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Primera de Corintios
Introducción

A Dios le agradó fructificar el ministerio de Pablo y de otros en una ciudad con


comportamiento y reputación moral bastante cuestionables, lo cual se ve reflejado al interior
de la iglesia en Corinto, en la que el desafío para Pablo y otros líderes era ministrar fielmente
para que los creyentes se dejaran seguir redimiendo por el Señor de sus taras pecaminosas en
un ambiente citadino bastante inmoral (los ámbitos citadinos cada vez más perversos y el
veloz acceso a la información, vía las tecnologías de las comunicaciones, hacen que la
inmoralidad al estilo de Corinto sea aún más profunda y grotesca en nuestros tiempos y que
no se limite a las ciudades). Una lectura cuidadosa de la correspondencia paulina con los
corintios permite identificar elementos de un ministerio fructífero (1 Corintios 9:1), a pesar
del contexto confuso y desafiante, y con un llamado reiterado de Pablo a la armonía, a la
unidad, y al amor para consolidar la fraternidad cristiana en medio de variados niveles de
madurez espiritual y diversidad de dones espirituales.

Autor

Pablo se identifica como el autor de esta carta y evidencia una profunda relación con
los destinatarios en múltiples lugares: 1:1, 13-17; 3:1-4; 4:9-13; 9:1-27; 15:1-3, 9-11; 16:1-
24. La cita en 16:21, “Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra,” sugiere que Pablo
utilizó un amanuense para escribir la carta, que pudo haber sido Sóstenes (1:1) sin poner en
duda la autoría intelectual de Pablo, como ha sido reconocida por la tradición y aún por los
estudiosos de Pablo. Las múltiples alusiones al ministerio de Pablo entre los corintios
consignadas en Hechos 18 – 20 corroboran la autoría paulina de esta carta por vía de sus
coincidencias fácticas con el libro de Hechos.

Otros asuntos

Aunque se llama 1 Corintios, se presume, por testimonio de la misma carta (1 Cor


5:9), que esta no es la primera carta que el apóstol escribe a la iglesia corintia; pero esta
supuesta carta no ha sido encontrada. En su tercer viaje misionero, Pablo ministró en Éfeso
durante dos años y medio aproximadamente (Hch 19:8-10) y desde allí escribió Primera de
Corintios (1 Cor 16:1-9), todo lo cual ubicaría la fecha de la escritura de esta carta en el año
55. Primera de Corintios, al hacer parte de las cartas paulinas, recibió un reconocimiento
canónico amplio y temprano (Historia Eclesiástica 3.3.4 y 3.25).

Los destinatarios eran mayormente creyentes de proveniencia gentil, como se ve


reflejado en las prácticas malvadas de algunos de ellos antes de su conversión (1 Cor 6:9-11),
así como en la costumbre de comer carne sacrificada a los ídolos (1 Cor 8:7) que identifica a
gentiles con mucha mayor seguridad que a judíos (Hch 15), y la categorización de la
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audiencia como paganos, término que en el NT es asignado a gentiles no cristianos (1 Cor


12:2). Algunos de los creyentes en Corinto era de proveniencia judía como se puede deducir
de pasajes como Hechos 18:8 y 17 en los que se menciona que aún los jefes de las sinagogas
se convirtieron a la fe cristiana y sufrieron por causa del Evangelio. Estudios recientes ayudan
a entender mejor el deterioro moral de la ciudad de Corinto debido a su prosperidad
económica y a la poca raigambre ética de esta ciudad que había sido reconstruida solo cien
años antes, y a la que acudían todo tipo de personas ávidas de ascender en la estratificación
socioeconómica rápidamente, sin muchas consideraciones o reparos morales. Este espíritu
ejercía su influencia aún entre los creyentes y se manifestaba en las inmoralidades sexuales,
la actitud partidista, la presunción de sabiduría humana, la idolatría, el exhibicionismo de los
dones más vistosos, los pleitos, la discriminación contra los hermanos débiles y los más
humildes sobre los que Pablo da instrucciones pastorales. Esta complejidad corintia debe
motivarnos en nuestro ministerio en contextos de acrecentada depravación moral, siguiendo
el ejemplo de Pablo de practicar y proclamar la santidad, la confianza de que el Señor tiene
poder para guardarnos fieles hasta el final, el amor como el ‘camino más excelente’ y un
énfasis en la unidad.

Bosquejo

Pablo en Primera Corintios se identifica como el autor de esta carta. Pablo también
identifica a los destinarios, ‘la iglesia de Dios que está en Corinto,’ como santificados en
Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, y presenta un saludo introductorio de gracia y
paz (1:1-3), pasando a la acción de gracias por la gracia que los corintios habían recibido en
Cristo, por la riqueza tanto en palabra como en conocimiento de los corintios, y por la
confianza que Pablo expresa de que Cristo mantendrá firmes a los cristianos corintios hasta
el fin (1:4-9). Pablo trata entonces el serio problema de rivalidades partidarias (1:10-4:21)
que estaba destruyendo la iglesia (ver 4:16-17) y del que Pablo tuvo conocimiento a través
de los de la familia de Cloé (1:10). Pablo pasa a tratar algunos asuntos grotescos en 5:1-6:20:
el caso de inmoralidad sexual que era de ‘dominio público’ (5:1), el hecho de recurrir a los
no cristianos (6:6) para dirimir pleitos que se daban entre los hermanos (6:1-11), y casos de
inmoralidad sexual aún con prostitutas (6:12-20).

En 7:1, Pablo indica que los corintios le habían escrito sobre algunos asuntos
puntuales. En el capítulo 7, Pablo entonces instruye a los corintios en cuanto a relaciones
familiares, particularmente el matrimonio y el celibato, con el principio de que “cada uno
debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado”
(7:17). En el capítulo 8, Pablo trata el tema de comer lo sacrificado a los ídolos con un
llamado a ser sensibles y ejercitar el amor a favor del hermano débil que aún no logra
discernir que los ídolos son una falacia inane. En el capítulo 9, Pablo responde a las críticas
que contra él se han levantado en el contexto de las rivalidades partidistas en Corinto con sus
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ejemplos de ‘no hacer valer su derecho apostólico de sustento material’ (9:18) y de dominio
propio (9:27). Además, presenta ejemplos que refuerzan sus instrucciones sobre relaciones
familiares y sexualidad del capítulo 7, y sobre la sensibilidad a favor del hermano débil del
capítulo 8. Estos ejemplos de la vida y ministerio de Pablo, él los refuerza en 10:1-13 con el
ejemplo negativo de la mayoría del pueblo de Israel que no agradó a Dios, concluyendo esta
sección con instrucciones prácticas en contra de la idolatría en armonía con los principios de
que ‘nadie busque sus propios intereses sino los del prójimo’ (10:24) y el de ‘hacer todo para
la gloria de Dios’ (10:31), imitando a Pablo como Pablo imita a Cristo (11:1).

En la siguiente subsección (11:2-14:40), Pablo trata asuntos propios del culto y de las
costumbres decorosas para las reuniones en la iglesia como el tema del velo de las mujeres
(11:2-16), la discriminación entre los hermanos, posiblemente por razones socioeconómicas
(ver 11:22), relacionada con la cena del Señor (11:17-33) y el ejercicio de la diversidad de
dones espirituales a partir del amor como ‘el camino más excelente’ (12:1-14:40). Pablo
entonces explica ampliamente el tema de la resurrección de los creyentes en cuerpos
incorruptibles siguiendo la experiencia de la resurrección de Jesucristo (15:1-58) y con base
en la esperanza cierta de la resurrección anima a los creyentes en Corinto a mantenerse
firmes, en respuesta precisamente a la promesa inicial (1:8) de que Jesucristo los mantendría
firmes hasta el fin. Pablo termina la primera carta a los corintios con instrucciones sobre la
campaña para los creyentes pobres (en Jerusalén) y con encargos y saludos finales (16:1-24).
Ello arroja el siguiente bosquejo:

1) Saludo y acción de gracias 1:1-9


2) Liderazgo apostólico como modelo contra rivalidades partidistas 1:10-4:21
3) Instrucciones apostólicas frente a la inmoralidad sexual y pleitos 5:1-6:20
4) Ejemplo apostólico en sexualidad y en sensibilidad frente al débil 7:1-11:1
5) Asuntos del culto: velo, cena del señor, y diversidad de dones 11:2-14:40
6) Resurrección de Jesucristo y de los creyentes 15:1-58
7) Campaña para los creyentes pobres en Jerusalén y saludos finales 16:1-24

1 Corintios. Comentario.
I. Introducción a la Carta (1: 1–9)
A. Saludo inicial (1: 1–3)
1
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Sóstenes,
nuestro hermano, 2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier
parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3 Gracia
y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

1 Pablo comienza su carta de una manera típica de las cartas en el primer siglo. El
patrón normal fue (1) escritor, (2) destinatario y (3) palabras de saludo. Así, la primera
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palabra en su carta es él mismo como el escritor: Paulos, Pablo. Pero antes de que Pablo vaya
al destinatario, agrega material que considera importante para la iglesia a la que se dirige. En
este caso, menciona que ha sido "llamado a ser un apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de
Dios".
¿Por qué se refiere a su apostolado? Se hace evidente en el cuerpo de esta carta que, aunque
Pablo había pasado dieciocho meses en Corinto para establecer la iglesia, ya no tenía la
confianza total de todos en la iglesia. Por ejemplo, había otros maestros, como Apolos y tal
vez Pedro, que tenían un respeto igual o mayor que Pablo. Además, había algunos problemas
de autoridad con los que la iglesia estaba luchando; por ejemplo, el liderazgo local tuvo que
tratar con personas que no vivían de una manera moralmente cristiana. Si Pablo iba a tener
un impacto en estos problemas, tenía que recordarles su autoridad sobre ellos como apóstol.
Por lo tanto, apenas ha mencionado su nombre, señala que recibió un llamado de Dios para
ser "un apóstol de Cristo Jesús".
La palabra "apóstol" (apostolos) tiene dos significados diferentes en el NT. La palabra
en sí misma deriva del verbo apostellō, que significa "enviar en una comisión". Jesús, por
ejemplo, envió a sus discípulos de dos en dos a las aldeas de Galilea (Mt 10: 5). Por lo tanto,
hay un sentido en el que todos los creyentes generalmente han sido enviados al mundo para
servir a su Señor y para testificarle. Es en este sentido que ciertas personas del NT se llaman
apostoloi, personas como Andrónico y Junias en Romanos 16: 7 y Bernabé en Hechos 14:14.
Pero en un sentido más técnico, un apostolo es uno que ha recibido una comisión
especial de Cristo y la autoridad que lo acompaña para ser uno de sus representantes oficiales
al servir como fundador de la iglesia. En este sentido, se puede decir que la iglesia está
fundada sobre los doce apóstoles (cf. Efesios 2:20; Ap 21:14). Los requisitos estrictos debían
cumplirse para ser un apóstol de esta manera. Como indica Hechos 1: 21–22, cuando se eligió
un reemplazo para Judas, un apóstol en este segundo sentido tenía que haber estado con Jesús
durante su ministerio terrenal y haber sido testigo de su resurrección. Aunque el apóstol Pablo
admitiría libremente que no cumplió con el primero de estos dos criterios, insistió en que
había visto a Cristo resucitado (1Co 9: 1; 15: 8) y que él, además de los Doce, había recibió
de él una comisión especial para ser "el apóstol de los gentiles" (véase Hechos 9: 6, 15–16;
22:21; 26: 17–18; Ro 11:13; 15: 15b – 16; Ef 3: 7–9). Por lo tanto, es en este sentido que
Pablo insiste aquí en 1 Corintios 1: 1 que ha sido "llamado a ser un apóstol de Cristo Jesús
por la voluntad de Dios" (énfasis agregado).
A través de este saludo se ha lanzado el dado. La iglesia de Corinto había sido
establecida por Pablo, y él mantiene su posición entre ellos no solo como un apóstol, ni
siquiera como su apóstol particular, sino como un apóstol de Jesucristo. Además, esta no fue
realmente su elección, sino una elección que Dios quiso. A su propio nombre, Pablo agrega:
"nuestro hermano Sóstenes". Esta es una adición inusual a una introducción paulina. Pero,
¿por qué Sóstenes, especialmente cuando Pablo no hace referencia alguna a él? ¿Y quién es
este Sóstenes? Presumiblemente, Sóstenes era conocido por los creyentes en Corinto; la
simple designación ho adelphos ("el hermano") lo sugiere fuertemente. No es del todo
imposible que Sóstenes fuera el gobernante de la sinagoga corintia que había sido golpeado
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antes del procónsul Gallio (Hch 18:17); si es así, entonces Sóstenes debe haberse convertido
posteriormente en un creyente. Como gobernante de la sinagoga, Sóstenes presumiblemente
tenía la capacidad de leer y escribir, en cuyo caso, Pablo podría estar usándolo para actuar
como su amanuense, o secretario, al escribir sus pensamientos sobre el papiro. Ya que
Sóstenes era un miembro respetado de la iglesia en Corinto y dado que Pablo tuvo que lidiar
con algunos temas delicados en esta carta, Sóstenes pudo haber contribuido al contenido de
ciertas partes de la carta.
2 Pablo ahora se dirige a las personas a quienes está escribiendo esta carta: “a la
iglesia de Dios en Corinto”. Independientemente de si la iglesia en Corinto tenía más de un
centro de adoración, el apóstol considera que solo hay una iglesia, una ekklēsia.
Independientemente de lo que pueda estar sucediendo en la iglesia, Pablo no quiere hablar
de "iglesias". Más bien, en Corinto solo hay "la iglesia de [es decir, propiedad de] Dios ”.
Luego, Pablo describe a esta iglesia como "aquellos santificados en Cristo Jesús". La
palabra "santificado" es un participio pasivo perfecto del verbo hagiazō, que denota que estos
creyentes han sido santificados en el pasado y ahora están en una santa relación con el Señor.
En el pensamiento de Pablo, cuando las personas creen en Jesús como Señor, no solo se
justifican, sino que también se santifican, es decir, se apartan del mundo y se dedican a Dios.
Con todo lo que estaba sucediendo en la iglesia en Corinto, podría parecer extraño llamar
"santificado" a este grupo de creyentes, pero Pablo permite que su teología gobierne aquí en
lugar de sus observaciones. Esta es la manera en que debemos ver a todos los que están en
Cristo, como compañeros creyentes justificados y santificados en Cristo Jesús.
Pero Pablo sabe que esta santificación aún no es un acto completo. De este modo,
continúa diciendo que están “llamados a ser santos”. La palabra “santo” es el adjetivo hagios,
una palabra relacionada con la palabra “santificado”. Dado que los creyentes han sido
apartados para Dios, Deben vivir de una manera que refleje esa separación. La gente debería
ver a los cristianos como diferentes del mundo y sus valores. Esta falta de distinción es
precisamente uno de los problemas que Pablo enfrentaba en Corinto: a pesar de que los
creyentes allí fueron santificados en Cristo Jesús, muchos de ellos estaban viviendo vidas
profanas, menos que santificadas. En otras palabras, a través de esta descripción extendida
de sus destinatarios, el apóstol está comenzando a trazar su curso para los capítulos que
siguen.
Además, los creyentes en Corinto necesitan darse cuenta de que no son los únicos
creyentes alrededor; son parte de un grupo mucho más grande de personas en todo el mundo
romano que "invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Será importante a medida que
la carta progrese, que este grupo de creyentes no se vea a sí mismos como autosuficientes
sino como caídos. en línea con los creyentes en muchos otros lugares.
3 Pablo ahora está listo para su saludo. De una manera que se hizo típica en sus cartas,
vincula una modificación del saludo griego común con el saludo semítico común. Pablo usa
la palabra charis (gracia). Esta palabra, por supuesto, se encuentra en el centro de la teología
de Pablo. Estamos muertos en delitos y pecados, pero Dios, a través de su gracia inmerecida,
nos ha salvado y nos ha llamado a un santo llamamiento (cf. Ef 2: 1–10). Así, al desear a los
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creyentes en Corinto charis, Pablo desea que se infundan totalmente con la gracia de Dios,
no solo su gracia salvadora, sino también su gracia que da forma a sus vidas de acuerdo con
su voluntad. Y Pablo desea que los corintios tengan "paz", eirēnē. El saludo semítico común
era shalom, "paz". Esta palabra denota plenitud y bienestar en todas las relaciones de uno,
con uno mismo, con los demás seres humanos y, sobre todo, con Dios.

B. Acción de gracias (1: 4–9)


4
Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia de Dios que les fue dada
en Cristo Jesús. 5 Porque en todo ustedes fueron enriquecidos en El, en toda palabra
y en todo conocimiento, 6 así como el testimonio acerca de Cristo (el Mesías) fue
confirmado en[a] ustedes; 7 de manera que nada les falta en ningún don, esperando
ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo. 8 Él también los confirmará
hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel
es Dios, por medio de quien fueron llamados a la comunión con Su Hijo Jesucristo,
nuestro Señor.

4 Lo más importante que hay que reconocer sobre el agradecimiento de Pablo es que
él lo dirige a Dios, no a ningún ser humano. Así, su alabanza a los corintios es sólo indirecta.
Cualesquiera que sean las bendiciones espirituales y los regalos que exhiban, nunca deben
ser motivo de orgullo por su parte; más bien, se lo deben todo a la "gracia [de Dios] que te
fue dada en Cristo Jesús", la misma gracia que los redimió en primer lugar. Este mensaje es
tan importante hoy como lo fue cuando Pablo lo escribió por primera vez. Nadie debe
manifestar orgullo personal en sus habilidades, independientemente de si se usan en la iglesia
o en la sociedad en general. Toda acción de gracias pertenece a Dios, porque solo él ha
"enriquecido [a nosotros] en todos los sentidos" (v.5).
5 Pablo continúa especificando un par de formas en que estos creyentes en Corinto se
han enriquecido: “en todos sus palabras [logos] y en todos sus conocimientos [gnōsis]”.
Observe que más adelante en 1 Corintios el apóstol ve ambos rasgos como ocasiones para el
orgullo espiritual y la superación personal por parte de algunos en la iglesia. Algunos
estudiosos argumentan que Pablo ya está aquí preparándose para su discusión de los dones
espirituales. Pero Pablo reconoce que nuestros mayores dones espirituales deben ser ocasión
para humildes acciones de gracias a Dios, no para tratar de eclipsar a otros en la iglesia.
6 Pablo indica que su "testimonio" (o "testimonio") sobre Cristo fue confirmado entre
los creyentes de Corinto. De acuerdo con 2: 1, el apóstol considera que su predicación es una
proclamación del "testimonio acerca de Dios. Cristo llamó a sus apóstoles para que fueran
sus "testigos" (Hechos 1: 8), y ellos a su vez proclamaron a la gente que eran "testigos" de
todos los eventos de Cristo, particularmente su muerte y resurrección (2:32; 3: 15; 5:32;
10:39, 41). Aunque el mismo Pablo no había estado con el Jesús terrenal durante su ministerio
y no había visto lo que había hecho, no dudó en basar su predicación en el testimonio de estos
"testigos" (13:31).
7

7 ¿Cómo confirmó Dios la verdad de este testimonio entre los corintios? El versículo
7 proporciona la respuesta: al darles los diversos dones espirituales que ejercieron. La prueba,
en otras palabras, de que los creyentes en Corinto habían respondido de manera positiva al
mensaje de Dios en lugar de a las meras palabras humanas se ve en los cambios genuinos que
tuvieron lugar en sus vidas, comenzaron a manifestar todo tipo de dones espirituales que
nunca antes se habían mostrado en sus vidas. No es como si cada creyente mostrara todos los
dones (cf. 12: 7–11), sino que, como comunidad, tenían todos los dones necesarios para la
edificación de su comunidad. El mensaje de Pablo aquí nos enseña que si nuestra fe cristiana
no hace una diferencia en la forma en que vivimos y actuamos, hay motivos legítimos para
cuestionar si realmente hemos escuchado y respondido al evangelio acerca de Jesús.
Pablo siempre está consciente del hecho de que nosotros, como creyentes, vivimos "entre los
tiempos", es decir, entre los tiempos de la primera y la segunda venida de Cristo. (Pablo trata
este tema ampliamente en el capítulo 15.) Como sugiere en 13: 8-10, se acerca un momento
en que los dones espirituales que hemos recibido dejarán de funcionar. Las lenguas, la
profecía y el conocimiento especial no serán necesarios cuando nos introduzcan en el reino
de Dios, ya que tendremos acceso inmediato a nuestro Señor y Salvador. Pero hasta ese
momento, “mientras [esperamos] que nuestro Señor Jesucristo sea revelado” (1: 7), debemos
ejercer nuestros dones espirituales, no solo para edificar la iglesia (cf. 12: 7; 14 : 5) sino
también para nuestro propio enriquecimiento espiritual (cf. 14: 4).
8 Al comienzo de su sección de acción de gracias, Pablo alabó a Dios por la gracia
salvadora que le dio a los corintios en Cristo Jesús. Ahora les asegura a estos creyentes que
el Señor Jesucristo tiene el poder de mantenerlos en esa gracia hasta el final de sus vidas. Por
lo tanto, cuando aparezcan ante su asiento judicial (cf. 2 Co 5:10) en "el día de nuestro Señor",
serán "sin culpa" (cf. también Col 1:22). La palabra "irreprensible" (anenklētos) es un
término legal que denota lo que un juez podría decirle a una persona de los cargos presentados
en su contra. Sin usar el lenguaje forense técnico que se encuentra particularmente en
Romanos y Gálatas, Pablo se refiere aquí a nuestra justificación por la fe, es decir, la
declaración de Dios de que somos justos a sus ojos, no por nada de lo que hemos hecho sino
por la justicia de Cristo imputada para nosotros (Ro 3: 21–31; 8: 1–4; Gal 3: 6–14).
9 Puede parecer extraño que Pablo se sienta tan convencido de la falta de culpa de
una iglesia llena de tantos problemas. De hecho, continúa en esta carta para hablarles con
dureza acerca de algunos problemas. Ciertamente, de manera moral, muchos de los corintios
están lejos de ser irreprochables. Pero Pablo basa su teología en el poder y la gracia de Dios
y, sí, la fidelidad de Dios. Con la fuerza de Dios trabajando en sus vidas, y mientras
permanezcan en "comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor", los creyentes en Corinto
pueden estar seguros de que su posición de "sin culpa" ante el tribunal de Cristo seguirá
siendo así. Tal confianza pertenece a cualquier creyente. Nuestra última salvación no depende
de lo que hacemos, sino de lo que nuestro Dios fiel hace en y por medio de nosotros. Debemos
enfocarnos en, "la fidelidad de Dios en lugar de la inestabilidad de los humanos".
8

A. Liderazgo apostólico como modelo contra rivalidades partidistas (1: 10–4: 21)
1. El problema específico de las divisiones de la Iglesia (1: 10–17)
10
Les ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos se
pongan de acuerdo (que hablen lo mismo), y que no haya divisiones[a] entre ustedes,
sino que estén enteramente unidos en un mismo sentir (de una misma mente) y en un
mismo parecer. 11 Porque he sido informado acerca de ustedes, hermanos míos, por
los de Cloé, que hay discusiones entre ustedes. 12 Me refiero a que cada uno de ustedes
dice: “Yo soy de Pablo,” otro: “yo de Apolos,” otro: “yo de Cefas,” y otro: “yo de
Cristo.” 13 ¿Está dividido Cristo?[b] ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O
fueron bautizados en el nombre de Pablo? 14 Doy gracias a Dios[c] que no bauticé a
ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, 15 para que nadie diga que fueron
bautizados en mi nombre. 16 También bauticé a los de la casa de Estéfanas; por lo
demás, no sé si bauticé a algún otro. 17 Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a
predicar el evangelio (anunciar las buenas nuevas), no con palabras elocuentes[d],
para que no se haga vana la cruz de Cristo.
10 Incluso antes de que Pablo describa lo que ha oído que está sucediendo en Corinto, él
"ruega” a los destinatarios de su carta (a quienes llama "hermanos") para dejar de lado
cualquier diferencia y luchar por la unidad con sus compañeros creyentes. Expresa su
exhortación en tres frases separadas, dos positivas y una negativa: positiva: "que todos se
pongan de acuerdo", y "para que puedan estar perfectamente unidos en mente y
pensamiento"; negativo: "para que no haya divisiones entre ustedes". La autoridad que
respalda esta exhortación es la de "el nombre de nuestro Señor Jesucristo".
11–12 Pablo ahora se enfoca en el tema específico de lo que se está diciendo en Corinto, por
primera vez citando consignas que están haciendo las facciones allí en la iglesia: "Yo sigo a
Pablo" (lit., “ Yo soy de Pablo ”); “Yo sigo a Apolos”; "Sigo a Cefas [Pedro]"; "Sigo a Cristo".
Estas citas son tan negativas como positivas. Es decir, alguien que dijo: "Sigo a Apolos",
decía al mismo tiempo: "No sigo a Pablo".
Primero debemos tener en cuenta que si la iglesia en Corinto estaba compuesta por varios
centros de adoración en diferentes hogares, estas "partes" pueden representar diferentes
comunidades de adoración. Debemos reconocer desde el principio que probablemente nunca
sabremos con seguridad las características definitorias de cada grupo. Pero si el resto del NT
es una guía, el "grupo de Pablo" habrían sido aquellos que defendieron el punto de vista de
Pablo sobre la salvación de los gentiles, que una persona se salva de cualquier obra de la ley,
incluida especialmente la circuncisión.
Apolos, por supuesto, fue el erudito cristiano judío alejandrino que siguió a Pablo a Corinto
por recomendación de Aquila y Priscila. La ciudad de Alejandría en Egipto tenía un elemento
significativo de intelectuales judíos que eran conocidos por fusionar la filosofía griega con
el pensamiento judío. Presumiblemente, Apolos presentó ideas a la iglesia corintia similares
a las que había escuchado en Alejandría. El hecho mismo de que gran parte de 1 Corintios 1-
2 se relaciona con el concepto de "sabiduría" en el mundo grecorromano sugiere que había
9

un elemento fuerte en la iglesia corintia que estaba enamorado de la especulación de sabiduría


y, por lo tanto, se volvió loco con las ideas introducidas por Apolos.
La "facción de Cefas / Pedro" no tiene por qué depender de si el propio Pedro había visitado
la iglesia en Corinto. Aunque en 1 Corintios no hay evidencia de un elemento judaizante,
cualquier persona en Corinto que haya sentido simpatía por las tradiciones judías habría
aclamado a Pedro como líder del partido.
Lo más difícil es tratar de definir el pensamiento de la "facción de Cristo" en Corinto (si es
que hubo tal facción). Puede ser que la frase " Sigo a Cristo "tal vez sea la propia respuesta
de Pablo a los tres eslóganes anteriores entre los corintios. Si de hecho hubo una "facción de
Cristo" en Corinto, lo más probable es que aquellos que afirmaron seguir a Cristo trataran de
elevarse por encima de los líderes humanos y reclamar lealtad solo a Cristo.
13 Pablo ahora comienza su respuesta al problema de las divisiones y las peleas. El versículo
13 es una serie de preguntas retóricas diseñadas para mostrar lo absurdo de seguir a cualquier
líder humano. Ya que solo hay un Cristo (y, como Pablo señala en el capítulo 12, solo un
“cuerpo de Cristo”), simplemente no debe haber divisiones o peleas serias dentro de la iglesia
que amenacen con destrozarlo. La segunda pregunta de Pablo y la tercera, comienzan con la
palabra griega mē, lo que implica que la respuesta esperada es: "¡No, por supuesto que no!"
Pablo nunca fue crucificado por los pecados de nadie, y ninguna persona fue bautizada en su
nombre. Lo mismo podría decirse de Apolos y Pedro. Solo Jesús cumple estas condiciones,
y él es el único líder reconocido de la iglesia. Tenga en cuenta que Pablo no está del lado de
una presunta "facción de Cristo". Más bien, está tratando de destruir a todos los espíritus
partidistas que trabajan en Corinto.
14-15 La mención del bautismo lleva a Pablo a una breve digresión sobre este tema. Es
imposible determinar si ciertas personas en Corinto estaban exudando orgullo debido a quién
las había bautizado; Pablo ciertamente no implica que esto estuviera sucediendo. Pero en
caso de que alguien pueda vincular la afiliación de la "facción" con el líder de la iglesia que
lo bautizó, el apóstol agradece que haya bautizado a tan pocas personas en Corinto.
16 Luego, Pablo trata de recordar a todos aquellos en Corinto a quienes había bautizado.
Según su descripción, parece evidente que el apóstol hizo su práctica de bautizar solo a los
primeros pocos conversos en una ciudad y luego a los ayudantes designados (ya sea Silas y
Timoteo, o bien a los líderes recién nombrados de una iglesia recién organizada) para asumir
ese papel. para él. Solo puede recordar la "casa" (Oikos), que podría incluir a la esposa, los
hijos o los sirvientes) de Estéfanas, quienes fueron sus "primeros conversos en Acaya"
(16:15).
17 Luego, Pablo aprovecha la oportunidad para reflexionar sobre lo que Cristo lo llamó a
hacer: “no. . . bautizar, sino predicar el evangelio ”(euangelizō). Por supuesto, no es como si
Pablo considerara que el bautismo no es un elemento importante o incluso opcional en la
vida de un cristiano. Pero el don único de Pablo, aquello por lo que Cristo lo comisionó como
apóstol, fue evangelizar. De la misma manera, sin embargo, los comentarios de Pablo sobre
el bautismo también descartan cualquier tipo de visión mágica del bautismo; Lo crucial en la
vida de una persona es escuchar el mensaje del evangelio y responder con fe.
10

En la última parte de v.17, Pablo cambia su énfasis de la naturaleza de su llamado a su


ejecución. Cuando predica, no lo hace "con palabras de sabiduría humana, para que la cruz
de Cristo no se vacíe de su poder". Pablo no habla sus palabras a la manera de los sofistas,
que estaban más preocupados por la elocuencia que por el contenido. Para el apóstol, el
contenido, a saber, el mensaje de la cruz de Cristo, es lo más importante. Este debe ser el
foco del mensaje de cualquier predicador o evangelista.

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