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1) INTRODUCCIÓN

En esta post trataré otro de los pilares del liberalismo político: EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE LA
PERSONA. En post anteriores hablé sobre los demás principios liberales: EL PRINCIPIO DE
AUTONOMÍA PERSONAL (junto al PRINCIPIO HEDONISTA) y EL PRINCIPIO DE
INVIOLABILIDAD PERSONAL.

- PRINCIPIO DE AUTONOMÍA PERSONAL (y PRINCIPIO HEDONISTA):


https://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/20275870/El-liberalismo-y-el-principio-de-
autonomia-personal.html
- PRINCIPIO DE INVIOLABILIDAD PERSONAL:
https://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/20277196/Liberalismo-y-el-principio-de-
inviolabilidad-personal.html

Es que estos cuatro principios son los cimientos sobre los que se levanta toda la gigantesca obra
que es el liberalismo político. Al igual que en los demás post, la obra base y referencia es "Ética y
Derechos Humanos" de Carlos Nino (1), nuestro gran ius- filósofo.

Empecemos...
La VOLUNTAD de las personas ocupa un lugar central en el liberalismo, así está presente (de
manera mas o menos explícita) en todos los demás principios liberales que traté en los demás post.
Es que para el liberalismo lo que es moralmente relevante es la VOLUNTAD de la persona y no
todas las demás circunstancias ajenas a esta [/b] (raza, sexo, etc.). Sostener que las personas
puedan tener VOLUNTAD implica que éstas PUEDEN TOMAR DESICIONES MORALMENTE
RELEVANTES y, por ello, pueden ser tratadas de manera consecuente conforme con estas
desiciones.

RESUMEN: junto con el principio de autonomía, el hedonista y el de inviolabilidad


personal, el PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE LA PERSONA, es otro de los pilares
del liberalismo político. Este principio supone que las personas pueden tener
VOLUNTAD y que por ello, pueden TOMAR DESICIONES MORALMENTE
RELEVANTES y ser tratadas consecuentemente conforme con éstas desiciones.

2) EL DETERMINISMO EMPÍRICO

El DETERMINISMO EMPÍRICO supone que la voluntad de la persona es sólo es una


manifestación de otros factores y circunstancias que envuelven a esa persona. Es decir, que
toda acción humana se puede explicar como la consecuencia de causas que son ajenas a su
voluntad. Existen diversos tipos de determinismo:
- Determinismo psicológico: afirma que todas las acciones humanas están condicionadas por
fenómenos mentales. Por ejm. "no te habla porque es histérica"
- Determinismo físico: afirma que todas las acciones humanas son el resultado causal de
fenómenos físicos, químicos o biológicos (como los genéticos) que ocurren en nuestro organismo y
en nuestro medio. Por ejm. "escucha rap porque es negro"
- Determinismo social: afirma que todas las acciones humanas son el resultado de factores
sociales, tales como su clase social, su educación, la propaganda, etc. Por ejm. "roba porque es
pobre"
- Determinismo mixto: explica a todas las acciones humanas con una combinación de los factores
psicológicos, físicos o sociales. Por ejm. "es drogadicto por predisposición genética y porque sus
padres lo abandonaron".
Lo cierto es que proponer causales (psíquicas, físicas o sociales) que incidan sobre nuestra
conducta puede dar lugar a hipótesis que pueden comprobarse empíricamente, es mas, que
pueden hasta ser verdaderas. Lo que nos deja latente la pregunta sobre qué espacio le queda a la
voluntad.
Para el determinismo los humanos actuamos como lo hacemos porque no podemos actuar de otra
manera.

RESUMEN: el determinismo empírico supone que nuestra voluntad es sólo producto


de causas psíquicas, físicas o sociales. Es decir, que nuestra conducta es siempre
explicable por medio de una relación causal que siempre se remota a causas ajenas a
nuestra voluntad. (ejm. el ladron nunca decidió robar, si no porque es un marginado del
sistema)

3) LA RESPONSABILIDAD MORAL

¿En que medida puede la verdad de una hipótesis determinista tener relevancia sobre
nuestra responsabilidad moral?
Para cierta filosofía, si nuestra voluntad está determinada por otras causas que no controlamos,
entonces no se nos podría ni reprochar ni elogiar nunca por nuestras acciones, toda vez que
nuestra voluntad es solo una manifestación externa de estas causas psíquicas, físicas o sociales
que escapan de nosotros. Por ejm. no podría nunca reprochar moralmente al ladrón porque su
voluntad de robar en realidad está determinada por otras causas, como que es un marginado del
sistema.
Sin embargo ¿es admisible sostener esta concepción? Para Nino no lo es, ya que dicha filosofía
parte de un concepto erróneo acerca del reproche moral. En efecto, podemos decir que
el reproche moral por nuestras acciones puede tener tres aspectos:
- Aspecto descriptivo: se señala a la acción como consecuencia de un defecto en el carácter
moral del autor. Por ejm. "Hitler hizo un genocidio, entonces era malo". El determinismo
empíricono amenaza este aspecto del reproche moral porque la idea de que la acción disvaliosa es
producto de una inclinación o tendencia en el carácter de su autor más bien presupone la idea de
que todas nuestras acciones están causadas. Por ejm. una persona puede haber heredado una
predisposición genética a la agresividad, haberse criado en un hogar y en un barrio violento y haber
visto shows sangrientos en la TV toda su vida, pero si lastima a alguien no hay ningún obstáculo
para afirmar que esa acción es expresión de un carácter moral agresivo y cruel, y formular
un reproche descriptivo en este sentido, el cual sería correcto.
Es importante tener en cuenta que existen excusas que tienden a romper el nexo causal que
existe entre el carácter moral y la acción disvaliosa, esto es, demostrar que la acción disvaliosa no
se debe a una falla moral en el carácter de su autor. Tales son el caso, por ejm. de la hipnosis, de la
amenaza, etc.
- Aspecto instrumental: se busca generar algún efecto en el autor del acto disvalioso, como ser
arrepentimiento, corregir desviaciones, etc. Por ejm. cuando un padre reta a su hijo para que éste
no se vuelva a portar mal. El determinismo empírico tampoco amenaza este aspecto, ya que
supone que hay causas que generan nuestro comportamiento, es más, el propio reproche pretende
aquí ser la causa de un nuevo comportamiento como el arrepentimiento. El reproche es eficaz si
logra evitar o corregir la acción disvaliosa.
- Aspecto reactivo: se manifiestan las emociones negativas generadas por el acto en cuestión.
Por ejm. cuando le grito "PONE GUIÑO HIJO DE PUTA!" a quien gira su auto sorpresivamente.
El determinismo empírico también puede influir, ya que comprender las causas de una conducta,
nos puede llevar a atenuar o agravar el reproche, pero tratándose de reacciones causadas por
emociones esto es bastante incierto, puesto que las emociones son irracionales.
En conclusión, ningún aspecto relevante del reproche moral se ve amenazado por la verdad
de la hipótesis determinista de que todas las acciones humanas responden a factores
psíquicos, físicos o sociales fuera del control de la persona. El reproche moral a una persona
por realizar una acción disvaliosa podría ser descriptivamente correcto e instrumentalmente eficaz,
y estar determinado por emociones normales que no se verían alteradas por la creencia en aquella
hipótesis.
Entonces, a la verdad de admitir que nuestros actos están determinados por factores ajenos a
nuestra voluntad no le sigue la idea de que no podemos ser moralmente reprochados o
elogiados.

RESUMEN: aún cuando comprobemos una hipótesis determinista, esto es, que una
acción disvaliosa es producto de causas psíquicas, físicas o sociales ajenas a la
voluntad del autor, podemos seguir siendo moralmente responsables de nuestros
actos. El reproche descriptivo (que la acción disvaliosa se explica por un defecto en
el carácter moral del autor), el reproche instrumental (que busca enmendar la
conducta disvaliosa) y el reproche reactivo (reacciones emotivas) son los aspectos
relevantes del reproche moral y no sólo son compatibles con dicha hipótesis
determinista, sino que hasta la presuponen. Esto es, se puede admitir que una acción
es consecuencia de una causa psíquica, física o social y que el reproche
moral relaciona dicha causa con un defecto en el carácter moral del autor de una
acción disvaliosa (aspecto descriptivo), es medio eficiente para enmendar dicha
acción producida por tal causa (aspecto instrumental) y responde a emociones
normales (aspecto reactivo).

4) EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE LA PERSONA VS.


EL DETERMINISMO NORMATIVO
Descartada la relación entre la responsabilidad y la verdad de la hipótesis determinista, queda ver
qué ocurre con la voluntad, base del principio de dignidad de la persona.
Es que el determinismo así como lo planteamos (fáctico o empírico) no amenaza realmente
el principio de dignidad de la persona, si no que es perfectamente compatible con este. Esto es
así porque de una premisa acerca de un hecho empírico (como que toda acción humana
obedece a causas ajenas a su voluntad) no puede inferirse un postulado normativo (como sería
sostener que no debemos tener en cuenta la voluntad humana), a menos que ese hecho empírico
tenga relevancia moral, lo cual no es el caso -como ya vimos-.
Entonces, la verdadera concepción opuesta al principio de dignidad de la persona es
elDETERMINISMO NORMATIVO, que sostiene que la voluntad humana no debe ser
tenida en cuenta en el diseño de instituciones sociales, en la distribución de
recursos o en la adopción de medidas estatales. Como es fácil de advertir, a admitir la
verdad del determinismo empírico NO LE SIGUE admitir la verdad del determinismo normativo. Si
admitimos éste último deberíamos concluir que no debería tener lugar en nuestro derecho NINGÚN
TIPO DE ACUERDO (ni los contratos, ni el matrimonio, por ejm.), ya que la voluntad(presupuesto
para celebrar cualquier acuerdo) no tiene lugar en el determinismo normativo.
Se puede admitir que la voluntad de una persona está condicionada por factores psíquicos, físicos
y/ o sociales y, a la vez, admitir que esa voluntad es moralmente (y políticamente) relevante.
Pero ¿de donde surge que no debemos tener en cuenta la voluntad humana? más preciso aún:
si nuestra voluntad está causalmente determinada ¿por qué habríamos de dejarla de lado por
ello?¿en que se basa el determinismo normativo?
Lo cierto es que prácticamente toda la vida humana en sociedad tal cual la conocemos, aún en las
condiciones más disímiles, está basada en la adopción del principio opuesto al determinismo
normativo: el principio de dignidad de la persona. La idea de que la voluntad y el
consentimiento deben ser tomados en serio está vigente en todo tipo de diseño institucional en
toda sociedad y se hace valer frente a todo tipo de relación social, desde el matrimonio hasta los
contratos. El abandono de este principio nos llevaría a una sociedad irreconocible y al abismo
mismo de nuestra existencia como humanos. ¿cómo puede defenderse sin una razón un
principio social, como el determinismo normativo, que tiene consecuencias incomprensibles
para nosotros?
Entonces, podríamos formular al PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE LA PERSONA de la
siguiente manera:

Los hombres deben ser tratados según sus decisiones, intenciones o


manifestaciones de consentimiento

Este principio tiene serias implicancias que actúan como un condimento importante dentro de
una sociedad liberal: una de ellas es la prohibición de aplicar todo principio que distinga a las
personas sobre la base de factores ajenos a la voluntad de éstas, como bien podría ser la raza,
el sexo o su inteligencia. Esto es el PRINCIPIO DE IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN. Del
principio de DIGNIDAD DE LA PERSONA surge la ilegitimidad de cualquier diseño institucional,
principio distributivo o medida estatal que discrimine a las personas.
Otra implicancia es que las creencias y opiniones de cada persona deben ser tomadas en
serio. De esta premisa surge que dichas creencias y opiniones (independientemente de su verdad)
no deben ser tomadas como meros hechos causales carentes de valor moral (por ejm. que una
persona opina de un modo y no otro porque le lavaron la cabeza), porque cuando alguien releva
ese status a nuestras creencias y opiniones, no nos trata como iguales y nos coloca en un status
moral inferior, atentando contra nuestra dignidad. De ahí que la única forma moralmente admisible
de promover que otros abandonen, adopten o cambien sus creencias u opiniones es a través
del diálogo racional, con argumentos y pruebas y no a través de manipulaciones.
Tomar en serio las creencias y opiniones nos lleva también a que las desiciones y el
consentimiento sean tomadas en serio, esto es así porque la dignidad de la persona obliga a
que se le permita sobrellevar o asumir las consecuencias de sus desiciones, o sea que se
considera a dicha decisión como parte de su plan de vida (protegido por el principio de
autonomía) y, por ende, se mantienen en curso (en la medida de lo posible) las consecuencias de
su decisión previstas.
Finalmente, el principio de dignidad es un límite del principio de autonomía porque a una
persona se le permite voluntariamente ceder su autonomía y bienes de ella derivados (por ejm.
mediante un contrato) y prevalece sobre el principio hedonista cuando la persona voluntariamente
decide causarse dolor a sí misma. También es una excepción al principio de inviolabilidad de la
persona en tanto una persona puede ofrecer sacrificios en beneficio de otros cuando lo
hace VOLUNTARIAMENTE.

RESUMEN: Existen dos concepciones opuestas: el determinismo normativo y


el principio de dignidad de la persona. El determinismo normativo sostiene que la
voluntad humana no debe ser tenida en cuenta en el diseño de instituciones,
sociales, en la distribución de recursos o en la adopción de medidas estatales.
Pero no se advierte de dónde se infiera dicha premisa, ya que aún si aceptamos como
verdadero el determinismo empírico o fáctico (que todas las acciones humanas
están condicionadas por factores psíquicos, físicos y/o sociales), de una premisa
descriptiva (sobre hechos no moralmente relevantes) no pueden inferirse normas.
El principio de dignidad de la persona propone, en cambio, que las personas sean
tratadas según sus desiciones y su consentimientos y es el principio que, en mayor
o en menor medida, ha regido en todas las sociedades, aún en las circunstancias más
disímiles. Este principio proporciona condimentos extra al liberalismo: el principio de
igualdad y no discriminación (se atenta contra la dignidad de la persona si le hago
una diferencia basada en factores moralmente irrelevantes y ajenos a su voluntad), el
respeto por las creencias y opiniones de los demás (se atenta contra su dignidad si
considero que sus creencias y opiniones tienen un status inferior y que yo las puedo
manipular) y, finalmente, el respecto por las desiciones y consentimientos (se
atenta contra la dignidad de la persona si no le permito sobrellevar las consecuencias
de sus desiciones).

5) EL CONSENTIMIENTO
- Los acuerdos: todo acuerdo presupone el consentimiento de las partes. Ahora, volvamos
al principio de autonomía: cada persona escoge su plan de vida. Es obvio que, como los bienes
son limitados, los proyectos de vida pueden y suelen entrar en conflicto y esto dificulta la
satisfacción de los planes de vida. Para compatibilizar nuestros proyectos y satisfacerlos entonces
es que nos limitamos mutuamente mediante acuerdos voluntarios. Así incrementamos nuestra
autonomía en ciertos aspectos pero la reducimos en otros. Por ejm. el proyecto de vida de una
persona es construir un monumento a su dios pero no puede hacerlo solo, necesita un arquitecto y,
como no puede obligarlo a trabajar para el, debe ofrecerle algo a cambio para que éste
voluntariamente acepte, por ejm. dinero. Entonces el devoto y el arquitecto celebran un acuerdo
voluntario en el que ambas partes ceden y ganan algo mutuamente, así el devoto podrá construir el
monumento pero deberá trabajar para ganar dinero, mientras que el arquitecto deberá trabajar pero
dispondrá de mayor dinero para satisfacer sus propias preferencias.
Es importante mencionar que el consentimiento opera dentro del derecho. Para garantizar que
los acuerdos sean efectivamente cumplidos, cuando el consentimiento se presta bajo ciertas
condiciones, el Estado pone su fuerza a disposición de las partes. Así, hay actos genéricos (por
ejm. firmar cierto papel) a los que el Derecho les asigna un significado (por ejm. obligar al firmante a
pagar dinero) y cuando nosotros realizamos esos actos, el Derecho entiende que prestamos
nuestro consentimiento a que se produzca la consecuencia asignada (por ejm. si firmo cierto papel
me obligo voluntariamente a pagar dinero).
Ahora bien, para que los acuerdos sean válidos no sólo basta con el consentimiento, también es
necesario que su objeto no este prohibido. El objeto se prohibe cuando éste consiste en utilizar
a una de las partes como un mero medio en beneficio de la otra, o sea, cuando subordina la
autonomía de una parte al plan de vida de la otra (por ejm. un acuerdo en el que una de las partes
se convierte en esclavo de la otra). Este tipo de prohibiciones tiende a hacer efectivo el
consentimiento, no a sustituirlo. El objeto también está prohibido cuando, obviamente, lesiona la
autonomía de terceros (por ejm. en el matrimonio existen ciertas prohibiciones en beneficio de los
hijos).
- Las penas: el sistema penal funciona, al igual que los acuerdos, a través del consentimiento.
Existen actos que son disvaliosos por el daño que causan en la sociedad (delitos), entonces, el
Derecho asigna a esos actos una consecuencia (una pena). Entonces, si alguien comete
voluntariamente algún delito, el Derecho entiende que éste prestó su consentimiento para
que se le imponga una pena. Claro que para que la pena sea legítima, ello depende no sólo del
consentimiento, si no también de que la pena sea una medida eficaz y necesaria para reducir los
males globales que produce la acción reprimida como delito, también de que respete
los derechosque surgen de los principios de inviolabilidad y de autonomía. Esta también es una
fundamentación del principio de legalidad (no hay crimen ni pena sin ley previa que así lo
establezca), ya que el consentimiento no puede operar si no esta encuadrado en este marco legal.

RESUMEN: los acuerdos y las penas se basan en el consentimiento, el consentimiento


funciona a través de un sistema jurídico que asigna a ciertos actos genéricos (por ejm.
firmar un papel, matar a otro) una consecuencia jurídica (por ejm. pagar dinero,
prisión). Entonces, cuando una persona realiza voluntariamente estos actos
genéricos, el Derecho entiende que está consintiendo a las consecuencias que el
mismo Derecho asignó a estos actos. Esta es una realización del principio de
dignidad de la persona, porque se trata a la persona conforme con su consentimiento
prestado.

6) JUSTIFICACIÓN DEL PRINCIPIO DE DIGNIDAD DE


LA PERSONA

Aunque la concepción opuesta, el DETERMINISMO NORMATIVO, ya fue contrastada, todavía no


fue refutada. Lo cierto es que esta concepción se refuta a ella misma, puesto que es en
verdad auto-frustrante. A ver, expliquemos mejor: la idea de que no deben ser tomadas en serio
las creencias y opiniones de la gente (determinismo normativo) implica, por lógica, de que
tampoco debe ser tomada en serio ella misma, puesto que también es una creencia u opinión.
Esto es así porque esta concepción no explica de dónde surge su status diferenciado de las demás
creencias y opiniones, en otras palabras, no dice qué es lo que la hace más verdadera que las
demás. En definitiva, si no debemos tomar en serio las creencias u opiniones ¿por qué entonces
habríamos de tomarnos en serio esta creencia u opinión? El determinismo normativo cae al
vacío por sus propios petardos. Así, al determinismo normativo podría continuar refutándoselo
hasta el hartazgo, pero lo cierto es que eso nos justificaría necesariamente el principio de
dignidad de la persona.
El principio de dignidad de la persona encuentra su justificación a través del DISCURSO
MORAL. Si el discurso moral consiste en que cada uno de nosotros acepte voluntariamente los
principios morales que habrán de guiar nuestra conducta estamos admitiendo implícitamente
que la voluntad es significativa. Entonces, independientemente de que esa voluntad pueda ser o no
el resultado causal de otros factores, el discurso moral considera que la voluntad tiene un valor en
sí misma para obligar a la persona. De ahí que la adopción de una concepción como el
determinismo normativo es inconsistente con el discurso moral.
Finalmente, cada uno de los principios liberales (autonomía y hedonismo, inviolabilidad y
dignidad) encuentran su justificación en el DISCURSO MORAL (que cada uno de nosotros
acepte voluntariamente los principios morales por los que habremos de guiar nuestra conducta),
llamada "la gran ilusión de los liberales". Pero lo curioso es que desde la modernidad en
adelante, todo gobierno, incluso las peores dictaduras más totalitarias, han intentado justificar
racionalmentesus acciones y medidas y, dicha justificación siempre se pretendió hacer desde el
mismo DISCURSO MORAL (que la sociedad gobernada acepte dichos principios), de ahí que no es
poca cosa demostrar que cualquier concepción anti-liberal de la sociedad es inconsistente con los
presupuestos que dichos anti-liberales han asumido para justificarse a sí mismos.

RESUMEN: la justificación del principio de dignidad de la persona se encuentra


en el DISCURSO MORAL. Si cada uno de nosotros elige VOLUNTARIAMENTE los
principios por los cuales habremos de guiar nuestra conducta, ello significa de que
laVOLUNTAD es en sí misma moralmente relevante para obligarnos. De ahí que
cualquier concepción opuesta, como el determinismo normativo, sería inconsistente
con el discurso moral con el que intentamos justificar la política.

BONUS: PALABRAS FINALES


En esta serie de posts lo que pretendí hacer (y espero haberlo hecho) era dar una explicación
acerca de qué es una concepción liberal acerca de la sociedad y -más importante aún- cómo puede
justificarse moralmente dicha concepción. Encontré en la obra de Nino la mejor explicación y
claridad al respecto y la quise compartir aquí porque en el fondo -con todos los límites y defectos-
sigue siendo un lugar para compartir conocimiento.
Nino escribió la obra referencia de estos post a mediados de los 80', cuando los hombres y mujeres
de derecho en Argentina intentaban revisar y reconstruir nuestra ley hacia la democracia y el
pluralismo. Veníamos de un derecho que había olvidado sus bases liberales: concepciones
perfeccionistas, holistas y deterministas -con pretendida apariencia liberal- plagaban nuestras leyes,
pero el colmo de todo ello había llegado con la dictadura del proceso de reorganización nacional.
Semejante tropezón en nuestra historia del Derecho, en el que no se dejó principio moral ni jurídico
sin violar, ameritaba una obra de envergadura como la que llevaron, desde distintos lugares, estos
hombres y mujeres de derecho.
Así como en aquellos años era fundamental crear estas obras jurídicas, entiendo que hoy es
imprescindible consultarlas y también profundizarlas. Estamos indudablemente ante una
proliferación de discursos anti-liberales (algunos paradójicamente llamados "liberales" ) contrarios a
los derechos humanos, a la autonomía, a la inviolabilidad y a la dignidad. Ante el creciente
descontento generado por nuestras propias limitaciones y las sucesivas crisis económicas, estos
discursos pretenden dar una "alternativa" y abandonar la concepción liberal de la sociedad,
identificada con la política que fracasó y generó tanto descontento. Estos discursos anti-liberales
proponen volver a un pasado ficticio de valores que nunca existieron como tales, proponen dar
respuestas simplificadas a problemas complejos y proponen condensar los lugares comunes de los
detractores de la democracia y la libertad. Bolsonaro arrasó en Brasil y la ultra-derecha está
resurgiendo como nunca en América Latina, de la mano de los sectores radicales que cada vez
seducen más a quienes se encuentran desilusionados y confundidos.
Los defensores de la concepción liberal de la sociedad, mientras tanto, se encuentran recluidos en
sus claustros académicos, en sus tradicionales ONG's, en la política y medios tradicionales,
mientras estos discursos "alternativos" van ganando cada vez mas terreno. Consideran una
obviedad innecesaria justificar, argumentar o demostrar lo obvio que hasta hace unos años era una
verdad irrefutable: que el racismo es inadmisible, que hombres y mujeres son iguales en dignidad y
en derechos, que nadie puede ser torturado, etc. Esto los deja en una posición pasiva mientras sus
detractores se valen de la viralidad de sus ideas en las redes sociales.
Considero que quienes defendemos la visión liberal de la sociedad debemos cambiar la táctica, salir
a la calle, perderle miedo a la viralidad de las redes sociales, explicar lo que nos parece obvio,
volvernos docentes pacientes y nunca dejar de argumentar. Argumentos nos sobran. La sangrienta
dictadura del 76' duró apenas 6 años porque la razón está destinada a triunfar siempre.
Este post (y los demás) son apenas una micropartícula de arena como aporte, un átomo que
grita LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.
Referencias:
(1) NINO, Carlos Santiago, "Ética y Derechos Humanos", "El principio de inviolabilidad de la
persona", C. V, pg. 266 - 301, 2a ed., Astrea, Buenos Aires, 1989.

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