You are on page 1of 2

La gestión ambiental como parte de la participación comunitaria pone de relieve varias preceptivas

tanto en la toma de decisiones como en los cambios de comportamiento que propician el desarrollo
sustentable respondiendo a las necesidades de la comunidad y uso sostenible de la biodiversidad, los
cuales impidan la degradación de las condiciones de la vida de las comunidades. Esto justamente
apunta a un proceso reflexivo dialectico con el ambiente en el que se piense el papel del sujeto en el
ambiente y de ambiente como sujeto activo dentro del proceso de construcción del sujeto y como
parte fundamental de este. En donde los miembros de las comunidades gestionan la sustentabilidad
de sus propios espacios desde este proceso reflexivo; en los cuales los sujetos ponen en juego sus
experiencias y conocimientos, negocian sus puntos de vista y se empoderan de la gestión ambiental.
Ello implica romper con los paradigmas y relaciones jerárquicas que se han constituido en las ciencias
sociales. Por lo que se pone el saber científico al servicio de las comunidades y se hace una simbiosis
entre el saber popular, así como el ancestral con el objetivo de tener una compresión y un
acercamiento más complejo a la gestión ambiental, encauzando estas para la trasformación de las
realidades. Esto plantea un reacomodo en la razón y permite pensar la trasformación bajo nuevas
formas de racionamiento. Con ello quiero decir que un proceso que se sustenta desde la perspectiva
de las comunidades descoloniza el saber y permite un empoderamiento de las comunidades, en las
cuales gestionan sus propios recursos en pro del beneficio ambiental y de sí mismos.

De forma que la participación comunitaria como parte de un manejo sustentable de los recursos de la
biodiversidad constituye una necesidad a satisfacer para alcanzar los objetivos de sustentabilidad y
equidad. Pues como se reconoce en la convención de Rio 92 y de la convención sobre la diversidad
biológica, así como otros organismos internacionales la participación de la comunidad en la gestión
de los recursos naturales y la gestión ambiental, presenta una perspectiva más completa del espacio,
y un empoderamiento del espacio que cambia la relación con el ambiente y permite a las
comunidades un cambio en la toma de decisiones y un cambio en el comportamiento con el
ambiente.

Empero este no es un proceso que se desarrolla per se, si no que implica una gestión desde la
comunidad científica y académica que encauce los recursos de las comunidades. Pues ciertas
prácticas comunitarias afectan directamente el ecosistema. Como el caso de los campesinos del
Sumapaz en el conflicto socio-ambiental que se ha desarrollado en el territorio, documentado por la
asociación de ambiente y sociedad1 (2017) o la reseñada por pacifista 2 (2018) en una nota de los
mineros de Santurbán; en la que evidencia que ciertas practicas ancestrales afectan el ecosistema y
más sistemas tan frágiles como los páramos, sin tener en cuenta la importancia ambiental, no solo
para la comunidad sino para la sociedad en general. Esto implica necesariamente que la gestión
comunitaria depende de agentes externos para ser dirigida, aunque esto no implica que no sea
autosustentable luego de que se ponga en marcha. De manera que implica un compromiso bilateral
por parte de la comunidad y del gestor que debe mantenerse a lo largo del proceso y debe ser
sustentable en el tiempo.

1 http://www.ambienteysociedad.org.co/wp-
content/uploads/2017/07/Publicacion_conflictos_socioambientales_paramos_Sabana_Bogota_Julio_2017.pdf
2 http://pacifista.co/por-que-la-gente-del-paramo-de-santurban-voto-por-ivan-duque/

You might also like