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LA PROTECCION DE LOS TRABAJADORES EN CASO DE ACCIDENTES

Y ENFERMEDADES
GERARDO ARENAS MONSALVE1
Intervención en el IV Congreso Internacional de Derecho del Trabajo
Y de la Seguridad Social, organizado por la Fundación Universitas, en
Isla Margarita (Venezuela) del 28 de abril al 1° de mayo de 2010.

INTRODUCCIÓN

Abordar el análisis jurídico de la protección de los trabajadores en caso de accidente y


enfermedad implica tener como objeto de estudio un problema de una inmensa
complejidad, de la cual dan cuenta los amplios desarrollos normativos, jurisprudenciales y
doctrinales, tanto en el derecho interno de los países como también en el derecho
internacional del trabajo.

La razón de su importancia está dada por la presencia siempre actual de los accidentes y
las enfermedades en el trabajo, así como por la preocupación por su prevención y por la
búsqueda de adecuados mecanismos de reparación jurídica y de atenuación de sus
consecuencias en la integridad de las personas.

Tanto en el derecho del trabajo como en el derecho de la seguridad social, la manera de


abordar la protección de los trabajadores en razón de los accidentes y enfermedades en el
trabajo no sólo ha ido haciéndose más completa y rigurosa, sino que esa preocupación
protectora ha estado en el origen de muchas de las iniciativas y avances propios de estas
dos ramas del derecho.

En efecto, y sólo para hacer una mínima referencia histórica del tema, no puede olvidarse
que en los orígenes mismos del derecho del trabajo, la asignación de responsabilidad a los
empleadores por los accidentes de que fueran víctimas los trabajadores dio origen a una
forma de responsabilidad que anteriormente no conocía el derecho privado: la
responsabilidad objetiva. También debe tenerse presente que la complejidad de la
accidentalidad laboral está en los orígenes mismos del derecho del trabajo y de las
medidas que dieron origen al derecho internacional del trabajo, como se evidencia si se
recuerda que desde los primeros convenios la OIT se ocupó precisamente de los

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Magistrado del Consejo de Estado de Colombia. Profesor y tratadista de Derecho del Trabajo y de Seguridad
Social.
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accidentes y enfermedades en el trabajo y de las condiciones laborales que tienen su
fuente en el bienestar y la integridad física del trabajador.

En el presente documento, y en aras de la indispensable brevedad, se aborda el tema


desde cuatro grandes ángulos de análisis: en primer lugar, la accidentalidad laboral como
problema con múltiples facetas, esto es, como asunto de profundas consecuencias
económicas, como problema de salud del que se ocupa la salud ocupacional y la medicina
del trabajo y también como problema propio del ordenamiento jurídico. En segundo
término, y ya dentro del mundo del derecho, se estudia el problema de la accidentalidad
laboral como objeto simultáneo de protección en el derecho del trabajo y en el derecho de
la seguridad social. En tercer lugar, se examinan los ángulos jurídicos de la accidentalidad
laboral desde el ángulo preventivo y desde la perspectiva reparadora. Finalmente, se
estudia la accidentalidad como fuente de dos grandes tipos de derechos: los propiamente
prestacionales y los relativos a la responsabilidad civil.

Con estos cuatro grandes enfoques es posible suministrar una visión global de los
principales problemas jurídicos que plantea el tema de la protección de los trabajadores
en caso de accidentes y enfermedades en el trabajo.

1. LA ACCIDENTALIDAD LABORAL COMO PROBLEMA JURIDICO, ECONÓMICO Y DE LA


SALUD OCUPACIONAL

Un primer aspecto que debe abordarse es el carácter multidisciplinar del tema en estudio.
La accidentalidad laboral es simultáneamente un problema de la economía, de la salud
ocupacional y la medicina laboral y, por supuesto, del ordenamiento jurídico. Este carácter
multifacético le imprime al tema unas características especiales: Como problema
económico, plantea el impacto de la accidentalidad en la productividad y los costos que
genera al sistema económico. Como objeto de estudio de la salud ocupacional y la
medicina del trabajo, la accidentalidad y las enfermedades en el trabajo ponen de
presente aspectos como el estudio de las enfermedades profesionales, los elementos
preventivos de los accidentes y enfermedades en el trabajo, el análisis de los criterios que
deben tomarse en cuenta en la calificación de los grados de incapacidad, las prestaciones
asistenciales que deben corresponder conforme a las consecuencias orgánicas y
funcionales de tales sucesos, etc.

No obstante la importancia, y el carácter imprescindible de los insumos de las referidas


áreas del conocimiento para la dimensión jurídica del tema, es evidente que el papel del
derecho en la protección de los trabajadores frente a los accidentes y enfermedades en el
trabajo tiene una importancia superlativa, tanto desde la dimensión ético jurídica, como
desde el ángulo específico de la regulación de los derechos.
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En el plano ético jurídico, la existencia en los ordenamientos jurídicos de una protección al
ser humano que trabaja tiene una profunda connotación, como tuvo ocasión de
destacarlo, desde hace varios lustros, la Corte Suprema de Justicia de Colombia cuando
señaló en párrafo memorable que un empleador que resulte incapaz de suministrar el
mínimo de protección razonable “no puede operar lícitamente por razones de ética social,
… por cuanto el ser humano es el destinatario último de todo proceso económico, el cual
no puede adelantarse a costa de la vida y de la salud de los trabajadores” (Sala de
Casación Laboral, sentencia de septiembre 28 de 1982).

Desde el ángulo específico de la regulación normativa, resulta claro que tanto el derecho
del trabajo como el derecho de la seguridad social se ocupan, precisamente de fijar los
deberes y derechos de los sujetos de las relaciones laborales y de las entidades
administradoras de la seguridad social, con miras alcanzar el objetivo de la protección de
los trabajadores frente a los accidentes y enfermedades en el trabajo. A este aspecto se
dedica el siguiente punto del análisis.

2. ASPECTO NORMATIVO: LA ACCIDENTALIDAD LABORAL COMO OBJETO DEL


DERECHO DEL TRABAJO Y COMO OBJETO DE PROTECCIÓN EN LA SEGURIDAD
SOCIAL

La accidentalidad y la enfermedad en el trabajo fueron abordadas en los orígenes del


derecho del trabajo con un criterio eminentemente civilista: el empleador es responsable
de los accidentes laborales únicamente cuando sea “culpable” de los mismos. Fue la
posterior evolución de la nueva rama jurídica protectora del trabajo la que llegó a concebir
la protección a cargo del empleador con un criterio objetivo, en el que se dispuso que
independientemente de la existencia o no de culpa patronal, el empleador debía
responder por las prestaciones de orden asistencial y económico que se derivaran del
respectivo accidente o enfermedad.

La accidentalidad laboral, vista desde el ángulo del derecho del trabajo, plantea
importantes responsabilidades para el empleador. Las legislaciones suelen establecer
como deber primordial del empleador la obligación de protección y seguridad de los
trabajadores; también la de suministrar lugares de trabajo adecuados y equipos de
protección que garanticen en forma razonable la seguridad y salud de los trabajadores,
para lo cual la legislación establece importantes reglamentos de seguridad en los sitios de
trabajo, según la complejidad y la especialidad de la industria; también corresponde a los
empleadores prestar los primeros auxilios en caso de accidente o enfermedad y facilitar el
acceso a los servicios asistenciales correspondientes.

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En el derecho del trabajo se ha presentado una importante evolución con respecto a si
constituye responsabilidad del empleador la responsabilidad de asumir los derechos
prestacionales que corresponden al trabajador o si tales prestaciones corresponden al
sistema de seguridad social. En ese mismo contexto, los empleadores adquieren nuevas
responsabilidades con respecto a lo que se ha llamado la dinámica de la salud ocupacional,
con la obligación de fomentar comités y programas permanentes de empresa que
fortalezcan la actividad preventiva de accidentes y enfermedades en el trabajo.

3. LA ACCIDENTALIDAD LABORAL COMO PROBLEMA PREVENTIVO Y COMO


PROBLEMA REPARADOR

La protección que el sistema jurídico provee al sujeto trabajador con respecto a los
accidentes y enfermedades en el trabajo tiene dos grandes vertientes: un ángulo
preventivo y un ángulo reparador.

Desde el punto de vista preventivo, el sistema jurídico dispone los deberes y


responsabilidades con miras a evitar en los lugares de trabajo la presencia de accidentes y
enfermedades, o por lo menos a atenuar hasta el máximo posible su ocurrencia y su
impacto. Toda la legislación de la denominada “salud ocupacional” hace relación a este
ángulo preventivo de la protección, mediante dos grandes tipos de protección: En primer
lugar, una protección centrada en las condiciones físicas y ambientales de los lugares de
trabajo, que es objeto de la seguridad e higiene industrial. Y, en segundo término, una
protección centrada en la persona misma del trabajador, la cual es objeto propiamente de
la medicina preventiva y del trabajo. Ambas vertientes se complementan de tal modo que
conforman una unidad conceptual indisoluble en la protección preventiva de los
accidentes y enfermedades en el trabajo.

El otro gran ángulo de la protección del sistema jurídico es el reparador. Comprende toda
la legislación que se ocupa de los derechos de tipo asistencial y de reparación económica
que deben ser reconocidos al trabajador que ha sido víctima de un accidente o una
enfermedad originada en el trabajo.

La accidentalidad laboral, cuando es abordada como problema preventivo o como


problema reparador, registra importantes diferencias en cuanto a las características de la
protección que establece el sistema jurídico:

 En la legislación preventiva de los accidentes y enfermedades en el trabajo hay una


importante característica consistente en que constituye siempre una responsabilidad
del empleador, pues los riesgos que afectan al trabajador están presentes en el lugar
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de trabajo o en el medio ambiente en que éste debe desarrollarse. En la legislación
reparadora, por su parte, la protección puede estar fijada por el sistema jurídico a
cargo directo de los empleadores o puede haber sido asumida por el sistema de
seguridad social.

 En la legislación de prevención de riesgos, la preocupación se centra en el conjunto de


medidas orientadas a evitar a toda costa los accidentes y enfermedades, razón por la
cual el énfasis preventivo no es exclusivo de los accidentes y enfermedades laborales
sino que se ocupa también de los riesgos ajenos al trabajo que puedan afectar la
integridad física o síquica del trabajador. En la legislación reparadora, en cambio, la
protección del sistema jurídico requiere una nítida separación conceptual entre el
riesgo estrictamente laboral (el accidente de trabajo o la enfermedad profesional) y
los riesgos extra-laborales, es decir, aquellos que no tiene origen por causa o con
ocasión del trabajo.

 La prevención de los accidentes y enfermedades en el trabajo requiere de


mecanismos preventivos permanentes en los lugares de trabajo, razón por la cual la
legislación de salud ocupacional suele incluir la exigencia de comités y de programas
que en forma permanente se ocupe de evaluar las condiciones de salud de los
trabajadores y las condiciones físicas y ambientales de los lugares de trabajo. La
actividad reparadora se centra, en cambio, en la identificación de los momentos o
circunstancias en que ocurrió un accidente de trabajo se diagnostica una enfermedad
profesional, para examinar si constituye o no un auténtico evento laboral, con miras a
la fijación de las responsabilidades respectivas y los derechos específicos del
trabajador.

4. ANGULO REPARADOR: LA ACCIDENTALIDAD LABORAL COMO FUENTE DE


DERECHOS PRESTACIONALES Y COMO FUENTE DE RESPONSABILIDAD CIVIL

La accidentalidad y la enfermedad surgidas en el ámbito laboral, vistas como problema


reparador en el sentido que se ha explicado atrás, constituyen fuente de derechos para el
trabajador afectado que resulta víctima de los respectivos infortunios. El sistema jurídico
positivo suele incluir a este respecto dos tipos de derechos: los derechos de tipo
prestacional y los derechos derivados de la responsabilidad civil.

a) Los derechos prestacionales en la accidentalidad laboral

Los derechos prestacionales dispuestos por el sistema jurídico a favor del trabajador que
ha sido víctima de accidentes o enfermedades en el trabajo, constituyeron en su momento
un significativo avance del derecho del trabajo frente a los criterios clásicos del derecho
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civil. El trabajador afectado –o sus causahabientes en caso de fallecimiento- en el esquema
reparador del derecho privado, debía no solamente demostrar la culpa de su empleador
en la ocurrencia del infortunio, sino que debía igualmente demostrar y cuantificar en juicio
la magnitud del daño causado.

De este sistema reparador se pasó a uno nuevo y propio del derecho del trabajo en el cual
basta la ocurrencia del suceso –ya no hay que probar la culpa patronal- para que se cause
una reparación fijada también de antemano en la ley –con lo cual tampoco hay que probar
la magnitud del daño- con la que se pretende resarcir al trabajador. Se trata, en suma, de
un sistema de reparación objetivo, tanto desde el punto de vista de la evaluación de la
culpa como de la cuantificación del monto del daño causado, por lo cual puede también
denominarse “reparación tarifada”.

Esta modalidad de reparación admite al menos dos clasificaciones relevantes. De una


parte, puede clasificarse por el tipo de prestación (asistencial o económica), y también
respecto del sujeto responsable de la misma (el empleador o el sistema de seguridad
social).

Sobre el tipo de prestación, es decir, las diversas modalidades de las prestaciones


específicas a que tiene derecho el trabajador que ha sido víctima de un accidente de
trabajo o una enfermedad profesional, hay dos tipos definidos de las mismas: de una
parte, las prestaciones asistenciales, que son los derechos de atención en salud a que tiene
derecho el trabajador accidentado o en situación de enfermedad originada en el trabajo; y,
de otro lado, las prestaciones económicas, esto es, las reparaciones de tipo pecuniario que
debe recibir el trabajador en función del daño que se ha causado a su integridad.

Sobre el sujeto responsable, es decir, a quién corresponde el reconocimiento de las


prestaciones establecidas en la legislación, se establece que puede estar a cargo directo de
los empleadores o puede haber sido asumida por el sistema de seguridad social. Cuando la
legislación dispone que la prestación está a cargo del sujeto empleador, éste es el
responsable de su reconocimiento y pago, con los criterios objetivos a que se ha hecho
referencia antes. Cuando la prestación por los infortunios del trabajo corresponde al
sistema de seguridad social, las legislaciones asumen que se ha producido una
subrogación de una responsabilidad que en principio es patronal, y que el sistema de
seguridad social recoge con criterios de mayor protección al trabajador afiliado, razón por
la cual en las legislaciones de seguridad social, el seguro de riesgos profesionales se
financia exclusivamente con aportes patronales, sin que los trabajadores deban aportar al
mismo. La doctrina laboral ha justificado ampliamente este paso de la asignación de la
reparación del empleador a la seguridad social.

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Sea a cargo del empleador, o a cargo de la seguridad social, la reparación prestacional de
naturaleza económica está ligada a las consecuencias en la integridad del trabajador, de la
siguiente manera:

 Si el accidente o enfermedad produjeron incapacidades temporales, las


prestaciones suelen consistir en subsidios que cubren los salarios que se dejan de
percibir por el hecho de la incapacidad.

 Si se producen incapacidades definitivas, las prestaciones consisten en


indemnizaciones o pensiones, según la magnitud de la afectación de la integridad
física del trabajador.

 Si se produce la pérdida de la vida, las prestaciones comprenden igualmente el


reconocimiento de indemnizaciones o pensiones a favor del núcleo familiar del cual
dependía el trabajador fallecido. Adicionalmente las legislaciones suelen
contemplar ayudas para gastos exequiales.

b) La responsabilidad civil en la accidentalidad laboral

Pese a que el sistema jurídico construyó las tesis basadas en la responsabilidad objetiva
para la reparación de los riesgos laborales, las legislaciones mantuvieron las acciones de
responsabilidad civil por los mismos riesgos, siempre que la culpa en la ocurrencia del
mismo pueda imputarse al empleador, por su negligencia en la prevención de accidente o
la enfermedad.

Se trata, como ha señalado De Buen, de un cierto regreso a la teoría de la culpa, pero no


para exigirla como requisito para conceder la protección, sino como un complemento de la
responsabilidad objetiva, cuando se comprueba esa culpa o negligencia del empleador en
la ocurrencia del siniestro laboral del cual es víctima el trabajador.

Para que dicha responsabilidad civil pueda causarse, la doctrina y la jurisprudencia señalan
la exigencia demostrativa de los cuatro elementos de la responsabilidad civil:

 Un hecho: que lo constituye el accidente de trabajo o la enfermedad profesional.

 Un daño: consistente en la afectación de la integridad del trabajador o la pérdida


de su vida.

 La culpa patronal: basada en la negligente prevención de los riesgos por parte del
empleador.

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 Un nexo de causalidad: consistente en que el actuar culpable haya sido la causa
efectiva del daño.

Múltiples debates doctrinales plantea la responsabilidad civil en la accidentalidad laboral.


Para registrar brevemente los más relevantes, se propone la siguiente tipología:

 Uno de los debates se da en torno a si la culpa patronal puede verse neutralizada por
la presencia de la culpa del trabajador como víctima. La solución que parece más
apropiada es la que señala que la culpa grave de la víctima equivale a una provocación
deliberada del accidente, razón por la cual se la puede tratar como un problema de
compensación de culpas; en cambio, si se trata de culpa leve del trabajador, se estima
que no habría lugar a disminución alguna de la responsabilidad del empleador
culpable, dado que el grado de culpa del trabajador equivaldría simplemente a la
denominada “imprudencia profesional”, es decir, que se asume como los descuidos en
la protección en que incurre el trabajador por el exceso de confianza y familiaridad con
el riesgo respectivo.

 Otro interesante debate que surge en torno a la responsabilidad por culpa patronal, y a
los elementos de la misma, se plantea con respecto a si ésta se predica exclusivamente
del contrato de trabajo o si pueden utilizarse esas mismas categorías con respecto al
vínculo de empleo público. Sobre este punto la consideración más generalizada
plantea que, en principio, la reparación plena es también aplicable al vínculo público, y
que lo que se produce en estos casos es una situación de responsabilidad
extracontractual del Estado, en la cual la víctima o sus causahabientes tienen derecho
a la reparación plena del perjuicio.

 También se discute si el reconocimiento de la responsabilidad plena supone que deban


descontarse de la misma los derechos prestacionales que se hayan reconocido. Aquí
las tesis jurídicas contienen argumentaciones importantes en ambos sentidos. Muchos
sostienen que de la responsabilidad plena se debe descontar el reconocimiento
prestacional, por aplicación del principio del non bis in idem, esto es, la prohibición de
sancionar doblemente por la misma causa. La otra tesis sostiene que se trata de
responsabilidades separadas, en especial cuando los derechos prestacionales son
reconocidos por el sistema de seguridad social y la reparación plena corresponde
directamente al empleador, lo que justifica que ambas formas de reparación puedan
concederse simultáneamente.

 Otros debates surgen, ya en sede judicial, en torno a la manera como debe


cuantificarse el daño sufrido por el trabajador en la reparación plena. Aquí hay
complejos asuntos en torno al valor económico del lucro cesante en los casos de
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invalidez o pérdida de la vida. También hay serias discusiones con respecto a la manera
de cuantificar el daño moral en estos mismos eventos.

Estos aspectos, y muchos otros, conforman los análisis más relevantes en torno al
complejo tema de la responsabilidad civil en la accidentalidad laboral, y ponen de
presente la complejidad de este interesante asunto.

BIBLIOGRAFÍA

 Arenas Monsalve, Gerardo: Los riesgos de trabajo y la salud ocupacional en Colombia. Segunda edición,
Legis, Bogotá, 1991.
 Arenas Monsalve, Gerardo: El derecho colombiano de la seguridad social. Segunda edición, Legis,
Bogotá, 2007.
 Autores varios: El arte de los riesgos profesionales. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Procuraduría General de la Nación. Imprenta Nacional, Bogotá, 2002.
 De Buen Lozano, Néstor: Derecho del Trabajo. Tomo I. Quinta edición. Ed. Porrúa, México, 1984.
 Gil Botero, Enrique: Responsabilidad extracontractual del Estado. Cuarta edición. Grupo Editorial Ibáñez,
Bogotá, 2010.
 Oficina Internacional del Trabajo: La prevención de los accidentes. México, D. F., Alfaomega, 1992.

 Plá Rodríguez, Américo: Estudios de la seguridad social. Fundación de Cultura Universitaria,


Montevideo, 1999.

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