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WILLIAM S. KURTZ
Correspondiente de la Real Academia de la Historia
Licenciado en Filosofía y Letras
I. Introducción
Este artículo tiene como fin examinar un punto oscuro en la historia ecle-
siástica de Badajoz, donde unos pocos errores nimios han generado confu-
sión e inexactitudes que vienen arrastrándose desde hace siglos. En concreto
me refiero a la sucesión episcopal entre 1281 y 1299, correspondiente en su
mayor parte al reinado de Sancho IV y los primeros años de su sucesor
Fernando IV. El problema está en que los episcopologios aún vigentes estipu-
lan la existencia de cuatro obispos para este lapso temporal cuando, examina-
do detenidamente el caso, resulta que sólo hubo uno. Tal aserto se documen-
tará y demostrará, explicando incluso las razones de los errores cometidos
por anteriores investigadores.
Podría considerarse menor el tema aquí tratado, uno de aquellos
muchos puntos históricos en los que el error se corrige y se pasa página sin
alterar el discurso preexistente. Pero en este caso resulta que, tras desarmar
los errores pasados, se ha podido comprobar que, al reconstruir el discurso
histórico de este periodo en Badajoz, varía notoriamente la interpretación
tanto de los datos ya conocidos como la del discurso mismo. Con ello, por
una parte, ha terminado emergiendo una figura relevante como fue la de
don Gil, el obispo badajocense entre 1281 y 1299, quien tuvo un papel
prominente en la corte de Sancho IV que previamente no había sido consi-
derado en su justa medida. Por otra, se ha demostrado necesario reinterpre-
tar todos los eventos conocidos en esta época en cuanto afectan a la ciudad
y obispado de Badajoz, surgiendo un panorama bastante diferente del que
anteriormente se estipulaba.
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1. SOLANO 1929-1935.
2. Entiéndaseme, y en este sentido usaré dicho adjetivo a lo largo de este artículo, que por tradi-
cionalismo me refiero a una postura política y filosófica para la que toda realidad presente es
una derivación directa de un pasado (imaginado) en el que todo-era-como-tenía-que-ser y del que
por las maldades de algunos nos-hemos-apartado y que necesariamente se debe recuperar. El
que dicho pasado imaginado se elabore desde el mismo tradicionalismo proyectando sobre un
plano imaginado todo aquello que el defensor de la postura considera defensible y necesario
(es decir, una selección del presente que conoce, independientemente de su existencia real en
momentos históricos anteriores) sólo demuestra la incoherencia interna de la postura. El tradi-
cionalismo, así definido, nada tiene que ver con la tradición y su conocimiento (e incluso defen-
sa), toda vez que lo tradicional existe realmente en el tiempo y en él se transforma mantenien-
do las constantes que le definen como permanencia en lo temporal, es decir, como tradición.
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3. Al final de este trabajo se incluye un apéndice con una relación de las fuentes documentales
referentes a don Gil. Citaré los documentos por su número de orden en dicha relación.
4. Reconoceré lo problemático de tomar dichas listas de confirmantes como prueba absoluta. Sin
embargo, todo lo contrario ocurre con largas series documentales, con suficientes datos como para
constituir series coherentes, que sí pueden ser consideradas como base científica en la que apoyar
tanto la formulación de hipótesis como la demostración de las mismas. Hoy en día es posible
constituir estas series coherentes, y en ellas se apoya prácticamente todo lo dicho en este trabajo.
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su obra no debe ser considerada como una fabricación, como sí lo fue su argu-
mentación sobre la romanidad y mozarabidad de una supuesta antigua
diócesis en Badajoz. Debe imputarse a un mero error. Examinemos cada caso.
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27. EGIDIVS POPVLI PR/AESVL COLVMPNA PACESIS S CVIVS ET PEREMNIS IN PACE VITTA QVIESCAT.
28. HÜBNER 1975, p. 34 fecha la inscripción de San Mauro en el siglo XV, o, como mucho, sería
una copia tardía de una original del siglo VI. Personalmente me parece más factible la prime-
ra hipótesis.
29. SALAZAR Y CASTRO, 1697, vol. III, p. 430.
30. BELTRÁN DE HEREDIA 1966, p. 246.
31. GAIBROIS 1922, tomo I, p. 10.
32. FLÓREZ tomo 23, p. 413.
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III.4: Conclusión
A estas alturas queda claro que el don Gil que rigió el obispado de Bada-
joz fue una sola persona y no dos. Será, quizá, conveniente resumir las razo-
nes esgrimidas hasta ahora:
— no existen, ni existieron nunca, los obispos don Juan y don Alonso cita-
dos en los episcopologios tradicionales;
— no hay razones para distinguir entre un hipotético Gil de Colona y otro
Gil Ruiz, pues las causas por las que se les asignaron tales apellidos
familiares fueron una metodología errónea y la equivocada identifica-
ción de un sello;
— disponemos de una serie ininterrumpida y abundante de noticias, ciento
ocho en concreto, que citan a don Gil obispo de Badajoz y que abarcan desde
diciembre de 1281 hasta el mismo mes de 1297. En ningún momento se
deja entrever en estas noticias que se produjera un relevo entre dichas
fechas en la sede badajocense, al modo de la aparición de alguna referen-
cia a la eglesia de Badaiós vaga o algún otro tipo de mención similar;
— de no haber existido las fuentes erróneas que dieron pie a formular la
existencia de los obispos apócrifos, y con los datos realmente disponi-
bles, jamás se hubiera dudado de que el don Gil documentado históri-
camente es y siempre fue una sola persona.
En suma, no hay razón alguna para mantener, simplemente por inercia y
apego a los episcopologios tradicionales, la existencia de cuatro obispos
donde sólo hubo uno.
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36. Más que asamblea, apetece denominar a lo ocurrido en Valladolid en 1282 con el apelativo
de convención, un anacronismo, cierto, pero bastante descriptivo de lo que sucedió, o lo que se
pretendió que sucediera, en esa ocasión.
37. GONZÁLEZ JIMÉNEZ 2001.
38. Documento nº 4.
39. Acuerdos de la hermandad de obispos, abades y procuradores de las iglesias de los reinos
de León y Galicia, celebrada en Benavente en 1283, de 9 de mayo: Memorial Histórico Español
II, doc. CCXX, pp. 94-97; TEJADA RAMIRO 1855, pp. 669-670.
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40. Documento nº 3.
41. Documentos nos 5 y 8. Curiosamente estos dos documentos badajocenses dan las fechas
extremas documentadas de la estancia en Toledo de Sancho.
42. Crónica de Sancho IV de FERNÁN SÁNCHEZ DE VALLADOLID, capítulo lxxixº fol. 62r: Cito por el
manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid ms. 829, según está publicado en la Biblioteca
Digital Saavedra Fajardo: et luego fuese para Toledo et fizose coronar a él et a la rreyna doña Marja
su muger et coronaronlo quatro obispos: el vno fue don frey Fernando obispo de Burgos et el otro fue
don Gonçalo obispo de Cuenca et el otro fue don Alfonso obispo de Coria et el otro fue don Gil obispo de
Badajoz. Significativamente, dos obispos del Reino de Castilla y otros dos leoneses. La Crónica
latina de los Reyes de Castilla de JOFRÉ DE LOAYSA (parágrafo 53: Morel-Fatio 1898, p. 357) especi-
fica simplemente: in ecclesia sancte Marie toletane multum honorabiliter coronatus.
43. Curiosamente este Fray Fernando, que había asistido en 1282 a la Asamblea de Valladolid
donde se depuso a Alfonso X, presentó una queja formal junto con su homólogo palentino, al
respecto de que su voluntad había sido forzada y denunciando los acuerdos allí tomados. Su
presencia en la coronación de Sancho IV permite tantas interpretaciones que podemos decli-
nar el especificarlas.
44. Gonzalo García Gudiel, sobre este personaje, pariente del arzobispo toledano, véase DÍAZ
IBÁÑEZ 1996, pp. 144-145.
45. LINEHAN 1986.
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46. Documento nº 7.
47. Documento nº 5.
48. Documento nº 8.
49. Literalmente que lo fiçiessen a los cuerpos et aquanto que oviessen me tornarían por elo.
50. El día 18 del mismo mes estaría el rey en Baeza, según la documentación real (Gaibrois III,
doc. 5).
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51. Crónica de Alfonso X de FERNÁN SÁNCHEZ DE VALLADOLID, capítulo lxxviiº, fol. 57v; también
en este caso cito por el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, ms. 829, según está
publicado en la Biblioteca Digital Saavedra Fajardo.
52. … E despues desto salio dende et fuese para Cordoua et llegó le y mandado de commo se alçara la
villa de Badajoz et dexó a la ynfanta su muger en Cordoua et fuese luego para allá et dexó y con ella al
maestre de Calatraua et al maestre de Alcantara et al prior del Ospital et a don Ramjr Diaz con muchas
conpañas de caualleros et el leuó consigo a don Diego et a don Aluaro et a todos los otros rricos omnes
et quando llegó a Badajoz non lo quisieron acoger et tornóse para Mérida (Mjranda en el original).
53. Si ésa era exactamente la naturaleza de la relación entre el rey y don Gil.
54. Documento nº 9.
55. Documento nº 10.
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59. Del interesante personaje Velasco Velázquez se sabe bastante de su vida (MORENO NÚÑEZ
1982, 1992 y 2001, passim), pero no de su canonicato en Badajoz. Para su biografía remito a los
artículos mencionados, no sin citar que estuvo presente en la conquista de Jaén por Fernando
III (1246), su nombre aparece en la lista de infanzones heredados por este último rey en Úbeda,
Baeza y la frontera (Ximena Jurado 1654, p. 120), fue juez del rey, arcediano de Ávila (1297-
1303) y deán de la misma iglesia (1303-1307). Miembro de una rica familia, acopió numerosas
propiedades y señoríos que le donó Alfonso X.
Que la persona documentada en Ávila y en Badajoz fuera la misma lo prueba la carta que
Sancho IV envió al concejo de Badajoz prohibiendo que Velasco Velázquez cobrara las
rentas de Olivenza (Documento nº 14) al denominarle Velasco Velasques de Ávila myo juyz.
Un don Velasco aparece como canónigo de Badajoz el 2 de abril de 1261 (SOLANO I, parágra-
fo 369), que posiblemente sea este personaje. Se desconoce la fecha en que Alfonso X le
diera las rentas de la iglesia de Olivenza. Por otro documento que se citará más adelante en
el texto (MORENO NÚÑEZ, 1982, p. 171, doc. 3) está claro que participó en la rebelión de
Sancho contra su padre por lo que perdió Olivenza, siendo compensado por el infante.
Figura entre los acompañantes de la toma de posesión de Olivenza por don Gil, posible-
mente con la esperanza de recuperar las rentas de esta iglesia, pero vio defraudadas sus
expectativas toda vez que fueron asignadas a otro. Después de 1284, desaparece de la docu-
mentación badajocense.
60. No es un nombre común y como el documento le cita como clérigo de Alfonso X, a lo que
debe añadirse la homonimia, podría ser la misma persona que el conocido Isidro González.
Éste, procedente en origen del entorno de la reina Juana de Ponthieu (BALLESTEROS 1913, p.
52), segunda esposa de Fernando III, recibió de Alfonso X varias donaciones en Sevilla (op. cit.
docs. 14 y 77) en 1253 y 1256, y fue canónigo en esa misma ciudad desde al menos 1262 (op. cit.
docs. 117 y 167). En 1276 aparece actuando como escribano real (Memorial Histórico Español II,
p. 118). Desde 1286 en adelante (FLÓREZ, España Sagrada tomo 35, p. 456) hasta al menos 1291
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(GAIBROIS 1922, doc. 376) actuó como refrendario de los documentos de la cancillería de
Sancho IV. Desde ese mismo año (1286) en adelante (Memorial Histórico Español II p. 132; TEJA-
DA/RODRIGUES 2004, p. 17) ocupó el cargo de tesorero de Oviedo. Entre el 20 de junio de 1288
(GAIBROIS doc. 206) al 15 de agosto de 1288 (GAIBROIS doc. 213) aparece como canciller mayor
del infante don Fernando, cargo en el que le sustituyó en 1291 Alfonso Godínez.
61. García Pérez es más difícil de identificar con seguridad, pues son múltiples las personas
de este nombre en el entorno de Alfonso X. Es cierto que el carácter clerical del personaje
mencionado en el documento permite acotar la búsqueda y descartar algunos posibles candi-
datos, entre ellos el único otro García Pérez relacionado directamente con Badajoz (Colección
VI, p. 123, de 27 de agosto de 1277) donde el rey le identifica como mío juez en Zamora, lo que
parece equipararle con el homónimo Merino mayor en Galicia del rey sabio a cuya esposa
arrebató Zamora en 1282 el infante don Juan (Crónica de Alfonso X, cap. lxxviiº).
Sería tentador identificarle con el clérigo del rey de nombre García Pérez quien, junto con
Yudah Mosca el Menor, terminó de traducir en 1250 el Lapidario según consta en el prólogo de
dicha obra; y que probablemente sea la misma persona citada en GRANJA 1966 (obra no
consultada directamente) por sus habilidades lingüísticas en árabe.
Más fácil resultaría identificarle con el García Pérez, mío clérigo e canónigo de la eglesia de Santa
María de Sevilla, quien el 9 de agosto de 1253 recibió la donación de una heredad en Alinbayán
(BALLESTEROS 1913, p. 166 y doc. 24, p. xxvi).
Existe otra posibilidad más, otro García Pérez del estamento clerical. Se trata de quien fue
Arcediano de Marruecos, colaborando con el obispo del mismo territorio, fray Lope Fernán-
dez de Aín, en las embajadas ante la corte de Eduardo III de Inglaterra entre 1252 y 1260
(GOODMAN 1989, pp. 76-80; BOYNTON s/a, Vol. 4, pp. 243, 319 y 332 y Vol. 5, p. 115. En las citas
del segundo de los autores se le identifica con el apellido de Otteneya, localidad que no consi-
go identificar; y se especifica que en 1260 era tesorero de Sevilla); en 1256 este mismo perso-
naje fue testigo del documento que recoge la embajada pisana a Alfonso X proponiéndole el
título de Emperador (IBÁÑEZ DE SEGOVIA 1777, pp. 133 y 141). El 5 de mayo de 1256, García
Pérez fue enviado a Alemania, con carta plenipotenciaria para negociar con los electores y
conseguir sus votos para las pretensiones imperiales del rey castellano-leonés (DAUMET 1895,
pp. 10 y 147-149). En 1257 negoció un tratado entre Marsella y el rey de Castilla (RUFFI 1696,
pp. 135-136) y libró mil marcos de plata que este rey concedió al Senescal de Champaña Jean
de Joinville (MICHEL 1858, p. xxviii). SCHEFFER-BOICHORST 1888 trata ampliamente su implica-
ción en las embajadas de Alfonso X a Marsella y Pisa y su relación con la candidatura del rey
castellano al trono imperial.
No es cuestión de hacer aquí un tratado sobre este personaje, pero sí considero necesario decir
que por el momento no es posible asegurar que todas estas noticias correspondan a la misma
persona. Intuyo que sí, aun reconociendo que por ahora queda sin demostrar.
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62. AHN, OO.MM. Uclés c. 372 n. 3 (citado en GONZÁLEZ JIMÉNEZ 2001, p. 192).
63. MORENO NÚÑEZ 1982, p. 171 (doc. 3).
64. En Ávila.
65. Documento nº 13.
66. Documento nº 5.
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a don Gil y a los clérigos de Badajoz bajo su amparo, signo evidente de que
alguien poderoso les amenazaba, aunque el documento por desgracia no
aclara quiénes. No sería imposible relacionar este documento con la guerra
que según Brandaô70 hizo a las tierras de Badajoz el señor don Juan Alfonso
de Alburquerque, en apoyo del infante don Juan. El problema es que el autor
portugués situó dicha guerra en 1285, fecha bastante anterior al documento
citado, lo que tampoco es del todo determinante si entendemos que toda
acción bélica tiene sus prolegómenos y que tampoco suele ser de escasa dura-
ción. Más difícil es suponer que Sancho IV se molestara en amparar a los ecle-
siásticos contra fuerzas como las del señor de Alburquerque sobre las que
carecía de todo poder.
Hasta qué momento estuviera don Gil en su diócesis es imposible de
saber, pero parece que puede decirse que para la fecha del último documento
citado, 15 de octubre, ya estaba de nuevo en el entorno inmediato del rey. La
razón de esta suposición es que en su siguiente aparición documental,
simplemente como uno más de la lista de confirmantes de un privilegio
fechado el día 1871, aparece anejo a su nombre el cargo de notario mayor de la
cámara del rey. Sería lógico inferir que un nombramiento así requeriría la
presencia personal del interesado. La proximidad de fechas entre el docu-
mento amparando a don Gil y la primera aparición de su nuevo oficio, ambos
fechados en Zamora, apunta en la dirección de que estuviera en la corte,
aunque difícilmente pueda considerarse una demostración en toda regla de
esta posibilidad.
Por el título, el nuevo cargo parecería importante y posiblemente lo fuera,
pues la denominación misma apunta a que sus funciones genéricas serían las
de encargarse de la secretaría personal del rey72. Se ha interpretado, incluso,
este cargo como antecedente de otros similares de fecha posterior y como una
manifestación de que en época de Sancho IV comenzó la separación entre las
funciones personales del rey y las de la administración general del reino.
Pero, se impone un mínimo de cuidado en las interpretaciones, aunque sólo
sea porque no se ha conservado, o no ha sido identificado fehacientemente,
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74. Crónica de Sancho IV, capítulo lxxxiiiiº; por alguna curiosa razón, este conflicto se ha
presentado siempre como algo puramente local y no como parte de una crisis generalizada en
el reino; quizá porque prácticamente todos los autores que han tratado o mencionado el tema
siguen acríticamente el texto presentado en la Crónica referida.
75. Documento nº 61.
76. Documento nº 66.
77. GAIBROIS doc. 300.
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rey, al igual que ocurriera en 1284, y que su presencia debe ser interpretada
como una cuestión meramente política y no eclesiástica.
En el mismo contexto de la guerra con Aragón de 1288 y de la autoprocla-
mación del infante de la Cerda es necesario situar otro acto organizado por
Sancho IV que sólo puede interpretarse como un evento propagandístico con
fines de autoafirmación dinástica. Se trata del reentierro en la parte alta del
presbiterio de la capilla mayor de la catedral toledana del emperador Alfonso
VII, de Sancho III de Castilla y de Sancho II de Portugal, efectuada el día 21
de noviembre de 128978. Ofició el entierro Gonzalo Pérez Gudiel79, arzobispo
de Toledo, con la participación del obispo de Badajoz, y los prelados Juan
Alfonso, obispo de Palencia, Diego, obispo de Cartagena80, Martín, obispo de
Astorga, y Juan Martín, obispo de Tuy. El acto, especifican las fuentes, contó
con la presencia del rey Sancho IV, además de con otros nobles, de los que se
citan específicamente a don Fernando Pérez Ponce, ayo del infante don
Fernando, y Juan Fernández de Limia. Nuevamente, don Gil participó en una
liturgia política efectuada en la catedral de Toledo. Es significativo constatar
que en el reinado de Sancho IV hubo dos liturgias de esta naturaleza, ambas
celebradas en el mismo lugar, y en ambas intervino el obispo de Badajoz con
el rey Sancho: la coronación de 1284 y este reentierro de los reyes viejos. Otra
manifestación más de la cercanía entre el rey y este obispo.
Después de este acto, cabe suponer que don Gil volviera a su diócesis,
vista la fecha del documento nº 66, posterior en cuatro meses al acto celebra-
do en Toledo. Cierto es que se disponen de dos privilegios, de 18 de diciem-
bre de 1289 y de 5 de febrero de 129081, ambos otorgados en Toledo, donde
aparece en la lista de confirmantes, pero no es ése un argumento definitivo
sobre la ubicación personal del prelado, aunque no repugnaría a la razón
pensar que se hubiera detenido en la corte algún tiempo antes de regresar a
su diócesis.
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También está claro que don Gil aprovechaba los momentos políticos propi-
cios en beneficio de sus intereses. Un ejemplo clarísimo es el siguiente.
El 16 de octubre siguiente85, en Toro, Sancho IV ordenó a Juan Alfonso de
Alburquerque que facilitara al obispo de Badajoz el cobro de los diezmos de
Azagala. Un mes después86, este gran señor ordenó al alcaide de su señorío
para que pagara a don Gil los derechos que este tenía en las iglesias de La
Codosera y Benavente. Tras lo que aparenta ser, y de hecho también fue,
simplemente una cuestión menor de rentas eclesiásticas y de usurpaciones
señoriales de derechos episcopales se esconde realmente un tema meramente
político de ámbito extra-eclesiástico: según informa la Crónica de Sancho
IV87, hacia abril a junio de 1291, don Juan Alfonso de Alburquerque andaua
alboroçandose en Galizia por consejo de don Juan Nuñez et en su ayuda, e otrosi el
rey don Deonjs de Portogal que queria desabenjrse del rrey; ante lo cual Sancho IV
fuese para Galizia asosegar a don Juan Alfonso de Alburquerque. Et desque lo ouo
sosegado fue a Santiago en rromería. Dicha presencia en Santiago está atestigua-
da el 26 de julio de dicho año88, con lo que es posible establecer una relación
cronológica entre el asosegamiento de don Juan Alfonso y la orden que recibió
de facilitar a don Gil las rentas de Azagala y otras poblaciones del señorío de
Alburquerque; una forma de castigo al reducir el dinero que este poderoso
señor recaudaba a la par que una muestra de su sometimiento al poder real.
El que las disputas continuaran y Alburquerque siguiera siendo un punto de
apoyo para los contrarios al rey89, sólo demuestra que poco sosegado quedó
don Juan Alfonso por la expedición gallega de Sancho IV.
Estuviera donde estuviera en estos momentos, reaparece poco después en
la ciudad de Badajoz, el 17 de abril de 1292, haciendo leer y ejecutar90 la antes
citada sentencia real dada en Ciudad Rodrigo. En octubre del mismo año,
Velasco Pérez, uno de los alcaldes y jueces de la ciudad, amojonó y le otorgó
al obispo una tierra en la ermita que dizen de Santa María de Caya, acto que fue
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97. Vistas la frecuencia de coincidencias entre don Gil y don Gonzalo Pérez Gudiel y el papel
tan preeminente de este último personaje en la política de Sancho IV (brazo ejecutor de la
toma de cuentas y caída en desgracia de Gómez García abad de Valladolid, partidario del
conde don Lope Díaz de Haro, favorable a la alianza con Francia, contrario a Aragón, presen-
te en el magnicidio de Alfaro, y en tantos otros eventos de importancia) sería tentador alinear
a don Gil con su acción política, salvo que no existe ningún dato explícito que lo avale.
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Estos obispos eran sólo una parte pequeña de la nómina de prelados del
reino y en actos tan significativos como los reseñados se echaría en falta la
presencia de algún personaje relevante que otro (por ejemplo, brillan por su
ausencia los arzobispos de Compostela y de Sevilla). La coincidencia de los
mismos en los mismos tipos de actos no puede ser exactamente eso, una coin-
cidencia, por lo que entiendo que la reiterada coincidencia de las mismas
personas en actos de esta naturaleza, siempre cercanas a las personas de
Sancho y de su esposa María de Molina, parecen indicar la existencia de un
grupo de poder, facción sería mucho decir, compuesta por prelados que coin-
cidían en la defensa de los intereses de la pareja real98. Ir más lejos en el análi-
sis de este hecho exigiría meterse a fondo en todo el entramado político del
reinado de Sancho IV, tema que excede a mi intención con este trabajo; por
ahora considero suficiente haber apuntado y manifestado la existencia de este
grupo de eclesiásticos dentro de dicho entramado.
No obstante, sí quisiera hacer una observación al respecto. La interpreta-
ción de buena parte de estos prelados como miembros del círculo cortesano
del poder obliga a replantear la lectura habitual de su presencia en estas
cortes como representantes del clero, de todo el estamento eclesiástico como
tal. Parece más bien que su presencia debe interpretarse en otro sentido:
acudían como miembros de lo que hoy llamaríamos el gobierno, valga el
anacronismo como símil de lo que intento explicar, en el que sus cargos ecle-
siásticos no serían más que un elemento anejo a su actuación política-admi-
nistrativa99. Porque es obvio que contra ellos en concreto iba el que las
mismas cortes expulsaran de su seno a ricos hombres y prelados100 según
consta de una queja elevada por el arzobispo toledano y en la que uno de los
testigos fue don Gil; y más aún, contra ellos iría la provisión segunda del
ordenamiento de esta asamblea, por el que se obligaba a los clérigos de la
corte de Sancho IV a volver a los lugares donde ejercieran su ministerio101. Lo
que a su vez permite también explicar el llamado ordenamiento de los prelados
98. El obispo de Coria, recordemos, había sido canciller de la reina María de Molina.
99. Este planteamiento no es nuevo, simplemente confirma otros, en la línea de lo defendido
por PÉREZ PRENDES 1974.
100. BENAVIDES 1860, p. 40.
101. CORTES I, p. 131: Otrosí que todos los arçobispos e obispos e los abbades que vayan bevir a sus
arçobispados e obispados e a sus abbadías et los clérigos a sus logares, salvo los capellanes que cumplie-
ren para nuestra capiella que anden connusco.
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Cámara y García Ferrandes, canónigo, sometieron al arbitraje del obispo don Gil
su pleito sobre un heredamiento en Malpartida. Este dato no es conclusivo al
respecto, podría tratarse de un mero formulismo jurídico, aunque la redacción
tiende a apuntar que el obispo estuviera presente, pero es el único disponible.
La última noticia documental de don Gil en vida es el permiso, dado en
Valladolid el día de Navidad de 1297, por el que los tutores de Fernando IV107
le permitían dejar en capellanías al cabildo de Badajoz la dehesa de la Grulla
que en su día le donara Sancho IV, permiso que quizá pretendiera compensar
la pérdida de Campomayor de unos meses atrás en virtud del tratado de
Alcañices. Esta donación deja ver, por otra parte, que el obispo ya estaba
preparando su testamento, lo que indica que se sentiría viejo o enfermo. Más
importante, indica que sus relaciones con el cabildo de la catedral de Badajoz
eran buenas, lo que para cualquier obispo ya es un logro positivo y que
requiere siempre un trabajo paciente y unas buenas habilidades diplomáticas.
Este detalle refuerza la hipótesis antes mencionada de que don Gil se retirara
después de las cortes vallisoletanas a su diócesis y que se dedicara allí a labo-
res propias de su ministerio. Tampoco lo demuestra. Como dije antes,
después de 1295 escasean los datos y su interpretación no es, de ninguna
manera, unívoca.
Después, nada, don Gil no vuelve a aparecer. Como resulta obvio, mori-
ría, pero es imposible saber cuándo. Hasta mayo de 1299108, año y medio
después de la donación al cabildo, no aparece la expresión en las listas de
confirmaciones de la eglesia de Badajoz vaga. En algún momento entre estas
dos fechas se produciría su óbito.
Realmente, el último documento sobre don Gil es la lápida funeraria que,
con su nombre y efigie se conserva en el ábside de la Antigua de la catedral
de Badajoz. Sea verdadera o falsa, tema comentado anteriormente, su existen-
cia en la catedral actual, obra del siglo XV en adelante109, apunta a la posibili-
dad de que en origen existiera una tumba de este obispo en la catedral de San
Juan de Badajoz, posibilidad sustentada además en la donación que le hiciera
don Gil al cabildo de la dehesa de la Grulla.
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110. CORTÉS I, pp. 133-135 y ACBa Pergaminos Carpeta I nº 1: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 625 ss.
111. BENAVIDES 1860, p. 229.
112. Agnani 13 de junio de 1300, Reg. Bonifacio VIII, nº 3645, publicado en DIGARD 1904, p. 738.
113. Personajes totalmente desconocidos en la historia badajocense, o al menos de quienes no
consta documentación ni noticia alguna. Alfonso Rodríguez, dado lo común de su nombre, es
imposible de rastrear. De Juan de Acre puede suponerse que fuera familia del homónimo hijo
del rey de Jerusalén y regente del imperio latino de Constantinopla Juan de Brienne y de Beren-
guela (hija de Alfonso IX de León), conde de Monfort, copero del rey de Francia y quien en 1291
se hizo vasallo de Sancho IV. Según MOREL-FATIO 1898 (nota 8), murió en 1296; como este autor
suele saber de qué estaba hablando, no creo que fuera el candidato a la diócesis de Badajoz.
373
Don Gil, obispo de Badajoz
aspectos bastante problemáticos, por poco conocidos, como son sus orígenes,
entorno y similares.
Sobre el origen del personaje, entendiendo como tal su familia y anteceso-
res, nada se sabe. El único dato al respecto es una anotación en el Libro Becerro
de visitaciones de casas y heredades, o inventario de los bienes del cabildo de
Ávila114, que, al referirse a unas casas en la calle abulense de la Pescadería, indi-
ca que los hizo gil obispo de Badajós (fol. 7r) y gil dºs (Domínguez) obispo de Bada-
jós (fol. 98). Es un dato, nada malo, pero con dificultades para ser plenamente
aceptable por ser único, por carecer de cualquier otra confirmación, y por ser
algo posterior (el libro está fechado hacia 1303) a la muerte del personaje.
Como la documentación medieval no está exenta de errores e incongruencias,
me encontraría más cómodo si se contara con otra fuente que lo confirmara de
alguna manera. A modo de ejemplo: recordemos que, en el momento de
confeccionar el libro referido, regía la diócesis cordobense justamente un Gil
Domínguez; o, que en la nómina de clérigos de Uclés115 figura como muerto un
2 de diciembre un tal don Gil obispo de Segovia, personaje totalmente inexis-
tente. Al respecto, López de Agurleta identifica correctamente el error y vincula
este don Gil segoviano con el arcediano de Cartagena, don Gil, quien fue secre-
tario de la reina doña Violante. No es del todo imposible que la adscripción a
Segovia fuera un error y que efectivamente el obispo badajocense hubiera sido
antes clérigo de Uclés, pero esto entra ya en el terreno inútil de las especulacio-
nes. La existencia, eso sí, de la anotación en el libro becerro de la catedral de
Ávila apunta a que, por la razón que fuere, don Gil de Badajoz poseía propie-
dades en dicha ciudad y que las cedió al cabildo correspondiente. Poco más
podemos sacar del dato.
Porque también sería vana especulación asociar al obispo don Gil de
Badajoz, Gil Domínguez según la fuente abulense, con los personajes del
mismo nombre identificables en la corte de Alfonso X, la reina Violante y el
infante Sancho. Cierto es que el arcediano de Cartagena, secretario o notario
de la reina Violante en 1267 y 1276116, se llamaba don Gil, pero no consta en
ningún lugar que fuera elevado a obispado alguno, aunque no hubiera sido
ilógico pensarlo. También consta un Gil Domínguez quien actuó como
114. AHN, Códices, L.484; BARRIOS GARCÍA 1981, pp. 229 y 423 respectivamente.
115. LÓPEZ DE AGURLETA (¿?) sin fecha, fol. 161v y LÓPEZ DE AGURLETA 1716, fol. 196r-v.
116. MAÑUECO/ZORITA 1920, II, p. 295, en nota y p. 391, respectivamente.
374
WILLIAM S. KURTZ
117. Memorial Histórico Español II, pp. 33, 41, 42 y 43 y BEJARANO RUBIO 1986, docs. III-IV, pp.
153-154.
118. GAIBROIS 1922, doc. 96.
119. VACA LORENZO 1988, p. 22.
120. FERRERO 2006.
375
Don Gil, obispo de Badajoz
En resumen, no es posible, hoy por hoy, saber quién era y de dónde venía
el Gil que llegó a obispo de Badajoz.
376
WILLIAM S. KURTZ
377
Don Gil, obispo de Badajoz
VI. Recapitulación
Este recorrido por la documentación referida al obispo badajocense don
Gil ha revelado la existencia de un personaje, de una personalidad de la corte
de Sancho IV, previamente desconocido. Ha sido posible reconstruir su
trayectoria vital con cierta seguridad, al menos a grandes rasgos, pese a lo
cual sigue siendo una figura evanescente de la que, en último término, desco-
nocemos más de lo que sabemos. Como de tantos otros personajes medieva-
les, se desconoce todo de su vida personal. Está documentado que mantuvie-
ra casa (oficiales y criados) y poco más: su posible nombre familiar
(Domínguez) y que construyó algunas casas en la calle de la Pescadería en
Ávila que legó al cabildo de dicha ciudad. Eso es todo. Igualmente, cabe
pensar que perteneciera al clero secular, al carecer del apelativo fray; es más,
fue el primer obispo badajocense que procedió de este estamento clerical.
El rasgo más sobresaliente que se trasluce de su trayectoria es la cercanía
a la persona de Sancho IV, junto con quien se rebela, a quien corona y a quien
acompaña en diferentes momentos cruciales de su vida. Una persona en la
que el rey confiaba lo suficiente como para confiarle la misión de actuar en su
nombre en la ciudad de Badajoz después de las dos rebeliones de esta ciudad
contra la autoridad de Sancho. Esta cercanía, indudable, contrasta por otra
parte con el hecho de que apenas se le mencione en la crónica de Sancho IV,
en cuya narración y discurso tanto papel tuvieron los diferentes privados,
que repetidamente son mencionados y calificados de tales. Don Gil tuvo con
Sancho un cierto grado de privanza, en el sentido medieval de la palabra, a
pesar de lo cual en la Crónica apenas se le mencione más que como partici-
pante en los actos litúrgicos de la catedral de Toledo. Puede que esto apunte a
que su papel en la corte no debió ser de primera fila, sino de actuante discre-
to y al servicio directo del rey. Un poder gris, si se quiere, y en cualquier caso
un obispo claramente cortesano.
A diferencia de bastantes otros clérigos cercanos a la corte, no consta que
acumulara propiedades y señoríos, tan sólo se sabe que le donaron la dehesa
de la Grulla que eventualmente legara al cabildo de Badajoz. Bien es verdad
que consta que obtuvo beneficios cuando actuó en la coronación de Sancho y
cuando estuvo con él en Ciudad Rodrigo, lo que podría sugerir cierta venali-
dad, mas no excesiva; al respecto, es poco lo que recibió en general. En este
aspecto difiere de la materialista impresión general que causa el episcopado
378
WILLIAM S. KURTZ
hispano medieval y que tan duramente fue criticado por el Dr. Linehan126. La
cercanía al rey viene resaltada por su práctica desaparición de la vida política
de la corte una vez muerto Sancho.
En el terreno de las suposiciones fundamentadas, puede pensarse que
su trayectoria personal y profesional previa al episcopado se desarrollara en
la corte de Alfonso X, aunque sólo sea por razones cronológicas toda vez
que su nombramiento es anterior a la abierta rebelión contra este rey; cuál
pudiera ser dicha trayectoria es algo sobre lo que la información no es que
escasee, es inexistente.
Sobre su labor en la diócesis, el silencio. Las disputas en las que participó
relativas a asegurarse las rentas eclesiásticas de Olivenza y otras poblaciones
en 1284, y las que mantuvo algunos años más tarde con Juan Alfonso de
Alburquerque, se explican mejor dentro de la dinámica política de los intere-
ses reales que aplicando el modelo habitual en la historiografía eclesiástica de
considerarlas una disputa por la recuperación de derechos usurpados por el
poder temporal, lo que también fueron. No es que se despreocupara de las
rentas, obviamente se ocupó de conseguirlas, lo que planteo es que sus accio-
nes se explican mejor al tratarlas desde una visión y paradigma de la política
del momento que aplicando el discurso historiográfico tradicionalista que
gusta de presentar a los obispos como víctimas impotentes de exacciones
ajenas resarcidas acaso por algún acto de justicia universal. A modo de ejem-
plo: aún hoy se describe la actuación de don Gil en Olivenza como una recu-
peración de derechos históricos perdidos, cuando queda visto que sólo fue, lo
que no es poco, un acto de afirmación del nuevo poder ejecutivo y de las
circunstancias políticas derivadas del cambio del poder real desde Alfonso X
a su hijo Sancho IV; y que el discurso recuperativo fue, y es, una conveniente
explicación ex post facto. Es más, aún hoy en España sobran discursos basados
en la recuperación de todo tipo de derechos históricos (generalmente mal
fundamentados) y todos nos beneficiaríamos de un punto de vista realmente
objetivo y, sí, moderno, que implicara su desaparición. Otro tanto puede
decirse de la persistencia, en tantos ámbitos, de discursos victimistas, de una
considerable hipocresía cuando lo manejan, o son aplicados a, personajes o
entidades dotadas de poder ejecutivo real, como pudo verse en el caso del
ordenamiento de los prelados de las cortes vallisoletanas de 1295.
126. LINEHAN 1971, y las críticas que hace a esta obra NIETO SORIA 1982, pp. 198-199.
379
Don Gil, obispo de Badajoz
380
WILLIAM S. KURTZ
1
1281, diciembre, 16; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
GONZÁLEZ JIMÉNEZ 1991, p. 519
2
1282, abril, 4; Valladolid
Suscribe un documento con otros obispos en la asamblea de Valladolid, el obispo
Aegidius pacensis
TEJADA RAMIRO 1855, pp. 668-669
3
1282, julio, 13; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
Memorial Histórico Español II, p. 85; BALLESTEROS 1913, p. ccxlix; GONZÁLEZ JIMÉNEZ
1991, p. 529
4
1283, mayo, 13; Benavente
Junto con los obispos Melendo, de Astorga; Suero, de Zamora; y Alfonso, de Coria;
da indulgencias a quienes contribuyeran a la construcción del monasterio de San
Andrés de Vega de Espinareda (León).
GÓMEZ BAJO 1993, pp. 41-42
5
1284, abril, 24; Toledo
Sancho IV ordena a los concejos de Olivenza, Villanueva de Barcarrota, Táliga, los
Santos, y Aldea de los Caballeros que den los diezmos a don Gil
ACBa Pergaminos, carpeta II nos 8, 9 y 11: publicado en SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 665-
668 y 671-673
6
1284 (primera quincena de mayo); Toledo
Participó en la coronación de Sancho IV, junto con los obispos de Burgos (fray
Fernando), Cuenca (Gonzalo) y Alonso (Coria)
Crónica de Sancho IV capítulo lxxixº fol. 62r
381
Don Gil, obispo de Badajoz
7
1284, mayo, 4; Toledo
Aparece en el libro de cuentas de Sancho IV, en este día, en Toledo, cobrando 550
maravedís de la moneda de la guerra, para su vestir, puestos en los sobrecogedores de
la moneda forera del obispado de Badajoz
AHN Códices L.1009bis, fol. 3v
8
1284, mayo, 9; Toledo
Sancho IV manda que se cumplan los privilegios y derechos de don Gil
ACBa Pergaminos, carpeta II nos 8, 9 y 11: publicado en SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 665-
668 y 671-673
9
1284, mayo, 20; Táliga (Badajoz)
Toma de posesión de Táliga
ACBa Pergamino II nº 8; SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 665ss
10
1284, mayo, 20; Barcarrota (Badajoz)
Toma de posesión de Villanueva (de Barcarrota)
ACBa Pergamino II nº 11; (SOLÍS/DURÁN 1998 pp. 671ss
11
1284, mayo, 23; Puebla de los Santos (Badajoz)
Toma de posesión de Puebla de los Santos
ACBa Pergamino II nº 9; SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 667ss
12
1284, mayo, 24; Olivenza
Toma de posesión de Olivenza
ACBa Pergamino II nos 6 y 7; SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 660ss
13
1284, junio, 10; Badajoz
El ayuntamiento da testimonio de que Olivenza pertenece al obispado de Badajoz, y
sobre los litigios habidos por territorios con las órdenes del Temple y de Uclés
ACBa Pergamino II nº 10; SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 669-671, traslado del siglo XIV
(época del obispo don Simón, aproximadamente 1309-1326) de otro traslado de 12
de octubre de 1293 de sendos documentos de 26 de mayo de 1276 y 3 de agosto de
1277; documentos todos referidos a este pleito entre Badajoz y las órdenes colin-
dantes a su territorio.
382
WILLIAM S. KURTZ
14
1284, julio, 23; Sevilla
Sancho IV se dirige al concejo de Badajoz para que las rentas de la iglesia de Oliven-
za se den a los nombrados por el obispo don Gil, y no a Velasco Velázquez de Ávila
juez del rey.
ACBa Cartas Reales 2, FERNÁNDEZ et alii 2006, p. 4
15
1284, julio, 28; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
Colección VI, p. 165
16
1284, agosto, 10; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
ORTIZ DE ZÚÑIGA 1795, vol. I, p. 355
17
1284, agosto, 13; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
Archivo Municipal de Murcia, Arm. 1, Priv. núm. 145
18
1284, agosto, 20; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III, p. ix, doc 12
19
1284, octubre, 6; Salamanca
Confirmante de un privilegio real
TORRES Y TAPIA 1763, p. 419
20
1284, octubre, 13; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
TORRES FONTES 1963 p. 98
21
1284, octubre, 15; Zamora
Sancho IV toma a don Gil y a los clérigos de Badajoz bajo su amparo
ACBa Pergaminos, carpeta II nº 12: publicado en SOLÍS/DURÁN 1998, p. 673-4
383
Don Gil, obispo de Badajoz
22
1284, octubre, 18; Zamora
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey.
ORTEGA Y COTES et alii 1759, p. 116
23
1284, octubre, 20; Zamora
Confirmante de un privilegio real, aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
PALACIOS MARTÍN 2004, p. 233; ORTEGA Y COTES et alii 1759, p. 118
24
1284, octubre, 22; Zamora
Confirmante de un privilegio real, aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
PALACIOS MARTÍN 2004, p. 236; ORTEGA Y COTES et alii 1759, p. 119
25
1284, noviembre, 2; Toro
Confirmante de un privilegio real
MANUEL 1800, p. 262
26
1284, noviembre, 30; Valladolid
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey
FÉROTIN 1897, p. 279
27
1285, enero, 6; Atienza
Confirmante de un privilegio real
CODEA127 doc. 1122; según GAIBROIS III, p. xxvi, fue el 12/enero/1285; según la
misma autora, p.xxviiii, doc. 44, la fecha fue el 16/enero/1285
28
1285, enero, 7; Madrid
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey
GAIBROIS III, p. xxv, doc. 39; (SÁNCHEZ BELDA 1951, p. 14 y 53, cita AHN Clero leg. 1427
29
1285, febrero, 8; Almansa
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey
FRANCO SILVA 1990, p. 47
384
WILLIAM S. KURTZ
30
1285, mayo, 28; Toledo
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey
MANUEL 1800, p. 374
31
1285, agosto, 26; Sevilla
Confirmante de un privilegio real, aparece como notario mayor de la cámara del rey
CODEA doc. 1124
32
1285, septiembre, 26; Sevilla
Confirmante de un privilegio real, aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MUÑOZ TORRADO 1915, p. 173
33
1285, septiembre, 26; Sevilla
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
ANÓNIMO 1887, p. 207
34
1285, noviembre, 25; Sevilla
Confirmante de un privilegio real, aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
CODEA, doc. 1123
35
1286, enero, 29; Zamora
Confirmante de un privilegio real
MARTÍN et alii 1977 p. 401
36
1286, febrero, 16; Benavente
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
GAIBROIS III, p. lxviii, doc. 105; SÁNCHEZ BELDA 1951, p. 53, cita AHN Clero leg. 575;
quien sitúa la fecha en enero
37
1286, mayo, 1; Burgos
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
GAIBROIS III, p. lxxi, doc. 111
38
1286, mayo, 23; Burgos
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
FERNÁNDEZ 1959, p. 170
385
Don Gil, obispo de Badajoz
39
1286, julio, 8; Villafranca de Valcárcel
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
BERGANZA 1721, p. 494
40
1286, septiembre, 1; Santiago de Compostela
Confirmante de un privilegio real
FLÓREZ, t. XXXV, p. 457
41
1286, octubre, 4; León
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MARTÍNEZ MARTÍNEZ 2003, p. 303; Colección VI, p. 178
42
1286, diciembre, 2; Palencia
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MAÑUECO/ZORITA 1920, III, p. 89
43
1287, marzo, 3; Atienza
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
FÉROTIN 1897, p. 286
44
1287, marzo, 11; Segovia
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MAÑUECO/ZORITA 1920, III, p. 97
45
1287, mayo, 21; Badajoz
Documenta varios sobrinos: Garçía Roys y Gil Roys, que tenían una heredad entre
Talavera y Malpartida; otro sobrino Iohan Ruys
ACBa pergamino II nº 13: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 674 ss
46
1287, mayo, 10; Burgos
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
FÉROTIN 1897, p. 288
47
1287, junio, 2; Burgos
Confirmante de un privilegio real; aparece como notario mayor de la cámara del rey
GAIBROIS III, p. xcvii, doc. 158
386
WILLIAM S. KURTZ
48
1287, agosto, 17; Toro
Confirmante de un privilegio real
CODEA doc. 1125
49
1288, febrero, 15; Toro
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
ECHÁNIZ SANS 1993, p. 63
50
1288, marzo, 6; Toro
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MAÑUECO/ZORITA 1920, III, p. 138
51
1288, marzo, 26; Carrión
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
VILLAR GARCÍA 1990, pp. 338 y 342
52
1288, abril, 25; Valladolid
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
GAIBROIS III, p. cxix, doc. 195
53
1288, abril, 27; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III, cxxi, doc. 198
54
1288, mayo, 21; Soria
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
MAÑUECO/ZORITA 1920, III, p. 152
55
1288, mayo, 23; Soria
Confirmante de un privilegio real
LOPERRÁEZ 1788, p. 226
56
1288, agosto, 8; Vitoria
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
GAIBROIS III, cxxviii, doc. 211; SÁNCHEZ BELDA 1951, pp. 14 y 53; cita documento AHN,
Clero, legajo 139
387
Don Gil, obispo de Badajoz
57
1288, diciembre, 10; Burgos
Confirmante de un privilegio real aparece como Notario mayor de la Cámara del Rey
GAIBROIS III, cxxxvi, doc. 223; SÁNCHEZ BELDA 1951, pp. 14 y 53, cita AHN Sahagún
nº 194
58
1288, diciembre, 12; Burgos
Confirmante de un privilegio real
PÉREZ/ESCALONA 1772, p. 625
59
1289, abril, 1; Burgos
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III, cxlv, doc. 243
60
1289, abril, 26; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
CODEA doc. 389
61
1289, junio, 1; Badajoz
Sentencia del obispo don Gil y de Estevan Peres Godino alcalde del rey en Badajoz,
ambos sesmeros del rey en Badajoz,
ACBa pergamino II nº 14: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 678-679
62
1289, octubre, 29; Guadalajara
Confirmante de un privilegio real
MANUEL 1800, p. 310
63
1289, noviembre, 21; Toledo
participa en la traslación de los restos de Alfonso VII, de Sancho III de Castilla y de
Sancho II de Portugal en la catedral toledana, en presencia del rey Sancho IV, junto
con don Gonzalo, arzobispo de Toledo, don Juan Alfonso, obispo de Palencia,
Diego, obispo de Cartagena, Martín, obispo de Astorga, y Juan Martín, obispo de
Tuy; además: don Fernando Pérez Ponce, y Juan Fernández de Limia, además de
otros nobles
JOFRÉ DE LOAYSA, Crónica de los Reyes de Castilla, parágrafo 53; ed. de MOREL-FATIO
1898, p. 357; Anales Toledanos III, FLÓREZ t. 23, p. 416
388
WILLIAM S. KURTZ
64
1289, diciembre, 18; Toledo
Confirmante de un privilegio real
IZQUIERDO BENITO 2005, p. 62
65
1290, febrero, 5; Toledo
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III, clxxxi, doc. 291
66
1290, junio, 1; Badajoz
Sentencia del obispo don Gil y de Iohan Rois de la Rocha alcalde del rey en Badajoz,
ambos sesmeros del rey en Badajoz
ACBa pergamino II nº 15: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 679ss
67
1290, agosto, 1; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
CODEA doc. 1126; BARRIOS GARCÍA 1981, p. 128
68
1291, enero, 11; Toledo
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III, ccx, doc. 329
69
1291, abril, 28; Burgos
Sancho IV hace donación al obispo don Gil de la Dehesa de la Grulla
ACBa pergamino II nº 16: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 682ss
70
1291, septiembre, 17; Ciudad Rodrigo
Sentencia dada por Sancho IV sobre impuestos (yantares) del rey en Ouguela y
Campomayor.
ACBa pergamino II nº 20: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 688ss)
71
1291, octubre, 16; Toro
Sancho IV ordena a Juan Alfonso de Alburquerque que facilite al obispo el cobro de
los diezmos de Azagala.
GAIBROIS III, doc. 377
389
Don Gil, obispo de Badajoz
72
1291, noviembre, 15; Medina del Campo
Juan Alfonso de Alburquerque ordena a su alcaide de Alburquerque que pague a
don Gil los derechos que tiene en las iglesias de La Codosera y de Benavente
GAIBROIS III, doc. 382
73
1292, enero, 16; Burgos
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III p. cclxv, doc. 395
74
1292, abril, 17; Badajoz
Ejecución de la sentencia sobre yantares del rey en Ouguela y Campomayor
ACBa pergamino II nº 20: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 688ss
75
1292, octubre, 25; Badajoz
Velasco Peres alcalle del Rey et de Badaios et teniente las veses de Lope Peres juis del Rey en
ese mismo lugar amojona y entrega al obispo don Gil un espacio en la hermita que dizen
de Santa María de Caya
ACBa pergamino II nº 19: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 686ss
76
1292, noviembre, 22; Sevilla
Confirmante de un privilegio real
AAVV 2006, p. 42
77
1292, diciembre, 10; Badajoz
El obispo conmina a Alfonso Godines, chanciller del infante don Fernando, a devol-
verle aceñas y molinos, ante Velasco128 Peres alcalle del Rey et de Badaios et teniente las
veses de Lope Peres juis del Rey en ese mismo lugar.
ACBa pergamino II nº 18: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 685 ss
78
1293, mayo, 23; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS IIII, p. cccxxx, doc. 484
390
WILLIAM S. KURTZ
79
1293, octubre, 4; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS IIII, p. cccxliii, doc. 499
80
1294, enero, 11; Badajoz
Aparece un Miguel Sánchez criado del obispo e hijo de don Domingo Bejarano
ACBa pergamino III nº 3; SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 693ss
81
1294, marzo, 3; Valladolid
Sancho IV dirige una carta a Don Gil y al cabildo, pidiendo dinero para la guerra
contra los benimerines, y a otras iglesias
AHN Códices L.985, fol. 1
82
1295, febrero, 4; Madrid
Confirmante de un privilegio real
Colección VI, p. 192
83
1295, abril, 24; Toledo
Confirmante de un privilegio real
GAIBROIS III; cdix, doc. 594
84
1295, junio, 23; Valladolid
Presente en la comitiva de la reina María de Molina al entrar en Valladolid para
cortes, junto con muchos otros prelados y los maestres de las órdenes
Crónica de Fernando IV, cap. I, edición de ROSELL 1875, p. 94
85
1295, junio, 26; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
AHN, Códice de Orihuela, pp. 30-31: TORRES FONTES 1980, p. 4
86
1295, agosto, 3; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
Archivo Municipal de Lorca, perg. 12
391
Don Gil, obispo de Badajoz
87
1295, agosto, 3; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
ARGOTE DE MOLINA 1588, libro II, p. 165v
88
1295, agosto, 3; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 18
89
1295, agosto, 11; Valladolid
Los tutores de Fernando IV (María de Molina, el infante don Enrique) confirman al
obispo don Gil todos los privilegios que tuviera desde el emperador al presente
ACBa pergamino III nº 4: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 694ss (Copia del obispado de
Osma: LOPERRÁEZ 1788, pp. 235ss, de 18 de agosto)
90
1295, agosto, 13; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
Archivo Municipal de Murcia, pergamino nº 58
91
1295, agosto, 16; Valladolid
Es testigo de la protesta de Don Gonzalo, arzobispo de Toledo por la fuerza que se hizo
a algunos ricos hombres y prelados en las cortes. Don Gil aparece como honrado padre
BENAVIDES 1860, p. 40
92
1295, agosto, 22; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
FERNÁNDEZ Llera 1920, p. 242
93
1296, junio, 4; Toro
Confirmante de un privilegio real
MARTÍN MARTÍN 1989, p. 75
94
1296, junio, 16; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 91
392
WILLIAM S. KURTZ
95
1296, junio, 30; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 93
96
1296, octubre, 10; Valladolid
Confirmante de un privilegio real
LOPERRÁEZ 1788, p. 239
97
1296, octubre, 27; Real de sobre Paredes de Nava
Confirmante de un privilegio real
PÉREZ/ESCALONA 1772, p. 630
98
1296, octubre, 27; Real de sobre Paredes de Nava
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 103
99
1296, diciembre, 12; Real de sobre Paredes de Nava
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 112
100
1297, enero, 2; Real de sobre Paredes de Nava
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 114
101
1297, mayo, 26; Cuéllar
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 121
102
1297, septiembre, 29; Badajoz
Ferrant Yuanes de la Cámara y García Ferrandes canónigo someten al obispo don Gil
su pleito sobre un heredamiento en Malpartida
ACBa pergamino III nº 6: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 696ss
393
Don Gil, obispo de Badajoz
103
1297, octubre, 13; Toro
Confirmante de un privilegio real
BENAVIDES 1860, p. 147
104
1297, diciembre, 25; Valladolid
Los tutores de Fernando IV (María de Molina, Infante don Enrique) le confirman el
privilegio de la dehesa de la Grulla y la capacidad para dejarla en capellanías
ACBa pergamino III nº 5: SOLÍS/DURÁN 1998, pp. 695ss; BENAVIDES 1860, pp. 149-150
105
1299, mayo, 20;
Primera referencia a la iglesia de Badajoz vaga
BENAVIDES 1860 p. 191
106
1300, junio, 13; Agnani
Nombramiento de obispo de Badajoz por muerte de don Gil:
Pacensis ecclesia per obitum Aegidii episcopi vacante, et canonicis electioni futuri pastoris
per viam scrutinii procedentibus, quamplurales ex illis in Alfonsum Roderici, reliqui vero in
Johannenm dictum de Acre, ipsius ecclesiae Pacensis canonicos, direxerunt vota sua.
DIGARD 1904, p. 738, nº 3645; GAIBROIS II, p. 12
107
1300, octubre, 8; Badajoz
El espolio de este obispo pasó a Esteban Pérez Godino, alcaide por el rey Fernando
IV en el castillo de Badajoz: vos mando que cuidedes de recudir al dicho Bernal Iannes en
todas las cosas que hobiestes del obispo don Gil, e que tomastes de las prendas e derechos de
ese obispado, bien e complidament así de granado como de menudo, salvo ende aquellos que a
mi distes, de que tenedes mi carta sellada con mío sello en como los recibí de vos
BENAVIDES 1860, p. 229
108
1303 (aprox.); Ávula
En el libro becerro de visitaciones de casas y heredades o inventario de los bienes del
cabildo de Ávila, fol. 98, aparece gil dºs (Domínguez) obispo de Badajós; en el fol. 7r,
referido a la misma propiedad: gil obispo de Badajós.
AHN, Códices, L.484; BARRIOS GARCÍA 1981, pp. 423 y 229 respectivamente
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