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Expediente: AP11-V-2016-001282

CIUDADANO (A)
JUEZ TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL, DEL
TRANSITO Y BANCARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL AREA
METROPOLITANA DE CARACAS.
SU DESPACHO.-
Expediente: AP11-V-2016-001282
Quien suscribe, RODOLFO LUIS QUIJADA MARVAL, de nacionalidad
venezolana, titular de la cédula de identidad Nº V-5.083.706, abogado en ejercicio, de este
domicilio, inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el número de
matrículas Nº 82.529; actuando en este acto como apoderado judicial de WALDEMAR
ANTONIO NUÑEZ LOPEZ, venezolano, mayor de edad, hábil en derecho y titular de la
cédula de identidad No. 6.963.072, ante su competente autoridad ocurro con el objeto de
solicitar “MEDIDA DE SECUESTRO” del bien inmueble objeto del presente
procedimiento INTERDICTAL RESTITUTORIO Instado por Despojo total del
referido bien esencia del presente litigio, a tal efecto expongo lo siguiente:
Ciudadano Juez de Instancia ante su digna autoridad y con el debido respeto
ocurro; instando el “deber jurisdiccional” de los Órganos de Administración de Justicia
de tener como directriz la sujeción de su actuar conforme a la Carta Magna, acorde al
artículo 7 eiusdem, consolidando así un “Estado Democrático y Social, de Derecho y de
Justicia” dispuesto en el artículo 2 ibídem. Y sobre la base de ello, en referencia a los 21,
25, 26, y 49, numerales 1º y (8vo), 51 y 257; todos de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, relativos a LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA, DEBIDO
PROCESO, A LA DEFENSA, DE PETICIÓN, DE OPORTUNA Y ADECUADA
RESPUESTA; y en prosecución de la Sentencia N° 2821, del 28 de Octubre del 2.003;
con carácter vinculante de Sala Constitucional de nuestro Tribunal Supremo de
Justicia; que innova una nueva figura que da “LUGAR A LA NULIDAD” de los actos
procesales inválidos denominado “DESORDEN PROCESAL” que se reconoce como
una figura que resulta nociva para orden público y la administración de justicia del
país; debido a la ANARQUÍA PROCESAL que consiste según el novedoso criterio
jurisprudencial; en la subversión del proceso en un sentido judicial y legal instituyéndose
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con carácter vinculante la exigencia de los correctivos necesarios por parte de Juez de
la Causa; para el saneamiento de los vicios constitucionales que generaron en
presente asunto una justicia ineficaz; opaca y perjudicial al derecho a la defensa.

De lo expuesto anteriormente se deduce que, al estar el Juez o Jueza ante una


violación de Principios Constitucionales y legales; debe decretar los correctivos
indispensable de “acuerdo a la pretensión de los justiciables, ello en obsequio a la
primacía de los valores y principios constitucionales” que se encuentran en un estamento
superior a las formalidades procesales; para un mayor discernimiento corresponde a esta
Defensa Técnica proceder a discurrir sobre un tema de trascendental importancia para el
sistema jurídico universal como es la “TUTELA JUDICIAL EFECTIVA” y al respecto
observa que el artículo 26 de la Constitución vigente, consagra de manera expresa el
derecho a la Tutela Judicial Efectiva, conocido también como la garantía jurisdiccional, el
cual encuentra su razón de ser en que la justicia es, y debe ser, tal como lo consagran los
artículos 2 y 3 eiusdem, uno de los valores fundamentales presente en todos los aspectos de
la vida social, por lo cual debe impregnar todo el ordenamiento jurídico y constituir uno de
los objetivos de la actividad del Estado, en garantía de la paz social. Es así como el Estado
asume la administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que puedan surgir
entre los administrados o con la Administración misma, para lo que se compromete a
organizarse de tal manera que los mínimos imperativos de la justicia sean garantizados y
que el acceso a los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, en
cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados es así que el DERECHO A
LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA, de amplísimo contenido, comprende el derecho a
ser oído por los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, es decir,
NO SÓLO EL DERECHO DE ACCESO SINO TAMBIÉN EL DERECHO A QUE,
CUMPLIDOS LOS REQUISITOS ESTABLECIDOS EN LAS LEYES ADJETIVAS,
LOS ÓRGANOS JUDICIALES CONOZCAN EL FONDO DE LAS
PRETENSIONES DE LOS PARTICULARES Y, MEDIANTE UNA DECISIÓN
DICTADA EN DERECHO, DETERMINEN EL CONTENIDO Y LA EXTENSIÓN
DEL DERECHO DEDUCIDO, de allí que la vigente Constitución señale que no se
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sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que el proceso


constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia (artículo 257). En
un Estado social de derecho y de justicia (artículo 2 de la vigente Constitución), donde se
garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones
inútiles (artículo 26 eiusdem), la interpretación de las instituciones procesales debe ser
amplia, tratando que si bien el proceso sea una garantía para que las partes puedan ejercer
su derecho de defensa, no por ello se convierta en una traba que impida lograr las garantías
que el artículo 26 constitucional instaura. (Vid. Sentencia de la Sala Constitucional N° 708
de fecha 10 de mayo de 2001 con ponencia del Magistrado Emérito Jesús Eduardo Cabrera
Romero).

Así las cosas, doctrinariamente la tutela judicial efectiva ha sido tratado


por catedráticos como Pico I Junoy (1997) quien argumentó que el derecho a la
tutela judicial efectiva comprende -palabras del Tribunal Constitucional Español-
un contenido complejo que incluye los siguientes aspectos: el derecho de acceso a
los tribunales; el derecho a obtener una sentencia fundada en derecho congruente;
el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales; y el derecho al recurso
legalmente previsto.

Por su parte, Carroca (1998) expresa que la tutela judicial efectiva


garantiza: la posibilidad de acceder a los órganos jurisdiccionales iniciando un
proceso; la obtención de una sentencia motivada que declare el derecho de cada
una de las partes; la posibilidad de las partes de poder interponer los recursos que
la ley provea; y la posibilidad de obtener el cumplimiento efectivo de la
sentencia.

No menos importante, considera esta Defensa Técnica señalar que


nuestro ordenamiento jurídico constitucional descansa sobre las bases del Estado
Social de Derecho y de Justicia (rectius artículo 2 de la Carta Política) y en este
sentido se ha pronunciado la Sala Constitucional en sentencia líder N° 85 de
fecha 24 de enero de 2002, recaída en el caso ASODIVIPRILARA, con ponencia
del Magistrado Emérito Jesús Eduardo Cabrera Romero, donde explica el paso
trascendental que existe del Estado Liberal Burgues al Estado Social de Derecho
y de Justicia, privando en este caso, la obtención de la justicia material, por sobre
la justicia formal, abriendo con ello las puertas a soluciones novedosas, lo cual
demanda de los Órganos Adminstradores de Justicia una acción proactiva e
intervencionista dirigida a garantizar los derechos humanos de los justiciables.

En tal sentido, el derecho debe ser interpretado de manera dinámica,


dentro del contexto social y el carácter normativo establecido dentro de un Estado
Social de Derecho y de Justicia, concluyendo de manera indefectible que uno de
los fines esenciales del Estado constituye la dignidad de la persona humana, no
entendiendo a los individuos de manera individual, abstractos, separados de la
realidad social del país, sino que tal y como se establece en el preámbulo de
nuestra Carta Magna, la misión primordial del Estado la constituye la justicia, que
es un valor esencial en la nueva forma del Estado, es decir “ir en busca de la
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justicia material sobre la justicia formal ya no debe entenderse únicamente como


justo lo que expresa la ley en sentido estricto y restringido”, por cuanto la
función del derecho no es otra sino mejorar y renovar progresivamente el sistema
jurídico.

Pues es claro que, el Derecho “tiene materia, contenido, sustancia;


materia de las que están hechas las necesidades del hombre que, convertidas en
normas jurídicas, constituyen los derechos reconocidos por el ordenamiento
jurídico positivo. De igual manera, el Derecho se evidencia en la materialización
de la justicia esta debe considerar a la sociedad humana como un cuerpo vivo y a
los sujetos que la conforman como personas reclamantes de derechos por su
dignidad más allá de los consagrados en el sistema jurídico positivo;
comprendiendo que la reivindicación de estos derechos para mantener la vida
digna viene ocasionada de manera primaria por los que padecen la injusticia, por
aquellos que no gozan de la materialidad de su derecho aunque formalmente
estén reconocidos en los ordenamientos jurídicos positivos.”

En la concluyente aplicabilidad del criterio Jurisprudencial anteriormente señalado


al caso de marras, muy respetuosamente solicita esta defensa técnica que el presente escrito
sea valorado y decidido en todas y cada una de sus partes por el Operador de Justicia;
garantizando con ello el derecho y garantía constitucional de la tutela judicial efectiva
dentro del marco de un Estado Social de Derecho y de Justicia, en este orden de ideas, paso
a señalar de igual forma la nueva figura que da lugar a la nulidad de los actos procesales
conocida como “DESORDEN PROCESAL” haciéndose necesario indicar que, los jueces
deben respetar el orden consecutivo legal y el principio de preclusividad de los actos
procesales y al no respetarse dichas máximas se incurre en un verdadero desorden procesal
violentando así el Debido Proceso de Rango Constitucional. Es por ello que, a los fines
didácticos, es conveniente resaltar a los Jueces de Instancia que cuando el artículo 2 de la
Carta Política de 1.999, indica que Venezuela se constituye en un Estado Social y de
Derecho, nos está señalando a los Órganos del Poder Público, que todas las disposiciones
tienen que interpretarse conforme a los lineamientos generales de esa Constitución
(Artículo 7 Ejusdem, que consagra el principio de Supremacía Constitucional); bajo tal
lineamiento “Lato Sensu”, se encuentra la garantía jurisdiccional del Debido Proceso,
consagrada en el Artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
que establece que el Debido Proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales.

Al respecto, el caso sub examine se configuró un desorden procesal en los términos


que, esta S., en sentencia No. 1107, dictada el 22 de junio del 2001 (caso: J.R.A.P., asentó:
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...el juez, como encargado de regular las actuaciones procesales,


tiene como obligación la observancia y cumplimiento de la noción del
debido proceso, entendido como aquel proceso que reúna las garantías
indispensables para que exista tutela judicial efectiva. Esta noción le
prohíbe al Juez, SUBVERTIR EL ORDEN PROCESAL, ES DECIR
SEPARARSE DEL PROCEDIMIENTO ESTABLECIDO
EXPRESAMENTE EN LA LEY…(mayúscula, negrilla y subrayado
quien suscribe)

Por otra parte, esta misma Sala en sentencia 2821, del 28 de octubre de 2003 (caso:

J.G.R.B., señaló:

“…Motiva el fallo impugnado la existencia de un ‘desorden procesal’,


figura no prevista en las leyes, pero que puede existir y resultar nociva
para las partes y hasta para la administración de justicia.

En sentido estricto el desorden procesal, consiste en la subversión


de los actos procesales, lo que produce la nulidad de las actuaciones, al
desestabilizar el proceso, y que en sentido amplio es un tipo de anarquía
procesal, que se subsume en la teoría de las nulidades procesales.

S. sensu, uno de los tipos de desorden procesal no se refiere a una


subversión de actos procesales, sino a la forma como ellos se documenten.
Los actos no son nulos, cumplen todas las exigencias de ley, pero su
documentación en el expediente o su interconexión con la infraestructura
del proceso, es contradictoria, ambigua, inexacta cronológicamente, lo
que atenta contra la transparencia que debe regir la administración de
justicia, y perjudica el derecho de defensa de las partes, al permitir que al
menos a uno de ellos se le sorprenda (artículos 26 y 49 constitucionales).

Se trata de situaciones casuísticas donde el juez, conforme a lo


probado en autos, pondera su peso sobre la transparencia que debe
imperar siempre en la administración de justicia y sobre la disminución
del derecho de defensa de los litigantes y hasta de los terceros interesados,
y corrige la situación en base a esos valores, saneando en lo posible las
situaciones, anulando lo perjudicial, si ello fuere lo correcto.

Otro tipo de desorden procesal, ocurre cuando sobre un mismo


tema decidendum, existen varios procesos inacumulables, sustanciándose
por separado varias causas conexas que en cierta forma incide la una
sobre la otra, instruidas por procedimientos distintos, que puedan provenir
de acciones diversas (ordinarias, especiales, amparos, etc.).

Esta profusión de causas, con sentencias contradictorias, y por


ello inejecutables provenientes de los diversos juicios, conlleva a la
justicia ineficaz; y ante tal situación –igualmente casuística- un
Tribunal Superior capaz de resolver un conflicto de competencia
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entre los jueces involucrados que conocen los distintos procesos, debe
ordenar y establecer los procesos, señalando un orden de prelación de
las causas en cuanto a su decisión y efectos, pudiendo decretar la
suspensión de alguna de ellas, así como la liberación de bienes objeto
de varias medidas preventivas surgidas dentro de las diversas causas.
Se trata de una orden judicial saneadora, que atiende al
mantenimiento del orden público constitucional, ya que la situación
narrada atenta contra la finalidad del proceso y la eficacia de la
justicia.

Dentro de esta categoría de desorden procesal, puede incluirse el


caso en que las apelaciones sobre varias decisiones que se dictan en un
proceso y que tienen entre sí relación, AL SER OÍDAS SE ENVÍEN A
DIFERENTES JUECES DE ALZADA, SURGIENDO LA
POSIBILIDAD DE FALLOS CONTRADICTORIOS, o de lapsos que
pueden correr ante tribunales distintos, haciendo que coincidan en el
mismo día y hora, actos a realizarse en la alzada.

Los dos tipos reseñados requieren que el proceso sea ordenado,


sea saneado en sus vicios constitucionales que conducen a la justicia
ineficaz, opaca y perjudicial al derecho de defensa.

Ahora bien, los correctivos del desorden procesal, solo pueden


utilizarse –tanto de oficio como a petición de parte, ya que el desorden
también perjudica al sentenciador- cuando objetivamente conste en autos
o en la audiencia tal situación, hasta el punto que ella puede fijarse
válidamente como fundamento de la nulidad o de la orden saneadora..”

De tal forma que, a juicio de esta defensa técnica en el presente caso se subvirtió el
orden procesal, trayendo como consecuencia una clara violación de los Derechos
Constitucionales denunciados…pues se ignoró un procedimiento previamente establecido
por la Ley, imprescindible para el ejercicio seguro y efectivo de los derechos de la parte
actora en este caso en particular; de loanteriormente expuesto debemos traer a colación la
decisión sobre este particular del JUZGADO SUPERIOR SÉPTIMO EN LO CIVIL,
MERCANTIL DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DE ÁREA
METROPOLITANA DE CARACAS, sobre la apelación ejercida por esta defensa técnica
en contra el auto emanado en fecha 30 de marzo del 2017, por este Juzgado TERCERO
DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL, MERCANTIL, DEL TRANSITO Y
BANCARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL AREA
METROPOLITANA DE CARACAS; cual niega la medida; preponderando que este
Juzgado Superior declara CON LUGAR; “revocando” el referido fallo y reponiendo
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la causa en apego a lo enmarcado en el artículo 699 de Código de procedimiento Civil;


Estableciéndose en resguardo de mi representado que la medida de secuestro aquí tratada
“NO” es de la que hace referencia el procedimiento cautelar contenido en los artículos 585
al 603 de la Ley Adjetiva Civil; sino una modalidad especial del mismo solo ejecutable
en este especifico procedimiento previsto en el artículo 699 eiusdem; reiterando que;
al este Juzgador de Instancia admitir el interdicto de despojo, poseía la pruebas
suficiente graves y concordante del derecho reclamado por querellante.

PETITORIO.

PRIMERO: ADMITA la presente solicitud en el estable requerimiento Constitucional


de subsanación del proceso; ejerciendo los correctivo necesarios de los indistintos
vicios que se deben corregir en la presente causa y que perturbaron indefectiblemente
la estabilidad de un eventual Juicio Interdictal de Despojo Publico Oral; instando con
la urgencia que el caso amerita el restablecimiento de la situación jurídica infringidas a mi
patrocinado WALDEMAR NÚÑEZ LÓPEZ; del evidente contexto de indefensión
ocasionado por la apremiante ruptura de Orden Publico Constitucional y Legal en el
presente asunto ; lo cual configura una inejecución evidente de la ley procesal y por ende
una irregularidad del proceso que constituye un defecto de actividad o de construcción
(error in procedendo), siendo que la propia Constitución y Ley prevé las consecuencias de
dichas infracciones a las normas en cuya observancia están implicados el Orden Público
asimismo decrete la MEDIDA DE SECUESTRO solicitada dentro de los márgenes de
la legalidad establecidas en el e articulo 699 de Código de procedimiento Civil;

Es Justicia, que esperamos en la ciudad de Caracas, a la fecha de su


presentación.-

_________________________________________
RODOLFO LUIS QUIJADA MARVAL.

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