiendo a seminarios y conferencias. No obstante, en el análisis final, tendrá que experi-
mentar, porque el esfuerzo continuado y la experiencia son indispensables para progresar en la educación.
Los métodos descritos en este libro no son nuevos. No pretendemos ser diferentes o más creativos que
otros. Más bien, mi interés es que los mentores estudien los métodos más aceptables, sus ventajas y desventajas,
así como algunas sugerencias para usarlos más efectivamente.

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LA CONFERENCIA
Alguien la define como el proceso mediante el cual la información contenida en las notas del maestro
pasa a los apuntes del alumno sin pasar por la cabeza de ninguno de los dos. Por supuesto que lo anterior se dice
en son de broma. No obstante, en años recientes, este método ha sido atacado debido al poco aprovechamiento de
los estudiantes, pero más que nada, porque los maestros han abusado de él.
¿Existe un método de enseñanza que sea definitivamente mejor que los demás? Es probable que no. Las
variables mencionadas en la introducción (si no la leyó, por favor regrese y hágalo), hacen que todos tengan su
valor relativo.
El sistema que nos ocupa no es malo en sí pero se ha usado en forma indebida. Originalmente, consistía
en que el profesor dictaba a sus discípulos el contenido de los libros de texto mientras que ellos tomaban
abundantes notas. El término en inglés “lecture” proviene de la palabra latina legere, “leer”. Entonces, podemos
decir que es el proceso por el cual el instructor hace una presentación verbal de datos y hechos. El procedimiento
incluye la aclaración o explicación de la idea principal, la cual se plantea ya sea en forma de pregunta o de
problema.
Este método tiene tres objetivos básicos. El primero y más importante es comunicar información. Debido
a la exagerada abundancia que hay de conocimientos nuevos, en la actualidad los educandos necesitan enormes
cantidades de información. Además, existe relativamente poco tiempo para obtenerla en forma inductiva, así que
por medio de las conferencias se puede dar un vistazo general de determinado asunto.
La comprensión del alumno constituye el segundo objetivo. Un buen conferencista debe poder interpretar
y clarificar los hechos que ha presentado o que han sido aprendidos inductivamente por los estudiantes con
anterioridad.
El tercero es la organización lógica del material. Esta es indispensable. Los alumnos que no están
familiarizados con un tema, pueden descubrir que la mejor forma de conocerlo es a través de una aposición
entusiasta presentada por un maestro que lo ha dominado y que es capaz de comunicarlo en forma lúcida e
interesante.
Ventajas
Una buena conferencia puede cubrir una gran cantidad de material en el menor tiempo. Si se tiene el
equipo de sonido adecuado, se presta para usarse en grupos de cualquier tamaño y quien la imparte puede
aplicarla aun cuando tenga un mínimo de entrenamiento.
Por ejemplo, no es necesario ser un erudito en Antiguo Testamento para presentar una conferencia
aceptable acerca del Salmo 23. Puesto que el contexto de ese pasaje incluye a toda la Biblia, es obvio que se
puede mejorar y enriquecer la exposición si se tiene un amplio conocimiento de las Escrituras, pero esto no es
indispensable.
Al usar este procedimiento, la clase se enfoca en un asunto determinado. El mentor siempre tiene el
control del contenido y puede aclarar y codificar los puntos más relevantes de la lección.
Además, es un complemento ideal para la palabra impresa. Así como el profesor universitario aclara las
dudas de la materia que confunden al discípulo cuando estudia su tarea antes de venir a clase, de la misma manera
el maestro de escuela dominical explica y aplica los materiales contenidos en el manual y la Biblia.
Un buen conferencista también puede adaptar su material a las necesidades, intereses, habilidades y
conocimiento de sus estudiantes. Puede relacionarlo con asuntos contemporáneos y usar ilustraciones realistas
para hacer su exposición más agradable. Este tipo de plática tiende a canalizar el pensamiento del grupo en una
dirección prescrita. El contenido puede organizarse ya sea siguiendo un patrón lógico o usando una estrategia
sicológica que atraiga el interés de los escuchas.

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Desventajas
Es evidente que cuando se abusa de ella, la conferencia puede ser aburrida. Cualquier sistema monologal
para transmitir información tiende a llevar aun al mejor maestro a lo trillado y rutinario. Hacer un énfasis
desmedido en la comunicación unilateral viola algunos principios básicos de la enseñanza, tales como la
interacción y la motivación para que participe el grupo.
Por otro lado, algunos elementos del aprendizaje tales como los cambios de actitud y sentimientos, y la
adquisición de nuevas habilidades, no pueden aprenderse por medio de la comunicación verbal. Cuando más,
puede propiciar la retención de ciertos datos, pero lo que necesitamos en realidad es transmitir los principios
bíblicos a la vida del discípulo.
El uso continuo de este sistema produce una aceptación ciega de lo que el maestro dice, convirtiéndolo así
en la autoridad suprema en determinada área de conocimiento. Es obvio que esto tiene desventajas teológicas y
pedagógicas. Las teológicas son que resta importancia a la Biblia como única regla de fe y práctica aunque
sabemos que la autoridad final viene de ella. El mentor sólo es el agente por medio del cual se transmite.
En lo pedagógico, el método tiende a paralizar la creatividad e iniciativa del alumno. Impide que surjan
diferencias de interpretación y por lo tanto, las interrogantes de los educandos son ignoradas, ya que la
conferencia provee pocas oportunidades de resolver sus problemas, haciendo que se conviertan en oyentes
pasivos.
Los eruditos en comunicación afirman que la retroalimentación es esencial para cumplir con el ciclo de la
comunicación. A menos que el conferencista sea capaz de entender la retroalimentación no verbal expresada por
sus alumnos, o que permita cierta forma de ella como mecanismo de apoyo, se verá en grandes dificultades para
medir las reacciones del estudiantado y por ende, carecerá de elementos para programar adecuadamente su
enseñanza.
Recomendaciones para dar una disertación efectiva
A continuación propongo ocho formas en que usted puede mejorar este método, especialmente si es
maestro de -adultos. Trate de aplicar las siguientes sugerencias para enriquecer sus exposiciones, ya que éstas son
un método válido de enseñanza.
Combine su exposición con ideas que faciliten la participación de su audiencia, ya sea por medio de la
discusión, de organizar grupos reactivos o dando oportunidad para que haya un período de preguntas y respuestas.
Esto propicia le retroalimentación a la vez que proporciona al expositor la oportunidad de aclarar conceptos que
hayan quedado oscuros.
Apoye su enseñanza con ayudas audiovisuales, tales como el pizarrón, retroproyector, o gráficas de
cualquier índole. Todo esto es fácil de conseguir y puede ayudarle a aumentar considerablemente el interés de sus
escuchas.
Prepare un bosquejo sencillo y claro. Algunas de las reglas básicas que fundamentan la homilética (el
arte y ciencia de predicar), se aplican a la conferencia como método educativo. Una organización progresiva del
material, una introducción atractiva y una conclusión relacionada con los puntos del bosquejo, harán que la
conferencia sea una mejor herramienta.
Practique buenos hábitos, tales como mantener el contacto visual con sus oyentes, dar las inflexiones
correctas a la voz y siempre mantener una buena postura.
Haga énfasis en los puntos importantes de la lección bíblica. Estos pueden incluirse en el bosquejo, pero
es mejor hacer un esfuerzo adicional y asegurarse de que los estudiantes los entienden perfectamente.
Utilice ilustraciones interesantes, como historias o citas célebres que pueden arrojar luz M tema, pero no
abuse de ellas. Sin embargo, si las usa en forma equilibrada, son ingredientes necesarios que contribuyen a
presentar una buena disertación. Cuando algún punto es difícil de entender, puede ponerse un ejemplo para que
los discípulos vean la forma en que determinada idea puede aplicarse a una situación real.

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Especifique los objetivos claramente. En realidad, este es uno de los principios de la enseñanza eficaz, sin
importar qué método se utilice. Si usted entiende con claridad lo que quiere que aprendan sus alumnos como
resultado de su conferencia, podrá planear su intervención en torno a esa meta y alcanzará los objetivos del
aprendizaje. Recuerdo que fue Sócrates el que dijo: “Tenemos mejor oportunidad de dar en el blanco si lo
podemos ver con claridad”.
Proporcione a sus alumnos un bosquejo escrito para que sigan con la vista lo que usted dice. No me
refiero a que debe preparar un gran manuscrito, sino a una lista sencilla y ordenada que contenga los detalles
mínimos de su plática para que entiendan cómo está usted presentando el material. Inserte espacios para que
puedan irlos llenando a medida que avanza en la conferencia.
En una ocasión, se preguntó a varios estudiantes qué les gustaba más de un conferencista e hicieron la
siguiente lista:
 Que tenga sentido del humor.
 Que hable en tono casual.
 Que tenga interés genuino en sus escuchas.
 Que utilice terminología fácil de entender
Sin duda, estas cualidades pueden ayudamos a mejorar nuestra exposición.

2. LA NARRACIÓN
Un reconocido educador norteamericano dijo en una ocasión: “Prefiero las historias que los libros de
texto, sin importar quién los haya escrito”, para apoyar su opinión en el sentido de que la narración es una de las
formas más antiguas de transmitir conocimientos.
Debido al tremendo impacto que ha tenido en muchas sociedades a través de la historia, podemos
considerarla como el elemento que más ha influido en la formación de las distintas culturas. En su libro The
Lonely Crow, “La Muchedumbre Solitaria”, David Reisman nos recuerda que los cuentistas fueron agentes
indispensables en la sociedad, porque “al describir el mundo infantil, dieron forma y pusieron limites a la
memoria e imaginación”.
La historia revela que esta práctica decayó cuando Gutenberg inventó la imprenta. Sin embargo, resurgió
con fuerza alrededor de principios de este siglo cuando el mundo se dio cuenta de su valor y empezó a estudiarla
seriamente.
Es evidente que para los cristianos la historia de Jesucristo es el clímax de toda narrativa. El uso que
nuestro Señor mismo hizo de ella es tan prominente, que Marcos menciona en su evangelio: “Y sin parábolas no
les hablaba” (4:34) El maestro cristiano que toma al Maestro divino como modelo, no debe desestimar el valor de
esta técnica de enseñanza ni restringirla a los grupos infantiles. También los adultos disfrutan de los cuentos y
narraciones.
El valor intrínseco de las historias radica en que proporcionan placer, desarrollan un sentimiento de
afinidad y comunión y propician el acercamiento entre los miembros del grupo. Asimismo, son instrumentos que
fomentan el control social. Producen entusiasmo, hacen que la imaginación se desborde y al mismo tiempo, se
cumple el propósito de instruir.
Ventajas.
Es un método muy aceptable de enseñanza debido al interés que despierta, la atención que provoca, la
información que transmite y el entusiasmo que produce. Cuando narramos historias bíblicas, enseñamos la verdad
de tal manera, que el escucha disfruta aprendiendo. Asimismo, se pueden llenar las necesidades básicas de amor,
sentido de pertenencia y seguridad. Además, proporcionan experiencias vicarias o sustitutorias, permitiendo que
quien las oye, se ponga en la misma situación y experimente emoción, lo cual hace más fácil la aplicación.

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Cuando se consideran desde el punto de vista del alumno, las historias ofrecen la oportunidad de edificar
la personalidad y de implantar ideales, mostrando que ciertas formas de actuación producen felicidad mientras que
otras tienen resultados negativos. De paso, se estimulan las emociones. Esto es bueno, porque lo que la persona
siente es siempre la fuerza que determina su comportamiento. En lo que se refiere a la comunicación de la verdad,
pueden usarse para explicar conceptos que de otro modo quedarían poco claros al hacer una exposición
determinada.
Desventajas.
La mayoría de las desventajas radica en el mal uso que se hace de la narración, no en su utilidad. Aunque
aparentemente es fácil, este es un disfraz que puede engañar al maestro poco hábil e impreparado. Un mentor así,
puede arruinar la eficacia de esta técnica en varias formas:
1. Leer la historia en vez de relatarla.
2. Usar un lenguaje que no comunique el significado con claridad.
3. Incluir demasiados detalles que oscurecen la historia.
4. Dar un énfasis desmedido a minucias sin importancia y perdiendo de vista la enseñanza básica.
5. Aprender el relato de memoria y presentarlo en forma mecánica.
6. Machacando la enseñanza principal en vez de permitir que ésta ocupe su lugar natural dentro de
la historia.
7. Presentar la narración en un ambiente poco espontáneo en vez de hacerlo con entusiasmo y
naturalidad.
8. Usar ayudas visuales como muleta en vez de recurrir a expresiones faciales y movimientos
corporales como apoyos principales del aspecto visual.
9. Organizar la historia en forma deficiente, sin permitir que ésta progrese sistemáticamente hacia su
final lógico.
Recomendaciones para hacer un relato eficaz.
Una buena historia debe estar llena de acción y ser muy vívida. Debe atraer a los estudiantes y cautivarlos
con los recursos instructivos que contiene. Consideremos algunos principios para mejorar nuestros relatos bajo los
tres siguientes encabezados:
La preparación es el aspecto más importante del proceso.
El maestro que no se ha preparado puede anular la eficacia de cualquier método válido de enseñanza. Esta
etapa incluye la selección de una historia apropiada, la adquisición de un conocimiento elemental de la situación,
conocer a sus alumnos y por supuesto saber la historia. Asimismo, deben fijarse objetivos definidos, de manera
que se obtengan los resultados deseados después de relatarla.
Aunque ciertas hipérboles son aceptables, la historia debe ser exacta y honesta, sin agregarle adornos
excesivos que distraigan a los educandos de su mensaje central. En esta etapa también debe organizarse el
material en forma apropiada. La mayoría de los educadores concuerdan en que existen tres partes básicas en que
puede dividirse el relato, la introducción, el cuerpo y la aplicación.
También debe prepararse al grupo para esta experiencia. Hacer que se sienta a gusto, con suficiente aire
fresco y espacio para sentarse cómodamente y libre de distracciones. De ser posible, evite que el superintendente
del departamento entre en el salón a la mitad de su relato para recoger la ofrenda o el registro de asistencia.
La presentación. Esta se combina con la primera desde el inicio de la exposición. Usted debe preparar a
su audiencia para lo que sigue, capturando su atención y dándole algo en qué pensar. Debe estar consciente de
mantener el contacto, visual, mirando directamente a los ojos a todos los escuchas a medida que desarrolla su
historia. Hágales sentir que está relatando la historia a cada uno en forma individual.
Asegúrese de que escuchen todas sus palabras, pero evite hacerlo gritando. Algunas veces, conviene
intercalar un silencio deliberado para despertar el interés en alguna parte de la historia que tal vez no tenga el
mismo efecto si se hace a todo volumen. Puede hacer su presentación sentado en el suelo, en una silla o de pie. De
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cualquier manera, tenga en cuenta que no es sólo su boca la que está comunicando historia, sino que todo su
cuerpo interviene en el relato.
Haga menguar su propia personalidad para que el protagonista principal resalte. Evite distraer y perturbar
a sus alumnos con movimientos nerviosos continuos, tales como jugar con los anteojos, balancearse para adelante
y para atrás o caminar nerviosamente por los pasillos.
Asimismo, cuide que su vocabulario se adapte al nivel de comprensión de sus discípulos. Utilice palabras
que describan experiencias activas sensoriales, tales como deslumbrante, peludo, etc. Exagere su pronunciación y
hable con ánimo y entusiasmo. No tema usar el diálogo, hacer pausas planeadas cuidadosamente, o utilizar
diferentes inflexiones de la voz o sonidos onomatopéyicos.
Oración. Por supuesto que esta debe permear toda la enseñanza cristiana. Pida al Señor que le ayude a
elegir la historia adecuada, dominarla y presentarla a su clase con él poder del Espíritu Santo. Esté seguro de que
el mismo Dios que le ha encomendado la enseñanza está interesado en participar personalmente en su propia vida
y las de sus escuchas.
A nuestro Dios deben gustarle las historias, porque a menudo aparecen en la Biblia. Su aprobación de este
método se ejemplifica en el ministerio terrenal de su Hijo. Ore pidiendo que las preciosas vidas de los alumnos
que escuchen su relato vean en usted a “un maestro enviado de Dios”.
Este método aumenta la productividad educativa. Nuestra enseñanza debe dar resultados en las vidas de
los alumnos. Algunas veces éstos pueden medirse fácilmente, como cuando se hace un examen de conocimiento
bíblico o cuando se les pide que repitan la historia aprendida.
Esta evaluación es legítima. Sin embargo, existen resultados en el comportamiento que no se pueden
observar a simple vista. ¿Cómo puede usted saber si un estudiante primario aprendió a amar a sus amigos como
resultado de la perfecta exposición que hizo usted de la parábola del buen Samaritano? ¿Cuánto tiempo debe
esperar un maestro para ver si el relato acerca de Caín y Abel producen en sus alumnos adultos una comprensión
correcta de cómo adorar y presentarse delante de Dios?

3. REPRESENTACIONES DIVERSAS
Esta técnica es muy popular en la actualidad. Sus comienzos se remontan a principios de los años treinta,
cuando la psicoterapia empezó a utilizarla. Desde entonces, se ha extendido a muchas formas de educación, desde
los niveles básicos de la escuela elemental hasta los más elevados en las universidades y aun al entrenamiento que
hacen las empresas de sus ejecutivos de negocios.
Muchos maestros confunden este sistema con la dramatización, pero aunque son similares, tienen grandes
diferencias de estilo. Tal vez la más evidente es la forma en que se maneja su producción. El drama en sí requiere
de un guión, mientras que la representación contiene elementos de espontaneidad y reacciones no planeadas.
Una representación puede definirse como la forma en que una persona se comporta ante determinada
situación o problema. En la ciencia administrativa, las discrepancias que existen en la identificación de roles se
llaman “conflictos”, o sean tareas inconsistentes que son asignadas a determinada persona por otros o por ella
misma. Dentro de la metodología de la enseñanza, equivale a la actuación consciente que hace una persona de un
rol determinado y a la discusión posterior que se suscita dentro del grupo. Se lleva a cabo en el ambiente del salón
de clases, donde se simula situación o se propone un problema, procurando que el estudiante se identifique con el
personaje.
Hace algunos años, uno de mis grupos de seminario tuvo una experiencia única con este método, que nos
enseña la dinámica que puede darse con este sistema. Se pidió a pequeños grupos que demostraran los diversos
métodos de enseñanza. Al que se le asignó este sistema, preparó una situación en la cual uno de sus miembros
representaba el papel de un joven herido seriamente en un accidente automovilístico. El único otro personaje era
Dios, que trataba de explicar al ahora rebelde y maltrecho joven, que sus planes divinos incluían esta catástrofe
precisamente cuando el muchacho estaba a punto de entrar a universidad cristiana y entregar su vida al ministerio.

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Los estudiantes arreglaron las sillas en un círculo y en centro pusieron dos asientos para los personajes
que estaban uno frente a otro. Todos escuchaban mientras se desarrollaba el diálogo espontáneo. El joven reclamó
a Dios lo que había sucedido. La respuesta calmada del otro participante y el diálogo subsiguiente crearon una
dinámica de aprendizaje que los presentes no olvidarán fácilmente.
Ventajas.
Este sistema puede usarse con alumnos de cualquier edad. La situación o problema debe simplificarse al
máximo cuando los estudiantes son pequeños. Pero si no descuidamos este requisito y lo adaptamos al período de
tiempo que pueden poner atención, puede aun usarse con preescolares
Las representaciones permiten que los participantes equivoquen sin temor a ser reprendidos. Incluso,
estos pueden proponer diversas soluciones a problemas muy reales con la ventaja de que se obtiene una aplicación
instantánea. Además cumplen con los requisitos básicos del proceso de enseñanza-aprendizaje: la participación
del alumno y su motivación. Si creamos un entorno adecuado, cada persona puede verse a sí misma como la ven
los demás.
Por otro lado, la participación de los discípulos puede relacionarlos emocional e intelectualmente con el
tema o materia de que se trate. Si el maestro se prepara bien y aplica con acierto la situación o problema a las
necesidades de su grupo, puede esperar que ellos encuentren una solución práctica a los problemas de la vida.
Las representaciones también crean un sentido de comunión dentro de la clase. Aunque al principio puede
parecer un sistema amenazador, una vez que los educandos se sienten en confianza unos con otros y se entregan al
proceso de aprendizaje participando en el análisis de las situaciones dadas, surgirá una camaradería imposible de
lograr con métodos monologales como la conferencia.
Desventajas.
Tal vez la mayor de ellas es la inseguridad de los miembros de la clase. Algunos pueden presentar
oposición o negarse a participar para no ser criticados por los demás. Además, este sistema requiere de más
tiempo del que el maestro dispone. La discusión que genera una representación de cinco o diez minutos puede
extenderse mucho más allá de lo previsto. Algunas veces, los excelentes beneficios se multiplican, pero en otras,
debido a la deficiente interpretación de parte de los que intervinieron o de que el maestro no se preparó bien, el
resultado puede ser una representación superficial o de segunda categoría, arrojando conclusiones que ya todos
conocían de antemano.
Uno de los factores más importantes para que tenga éxito la representación, es que haya una buena
relación entre los componentes del grupo, aunque a veces ésta puede resultar negativa. Por ejemplo, si ha habido
dificultades interpersonales entre los miembros de la clase, pueden echar a perder una situación que podría ser
ideal para una representación. Asimismo, si los miembros son personas de muy diferentes niveles culturales o
socioeconómicos, pueden negarse a participar por miedo a verse humillados delante de personas de otra posición,
más inteligentes o más populares.
Estas dificultades son enormes, pero no insuperables. Tampoco son tan graves que nos impidan tratar de
experimentar con el método. Los beneficios potenciales superan en gran medida a los problemas que pueden
parecer insolubles en la etapa de preparación.
Recomendaciones para hacer representaciones exitosas.
Como técnica de enseñanza, se basa en la filosofía que las verdaderas intenciones se encuentran en las
personas, no en las palabras o símbolos. Si este principio es el correcto, primero debemos compartir nuestra
intención acerca algo, después aclararla y finalmente si es necesario cambiarla.
Para ponerlo en el lenguaje de la sicología fenomenológica, se refiere a cambiar el concepto personal que
se tiene de algo. Esto se logra mejor a través de la intervención directa en una situación simulada, que por medio
de escuchar lo que otros opinan al respecto.

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Desde luego que para crear una situación que lleve a cambiar el concepto que un grupo tiene acerca de
algo, necesita un patrón organizativo específico. A continuación propongo una estructura para hacer una
representación:
1. Preparación
a. Definir la situación o problema,
b. Crear una buena disposición de parte de todos,
c. Ambientar la situación,
d. Hacer el reparto de personajes,
e. Dar instrucciones e introducción, e
f. Incluir un entrenamiento.
2. Representación
g. Actuación,
h. Pausas,
i. Participación de la audiencia
j. Análisis de la discusión, y
k. Evaluación.
Aunque no tenemos espacio para tratar cada uno de los aspectos anteriores con más detalle, es importante
observar que todos los pasos mencionados se concentran en el grupo y sus experiencias, más que en la actuación
unilateral del maestro. El grupo debe intervenir en la definición del problema, en representar la situación dada, en
discutir los resultados y en evaluar la experiencia en su totalidad.
Sin embargo, es el maestro el que debe identificar la situación con toda claridad para que tanto los
personajes como la audiencia entiendan el problema que se va a tratar. Al escoger a los participantes, el mentor
sabio nombra a quienes se ofrecen como voluntarios en vez de asignar los papeles indiscriminadamente. Los
estudiantes deben entender que no va a ser juzgada su habilidad para actuar, sino sólo la representación
espontánea de cómo pensaría o actuaría cada personaje en la situación sugerida.
Los actores pueden ser instruidos frente a la clase para que todos sepan qué se debe esperar de ellos. Esto
también puede hacerse en privado para que sean los escuchas los que Interpreten el significado de su
comportamiento. Asegúrese de proveer un amplio marco de referencia para que los Participantes muestren su
creatividad dentro de los límites del rol asignado y no complique demasiado la representación.
La discusión y análisis subsecuentes dependen de lo bien que se haga participar a la audiencia. El líder
puede hacer preguntas claves o crear grupos pequeños. Pero todos los miembros, actores y observadores, deben
participar procurando que las reacciones de los actores sean compatibles o las de los oyentes.
Por lo anterior, es indispensable que todos se involucren en el aprendizaje. Durante el análisis y discusión,
los escuchas pueden proponer soluciones viables al problema real y a las situaciones que provoca.
Es muy importante evaluar la representación a la luz de metas definidas. Sin embargo, plantear
comportamientos absolutos a veces impide el aprendizaje. La evaluación debe provenir tanto del grupo como de
los individuos, haciendo preguntas que se refieran a la validez del propósito original.
A través de todo el proceso, será necesario resolver algunos problemas. Por ejemplo, es importante
animar al alumno silencioso y apático a que participe y crear una atmósfera en la cual él se sienta libre de exponer
sus ideas con la certeza de que nadie se va a reír de ellas o a criticar sus conclusiones.
El insoportable monopolizador debe ser controlado en la fase de discusión o dominará al grupo,
inutilizando la dinámica. Para resolver esto, puede tomarse a la persona y aconsejarla fuera de clase, aunque no
siempre es malo que exista alguna tensión o conflicto dentro del grupo, porque estos elementos pueden estimular
a los demás a pensar. Existe lo que llamamos “tensión creativa”, la cual se encuentra con frecuencia en una
representación donde se produce una dinámica de grupo.

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Al final de la discusión, la clase debe medir colectivamente los resultados y aplicar las soluciones bíblicas
al problema que se sugirió al principio. La técnica de hacer representaciones proporciona una alternativa viable
para lograr la participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje porque ayuda a que aclaren sus ideas
personales, evalúen su comportamiento y lo ajusten a la realidad. Por lo anterior, es evidente entonces que este
procedimiento es muy valioso en la escuela dominical. Si se usan en oración y bajo la dirección del Espíritu
Santo, las representaciones pueden ser instrumentos eficaces en la educación cristiana.

4. TECNICAS DE INVESTIGACIÓN BÍBLICA


Uno de los propósitos principales de la educación cristiana a cualquier nivel es capacitar a los alumnos
para que se conviertan en investigadores independientes de la Palabra de Dios. La mayoría del conocimiento
bíblico de las iglesias actuales proviene de terceras personas, especialmente de pastores y maestros, pero rara vez,
si es que sucede, del análisis inductivo e individual de los creyentes.
Una de las formas en que podemos lograr esto es por medio de lo que llamamos “investigación bíblica”.
Este método permite a los educandos aprender cómo estudiar sus Biblias, usándolas en clase bajo la dirección del
profesor, quien a su vez es un escudriñador independiente.
La investigación puede hacerse desde varios acercamientos, uno de los cuales es el llamado de trampolín,
que consiste en analizar un determinado tema usando como base diferentes versículos bíblicos; otro es el
deductivo, que es desarrollar una teología sistemática partiendo de varios textos o el inductivo, que analiza los
detalles de un pasaje de las Escrituras para llegar a una conclusión. La mayoría de los eruditos bíblicos acepta que
el método inductivo es el mejor para hacer que los estudiantes aprendan a usar la Biblia de forma personal.
Este último método presupone que la persona sabe leer y que es razonablemente inteligente como para
captar el contenido y significado escritural, lo cual le permite entender lo que Dios espera que piense y haga. La
misma Palabra de Dios asegura que por medio del estudio personal uno puede discernir la verdad divina. Los
cristianos de Berea ilustran este principio y fueron felicitados por el Pablo porque: “...recibieron la palabra con
toda solicitud escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11)
El estudio inductivo difiere del deductivo en que no prejuzga el significado y aplicación de un
determinado pasaje. El resultado es una teología correcta, porque su objetivo es dirigir el pensamiento hacia una
presuposición. En vez de dividir la Biblia en versículos, el estudio va de libro en libro, siguiendo el orden en que
fue escrita.
Es importante observar que al hacer la investigación, se deben tomar en cuenta tanto el medio como el
mensaje. Queremos comunicar el meollo del asunto de cada lección. Sin embargo, también debemos demostrar
cómo se puede aplicar el mismo método de estudio bíblico a otro asunto en otro tiempo y lugar. Por ejemplo, al
considerar Juan 15, e1 discípulo puede aprender no sólo la enseñanza acerca de la vid y los pámpanos, sino
también cómo aplicar el proceso que siguió para estudiar Juan 16, Hechos 21, o cualquier otro pasaje.
Ventajas.
Además de analizar el texto bíblico y escuchar su lcd los alumnos deben hacer una investigación personal
del significado de las palabras de la Biblia. Puesto que una buena exploración bíblica también contempla la
inclusión de una discusión, en ella las personas pueden compartir su estado de ánimo y aumentar su comprensión
mutua no sólo por lo que dice el maestro, sino por lo que ellos mismos encuentran en la Palabra Santa. Los
educadores generalmente están de acuerdo en que los estudiantes aprenden mejor cuando descubren la verdad por
ellos mismos que cuando alguien se las digiere previamente.
El escritor de la epístola a los Hebreos reaccionó con dureza al descubrir el bajo nivel de madurez de sus
lectores. En una época en que ya debían ser instructores de otros, todavía requerían de una explicación de las
verdades más elementales acerca del Creador. En las escuelas dominicales que se encuentran a lo largo y ancho
del mundo, seguimos perpetuando esta situación en lugar de resolverla. Los discípulos no están aprendiendo a
usar su Biblia porque a menudo, los mismos mentores desconocen cómo hacerlo.

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A través de la aplicación cuidadosa de los métodos de investigación, tanto el maestro çomo sus alumnos
aprenden juntos a llegar directamente a la fuente de la verdad divina para obtener el agua necesaria para vivir.
Esto puede lograrse no sólo dentro del salón de clase, sino individualmente también, si los estudiantes saben
aplicar el mismo patrón de estudio a su meditación personal.
Desde hace varios años, todos los jueves por la tarde mi esposa ha dirigido un grupo femenil de estudio
bíblico. Con frecuencia asisten mujeres inconversas que tienen un deseo genuino de conocer la Palabra de Dios.
En cierta ocasión mientras estudiaban el evangelio de Marcos, una de ellas interrumpió señalando cierto pasaje y
exclamó: “Si este versículo dice lo que creo que significa, entonces yo no soy Cristiana” La candente verdad de
las Escrituras había Penetrado en su corazón. Ninguna de las damas había expuesto el evangelio abiertamente,
sino que permitieron que la Palabra hablara por sí misma. Este es precisamente el enfoque que debemos tener en
mente cuando investigamos las Escrituras.
Desventajas.
Existen menos debilidades en este método que en otros que dependen más de la actividad del maestro o
del alumno porque tiende a centrarse más en la Biblia que en los hombres. Sin embargo, existen algunos peligros
que deben evitarse.
Uno de los más comunes es la estrechez de criterio. Cuando llegamos a determinado pasaje, tendemos a
pensar que ya sabemos lo que dice. Entonces, el estudio se convierte en un repaso superficial de ideas
preconcebidas. Debido a que el objetivo del estudio inductivo genuino es destruir concepciones erróneas, puede
parecer que pone en peligro la armonía del grupo. Algunas personas se sienten ofendidas cuando la mayoría de los
miembros de la clase adoptan un punto de vista bíblico diferente al de ellas, por lo cual algunas veces se alejan del
grupo y de la iglesia.
Otro problema que encontramos cuando usamos este sistema de enseñanza es la tentación a descuidar
nuestra preparación. Si las preguntas que el maestro propone no son lo suficientemente profundas, el grupo puede
perder de vista el significado espiritual y la aplicación más relevante del pasaje. De la misma manera, si las
preguntas están prejuiciadas, se impide la comprensión real de lo que dice la porción bíblica.
Todos los problemas que afectan al método de discusión se aplican a este, haciéndolos aún peores. Por
ejemplo, una persona dominante cuyo pasatiempo es la teología, puede influir en la comprensión que el grupo
tenga del punto escritural. El maestro eficiente debe impedir cualquier intento de que esto suceda. Es más, cuando
los alumnos más extrovertidos comparten sus experiencias pueden también amenazar o desanimar a los más
tímidos. Aun un estudio bien estructurado puede degenerarse, propiciando la oportunidad para que algunos
exhiban sus trofeos espirituales. Por otro lado, debemos cuidar que la libertad y espontaneidad no nos lleven a una
superficialidad extrema o a la falta de reverencia por la Palabra Santa de Dios.
Recomendaciones para dirigir efectivamente una investigación.
Existen tres preguntas cruciales que deben entenderse perfectamente bien para poder realizar un estudio
bíblico inductivo con éxito. Estas deben aplicarse a cualquier pasaje:
1. ¿Qué dice?
2. ¿Qué significa?
3. ¿Qué me dice a mí?
Responderlas acertadamente con referencia a cualquier capítulo, párrafo, versículo o palabra, puede
facilitarse si seguimos los siguientes lineamientos:
Estar familiarizado con el material. El maestro debe tener el conocimiento suficiente de su material como
para poder propiciar un intercambio de ideas. Su propia reacción al pasaje determinará la dinámica de la discusión
y puede conducir correctamente o descarriar las conclusiones del grupo.
Las respuestas deben centrarse en las Escrituras. Asegúrese de esto. Un estudio bíblico inductivo no
consiste en compartir opiniones personales. Tampoco debe ser una manifestación colectiva de ignorancia

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teológica. Cualquier sugerencia para explicar un significado debe ser considerada a la luz de la Palabra de Dios a
medida que el Santo Espíritu nos conduce a la verdad.
Los grupos deben ser pequeños. Esto es lo más deseable, ya que da oportunidad para una buena discusión
e interacción. Acomode las sillas en un círculo para que la idea de compartir se refleje aun en ese detalle.
No utilice obras que contengan referencias o notas explicativas, aun las que están al margen de la Biblia.
Las opiniones de los comentaristas vendrán después, pero por lo pronto utilice la iniciativa y conocimientos
personales bajo la dirección del Espíritu Santo. Recuerde la promesa de Cristo: “Pero cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda la verdad...” (Juan 16:13)
Prepare un orden para las preguntas. Es importante que las tres preguntas sugeridas arriba se den en el
orden correcto. Algunos estudiantes querrán llegar directamente la aplicación aun antes de haber establecido los
datos precisos acerca del pasaje. Para evitar este problema el maestro debe explicar con frecuencia (al menos
cuando comience a usar el método) el procedimiento correcto debe seguirse:
OBSERVACION - INTERPRETACION - APLICACIÓN
Evite ser demasiado estricto en cuanto a la obtención de metas. Aunque todos los métodos de enseñanza
se basan en la creación de objetivos claros y específicos, en éste debe existir suficiente flexibilidad como para que
sea el grupo el que trabaje encontrando los datos, determinando su significado y discutiendo la manera en que la
porción de la Palabra de Dios se aplica a ellos y a sus necesidades.
Por supuesto que el maestro dirige todo. En particular debe esforzarse por mantener al grupo dentro de lo
que dice el pasaje. Pero la investigación bíblica se caracteriza por una dependencia absoluta de la obra del
Espíritu Santo sobre el grupo y por la convicción de que la entrega a su dirección y a la Palabra los llevará a la
verdad.
Bosqueje el contexto cuando se analice un pasaje fuera de la secuencia de lo que se está estudiando,
manera que el grupo pueda entender la situación en la cual se pronunciaron o escribieron las palabras. Es
indispensable que su bosquejo no contenga sus opiniones interpretativas personales o se anulará el propósito de
esta técnica. Por ejemplo, piense en una lección acerca de Juan 11 en la que usted quiere usar este método. Si la
clase no ha estudiado previamente el evangelio de Juan, usted debe hacer su introducción diciendo: “En este
pasaje, Jesús se ve confrontado con la muerte de un amigo cercano. Este incidente sucedió cuando su ministerio
estaba muy avanzado y la animosidad de los judíos estaba llegando a su clímax”. No debe decir: “Este pasaje
enseña que cada cristiano experimentará la resurrección física debido al poder y promesa de Jesucristo”. Aunque
el pasaje apoye esa idea, debe permitir que el grupo tenga el privilegio de descubrirlo.
Aquellos maestros que utilicen la investigación bíblica como método de enseñanza pronto descubrirán
que surge en su clase un interés y vitalidad que no se puede lograr por ningún otro sistema educativo.

5. LA DISCUSIÓN ABIERTA.
El método de discusión difiere del sistema de preguntas y respuestas principalmente por la clase de
cuestiones que se proponen. El propósito es hacer que los estudiantes piensen en el tema en vez de hacer que
repitan datos memorizados de antemano o que den respuestas sin meditarlas previamente, aunque sean las
correctas. La mayoría de las veces, la discusión se promoverá con objeto de buscar la solución a un problema o
para entender la interpretación de algún versículo de la Biblia. También puede utilizarse para establecer una
interacción con otras personas y llegar a una solución basada en los pensamientos e ideas expresados por los
miembros del grupo.
En la clase de escuela dominical, los pensamientos e ideas no solamente son opiniones basadas en la
experiencia personal o en los prejuicios. Por el contrario, constituyen el cúmulo de conocimientos acerca del
significado de las porciones de las Escrituras que afectan al problema de que se trata. El ministerio del Espíritu
Santo contribuye a que todo ello se haga más claro a los participantes porque: “...él os guiará a toda la verdad”
(Juan 16:13).

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Lo más importante para una buena discusión es proponer un problema y definirlo con claridad. Debe ser
lo suficientemente limitado en su alcance para que sea bien comprendido por los alumnos y pueda ser manejado
satisfactoriamente durante el tiempo asignado. Cuando se utiliza como método de enseñanza, la discusión no tiene
como fin la terapia de grupo. Más bien, su intención es encontrar respuestas y soluciones correctas.
A medida que la clase entiende el problema, sus miembros tratan de analizar todos los aspectos que
involucra a la luz de la evidencia bíblica y proponen soluciones al ir sopesando y considerando distintas ideas y
puntos de vista. Durante este proceso, debe surgir una línea de razonamiento o pensamiento lógico que les permita
arribar a una o más soluciones.
Ventajas.
Este sistema se vale de la participación activa de los estudiantes, que es uno de los principios más
importantes del proceso de aprendizaje. Una buena discusión les ayuda a expresarse verbalmente, cristalizar sus
pensamientos en comunión con sus semejantes y desarrollar un espíritu de comprensión hacia aquellos que
difieren de sus puntos de vista.
Uno de los principios más elementales de la administración enseña que la gente cambia más rápida y
completamente de idea en proporción a la cantidad de interacción que tenga con otras personas. Está comprobado
que aquellos que tienden a aislarse física o mentalmente se aferran más a sus patrones de actuación y resisten el
cambio en sus vidas o ideas. Por otro lado, la gente que participa en el intercambio abierto de ideas con otros
aprende a reconocer que existen otros puntos de vista que son válidos y por lo tanto, se hacen más moderados en
su forma de pensar y tal vez cambien drásticamente sus propias concepciones.
Educar a través de la discusión de tópicos es una técnica motivacional que anima al estudiante a pensar en
conceptos que antes le parecían nebulosos. Además, las conclusiones erróneas pueden ser corregidas por medio de
la influencia del grupo más que por la acción unilateral del maestro. Asimismo, puede aprender las técnicas para
resolver problemas y aplicarlas no sólo para adquirir conocimientos, sino a todos los demás aspectos de su vida.
Más aun, se estimula el pensamiento creativo.
Un ambiente adecuado que fomenta la discusión, también provee la atmósfera para mejorar la armonía y
camaradería del grupo. La informalidad de la situación (cuando se conduce adecuadamente) permite que los
miembros del grupo sepan cómo piensan los demás. Como resultado, se produce una mejor identificación del
individuo con el grupo. En una buena sesión, el alumno pronto se da cuenta de que las cuestiones que lo han
estado preocupando no sólo son comunes a él, sino que otros participan de las mismas dudas. El interés y simpatía
del maestro hacia ellos se hace mucho más evidente en una discusión que en una conferencia.
Uno de los factores esenciales para que se dé el proceso correcto de comunicación es la retroalimentación.
Cuando el maestro diserta o narra una historia, depende únicamente de respuestas no verbales para saber cómo se
está comunicando (a menos que combine otros métodos que le permitan establecer técnicas dialogales) Sin
embargo, en la discusión abierta, si el maestro hace las preguntas correctas, después solicita que se mediten y que
cada uno exprese honestamente su parecer, muy pronto descubrirá si sus alumnos entendieron bien el asunto o si
requieren de mayor explicación. Si se hacen preguntas bien formuladas, se captura la mente que tiende a divagar
cuando se usa un sistema monologal de enseñanza.
Desventajas.
En las iglesias están de moda los grupos pequeños de discusión. Sin embargo, estos no cumplen su
propósito cuando se convierten en un sustituto en vez de un complemento de la proclamación de la palabra divina.
Algunos quieren evitar esta peligrosa tendencia impidiendo el uso de este sistema por completo. Pero esta
reacción nos lleva a un extremo del péndulo bastante desafortunado. Este método no tiene por qué degenerar en
una manifestación colectiva de ignorancia. Sólo se requieren de dos cosas para evitar esto: un maestro o guía que
sepa como usar bien su Biblia y un grupo que tenga el deseo genuino de encontrar las respuestas bíblicas a sus
problemas en vez de conformarse con escuchar las opiniones o experiencias de otras personas.

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Otra posible desventaja es la cantidad de tiempo que se necesita para cubrir cualquier cantidad de
material. Requiere más tiempo enseñar por medio de la discusión que por la conferencia. Por otro lado, los
alumnos estarán aprendiendo una técnica a la vez que un contenido, por lo que los niveles de retención y
comprensión aumentarán marcadamente debido a la participación e interacción. En definitiva, este sistema
requiere de más tiempo, y el maestro que desea terminar su lección a toda costa, no lo acepta con facilidad. Pero
el maestro que desea que se entienda la lección, tratará de ponerlo en práctica.
En ocasiones, los alumnos tímidos o cortos se sentirán avergonzados de participar; lo mismo puede
decirse de toda la clase si ésta no ha tenido experiencia previa con esta técnica. Los maestros deben evitar
humillar públicamente a un discípulo haciéndole preguntas difíciles o forzando su participación cuando es
evidente que no desea hacerlo.
Otro problema muy común es divagar o darle vueltas sin sentido a una determinada situación. En esto es
importante la dirección y liderazgo del maestro. Pero algunas veces se darán momentos que son más adecuados
para la enseñanza y el profesor debe permitir que la discusión se salga de su cauce para obtener una lección
provechosa. Sin embargo, en todas las demás ocasiones debe mantener al grupo dentro de un camino marcado.
Algunos maestros se sienten más seguros utilizando el método de conferencia, especialmente cuando sólo
tienen un conocimiento superficial del asunto o si se han preparado deficientemente. Por ello, se sienten
amenazados por la posibilidad de que sus discípulos hagan preguntas que no pueden responder. Otros profesores
se sienten inseguros en el salón de clase y encuentran que es más sencillo utilizar un sistema de enseñanza que les
permite adherirse estrictamente a sus notas, evitando así tener que pensar. Pero la mayoría de mentores que temen
la discusión es porque simplemente no saben cómo usarla.
El grupo debe ser razonablemente pequeño para que sea eficaz. Para hacer que toda la clase participe
activamente en una hora, el número de estudiantes que se pueden tener es de entre 20 y 25 como máximo. Sin
embargo, existen diversas subcategorías de discusiones que pueden aplicarse a números mayores. Estas se tratarán
como métodos distintos de enseñanza en lo que resta del libro.
Recomendaciones para dirigir eficazmente una discusión.
Probablemente uno de los factores más importantes para asegurar una buena interacción es definir el
problema o cuestión a discutir. El hacer que la gente hable no nos garantiza que está aprendiendo. Es esencial que
se encuentren aplicaciones bíblicas. El tema en sí debe exponerse en palabras claras para inducir a la meditación,
no a que se den respuestas impensadas. Las mejores preguntas para iniciar una buena discusión comienzan con
por qué y cómo.
La disposición y arreglo del salón es otro factor importante. Aunque es posible lograr una discusión
interesante con los participantes sentados en hileras o bancas de la iglesia, la dinámica del grupo se logra más
fácilmente en un círculo. El maestro debe ser parte de él y sentarse con los discípulos para enzarzarse en la
búsqueda colectiva de la verdad.
Otro factor importante son las actitudes. El mentor debe dar la impresión de que está dispuesto a ser
enseñado en lugar de constituirse en el erudito o conferencista. Asimismo, debe ser quien estimule y guíe y no un
mero transmisor o informante. La actitud de los miembros del grupo debe ser de receptividad y apertura a nuevas
ideas. No deben temer compartir las propias, sino sentirse seguros de que nadie se va a reír de sus contribuciones
o a criticarlos por sus conclusiones.
Hace aproximadamente diez años, me encontraba dirigiendo una conferencia de educación cristiana en
una iglesia del estado de Illinois. Se me encargó a último momento a un grupo de jóvenes. Decidí emplear este
sistema, sólo para ver lo que pasaba. Mi primera pregunta: “Qué han estado estudiando este trimestre?” quedó sin
respuesta de parte de los más de 20 adultos jóvenes que se encontraban presentes. Después pregunté: “Se
encuentra en el Antiguo o en el Nuevo Testamento?” Aun no recibí respuesta. Después de dos o tres preguntas
más, una damita de la última fila levantó su mano tímidamente y se aventuró a darme un primer indicio.

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Ese grupo me estaba comunicando su idea de lo que debe ser la escuela dominical. Para ellos era claro
que es un lugar donde los alumnos se sientan y escuchan mientras el maestro habla. Es evidente que la gente así
no cambia sus actitudes fácil o rápidamente.
Por supuesto que encontraremos y deberemos solucionar algunos problemas. El alumno callado debe ser
animado para que aporte sus ideas. Por otro lado, debe impedirse que el insufrible monopolizador domine al
grupo. Esto puede requerir de alguna consejería fuera de la hora de clase. No siempre es malo que haya tensiones
y conflictos entre los miembros del grupo, porque pueden estimular la meditación.
No olvide hacer una evaluación. Al finalizar el período de discusión, el grupo debe medir colectivamente
si ésta fue eficaz para alcanzar la solución bíblica a los problemas propuestos al principio. Esto debe hacerse
también para buscar la forma de mejorarla en futuras sesiones. Algunas veces ayuda que los miembros de la clase
expresen como se sintieron cuando se habló de determinadas ideas o cuando se adoptaron ciertas conclusiones.
La iglesia moderna que utiliza los pequeños grupos de discusión dentro de su organización avanzará
grandemente en el establecimiento del tipo de grupo que se centra en las personas, lo mismo que propició el
extendimiento del evangelio en los albores de la historia eclesiástica. La educación cristiana es más eficaz cuando
un grupo pequeño se ve vitalizado por una personalidad cristiana capaz de comunicar la verdad bíblica con el
calor de su espíritu y la profundidad de su conocimiento. ¿Puede usted ser un maestro así?

6. PREGUNTAS Y RESPUESTAS.
Cuando logramos que toda la clase participe en hacer preguntas y dar respuestas, estamos dando el primer
paso para alejarnos de la enseñanza monologal. Este es el reconocimiento consciente de que el aprendizaje llega a
su culminación cuando los alumnos participan tanto verbal como intelectualmente en el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Por este medio tratamos de propiciar la interacción verbal que es esencial para la educación, aunque
ésta no debe limitarse sólo a preguntas y respuestas, porque existen varias otras. La mayoría de los expertos en la
materia están de acuerdo en que la interacción mental es insuficiente y que debe ir acompañada de alguna otra
forma de expresión o reacción del alumno, quien debe primero asir la verdad con la mente y después ser capaz de
emitirla en sus propias palabras.
Este método provee al educando la oportunidad de reflejar sus inquietudes y necesidades a la vez que
obtiene mayor información de un tema determinado. Al mismo tiempo, al solicitar respuestas a cuestiones claves,
el maestro adquiere una idea del progreso de la clase.
¿En verdad existe suficiente tiempo como para que los estudiantes hagan preguntas? Después de todo, la
sesión siempre es corta y tenemos que cumplir con muchísimos objetivos. El origen de este sistema aplicado a la
educación cristiana se encuentra en el ministerio de nuestro Señor, quien usaba esta técnica frecuentemente, tanto
como una metodología en sí misma, o como complemento de otros métodos. Aunque el erudito Marshall
McLuhan argumenta que “el medio es el mensaje”, el educador cristiano puede responder diciendo que el mensaje
es el que controla el medio. En otras palabras, lo que tenemos que decir influye grandemente en la forma en que
lo decimos. El Dr. Clifford Anderson del Seminario Betel escribió: “los métodos pueden compararse con puentes
o caminos que son utilizados por personas que se preocupan por ayudar a otros a conseguir un objetivo. Son
medios hacia un fin. Nuestras experiencias en Cristo y su cuerpo, la iglesia, producen un sentido de misión que a
su vez estimula nuestro interés de encontrar los mejores métodos para compartirlas”. Por lo tanto, éstos deben ser
adecuados tanto teológica como educativamente. El sistema de preguntas y respuestas cumple con estos dos
requisitos.
Ventajas.
Por supuesto que el uso de las preguntas no produce automáticamente una enseñanza eficaz, pero si se
hace en forma adecuada, facilitará grandemente la comunicación. Además de satisfacer el requerimiento de
obtener la mayor participación de parte del alumnado, este sistema también facilita la retroalimentación. Cuando
planteamos interrogantes, podemos descubrir si la gente entiende lo que estamos impartiendo y si el mensaje de la
Escritura está siendo aplicado apropiadamente a la vida de cada cual.

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Por naturaleza, la mente tiende a explorar lo desconocido y a expresar su curiosidad acerca de las cosas
que le parecen diferentes o extrañas. Recuerde la cantidad de veces que un niño dice: “¿Por qué, mami?” También
considere la gran cantidad de preguntas, todas ellas diferentes y significativas, que hizo Jesucristo a sus
discípulos. En definitiva, éstas dirigen la atención del discípulo hacia el contenido de la lección. Cuando pedimos
una respuesta, no sólo captamos la atención del individuo, sino la de toda la clase. También pueden hacerse
cuestionamientos al grupo con el fin de repasar y practicar, porque las preguntas profundizan las impresiones
recibidas y graban los hechos en la mente y memoria del educando.
Hacer participar a los alumnos usando este método, les hace sentir que están en su clase y no en la de
usted. Esta identificación con el proceso de enseñanza-aprendizaje puede producirles una motivación adicional e
incrementar su nivel de comprensión.
Desventajas.
Ya explicamos que este método es un acercamiento perfectamente legítimo de enseñar, pero a menudo se
confunde con la discusión. Como indicamos en el capítulo precedente, tal vez la mejor forma de distinguirlos se
basa en la clase de preguntas que se hacen. La enseñanza por medio de preguntas casi siempre tiene que ver con
hechos y datos conocidos, y demanda respuestas objetivas. A menudo se basa en un repaso del material
previamente estudiado, en una conferencia o en un relato bíblico. También pueden usarse preguntas que no tengan
relación con algo ya aprendido, para hacer que el estudiante medite antes de contestar como en la discusión. Pero
debido a que por lo regular, ese tipo de preguntas llevan la intención de enfocar la atención en un problema
definido, se puede caer en el método de discusión. Estos dos sistemas son perfectamente válidos, pero el maestro
debe poder identificar cuándo está entrando en la discusión y cuándo está usando la técnica de preguntas y
respuestas.
Una debilidad muy común de este método es la de hacer preguntas superfluas o vanas, que no ofrecen
ningún reto al grupo. Las preguntas retóricas por ejemplo, son un recurso efectivo en la comunicación, pero no
son apropiadas para la enseñanza por el método que nos ocupa. Si le aplicamos suficiente “misterio” a la
interrogante, podremos esperar recibir una respuesta intelectualmente genuina por parte del estudiante.
Además, este método no debe considerarse como sustituto del conocimiento real o de la impartición del
contenido que se quiere transmitir. Las preguntas no pueden dar a conocer datos objetivos y no son efectivas si
esa es la meta.
En ocasiones, los maestros pierden mucho tiempo preguntando demasiado y escuchando muy poco las
respuestas. ¿Pero, cómo puede hacer que sus alumnos hablen? El problema del silencio generalmente radica en
una de las tres áreas siguientes:
a) Patrones educativos del pasado que han condicionado a la clase a sentarse y escuchar
pasivamente;
b) Carencia de interés en el asunto, lo cual crea una atmósfera de aceptación sin que exista el deseo
de hacer preguntas; o
c) Desconocer la respuesta a las preguntas que el maestro hace, lo cual hace que los discípulos se
parapeten detrás de un escudo de silencio para evitar que su falta de preparación o ignorancia se
pongan de manifiesto.
Recomendaciones para el buen uso de las preguntas y respuestas.
Como cualquier otro método, éste debe planearse de antemano, no es algo que surge espontáneamente. El
maestro decide qué clase de asuntos deben incluirse dentro de las preguntas y utiliza el método ya sea para
repasar, para introducir nuevo material o para evaluar si la clase entendió lo impartido.
Esté alerta para descubrir el momento más adecuado para la enseñanza. Algunas veces, las preguntas
que parecen estar más fuera del tema pueden provocar interés y motivación por parte del grupo. El maestro es
quien toma las decisiones y es quien debe elegir la situación en que la respuesta a una pregunta traerá suficiente
beneficio a la clase como para invertir tiempo en ella, a pesar de que parezca que no tiene relación con lo que se

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está tratando.
En otras ocasiones, es bueno dar las preguntas a los estudiantes por adelantado en vez de hacerlo
directamente durante la clase. Esto se hace necesario cuando queremos eliminar la costumbre de que los alumnos
se sienten y escuchen, y hacerlos que participen más activamente en el aprendizaje. Por ejemplo, el profesor de
adultos puede distribuir tarjetas donde van escritas las preguntas claves para la lección del siguiente domingo.
Además, debe dar algunas instrucciones para que sus alumnos hagan una investigación independiente y estén
listos para informar a los demás en el momento oportuno. Las variaciones como esta mejoran la técnica que nos
ocupa.
El maestro debe preparar sólo preguntas que los alumnos entiendan. El Propósito del método no es
demostrar la sabiduría del profesor ni alardear de una inteligencia superior que pone en evidencia la ignorancia de
sus discípulos. Si un estudiante no entiende una pregunta, ésta debe repetirse cambiando el orden de las palabras
hasta lograr que la comprenda.
La reacción del maestro a las interrogantes de los alumnos juega un papel importante. A menos que sea
evidente que el estudiante está tratando deliberadamente de interrumpir la clase (situación que rara vez se da), el
mentor debe considerarlas de vital importancia para la o las personas que las hicieron y tratarlas con el debido
respeto. Bajo ninguna circunstancia debe hacer sentir a su discípulo como inferior o ignorante, sólo porque se
atrevió a preguntar.
Las interrogantes pueden usarse también como una forma de aplicación. Si por ejemplo le toca dar una
clase acerca de 1Corintios 8, el maestro debe preguntar: “¿Cómo podemos comparar el comportamiento de comer
carne ofrecida a los ídolos con lo que sucede en la actualidad?” o “¿Cómo podemos aplicar las recomendaciones
de este capítulo a nuestras vidas?”
Aunque lo que sigue parezca sin importancia, el maestro debe dirigir la pregunta a todo el grupo antes de
indicar quién debe contestarla específicamente. De otra manera, el desafío para los demás se apaga, porque se dan
cuenta de que las preguntas siguen un determinado patrón o porque ya saben de antemano el nombre del que va a
responder.
Nunca sea negativo cuando un estudiante conteste. Aunque no acierte a dar la contestación correcta, el
buen maestro siempre encontrará algún elemento de verdad o estímulo para reforzar en su clase la necesidad de
recibir respuestas.
Para usar eficazmente este sistema, debe tenerse un conocimiento amplio de la materia y también se
requiere una planeación cuidadosa de la lección. El instructor que en verdad desea hacer que sus estudiantes
participen en este método debe escribir las preguntas por adelantado y medir su significación y pertinencia en
lugar de lanzarlas descuidadamente o preguntando lo primero que viene a su mente durante el período de clase.

7. GRUPOS DE DISCUSIÓN.
Probablemente este sistema tuvo su origen cuando lo empezó a usar el Dr. Donald Philips en la
Universidad de Michigan, quien acostumbraba dividir sus clases en grupos de seis personas y les pedía que
discutieran determinado problema por seis minutos. Su técnica se ha popularizado bastante y se le han añadido
otros formatos y arreglos para darle mayor flexibilidad.
Debido a esta característica de adaptabilidad, es difícil definir con exactitud cómo opera la enseñanza por
medio de grupos pequeños de discusión, pero puede decirse que es la técnica que se aplica cuando una cierta
cantidad de gente se divide en corrillos pequeños (normalmente de tres a ocho personas) que discuten diferentes
problemas o fases de determinado asunto, ya sea simultánea o separadamente, por un período determinado de
tiempo. Si es posible, debe haber un líder para cada grupo y un secretario que se encargue de informar los
resultados a la asamblea en general. Esta técnica puede usarse eficazmente desde el departamento de intermedios,
y aumenta en relevancia cuando se usa entre los jóvenes y adultos.
A menudo, sigue a una conferencia, a un panel o a cualquier otra forma de enseñanza que se haya

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utilizado para transmitir alguna información. Se pueden asignar a los grupos las preguntas sugeridas por algún
exponente o los temas que quedaron pendientes en la primera fase del período de enseñanza.
Jamás olvidaré una ocasión en que usé este sistema con un grupo de adultos jóvenes. A medida que les
explicaba lo que íbamos a hacer esa mañana, sus ojos se llenaron de terror. Este nuevo método les parecía
amenazador y hubieran preferido que yo me encargara de toda la función. Mi plan era que cada grupo estudiara
ciertos pasajes de las Escrituras por cerca de 20 minutos y después compartieran sus descubrimientos con el resto
de la clase. 5
Las cosas empezaron con mucha calma, pero cuando les avisé que el tiempo se estaba- terminando y que
debían llegar a sus conclusiones y preparar su informe, se suscitó‟ una pequeña rebelión. “¿Suspender ya?
¿Preparar el informe? Pero, ¡acabamos de empezar!” La emoción de aprender se había apoderado de ellos, estaban
encantados. A partir de entonces, algunos se incorporaron en serio a grupos de estudio bíblico por primera vez en
su vida.
En su libro Dynamics of Groups at Work, “Dinámicas para Grupos de Trabajo” (University of Chicago
Press, Chicago, fll.), Herbert A. Thelen sugiere que “los corrillos ofrecen una transición natural y muy útil entre
una situación pasiva de escuchar y la decisión individual de actuar”. Además, sugiere cuatro usos viables para
utilizar este sistema:
1. Iniciar la reunión asignando problemas importantes y dando considerable responsabilidad a cada
miembro.
2. Preparar un orden del día para que tenga significado la experiencia del aprendizaje.
3. Eliminar el sentido de impotencia o apatía y estimular al grupo a que entre en acción.
4. Evaluar un conjunto de ideas y aumentar la comunicación entre el exponente y la audiencia.
La flexibilidad y variedad son factores importantes. Consideremos el ejemplo de un maestro de escuela
dominical que toma en cuenta estas características.
Juan es maestro de adultos jóvenes. Después de regresar de una convención, decidió poner en práctica lo
que aprendió acerca de este método en un taller de escuela dominical. Sus alumnos son cerca de 30, y su clase se
reúne en un pequeño salón de oración. Su lección se basa en las técnicas personales de evangelismo usadas por
Cristo según Juan 4:1-38. Su plan es usar su hora de clase de la siguiente manera:
9:45-9:50 Bienvenida, avisos e invocación.
9:50-10:10 Explicar brevemente el contexto de Juan 4, incluyendo información acerca de la situación
geográfica de Samaria en relación con Judea y Galilea. Para hacer esto, usará un proyector de transparencias para
presentar los mapas. Asimismo, informará brevemente acerca del origen de los samaritanos: quiénes eran, de
dónde venían y lo que creían.
10:10-10:15 Breve explicación de las seis preguntas que se discutirán:
1. ¿A qué se refirió Cristo cuando habló de “agua viva”?
2. ¿Por qué trajo Jesús a colación a los maridos de la mujer?
3. ¿Qué digresión hizo la mujer en el vv.20 y cómo respondió el Señor?
4. ¿Cuál es el significado del vv. 24 y qué implicaciones tiene para nuestra adoración hoy?
5. ¿Qué quiso decir Jesús con su declaración del v. 35: “...Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega?”
6. Según el vv. 38, ¿Qué tenían que ver los discípulos con este ministerio?
10:15-10:30 Arreglo del salón para formar seis círculos de unas 5 personas cada uno. Nombramiento de
los líderes de grupo para que mantengan la discusión en su cauce y hagan participar a todos, advirtiéndoles que no
deberán tratar de enseñar a los otros ni dominar la discusión. Además, los grupos elegirán a un secretario para
anotar los resultados y presentar el informe.
10:30-10:45 Los corrillos vuelven a reunirse y cada secretario tendrá dos minutos para presentar las

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conclusiones obtenidas de la investigación que se les asignó. Juan tendrá oportunidad de hacer algunas
observaciones y terminar con una oración antes de que acabe la hora.
Juan debe tomar en cuenta algunos detalles al planear su lección. Primero, que el departamento de adultos
de la escuela dominical sabiamente ha eliminado ya los devocionales de apertura que se acostumbraban. Cada
grupo se dirige inmediatamente a su salón donde se efectúa cualquier paso preliminar. Tampoco tiene que
preocuparse de llenar la lista de asistencia, porque el secretario de la clase está sentado en la parte de atrás del
salón pasando lista.
También cuenta con la ventaja de tener un salón con cierta privacidad y sillas plegadizas que pueden
cambiarse de sitio sin dificultad. Además, su grupo es lo suficientemente pequeño como para hacer que funcione
este método.
Sin embargo, debe tomar en cuenta el aspecto de la flexibilidad y estar preparado por si aparecen 60
alumnos en lugar de los 30 que espera. Si las condiciones de salón y sillas permanecen como las mencionadas,
puede seguir adelante con su plan excepto por una cosa: dar una misma pregunta a dos grupos diferentes.
Supongamos por un momento que a Juan le toca dar su clase en el santuario, donde no hay sillas sino
bancas. ¿Podría usar este sistema?
Sí, asumiendo que previó el problema y reunió a sus alumnos en un rincón del auditorio en vez de
permitir que se acomodaran arbitrariamente por todo el local. Entonces puede proceder a usar el mismo formato
planeado para su lección con las mismas preguntas, pero tendrá que usar una variante del sistema, acomodando a
los alumnos en duetos o tríos. Esta técnica consiste en reunir a dos o tres personas que estén sentadas juntas para
que discutan el tema entre ellas. En este caso, no se nombra a un líder y el maestro puede escoger a cualquiera de
los participantes para que presente un reporte informal.
En caso de que la clase tenga 60 alumnos y Juan quiera apegarse a sus seis preguntas, puede formar 20
corrillos de tres, entre los que distribuiría las seis preguntas. La mayor inconveniencia es que no tendrá tiempo
suficiente para que todos los grupos den su reporte, así que deberá escoger al azar al que considere más
representativo. La ventaja de los corrillos pequeños es que se pueden usar en casi cualquier tipo de salón o
mobiliario y adaptarse a una clase de cualquier tamaño.
Ventajas.
Como los otros sistemas donde se aplica la discusión, la enseñanza por medio de grupos pequeños se vale
de uno de los principios de la enseñanza más importantes: la interacción. La clase confronta el problema en vez
de escuchar pasivamente lo que el maestro tiene que decir. Por supuesto que Juan podría haber dado respuesta a
todas las preguntas dictando una conferencia, pero para sus alumnos, éstas serán mucho más significativas porque
las han resuelto por sí mismos, analizando el texto. Algunos miembros de la clase nunca se atreverían a participar
en una discusión si el resto del grupo estuviera escuchándolos. Sin embargo, en un corrillo esta amenaza
disminuye y la gente encuentra que es más fácil expresarse y compartir sus puntos de vista.
Otra ventaja de este método es su adaptabilidad. Ya vimos cómo Juan pudo seguir adelante con su plan de
enseñanza a pesar de que el superintendente de escuela dominical cambió su clase al santuario. Otro aspecto
flexible es el tema, porque los grupos pueden dedicarse a interpretar las Escrituras, discutir otros asuntos de
interés o alguna cuestión propuesta por algún predicador invitado, o bien promover algunas ideas sugeridas por
los miembros del grupo, además de multitud de otras experiencias. Una ventaja adicional es que los alumnos
desarrollan más tolerancia y paciencia entre sí, pues están colocados en una situación en que por fuerza deben
escuchar la opinión de los otros.
Tampoco podemos hacer a un lado el factor de desarrollo de liderazgo. Aunque al principio el trabajo del
líder y del secretario no parezcan importantes, cuando se les permite compartir esta responsabilidad y buscar el
bien del grupo, adquieren el ingrediente que les permite iniciarse en el proceso de entrenamiento de los alumnos
para que se conviertan en líderes.

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Desventajas.
Al usar este método, en ocasiones la clase puede sentirse amenazada. De hecho, la primera vez que utilice
usted esta técnica, debe contemplar la posibilidad de que sus discípulos teman enzarzarse en la interacción. Pero
muy pronto descubrirán que el aprendizaje puede ser una experiencia agradable si participan directamente.
En otras instancias, los grupos no llegarán a las conclusiones que espera el maestro, pero si éste se ha
preocupado de analizar los tópicos cuidadosamente, podrá resolver este problema. Sin embargo, su aportación no
debe preenjuiciar a los alumnos para que lleguen a sus mismas conclusiones. El proceso debe mantenerse lo más
inductivo posible.
Puede llegar a suceder que la elección del líder no fue acertada. Si éste falla en cumplir su responsabilidad
y el grupo se sale del tema o si es incapaz de catalizar las intervenciones de los miembros de su grupo, puede
poner en peligro la eficacia del método.
Por otro lado, este sistema también requiere de más tiempo. Al igual que con otros métodos de discusión,
el profesor debe saber que se invertirá más tiempo para cubrir la misma cantidad de material que si estuviera
enseñando monologalmente. No obstante, hay que considerar que es más importante imprimir la enseñanza en las
mentes y vidas de los estudiantes que cubrir la mayor cantidad de información en el menor tiempo posible.
Recomendaciones para usar los grupos de discusión con eficacia.
Se pueden evitar algunos fracasos si el instructor cumple cuidadosamente con los principios básicos que
le facilitarán la enseñanza usando este sistema.
Planee la hora de clase para que haya tiempo de mover las sillas, explicar la técnica y escuchar los
informes. Estos detalles normalmente toman más tiempo de lo que parece a simple vista.
Explique claramente a todo el grupo en qué consiste el trabajo del líder y del secretario. De esta manera,
todos sabrán cómo actuar con respecto a ellos.
Defina el tiempo límite para la discusión. Un error es pensar que los grupos podrán lograr más si se les
concede más tiempo. Pero si saben que por ejemplo los cinco miembros del grupo sólo cuentan con 15 minutos,
sabrán que cada uno sólo puede utilizar tres minutos.
El maestro debe desplazarse de grupo en grupo para motivarles a que participen, ayudarles cuando
encuentren obstáculos y en general, para transmitir entusiasmo a toda la clase.
Recoja los informes de los secretarios y prepare resumen de ellos para dar una copia a cada alumno en
siguiente sesión. Esto es necesario porque normalmente, informantes hablan demasiado rápido como para que
tomen notas. Además, esta hoja proporcionará a sus discípulos una prueba fehaciente de la eficacia que hay en
estudiar la Biblia en corrillos. Al final, el profesor puede añadir su comentarios, haciendo del informe un recurso
útil consulta posterior.

8. PANEL DE DISCUSIÓN.
Este es un método de enseñanza distinto al de la discusión. Difiere de ésta, del de preguntas y respuestas y
de los corrillos en que por lo regular se utiliza cuando existe un grupo grande. Consiste en invitar a personas que
tengan puntos de vista contrarios acerca de determinado tópico, o que posean un conocimiento o e4eriencia
especial que los capacite para hablar con autoridad acerca de un tema. Si se planea correctamente, el panel
funciona como un pequeño grupo de discusión que se presenta ante una audiencia con el objeto de dar a ésta una
mayor comprensión de determinado asunto.
Por lo regular no es necesario preparar una conferencia, y en el mejor de los casos, la aportación de los
exponentes ocupará cuando menos la mitad del tiempo asignado a la presentación en su totalidad. Durante el
tiempo asignado, pueden originarse desacuerdos, acuerdos, definición de algunos puntos e incluso la defensa de
diferentes perspectivas.

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Aunque la meta inmediata es la de obtener información de un grupo de expertos, si el tiempo lo permite,


debe animarse a los asistentes a que se comuniquen con los miembros del panel. De esta manera, el panel se
convierte en algo más que un proveedor de información; también funge como catalizador para que el grupo
medite en lo que se tratando.
En un período de clase de una hora, se requerirán minutos para hacer la introducción del tema y de
miembros del panel. Treinta minutos se usarán para presentación y discusión del tema y los restantes 20 pueden
dedicarse a escuchar la reacción de los oyentes. La mayo de las veces, este evento se planea con cuidado, y
fundamenta en el amplio conocimiento que tienen participantes. Sin embargo, a veces es muy efectivo usar panel
improvisado en el cual los panelistas se escogen entre los alumnos para que expresen sus puntos de vista.
Este último puede reflejar las opiniones e ideas de clase en vez de proporcionar información
especializada. En cualquiera de los casos, el salón debe estar debidamente arreglado de tal manera que los
participantes puedan verse de frente mientras charlan y al mismo tiempo puedan escuchados por la audiencia. El
número ideal es de tres cuatro panelistas; más de cinco dificulta el intercambio y no cumple su objetivo.
Existen algunas variantes que ayudan a hacer más flexible este método.
1. Panel dirigido. El moderador hace preguntas previamente preparadas a cada uno de los que
intervienen. Este es enfoque muy estructurado, pero puede ser preferible cuando los participantes
no se conocen entre sí o cuando sus puntos de vista son tan divergentes que pueden dar lugar a
una hostilidad abierta si se permite que interacción sea libre.
2. Panel ampliado. En esta variante, el panel hace una exposición preliminar y explicativa de un
tema y a continuación, todo el grupo forma un círculo y se generaliza la discusión habiendo
libertad para hacer preguntas a los panelistas. Sin embargo, la polémica también puede entablarse
entre los alumnos y dejar a los panelistas como recurso para aclarar o abundar en la cuestión.
3. Panel reactivo. En este caso, lo primero que se hace es dar una plática, exhibir una película o bien
hacer la presentación de un punto de vista acerca de un tema. Los miembros del panel se
seleccionan previamente y se les permite opinar o criticar la presentación, ya sea exponiendo su
punto de vista brevemente, comunicándose con el conferencista si ese es el caso, o ambas cosas.
A veces ayuda que los panelistas tengan de antemano en su poder el manuscrito de la plática o
que hayan tenido oportunidad de ver el film con anterioridad. De esta manera, pueden preparar
sus análisis con cuidado y darán oportunidad a que la audiencia medite durante el proceso, lo que
de otra forma sería imposible. Esta variante se utiliza mucho en el medio de las noticias por
televisión o radio, en que por ejemplo, varios periodistas discuten un discurso presidencial.
Si el tiempo lo permite, el panel reactivo puede convertirse fácilmente en uno ampliado. Las
clasificaciones anteriores no se excluyen entre sí, sino que pretenden aclarar las diferentes dinámicas que se
pueden obtener de este método educativo.
Ventajas.
Una buena discusión de panel puede atraer la atención de la clase porque pueden conocer lo que opinan
los expertos acerca de un tema. Es considerablemente más personal que leer libros afines y contiene un elemento
de interés, que es uno de los ingredientes más importantes en la educación. La atención de la audiencia se ve
inmediatamente cautivada si el tema que se elige es atractivo, buscando que sea relevante, problemático o
controversial. Además, la selección de los panelistas proporcionará a los escuchas diferentes puntos de vista que a
la vez aumentarán su interés
Gracias a que tiene múltiples fuentes de información, el panel ofrece una profundidad y amplitud de
conocimiento que normalmente excede cualquier investigación hecha por un solo conferencista. Por otro lado, el
grupo puede darse cuenta de que la gente bien informada puede divergir en puntos de vista y aun así, respetarse
mutuamente. La libertad e informalidad de la discusión elimina la presión de tener que preparar un discurso
estructurado, porque los panelistas prácticamente están pensando en voz alta frente a la clase y en conjunto se
dedican a resolver el problema propuesto.

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La información que da el panel al principio del período proporciona a la audiencia una base sobre la cual
puede seguir el evento. Sin esto, o cuando menos sin una presentación formal del material, la discusión puede
degenerar en una evidencia masiva de ignorancia. Sin embargo, el manejo adecuado del método, hace que la
polémica se convierta en un foro donde se analizan nuevas ideas y experiencias para beneficio de la clase.
Desventajas.
Probablemente la mayor debilidad de este sistema es conseguir panelistas competentes que desarrollen
bien su trabajo. Aun si alguien es experto en alguna materia, cuando se le pide que intervenga puede tender a
monopolizar el tiempo, a salirse del tema o a tratar de que prevalezca su idea. Asimismo, puede ignorar a la
audiencia y usar tecnicismos al dirigirse a sus colegas; perder la calma al hablar con los otros o mostrar cierto
antagonismo hacia quienes difieren con él. El maestro debe saber que correrá algunos riesgos si decide organizar
un panel, a menos que conozca bien a sus integrantes.
Otro problema es que los participantes no le hagan justicia a un determinado enfoque. Puede suceder
entonces que el grupo de oyentes piense que la posición A es mejor que la B, simplemente porque la segunda no
fue bien defendida. Invariablemente, los escuchas se inclinarán hacia la presentación que les pareció más efectiva
en lugar de favorecer la conclusión que sea más lógica o bíblica.
Además, existe la posibilidad de que el panel se desorganice. Puesto que las ideas y perspectivas fluyen
informalmente, la comunicación a veces carece de una secuencia lógica y es difícil seguir los distintos
argumentos. En ocasiones, a los alumnos se les dificulta más escuchar a un panel que a un conferencista debido a
que reciben simultáneamente una gran cantidad de ideas diferentes en un corto período de tiempo.
Recomendaciones para usar eficazmente el panel.
El valor de este método de enseñanza depende grandemente de varios factores importantes que si no se
manejan adecuadamente, harán que las desventajas superen a los beneficios. Pero esto no tiene por qué suceder si
se toman en cuenta las siguientes condiciones, que bien controladas y utilizadas en forma correcta, darán
resultados positivos.
El moderador debe estar altamente calificado y ser muy competente. Sin duda es la persona más
importante del proceso, aun más que los participantes, porque es quien prepara el escenario con sus observaciones
iniciales y mantiene la discusión en su cauce durante el intercambio de ideas. Tiene la difícil responsabilidad de
medir el tiempo asignado a cada panelista y dar oportunidad para que todos hagan su aportación.
Además, es el encargado de hacer aclaraciones a preguntas hechas por los oyentes y explicar las dadas por
los panelistas, esto sin contar con que debe controlar los conflictos verbales que puedan surgir antes que se
agraven. Asimismo, debe estimular a los integrantes del panel para que den a conocer sus reacciones ante algo que
otro dijo, dar forma a las preguntas para hacer que información siga fluyendo y al final, hacer un resumen de
conclusiones. Esta es una tarea difícil y puede hacer que método fracase o sea todo un éxito.
El tema debe apelar al grupo y dársele forma de pregunta específica. Por ejemplo, es inútil reunir a un
grupo expertos para que discutan por 30 minutos acerca de educación sexual, porque uno de ellos puede hablar de
la que se imparte en las escuelas, otro de la que se da en el hogar y otro puede hablar de la opinión bíblica al
respecto. El resultado final será una revoltura de nadas, porque des el principio no se definió la dirección
especifica que debía llevar la polémica. La cuestión debe presentarse más o menos así: “Debe darse en nuestra
iglesia una educación sexual completa?” Aun siendo específica, deberá hacerse definición del significado de
completa y educación sexual. Entre más clara sea la pregunta, más cerca llegará el panel a la meta de resolver el
asunto.
Trate de proporcionar a los participantes del panel otras perspectivas. No habrá utilidad para el grupo si
cada panelista ofrece el mismo punto de vista. El tiempo del grupo se desperdicia porque lo único que hace es
observar la manera en que los integrantes del panel se felicitan mutuamente su posición ideológica. No hay que
olvidar que uno de propósitos fundamentales del método es presentar enfoques acerca de un mismo problema. Por
eso es importante reunir a personas con preparación equivalente, de manera que sus perspectivas gocen de la

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misma credibilidad.
Siempre procure que haya tiempo para las conclusiones. Esto puede hacerse ya sea inmediatamente
después de que el panel termine, para reunir las ideas que haya presentado, o bien al final de una sesión ampliada,
para cristalizar las experiencias y conclusiones que hayan resultado del evento.
Este método tiene una amplísima gama de aplicaciones, no sólo para ser usado en la escuela dominical.
Por ejemplo, puede planearse para un servicio nocturno de domingo que puede organizarse con tres o cuatro
huéspedes que discutan algo así como: “Qué dice la Biblia acerca del aborto? ¿Cuál es el papel específico de la
iglesia en esta época? ¿Cómo podemos llevar nuestra comunidad a los pies de Cristo?” Un líder cristiano creativo
podrá usar la discusión de panel siempre que se requiera dar información acerca de un tema que es necesario
exponer y apreciar desde distintos puntos de vista.

9. El DEBATE.
Este sistema estimula grandemente el interés de los alumnos. En su clase de escuela dominical de jóvenes,
Juan está tratando de analizar problemas contemporáneos relacionados con la vida de sus discípulos. En las
pasadas semanas han examinando la posición bíblica acerca del control natal, el aborto, la guerra, los derechos
civiles, el papel de la iglesia en la sociedad y otros más.
Han decidido organizar un debate para determinar si los jóvenes cristianos deben estudiar en las
universidades cristianas o en las estatales. Se ha estructurado el problema de la siguiente forma: “Resolución: los
jóvenes cristianos deben asistir a universidades cristianas”. Tomás y Catalina defenderán el aspecto positivo y
Pablo y Loida el negativo. Cada participante cuenta con seis minutos para su discurso y tres minutos para la
refutación.
Un debate formal siempre se inicia con la presentación de los pros, así que Tomás tomará la palabra
primero, después Loida, enseguida Catalina y finalmente, Pablo terminará con la exposición de los contras. De
cinco minutos a cada uno para que preparen sus refutaciones, las cuales seguirán el siguiente orden: 1. Negativa:
Loida; 2. Positiva: Catalina; 3. Negativa: Pablo; 4. Positiva: Tomas.
Todo el peso de recabar las pruebas recae sobre quienes defienden lo positivo, a menos que la parte
contraria ofrezca una resolución distinta a la que se ha convenido. Por tanto, Loida y Pablo tratarán de
desacreditar las razones aparentemente buenas que apoyan la idea de que creyentes deben asistir a escuelas
cristianas. No les toca probar que deben inscribirse en escuelas del gobierno; su función es sembrar dudas en la
audiencia acerca de la valides de la resolución tomada. Al final, habrá un período de 10 o 15 minutos en que todo
el grupo hará preguntas, pero a partir de ese punto, el maestro empezará a aplicar el método de foro, el cual
analizaremos más adelante.
Aunque el sistema descrito puede parecer formal y semejante a un debate parlamentario, no olvide que
estamos en una situación de enseñanza-aprendizaje. Realmente no se trata de probar que los estudiantes deben ir a
universidades cristianas, el objetivo es que se pongan sobre la mesa todos los argumentos posibles, de tal manera
que la clase vea todo lo que involucra tomar una decisión en tal sentido.
Para que el debate funcione, todos los deben aparentar que están realmente convencidos de su posición.
Es posible que Pablo y Loida ya hayan decidido inscribirse en una universidad cristiana. Pero para el propósito
del debate, deben fingir que en verdad están seguros de lo contrario.
Simplemente dicho, el debate es mi procedimiento en que dos o más personas compiten por persuadir a
otros que acepten o rechacen determinada proposición como de una creencia o comportamiento. Aunque es una
variante del sistema de discusión, difiere de ésta en varias cosas:
1. El debate es la presentación de un resultado en lugar del análisis del proceso por el cual se llegó a
él.
2. Es básicamente competitivo, mientras que la discusión es cooperativa.

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3. El debate gira alrededor de un asunto que ya se ha decidido, mientras que la discusión


generalmente es un intento de delimitar factores y definir una posición.
Ventajas.
Como cualquier otra variante de la discusión, el debate permite entablar el diálogo y lograr la
participación del grupo porque los alumnos intervienen directamente en la experiencia de aprendizaje. Este
método se basa en los principios básicos de los procedimientos democráticos. Su estructura misma demuestra que
todas las posiciones tienen derecho a ser expuestas y que la verdad triunfa sobre el error por más
convincentemente que éste se presente.
El sistema también ahorra tiempo. La discusión de todos los ángulos de un asunto puede llevar el doble de
tiempo que un debate de 36 minutos con el horario que se propuso antes. En él, los oyentes pueden apreciar todos
los factores que intervienen en forma bien definida, así como todos los argumentos presentados lógicamente de un
asunto que al principio les parecía nebuloso.
Tal vez uno de los beneficios más importantes que se pueden obtener es la inversión de tiempo que hacen
los participantes. Si usted deja de tarea a sus alumnos que lean un capítulo de la Biblia y que contesten cinco o
seis preguntas, no va a motivarlos tanto como enfrentarlos en una competencia con dos de sus compañeros en la
siguiente sesión. Sólo un estudiante demasiado perezoso descuidará su preparación, porque sabe que confrontará
un reto muy interesante.
Además, requiere de mucha disciplina. El investigar los hechos y además presentarlos en una forma
coherente en un tiempo limitado, es un verdadero desafío para quienes participan. La preparación requiere de un
tiempo de investigación y análisis. Además de buscar la expresión más adecuada, deben comprender
correctamente el asunto que se estudia.
Algunos discípulos que en apariencia no tienen ningún otro don para servir en la iglesia como cantar,
dirigir, o tocar un instrumento, pueden descubrir que tienen un gran talento para participar en los debates. A
propósito, si usted ve que este método tiene éxito en su clase, procure ampliarlo, invitando a más gente y
presentando un tema controversial en un servicio vespertino del domingo, o en otra reunión en que se invite al
público en general.
Desventajas.
Una de las mayores dificultades para organizar un debate es definir claramente la premisa o resolución
tomada. Recuerde que ésta siempre debe consistir en una proposición afirmativa que incluya un asunto que sea lo
bastante claro no sólo para los participantes, sino también para la audiencia.
Debe animarse a los exponentes a que ataquen los fundamentos mismos de la proposición y que no
pierdan tiempo desviándose del tema. Algunas veces, uno de los equipos no está lo suficientemente bien
preparado y el debate se convierte en una confrontación desequilibrada y una experiencia embarazosa para todos.
Por otra parte, siempre existe el peligro de crear divisiones, especialmente si los participantes creen en serio que
su posición es la correcta y entonces atacan a sus oponentes durante la sesión. El maestro debe evitar esto.
Recomendaciones para el buen uso del debate.
Escoja con cuidado a los debatientes y proporciónele suficientes fuentes de información.. Probablemente
este método no pueda usarse más que con jóvenes y adultos, aunque tal vez una clase avanzada de adolescentes
pueda manejar una versión adaptada. Sin prejuiciar la posición de los debatientes, el maestro puede recomendarles
el uso de libros afines, artículos en revistas, o presentarles a algunos expertos, proveyendo así el combustible que
el debate requiere. Además, debe asegurarse de dar a ambos lados la misma cantidad de información y no ofrecer
más ayuda a un grupo que al otro.
El tema debe ser controvertido. Por ejemplo, no tendría razón debatir acerca de: “Resolución: El asesinato
debe considerarse ilegal”. Tampoco permita que el tema sea demasiado elevado o ajeno a las necesidades de sus
alumnos.

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En los debates oficiales, la costumbre es levantar la votación de los asistentes después de concluido el
debate para saber qué lado ganó. Pero no es bueno usar esta técnica cuando se está aplicando como método de
enseñanza. El objetivo es traer a la luz puntos de vista opuestos. Sin duda que al final del período los asistentes ya
se habrán formado una opinión en cuanto a cuál de los lados presentó el mejor argumento. Pero no tiene sentido
sujetar a los participantes a una votación.
Además, debe existir cierta flexibilidad tanto de parte de los alumnos como del maestro. Si Juan está tan
convencido de la posición de que todos los creyentes deben asistir a escuelas cristianas a tal grado que ni siquiera
desee escuchar argumentos en contra de su posición, tal vez no esté capacitado para conducir el debate en forma
correcta. Como asentamos arriba, el debate está íntimamente ligado con el principio de la libertad de pensamiento,
que tanto nos agrada y que es fundamento de la soberanía de nuestra sociedad y de nuestras iglesias.

10. EL FORO O SIMPOSIO.


El debate que sostuvo la clase de Juan acerca de las escuelas cristianas tuvo tanto éxito, que decidió
organizar un foro abierto para la siguiente sesión. Pero puesto que simultáneamente su iglesia estaba auspiciando
un encuentro fraternal de jóvenes de varias congregaciones, le pidieron que presentara el mismo debate que
realizó con su grupo.
Esto dio a Juan la oportunidad de hacer el seguimiento mediante un foro, usando la media hora que le
asignaron. Cuando se le pidió que arreglara esa parte del programa, Juan no estaba seguro de si quería usar el
foro, el coloquio o un simposio. De hecho, ni siquiera estaba seguro de las diferencias que hay entre cada uno de
estos sistemas.
Su pastor le recomendó que consultara el libro 40 Ways to Teach in Groups, “40 Maneras de Enseñar en
Grupos” de Martha Leypoldt (Judson, Valiey Forge, Pa.), donde encontró las siguientes definiciones:
Coloquio
Tres o cuatro personas que se seleccionan de un grupo para que presenten a otras tres o cuatro personas
diversos aspectos de un problema para que respondan a ellos.
Debate/Foro
Presentar conferencistas que tengan puntos de vista opuestos acerca de un asunto controvertido y a
quienes se les da el mismo período de tiempo para que presenten las razones de sus creencias, seguido de una
discusión abierta en la que participa todo el grupo.
Simposio
Una serie de discursos presentados por tantos conferencistas como aspectos tenga el problema que se
discute.
Únicamente la última parte de la segunda definición dada arriba se aplica al foro, ya que la discusión
abierta puede seguir a cualquier presentación que se haga, ya sea un debate, un sermón, una conferencia o aun la
narración de una historia.
Las tres técnicas son muy parecidas, aunque tienen ligeras variantes. El simposio difiere del panel en que
los exponentes no discuten entre ellos, sino que presentan una ponencia individual del problema durante unos 5 a
10 minutos. Para poder realizar un simposio de éxito, es necesario incluir discursos formales y conseguir la
participación subsiguiente de la audiencia.
El coloquio difiere del simposio y del foro en que existen dos niveles de participación: la de uno o dos
expertos que intercambian ideas con un pequeño grupo. Esto puede lograrse con toda la clase si es lo
suficientemente pequeña. Por otro lado, esta comunicación puede hacerse frente a un grupo mucho mayor, lo que
en realidad incluye a dos grupos de participantes, los expertos y los que interactúan con ellos.
Puesto que el objetivo de Juan es ofrecer en el evento la mayor cantidad de información posible en un

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tiempo limitado y poner sobre la mesa dos distintas perspectivas acerca del tema, podría usar un debate típico, un
simposio, un coloquio o un panel. Cualquiera de ellos debe ir seguido de un foro para dar lugar a preguntas y
establecer la comunicación con el grupo mayor. Después de meditarlo, el maestro eligió el debate/foro porque sus
alumnos ya conocían la primera parte debido a su experiencia previa en el salón de clases.
Ventajas.
Rara vez se usa el foro por sí solo, así que debe considerarse como un método adicional para afianzar o
ampliar la transmisión de información y lograr el aprendizaje. Además, tiene la característica de permitir que la
audiencia haga preguntas acerca de puntos que quedaron oscuros en las ponencias. También proporciona una
oportunidad para corregir cualquier mala impresión que hayan dejado los participantes, ayuda a repasar lo
escuchado y los alumnos pueden volver a meditar en el tema, proveyendo orden a sus ideas y dando un buen
marco a la experiencia de aprendizaje.
El foro siempre capta el interés de los oyentes. Cuando escuchan puntos divergentes de opinión
presentados por varios exponentes, tienden a concentrarse en el tema y por tanto, desean comunicarse con ellos.
El mayor problema de Juan es limitar el tiempo de preguntas y discusión a media hora, porque se espera que
asistan unos cien muchachos al encuentro juvenil.
La persona más importante del evento no serán los expertos, sino el director. Pedro es un joven inteligente
y listo que tiene la habilidad de hablar con claridad, pensar con rapidez y a la vez, seguir atento a lo que dice su
interlocutor. Si no contara con él, Juan probablemente tendría que dirigir el foro personalmente, pero su elección
es la más acertada. Si se tiene a alguien como Pedro, el valor de incluirlo sobrepasa al riesgo de que no cumpla
bien su cometido. Pero si las habilidades de un candidato potencial son dudosas, es mejor escoger a un adulto. La
capacidad del director puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de un foro.
Desventajas.
El mayor peligro de usar este enfoque es no encontrar un tema que sea lo suficientemente atractivo.
Algunas veces, éste puede ser de interés para los exponentes, quienes viven con él todos los días, pero ser por
completo ajeno a la audiencia. Si esto llega a suceder, durante el tiempo de las preguntas todos permanecerán
silenciosos, mirando al vacío. Esto es realmente embarazoso para los exponentes y mortal para crear una
experiencia de aprendizaje. Al planear un foro para su clase, asegúrese de que todos estén de acuerdo en el tema a
discutir y que éste sea relevante y significativo para ellos.
Otro problema es el de verse apabullados por determinada posición. Esto es más peligroso cuando se
aplica a la conferencia/foro, así como en el debate, simposio o coloquio cuando uno de los lados se expone
deficientemente. Siempre es difícil mantenerse neutral en un asunto controversial, pero una vez que los
exponentes hayan delineado su opinión sólo uno lo haya presentado adecuadamente, será casi imposible para los
alumnos considerar el otro lado honesta y abiertamente.
Es necesario decir también que este método requiere de bastante tiempo. El maestro que usa diversas
formas del método de discusión, invariablemente es el que tiene interés en la calidad de aprendizaje en vez de su
cantidad. En otras palabras, se interesa más en que sus estudiantes aprendan bien las cosas que les enseña a que
repasen una gran cantidad de material en la hora de clase.
Recomendaciones para usar bien un foro.
Recuerde que la meta principal es estimular la meditación y ofrecer información, no resolver problemas.
Procure que el director sea muy competente. Se requiere que presente al conferencista o conferencistas,
que estimule a los oyentes para que estén preparados para participar después de que se den las ponencias, que pida
la intervención del grupo más numeroso, que aclare las preguntas y respuestas cuando sea necesario, que evite
largos períodos de silencio embarazoso interviniendo él mismo, y por último, que mantenga la discusión en su
punto álgido. Tiene que hacer todo esto además de evitar en lo posible acaparar la discusión él solo.
Es importante que las ponencias originales sean tan objetivas y precisas como sea posible. Si se da mala

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información en esta etapa, la discusión se convertirá en una exploración de errores y cosas sin importancia en vez
de ser la búsqueda de la verdad.
Siempre haga un resumen al concluir. Esto tiene por objeto aclarar los asuntos presentados y la relación
que existe entre ellos. Además, propone un curso de acción o seguimiento por parte del grupo de asistentes.

11. DESCUBRIENDO LAS VERDADES BÍBLICAS.


Con frecuencia, los maestros cristianos se comportan como si tuvieran la obligación de comunicar su
lección en forma autoritaria, como si poseyeran la última palabra en la materia. En cierto sentido, la actitud que
tenemos hacia la Biblia determina la manera en que la impartimos. Sin embargo, nuestro propósito como
mentores debe ser que los estudiantes se vuelvan investigadores independientes de las Escrituras para que los
cambios en sus patrones de conducta y convicciones procedan directamente del Espíritu Santo. Para conseguir
esto, nuestra enseñanza debe estar basada en la certeza de que la verdad divina e infalible está siendo manejada
por nosotros, que somos personas falibles.
Si aceptamos esto, tal vez podamos experimentar con este método, llamado a veces de descubrimiento,
indagación o búsqueda. Es el proceso que permite a los alumnos tomar la dirección de sus experiencias de
aprendizaje, descubrir por sí mismos la verdad y después aplicarla a sus vidas. El maestro se constituye en el
facilitador y guía, haciendo posible que lleguen a las metas que se proponen; viene a ser la persona a quien
recurren, el que estimula, motiva, aclara y explica.
Esta enseñanza se da únicamente en una atmósfera informal, donde los alumnos se sienten a gusto. Para
que el método sea efectivo, todo el ambiente, incluyendo la actitud del maestro, debe contribuir a alcanzar los
objetivos en vez de distraer a los estudiantes de conseguirlo. El instructor no debe imponer sus ideas acerca del
tema que se escoja, más bien se mantiene al margen del proceso de aprendizaje siempre y cuando el estudiante
pueda hacerlo por sí mismo.
Este enfoque de libertad puede parecer amenazador a ciertos maestros, especialmente a los que se
consideran poseedores únicos de la verdad divina. Se les hace aceptar que sus aportaciones deben menguar para
que participación de los estudiantes aumente. Algunos llegan creer que la educación se basa únicamente en las
conferencias y exámenes como elementos indispensables, pero hemos estudiado que éstos se centran casi
exclusivamente en actuación del profesor. Paul Pallmeyer cuestiona este enfoque aplicado a la educación cristiana
al preguntar: “¿Es posible que se produzca así la clase de aprendizaje que el cristiano necesita para estar firme en
la fe y que le ayudará a confrontar el complejo mundo actual y el del mañana? Otra pregunta: ¿Qué estamos
tratando de transmitir, datos, o fe en Cristo? Estos conceptos no son iguales. Es más, la manera en que obtenemos
la información bíblica influye mucho en lo que hacemos, así como en la clase de fe que resulta (o resulta) de
recibirla” (New Ways to Leam “Nuevas Formas de Aprendizaje”, Dale Griffln, Concordia, St. Louis, Mo., EUA).
El aprendizaje por medio de la investigación incluye cuatro de los componentes básicos de la educación:
el alumno, el maestro, el entorno y el contenido. El alumno participa activamente y resuelve los problemas
después entenderlos a través de un proceso en el que él planea sus propias experiencias de aprendizaje. El maestro
viene a ser la persona a quien se recurre, según ya mencionamos. El entorno se refiere tanto a la libertad que se le
proporciona al estudiante como a la estructura que se da a la clase, siendo la primera la más importante. El
contenido puede ser una verdad proposicional enmarcada en un contexto general, la cual está en espera de que el
estudiante la descubra, confronte y entienda en forma personal.
El líder capaz de dirigir este sistema debe ser una persona madura que conoce bien su lección y que posee
un entendimiento profundo de las verdades cristianas. Los objetivos específicos tal vez no garanticen que el
tiempo de aprendizaje se use bien, pero sí facilitarán su obtención. Por su parte, el alumno tiene que estar
dispuesto a participar, a explorar numerosas avenidas de información, y ser agresivo para apropiarse de las nuevas
ideas conseguidas a la luz de la información previa y de la enseñanza general del mundo bíblico. Lo que obtenga
será suyo, cubrirá, sus necesidades e intereses y le ayudará a enfrentar las luchas espirituales sin necesidad de la
orientación teológica de otra persona.

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Ventajas.
Este método permite la edificación individual. Además es versátil y adaptable, y su límite sólo radica en
la imaginación de los alumnos y del maestro que participan. La apatía y aburrimiento se reducen al mínimo
porque contempla la participación activa del alumno. Por otro lado, permite la expresión libre de la creatividad
personal. Es un concepto educativo del que hablamos mucho, pero que no practicamos.
Al usarlo, se desarrolla rápidamente una buena relación entre maestro y alumnos y de éstos entre sí. La
participación del grupo es muy importante y el compartir los descubrimientos personales es el resultado final de la
iniciativa individual. Existen diversas aplicaciones que se pueden usar dentro del marco de este sistema, ya que
cada estudiante puede hacer la investigación de la materia desde diferentes perspectivas. Es indudable entonces
que surgirán diferentes enfoques dentro del grupo en su totalidad.
Desventajas.
Algunos estudiantes se sienten inseguros en un ambiente poco estructurado. Es mucho más cómodo
sentarse a escuchar una conferencia y hacer anotaciones en forma ordenada que ser confrontado con la pregunta:
“¿Qué quieres aprender acerca de esta materia, y cómo te propones hacerlo?”
Siempre que en la educación se da libertad, existe la responsabilidad. Sí los participantes no toman ésta
con seriedad, todo el proceso puede salirse de control. Asimismo, se puede poner en peligro la organización,
porque el grupo decide que van a obtener más fácilmente sus propósitos reuniéndose a una hora, lugar o día
diferentes que lo que está programado.
Además, requiere de tiempo adicional. A veces el estudiante se aplicará a su lección por un momento,
pero después divagará siguiendo un camino diferente e infructuoso. No obstante, la misma frustración de la
investigación es una experiencia de aprendizaje. Algo que en el proceso educativo todos llegamos a conocer, es en
dónde no debemos buscar la información.
Tal vez el problema más crucial de esta clase de enseñanza sea la tendencia a salirse de la verdad
revelada. Desde punto de vista cristiano, este método no debe basarse en comparación de lo que dice la Biblia con
entrevistas, análisis de referencias enciclopédicas o discusiones interminables considerándolas al mismo nivel que
las Escrituras. Más bien consiste en ver a la Palabra de Dios como una malla muy delgada que se encuentra al
final de un embudo por el cual debe pasar todo lo demás. Todas las fuentes de información pueden introducirse
por la parte ancha del mismo, pero el análisis final, sólo lo que se filtra a través de la malla de la revelación
divina puede considerarse como verdad.
Recomendaciones para aplicar eficazmente el método de indagación.
En el libro mencionado arriba, Pallneyer sugiere que los maestros cristianos deben hacer dos cosas por
sus alumnos: animarlos a que se hagan preguntas, y equiparlos con las herramientas para que encuentren las
respuestas. Además, añade: “Ambas cosas pueden lograrse con el método de indagación, confrontando a los
estudiantes con los problemas y poniéndolos a trabajar para buscar la solución por cualquier medio que esté a su
alcance. Podemos sugerirles algunos recursos, pero evitar en lo posible hacer la investigación por ellos. Para
entrenar a nuestros alumnos a que piensen, debemos desafiar las respuestas que den y no estar satisfechos con las
respuestas de cajón que “se supone deben dar”. Asimismo, debemos requerirles que den evidencia de sus
convicciones y estén dispuestos a defender sus puntos de vista”.
En un sentido más específico, el método de búsqueda o indagación es en realidad una confrontación entre
el maestro y los alumnos, quienes analizan asuntos que conciernen a su vida diaria y que por lo tanto, son de gran
relevancia para ellos. Además, se propicia un ambiente de libertad para buscar su solución, al igual que a
cualquier otro problema, proporcionándoles los recursos a través de los cuales pueden descubrir las respuestas.
Estos recursos deben estar al alcance del estudiante y ser fáciles de usar. Por ejemplo, a un alumno de
preparatoria no le hará ningún bien mandarlo a consultar una concordancia en griego para que encuentre el
significado de la palabra santificación. El discípulo necesita ser instruido en cómo usar las fuentes de consulta a
medida que hace su investigación, ya sean libros, artículos, películas, grabaciones, mapas, experiencias,
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proyectos, y lo que es más importante, personas.


Tal vez los mejores resultados de este método se obtienen en los grupos de adolescentes y adultos, aunque
la clase de primarios avanzados podría muy bien iniciarse en él a un nivel más bajo. Se requiere de alguna
madurez, ya que para que el individuo pueda comprender las técnicas de resolver problemas, debe estar
consciente de sus sentimientos y opiniones.
Si deseamos que la Palabra de Dios haga crecer nuestros alumnos, ellos deben adentrarse en su texto, y
esto es precisamente lo que sucede cuando se enseña eficazmente con el método de búsqueda o investigación.

12. EL USO DE PROYECTOS.


Un antiguo proverbio chino reza: Si oigo, se me olvida. Si veo, lo recuerdo. Si lo hago, lo entiendo.
La autora Katherine Tobey apoya la validez de realizar proyectos al decir: “Sólo haciendo las cosas puede
uno descubrir que participar en un determinado proceso es más interesante que observar el producto final. Es
precisamente en el proceso donde el aprendizaje se lleva a cabo. Sólo después que los adultos han tenido
suficiente experiencia en la expresión creativa, pueden convertirse en profesores más sensibles y completos”
(Learning and Teaching Through the Senses, “Aprendiendo y Enseñando a Través de los Sentidos, Westminster
Press, Philadelphia, PA).
Los proyectos pueden ser de diversas formas y extensión. Cuando éstos se aproximan lo más posible a la
actividad para la cual se está preparando al alumno, la eficacia de aprender haciendo las cosas no tiene rival.
Tomemos como ejemplo la carrera de pedagogía. Para que los estudiantes se conviertan en maestros de
escuela primaria, deben aprender a aplicar este sistema porque tiene la ventaja de hacer que el alumno se acerque
a la realidad. Quienes se gradúan en esta profesión, deben acumular enormes archivos de grabados, dedicarse
extensamente a los estudios y ciencias sociales y además analizar casos especiales de niños, ya sean reales o
imaginarios.
El examen final de estos profesionistas consiste en pasar bastante tiempo observando, ayudando y por
último, enseñando en vivo. En la educación que se imparte en los seminarios se llama a esto “servicio social” o
“práctica”. Es el tiempo que una persona presta sus servicios temporalmente bajo la supervisión de un pastor
maduro, capaz de ayudarlo a experimentar en forma realista el trabajo y responsabilidades del ministerio.
Pero esto está muy lejos de ser posible en el salón de clases. Más bien debemos procurar hacer proyectos
pequeños, la mayoría de los cuales sólo sean por una semana, o cuando mucho, de dos a tres meses. El autor
Findley Edge divide los proyectos en cuatro categorías: de información, de actitudes, de hábitos y de servicio.
Un ejemplo de proyectos de información es asignar a determinado estudiante que investigue algún tópico
y después prepare un informe para presentarlo al grupo de escuela dominical. Un proyecto de actitudes, sería
obtener información a través de encuestas y entrevistas, que a su vez culminaría con un informe. Edge da como
ejemplo de proyectos de hábitos la lectura diaria de la Biblia, la asistencia regular a los servicios de la iglesia o la
iniciación del culto familiar. Los proyectos de servicio tal vez son los más familiares para nosotros debido a que
aparecen en los evangelios, donde se menciona que se formaron equipos de evangelismo. Asimismo, pueden ser
de visitación, de trabajo o de adquisición de fondos para determinado propósito, etc. (Metodología Pedagógica, El
Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones)
Un antiguo colega mío, el profesor Elmer Towns, describía en forma muy interesante las variaciones que
existen en este método y sugiere las siguientes:
1. Proyecto de investigar la experiencia de otros. Ilustración: leer todo acerca de quiénes bautizaban.
2. Proyecto de buscar los factores de una experiencia. Ejemplo: analizar los pasos que llevan al
bautismo.
3. Proyecto de recrear una experiencia. Ejemplo: hacer un diagrama de un bautismo.
4. Proyecto de observar una experiencia. Ilustración: asistir a una ceremonia de bautismo.

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5. Proyecto de experimentar por sí mismo. Ejemplo: bautizar a alguien.


Ventajas.
Los proyectos incluyen un elemento de diversión en el aprendizaje. Esto es importante no sólo cuando se
aplica a los menores, sino que también contribuye a educar a cualquier nivel. Por supuesto que no todos son
divertidos, pero ciertamente el interés aumenta cuando se pone en marcha un proyecto realista en que se hace
participar al alumno.
Además, existen beneficios adicionales. Volvamos al ejemplo del estudiante que quiere ser maestro. En
primer lugar, no sólo está aprendiendo a enseñar diversas materias en un salón de tercer grado de primaria. Al
mismo tiempo, aprende a preparar informes, a mantener un horario disciplinado en su empleo, a llevarse bien con
otras personas y a trabajar dentro de un marco definido de evaluación. Tal vez estos no sean los objetivos más
visibles de su experiencia, pero casi todos ellos redundarán en su beneficio. Recuerde que el proyecto tiene dos
dimensiones: el proceso de aprendizaje que resulta de la participación del alumno, y el resultado final que es
valioso para la clase y/o para otra gente. Cuando la clase de intermedios realiza una visita a un asilo de ancianos,
los estudiantes aprenden a testificar y a compartir con otros. Por su lado, los viejos se benefician de su visita y de
la inspiración que obtienen de los jóvenes.
Desventajas.
En general, los proyectos requieren de algunos materiales. Si lo que se planea es reunir información,
deben estar disponibles algunos libros o gentes para acudir a ellos. Por otro lado, si es un proyecto de servicio,
puede requerirse pintura, madera, instrumentos o transportación. La mayor parte de ellos son fáciles de conseguir
y el maestro no debe considerarlos como algo insuperable.
Algunas veces, el proyecto se convierte en un fin en sí mismo y olvidamos que es una técnica de
enseñanza. Como tal, debe estar íntimamente relacionada con el estudio que se está llevando a cabo. Además, el
proyecto a realizar se determina basado en los objetivos que se quieren lograr, en vez de que sea al contrario y los
objetivos se basen en los proyectos que tenemos a nuestro alcance.
Al igual que con otros buenos métodos que enfatizan la participación del alumno, se requiere de tiempo
adicional. Algunas veces, los estudiantes se cansan del proyecto antes de terminarlo y pierden interés, lo que hace
que fracase en su fase final. Debido a este problema, los mentores deben seleccionarlos cuidadosamente y
adaptarlos a la edad e intereses de su clase.
En su libro Creative Teaching in the Church,” “Enseñanza Creativa en la Iglesia”, Eleanor Morrison y
Virgil Foste describen cómo se realizó un proyecto doble que una clase de intermedios planeó con el fin de
analizar la actuación de los discípulos de Cristo durante los últimos eventos de su vida. Primero, escribieron un
guión para radio siguiendo el patrón de un conocido programa de televisión llamado “Testigo Ocular” y además
prepararon un enorme mural relacionado con el estudio. Todo el proceso se llevó seis semanas, y las diferentes
fases del mismo se asignaron a pequeños grupos de trabajo que laboraban simultáneamente. Los autores dicen que
el secreto del éxito que tuvieron radicó en lo siguiente: “Los jóvenes normalmente se interesan más cuando cada
uno tiene la libertad de escoger el grupo en el cual quiere trabajar. Además... colaborar en un proyecto concreto
usando sus propias manos e involucrarse en el estudio, genera más interés que una mera discusión del asunto”
(Prentice-Hall, Englewood Cliffs, NJ.)
Recomendaciones para usar este método eficazmente.
La clave es la preparación y debe iniciarse con la discusión de los objetivos del proyecto y confirmar la
participación de todos. Los alumnos deben aportar sus ideas y decidir la forma en que el proyecto se va a
desarrollar así como delinear los puntos específicos que deben llevarse a cabo para realizarlo. Esta etapa es
sumamente importante porque es cuando el grupo entiende los factores de duración del proyecto, su costo, el
impacto que hará en otras personas y la evaluación final.
Por supuesto que el maestro siempre debe estar dispuesto a animar y contribuir con sus opiniones. Sin
tener que forzar demasiado a los alumnos, debe mantenerlos dentro del plan y recordarles la fecha límite
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determinada por ellos mismos en la etapa de planeación. Además, se requiere del apoyo entusiasta de todo el
grupo para poder terminar correctamente un proyecto.
Es probable que todo deba realizarse fuera del salón de clase. Si este es el caso, asigne el tiempo
suficiente para que se hagan preguntas, se den informes del progreso de la obra y si es necesario, para la
modificación de planes.
La tercera fase nos conduce a otro principio. La evaluación es indispensable si es que el proyecto va a ser
una experiencia genuina de aprendizaje. El grupo y su maestro deciden juntos si éste fue un éxito, si cumplió sus
objetivos si tuvo áreas deficientes y lo que debe cambiarse si se va volver a usar. Debe animarse a cada discípulo
a que especifique los beneficios que la experiencia tuvo para él.
Usado en forma correcta, este método puede revitalizar una clase que se ha estancado por el abuso de
métodos en que el alumno no participa o por el excesivo uso de técnica de discusión. Medite en el año que tiene
por delante como maestro. ¿Cómo puede usar eficazmente los proyectos con sus alumnos?

13. JUEGOS QUE ENSEÑAN.


Durante la época de las guerras napoleónicas, un joven educador alemán se hizo muy famoso y
posteriormente sus ideas tuvieron un profundo impacto en la educación, mismas que han llegado hasta nuestros
días y siguen usándose. Friedrich Froebel nació en 1782, en el hogar de un pastor cristiano. Su madre murió
cuando solo tenía nueve meses y nunca tuvo buenas relaciones con su madrastra; situación que parece haber
tenido una influencia determinante en sus innovaciones respecto a la educación.
Para él, ésta debía programarse con el fin de cultivar la aceptación, el amor y la independencia de los
pequeños. Una vez escribió: “El objetivo y meta principal del cuidado paternal dentro del círculo doméstico y
familiar, es descubrir, despertar y desarrollar todo el potencial y talentos naturales del hijo y permitir que su
cuerpo y sus órganos estén saludables para que contribuyan a llenar los requerimientos que el pequeño tiene al ir
desarrollando su potencial y talento. La madre hace todo esto instintivamente, sin necesidad de instrucción y
dirección; pero no es suficiente, es necesario que lo haga conscientemente” (The Education of Man, “La
Educación del Hombre”, Augustus M. Kc Publishers, Clifton, NJ).
Junto con Johann Pestalozzi, uno de sus contemporáneos, Froebel desarrolló un concepto de la educación
que permite el uso de los juegos y la diversión como parte importante del proceso educativo. En su libro citado
arriba, dice: “Un niño que juega concienzudamente, con determinación y perseverancia hasta que se lo prohíbe la
fatiga, con toda seguridad se convertirá en un hombre decidido, capaz de sacrificarse con tal de mejorar su
posición y la de otros”.
Este punto de vista surgió de su convicción de que hombre debe usar su creatividad y libertad. No
podemos decir que fuera cristiano en el sentido real de la palabra pero con certeza entendía que la naturaleza del
universo es como una lección gigantesca desarrollada por la mano creativa de Dios mismo, y deseaba adecuar las
prácticas educativas a ese ejemplo.
Algunas personas piensan que tanto los departamentos infantiles de la escuela dominical como de la
escuela secular ponen demasiado énfasis en el juego. En muchos casos podemos aceptar esa crítica, pero existen
dos malos entendidos que crean confusión acerca de este método. El primero es no reconocer la importancia de
los juegos en el proceso de aprendizaje. La antigua idea puritana que dice cualquier estudio es bueno siempre y
cuando sea lo más difícil y desagradable que se pueda, ha sido eliminada por los educadores más competentes
desde hace mucho tiempo. Esto no significa que la disciplina no es importante; lo que queremos es aseverar
categóricamente que lo difícil no necesariamente garantiza que habrá aprendizaje.
El otro problema surge de la incapacidad de algunos maestros para hacer que el juego sea genuinamente
instructivo. Todos los juguetes y actividades relacionadas con ellos deberían contener este elemento en cierto
grado. Deben promover la madurez física, mental, emocional, social y espiritual del pequeño.
Los autores Eleanor Morrison y Virgil Foster escribieron: “Los juegos son los negocios de los niños. A

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través de ellos, descubren el mundo y cómo pueden relacionarse con otras personas. Asimismo, expresan sus
sentimientos e ideas y experimentan lo que se siente ser otro individuo” (Creative Teaching in the Church,
“Educación Creativa en la Iglesia”, mencionado anteriormente).
No hay duda que se pueden desarrollar diferentes categorías de juegos instructivos, pero quisiera sugerir
cuatro, que nos permitirán organizar nuestra línea de pensamiento.
1. Juguetes educativos. Incluyen cubos de madera, libros, barro, muñecas, pegamento, pintura,
crayolas, lápices de colores y otras cosas que los niños pueden usar empezando desde el
departamento de párvulos. Por ejemplo, los cubos pueden utilizarse para construir una iglesia o
casa después de haberles narrado la historia de la construcción del primer templo. También se
puede relacionar con la edificación de su propio hogar y con sus padres, para enseñarles cómo
ellos los aman y protegen al proporcionarles un hogar. Compartir los cubos es una experiencia de
aprendizaje tan importante para ellos como la construcción misma, porque están aprendiendo a
ser parte de un grupo más grande que el familiar.
2. Música. Mencionaremos este aspecto más adelante. Por lo pronto conviene referirnos a ella aquí
porque pueden organizarse coros, grupos informales, conjuntos rítmicos y cualquier otra
expresión musical que se convierta en un juego instructivo.
3. Juegos de manos. Se pueden representar versículos y ritmos con los dedos, ya sea que vayan
relacionados con la música o con alguna historia.
4. Crucigramas y competencias. Los juegos pueden adaptarse no sólo al departamento de cuna y
párvulos, sino llegar hasta las clases de jóvenes e intermedios usando competencias, bibliogramas
y adivinanzas; así como otras variaciones de los mismos que lleven la intención de enseñar el
contenido bíblico a través de una actividad divertida.
Uno de los juegos que se usan en la actualidad para entrenar a ejecutivos y administradores de empresa se
llama “Simulación”, que tiene como fin hacer que los que ocupan altos puestos administrativos cambien sus
actitudes y desarrollen su personalidad. Este objetivo es muy similar a lo que estamos tratando de lograr a través
de los juegos instructivos en la escuela dominical.
Ventajas.
Una de las principales es la oportunidad que tiene maestro para observar de cerca a los pequeñines
actuando en un ambiente natural. Cuando se absorben en el juego tienden a olvidar que se encuentra presente un
adulto. Como resultado, surgen de inmediato las actitudes indeseables del comportamiento humano. De esta
manera, el profesor padre puede advertirlas y corregirlas a tiempo.
Citamos a Morrison y Foster de nuevo: “Si sólo hablamos a los niños o los hacemos participar
únicamente en actividades que el maestro dirige, es difícil para éste saber hasta qué punto están creciendo o
estancándose en entendimiento, confianza y amor hacia los demás. Es precisamente a través de la interacción
espontánea que se da entre ellos, que un mentor alerta y sensible puede descubrir el progreso que están teniendo
en su vida cristiana”.
Otra ventaja evidente es la participación entusiasta que se obtiene del alumno. A ningún maestro
consciente le gusta forzar al niño a que aprenda. La educación se convierte en un gozo cuando los pequeños
participan voluntaria y alegremente en las actividades educativas que hemos planeado para ellos. Si éstas se llevan
a cabo en forma de juego, la reacción positiva se obtendrá más rápidamente.
Algunas veces el juego educativo es producto de un diseño cuidadosamente preparado por el maestro.
Pero en otras, ellos mismos gravitarán hacia la clase de juego que representa las vivencias e influencias más
recientes que han recibido. Por ejemplo, cuando mi familia y yo viajamos en 1972 a diversos países de Europa,
tuvimos que pasar por 17 aduanas y revisiones. Un día, casi a la mitad del viaje, descubrimos a nuestros hijos
jugando a que eran los inspectores, y se entretenían revisando cuidadosamente las maletas del otro. Nunca les
habíamos enseñado tal juego, pero sus recursos creativos lo produjeron basados en su propia experiencia. Debido
a que el juego contribuye a eliminar las inhibiciones, esto facilita que se desarrolle la creatividad.

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Paul Torrance escribe: “Se ha sugerido que la curiosidad y el instinto de juego y de manipulación son las
guías naturales para aprender. Los grandes educadores como Pestalozzi, Froebel, Binet, Montessori y muchos
otros han hecho uso de estos factores, pero reconocen que la curiosidad, los juegos y las manipulaciones que no
son bien dirigidos no garantizan que se realizará el aprendizaje” (Encouraging Creativity in the Classroom,
“Propiciando la Creatividad en el Salón de Clase”, W. C. Brown and Co., Dubuque, Iowa).
Desventajas.
Como dijimos antes, una de las debilidades de este Sistema radica en que el juego no cumpla con su
función de ser instructivo. En todos los niveles de la educación hay mucho que enseñar y demasiado poco tiempo
para hacerlo. Es por ello que un maestro cuidadoso no se atreve a desperdiciar ese precioso elemento.
Especialmente en la educación cristiana, donde lo que debe comunicar es de importancia debido a su naturaleza
eterna, el mentor quiere estar seguro de que cada actividad ya sea formal o informal prosiga a la consecución de
los objetivos que considera de más valor.
Podemos mencionar otros peligros aunque son de importancia. Por ejemplo, la situación del juego puede
salirse de orden cuando el maestro no aplica la disciplina necesaria. Además, se requiere de equipo especial, el
cual representa un gasto adicional. Pero en el análisis final, el valor educativo que tienen los juegos supera
grandemente a sus fallas, es que el profesor puede mantenerse firme y cumplir objetivos.
Recomendaciones para usar los juegos instructivos.
El maestro eficaz dará suficiente libertad y flexibilidad al proceso educativo para que los niños descubran
a su manera ciertas verdades. Por ejemplo, si se pide a un pequeño haga una cruz con plastilina, puede hacer dos
cosas: intentar imitar el modelo que le presenta el maestro o pedir al profesor que él lo haga para que sea lo más
parecida posible. Pero si por otro lado se le da una cantidad de plastilina y se le pide que haga algo que le ayude a
recordar a Jesucristo, puede resultar en una gran variedad de ideas símbolos, producidos por la mente creativa del
pequeño.
Con respecto a cómo usar en forma correcta los juegos genuinamente instructivos, trate de contestarse
cada vez los utilice, las siguientes preguntas evaluativas. Estas ayudarán a analizar la experiencia de su clase
después usar el método.
1. ¿Lo disfrutaron todos los alumnos?
2. ¿Se descubrieron nuevas habilidades?
3. Después de jugar, ¿se usó bien el período de discusión?
4. ¿Contribuyó el juego a aumentar la cooperación entre los alumnos?
5. ¿Qué tanto dependieron los discípulos del maestro durante el juego?
6. ¿El juego hizo que los alumnos se sobreexcitaran demasiado de tal manera que no pudieron
comportarse durante el resto de la clase?
7. ¿Fue el juego planeado debidamente con un propósito, o solamente se usó como relleno?
8. Si el juego ya se había utilizado, ¿mostraron los niños una mejoría evidente con respecto a la
experiencia anterior?
Si nunca antes ha usado este sistema, tal vez sería bueno que visitara una librería cristiana y comprara
algunos materiales. Seguramente encontrará desde juguetes para los niños de la sección maternal hasta
complicadísimos juegos bíblicos para jóvenes y adultos. A todos nos gusta jugar, y si el maestro puede hacer del
juego una experiencia de aprendizaje, obtendrá resultados sorprendentes.

14. VISITAS A SITIOS DE INTERES.

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Uno de los modelos educativos que se ha hecho muy popular en las últimas décadas es la “Pirámide de la
Experiencia” ideada por Edgar Dale. Desde que apareció por primera vez en su libro Audiovisual Methods in
Teaching, “Métodos Educativos Audiovisuales” (Holt, Rinehart, and Winston, New York, NY), se ha reproducido
en muchísimos libros relativos al proceso de aprendizaje y ha sido utilizado miles de veces por innumerables
profesores.

Símbolos
Verbales

Símbolos Visuales
Transparencias y Discos
Película
s
Exhibiciones
Visitas a sitios de interés
Demostraciones

Experiencias dramatizadas
Experiencias Prefabricadas

Experiencias directas y con propósito

Observe que sitúa las visitas a sitios de interés en centro de su pirámide, pero más cerca del nivel de
“experiencias directas y con propósito” que del extremo superior que es más abstracto. El autor aduce que
altísimo porcentaje de la educación se realiza en los niveles superiores de la pirámide, donde solamente
intercambiamos símbolos verbales o visuales en vez de procurar llegar al de experimentar con las cosas que en
realidad conforman nuestra vida diaria.
Por ejemplo, visitar una sinagoga no es lo mismo que asistir a una escuela rabínica por varios años. Sin
embargo al hacerlo, quienes están estudiando el judaísmo obtendrán una visión más clara de cómo se practica en
actualidad la fe judía, que leer un capítulo entero de un manual de estudio o escuchando al maestro impartir una
conferencia.
En el libro de Martha Leypoldt “40 Formas de Enseñar en Grupos” mencionado anteriormente, la autora
se refiere a las tres responsabilidades del líder que quiere enseñar planeando visitas a diversos lugares:
preparación, qué se va hacer en el lugar y evaluación.
En la preparación incluye:
1. El líder hace todos los arreglos necesarios haciendo una cita previa con la persona o personas
encargadas del lugar que se va a visitar.
2. Describe al grupo el propósito de la visita.
3. Proporciona datos pertinentes acerca del lugar.
4. Da instrucciones precisas en cuanto a la transportación y el decoro que se debe observar.
El ejemplo de nuestro Señor Jesucristo cuando llevó sus discípulos hasta donde estaba la acción nos da
una demostración muy positiva de lo que significa la frase “haciendo y aprendiendo”. En una ocasión, los trasladó
al templo, en otra, a la orilla del mar, al desierto y a muchas aldeas para predicar, pero también para imprimir en

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ellos las muchas maravillas que él enseñaba. Nosotros podemos hacer lo mismo llevando a nuestros alumnos a
sitios en donde se realizan las cosas para que observen personalmente a quienes las hacen o las actividades que
ejemplifican lo que estamos enseñando. El autor Wayne R. Rood sugiere que “la insuperable efectividad de
aprender haciendo se debe a que los datos y habilidades se adquieren mejor cuando existe la participación total del
educando. Las lecciones no se aprenden sólo con la mente, sino literalmente con todo el cuerpo, todos los
sentidos, si queremos que conformen la experiencia completa. Los hechos forman parte de nuestra vida” (The Art
of Teaching Christianity, “El Arte de Enseñar el Cristianismo”, Abingdon Press, Nashville, TN).
Ventajas.
El propósito de una visita es exponer a los estudiantes a experiencias de primera mano con otras personas,
lugares o cosas. En el caso del ejemplo mencionado anteriormente, el valor evidente de ir a una sinagoga estriba
en que los alumnos se acercan a la realidad. Además, se despierta el interés, ese importantísimo factor del
aprendizaje.
Una buena visita también provoca el deseo de profundizar en el estudio. Los alumnos no sólo observan lo
que acontece mientras permanecen en el lugar, también se animan a pensar más a fondo en lo que han visto.
Muchos maestros procuran con diligencia desarrollar por este método un seguimiento de lo que se aprendió en el
salón de clase. De principio, las visitas llevan incluida esta condicional.
Además, existe el elemento de participación individual, en especial si el maestro es lo suficientemente
sabio como para permitir que los educandos aporten sus ideas durante la fase de planeación del viaje. Por otro
lado, mientras están en locación, recorriendo el lugar y escuchando a los guías, los alumnos se convierten en
condiscípulos del maestro y por mismo, experimentan una independencia de él, lo cual es saludable para
desarrollar su propio potencial de aprendizaje.
Es interesante notar que las visitas no se deben limitar a un sólo rango de edad. De hecho, tienden a
producir buenos resultados en los pequeños como en los jóvenes y adultos.
Los estudiantes mayores necesitan conocer la realidad “aprender en comunión con otros”. Los cristianos
entablan interacciones entre ellos pueden crear una cálida atmósfera de cooperación mutua al compartir la
enseñanza sobrenatural del Espíritu Santo. El autor Paul Lederach recuerda que “el impacto e influencia que
ejercen miembros de la clase sobre sus compañeros proporcionan fuerza enorme para apoyar el aprendizaje. La
enseñanza eficaz requiere que el grupo se conozca y participe” (Learning to Teach, “Aprendiendo a Enseñar”,
Herald P Scottdale, PA) Entonces la educación por medio de visitas a sitios de interés nos provee la oportunidad
de participar una situación abierta en la que aprendemos siendo testigos presenciales además de que nos da la
ocasión de mostrar al mundo la unidad que existe en el cuerpo de Cristo.
Desventajas.
Rood señala una de las fallas más comunes en que inconscientemente caen los maestros cuando se centran
en este tipo de aprendizaje activo, diciendo: “Es muy fácil para el mentor mostrar demasiada preferencia por el
método activo y hará excesivo énfasis en él, haciendo que se convierta en un fin en sí mismo. Moverse de un lado
a otro desarrolla necesariamente la mente o el espíritu”. Como con todos los métodos, éste debe conducimos a
lograr los objetivos bien definidos que se han predeterminado para el grupo.
Algunas iglesias confrontan el problema de tener recursos limitados o de encontrarse en lugares poco
apropiados. Sin embargo, se pueden buscar otras alternativas. Por ejemplo, si es difícil visitar una sinagoga, se
puede conseguir la colaboración de alguna familia judía cercana para visitarla.
Un problema mucho más común es la falta de entendimiento de parte de muchos de nosotros para
reconocer el valor de los recursos que tenemos a mano. Al terminar de leer este capitulo, le sugiero que piense
detenidamente y busque alternativas de lugares que se encuentren a 20 o 30 minutos de distancia de su iglesia.
¿Existen sitios históricos de importancia? ¿Iglesias, catedrales u otros edificios?
Katherine Tobey sugiere que se visiten las misiones o congregaciones de la iglesia y dice: “Los jóvenes
que están estudiando los problemas sociales que confronta la iglesia, podrían observar de primera mano el trabajo
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que se hace en las zonas marginadas de grandes ciudades o de áreas rurales. Esto permite a los líderes organizar
viajes en autobús a los centros misioneros durante las vacaciones. Cuando una persona observa la forma en que la
iglesia resuelve las necesidades de esos grupos, estará más dispuesta a contribuir al esfuerzo que se hace para
ayudarlos” (Aprendiendo y Enseñando a Través de los Sentidos, mencionado antes)
La falta de preparación también puede ser un gran problema. Los alumnos deben saber de antemano lo
que pueden esperar y estudiar durante la visita a un lugar. Se pueden preparar preguntas con anterioridad para que
se respondan durante la visita o inmediatamente después.
Recomendaciones para la correcta preparación de las visitas.
Haga que los alumnos participen en la planeación. Antes del viaje, los discípulos deben leer todo lo
disponible del lugar que van a visitar y prepararse adecuadamente según lo indique el líder.
Procure que el grupo sea pequeño. Si su clase es demasiado grande, tal vez tenga que dividirla en
secciones y hace diferentes viajes, cada uno con un líder, para que dirija las actividades de aprendizaje en el lugar.
Esto no sólo es válido para la experiencia educativa, sino que evita que el profesor se desgaste demasiado
atendiendo a un grupo enorme.
Seleccione un horario adecuado. Además, asegúrese antes de realizar la visita que el grupo en verdad
desea ir. De otro modo, los educandos no estarán tan abiertos a la experiencia de aprendizaje y hasta pueden
olvidar que deben asistir a la reunión de ese día.
Programe una evaluación para después del viaje. Puede hacerse durante la visita en una sesión informal
en que se discuta libremente o bien cuando se regrese de ella. También puede dársele la forma de una prueba
escrita para comprobar si las impresiones que recibieron los alumnos valen la pena.
Desde ahora empiece a planear una visita con sus alumnos para el siguiente trimestre. Esto aumentará el
interés y el aprendizaje será más divertido.

15. MEMORIZACIÓN
A todos nos gusta pensar que somos muy bíblicos en nuestros métodos de enseñanza, sólo porque
aceptamos que la palabra de Dios es la base del contenido que impartimos, así como nuestro modelo para
implementar técnicas de aprendizaje.
Casi todos los libros acerca de educación cristiana señalan la necesidad de que exista el diálogo, mismo
que Jesús utilizaba con frecuencia, y nos exhortan a que por ello, procuremos siempre hacer que los discípulos
participen.
Esto es correcto, pero algunas veces olvidamos la preciosa herencia que los fieles judíos del Antiguo
Testamento aportaron a la educación. En especial, son dignos de estudio su preocupación por la familia, la
centralidad que daban a las Escrituras en el aprendizaje de los hijos y su deseo de dar una enseñanza de alta
calidad a los jóvenes en las sinagogas. La metodología única que los israelitas emplearon durante los siglos de
historia antiguotestamentaria se basó en el catecismo o memorización.
El autor C. B. Eavey en su libro Histoiy of Christian Education, “Historia de la Educación Cristiana”, nos
explica los ejercicios mnemotécnicos que se realizaban en los hogares desde los primeros años de vida del niño.
“En cuanto aprendían a hablar, sus padres empezaban a enseñarles palabras y oraciones. Las primeras eran
principalmente bendiciones, en especial aquellas que formaban parte del ceremonial cotidiano. Cuando el
pequeño se levantaba pronunciaba una de ellas y cuando se acostaba recitaba palabras que proclamaban su fe en
Dios porque se le daba mucha importancia a la memorización. A medida que se les hacía recordar grandes
porciones de las Escrituras.
“La madre influía muchísimo en el entrenamiento de los primeros años, pero se consideraba que era deber
del padre asumir la responsabilidad de dirigir a los niños en las etapas más avanzadas de su educación” (Moody
Press, Chicago, IL)

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La memorización puede definirse como el poder, función o el acto de reproducir e identificar lo que se ha
escuchado o experimentado. Sabemos que este proceso se compone cuando menos de cuatro etapas:
1. Impresión. La experiencia primaria, consciente significativa.
2. Retención. El proceso por el que la experiencia SE graba en la mente.
3. Recordar. El acto de traer a la mente ciertas ideas experiencias cuando se necesitan.
4. Reconocer. La experiencia que el individuo previamente y que se recuerda.
No toda la memorización es de la clase que se denomina “de perico”. Esta se refiere más bien a la
reproducción exacta de las experiencias pasadas, como cuando se repite un versículo de la Biblia que se aprendió
de pequeño. Sin embargo, también es perfectamente válido usar como método de enseñanza la memorización de
algún contenido o de un contexto de información. Por ejemplo, uno puede memorizar el tema general de cada
capítulo del libro de los Hechos, aunque no podamos reproducirlos con las palabras exactas del texto.
Ventajas.
La memorización puede convertirse en una experiencia agradable. Tendemos a pensar que es una
disciplina forzada que requiere concentración y práctica. Pero no olvidemos que el programa de aprendizaje del
niño se complementa con ella, debido a la fuerte motivación y el refuerzo instantáneo que recibe el alumno
cuando se da cuenta de que puede reproducir con exactitud alguna información. Es más, en la actualidad, esta es
una de las formas más populares de enseñanza en las clases de adultos.
Aunque es muy importante como un fin en sí misma, la memorización de las Escrituras y de diversas
verdades cristianas también constituye un medio para alcanzar fines subsecuentes. Por ejemplo, lo que se ha
memorizado previamente ayuda mucho a quien es nombrado maestro de escuela dominical. Además, nuestro
testimonio personal mejorará grandemente si podemos intercalar en nuestra proclamación del evangelio los
pasajes bíblicos que apoyan y fortalecen lo que decimos.
Algunos educadores afirman que el proceso y disciplina que requiere la memorización es una técnica en sí
misma muy válida e importante, porque consiste en entrenar a la mente y hacerla llegar a sus más altos niveles.
Asimismo contribuye a que ésta desarrolle una eficiencia superior, la misma que se puede aplicar a cualquier
disciplina o especialidad del saber humano que se escoja.
Nuestro Dios promete un premio espiritual para quienes memorizan las Escrituras. David escribió: “En mi
corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). A pesar de que la meta más importante
no es recordar en forma subconsciente lo que se ha memorizado la Biblia, muchos jóvenes y adultos que se han
entrenado en ella durante su infancia, experimentan un despertar espiritual gracias a esa información que ya se
encuentra grabada en sus corazones.
Desventajas.
Un posible problema que se puede presentar al aplica este sistema, es el peligro de sustituir las palabras
por el significado. En particular, los niños que recitan de memoria sus versículos nos recuerdan mucho a las focas
amaestradas que aprenden a sostener una pelota en su nariz. Se convierten en actores cuya habilidad es fascinante
para quienes los ven y escuchan, pero que tiene poco significado y valor para el que lo hace.
Por supuesto que no todos los casos han de ser así. Los que tomamos en serio la inspiración y autoridad
de la Biblia siempre procuraremos que las experiencias que tienen los pequeños contribuyan a mostrarles el
significado de la verdad divina, pero a la vez, deben reconocer que ésta es parte integral de la verdad de Dios. Sin
embargo, el significado de la Palabra Santa no siempre se comprende automáticamente. Es ahí donde el maestro
interviene.
Eleanor Morrison y Virgil Foster en su libro “Enseñanza Creativa en la Iglesia” que ya se mencionó,
sugieren que e niño debe experimentar la verdad divina aun antes de que palabras tengan significado para él: “La
tierra fértil para enseñar y aprender se encuentra en las experiencias presentes. Esto se aplica a todas las edades,
pero en especial a los párvulos y prepárvulos. Sin embargo, no les enseñamos muchas palabras bíblicas porque
pensamos que están más allá de su comprensión. Más bien tratamos de proveerles experiencias en las cuales
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demostramos que el amor y perdón de Dios son parte de la palabra divina. Puesto que las experiencias más
profundas de nuestra vida no pueden expresarse con palabras, el reto para el maestro de párvulos es que él debe
vivir el evangelio de Cristo”.
Sospecho que a usted y a mí nos gustaría poner más atención al texto escritural que los autores
mencionados arriba. Sin embargo, lo que sugieren es esencialmente correcto. Las experiencias que un pequeño
tiene (así como los jóvenes y adultos), apoyan o rechazan la esencia y validez de la Palabra que tratamos de
impartir. Su confrontación con las palabras de las Escrituras llegan a tener significado cuando comparan la
Palabra con la forma en que la viven y demuestran sus padres y maestros.
Un problema adicional de la memorización es que algunas veces el proceso se hace tedioso. Ya dije que
no siempre tiene que ser así, porque puede hacerse interesante y aun emocionante. Pero si presentamos la técnica
como algo difícil en vez de hacerlo como si fuera una bendición; como una disciplina en vez de hacerlo como un
deleite, provocamos respuestas y actitudes negativas, cuando lo que buscamos es precisamente lo contrario. Por
supuesto que las respuestas que obtenemos en cualquier tipo de enseñanza se determinan principalmente por la
forma en que la presentamos.
Hemos avanzado mucho desde los tiempos en que se decía que “la letra con sangre entra”. En ese
entonces, los alumnos tenían que enfrentar a un mentor que siempre tenía una vara al alcance. Por ello, el
aprendizaje se consideraba un “mal necesario”. Procuremos mostrar a nuestros alumnos, sean niños, jóvenes o
adultos, que la enseñanza es la madre de muchas experiencias felices en la vida, y que la memorización es una de
ellas.
Recomendaciones para enseñar a memorizar.
Para hacer de este método algo placentero y productivo, trate de seguir las siguientes sugerencias cuando
lo aplique:
Recuerde que la memorización de un contenido general es una experiencia de aprendizaje tan importante
y valiosa como la memorización de versículos.
Domine usted todo el material que exige que sus alumnos memoricen.
Utilice todas las ayudas visuales que pueda, incluyendo fotografías, tarjetas, pizarrón, franelógrafo y
proyecciones.
Recuerde que el repaso es la clave de la retención. Sus discípulos pueden memorizar información y
después olvidarla al poco tiempo a menos que usted los haga recordarla con frecuencia.
Siempre enfatice la importancia de entender el significado. No permita que los estudiantes de ninguna
edad memoricen sólo por presunción; procure que en verdad entiendan la importancia que tiene y el beneficio
que traerá a sus vidas.

16. INVESTIGACIÓN E INFORMES.


Pocos maestros de escuela dominical están satisfechos con el trabajo que sus discípulos hacen fuera de
clase. Con seguridad un pequeñísimo porcentaje de los alumnos de iglesias evangélicas se molesta en estudiar en
casa sus lecciones y manuales. ¡Aquellos que han superado la etapa elemental y desean profundizar en el estudio
de algún asunto bíblico son tan difíciles de encontrar como un maestro que empieza a estudiar su lección del
domingo siguiente el lunes!
Existen varias formas de hacer que se estudie en casa, y las trataremos más extensamente en el capítulo
que tiene que ver con la asignación de tareas. En el presente, quisiera centrar nuestra atención en el uso de
investigaciones e informes como técnicas de enseñanza. Nuestro punto de vista se concentra casi exclusivamente
en la preparación que se requiere antes de la clase en vez de aplicarla como técnica de seguimiento. Para decirlo
en otras palabras, el alumno se beneficia más del estudio que hace en casa acerca de determinado tema que se
discutirá en la siguiente clase, que de repasar la lección del domingo anterior. La ventaja proviene no sólo del

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proceso de estudio personal en sí mismo, sino también de la contribución que puede hacer a la clase.
Aparentemente, este método es el que debería usarse con más frecuencia con los jóvenes y los adultos Sin
duda alguna que será de gran valor para esos departamentos si se logra hacer de él una alternativa deseable. Pero
no dejemos que el aura de erudición que conlleva la palabra investigación asuste e impida que usemos este
método con los primarios y adolescentes. En la actualidad, es muy común que en educación secular existan
programas para hacer investigaciones en bibliotecas y centros de estudio, por lo que primarios, secundarios y
bachilleres ya están acostumbrados a participar en el estudio serio de sus materias fuera del salón de clase.
Ventajas.
El capítulo once trató el método que hemos llamado “descubrimiento” o “de búsqueda”. Si estamos de
acuerdo en los principios básicos de ese sistema, entonces una de nuestras metas debe ser que nuestros alumnos
se convierten en investigadores independientes de la verdad divina. Esto no se logra simplemente transmitiéndoles
información ininterrumpidamente, sino que se requiere que ellos participen una confrontación personal con los
hechos. Paul Pallmeyer dice: “Cuando el maestro da a los educandos el trabajo de buscar respuestas personales a
las cuestiones espirituales la vida, puede utilizar o sugerir una gran variedad técnicas:
 entrevistas con sus compañeros, con otros maestros con sus padres y personas de su comunidad;
 análisis reflexivo;
 discusión por grupos;
 lectura;
 investigación e informes individuales o en grupo, etc.
Al usar el método de investigación nuestro papel como maestros es el de dirigirla y aconsejar a quienes la
realizan” (vea el capítulo 11 “Descubriendo las Verdades Bíblicas”)
Otro resultado muy deseable de este sistema es que el maestro mismo aprende más. Muy pocas veces nos
consideramos condiscípulos de nuestros alumnos. Este problema ha surgido de la enseñanza monologal, en la cual
el mentor se convierte en el único proveedor de información, como si fuera una jarra de la cual se sirven los datos
a un grupo de vasos.
Cuando nuestros estudiantes se dediquen a la investigación, con frecuencia encontrarán diversas ideas y
posiciones. Al presentar sus informes, éstas se dan a conocer en clase y pueden dar lugar a discusiones muy
provechosas. Si el profesor se ha preparado cuidadosamente para ello, experimentará con sus alumnos la misma
confrontación. Esto es benéfico, porque hace que el profesor equilibre su propio punto de vista y obtenga un
mejor apoyo para lo que imparte en su clase.
Por supuesto que este sistema requiere de más tiempo del que normalmente se asigna. Supongamos que
los alumnos ponen toda su atención en la hora de clase. Esto significa que la han estudiado sólo 45 minutos en
toda la semana. Pero si por otro lado, los exponemos al contenido de lo que estamos tratando de enseñarles
durante otras dos o tres horas de preparación para la siguiente lección, entonces hemos triplicado o aun
cuadruplicado su tiempo de aprendizaje. Esta es una mina de oro que cualquier maestro debería estar gozoso de
explotar.
Desventajas.
En cualquier clase de trabajo, el empleado hace lo que su superior inspecciona, no lo que espera que
haga. Si hemos de lograr que la investigación sea significativa, ésta debe culminar en un informe, y ello toma
tiempo. Esta puede ser considerada una dificultad porque muchos maestros sienten una presión compulsiva a
presentar cierta cantidad de material sólo porque el manual exige que por ejemplo enseñen seis capítulos de 1
Reyes el siguiente domingo.
Si el alumno Juan va a pasar dos o tres horas investigando el tema durante la semana, deberá permitírsele
una porción del tiempo de clase para que informe el resultado de su esfuerzo. En consecuencia, se cubrirá menos
enseñanza en el tiempo asignado. Pero la profundidad del aprendizaje que obtendrá es muchísima más valiosa que

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el panorama el que maestro pueda presentar. Con frecuencia, esto es a lo único que aspiramos en la educación
cristiana.
Un problema también común es el uso de la motivación. Algunas veces se hará necesario darla
externamente usando premios o reconocimientos para hacer que la clase se mueva. Pero nuestra meta final debe
ser lograr una motivación interna, en la cual sólo la emoción de aprender sin ayuda constituirá un premio para el
alumno. Es obvio que esta clase de meta es más fácil de alcanzar con los jóvenes adultos que con los niños. La
clave radica en la actitud que nosotros tenemos hacia la investigación, tanto cuando encargamos como cuando
escuchamos el informe.
Recomendaciones para el uso efectivo de la investigación los informes.
La autora Martha Leypoldt (“40 Maneras de Enseñar Grupos”) señala nueve responsabilidades del líder y
11 de lo alumnos. A continuación reproducimos esas listas, que mencionan en las páginas 96 y 97 de su libro:
El líder.
1. Ayuda a seleccionar el problema o tema.
2. Dirige al grupo para decidir cuál es el área que necesita investigarse.
3. Pide a los miembros del grupo que se presenten como voluntarios para efectuar la investigación
en los aspectos determinados por el grupo.
4. Sugiere las fuentes o las provee a los investigadores.
5. Solicita que éstos presenten sus informes en la siguiente sesión.
6. Pide que los miembros del grupo opinen sobre el informe.
7. Resume los puntos principales o pide que alguien más lo haga.
8. Sugiere la acción a tomar o la forma en que debe usarse la información.
9. Evalúa la experiencia de aprendizaje del grupo.
Los miembros del grupo.
1. Ayudan a seleccionar el problema o tema.
2. Ayudan al líder a decidir lo que necesita investigarse.
3. Se presentan como voluntarios.
4. Utilizan las fuentes recomendadas por el líder así como otras adicionales.
5. Estudian diligentemente la parte que se les asignó.
6. Seleccionan los datos más relevantes.
7. Organizan su material para presentarlo al grupo.
8. Preparan un informe de su investigación.
9. Consultan con los otros miembros del grupo para aclarar puntos de vista.
10. Deciden acerca del curso de acción a seguir o la forma en que debe usarse la información.
11. Ayudan a evaluar la experiencia de aprendizaje del grupo.
Si nunca antes ha utilizado este método en su clase, sería bueno que comenzara dando tareas cortas y
específicas. Los que tienen menos experiencia, deben ser instruidos con mas cuidado. Procure ponerlo en práctica.
Tal vez pueda comenzar con un versículo que aparentemente tenga diferentes interpretaciones válidas. La clase o
miembros de ella, pueden entrevistar a maestros de Biblia, consultar comentarios o buscar referencias bíblicas
para aclarar las diferencias de significado y analizar la que consideren más acertada. Pronto descubrirá que el
sistema de investigar e informar es una buena herramienta para fomentar el aprendizaje personal.

17. ENSEÑANDO A TRAVÉS DE LA MÚSICA.


El gozo que produce la fe cristiana hace que la música sea un ingrediente de aprendizaje mucho más
importante que en la educación secular. El hecho de que sea un lenguaje universal nos ofrece un medio
extraordinario para comunicar cualquier mensaje y en particular, el del evangelio eterno. El autor Lawrence
Bixler dice que esta cualidad de la música hace que se introduzca primero en las emociones y después en el

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intelecto. Las emociones actúan como la puerta que conduce al salón del trono de la mente.
“La educación cristiana debe estar diseñada para edificar al creyente en forma integral, incluyendo sus
emociones y su intelecto. La música es importante en la educación cristiana debido a que apela a la persona en su
totalidad. Empieza por las emociones o estado de ánimo y se extiende a todo el espíritu humano” (How to Teach,
“Cómo Enseñar”, Standard Publishing, Cincinnati, OH).
Por mucho tiempo, la iglesia ha considerado que la música es un relleno únicamente, hemos fallado en
tomar en srio la responsabilidad de la educación musical cristiana. Puesto que la música evangélica está
íntimamente relacionada con la iglesia, la educación debe incluir el esfuerzo de presentar a los niños, jóvenes y
adultos lo mejor del acerbo musical cristiano, además de entrenar a aquellos que poseen talento para que lo
pongan a los pies de Cristo.
Esto provoca la pregunta: “¿En qué consiste la música de iglesia?” En su libro Church Music for the
Glory of God, “Música Eclesiástica para la Gloria de Dios” (Christian Service Foundation, Moline, IL), Gunner
Urang contesta de la siguiente manera: “Para concluir entonces, la música en la iglesia es buena no sólo porque
pertenece a determinada época o nacionalidad o porque fue compuesta por determinado compositor o escuela
musical; tampoco porque sea contemporánea y popular; o porque cumpla ciertos requisitos seculares; o sólo
porque resulta que es suave, estridente, lenta, rápida o rítmica. La buena música en la iglesia es la que cumple su
función de reforzar y dar emoción al mensaje hablado. Técnicamente, debe poder cantarse y enfatizar palabras
bíblicas importantes. Sicológicamente, debe reforzar el espíritu de las palabras, asociándolas correctamente”.
Ventajas.
Por medio de la enseñanza musical, estamos poniendo en práctica una de las actividades de aprendizaje
más evidentes del método que hemos llamado “haciendo y aprendiendo”. En realidad, es una forma de diálogo en
el cual todos participan. Aunque algunos lo hacen de forma más directa y especializada tocando un instrumento o
cantando solos, todos pueden compartir los cantos congregacionales y los niños pueden aprender haciendo
acompañamientos rítmicos y cantos desde que están en el grupo de párvulos.
Casi todos los métodos de enseñanza que presentamos en este libro tienen algunas restricciones debido a
la diversidad de edades. Sin embargo, cuando enseñamos con música, no existen limites cronológicos. El autor
Wayne R. Rood sugiere que uno de los grandes logros de ésta es la facilidad con la que se rompen las barreras,
especialmente la llamada brecha generacional.
“Alcanzar a otros sin importar las barreras es un logro creativo, ya que educa a quienes participan. La
música, en especial la que se hace en grupo, provee un puente. Con frecuencia se ha utilizado con ese fin. El
movimiento moravo, como nos informa Zinzendorf, usaba los conjuntos corales dentro de sus funciones
educativas para alcanzar a la comunidad. Todos, desde el más pequeño hasta el más anciano, pertenecían a un
coro que agrupaba a los de su edad. Estos conjuntos eran mucho más que una organización musical en la que las
canciones se aprendían y ensayaban, más bien eran grupos de estudio bíblico, lo que es interesante para nosotros,
no tanto por la mezcla de temas escriturales con canciones, los que a veces eran bastante raros, sino porque
propiciaban la comunión de los creyentes” (The Art of Teaching Christianity, “El Arte de Enseñar el
Cristianismo” mencionado anteriormente).
Desventajas.
Uno de los problemas más comunes que existen para educar con música es que el maestro no ha
entendido que lo más importante de un método es que el educando participe en forma activa tanto mental,
intelectual como emocionalmente. De la misma forma que sucede en el arte creativo, debe dársele al discípulo la
oportunidad de expresarse a través de la música, al mismo tiempo que el maestro trata de imprimir en él el
mensaje del evangelio a través de ella. El autor Earl H. Caulke sugiere que debemos: “Escuchar las rimas
infantiles para descubrir la clave del qué y cómo enseñar a cantar. Los pequeños a menudo expresan sus
sentimientos usando tonadas o palabras medio cantadas que surgen con toda naturalidad en ellos” (New Ways to
Learn, “Nuevas Maneras de Aprender”, p. 65)

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Otro problema de la educación musical estriba en que hemos fallado en buscar y usar el método
apropiado. El maestro debe estimular y guiar el aprendizaje paso a proveyendo las oportunidades no sólo de
cantar, sino de escuchar, crear, participar en ritmos o instrumentos y en la lectura de la música.
Es probable que todo esto no pueda encargarse a un solo maestro, y ciertamente no puede dedicarse todo
un año de escuela dominical para impartir un curso completo. No obstante, la iglesia necesita analizar
ampliamente la educación musical y reconocer que desde el himno de apertura del servicio de adoración del
departamento de cuna hasta la sofisticada cantata que presenta el coro de la capilla, se está enseñando música
cristiana, sea buena o mala.
Una dificultad que enfrentan muchos maestros es que están convencidos de que no tienen habilidad
musical y sin embargo se les pide que realicen este proceso de enseñanza porque están puestos al frente de un
salón de clase. Estos profesores pueden tomar prestado mucho material del ampli~imo arsenal que existe de
discos, cassettes, música grabada de acompañamiento y muchos más materiales disponibles que hacen posible la
educación musical aun cuando no exista un piano o quien lo toque. Por supuesto que lo ideal sería que la escuela
dominical contara con alguien que tuviera conocimientos musicales en cada departamento, de tal manera que
siempre existiera el acompañamiento y música más adecuados.
Recomendaciones para usar la música en la educación cristiana.
La música debe adaptarse al niño en lugar de que sea al contrario. En el nivel preescolar, son muy útiles
las canciones que se hacen espontáneamente de acuerdo al tema que se estudia.
Utilice los instrumentos más sencillos con los más pequeños para animarlos a que participen y se
interesen en la música. Estos incluyen bloques de madera, palitos rítmicos, cascabeles, campanas, triángulos,
panderos y tamboriles.
Enseñe lo desconocido partiendo de lo conocido. Basándose en las experiencias previas de los niños,
empiece con canciones conocidas por ellos y relaciónelas con las nuevas. Esta es una simple aplicación del
antiguo principio educativo que dice: debemos partir de lo conocido para enseñar lo desconocido.
Dedique tiempo para escuchar. Haga que los niños se sienten en silencio mientras se toca o canta algún
corito y de preferencia, utilice buenas grabaciones.
Sea positivo, anime y siempre propicie una atmósfera gozosa. No hay razón para que el tiempo dedicado a
la música sea incómodo y los alumnos lo vean con duda o temor.
Utilice agrupamientos efectivos. Trate de que los cantantes experimentados estén junto a los principiantes
para que los ayuden. Enseñe a los pequeños las estructuras armónicas y las distintas voces en cuanto sea posible.
No olvide que debe haber variedad. No use semana tras semana los quince minutos dedicados a cantar
repitiendo los mismos coritos una y otra vez. Enseñe coros de estilo folclórico, utilice himnarios, visualice la
canción con cuadros o dibujos en el pizarrón y narre historias de los himnos para que los alumnos conozcan el
contexto en que se compusieron.
La feliz tarea de educar con música es el proceso de escuchar para aprender y no de aprender para
escuchar. Existe un viejo adagio que enfatiza el valor que tienen los cánticos: “Si la música es el alimento del
amor, sigue tocando”.
Sí, la música puede ser el alimento del amor de Dios en Cristo. Junto con nuestra enseñanza verbal,
podemos comunicar el evangelio y la teología con más profundidad echando mano de ella. La música cristiana se
caracteriza porque tiene un mensaje.

18. LOS TRABAJOS MANUALES.


“Puesto que aprendemos haciendo”, dice Katherine Tobey en “Aprendiendo a Través de los Sentidos”,
tenemos que hacer las cosas muchas veces antes de poder dominarlas. Esto incluye atarnos los zapatos, instalar
correctamente una tienda de campaña, remar, usar una máquina de escribir, ordeñar una vaca, etc.”
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Muchas veces pensamos que el trabajo manual es para divertirse o que es una forma de mantener a los
niños activos en los momentos en que no les estamos enseñando la Biblia. Puesto que los pequeños tienen un
período de atención muy limitado, se piensa que debemos utilizar diferentes métodos de aprendizaje en el salón de
clase, y que los trabajos manuales nos ayudan a romper la monotonía de la hora que los alumnos están con
nosotros.
Pero este punto de vista es incorrecto. El maestro cristiano debe tener un motivo para todo lo que hace
durante su tiempo de enseñanza, porque cualquier actividad que no conduzca a lograr los objetivos planeados no
vale la pena ejecutarla. El principio educativo de la participación tiene muchas manifestaciones. Entre ellas, la
intelectual, la verbal y la visual. También puede incluir a la “participación tácita”, en la cual se realiza el
aprendizaje por medio de la ejecución de trabajos manuales que son genuinamente educativos.
Las manos son instrumentos maravillosos. Son la extensión móvil del cerebro humano y nunca han
podido ser duplicadas por la tecnología. Puesto que las manos y el cerebro están íntimamente ligados en su
función, debemos utilizar las manos de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. Puede ser que los discípulos
olviden su Biblia, su manual de escuela dominical o cualquier otra cosa, pero el domingo siempre vendrán con sus
manos. Como dijo el apóstol Pablo: “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito...” (1 Corintios 12:21).
Ventajas.
Cuando los trabajos manuales se hacen interesantes, ayudan al alumno a aplicar inteligentemente los
conceptos que ha escuchado en clase. Aun cuando los proyectos sean muy simples, como ir conectando números
en forma progresiva para formar la figura de un pastor, o colorear un cuadro de David y Goliat, constituyen una
forma muy adecuada de grabar una idea en la mente del niño. Asimismo, es una actividad de apoyo al
aprendizaje. Raras veces lo podemos aplicar como un procedimiento único en la clase, ya que por su misma
naturaleza, requiere de algún grado de conocimiento previo del tema.
Otro factor significativo es que promueve la creatividad. Hacer algo con las manos es la expresión más
elemental de la creatividad, comenzando desde la más tierna infancia hasta la edad adulta. Es bueno recordar que
el maestro sabio nunca limitará la creatividad de sus alumnos sino que evitará especificar exactamente la clase de
resultado que espera de ellos.
Una ventaja adicional es que el sistema bien aplicado, proporciona cierto deleite a los alumnos. Por
supuesto que la educación no existe con este fin, pero si la diversión puede ser un medio para conseguir el fin del
aprendizaje, entonces usémosla.
Desventajas.
La mayor de ellas es no considerar los trabajos manuales como parte del proceso de aprendizaje. Hace
más de 30 años, James Berkeley nos advirtió: “Cuando el trabajo que hacen con sus manos ayuda a los alumnos a
formarse cuadros mentales claros acerca de lo que están escuchando, leyendo o estudiando, de tal manera que lo
comprenden mejor, entonces y sólo entonces esa actividad contribuye al aprendizaje útil. Cuando la actividad
manual requiere además que se piense, se planee, cierto grado de cuidado, de cooperar, pensar y ayudar a otros,
entonces la consideramos cristiana” (You Can Tea ch, “Usted Puede Enseñar”, Judson, Valley Forge, PA).
Otro problema muy común es ofrecer a los alumnos un trabajo manual que está muy por debajo de su
nivel intelectual. Tal vez el ejemplo más conocido se encuentra en los curriculums de Escuela Bíblica de
Vacaciones para intermedios que se publican comercialmente. Puesto que los estudiantes ya han pasado nueve
meses enfrentando los desafíos de la tecnología espacial y la educación masiva, no se sienten contentos de pasar
todo el verano encerrados en un cuarto sentados y pegando fideos en un cuadro o haciendo figuritas de plastilina.
Existen otras objeciones menos importantes, como que los trabajos manuales son costosos y consumen
mucho tiempo. Hasta cierto punto, ambas son ciertas. Es por ello que la mayor inversión de tiempo exige que los
resultados que se obtengan en el proceso contribuyan en forma significativa a las experiencias de aprendizaje del
estudiante. El costo puede minimizarse aplicando dos reglas generales de la educación. Primero, es esencial
invertir en algo de lo que esperamos obtener resultados satisfactorios. En segundo, el maestro creativo encontrará

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la forma y los materiales que permitan tener actividades manuales sin necesidad de gastar una inmensa cantidad
de dinero. Acuda a su librería cristiana más cercana y busque tales ayudas.
Recomendaciones para usar bien los trabajos manuales.
Como maestro, convénzase de que lo más importante no es el producto, sino el proceso. Un maestro
perfeccionista puede impedir que tanto él como sus alumnos disfruten del gozo que produce el trabajo. Además,
destruye toda creatividad. ¡Qué importa que Juanito dibuje una iglesia que más parece un granero destartalado!
No se trata de enseñar arte, sino los conceptos de la verdad bíblica.
No exija que sus alumnos hagan cosas que son incapaces de hacer física o mentalmente. Por ejemplo, los
niños de tres años no tienen habilidad para recortar, por lo que se les hace imposible cortar patrones intrincados de
determinado trabajo manual. Si queremos forzarlos más allá de su capacidad, les provocaremos una gran
frustración en vez de darles una lección.
No obligue a sus alumnos a participar en una sesión de manualidades. Más bien trate de descubrir la razón
de su falta de cooperación y ayúdeles a reforzar cualquier inseguridad que tengan, de tal manera que durante el
tiempo que pasen con usted, aprendan a colaborar voluntariamente.
Utilice la variedad en su selección de proyectos manuales. No sea como el maestro que todos los
domingos lee una historia bíblica durante media hora y después pasa las crayolas y las hojas en la segunda media
hora. En su libro “Enseñanza Creativa en la Iglesia”, Eleanor Mornson y Virgil Foster ofrecen una gran variedad
de ideas para realizar diferentes manualidades, incluyendo la lista que sigue, dirigida a los párvulos:
 Jugar con plastilina y modelaje
 Pegar figuras
 Usar cordones e hilos
 Pintar
 Pintar con los dedos
 Estampar o pintar con esponja
 Dibujar con crayolas o gises de colores
 Cuidar plantitas o mascotas
 Construcción con bloques de madera
Sin embargo, la utilidad de los trabajos manuales no se limita a los pequeños. Los jóvenes y adultos
pueden beneficiarse mucho de este método si diseñamos para ellos actividades importantes que deliberadamente
conduzcan a conseguir nuestros objetivos de aprendizaje.
Medite en un plan de acción a largo plazo donde se incluyan las manualidades educativas. Si queremos
tener coherencia y una perspectiva equilibrada de nuestra enseñanza, lo conseguiremos planeando en forma muy
cuidadosa el curso. No permita que los trabajos manuales sean un sustituto de última hora para otros
procedimientos educativos.

19. LAS ENTREVISTAS.


Como maestros, debemos fomentar las actividades extramuros de nuestros estudiantes. No podemos
comunicar satisfactoriamente la palabra de Dios si permitimos que las estructuras nos limiten, tales como el
tiempo que se nos asigna cada semana, porque en algunos casos, ni con eso se puede contar. Así que podemos
mejorar nuestro tiempo de aprendizaje tratando de que nuestros alumnos participen en diferentes actividades
durante la semana. Entre más podamos relacionarlas con la metodología que seguimos, más consistente será la
experiencia de aprendizaje.
Si vamos a usar las entrevistas, recordemos que están inseparablemente unidas al método de discusión.
Sin embargo su enfoque principal es hacer que los estudiantes obtengan la información y la lleven al salón de
clase en lugar de que sea el maestro quien lo haga. Este método hace que el alumno salga a la calle y confronte a

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otras personas con el fin de conseguir información que ayude a sus condiscípulos.
El objetivo de la entrevista es solicitar datos acerca de un asunto especifico con el fin de transmitirlos a
los alumnos para que los entiendan. Pero existe una ventaja adicional. El estudiante tiene tanto la responsabilidad
de iniciar el acercamiento con su entrevistado como preparar su reseña y además hacer que la información sea
fácil de usar en la discusión en clase. Esto elimina la pasividad del educando, porque lo hace participar
activamente en el proceso de aprendizaje al tener que analizar un tema y relacionarse con las personas que tienen
que ver con él.
Ventajas.
Ya se ha mencionado uno de sus puntos positivos, la participación. Si en verdad creemos en ese principio,
entonces debemos seleccionar los métodos educativos que permitan que el alumno se involucre en todo el proceso
de enseñanza aprendizaje. Sin embargo, no siempre es así, aun cuando usemos diferentes alternativas que los
hagan colaborar con el maestro. Por ejemplo, el método de preguntas y respuestas es participativo, pero involucra
sólo el tiempo que se pasa en clase. Lo mismo puede decirse del método de discusión. Pero el alumno que
entrevista empieza a contribuir desde que recibe el encargo, después debe conseguir la información, hacer la
presentación, dirigir la discusión y por último, dirigir a la clase para que evalúe todo el proceso. Otro punto a
favor es la oportunidad de dar al grupo una gran cantidad de información en el tiempo limitado de la hora de
clase. El maestro también debe estudiar a fondo el tema y proporcionar material adicional, pero puede suceder que
al hacer su entrevista, el alumno o alumnos obtengan distintos puntos de vista y perspectivas que tal vez el
profesor no había contemplado al momento de preparar su lección.
Lo anterior nos lleva a una tercera ventaja, es decir, la mayor amplitud con que se aprecia una cuestión.
Esto a su vez puede conducir a nuevas fuentes de información que ni el maestro ni los alumnos habían tomado en
cuenta. La mayoría de eruditos de la educación concuerdan en que una perspectiva más amplia de un tema,
generalmente resulta en una experiencia de aprendizaje más profunda.
Desventajas.
Para poder aplicar este método, el maestro debe saber motivar a sus discípulos. Con frecuencia, en un
salón de clase de escuela dominical los últimos prefieren que sea el maestro el que trabaje para ellos. Las
entrevistas tienen como propósito delegar la responsabilidad del aprendizaje en el propio alumno. Al principio se
sentirán inseguros, por lo que el profesor tendrá que animarlos y ayudarlos a realizar sus entrevistas con éxito.
Otro problema puede ser que el estudiante no esté capacitado para formular buenas preguntas. Sabemos
que el éxito de una entrevista depende de la claridad y comprensión con que se presentan las cuestiones. Por ende,
una entrevista deficiente, producirá un resultado imperfecto. A veces, es difícil encontrar personas claves que
puedan aportar algo significativo al asunto que el grupo está estudiando.
Por otro lado, tendemos a limitar las entrevistas a personas que han destacado en alguna materia. Sin
embargo, podremos obtener puntos de vista variados y valiosos de personas comunes y corrientes, tales como
estudiantes, amigos, vecinos, hermanos de la iglesia o aun de cualquier gente que pase por la calle.
Tal vez el mayor problema de todos es que este método puede hacer que lleguemos el domingo con un
cúmulo de opiniones humanas sin sentido ni aplicación al tema que sin embargo, puede ser muy importante. No
obstante, esto se convierte en problema sólo si fallamos en aceptar que precisamente lo que buscamos son los
puntos de vista humanos. Nuestra tarea será reunir toda esa información y medirla con la palabra de Dios para que
al final brille la verdad.
Es muy posible que cuando se utilicen los datos resultantes de las entrevistas, se rechacen la mayoría de
ellos. Por supuesto que esto depende de la clase de personas que se entrevistaron.
Recomendaciones para hacer buenas entrevistas Medite en qué clase de situación le gustaría usar este
método. Supongamos que el asunto a tratar es el aborto que su propósito para la siguiente clase es contestar a la
pregunta: “¿Deben los cristianos defender o rechazar las tendencias actuales para legalizar las leyes y prácticas
aborto?” Como tiene 12 alumnos adolescentes, quiere que dediquen a entrevistar a algunas personas durante la
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semana.
Primero que nada, debe usted definir qué tipo de gente se debe entrevistar. Por supuesto que podría
enviarlos a ciegas, diciéndoles simplemente que se pongan en contacto con gentes que consideren que tienen algo
que aportar, pero es mucho más efectivo discutir primero con ellos a quiénes deben contactar. Cuando menos
existen cuatro disyuntivas para establecer la estructura de la entrevista:
1. Un alumno entrevista a una persona;
2. Un alumno se acerca a varias;
3. Varios alumnos hablan con una sola persona, o
4. Varios alumnos se acercan a diferentes personas.
Imaginemos que después de ponerse de acuerdo, usted y su clase deciden adoptar la cuarta posibilidad.
Ana visitará un abogado, Susana a un pastor, Ricardo a un médico que ha practicado algunos abortos legales y
Elisa a un cristiano. Después, entre todos preparan las preguntas deciden si se harán las mismas a todos los
entrevistados.
A continuación, deben aceptar el costo de la llamada telefónica de larga distancia que Elisa hará al
psicólogo, la cual deberá ser grabada en cassette. Asimismo, se decide cada uno de los alumnos tendrá 10 minutos
para presentar su información y que quedarán 20 minutos para que toda la clase participe en la discusión.
Después de planear todo esto cuidadosamente, comparta con sus alumnos los siguientes principios
básicos para manejar la entrevista.
1. Evite ser molesto o impertinente con su contacto. Hágale saber desde el principio que usted
agradece el tiempo que le va a quitar y que está dispuesto a verlo en el lugar y tiempo que él
indique, así como a aceptar cualquier tipo de restricción que él imponga. Por ejemplo, tal vez él
no quiera que se sepa su nombre, o que se graben sus opiniones.
2. Adjudíquese el papel de reportero, pero antes de hacerlo, documéntese en el tema. Esto evitará
que tenga que hacer pausas para pedir la definición de algunos términos o que se aclaren
conceptos que usted pudo haber encontrado en su lectura previa. A propósito, es indispensable
que toda la clase estudie el tema durante la semana, de tal forma que esté preparada para la discu-
sión subsiguiente.
3. Procure que la entrevista sea corta. Es evidente que no se requiere de mucho tiempo para hacer
una presentación de 10 minutos. La calidad de los datos no depende de la extensión de la
entrevista, sino del contenido de las preguntas.
4. No espere que su entrevistado le proporcione una conferencia organizada. De hecho, eso es
precisamente lo que deseamos evitar. Si trata el tema extensamente, puede ser que no conteste a
las preguntas que se le han hecho, lo que de alguna manera, distorsionará la naturaleza específica
de la información que necesitamos.
5. Mantenga su actitud bastante flexible para que pueda entender las palabras claves que surjan
durante la conversación. Pudiera ser que hubiera algo importante que no se incluyó en las
preguntas iniciales, pero que resultar de mucho interés para la clase. Si el patrón que se sigue
durante la entrevista es elástico, el reportero podrá incorporar esta información crucial en su
reporte
Como maestro, conviene que se mantenga en contacto con sus entrevistadores durante la semana para
asegurarse que todo marcha de acuerdo al plan. Nada sería tan desastroso como que sus cuatro alumnos llegaran
el domingo su reportaje. Usted debe estar disponible para ser uno de los entrevistados en caso de que no puedan
ponerse en contacto con la persona que les tocó.
Permítame volver a insistir en que toda la información debe ser tamizada por la palabra de Dios. Es
evidente que nos gustaría que todos los entrevistados fueran competentes en el tema del aborto, pero nunca
debemos sustituir la enseñanza de las Escrituras por las opiniones humanas. Es importante comparar los datos que
se obtengan de ellos con lo que dice la Biblia acerca del aborto. Esta es la responsabilidad básica del maestro.

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Aunque es posible que el pastor proporcione información estrictamente bíblica al entrevistador que se le acerca,
usted no puede confiar totalmente en que así lo hará. La discusión debe ser llevada por una persona capaz de
relacionar las ideas obtenidas con la palabra divina, de tal manera que se prueben a la luz de ella.
Tal vez este sistema se convierta en una experiencia tan viva e interesante para sus alumnos, que desearán
continuar discutiendo el tema una semana más. Trate de ser flexible y haga que su plan de estudios permita que se
extiendan en este tópico que ha auspiciado lo que llamamos un momento propicio para la enseñanza” dentro del
ciclo educativo. Este método enciende la chispa de muchas oportunidades de enseñar, y usted se felicitará por
haber hecho a un lado los métodos más tradicionales y experimentar con las entrevistas.

20. ESTUDIO DE CASOS DE LA VIDA REAL.


En cierta ocasión, uno de mis alumnos sugirió que este sistema es una extensión de la discusión y no un
método en sí mismo. Creo que hasta cierto punto estaba en lo cierto, en especial si sólo pensamos en los estudios
de casos reales que únicamente se presentan por escrito.
En realidad, el uso de esta alternativa puede hacerse tanto por escrito como en vivo. Podemos presentar el
caso a nuestra clase en forma impresa para iniciar una discusión, o podemos enviar a los estudiantes al lugar de
los hechos para que observen, analicen y reporten la forma en que piensa y se comporta la gente. Aunque pudiera
parecer que es más difícil poner en práctica el segundo, me parece que es un enfoque educativo muy válido.
Para hacer la presentación de los casos por escrito, ciertamente no nos será difícil encontrar material. En
los periódicos, biografías, autobiografías y aun en la literatura de ficción, encontramos información acerca de
mucha gente. Podemos introducir la discusión con la siguiente frase: “Por cierto, ¿leyeron la historia que salió en
el periódico esta mañana?”
Los casos también pueden obtenerse de las experiencias personales, ya sean del maestro o de los alumnos.
Estos últimos no tienen por qué limitarse a analizar los casos que se les presenten; también pueden prepararlos
individualmente o en conjunto, como proyecto del grupo.
Este sistema puede utilizarse para estudiar un personaje bíblico. Un buen ejemplo puede ser dedicar toda
una clase a estudiar a Filemón, haciendo un estudio inductivo de la carta que lleva su nombre. Es evidente que
surgirán preguntas inquietantes relativas tanto a la esclavitud como a la actuación de ese hombre en la iglesia
primitiva.
Ventajas.
El objetivo básico del sistema es enfrentar a los alumnos con la vida real. Esto puede lograrse más
fácilmente si el objeto de estudio es una persona que ellos conocen, pero también funciona aunque en menor
grado, con un caso que se presenta por escrito. La idea es encontrar la aplicación de la verdad bíblica al problema
del caso. Con demasiada frecuencia ocupamos la mayor parte del tiempo enseñando verdades doctrinales en lugar
de hacer aplicaciones bien definidas de ellas a la vida de los discípulos.
El estudio de casos reales es de mucho interés. Las escuelas de medicina y de maestros han popularizado
este método y la ciencia administrativa lo ha usado ampliamente en su entrenamiento de líderes y ejecutivos. Los
maestros que han experimentado con él en la iglesia, han informado que despierta gran entusiasmo entre los
discípulos, porque les permite conocer situaciones reales en las que pueden aplicar la palabra de Dios que están
aprendiendo.
Además, se promueve el estudio de métodos para resolver problemas. Algunos maestros se pasan
solucionando los conflictos de sus estudiantes en lugar de mostrarles cómo pueden hacerlo ellos mismos con el
poder del Espíritu Santo y utilizando la información que se encuentra en la Biblia. El mentor se convierte así en
una “maquina contestadora” a la que los alumnos recurren cada vez que tienen problemas o preguntas. Lo único
que esto hace es inhibir la iniciativa e investigación independiente de las verdades bíblicas por parte de los
educandos.

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Cuando estudiamos casos de la vida real en lugar de los escritos, damos un enorme paso hacia adelante en
el desarrollo de la madurez de nuestros discípulos. Más adelante ilustraremos la forma en que el sistema puede
usarse en el contexto de la escuela dominical. Cuando se pone en práctica, es necesario que los alumnos se
involucren en una responsabilidad que indudablemente les ayudará a mejorar rápidamente en diferentes áreas, y
eso es excelente.
Desventajas.
El valor de este sistema está directamente relacionado con el grado de realismo que presentan los casos.
Si no tratamos casos contemporáneos y significativos para que los estudiantes los analicen, el valor del método se
ve disminuido. Pero no sólo esto, sino que ellos detectan con rapidez que estamos usando figuras irreales y
pierden interés en discutir cualquier aspecto del asunto.
Algunas veces, la discusión de un caso real puede degenerar en una manifestación colectiva de
ignorancia. Por eso es que el director del grupo debe conocer bien la palabra de Dios, para que pueda identificar la
explicación e interpretación bíblica del caso que se trata.
Un problema de analizar casos en vivo, es que tal vez los estudiantes no sean lo suficientemente maduros
para manejarlos. Los intermedios bien pueden participar en la discusión de un caso por escrito, pero la
observación directa debe restringirse a los jóvenes y adultos.
Otra desventaja puede ser que el maestro no presente casos escritos que sean interesantes o que sus casos
reales no sean adecuados. Por otro lado, el líder de la discusión juega un papel muy importante por lo que hay que
escogerlo con cuidado; pero más importante aún es el que describe el caso.
Recomendaciones para usar este método efectivamente.
Algunas veces tiene que pasar bastante tiempo para poder entender bien los aspectos cruciales que
involucra el análisis de casos, lo cual se aplica tanto a los que vienen por escrito como a los que se observan
directamente. Uno de los principios básicos es que usted no debe imponer ni apresurar el sistema. Martha
Leypoldt sugiere que durante el proceso de analizar y resolver un problema, que es parte integral del estudio de
casos reales, “existen nueve cosas importantes” que los alumnos deben observar (40 Maneras de Enseñar en
Grupos, mencionado con anterioridad):
1. La gente involucrada,
2. Los antecedentes de la situación,
3. Las relaciones entre las personas o grupos que intervienen,
4. Antecedentes religiosos de la situación,
5. Factores sociológicos,
6. Factores económicos,
7. Antecedentes educativos de las personas que intervienen,
8. El origen étnico de las personas, y
9. Las tensiones que originaron el problema.
Una recomendación adicional es que debemos animar al grupo para que los discípulos aprendan a
compartir sus puntos de vista. En otras palabras, deben analizar no sólo otros casos, sino también los de ellos
mismos, porque son dignos de estudio. Al discutir cada uno de ellos, sin duda surgirán opiniones e ideas de sus
condiscípulos que les ayudarán a manejar sus problemas en forma más efectiva.
El tercer principio para usar este método es la necesidad de formular un análisis preciso y buscar las
soluciones al problema una vez que ha sido identificado. No dé lugar a pensamientos turbios, comentarios
negativos o críticas de las personas involucradas, en particular cuando se hace la investigación directa de personas
que aún viven. ¿Por qué? es la pregunta que debe iniciar el proceso y que debe contestarse durante todo el
análisis y la discusión subsecuente.
¿Cómo podemos aplicar el estudio en vivo de casos de la vida real a una clase de escuela dominical?
Tomemos por ejemplo a Tom, un adolescente norteamericano que asiste a la escuela dominical de la iglesia
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evangélica local. Últimamente, su clase ha estado estudiando las relaciones entre judíos y samaritanos y aprendió
algo acerca de los antecedentes históricos y cómo se obligó a estos dos pueblos a convivir después del regreso del
exilio de los israelitas.
Durante la discusión, se comparó el antagonismo que existía entre esas dos naciones con lo que ocurre
entre los grupos minoritarios y mayoritarios de su ciudad. Por supuesto que muchas de las características no se
aplicaban a ambos casos, pero el maestro de bm pidió a los alumnos que cada uno buscara a un joven de un grupo
minoritario y trataran de aprender todo lo que pudieran de esa persona durante un mes. Al cumplirse éste, la clase
empezó a analizar lo que habían encontrado y todo el mes que siguió lo dedicaron a estudiar qué clase de
ministerio podrían realizar como iglesia para ayudar a esos grupos marginados.
Tom se pondrá en contacto con Manuel López, un chicano que vive a una cuadra de la iglesia. A pesar de
que ésta se localiza cerca de la comunidad mexicano norteamericana, Manuel sabe muy poco acerca de ella,
excepto que es un edificio que está en la esquina del vecindario. Durante el mes asignado, Tom pasará el mayor
tiempo posible con Manuel; irá a visitarlo a su casa, a su escuela, le preguntará qué siente con respecto a la vida, a
su familia, a su escuela y al futuro. Además, entrevistará a sus padres y a algunos de sus amigos. Tal vez también
le pida que prepare una pequeña biografía donde describa cómo se ve a sí mismo como residente de la comunidad
mexicana en esa ciudad.
En el proceso, Tom tratará de presentarle el evangelio sin tratar de imponerse o siendo descortés. Sabe
que Manuel le está permitiendo amablemente estudiar su vida privada y desea ganar su confianza y amistad.
Otros alumnos de la clase harán lo mismo con gente de la comunidad negra, la china y cualquier otra que
exista en la ciudad. Su propósito, aparte de compartir su fe con esos jóvenes, es presentar un informe a la clase y
hacer sugerencias acerca de la manera en que la iglesia puede ministrarles, sin que por eso pierda sus
características teológicas y denominacionales. La pregunta es: ¿Qué puede hacer la iglesia y el grupo de escuela
dominical en particular para ganar para Cristo a los muchachos como Manuel y ayudarlos a que se conviertan en
discípulos del Señor?
Por supuesto que será difícil, pero también muy práctico e interesante para los alumnos, porque el tiempo
de clase ahora les pertenece a ellos y pueden colaborar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto es
muchísimo mejor que sólo estudiar un caso imaginario preparado por el maestro para discutirlo en clase. Requiere
creatividad, y por parte de la iglesia, una buena dosis de valor. No obstante, puede hacerse y ciertamente vale la
pena que usted considere este método como una alternativa progresista de enseñar la palabra de Dios.

21. DRAMATIZACIONES.
Alguien ha sugerido que un drama proporciona detalles de la vida en forma mucho más clara y vívida que
la misma realidad en que vivimos porque describe los complejos problemas humanos a través de una selección,
no simplificándolos. Este método puede hacer que las historias e ideas tomen vida. Debido a su naturaleza
creativa, consideramos que es una técnica educativa muy importante.
Cuando pensamos en el contexto educativo de la iglesia y la escuela dominical, nos limitamos a pensar
que siempre debemos presentar dramatizaciones cristianas, las que Kaye Baxter define como aquellas que sólo
tratan los temas más significativos y vitales, y que presentan a los “personajes viviendo situaciones donde se
prueban la fe y las convicciones” (Contemporaty Theater and the Christian Faith “El Teatro Contemporáneo y la
Fe Cristiana”, Abingdon, Nashville, TN).
Recuerde que este libro se refiere a los métodos más efectivos para comunicar una verdad absoluta. No
debemos dejarnos llevar por el argumento falso llamado del “pecado por asociación” que dice que puesto que
tradicionalmente el drama y el teatro se han usado en forma equivocada para fomentar el error y los pecados,
entonces es necesariamente un método corrupto, por lo que debemos evitar su uso en lo posible. Pero el drama
como técnica en sí es amoral, porque no tiene las características inherentes del bien o del mal. Lo que marca la
diferencia es la forma en que se usa.

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El Antiguo Testamento nos provee los antecedentes para esta clase de enseñanza. Recuerde al profeta
Ezequiel, quien por mandato expreso de Jehová diseñó un modelo de la ciudad de Jerusalén y representó el sitio
de ella. O la actuación de Elías en el Monte Carmelo como lo relata 1 Reyes 18. En realidad no era necesario que
ordenara traer doce cántaros de agua adicionales para desafiar a los profetas de Baal cuando les dijo que sus
dioses estaban de vacaciones o durmiendo. Sin embargo, todo esto contribuyó para que Elías lograra, en una
escena final impresionante, su propósito de demostrar que sólo el Dios que él predicaba tenía poder. Las
demostraciones dramáticas utilizadas por los profetas de aquella época constituían una forma de instrucción.
No debemos confundir el drama con las representaciones diversas, las cuales como dijimos en el capítulo
relativo, pueden representarse en períodos de treinta minutos sin necesidad de que haya una preparación previa de
parte de los participantes. El drama es diferente. Debido a que es un método que sólo podemos utilizar una o dos
veces al año porque requiere de largos ensayos, vestuario especial, escenografía, diversos preparativos y mucho
trabajo, pensamos que no vale la pena tanto esfuerzo. Pero no debemos adelantamos a condenar ningún método de
enseñanza hasta que hayamos intentado ponerlo en práctica. Probablemente el tiempo invertido se compense con
el impacto que el drama tiene en las vidas de los participantes así como de la audiencia.
Ventajas.
El drama puede ser muy útil si queremos dar solución a los problemas que la gente enfrenta en la vida
cotidiana. Cuando observamos una obra bien presentada, es común que nos identifiquemos con sus personajes.
Podemos vemos reflejados en ellos y aceptar que las soluciones propuestas por el autor son aplicables a nuestra
vida y situaciones personales.
Asimismo, puede utilizarse para mejorar las experiencias de adoración. James Warren nos dice que: “el
drama siempre ha estado íntimamente relacionado con la adoración en la iglesia. Por ejemplo, las lecturas corales
o interpretativas, los espectáculos artísticos, los movimientos dramáticos, los decorados de buen gusto y la
iluminación imaginativa, son algunas de las técnicas que pueden hacer que la congregación se sienta inclinada a la
adoración. El drama se puede dar no sólo en las técnicas mencionadas, sino que puede utilizarse para dar mayor
ímpetu a la alabanza, por ejemplo cuando un servicio se planea para que progresivamente conduzca hacia la
adoración y consagración” (Art in Church, Religious Education, “El Arte en la Iglesia, Educación Religiosa”,
Marvin J. Taylor, ed., Abingdon, Nasvhille, TN).
Nunca olvidaré la experiencia que tuve en un servicio de Viernes Santo hace algún tiempo. En lugar de
presentar los coros y sermones que se acostumbran, la iglesia proyectó una película acerca de la Crucifixión. El
impacto que el drama hizo en mi vida fue mucho más significativo que todos los servicios a que había asistido en
los años anteriores.
Otra característica deseable del drama es que estimula la meditación en asuntos de importancia. Si lo
usamos con este enfoque, probablemente evitaremos muchos de los problemas de vestuario y ensayos, porque
será lo suficientemente corto como para que pueda ser seguido por un período de discusión.
Por ejemplo, una clase de intermedios que está estudiando los viajes misioneros de Pablo según los relata
el libro de los Hechos, puede preparar una representación de la experiencia de Pablo y Silas en la cárcel de
Filipos. Ensayarán dos o tres veces y el vestuario será limitado así como el tiempo, que será de 15 a 20 minutos
para terminar con una discusión de todo el grupo.
Por otro lado, el drama puede contribuir a revelar las características internas de la personalidad de los
personajes que intervienen. Piense en el impacto que haría una obra cuidadosamente planeada y ejecutada donde
se analizarían las actitudes de Job durante sus padecimientos.
Además, los dramas ayudan en el evangelismo. Los padres no cristianos que de otra manera nunca
asistirían a los servicios regulares de la iglesia, probablemente acepten con gusto una invitación para ver una obra
en la cual uno o varios de sus hijos actúan. El meollo del argumento podría planearse para presentar el evangelio
en forma clara y atractiva. El éxito que ha tenido la Asociación Evangelística de Billy Graham con sus películas
es una justificación más que suficiente para aceptar que el drama tiene mucho que aportar al evangelismo.

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Si la iglesia tiene un ministerio de televisión en gran escala, tal vez descubrirá (como muchas
denominaciones lo han hecho), que el drama cristiano es una técnica más efectiva para comunicar el evangelio por
televisión que cualquier otro sistema tradicional.
Falta añadir un aspecto más en cuanto al uso de dramas creativos para los niños. Eleanor Morrison y
Virgil Foster dedican un capítulo entero a esto, y señalan que el drama puede ser muy eficaz aun cuando no se
tengan largos ensayos y vestuario costoso. “El drama creativo es una de las actividades favoritas de los niños
porque ellos pueden crear sus propias dramatizaciones. El material puede ser original o estar basado en una
historia que estén estudiando. No se requiere escenografía ni vestuario. El diálogo surge de la interacción
inmediata y por lo mismo, varía cada vez que se presenta. El énfasis debe estar en la participación libre y
espontánea de la mayor cantidad de niños como sea posible en vez de buscar a quienes tengan talento. Los actores
pueden cambiarse cada vez que se represente la escena, porque todos los niños deben participar” (“Enseñanza
Creativa en la Iglesia”).
Desventajas.
Ya expliqué la mayoría de los problemas que pueden afectar al uso del drama. Con seguridad nuestra
indecisión se basa más bien en que lo asociamos negativamente con el teatro en general. Si a esto añadimos el
horrendo prospecto de pasar semanas o meses ensayando y los altos costos de la escenografía y el vestuario,
cualquier maestro prefiere volver al uso de las conferencias.
Cuando pedí a mi clase que preparara una composición escrita acerca del uso del drama, uno de mis
alumnos sugirió un sistema para promoverlo como técnica de enseñanza. Preparó una lista de ocho pasos que
deben irse tomando dependiendo de la capacidad del grupo.
1. Conferencia. El estado en que se encuentra la mayoría de las clases.
2. Discusión. Primer paso para iniciar los métodos de participación.
3. Discusión de cómo piensa o reacciona un personaje.
4. Discusión de obras religiosas y cómo pueden ayudarnos a explicar las situaciones de la vida
cristiana.
5. Representaciones diversas. La dimensión en la que los participantes asumen ciertas características
y las representan con otros.
6. Improvisaciones. Representaciones originales cortas que representan alguna idea o imitan a un
personaje.
7. Escenas cortas. Se hace un guión y se empieza a pensar en el vestuario.
8. Obras de un solo día. Con un guión detallado y con ensayos antes de representarlas ante la
audiencia.
Si se ponen en práctica estos pasos, tal vez permitan planear obras completas y usar el drama como un
método regular en la educación cristiana.
Recomendaciones para usar el drama eficazmente.
Sea paciente con los participantes que no han tenido experiencia previa; también con los adultos que se
resisten a usar el método, y espere con paciencia a ver los resultados que tenga esta técnica de enseñanza.
Si planea usarlo fuera de su clase o grupo, consulte con quien sea necesario en la iglesia y obtenga la
autorización para poner la obra.
Tenga mucho cuidado al seleccionar la obra. No debe ser demasiado difícil para sus alumnos y su
mensaje debe contener precisamente los objetivos que usted desea alcanzar con la situación de enseñanza.
Escoja a un director que pueda guiar competentemente el desarrollo de la obra. Si usted va a dirigir,
estudie algunos libros relativos para mejorar la efectividad de su liderazgo.

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21. ESCRITURA CREATIVA


Cuando mi esposa era superintendente del departamento de intermedios de la escuela dominical, pidió a
los alumnos que durante los 15 minutos del tiempo de adoración escribieran un párrafo diciendo qué entendían de
Dios. A continuación transcribo algunos ejemplos:
“Bueno, creo que es un hombre barbado con pelo largo, ojos amorosos de color café y vestiduras largas”.
“Dios es un gran hombre; también es gozo y felicidad. Es muy alto y amable. Es una enorme luz con
forma humana que está sentada en su trono en las nubes.
“Dios es muy amable y tiene sentimientos. Creo que se parece mucho a los cuadros que hay de él. Muy
probablemente se parece a nosotros, porque en Génesis dice que fuimos creados a su imagen. Además, es muy
hermoso y tiene pelo suave y rizado. Vive muy feliz allá arriba. Sonríe con frecuencia porque la Biblia dice: „El
que está en lo alto se ríe‟ (o algo así)‟.
Piense en lo valiosas que son estas expresiones, tanto para los alumnos como para los maestros del
departamento. En primer lugar, los estudiantes se vieron forzados a poner por escrito sus ideas acerca de Dios y
pudieron evaluar sus conceptos, sin importar lo avanzados o imperfectos que fueran. Los profesores adquirieron
información acerca de las necesidades teológicas de ellos así como sus falsas concepciones, las cuales procurarán
eliminar antes de instruirlos y fundamentar la verdad bíblica sobre terreno firme.
Por supuesto que la escritura creativa como técnica de enseñanza abarca una amplia gama de actividades
aparte de escribir un párrafo. No es necesario que se lleve a cabo con el lápiz del estudiante. En los grupos del
departamento preescolar, los pequeños pueden hablar de sus experiencias o de sus reacciones al ver algunos
cuadros y grabados mientras el maestro las escribe y después las lee a los niños.
Los primarios pueden iniciar un diario, libros de records, historietas, rimas y poemas, descripción de
grabados y escritura de dramatizaciones.
Los jóvenes y adultos pueden participar componiendo poesías e historias que ilustren ciertas verdades
bíblicas aprendidas en clase.
Ventajas.
Probablemente el valor más significativo de este sistema es que provee la oportunidad para que la persona
se analice a sí misma. Cuando ponemos por escrito nuestros sentimientos o ideas acerca de algún asunto, hacemos
que nuestras mentes se organicen. Es por eso que los maestros de universidad insisten en encargar a sus alumnos
ensayos por escrito así como otros proyectos relativos, porque saben que estos requieren disciplina y organización
en el proceso del pensamiento.
Ya hemos mencionado tres ventajas: autoanálisis, disciplina y orden de pensamientos.
El autor Wright Pillow sugiere que el encargo de adaptar una historia bíblica o de concluir un relato de
una situación real, ayudan al escritor a encontrar en la experiencia del personaje algunas soluciones que pueden
serle de utilidad. “El provecho de esta experiencia es más profundo cuando la evaluamos a la luz del método de
„aprendizaje en situ‟. Imagine que se encuentra en la intersección de dos calles. Una de ellas se llama „evangelio‟,
que es la verdad inmutable de Dios. La otra se llama „situación real‟, la cual cambia constantemente. Donde
ambas se encuentran, empieza la educación cristiana. Si logramos que el evangelio enderece la situación en que
vive una persona, tendremos a un individuo regenerado” (Creative Procedures for Adult Groups, “Procedimientos
Creativos para Usar con Grupos de Adultos”, Harold D. Minor editores, Abingdon, Nashville, Tenessee).
Algunas veces, la escritura creativa puede usarse como un reactivo eficaz para complementar cualquier
otro método de enseñanza que se utilice, por ejemplo, un sermón, una conferencia o una discusión. Phyllis W.
Sapp incluye el siguiente ejemplo de una poesía escrita por un niño de 13 años después que escuchó un sermón
acerca de la transfiguración de Jesucristo (What is Death?, “¿Qué es la Muerte?”, Creative Teaching in the
Church School, “Enseñanza Creativa en la Escuela Iglesia”, Broadman, Nashville, Tenessee).

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¿Qué es la Muerte?
La muerte. ¿Qué es la muerte?
Para un ateo, es el final,
Que va de la senda terrenal al más allá.
La gente llora por alguien que así muere,
Porque creen que se perdió para siempre.

La muerte. ¿Qué es la muerte?


Para un incrédulo, es temor.
Un viaje de la vida al infierno,
Es algo que sabe muy bien.
Llama al ministro con desesperación,
Pero al fin, se desvanece con terror.

La muerte. ¿Qué es la muerte?


Para el cristiano, un final feliz,
Que va de una senda terrenal a su Señor.
Los creyentes se van con alegría,
porque ven a Dios que en lo alto está.
No hay tristeza en su hogar,
Porque todos saben que algún día se verán.

Desventajas.
Algunos maestros no utilizan este método sencillamente porque piensan que es una pérdida de tiempo.
Después de todo, ¿no es nuestro trabajo como maestros inculcar las verdades concretas y absolutas de la Biblia?
¿Cómo podemos permitir que los alumnos expresen sus ideas poco desarrolladas cuando deberían estar llenando
sus mentes con la información bíblica que sólo los maestros podemos proporcionar?
Sin duda que la escritura creativa (como cualquier otro método) pudiera convertirse en una pérdida de
tiempo. El maestro poco hábil que trata de dirigir un grupo indisciplinado, con toda seguridad estará perdiendo el
tiempo, sin importar qué sistema utilice. Debemos entender que la metodología sólo es un vehículo o medio de
transporte que nos permite transmitir verdades absolutas a los alumnos. El mero hecho de que el educando ponga
por escrito lo que considera que dice la Biblia acerca de determinado asunto es un buen paso para ayudarlo a
aplicar a su vida las verdades que se encuentran en ella.
Nuestro propósito no debe ser lanzar esas verdades al aire, sino hacer que se afirmen en las vidas de los
alumnos y además, produzcan frutos en su comportamiento. Wright Pillow sugiere que “la escritura creativa tiene
posibilidades ilimitadas para hacer que „el evangelio que se aprende‟ se convierta en „el evangelio que se vives.
La experiencia de escribir y ver sus pensamientos plasmados en papel puede hacer que una persona desee
cambiar”.
Al igual que con los otros métodos, debemos evitar abusar de ella. Es un suplemento ideal para
complementar otros sistemas educativos y por lo tanto, juega un papel de apoyo muy efectivo.

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Recomendaciones para aplicar la escritura creativa.


Asegúrese de que el proyecto tiene un objetivo de aprendizaje perfectamente definido. No debe usarse
para rellenar la hora o sólo para lograr la participación física del alumno. El objetivo de hacer que los intermedios
escribieran un párrafo era hacer que meditaran honestamente en lo que pensaban del Señor (se les dijo que no
firmaran sus papeles). Es probable que nuestra meta al pedir a nuestros alumnos que escriban una paráfrasis
interpretativa sea la adoración o el análisis de un pasaje determinado. Cualquiera que sea el objetivo, debemos
tenerlo bien claro en nuestra mente para que podamos dirigir adecuadamente el proceso.
Utilice la variedad. ¿Qué le parece si sus alumnos hacen un periódico o desarrollan un servicio de
adoración completo incluyendo himnos y temas? Los jóvenes podrían escribir un guión para la radio o una
narrativa para una presentación de transparencias. ¿Sería posible que escribieran una lectura coral, un salmo, una
canción folclórica o una declaración doctrinal? Las posibilidades son ilimitadas.
No se dedique a analizar el estilo o la excelencia gramatical. El fin principal de este sistema es el
contenido. Sin duda que es deseable hacer que los estudiantes se acostumbren a escribir cualquier cosa con toda
corrección, pero esta limitante puede inhibir su creatividad cuando lo que deseamos es que reflejen sus actitudes
por escrito.
Si empieza usted a usar este método en alguna escala, conserve las obras maestras de sus alumnos. Tal
vez algún día pueda publicarlas como un best-seller, o cuando menos contribuir con una columna en un periódico
que trate de la escritura creativa.

23. TAREAS INSTRUCTIVAS.


Martín tiene doce años y detesta ir a la escuela dominical. Asiste, pero sólo porque sus padres lo obligan.
Por supuesto que su comportamiento en clase refleja a leguas que en realidad no le agrada ir a la iglesia. En
ocasiones, se entusiasma, como cuando es Navidad o se hacen concursos de algún tipo. Pero las actividades
generales de cada domingo no le interesan lo más mínimo. Por lo que se ve, está aprendiendo muy poco de la
Biblia y la fe cristiana, pero una cosa es segura: cualquier información que obtenga acerca de la verdad eterna
procede exclusivamente de esa única hora de clase semanal, porque jamás toma la Palabra de Dios para
repasarla.
La tragedia es que Martín es un ejemplo típico de millares de jovencitos. Sus padres son cristianos, saben
que es muy necesario asistir a la escuela dominical todos los domingos por la mañana, pero es evidente que
ignoran que es su responsabilidad nutrir espiritualmente a su hijo en casa. Sin embargo, tienen un interés sincero
en asistir a la escuela dominical y llevar a Martín.
Un maestro sabio puede hacer algo en esta situación tan difícil. Sin duda que el primer paso sería visitar y
aconsejar a los padres. Por otro lado, si toma en serio la responsabilidad de hacer que el alumno estudie en casa,
podría desarrollar tareas que doblarían o triplicarían su estudio de la Palabra de Dios durante la semana.
Asimismo, el mentor debe recordar a los padres que ellos son responsables de hacer que el trabajo
encargado se realice, y pedirles que ambos lo apoyen desde el principio, convirtiéndolos así en sus aliados. Ellos
ayudarían al muchacho a preparar sus tareas durante la semana, o cuando menos supervisarían que las haga.
Ventajas.
A estas alturas, una de las ventajas ya se ha hecho obvia. Si los padres de Martín le ayudan a hacer sus
tareas, también ellos estarán expuestos a la Palabra de Dios, por lo que el maestro estaría ministrando tanto a unos
como al otro. Pero esto sólo se puede lograr si el maestro reconoce que no puede atender él solo a la alimentación
espiritual de su educando. Findley Edge lo dice de la siguiente manera: “La iglesia no puede cumplir por sí sola
con la educación cristiana. Para algunos, esta afirmación puede parecer extremista y exagerada, pero es la verdad.
Entre más pronto se den cuenta de ello los líderes y los padres, mejor será” (Metodología Pedagógica, que ya se
mencionó).

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La asignación de tareas se traduce en más enseñanza por parte de la escuela dominical porque eleva el
nivel académico de la educación cristiana. Si al principio usted tiene problemas haciendo que sus alumnos se
entusiasmen por la idea de hacer tareas, un sistema cuidadoso de estímulos aunado al apoyo de los padres, puede
hacer que se gane la batalla. Como dijimos antes, un programa bien planeado de tareas puede doblar o triplicar el
tiempo de clase y todos los maestros de escuela dominical deberían ponerlo en práctica aunque sólo sea por este
motivo.
Sin embargo, una de las mayores ventajas de este método es que relaciona lo que se aprende en el
ambiente irreal de la clase con lo que sucede en la vida cotidiana. Esto significa que las tareas deben ser algo más
que sólo llenar espacios en blanco o memorizar los nombres de los libros de la Biblia. Si podemos hacer que estén
íntimamente ligadas con lo que vive el estudiante, le ayudaremos a poner en práctica lo que aprendió en clase.
Una ventaja adicional es que las tareas estimulan el espíritu investigador de la persona, lo que a su vez
puede resultar en mayor crecimiento espiritual. Si en verdad creemos que la Palabra de Dios tiene poder
sobrenatural, sabemos que entre más tiempo pase el alumno estudiándola, obtendrá más bendición de ella. Este
espíritu de investigación también propiciará momentos especiales en que el alumno puede aprender durante la
clase dominical, a medida que hace preguntas acerca de problemas que ha encontrado durante el trabajo que hizo
en casa.
Desventajas.
El problema más frecuente para hacer que los alumnos trabajen en casa se basa en la idea negativa que se
tiene de las tareas, porque de alguna manera las relacionamos con la escuela secular. Hemos fallado al presentar la
escuela dominical como algo muy sencillo que se puede hacer sin necesidad de esfuerzo por nuestra parte. Es muy
difícil eliminar una imagen determinada, en particular cuando es negativa. Pero es indispensable que esta cambie,
si es que vamos a ministrar eficazmente la Palabra de Dios a niveles aceptables de educación en la iglesia. Tal vez
tengamos que empezar muy despacio, con asignaturas sencillas y tratando de que sean lo más interesantes que se
pueda. Nunca olvidemos que este método es de grandísima importancia para la educación cristiana.
También el tiempo es problema. Los alumnos están ocupados en múltiples actividades y en sus estudios
seculares que casi llenan todo el tiempo de que disponen para preparar la lección de escuela dominical. Por eso es
bueno que los maestros llamen por teléfono o visiten de vez en cuando a sus alumnos y les ofrezcan ayuda.
También es posible establecer un sistema de premios. Conozco a un maestro que acostumbra llamar a uno de sus
alumnos cada semana, pero nadie sabe de antemano a quién va a telefonear. Si el alumno a quien llama,
normalmente el jueves o viernes en la tarde ya terminó su tarea, obtiene 10 puntos a su favor en el concurso que
se está llevando a cabo.
Una dificultad adicional es que algunos materiales impresos no ofrecen tareas que desafían o interesan a
los alumnos. Algunas veces el nivel está por debajo de su capacidad y en otras, es demasiado elevado. Es posible
que estos dos problemas se den en una misma clase y con el mismo material. Esto es debido a los diferentes
niveles de los estudiantes.
Es aquí donde interviene el maestro. Sólo él puede añadir o variar el plan de estudios porque es quien
conoce las necesidades y problemas específicos de su clase. Por supuesto que debemos usar los mejores
materiales que podamos comprar, pero nunca olvidemos que como maestros, tenemos el derecho de decidir sobre
lo que es mejor para nuestros discípulos.
Recomendaciones para usar eficazmente las tareas.
Al principio, permita que los alumnos participen en la selección de las tareas. Este es el proceso por
medio del cual se ejerce apropiadamente la presión del grupo sobre cada uno de los alumnos. En vez de
entregarles cada semana una tarea, permita que ellos expresen qué actividades son más significativas e
interesantes para ellos. Recuerde que una persona se entusiasma más en trabajar en un proyecto cuando interviene
en su planeación.
Haga que sus tareas se relacionen con la vida real. Sálgase de los estudios tradicionales subjetivos y haga

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que sus alumnos analicen la vida a la luz del contexto de la materia que se estudia. En capítulos anteriores
presentamos los métodos que se adaptan a este tipo de tareas, como por ejemplo las entrevistas.
Siempre revise las tareas que asigne. El antiguo adagio dice que el trabajador hace lo que su jefe
inspecciona, no lo que espera que haga. Esto lleva tiempo, pero si en verdad queremos tener una metodología que
incluya las tareas, vamos a tener que aceptar la responsabilidad de corregirlas. Si ignoramos el esfuerzo que el
alumno hizo para preparar su clase dominical, estaremos matando su deseo de progresar en su conocimiento.
Utilice buenos métodos de motivación. Existen varias formas de edificar la motivación en los alumnos y
la mayoría de ellas son perfectamente válidas. Ya mencionamos la presión que ejerce el grupo; otra es la
competitividad, que es una motivación externa y que puede usarse con mucho éxito en algunos niveles. Pero en
realidad, lo que deseamos es edificar la motivación interna, que hace que el alumno estudie la palabra de Dios
porque sabe que es importante para su vida.
Varíe la clase de tareas. Puede usar la lectura de libros afines, la investigación, las entrevistas, hacerles
preguntas, encargarles proyectos, hacer observaciones directas, preparar informes y material para paneles y
debates, así como cualquier otro método que haga que el discípulo estudie su Biblia durante la semana. Además,
las tareas pueden combinarse con otros métodos de enseñanza para hacer su clase más interesante y efectiva.
Premie los esfuerzos de sus alumnos y estimúlelos cuando realicen algún trabajo en casa. Esto puede ser
en forma verbal o con estrellas pegadas en una cartulina que darán culminación a una competencia.
Permítame insistir una vez más en que todo el trabajo de los alumnos será inútil si el maestro no trata
cuidadosa y deliberadamente de involucrar a los padres para que cooperen con él supervisando, ayudando y
acelerando el trabajo que se haga en casa. En el análisis final, son ellos los responsables de nutrir a sus hijos en la
vida cristiana. El maestro de escuela dominical solamente apoya y ayuda; es su deber hacer que los padres
reconozcan esta responsabilidad y actúen en consecuencia.

24. EXÁMENES
En un sentido muy real, la evaluación es un proceso continuo. Pero no siempre adopta la forma de método
de enseñanza. Algunas veces las pruebas se utilizan sólo como instrumentos de calificación, lo cual es bueno. En
otras, como una amenaza, lo cual es malo. Pero rara vez se utilizan como medios para transmitir una verdad, lo
cual es muy desafortunado.
Hay varias formas en que podemos probar el aprendizaje de los alumnos. Casi todas ellas se pueden
adaptar para usarse como método educativo. La manera en que usamos una prueba la pueden convertir en una
herramienta de enseñanza, así que podemos obtener mejores resultados de cualquier instrumento evaluativo si lo
adaptamos para que cumpla tanto su función de evaluar como la de enseñar.
A continuación listamos algunos tipos de exámenes que se usan comúnmente en la mayoría de los niveles
educativos y que con seguridad también pueden aplicarse en la iglesia:
Relacionar columnas. En esta prueba el alumno une las frases de una columna con el significado correcto
que se encuentra en la otra. (Ejemplo):
a. David 1. Fue llevado cautivo a Babilonia ________
b. Daniel 2. Ministró a los judíos en el exilio ________
c. Jonás 3. Era el hijo menor de Isaí ________
d. Ezequiel 4. Predicó en Nínive ________
Falso o verdadero. Esta es la más fácil de preparar y de aplicar. Sus debilidades principales son que se
puede caer en la tentación de hacer preguntas capciosas (este procedimiento es negativo, especialmente si
queremos que la prueba sea una herramienta de enseñanza), y el hecho de que el alumno tiene el 50 por ciento de
oportunidades de atinar en la respuesta correcta aunque no haya estudiado el material. (Ejemplo):

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Escriba una V o una F si las oraciones que siguen son verdaderas o falsas.
1. Jesús nació en Nazaret. _____
2. Jesús bautizó personalmente a muchos discípulos. ________
3. Jesús echó del templo a los pordioseros. ________
Completar la oración. En esta clase de prueba, el alumno tiene que llenar la información que se le pide en
los espacios en blanco. (Ejemplo):
El nombre de la esposa de Abraham era ________________________
y el de su hijo favorito era ________________________________
Pruebas de selección múltiple. Estas son en las que el discípulo lee la pregunta y selecciona la respuesta
de entre una lista determinada de opciones (generalmente cuatro). (Ejemplo):
¿A qué ciudad se dirigía Saulo de Tarso cuando Dios lo confrontó con una luz muy brillante?
1. Jerusalén
2. Damasco
3. Babilonia
4. Roma
En uno de mis libros he indicado cuatro instrucciones para usar esta última clase de examen:
1. Evite incluir alternativas evidentemente equivocadas.
2. Asegúrese de que una de las opciones sea mejor que las otras.
3. Siempre incluya toda la información esencial en la pregunta.
4. Asegúrese que cada opción sea gramaticalmente aceptable para la pregunta (Understanding
Teaching, “Entendiendo la Enseñanza”, ETTA, Wheaton, IL).
Pruebas por escrito. Estas toman más tiempo porque el alumno debe responder las preguntas por escrito
en sus propias palabras. Aunque requieren de más tiempo para resolverlas y corregirlas, son muy eficaces porque
el alumno expresa la verdad por sí mismo. (Ejemplo):
Describa en tres o cuatro oraciones lo que la Biblia dice acerca de la segunda venida de Cristo (puede usar
su Biblia si es necesario)
Ventajas.
Un maestro que acepta la responsabilidad de enseñar, implícitamente también acepta la necesidad de
evaluar el aprendizaje. Paul Lederach sugiere cuatro áreas de evaluación que son importantes para la educación
cristiana:
1. Podemos probar a las personas en conocimiento y entendimiento.
2. Podemos evaluar los hábitos que contribuyen a mejorar la personalidad cristiana, tales como la
oración, el estudio de la Biblia, la honradez, la autodisciplina y la lealtad.
3. Podemos evaluar el cambio en su escala de valores y actitudes.
4. Podemos evaluar la participación de la persona en las actividades de la iglesia y en su misión de
predicar y servir (“Aprendiendo a Enseñar”, que ya se mencionó).
Otra ventaja de aplicar pruebas es que proveen un fuerte estimulo. Algunas veces hago un examen el
primer día de clases. El propósito es enseñar a los alumnos lo que saben y lo que ignoran acerca de un asunto en
particular. Este descubrimiento los estimula a aprender.
El maestro que prueba a sus discípulos con regularidad puede convertirse en una fuente de información
para posteriormente reportar el progreso que están haciendo en la vida cristiana.

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Desventajas.
Al igual que cuando dejamos tareas, el problema mayor que confrontamos al hacer pruebas es que existen
ideas preconcebidas negativas hacia ellas. No es nada fácil “vender” la idea de que es importante hacer
evaluaciones periódicas. Este problema es común en toda la educación, a pesar de que ningún educador serio
niega la importancia que tienen los exámenes. Lederach cita una antigua instrucción: “Evaluamos nuestra
enseñanza para estar seguros de que sabemos lo que estamos haciendo y que estamos haciendo lo que sabemos”.
A veces, las pruebas se convierten en un problema porque contamos con instrumentos muy pobres para
aplicarlas. Por fortuna, la mayoría de las casas publicadoras de curriculums están produciendo exámenes estándar
para evaluar el conocimiento bíblico y que se pueden aplicar a todos los niveles. Recuerde sin embargo, que sólo
sirven para medir el conocimiento de contenido y no los cambios de actitud o comportamiento. Esto también debe
evaluarse dedicando un tiempo para la observación subjetiva de los alumnos.
Recomendaciones para aplicar buenos exámenes.
No sólo examine la memorización. Aunque el conocimiento bíblico es el área más básica, el maestro debe
tratar de evaluar las actitudes, decisiones y conducta de sus discípulos.
Siempre elabore su examen a la luz de sus objetivos de enseñanza-aprendizaje. Si ya definió claramente
sus metas al principio del trimestre y las revisa cada semana, tendrá alguna base sobre la cual desarrollar un
examen. Es inútil tratar de hacer que los estudiantes sepan algo que usted no les ha enseñado.
Siempre explique el contenido y procedimientos del examen. Permita que el discípulo sepa exactamente lo
que se espera de él, cómo puede prepararse para la prueba y la clase de información que debe escribir en ella.
Elimine hasta donde sea posible la amenaza que representa el examen. Al principio puede evitar recoger
los papeles para que la experiencia ayude al alumno a evaluar su progreso individual. Sobre todas las cosas, nunca
utilice los exámenes como un castigo.
Involucre a los padres. ¿Recuerda lo que dijimos antes? Haga saber a los padres la fecha en que ha
planeado hacer un examen para que puedan ayudar a sus hijos en su preparación en casa.
Haga buenos exámenes. Tal vez no tenga acceso a las pruebas estándar que proveen algunas casas
publicadoras. O aunque lo tenga, tal vez usted decida que no quiere usarlas, sino hacerlas usted mismo. Para
preparar tales exámenes, debe tener en cuenta las siguientes características positivas:
1. Objetividad. Trate de preparar pruebas que requieran de una retroalimentación específica aun
cuando lo que se quiere medir es la comprensión y no la memorización.
2. Claridad. Las preguntas no deben ser vagas o que pueda dárseles más de una interpretación
correcta.
3. Validez. Examine lo que se supone que debe examinar. Si queremos que la prueba mida la
comprensión que un estudiante tiene acerca de la salvación, el examen queda invalidado si sólo
recibimos una serie de hechos memorizados de antemano que tal vez no nos digan nada de qué
tan bien conoce él el proceso de la conversión.
Si hemos de hacer que los exámenes en verdad sean una técnica de enseñanza, deberemos dar un paso
más después de haberlos aplicado y calificado. Debemos hacer que la clase discuta cuidadosamente el examen
para que los estudiantes tengan la oportunidad de ver dónde cometieron errores y lo que necesitan para seguir
progresando en su estudio.

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