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Lo bello en la música es algo específicamente musical. Entendemos por tal una belleza que,
independiente y no necesitada de un contenido aportado de afuera, radica únicamente en los
sonidos y en su combinación artística.
El material del que se sirve el compositor, son la totalidad de los sonidos, combinándolos en la
melodía, armonía y ritmo. La forma básica de la belleza musical, dice el autor, es la MELODÍA
sostenida por la armonía con sus posibilidades combinatorias, y estas dos, las mueve el ritmo y
a su vez, le da color las combinaciones tímbricas.
Con este material de sonidos, se expresan ideas musicales. Una idea musical completamente
realizada es de por sí ya algo independientemente bello.
La música es bella sin contenido de un afecto, y el autor compara con el estilo arabesco de las
artes plásticas. Este no tiene contenido de afuera (extra).
“Progresión armoniosa”
Son ley natural las relaciones que dominan al ritmo, melodía y armonía. En base a esta ley
prístina se dice que una obra nos resulta bella, y las combinaciones que se contraponen a estas
relaciones resultan en la FEO.
“Carácter musical”
Nombramos las obras con conceptos de la vida sentimental, que en realidad son analogías que
nos sirven en sentido figurado. “…Para la designación del carácter musical, los sentimientos
son, pues, nada más que fenómenos como otros que ofrecen analogías al respecto. Es dable
emplear tales epítetos, teniendo en cuenta su sentido figurado, más aun, no se puede pasarse
sin ellos, pero hay que cuidarse de decir: Esta música describe el orgullo, etc.”
“El artista es impenetrable, la obra de arte, explorable”; Con esto hace referencia a que la obra
tiene los distintos elementos musicales que son reconocibles por el que comprende el
lenguaje, dice que cada material tiene su propia fisonomía. Las combinaciones de estos
materiales contribuyen a que se adopte esta o aquella expresión espiritual. No se debe al
sentimiento-estado de ánimo del compositor durante el trabajo.
Capitulo IV: Análisis de la impresión subjetiva de la música
Aunque se dice que la estética debe limitarse nada más que a la obra de arte, esa obra de arte
independiente es en la práctica el medio entre dos fuerzas: su origen y su destino, o sea el
compositor y el oyente.
Habrá sentimientos y sensaciones primero en el compositor y luego en el oyente, que estarán
en estrecha relación.
El compositor:
Durante la creación tendrá un estado de exaltación, que según la individualidad del artista se
acentúa o se apacigua pero sin llegar al efecto excesivo que impida la producción artística, Son
condiciones básicas así como el tener una conciencia clara y entusiasmo.
La actividad del componer es una formación, absolutamente objetiva, el compositor forma algo
independientemente bello. Los distintos elementos musicales ya tienen una expresión
característica, los rasgos del compositor se manifestaran ya por la preferencia consecuente de
ciertas tonalidades, ritmos. Pasan a ser carácter de la composición y no del compositor.
El oyente:
La música, afirma Hanslick, es el arte mas directo, el arte mas sensual, y actuá sobre los
sentimientos con mas fuerza que cualquier otra arte, mediante su belleza, y de una manera
que le corresponde a ella sola: “las demás artes nos convencen, la música nos asalta”. Incluso
en estados de mayor exaltación o depresión, donde contemplar una pintura es una tarea
demasiado mediata como para cautivarnos, la música es capaz de penetrarnos, y de formas
mas profundas que las habituales: "La música, por su material incorpóreo es el arte mas
espiritual, y por su juego de formas inobjetivo, el mas sensual." Esta exaltación del sentimiento
por parte de la música, es de carácter fisiológico y radica en la influencia de la misma sobre el
sistema nervioso. Al respecto, Hanslick realiza una mención aparte a la bibliografía sobre los
efectos curativos de la música. No ignora la inmensa influencia de la misma, pruebas empíricas
de por medio, a la hora de sanar a los hombres, pero realiza una salvedad en función de las dos
principales corrientes. Los pensadores que argumentan en función del cuerpo, afirman que la
música hace vibrar nuestros cuerpos de la misma manera que hace temblar los vidrios. Este
accionar de carácter físico, según Hanslick, solo comparte la materia prima con la música: el
sonido. La música, comienza justo donde terminan estos efectos aislados del sonido como
mera vibración. Por otro lado, sobre los argumentos de carácter psicológico, reconoce que
ciertas músicas actúen positivamente sobre las personas, pero que es imposible saber de
antemano, que organización musical corresponde al tratamiento de tal patología.
En este punto, Hanslick concluye que no se puede conocer “el proceso nervioso que
transforma la percepción del sonido en sentimiento” y que “No se puede saber el modo en que
una excitación del nervio acústico, llegue como calidad de sensación determinada a la
consciencia."
De esta manera, enuncia: “los teóricos que estructuran el principio en la música sobre efectos
sentimentales, están perdidos, porque no pueden saber nada de esa relación. La estética debe
enseñar como el compositor produce lo bello en música, no como produce estos o aquellos
afectos en el auditorio.”
Por ultimo, Hanslick cierra las dos cuestiones anunciadas en un principio: Por un lado, el
carácter de esta exaltación de los sentimientos radica en la influencia de la música sobre el
sistema nervioso; pero, a su vez, mientras mas fuerte sea un efecto físico avasallador
(patológico) tanto es menor su participación estética. Es necesario entonces, que se destaque
otro elemento de la producción musical, que represente lo puramente estético, en
contraposición a la exaltación de los sentimientos. Este elemento es la contemplación pura.