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PROPUESTAS SITUADAS EN NUESTRAS ESCUELAS PARA LA

FORMACIÓN Y PROFESIONALIZACIÓN DE EQUIPOS DOCENTES.

...Cuando lo que prima y tiende a imponerse es una visión estrecha,


minimalista e inmediatista de la formación docente -capacitación,
entrenamiento manual, cursillo, taller, métodos, técnicas, recetarios,
fórmulas-, alguien tiene que resucitar el imperativo de una formación integral,
rigurosa y exigente de los educadores; ir al rescate de su inteligencia, su
creatividad y su experiencia como materia prima de su propio proceso
educativo; recuperar la unidad entre teoría y práctica como espacio para la
reflexión y el perfeccionamiento pedagógicos; volver a los temas fundantes,
aquellos sin cuya comprensión y revisión caen en terreno estéril los mejores
textos, los métodos y técnicas más modernos de enseñanza… (Torres, 2010, p.
15).

En la actualidad, la escuela se nos presenta con el desafío renovado de incorporar


de manera creciente las manifestaciones culturales y los lenguajes que la sociedad
ha ido construyendo. Sin embargo, esta dinámica que describimos y que –en
abstracto– logra una rápida aceptación, pasa a generar algunas resistencias y
desacuerdos cuando ese carácter más abstracto se va concretando en aspectos más
cotidianos y palpables. Hay algo paradojal en esa manera de mirar, porque
coexisten en esa perspectiva la percepción de que se alteran sustantivamente los
aspectos más familiares y reconocibles y, a la vez, se afirma que lo escolar tiene
características resistentes e impermeables para los cambios necesarios.
Ya hemos caracterizado el modo en que la categoría de alfabetización permite
referirse a la necesidad de aprender lenguajes. De manera similar, y para
referimos a la alfabetización digital, adoptamos la denominación de “nuevos
medios” (Dussel, 2012), más que de nuevas tecnologías, porque entendemos que
las tecnologías no circulan solas, sino que lo hacen dentro de medios que
conllevan protocolos de uso, con sus códigos, expectativas y definiciones sobre
los productores y usuarios (Dussel, 2012; Gitelman, 2008; Manovich, 2006).
Tomar esa perspectiva implica atender no solo a la incorporación de nuevos
dispositivos concretos, sino también a la negociación con modos y expectativas
de uso que exceden largamente una previsión didáctica anticipatoria, e incorporar
una actualización de esa noción que la teoría pedagógica ya consagró, acerca de
que el aprendizaje se produce en relación, interactuando, ensayando,
construyendo y reconstruyendo. En ese contexto, la negociación de significados
tiene sentido, configura una estrategia de enseñanza, comprensión y aprendizaje.
Es allí que como equipo de gestión al posicionarnos con una mirada escolar fuera
de la institución, es que nos planteamos mirar dentro de la esculea que forma
parte nuestra, y descubrir los docentes no integran el uso de las nuevas
alfabetizaciones en la secuencia didáctica.
Esto nos llevo a plantearnos un proyecto de una propuesta de formación a
docentes para el uso de las nuevas alfabetizaciones relacionada con la integración
en las prácticas pedagógicas.
Partiremos de recordar que, según la Ley de Educación Nacional
(conocida como LEN) N° 26.206.
la Ley enmarca la formación docente en el Nivel Superior e
incluye la etapa inicial, la formación continua, el apoyo
pedagógico a las escuelas y la investigación educativa.
Establece en su artículo 71, que la formación docente tiene
la finalidad de:
… preparar profesionales capaces de enseñar,
generar y transmitir los conocimientos y valores de
una sociedad más justa. Promoverá la construcción
de una identidad docente basada en la autonomía
profesional, el vínculo con la cultura y la sociedad
contemporánea, el trabajo en equipo, el compromiso
con la igualdad y la confianza en las posibilidades de
aprendizaje de los/as alumnos/as.
lo vemos enunciado en resoluciones emanadas del Consejo
Federal de Educación. Resulta particularmente destacable la
Resolución CFE Nro. 30/07 en la que se proponen lineamientos
nacionales y un marco conceptual acerca de la formación
docente continua (FDC) y el desarrollo profesional docente (DPD)
en tanto función del sistema formador.
la Res 30/07 Anexo II “Lineamientos Nacionales para la
Formación Docente Continua y el Desarrollo Profesional”.
se define la formación docente de la siguiente manera:
... un proceso continuo y de larga duración que no se agota
durante la fase de la formación inicial. La profesión docente se
encuentra permanentemente demandada por los cambios y
avances que se operan en las diferentes esferas de la sociedad,
la cultura, la política, las tecnologías, el conocimiento científico.
El desarrollo profesional de los docentes constituye una
estrategia fundamental tanto para renovar su oficio, como para
responder a las nuevas necesidades de la sociedad, atendiendo
a la complejidad de la tarea de enseñanza y de mediación
cultural que realizan en sus diferentes dimensiones política,
sociocultural y pedagógica. (Título II, p. 5).
Encontramos algunas respuestas en los lineamientos y
normativas que revisamos en la primera clase. En la
resolución CFE Nro. 30/07 (Anexo II), desde la perspectiva
de formación permanente centrada en el desarrollo
profesional, se definen modalidades y dispositivos sobre la
base de criterios que ponen en el centro los procesos de
aprendizaje en relación con dimensiones pedagógicas,
personales e institucionales. Se enfatiza:

… El propósito general de la formación docente continua


es que los docentes y los formadores
construyan nuevas claves de lectura e interpretación
de su tarea y de los procesos de escolarización para
orientar sus acciones. Esto permitirá asumir el control
sobre su práctica y ocupar un rol protagónico en la
transmisión y producción cultural, atendiendo los nuevos
desafíos de la tarea de enseñar. (Res. 30/07, anexo II,
punto 30).

“... un maestro es profesional en la medida en que el desempeño


de su actividad requiere el dominio de competencias racionales y
técnicas que son exclusivas de su oficio y que se aprenden en
tiempos y espacios determinados”. (Tenti Fanfani, p. 94).
En este marco, el espacio áulico -y su dinámica de enseñanza
en cada nivel- constituye un ámbito de formación prolongado
para sus docentes y un desafío para la gestión directiva. La
continuidad forma parte de la tarea de la gestión y es necesario
abrir el debate acerca de las modalidades particulares que
debiera adoptar en la actualidad. Diversas estrategias y prácticas
posibilitan un acompañamiento y seguimiento del trabajo
pedagógico sostenido en el proyecto institucional; el análisis de
planificaciones y documentos y la elaboración de proyectos son
ejemplos de ellos.

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