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Romano Guardini

Una ética para nuestro tiempo

Reflexiones sobre formas de vida cristiana

'
Editorial LUMEN
Viamonte 1674 (1055)
v 49-7446 / 814-4310 / 375-0452 /FAX (54-1) 375-0453
Buenos Aires • República Argentina

Universidad de Navarra
• Servicio de Bibliotecas
~ IUrl''::il."'t.-;J.,~
Título original:

Tugenden.
Meditationen Über Gestalten
Sittlichen Lebens

© Werkbund-Verlag, Wurzburgo 1963

ÍNDICE
ISBN 950-724-319-4

© 1994 by LUMEN
Hecho el depósito que previene la ley 11. 723
Todos los derechos reservados

LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA


PRINTED IN ARGENTINA
Observación previa ............................................. 9
l. Sobre la esencia de la virtud ..................... 15
2. Veracidad .................................................. 27
3. Aceptación ................................................ 43
4. Paciencia ................................................... 57
5. Justicia ......................................................71
6. Respeto ..................................................... 83
7. Fidelidad ................................................... 97
8. Falta de intenciones ................................ 109
9. Ascetismo ................................................ 119
10. Ánimo ..................................................... 133
11. Bondad .................................................... 149
12. Comprensión ........................................... 159
13. Cortesía ................................................... 173
14. Gratitud ................................................... 189
15. Altruismo ................................................ 203
16. Concentración ......................................... 217
17. Silencio ................................................... 237
18. La justicia ante Dios.
-Un epílogo a estas reflexiones ........... 251
· En la obra de Platón sobre el Estado, en aquel
pasaje donde $ócrates expone cómo en el bien la
verdad suprema se identifica con lo divino, Glaucón,
su joven oyente, responde prorrumpiendo extática-
mente: "¡Ahí hablas de la más alta belleza!" (509b ).
Cierto es que cabe tener diversas opiniones sobre
el modo como el gran maestro del filosofar pone al
Estado por guardián del orden moral. Hemos recibi-
do una amarga lección sobre lo que ocurre cuando
la autoridad se hace cargo de lo que es asunto de la
libertad. Pero su filosofía ha puesto en claro para
siempre una cosa: tras la confusión de la sofística ha
mostrado que existen valores incondicionados, que
pueden ser conocidos y, por tanto, que hay una ver-
dad,· que esos valores se reúnen en la elevación de lo
que se llama "el bien", y que ese bien puede reali-
zarse en la vida del hombre, según las posibilidades
dadas en cada caso. Sufilosofta ha mostrado que el
bien se identifica con lo divino, pero que, por otra
· parte, su realización lleva al hombre a su propia hu-
manidad, al dar lugar a la virtud, la cual representa
vida peifecta, libertad y belleza. Todo ello tiene va-
lidez para siempre, incluso para el día de hoy.
De esas cosas vamos a hablar aquí. Las siguien-

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Romano Guardini
Observación previa

tes reflexiones han surgido de la palabra hablada, y


En el año 1930 se reunieron las Cartas sobre la
el modo como ésta fue recibida mostró que nuestro
educación de sí mismo publicadas en época prece-
tiempo, a pesar de todo su escepticismo, anhela una
dénte, y se editaron como libro. Se dirigían a los jó-
interpretación de su vida diaria hecha a partir de lo
venes, y en muchas cosas tenían como supuesto pre-
eterno.
vio la atmósfera del Movimiento de Juventudes. Las
Esta interpretación va a desarrollarse de un mo- reflexiones aquí presentes se dirigen a personas ma-
do nada sistemático: el capítulo primero trata de los yores y tienen como supuesto previo esos años amar-
puntos de vista determinantes. No pretende ser com- gos que hemos vivido desde entonces. Un abismo
pleto, sino que entra en la realidad diaria, tal como histórico separa ambos ensayos de doctrina vital;
precisamente se ha vivido y busca en ella los puntos pero, con todo, se pertenecen mutuamente, igual que
de arranque de la autorrealización moral. En todo · la juventud y la madurez de una misma persona.
momento apela a la propia experiencia del lector y,
Por lo que se refiere al "Epílogo", el lector, una
partiendo de ella, trata de abrirse paso hacia una
vez que lo lea, hará bien en volver a reflexionar a su
unidad de la conciencia ética.
luz sobre las páginas que lo preceden.
La doctrina moral se ha vuelto excesivamente
doctrina de lo prohibido; estas consideraciones
quieren hacer justicia a la elevación viva, a la gran-
deza y la belleza del bien. Cor¡. demasiada frecuencia
se ve la norma ética como algo que se impone desde
fuera a un hombre en rebelión; aquí el bien ha de en-
tenderse como aquello cuya realización es lo que de
veras hace al hombre ser hombre. El joven Glaucón,
ante las palabras de su maestro, se sintió poseído de
un éxtasis de veneración: este libro lógraría su in-
tención si el lector percib~era que el conocimiento
del bien es motivo de alegría.

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13
(~ 1
SOBRE LA ESENCIA DE LA VIRTUD

En estas consideraciones ha de hablarse de algo


que nos afecta a todos, a cada cual a su manera: esto
es, de la virtud. Probablemente esta palabra empieza
por sonamos como algo extraño e incluso antipático:
fácilmente suena a anticuada y a "moralizadora".
Hace cuarenta años escribió el filósofo Max Sche-
ler un artículo que lleva por título "Para la rehabili-
tación de la virtud". Es un poco extraño, pero com-
prensible si se piensa que entonces se reanimaba la
ética, que bajo el dominio de Kant se había resecado
en una doctrina del deber, y se empezaba a compren-
der otra vez el bien como algo vivo, que afecta a to-
do el hombre. En esa situación, Scheler aludió a la
transformación que han experimentado en el curso
de la historia la palabra y el concepto "virtud", hasta
tomar el penoso carácter que todavía revisten.
Así, para los griegos, la virtud, arete, era el modo
de ser del hombre de índole noble y de buena educa-
ción; para los latinos, virtus significa la firmeza con
que el hombre noble se situaba en el Estado y en la

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Romano Guardini Sobre la esencia de la virtud

vida; la Edad Media germánica entendió por tugent ce lo que ahora es el momento de hacer-, sino co-
la índole del hombre caballeresco. Poco a poco, sin mo actitud de la vida entera, como una disposición
embargo, esa vütud se volvió provechosa y "decen- de ánimo que adquiere vigencia en todo; que no sólo
te", hasta adquirir ese peculiar acento que sintetiza determina su acción personal, sino también su am-
interiormente algo en el hombre crecido de modo na- biente, de modo que todo su mundo circundante ad-
tural. quiere algo claro y digno de confianza.
Si nuestro lenguaje tuviera otra palabra, la usaría-
mos. Pero no tiene más que ésta, de modo que, des- Pero la virtud del orden, para ser viviente, debe
de el principio, hemos de ponemos de acuerdo en tocar también a las otras virtudes. Para que una vida
que significa algo vivo y hermoso. esté ordenada del modo justo, ese orden no debe con-
Entonces, ¿qué quiere decir? Quiere decir que, en vertirse en un yugo que pesa y obliga, sino que debe
cada ocasión, las motivaciones, las fuerzas, el actuar ayudar al crecimiento; por eso, forma parte de ella la
y .el ser del hombre quedan reunidos por un valor conciencia de lo qt1e estorba a la vida y lo que la ha-
moral determinante, por -diríamos- una dominan- ce posible. Así, pues, una personalidad está recta-
te ética, formando un conjunto característico. mente ordenada si tiene energía y puede superarse,
Elijamos como ejemplo una virtud sencilla: el or- pero también si es capaz de quebrantar una regla
den. Significa que el hombre sabe dónde está el sitio cuando es necesario para que no resulte algo estre-
de una cosa y cuándo es el momento de una acción; cho; y así sucesivamente.
qué medida hay que aplicar en cada caso y en qué re- Una auténtica virtud representa una mirada a tra-
lación están entre sí las diversas cosas de la vida. vés de toda la existencia del hombre. En ella, como
Significa el sentido de regulación y repetición, y de se ha dicho, un valor moral se convierte en dominan-
lo que debe hacerse para que perduren una situación te que unifica la abundancia vital de la personalidad.
o un arreglo. Si el orden llega a ser virtud, entonces
quien lo ejerce no lo realizará meramente en una de-
Ahora bien, hay dos modos de realización de la
cisión aislada -así, si ha de trabajar, aunque en vez
de eso le gustaría hacer otra cosa, se concentra y ha- virtud del orden. Puede ser innata, entonces surge
con facilidad y obviedad de la naturaleza de la perso-

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Sobre la esencia de la virtud
Romano Guardini

na en cuestión. Todos conocemos personas asf, cuya de nuevo tras cada fracaso, luchar por or·
mesa está arreglada sin esfuerzo y en cuyas manos den. Así, esta virtud adquiere en ellos un carácter de
las cosas encuentran un sitio como por sí mismas. El algo consciente y penoso, para luego conquistar una
deber de quien tiene tal carácter consiste entonces en cierta obviedad, quedando siempre en peligro, cierta-
cuidar sus disposiciones y desplegarlas, para que lle- mente.
guen a ser algo obvio, que aclare y hermosee la exis- Ambas formas de virtud son buenas, ambas nece-
tencia; pero también en protegerlas de una degenera- sarias. Es un gran error pensar que sólo es auténtica
ción, pues pueden dar lugar a estrechez y dureza. En- aquella virtud que surge con naturalidad del propio
tonces surge el pedante, en torno al cual la vida se re- ser, así como es falso decir que sólo es moral lo que
seca. se logra con esfuerzo. Ambas cosas son virtud: hu-
Pero hay también quienes tienen otro carácter, sin manidad con fmma moral, sólo que realizada por di-
que el orden les sea propio por naturaleza. Se incli- versos caminos.
nan a seguir el impulso del momento, con lo cual la También se debe decir que el orden auténtico asu-
acción pierde su sentido consecuente, a interrumpir me un carácter diverso según la índole del dominio a
lo iniciado, porque se hace aburrido; a dejar estar las que se dilige. Las cos~s inanimadas en un depósito
cosas, porque se les caen de las manos como si qui·· se ordenan de modo diverso que, digamos, los ani-
sieran escaparse. Incluso el orden como tal se les ha- males vivos en el establo, o las personas en un traba-
ce una carga. El cuarto arreglado les parece inhabita- jo; los soldados en su servicio, de otro modo que los
ble; prever el día y establecer un horario les parece niños en la esc~ela.
pedantería; dar cuentas sobre entradas y salidas les Así habría mucho que seguir diciendo; por ejem-
parece coerción gravosa. El hecho de que haya una plo, en conexión con el sentido del valor humano y
regla incluso los excita, provocándoles ganas de que- la posición social, el sentido del orden se convierte
brantarla, porque para ellos libertad significa la posi- en conducta correcta en la vida social; junto con el
bilidad de hacer siempre lo que se les antoje. Las per- sentido de las situaciones, se convierte en sentido de
sonas de tal carácter llegan al orden sólo al compren- lo op01iuno, en tacto; y así sucesivamente.
der que es un elemento indispensable de la vida, pro-
pia y común. Deben disciplinarse, ponerse en movi- La virtud es también un modo de relación con el

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Romano Guardini
Sobre la esencia de la virtud
mundo. ¿Cómo ve el mundo uno en quien actúa el
sentido del orden? Nota que todo en él está ordenado Pero una persona así también puede sufrir con
"conforme a medida, número y peso", según dice la eso, del mismo modo que, en general, toda virtud au-
Escritura. Sabe que nada ocurre de modo casual; to- téntica es un esbozo previo de alegría espiritual, tan-
do está con sentido y en conexión. Goza viendo esa to como de dolor espiritual. Al carente de orden, la
ordenación; pensemos, por ejemplo, en la imagen del confusión de las cosas humanas, mientras no lo afec-
mundo en los pitagóricos, que equiparaban las leyes te a él mismo, lo deja indiferente, suponiendo que no
del mundo con las de la armonía, y decían que cuan- lo perciba y disfrute como el elemento de su vida.
to acontece es gobernado por el son de la lira de ,, Por el contrario, quien sabe lo que es orden, siente el
¡ riesgo, más aún, la inquietud del desorden. Ésta se
Apolo. Quien tiene ese carácter, ve también el orden 1

' expresa en el viejo concepto del caos, de la disolu-


en la historia: ve que en ella tienen vigencia profun-
das reglas, todo tiene su causa, y nada queda sin con- ción de la existencia; que torna forma, o mejor dicho,
secuencias, corno se expresa en el concepto griego deformidad, en monstruos, en dragones, en el "lobo
de themis, según el cual toda acción de los hombres del universo", en la serpiente Midgard. A eso se re-
está sujeta a justicia y razón. Así, esa virtud signifi- fiere el modo de ser de los auténticos héroes, que no
ca a la vez una relación con toda la existencia, y da buscan aventuras, ni fama, sino que saben que tienen
la posibilidad de descubrir en ella lados que no se ha- la misión de dominar el caos: Gilgamesh, Hércules,
cen evidentes al que vive en desorden. Sigfrido. Vencen lo que hace el mundo monstruoso,
inhabitable; dan a la vida libertad y una situación de
Verdad es que también esa visión del orden puede
mesura. Para quien quiere orden, todo desorden en el
volverse rígida, de modo que mire el "orden" sólo
interior del hombre, en las relaciones humanas, en el
corno orden natural, y éste a su vez sólo corno nece-
Estado y en el trabajo es algo intranquilizador, ator-
sidad mecánica. Entonces desaparecen las formas
mentador.
originales y la fecundidad viva; se pierde por com-
pleto todo lo que se llama abundancia anímica, liber-
tad y creatividad, y la vida se queda cuajada en mu- La virtud también puede enfermar; ya lo hemos
da necesidad. sugerido. El orden puede dar lugar a un encadena-
miento que perjudique al hombre. He conocido a un

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Romano Guardini Sobre la esencia de la virtud

hombre altamente dotado que decía: "Una vez que los hombres sensibles, y da a los diversos caracteres,
me he decidido a algo, no sería capaz de cambiar ya en cada caso, su especial disposición para el bien. En
mi propia decisión, aunque lo deseara." Aquí el or- la fe cristiana llega a su plenitud ese reconocimiento;
den ha degenerado en coerción. O pensemos en los pensemos en la misteriosa ·imagen del Apocalipsis
tormentos de conciencia con que el hombre escrupu- según la cual la síntesis del orden, la Ciudad santa,
loso se siente obligado a hacer algo, y a volverlo a desciende de Dios a los hombres (21, 10 y ss.). So-
hacer, una vez más y otra, forzado por un impulso bre eso habría que decir más de lo que aquí cabe. Só-
que nunca lo deja libre. O en el educador que lo opri- lo podemos señalar algo básico.
me todo en reglas firmes, para poder seguir domi- Hay ante todo una verdad, mejor dicho, una rea-
nando a sus alumnos, porque no es capaz de crear lidad en que descansa todo orden de la existencia. Es
una ordenación elástica que sirva para la vida. O in- el hecho de que sólo Dios es "Dios", no un funda-
cluso en las situaciones plenamente patológicas en mento anónimo del universo, no mera idea, no mis-
que uno sabe: ahora es el momento, ahora tiene que terio de la existencia, sino el auténtico y vivo por sí
hacerse "eso"; si no, ocunirá algo terrible; pero no se mismo, Señor y Creador, mientras que el hombre es
sabe qué "eso" de que ahora es el momento:. una el creado, obligado a la obediencia al Señor supre-
coerción de orden, que ya no tiene contenido. mo.
En toda virtud se esconde también la posibilidad Ése es el orden básico de toda relación terrenal y
de una mengua de libertad. Así, el hombre ha de se- toda acción terrenal. Contra él se rebeló ya el primer
guir conservando el dominio sobre su virtud para al- hombre, al dejarse convencer de que iba a "ser como
canzar la libertad de la imagen y semejanza de Dios. Dios", y contra él continúa hasta hoy la rebelión de
La virtud alcanza a toda la existencia, como un grandes y pequeños, geniales y charlatanes. Pero si
acorde que la reúne en unidad y, asimismo, se eleva se daña ese orden, por mucho poder que se obtenga,
hasta Dios, o mejor dicho, desciende de ÉL por mucho bienestar que se asegure, por mucha cul-
tura que se edifique, todo sigue estando en el caos.
Eso ya lo supo Platón, cuando atribuyó a Dios el
nombre de agathón, "lo bueno". De la bondad eterna
de Dios desciende la iluminación moral al espíritu de Otro modo de estar cimentada la virtud en Dios es

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Romano Guardini Sobre la esencia de la virtud

la ley inexorable de que toda injusticia exige expia- se echan donde nadie llega! No, el Juicio lo aplicará
ción. Al hombre le gusta convertir su propio carácter Dios.
olvidadizo en carácter de la historia, y, cuando ha co- ·Todo llegará ante su verdad y se hará patente. To-
metido injusticia, supone que los resultados quedan do entrará bajo su justicia y recibirá el destino defi-
inalterados, y que los efectos pretendidos siguen ahí, nitivo.
mientras que lo injusto ha pasado ya y se ha conver-
Ya vemos que lo que hemos llamado la virtud del
tido en nada. Se ha formado una idea del Estado se-
orden, y que al principio parecía algo tan cotidiano,
gún la cual a éste le está permitida toda injusticia en
entra cada vez más hondo, se hace cada vez más am-
obsequio al poder, al bienestar, al progreso. Una vez
plio y acaba por elevarse al mismo Dios; desciende
que ha alcanzado su objetivo, esa injusticia se sumer-
de Él al hombre, y esta conexión es a lo que alude la
ge en la nada. ·
palabra "virtud".
En realidad, sigue estando ahí: en la materia y la
A continuación vamos a perlilar una serie de for-
conexión de la historia, en la contextura vital de
mas semejantes de estar el hombre en el bien. Sin sis-
quienes la cometieron y quienes la padecieron; en el
tema, más bien imagen tras imagen, tal como se han
influjo que ha ejercido sobre los demás, en la acuña-
ofrecido a partir de la diversidad de la vida. Esto nos
ción de los ánimos, del lenguaje, de las actitudes que
ayudará a entender mejor al hombre, a ver más claro
conforman una época. Y se expiará alguna vez; debe
cómo vive, cómo se le plantea la vida como un de-
expiarse, ineludiblemente. De eso se ocupa Dfos.
ber, cómo cumple o echa a perder su sentido.
Pero esto también nos ayudará al desarrollo prác-
El tercer modo es la revelación sobre el Juicio. La tico de nuestra propia vida. Pues hay una afinidad
historia no es un proceso natural que tenga su senti- electiva de los diversos caracteres con las respectivas
do en sí misma, sino que debe dar cuentas. No a la virtudes. En efecto, éstas no son ningún esquema ge-
opinión pública, ni aun a la ciencia; como también es neral que se le imponga al hombre, sino la propi~ hu-
falso decir que el mismo transcurso de la historia ya manidad viviente, en cuanto es llamada por el bien Y
es el Juicio, pues ¡cuántas cosas quedan escondidas, se realiza en él. Pero el bien es riqueza viva, irradia-
cuántas cosas olvidadas, cuántas responsabilidades da de Dios; en su origen, infinitamente llena, y a la

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Romano Guardini

vez, totalmente sencilla, pero diversificándose y des-


plegándose en la existencia humana.
Toda virtud es una apertura de la simplicidad infi-
2
nitamente rica hacia una posibilidad del hombre. Lo
cual significa a su vez que las diversas individualida- VERACIDAD
des, en cada caso, conforme a esta posibilidad suya,
tienen en cada ocasión mayor o menor parentesco o
Una virtud que en nuestra época ha sufrido mu-
extrañeza con las diversas virtudes. Así, el dotado
chos perjuicios es la veracidad, entendiendo la pala-
para lo social, que entra involuntariamente en rela-
bra de tal modo que implique el amor a la verdad y
ción con otro, dispone sin más de la virtud de la com-
la voluntad de que se reconozca y acepte la verdad.
prensión, que por naturaleza le es extraña a quien ac-
Significa, ante todo, que quien habla diga lo que es,
túa con conciencia de su objetivo; quien está dotado
tal como él lo ve y lo entiende. Es decir, que cuanto
para la creación tiene una originalidad que capta de
lleva en sí lo ponga también en palabras. Eso, en
modo vivo las situaciones dadas, mientras que quien
ciertas circunstancias, puede ser difícil, puede causar
es de índole más racional se atiene a reglas fijas ...
enojo, daño y peligro; pero la conciencia nos recuer-
Es importante ver esto para la comprensión de la da que la verdad obliga, que es algo incondicionado,
vida moral de las diversas individualidad.es. Pero que tiene supremacía. De ella no caber pensar que
también es importante para la cotidianidad práctica. puedes decirla, si te es agradable, o si te lo recomien-
Pues la labor moral hará bien en partir de aquello en da alguna finalidad, sino que, si hablas, has de decir
que uno se siente en su casa, para avanzar a partir de la verdad, no abreviarla, no cambiarla. Debes decirla
ahí y dominar también lo extraño. en absoluto, sencillamente, a no ser que la situación
te recomiende callar o que puedas eludir una pregun-
ta de modo decente.

Prescindiendo de esto, también nuestra existencia


entera reposa en la verdad; ya hablaremos más de

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Romano Guardini Veracidad

eso. Las relaciones de las personas entre sí, las for- fenderse. Los que ejercen violencia no tienen dere-
mas de la sociedad, la ordenación del Estado, todo lo cho a exigir la verdad y saben también que no la pue-
que se llama moralidad, y asimismo la obra humana den esperar. Por la violencia, el lenguaje pierde ~u
en sus incontables formas, todo ello descansa en que sentido, se convierte en un medio de defensa propia
la verdad conserve validez. para el violentado, a no ser que la situación se dis-
ponga de manera que exija el testimonio en que
quien habla arriesga su bien y su vi~a. El medirlo ~s
Veracidad, pues, significa que el hombre tenga el cuestión de la conciencia, y el que vive en segura li-
sentimiento involuntario de que la verdad ha de de- t bertad ha de examinarse bien antes de juzgar si tiene
cirse, sin más. Naturalmente, subrayándolo una vez derecho a ello.
más, en el supuesto previo de que el otro tenga dere- En todo caso la veracidad significa que se diga la
cho a ser informado. Si no, entonces es cosa de la ex- verdad, y no sólo una vez, ~i~o una y otra vez, de tal
periencia vital y de la prudencia encontrar la forma modo que se produzca así una actitud permanente.
adecuada de no decir.
Ésta aporta algo claro y firme al hombre entero, a su
También ha de observarse que para la verdad de la ser y su actuación.
vida diaria no es indiferente que se posea seguridad y la verdad no sólo dice, sino que también actúa;
interior frente a las diversas situaciones vitales; y asi- pues también se puede mentir con acciones, actitudes
mismo, que se disponga del lenguaje y se sepa for-
y gestos, si parecen expresar algo que no es.
mular rápidamente. Es cosa de la educación moral,
de la que habría de ocuparse la enseñanza. Muchas Pero la veracidad es aún más. Ya se ha hablado de
mentiras proceden de la timidez y el apuro, así como que no hay ninguna virtud separada. Seguramente
de un defectuoso dominio del lenguaje. Cuestiones nos ha llamado la atención que la naturaleza no co-
de índole peculiar resultan de situaciones tales como nozca ningún sonido "puro", sino que más bien todos
las que conocemos en nuestro presente y nuestro pa- tengan siempre armónicos superiores e inferiores, es
sado: cuando un poder violento somete la vida a la decir, que siempre haya acordes; que tampoco se pre-
coerción y no consiente ninguna convicción propia. 1 .
sente el color puro, sino mezclado con otros colores.
Aquí el hombre está en constante necesidad de de- Así tampoco puede existir la "pura" veracidad: sería

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Romano Guardini Veracidad

dura y ella misma se pondría en sinrazón. Lo que ya fuerza de sentido no admite traducción: aquellos a
existe es la veracidad viva, en la que influyen los de- quienes se dirige la carta, esto es, los cristianos de
más elementos del bien. Éfeso, deben aletheúein en agápe. Ahí la pal~bra
Hay personas veraces por naturaleza. Son dema- principal es alétheia, verdad, convertida en verbo:
siado limpias para poder mentir, demasiado de acuer- "decir verdad'', pero "en amor" (Ef 4, 15). Para que
do consigo mismas; pero a veces también se debe de- la verdad se haga viviente, debe añadirse el amor.
cir: demasiado orgullosas. Esto, en principio, es es- Recíprocamente, también hay personas en quie-
pléndido; pero una persona así fácilmente está en pe- 1
1 nes está muy desarrollada la sensibilidad para las de-
ligro de decir cosas en momentos en que no vienen a t más personas. Notan inmediatamente qué les pasa,
cuento, de herir a otros o de perjudicarlos. Una ver- 1

perciben su modo de ser y su situación; adivinan sus


dad dicha en mal momento o de mala manera puede necesidades, temores, apuros y por eso están en peli-
también confundir a una persona de tal modo que le gro de ceder a ese mundo vital. Entonces no sólo tie-
cueste trabajo enderezarse otra vez. Esta veracidad nen atención, sino que se acomodan; debilitan la ver-
no sería viva, sino unilateral, perjudicial, incluso dad o la subrayan excesivamente; hacen ver una
destrnctora. Cierto es que hay momentos en que no igualdad de opinión donde en realidad no la hay. Es
se debe mirar a derecha ni a izquierda, sino lanzarse más, el influjo puede ya determinar por adelantado
hacia adelante con la pura verdad. Pero, por lo regu- los propios pensamientos, de tal modo que no sólo se
lar, importa permanecer en el contexto de la vida; y pierda la independencia exterior de decir y actuar, si-
en éste, aparte de la exigencia de verdad, también no incluso la anterior, la del juicio.
cuenta la atención a las demás personas. Así, el ex- También aquí está en peligro la vitalidad de la
presar la verdad, para que adquiera su pleno valor verdad, pues de ella forma parte la libertad del espí-
humano, también está determinado por el tacto y la ritu para ver lo que es; la decisión de la responsabili-
bondad. dad, que mantiene en pie su juicio aun respecto a sus
La verdad no se dice en el espacio vacío, sino ha- simpatías y su disposición a la ayuda; la fuerza de la
cia otro; por eso el que habla debe sentir también lo persona que sabe que su propia dignidad se mantie-
que causa con eso. San Pablo dijo unas palabras cu- ne o cae junto con la fidelidad a la verdad.

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Romano Guardini Veracidad

Así, ya hay dos elementos que.han de añadirse a El hombre es un ser misterioso. Si se pone alguien
la voluntad de verdad para que se produzca plena delante de mí, veo su exterior, oigo su voz, puedo
verdad: preocupación respecto a quien oye y valor apretar su mano, pero lo que en él vive, me está ocul-
cuando decirla es difícil. to. Cuanto más esencial es, más profundo queda. Se
produce así el hecho intranquilizador de que el trato
Pero a ello .ha de añadirse algo más: por ejemplo,
de los hombres entre sí -lo cual significa a su vez la
la experiencia de la vida y la comprensión de sus ca-
mayor parte de la vida- es una relación que va de
minos. Quien ve la vida con demasiada simplicidad
un ocultamiento a otro. ¿Qué es lo que forma el
cree expresar la verdad mientras que, por el contra-
puente? La expresión en rostro y gestos, la actitud, la
rio, la daña. Por ejemplo, dice de otro: "¡Ése es un i actividad, pero sobre todo la palabra. Por la palabra
perezoso!" En realidad, ese hombre tal vez no esté
trata el hombre con el hombre. Cuanto más digna de
seguro de sí mismo: es de conciencia miedosa, y no
confianza es la palabra, más seguro y fecundo es el
se atreve a actuar. El juicio parece acertado, pero
trato.
quien lo pronunció carecía de conocimiento de la vi-
da, pues, si no, habría comprendido en el otro las se- También las relaciones humanas son de profundi-
ñales de su cohibimiento. O bien el juicio es que el dad e importancia muy diversas. La gradación lleva
otro es un atrevido, mientras que, por el contrario, es por encima del mero arreglárselas unos con otros y
tímido y trata de superar sus obstáculos interiores ... del simple provecho, hasta la vida del corazón, las
cosas del espíritu, las cuestiones de la responsabili-
Así cabría decir mucho más. Llevaría otra vez a
dad, las relaciones de persona a persona. El camino
damos cuenta de que la potencia viva de la verdad
ahonda cada vez más en lo peculiar, en lo propio de
requiere al hombre entero. Un amigo observó una
la persona, en el dominio de la libertad, donde fallan
vez en diálogo: "La veracidad es la más sutil de to-
los cálculos. Así, la verdad de la palabra se hace ca-
das las virtudes. Pero hay gentes que la manejan co-
da vez más importante. Eso vale para todo tipo de re-
mo una estaca."
lación, y sobre todo para aquella en la que descansa
En la l~altad a la verdad se apoyan todas las rela- la auténtica vida: amistad, comunidad de trabajo,
ciones de los hombres entre sí, la vida entera de la amor, matrimonio, familia. Los modos de comunidad
comunidad. que hayan de durar, crecer y hacerse fecundos deben

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Romano Guardini Veracidad

penetrarse mutuamente cada vez con más pureza, da de mi realidad, no he de fingirme nada, sino que
uno creciendo en el otro; si no, decaen. Toda menti- debo ser veraz para mí mismo. Pero es muy difícil,
ra destruye la comunidad. ¡y qué lamentable aspecto tiene esto en nosotros, si
Pero el misterio llega más allá: No consiste sólo nos examinamos honradamente!
en que toda relación pasa del ocultamiento del uno al La verdad da al hombre firmeza y solidez. Falta
del otro, sino en que cada cual trata también consigo le hacen, pues la vida no es sólo amiga, sino también
mismo. Ahí, por decirlo así, el hombre se separa en enemiga. Por todas partes se entrechocan los intere-
dos seres y se enfrenta con su propio ser. Me consi- ses. Siempre hay suspicacias, envidias, celos, odios.
dero, me examino y me juzgo: decido sobre mí. Lue- Ya la diversidad de caracteres y modos de ver produ-
go esa dualidad vuelve a reunirse en la unidad del ce complicaciones. Más aún, incluso el simple hecho
"yo", llevando entonces consigo el resultado de ese de que para mí exista "el otro", para el cual a su vez
enfrentamiento. En el transcurso de la vida interior, soy "el otro", es raíz de conflictos.
esto ocurre continuamente; es su forma de realizarse.
¿Cómo me las arreglo? Defendiéndome, cierta-
Pero ¿y si no soy veraz ante mí mismo? ¿Y si me mente; la vida, en muchos aspectos, es lucha, y en
engaño a mí mismo? ¿Y si me finjo algo? Y ¿no es esa lucha la mentira y el engaño a veces querrían pa-
eso lo que hacemos continuamente, una y otra vez? recer útiles. Pero lo que en conjunto da firmeza y so-
El hombre que "siempre tiene razón", ¿no deja de te- lidez es la verdad, la honradez, la lealtad. Estas cosas
nerla en realidad del modo más peligroso? El hom- producen lo que permanece: atención y confianza.
bre para quien siempre tienen la culpa los demás, ¿no Esto vale también respecto a ese gran poder que con-
pasa de largo constantemente ante su propia culpa? figura la vida entera y que se llama "el Estado". En
Quien siempre lleva a cabo su voluntad, ¿no vive en efecto, no es casual que cuando el Estado, cuyos fun-
fatal engaño sobre su propia tontería, su presunción, damentos habrían de ser .la justicia y la libertad, se
su estrechez de corazón, su violencia, y sobre los convierte en poder violento, crezca también la men-
perjuicios que produce? Así, pues, si quiero tratar tira en la misma medida. Más aún, que se desvalori-
rectamente conmigo mismo -y, partiendo de mí, ce la verdad, que cese de ser norma, y en su lugar se
con los demás-, entonces no he de desviar la mira- ponga el éxito. ¿Por qué? Porque mediante la verdad

34 35
Romano Guardini Veracidad

el espíritu del hombre se confirma una y otra vez en mismo, la golondrina es golondrina y el zorro es zo-
su justicia esencial, y la persona cobra conciencia de rro?
su dignidad y libertad. Cuando la persona dice "así Aquí no hemos de pensar con vaguedad, pues en
es", y esa expresión tiene importancia pública, por- estas cosas mucho depende de la exactitud. ¿Por qué
que la verdad es estimada, entonces también hay el animal da esa fuerte impresión de acuerdo consigo
aquí una protección contra la voluntad de poderío mismo? Porque es "naturaleza", ser vital sin espíritu
que actúa en todo Estado. Si éste consigue desvalori- personal. Lo "espiritual" que hay en él -orden, ser
zar la verdad, entonces el individuo queda entregado. lleno de sentido y conducta- es espíritu del Crea-
La expresión más horrible de la violencia es que dor, no suyo propio. En el hombre, en cambio, es es-
se le destroce al hombre su conciencia de verdad, de píritu propio, persona pensante y libre. Así, está a to-
modo que ya no esté en condiciones de decir: "Esto do un mundo por encima del animal; pero, también
es cierto, eso no." Quienes lo hacen -en la práctica por eso, le falta su acuerdo natural consigo mismo.
política, en la vida jurídica y donde sea- deberían Está en riesgo por parte de su propio espíritu, que
darse bien cuenta de lo que hacen: quitar al hombre constantemente puede salirse de su propio ser y dis-
su condición de hombre. Darse cuenta de eso los poner de sí, pero por ello mismo también puede po-
anonadaría. La verdad es también aquello por lo que nerse en cuestión a sí mismo, colocarse en falsa si-
el hombre hace pie en sí mismo y llega a tener carác- tuación. Si a todo eso se añade lo que la fe nos dice
ter. El carácter se apoya en que el hombre haya lle- sobre la primera culpa y todo lo que la siguió, enton-
gado a tener en su ser esa firmeza que se expresa en ces vemos que el hombre, de raíz, es un ser puesto en
las frases: lo que es, es. Lo que es justo, debe tener riesgo, y que constantemente ha de enfrentarse con la
lugar. Lo que se me ha confiado, lo defiendo. posibilidad del mal en su propio interior. Visto desde
En la medida en que así ocurre, el hombre puede ahí, él no es sencillamente él mismo, su auténtico yo,
hacer pie en sí mismo. sino que está en camino de serlo, en busca de ello, y
que, si lo hace bien, llega a serlo.
Pero ¿no es obvio esto? ¿No está cada cual tam-
bién realmente en sí mismo por el hecho de ser "sí Muy importante es preguntar entonces por dónde
mismo", precisamente igual que cada animal es él se forma la auténtica condición de "yo", más allá de

36 37
Romano Guardini Veracidad
t
1

todas las tensiones y trastornos, en la más honda in- esto tan firme, que no puede ser de otro modo sino
terioridad de la existencia. Entonces la respuesta vá- como es? ¿Qué hace, yendo más allá de estas relacio-
lida -antes que todas la demás respuestas que se nes más simples de sentido, que todo auténtico cono-
puedan dar- es que ocurre por deseo de verdad. En cimiento, en el momento de su iluminación, nos dé la
todo verdadero pensamiento y palabra y hacer se certidumbre: "así es"? Naturalmente, puedo equivo-
consolida, de modo imperceptible pero efectivo, el carme si no observo con bastante cuidado, si no pien-
centro interior, el verdadero yo. ¡Qué peligroso es so con bastante exactitud. Esto puede ocurrir y ocu-
ahí el engaño del hombre sobre su auténtico ser, tal rre también todos los días. Pero si he conocido real-
como se ejerce continuamente de palabra, por escri- mente, entonces sé: así es. ¿Qué es lo que produce
to y con imágenes! Tanto, que muchas veces nos lle- esa extraña firmeza, no apoyada en nada palpable?
na de espanto: el hombre no es eso de que hablan co- Sólo puede ser algo que venga de Dios. Algo que no
mo de tal la ciencia, la literatura, la política, el perio- procede del mismo hombre se presenta aquí en la ac-
dismo, el cine. Eso es una ilusión, o una afirmación ción y la experiencia humana. Un poder, y no de la
para un objetivo determinado, o un medio de lucha, violencia que existe y obliga, sino del sentido que
o simplemente, frivolidad. llama y da testimonio de sí; un poder de sentido que
. Nuestras consideraciones han avanzado mucho. crea en el hombre esa firmeza que llamamos "con-
En la primera de estas meditaciones nos hemos dicho vicción".
que cada virtud es el hombre entero: eso se ha vuel- Sobre esa experiencia básica ha fundado Platón
to a confirmar. Más todavía, llega aún más allá de él, toda su filosofía. A ese poder lo llamó "luz": la más
hasta Dios. alta, mejor dicho, la auténtica, que procede del au-
Entremos ya a considerar lo siguiente: si digo que téntico Sol. Ese Sol es Dios, al que -ya dijimos-
dos por dos son cuatro, sé que son totalmente cuatro él llama con el nombre de agathón, el "bien". A su
y sólo cuatro, y siempre cuatro. Sé que es correcto, y vez, san Agustín, apoyándose en san Juan, introdujo
nunca llegará un momento en que ya no lo sea; a no esa idea en el pensamiento cristiano, y en él se ha he-
ser, claro está, que se vuelvan a dar condiciones ine- cho fecunda para siempre.
quívocas de una matemática más alta. ¿Qué cimenta ¿Qué es verdad, de modo definitivo y auténtico?

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Romano Guardini Veracidad
+
Es el modo como Dios es "Dios" y se conoce: como tonces nos moverá el sentir lo que es verdad, lo que
es conocedor y se tíene a sí mismo en su conocimien- hay en ella de irreversible, su tranquila luz, su eleva-
to. La verdad es la firmeza indestructible e inataca- ción. Entonces nos ligaremos a ella con lo más ínti-
ble con .q_ue Dios descansa en sí mismo conociendo. mo y fiel que haya en nosotros, asumiremos respon-
La verdad llega de Dios al mundo y le da base; pene- sabilidad por ella y nos preocuparemos por ella.
tra lo que es y le da ser; irradia en el espíritu huma- Todo eso producirá resistencia, crisis: para eso so-
no y le da esa claridad que se llama conocimiento. En mos hombres. Pero en nuestra vida ha de seguir en
definitiva, resulta: quien está por la verdad está por pie que la verdad es la base de todo: de la relación
Dios .. Quien miente se rebela contra Dios y traiciona del hombre con el hombre, del hombre consigo mis-
la raíz de sentido de la existencia. mo, del individuo con la generalidad y, sobre todo,
con Dio§; mejor dicho, de Dios con nosotros.
En el mundo la verdad es débil. Basta una peque-
ñez para taparla. El hombre más tonto puede atacar-
la. Pero alguna vez llegará una hora en que se cam-
bien las cosas. Entonces Dios hará que la verdad ad-
quiera tanto poder como verdad, y eso será el juicio.
"Juicio" significa que cese la posibilidad de men-
.tir, porque la verdad penetra poco a poco en todo es-
píritu, porque atraviesa con su luz toda palabra, por-
que reina en el espacio. Entonces quedarán desvela-
das patentemente las mentiras como lo que son, por
más que fueran útiles, por más que fueran hábiles y
gustosas; desveladas como apariencia, como nada.

Dejemos que penetre en nuestra mente este pensa-


miento; mejor dicho, en nuestro corazón. Quizás en-

40 41
3
ACEPTACIÓN

Si alguien preguntara: "Querría adelantar en la vi-


da moral, ¿por dónde he de empezar?", entonces se
le podría contestar: "Por donde quieras." Puedes em-
pezar por un defecto de que te has dado cuenta en tu
vida profesional. Puedes hacerlo por las exigencias
de la comunidad, de la familia, de la amistad, donde-
quiera que hayas notado un fallo. O has percibido
dónde te apremia una pasión y tratas de acabar con
ella. En el fondo se trata sólo de que tengas intención
honrada y te dediques a ello decididamente, por cual-
quier sitio; entonces lo uno influirá en lo otro. Pues
la vida del hombre es una totalidad: si se aplica a un
punto con decisión, despierta toda su conciencia y
refuerza también su fuerza moral en otros, del mismo
modo que un defecto en un punto de la vida influye
en todo.
Pero si quien así preguntara insistiera: "¿Qué es lo
que constituye el supuesto previo de todo esfuerzo
moral para que sea eficaz, cambie lo torcido, refuer-
ce lo debilitado y compense lo unilateral?"; entonces

43
Romano Guardini Aceptación

creo que se le debería responder: es la aceptación de en lo que es y en lo que hay a su alrededor. Puede to-
lo que es, la aceptación de la realidad, de ti mismo, mar distancia respecto a sí mismo y reflexionar sobre
de las personas que te rodean, del tiempo en que vi- sí;, puede juzgarse a sí mismo; puede ir con sus de-
ves. seos más allá de lo que es, llegando a lo que querría
o debería ser; incluso puede elevarse fantaseando
Esto quizá suena un poco teórico, pero no sólo es
hasta lo imposible. Así se produce una tensión entre
exacto, sino que merece especial atención de todo el
ser y deseo, que puede convertirse en principio de
que se esfuerza honradamente, pues no es en absolu-
crecimiento en cuanto que quien se esfuerza pone en
to obvio que aceptemos cuanto es con la docilidad de
su imaginación una imagen de sí mismo que luego
nuestro corazón.
trata de alcanzar con lo que realmente es. Pero tam-
Ahora bien, se podría objetar diciendo: esas cosas bién de esa tensión puede surgir una perniciosa divi-
son artificiales. Lo que es, es, se "acepte" o no; aun sión, una huida ante la propia realidad, una existen-
prescindiendo de que tal disposición de ánimo es cia en fantasía, que vive pasando de largo ante las
muy cómoda y ha de llevar a la pasividad. Por eso posibilidades dadas y ante los peligros que amena-
hemos de aclarar en seguida que no se trata aquí de zan. A eso se aludía cuando se dijo que todo esfuer-
ningún débil dejarse llevar, sino de ver la verdad y si- zo moral eficaz empieza con que quien se empeña en
tuarse en ella, naturalmente, decididos a emprender serlo acepte la realidad tal como es.
el trabajo en ella y, si hace falta, la lucha por ella.
Intentemos comprender lo que significa esta acep-
Esto, ante todo, es también realmente humano. Un tación tomando conciencia más exacta de qué es lo
animal está de acuerdo consigo mismo sin más. Di- que aceptamos.
gámoslo mejor: para él no existe la cuestión en abso-
Ante todo, se trata de mí mismo. Pues no soy hom-
luto. Es como es, encajado en su mundo circundante
bre en general, sino este hombre determinado; tengo
y agotándose en él. De ahí la impresión de "naturali-
este carácter y no otro; este temperamento entre los
dad" que nos produce, la impresión de que es por
diversos que hay; estas fuerzas y debilidades, estas
completo tal como debe ser según su esencia y las
posibilidades y límites. Eso he de aceptar, situándo-
condiciones circundantes.
me sobre ello como la base primera de mi vida.
Con el hombre ocurre de otro modo. No se agota

44 45
Romano Guardini Aceptación

Esto, lo repetimos, no es en absoluto obvio. Pues Hemos conseguido mucha sabiduría cuando he-
hay -y esto arroja una cruda luz sobre la finitud de mos aprendido que el hombre no puede elegir entre
nuestra existencia- un hastío de nuestro propio ser, los fundamentos de la existencia, sino que debe
una protesta contra uno mismo. Una vez más hemos aceptar su conjunto. Eso no significa que hay que
de recordar que el hombre no está cerrado en sí, co- darlo todo por bueno y dejarlo estar todo como está;
mo el animal, sino que se puede superar. Puede tener por supuesto que no. Puedo y debo trabajar en mi es-
ideas sobre cómo le gustaría ser y ¡cuántos viven tructura vital, dándole forma, mejorándola; pero, an-
más en una imagen deseada que en la conciencia de te todo, he de decir "sf' a lo que es, pues si no todo
su realidad! También conocemos esa curiosa acción se vuelve inauténtico.
por la que el hombre trata de escabullirse de lo que El hombre a quien se le ha dado una razón que tra-
es: el disfraz, la máscara, el juego. ¿No se expresa baja con exactitud, una mirada práctica, una mano
ahí, en vano, pero insistiendo una vez y otra, el anhe- decidida, por lo general carece de la creatividad de
lo de ser otro del que se es realmente? Así surge, vi- fantasía y de la belleza de sueños que corresponden
goroso y difícil de cumplir, el mandato de querer al temperamento artístico. En cambio, éste está so-
también ser realmente el que se es, convencidos de metido a horas oscuras de vacío y desánimo, y la di-
que tras ese mandato no hay una sorda necesidad na- ficultad de justificarse ante el mundo real y sus apre-
tural ni un perverso azar, sino una indicación que ciaciones. Quien tiene una fuerte sensibilidad y per-
procede de la sabiduría eterna. cibe la felicidad de la existencia debe también sopor-
Con eso se dice que no sólo he de aceptar las fuer- tar sus dolores. Ninguno puede querer quedarse con
zas que tengo, sino también las debilidades; no sólo lo uno dejando lo otro, sino que, si quiere vivir con
las posibilidades, sino también los límites. Pues auténtica fidelidad a la vida, debe asentir a la totali-
nuestra extraña naturaleza humana es de tal modo dad de la imagen de su propia naturaleza. Quien tie-
que lo que nos sustenta también nos pesa, lo que nos ne un ánimo frío y puede sacudirse fácilmente lo de-
asegura también nos pone en riesgo. En la imagen de sagradable, no conoce nada de las grandes sublima-
esa naturaleza se incluye lo positivo, pero también lo ciones de la existencia.
nagativo, y no cabe elegir. A su vez, esto no significa que haya que llamar

46 47
Romano Guardini
Aceptación

bueno a lo que no lo es. Lo malo es malo, lo perver-


También la época histórica en que vivo ha entra-
so es perverso y lo feo también ha de ser llamado feo.
do en mí y sigue entrando: sus acontecimientos, sus
Pero cualquier esfuerzo por desarrollar lo uno y su-
situaciones, sus posibilidades y límites. Todo esto
perar lo otro descansa ante todo en la suposición pre-
tengo que empezar por aceptarlo antes de poder cam-
via de que se empiece por reconocer lo que es.
biar algo de ello. Tal necesidad esencial se hace evi-
¡Cuántos fantasean dando vueltas y se mienten, pa-
dente en las actitudes que no aceptan la propia épo-
sando de largo ante lo que, a pesar de todo, es!
ca, sino que tratan de escaparse de ella: al pasado,
¡Cuántos se irritan cuando se les llama la atención
como los románticos, que encuentran soso el presen-
sobre un defecto y se asombran cuando algo sale t
te, y sólo ven como hermoso lo pasado; o al porve-
mal! El comienzo de todo esfuerzo lo constituye el
nir, como el utopista, que se dispara hacia adelante,
reconocer lo que es, aun con sus defectos. Sólo actúo
viviendo sólo en el mañana. También aquí la acepta-
en serio si asumo sinceramente sobre mí la carga de
ción de lo real es lo que fundamente la sinceridad de
mis defectos, y sólo entonces puede empezar la labor la existencia.
de su superación.
También se debe aceptar la situación vital, tal co-
mo se le presenta a uno. Cierto es que se puede cam- Un paso más allá lleva a la aceptación del destino.
biar mucho en ella, mejorar mucho y adaptarla más a "Destino" no es azar; tiene una unidad consecuente
los propios deseos; tanto más cuanto más decidido es que está determinada no sólo exteriormente, por la
ese deseo y más firme la mano que trata de realizar- conexión de los acontecimientos, sino también inte-
lo; pero, en el fondo, sigue en marcha el arranque da- riormente, por la naturaleza de la persona en cues-
do en los primeros años, y determina lo posterior. tión.
Los psicólogos dicen que ya a los tres o cuatro años En la vida de quien tiene unas disposiciones nor-
han tenido lugar las determinaciones básicas en el ni- males no ocurren ni los triunfos ni las catástrofes que
ño. Éstas entran a formar parte de la vida posterior, experimenta el genial. A quien tiene dotes económi-
así corno los influjos que han ejercido las personas cas y de organización no lo abruman las perplejida-
circundantes, el grupo social, la ciudad y el ambien- des que tan fácilmente abruman al de dotes artísticas,
te geográfico. así como tampoco percibe éste en el triunfo y la de-

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49
Romano Guardini Aceptación

rrota lo que experimenta quien es hábil para conse- cuanto que se dispone de máquinas que realizan el
guir y usar el poder. Así, la naturaleza de un hombre trabajo de cálculo de los diversos casos, antes no re-
viene a ser corno un cedazo, que deja pasar ciertas suelto. Pero contra la vida misma no cabe asegurar-
experiencias y retiene otras. se, sino que hay que aceptarla con todo aquello que
Además, lo que le puede pasar a cualquiera -por hay en ella de grandeza y de pequeñez, de posibilida-
ejemplo, el rayo que cae sobre una casa en la tempes- des de perdición y de felicidad. Aceptar el destino
tad- resulta algo diverso, según que el hombre a significa en el fondo aceptarse a sí mismo y tomar
quien pertenece esa casa quede también abrumado partido por uno mismo. La idea ha hallado su forma
por la desgracia, perdiendo el tino, o que tenga disci- · pagano-escéptica en el concepto del amor fati, el
plina propia y sea capaz de resistir. Así se puede de- amor al propio destino, nacido de la oposición; y su
cir en cierto sentido que cada individuo recibe con forma creyente, en el asentimiento al camino que nos
sus disposiciones un esbozo previo de su destino; no propone la propia natural~za en la confianza de que
una necesidad fija, que estaría en contradicción con todo descansa en la divina asignación.
el hecho de la libertad, siempre colaboradora en for- Sacando consecuencias, el pensamiento lleva aún
mar la vida, en los grandes como en los pequeños, si- más allá: a no rehuir simplemente el dolor y la des-
no una orientación, un carácter básico, a menudo una gracia, ni tampoco limitarse, cuando no pueden evi-
probabilidad de un determinado acontecimiento. tarse, a hacerles frente con valentía, sino a aceptar su
También aquí se trata de que el individuo acepte su amargura. Se tiene que haber aprendido en la escue-
destino, para luego trabajar con mayor decisión en su la de Cristo a ser capaz de ello, pues nuestra natura-
rectificación y conformación. La vida del hombre ac- leza se comporta de otro modo. Se levanta en protes-
tual está dominada por una idea que contrapesa el ta contra el dolor y, en principio, no hay nada que ob-
miedo metido en sus nervios: la idea de poderse ase- jetar a ello, tanto menos cuanto que también hay un
gurar contra los crecientes peligros. Efectivamente, asentimiento al dolor que nace de la debilidad; más
en este aspecto se puede hacer mucho. Para citar una aún, una enfermiza búsqueda de él. Pero el mero re-
sola cosa, se puede calcular cuáles son las expectati- chazo echa a perder el sentido que tiene el dolor en
vas de vida en un trabajo determinado, y cuáles son la vida. Justamente comprendido y sobrellevado,
las de accidente en otro, tanto más exactamente profundiza esa vida, la purifica y lleva al hombre al

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Romano Guardini Aceptación

acuerdo consigo mismo, porque él se pone de acuer- ceden las fuerzas, las cosas se vuelven grises, los de-
do con la voluntad divina, que está detrás de todo beres oprimen; en tiempos de prolongada enferme-
acontecer. dad o de privación, en instantes de desánimo y de
Más aún, incluso el dolor mismo puede aliviarse melancolía, puede elevarse la protesta: "A mí no me
así. Si una persona tiene que habérselas con un dolor han preguntado. No he querido ser. ¿Por qué tengo
--corporal o anímico- y es capaz de evitar la rebe- que ser?" Entonces, tener que ser, se siente como una
lión y entregarse a él, entonces el sometido se trans- exigencia y se ve que aceptar la existencia es una ac-
forma y experimenta una honda libertad, la libertad ción que se debe realizar en lo más hondo de la vida.
en el sufrimiento. Pues también puede rehusarse. De un modo fatigado
y sordo, llevando adelante la vida sólo con el enco-
En fin, la aceptación de sí mismo significa que yo gimiento de hombros de la resignación, pero también
esté de acuerdo con existir en general.
con una acción desesperada, pues el número de los
Esta afirmación suena extraña mientras a uno le que rechazan la vida es aterradoramente elevado y
va bien. Entonces uno va viviendo en su propio ser y parece crecer: aquellos a quienes el don de la exis-
hacer, sin pensarlo más. Pero llegan otras horas de tencia se les vuelve una carga y no tienen deseo de
desdicha, de fracaso, de hastío; entonces se abre una tomarla sobre sí; o quizá también es sencillamente
grieta entre mí y yo mismo. En efecto, yo no me he que no pueden, porque ninguna fe ni ningún amor les
puesto ante la posibilidad de mi propia existencia y enseña a entender el difícil enigma.
he decidido que quiero ser, sino que se me ha puesto
en el ser; he surgido de la vida de mis padres, de la
vida de mis antepasados, de las situaciones del tiem- En todo esto no salimos adelante con motivacio-
po. El suceso del nacimiento me ha dicho: ahora nes meramente humanas. En realidad, ya debiéramos
eres. Así que ¡ve viviendo! En algunos momentos haberlo dicho así al comienzo de nuestras considera-
uno puede penetrarse de cuánta gracia es poder ser, ciones. Pues cuando considerábamos que no pode-
respirar, sentir, crear. Pero también puede ir de otro mos hacemos nosotros mismos nuestra existencia,
modo, y la palabra básica de nuestra propia existen- sino que la recibimos, la pregunta inmediata habría
cia no suena a "concesión", sino a "imposición". Si debido ser: ¿De quién? Y la respuesta habría sido:

52 53
Romano Guardini Aceptación

De los padres, de la situación histórica, de los ante- trato con el inmenso Dios: ¿sabe Él lo que nos exige;
pasados; pero, en definitiva, y a través de todos los Él, que no tiene destino, porque no hay ningún poder
miembros intermedios, de Dios. Así, la aceptación · que fuera capaz de imponerle nada? Sus' disposicio-
-la auténtica- no puede realizarse si no nos damos nes, ¿no llegan siempre, por decirlo así, "de arriba
cuenta claramente de dónde hemos de aceptar que abajo", olímpicamente, cayendo de la sosegada frial-
llegue lo nuestro: ¿de la mudez del transcurso de la dad de aquel a quien nada puede tocar?
naturaleza, de la falta de sentido del azar, de la per- Aquí la Revelación nos habla de un misterio que
versidad de un demonio o de la pura sabiduría y es tan consolador corno incomprensible: que Dios ha
amor de Dios? prescindido de esa intangibilidad en Cristo. Por la
Y una y otra vez hemos de tornar conciencia de encamación entró Él en el espacio, que, para quien
que la revelación de Cristo, que sustenta todo lo de- vive en Él, forma una única cadena de destino en la
más, consiste en cuál es la disposición de animo de historia, sin protección ni excepción: vulnerable por
Dios respecto a nosotros. palabra y acción, entretejido corno nosotros en la so-
La auténtica aceptación sólo es posible sobre una focante trabazón de los efectos procedentes de los
instancia en la que se pueda confiar, y que es el Dios confusos corazones de los hombres. Pero fue de otro
vivo. Cuanto más de cerca entra en nuestra vida lo modo, pues esos efectos resultan más duros cuanto
que hemos de aceptar en ella; cuanto más exacta- mayor sea el espíritu, cuanto más profundo sea el co-
l_ razón, cuanto más animada sea la vida de quien los
mente esa aceptación representa una superación de 1

nuestro yo -un "conceder" interior, corno dijeron siente. Tener destino significa también padecer;
los maestros espirituales de la Edad Media: un "en- cuanto más capaz de padecer es uno, más grande se
trarse" en lo que es-, tanto más necesito conocer de hace en su existencia el elemento del destino. ¡Qué
qué índole es la intención omnipotente que se dirige perspectivas de pensamiento se abren ahí! ¡Qué cul-
hacia mí. minación experimenta el concepto! El Hijo de Dios
entra en la historia para expiar nuestra culpa y llevar-
nos a la nueva posibilidad. Lo hace así dispuesto a
Hay una cuestión que, aunque sea tonta, debe aceptar todo lo que le pudiera ocurrir, sin reserva, sin
plantearse, porque nos ayuda a seguir adelante en el elusión, sin resistencia ni astucia. Los hombres, aun-

54 55
Romano Guardini

que en realidad no tengan poder sobre aquel a quien


"se ha dado todo poder en el cielo y en la tierra", le
procuran un amargo destino, pero que es la forma
que tiene en Él la voluntad del Padre. Esa voluntad la 4
quiere Él mismo: cumplirla es su "aliento" (Jn 4, 32). PACIENCIA
Así, la opresión del destino se transforma en libertad.
La suprema libertad y el más duro deber se identifi-
La primera de nuestras reflexiones se esforzó por
can; véanse sus misteriosas palabras en el camino a
apartar del concepto de virtud todo lo moralístico
Emaús: "¿No era necesario que el Cristo padeciera
que se le ha adherido en el transcurso del tiempo y
eso para entrar en su gloria?" (Le 24, 26).
por entenderlo como algo vivo, grave y hermoso. En-
Pero Dios no es el "ser absoluto" de la mera filo- tonces podría extrañar que el título de la presente
sofía, sino aquel que es de tal modo que expresa en consideración plantee la pretensión de que la pacien-
esa acción su ser más entrañable, es decir, su amor. cia sea algo así. ¿No es algo gris, sin apariencia? ¿No
Su soberanía es esa suprema libertad que es capaz de es una mezquindad con que la vida oprimida trata de
realizarla, y la quiere realizar. justificar su pobreza?
Sólo desde ese punto de vista cabe entender y do- Por eso vamos a entrar con nuestras ideas inme-
minar la existencia. No partiendo de alguna filosofía diatamente a la cima, junto al Señor de todas las vir-
de la personalidad y de su relación con el mundo, si- tudes. En efecto, el gran paciente es Dios, porque es
no de la fe en lo que ha hecho Dios y en unión con el Todopoderoso y nos ama.
Él. La imagen de esto es la cruz, como dijo Él: "Si
¿Nos hemos dado cuenta alguna vez con claridad,
alguno quiere venir tras de mí, que se niegue a sí
de los misterioso que es el que Dios haya creado el
mismo, que se cargue su cruz y me siga" (Mt 16, 24).
mundo en absoluto? Quien no cree no sabe nada de
Cada cual "lo suyo", lo que le ha tocado "en suerte".
este misterio, pues lo ve como "naturaleza", es decir,
Entonces el Maestro obrará en él el misterio de la
como lo que sencillamente está ahí. Pero por lo regu-
santa libertad.
lar tampoco el creyente toma conciencia de ello, por-
que entiende de modo naturalista la creatividad de

56 57
Romano Guardini Paciencia

Dios como la causa primera en la serie de las causas mitos. En ellos hay mucha verdad, aunque se haya
que actúan en la naturaleza. En Él hay fe, pero ésta vuelto ambigua, de tal modo que quien los percibe
no ha determinado aún la índole de su pensamiento y siempre está en peligro de menospreciarlos o de su-
su sensibilidad, que sigue siendo tal como es común ·~ cumbir a ellos. Así, un mito indio cuenta de Shiva, el
en su época. Pero en cuanto la fe entra en el núcleo formador del universo, que creó el mundo en una tor-
1

de la personalidad se le vuelve misterioso el ser de lo menta de entusiasmo, pero luego se hartó de él, lo pi-
finito, y surge la pregunta: ¿por qué lo ha creado soteó despedazándolo y produjo uno nuevo. Con és-
Dios? te pasó lo mismo, y la producción y la destrucción
Si supiéramos responder a esa pregunta, respon- prosiguen interminablemente. ¡Qué elocuente resulta
der de veras, habríamos comprendido mucho. Pero la imagen de numen de la impaciencia! Nos hace
eso no es posible en la Tierra, pues presupondría po- darnos cuenta de qué diferente es la relación del ver-
der pensar desde Dios, y eso sólo se concede en la dadero Dios con el mundo.
eternidad. Dios lo crea: porque es insondable. El mundo, a
Aquí, en la Tierra, la pregunta siempre sigue pesar de su abundancia de fuerzas y formas, que nin-
abierta: ¿por qué, a pesar de que Él lo es todo, lo pue- gún espíritu humano puede agotar, es finito, medido
de todo y es Señor feliz de toda riqueza, por qué creó y limitado. Así, pues, no basta para "Dios", no pue-
el "mundo", mundo que, aunque sea enorme e incon- de bastar a su exigencia eterna. A pesar de todo Dios
mensurable para nuestro espíritu, no deja de ser no se harta de él. Ésa es la primera paciencia: que
siempre y absolutamente finito? ¡No tenía necesidad Dios no rechace al mundo, sino que lo conserve en el
del mundo! ¿De qué le sirve? ¿Qué hace con él? Qui- ser, que lo mantenga en honor, que, si así puede de-
zá, en tales consideraciones, presentimos algo así co- cirse, le guarde fidelidad para siempre.
mo las raíces de la paciencia divina.
En este mundo hay un ser que tiene conciencia,
Pues Dios no sólo creó el mundo, sino que lo interioridad, espíritu y corazón: el hombre. A él ha
mantiene y sostiene. No se harta de él. Hay un mito confiado Dios su mundo, para que así no sólo exista,
quepuede abdrnos los ojos, pues para eso sirven los sino que sea vivido. El hombre ha de proseguir la

58 59
Romano Guardini Paciencia

obra de Dios al comprender, sentir, amar. Ha de aci- del diluvio si se presta oído atento! Hay un arranque
ministrar el primer mundo y configurarlo en verdad de posibilidad de aniquilación del mundo en las pa-
y justicia, para que se convierta en el segundo, que labras: "Le pesó al Señor Dios haber creado al hom-
será el auténtico: el mundo que pretende Dios. bre en la tierra ... " (Gn 6, 6). Pero, si así puede decir-
Pero ¿qué hace el hombre con la obra de Dios? se, en Dios el "sí" es más fuerte que el "no", y sigue
Quien haya enriquecido sus experiencias mirando llevando adelante el mundo, sobrellevándolo a través
con alguna exactitud la hist01ia y sin dejarse cegar de tiempo y eternidad.
por ninguna superstición del progreso, alguna vez
debe percibir con espanto cuánto trastorno hay en el Esa actitud de Dios respecto al mundo es la pri-
mundo, cuánto error y tontería, cuánta avidez, vio- mera paciencia, la paciencia absoluta; sólo posible
lencia y mentira, cuánto crimen. Y todo ello a pesar porque Él es el Omnipotente; porque Él, que no sien-
de ciencia, técnica, bienestar; mezclado con ello, al te ninguna debilidad, es el verdadero Señor, al que
mismo tiempo, lo uno en lo otro y a través de lo otro. nadie amenaza; el Eterno, para quien no hay miedo
También en lo religioso, en el pensamiento de lo di- ni prisa. Recordemos la parábola de Jesús sobre el
vino, en el trato con ello, en la lucha por ello. El campo y su siembra. El dueño del campo ha sembra-
hombre moderno se inclina a tomar simplemente to- do buen trigo, pero en medio ha brotado la cizaña.
do lo que sucede. Alinea lo uno tras lo otro, deriva lo Entonces llegan los trabajadores y preguntan: "¿No
uno de lo otro, lo declara todo necesario y llama "his- hemos de arrancarla?" Pero él contesta: "No, no sea
toria" al conjunto. Pero quien ha aprendido a distin- que al arrancarla arranquéis también el trigo. Dejad
guir, a llamar verdadero a lo verdadero y falso a lo crecer las dos cosas juntas hasta la cosecha"; en el
falso, a lo justo, justo, e injusto a lo injusto, ya no momento de la cosecha se separará lo uno de lo otro
puede seguir haciéndolo así, y ha de asustarse de có- (Mt 13, 24 y ss.).
mo trata el hombre con el mundo.
Ésa es la paciencia de aquel que podría ejercer
Sin embargo, Dios no rechaza la creación tan violencia, pero es indulgente porque es verdadera-
múltiplemente corrompida ni crea otra nueva en su mente Señor, excelso y bondadoso. Pero el hombre
lugar. ¡Qué terrible amenaza se entrevé en el relato ,es imagen y semejanza de Dios, y así ha de serlo

60 61
Romano Guardini Paciencia

también aquí. En sus manos está puesto el mundo, el sin que podamos cambiar en ellos nada esencial, y
mundo de las cosas, de las personas y de su propia cada cual ha de notar sus efectos. Día tras día nos sa-
vida. Debe hacer de él lo que espera Dios, incluso le. al encuentro, en forma personal, lo que acontece
ahora, cuando la cizaña lo ha invadido todo. La pa- históricamente. Podernos defendernos, podemos
ci~ncia es la condición necesaria para que pueda cre- arreglar muchas cosas conforme a nuestra voluntadi
cer el trigo. en el fondo hemos de aceptar lo que viene y nos es
dado. Comprenderlo y conducirnos conforme a ello
es paciencia. Quien no quiere está en perpetuo con-
¿Puede ser impaciente el animal? Evidentemente,
flicto con su propia existencia.
no; ni impaciente ni paciente. Está adaptado en el
contexto de la naturaleza, vive como debe vivir y Pensemos en aquella figura que se rebela contra
muere cuando ha pasado su tiempo. La_impaciencia toda ley, el Fausto de Goethe. Después de haber re-
8-Ó1o es posible para un ser que tenga la capacidad de chazado "la esperanza y la fe", exclama: "¡Y maldi-
elevarse por encima de lo real inmediato y querer lo ta sobre todo la paciencia!" Es el hombre etemarnen- ·
que todavía no es: para el hombre. Así, sólo a él le te sin llegar a adulto, que nunca ve ni torna la reali-
cabe la decisión, si es capaz, de dejar su tiempo al dad como es. Siempre la sobrevuela en su fantasía.
devenir. . Siempre está en protesta contra el destino, mientras
que la madurez del hombre empieza al aceptar lo que
Y esto siempre, una y otra vez, pues en esta exis-
es. Sólo de ahí le llega la fuerza para cambiarlo y
tencia de tiempo y finitud constantemente vuelve a
darle forma.
presentarse la tensión entre lo que es el hombre y lo
que querría ser; lo que ya ha realizado y lo que toda- También debemos tener paciencia con las perso-
vía le queda por lograr. La paciencia es lo que sobre- nas con quienes estamos vinculados. Sean los padres,
lleva la tensión. o cónyuges, o hijos, o amigos, o compañeros de tra-
bajo o lo que sea: la vida responsable, mayor de
Sobre todo, la paciencia con lo que se nos da y
edad, empieza aceptando al hombre corno es.
nos toca en suerte, con el "destino". La circunstancia
e11. que vivirn~s nos está impuesta: nacemos dentro Puede ser muy difícil estar vinculado con una per-
de. ella. Los acontecimientos de la historia marchan sona a quien poco a poco se conoce de memoria: de

62 63
Romano Guardini Paciencia

quien se sabe cómo habla, como piensa, cómo se si- tinuar actuando desde ahí, y sabiendo que será cosa
túa ante todo. Se querría eliminar a esa persona y to- lenta, muy lenta. Pero esa misma lentitud constituye
mar otra. Aquí la fidelidad es ante todo paciencia: la garantía de que la transformación no se realiza en
con lo que esa persona es, con cómo es y se compor- la fantasía, sino en la realidad.
ta y cómo lo hace. Donde no se aplica, todo se rom-
pe y falla la posibilidad que había en esa relación. ¿Cómo ocurre la transformación moral?
Pero también hemos de tener paciencia con noso- Por ejemplo, uno ha reconocido: Me falta domi-
tros mismos. Sabemos -por ejemplo, en forma de nio propio. Debo dominarme mejor, hablar con más
un deseo más o menos claro-- cómo querríamos ser. sosiego, actuar con más prudencia. Eso está recono-
Nos gustaría perder tal cualidad, adquirir aquélla, y cido y afirmado, pero al principio sólo está en la ima-
tropezamos con que, pese a todo, somos precisamen- ginación, pensado, planeado. Sin embargo, debe en-
te como somos. Es duro deber seguir siendo quien se trar en la realidad, y ésta es tenaz. También puede
es; es humillante tener que sentir siempre los mismos uno adelantar en sueños en una virtud, y ¡cuántos
defectos, mezquindades, debilidades. sueños de deseo consisten en virtudes fantaseadas!
El hastío de sí mismo, ¡cuántas veces ha invadido Pero los sueños vuelan, y todo vuelve a estar como
precisamente a los mayores espíritus! Aquí otra vez antes. No; ha empeorado, pues en el fantasear se con-
hay que poner en juego la paciencia, aceptarse a sí sume energía moral, aun prescindiendo del embuste
mismo y sobrellevarse. No dar por bueno en la pro- que hay en él. ¡Cuántas veces, bajo la impresión de
pia imagen lo que no es bueno; no contentarse consi- una hora sublime o de una decisión flamante, se
go mismo, eso sería el modo del filisteo. Debe per- piensa: ahora ya estoy! Pero en la siguiente ocasión
manecer despierta una cierta insatisfacción ante la se nota cómo nuestra propia realidad, que parecía ha-
defectuosidad e insuficiencia de uno mismo: si no, se ber recibido la acuñación de lo nuevo, de lo recono-
perdería esa autocrítica que constituye el supuesto cido como justo, vuelve rápidamente a lo viejo, y to-
previo de toda maduración moral. :Pero no apartán- do está como estaba.
dose de uno mismo con fantaseas, sino que toda sa- Un auténtico progreso moral tendría lugar aquí
na crítica debe ponerse en juego desde lo dado y con- suponiendo que se hicieran más despiertos los actos

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Romano Guardini Paciencia

de la comprensión y la adecuación, la conciencia de la superación de sí mismo y todo lo que haya de lle-


lo que puede causar nuestra propia vehemencia: que gar a ser.
nos dejáramos arrastrar con menos facilidJad por el
Paciencia consigo mismo -naturalmente, no de-
empujón del sentir, permaneciendo más libres; que,
jadez ni blandura, sino sentido realista- es el funda-
por decirlo así, consiguiéramos un punto de apoyo
mento de todo esfuerzo.
por encima del acontecer interior. No serían fanta-
sías, sino auténticos avances de la vida interior, cam- El Fausto de Goethe, antes ídolo de la burguesía,
bios en la relación mutua de los diversos actos, con- es siempre impaciente: un fantasioso que nunca des-
figuración de su carácter. Pero semejantes cosas sólo pertará. Se vende a la magia: ahí se expresa que no sa-
se producen despacio, muy despacio. be que precisamente la aceptación de la realidad, el
soportarla y sostener lo que es, constituye el funda-
Así, el tener esa paciencia que siempre empieza
mento de todo devenir y lograr. En vez de eso hace
de nuevo es el supuesto previo para que ocurra real-
discursos, y.en torno a él todo se desmorona, y al fin
mente algo. En la Imitación de Cristo están las pala-
tiene lugar esa "redención" suya, en la que no cree na-
bras: semper incipe!, una de esas claras y concisas
die que haya entendido lo que significa esta palabra.
formulaciones que le salen bien a la lengua latina:
"¡Empieza siempre!" En principio, una paradoja, Al meditar sobre el concepto de virtud nos hemos
pues en sí el conÍienzo está precisamente en el co- dado cuenta de que no hay ninguna virtud que sea -
mienzo, y después se va más adelante. Pero eso sólo si nos permitimos esta deficiente expresión- quími-
es verdad en lo mecánico. En lo vivo, el empezar es camente pura. Igual que en la naturaleza no hay un
un elemento que constantemente ha de hacerse ope- tono puro, ni un color puro, sino siempre solamente
rante. Nada va adelante si no "empieza" a la vez. mezclas, acorde, tampoco hay ninguna actitud que
sólo sea paciencia, sino que se tienen que añadir
Quien quiera adelantar, pues, debe empezar siem-
otros muchos elementos.
pre de nuevo. Siempre debe sumergirse en el origen
interior de lo vivo y elevarse desde él en nueva liber- ,, Por ejemplo, no es posible ninguna paciencia sin
tad, en "iniciativa", en "potencia iniciadora", para comprensión: sin saber el modo como va la vida. Pa-
hacer real lo antes pensado: la prudencia, la mesura, ciencia es sabiduría, comprensión de lo que signifi-
ca: tengo esto, y nada más; soy así, y no de otro mo-

66 67
Romano Guardini Paciencia

do; la persona con que estoy vinculado es así y no Así cabría decir mucho más.
como todos los demás. Cierto que me gustaría que La paciencia viva es la persona entera, que está en
fuera de otro modo, que también se podrá cambiar tensión entre lo que querría tener y lo que tiene; lo
mucho con tenaz esfuerzo; pero, en principio, lasco- que habría de hacer y lo que es capaz de hacer; lo que
sas están como están, y tengo que aceptarlo. Sabidu- desea ser y lo que realmente es. El soportar esa ten-
ría es comprensión del modo como tiene lugar la rea- sión, el concentrarse siempre de nuevo en la posibi-
lización; de cómo un pensamiento se hace real en la lidad de cada hora, eso es paciencia. Así, se puede
sustancia de la existencia partiendo de la imagina- decir que la paciencia es la persona en devenir que se
ción; de qué lento es el proceso y en cuántos sentidos entiende adecuadamente. También sólo de la mano
puesto en riesgo; de qué fácilmente se engaña uno a de la pacienica prospera la persona que nos está con-
sí mismo y se va de la mano. fiada. Un padre, una madre que no tienen paciencia
La paciencia comporta fuerza, mucha fuerza. La en ese sentido nunca harán más que daño a sus hijos.
suprema paciencia descansa en la omnipotencia. El educador que no toma con paciencia a los que se
Dios, por ser el Todopoderoso, puede tener paciencia le confían los asustará y les quitará la sinceridad.
con el mundo. Sólo el hombre fuerte puede aplicar Dondequiera que se nos pone vida en las manos, el
una paciencia viva, recibir en sí, una y otra vez, lo trabajo en ella sólo puede prosperar si lo hacemos
que es; empezar de nuevo, una y otra vez. La pacien- con esa fuerza profunda y silenciosa. Tiene semejan-
cia sin fuerza es mera pasividad, superficial tolencia, za con la manera como crece la vida misma. De ni-
habituamiento a ser cosa. ños, quizá, disponíamos de un jardincillo, o siquiera
Y el amor forma parte de la auténtica paciencia, de un tiesto en la ventana, y sembramos semillas;
amor a la vida. Pues lo vivo crece despacio, tiene sus ¿no fue difícil acostumbrarse al modo como tenía lu-
horas, va por muchos caminos y rodeos. Por eso re- gar el crecimiento en la tierra? ¿No escarbábamos
quiere confianza, y sólo el amor confía. Quien no entonces para ver cómo adelantaba, y el germen se
ama la vida no tiene paciencia con ella. Entonces echó a perder? ¿No iba demasiado despacio para no-
vienen las vehemencias y las rebeldías, y hay heridas sotros, hasta que surgió lo que al principio estaba tan
y roturas. invisible? Y cuando se formaron las yemas, ¿no las
apretábamos para que brotaran? Pero en vez de eso

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Romano Guardini

se pusieron oscuras y se marchitaron. La paciencia es


la fuerza bajo cuya custodia puede desplegarse la vi-
da que nos está encomendada.
Constantemente hemos de volver a referirnos a la
5
paciencia del poderoso bajo cuya custodia hemos de JUSTICIA
crecer, el Dios vivo. ¡Ay si fuera Shiva, el impacien-
te y necio! ¡Ay si no tuviera esa larga y sabia volun-
Ahora vamos a hablar de la justicia.
tad que conserva y deja madurar el mundo, que no
necesita, pero al que ama! Esta palabra tiene un sonido elevado, pero tam-
bién trágico. Una hermosa pasión se ha inflamado en
Una otra vez y hemos de dirigirnos a Él: "¡Señor,
ella, la más noble generosidad se ha ejercido por ella,
ten paciencia conmigo, y concédemela, para que las
pero ¡cuántas injusticias nos hace recordar también,
posibilidades que se me han otorgado crezcan y den
cuántas destrucciones y dolores! Toda la historia de
fruto en el corto intervalo de mi vida en estos pocos
la humanidad podría contarse bajo el título "La lucha
años!"
por la justicia".
En el Sermón de la Montaña, en las Bienaventu-
ranzas, hay unas palabras de Jesús que expresan la
grandeza, pero también toda la tragedia, que aquí se
contiene. Dicen: "Felices los que tienen hambre y
sed de justicia, porque quedarán saciados" (Mt 5, 6).
Quien pronuncia esas palabras no es ningún idealis-
ta lejano al mundo, sino aquel de quien dice el Evan-
gelio que "sabía qué hay en el hombre" (Jn 2, 25).
Aquí, en imagen, ha enlazado la justicia con esa ten-
dencia en que se juega el ser o no ser de la vida cor-
poral: el hambre y la sed. Tan elemental es en el co-
razón del hombre -del hombre justo, aquel a quien

70
71
Romano Guardini Justicia

Jesús llama "feliz"- el anhelo de justicia como el deo, la persona. Pero ¿qué es "persona"?
hambre y la sed en su vida corporal. Qué terrible, en- Es el modo como el hombre es hombre. Lo inani-
tonces, su carencia si no encuentra satisfacción. Pe- mádo de la naturaleza existe como cosa, como algo
ro, así dice su promesa, "quedarán saciados". que existe sin sentir, que está determinado por leyes
naturales en cuanto a forma, propiedades y energías.
Ahora bien, Jesús con la palabra ')usticia" alude a Lo vivo existe como individuo, como un ser que vi-
algo que sólo recibe su pleno sentido con la Revela- ve, que, partiendo de un centro interior, se construye,
ción: el ser justos ante Dios, la gracia del perdón y se afirma, se despliega, se propaga y muere; pero
santificación. 1 Pero para hacer ver mejor lo que es también está sujeto por necesidades interiores y ex-
enlaza la idea de la salvación en la gracia de Dios teriores. Por el contrario, el hombre existe como per-
con la justicia como valor básico de toda la vida mo- sona, esto es, no sólo está ahí, sino que tiene concien-
ral y la del hambre y la sed que buscan saciedad cor- cia de sí, realiza una obra propia con comprensión y
poral. Así produce la impresión de algo elemental en libertad, está con otros hombres en relación no
que afecta al hombre entero. meramente física o biológica, sino en la relación del
diálogo y de la comunidad por el espíritu. El hecho
Sobre eso tan esencial y primigenio vamos a se-
de ser persona da a su existencia esa impresionante
guir meditando.
gravedad de sentido que se expresa en las palabras
"conciencia" y "responsabilidad". El hombre no só-
De la justicia sólo se puede hablar en el hombre: lo es, sino que su ser le está confiado, y se le tomará
en el mundo del animal ni existe. Donde parece mos- cuenta de lo que haga con él. No sólo está en activi-
trarse algo de esa índole -por ejemplo, en los caba- dad, sino que obra, y ha de responsabilizarse por ese
llos nobles o los perros bien acostumbrados- es un obrar.
reflejo de la naturaleza del hombre en el animal que De ahí que tenga dignidad y honor. Para ello re-
vive con él. Por su propia naturaleza el animal no sa- clama posibilidad y orden, debe reclamarlo, con la
be nada de justicia, pues le falta lo que está en su nú- inexorabilidad de la autoconservación espiritual, pa-
1 ra sí y para los demás, para el hombre en general. Es-
Sobre esto trata el epílogo a estas reflexiones, al final del libro.

72 73
-,

Romano Guardini Justicia

to es, por lo pronto, el anhelo de justicia. intencionado le saliera bien su labor; si el puro de co-
razón fuera siempre bello; si al bueno se le llenara la
vida de grandeza y de riqueza; así como, recíproca-
Justicia, pues, es ese orden en que puede existir el
mente, si la mala intención hiciera feo a su poseedor,
hombre como persona; en que puede formar su juicio
la injusticia acarryara también desgracia y toda culpa
sobre sí mismo y sobre el mundo, tener una convic-
se vengara de quien la cometiera, y sólo de él, nunca
ción que nadie le pueda atacar; ser señor de su deci-
de un inocente.
sión y actuar conforme a su propio criterio. Justicia
es esa ordenación de la existencia en que el hombre Eso sería justicia, no sólo de la acción, sino del
puede obtener participación en el mundo y realizar destino. Pero ¿la hay? ¿No es ella el tema de las fá-
una obra; entrar, con los demás hombres, en la rela- bulas? ¿Y no es ésa la razón por la que nunca nos
ción de la amistad, de la comunidad de trabajo, del cansamos de esos relatos, mientras que la realidad va
amor y de la fecundidad, tal como lo requiera el jui- de modo tan diferente? Entonces sería justo, en tal
cio de su conciencia. Y por cierto, subrayándolo una sentido profundo, el hombre que anhelara tal situa-
vez más, no sólo el uno o el otro, no sólo el podero- ción de las cosas y que hiciera por ella todo lo que
so y afortunado y dotado, sino todo hombre, por ser pudiera; pero, ciertamente, sería también un Don
hombre. Quijote, el soñador, que persigue lo imposible y que
se pone en ridículo ...
El orden que lo garantiza así es justicia. Pero ¿la
hay? La historia, ¿no es en realidad su tragedia? ¿No
es la cadena de hechos por los cuales el egoísmo, la Sí, quizá entra todavía más hondo, y entonces pa-
violencia y la mentira han puesto en riesgo y han rece esbozarse algo que deberíamos llamar la justicia
destrozado una y otra vez ese orden? En todo caso, del ser. Es tan inverosímil que uno casi tiene ver-
. un orden así sería justicia, y llamamos justo al hom- güenza de hablar de ella. Presentimos lo que quiere
bre que lo quiere y se esfuerza por su realización. decir cuando atendemos a la queja del corazón hu-
Más profundamente entraría la justicia si también mano porque no la haya: ¿por qué no soy sano y
determinara el destino. Es decir, si el hombre que es fuerte, sino que he nacido enfermo? ¿Por qué tengo
bueno por ello mismo fuera también feliz; si al bien estas cualidades y no aquéllas? ¿Por qué no se me ha

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Romano Guardini Justicia

concedido la posibilidad que envidio a mi amigo? Y guntas que entrarían en la propia vida.
así sucesivamente ... Por ejemplo, si gastas ahora cien pesos para ti y
En todas las lenguas humanas aparecen preguntas luégo tienes que hacerlo para otro, ¿tiene el mismo
que ninguna sabiduría puede responder: son aquellas peso esa suma para tu sentir? ¿O dices, piensas o
en que entra la palabra "por qué" y la palabra "yo": sientes en el primer caso: "sólo" cien pesos, y en
¿Por qué soy yo así? ¿Por qué no soy así? Sería jus- cambio en el segundo: "cien, nada menos"? ¿Por qué
ticia del ser el hecho de que todo hombre, desde su el peso diferente? Sería justicia que la suma pesara
primer sentir, pudiera estar de acuerdo con ser como ambas veces lo mismo, esto es, que la necesidad del
es y el que es. Pero con eso tocamos el misterio bá- otro te importara tanto como la tuya propia. Y aun-
sico de la existencia finita. La respuesta a esas pre- que fuera diferente para el sentir involuntario, sin
guntas la da sólo Dios mismo; una respuesta que no embargo, que fuera igual para la disposición de áni-
sólo resuelve la cuestión en teoría, sino que la asume mo y la acción.
en encuentro vivo. ¿Y cómo es en tu casa, en tu familia? ¿Das en ella
Pero permanezcamos en la realidad diaria. ¿Cómo el mismo valor a las diversas personas? ¿Sientes tan-
se vería todo si el hombre se esforzase por la justicia? to una mala palabra sobre el uno como sobre el otro?
Por la del orden cotidiano: entonces haría lo suyo ¿O bien ocurre que tienes simpatía al uno y te suble-
para que las leyes de su país dieran a cada cual su de- va una injusticia contra él, pero en el caso del otro
recho; que las cargas se repartieran como correspon- encuentras que la cosa no es tan grave? ¿No debería,
diera a las posibilidades reales; que se socorriera del por lo menos, ser igual en ambos casos la conducta
modo adecuado las situaciones de necesidad, etc. práctica?
Grandes cosas, pero dejémoslas estar en paz por aho- Aquí, no en la distribución de las cargas tributa-
ra, pues a menudo las grandes cosas parecen servir rias, empieza la verdadera justicia del orden: en casa,
para desviar al hombre de esos puntos donde todo se en el trato con los amigos, en la oficina, dondequie-
toma en serio. Así, ¿quién toma realmente en serio la ra que te reúnes con alguien; empieza en que digas,
justicia del orden? La respuesta resultaría menos des y hagas a cada cual aquello que pretende, confor-
grandiosa, pero más concreta. Tomaría forma de pre- me a tu posibilidad.

76 77
Romano Guardini Justicia

Y en cuanto a la justicia del destino, en que la vi- En el más hondo estrato de la justicia se estable-
da del hombre hubiera de configurarse tal como lo ce, según vimos, la cuestión de las distinciones de la
merece su disposición de ánimo, ¿qué aspecto ten- existencia: ¿Por qué ése es de tal índole y el otro así?
dría en lo cotidiano esa justicia, en la medida en que ¿Por qué ése está enfermo y el otro sano? ¿Por qué
se pueda hablar en absoluto de ella? ¿Qué podría ha- éste viene de una familia en orden y aquél de otra
cer quien tuviera "hambre y sed" de ella? En el ser destrozada? Y así sucesivamente, a través de todas
mismo no podría cambiar mucho, pues ahí operan las desigualdades que se presentan por todas partes.
potencias más altas; pero, por ejemplo, podría esfor- No captamos sus raíces; consideremos más bien lo
zarse por enjuiciar a los demás no según su aspecto que sería posible en lo cotidiano.
exterior, sino conforme a su disposición de ánimo. Por ejemplo, la cuestión elemental es saber si con-
Pero ¿cómo ocurre aquí, en la realidad diaria? A los cedemos al otro el derecho a ser como es. Si lo con-
que viven alrededor de nosotros, ¿les damos ese co- sideramos, bien pronto vemos que no lo hacemos así
mienzo de justicia de destino tratando de ver clara- habitualmente, sino que más bien le reprochamos su
mente cuál es su disposición de ánimo? En casa, con manera de ser con aversión, hostilidad, partidismo.
los nuestros, o en el trabajo, con nuestros compañe- Sin embargo, por la existencia él tiene derecho a
ros; en resumen, entre las personas que están más ser como es, de modo que también hemos de conce-
cerca de nosotros, ¿consideramos con qué intención dérselo. Y no sólo teóricamente, sino en nuestra dis-
ha dicho alguien la palabra que nos ofende; por qué posición de ánimo y en nuestros pensamientos, en el
se ha excitado tanto en tal o cual caso o por qué mo- trato y la actividad de cada día. Y eso, ante todo, en
tivo ha trabajado tan mal? nuestro círculo más próximo: la familia, las amista-
Así entraríamos en lo auténtico de la realidad dia- des, el trabajo. Sería justicia comprender al otro par-
ria. tiendo de él mismo y conduciéndose con él en con-
No tratando de producir una cultura universal de secuencia. En vez de eso acentuamos la injusticia de
la justicia en que coincidieran lo externo y lo interno, la existencia aumentando y envenenando las diferen-
sino dando un poco de esa justicia a las personas con cias con nuestros juicios y acciones.
quienes tenemos que habérnoslas. Pero si ya es así en el pequeño círculo en que po-

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Romano Guardini Justicia

demos influir, ¿cómo ha de llegar a ser de otro modo ticia se entremete, cuánta mentira; incluso cuánto de-
en el gran mundo? Todos debieran decirse: la histo- lito! ¡Cómo se aplastan a millones de hombres para
ria de los pueblos va tal como van las cosas en mi ca- establecer la presunta forma correcta de economía,
sa. El Estado es tal como ordeno yo mi pequeño do- de ordenación social de gobierno; es decir la justicia!
minio de influjo. Toda crítica debería empezar por Y aun suponiendo que con todo ello, efectivamente,
nosotros, en casa, y por cierto con la intención de se dé un paso adelante, ¿se suprime con eso lo terri-
mejorar las cosas. Entonces veríamos pronto cuántas ble por lo cual se ha producido, se reduce a nada? ¿O
cosas van aquí torcidas porque no permitimos al otro sigue estando en el contexto de la vida y envenenan-
que sea el que es, y no le dejamos para ello el sitio do lo alcanzado?
que necesita.
Se es digno de llamarse hombre en la medida en
que, donde se está, se trabaja por la justicia; pero en
Pero entonces ¿nunca llegan a estar las cosas en conjunto, evidentemente, nunca se alcanzará cómo
orden? Si dejamos a un lado los sueños de deseos, habría de ser, como situación de la existencia y acti-
debemos responder: en el transcurso de la historia, tud de la humanidad. Y aquí no debe confundirnos la
evidentemente, no. Entonces, ¿qué logran conseguir idea, hoy hecha dogma, del "progreso" -es decir, de
todos los intentos de producir justicia en la Tierra si una evolución del hombre por encima de sí mismo
no miramos las ideologías y programas de partido, hasta niveles cada vez más altos-. La experiencia
sino la realidad, y precisamente la realidad entera? personal y la historia hablan de otro modo. En el fon-
do del hombre opera una confusión que vuelve a po-
Miremos el presente. Supongamos que a los que
nerse en vigencia en cada uno que nace.
hoy viven y luchan les importa realmente implantar
justicia: un orden adecuado de la vida común, es de- Sólo partiendo de Dios se establecerá justicia real
cir, buena alimentación para todos, situaciones ade- y plena, por el Juicio. Habríamos de tener muy en
cuadas de trabajo para todos, posibilidades de educa- cuenta la revelación de que este Juicio alcanzará a to-
ción sin privilegios, etc. Entonces ya se habría gana- do lo humano. Lo primero que cada cual ha de pen-
do mucho. Pero ¡qué penetrado está todo en verdad sar sobre el Juicio es: ¡Será Juicio sobre mí! Pero
por el afán de poder y de tener razón! ¡Cuánta injus- también sobre todas las formas y magnitudes de lo

80 81
Romano Guardini

humano, sobre las cuales tan fácilmente tenemos la


sensación de que son potencias soberanas, no some-
tidas a ningún examen. El juicio forma parte interna
de todo ser y hacer. Es Juicio de Dios sobre toda rea- 6
lidad finita. Sin Él todo queda colgado con medio RESPETO
sentido en el vacío. Sólo Dios lo determina: Él, el
que todo lo penetra, sin temer nada, sin ligar por na-
Quien quiera meditar sobre algún fenómeno de la
da, justo en eterna verdad. Quien no cree en Él no ve-
existencia humana hará bien en considerar también
rá nunca saciada esa hambre y sed.
la palabra con que lo denomina el lenguaje, pues en
el lenguaje habla algo más que el espíritu del indivi-
duo. Así vamos a hacerlo con la virtud que ahora ha
de considerarse, esto es, el respeto (en alemán, Ehr-
furcht).
¡Extraña palabra esta yuxtaposición de Furcht,
"temor" y Ehre, "honor"! Temor, que muestra honor;
honor traspasado de temor, ¿qué temor podría ser
ése? Evidentemente, no como cuando uno es abru-
mado por algo que produce daño o causa dolor. Tal
temor da lugar a que uno se defienda o busque segu-
ridad. El temor del que aquí se va a hablar no lucha,
tampoco huye, pero se le prohfbe entrar demasiado,
guarda distancia, no toca lo respetable ni con el háli-
to de su propio ser. Quizá hablamos mejor de ese te-
mor que de "vergüenza".

La palabra señala el camino a la comprensión. El

82 83
Romano Guardini Respeto

origen del sentimiento de respeto es de naturaleza re- con esa toma de distancia.
ligiosa. Es la sensación de lo sagrado inabordable,
Pero la experiencia del valor da lugar a que se
que rodeaba en la antigua experiencia de la vida a to-
quiera tener parte en él. Así, aquí entra otra condi-
do lo elevado, poderoso, soberano. Ahí se reunían di-
ción que nos dice a los hombres de hoy, por qué .el
versas cosas: presentimiento de la grandeza sagrada
respeto se echa atrás en vez de avanzar; por qué reti-
y anhelo de participar de ella; junto con la preocupa-
ra las manos en vez de aferrar. Lo que impone respe-
ción de ser indignos de ello y provocar una cólera
to son sobre todo cualidades de la persona: su digni-
misteriosa ...
dad, su libe1tad, su nobleza. Pero también las de la
En la medida en que avanzó la evolución cultural obra humana en que se manifiestan elevación y ter-
y se desarrollaron la comprensión racional y el domi- nura. Y, finalmente, formas de la naturaleza en que se
nio técnico del mundo, el elemento religioso retro- expresa algo sublime o misterioso.
cedió. La conciencia de la importancia y valor del
Quizá se puede decir que toda auténtica cultura
mundo adquirió el predominio y provocó una actitud
empieza cuando el hombre retrocede, no se precipi-
respetuosa en la que, sin embargo, todavía resonaba
ta, no arrebata consigo, sino que crea distancia, para
el antiguo temor: precisamente, la sensación de res-
que se establezca un espacio libre en que puedan ha-
peto en cuestión, que el hombre de buena índole
cerse evidentes la persona con su dignidad, la obra
muestra todavía hoy hacia lo grande.
con su belleza y la naturaleza con su poder simbóli-
En el respeto, el hombre renuncia a lo que de otro co.
modo le gustaría, esto es, a tomar posesión y usar pa-
ra su propio provecho. En vez de eso, se echa atrás,
toma distancia. Así surge un espacio espiritual en El respeto puede tomar también una forma que
que se eleva lo que merece respeto, y puede subsistir llamaríamos cotidiana. Toda auténtica virtud, en
libremente y resplandecer. efecto, se extiende a través de muchos niveles y gra-
dos, porque es una posición del hombre vivo. Por eso
el respeto puede y debe aparecer también en lo coti-
Cuanto más elevado de rango está algo, más fuer- diano, y entonces se llama atención, cuidado.
temente la sensación de valor que produce se enlaza
Atención es lo más elemental que ha de percibir-

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Romano Guardini Respeto

se para que los hombres se traten entre sí como hom- túa tras el periodismo, las revistas, el cine, la televi-
bres. No hace falta aquí tratar de valores especiales sión. ¡Qué atmósfera de falta de respeto a lo personal
--dotes, logros, elevación moral, o lo que sea-, si- se produce así!
no sencillamente del hecho de que el otro es hombre Por ejemplo, ¡qué grosería fotografiar a un niño
y tiene libertad y responsabilidad. mientras reza o a una mujer que llora porque suma-
Entonces, atención significaría, por ejemplo, que rido ha sufrido una desgracia! El afán de destapar lo
se lo tome al otro en serio, en su convicción. Puedo que hasta ahora estaba rodeado de respeto ha llegado
luchar contra ella, pues si soy de la opinión que lo incluso a procurarse su pequeña aureola: afirma tener
que dice es falso, tengo derecho y en ciertas circuns- la valentía de ser libre publicidad, y habla de "ta-
tancias obligación, de hacer valer contra él la verdad búes" que debieran ser destruidos. No se considera
que reconozco. Pero con atención, con la conciencia todo lo que realmente se destruye con esto de protec-
de que no tengo que habérmelas con una proposición ción vital y delicadeza de sentimientos, suponiendo
abstracta que está en algún libro, sino con una perso- que esa destrucción no sea deseada y disfrutada.
na que, sobre la base de su conciencia de verdad, se Pero también ¡qué gusto -y éste es el otro lado
ha decidido por esa opinión. Si veo que yerra, puedo del asunto- en obtener publicidad! Pues si el lector
luchar con él, no puedo hacer violencia a su opinión medio de la revista ilustrada no tuviera el deseo, se-
ni intentar dominarlo con astucia. creto o manifiesto, de estar él mismo en imagen, en-
Atención es lo que requiere la esfera privada del tonces se formaría una presión de la opinión pública
otro; es decir, ese dominio que está consigo mismo o que haría imposible toda esa feria. Tampoco ha de ol-
que vive con los que están vinculados a él, familia o vidarse hasta qué punto esa desaparición de la esfera
amigos, algo que hoy se olvida cada vez más. Pues privada prepara al hombre para la dictadura. Quien
en todas partes actúa una tendencia a la publicidad, ya no tiene ningún dominio reservado está dispuesto
un afán de ver precisamente lo que retrae, una avidez para la intervención del poder.
de sensacionalismo que encuentra una fea diversión
en desvelar, poner al descubierto, avergonzar, junto Así cabría aludir a mucho más. Atención es la ga-
con la técnica que lo hace posible; el dinero, que ac- rantía de que las relaciones de hombre a hombre con-

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Romano Guardini Respeto

servarán su dignidad. Cuando se deshace alguna campo de visión y osadía de la decisión; profundidad
amistad, aquellos de que se trata podrían preguntarse de la relación con el mundo, originalidad y fuerza de
si no han faltado contra la atención. Cuando un ma- producción.
trimonio se vuelve áspero, y los cónyuges ya no se
sienten cobijados el uno en el otro, entonces hay mu-
chos motivos para suponer que se han tratado mutua- A quien tiene que habérselas con la grandeza no
mente como un trozo del arreglo de la casa, o peor, le resulta fácil. Puede desanimar, incluso imposibili-
pues los muebles cuestan dinero ... tar, pues en la grandeza de otro siento yo que soy pe-
queño. ¿Qué puedo hacer? Goethe dijo que hay una
Aquí radica también la significación de lo que se
sola defensa contra las grandes superioridades: es el
llama cortesía. Con ella no se alude a nada exterior.
amor. ¿Es verdad esto? Pues parecería más acertado
La auténtica cortesía es expresión de atención a la
decir: la defensa contra las grandes superioridades
persona humana. Hace que esos muchos que se en-
está en la veracidad y el respeto, que dicen: él es
cuentran constantemente en el estrecho espacio de la
grande, yo no. Pero está bien que haya grandeza,
vida puedan hacerlo sin herirse mutuamente; más
aunque no sea en mí, sino en el otro. Entonces se es-
aún, que lo hagan de tal modo que eso llegue a ser al-
tablece un espacio libre y desaparece la envidia.
go plenamente digno del hombre. Aún habremos de
meditar con más precisión sobre ello. Frente a la grandeza del otro, si no se la deja va-
ler honradamente, surge un rencor que trata de hacer-
La atención es necesaria dondequiera que se trate
la pequeña: el resentimiento. Se empieza a criticar,
de algo humano, persona como obra; el respeto, por
se buscan defectos para poder decir que el alabado
el contrario, se despierta ante lo grande, la gran per-
no está tan allá; se afirma que ha sido cuestión de
sonalidad y la gran creación.
suerte, y así sucesivamente. Si se consigue, todo se
¿Qué es lo "grande"? No algo cuantioso, es decir, ha vuelto mezquino, y se tiene al envidiado por de-
nada de lo que indica la frase: la cifra cien es más bajo. Pero quien reconoce al gran hombre con liber-
grande que la cifra diez. Significa la fuerza de la exi- tad, porque la grandeza es hermosa, aunque perte-
gencia del hombre para sí mismo y el estar dispues- nezca a otro, ve ocurrir algo prodigioso: en el mismo
to a ponerse en juego por lo importante; amplitud de instante, el que respeta se pone al lado de aquél, pues

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Romano Guardini
Respeto

ha comprendido y reconocido su grandeza. El hombre vulgar percibe una situación inerme -


Análogo respeto imponen la gran obra y la gran la del niño, del inexperto, del débil- como incita-
acción. Es importante encontrarlas, aunque ante ellas ción a explotarla; el hombre decente se siente llama-
a uno se le empequeñezcan sus propios logros. Una do a atender precisamente a lo inerme. Pero ¿por
vez pregunté a un amigo qué era realmente la educa- qué? Sería comprensible si se dijera que resulta ob-
ción. Respondió: educación es capacidad de juicio. vio para todo buen sentimiento querer ayudar a un
Pues para poder juzgar se han de tener medidas, lle- niño, a una persona débil. Disposición a la ayuda,
varlas vivas en el sentir; medidas para lo grande y lo ciertamente, pero ¿por qué respeto?
pequeño, lo auténtico y lo inauténtico, lo excelso y lo Quizá es que el hombre decente, cuando se en-
bajo.
cuentra ante el desvalimiento, se siente tocado y pe-
Encontrar la gran realización, dondequiera que es- netrado por la proximidad del destino.
té -en la investigación científica, en la producción Esto se prolonga en lo religioso -recordemos el
literaria, en el arte plástico, en la acción política-, y modo como Jesús habla de los niños y del "ay" que
no acorazarse frente a ella con el rencor ofendido del pronuncia contra quien haga daño a sus almas-, al-
que querría y no puede, sino abrirse y reconocer: es go que hoy está totalmente olvidado (Mt 18, 6 y ss.).
bueno que alguien haya podido, eso es lo que da me-
¿Cuántos son los que hoy se siguen preocupando en
didas y hace capaz de juzgar.
serio por tal daño? ¿Cuántos toman conciencia en ab-
soluto de las impresiones destructoras que los que to-
Hemos visto que el respeto surge en el espíritu davía no saben defenderse pueden recibir de la pren-
bien formado ante la gran personalidad y la obra ele- sa, radio, cine, televisión? Entonces dice Jesús: Te-
vada; que se puede medir la situación cultural de una ned cuidado, porque "sus ángeles en el cielo ven
persona por cómo la siente y con qué libre gozo res- siempre la cara de mi Padre celestial". Tras el desva-
ponde a ella. Pero es notable, y es un honor para el limiento del niño está la vigilancia del ángel, que ve
hombre, que también pueda aplicarse al pequeño, al la santidad de Dios. Y lo que vale para el niño, vale
inerme, al que no es capaz de abrirse paso por sí mis- para todo indefenso.
mo. Son cosas profundas; considerémoslas de cerca ...

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Respeto
Romano Guardini
desde la rebelión original. Así que haremos bien en
El hombre bien criado tiene respeto ante la gran
mantener despierto el respeto ante lo sagrado.
personalidad, ante la gran obra, pero también ante la
persona inerme, ante el inexperto, el débil, el que su- , El acto básico de este respeto es la adoración de
fre, el oprimido. Es un signo de creciente barbarie Dios. En ella se expresa del modo más completo la
que se pregone tanto la desgracia, convirtiéndola en verdad del hombre, especialmente cuando también
sensacionalismo en semanarios y revistas. Quien es el cuerpo la realiza, inclinándose. Debe darnos que
decente dice: es dolor humano, necesidad humana; pensar el que esto ocurra tan poco en la vida religio-
¡fuera las manos! j Guárdate, no sea que se venguen sa. Por lo regular, en ella sólo hay ruego, o agrade-
embotando tu sentimiento, y también, que no caigan cimiento; rara vez ya la alabanza: la adoración no
sobre ti mismo! aparece casi nunca. Y, sin embargo, es esencia,L
"Adoro a Dios" significa: tengo presente que El
Pero finalmente todo respeto desemboca en el res-
existe y estoy ante Él; que Él es quien, existe por
peto a lo sagrado. Lo percibimos cuando entramos en
esencia, el creador, y yo su criatura; que El es santo,
las iglesias. En efecto, por eso se construyen tan al-
y yo en cambio no; y me amoldo a la sagrada pre-
tas y con formas tan elocuentes, para que el espacio
sencia con espíritu y corazón. Adoración es verdad
nos mueva ya al entrar. Si no ocurre así, entonces,
viéndolo en su naturaleza, no hay en absoluto ningu- realizada.
na "iglesia", sino sólo un espacio de reunión. Por eso
entramos en la iglesia con paso quedo y hablamos en y ahora vayamos un paso más allá; en efecto, una
ella con voz contenida. ¡Cómo revela también la bar- y otra vez hemos tratado de seguir las virtudes que
barie de nuestro tiempo el que los viajeros se com- considerábamos hasta entrar en Dios, porque "lo"
porten en una iglesia como si estuvieran en un museo bueno, en definitiva, es "el" bueno -"nadie es bue-
o en un local deportivo! Pero hay algo peor: lo sagra- no sino Dios", como responde Jesús al muchacho
do provoca rebelión en el hombre, lo incita a la bur- (Le 10, 18)-, y todo lo bueno que hay en el hombre
la, a la irreverencia, a la violencia. Medio mundo es- es elemento de su condición de imagen y semejanza
tá lleno de eso; esos sentimientos y disposiciones de de Dios. Entonces, ¿cómo es: el mismo Dios practi-
ánimo se han hecho poder político. Y no diga nadie ca el respeto?
que le son extraños, en realidad acechan en todos,

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Romano Guardini Respeto

Ciertamente, no hemos de decir tonterías, pero que se construye por su gracia, partiendo de la liber-
creo que a esta respuesta hay que contestar que sí. Y tad del hombre.
precisamente el "respeto" se muestra en que Dios ha-
'Y además, otra verdad básica de la Revelación re-
ya creado al hombre como ser libre. No es raro en-
cibe aquí una nueva luz: el acontecimiento que con-
contrar una especie de humildad que, para honrar a
cluye toda historia y la decide para la eternidad: el
Dios, rebaja al hombre. Eso no es cristiano: en el
Juicio. Cuando se habla de él, suele ser como un
fondo, es la contrapartida de la "idolización" del
mensaje de terror. En realidad, el Juicio es un testi-
hombre, y las actitudes de contrapartida propenden a
monio de honor para los hombres, pues pone a éstos
convertirse las unas en las otras. Dios quiere al hom-
bajo la medida de la responsabilidad. Sólo un ser con
bre como su imagen, esto es, con conocimiento y res-
libre responsabilidad puede ser juzgado.
ponsabilidad. Ahí se expresa una voluntad divina de
respeto, pues también habría podido crear al hombre Aquí reina un misterio que no cabe sondear. La
de tal manera que estuviera sujeto al bien. Eso no ha- voluntad de Dios es la base de todo ser y hacer, y, sin
bría significado nada bajo, incluso tal vez -si pen- embargo el hombre es libre. Lo es realmente tanto,
samos en el terrible desbordamiento de injusticia y que i~cluso puede decir que no a la voluntad de Dios.
crimen que atraviesa el mundo- hubiera sido algo Pero esa libertad no existe al lado de la voluntad de
grandioso y feliz. Desde el comienzo habría podido Dios, ni menos como un poder contrario que se ele-
irradiar tan poderosamente su verdad en el espíritu va contra ella, sino que por él mismo es por quien
del hombre, le habría podido situar tan elemental- existe y actúa esa libertad: por su respeto.
mente la supremacía del bien en la conciencia, que al El respeto de Dios ante la libe1tad, y al mismo
hombre no le hubiera sido posible siquiera errar y pe- tiempo la decisión con que Él quiere el bien y sólo el
car. Entonces el mundo habría llegado a ser una obra bien, quizá sea sobre el que más se ha meditado, es-
de arte de belleza y de armonía, pero habría faltado te misterio; sin embargo, todavía no lo ha penetrado
lo prodigioso de la criatura libre y también la dispo- nadie.
sición de ánimo de Dios ante esa libertad, que sólo ¿Es posible entrar en profundidades aún mayores?
sabemos expresar diciendo: Hace honor al hombre.
De ahí surge el sagrado mundo del Reino de Dios, Dios es el que existe sin más, el fundamento en sí
mismo, el que se basta a sí mismo. ¿Cómo puede en

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Romano Guardini

absoluto haber "al lado" de Él, "ante Él", algo fini-


to, e incluso libertad finita? ¿No debería elevarse co-
mo único existente en el triunfo de lo absoluto? Pero
la Revelación nos dice que Dios, uno y trino, tiene en 7
sí mismo infinita comunidad, fecundidad que supera FIDELIDAD
a todo concepto. Que es Padre, e Hijo y Espíritu San-
to: hablante e interpelado, y entendedor-entendido en
A continuación vamos a tratar de la fidelidad, y el
infinito amor. Misterio, ciertamente impenetrable a
objeto de nuestra consideración implica que tome-
nuestro espíritu, pero manifestándonos igualmente
mos conciencia del matiz que hoy tiene la palabra.
que Él no necesita nada de lo finito, ni para obtener
En efecto, nos da vergüenza usarla. Como tantas
conciencia, ni para tener amor, como ha querido de-
otras designaciones de virtudes, ésta ya no nos suena
cir la soberbia del panteísmo.
del todo auténtica, nos suena demasiado grandiosa,
Sin embargo, Él quiere que haya finitud, libre fi- demasiado patética y, frente a la complicada realidad
nitud: ¿no se manifiesta aquí un misterio de divino de nuestra vida, demasiado sencilla.
respeto? Que el poder absoluto del acto divino de ser
Muchas cosas han contribuido a que se llegara
no destroce al ente finito; que la ardiente majestad
hasta ahí: hinchazón literaria, retórica oficial, insin-
del yo divino -mejor dicho, el "nosotros", véase Jn
ceridad de políticos y periodistas. También el hecho
14, 23- no queme lo finito; al contrario, lo quiere,
de que, a través de años terribles, se exigiera una in-
en constante llamada lo crea y lo mantiene en su rea-
lidad ... condicionalidad en la adhesión, una disposición a to-
do sacrificio que no puede requerir ninguna cosa de
Realmente, "en él vivimos y nos movemos", co- este mundo y que, al mismo tiempo, las mismas per-
mo dijo san Pablo en el Areópago de Atenas (Hch sonas que lo exigían ejercieran la traición de un mo-
17, 28). Su respeto creador es el "espacio" en que do estremecedor.
existimos. En nuestros días, cuando inunda el mundo
A pesar de eso, sigue siendo cierto que nuestra vi-
esa temible mezcla de altanería y tontería que se lla-
ma ateísmo, es bueno pensar en esa verdad. da descansa en la fidelidad. Así que haremos bien en
meditar qué significa esta desgastada palabra.

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Fidelidad
Romano Guardini

Ante todo, vamos a aclarar que hay dos clases de mantiene su decisión, en obsequio a la otra persona Y
situaciones a las que se aplica. La una es una dispo- a su confianza, a la causa elegida o, mejor dicho, la
sición psicológica. En ella, los procesos anímicos fiITJleza con que la vuelve a poner en pie siempre que
transcurren despacio, pero tienen profundo calado. amenaza caer.
Los sentimientos son fuertes. No se inflaman de pri- ¿Cuál es el sentido de esta virtud? Se puede des-
sa y violentamente para luego volver a extinguirse cribir como una fuerza que supera el tiempo, es de-
pronto, sino que permanecen y forman determinacio- cir, la transformación y la pérdida, pero no como la
nes duraderas. Las decisiones requieren tiempo para dureza de la piedra, en firmeza fija, sino creciendo Y
formarse, pero prosiguen como orientación interior e creando de modo vivo. Tratemos de ponemos su
influyen de modo seguro en la acción. Cuando una imagen ante los ojos.
persona de tal carácter concede su inclinación a otra Se han conocido dos personas, han sentido amor
persona, o se decide por una causa, se establece un y deciden casarse. Lo que sustenta al principio esa
firme vínculo que perdura a través de muchas trans- alianza es la exigencia de una vitalidad por la otra;
formaciones. Tales cualidades son hermosas, aunque son sentimientos de simpatía, experiencias comunes,
naturalmente, tienen también sus lados de sombra: el coincidencias en la relación con la naturaleza y el
peligro de la terquedad, de la estrechez y de la injus- hombre, preferencias e inclinaciones semejantes, y
ticia. Pero, como se ha dicho, son cuestión de dispo- así sucesivamente.
siciones naturales, que no se puede dar uno a sí mis-
mo ni tampoco se pueden exigir éticamente de nin- Esos sentimientos al principio parecen garantizar
guna persona. la duración para toda la vida. Pero ceden fácilmente,
surgen diferencias, tales como siempre se encuentran
Otras naturalezas están formadas de otro modo, entre diversas personas, y entonces es el momento de
pero también están obligadas a la fidelidad. Ésta pue- la verdadera fidelidad, esto es, que cada uno de los
de no estar sustentada por una determinada estructu- dos tenga conciencia: el otro confía en mí. Se entre-
ra anímica que quepa presuponer en todos. Es la per- ga a mí. Hemos entrado en una alianza que determi-
sona humana, su comprensión de lo verdadero y lo na nuestra vida. Lo que la sustenta ha de ser lo me-
falso, de lo justo y lo injusto, del honor y lo deshon- jor que hay en nosotros, el núcleo de nuestra huma-
roso, la libertad de su decisión y la firmeza con que

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Romano Guardini Fidelidad

nidad, la persona y su capacidad de merecer confian- ba al otro una y otra vez de nuevo y de nuevo se
za. Y entonces empiezan las superaciones: ponerse a amolde a él. Todo esto puede ser difícil, y en ocasio-
favor del otro y conservarse para él, pero no para po- nes muy difícil; el sentimiento desengañado puede
seer y dominar, sino para conservar la vida que des- rebelarse contra ello. Pero en la medida en que se
cansa en la alianza y llevarla a fecundo despliegue. ejerza esa fidelidad, crece en profundidad y crea lo
Saberse responsable por el otro; no prescribirse có- que constituye realmente el matrimonio.
mo ha de ser, sino darle libertad para que sea quien Sigamos considerando: fidelidad significa perma-
es por sí mismo; ayudarlo a llegar a ser quien ha de necer firme en una responsabilidad, a pesar de daños
ser por su misión esencial; aceptarlo una y otra vez y y peligros.
ponerse a su favor.
Por ejemplo, uno ha asumido ciertas obligaciones.
Le ha parecido bien la cosa, la ha reconocido como
También ha de considerarse esto: cuando se en- correcta y el otro se confía a ello. Pero entonces se
cuentran dos personas, cada una llega con un deter- cambian las circunstancias y hay amenaza de pérdi-
minado carácter. Pero "vivir" significa que la perso- das. La fidelidad significa que uno mantenga su pa-
na crece y cambia. Muchas cualidades aparecen labra y tome sobre sí las pérdidas que él, en caso con-
cuando se es niño, muchas. al madurar, muchas sólo trario exigiría también al otro. . . O uno está poseído
en años tardíos. Entonces puede ocurrir que una per- de una idea, ha reconocido como necesaria una ac-
sona diga a otra un día, asustada: ¡Ya no te conozco! ción y se ha puesto a ello. Como difícilmente puede
¡Así que no eras como cuando te quise! Puede ocu- dejar de ocurrir, surgen dificultades: la fidelidad sig-
rrir que uno se sienta abandonado en la estacada, in- nifica que resista y siga luchando ... Puede tratarse
cluso engañado, como si la otra persona se hubiera también de .riesgos del trabajo: un médico siente que
deformado, mientras que en realidad sólo fue una el trabajo consume sus fuerzas y quizá amenaza su
evolución viva lo que le ha sacado a la luz las nuevas vida. Un funcionario tiene un servicio especialmente
facetas. También aquí es el momento de la fidelidad, duro porque los demás lo toman con ligereza. La fi-
de que supere y dure más allá del cambio'. Y no con delidad dice: no lo dejes.
fijeza y coerción, sino de tal manera que el uno reci- ¿Y qué es propiamente lo que se llama "convic-

100 101
Universidad de Navarra
~01"\IÍl'Íf'I rl.o RihliAtr.lf'':'>C
Romano Guardini Fidelidad

ción"? Por lo pronto, comprensión: se ha visto que Pero no habríamos de olvidar otra fidelidad: la fi,
esto es así y así, y entonces se establece firmemente; delidad a Dios.
además, no necesita tampoco en sí de mayor apoyo; ,¿Cómo es cuando una persona, en decisión res-
por ejemplo, coincide con las opiniones de la época, ponsable, se decide por la fe? En principio, colabora
o produce provecho, o lo que sea. Pero dondequiera todo lo que ha recibido en sí de los padres, de la at-
que hay seres humanos en juego, los meros motivos mósfera de la casa, de los maestros, de la vida de la
de comprensión no bastan, sino que la toma de posi- Iglesia y de tantas otras cosas. También ha tenido él
ción debe estar sustentada por una obligación consi- mismo experiencias religiosas. Por ejemplo, en mo-
go mismo. La fuerza con que ésta mantenga lo afir- mentos de oración cordial ha percibido algo que era
mado, incluso a través de tiempos y situaciones en sagrado y amistoso, y que servía de apoyo. O en de-
que los "motivos" palidecen o parecen inseguros, es terminadas ocasiones ha experimentado lo que se lla-
fidelidad. ma providencia. Las respuestas de la religión cristia-
La fidelidad supera transformaciones, daños y pe- na a las cuestiones de la existencia lo han convenci-
ligros. No por una fuerza de obstinación correspon- do; ha notado que si siguiera sus indicaciones se ha-
diente a un carácter. Esto puede ser así, y feliz quien ría mejor, más firme, más rico interiormente, y cosas
la posee. Pero la fidelidad es algo más que esto, algo semejantes. Sobre ello se ha decidido y ha dado a
diferente, a saber: la firmeza resultante de que el Dios su fe. Esta primera actitud creyente es bella, ge-
hombre haya tomado algo en su responsabilidad y lo nerosa y llena la conciencia de un hondo sentido. Pe-
sustente. Supera las mutabilidades, daños y amena- ro con el tiempo también pueden cambiarse estos
zas de la vida, partiendo de la fuerza de la concien- sentimientos o desaparecer del todo.
cia. Por ejemplo, desaparece la sensación de la proxi-
En una persona así se puede confiar. Se siente que midad de Dios, y en torno al creyente surge un vacío
en él hay un punto que está más allá del temor y la religioso. O tiene que percibir todo lo humano que va
debilidad, desde el cual se renueva constantemente pegado al mundo religioso. O intervienen aconteci-
su posición. mientos que no puede poner de acuerdo con la idea
de la providencia. O las opiniones de la época se ale-

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Romano Guardini Fidelidad

jan de la fe, de manera que ésta parece algo supera- ne en sí algo de eternidad; pero ya que se habla de
do. Entonces la fe pierde las ayudas que tenía en el eternidad, ¿cómo es un Dios mismo? ¿Tiene sentido
sentimiento, en personas del ambiente, en las coyun- para Él la palabra? Esta pregunta nos lleva a cosas
turas del acontecer, y palidecen las enseñanzas de la profundas; hemos de tomarla cuidadosament~ en el
Revelación, que al principio resplandecían tan prodi- corazón.
giosamente. Entonces se puede imponer la pregunta Cuando Dios creó el mundo lo creó con verdade-
de si no se habrá equivocado uno. Si no habrá su- ra grandiosidad -los conocimientos científicos de
cumbido a algún idealismo. En tales momentos, uno las últ~mas décadas nos han hecho dar cuenta de ello
puede parecer un tonto con su fe, entonces es el mo- de modo abrumador-. Grande en lo grande y, si así
mento de la fidelidad. Dice: permanezco firme. se puede decir, también grande en lo pequeño. El
Cuando creí, lo que allí operaba no fue una mera pro- pensamiento se pierde en lo que ahí se ha abierto. El
pensión del sentimiento, o la fuerza de atracción de mundo es mayor que nuestro pensamiento, frente a
una hermosa idea, sino una acción del núcleo de la Dios es pequeño, pues Él es absoluto. La palabra
persona y de su sinceridad. La palabra "fe", en ale- "es" no se puede aplicar al mundo en la misma sig-
mán, Glauben, se relaciona con geloben, "compro- nificación que a Él. No se puede decir: Dios y el
metido": Dios se confía a ese compromiso, a esos P.8- mundo "son". Él es, sencillamente, dueño de sí, sufi-
ponsales; así que yo me pongo de su parte. ciente para sí; el mundo es mediante Él, ante Él, ha-
De ese modo la fe adquiere una nueva significa- cia Él. .. Pero cuando Él lo creó, no lo hizo por jue-
ción: es esa acción en que el hombre atraviesa el go, sino con divina seriedad. En el mundo puso su
tiempo del alejamiento y el silencio de Dios. Cuando honor. Se puede decir realmente: le concedió su fide-
Él deja percibir su cercanía, y su palabra se hace vi- lidad, al decir que era "bueno". Seis veces se lee así
viente, no es difícil estar seguro de su realidad: es en el primer relato de la Creación, y al final, por sép-
una dicha. Pero cuando se esconde, y no se percibe tima vez: "Dios vio todo lo que había creado, y vio
nada, y la palabra santa no habla, entonces se vuelve que era muy bueno" (Gn 1). Con eso se vinculó con
difícil. Pero ahí es el momento de la auténtica fe. el mundo.
Fidelidad es lo que supera el tiempo fugitivo. Tie- Ya hemos hablado antes del mito indio según el

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Romano Guardini Fidelidad

cual el dios Shiva, en el rebose de la alegría de crear, delidad de Dios hace algo incomprensible: tomar so-
produjo el mundo, pero luego se hartó de él, lo hizo bre sí mismo la responsabilidad por la culpa del
pedazos y creó otro nuevo, y tras de éste, otro nuevo, hdmbre, entrar en la historia mediante la encamación
y así sucesivamente. Así resultaría ser el dios que no y recibir de ella un destino.
mantuviera su fidelidad a su obra. Con su exigencia,
La vida de Jesús es una única fidelidad. Expresión
no pasaría por la finitud del mundo, sino que al cabo
de ello es el modo como permanece en la estrecha y
de algún tiempo le resultaría demasiado poco y lo
hostil Palestina, porque se sabe enviado como parte
arrojaría. ¡Sería terrible estar en manos de semejante
de la Alianza del Sinaí, aunque la amplitud del mun-
dios! Pero no es así el que se nos ha revelado, sino
do pagano lo recibiría con buena disposición. Perma-
que mantiene firme su obra. Mantiene el mundo en el
neció allí hasta la muerte, ¡y qué muerte!
ser. Lo conserva en todo momento por su fidelidad.
De Dios viene la fidelidad al mundo. Podemos ser
Eso fue, si así se puede decir, la "puesta a prueba"
fieles sólo porque Él es fiel y porque nos ha dispues-
de la fidelidad de Dios al mundo, que reside en la
to, como imágenes y semejanzas suyas, para la fide-
misma finitud jamás superable de lo creado. Pero a
lidad.
ésa se añadió otra, que nunca debía haber tenido lu-
gar. No procedía de la naturaleza de las cosas, sino
de la historia, de la libertad del hombre, de un abuso
de esa libertad, de su sublevación, y vuelve a surgir
siempre, una y otra vez, de la rebelión del hombre.
Entonces la fidelidad de Dios llega a ser un concep-
to básico de la Revelación.
La Sagrada Escritura nos habla de cómo Dios, pa-
ra traer redención, llama a un pueblo; cómo estable-
ce con éste una alianza que descansa totalmente en
su eterna fidelidad, y cómo de ella surge la historia
del Antiguo Testamento. Y cómo, en definitiva, la fi-

106 107
8
FALTA DE INTENCIONES

Quizá el título sorprenda al lector, pues ¿quién se


inclina hoy a ver una virtud, es decir, una imagen de
valor moral, en la falta de intenciones?
Hay un dicho de la sabiduría de la antigua China
que dice que cuanto menos intenciones tenga al-
guien, más poderoso es: el mayor poder sería la ple-
na libertad de intenciones. Pero esta idea nos es ex-
traña. La imagen del hombre que, desde la mitad del
siglo pasado, ha llegado a ser canónica para nosotros,
tiene otra índole. Es la imagen del hombre activo,
que va decidido hacia el mundo y consigue en él sus
objetivos. Este hombre está lleno de intenciones y
cree ser perlecto cuando todo lo que hace se somete
a los objetivos que se propone. Que consigue mucho
no lo discutirían ni los maestros de aquella vieja sa-
biduría. Pero probablemente dirían que la mayor par-
te de los que son así se quedan en el dominio de lo
superlicial y que pasan de largo ante aquello de que
se trata realmente. Verdad es que el Asia de nuestro
tiempo empieza a pensar de otro modo.

109
Romano Guardini Falta de intenciones

¿Cómo vive, pues, el hombre en quien domina la nes esenciales del yo y el tú deben echarse atrás las
actitud de intención? intenciones. El uno debe ver al otro, estar sencilla-
En el trato, no se dirige a las demás personas con mente con él y vivir con él. Debe entrar en la situa-
sencilla disponibilidad, sino que siempre quiere algo: ción tal como lo requiere su sentido: en una conver-
hacer impresión, ser envidiado, obtener ventajas, sa- sación, en una colaboración, una diversión, en afron-
lir adelante. Alaba para ser alabado. Cumple un ser- tar un destino, un peligro, una tristeza ...
vicio para poder reclamar otro semejante. Con eso no Sólo a partir de eso se hace posible lo grandioso
ve en el otro realmente al hombre, sino la riqueza o humano: la auténtica amistad, el auténtico amor, la
la posición social, pero siempre la rivalidad en la clara camaradería en el trabajo, la limpia ayuda en la
existencia. necesidad. Pero cuando las intenciones adquieren el
Ante él uno se siente avisado. Hay que ser cauto. predominio, todo se echa a perder.

Se presiente su voluntad y se echa uno atrás. No


llega a establecerse la libre comunicación en que se Una persona que deja las intenciones donde les
realiza lo auténtico de las realizaciones humanas. corresponde adquiere poder sobre los demás; cierto
Naturalmente, la vida, con sus muchas necesidades, es que un poder de índole peculiar. Nos acercamos a
tiene sus derechos. Un gran número de las relaciones esa idea de la antigua sabiduría de que se habló al co-
humanas están construidas sobre dependencias y fi- mienzo. Cuanto más trata uno de alcanzar, más fir-
nalidades, así que no sólo es correcto, sino simple- memente se concentra el otro y se defiende. Pero
mente necesario que tratemos de conseguir en ellas cuanto más evidentemente tiene la sensación de que
lo que necesitamos y que nos demos cuenta también no se le quiere empujar a nada, sino sólo estar y vi-
de ello. Pero hay otras, y no pocas, que descansan so- vir con Él, de que no se quiere alcanzar nada de Él,
bre el encuentro abierto entre persona y persona. Si sino sólo servir a la cosa de que se trata, más pronta-
aquí la finalidad y la intención determinan la actitud, mente abandona la defensa y se abre a lo que influye
entonces todo se cierra y se falsifica. desde la personalidad.
La misma fuerza de la personalidad se hace más
Dondequiera que se hayan de realizar las relacio- recia cuanto menos intenciones actúan. Es algo com-

110 111
Romano Guardini · Falta de intenciones

pletamente diverso de toda esa energía exterior a pe- único determinante, entonces lo auténtico se echa a
sar de toda "dinámica", con que una persona somete perder. Tal estudiante con intenciones nunca siente lo
a otra a su voluntad. Viene de la autenticidad de la vi- que significa estar en el ámbito que sirve a la ciencia;
da misma, de la verdad del pensamiento, de la lim- nunca siente su libertad y su alegría. Nunca lo mue-
pieza de la voluntad de obrar, de la pureza de la dis- ve la gran experiencia del conocimiento: las inten-
posición de ánimo. ciones se le cierran. Lo que se ha dicho del estudian-
te vale también de todas las demás formas de prepa-
ración a la vida posterior.
Algo análogo ocurre con la relación del hombre
con su obra. Naturalmente, repitiéndolo otra vez, todo eso tie-
ne su derecho. El hombre ha de saber lo que quiere,
Cuando un hombre trabaja dominado por inten-
pues si no se dyshace su acción. Debe tener su meta
ciones, falta en su trabajo precisamente eso que le da
y ordenar su vida hacia ella, pero la meta debe estar
pleno valor: el puro servicio a la cosa. La cuestión
sobre todo en la cosa a que se dedica. También aten-
primera y dominante para él consiste en cómo. sale
derá al beneficio y a la mejora; en efecto, su trabajo
adelante y hace carrera. No sabe mucho de la hber-
ha de darle los medios que necesitan él y su familia,
tad del trabajo y de la alegría de crear.
bienestar y dignidad. Pero lo auténtico y esencial de-
Si es estudiante, trabaja sólo con vistas a la profe- be ser siempre lo que requiere la obra misma: que se
sión. Muchas veces ni siquiera con vistas a lo que haga por completo y con limpieza.
merece propiamente el nombre de profesión (en ale-
Quien así piensa, no deja que su acción sea influi-
mán, Beruf, "vocación, llamada"), esto es, que el
da por otras miras que queden al margen de la cosa.
hombre sienta a qué es llamado, cuál es su tarea en el
En ese sentido no tiene intenciones, sirve, en el buen
conjunto de la sociedad humana, sino con vistas a lo
sentido de la palabra. Hace el trabajo que es impor-
que abre más posibilidades de dinero y prestigio. En
tante en cada ocasión y en el momento. Está entrega-
realidad, sólo trabaja con vistas al examen: aprende
do a él interiormente, y lo hace tal como quiere ser
lo que se exige para él, lo que requiere precisamente
hecho. Vive en él y con él, sin segundas intenciones
el profesor en cuestión. No hay que exagerar nada,
ni miradas laterales. Es una actitud que parece <lesa-
también estas cosas tienen su derecho; pero si son lo

112 113
Romano Guardini Falta de intenciones

parecer por completo. Las personas que hagan sus El camino por el cual el hombre prescinde del fal-
cosas en pura entrega, porque son valiosas, porque so yo y entra en el verdadero es lo que los maestros
son bellas, parecen ser raras. Cada vez con más fre- de fa vida interior llaman el desprendimiento. Santo
cuencia, la acción se desvía a una intención de pro- es aquel en quien el primer yo está totalmente supe-
vecho y éxito que corre al margen de la cosa. Sin em- rado y ha quedado libre el segundo. Entonces el
bargo, esa falta de intenciones es ahí la única actitud hombre está sencillamente ahí, sin acentuarse. Es po-
a partir de la cual surge la auténtica obra, la pura ac- deroso sin esforzarse. Ya no tiene codicia ni miedo.
ción, porque en ella llega a ser libre lo creativo. Só- Irradia en torno a él, las cosas entran en su verdad y
lo de ella surge algo grande, liberador, y sólo un su orden.
hombre que así trabaja se enriquece interiormente.
Digámoslo con referencia a lo esencial: el hombre
Desde lo dicho se abre también el camino a la úl- se ha abierto para Dios. Si así cabe expresarse: es
tima autenticidad del hombre, esto es, el altruismo. permeable a Dios. Es "puerta", por la cual irrumpe
Una de las más hondas paradojas de la vida es que el en el mundo el poder de Dios, y puede establecer
hombre, cuanto más plenamente llega a ser él mis- verdad, orden y paz. Hay un hecho en que esto sale a
mo, menos piensa en sí mismo. Digámoslo más luz prodigiosamente. Cuando san Francisco pasó su
exactamente: en nosotros vive un falso y un auténti- largo apartamiento en el monte Alvernia y hubo reci-
co yo. Falso es el que constantemente subraya el bido los estigmas de la pasión de Cristo en sus ma-
"yo", "a mf", "para mf', el que todo lo refiere al pro- nos y pies y costado, volviendo luego con los suyos,
pio valor y provecho, y quiere disfrutar, implantar y vino la gente a besar los signos de sus manos. San
dominar. Ese yo cubre el auténtico, la verdad de la Francisco, radicalmente humilde, había rechazado
persona. En la medida en que desaparece aquél, que- antes, asustado, muestras semejantes de veneración.
da libre el segundo. En la medida en que el hombre
Pero ahora se las consintió a quienes lo honraban,
se aparta de sí con el altruismo, crece hacia dentro
pues ya no tenía la sensación de que se refirieran a él,
del verdadero yo. Éste no mira a sí mismo, pero está
al "hijo de Bernardone de Asfs", sino al amor de
ahí. También se percibe, pero en la conciencia de una
Cristo en él. El yo externo estaba extinguido, pero
libertad, de una apertura, de una indestructibilidad,
resplandecía el auténtico Francisco: el que ya no es-
que vienen de dentro.

114 115
Falta de intenciones
Romano Guardini

taba ante su propia mirada, sino completamente un hombre produce una cosa para hacer algo grande
con eso, o para servir a sus propias necesidades, sino
abierto para Dios.
que. ~o crea -atrevámonos a la palabra, que ahora
adqmere su más alto sentido-por puro y divino go-
Toda auténtica virtud -así lo hemos visto repeti- zo en la cosa. Crea las cosas para que existan, llenas
damente- no sólo atraviesa el ser humano entero, de verdad, auténticas y hermosas. La obra de Dios en
sino que sube y alcanza a Dios. Mejor dicho: des- el mundo no podemos representárnosla suficiente-
ciende de Dios, pues su "lugar" auténtico y original mente libre y gozosa .
. es la vida de Dios. Entonces, ¿cómo es esto en la fal-
ta de intenciones? ¿No tiene Dios intenciones, Él,
Pero ¿qué pasa con la dirección del mundo, con lo
por cuya voluntad existe todo y por cuya sabiduría
que se llama "providencia"? ¿No tiene en ella Dios
está ordenado todo?
intenciones constantemente? ¿No guía al hombre, a
Debemos cuidar de que no se entrecrucen las sig- cada ho;111bre y todos sus destinos, al objetivo por él
nificaciones. "Tener intenciones", en el sentido como pretendido? ¿No está ordenada la vida de ese hombre
se usa aquí la palabra, significa otra cosa' que actuar. de tal modo corno efectivamente está porque la vida
Todo actuar tiene un objetivo que ha de ser alcanza- de aquel otro está conectada con él de ese modo de-
do, pues si no, sería el caos; en este sentido, Dios mi- terminado? ¿No están todas las vidas humanas dis-
ra al objetivo que ha establecido Él y dirige ahí su ac- puestas en orden recíproco y, por tanto, toda la exis-
tuación. Pero es algo diferente cuarido quien actúa no te~cia dispuesta por la sabiduría planificadora de
se dirige simplemente a la otra persona ni al asunto, D10s: Una vez más, no debemos confundir las signi-
sino que se refiere a sí mismo, quiere cobrar valor, y ficaciones. Lo que quiere ahí la suprema sabiduría no
busca ventajas. ¿Cómo había de tener Dios semejan- son, "i~tenc~ones" que transcurran al margen de lo
te cosa ante los ojos? En efecto, Él es el Señor, Señor autentico, smo el sentido mismo de lo querido, su
del mundo; Señor del Ser divino y de la vida misma, verdad, el cumplimiento de su esencia.
¿de quién habría de necesitar todavía? Él lo tiene to-
Este querer es el poder que vincula cada cosa a
do, mejor dicho, lo es todo.
otra, Y relaciona un acontecer con otro, y pone a ese
Pero cuando Él crea el mundo no es como cuando

117
116
Romano Guardini

hombre en comunidad con aquel otro, y a cada cual


con todos en general. Eso no es "intención", sino
"sabiduría", la soberana sabiduría del Maestro per- 9
fecto, que crea la existencia humana como un tejido
ASCETISMO
en que cada hilo sostiene a todos los demás, igual
que es sostenido por ellos. Ahora no vemos todavía
el dibujo. Vemos el tapiz sólo por el reverso; en cor- Hubo un tiempo en que se hablaba no sólo con
tos trechos podemos seguir líneas aisladas, pero lue- aversión, sino con irritación, sobre todo lo que se lla-
go nos vuelven a desaparecer. Un día, sin embargo, ma "ascetismo", como si se tratara de algo no sólo
se le dará la vuelta, al fin del tiempo, en el juicio; en- torcido, sino innatural y perjudicial. Había la opinión
tonces aparecerán resplandecientes las grandes figu- de que el "ascetismo" procedía del temor y enemis-
ras. Y la pregunta que en el transcurso del tiempo tad a la vida, o incluso de un sentimiento innatural-
nunca se contestó del todo, y a veces de ningún mo- mente deformado. En él se manifestaría el odio que
do, la pregunta del "porqué" -¿por qué este dolor?, tiene el cristianismo al mundo, la envenenada dispo-
¿por qué esta privación?, ¿por qué ése puede y yo sición de ánimo del sacerdote que rebaja la naturale-
no?-, todas las preguntas de la necesidad de la vida, za viva para reforzar su existencia propia, y cosas se-
recibirán su respuesta por la sabiduría de Dios, que mejantes.
hace que las cosas no sean un montón de objetos y Eso fue en la época de la prosperidad burguesa:
los acontecimientos no sean una mezcla de azares, desde entonces esto ha cambiado mucho. Quien ha
sino que haya "mundo". querido ver, ha visto lo que pasaba con el "culto a la
vida". Sin embargo, la palabra sigue despertando
sentimientos contrarios, así que vale la pena pregun-
tar qué significa realmente.

Mucho de la oposición al ascetismo procedía sen-


cillamente del deseo de tener carta blanca para los

119
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Romano Guardini Ascetismo

antojos de las tendencias. Pero aquí actuaba también insensato querer comprender la vida del hombre par-
un falso concepto de la vida; dicho con más exacti- tiendo de la del animal. Verdad es que hoy se supera
tud, del modo como crece y se hace fecunda. esta insensatez, queriendo comprender al hombre a
¿Qué pasa con la vida de la naturaleza? Pues se paitir de la máquina; pero dejemos esto en paz. En
tiende a comparar al hombre con ella, al querer dejar todo caso, no tiene sentido querer poner como ima-
lugar para algo que contradice al espíritu de Cristo. gen canónica del cumplimiento vital del hombre la
¿Cómo transcurre la "vida"? ¿Cómo crece y se desa- del animal.
rrolla un animal sano? Siguiendo sus tendencias. En- ¿Qué hace, pues, el espíritu en la tendencia huma-
tonces todo va bien, pues exactos instintos velan pa- na, en los impulsos hacia la alimentación, a la satis-
ra que no entre por caminos falsos. Cuando el animal facción sexual, a la actividad, al descanso, al reposo,
está harto, no come más. Cuando está descansado no a la comodidad? Por lo pronto, algo sorprendente:
se tumba sin necesidad. Cuando apremia el instinto '
los aumenta. Ningún animal sigue la tendencia a la
de reproducción, lo satisface; pasado su tiempo, ca- alimentación de la misma manera que el hombre, que
lla el instinto. El modo, el tipo, si así se quiere decir, convierte el placer en objetivo por sí mismo y con
conforme al cual se realiza la vida de la naturaleza es ello se daña a sí mismo. En ningún animal alcanza la
la sencilla realización hacia fuera: lo que está dentro, tendencia sexual una desmesura y una arbitrariedad
sale viviendo. como en el hombre, que se deja arrastrar por ella a la
destrucción de la vida y el honor. Ningún animal tie-
ne tal gusto por matar como el hombre, cuyo belicis-
¿Cómo es en el hombre? En él actúa algo que no
se encuentra en el animal, tan evidentemente real y mo no tiene ninguna auténtica correspondencia en el
reino animal.
efic~z que hay que ser ciego para no verlo: el espíri-
tu. Este lleva a una nueva situación todo lo que se lla- Todo lo que se llama tendencia trabaja en el hom-
ma "naturaleza". bre de otro modo que en el animal. El espíritu sitúa
los impulsos vitales en una peculiar libertad. Se ha-
En efecto, en el ámbito del espíritu, la tendencia
tiene otra significación que en la mera naturaleza. Se cen más fuertes, más hondos, consiguen mayores po-
sibilidades de exigencia y respuesta, pero al mismo
mueve de otro modo, actúa de otro modo, así que es

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121
Ascetismo
Romano Guardini

tiempo pierden la protección de las ordenaciones or- mo dice esa tonta expresión- en "contradictor de la
gánicas en que, en el animal, están vinculados y ase- vida". Eso lo hace sólo el espíritu echado a per~er,
gurados: quedan sin regla y su sentido resulta en pe- que traiciona a su propia esencia. Más bien adqmere
ligro. El concepto de "agotar la vida",, de "gozarla" la posibilidad de ordenar la tendencia, de darle fo~a
(Ausleben) es un concepto ciego. Es lo que hace el y llevarla así a un sentido más alto: a s~ pedecc1on,
animal, es lo que tiene que hacer; el hombre, no. El también y precisamente como tendencia; ~laro. ~ue
espíritu da a la tendencia un nuevo sentido. Se sitúa bajo el peligro de deformación y desnaturahzac1on.
dentro de la tendencia y produce en él hondura, ca- Todo esto -subrayándolo una vez más del modo
rácter, belleza. Lo pone en relación con el mundo de más expreso- lleva a que la tendencia en el hombre
los valores, como también con lo que lo sustenta, la significa algo diferente que en el animal, Y que ~o
persona; elevándolo así al dominio de la libertad. En tiene sentido que el hombre busque en ella, es decir,
el animal, las tendencias son "naturaleza"; el espíri- en la mera naturaleza, la imagen de medida para su
tu las convierte en lo que llamamos "cultura", enten- vida. "Ascetismo", en cambio, significa que el hom-
diendo la palabra como expresión de responsabilidad bre se decida a existir como hombre.
y superación.
De ahí surge para él una necesidad que no existe
En el animal, la tendencia construye el mundo cir- para el animal, a saber: mantener sus tendencias en
cundante correspondiente a su especie, pero con ello ordenación libremente querida y superar la propen-
mismo lo ajusta a sus condiciones y límites. En el sión a la desmesura o a la mala realización.
hombre lleva a un libre encuentro con la amplitud la
No como si las tendencias fueran malas en sí. For-
riqueza del mundo, pero con eso mismo queda tam-
man parte de la esencia del hombre y actúan en tod~s
bién en riesgo. Se hace posible todo lo que se llama
los dominios y formas de su vida. Forman su pro:~­
exageración, excesivo refinamiento, antinaturalidad,
sión de energía. Debilitarlas sería tanto como de~1h­
posible y atrayente.
tar la vida, pero la vida es buena. Una honda corrien-
te en la historia de la religión y de la moral parte de
El espíritu produce una elevación por encima de la idea de que la tendencia como tal, la vida sexual,
la tendencia. No la destruye, no se convierte -co- la corporalidad, e incluso la materia en absoluto, son

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Romano Guardini Ascetismo

malas; incluso que son el mal, sin más, mientras que mos de aplicarlas. Debemos elegir y cumplir la elec-
el espíritu como tal es el bien, absolutamente. Es el ción; eso cuesta sacrificio y esfuerzo, y eso precisa-
dualismo, en que seguramente actúan motivaciones mente es el ascetismo.
nobles, pero en conjunto forma un peligroso error, y
Pero, prescindiendo de eso, todos los que conocen
también se transforma, una y otra vez, en un abando-
la dejadez de la naturaleza humana saben cuán nece-
no de sí mismo a la tendencia. La motivación del au-
sario es imponerse superaciones también voluntarias,
téntico ascetismo no reside en tal. combate contra la
no requeridas por objetivos inmediatos. Son necesa-
vida de las tendencias, sino en la necesidad de poner-
rias para que luego la voluntad, cuando un deber in-
las en el orden adecuado. Éste está determinado por
mediato plantee sus exigencias, pueda cumplirlas
los más diversos puntos de vista: las exigencias de la
más fácilmente. Son necesarias como camino a la li-
salud, la atención a los demás hombres, las obliga-
bertad, que consiste, efectivamente, en ser señor de
ciones respecto a la profesión y el trabajo. Cada día
sí mismo, de sus propias mociones y conveniencias.
se presentan nuevas exigencias de mantenerse en or-
den a sí mismo, y eso es ascetismo. Esa palabra -
del griego áskesis- significa ejerc1c10, entrena- Las tendencias físicas, tal como surgen de la orga-
miento, ejercicio en la correcta orientación de la vi- nización anímico-corporal del hombre, entran en la
da. conciencia de modo tan elemental que es fácil olvi-
También ha de considerarse el hecho de que hay dar las tendencias espirituales. En realidad, éstas,
una ordenación de rango entre los valores. Para dar vistas desde el conjunto de la vida humana, son aún
una indicación: los hay cotidianos, como los que per- más decisivas. La estructura de lo que llamamos per-
tenecen a la vida física; por encima están, por ejem- sonalidad, su afirmación propia en el mundo, su ac-
plo, los valores de la realización del trabajo; aún más ción y creación, están sustentadas por las tendencias
arriba los de la relación personal y la obra espiritual; espirituales. Así, existe el impulso de adquirir in-
finalmente, los que se realizan directamente en rela- fluencia, prestigio y poder en todas sus formas. Hay
ción con Dios. Realizamos estos valores con las fuer- tendencia a la sociedad y la comunidad, a la libertad
zas de nuestro ser vivo; pero éstas son limitadas, y y la educación. Hay tendencia al saber y a la activi-
debemos darnos cuenta claramente a qué tareas he- dad artística, y así sucesivamente. Como se ha dicho,

124 125
Romano Guardini Ascetismo

todas las tendencias tienen su importancia como im- debe dar lugar al otro para que sea precisamente el
pulsos que sustentan la afirmación propia del hombre que es; cada cual debe hacerse consciente de sus pro-
y su despliegue propio; pero también tienen la ten- pias faltas y ver las del otro con ojos de amistad.
dencia a la desmesura, a poner la vida propia fuera de Quererlo, y también lograrlo contra la suspicacia, la
relación con la de los demás hombres, actuando así pereza, la estrechez de la propia naturaleza, es tam-
de modo intranquilizador o destructivo. bién ascetismo.
Así se hace también necesaria una constante dis- ¿Por qué tantos matrimonios se vuelven mudos y
ciplina, cuyos puntos de vista están determinados por vacíos? Porque en cada uno de los dos domina la
la doctrina moral y la sabiduría vital, y esa disciplina idea básica de que se trata de la felicidad, o sea, que
se llama ascetismo. cada uno de los dos se puede satisfacer en consumir
Pero dejemos las generalidades; miremos lo real. simplemente su propia vida.
Pensemos, por ejemplo, en una amistad. Se han co- En realidad, el auténtico matrimonio es estar uni-
nocido dos personas y se han agradado. Han descu- dos en la existencia; es ayuda y fidelidad. Matrimo-
bierto comunidades de opinión y de gusto, la simpa- nio significa "que el uno lleve las cargas del otro",
tía se ha desarrollado y cada uno confía en el otro. como dice san Pablo (Ga 6, 2). Así que sobre él de-
Piensan que su vínculo es seguro y viven sin más be velar una responsabilidad nacida del espíritu. Una
preocupación. Pero, como es obvio, existen entre y otra vez debe el uno aceptar al otro como el que es;
ellos diferencias que poco a poco van cobrando vi- debe renunciar a lo que no puede ser. Debe prescin-
gencia. Surgen malentendidos, enojos, tensiones. Pe- dir de las embusteras imágenes de cine que destruyen
ro ninguno de ellos busca la base donde residen real- la realidad del matrimonio y saber que tras del en-
mente, esto es, en la propia seguridad de sí mismos y cuentro mutuo del primer amor es cuando empieza la
en la propia dejadez, y al cabo de poco tiempo em- tarea de veras. Que el auténtico matrimonio, pues,
piezan a ponerse nerviosos mutuamente. Desaparece sólo puede existir por autodisciplina y superación.
la tranquila confianza y poco a poco se deshace todo. Entonces se hace auténtico, capaz de producir vida y
Para que dure una amistad debe haber una vigi- entregar vida al mundo.
lancia sobre ella; algo que la resguarde. Cada cual

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Romano Guardini
Ascetismo

Alguien emprende una empresa, empieza un tra- lo: ya ?º lo com~rende. Entonces debe preguntarse
bajo, algo que sea propio de su profesión. Suponga- qué qmere y elegir, dejar a un lado la excitación su-
mos el mejor caso, esto es, que esté en su auténtica p~rlicial, de la. película para tener capacidad de perci-
vocación, que pueda hacer aquello para lo que está bir lo mas ;alioso, o para recobrarla quizá, 0 quedar-
dotado, y que lo haga a gusto. Ante todo, tiene gozo se con aqu~lla y convencerse a sí mismo de que es el
por la cosa y pone en juego todas sus fuerzas. ar~e apropiado para la época; que necesita relaja-
Quizá ya sería necesario que alguien le dijera que miento; que, por la tarde, después de la fatiga del día
ha de mantener la medida de lo posible sin exagerar no se puede hacer ya el esfuerzo que requiere el tea~
nada. En efecto, al cabo de poco tiempo se hunde la tro, y as.í sucesivamente ... Quien lee mucho papel
tensión, y tanto más rápidamente cuanto más violen- que no sirve para nada pierde el sentido para la bue-
ta fue la puesta en marcha, pero las tareas continúan. na, le.ctura. Entonces debe decidir claramente qué es
¿Qué será de ellas, si sólo "el gozo de vivir", el gus- . mas importante para él. .. Quien constantemente está
to del trabajo, la alegría del éxito es lo que sostiene? con gente y habla y discute, pierde la capacidad de
Entonces empieza por haber indiferencia, pronto re- estar c~~sigo mismo y, con ello, todo lo que sólo ahí
pugnancia y finalmente todo se deshace. se mamfI~sta. Una vez más se trata de esto o aquello.
Ninguna obra prospera si no hay por encima de y costara alguna superación dominar la inquietud
que nos arrastra hacia fuera ...
ella una responsabilidad a partir de la cual el hombre
hace su trabajo con fidelidad y autosuperación. En esta vida, que sólo dura unos pocos años tan
La vida del hombre transcurre en muchos estratos. veloces, el hombre que quiera extraer lo preciso que
Está lo superficial, lo más profundo, lo totalmente pueda contener, ha de saber que se trata sólo de que
esencial; y cada cual tiene sus exigencias, sus valo- renuncie a lo menor para poder tener lo mayor.
res y satisfacciones. Evidentemente, no se puede te- Los proclamadores del mensaje de la vida dicen
ner todo a la vez. Hay que elegir: ceder lo uno para que ?º se ha de mutilar esta vida, que hay que dejar
que pueda existir lo otro. surgH todas sus posibilidades y disfrutarlas. Si se
Volvamos a mirar a lo cotidiano. Quien va mucho p~egunta luego qué es el auténtico contenido de esta
al cine pierde el buen gusto por ese gran espectácu- vida, su sentido y su medida, entonces responden:

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129
Ascetismo
Romano Guardini
si no convierte la fiesta del día del Señor en una oca-
ella misma, la "vida", recia, palpable y rica. Pero ¿es
sión importante; si no tiene a mano ningun libro que
verdad eso? ¿La vida es sentido y medida para sí le mµestre algo de "la anchura, la longitud y la altu-
misma? ra Y la profundidad" de las cosas de Dios (Ef 3 lS)
No sólo el sentir vulgar habla así, ha habido ente- entonces la vida se le escapa constantemente ~ un~
ras filosofías que lo han dicho así. Pero ¿no es reve- fluyendo por encima de las quedas amonestaciones
lador que hoy tengamos .la contradicción, esto es, la que llegan desde dentro. Quien es así, cuando ha de
filosofía del desengaño y del asco? El sentido del ac- e~tar ante Dios, se aburre y todo le parece vacío. Los
to vital no consiste en disfrutar su propia sensitividad discursos, la prensa y la radio le enseñan que para el
y su fuerza, sino en realizar aquello que se le ha im- hom~re moderno ya no existen los valores y las refe-
puesto al hombre. Éste vive real y plenamente si co- ren~1~s de lo religioso, y no se siente justificado si no
noce la responsabilidad que tiene, si cumple la obra se s1tua en el progreso universal ... Para sentirse en
que le aguarda, si satisface a la persona que se le ha casa ante Dios, ~~ modo que uno trate con Él a gus-
confiado. Pero el reconocer y elegir lo justo, el pres- to y con sensac10n de presencia plena, hace falta
cindir de lo falso --este pasar continuo por encima t~mbién el "ejercicio" -como en todo asunto se-
de los propios deseos para ir al deber-, es el asce- no-. ~~be hacerse de modo voluntario y con auto-
tismo. super~c10n, una y otra vez, y entonces, como gracia,
Si miramos entonces de lleno a lo que decide por se recibe el regalo de la sagrada cercanía.
completo sobre el sentido de nuestra existencia, esto
es, a la relación con el que nos ha creado, bajo cuyos
Así, hemos de aprender a considerar el ascetismo
ojos vivimos y ante el cual hemos de presentarnos
c?mo elemento de toda vida bien vivida. Haremos
tras de estos pocos años terrenales, entonces vemos
bien en ejercitarnos en ello, tal como, en obsequio a
fácilmente que eso no se puede conseguir en absolu-
la ~esura, se ponen límites a un impulso; tal como se
to sin disciplina y autosuperación.
deja lo menos importante, aunque sea atractivo para
El hombre no es llevado a Dios con la violencia. h~cer lo más importante; tal como uno se domi~a a sí
Si no se educa a sí mismo para ello; si no se toma rmsmo para adquirir libertad espiritual. ..
tiempo para la oración, por la mañana y por la noche;

131
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Romano Guardini

Por ejemplo -si al lector le parece pedantería la


precisión-, antes de dar un paseo por la ciudad ca-
bría proponerse no dejarse atrapar por los anuncios y
la gente, sino concentrar el ánimo en un buen pensa- 10
miento o en tranquila libertad ... ; o cabría apagar la ÁNIMO
radio para que hubiera silencio en la habitación ... ; o
quedarse una tarde en casa, en vez de salir ... ; o decir
alguna vez que no en el comer y beber y fumar ... , y Esta consideración ha de tratar del ánimo ... 0 de
cosas parecidas. En cuanto a uno se le ha llamado la la valentía. Las dos palabras aluden a algo relaciona-
atención sobre ello, constantemente se encuentran do, pero con pequeñas distinciones. "Valentía" signi-
ocasiones de ejercicios que le hacen a uno libre; re- fica más el modo de comportarse en la situación con-
sistir un dolor, en vez de eliminarlo en seguida con creta; "ánimo'', la disposición de espíritu en general:
medicinas; aceptar interiormente una renuncia que el modo corno uno se enfrenta con la vida en conjun-
sea buena por alguna razón; tratar con tranquila ~º· Las denominaciones han de usarse tal corno rne-
amistosidad a una persona antipática ... Jor venga en cada ocasión.

Esto, y cosas análogas, no son nada grandioso. No


se trata de severos ayunos, ni de vigilias nocturnas, Ante todo hemos de pensar en esa distinción que
ni de duros trabajos de expiación, sino de ejercita- Y.ª .~os ha s~do útil varias veces, esto es, entre dispo-
ción en la vida justa: de la verdad, que nuestra vida s1c1on y actitud moral.
lleva de modo diferente que la del animal. Es la vida Existe el ánimo valiente corno temperamento na-
real del hombre, en que las tendencias interiores se tural. Por ejemplo, una persona de tal disposición no
encuentran situadas por el espíritu en una libertad su- tien~ sentimientos muy blandos, y cosas que a otros
blime, pero también peligrosa. El espíritu les da todo l~s 1~tranquilizarían ni siquiera le llegan a la con-
su dinamismo; también él debe ejercer el poder orde- c1e~cia. Su fantasía no es muy viva, y los peligros
nador mediante el cual la vida no es destruida, sino posibles no se le presentan claramente ante la vista.
llevada a su plenitud. Así, atraviesa intacto situaciones peligrosas o las re-
suelve fácilmente. Una excelente situación para la

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Ánimo
Romano Guardini
· do reconoce él mismo sus posibilidades y entonces
vida práctica, pero quien tiene tales protecciones ha las transforma en una vida útil, buena, incluso noble.
de guardarse bien de no volverse frívolo o brutal. Pero aquí vamos a hablar de lo que -si no se opo-
Puede ocurrir también que el ánimo proceda de nen a ello circunstancias especialmente desfavora-
una clara salud del modo de ser: una gozosa fuerza bles- es posible en todos y, por tanto, puede ser
vital que percibe las dificultades y peligr?s c01~0 al- también exigido moralmente: lo que es deber, para el
0 que da tensión; una confianza en la existencia que cual hay que educarse.
g . , b' E t
siente con seguridad que las cosas iran ien. s o es
muy hermoso -si significa, por ejemplo, lo que se
llama "buena raza"-. Claro que también tiene s~s ¿Qué aspecto tendría tal virtud? ¿Cómo se desa-
peligros, y quien tiene tales dotes naturale~ ha de.cm- rrollaría?
dar de seguir siendo prudente y agradecido. Fmal- Vamos en seguida al centro desde el cual se deter-
mente, hay una disposición para el ánimo valien~e mina todo lo restante y que, naturalmente, es también
que pertenece al dominio de lo noble y lo, extraordi- lo' más difícil de realizar. Ahí el ánimo y la valentía
nario. Para quien tiene tal índole, valentía y honor significan aceptar la propia existencia: ya hemos ha-
son lo mismo. Percibe la exigencia de la vida Y se blado de eso en consideraciones anteriores. Esta
siente obligado a respetarse a sí mismo, a hacerle existencia es un tejido de bien y de mal, de cosas go-
frente. Quizá no es especialmente fuerte en lo corpo- zosas y dolorosas, de cosas que ayudan y sustentan,
ral; quizá es muy capaz de sufrir y por ~so ~e siente así como de otras que estorban y cargan. El ánimo,
herido por los obstáculos exteriores e mte~ores. A sin embargo, significa que no se busque ahí lo que
pesar de eso resiste firme, avanza tran~ml~ente, agrada o puede vivirse fácilmente, sino que se acep-
hace frente al acontecer sin miedo. Es decir, tiene no- te el conjunto tal como es, en la confianza de que en
bleza natural; por supuesto, también predestinación ello reside la indicación divina.
para un destino difícil. Todo hombre lleva en sí ese misterioso algo que se
Todo eso es disposición. Uno la tiene o no la tie- puede llamar la estructura esencial. Significa que las
ne, y puede ser para bien como pai:a mal~ Si ~ae en propiedades no están yuxtapuestas unas junto a otras,
manos de un prudente educador, qmen as1 esta dota- sino que forman una totalidad; algo en mutua <lepen-

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134
Romano Guardini Ánimo

dencia, decidido; que sustenta, pero también exige. La conexión de que se hablaba significa aún algo
Ahí cada elemento apoya a los demás, así como cada más. Es como una imagen que está ante uno y que se
cual lleva consigo su peligro y carga con él a los de- pu~de mirar, pero también como una melodía que se
más. Esa estructura esencial la lleva consigo el hom- realiza en el tiempo; una figura que se percibe en el
bre en la vida: determina lo que él es y lo que puede, acontecer. Ésta remite al mismo núcleo que aquélla,
lo favorable y lo desfavorable -lo determina a "él" pues lo que le acontece a un hombre no es algo arbi-
precisamente-. Ahí el ánimo significa que el hom- trario, sino que corresponde a lo que es. Estructura
bre acepte esa figura básica de su existencia tal como de destino y estructura de naturaleza tienen una es-
es: que no seleccione parte de ella ni deje nada. trecha correlación.
Por ejemplo, no se puede ser un hombre de cora- Quien no tiene ninguna disposición técnico-
zón sensible y percibir gozo, pero no dolor, pues lo económica no percibirá lo que percibe quien la posee
uno condiciona lo otro. Poder sentir es algo hermo- al fundar una empresa, viviendo el triunfo del éxito y
so; eso otorga grandeza a las cosas, la belleza del el apuro del fracaso. Todo eso le está concedido al
mundo, la profundidad del trato, las tensiones de la segundo, negado al primero. En cambio, quizá éste
lucha, la felicidad de la obra. Pero el mismo sentir tiene una afinidad original para el arte y percibe en él
hace que el hombre sea invadido por cosas malas, realidades que el otro nunca toca. Un tercero es cien-
por el dolor de las carencias, por el apuro de los con- tífico, supongamos que historiador. Vive en las di-
flictos humanos, por la infructuosidad del trabajo. versas épocas, entiende la grandeza de sus obras,
No se puede tener lo uno sin lo otro. Así que aquí la siente el dolor de sus decadencias, todo lo cual está
primera valentía significa aceptarse a sí mismo como cerrado a los dos anteriores. A las diferencim;
se es: con la fuerza de sentimientos del propio cora- posición se añaden luego las del sexo, la situación
zón, aceptar lo doloroso que lleva aparejado, igual salud, las relaciones sociales y así sucesivamenk,
que lo sabroso que otorga. Eso no significa que haya do lo cual produce condiciones previas para
de llamarse todo bueno y hermoso, cierto que no. Pe- esa vida en cuestión ocurran determinadas cosak
ro por lo pronto hay que aceptar; y luego, a partir de a otros les faltan.
ahí, ver lo que se puede cambiar, elevar, suavizar,
Así, la existencia de cada hombre lleva en sí una
mejorar.

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Romano Guardini

conexión, una figura de ser y acontecer, y él ha de


crocósmico" en el hombre. Esta imbricación de índo-
aceptarla como es. No ha de querer lo hennoso y no
le especial y referencia universal constituye la pecu-
lo malo, sino decir en principio "sí" al conjunto. Lue-
liaridad del hombre: el hombre está caracterizado y
go, por supuesto, hacer lo que pueda para darle for-
referido a todo a la vez.
ma tal como lo considere justo.
A esa tensión en la imagen esencial del hombre va
unida otra: la tensión que hay entre necesidad y liber-
Pero para responder a la cuestión, que, en efecto, tad. El hombre vive en las leyes del universo; pero
es nuestra cuestión humana, hemos de penetrar aún lleva en sí las profundidades, a partir de las cuales
más hondo. siempre puede producir un nuevo comienzo.
Se puede intentar expresar de diversas maneras la Así, para ser justo con la realidad, debe aceptar su
esencia del hombre. Partiendo de la conexión de la carácter limitado, su detenninación por la estructura
cual hablamos, podemos hacerlo diciendo: el hombre de su carácter; pero, por su libertad en la referencia
tiene relación con el conjunto del mundo. El animal al mundo, es capaz de avanzar siguiendo su línea ha-
está encajado en su mundo circundante, y por más cia la totalidad.
que ese mundo circundante pueda ampliarse en el
transcurso de la evolución de los seres individuales y
las especies, siempre es por esencia parcial. Sólo el Todo esto lo ha deparado Dios. Él me ha dado a
hombre está referido al mundo entero; más aún, ad- mí mismo. De su mano he de aceptar mi existencia,
herido al mundo. vivirla y persistir. Éste es el ánimo básico, y muy ne-
cesario es hoy, cuando se habl& tanto de la nada, de
Ahora bien, también está determinado de modo
destrucción, de miedo, de náusea y de cosas oscuras
individual, limitado por todo lo que significa índole
de toda índole.
del pueblo y del país, dotes, sexo, situación cultural,
posición social, profesión y demás; es decir, por esa En una gran parte, ciertamente, no es .más que
estructura esencial de que se hablaba. Pero esto con- charlatanería, y los que así dicen y escriben. tampoco
tiene, en la puesta en juego esencial, la referencia al lo toman en serio. Pero, por lo demás, nuestra época
mundo como totalidad, lo que se ha llamado lo "mi- está realmente amenazada, por fuera y por dentro;
hay una transición en que se deshacen cosas inconta-

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Romano Guardini Ánimo

bles, a menudo sin que se sepa qué ha de venir de en que se sitúa todo hombre. Es decir, que el futuro,
nuevo. Por eso es doblemente necesario que reciba- aun con todo su desconocimiento, no es algo extraño
mos confiados nuestra existencia de la mano de Dios nj hostil al hombre, sino que se lo ha preparado Dios;
y la vivamos animosos. que la existencia, en toda su imprevisibilidad, no es
ningún caos, sino que está ordenada para él por la
mano de Dios.
En esa forma interior del ser y la vida individual
se apoya también una ejercitación del ánimo, que a Creerlo y vivir con referencia a ello puede ser
veces, cuando el hombre es de carácter poderoso y muy difícil para una persona de carácter vacilante,
vital, no se hace especialmente presente a la concien- quizá miedoso. Pero aquí el ánimo de vivir va unido
cia, pero que muchas veces se percibe también como a la confianza en la guía de Dios.
duro deber, a saber: la confianza para ir viviendo ha-
cia el propio porvenir, para actuar, para construir, pa- Y aún ha de considerarse algo más, que se hace
ra entrar en vinculaciones. Pues el futuro, a pesar de especialmente apremiante en tiempos en que acaban
toda previsión, es lo desconocido en el individuo. Vi- eras históricas y empiezan otras nuevas, esto es, la
vir, por su parte, significa avanzar por eso descono- relación con el futuro en gran escala, con la marcha
cido, y puede extenderse ante el hombre como un de la historia. Pues la vida del individuo no corre en
caos en el que hay que atreverse a entrar. la historia como en un cauce neutral, sino que f01ma
Aquí cada cual ha de jugarse el todo por el todo a parte de ella. Algunas veces ese individuo está can
que lo que se le presenta no es ningún caos ni nada estrechamente vinculado con lo pasado que lo futuro
cqmpletamente ajeno. Antes bien, su propia índole le resulta totalmente extraño. Entonces tenemos la
natural, el poder ordenador que hay en su propio in- vida del hombre que no se fía del porvenir y huye re-
terior abrirá un camino, de tal modo que en definiti- trocediendo al pasado; para quien lo pasado está tan
va llega a ser su propio futuro, pese a todo, aquello a lleno de sentido, y sus formas son tan bellas, que to-
cuyo encuentro él va. do lo nuevo le repugna.
Esto, en efecto, forma también el fundamento na- También aquí hace falta ánimo: el ánimo que se
tural para el mensaje de Cristo sobre la providencia atreve con el futuro, en la confianza de que en él se

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Romano Guardini Ánimo

desarrolla la guía de Dios. Este ánimo acepta lo ve- El ánimo que acepta la vida y se enfrenta con ella
nidero, lo ve como su propia tarea y se adapta a ello. valientemente en cada ocasión, está convencido de
Esto puede ser muy difícil, realizable sólo por una que en nuestro propio interior hay algo que no puede
aut~ntica obediencia a la indicación de aquel que ser destruido, sino que más bien saca sustento de to-
conduce la historia. do; que con todo se hace más fuerte, más rico, más
hondo, si se vive como debe ser, porque procede del
Valentía significa aguantar en el peligro. ¿Qué poder creador de Dios.
constituye la raíz de aquello que se llama peligro? Es Propiamente ese "algo" en mí es el propio poder
el mal que actúa en todos los corazones y hace que de Dios. Si en una hora feliz penetro en mi interior
en cada momento pueda dirigirse algo hostil contra con calma, concentrado, cada vez más hondo, hasta
nosotros. Es la vulnerabilidad de nuestro ser, que donde, por decirlo así, limito por dentro con la nada:
puede ser herido por todo. Es la transitoriedad, que ahí está el poder de Dios y me sustenta en el ser. El
nuestra vida vaya hacia la muerte. Esto es así, y no hecho de que Él me sostiene es indestructible, aun
se puede cambiar. Pero valentía significa ver esta si- cuando atraviese peligros, incluso la muerte. De ahí,
tuación de la existencia y hacerle frente. en efecto, procede hoy tanto hablar de miedo y hun-
Hacer frente a la vida tal como viene: ante todo dimiento y nada; de ahí los monstruos en arte y lite-
porque se supera mejor el peligro cuando se le hace ratura; de ahí también el abuso del poder político en
frente que cuando se deja uno asustar por él; se do- todas partes, porque ya no está viva la conciencia de
mina más fácilmente el dolor cuando se lo sobrelle- ser sostenidos interiormente, la confianza de tener la
va libremente que cuando uno se contrae espasmódi- sagrada mano en lo hondo, en el borde de la nada.
camente en él.
Pero lo difícil pertenece también a nuestra vida. Hay todavía otra valentía de la que también hay
Nos ha sido deparado. Si le hacemos frente se vuelve que decir una palabra: la de atreverse a la voluntad
ganancia. En toda situación hay una posibilidad de de Dios.
crecer, de llegar a ser más hombre: ese hombre que se A cada cual, de alguna manera, le llega la llama-
ha de ser. Al ceder echamos a perder esa posibilidad. da de Dios y decide su vida. Puede significar cosas

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Romano Guardini
Ánimo

muy diversas. Por ejemplo, se trata de qué profesión El ánimo y la valentía representan aquí poner la
ha de emprender. Mucho depende de que uno elija el mano en la suya y seguirlo, en lo pequeño y en lo
trabajo vital que le dice su interioridad: eso es lo tu:- grande. El camino puede llevar muy lejos. Conoce-
yo, a eso estás llamado; o que elija otro que promete mos a esas personas que avanzan tanto que se esca-
más dinero, más fácil éxito, mayor prestigio. pan a nuestra comprensión, los santos. Los oímos ha-
Puede tratarse de una persona, de una amistad, de blar, leer sus escritos, pero ellos han desaparecido
un amor. También se trata de si uno se deja atraer por con lo suyo propio, se han ido con Dios. Ese es el
algo que es sugestivo, lisonjero para el sentimiento máximo riesgo.
propio, pero ante lo cual la voz íntima avisa que a~ Si hay un arrepentimiento temible al fin de la vi-
se va a perder lo mejor: o si uno elige algo que qm- da es éste: he oído la llamada, pero no la he segui-
zá es más áspero, más exigente, pero que edifica vi- do ...
da y enseña responsabilidad.

En nuestras meditaciones siempre hemos vincula-


También hay decisiones menores. En efecto, en el do a Dios la virtud que considerábamos, intentando
fondo toda amonestación de la conciencia es llama- conocerla mejor desde Él. ¿Cómo es esto: en Dios,
da de Dios. Pues lo bueno no es sin más lo útil, o lo cabe hablar de ánimo y valentía? Cabe, con tal que
vitalizador, o el progreso de la cultura, sino la santi- prescindamos de todo aquello que es solamente hu-
dad de Dios, que impulsa al hombre a recibirla en su mano: lo que, referido a Él, atacaría a su santa sobe-
vida y que se encama en lo requerido moralmente en ranía.
cada caso. Cada ocasión es una llamada así; pues se
¿Dónde, pues, ha sido "animoso" Dios en este
nos dirige a nosotros y dice: haz esto ... , ¡no hagas
sentido supremo? Lo fue al crear al hombre. Cuando
eso! Una y otra vez nos ponemos ante eso, para
Dios -la palabra puesta entre todas las comillas que
arriesgamos a la verdad o para mentir, para arriesgar-
requieren las expresiones que lo sitúan en el tiem-
nos a la rectitud o para buscar provecho, a la pureza
po- "se decidió" a crear seres que tienen libertad y
o para ensuciarnos, a la nobleza o para resbalar a lo
a darles así su mundo en la mano. Pero eso, a su vez,
vulgar. En cada caso llama Dios.
significa -dicho también entre comillas- que Él

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Romano Guardini
Ánimo

les pusiera en las manos "su honor". Pues Él creó el situación inerme del perfectamente puro?
mundo en sabiduría y amor: lo llamó "bueno" y
Pero pongamos la vista en cómo nos portamos en
"muy bueno" -véase el capítulo primero del Géne-
los peligros de este mundo, con qué energía sabernos
sis-, y lo es para siempre. Esos seres, sin embargo,
defendernos y con cuántos medios. Jesús nunca se
los hombres, podían ser fieles o también rebelarse
protegió, sino que aceptó todo lo que le venía de la
contra Él. Y, sin embargo, Él arriesgó su obra en el
voluntad de poderío y la falta de escrúpulos de los
peligro de la libertad, de los hombres.
hombres. Nosotros los hombres no vivimos el mun-
Pero cuando el peligro se hizo realidad y los hom- do como es, sino que elegimos de él lo que nos con-
bres le negaron la obediencia tuvo lugar el segundo viene: Él aceptó lo que le echaba encima la marcha
"arriesgarse" de Dios, tan inconrnensurablernente de las cosas, pues ésa era la voluntad del Padre. No-
grande, que siempre vuelve a hacer falta la entera ~otros sabemos adaptarnos, eludir, buscar ventajas.
fuerza de la fe confiada para no enloquecer con eso: El fue de tal índole, habló y actuó de tal modo, que
Él mismo intervino en la responsabilidad por la cul- lo peor que hay en el hombre se sintió provocado a
pa del hombre, se hizo hombre y asumió un destino salir: de modo que, como se dice en el Evangelio de
en nuestra enredada historia. san Lucas, "se descubrieran los pensamientos en mu-
chos corazones". Él vivió y atravesó en verdad la si-
tuación del mundo. En la hora de Getsemaní presen-
¿Hemos meditado alguna vez sobre la valentía de
timos lo que eso significó. Si se entra en eso con el
Cristo, verdaderamente divina? ¿Nos hemos dado
cuenta de qué valor ardía en el corazón de Jesús p~~samiento, quizá uno se estremece ante lo que sig-
mftca: la valentía de Dios en Cristo ...
cuando él, que venía de la cercanía-"del seno", di-
ce san Juan- del Padre, entró en el mundo tal como
es, en toda su mentira, su voluntad asesina, la mez- Pero Él no se arriesgó a esta vida para llevar a ca-
quina estrechez de nuestra existencia; y eso no pro- bo ~go que fuera terrenalmente grandioso, resplan-
tegido por la altivez del fiósofo, no asegurado por la deciente heroísmo, poderosas obras civilizadoras, si-
táctica del político, no dispuesto a replicar a la astu- no que fue "rendición": ocurrió por nosotros. Ocu-
cia con la astucia, al golpe con otro golpe, sino en la rrió para que conquistemos la valentía de ser "cristia-

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Romano Guardini

nos" en el mundo en que Él fue "Cristo".


En la medida en que prescindimos de las ilusiones
y vemos cuántas cosas que se llamaban moral cristia- 11
na, cultura cristiana, eran en realidad asunto de una
determinada situación histórica; en la medida en que
BONDAD
percibimos cómo el mundo hace todo lo que dice san
Juan en el prólogo de su Evangelio sobre su compor- En este capítulo vamos a considerar una virtud
tamiento frente al Hijo de Dios hecho hombre, n?s que fácilmente se queda corta, porque es retraída, po-
damos cuenta de que el intento de ser cristiano en El, co llamativa, tranquila: esto es, la bondad. ¡Cuántas
y de determinar a partir de Cristo el sentido de la veces se habla del amor! A eso invita, pues es gran-
existencia, es aparentemente desesperado. Entonces de y resplandeciente. Pero habría que hablar de él en
se hace evidente lo que significa en definitiva "áni- menos ocasiones: sería mejor para él; y en cambio
mo" o "valentía": la actitud que aquí dice "a pesar de hablar más a menudo de lo que tanta falta hace en
todo", y, a pesar de todo, emprende la lucha que le nuestra dura época, esto es, de la bondad. La palabra
hace parecer insensato. Entonces no se puede olvidar fácilmente desvía a considerar con cierto menospre-
que Él ha luchado antes que nosotros, haciendo así cio lo que significa, a entender "bondad" como man-
posible la superación. sedumbre, lo cual es cierto que no representa nada
especialmente valioso. Esta es pasividad, que deja
acontecer, o pereza, que no quiere conflictos, o tam-
bién tontería, a la que se puede persuadir de todo lo
posible. La bondad, por el contrario, es algo fuerte y
profundo, pero por eso mismo no es fácil de determi-
nar.

Intentémoslo: un hombre bondadoso es uno que


tiene buena intención respecto a la vida, de raíz. Pe-

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Romano Guardini Bondad

ro ¿se puede tener mala intención también respecto a y deja que la vida vuelva a empezar otra vez constan-
la vida? Se puede realmente, sobre todo cuando la temente.
cuestión no se orienta tanto a acciones visibles como ·Muchas faltas de bondad proceden de la envidia.
a una disposición de ánimo que está detrás, y quizá Algunos son pobres y ven a los demás con riqueza.
no llega especialmente a la conciencia. En algún aspecto todos observan que otros tienen lo
Por ejemplo, un hombre puede ser dominante res- que a ellos les falta. Si no se contentan con eso se
pecto a los demás. Aunque diga que quiere lo mejor agrian, envidian a los demás lo que tienen y luego se
para ellos, de lo que trata en realidad es de dominar- envenenan, haciéndose enemistad contra la vida. La
los. Quien es así no tiene buena intención respecto a bondad puede prescindir de sí, puede conceder a
la vida, pues la ahoga con el afán de dominio. De ahí otros lo que le falta, quizá incluso disfrutar de ello en
proceden muchas tragedias de familia; de que uno · otro ... Así cabría decir aún más.
quiera someter a los demás sea hombre o mujer, hija La bondad significa que uno tenga buena inten-
o hijo. El verdadero bien deja espacio abierto a quien ción respecto a la vida. Dondequiera que se trata con
vive, movimiento libre; mejor dicho, se lo da, se lo algo vivo, su primer movimiento no es desconfiar y
produce, pues sólo ahí prospera. criticar, sino tener respeto, dejar valer, ayudar acre-
O produce en el interior del hombre un rencor a la cer. ¡Cuánta falta hace esta disposición de ánimo en
vida. Él piensa que ha sufrido una injusticia, que sus la vida, en la vida humana, que es tan frágil!
expectaciones se han visto defraudadas, que sus pre- Pero en la bondad también hay fuerza. Cuanto
tensiones no han obtenido satisfacción. Quizá es así más pura es, más fuerza, y la bondad perfecta es ina-
realmente, y debería tratar de obtener lo mejor de lo gotable. La vida está llena de dolor; si uno tiene bue-
que aún es posible; pero no es capaz de pasar por en- na intención respecto a la vida, cuando viene el do-
cima del sentimiento de agravio, y se venga. "Todos lor y es sentido, ello, pese a todo lo fortalece. La vi-
son así'', dice, porque uno ha sido así; "no hay justi- da quiere ser comprendida, pero esto fatiga. Requie-
cia", porque considera que no la ha encontrado para re ayuda; pero sólo puede ayudar realmente quien
sí ... La bondad renuncia porque es generosa y con- comprende, y quien comprende precisamente este
cede libremente a los demás; porque tiene confianza dolor: quien encuentra las palabras que aquí son ne-

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Romano Guardini Bondad

cesarias y ve lo que debe ocun-ir para suavizarlo. ¡Ay Otra cosa final ha de decirse sobre la bondad; a
de la bondad si es débil, por más que tenga buena in- saber: que es silenciosa. La verdadera bondad no ha-
tención! Le puede ocurrir que se deshaga sólo en bl~ mucho: no se adelanta; no hace ruido con organi-
compartir sentimientos o, por el contrario, que se zaciones y estadísticas; no fotografía y no analiza.
vuelva violenta para defenderse. Cuanto más profunda es, más silenciosa se vuelve.
La auténtica bondad implica paciencia. El dolor Es el pan cotidiano de que se nutre la vida.
vuelve una y otra vez, queriendo ser comprendido: Donde desaparece, por mucha ciencia que haya, y
una y otra vez las faltas del prójimo se hacen percep- política, y bienestar, en el fondo todo sigue frío.
tibles, y éste se vuelve insoportable precisamente Y ahora hemos de buscar la bondad allí donde es-
porque se lo conoce de memoria. Una y otra vez la tá el origen de toda virtud: en Dios.
bondad debe ofrecerse y aplicarse.
Él es la bondad por esencia. En los Salmos, el li-
Y algo más forma parte de la bondad, algo de que bro de oración del Antiguo Testamento, se encuen-
sólo se habla raras veces: el humor. Ayuda a sobrelle- tran hermosas cosas sobre ella. Cosas dignas de cré-
var con más facilidad: más aún, sin él no marcha na- dito, pues el hombre del Antiguo Testamento no era
da en absoluto. Quien mira a los hombres solamente blando de corazón: no lo habría podido ser con la du-
en serio, sólo en forma moral o pedagógica, a la lar- ra vida que tenía que llevar. Israel era un pueblo pe-
ga no lo aguanta. Debe tener ojos para lo peculiar de queño y vivía en una tierra avara: la mitad era tierra
la existencia. Pues todo lo humano lleva consigo al- pedregosa. Siempre estaba amenazado, pues en torno
go de cómico: cuanto más grandiosamente uno se en- acechaban civilizaciones gigantescas, ricas, repletas
trega más fuerte se hace esto. Pero el humor signifi- de la soberbia y la altanería de lo mitológico, y hos-
ca que se tome la naturaleza humana en serio y que tiles a la pura fe en Dios de la Revelación. Si alguien
uno se esfuerce por ello, pero de repente se ve qué de ese pueblo habla de la bondad de Dios es una ex-
peculiar es y uno se ríe, aunque sea sólo por dentro. periencia auténtica. Así, por ejemplo, se dice en el
La risa amistosa por la rareza de todo lo humano: eso Salmo 144:
es el humor. Ayuda a ser bondadoso, pues tras la risa,
la seriedad vuelve a ser más fácil de aplicar.

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Romano Guardini Bondad

Suave y bondadoso es el Señor bueno Dios, más aún, de cómo puede haber en abso-
lento para la ira, rico en gracia. luto un Dios, si todo es como es, quien así lo hace
El Seifor es bondadoso para todos los seres, por lo regular pregunta con alguna idea sobre de dón-
misericordioso para todo lo que ha creado. de viene todo lo malo. Sin embargo, así fue; Dios pu-
so al hombre el mundo en la mano, para que, de
acuerdo con el Creador, edificara esa existencia que
Si se pudiera ver la bondad de Dios, ese abismo
nos muestra el Génesis bajo la imagen del Paraíso.
de buena intención, uno tendría alegría para toda la Pero ¡el hombre no quiso! No quiso construir el Rei-
vida. El hecho de que haya "mundo" en absoluto ya
no de Dios, sino su propio reino. De ahí viene todo
es un constante efecto de la bondad de Dios. No lo lo enredado, lo inauténtico, lo destructor que hay en
habría, si Él no quisiera. No lo necesitaba Él para sí
la actividad del hombre. ¿Cómo puede ahora levan-
mismo; ¿por qué habría de necesitar del i_nundo el tarse y decir: "si existieras, Dios, no habrías creado
Dios infinito si el mundo desaparece ante El? Cuan-
' , semejante mundo"? Y el trastorno atraviesa cada vez
do Él lo crea y lo mantiene en el ser es porque El es más la existencia por medio del hombre: por medio
bueno para el mundo. del mismo que eleva la queja.
Pero alguno preguntará: ¿tiene el mundo aspecto Pues así es: cada cual de nosotros hace la vida un
de que Dios sea bueno para él? La existencia huma- poco peor. Toda mala palabra que decimos envenena
na, ¿se presenta como obra de la bondad divina? el aire. Toda mentira, toda violencia penetra en la
Quien sea sincero empezará por contestar: ¡cierto existencia y produce más honda confusión. Los hom-
que no! Pues constantemente se eleva la pregunta del bres mismos somos quienes hemos convertido la vi-
hombre a Dios ¿por qué todo esto, si tú eres bueno? da en lo que es, de modo que no es honrado que lue-
La pregunta es comprensible cuando surge de un co-
go nos levantemos a decir que Dios no puede ser
razón apurado, pero en sí es tonta, pues ¿de dónde
bueno, si todo va así. Sólo podemos decir: "Señor,
viene todo lo terrible que amarga al hombre su exis-
dame paciencia para sobrellevar lo que hemos produ- .
tencia? cido, para hacer también lo mío, de modo que haya
Él mismo se lo ha causado. mejoría donde estoy." Ésa es la única respuesta hon-
Cuando se eleva el reproche de cómo puede ser rada.

154 155
Romano Guardini Bondad

Pero se podría objetar aún algo más, preguntando nito recibe de Él su estructura esencial. Por eso no-
cómo puede ser bueno Dios si en el reino de esos ·se- sotros tomamos una de las cualidades de ese ser, la
res que no pueden ser malos, o sea, los animales, hay captamos en la palabra, la presentamos a Dios y de-
tan innumerables dolores. Muchos hombres melan- cimos: así es Él, sólo que de modo completamente
cólicos no han sabido superar esta cuestión. ¿Cómo perfecto, como modelo de esta imitación finita. Pero
.puede estar la bondad de Dios sobre el mundo, si la ahí, conscientemente, la palabra queda absorbida por
creación inocente padece constantemente cosas tan el abismo de Dios, y no podemos hacer otra cosa que
terribles? Seré sincero: no conozco respuesta. Pero entender su "sobregrandeza". Igual ocurre aquí. Por
me ha ayudado una idea que quizá también pueda ejemplo, si digo de una madre que es bondadosa, que
ayudar a otros, esto es, la consideración de qué sig- la familia entera recibe vida de su bondad, entonces
nifica "bondad" cuando es Dios de quien se dice. Te- sé lo que quieren decir esas palabras, y no se puede
nemos derecho -y también obligación- de formar atribuir nada mejor a una persona. Pero ¿y si digo:
conceptos, a partir del reflejo de la esencia de Dios Dios es bueno? Para empezar, sé lo que quiero decir,
en las cosas y en nuestra propia vida, con los cuales pero luego el misterio se apodera de la palabra y me
intentamos captar cómo es Él. Así podemos decir: la arrebata. Sin embargo, permanece una orientación
Dios es justo, Dios tiene paciencia, Dios es bondado- de sentido, como un camino resplandeciente trazado
so, y así sucesivamente todas las importantes expre- por un meteoro cuando desaparece en la inconmen-
siones con que referimos lo grande y lo hermoso de surabilidad del espacio cósmico. Queda un silencio
la Creación -purificado de imperfección- a aquel que percibe esa orientación: un respeto que se estre-
que la creó. Pero si consideramos con más exactitud: mece ante el misterio: y todo se vuelve. adoración.
¿Qué indica, por ejemplo, la expresión de que Dios Y eso, a su vez, para nuestra pregunta, significa:
es justo? Lo que significa la palabra ''justo" cuando Dios también es bueno donde no comprendemos su
se refiere a una persona lo sabemos, pues somos se- bondad.
res finitos, y, por tanto, captables con conceptos fini-
tos; pero ¿y si lo referimos a Dios, que está más allá
de toda medida y concepto? A nuestro pensar y decir
sobre Dios le pasa eso: todo lo que existe de modo fi-

156 157
12
COMPRENSIÓN

La sociedad humana no es un aparato cuyas par-


tes componentes estén ajustadas mutuamente de mo-
do que formen un conjunto que corra en unidad, sino
que está formada por seres individuales, cada uno de
los cuales tiene su índole especial, a pesar de toda la
semejanza de pueblo y época: cada cual tiene su ca-
mino de evolución, sus objetivos y destinos. Bien es
verdad que los individuos están unidos entre sí por
múltiples relaciones: por nacimiento, educación,
amistad, dependencias del trabajo, y así sucesiva-
mente. Pero cada hombre tiene su propio centro, que
refiere hacia sí sus experiencias y actividades, emer-
giendo de ese modo de las conexiones universales.
En cada cual actúan también fuerzas hostiles a la vi-
da ajena, que hacen difícil la convivencia, y aun la
destrnyen.
¿Qué se requiere, pues, para que la convivencia
sea no sólo posible, sino fecunda? Muchas cosas po-
drían responder a esa pregunta: una de ellas es la
comprensión. Pero no es cosa pequeña.

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Romano Guardini Comprensión

Pues ¿qué significa eso? ¿Cuándo soy comprensi- su relación no hay duda ni examen, todo ocurre de
vo? Cuando observo lo que pretende aquel otro con modo tan adecuado al objetivo y tan seguro.
quien tengo que habérmelas. Cuando comprendo por O pensemos en los animales que viven en perma-
qué actúa así, por qué lleva su vida de ese modo, por nente unión y a cuya conducta tanto se suelen aplicar
qué ha llegado a ser tal como se me presenta ... conceptos sociológicos, tales como las hormigas o las
Para ver mejor de qué se trata, vamos a mirar a abejas. Tal unión consta de incontables individuos,
otros seres que también viven en comunidad: los ani- cada uno de los cuales ejerce una función en el con-
males. ¿Se comprenden mutuamente? Están unidos junto. Pasan unos junto a otros sin molestarse: más
por las más diversas relaciones: dependen unos de aún, se ayudan mutuamente, se defienden recíproca-
otros de las más múltiples maneras. Pensemos, por mente, construyen, en admirable acuerdo, una estruc-
ejemplo, en los pájaros, que en una época dada se tura vital muy complicada: ¿se comprenden mutua-
aparean, alimentan a sus pequeños y los protegen; los mente? A su unión se la llama un "Estado": ¿lo es
ayudan a hacerse independientes: ¿se comprenden verdaderamente? Eso presupondría que en él, al me-
mutuamente? Se podría pensar que así es, pues cada nos en situaciones determinadas, tuviera lugar una
cual se comporta tal como es bueno para el otro o pa- consciente autoordenación de los individuos y, por
ra las crías. Se ayudan unos a otros a vivir: de modo tanto, una comprensión mutua. Pero no es ése el ca-
que se piensa que deberían también entenderse mu- so, y toda la imagen de un "Estado" es falsa en el fon-
tuamente. Pero no cabe hablar de eso. Un sencillo he- do. Si se quisiera expresar correctamente esta rela-
cho lo muestra: en cuanto los pequeños se hacen ción vital se haría mejor en pensar en la relación vital
grandes se vuelven extraños. Es decir, aquí no hay que existe entre las células de un organismo. Un hor-
comprensión, sino que los dos seres de la pareja, y a miguero es como un solo ser vivo, cuyos animales-
su vez la pareja y las crías que surgen de su vida, for- células no están regidos por un acuerdo comprensi-
man un círculo de vida, un conjunto para cuya con- vo, sino -en lo poco que dice la palabra realmen-
servación actúan instintos que, por lo demás, sólo ac- te- por un plan de conjunto que actúa por instinto.
túan a favor del individuo, y que se extinguen tras el Entonces, ¿cuándo podemos hablar de una com-
cumplimiento de los objetivos biológicos. Más aún, prensión? Cuando la relación vital en cuestión está
precisamente porque no se "comprenden", porque en

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Romano Guardini Comprensión

formada por seres en cada uno de los cuales vive una tranquila". Los procesos, situaciones y actos interio-
interioridad que se vela en un exterior, pero que tam- res quedan entonces "detrás" de lo visible, o "deba-
bién se expresa a la vez en él y, por tanto, puede ser jo", ,e "dentro de" ello, según se exprese la situación,
leída ahí por otro ser análogo. conforme al punto de vista determinado de la consi-
deración. Entonces, ¿qué significaría comprensión?
Por la calle, se me acerca uno, me mira, se quita
Se podría hablar de ella si la otra persona fuera tan
el sombrero: veo en todo que su atención se dirige a
perspicaz que, en la expresión de los ojos, o en pe-
mí, que se "refiere" a mí ... En la expresión de su ros-
queños movimientos no dominados, o en detalles de
tro leo que el hombre con quien ahora tengo que ha-
la actitud del cuerpo pudiera ver lo que pasa detrás,
cer tiene buen ánimo hacia mí, o experimenta aver-
y además el hecho de que se esconde ... La compren-
sión o se siente perplejo ... Uno me explica su con-
sión podría ir más allá: notar que el otro no sólo ocul-
ducta en una determinada ocasión, que me sorpren-
ta sus sentimientos, sino que muestra algo que no ex-
dió. Oigo las palabras: su sentido se me hace claro;
perimenta. Que quiere engañar, que finge arnistosi-
ahora sé lo que antes no podía saber ... Todo eso, y
dad, que muestra interés y es indiferente. Eso se lla-
otros procesos incontables, tal como se realizan
maría comprender, mirar a través de todo ese conjun-
constantemente en la vida, significan que el hombre
to de actitudes; notar lo que actúa en verdad, y ade-
lleva en sí un mundo interior, actos, situaciones, dis-
más, la falta de sinceridad.
posiciones de ánimo, que al principio están escondi-
dos, pero que salen a la palabra, se expresan y pue- Así, pues, cosas de muchos estratos. Comprensión
den así hacerse patentes. Comprensión significa en- se llama ahí ver, oír, percibir cómo, detrás de un sen-
tonces saber leer y escuchar lo que se pretende en el timiento que se muestra, detrás de una disposición de
interior, partiendo de lo observado exteriormente. ánimo que se expresa, hay otra cosa oculta, y quizá
otra más detrás de ésta.

Ese mismo exterior, sin embargo, puede también


ocultar lo interior. Cuando uno está intranquilo, pero Pero la auténtica comprensión va todavía más
no lo quiere mostrar, entonces "se domina"; hace ce- allá. Por ejemplo, si alguien se pone bmsco en un
sar el juego de los medios de expresión, "pone cara momento determinado, la comprensión significa ver

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Romano Guardini Comprensión

cómo ese sentimiento encaja en el conjunto de su ser. Entonces, ¿qué se requiere para que aprenda yo
Un determinado modo de conducta indica en aquél realmente a comprender?
algo diferente que en el otro. Cuando una persona tí- Muchas cosas, y hemos de establecer en el co-
mida se pone brusca porque quiere ocultar su interio- mienzo mismo que hay unas dotes especiales para
ridad, es algo completamente diferente que cuando ello: una agudeza de la mirada, una finura de la sen-
un desvergonzado se pone violento para imponer su sibilidad una capacidad de sincronizar, que superan
voluntad. Quien comprende realmente ve también la la extrañeza entre las personas. Importantes capaci-
conexión en que encuentran su pleno sentido adema- dades que hacen que se produzca comunidad entre
nes, actitud o palabra. los muchos individuos. Pueden alcanzar grados ele-
Y no sólo la conexión momentánea de la disposi- vados y hacer de quien las posee un artista, un con-
ción, del temperamento, sino también la del tiempo. ductor de hombres, un sabio; claro que también un
¿Por qué ése es tan asustadizo? Porque antes le hicie- explotador de los débiles y un perverso despreciador
ron daño ... ¿Por qué es desconfiado? Porque lo han de los hombres.
engañado muchas veces ... ¿De dónde viene la mira- A eso se añade la experiencia. Esta, sin embargo,
da de sus ojos, tan peculiarmente despojada y a la no significa sólo que me haya ocurrido antes una co-
vez expectante? Ha encontrado en su vida poca com- sa y luego otra vez, y quizá a menudo, sino también
prensión, y tiene anhelo de ella ... Por eso la com- que yo sea capaz de aprender de ahí: que obtenga de
prensión significa reconocer cómo la hora actual pro- las diversas impresiones una mirada más clara, una
cede de su historia. sensibilidad más fina, un acomodamiento más rápi-
Todo esto no es fácil: y aquí no se trata de cosas do. "Experiencia" es también que a la vista de la con-
sencillas. ¿Cómo habría que hacer, cuando hay que ducta ajena surja el recuerdo de lo antes observado,
habérselas con caracteres poco habituales, situacio- que se parezca a lo experimentado ahora y, por así
nes enfermizas, destinos peculiares, ante los cuales la decirlo, dé su clave.
potencia de la vista, del oído, de la sensibilidad tiene
que hacerse creativa para captar y penetrar esa rare-
¿Qué más implica la comprensión? Preguntémos-
za?
lo por una vez desde otro lado: ¿por qué hay tan po-

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Romano Guardini Comprensión

ca? ¿Por qué tantos hombres se tratan constantemen- mutuamente persona y persona en respeto y libertad.
te sin comprenderse? Pues así ocurre, evidentemen- O en un matrimonio: si el uno exige del otro que sea
te, ya que, si no se portarían de otro modo y sería como él quiere que sea, entonces, aunque estén casa-
respirable el aire que los rodea. dos desde hace treinta años, todavía no se entienden
-quizá aún peor, se malentienden, con una terque-
tiene diversos motivos. Tomemos uno: que a
dad que a otra persona le parece incomprensible, y
personas se empieza por clasificarlas en las que
cada uno de ellos reprocha al otro lo que hace él mis-
soportan y las que no se soportan. Con eso, orde-
mo ...
por el egoísmo, las personas quedan en dos
grandes cajas, marcadas por adelantado. Esto ocurre
tan involuntariamente que se ha construido toda una El comienzo de toda comprensión reside en que
sociología sobre la relación "amigo-enemigo". uno conceda al otro lo que es: que no lo considere
Lo auténticamente humano es la compresnión, con los ojos del egoísmo; que, por interés propio, le
que sólo comienza cuando salgo de la relación prescribe cómo ha de ser, sino con los ojos de la li-
"simpatía-antipatía" e intento dejar valer al otro tal bertad, que empieza por decir: sé el que eres; y lue-
como es; cuando no lo inserto enseguida en mis in- go: ahora querría saber cómo eres y por qué.
clinaciones y aversiones, en mis objetivos y temores, Con tal actitud empieza toda comprensión. Presu-
sino que digo: tienes derecho a ser; sé como eres. Tú pone que se dé al otro su derecho a sí mismo: que no
eres tan tú mismo como yo soy yo mismo. Entonces se lo considere como un trozo del propio mundo cir-
la mirada queda libre, y puede ponerse en juego la cundante, que se usa, sino como un ser que tiene un
comprensión. centro original, su ordenación vital, sus deseos y de-
¿Cómo ocurre, por ejemplo, en una amistad? Só- rechos propios. Sólo entonces se puede preguntar
lo puede prosperar cuando el uno no enjuicia al otro con perspectivas de éxito: ¿Por qué hace esto? ¿Qué
por aquello para lo que lo puede usar, sino que le per- experiencias ha tenido? ¿Qué historia queda atrás de
mite sencillamente ser el que es. Es decir, cuando ya su conducta? ¿Cómo se condicionan mutuamente sus
no tiene validez la relación "amigo-enemigo" en el diversas manifestaciones vitales? La brusquedad que
sentido en que antes se aludió, sino que se enfrentan muestra, ¿es realmente violencia o sólo una especie

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Romano Guardini Comprensión

de vergüenza que esconde lo que está dentro? Y así el matrimonio puede preguntarse el marido: ¿cómo
sucesivamente con las preguntas que luego encuen- me ve mi mujer? ¿En tal ocasión, y en ésa, y en tal
tran auténtica respuesta, la respuesta de la compren- otra? Y recíprocamente también: ¿cómo me ve mi
sión. marldo? No: ¿cómo querría que me viera?; sino: ¿có-
mo me ve realmente? ¿Cómo percibe mi actitud, mi
voz, mis pretensiones? Entonces cada uno de los dos
Todo esto es tan imprescindible que se puede
puede comprender de repente si su amor es auténti-
arriesgar la paradoja de que también uno empieza a
co; cuándo se desliza la falta de sinceridad y se pro-
conocerse bien a sí mismo cuando se considera des-
duce brutalidad ...
prendido del propio yo. Por ejemplo, ¿no adquiriría
una nueva visión sobre su propia actuación un médi- No es fácil hacerlo así. Hay que intentarlo muchas
co si de repente se preguntara: cómo me ven mis pa- veces; ejercitar precisamente este verse desde otro.
cientes? Es decir, no: ¿cómo. querría que me vieran?; Si se logra verse así, sin que el yo se meta en la mi-
sino: ¿cómo me ven realmente y desde ellos mis- rada y enderece la imagen, lo que ahí se hace visible
mos? Y no los admiradores, sino los desinteresados, puede ser muy desagradable, pero ayuda a la verdad.
los pobres, los que sufren mucho. Entonces adquiri-
ría de repente una .mirada muy realista sobre sí mis- A partir de ahí se consigue también algo más: es-
mo, que le aprovecharía mucho también como médi- to es, enjuiciar mejor a los demás, lo cual es necesa-
co ... O un maestro se preguntaría alguna vez: ¿cómo rio para poder llevar bien la vida. Con eso no se alu-
me ven mis alumnos? Y esos alumnos no son en ab- de a aquello contra lo cual nos previene Jesús al de-
soluto las criaturas tontas e inertes que él percibe a cir: "No juzguéis." Quien así juzga pretende tener
menudo, sino que a veces tienen ojos muy agudos y derecho a declarar. Éste puede seguir como es, aquél
buen juicio. Muy concretamente deberían preguntar- debe cambiarse: el uno tiene derecho a ser, el otro
se: ¿cómo me ven, en cuanto entro? ¿Cuando paso debe desaparecer, y así sucesivamente. A quien eso
lista? ¿Cuando uno ha hecho mal su trabajo? ¿En haga, dice Jesús: "No juzguéis, para no ser juzgados"
cuanto se promueve desorden? Quizá comprendería (Mt 7, 1). Más bien se alude a la. estimación del otro
de repente la oposición que se forma contra él. .. En que ayuda a apreciar lo que tiene de valioso, a ver sus

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Romano Guardini Comprensión

defectos como son: ambas cosas, para llegar a él en Una vieja cuestión querría saber cómo el hombre
la relación adecuada, en confianza, así como en pre- puede ser libre si Dios es todopoderoso: si su poder
caución. La mayor parte de los juicios recíprocos de infinito no ha de sobrepasar tanto a la pequeña liber-
los hombres, en el fondo, no significan otra cosa que: tad del hombre como la corriente del río a la hoja que
éste me resulta agradable; ése, desagradable; a éste va a la deriva en ella. Querido amigo, dice la res-
lo puedo usar, a ese otro no puedo usarlo. El auténti- puesta: ¡qué mezquino es tu concepto de la omnipo-
co juicio sería: ése es apropiado para la tarea de que tencia de Dios! Su fuerza está identificada con su ge-
se trata; aquél echaría a perder la cosa, y así sucesi- nerosidad y su respeto; es precisamente lo que te ha-
vamente. ce libre. En la mirada y la mano de Dios es donde te
Pero todo eso sólo es posible una vez que he em- haces dueño de ti mismo. Y si dices que eso es una
pezado por comprender al otro en su esencia. paradoja ... ; no, lo prodigioso es cómo, existiendo el
infinito, pueda haber "también" ser finito. Es una
presunción que pretendas, con tu pequeña razón, po-
Toda auténtica virtud alcanza desde la Tierra al derlo pensar. ·
Cielo; mejor dicho, desde el Cielo a la Tierra.
¿"Comprende" Dios? Verdaderamente, sí que lo ha-
ce, y ¡cómo sobrepasa esta comprensión a toda me- Desde aquí podemos ahora volver la vista atrás.
dida humana! Hemos de aprender del gozo que tiene Dios en cada
hombre; de la generosidad con que Él lo pone en su
Dios conoce a todo ser desde lo más íntimo de él.
libertad: de su pura comprensión, que no sigue al ser
Y no porque mire muy profundamente y examine
de las cosas, sino que lo fundamenta, pues Él nos ha
muy exactamente, sino porque Él lo ha inventado y
dado ser su imagen y semejanza.
realizado. Y consideremos justamente el crear. No
quiere decir: hacer, insertar en objetivos, sino, con ¿Cuál sería el más puro cumplimiento de lo que
omnipotencia sin fatiga, llamar al ser y dar libertad. significa amistad? Que un amigo tuviera sobre el
La creación de Dios es tan magistral y generosamen- otro este sentir: en su mirada soy completamente el
te libre que no sólo ha llevado al hombre al ser au- que soy. Su mirada no me estrecha: me hace lo que
téntico, sino que lo ha puesto en auténtica libertad. soy, no como reproche, sino que en ella es donde em-

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Romano Guardini

piezo a ser por completo yo mismo.


Sería matrimonio perlecto aquel en que la mujer
pudiera tener el sentir de que en la mirada de su ma-
13
rido es donde alcanza su pleno ser; y, recíprocamen-
te, que el marido se encontrase a sí mismo auténtica- CORTESÍA
mente en el saber de su mujer. Sí, cuando cada uno
de ellos pudiera verse en la mirada del otro tal como En el capítulo 12 de su Epístola a los Romanos,
el que ha de llegar a ser. No porque ahí la vanidad se san Pablo escribe sobre la comunidad de los redimi-
organice fantásticamente una compañía que nunca dos entre sí, y dice grandes cosas sobre ella. Habla de
podría existir, sino porque el amor ve las posibilida- las misteriosas fuerzas que penetraban a las comuni-
des que todavía duermen en el otro. dades de la primera época, los carismas, y dice pala-
bras como éstas: "Sed ardientes en el espíritu", una
frase que hará darse cuenta al lector de a qué grande-
za está llamado y qué mezquinamente está situado en
la realidad. Pero en medio de esas elevadas palabras
hay un sencillo: "Adelantaos unos a otros en respe-
to." No sólo: honraos unos a otros. Sino: adelantaos
unos a otros en respeto. Quizá podríamos traducir la
frase en tono algo más cotidiano de este modo: sed
corteses unos con otros.
Ahora se podría preguntar: ¿cómo san Pablo, que
tenía cosas tan importantes que decir, se pudo preo-
cupar de semejante cosa? Sin embargo, él sabía que
todo va unido en la existencia, lo extraordinario y lo
cotidiano, el ardor del espíritu y las formas de trato
que nacen del respeto a otras personas. Por ejemplo,

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Romano Guardini Cortesía

él, el que proclamó el misterio del "cuerpo místico La palabra, originalmente, como es fácil ver, alu-
de Cristo", también escribió a la comunidad de Fili- día a la conducta apropiada en las cortes de los prín-
pos que Evodia y Síntique debían dejar sus peleas. Y cipes, es decir, en elevado ambiente. Esta especial
eran dos mujeres que estaban en actividad en el mis- significación se perdió luego, asumiendo una más
mo servicio de la comunidad, pero que, por lo visto, general: la de la conducta apropiada, en general, se-
no se llevaban bien, como también hoy es forzoso gún resulta de una buena educación, y así ha de en-
que pase. tenderse aquí.
De tales cosas se encuentran otras muchas en las. La gente vive reunida en poco sitio, en el dominio
cartas del Apóstol. Si él encontraba tiempo en medio de la casa, de la oficina, de la fábrica, en los locales
de los grandes temas para hablar también de cosas oficiales, en la apretura de las calles y su tráfico, en
cotidianas, nosotros también hemos de tomárnoslo. la estrechez de la tierra invadida. Así, sus esferas de
En este libro se ha hablado de altas virtudes: la vida se tocan constantemente. Sus intenciones se en-
justicia, la veracidad, el altruismo y otras semejantes, trecruzan igual que los caminos por donde andan. De
pero también la cortesía es una virtud digna de ser ese modo se produce constantemente peligro de fric-
considerada. Quizá se permitirá un recuerdo perso- ciones, de inflamaciones y toda persona razonable
nal. Cuando yo iba a la escuela -¡hace ya mucho desea saber hacerle frente. Busca formas en que se
tiempo!- una señora, a quien yo estimaba mucho, exprese el cuidado por una adecuada convivencia de
me dijo una vez: "No olvides que existe el gran amor los muchos, en que se suavice la violencia de los sen-
al prójimo, pero también el pequeño. Para el grande timientos y propósitos encontrados: cada cual sale al
llega el momento cuando se trata de ayudar a una ne- encuentro del otro y es igualmente recibido por su
cesidad apremiante o de mantener una fidelidad en el parte. Esto es la cortesía: una cosa cotidiana, pero
peligro. Para el pequeño siempre es el momento, ¡qué importante en conjunto!
pues corresponde a lo cotidiano. Es la cortesía." Ahora bien, alguno podría pensar que esto debe-
Nunca he olvidado esas palabras. ría ocurrir por sí solo. Así sería también ... si el hom-
bre fuera como un animal. Todos se han parado algu-
na vez ante un hormiguero a ver cómo trabajaba su
¿Qué es, pues, la cortesía?

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Romano Guardini Cortesía

vida pululante. Cada uno de los diminutos seres en- Lo hace mediante la ética y la educación moral, la
contraba su camino sin molestar a los demás. Todos ley, el derecho: eso son las grandes cosas. Pero lo ha-
hacían lo suyo sin ser estorbados. A veces una carga ce ,también mediante las formas del trato diario, es
se hacía demasiado pesada: entonces intervenía otra decir, la cortesía: y hemos de decir en seguida que
hormiga para ayudar. Y si el observador cedía quizá estas cosas pequeñas representan más de lo que se
a la tentación infantil y se metía a trastornarlo todo, piensa. Una buena porción de vida moral se realiza
entonces al principio había gran agitación, pero cada en ellas: así corno el desconcierto moral se expresa
cual se entregaba a la labor y pronto volvía todo a es- en seguida en el hundimiento de las formas de trato.
tar en equilibrio. Por eso se podría pensar que si los
animales son capaces de ello, mucho más debía estar
el hombre en condiciones de hacerlo. Pero es al re- ¿En qué consiste el comportamiento cortés?
vés: precisamente porque es hombre no puede actuar Quien quiera responder a la pregunta y mire a la
tan sencillamente. realidad encuentra ante todo una gran diversidad de
Pues los animales viven por el instinto, que es una formas. Unas que son comprensibles sin más, pero
expresión de necesidad orgánica, mientras que en el también otras extrañas, peculiares. Muchas son natu-
hombre actúa el espíritu. Y "espíritu" significa cono- rales y apropiadas a su objeto: otras, artificiales, in-
cer la verdad, pero también poder errar; El animal no cluso tontas. ¿Cabe determinar formas básicas sobre
yerra y sucumbe. El hÓrnbre pude hacerlo, y por eso las cuales se edifique su multiplicidad? Quizá es po-
sible.
tiene el deber de aprender. El hombre puede equivo-
carse. Cuando un animal se equivoca ha surgido un Ante todo está la voluntad de establecer distancia.
obstáculo en su camino, por fuera o por dentro; el La civilización no empieza con apretarse y agolpar-
hombre, por el contrario, puede actuar torcidamente, se, sino con retirar las manos y echarse atrás. La cor-
porque su juicio puede ser falso o porque la pasión lo tesía crea espacio libre· en torno a los demás: los de-
lleve por el camino torcido. Así, pues, ha de tener fiende de la cercanía apremiante, les da su propio ai-
cuidado en su convivencia con los demás y vigiliar re.
para que no se convierta en una lucha de todos con- Reconoce en el otro el bien y le hace sentir que se
tra todos. lo estima. Calla las ventajas propias, las echa atrás,

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Romano Guardini Cortes(a

para que no desanimen. frente la grave lucha, a menudo tan dura, de la autoe-
La cortesía se esfuerza por mantener a distancia lo ducación moral; pero la cortesía es su forma ligera.
desagradable, o al menos por superarlo, por evitar Rodea su gravedad, la ayuda, incluso algunas veces
perplejidades, por quitar veneno a las situaciones di- puede sustituirla del todo. No rara vez, con lo que se
fíciles, por suprimir fatigas. El más joven se ve lle- llama "buenos modales'', se evitan peligros éticos y
vado por ella a honrar al de más edad; el hombre, a quedan resueltos sin gran empeño enredos que po-
la mujer; el más fuerte, al más débil. drían llevar a lo peor.

Puros motivos, que mesuran las excitaciones de la


arrogancia y la violencia y facilitan la vida al otro. La cortesía es una importante ayuda en la existen-
Al hombre que quiere tratar con otro de una ma- c~a. No es ninguna de las "grandes ayudas", por
nera buena, estos motivos le dan ocasión para un ejemplo, que en un grave peligro uno se sitúe a favor
conducta que se anticipa a las posibilidades de ten- de ~tro o lo saque de una necesidad apremiante; pe-
sión, de choque, de molestia u ofensa mutua, para ro s1 es una de las "pequeñas", que alivian las dificul-
que no se produzca nada desagradable. Pues en el tades siempre sensibles de la vida: observación del
hombre residen todas las posibilidades de ello. humor de las personas cercanas, sensibilidad para su
fatig~,, equilibrio de una situación penosa, puesto en
El naturalismo dice que en el hombre sigue escon-
cuestion por tantas y a menudo tan diversas amena-
dido el animal que se ha desarrollado. Y aunque está zas: eso es cortesía.
atado por amargas experiencias y por renovado es-
fuerzo, sin embargo, siempre está dispuesto a soltar- Aquí entra también ese "posibilitamiento" de la
se. Pero esto se ve de un modo demasiado inocuo: la vida de que habla san Pablo al decir: "Adelantaos
verdad es peor. Es de trágica gravedad. En el hombre unos a otros en respeto." Pero ¿por qué esa gran pa-
vive el antepasado que antaño se escapó de la obe- labra "respeto"? Porque en el hombre hay eso que se
diencia a Dios; en el hombre viven todos los antece- lla~a "dignidad". Una cosa no tiene dignidad: sólo
sores que lo han vuelto a hacer, una y otra vez, des- qmere ser tratada conforme al asunto; a no ser que se
de tiempos inmemorales. En él no sólo existe lo sal- ~luda a esa propiedad profunda y aun misteriosa que
vaje, sino también lo perverso. A éste debe hacer tiene en cuanto forma portadora de una esencia, y

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Romano Guardini
Cortes{a

que tanto impresiona en la cosa noble. Dignidad en


sí mismo, el de la dignidad humana. En su cima sur-
sentido propio sólo la tiene la persona. La cosa se
ge de ellos un juego que manifiesta la vida elevada;
puede comprar y vender; se puede regalar y recibir,
pensemos, por ejemplo, en el ceremonial de los actos
aprovechar y destruir. Todo esto está en orden mien-
de Estado o en el ritual de las fiestas litúrgicas. Cier-
tras que tiene lugar "conforme a la cosa". En el hom-
to que también sufre el peligro que amenaza a todas
bre no ocurre igual. La cultura empieza con que el
las figuras de sentido, a saber: volverse artificiales,
hombre lo sienta así (de ello hemos hablado ya), y
innaturales y, por tanto, falsas.
significa una gran amenaza, levantada por todas par-
tes, el hecho de que cada vez se desplace más al
hombre al papel de cosa. Pero el hombre es persona, Pero la realidad es también que hoy se deshace la
y eso significa que cada hombre existe una sola vez. cortesía en todas partes. Esto no quiere ser ninguna
Ningún hombre es sustituible. Su actuación puede "crítica de la cultura", sino que quiere llamar la aten-
serlo, su trabajo, sus propiedades: él mismo, no. Ca- ción sobre algo que afecta a todo.
da hombre existe sólo una vez: él con referencia a Nuestra vida, a causa de lo científico-técnico,
Dios, y Dios con referencia a él. queda determinada completamente por el carácter de
Esta irrepetibilidad exige un comportamiento es- "objetividad". Con esta palabra se quiere decir, por
pecial, que es "rendirle honor". Ello se muestra en el un lado, q\le la atención esté concentrada en lo que
trato diario, conforme a cada situación, por las for- exige la cosa -el trabajo en cuestión, el objetivo a
mas de la cortesía, y el lector puede considerar lo di- alcanzar-; pero, por lo mismo, también se indica la
cho anteriormente sobre sus actos básicos en relación inclinación a eliminar lo superfluo en forma y proce-
a cómo se realiza en su modo de "rendir honor". so, y a lanzarse sin más hacia aquello de que se tra-
ta.

Finalmente, ha de aludirse aún a algo: que la cor- Esto es necesario dondequiera que se pierde tiem-
tesía es bella y embellece la vida. Es "forma": acti- po y se desperdicia material y fuerza de trabajo; y
tud, además, acción, que no sólo cumplen un objeti- también produce un estilo claro y limpio de acción y
vo, sino que expresan un sentido que sea valioso en conformación, que, en circunstancias afortunadas,
puede ~legar a tornar aspecto de una escueta belleza.

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Romano Guardini Cortesía

Pero también es fácil que ello dé lugar a una atmós- des, desaparece lo meramente exterior, es decir, lo
fera en que la objetividad se vuelve grosería. Aquí, innatural e insincero, que fácilmente se había unido
todo lo que hemos reconocido como objeto a "rendir a ~a vieja cortesía. Pero también desaparece esta mis-
honor" -la persona del hombre, su dignidad, su co- ma, y en su lugar, si todo va bien, aparece una medi-
razón y sentimiento, todas las cosas profundas y tier- da corrección. Cierto que ésta puede dar lugar a algo
nas que representan "vida"- se ve como "inesen- agradable: una sinceridad que no quiere nada inau-
cial", si es que no se inserta por su parte como "co- téntico, pn acuerdo, mirando por ambas partes a las
sa" en una cuenta. Y esa comprensión y participa- exi?encias del trabajo, y una amistosidad que no ne-
ción en la vida ajena, en sus condiciones y disposi- cesita muchas palabras para convencer a los demás.
ciones, en la situación de cada caso en su peculiari- Pero además requiere una autenticidad de naturaleza
dad -todo lo cual forma parte de la cortesía- se Y un cultivo de la educación que no es fácil de encon-
convierte entonces en "superfluo". Pero el efecto es trar ni de realizar. Y lo que se llama "vida" sufre di-
malo: empobrece y vuelve áspera la existencia. ficultades. Pues esta vida no se realiza conforme a
Entre lo dicho debe destacarse aún de modo espe- los puntos de vista del ahorro de material y de fuer-
cial algo que influye directamente en el modo de tra- za: eso son cánones técnicos. La vida da rodeos. Des-
to de los hombres entre sí. La cortesía requiere tiem- perdicia, mejor dicho, consume tiempo. A la vida le
po. Para ejercerla hay que demorarse, esperar, dar ro- gusta esperar, quiere andar en prolijidades. Una vida
deos: hay que tener consideración y, por tanto, saber ª.la que se le. quiten las "prolijidades", los desperdi-
dejar atrás lo propio. Pero todo eso significa consu- cios, se convierte en un desarrollo de funciones me-
cánicas.
mo de tiempo; en nuestra época de plazos estricta-
mente calculados, de dispositivos que funcionan con Por eso hemos de ser cautos, no sea que la coer-
exactitud, de altos costos de producción y de violen- ción ?el tiempo nos destruya la vida. ·una persona
ta concurrencia, resulta algo inútil, irracional, falso, que pierde la cortesía por pura objetividad, se empo-
incluso injusto. brece. También hemos de ser sinceros y no disimular
Naturalmente, ahí muere la cortesía. Eso en oca- cuánta pereza, indiferencia y violencia se ocultan a
siones puede ser una ganancia: se eliminan prolijida- ' menudo tras la decantada "objetividad", y convierten
i
~
a su vez la celebrada sinceridad en una mentira mu-

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Romano Guardini Cortesía

cho más desagradable que la cortesía censurada por es sólo •:todavía". Nuestra vida ya no está estructura-
"artificial". da en la forma de la jerarquía de arriba abajo y de
Pero la idea sigue adelante y puede ser quizá útil ab<).jo arriba, sino unos junto a otros, democrática-
para conseguir una nueva comprensión. mente, y cada vez es más así. Esta equiparación que
se percibe y se requiere en todas partes hace que de-
¿Cómo ha surgido relamen te la antigua cortesía,
saparezca la forma de cortesía anterior. Pero el mero
aquella que todavía aprendieron los más viejos de
estar unos junto a otros es caos, y pronto, en lugar de
nosotros? Se ha desarrollado en mucho tiempo; y
la ordenación hacia arriba, aparece la· dictadura, con
precisamente en las personas de elevada condición,
la violencia en vez de la elevación. Pero, en realidad,
y, en definitiva, en el rey. Así lo muestra la historia
eso no es una ordenación, sino violencia; esto es,
de la cultura y, más exactamente, la historia de las re-
caos cubierto, que una y otra vez vuelve a iirumpir
ligiones. También ya nos llama la atención lo que se-
en la rebelión, mientras que en el mismo estar unos
ñala la palabra misma. La "cortesía" era original-
junto a otros no surja un respeto, y con él nueva cor-
mente algo que pertenecía a la "Corte", el comporta- 1
~~'
tesía. Pero ¿cómo?
miento requerido por la atención a la presencia del
rey. Pues, para la antigua manera de pensar, éste es-
taba cercano a lo divino, él mismo era algo divino. Yo creo que eso es posible sólo si se parte de la
Por eso requería un respeto especial hacia él mismo, dignidad del hombre al que se ha de honrar, porque
como una Revelación de lo alto: pero también hacia hay poderes que quieren deshonrarlo, hacerle violen-
la irradiación que lanzaba sobre toda la vida terrenal. cia: recordemos sólo las diversas formas de totalita-
Esto se continuaba hacia abajo: en numerosas grada- rismo. Pero ello ha de hacerse en relación a aquel que
ciones, por decirla así, descendía la elevación, exi- ha creado al hombre como imagen suya y exige que
giendo en cada caso un comportamiento adecuado. esa imagen suya siga recibiendo honor. Aquí hay una
Siempre que una persona trataba a otra con cortesía, relación hacia arriba que también ha de darse en to-
se manifestaba algo así como un reflejo del rey influ- da equiparación, más aún, que es lo que empieza a
yendo en la situación en cuestión. hacerla posible.
Esto ahora ha pasado. Ya no hay rey: donde lo hay Otro punto de partida para la consecución de una

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Romano Guardini Cortesía

nueva cortesía es la vulnerabilidad del hombre, que puede aleccionarnos la Liturgia: cómo impone total-
exige que el uno se sepa responsable de los demás. mente el "rendir honor"; cómo todo decir, oír, hacer;
Cuanto dicen sobre el hombre la psicología, la socio- cómo todo acto, al rendir honor, está como velado,
logía y la biología, muestra la necesidad de esta acti- para que permanezca siempre despierta la conciencia
tud. No sólo eso: también nos muestran el peligro del misterio que se realiza en ella.
siempre creciente en que está el hombre, por la racio-
nalización y la tecnificación de su existencia. Esto -
de que tanto se enorgullece él- significa una cre- Pero luego esta idea, si sigue consecuentemente
ciente artificialización y, por tanto, una amenaza de adelante, llega a una altura que es a la vez misterio
la vida: para no hablar del poder que el hombre ad- último: ¿hemos pensado en alguna ocasión en cómo
quiere sobre la naturaleza y la vida humana, y del conserva Dios a sus criaturas en el honor; cómo todo
que nadie sabe cómo ha de usarla, no siendo él pru- su comportamiento respecto al hombre descansa en
dente, ni consolidado, sino más bien impulsado por el hecho insondable de que lo ha creado libre?
todas clases de pasión. Él, el que todo lo puede, quiere que el hombre sea
Uno espera que de ahí habría de surgir en el hom- persona libre, que esté en su propio punto de apoyo,
bre actual la conciencia de una comunidad en el pe- que disponga de sí mismo, que actúe por iniciativa
ligro que puede llegar a producir una mutua respon- interior. Dios no toca esa libertad, No obliga, no
sabilidad y precaución, esto es, una cortesía. asusta, no seduce; ni siquiera cuando el hombre se
vuelve contra él, y, por ello mismo, contra sí propio.
Nos da reparo decir que Dios es cortés: la palabra de-
También hay una cortesía en referencia a Dios. be ser elevada a la cima de su significación antes de
Por ejemplo, podríamos considerar que, por res- poder ser aplicada a Él. El hecho de que Él haya
peto a Dios, no se puede ir a la iglesia vestido de creado la libertad y la conserve en todo momento es
cualquier manera. Que hay una actitud decorosa pa- el respeto soberano, más allá de toda gratitud, que
ra la oración, exterior e interiormente. Que todo pen- muestra a su criatura.
samiento y palabra que de algún modo se refieran a Pero aquellos que han entrado y crecido en el tra-
Dios han de tener lugar del modo apropiado. Aquí to con Él nos dicen además que Él aplica ahí una ter-

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Romano Guardini

nura que es más estremecedora que la propia omni-


potencia; más aún, que sólo es el otro lado de ese po-
der perfecto.
14
Las imágenes revelan mucho: a menudo más que
GRATITUD
los conceptos, con tal de que se las lea correctamen-
te. Entonces, qué signiqcativo es que, en el Nuevo
Testamento, la exhortación de Cristo para que el Si es acertada la idea expresada al comienzo de
hombre se abra a su mensaje se exprese en la ima- nuestras consideraciones, de que en cada "virtud" -
gen: "¡Mira, estoy a la puerta y llamo!" (Ap 3, 20). en cada caso, bajo un determinado valor como domi-
Quien así habla es aquel a quien se "ha dado todo po- nante- se expresa el hombre entero, entonces tam-
der en el Cielo y en la Tierra" (Mt 28, 18), y que, con bién la historia debe ejercer ahí un influjo: tanto la
"vara de hierro", podría destruir todo obstáculo "co- historia de la vida del individuo cuanto la evolución
mo se rompe un recipiente de barro" inútil (Ap 2, 27 de un pueblo o de un país. No son en todas las épo-
y ss.). cas las mismas virtudes las que determinan la actitud
moral.
Cabría decir que son como constelaciones que
aparecen en ciertas épocas y dominan el firmamento
de los valores, para luego volver a retroceder poco a
poco dejando lugar a otras. No por eso cesan de ser
formas válidas de valor, y siguen siempre ejerciendo
influjo, pues las épocas no están en el primer plano
de la conciencia moral. Por supuesto, con la transfor-
mación del flujo de los tiempos en el alma, más tar-
de pueden aparecer otra vez.
Hoy ha de hablarse de una virtud así, que, si no
me equivoco, está en retroceso: la gratitud.

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Gratitud
Romano Guardini

¿Cuáles son las escalas de lo justo y lo adecuado mún. Pero aquí amenaza el peligro de que desaparez-
que determinan nuestra vida actual? ¿Existe en ellas ca lo vivo, lo que indican las palabras "rogar", "agra-
lo que puede hacer posible un agradecimiento, esto . , "dar" y " rec1·b'ir" .
decer"
es, el libre dar y recibir como carácter determinante· Peor que eso: como medida de las relaciones hu-
de la vida social? Creo que no. manas, amenaza implantarse la imagen del aparato,
Naturalmente, también se da y se recibe siempre de la organización. El conjunto social y su vida apa-
que una persona quiere dar una alegría a otra o pro- recen como una conexión de funciones en que no se
porcionarle una ayuda personal; pero todo esto se ha t~ata de ruego y agradecimiento -más aún, quizá ni

replegado a lo privado, e incluso ahí se echa de ver siquiera de auténticos derechos y deberes-, sino de
una especie de organización del dar, que va unida a un funcionamiento ajustado al objetivo. En la medi-
nuestra vida económica y nuestras tendencias de da en que cobra eficacia esta idea, ya no queda sitio,
consumo, destruyendo la espontaneidad. Pensemos naturalmente, para la gratitud.
sólo en la desatada manera de regalar en Navidades. Intentemos mirar de frente esta virtud que desapa-
No, lo que determina el sentir general no es el rogar rece lentamente. Preguntemos qué ha de haber para
y el dar, sino la proclamación de derechos y su satis- que sea posible la gratitud.
facción organizada, vigilada por la autoridad. Y lo Ante todo: sólo cabe estar agradecido a una per-
que esto lleva consigo no es gratitud, sino correspon- s?na. El agradecimiento, como el ruego, sólo son po-
dencia, para que la cosa quede en orden. Claro que sibles entre un yo y un tú. A una ley, a una autoridad,
aquí hay algo muy bueno: esto es, que las cosas mar- a un seguro, no se les puede dar las gracias. Puedo
chen conforme a un orden meditado con arreglo al hacerlo por cortesía, cuando me entregan la aporta-
objetivo y no se introduzca lo personal donde no le ción del caso, para que todo conserve el carácter de
toca realmente. También contribuye a ello la crecien- la buena educación moral; pero no cabe hablar de un
te conciencia democrática de la dignidad personal de auténtico agradecimiento, pues éste es la expresión
todos los hombres: el sentir que lo que es cuestión de de un encuentro personal en la necesidad de la exis-
orden justo no ha de ser encomendado al tener que tencia.
rogar y a la graciosa concesión, sino que las necesi-
dades sociales deberían ser superadas en esfuerzo co- Por el contrario, si d~s personas, una de las cuales

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Romano Guardini
Gratitud

está en situación de tener o poder, mientras que la decimiento. Si la máquina está bien construida y se
otra no tiene o no puede, se encuentran cara a cara: la maneja como es debido, debe funcionar como co-
la una ruega, y la otra está dispuesta, ésta da, y la otra rresponde.
agradece, y ambas quedan unidas en lo humano.
Pero tampoco estoy agradecido cuando hay un de-
Aquí es posible el agradecimiento, y se muestra co-
recho que me concede una pretensión. Si he compra-
mo forma básica de la comunidad.
do una mercancía y me la dan, no agradezco, sino
que acredito: "recibí esto o lo otro" ... Si he estable-
Además: el agradecimiento sólo es posible en el cido un acuerdo en base al cual el otro debe hacer al-
ámbito de la libertad. De que el sol salga por la ma- go, no le estoy agradecido después, sino que digo:
ñana -expresado científicamente, de que la Tierra "está en orden"; y todo lo que se añada es cortesía.
se ponga en tal posición respecto a él que se haga vi- Verdadero agradecimiento hay sólo en el ámbito
sible mi porción de Tierra- no me siento agradeci- de la voluntariedad. Cuanto más se transforma el
do. Verdad es que, en una mañana clara, pueden sur- ideal del acontecer humano en el de un buen funcio-
gir impresiones muy vivas de gratitud porque ocurra namiento general (esa autoridad regula el tráfico;
una cosa tan poderosamente bella. Pero son respues- aquélla, las relaciones de trabajo; en tal momento de-
tas de la criatura humana a aquel que lo ha creado to- be ocurrir esto según las determinaciones legales; en
do, o son residuos de una época en que se veneraba otro, esto otro), menos sitio queda para esa libre
el Sol mismo como a un dios. Por lo demás, sin em- apertura del corazón que dice: te lo agradezco. En su
bargo, se conocen las fórmulas astronómicas, y, si lugar se pone la constatación de que ha ocurrido
tengo la necesaria comprensión, sé por qué tiene que aquello que se exigía.
producirse su "salida". Eso no lo agradezco, como
tampoco estoy agradecido a una máquina porque se
mueva adecuadamente. También aquí pueden produ- Una tercera condición para que sea posible el
cirse efusiones de sentimiento. Cuando el coche re- agradecimiento es ésta: quien concede la donación
siste en situación difícil, puedo considerarlo como un ha de hacerlo con respeto para quien la recibe, pues
compañero que es fiel. En realid~d, aquí no hay agra- si no, hiere su sentimiento de honor. No puede hacer-
lo con indiferencia; tampoco puede asumir el papel

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Gratitud
Romano Guardini
nec:sidad hay que apoyarse unos a otros: sólo que
de quien hace una concesión, ni tampoco ha de que-
aqm, hoy, por casualidad, éste tiene y el otro no tie-
rer ejercer un poder con su donación. Es un peligro
ne; ,éste puede y el otro no. Mañana podrá ser al re-
para todos los que están en un cargo de ayuda: que
vés.
quieran percibir su posición de poder, pues el nece-
sitado como tal es más débil que quien ayuda; y si és- Pero la necesidad humana no es la única ocasión
te agradece la ayuda, reconoce así su debilidad. que .puede dar lugar al agradecimiento: éste puede
sur~tr en cualquier momento en que la disposición
Todo ello dificulta el agradecimiento. Si quien
anustosa o~serva una ocasión de dar gozo, de crear
ayuda hace sentir su superioridad, muere el agradeci-
b~lleza, de Iluminar la vida. Entonces dice quien re-
miento: en su lugar surgen la humillación y el rencor.
cibe esa alegría: ¡esto lo has hecho tú; te lo agradez-
¡Cuántos que reciben querrían tirar el donativo a la
co! E~? es bello; y si realmente ocurre que la confi-
cara de quien se lo da! gurac1on de nuestra vida deja cada vez menos sitio al
agradecimiento, entonces hemos de buscar el sitio
Así, pues, tres condiciones importantes: agradeci- donde todavía lo haya, y producirlo donde podamos,
miento, lo hay sólo del yo al tú. En cuanto desapare- con esa fuerza que nunca podrá extinguirse, porque
ce la conciencia de la persona, avanza el aparato y es la fuerza central del corazón: el amor.
muere el agradecimiento. Agradecimiento, lo hay só- Aquí hemos de damos cuenta de algo que causa
lo en el ámbito de la libertad. En cuanto se forma una efecto de paradoja a la luz de lo que acabamos de de-
obligación o rige una exigencia, pierde sentido ... Y ~ir, Y qui~á lo sea realmente: ¡cuántas paradojas con-
agradecimiento lo hay sólo con honor. Si no se per- tiene la vida que no cabe reducir a ninguna fórmula!
cibe ningún respeto mutuo, el agradecimiento su- Hay momentos en que ante otra persona se tiene la
cumbe en ofensa. Quien ayuda, hará bien en tenerlo sensación de deberle dar las gracias porque exista: no
en cuenta. Sólo merece el nombre de ayuda la que porque .haya hecho esto o lo otro, sino porque existe.
hace posible el agradecimiento. En realidad, es una insensatez, pues no se ha hecho a
El auténtico rogar y dar, el auténtico recibir y ~í mism~, y, sin embargo, esa sensación se da. Quizá,
agradecer, es bello. Es humano en el más hondo sen- mconsc1entemente, se dirige a Dios, pues Él es quien
tido. Está sustentado por la conciencia de que en la

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Gratitud
ha querido que existiera esa persona. Pero quizá hay nos regalara el hecho de que existe: como si su mis-
también algo más. Pues "existir" es un verbo, y alu- ma e~istencia fuera una gracia que nos concede; co-
de a una acción. De manera que quizá esa sensación mo ,s1 su ser fuera una "realización" que quedara más
se refiere a una "realización" que no cabe explicar allá de todo concepto, y por la cual el hombre le ex-
mejor en forma conceptual. presara un agradecimiento que habría de arrebatarle
en éxtasis si lo viviera realmente. Y ojalá el lector no
Una nueva y misteriosa significación tiene ese sienta tropiezo ni escándalo ante estas ideas que en
agradecimiento por existir cuando se dirige a Dios. verdad no quieren hacer otra cosa que aludir más allá
¿No se dice en el "Gloria" de la Misa: "Te damos de lo aferrable conceptualmente.
gracias por tu gran gloria"? Los historiadores nos en- El dar y el agradecer, que elevan al hombre por
señan que ese "dar gracias" -gratias agere- forma encima del funcionamiento de la máquina y del sis-
parte del lenguaje del gran ceremonial y es expresión tema de impulsos del animal, son en verdad el eco de
de honor: "Te veneramos en tu gran poder soberano." algo divino. Pues que exista en absoluto el mundo y
Puede ser, pero significa algo más que una mera ex- abarque tan inagotable plenitud no se entiende en
presión de honor ... También es justo recordar aquí modo alguno por sí mismo, sino que es porque se ha
que sería imposible que Dios no existiera, para que querido; es acción y obra.
tuviéramos motivo de darle las gracias por existir. En En el pensamiento actual se encuentra un concep-
efecto, en el monte Horeb, cuando Moisés le pregun- to que, por un lado, es imprescindible, y por el otro,
tó su nombre, dijo que su nombre era Ser, Existir (Ex es una perdición: el concepto de naturaleza enten-
3, 14). Lo que en todo ser finito es algo añadido, el diendo esta palabra en el sentido de la Edad Moder-
hecho de que no sea sólo pensado, sino real, en Él es na. Significa, ante todo, el conjunto de lo experimen-
esencia, y tendría pleno sentido dirigirle la palabra ta~~e directamente; la totalidad ordenada por leyes
diciendo: "¡Tú, Existente!" Todo eso es verdad, y, sin validas en todo punto, tal como la investiga la cien-
embargo ... En la inefabilidad de la gloria esencial de cia. Pero luego se exagera, se enfrenta con la fe del
Dios parece también haber algo que se podría llam~ pasado, y significa el mundo como lo obvio, en que
la libertad de la existencia real: algo así como si El se vive y se investiga y se trabaja, pero sobre cuyo ci-

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Romano Guardini Gratitud

miento no se piensa nada. "Naturaleza" es entonces Ésta es una oración que siempre vuelve a poner al
lo que es, y es como es, y no puede ser de otro mo- hombre en su sitio justo. Probémoslo; por ejemplo,
do. Con tal modo de ser mueren las cosas más no- por la mañana, con la frescura de sentimos descansa-
bles, pues viven de que no son obvias, porque pro- dos: cuando saliendo, por decirlo así, del apartamien-
vienen de la libertad. El mundo no es "naturaleza", to del sueño, uno se recibe de nuevo a sí mismo: "Se-
sino "obra", obra de Dios. Existe porque Dios lo ha ñor, ¡qué bien que hayas querido que yo existiera!
pensado y porque, por un misterio de la libertad del ¡Gracias porque puedo existir!" Entonces se desha-
amor, quiere que exista. cen las falsas obviedades: se disipan los mecanismos
Es el constante don de Dios para nosotros. Tam- , del concepto de naturaleza y las arrogancias del or-
bién el que yo exista es constante don para mí. El he- gullo cultural. Todo se hace vivo, entre Dios y yo, y
cho de que existo, y de que soy el que hoy, de que las cosas se hacen auténticas. Después, en el trans-
puedo respirar y sentir y trabajar: todo eso no es en curso del día, volverán a quedar cubiertas por el re-
modo alguno obvio, sino digno de admiración adora- molino de la voluntad y el acontecer; pero hoy han
tiva. El saberlo forma parte de la conciencia funda- estado ahí, y mañana volverán a estar, y pondrán otra
vez en orden la existencia.
mental del hombre. Recibirse constantemente de la
mano de Dios y darle gracias por ello forma parte de Pero la idea puede llegar aún un poco más allá.
la actitud del hombre; del hombre real, que está en su Pues ¿cómo es esto en el mismo Dios? ¿Dios agrade-
auténtica esencia. Podría ser muy bien que yo no ce? Por lo pronto, contestamos: ¿qué puede signifi-
existiera: podría ser también que no existiera el mun- car eso? ¡Pero si todo le pertenece! Sin embargo, si
do. En lo esencial, no faltaría nada, "meramente yo", queremos saber cuál es la disposición de ánimo de
"meramente el mundo", pues Dios "basta". Dios, entonces no debemos sentamos a reflexionar
Quizá el acto básico de toda piedad es, en general, cómo ha de ser el "Ser Absoluto", sino qué debemos
el saber y estar de acuerdo con existir, y confesar: preguntarle a Él mismo, y, en efecto, hay un "lugar"
"Tú, Dios, existes: Y eres suficiente. Pero has queri- en que se hace patente su corazón: es Cristo.
do que exista yo, y recibe por eso mi agradecimien- ¿Agradeció Cristo? Cuando se sentó en Samaria
to." junto al pozo y pidió a la mujer "dame de beber", y

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ella le trajo agua y le alcanzó el recipiente, Él, cier- miento, pero muy brevemente; luego se hunde en el
tamente se lo agradeció. O cuando los hermanos de misterio. Sin embargo, un día Él nos mostrará cómo
la casa de Betania, Lázaro, Maria y Marta, se afana- lo ha recibido, y eso será parte de la bienaventuran-
ban por Él, también se lo agradeció, con gracia y po- za.
der. Y cuando en el banquete de Simón llegó la des-
preciada mujer de Magdala, y vertió el bálsamo pre-
cioso sobre sus pies, y se los secó con su pelo, en la
plenitud de la humildad arrepentida, mientras que el
fariseo, convencido de su justicia, y el fingidor Judas
se volvían contra ella, Él dijo algo sobre ella que
nunca pasará (Le 7, 40 y ss.). ¡Qué misteriosamente
se unen en sus palabras la comprensión del arrepen-
timiento de ella y el perdón de sus pecados, con el
aroma del bálsamo y la belleza de los ademanes! ...
En Jesús hubo agradecimiento, en desvalimiento
y en poder a la vez. Pues necesitaba de todas las co-
sas, porque se había hecho uno de nosotros, que, aun
con toda nuestra presunción, necesitamos los dones
de la existencia desde el primer aliento hasta el últi-
mo. Pero Él respondía mirando a los ojos y tocando
el corazón de todo el que era bueno para Él. ¿Quién
puede medir lo que desde ahí volvía a Dios mismo?
¿Quién sabe -si así hemos de hablar- lo que sien-
te Dios cuando no sólo cumplimos ante Él "deberes",
sino que damos amor? Nuestra pequeñez ¿intenta ser
generosa ante Él? Entonces hay en Dios algo a lo que
de lejos podríamos aludir con la palabra agradeci-

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ALTRUISMO

Ya el nombre de la virtud sobre la que vamos a


meditar es notable: si nos ftjamos en él, nos queda-
mos pensativos. ¿Qué puede significar: altruismo y,
asimismo, su contrario: egoísmo?l

¿Cómo se puede buscar o desear lo que ya se es,


el propio ego? ¿Cómo cabe quererse desprender de
lo que lo sustenta todo, lo que se es y se hace, y aun
desprenderse de este intento? Miremos con más
exactitud lo que es este curioso ego, el yo de que se
habla de maneras tan extrañas.

El "yo" de un hombre puede significar, por un la-


do, ante todo, el trozo de realidad que es él: él, hom-
bre, a diferencia de un árbol o de un animal; él, ese

1En alemán, "altruismo" es Selbstlosigkeit, o sea, surge como la nega-


ción de Selbstsucht, "egoísmo", literalmente "afán (o búsqueda) de sí
mismo". En realidad, Selbstlosigkeit sería "desprendimiento de sí mis-
mo" (N. del T.).

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Romano Guardini Altruismo

hombre, a diferencia de otro y de todos los demás vez mejor, si se esfuerza en ello. Pues puede consi-
hombres. Esto sería cierto, pero se quedaría en lo ex- derarse y comprenderse. Puede examinarse y enjui-
terior, por así decirlo, en lo estadístico. ci~: ¿por qué he hecho esto así en vez de hacerlo en
Así, pues, se debe entrar más hondo. Allí, "yo" otra forma? ¿Estuvo bien o mal? Al hacerlo, se cap-
significa lo peculiar, lo característico, que es uno: sus ta a sí mismo y se posee en su espíritu. A veces, en
cualidades, disposiciones, posibilidades, pero tam- horas de trabajo conseguido o de vida creciente,
bién sus límites, sus defectos, sus vicios; todo ello siente con felicidad: se me ha concedido esto, puedo
como unidad, concentrado en torno a un centro: él ser esto ...
mismo precisamente. Es decir, lo que, por ejemplo,
llamamos "personalidad". Ésta es más rica y más de-
Con eso se da algo ulterior, o al menos su posibi-
cidida cuanto más plenamente desarrolladas están las
lidad: "ser-yo" significa que el hombre puede dispo-
cualidades, cuanto más visiblemente se perfilan,
ner de sí mismo. Lo observamos cuando considera-
cuanto más firmemente se entrelazan, cuanto más
mos en alguna cosa: ¿Qué he de hacer? ¿Esto o lo
operante es el conjunto. Desde este punto de vista
otro? Y decididamente, en definitiva: ¡hago esto! En
hablamos de una personalidad grande, o mediana,
este "hago esto" dispone el hombre de sí mismo, se
fuerte o débil, auténtica o inauténtica, y así sucesiva-
determina a sí mismo. No es empujado solamente
mente.
desde fuera, como una piedra por una fuerza mayor
En un sentido aún más profundo, "yo" significa el que su peso, sino que está en actividad desde dentro.
notable hecho de que ese ser que está ahí, llamado Pero tampoco desde dentro se ve obligado, como un
hombre, no solamente está ahí, sino que se posee a sí animal por sus instintos, sino que se determina a sí
Ínismo. ¿Cómo hace eso de tenerse a sí mismo? An- mismo a partir de un punto que queda más hondo que
te todo, sabiendo de sí. Ningún animal, aunque sea el todo lo que forma parte de su ser inmediato: órganos,
más elevado, sabe de sí. El hombre sabe que existe. tendencias, disposiciones, etc. También se puede de-
Conoce sus posibilidades y defectos: en todo caso, cir: que queda más alto que todo eso, el punto de vis-
alguno de ellos, porque la experiencia cotidiana se lo ta de la libertad. Porque es capaz de ello, tiene poder
hace presente a la conciencia. Puede conocerse cada sobre su acción. También puede trabajar en sí: limi-

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Romano Guardini Altruismo

tar determinadas cualidades, reforzar otras, cambiar de hablar de libertad. Pero aquí se confunde el "mo-
así la relación mutua de los diversos elementos de su tivo" con la "causa". Es motivo de la decisión esta o
ser; en resumen: hacer todo lo que llamamos educa- la otra intención en cada caso: la causa es ella mis-
ción de sí mismo, autoeducación. ma. Es potencia de arranque, "iniciativa".
Pero prescindiendo de tales consideraciones, la li-
Incontables veces se ha afirmado y se afirma que bertad se muestra en un reflejo: en la conciencia, en
no existe tal libertad. En el momento en que se escu- darse cuenta de la responsabilidad por lo hecho. Es
chan las objeciones, hacen mucha impresión. Pero en un fenómeno curioso, incluso misterioso, el que un
cuanto vuelve uno a sí mismo, sabe: se equivocan. sentimiento interior no diga sólo: eso fue perjudicial;
Hay libertad, pese a todo. Yo soy libre. No siempre: o eso fue peligroso; sino: eso fue injusto, no debiste
a menudo, no del todo; pero sí radicalmente y con- hacerlo, y, sin embargo, lo has hecho. Forma parte de
forme a las posibilidades, y, no raramente, de veras. ti. Tienes que responder de ello, ante la ordenación
del bien y el mal. No otro, sino tú. Aquí, en la res-
Cierto es que en mi decisión influyen los más di-
ponsabilidad, se revela el yo en su imborrable rigor.
versos elementos: herencia, carácter, ambiente, si-
tuación en cada caso, tendencias, condiciones corpo-
rales o anímicas, y tantas otras cosas. Pero todo ello Naturalmente, habría mucho que decir sobre esa
no hace más que crear el campo en que decide la li- cuestión, en plan lógico, psicológico, sociológico y
bertad. Ella, sin embargo, decide realmente. Y aun demás; las consideraciones sobre la libertad son infi-
cuando la situación hubiera de estorbar la realización nitas. Aquí sólo se trataba de hacer evidente lo que se
de lo decidido, sin embargo existe como posibilidad quiere decir con esa palabra para que se eche de ver
básica y como canon, y da a todo el acontecer su ca- adónde apunta en definitiva el tratar de egoísmo y al-
rácter especial -a menudo muy amargo. truismo; esto es, al modo como un hombre es él mis-
Verdad es que todo lo que pasa tiene su motivo, mo y cómo se posee a sí mismo; qué actitud toma ahí
aun la libre decisión. Siempre cabe preguntar: ¿por y qué intención lo determina.
qué lo haces así? Y la respuesta será: por este o el Uno tiene que hacer un trabajo requerido por su
otro motivo. Es decir, afirma la objeción: no se pue- profesión. Puede hacerlo de tal manera que sea con

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Romano Guardini Altruismo

vistas a sí mismo, a la impresión que hace en los de- Un gran número de los actos vitales diarios consis-
más, a los beneficios que con eso obtiene, y así suce- te en ponemos en relación con una persona: son rela-
sivamente. Entonces en el trabajo se ha buscado a sí ciones "yo-tú". Pero pueden realizarse de modos ra-
mismo. Por lo que toca al trabajo, probablemente es- dicalmente diversos. Encuentros en amistad y socie-
tá mal hecho, o al menos peor de lo que habría podi- dad, colaboración profesional, prestaciones de ayuda
do estar. Por otra parte, a lo que era su mira, su pro- en la necesidad: en todo ello cabe comportarse de tal
pio "yo", no le ha beneficiado el resultado, pues el modo que se represente un papel, y así lo hacemos a
mirar hacia uno mismo atrofia y el cuidarse de la im- menudo: cuidándonos de la impresión que hacemos,
presión que se hace produce falsedad. Ser altruista a de si el otro nos estima justamente; de si cuando da-
la tarea y no pensar en el propio yo, haciendo el tra- mos, también recibimos, y así sucesivamente. Pero
bajo correcta y limpiamente, como quiere ser hecho. ¿qué ocurre ahí? La relación viviente "yo-tú" se atro-
Entonces, ante todo, sale bien el trabajo, pues quien fia; lo que había de ser un claro mirarse de frente si-
lo hace está "en la cosa" en vez de estar en su vani- gue dos orientaciones diversas que se estorban entre
doso yo. Pero además de eso -y a ello nos referimos sí: se rompe, se atraviesa. El otro lo entrevé, sin em-
especialmente aquí- con tal actitud surge un ámbi- bargo. Advierte: éste no es auténtico conmigo: ¡siem-
to peculiarmente más libre, más espiritual, en donde pre está pensando en él! Esto lo hace a su vez insegu-
él empieza auténticamente a ser "él mismo". ro. No llega al tú directo y confiado, sino que descon-
Con eso tocamos algo extraño que debe dar oca- fía. En cambio, aquel que se aparta de sí mismo
sión a todo el que piense en serio para meditar pro- abiertamente en la amistad, sin intenciones al rendir
fundamente: es decir, a la paradoja de la persona. En honor, derecho en la ayuda, precisamente ahí, pero
cuanto se considera a sí misma, queda repleto, por desde dentro, hace elevarse, libre y de acuerdo consi-
decirlo así, el ámbito espiritual en que ha de realizar- go mismo, su auténtico yo llamando al otro.
se el trozo de vida en cuestión, y resulta un estorbo Así se cumple la misteriosa dialéctica de la perso-
para la propia realización. Pero si se olvida y se vuel- na: cuando más se busca el hombre, más se escapa a
ve puramente a la cosa, se abre ese ámbito y enton- sí mismo. Cuanto más importancia se da, más mez-
ces es cuando empieza a ser ella misma. quino resulta. La persona vanidosa, calculadora, que
sólo goza en sí misma, cree que crece en un modo de

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Altruismo

ser "yo" cada vez más pleno y fuerte: en realidad, se también dijo el Señor: "El que encuentre su vida, la
agota en lo más íntimo, porque a su alrededor ~unca perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontra-
surge ese espacio libre que sólo produce el altrmsmo. rá" ,(Mt 10, 39). Esto, en primer término, está dicho
Al apartarse del propio yo hacia el tú, hacia la obra, sobre la pérdida de la vida en el martirio. Pero la pa-
hacia el deber, despierta y crece el auténtico yo. Tan- labra griega "vida" en el Antiguo Testamento, psyjé,
to más es uno él mismo cuanto más libremente se significa también "alma" y su vida eterna. Siempre
aleja de sí hacia la persona con quien tiene que tra- que un hombre "encuentra" y retiene su alma respec-
tar: hacia la cosa que lo requiere. Naturalmente, de- to a Dios, es una pérdida; en cambio, cuando se la da,
be cuidar también de lo propio. Debe examinar si ha un hallazgo. Él la da en toda obediencia a la santa vo-
actuado correctamente, si ha sido prudente ante el luntad, y en el mismo instante Dios se la devuelve y
otro, si ha logrado los objetivos de su profesión: d~­ se ha hecho más ella misma de lo que era antes.
be hacer las muchas correcciones que impone la vi-
da, porque, si no, se producen destemplanza, hastí?, ¡Misterioso intercambio entre el hombre y Dios!
fracaso, daño. La auténtica actitud del hombre, sm Cuanto más tiempo lo hace así el hombre, más avan-
embargo, es la de marchar desde él mismo a los de- za la vida, más llega el hombre, en esa constante do-
más, a su tarea. nación de sí mismo y recuperación de manos de
Dios, a ser el que ha de ser: y también cabe decir, el
que es realmente.
La misma ordenación se da en lo religioso. Tam-
bién ante Dios hay altruismo y egoísmo. Jesús dijo:
"No como quiero yo, sino como quieras tú" (Mt 26, Los místicos hablan del "nacimiento de Dios en el
39). ¡Qué tajantemente separan estas palabras lavo- hombre" -una expresión misteriosa sobre cuyo sen-
luntad que se busca a sí misma y la que busca al Pa- tido último no hemos de hablar aquí-, pero hay una
dre! En la medida en que la busca el hombre, se apar- cosa que entendemos sin más: Dios quiere entrar en
ta de sí mismo hacia el tú divino, pero no de tal mo- el hombre, quiere hallar espacio en él y alcanzar fi-
do que allí se extravíe, sino que en él se encuentra en gura humana, aquí, en este hombre, que, según la es-
su autenticidad. Así prometen unas palabras que pecie, es uno entre innumerables, y según la persona,
es un individuo, precisamente él.

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211
Romano Guardini Altruismo

En todas las cosas hay una semejanza de Dios. mismo en nada! Si hubiera seguido siendo el hijo de
Todo lo expresa según el modo como es su naturale- Bernardone y hubiera continuado desempeñando en
za; y esta expresión de Dios es su esencia fundada Asís y en Umbria el gran papel que podía haber teni-
por la Creación. Pero de modo especial se quiere ex- do por la voluntad de su padre, así como por sus do-
presar Dios en el hombre: en cada individuo, según tes y sus haberes, entonces, ciertamente, habría lle-
su índole especial. Eso es el núcleo más íntimo de lo gado a ser un hombre brillante y amable, pero lo au-
que llamamos "personalidad"; un reflejo -si se per- téntico habría quedado velado. En cambio, al dar el
mite trazar tan gran comparación- de la encarna- gran paso ("sólo Dios y nada más"), floreció en él la
ción del Hijo eterno. La auténtica encarnación esen- belleza de Dios, y llegó a ser el que había de ser, esa
cial ocurrió en Cristo; pero, en una gracia que la re- persona que ha expresado como casi nadie más la ge-
fleja, Dios quiere entrar en cada hombre y expresar- nerosidad del amor divino.
se en él, y en cada cual tal como sólo es posible en Cada santo refleja a su manera especial la encar-
él. Cada creyente debe llegar a ser una expresión de nación de Dios en Cristo. Al no quererse él más a sí
Dios. Y en el bautismo se pone la base para eso; en mismo, Dios encuentra espacio en él y le hace ser el
el "nuevo nacimiento, por el agua y por el Espíritu que propiamente había de ser: tal como la encarna-
Santo", como proclama el diálogo nocturno del Se- ción esencial de Dios en Cristo hizo patente lo que es
ñor con Nicodemo (Jn 3, 5). Todo avance del hombre el hombre en general, "el hijo de hombre". Claro que
creyente en el cumplimiento de la voluntad de Dios, el camino hacia allá representa una entrega de sí mis-
a su vez, es un paso hacia allá. mo, un sacrificio tras otro. El "hundimiento doloro-
El santo es un testimonio de cómo puede resultar so" lo llaman los maestros espirituales.
su cumplimiento total. En él "aparece" Dios. Pero Toda virtud tiene su modelo en Dios. Todas las
como el hombre es imagen de Dios, y Dios, pues, es vírtudes son maneras de reflejar la excelencia de Dios
modelo del hombre, en esa aparición también res- en el hombre, en cada caso en situaciones especiales.
plandece lo auténtico del hombre; en cada ocasión, Esto no ocurre de modo diverso en el altruismo, por
de este hombre determinado: llega a ser por comple- extraña que pueda sonar en principio la afirmación.
to él mismo. ¿Cómo llegó a ser por completo él mis-
mo Francisco de Asís? ¡No queriéndose más a sí Ante todo y sobre todo, Dios es infinito él mismo.

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Romano Guardini Altruismo

Cuando, en el monte Horeb, Moisés le preguntó su gua proclame: Jesucristo es el Señor, para honor de
nombre, para que su mensaje recibiera testimonio de Dios Padre" (2, 3-11).
validez entre el pulular pagano de dioses, Él respon- Se dice ahí algo inaudito: que el Hijo de Dios no
dió: "Yo soy el Yo-Soy." Con eso expresó su eterna conservó su mismidad eterna como algo apropiado
mismidad; y toda meditación en serio sobre Dios de- injustamente, sujetándolo con miedo y violencia, si-
be dejarse aleccionar por estas palabras si no quiere no que se "anonadó", entregó su mismidad, Él, el Se~
extraviarse. Estas palabras dicen que no hay ningún ñor en absoluto, para hacerse "siervo", hombre suje-
"nombre" que. pudiera nombrar a Dios a partir de lo to, y con la más amarga gravedad, hasta la muerte
finito, esto es, insertándolo entre lo conocido en la que habían de padecer los transgresores de la ley, en
Tierra. Su nombre es "Él''. Dicho de otro modo: que la cruz. Pero así recibió el nuevo "nombre", el nom-
esto sea así es el nombre de Dios. bre de "Cristo'', el Ungido victoriosamente, y de
Pero en la Epístola a los Filipenses se dice del Hi- Kyrios, el Señor-Dios, que está entronizado sobre to-
jo de Dios, esto es, de Dios mismo: "(no hagáis na- do lo creado; y ese acontecimiento es eterno honor
da) por egoísmo o vano afán de gloria, sino .que cada para el Padre.
cual, con humildad, estime a los demás como más al- Inefable misterio que Dios haga cosa semejante:
tos que él mismo. Que no se cuide nadie de lo suyo, que lo pueda hacer y seguir siendo Dios. Que haya
sino cada cual de lo que es del otro. Tened entre vo- revelación de que Dios es así; que para Él sea gloria
sotros los mismos sentimientos que hubo en Cristo hacerlo así. No hay un Dios que sea de otro modo,
Jesús: el cual, siendo de condición divina, no se afe- con otra disposición de ánimo, con otra voluntad.
rró ávidamente a su igualdad con Dios, sino que se Ése sería, siguiendo la expresión de Pascal, un "Dios
anonadó, tomando figura de siervo y haciéndose de los filósofos", una representación de Dios me-
igual a los hombres. Y al estar en figura de hombre, diante la cual el hombre trataría de justificar el estar
se humilló haciéndose obediente hasta la muerte -y prisionero de sí mismo.
muerte de cruz-. Por eso Dios lo ha elevado sobre
Dios es el soberano altruista, y todo auténtico al-
todo, dándole el nombre-sobre-todo-nombre, . para
truismo del hombre refleja en vislumbre lejano su
que ante el nombre de Jesús se doblen todas las rodi-
misterio.
llas en los cielos, en la tierra y bajo tierra, y toda len-

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16
CONCENTRACIÓN

Una palabra familiar para el lenguaje ético-


religioso del pasado, pero que en época reciente sólo
rara vez se pronuncia, es "concentración", la situa-
ción del hombre concentrado en sí mismo. Pero hoy
día vuelve a ponérsenos más cerca lo que esto signi-
fica, y precisamente son los psicólogos y educadores
los que empiezan a ver su significación. Así, las
ideas de esta meditación encuentran ya muchos pun-
tos de partida.
Para entender mejor lo que eso significa, quere-
mos tomar conciencia de cómo está construida nues-
tra existencia. Pues se orienta hacia dos polos, afines
a aquellos de que se habla en el capítulo siguiente so-
bre el sllencio. El primero es la interioridad del hom-
bre, su centro. No sería fácil decir qué es ese "cen-
tro", pero todo el que pronuncie esa palabra desde sí
mismo sabe lo que quiere decir con ella: el punto de
relación hacia dentro: lo que hace que sus fuerzas,
sus cualidades y sus disposiciones de ánimo y accio-
nes no formen una yuxtaposición, sino una unidad.

217
Romano Guardini Concentración

Ese es un polo, el otro es la conexión de las cosas Todo esto se ha dicho simplificando. El "fuera" y
de fuera, los procesos, situaciones, relaciones; las el "atrás", y otra vez "fuera" no sólo se realiza una
otras personas, tal como viven y lo que ,Pacen, la his- vez, sino incontables veces; es un juego de actos que
toria; en una palabra: el mundo, en la medida en que ocurre constantemente, y a partir de los cuales se for-
en el individuo encuentre relación con ella la fuerza ma la vida cotidiana.
de comprensión y la capacidad de experiencia.
Así, ambos dominios se relacionan mutuamente.
Lo que ocurre fuera es orientado y enjuiciado desde
Entre estos dos polos, el centro en mí y el mundo dentro; lo interior está llamado, despertado y nutrido
en torno de mí, actúa mi vida. Constantemente salgo desde fuera. Si preguntamos qué persona ha de verse
hacia las cosas, observo, capto, tomo posesión, for- en este aspecto como bien dispuesta, la respuesta es:
mo, ordeno. Luego vuelvo a mi interior, y allí me aquel en cuya vida estos dos polos producen efectos
pregunto: ¿esto qué es? ¿Por qué es así la cosa? ¿A en relación correcta; que no se pierde fuera ni se en-
qué otro le parece semejante, y cómo se diferencia? reda dentro; sino en cuya vida, más bien, ambos do-
¿En qué consiste su esencia? En que en el conoci- minios se determinan y completan mutuamente en
miento es donde adquiere plenitud lo que he experi- equilibrio.
mentado fuera. En nuestra realidad media, sin embargo, ocurre de
Si quiero hacer algo, no me pongo a trabajar en otro modo. Ahí, las cosas de la vida exterior tienen
ello por las buenas, sino que considero: ¿qué es aquí un predominio violento. La plenitud de sus formas;
lo apropiado al objetivo? ¿Qué requiere la situación? el carácter apremiante de sus cualidades; los deberes
Me decido, y así es como adquiero "fuera" orienta- que nos plantean: su valor, que despierta apetencia;
ción y ordenación para mi actividad. su peligrosidad, que infunde temor; todo es tan fuer-
te que adquiere predominio y tira de nuestra vida ha-
Una vez que he actuado, vuelvo a reflexionar y
cia fuera. Así surge el hombre "vuelto hacia fuera",
examino: ¿Estuvo todo en orden? ¿He sido justo con
cuyo interior es débil y se debilita cada vez más.
la persona en cuestión? ¿He cumplido con mi deber?
Ahora bien, mirándolo en conjunto, ya hace tiem-
po era éste el caso; los preocupados por la más hon-

218 219
Romano Guardiní Concentración

da formación del hombre siempre nos han amonesta- porque siempre atruena la radio, o el televisor mete
do sobre ello. Pero hoy la situación se hace especial- el sensacionalismo del acontecer del mundo, en las
mente peligrosa, porque las incitaciones que alcan- horas en que el hombre debería estar consigo mismo.
zan al hombre se han vuelto tan fuertes y múltiples y Aquí surge el hombre que ya no tiene centro vivo.
cada vez lo son más. Siempre está el hombre dentro Constantemente lo atraviesa el acontecer vital,
de un engranaje, y no sólo dentro de ordenaciones inundándolo. Se siente estrecho cuando está en su
que lo envuelven, sino en un completo caos que se le habitación: siempre tiene que salir. No se resigna a
pierde de vista. También ese "carácter público" de la estar solo: siempre debe haber gente con él. Pasar la
existencia se ha reforzado de modo angustioso: cada tarde en silencio, con un libro, le parecería un des-
vez se informa más de prisa y más completamente perdicio, porque siempre debe "emprender algo". La
sobre lo que ocurre, de modo tan directo, que uno se exigencia de considerar cara a cara su propia vida, a
siente tentado a decir que el informe pertenece al su- solas consigo -conocimientos, acciones, responsa-
ceso: que éste transcurre por adelantado ante las len- bilidades, disposiciones de ánimo-, lo dejaría cohi-
tes y los micrófonos de los informadores. Lo público bido: no sabría cómo tendría que hacerlo, pues al ca-
interviene cada vez más despiadadamente en la vida bo de poco tiempo se escaparía a sí mismo, si es que
personal, de tal modo que el dominio privado desa- no ocurre algo peor: que no se quiera ver siquiera a
parece a ojos vistas. Los límites de la vida personal sí mismo.
se vuelven como de cristal, y las personas se mueven
detrás como peces en el acuario, que se pueden ob- La vida de una persona así se disuelve en reaccio-
servar en todo lo que hacen y por todas partes. nes hacia fuera. No está en ningún sitio, sino que es
dispersado por mil influjos. No se posee a 'sí mismo,
Ya es un símbolo que la casa moderna renuncie sino que "sale adelante", no se sabe adónde. No tie-
por completo a la pared; el hombre, al vivir dentro, ne convicciones propias, sino opiniones que se le han
vive directamente fuera, y piensa que así se hace li- metido del periódico o de la radio. No actúa por es-
bre. En realidad, echa a perder el mundo interior. Y pontaneidad interior, sino tal como resulta de los im-
como si eso no fuera bastante, el mundo interior se pulsos que le tocan desde fuera.
mete dentro de modo aún más expreso. En efecto,
conocemos estas viviendas en que nunca hay silencio

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Romano Guardini Concentración

Esto tiene una importancia peculiar en la vida re- Ser piadoso significa: "buscar el rostro de Dios",
ligiosa. ¿Qué forma el núcleo de toda piedad? La vivir hacia su cara. Así está puesto en el sentido de la
conciencia de la realidad de Dios, el hecho de que Él. creación, como lo dijo san Agustín: "Para ti, oh Dios,
"es", existe aquí, vivo, y actúa, rige y gobierna. nos creaste" (Confesiones, 1, 1, 1). Pero eso sólo lo
Esto se desarrolla cada vez más y se convierte en puedo cuando estoy conmigo en casa, con poder so-
conciencia de que en realidad sólo Dios es original y bre mí mismo: al quedar abierto el espacio interior,
eficaz por sí mismo, mientras que todo lo finito es se hace visible el enfrentamiento, o al menos, visible
sólo "por Él" y "ante Él": de que sólo Él actúa y li- el hecho de que yo lo pretendo. En lo de fuera, don-
ge de modo soberano, creador, mientras que nosotros de más me suelo hallar: en el engranaje que me inva-
sólo podemos actuar en Él. La piedad significa llevar de, Dios, por decirlo así, queda borrado. Las muchas
la vida ante sus ojos. imágenes de las cosas, los muchos rostros de las per-
sonas hacen que el rostro de Dios --esa cosa miste-
Pero yendo más allá: ser piadoso significa estar en riosa que conoce todo el que trata con Dios- no
diálogo con Dios. Es decir, ante todo, dirigirle la pa- pueda hacerse visible ni pueda ser pretendido.
labra a Él. Pero ¿adónde se habla en realidad, al ha-
blar a Dios? Por lo general, hacia dentro de una nie-
bla, o simplemente sólo hacia delante, sin la concien- Hasta aquí, sin embargo, es sólo en principio una
cia de un "tú". Si hablo con alguien, busco con mis atención, una orientación del hombre: todavía no es
ojos los suyos, entro en contacto con su expresión, de ningún diálogo. Éste requiere también la otra voz, la
tal modo que sé que mi palabra va a ese rostro que voz de Dios. Sí -y con esto, ahora es cuando pone-
está ahí; y a través de Él, a lo que en Él se expresa; mos las ideas en orden-, eso es lo primero. Pues po-
el espíritu que piensa: el corazón que tiene una acti- demos dirigir la palabra a Dios sólo cuando Él se de-
tud; la persona que ahí existe. Por su rostro capto la ja interpelar: podemos pronunciar la palabra hacia Él
intencionalidad que en él se expresa: Él. Dirigirse a sólo cuando Él la deja libre en nosotros.
Dios se dice en los Salmos como: "buscar el rostro Pero ¿cómo habla Dios en nosotros? Y ¿cómo nos
de Dios", hablar hacia la cara de Dios. Pero ¿cuándo da a entender su palabra, para responder con la nues-
ocurre esto? tra? A su hablar y a nuestro oír y responder lo llama-

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Romano Guardini Concentración

mos "conciencia". Con la conciencia moral, en efec- que se está siempre bajo la obligación moral y el re-
to, tiene una prodigiosa afinidad. Constantemente conocer el sentido concreto de esta obligación a par-
nos toca la llamada que nos dirige "lo bueno", lo jus- tir de la situación, en cada caso. A su vez, el núcleo
to, lo que es digno de ser, y ha de ser. Eso, lo bueno, de todo ese contexto lo forma la relación religiosa.
lo abarca todo, y a la vez es muy sencillo. Constan- Pues "lo bueno" es en definitiva Dios, su santidad; y
temente apremia: "Hazme ... realízame ... llévame a la exigencia de realizar el bien en el mundo es su
cabo en el mundo, para que se haga reino de lo bue- voz. Pero Él exige de nú que realice en el mundo el
no ... " A eso responde una voz en nuestro centro, la reino de lo bueno, su reino, allí donde estoy, de hora
conciencia-¡supongamos que responda así!-: "Sí, en hora, desde la situación que surge constantemen-
quiero, pero ¿cómo he de hacerlo?" Y a esto, por de- te por Él, por su providencia en torno a mí.
cirlo así, sucede un silencio, pues el bien es tan infi- El sentir esa constante exhortación del bien; la ca-
nito de contenido como sencillo de forma, de tal mo- pacidad ~e comprender la hora como la evidencia de
do que no puede "hacerse" simplemente. su mandato y el supuesto previo concedido para su
Pero luego se forma "la situación": quizá ya se ha realización: el tomarla, por su lado, en la docilidad
formado y aguarda. Tal ocurre: constantemente fluye de la auténtica obediencia, por otro lado en la con-
en torno de mí el acontecer de la temporalidad. Pero fianza de la propia indicación y decisión: todo eso
una y otra vez, cosas, relaciones y procesos se amol- sólo es posible desde una actitud interior que signifi-
dan dentro de una imagen: este cuarto, esta persona, ca atención, disposición, es decir, un ponerse ante
este diálogo, esta necesidad: y yo ante ello. En la Dios, realizado de algún modo o de otro, y eso es la
imagen se distingue lo bueno como aquello que se "concentración". Sólo una persona concentrada en-
requiere ahora y aquí. Se dirige a mí, me mira, me tiende la "hora": si tiene un sentido grandioso -el
llama: "¡Haz esto, ahora, aquí!" Y la "conciencia" es mayor fue aquel de que habla el Nuevo Testamento
la capacidad de percibir la llamada, de comprender y con las palabras: "Se ha cumplido el tiempo" (Le 1,
de decidir: "¡Sí, quiero!" 15)-, o un sentido más modesto, por ejemplo, el he-
Este conjunto se puede captar de modo puramen- cho de que se tome bien una decisión de la que de-
te moral. Entonces, eso significa el darse cuenta de pende mucho; hasta llegar a lo más cotidiano, que
implica que todas las horas de la vida tienen su sig-

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Romano Guardini
Concentración

nificación para el reino de Dios ... Todo eso solamen- Pero ¿cómo ha de ser posible eso, si el hombre vi-
te es posible por una actitud interior que se llama ve en constante dispersión; siempre atraído hacia
precisamente concentración. fuera, llevado de acá para allá por las impresiones
que se agolpan contra él? En efecto, esa existencia en
Desde aquí, la idea continúa: toda la existencia diálogo sólo la puede realizar si el centro que hay en
del hombre se realiza en la relación "yo-tú" entre él está vivo: si está atento, escuchando, y escuchan-
Dios y él. do de un modo que se transforma en acción, esto es,
"en obediencia". Realmente, el hombre cumple el
Las cosas están creadas por mandato de Dios: modo básico de su existencia sólo en la medida en
"Mandó, y existieron", dice el salmo sobre las estre- que se concentra.
llas, y existen por ese mandato que las tiene en el ser
y en la realidad. En el hombre es diferente. El relato Lo que se ha dicho aquí sobre la relación "yo-tú"
de la creación expresa la peculiaridad del modo co- con Dios vale de modo apropiado también respecto a
rno fue creado con la prodigiosa imagen de que Dios las demás personas.
se inclina sobre la tierra formada en figura de cuerpo Desde hace algún tiempo se acentúa que nuestra
y le insufla el elemento vitalizador. Con eso se dice vida reposa sobre una constante realización de la re-
que el hombre no está en situación de creado en lación "yo-tú" con otra persona.
cuanto especie, sino en cuanto individuo: que Dios lo Se reconoce que el gran peligro de nuestro tiem-
pretende corno individuo. Dios le crea en la relación po de masas y máquinas consiste en que el hombre
yo-tú con referencia hacia él mismo. Así, la vida del se convierta en cosa. Nos darnos cuenta así de que el
hombre se cumple en un diálogo constante. Dios le acto de conocer a una persona se realiza de otro mo-
habla mediante todo lo que le sucede, así corno por do que cuando se trata de una cosa. Con la cosa, di-
toda moción de su propia vida. La actitud creyente se go: "eso"; con la persona: "tú". Aquí es donde se ma-
puede expresar precisamente en aprender a llevar es- nifiesta el verdadero sentido de lo que es "persona":
te diálogo; en que haga entrar en este diálogo todo lo el ser situado en su libertad, así corno de la relación
que le llega y lo que hace; que lo comprenda desde "yo-tú" surge el justo comportamiento hacia otra
Dios y lo realice hacia Dios. persona: el respeto, la fidelidad, el amor.

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Romano Guardini Concentración

Pero eso sólo es posible por la concentración. El Cierto que eso cuesta trabajo. Basta sólo observar
hombre disperso trata con las personas corno con co- de qué modo se comporta la gente en una exposición
sas. Las cuenta: las ordena bajo palabra-clave; las o en una sala de concierto. La mayor parte no entra
usa para sus finalidades y las consume. Sólo cuando siquiera en la auténtica relación, sino que "cosifica"
se forma esa peculiar vigilia interior que produce la obra: se nota en la rapidez con que pasan a la acti-
atenta intencionalidad y que llamarnos concentra- tud del crítico, comparan y valoran, es decir, tornan
ción, se hace posible tratar al hombre corno hombre. la obra de arte corno objeto.
Pero el peligro de no hacerlo así y, por tanto, la ne- También aquí, en efecto, hubiera sido precisa una
cesidad de ver en esto un deber, crece en la medida concentración, y en el rostro de quien contempla o
en que aumenta la cifra de las personas, y, en cone- escucha se ve si tiene deseo y es capaz de ello.
xión con eso, nuestra vida queda determinada por
Más aún, se debería dar un paso más y decir que
máquinas que, efectivamente, tornan corno cosa a
aquello con que tratan. también la naturaleza solamente es contemplada con
arreglo a su ser por aquel que se pone ante ella par-
tiendo de una interioridad de algún modo concentra-
Pero debernos ir aún más allá. Incluso la obra hu- da. Pues ¿en qué se diferencia la mirada de un hom-
mana -digamos más cautamente: la obra elevada- bre que observa en un árbol el misterio de la vida si-
sólo puede comprenderse partiendo de una concen- lenciosa y ligada a su lugar, que une la hondura de la
tración. ¿Cómo se ha de captar una obra de arte en su tierra, la anchura del espacio y la elevación del cielo,
esencia :peculiar si no es formando ante ella una es- respecto a la mirada del leñador que mira si se lo
pecie de reflejo de la relación "yo-tú"? El modo co- puede derribar, o del tratante en madera, que calcula
rno un verdadero entendedor se compenetra con una su valor de venta?
obra de arte en la unidad de la experiencia artística, En el fondo, igual podría decirse de toda forma
¿en qué se diferencia del modo corno la valora un ne- natural. Y el mayor peligro de nuestra época, con su
gociante por su precio de mercado? Evidentemente, turismo masivo y sus organizaciones de descanso
en una atención, un respeto, que sólo son posibles · convertido en negocio, consiste, efectivamente, en
por la concentración. que cada vez hace más rara esa actitud.

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Romano Guardini
Concentración

Subrayemos una vez más la idea que hemos teni- acostumbra a estar ante su rostro, a escuchar su pala-
do en cuenta al comienzo de estas consideraciones: bra.
la virtud de la concentración significa que a una per-
sona, por carácter, educación y experiencia, se le ha-
ga evidente cómo se desarrolla la vida entre el inte- Nosotros no podemos, pues vivimos en el mundo
rior de la personalidad y el exterior del mundo, el y tenemos nuestras tareas; estamos en vínculos de ín-
profundo centro y el ancho conjunto, que haya supe- dole diversa, y nos sabemos obligados a ellos. Pero
rado en algún modo la dispersión y supeificializa- también debemos estar en casa propia en nuestro in-
ción de que se hablaba, aprendiendo a hacer libre y terior, o si no, somos "hombres dispersos".
efectivo su centro. Eso no se hace sin esfuerzo, sin ejercicio serio y
Esta tarea ha llevado en todas las épocas a ciertos terco: no se hace sin ascetismo. Esta palabra -ya se
hombres a edificar una forma propia de vida muy es- ¡
habló de ello- originalmente no indica más que
tricta: la del ermitaño y la del monje. Ambas ideas 1
"ejercicio". Pero ejercicio significa que despertemos
aluden a lo mismo: al hombre que quiere encontrar lo ( una fuerza que duerme; que hagamos desplegarse un
auténtico; de tal modo decidido, que sólo quiere eso: órgano que está poco desarrollado; que prescinda-
así se aparta de todo lo demás y se vuelve por com- mos de una mala costumbre, cultivando la adecuada,
pleto al "reino interior", bien sea como ermitaño, lo y así sucesivamente.
que significa que también exteriormente reside solo. Por ejemplo, no salgo, aunque me apetece, sino
O como monje, que, aunque vive en comunidad con que me quedo en casa y trato "de entrar en mí mis-
otros, está en una comunidad cuya ordenación se ba- mo" con un trabajo tranquilo, o un libro, o una medi-
sa en garantizar toda la soledad posible. Retira su tación sincera. Y eso sin artificiosidades ni juegos,
atención, sus inclinaciones y sus fuerzas de la ampli- sino sencillamente y en serio. Pero si en casa no hay
tud del dominio del mundo, y las concentra en el in- silencio, o no tengo cuarto propio, entonces voy a
terior. una iglesia, me siento y allí estoy solo conmigo. . . O
Dirige su atención cada vez más constantemente no permito que el televisor, esa caja de espectáculos,
hacia Dios, conforme más vive en el interior, y se me destruya el silencio con su griterío y agitación, si-
no que lo apago. O resisto la inclinación de ponerlo

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Romano Guardini Concentración

y entregarme a él horas y horas, y en cambio leo al- hacia sí mismo, la independencia desde dentro ... El
go razonable. Y lo mismo con las revistas ilustradas, lector puede tomar lo dicho no como una prédica
ese montón de sensacionalismo, indiscreción y des- moral, sino de modo realista, como dicho por expe-
vergüenza: rehúso que me tomen en su posesión, riencia: como indicación a un camino hacia una vida
aunque sea un cuarto de hora ... Si voy por la calle, que vale la pena. Pues la dispersión, el estar constan-
irrumpe en nú todo el sistema de excitación de la temente fuera, lo deja a uno vacío. Cuando se inten-
época actual, el tráfico, el ruido, la gente, los anun- ta imaginar a dónde llevará este aturdido modo de vi-
cios, los escaparates con sus instalaciones. Por todas da, se piensa que el final será un aburrimiento irremi-
partes eso me llama, me atrae, me aparta de mí mis- sible, interrumpido por explosiones de impaciencia
mo. ¡Qué importante ejercicio resistir a ello, no de- desesperada ... Así, pues, hay que oponerse a ello, en
jarse arrebatar, quedarse tranquilo y consigo mismo! obsequio a la vida, para que conserve sentido. Eso
Y así sucesivamente. sólo puede ocurrir si examino: ¿cómo he sido hoy?
¿He conservado la posesión de nú mismo? ¿O sola-
mente me he dejado azuzar? Mi vida, ¿es quizá de tal
Siempre quiere el hombre -especialmente el de
modo que ni siquiera puedo estar conmigo mismo? Y
hoy- ir a los demás, hablar, oír, comunicarse. Siem-
ello en serio; no con la insincera resignación que ce-
pre quiere ver algo, que pase algo. Lo quiere hasta el
de porque en el fondo no quiere que sea de otro mo-
afán, y, cuando no lo tiene, eso lo pone intranquilo y
do.
lo echa fuera. Quien ha conocido qué precioso bien
es concentrarse, debe superarlo; digámoslo más mo- Después, y sobre todo: buscar el rostro de Dios.
destamente: debe tratar cada vez más de superarlo. Realizar lo que es la verdad básica de mi existencia:
Es realmente una manía, y es difícil superar las ma- Dios es eternamente existente, el único que vive por
nías, porque la tendencia se ha metido en los nervios. sí. Está aquí. Es "el que existe". Pero yo soy median-
Se tarda mucho hasta que ceden, pero pueden redu- te Él; estoy aquí ante Él: soy yo mismo sólo porque
cirse a mesura. Él me quiere ...
Sin embargo, a la vez debe tener lugar también lo Este "Él y yo; yo ante Él; yo mediante Él", este
positivo: el asentarse en el mundo interior, el venir atender a su palabra, este buscar y decir "tú, Dios",

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Romano Guardini Concentración

es lo que da vida y firmeza interior. ción en la sucesión temporal; por sus relaciones con
Tal interioridad es el contrapeso a la masa de las el cuerpo a que anima y con las cosas a que se diri-
cosas, la multitud de los hombres, y el empuje del ge. ,
acontecer interior: contra la publicidad, la moda y los El espíritu soberano, Dios, es totalmente sencillo.
anuncios ... Es también -hemos de subrayarlo tras Contiene en sí la plenitud de la vida en la pura sen-
la experiencia del medio siglo pasado- el único cillez del ser. Está totalmente concentrado, unido
contrapeso real contra la violencia del Estado, del consigo mismo y, por tanto, dueño de sí y feliz.
moderno. Estado racionalizado y tecnificado, que
siempre está en peligro de convertirse en Estado de
masas, y, como tal, en totalitario, y que debe privar
del yo y de la interioridad al hombre para poderlo do-
minar.
La Revelación nos dice que el hombre es imagen
y semejanza de Dios: así que Dios es el modelo del
hombre, y partiendo de la esencia de éste se nos abre
un camino hacia Él, según el modo como está dis-
puesta esa marcha de ideas. Podríamos decir muy
bien que Dios está concentrado de modo perfecto,
que está totalmente identificado consigo mismo, que
se vive plenamente, se percibe y se conoce del todo.
En la historia de la metafísica occidental hay un
intento de acercarse a la esencia del espíritu que di-
ce: un ser está tanto más alto en rango cuanto más
puro y a la vez más sencillo es. El espíritu es senci-
llo de modo decisivo, pues no puede dividirse, pero
se distribuye por sus diversos actos y su yuxtaposi-

234 235
17
SILENCIO

La vida del hombre se realiza entre callar y ha-


blar: el silencio y la palabra, polos que tienen afini-
dad con los considerados en el capítulo sobre la con-
centración.
Aunque se dice que la palabra es "espiritual" eso
no es cierto: es humana. En ella alcanza su supremo
refinamiento esa unidad de materia y espíritu que se
llama "hombre". En el sonido que forma el aliento,
por vibraciones de la garganta y el pecho, expresa
quien habla lo que piensa, lo siente. Pero está oculto.
Luego le da una estructura formada de sonido y ru-
mor, y con eso se abre al oyente. Éste entiende lo que
piensa el que habla, puede responder, y se desan-olla
el diálogo. Esto es prodigioso, es un gran misterio.
Quien lo entendiera habría entendido al hombre.
Y no dejemos destruir esto por superficialidades
naturalistas que quieren derivar la palabra del sonido
expresivo del animal. Este sonido podrá expresar
muy directamente espanto, o dolor, o excitación, o lo
que sea: con todo eso, todavía no es palabra. La pa-

237
Romano Guardini Silencio

labra sólo surge cuando la forma sonora participa de barra. Callar adecuadamente sólo puede hacerlo
un sentido que antes se ha pensado, una verdad. Pe- quien también es capaz de hablar: de otro modo es
ro sólo el hombre es capaz de eso, pues sólo en él hay mudo. En ambos misterios vive el hombre: su unidad
espíritu personal. Cuando un animal que vive con el expresa su ser. Ahora bien, ser dueño del silencio es
hombre parece hacer lo mismo es un engaño. Lo que una virtud. Sobre ella queremos meditar.
nos hace oír no es ninguna comunicación, sino una
"expresión", a menudo muy complicada. Sólo el
Quien no sabe callar, hace con su vida lo mismo
hombre es capaz de poner en las vibraciones del so-
que quien sólo quisiera respirar para fuera y no para
nido una verdad de la vida, de la ciencia, de la pie-
dentro. No tenemos más que imaginarlo y ya nos da
dad.
angustia. Quien nunca calla echa a perder su huma-
La palabra es una de las formas básicas de vida nidad.
humana; la otra es el silencio, y es un misterio igual-
Hablando -ya lo dijimos- sale a lo abierto lo
mente grande. Silencio no significa sólo que no se
interior del hombre. Lo que pienso, siento y me pro-
diga ninguna palabra ni se exteriorice ningún sonido.
pongo, en principio solamente lo sé yo: en cuanto lo
Esto por sí solo todavía no constituye silencio: tam-
pongo en palabra se hace patente, está en el espacio
bién el animal está en condiciones de ello, y, aún me-
entre yo que lo digo y el que lo oye. Así doy parte al
jor la piedra. silencio es más bien lo que ocurre cuan-
oyente en lo que poseo interiormente. Muchos con-
do el hombre después de hablar, vuelve otra vez ha-
flictos se resuelven al sacarlos la palabra a lo abier-
cia sí y queda callado. O cuando quien podría hablar
to. Pero hay experiencias a las que no les correspon-
permanece callado. Sólo puede guardar silencio
de eso. Quien ha hecho algo generoso, o tierno, sabe
quien puede hablar. Que quien "saldría fuera" ha-
exactamente: si lo pronunciara, se echaría a perder.
blando permanezca en la reserva interior, eso es lo
Por eso lo cobija en silencio y lo tiene allí consigo
que empieza a significar silencio: silencio conscien-
mismo. Y si en una hora oscura ha de preguntarse si
te, sensible, viviente, vibrante en sí mismo.
la vida vale la pena, entonces se lo dice a sí mismo y
Lo uno va unido a lo otro. Sólo puede hablar con justifica su existencia.
pleno sentido quien también puede callar; si no, des-
Mediante el hablar tenemos comunidad. Cuando

238 239
Romano Guardini Silencio

dos personas cambian impresiones sobre una cosa, la Así cabría decir mucho más. Las cosas más im-
palabra va y viene entre ellos: pregunta y respuesta, . portantes de la vida humana se desarrollan entre es-
afirmación y requerimiento, avanzando a la claridad, tos ,dos polos de la vida. Por lo general, no hay dos
descendiendo a la profundidad, hasta que llega el polos, sino sólo uno: de modo que absolutamente no
momento en que saben: ¡así es! Entonces tienen co- hay ningún "polo", pues cada cual necesita su con-
nmnidad en la verdad: un modo admirable de estar trapuesto para estar vivo; por lo general, el hablar es
juntos. lo que predomina sin más, porque el hombre no pue-
de callar, e incluso no quiere, pues al callar como es
Pero hay también horas en que no se desea ningu-
debido entra en sí mismo, y el estar consigo le resul-
na comunidad: la verdad contemplada interiormente
ta insoportable. Entonces nota todo lo que hay en él
no necesita de otra persona. Por ejemplo, entra uno
de atrofiado, de perplejo, de echado a perder, y se es-
en una iglesia, uno de esos edificios en que se puede
capa corriendo de sí mismo a la palabra.
hacer evidente la presencia de Dios, y se sienta. No-
ta cómo se elevan los pilares a su alrededor, cómo el
espacio lo rodea, percibe las imágenes sagradas, y en Sólo en el silencio tiene lugar auténtico conoci-
él se hace silencio. Con qué se compenetra no es co- miento. Con eso no se alude a la adquisición de sa-
sa que pueda pertenecer a la palabra. Si intentara de- ber. También ésta es buena e imprescindible. Por
cirlo, lo perjudicaría. ejemplo, determina: ese hombre está enfermo y tiene
Hablando entra el hombre en la historia. Hay ahí dolores; entonces se puede curar de tal modo, puede
una situación en que debe decidirse algo, y el hom- usar medios o llamar al médico, y la cosa está en or-
bre se pregunta: ¿ha de ocurrir esto, o lo otro? Al de- den. El deseo de conocer, por el contrario, pregunta:
cidirse y decir: esto es lo que pretendo, empieza a ha- ¿qué es el dolor? ¿Qué ocurre por él en la existencia,
ber historia. Pues la palabra tiene peso: el hombre ha si se acepta y se vive interiormente, o si se rechaza?
de ponerse tras ella. Es poder: el engranaje de causas ¿Y cómo ocurre en esta persona? ¿Qué producen los
y efectos se pone en marcha, y él mismo es captado. dolores en su vida? Son preguntas que no encuentran
respuesta en tanto se habla. Quizá una respuesta ex-
Pero si no quiere entrar en la historia, calla, y así
terior, pero ciertamente que no una respuesta interior,
se repliega a lo reservado.

240 241
Romano Guardini Silencio

comprensiva, que capte lo esencial. Pues al que ha- que, cuando se plantea de modo adecuado, lleva muy
bla se le escapa precisamente aquello de que se trata: adentro del silencioso reino de Dios, aunque también
el enfrentamiento interior; la mirada hacia la existen- se pace peligroso si faltan la generosidad y la sabidu-
cia que está ante él, la penetración del modo como se ría. Pero dejemos esto en paz y atengámonos a lo
realiza esta determinada vida irrepetible. Para ello nuestro cotidiano.
debo concentrarme, debo hacer silencio, poniendo
El comienzo de toda vida religiosa está formado
ante mí interiormente aquello de que se trata, pene-
por el percatarse: ¡Dios existe! No es meramente
trando y percibiéndome a mí mismo. Entonces, si la
sentimiento o idea pensada, sino realidad. Más real
hora es afortunada, lo veo claro: en el hombre que
que yo: la auténtica realidad, fundada en sí misma,
sufre ocurre esto y lo otro. Lo primero es conoci-
eterna; y toda vida religiosa en serio lleva a la expe-
miento, surgimiento de la verdad. Quien no puede
riencia: Dios existe; yo, en cambio, sólo existo ante
callar no lo percibe nunca.
Él y mediante Él. Pero Dios no existe meramente, si-
Y lo que vale del conocimiento vale también del no que es "alguien", Él mismo. En estas considera-
trato. El trato con personas consiste en buena parte ciones ya se ha hablado del modo como lo expresa la
en que el uno dé al otro algo de sí: una actitud amis- Escritura. Habla de un rostro: "Muéstrame, Señor, tu
tosa, una ayuda, un estar con él, hasta los modos de rostro, y estaremos salvados", dice el salmo.
plena comunidad. Pero ¿puede dar algo de sí, cuan-
¿Nos es familiar esta experiencia? ¿Sabernos del
do ni siquiera se tiene a sí mismo? Quien siempre ha-
rostro de Dios? ¿Sabemos lo que significa el que di-
bla no se tiene realmente, pues continuamente se
ga la Escritura: "Dios, vuélvete hacia mí ... Me mi-
desvía de sí, y lo que da al otro, cuando debería ofre-
ra ... Piensa en mf"? Sólo entonces podremos decir,
cerse él mismo, son meras palabras.
con sentido y poder: "Tú, Dios ... "

Finalmente, sólo en el silencio llego ante Dios.


¿Hemos considerado ya alguna vez qué prodigio-
Esto es tan verdadero que ha llegado a ser una forma
so es que yo pueda decir en absoluto "tú" a Dios, e
de vida: construir la existencia entera sobre el silen-
incluso que Él sea el auténtico tú para mí? Y ello tan
cio. Hay órdenes que lo hacen: propósito valiente
esencialmente que se pudo decir a uno que rezaba:

242 243
Romano Guardini Silencio

"Dios y tu alma y nada más en el mundo". Y cuando errar de las apetencias, la intranquilidad y miedo del
éste preguntó: "Señor, ¿y los demás?", la respuesta ánimo, el peso de la dificultad, el muro del aturdi-
fue: "Para todos vale así: Dios y él, y nada más." miento; todos los aspectos que pueda tomar lo que
A esa interioridad -Dios y yo- no se llega llena el mundo interior, como llenan los cantos roda-
cuando se habla, sino cuando se calla. Cuando uno se dos el pozo cegado.
concentra se abre el espacio interior y se puede ma- Hemos de tomarlo en serio. En una vida recta-
nifestar la sagrada presencia. mente llevada también entra el ejercicio de aprender
a callar. Empieza con que realmente se refrene la bo-
Este silenciamiento hay que aprenderlo: ninguna ca siempre que lo requiera la confianza de otro, la
virtud se le viene a uno volando. Hay disposiciones obligación profesional, el tacto, el respeto a la vida
para ello: hay hombres vueltos hacia su interior, a di- ajena. Luego eso lleva también a callar a veces, aun
ferencia de quien está predominantemente dirigido cuando se podría hablar, y especialmente cuando se
hacia fuera. Pero esta disposición no lo hace todo. haría mucho efecto: precisamente el no hablar enton-
Por más que haga al hombre meditativo, atento a los ces es un buen ejercicio para adquirir dominio sobre
procesos en el propio ánimo, serio, quizá incluso me- el prurito de hablar, el hecho de que uno se esfuerce
lancólico, sin embargo, todo esto es algo vacilante, en absoluto por dominar el afán de charlar, el existir
expuesto a los humores y experiencias de cada hora, en palabreo. ¡Cuántas cosas superfluas decimos al
y en todo momento puede quedar obstaculizado y en- cabo de un día; cuántas tonterías! Debemos aprender
redado desde fuera. que el callar es bello, que no es ningún vacío, sino vi-
da auténtica y plena.
Por eso debemos esforzamos, guardarnos contra
la incesante charlatanería e invasión que llena el Pero luego, y por encima de lo dicho, hay que
mundo: guardarnos como se guarda para poder respi- aprender el silencio interior: el aguardar tranquilo an-
rar quien tiene el pecho sofocado. Si no, algo se atro- te una cuestión grave, un deber importante, el pensa-
fia en nosotros. Pero el ruido exterior forma sólo la miento sobre una persona que nos interesa. Con eso
mitad, y quizá ni siquiera eso, de lo más difícil de su- haremos una gran experiencia: que el mundo interno
perar. El resto es interior: el engranaje de las ideas, el del hombre es amplio, que así se ahonda cada vez

244 245
Romano Guardini Silencio

más. San Agustín nos ha dicho sobre eso cosas pro- deseo de quitar su dignidad al hombre. Pero éste, en
fundas en sus Confesiones (por ejemplo, 10, 8 y ss.). cuanto aprende realmente a callar y a hablar, se vuel-
ve ,inimitable, pues entonces se manifiesta en él la
imagen y semejanza de Dios.
Pero con lo dicho todavía hemos permanecido en
lo natural, en lo que se llama vida anímica. Sin em- Lo que logra la máquina, en efecto, no es hablar:
bargo, a quien se confía al misterio de la gracia y la del mismo modo que lo que ocurre en otros aparatos
resurrección se le concede más. La predicación del no es ningún pensar. En el aparato las formas mecá-
Apóstol está traspasada del mensaje de que en el nicas de realización del hablar y el pensar están des-
hombre creyente despierta una nueva vida sagrada. prendidas y puestas a disposición del ingeniero en su
Despierta en él Cristo, el Señor resucitado y glorifi- servicio. Se elevan a velocidades de que no es capaz
cado. . el auténtico pensar, y así se crean nuevas posibilida-
des técnicas. Son logros asombrosos de la ciencia y
Surge ahí una interioridad, una hondura que que- la técnica, pero ¡qué tentación entender la vida real
da más allá de lo meramente natural; e igualmente del hombre a partir de la máquina, olvidando con
más allá de la natural hondura de ánimo hacia dentro· ello su autenticidad! Nos puede ayudar a compren-
'
como el "dominio" donde se entroniza Dios y donde derlo así el hecho de que la máquina, aunque puede
le busca el "Gloria a Dios en las alturas", por encima "hablar", no puede callar: sólo puede quedarse ahí
de todos los pensamientos y sentimientos de sublimi-
como muerta. Ante ese espectro de silencio sentimos
dad natural. Esa interioridad nos la ha concedido el de repente que también su "hablar" es sólo un espec-
bautismo, y ahora el ejercicio cristiano debe elevarla tro. Callar realmente, vivir en el silencio, sólo puede
y sacarla del mundo natural del sentir y el pensar. hacerlo el hombre.
Queremos esforzamos por el silencio para aprender a
ser hombres. El símbolo que nos amonesta ya está en Partiendo de la vida humana, puesto que es ima-
nuestro mundo: la máquina parlante. Interesante co- gen de Dios, intentemos otra vez obtener una visión
mo resultado de la ciencia y como logro de la técni- de la imagen originaria. ¿Cómo es: los actos de ha-
ca, descubre también, sin embargo -en unión con blar y callar tienen también un sentido para él? ¿Hay
las máquinas de pensar y otras análogas-, el secreto algo en él de que puedan ser semejanza?

246 247
Romano Guardini Silencio

Realmente es así, como se expresa en dos mani- imágenes de poderes destructores, sino en la de una
festaciones que nos presenta la Revelación. brisa ligera se revela Él a su profeta.
La primera consiste en la proclamación que resue- ,Así podríamos seguir reflexionando: la imagen de
na a través de todo el mensaje sagrado: que sólo Dios la vida de Dios resulta ser la infinita calma de un si-
es Dios y no hay divinidad además de Él. Él sólo es lencio que todo lo contiene.
el Señor, el libre, que no depende de nada: el infini-
to, el totalmente vivo, que todo lo tiene y lo es.
Pero el Nuevo Testamento habla todavía de una
Ante esa supergrandeza, que rebasa toda capaci- segunda imagen, y precisamente en el comienzo del
dad de pensar y sentir, fracasan todas las imágenes Evangelio de san Juan. Allí se dice: "En el principio
que tienen en sí algo emocionado y puro. Cierto es existía la Palabra, y la Palabra estaba en Dios, y Dios
que los Salmos hablan de teofanías que se abren a era la Palabra." Al final del prólogo se vuelve a to-
quien mira rezando en la tempestad, en los rayos y mar la idea, que experimenta una misteriosa profun-
truenos de la tormenta, y cierto es que hacen presen- dización: "A Dios nadie lo ha visto. El Hijo único de
tir a los hombres la significación, superadora de todo Dios, que está en el seno del Padre, es quien lo ha
poder creado, de lo que se llama "omnipotencia". Pe- manifestado" (1, 18).
ro, de una vez para siempre, Dios mismo ha manifes-
Una vez más resplandece algo del misterio de
tado lo decisivo cuando llamó al monte sagrado Ho-
Dios. Se nos dice que en la unicidad de Dios, que no
reb al violento Elías, el tempestuoso entre los profe-
admite comparación, existe una comunidad; que no
tas, tras las soqrehumanas tensiones de su lucha con-
admite comparación, existe una comunidad; en su
tra Acab y Jezabel, para manifestar a aquel celoso
pura sencillez, un enfrentamiento; en su elevación,
quién era él. Entonces mandó: "¡Sal fuera y sube a la
un dar y un tomar. La imagen de esto es el decir la
montaña, ante el Señor! Y entonces pasó el Señor.
palabra saliendo del silencio; imagen que luego se
Hubo un gran huracán, y tras el huracán un terremo-
determina más en la del nacimiento del Hijo desde el
to, y tras el terremoto un fuego, pero el Señor no es-
Padre. "Palabra" es "Hijo", "hablar" es "nacimien-
taba en el fuego: y tras el fuego el ruido de una brisa
to". Incomprensibles ambas cosas.
ligera"; y allí estaba Dios (1R19, 11-12). No en las
La primera imagen, la del silencio y la sencillez

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Romano Guardini

sin ruido, y la segunda, la del nacimiento hablante y


la comunidad en el amor abarcan el misterio de la vi-
da de Dios y su sagrado señorío. Pero ¡qué misterio
18
hay también en el hombre, en que, por voluntad de
Dios, se refleja su gloria prístina! Y ¡qué deber con- LA JUSTICIA ANTE DIOS
servarlo en pureza invulnerada!
Un epílogo a estas reflexiones

Una de las primeras consideraciones de este libro


ya ha llevado el título "justicia". Con él se aludía a
esa virtud que pretende tratar según requiere su esen-
cia a las demás personas, a los acontecimientos de la
vida y a las cosas del mundo.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamen-
to, sin embargo, se hace visible otro concepto, el de
la justicia ante Dios, o "justificación". ¿Cuándo es
justo el hombre ante Dios? ¿Cuándo ocurre que su
culpa queda perdonada ante el Juez divino, y Dios lo
recibe en su comunidad eterna?
Ambos conceptos se relacionan entre sí. La justi-
cia ética descansa en la verdad del ser natural, y eso
lo ha hecho Dios. Esta justicia es por completo bue-
na y le parece bien a Dios -al mismo Dios que en el
Nuevo Testamento dice al creyente que esa justicia
no es suficiente-. Así vuelven a distinguirse ambas

250 251
Romano Guardini La justicia ante Dios

justicias: a veces tan fuertemente que nuestro sentir solemne acto, el establecimiento de la Alianza, en el
inmediato de la vida se rebela -pensemos en la pa- monte Sinaí, fundamenta la existencia del pueblo
rábola de los trabajadores en la viña (Mt 20, 1 y ss.). qui? sustenta ese reino; "justicia" significa ahí el
cumplimiento de lo que requiere el establecimiento
Aquí, en el final de nuestras reflexiones, quere- de la Alianza. Ante todo, y de modo fundamental,
mos intentar aclarar lo que entiende, pues, la revela- quiere decir el propio comportamiento de Dios, que
ción por justicia ante Dios, por ser justo ante sus ha garantizado la Alianza, se ha comprometido en
ojos, dando con ello un sentido definitivo a todo lo ella y la cumple. Luego, posibilitado por ese compor-
dicho antes.
tamiento divino, el del hombre que se sabe vincula-
do a cumplir la exigencia del divino compañero de
Nos inclinamos a considerar la ética del Antiguo Alianza.
Testamento como "natural" y a decir que la "sobre- Sin embargo, lo que ése contiene de validez uni-
naturalidad'', la asunción de la actividad humana en versal, como todo auténtico comportamiento ético,
la actividad de Dios, sólo se hace visible desde el reside en la soberanía total de Dios, que si bien ha
Nuevo Testamento. Pero no es así. Lo que se llama empezado la realización de su Reino con ese pueblo
''justicia" en el Antiguo Testamento no lo entendería, y en ese país, luego -como las profecías no se can-
por ejemplo, Platón, pues, según su núcleo, no des- san de anunciarlo- ha de extender por todos los
cansa en el ser de las cosas ni en la seriedad de la pueblos, por toda la Tierra y aun por la Creación en
conciencia decidida al bien, sino en una acción de absoluto.
Dios, esto es, el establecimiento de la Alianza en el Así, la justicia del Antiguo Testamento significa
Sinaí. Así, no forma parte de ninguna ética que pu- un modo de conducir la vida, requerido y también
diera separarse de ese suceso y comprenderse por sí
posibilitado por la gracia de la Alianza con Dios. Se
misma: todos los enjuiciamientos "meramente éti- encuentra en la orientación de la historia por Dios,
cos" sobre el Antiguo Testamento no hacen más que que edifica el "Reino", y la disposición del hombre a
extraviar.
insertarse en él. Su requerimiento queda referido y
Más bien es así: Dios conduce con hombres una desarrollado por la "Ley" con vistas a la multiplici-
historia que ha de edificar su Reino en la Tierra. Un

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Romatw Guardini La justicia ante Dios

dad de los deberes de la vida, y ahí se encuentra con jo y tus hijos no siguen por tu camino. Danos un rey
la justicia directamente ética que proviene de la esen- que reine sobre nosotros, como es costumbre en to-
cia de las cosas, dando a ésta una nueva determina- dos los pueblos." Samuel queda estremecido ante la
ción. calda: "El Señor le dijo:-... No te han rechazado a
ti, sino que me han rechazado a mí: no he de ser ya
rey sobre ellos" (1, 8, 1-7).
Cumplir semejante requerimiento divino significó
una heroica obediencia creyente del pueblo. Éste re- En el transcurso de la historia el concepto de jus-
nunció en lo decisivo a la comprensión natural de su ticia propio de la Antigua Alianza pierde su puro
propio juicio político-social y económico, y confió sentido y se convierte en esa actitud híbrida contra la
en que Dios había dado con su Alianza la garantía de cual se vuelve Jesús.
que tanto el pueblo como sus individuos persistirían En el Sermón de la Montaña cimenta su mensaje
y prosperarían también en la realidad del mundo; lo en la contraposición: "Habéis oído que se dijo ... Pe-
cual a su vez, significa: confió en un permanente ro yo os digo" (Mt 5, 21. 27. 31. 33. 38). ¿En qué
"milagro". consiste esa novedad tan resaltada?
Así, el hombre del Antiguo Testamento sintió Ante todo, manifiesta que la exigencia de Jesús
siempre la tentación de desconfiar del milagro de la avanza en todo desde lo exterior a lo interior, desde
Alianza y querer vivir "como todos los pueblos". La la rectitud de la actividad a la pureza de la disposi-
tragedia del pueblo del Antiguo Testamento también ción de ánimo: todo el Sermón de la Montaña lo
consistió en que sucumbió una y otra vez a la tenta- muestra así. ¿Se puede decir, sin embargo, que la
ción. El Primer libro de Samuel cuenta cómo ocurrió exigencia se desprende de lo históricamente irrepeti-
por primera vez: "Cuando Samuel se hizo viejo puso ble, es decir, de la persona, de la acción y del desti-
a sus hijos como jueces sobre Israel. .. Pero sus hijos no de Jesús y de la acción de Dios en él, y que se en-
no siguieron su ejemplo: fueron atraídos por el lucro, sancha a lo humano en general, de tal modo que la
aceptaron regalos y torcieron la justicia. Todos los relación ética se desarrolle en adelante, por un lado,
ancianos de Israel se reunieron y fueron a ver a Sa- entre una "ley moral" universal, por Él proclamada,
muel en Ramá. Le dijeron -Mira, te has hecho vie- y, por el otro lado una conciencia autónoma, aunque

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Romano Guardini La justicia ante Dios

purificada; y ''justicia" significaría la pureza e incon- carnación del Hijo de Dios, que ha expiado la culpa
dicionalidad con que se cumpliera la exigencia? de los hombres y, "en su sangre", les ha hecho ser el
nuevo pueblo de Dios (Le 22, 20). De ese estableci-
miento de Alianza surge una nueva historia, llevada
Se comprende por sí mismo que una actitud vital
por Dios y orientada a realizar el nuevo Reino de
de tal elevación, y a la vez de tal cercanía a la reali-
Dios.
dad, corno la proclamada por Jesús, también debe
contener un conjunto de normas y valores universa- Este "Reino" no significa ninguna ordenación de
les, teoréticamente comprensibles. Pero todo está li- valores, captable también en forma racional y uni-
gado a una realidad. Ahora bien, cualquier ética, si versal, sino el mundo de gracia y de amor del Dios
no quiere quedarse limitada a lo puramente formal, vivo y la transformación que experimenta así todo lo
está ligada a la realidad, y ésta, a su vez, radica en la humano; más aún, todo lo creado. Ya el primer men-
realidad de la existencia en general. Aquí, por el con- saje de Jesús manifiesta la proximidad de este Reino.
trario, se trata de algo que sólo aparece en la Revela- En la "plenitud del tiempo", en que madura la histo-
ción y sólo queda dado por ella, esto es, Dios y su ria para su decisión, habrá de realizarse (Me 1, 14), y
Reino. a cada momento se le vuelven a hacer presente al
hombre nuevas exhortaciones y comparaciones. La
Pero Dios, no corno "el ser absoluto", o corno "el
recta acción es la fe en la maduración de ese Reino,
fundamento del universo", o de cualquier otro modo
y el amor que le sirve mediante las acciones de cada
filosófico corno se lo entienda, sino corno "el vivien-
te" que está en sí escondido y sólo se manifiesta me- día.
diante la Revelación. Dicho con más exactitud: corno Tampoco el mensaje de Jesús sobre la providencia
el Dios que actúa y conduce la historia. Y esto, a su significa nada semejante, por ejemplo, a la ordena-
vez, tampoco en el sentido universal, en el cual Él, ción helenística del universo, sino la orientación de
corno creador y conservador de toda existencia, con- la historia por parte de Dios, ordenada hacia la reali-
duce también las acciones de los hombres, sino zación del Reino divino, pero al mismo tiempo la
guiando una historia especial, apoyada en todo mo- conducción del destino individual humano, de tal
mento en el _establecimiento de una Alianza: la en- modo que lo uno tiene lugar en lo otro y mediante lo

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Romano Guardini La justicia ante Dios

otro. "Buscad antes que nada el Reino y su justicia, miento del hombre. A su vez, este amor tampoco es
y todo eso (lo necesario para la vida) se os dará por el valor ético en general, tal como se desprende del
añadidura" (Mt 6, 33). carácter de la personalidad humana, sino el amor a
La justicia de Dios significa, pues, que Él cumple Cristo, que se expresa y se desarrolla en todo acto de
las promesas por Él dadas a los hombres: la justicia "amor al prójimo". "Porque tuve hambre y me disteis
del hombre significa que se sitúe en la Alianza, que de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui foraste-
"busque ante todo" el Reino de Dios, que lo antepon- ro y me recibisteis, estaba desnudo y me vestisteis,
ga a todo lo demás y confíe en la sagrada orientación estaba enfermo y me vinisteis a ver, estaba en la cár-
(Mt 6, 33 y ss.). La "oración al Señor", por su parte, cel y me visitasteis ... En cuanto lo hicisteis a uno de
expresa la disposición de ánimo que ahí ha de tener mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis"
vigencia. (Mt 25, 35-40). Él es, pues, quien entra en cada caso
en el encuentro del creyente con su semejante y pro-
Cierto es que la exigencia de justicia queda vincu-
duce el misterio de la "projimidad".
lada con la de la imitación de Cristo, que incluye en
sí "el tomar la cruz". Pero esto no entendido como
actitud ética en general - por ejemplo, de índole es- Ese suceso, en fin, en que ha de llegar a plenitud
toica o ascética-, sino como relación personal del absolutamente todo --creación, redención, y santifi-
creyente con su Redentor, Cristo (Mt 16, 24). Con cación-, esto es, la aparición del "hombre nuevo y
eso el mandato rechaza otra vez toda forma abstrac- el mundo nuevo", se expresa en la manifestación de
ta y se manifiesta como el requerimiento de amor de Cristo y en la eterna plenitud de su Reino: "Y vi un
Dios hecho en cada ocasión a ese hombre determina- nuevo cielo y una nueva tierra, pues el primer cielo y
do. la primera tierra han pasado, y tampoco hay mar. Y
vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, bajada del cie-
lo, desde Dios, dispuesta como una novia que se ha
Si seguimos observando el acto de Dios que ha de adornado para su marido. Y oí una poderosa voz des-
decidir la historia y dar a toda la existencia su deter- de el trono, que decía: ved el pabellón de Dios entre
minación válida para la eternidad, vemos que se es- los hombres: habitará· con ellos, y ellos serán su pue-
tablece el amor de Dios como canon para el enjuicia-

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Romano Guardini La justicia ante Dios

blo, y Él, Dios, estará con ellos" (Ap 21, 1-3). ba su voluntad en tal naturaleza, llegando a la deses-
peración. La expresión directa de su falta de salida
está en su persecución contra la comunidad primitiva,
Las últimas consecuencias de esta idea las ha sa- que relatan los Hechos de los Apóstoles (7, 58 y ss.).
cado san Pablo. Cuando él vive, el sentido propio de
la Antigua Alianza va quedando muy debilitado. Ca- El suceso en el camino de Damasco, que también
da vez más, se concibe como una especie de acción cuentan los Hechos (9, 1 y ss.), trae la solución. Y de
jurídica en que dos contratantes aceptan obligaciones tal modo, por cierto, que Pablo reconoce: no cabe ha-
mutuas y asumen derechos. blar de una justificación por las acciones propias, si-
no que, tanto justicia como salvación, son gracia. To-
Bien es verdad que se mantiene en pie la diferen-
da la ordenación del Antiguo Testamento, prosigue
cia insuperable que hay entre la soberanía de Dios y
deduciendo, tuvo la misión de hacer presente a la
la humanidad del hombre. Pero el carácter de la rea- conciencia el carácter y la magnitud del pecado, así
lización "humana", esto es, el cumplimiento de la
como la imposibilidad de una justificación por las
Ley, se acentúa de tal modo que llega al resultado de fuerzas humanas. El hombre -tanto el individuo
hacer creer que mediante esa acción cumplidora, en cuanto el género humano entero-- no es capaz de
cuanto tal, se hace justo el hombre ante Dios, y ad- ninguna acción que pudiera agradar a Dios. Por lo su-
quiere justo título a lo prometido por Dios. Surgen la yo propio, el hombre sólo hace el mal1 (Rm 3 y ss.).
doctrina y la práctica farisaicas, animadas por una
gran seriedad, una constante disposición al esfuerzo Sólo uno es justo, Cristo, el Redentor. Aunque
y al sacrificio, pero retrocede lo decisivo, esto es, el personalmente sin pecado, ha entrado en la responsa-
comprender que todo lo que viene de Dios es gracia. bilidad de la culpa humana y la ha expiado. Esa ex-
Saulo de Tarso, discípulo de los fariseos, es un
hombre lleno de un hondo sentimiento de los propios 1 Claro que esta marcha de ideas ha de tomarse como lo que es: un de-
terminado lado, llevado hasta el extremo, de todo el despliegue del
pecados y de un anhelo abrasador de justicia, pero asunto. Que el Antiguo Testamento también tiene un carácter plena-
también de un poderoso impulso hacia la santifica- mente positivo: que en él es posible un fecundo esfuerzo del h?mbre
ción por las fuerzas propias. Sus cartas, sobre todo la en el trabajo de su santificación lo muestran la Epístola de Santiago y
todo el grupo de los "mansos en la tierra", a que pertenecen figuras ta-
Epístola a los Romanos, muestran cómo se envenena- les como la Madre del Señor, Isabel, Zacarías y otros.

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La justicia ante Dios
Romano Guardini

piación y la justicia que de ella resulta la regala a sus te en la concepción y realización del mundo.
hermanos humanos por un acto de gracia soberana.
Ellos la harán propia en la fe y en el bautismo: el sa- Quizá también, en la conciencia cristiana, ha per-
cramento en que la vieja vida, decaída, se entrega a dido mucho de su carácter auténtico la idea neotesta-
la muerte, y nace algo nuevo: el hombre que ya no se mentaria de justicia. A eso han contribuido diversas
asienta en su propia justicia, sino en la justicia de circunstancias. Ante todo, la exigencia de la vida
Cristo. cristiana de tener normas para la conducta moral que
Claro que con eso también tiene obligación y ca- sean universales y también comprensibles para un
pacidad de hacer todo lo que puedan conseguir la ambiente no cristiano. Tales normas se hallaron al
buena voluntad personal y el anhelo de la consecu- presentar la enseñanza bíblica mediante conceptos
ción de la voluntad de Dios. El misterio de que Él se que pertenecían a la conciencia ética de todos. Pero
ponga de nuestra parte para la redención y justifica- eso ha llevado a que se debilitara cada vez más el au-
ción encuentra su expresión última en la frase de la téntico carácter de lo que se llama "justicia" en sen-
Epístola a los Gálatas: "Vivo yo, pero ya no vivo yo tido paulino. . . A ello se añadió la necesidad de la
(como yo natural), sino que quien vive en mí es Cris- teología de obtener medios conceptuales para la
to" (2, 20). construcción de una doctrina moral coherente. Esos
Lo que proclama Pablo implica absolutamente medios los halló en la filosofía, lo cual llevó también
misterio. La justificación en el sentido cristiano es a equiparar a la idea común la idea que tenía Pablo
justificación de Cristo, que se regala al hombre cre- sobre lo que es justicia ... Finalmente, a su vez, todo
yente en su renacimiento a nueva vida. Cómo puede el proceso de la revelación cristiana, junto con la
ser eso; cómo, preguntándolo objetivamente, el ca- existencia creyente en ella apoyada, fue incorporado
rácter moral, la justicia de "una" persona pueda apro- a la historia de la cultura, y se entendió el cristianis-
piársela "otra" recibe respuesta con pleno sentido só- mo como una época de esa historia; como la puesta
lo si se entiende toda la relación como fruto de la so- en efecto de una disposición de ánimo individualista,
berana acción divina; una acción en que llega a su ci- o altruista, o social, o como quiera que se la llame.
ma ese poder creativo, que al principio se hizo paten- En estos procesos, que se determinan mutuamen-

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Romano Guardini La justicia ante Dios

te, se cumplió lo que se llama la "secularización" del Pues la culpa no es sólo algo que cuelgue a mi al-
cristianismo: un hecho cuyo efecto destructor llega rededor: no es sólo alguna cualidad que también pu-
apremiantemente a la conciencia en nuestra actuali- diera, ser de otro modo, sino que está vinculada a mi
dad. Así se perfila cada vez más nítidamente el deber yo en esa forma estricta que se llama "responsabili-
de distinguir los elementos de la revelación respecto dad". De ésta no puedo querer declararme exento,
a las ideas filosóficas y culturales por las que se han por mucho que me oprima, sino que debo asumir la
hecho evidentes; pero al mismo tiempo, el señalar responsabilidad por ella. Y si mi limitada energía
que la auténtica idea de la revelación está en condi- moral no es capaz de competir con la magnitud de
ciones de producir efectos para la existencia humana esta culpa, entonces he de permanecer en situación
de que no son capaces las desteñidas ideas de la con- de culpable. Pues la culpa --esto constituye su pro-
ciencia ética general. fundidad- no sólo contiene mi perdición, sino tam-
bién mi dignidad echada a perder, porque sólo puede
ser "culpa" lo que se ha hecho en libertad esto es, en
Si consideramos estos pensamientos que la Reve- la dignidad de la persona. Así surge la cuestión: ¿es
lación nos pone delante, mirándolos con la seriedad posible que esa culpa se me quite del modo de que
de la existencia personal, ¿no tiene que rebelarse en- habla el mensaje de la redención o sea, mediante
tonces nuestra más profunda conciencia de nosotros "otro", mediante Jesucristo?
mismos?
Asimismo, el "ser justo" es un valor ético propio
Ésta dice -y es verdad lo que dice: de ello depen- de la persona, libremente querido. Este valor no sólo
de el honor de nuestra condición humana- que so- es algo que se me imponga de modo exterior, jurídi-
mos persona. Para todos nosotros es así: mi concien- co, sino que está determinado a su vez por ese empe-
cia más profunda testimonia: soy persona. ¿Es posi- ño sincero que proviene de la responsabilidad. Tam-
ble que yo sea redimido por la acción de "otro" --es- poco puedo querer declararme exento de ésta. Por
to es, descargado de mi culpa- y justificado, o sea, ejemplo, no puedo decir que un valor ético, por más
que se me halle "justo" ante el juicio absoluto; que el que cuente con mi simpatía, se me pueda atribuir si
eterno Hijo de Dios me dé parte en su justicia, o sea, no lo he realizado en la responsabilidad de la liber-
en su carácter ético, propio de su persona? tad. Si no ha ocurrido así, entonces tengo que situar-

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Romano Guardini La justicia ante Dios

me ante mí mismo, precisamente con la sinceridad ría determinadora de lo finito en cuanto tal. La se-
del juicio moral de que no tengo ese valor. gunda reflexión afinna que el acto creativo de Dios
Todo ~llo da lugar a la pregunta: ¿Es posible que no h¡i de ser concebido con una sola forma, indife-
se me qmte la culpa del modo que dice el mensaje de rentemente de a dónde se dirige, sino que, como ac-
la redención, esto es, "mediante otro"? ¿y precisa- to, contiene toda la riqueza que es propia de su obrar
mente de tal modo que el valor vigente ante el juicio como Dios. Dios crea la pura cosa al mandar: "¡Que
absoluto me sea dado por "ese otro"? ¿Hay una co- exista!" -por ejemplo: "¡Exista la luz! Y hubo luz"
munidad que supere la diferencia entre yo y no-yo, (Gn 1)-. Al hombre, en cambio, Dios lo crea al "so-
de tal modo que se dé ese modo de ocupar nuestro lu- plar su aliento" en la forma hecha de la materia de la
gar? tieirn (Gn 2, 7), esto es, dirigiéndose personalmente
a él, al llamarlo: "¡Tú, existe!"
Aquí queda fundado el misterio de la personali-
Aquí acecha un peligro al que ya han sucumbido
dad finita, y todo depende de que el hombre se en-
mucho.s espíritus -y nada menguados-: o sea, que
tienda desde ese punto de vista.
se eqmpare "persona" a "persona absoluta". Ahora
bien, el carácter básico de mi experiencia humana de La personalidad del hombre no es absoluta como
mi yo consiste precisamente en que a la vez que co- la divina, sino finita. Su libertad no es dueña de sí
mo persona me siento como finito, más aún, como misma, sino otorgada. La culpa que el hombre come-
creado, lo cual significa que me percibo remitido te, la comete por libertad otorgada; así como al reali-
ha~ta el fondo a un "poder ajeno". Aquí la idea pare- zar el valor no lo realiza por libertad originariamen-
ce ir a parar a una contradicción. te absoluta, sino por libertad otorgada. De ese modo
la identidad entre su decisión propia y su persona no
De esta dificultad nos sacan dos consideraciones
es absoluta, sino finita, o sea, otorgada.
realmente decisivas. La primera afirma que Dios no
es "yo"" sino un inconfundible "Él" en elevación ab- Entonces, cuando el amor de Dios hacia el hom-
soluta; pero que, al mismo tiempo, ante mí no es bre perdido se ahonda en el hecho de que el Creador
"otro", ni tampoco "el gran otro", sino precisamente entra en el amor por su criatura; de que el Hijo eter-
Dios, el Creador, que está por encima de toda catego- no, enviado por el Padre, se hace hombre, y asume

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Romano Guardini ante Dios

sobre sí la responsabilidad de sus hermanos huma- Lo dicho lleva a otra pregunta: si la justicia, o jus-
nos, no por eso les quita la dignidad de su libertad. tificación, que se me da corno cristiano y que es la
No les cuelga la expiación sobre sus hombros, como únic~ que vale ante el Juez eterno, resulta ser la jus-
un ropaje, ni inscribe sobre ella la justificación, co- ticia de Cristo, ¿no extinguirá eso entonces todo lo
mo una declaración judicial, sino que asume su pues- que se llama conciencia, responsabilidad, esfuerzo
to, por ellos, de un modo absolutamente único. El ético? ¿No ha de dar lugar eso a una actitud que tie-
Redentor otorga al hombre tanto su expiación como ne tanto de pereza como de desaliento?
su justificación; sin embargo, es la suya, no la del La respuesta se desprende de la misma sucesión
hombre, creada por él mismo. En eso llega a la reali- de ideas que se ha desarrollado: al hombre se le ha
zación plena ese amor, que ha dado al hombre su dado su existencia para que la asuma con responsa-
existencia, por un lado como realmente propia, pero bilidad y haga con ella lo que es justo: realmente da-
también como finita y otorgada, del mismo modo da, pero "confiada"; del mismo modo que el mundo
que también le ha dado su libertad y su responsabili- le está dado, pero en la forma del "estar confiado",
dad personal como realmente propias, pero otorga- para que "lo cultive y lo conserve" (Gn 2, 15). Así
das. también la justicia y justificación de Cristo no le es-
Si digo: "yo", no lo digo de modo autónomo, sino tán puestas al hombre en la mano como "posesión"
sustentado por ese "tú" que me dice Dios. Lo digo suya, sino corno algo "confiado", como el último y
como mi yo real, pero desde Dios; es decir, en la pa- más precioso don del amor de Dios en manos de su
labra básica de mi existencia, que dice: "yo median- libertad, para que lo "administre" (Mt 25, 14 y ss.).
te él", o mejor dicho, y con piedad: "yo mediante ti". La Revelación, con su doctrina de que el hombre
De ese modo también tengo auténtica expiación, pe- ha recibido expiación en Cristo y ha quedado justifi-
ro mediante la expiación de Cristo; justificado, pero cado en Él, quiere decir también algo activo. La jus-
mediante su justicia. (Estas ideas no son deducciones ticia otorgada por Cristo no es mera "atribución jurí-
a partir de una dialéctica de la persona en filosofía dica", sino misión y fuerza, y se realiza, en el creyen-
natural, sino un intento de meditar supuestos previos te que la entiende bien, como incitación a cumplir en
y consecuencias que presenta la Revelación.) todas las formas la voluntad de Dios y a trabajar por

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Romano Guardini La justicia ante Dios

su Reino (cf. Gn y Mt, loe. cit.). también lo que expresan las palabras de Jesús:
Así comprendernos que el Apóstol que proclamó "Cuando hagáis lo que se os ha mandado, decid: so-
antes que nada este misterio, san Pablo, hubiera de mos criados sin mérito" (Le 17, 10). Estos dos "ele-
decir de sí mismo: "Por la gracia de Dios soy lo que mentos" sustentan, el uno en el otro, la acción cris-
soy; y su gracia, que Él me ha dado, no ha quedado tiana. También cimentan esa última incomprensibili-
sin efecto, sino que he realizado más que todos ellos, dad que es propia de toda acción cristiana: que es to-
pero no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmi- talmente propia, y sin embargo es otorgada: que le
go" (1 Co 15, 10). Todo el misterio de la gracia y de pertenece, y sin embargo es propiedad de Cristo.
su relación con la libertad se expresa aquí, y todo lo
que cupiera decir sobre ella no haría más que repetir Todo eso habría que incorporar en reflexión a lo
siempre lo mismo: en cuanto el creyente comprende que se ha dicho en las reflexiones precedentes. Para
rectamente la revelación de que existe en la justicia no poner en peligro la sencillez de las imágenes de
de Cristo se despierta en él el más decidido empeño los valores se prescindió de incorporar este elemento
de sinceridad y se da lugar a toda fecundidad moral. en la descripción de las "virtudes": el hacerlo así ha
Cierto que también con eso se realiza lo que se de quedar confiado a quien siga estas reflexiones.
llama "humildad" en la doctrina vital cristiana. Está Las "virtudes" de que se hablaba se convierten en
contenida en las citadas palabras del Apóstol: "No maneras de hacerse fecunda la justificación de Cris-
yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo." Y, to. Ésta les confiere una nueva plenitud y un nuevo
sin embargo, antes había dicho: "Yo he realizado carácter; lo que se indica con la abusada palabra "sa-
más que todos ellos." Aquí se prolonga esa fórmula grado".
básica de la existencia cristiana que expresa san Pa-
blo en la Epístola a los Gálatas, al decir: "Vivo yo,
pero no soy yo quien vive, sino Cristo en mf'' (2, 20). Quizá preguntará el lector: ¿Cómo ha de enten-
derse todo esto? Entender, de modo total, sólo se
Así, toda acción cristiana recibe ese doble carác- pueden entender cosas humanas; y si no se es racio-
ter: el empeño, la disposición, el esfuerzo por que la nalista se sabe que ni siquiera en ellas se logra del to-
justicia de Cristo dé fruto; pero, inmediatamente, do. Pues el hombre no es meramente "hombre", sino

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que lo es· corno creado y llamado; corno aquel a


quien la confianza de Dios le ha puesto el mundo en
la mano. Así es Él ese ser finito "hombre'', pero "jun-
to" con el ser creado, el ser llamado, el ser asumido
en confianza por Dios, y ¿quién se atrevería a decir
que la entiende? Si se trata plenamente de que Dios
mismo entra en la existencia dt?l hombre creyente; de
que se hace hombre y, aun dejando intacta la perso-
nalidad del creyente, sin embargo, conforme a las pa-
labras paulinas, es quien vive en él, ¿cómo habría de
poder "entenderse" eso?
Pero no se nos ha dado sólo la razón natural, sino
también la razón creyente, iluminada por la luz de la
revelación. Ésa entiende ... en la medida en que lo
hacen posible la gracia y la "pureza del corazón" (Mt
5, 8).

Se termin6 de imprimir en el mes de abril de 1994


en el Establecimiento Grdfico LIBRIS S.R.L.
MENDOZA 1523 (1824) • LANÚS OESTE
BUENOS AIRES •REPÚBLICA ARGENTINA

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