Professional Documents
Culture Documents
El difícil momento que vive la educación en Colombia, que ha logrado movilizar a cientos
de miles de estudiantes de todo el país, invita a una reflexión profunda y a conciencia de
todas y cada una de las vertientes de un problema que se ha cocinado desde hace mucho
tiempo y que ha convertido a las instituciones de educación superior de Colombia en una
de las banderas de los malos manejos y mediocres inversiones para y por el Estado
colombiano.
Por una parte cabe aclarar que, aunque en la actualidad ambos elementos anteriormente
mencionados pueden verse como indivisibles y que las políticas neoliberales rigen en
términos generales los lineamientos de los organismos multilaterales, no siempre fue así
por lo que en definitiva es el neoliberalismo quien guía de facto los lineamientos y
recomendaciones hacia los países, en este caso, del llamado “Tercer Mundo”. El
neoliberalismo es una evolución de la globalización siendo una variación de del patrón
oro a esferas mucho más complejas. Estas esferas involucran un pensamiento filosófico
en el cual, los viejos esquemas como el estado-nación deben ser omitidos para dar lugar
a un modelo de regulación de las condiciones humanas dictadas ex profeso por el mismo
sistema, así tanto el mercado, la adquisición de bienes, el trabajo y las relaciones humanas
son determinadas por la economía del mercado.
Esta forma de ver la economía y las relaciones sociales se puede resumir en lo siguiente:
El neoliberalismo es un modelo económico que surge a partir de la búsqueda de las
utopías liberales y el individualismo, que con este fin, justifica su accionar suprimiendo
el liberalismo político e intelectual (cultural) y dejando como pilar integrador de todas las
esferas el liberalismo económico en su máxima expresión, esto es, la nula intervención
de los estados en la regulación del mercado, de esta forma, los otros tipos de liberalismo
se verán acogidos por la propia regulación de los mercados.
Dejando de lado el modelo abstracto liberal, puede afirmarse de acuerdo con los eventos
históricos en las diferentes naciones, que la implementación del neoliberalismo ha ido de
la mano con unas directrices políticas con intereses particulares. En este sentido, poniendo
como ejemplos a Tatcher en Inglaterra, Reagan en USA, y las múltiples dictaduras
militares en los países tercermundistas en África, Asía del sur y Latinoamérica, puede
verse como la utopía neoliberal de un mercado plenamente abierto y sin intervención
estatal se contradice con el propio accionar del modelo, los estados han intervenido
fuertemente los distintos territorios con el fin de asentar al neoliberalismo como modelo
económico y esto ha causado numerosas crisis económicas, políticas y sobretodo
humanitarias.
Es claro que hacia la década de los 80, Latinoamérica sufrió una de sus crisis económicas
más agudas, la llamada crisis de la deuda externa. En resumidas cuentas, y para ser más
general y superficial de lo que se debería, una crisis del modelo de sustitución de
importaciones que “obligó” a los países a modificar las pautas de acción de los Estados
en términos de políticas públicas. Los organismos multilaterales, quienes empezaron a
servir de guías para salir de la crisis, promovieron la inserción de nuestros países en un
sistema económico globalizado, algo que a primera vista no parece nada realmente
negativo. El resultado de esto es que en términos generales, y justo en medio de una crisis
económica, se produjo una reducción sistemática y significativa a sectores fundamentales
como lo son los programas sociales y la educación.
Y así es como poco a poco, tratado a tratado, préstamo a préstamo, estos organismos
multilaterales, guiados por el neoliberalismo como palabra sagrada, han intervenido y
transformado la forma de concebir la educación. Vamos a ser precisos, la forma en que
se mide la vida en la actualidad es por medio de estadísticas, y seamos claros, es mucho
más fácil contar cantidad que calidad. Esto sucede en estos casos, la eficacia de los
modelos se percibe y toma en relación a fríos números que desplazan el verdadero sentido
de la educación o la ciencia, y esto se ha reflejado en el intento progresivo de mostrar
resultados en cobertura educativa más no en calidad. No estamos afirmando, ni mucho
menos, que la cobertura global de la educación sea innecesaria, por el contrario, es
responsabilidad de los Estados que todos y cada uno de sus habitantes puedan acceder a
la educación como un derecho y no un privilegio, pero sí hay que vigilar y pensar en qué
medida ha llegado el Estado a no pensar la educación como un modelo integral el cual
deba ser general, gratuito y de calidad, sino como un servicio más, cuyas bases mínimas
deben ser cubiertas, pero cuya proyección a la formación profesional no debe ser tomada
en cuenta, y esto es a lo que se ha apuntado con lo que se ha denominado la tercerización
de la educación en Colombia, punto conceptualmente delicado y que debe ser tratado más
a fondo.
Para finalizar este pequeño abrebocas, nos gustaría que los estudiantes, y la sociedad en
general, empezáramos a pensar que las políticas internacionales influyen más de lo que
se cree en las políticas a nivel local, que poco a poco socavan la integridad y autonomía
de los sistemas nacionales y que tienden a alinear países, economías, políticas y,
especialmente grave, mentes. No pretendemos abrir una discusión seria sobre el problema
de las políticas neoliberales, y su influencia en Latinoamérica a través de los organismos
multilaterales, con ideas tan abstractas y generales, es claro que hace falta mucho más
estudio e investigación y es por eso que nos hemos venido preparando en el comité
formativo de la facultad de Ciencias Sociales y Humanas para dar el debate, para
compartir ideas y que entre todos los que hacemos parte de la comunidad universitaria
podamos entender, apropiar y criticar, de manera seria y clara este importante tema.