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México: nación multicultural

¿La cultura mexicana pertenece a la cultura occidental? ¿Qué es lo constitutivo de la cultura mexicana?

La conformación de la identidad nacional

En distintos periodos de la historia de México se han dado intentos por sumarnos a la cultura occidental y
convertirnos en una nación “moderna”. Quizá una de las más significativas sea el Porfiriato. Durante el largo
mandato de Porfirio Díaz, hubo la explícita intención de abrir la cultura mexicana a la cultura occidental. Obras
monumentales en todo el país dan cuenta de ello. Pero el proyecto de modernización porfirista no se redujo a
edificios, sino que pretendió la total occidentalización de la cultura mexicana, con implicaciones tanto en
aspectos aparentemente nimios de la vida urbana, como en el diseño de la política social del régimen
porfirista.

Consecuente con su política artística y cultural, la política social de Díaz tendió a negar las culturas
autóctonas, considerando al indígena sólo como factor de producción, pero no como punto de partida par la
construcción de una identidad nacional. En el proyecto porfiriano, cargado de positivismo, existía la idea de
que la debilidad política y social de México en buena medida se debía a la inferioridad del indígena, tanto en
su aspecto racial como cultural. México, si quería progresar, debía olvidarse de las culturas autóctonas que,
desde la óptica de los científicos, estaban destinadas a desaparecer como parte del proceso evolutivo natural
de la humanidad.

En contraste con el Porfiriato, el periodo que siguió a la Revolución Mexicana estuco marcado por una
intención de diferencias la cultura mexicana de la europea. Se trataba de construir una identidad propia, que
nos diera un justo lugar en el mundo, no como apéndice de occidente, sino como cultura única y propuesta
específicamente mexicana. Pero, ¿a partir de qué podía construirse esa identidad? José Vasconcelos
consideraba que era el mestizaje nuestra característica escancia y, por lo tanto, el punto de partida obligado
para la construcción de una identidad nacional.

Así, en el periodo posterior a la Revolución hubo un esfuerzo orientado a construir la identidad


nacional a partir del mestizaje y el sincretismo característico de nuestra cultura. Este nuevo proyecto de
reconciliación cultural buscaba recuperar la tradición indígena como fundamento de la identidad nacional y al
mismo tiempo procuraba la integración del país mediante la superación de las particularidades culturales de
los diferentes grupos nacionales.

Por un lado, se recuperaron diversos elementos culturales de las distintas regiones y se les dio una
amplia proyección nacional e internacional, y por otro, se negó la posibilidad de un verdadero
multiculturalismo y las identidades regionales tendieron a sacrificarse a favor de la unidad cultural de la
nación.

José Vasconcelos fue el principal promotor de este movimiento comúnmente llamado nacionalismo
revolucionario, que incluyó una amplia difusión de las artes y un ambicioso proyecto educativo. Durante su
gestión, impulsó un plan educativo que incluía la alfabetización masiva hasta en los últimos rincones del país.
Esta campaña no contemplaba, sin embargo, un aprecio por las lenguas indígenas, su única intención era
castellanizar a toda la población. Vasconcelos consideraba que primero todos debíamos asumirnos como
mexicanos y que las diferencias regionales tendrían que relegarse a un segundo plano a favor de la unidad y la
identidad nacional.

Otro aspecto trascendente de la gestión vasconcelista fue el gran apoyo al desarrollo de las artes
pictóricas, en especial al muralismo. Vasconcelos pensaba que el arte cumplía una función vital en el destino
de México y su propósito era predominantemente social, de ahí la promoción de un arte monumental,
público, fuera de los museos, al alcance de todos.

El muralismo debía cumplir también una función social específica: acelerar el proceso revolucionario
mediante la educación e la población en determinada interpretación de la historia de México, la creación de
nuevos mitos y héroes, y la difusión de los ideales que se desprendían del movimiento armado. En suma, el
proyecto cultural de la Revolución Mexicana tendió a construir una identidad nacional que fincara sus raíces
en el mestizaje y rescatara y enaltecer nuestra herencia indígena como elemento diferenciador de la cultura
mexicana. Sin embargo, no hubo un ánimo por conservar las culturas indígenas, pues el objetivo final era la
creación de un México unido a partir del sincretismo cultural y no de un mosaico de diversas culturas
regionales.

La diversidad nacional y las diversas formas de expresión cultural

Si durante el Profiriato se adoptó la posición de que la cultura mexicana debía asimilarse a la cultura occidentl
y en el periodo posrevolucionario se impulsó la construcción de una identidad que rescatara y enalteciera lo
genuinamente mexicano, ¿cuál crees que sea la tendencia actual en cuanto a nuestra identidad nacional?

Sobre este tema, como suele suceder, hay dos corrientes y algunos desacuerdos. El levantamiento del
Ejército Zapatista de la liberación (EZLN), en 1994, puso de relieve las precarias condiciones de vida de la
población indígena mexicana. Después de sólo unas semanas de hostilidades, se inició una larga negociación
entre el EZLN y el gobierno federal con la intención de resolver el conflicto. Este proceso desembocó, dos años
después, en la firma de los Acuerdos de San Andrés y en 2001 en la reforma del artículo segundo
constitucional que aborda la cuestión de la autonomía y la libre determinación de los pueblos indígenas.
Al poner en evidencia las condiciones de vida de las comunidades indígenas y las demandas de
autonomía de los pueblos, detonó una discusión sobre la naturaleza multiucultural de México y cómo
debemos responder ante la diversidad cultural.

Hay quienes, con la idea del respeto la libre determinación de los pueblos y el estricto respeto a la
diversidad cultural, consideran que México debe asumirse como país multucultural en que cada pueblo o
comunidad se rija por sus propias reglas, en respecto a sus particularidades culturales y formas tradicionales.
Sin embargo, en ocasiones estos usos y costumbres contravienen las disposiciones y leyes federales, lo que
ocasiona un debate aún más profundo sobre el orden que debe prevalecer.

También hay quien esgrime el argumento de que todos somos mexicanos y debemos regirnos por las
mismas leyes, aunque a veces se atente contra las costumbres y formas culturales de los distintos pueblos que
conforman la nación.

El debate en torno a estos temas no es sencillo e involucra cuestiones relacionadas no sólo con
la riqueza cultural, que supone la multi e interculturalidad, sino también con aspectos legales y, lo más
importante, con distintas concepciones de la justicia.

Tarea

Hacer un resumen en el cuaderno y titularlo: “México: nación multicultural”.

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