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del Género en 1a New School for Social Research
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Arguitectura. In 1999 llega a Paris gracias e
una invitacidn de Derrida para participar en 10s
seminarios de L’Bcole des Hautes Studes en
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libro rojo de la teorfa queer y traducido
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y politicas drag king, postpornograficas
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Independientes del Museu a’ art Contemporani
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Pompidou, 2007), “hiultitudes Queer” (iultitudes,2
LA ERA FARMACOPORNOGRAFICA
Nacé en 1970, momento en el que la economia del automévil,
que parecia entonces en su punto de maximo auge, comenzaba a
declinar. Mi padre tenia el primer y mas importante garaje de
Burgos, una villa gética de curas y militares en la que Franco ha-
bia instalado la nueva capital simbélica de la Espafia fascista. De
haber ganado la guerra Hitler, la nueva Europa se habria asenta-
do en torno a esos dos polos (cierto desiguales), Burgos y Berlin,
o al menos con eso sofiaba el pequefio general gallego. En el Ga-
raje Central, asi se llamaba el floreciente negocio de mi padre si-
tuado en la calle General Mola (el militar que habia dirigido el
levantamiento contra el régimen republicano en 1936), se guar-
daban los coches més caros de la ciudad, los de los ricos y los ca-
ciques. En mi casa no habja libros, solo habia coches. Chryslers
de motor Slant Six, varios renaults Gordini, Dauphine y Ondine
(«los coches de las viudas», los amaban entonces, porque tenian
fama de acabar en las curvas con la vida de los maridos automo-
vilistas), renaults D-S (que los espafioles llamaban «tiburones») y
algunos Standards traidos. desde Inglaterra y adjudicados a los
médicos. A estos habia que afiadir la coleccién de coches anti-
guos que mi padre habia ido comprando: un mercedes «Lola
Flores» negro, un citroén gris Traction Avant de los afios treinta,
un Ford 17 caballos, un dodge Dart Swinger, un citroén «cu-
lo-rana» de 1928 y un cadillac 8 cilindros. Mi padre invirtié en
aquellos afios en la industria de fabricacién de ladrillos, que se
vino abajo en 1975 (accidentalmente, como la dictadura) con la
crisis del petrdleo. Al final tuvo que acabar vendiendo su colec-
cién de coches para pagar la quiebra de la fabrica. Yo lloré por